Enorme variedad de manifestaciones.

Esta es una de las historias mejor documentadas de sucesos sobrenaturales.

Sucedió a una familia luterana alemana llamada Livingston cuando se trasladó a Virginia, EE.UU.

Un espíritu invisible comenzó a visitar a los Livingston moviendo muebles, cortando la ropa de una manera simétrica, etc.

Lo cual comenzó con un extraño accidente de un hombre católico que murió en la finca sin los últimos ritos.

Luego, una voz y sueños guiaron a Livingston hacia un sacerdote católico quien realizó varios exorcismos.

Y posteriormente la voz fue guiando por 17 años a la familia en su conversión al catolicismo.

Aquí te voy a contar estos fantásticos sucesos, de los que diversos historiadores sostienen su veracidad y nunca han sido cuestionados por otros historiadores serios.

La historia sucedió en el condado de Jefferson, en una ciudad de nombre Clip por entonces, a finales de los años 1700.

John Adam Livingston heredó de sus padres una granja en Smithfield, Virginia, cuando tenía 33 años.

Y entonces se instaló allí con su esposa y 7 hijos; eran practicantes luteranos.

Un día en 1794 llegó un extraño a la puerta que no tenía refugio y al parecer estaba cerca de morir. Era católico.

Y lo recibieron con cariño.

Pero cuando el hombre enfermo le pidió un sacerdote antes de morir, y Livingston no cumplió la petición porque tenía una aversión luterana hacia los sacerdotes, y no tenía idea de cómo encontrar a un sacerdote en una región protestante.

Poco después, el desconocido murió sin que su nombre fuera recordado por Adam, sin confesión y sin los últimos ritos.

Ya en la propia noche del velatorio comenzaron las aflicciones, las velas en la habitación del difunto se apagaban de repente sin ninguna causa aparente.

Y la familia comenzó a sentir presencias misteriosas en las habitaciones de la casa y murmuraciones lúgubres.

Después del entierro los platos se caían de sus estantes, los muebles eran movidos por manos invisibles, el dinero desaparecía.

Se oían martillazos y caballos galopando alrededor de su casa.

El suelo del granero fue quemado y parte de los animales morían o desaparecían.

Y luego se comenzó a escuchar una extraña rutina de grandes tijeras invisibles cortando ropas y zapatos en cintas.

Livingston buscó ayuda de ministros metodistas y anglicanos, pero salieron huyendo cuando vieron lo que sucedía.

Hasta que tuvo un sueño en el que vio una iglesia católica y oyó una voz decirle: «Ese es el hombre que puede aliviarte».

Su vecino Richard McSherry reconoció que la ropa descrita en el sueño era la que un sacerdote que él había visto.

Y así entraron en contacto padre Denis Cahill y lo persuadió para visitar su casa.

El Padre Cahill consideraba el asunto un disparate luterano, un remanente de la antigua obsesión luterana con brujas.

Pero consintió en decir algunas simples oraciones, aunque no exorcizó la casa porque requería un rito que nunca había realizado, y además se vio convencido de rociarla con agua bendita.

Después de esto no hubo más disturbios durante un año.

Pero de repente comenzaron a ocurrir una vez más.

El padre Cahill regresó a la casa y esta vez celebró la santa misa en el interior de la casa.

La actividad sobrenatural se detuvo inmediatamente, y pasaron semanas y meses con una renovada paz y tranquilidad.

La notable ayuda espiritual del sacerdote causó una gran impresión en la familia y en los vecinos y comenzaron a buscar instrucción en la fe católica.

La noticia de los notables acontecimientos llegó hasta la lejana arquidiócesis de Baltimore, donde el primer obispo de Estados Unidos, su excelencia John Carroll pensó que era prudente enviar a un santo y sabio sacerdote, el Padre Demetrio Gallitzin, un jesuita ex príncipe ruso, para investigar más a fondo los asuntos.

Antes de llegar al hogar de los Livingston el padre Gallitzin era muy escéptico, y su intención era refutar los supuestos sucesos a través de la ciencia y / o la psicología.

Pero por alguna razón, los extraños disturbios se reiniciaron con golpes extraños y sonidos estridentes a su llegada.

Y Gallitzin consideró que había una fuente demoníaca, e inmediatamente comenzó a exorcizar los espíritus malignos con oraciones de la Iglesia.

No obtuvo éxito y llegó a la conclusión de que necesitaba la ayuda del padre Cahill.

Regresó con él a casa de Livingston, y con toda la familia arrodillada ordenaron a los malos espíritus que abandonaran la casa.

Y las manifestaciones desagradables se fueron para siempre, y nunca más volvieron.

En agradecimiento por esta liberación, Livingston dio una parte de su granja a los católicos.

La escritura está registrada en Martinsburg hasta el día de hoy.

Pero ahí no terminó todo lo sobrenatural.

Una noche, después de haberse convertido católico, el señor Livingston percibió una luz deslumbrante en un rincón de su habitación y en un instante toda la casa se llenó de una luz casi cegadora.

Entonces comenzó a oír una voz misteriosa que le instruyó en los sacramentos de la penitencia y de la santa eucaristía.

A menudo la voz venía y exclamaba: «Quiero rezos».

Despertaba al Sr. y a la Sra. Livingston por la noche y les decía que oraran mucho por la perseverancia y por los pecadores.

Y luego les instruía en los diversos dogmas de la religión católica.

La voz les hablaba de manera simple pero elocuente de todos los grandes misterios de la fe católica, de modo que las doctrinas fueran claras para ellos.

Y así siguió guiándolos durante diecisiete años.

Era invisible pero algunos de los niños pequeños manifestaron haber visto al autor de la voz.

En esa época no había sacerdote permanente en la zona y había muy pocos libros católicos en las grandes ciudades de la zona.

Pero el obispo Carroll, que conversaba con el Sr. Livingston y su familia, se asombraba de su profundo conocimiento de la religión católica y estaba convencido de que había sido instruido desde arriba.

Algunos teólogos atribuyeron las visitas a un alma sufriente en el purgatorio.

Se creyó que esta voz era muy probablemente de un sacerdote, a causa del conocimiento de la voz de los himnos litúrgicos.

Cantaba muy bellamente en latín, en alemán y en inglés.

Y así muchos vecinos protestantes también fueron llevados al conocimiento de la verdadera fe; y en un invierno, catorce fueron recibidos en la Iglesia.

También se sabe que la voz reveló al Sr Livingston algunos aspectos de sus sufrimientos futuros, y le consoló con misericordiosos consejos sobre cómo soportarlos.

Y Livingston se convirtió en su agente de innumerables buenas obras.

Era despertado en la noche para emprender viajes largos para atender a personas repentinamente enfermas y necesitadas.

Recibía mensajes sin ninguna explicación, para que diera de inmediato a otras personas y resultarían de inmenso alivio.

O una profecía sorprendente o advertencias oportunas para esas personas.

La Voz le permitió prever eventos que a menudo fueron verificados más tarde, y le explicó el significado de los acontecimientos actuales.

Cada vez que llegaba, a veces acompañada por la luz brillante, la voz decía: «En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo…»

Y cada noche la voz se unía a la familia en sus oraciones, diciendo el Rosario con ellos y enseñándoles cómo orar bien.

Una vez ordenó a los Livingston que mantuvieran un ayuno de cuarenta días con tres horas de oración cada día.

La voz también les dijo que las almas en el Purgatorio se regocijaban mucho en el día de Todas las Almas, porque el mundo entero estaba orando por ellas.

Y catequizó a los Livingston y vecinos sobre las almas que sufren en el purgatorio.

Instándoles a orar por ellas, prometiéndoles que estas almas, cuando fueran liberadas, intercederían por ellos.

Y les dio varios ejemplos inolvidables de los sufrimientos del Purgatorio.

Un día, cuando Livingston trabajaba en el campo con sus hijos de repente lo vieron palidecer.

Y mientras le ayudaban a caminar a casa, explicó que acababa de escuchar un alma en el purgatorio gritando por ayuda.

Luego diría a menudo que jamás podría olvidar aquel grito aterrador.

Otra vez todos oyeron una voz que gritaba: «¡Ayuda!»

Cuando se le preguntó qué tipo de ayuda necesitaba respondió, «¡Oraciones, porque estamos en tormentos atroces!».

Y en ese momento una mano humana se posó en una prenda de vestir dejando la marca de los dedos en la tela quemada.

Toda la familia vio la llama y la mano.

El padre Gallitzin pidió que se le diera esta pieza de ropa con la mano quemada impresa en ella, y más tarde mostraba a menudo esa reliquia al dar testimonio de los eventos sobrenaturales que ocurrieron en la casa de los Livingston.

Los católicos han estado en posesión de parte de la granja donde sucedieron estos hechos.

Inicialmente la tierra se convirtió en un cementerio.

Y en 1923 fue construida una capilla en honor de las Almas en Purgatorio, que pronto se convirtió en un lugar de peregrinación y devoción.

En 1922, el día 2 de Noviembre, se conmemoró el 150 aniversario de los acontecimientos.

Y en 1978 fue construido un centro de retiro de la Diócesis allí.

Bueno hasta aquí lo que te queríamos contar sobre una de las historias mejor documentadas sobre presencias del más allá.

Y me gustaría preguntarte cómo disciernes esta historia, qué papel jugó la persona fallecida sin los últimos ritos, quienes eran los que provocaron los sucesos extraños en la casa y quien era la voz que los instruyó en la fe católica.    

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