No está funcionando la estrategia occidental y del Papa Francisco.

Los terroristas están en el patio trasero, haciendo llamadas al combate violento que occidente no quiere comprender, porque se niega a considerar que son parte del Islam, sin embargo la más prestigiosa institución académica del mundo islámico se niega a declarar ‘no musulmanes’ a los militantes del Estado Islámico.

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El ISIL está explotando esa debilidad occidental del discurso políticamente correcto, y trata de convertir las ciudades europeas en un pedazo de Siria o Irak, con escenas de rehenes, decapitaciones, asaltos sexuales, llamadas a la jihad y a golpear a las naciones que bombardean al Estado Islámico.

En el ataque de Sydney la semana pasada eso quedó claro, así como la negativa de los musulmanes moderados de no jugarse a fondo y desprenderse de estos terroristas como parte del Islam.

Los terroristas de cosecha propia, los lobos solitarios que responden a la llamada del Estado Islámico y se radicalizan por internet o en las mezquitas, son una amenaza cada vez más real en el frente interno occidental.

LOS SUCESOS DE AUSTRALIA

A la mañana del lunes 15 (hora de Australia) una bandera negra de la jihad apareció en la ventana de un Café de Chocolate Lindt, en el centro de Sydney, Australia.

Un fanático que amenazó con una escopeta en la mano y bombas había copado el local. El asedio duró dieciséis horas y tras el fracaso de las negociaciones, la policía australiana entró por la fuerza al local y el terrorista fue muerto, resultando muertas otras tres personas.

¿Qué era lo que quería Haron Monis, el terrorista?

Les pidió a los rehenes producir vídeos cortos para afirmar que el incidente fue un ataque ISIL y que los medios de comunicación cubrieran el hecho de que el ataque fue inspirado por el ISIL. Exigió en repetidas ocasiones el acceso a una estación de radio para exponer sus puntos de vista.

Un mensaje de Facebook hecho por una de las víctimas declaró que

«El hombre quiere que el mundo sepa que Australia está siendo atacada por el Estado Islámico».

Monis también exigió que se pusiera una bandera ISIL en la cafetería, la bandera clásica negra escrita en blanco con la shahada, que los rehenes pusieron en la vidriera de Lindt.

haron monis predicando

EL SECUESTRADOR

El secuestrador, el iraní Haron Monis, estaba en Australia desde 1996, cuando se le concedió asilo político. Era considerado un Ayatola.

Tenía fuertes antecedentes criminales, predicaba la jihad y era considerado un activista de la comunidad musulmana local.

Se le estaba investigando desde el año 2013 por el asesinato de su ex esposa y fue detenido por varios asaltos sexuales. Estaba en libertad bajo fianza.

Era un musulmán chiita que se había convertido en sunita recientemente, pero que también se decía experto en numerología, magia negra, meditación y curación espiritual. Parte de sus clientas habían sido agredidas sexualmente por él.

En 2002 había enviado cartas a las familias de los caídos australianos en Afganistán con insultos por lo cual fue condenado a 300 horas de servicio comunitario. Y atacaba a los políticos en las redes sociales.

A pesar que se le consideraba un «jeque» radical fue capaz de armarse con una escopeta y tomar la cafetería en el centro de Sydney.

En 2008, el líder chiíta de Australia, Kamal Mousselmani, instó a la policía federal a investigarlo.

No cabe duda que se trata de un musulmán, que estaba vinculado a la comunidad musulmana, que apoyaba al Estado Islámico y la jihad, y que tenía profusos antecedentes criminales.

EL RECURSO DE MIRAR PARA OTRO LADO

Sin embargo los principales medios de comunicación ahora parece estar interesados en enfatizar la narrativa que Monis era un «lobo solitario», una «figura aislada» y «no tenía vínculos conocidos con grupos jihadistas» y era un «enfermo e inestable».

Su historia y sus declaraciones y demandas abiertamente políticas durante el asalto a la cafetería se han ignorado por completo. De un terrorista que exigía hablar con el primer ministro, que colocó una bandera de ISIL, y que pedía a los rehenes que los medios de comunicación anunciaran que era un ataque del ISIL, se pasó a retratar a Monis como una «figura aislada» que no tenía motivaciones políticas reales.

Incluso el primer ministro Tony Abbott ha declarado que no sabe cuáles eran sus intenciones, mientras que unos pocos cientos de metros de su casa, en Lindt, ondeaba la bandera negra de la jihad.

Posiblemente no tuviera una célula y no tuviera una historia de entrenamiento en Pakistán, Afganistán, en el Cáucaso o en los campos de batalla de Siria e Irak, pero se inserta en una nueva red global de los jihadistas, construida sobre actividades solitarias y propagándose en los medios de comunicación sociales.

Pero decir que «no tiene nada que ver con la ISIL» es incorrecto, porque si bien quizás no reciba órdenes directas del Estado Islámico, sin duda ha respondido al llamado de golpear a occidente que realizó el califato.

También el Gran Mufti de Australia, que es la máxima autoridad musulmana en el país, trató de restar importancia a cualquier connotación política o islamista declarando que se trataba de un ataque «criminal».

Leyendo la historia principal en la página web de la BBC sobre el asalto a la cafetería es sorprendentemente como evitan mencionar las palabras islam, islámico, islamistas, musulmanes, o cualquier derivación.

The New York Times, habla de un «hombre armado», y recién en el párrafo 11 insinúa que hizo colgar una bandera similar a la que utilizan los terrorista musulmanes.

Y la historia principal de The Guardian se refiere a él como un «pistolero» y recién en el párrafo 24 habla sobre la bandera, que lo vincula indirectamente con el credo musulmán.

drapeau-jihad

LA APROPIACIÓN DE LA SHAHADA

De esta forma la bandera del ISIL con la shahada es lo que para los medios del sistema vincula indirectamente a Monis con el mundo musulmán.

«Soy testigo de que no hay más dios que Alá, y Mahoma es su profeta».

Esta es la profesión de fe musulmana y es el más importante de los cinco pilares del Islam. Pero también es la inscripción que tiene la bandera negra del Estado Islámico.

Grupos de musulmanes en Australia salieron a aclarar:

«Recordamos a todos que la inscripción en árabe en la bandera negra no es representativa de una declaración política, sino que reafirma un testimonio de fe, que ha sido objeto de apropiación indebida por personas equivocadas que representan a nadie más que a sí mismos».

De este modo alejan a Monis de actuar por el llamado del Estado Islámico.

Pero la realidad es que la shahada es tanto una afirmación religiosa como un símbolo político.

En los primeros días del Islam, cuando Mahoma iba de puerta en puerta tratando de persuadir a los politeístas a abandonar sus ídolos, les invitaba a aceptar que no había más Dios que Alá y que él era el mensajero de Alá.

Después de 10 años de este tipo de persuasión, Mahoma y su pequeño grupo de creyentes se instalaron en Medina y desde ese momento la misión de Mahoma adquirió una dimensión política.

Los incrédulos que eran invitados a someterse a Alá, después de Medina fueron atacados si se negaban. Si eran vencidos, se les daba la opción de convertirse o morir. Para los cristianos y los judíos, un pueblo respetado como Gente del Libro (la Biblia) había una tercera opción, que era pagar un impuesto.

Ningún símbolo representa más el alma del Islam que la shahada. Pero hoy en día hay un concurso dentro del Islam sobre a quién pertenece y que significa.

¿Es más representativa de los musulmanes que quieren enfatizar los años de Mahoma en La Meca o de aquellos que se inspiran en sus conquistas después de Medina?

Millones de musulmanes que se identifican con el Mahoma de La Meca, son desafiados cada vez más por los que quieren recrear la versión política del Islam nacido en Medina.

Esto no lo comprende occidente, porque no conciben un movimiento religioso y político a la vez, con un sector muy grande pacifista que sin embargo no se atreve a expulsar a los violentos.

LA LLAMADA DEL ISIL

De lo que no puede dudarse es que el «solitario» terrorista australiano respondió a la llamada a las armas de septiembre del Estado Islámico.

musulman con bandera del estado islamico

 

Después de prometer «la conquista de Roma, y romper sus cruces, vamos a hacer esclavas a sus mujeres», el portavoz del Estado Islámico, Abu Muhammad al-Adnani también pidió explícitamente a todos los musulmanes que viven en Occidente:

«Si se pueden matar a un incrédulo americano o europeo, o a un despreciable y sucio francés o australiano o canadiense, o a cualquier otro infiel que viva en una nación infiel, que desató la guerra, incluyendo a los ciudadanos que entraron en la coalición contra el Estado Islámico, confíen en Alá, y mátenlos por todos los medios y los métodos posibles. No esperen el consejo, no busquen la aprobación de nadie. Maten a los infieles, sean militares o civiles, ya que responden a la misma ley. Ambos son infieles. Ambos son considerados culpables de hacer la guerra».

Al-Adnani, hizo una promesa clara:

«Van a pagar un alto precio cuando ustedes caminen por la calle, mirando a su alrededor por miedo a los musulmanes. Ustedes no se sentirán seguros, incluso en sus camas. Ustedes tendrán que pagar un alto precio cuando su cruzada colapse, entonces nosotros les golpearemos en su casa y ustedes no serán capaces de hacer daño a nadie».

Haron Monis no es el primero que responde a esta llamada. Sería largo de enumerar los atentados de los lobos solitarios terroristas musulmanes en occidente y no viene al caso en este artículo.

Pero como todos ellos no están coordinados entre sí, se aprovechan de la sorpresa, la imprevisibilidad y hasta de la insospechabilidad.

Sin embargo el resultado final es similar a un gran ataque terrorista, debido a la inseguridad que son capaces de infundir entre el pueblo occidental.

No son «lobos solitarios» estrictamente, ni su comportamiento puede ser calificado como de inestabilidad mental. Ellos son parte de un movimiento mundial para despertar a los musulmanes de lo que consideran la pasividad de un Islam puramente religioso.

Su estrategia es activar políticamente a los musulmanes. Y su punto de partida es siempre la shahada.

Ellos dicen que si usted es un verdadero musulmán, no es suficiente confesar que no hay más Dios que Alá y Mahoma es su mensajero. ¡Tienes que hacer algo al respecto!

Estos predicadores también buscan convertir a los no musulmanes. Muchos conversos al principio pueden ser atraídos por el componente espiritual de la shahada, pero muy pronto se encuentran atrapados en el Islam político.

Y en un último acto de terror de todos los musulmanes sin excepción, se quiere imponer la idea de que el Islam es una religión de paz y que los que denuncian esto son «islamófobos».

Pero la realidad es que el Islam es una religión y una ideología política a la vez, y que la forma política es cualquier cosa menos pacífica.

La afirmación de que no hay más Dios que Alá por parte del Islam político, está llena de amenazas para los que adoran a otros dioses o a ningún dios en absoluto.

Y aun cuando ellos mismos no cometan actos de violencia, los predicadores radicales son instigadores de actos terroristas que glorificaron, como a la guerra santa librada por Mahoma después de Medina.

Si los musulmanes amantes de la paz desean combatir sinceramente esta tendencia, tienen que hacer algo más que pronuncian frases.

Tienen que renegar de hombres como Haron Monis antes de que recurran a la violencia. A menos que se reconozca esta dimensión política del Islam y se repudie, ninguna ciudad estará segura, que es lo que el Estado Islámico quiere que occidente sienta.

Porque a través de los años hemos visto cómo se han ido refinando los métodos del ISIL, lo hemos visto en las estrategias de reclutamiento y en la forma en que gobiernan.

Comparando el ISIL con Al Qaeda, el ISIL tiene una funcionamiento muchos más avanzado y sofisticado según Brian Glyn Williams, profesor de historia islámica en la Universidad de Massachusetts-Dartmouth.

«Al Qaeda era torpe y hablaba principalmente en árabe, pero el ISIL está llegando a audiencias en inglés, francés, alemán. Son mucho más inteligentes y pulidos en su mensaje. Sus medios gráficos son mejores, la filmación de sus documentales es mejor. Ellos son más sofisticados y su alcance es mucho más activo».

LA SUPUESTA CONDENA DE LOS TEÓLOGOS MUSULMANES QUE NO FUE TAL

Occidente espera que los musulmanes moderados repudien a los terroristas islámicos políticos; esta es la estrategia principal del Papa Francisco, pero está fracasando.

Hasta ahora se han quedado sólo en palabras más o menos huecas.

La Universidad Al-Azhar quizás la voz será más autorizada del Islam no se ha atrevido incluso a denunciar al Estado Islámico como «anti-islámico» y se negó a calificar a los militantes del ISIL como infieles

al-azhar

El 10 y el 11 de diciembre eruditos musulmanes y cristianos participaron en una conferencia de dos días en Al-Azhar en Egipto sobre el tema de «La lucha contra el extremismo y el terrorismo». Durante la conferencia, el Mufti de Nigeria, el jeque Ibrahim Saleh al-Hussaini, pidió a los líderes musulmanes declarar a los miembros de ISIL como «infieles».

«Un musulmán que lucha contra otro musulmán es un infiel» declaró al-Hussaini en su discurso, según algunos medios de comunicación.

El llamado de Al-Hussaini creó una amplia controversia entre los musulmanes, lo que obligó al-Azhar de emitir un comunicado para aclarar el asunto.

En lugar de estar de acuerdo con al-Hussaini denunciando al ISIL como infiel, al-Azhar emitió un comunicado afirmando que al-Hussaini nunca declaró «de manera explícita o implícita» que el ISIL es una organización infiel.

La declaración llegó a afirmar claramente que «no podemos infidelizar a un musulmán a pesar de sus pecados», ya que, mientras los hechos de ISIL pueden no ser aceptables para el Islam, un hombre musulmán no puede ser etiquetado como un infiel a menos que él rechace el estricto monoteísmo de Alá y el apostolado de Mahoma (el doble credo islámico de la shahada).

«Si los juzgamos como infieles, seríamos como ellos, y así crearíamos sedición, una situación que no podemos tomar debido a nuestro enfoque moderado».

Aunque la conferencia condenó el terrorismo en nombre del Islam, que distorsiona el verdadero rostro de la religión, Al-Azhar rechazó formalmente etiquetar a los combatientes del Estado Islámico como apóstatas.

La publicación Asharq al-Awsat, explicó que la práctica de declaración de apostasía de un musulmán – takfirismo – es objeto de controversia dentro del Islam.

«Si bien esto es algo que se practica activamente por grupos islamistas como el ISIL, es rechazado en general por los adherentes de las interpretaciones dominantes del Islam», dijo la publicación.

Pero Muhammad Abdullah Nasr, coordinador de un grupo de ex graduados de Al Azhar explica:

«Al Azhar nunca puede denunciar al Estado Islámico como anti-islámico. Porque el Estado Islámico está trabajando en un proyecto de postgrado para graduados de Al Azhar. Y después de esta declaración [negarse a denunciar Estado Islámico como «anti-islámico»], la máscara de Al Azhar ha caído… Todo lo que el Estado Islámico hace existe en el plan de estudios de Al Azhar y se enseña a los estudiantes, incluyendo la apostasía [castigar a los musulmanes que abandonan el Islam], pago de yizya , esclavos sexuales y el cautiverio de la mujer«.

Los cristianos en los países de mayoría musulmana están muy incómodos con la palabra «infiel», debido a que es utilizada en su contra para justificar todo tipo de atrocidades en el nombre del Islam; estos cristianos son objeto de discriminación, abuso y marginación.

Sin embargo Al-Azhar cristaliza el tema. Está dispuesto a denunciar las acciones violentas rechazándolas y declara que este no es el Islam, pero todavía no está dispuesto a ir más allá y declarar que los militantes radicales no son musulmanes.

Como se dice en derecho, a confesión de parte relevo de pruebas, por lo que si la más prestigiosa institución académica musulmana considera que los militantes del Estado Islámico son musulmanes, entonces occidente debería tomar cuenta de ello y hablar directamente que los que realizan atentados son musulmanes y no ocultarlo o minimizarlo como hasta ahora.

Fuentes:

 

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