Las apariciones de Laus duraron 54 años y fueron aprobadas en el 2008.

La Santísima Virgen está siendo enviada a la Tierra con mucha frecuencia ahora, por la urgente necesidad de conversión de los pecadores.

Y uno de los lugares que hoy es referencia de ese esfuerzo es Medjugorje, que se ha constituido en lo que llaman el confesionario del mundo.

Y las autoridades vaticanas, aun siendo refractarias a las apariciones, han tenido que admitir el poder de conversión de los mensajes y la peregrinación a Medjugorje.

Esto ya ha pasado en otro momento de la historia.

En el siglo XVII, en los Alpes franceses, sucedieron las apariciones de Nuestra Señora de Laus, que fueron aprobadas recién en el siglo XXI, y se constituyeron en las más largas de la historia, 54 años.

Y allí se registró la misma mezcla que en Medjugorje, conversiones, confesiones, milagros, curaciones y persecuciones intermitentes de los obispos, alternadas por momentos de promoción.

Aquí hablaremos sobre las apariciones de Nuestra Señora de Laus a Benita Rencurel, que mensajes dio Nuestra Señora, los milagros que sucedieron, las persecuciones, el rol que cumplió la vidente y sus similitudes con Medjugorje.

El elemento más distintivo de Medjugorje hoy, es que se ha transformado en una gran lugar de peregrinación, de conversiones y se le ha dado en llamar el confesionario del mundo.

Es un lugar en que Nuestra Señora sustrae a los peregrinos del pecado y Ella hace desde allí, un fuerte llamado a los pecadores.

También se producen muchas curaciones, y como es habitual en las apariciones, recibe ataques periódicos de parte de laicos y del clero.

También es un lugar de profecías, que siguen en pie, pero hoy por hoy, el énfasis de la Reina de la Paz es el llamado a la conversión, como lo denotan Sus mensajes de los últimos años.

Y entre la segunda mitad del siglo XVII y la primera mitad del XVIII se produjo algo similar en los Alpes franceses.

Benita Rencurel recibió la visita de la Virgen, hoy llamada Nuestra Señora de Laus, durante 54 años, considerándose la aparición más larga de la historia.

Y recién en el año 2008 fue aprobada por el obispo y también lo hizo el Vaticano, constituyéndose en la aparición número 12 aprobada centralmente en toda la historia.

En las apariciones de Laus encontramos los mismos elementos del llamado a la conversión de los pecadores que en Medjugorje, del llamado a la confesión, a la oración del Santo Rosario, grandes cantidades de curaciones, la vidente recibiendo presencialmente a los peregrinos durante toda su vida, ataques en varios momentos por una parte del clero, del obispo y del demonio, y varias manifestaciones sobrenaturales, entre ellas los famosos perfumes de Laus que impregnan la zona, incluso hasta el día de hoy.

Nuestra Señora le dijo a Benita, «le pedí a mi Hijo Laus, para la conversión de los pecadores, y Él me lo concedió».

Y en aquel tiempo y por más de un siglo, fue un lugar privilegiado de peregrinación a pesar de lo apartado y la dificultad de acceso, en medio de los Alpes.

Dos años después de comenzadas las apariciones se contabilizaron 120 mil peregrinos, una enormidad para la época y las dificultades para llegar al lugar, una aldea aislada en la montaña, a 900 metros de altura.

Las apariciones sucedieron entre 1664 y 1718, cuando murió la vidente, reconocida por todos como una santa por el fervor de su oración, su paciencia y su dulzura en la acogida a los peregrinos. 

Hoy es Venerable y está abierta su causa de beatificación.

Benita Rencurel había nacido en 1647, en una familia muy pobre, cuya situación se agravó con la muerte de su padre cuando tenía 7 años.

Como donde vivía no había escuela, Benita nunca podrá aprender a leer ni a escribir.

Su única instrucción le llegaba a través del sermón de la Misa dominical, de donde aprende que María es la muy misericordiosa Madre de Dios, lo que despierta en ella el deseo de verla.

Y un día de mayo de 1664, Benita trabajaba de pastora para unos campesinos vecinos y estaba rezando el Rosario.

Cuando ve a una hermosa Señora sobre un peñasco que llevaba en los brazos un niño de belleza singular.

Se establece un diálogo entre ellas, donde incluso Benita toma al niño en sus brazos.

Durante cuatro meses, la Señora se muestra todos los días, conversando con gran familiaridad con la joven, educándola para su futura misión.

El 29 de agosto Benita pregunta a la visitante cómo se llama, y ella le responde, «Mi nombre es María».

Y más adelante le dirá que cuando quiera verla que acuda a la capilla que se encuentra en la aldea de Laus, a 5 kilómetros de su casa, y le indica el camino que debe seguir.

Y unos meses después le dirá,

«Quiero que en este lugar se construya una iglesia grande, con un edificio para los sacerdotes residentes.

La iglesia se construirá en honor a Mi querido Hijo y al Mío.

El objetivo de esta iniciativa, que se realizará rápidamente, es iniciar a los cristianos en un camino de conversión, especialmente por el sacramento de la confesión.

Aquí muchos pecadores se convertirán y Yo me apareceré aquí con frecuencia».

Durante el invierno de 1664-1665, Benita sube hasta Laus muy a menudo, donde ve cada vez a la Virgen, quien le recomienda «rezar continuamente por los pecadores».

La noticia de las apariciones se propaga entre los aldeanos, gracias a las veladas de las noches de invierno.

Y a partir de la fiesta de San José, 19 de marzo, los peregrinos comienzan a acudir multitudinariamente a Nuestra Señora de Laus.

Muchos de ellos alcanzan favores por su intercesión, y vienen para confesarse y para hacer el propósito de cambiar de vida.

En septiembre de 1665, el vicario general del obispado de Embrun, Antonio Lambert, un fuerte opositor de las apariciones, inicia una investigación y celebra la Misa después de terminar el interrogatorio de la vidente.

Y Catalina Vial, mujer que padece una grave enfermedad nerviosa que hace que sus talones toquen la parte baja de la espalda, ya puede extender las piernas, sintiéndose curada, al finalizar una novena en la capilla.

Se oye el grito de «¡Milagro!».

El obispo Lambert interroga a la que ha sido curada milagrosamente y a los testigos, y luego afirma, «aquí está el dedo de Dios».

Eran otros tiempos, en que la incredulidad del clero no estaba tan extendida.

La Virgen anuncia a Benita que el aceite de la lámpara de la capilla ante el Santísimo Sacramento obrará curaciones en los enfermos que se lo apliquen, si recurren con fe a su intercesión.

Y en poco tiempo se producen muchas curaciones, las que siguen hasta el día de hoy, cuando se aplican con devoción el aceite de Laus.

Y otro fenómeno milagroso son los perfumes de Laus.

La vidente misma exhaló más de una vez esos misteriosos perfumes, sobre todo en el momento de sus éxtasis.

Pero lo más común es su manifestación en el santuario y en la zona hasta el día de hoy.

La Virgen también le pide a Benita que amoneste a las mujeres y a las muchachas de vida escandalosa, a los ricos injustos o perversos, y a los sacerdotes y religiosos infieles a sus compromisos sagrados.

Pero esto causa oposición en el clero y se inicia una nueva investigación.

Mientras Nuestra Señora le dice,

«¡Ánimo, hija mía! Ten paciencia… cumple de buena gana tu tarea… no sientas ningún rencor hacia los enemigos de Laus».

Entre 1669 y 1679, Benita es favorecida con cinco apariciones de Cristo, que se le revela en un estado de sufrimiento.

Y un viernes de julio de 1673, Nuestro Señor ensangrentado, le dice:

«Hija mía, me muestro en este estado para que participes de los dolores de mi Pasión».

Y a partir de ese momento, todos los jueves por la noche hasta los sábados por la mañana, durante 15 años, experimentará en su propio cuerpo la Pasión de Nuestro Señor.

En 1672 comenzó un período de veinte años de gran persecución contra Benita y las apariciones en Laus, con la muerte del obispo Lambert.

Pero aún así, para 1684 la peregrinación de Laus se encuentra en su máximo apogeo y los soldados se convierten en mensajeros de ella fuera de la región.

Pero después de aquel tiempo de éxito le sucede otro de tribulaciones y de oscuridad.

Benita padece fuertes tentaciones contra la confianza en Dios y la castidad.

El demonio la ataca incluso físicamente, pero ella consigue resistir refugiándose en la oración.

Y en un ataque el demonio le dirá que Ella es la causa de que pierda tantas almas.

A partir de 1700, le prohíben a Benita que hable a los peregrinos, y su reputación es amenazada.

Finalmente, en 1712, el obispo confió a los peregrinos que acudían al santuario al cuidado de la comunidad de sacerdotes Padres Gardistas, un grupo profundamente religioso, de sana doctrina y movido por un ardiente deseo de apostolado.

Seis años después Benita enfermó y a pesar que los Padres le rogaban al Señor dos años más con ella, había llegado el momento de regresar a casa. 

Los sacerdotes le pidieron su bendición, ella vaciló en su humildad, pero luego cedió, diciendo «A nuestra buena Madre corresponde bendecirlos» pero no queriendo negarles este consuelo, les dijo yo se las doy de muy buena gana.

Y se despidió con calma a la edad de 71 años.

Durante 54 años había tenido apariciones regulares de la Santísima Virgen.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la replicación del mensaje de conversión, confesión y sanaciones de Laus, que Nuestra Señora está realizando hoy en Medjugorje, y con los mismos resultados, éxitos y críticas. 

Y me gustaría preguntarte si conoces personas que se han convertido por peregrinar a algún santuario mariano.

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