Dios envió a Miguel para dirigir a Juana de Arco y el Obispo politizado la hizo quemar en la hoguera.

En sólo 3 años, una niña de 13 años, que no sabía manejar armas ni montar a caballo, liberó Francia de los conquistadores ingleses.

Una proeza que sólo fue posible porque el Arcángel Miguel y dos santas la fueron guiando paso a paso.

Ella siempre se mantuvo muy devota y tuvo la convicción de que era guiada por Dios en cada paso que daba.

Pero luego de su triunfo fue traicionada por el clero de Borgoña, que apoyaba a los ingleses, y fue quemada en la hoguera aduciendo que era una hereje.

Esto nos hace recordar la traición de los religiosos judíos que presionaron a las autoridades romanas para la crucifixión de Jesucristo.

Aquí hablaremos sobre cómo Santa Juana de Arco fue guiada por apariciones del Arcángel Miguel, cómo fue su campaña y cómo fue traicionada por el clero de Borgoña, que la hizo quemar en la hoguera, lo que luego fue reconocido por la Iglesia nombrándola Santa.

Los ingleses dominaban un amplio territorio en lo que hoy es Francia a principios del siglo XV. 

Y los franceses iban de derrota en derrota en la Guerra de los 100 años.

En 1422 el rey Enrique V murió inesperadamente, dejando a su pequeño hijo como heredero del trono de Inglaterra y de aquellas zonas de Francia bajo control inglés.

Pero a pesar del golpe los ingleses todavía tenían generales muy capaces que seguían ganando victorias contra los ejércitos franceses.

Después de la devastadora derrota en Verneuil en 1424, Francia estaba tan débil que no podía siquiera armar otro ejército.

Y cuando parecía que sólo un milagro podía salvar a Francia, Juana de Arco, de sólo 13 años, apareció repentinamente en escena para cambiar la situación.

Juana era una iletrada que nació y se crió como una campesina normal, como cualquier niño durante la Guerra de los Cien Años.

Atendía a las ovejas, ayudaba con el trabajo de la casa y ocasionalmente huía de las tropas enemigas.

La historia dice que ella estaba en el campo con otros niños cuidando las ovejas cuando se le apareció un niño extraño.

Y luego durante el verano de 1425 San Miguel Arcángel se le comenzó a aparecer.

Juana se sobresaltó al oír una voz celestial que le hablaba acompañada por una luz brillante que podía ver claramente.

Después que Miguel se identificó, le dijo a Juana que no tuviera miedo.

Y Juana diría más tarde,

«Me pareció una voz digna, y creí que era enviada por Dios.

Después de haber oído esta voz por tercera vez, supe que era la voz de un ángel».

El primer mensaje de Miguel a Juana fue acerca de la santidad, y que vivir una vida santa era una parte vital de su preparación para cumplir la misión que Dios tenía para ella.

Le dijo que debía ser una buena niña y que Dios la ayudaría.

Le enseñó a comportarme correctamente e ir a menudo a la iglesia.

Más tarde Miguel se le apareció completamente a Juana y le informó que Ella no estaba sola, sino asistida por ángeles celestiales.

Dios también había designado a dos mujeres santas, Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita, para preparar a Juana para su misión especial.

Las apariciones de estos santos eran tan reales que Juana podía tocarlos, y a menudo escuchaba sus instrucciones mientras abrazaba sus piernas.

Juana dijo en su juicio, los vi con mis ojos corporales tan claramente como yo los veo a ustedes.

Durante tres años esto continuó hasta que sus visiones le dijeron que era hora de comenzar su misión.

Y le revelaron la misión. Ella sería responsable de que el Delfín Carlos VII fuera coronado Rey de Francia.

Debía liberar a su país de invasores extranjeros llevando a miles de soldados a la batalla, aunque ella no tenía entrenamiento como soldado.

La propia Juana dijo que al principio se resistió. No podía creer lo que tenía que hacer, sin embargo con el tiempo se entregó a ello.

Al mismo tiempo el padre de Juana comenzó a tener sueños proféticos de su hija cabalgando con soldados.

Un día Miguel le dijo que debía ir a levantar el asedio puesto a la ciudad de Orleans por los ingleses.

Y ella le respondió que era una pobre niña que no sabía montar a caballo ni conducir una guerra.

Miguel animó a Juana a confiar en la fuerza ilimitada de Dios para darle poder.

Le aseguró a Juana que si confiaba en Dios y avanzaba en obediencia, Dios la ayudaría en cada paso del camino para completar con éxito su misión.

Y la fue guiando con profecías sobre el futuro, pronosticando éxitos de batallas, que luego ocurrieron exactamente como él había dicho que lo harían.

Diciéndole por ejemplo cómo sería herida en combate, pero se recuperaría.

Y que el delfín francés Carlos VII sería coronado rey de Francia después de las exitosas batallas de Juana.

De modo que otras personas que habían dudado que su misión fuera realmente de Dios, también ganaron confianza de ella.

Fue Miguel quien le diría a Juana qué hacer en cada combate y la sabiduría de sus estrategias de batalla asombraba a la gente, especialmente porque ella no tenía entrenamiento militar.

Miguel le advirtió a Juana de la manera en que ella tendría que sufrir para llevar a cabo su trabajo.

Y le aseguró que el legado de fe valiente que dejaría en la Tierra antes de ir al cielo valdría la pena.

Miguel continuó también cerca de Juana mientras ella estaba encarcelada, después de haber sido capturada por los ingleses, durante su juicio, y cuando fue quemada en una hoguera.

La primera misión que Miguel le dio a Juana de Arco consistió en que fuera con el caballero Robert de Baudricourt y le pidiera que la enviara oficialmente al Delfín Carlos VII.

El caballero la rechazó 3 veces pero al final se convenció que venía con una misión del cielo.  

Y cuando Juana se reunió por primera vez con Carlos VII, este le pidió una prueba de que venía de Dios y Ella le dijo algo que ningún otro ser humano sabía sobre él.

Y en el mismo mes ella envió una carta al duque de Bedford, comandante de las fuerzas inglesas,

«Vete, por amor de Dios de vuelta a tu propio país; de lo contrario, espera noticias de la doncella, que pronto te visitará para tu gran infortunio.

He sido enviada por Dios Rey de los Cielos, para conducirte fuera de toda Francia».

A finales de abril de 1429 Juana estaba guiando un pequeño ejército francés de 4000 hombres para intentar el alivio a Orleans.

Juana y su ejército pudieron entrar en la ciudad.

Y el 4 de mayo Juana fue repentinamente despertada de su sueño por voces instándole a atacar al enemigo inmediatamente.

Saltó sobre su caballo y cabalgó por la ciudad reuniendo e inspirando a sus tropas, y luego los condujo contra las fuerzas inglesas que sitiaban a Orleans.

Cabalgaba con una armadura completa sobre un caballo blanco, llevando en alto su estandarte de batalla que representaba a Nuestro Señor sosteniendo el mundo en su mano, con un ángel de rodillas a cada lado y los nombres de Jesús y María.

El ejército inglés se retiró al día siguiente.

En un período increíblemente corto, la situación en Francia había cambiado por completo.

Y el 17 de julio de 1429, Juana de Arco presenció la coronación del Delfín en la catedral de Reims.

Llorando de alegría, le dijo «Rey, ahora se ejecuta el deseo de Dios».

Aunque su mayor batalla todavía estaba ante ella.

El nuevo rey no quería que Juana siguiera confrontando a los ingleses y por eso no la apoyó mientras seguía luchando en batallas menores.

Y Juana fue advertida por sus voces que pronto sería capturada, lo que sucedió y los ingleses la juzgaron por crímenes imaginarios y herejía.

Durante tres meses Juana fue sometida a intensos interrogatorios por el obispo Cauchon y su personal del clero de Borgoña que eran pro ingleses. 

Nunca intentaron dar a Juana un juicio justo.

Pero Juana tuvo misericordia por este hombre que tanto la odiaba, diciéndole,

«Dices que eres mi juez, tened cuidado de lo que hacéis, porque verdaderamente he sido enviada por Dios, y os ponéis en gran peligro».

Santa Juan de Arco fue quemada en la hoguera el 30 de mayo de 1431.

Y en una escena que debió ser aterradora para el obispo Cauchon, si le quedaba alguna conciencia, Santa Juana lo miró directamente a los ojos y dijo «Obispo, muero por ti».

San Juana de Arco fue atada a la estaca y pidió una cruz cuando la madera fue incendiada alrededor de ella, muriendo con el nombre de Jesús en sus labios.

El cuerpo de Juana fue consumido por las llamas, excepto por su corazón, que permaneció perfectamente intacto y luego fue arrojado al río, como si pudiera lavar la verdad.

El secretario del rey de Inglaterra huyó de la escena gritando:

«Estamos perdidos ¡hemos quemado a una santa!».

No pasó mucho tiempo antes que los ingleses fueran expulsados completamente de Francia, con excepción de la región alrededor de Calais.

Y más tarde Inglaterra abandonó la Iglesia bajo el rey Enrique VIII.

La conclusión de la farsa del juicio fue más tarde revocada y Santa Juana de Arco fue declarada santa por Benedicto XV.

Se conocen muchos milagros de Santa Juana. 

Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre cómo el Arcángel Miguel guió a Juana de Arco para recobrar Francia de los ingleses y cómo fue traicionada por el clero de Borgoña.

Y me gustaría preguntarte qué opinión crees que tienen los católicos sobre Juana de Arco y su martirio.

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