Francisco pide perdón a victimas de abuso clerical y se compromete a no tolerarlo.
El lunes 7 de junio, el papa Francisco invitó a seis sobrevivientes de abuso sexual por sacerdotes a la misa en Santa Marta. Bergoglio posteriormente se reunió durante más de tres horas hablando personalmente con las seis víctimas de los pederastas.

 

misa de francisco en santa marta

 

El Papa insistió que no hay lugar en la Iglesia para los depredadores sexuales y que los obispos tendrán que rendir cuentas.

6 REPRESENTANTES DE VICTIMAS DE ABUSO SEXUAL CLERICAL CON FRANCISCO

Las seis víctimas son tres hombres y tres mujeres que provienen de Irlanda (dos), Alemania (dos) y del Reino Unido (las últimas dos). En estos países, subrayó en una conferencia de prensa el vocero vaticano Federico Lombardi, “existe una estructura de la Iglesia que se ocupa de las víctimas”.

Los invitó a participar en la misa el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston y miembro del Consejo de los nueve cardenales que ayudan a Bergoglio en el gobierno de la Iglesia universal y en la reforma de la Curia.

Los seis adultos se reunieron el día anterior por la noche con el Papa, que pasó a saludarlos al refectorio de la Casa Santa Marta, en donde se alojaron las víctimas de los sacerdotes pederastas. Por la mañana, a las siete, los seis participaron en la misa en la capilla de la residencia y, concluida la celebración, el Papa se reunió con cada una de las víctimas (en compañía de un intérprete). Cada encuentro duró alrededor de media hora.

El vocero Padre Lombardi, explicó a los periodistas que vio a los seis huéspedes salir de sus encuentros con el Papa

con profunda gratitud y conmoción, por la posibilidad de haber tenido un encuentro tan profundo, amplio y personal con el Santo Padre”.

El Papa estaba conmovido y

demostró que escuchar ayuda a entender, a preparar la vía para sanar las heridas y proseguir con la reconciliación con Dios y con la Iglesia”

LA HOMILÍA DE FRANCISCO

En su intervención en la misa en la capilla de su residencia Francisco pidió perdón,

Ante Dios y su pueblo expreso mi dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero contra ustedes y humildemente pido perdón. También les pido perdón por los pecados de omisión por partes de lideres de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y por aquellos que fueron víctimas del abuso, esto lleva todavía a un sufrimiento adicional a quienes habían sido abusados y puso en peligro a otros menores que estaban en situación de riesgo”.

Y luego el Papa advirtió y se comprometió:

«No hay lugar en el ministerio de la Iglesia para los que cometen estos abusos, y me comprometo a no tolerar el daño hecho a un menor por parte de cualquier persona, ya sea un clérigo o no. Todos los obispos deben ejercer su ministerio pastoral con el máximo cuidado con el fin de ayudar a fomentar la protección de los menores, y ellos tendrán que rendir cuentas.»

Al elogiar la valentía de las víctimas que han sacado a la luz la verdad, el Papa dijo:

Para todos nosotros tiene vigencia el consejo que Jesús da a los que dan escándalos: la piedra de molino y el mar. Por otra parte vamos a seguir vigilantes en la preparación para el sacerdocio. Cuento con los miembros de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, todos los menores, sean de la religión que sean, son retoños que Dios mira con amor. Pido esta ayuda para que me ayuden a asegurar de que disponemos de las mejores políticas y procedimientos en la Iglesia Universal para la protección de menores y para la capacitación”.

Comparó el abuso de menores por parte de sacerdotes y obispos a «un culto sacrílego», y dijo que este tipo de delitos tenían «un efecto tóxico» en la fe y la esperanza en Dios.

«Algunos de ustedes se han mantenido firmes en la fe mientras que para otros la experiencia de la traición y el abandono ha llevado a un debilitamiento de la fe en Dios. Su presencia aquí habla del milagro de la esperanza, que prevalece en contra de la más profunda oscuridad. Sin duda, es un signo de la misericordia de Dios que hoy tenemos la oportunidad de encontrarnos con los otros, para adorar a Dios, a mirar en los ojos del otro y buscar la gracia de la reconciliación «.

Fuentes: Catholic Herald, Vatican Insider, Signos de estos Tiempos

 

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