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A la Virgen María en general DEVOCIONES Y ORACIONES

Novena a Maria

Oración Preparatoria:
Virgen María, Madre de Dios, Reina y Madre mía, acudo a Ti, llena de confianza y amor, porque creo que es por medio de Ti, que Jesús, verdadero Hijo de Dios y verdadero hijo tuyo, ha querido, quiere y querrá hasta el final de los tiempos derramar sobre mí pecadora, todas las gracias, los bienes y la infinita misericordia que guarda en su Divino Corazón.

 Por esto te suplico a Ti, Madre de Bondad y de Misericordia, que me alcances de Jesús, la conversión de corazón, el perdón de mis pecados, el remedio de mis necesidades, la fortaleza en mis pruebas y sufrimientos, el consuelo en mis tristezas, sobre todo la salvación de mi alma, y lo que Te pido en esta Novena, si es según la Voluntad de Dios Padre, para mayor Gloria Suya, alabanza Tuya y bien de las almas y de mi alma.

Pedir la gracia que deseo alcanzar de María en esta Novena.

Oración final:

Te suplico Señor y Dios mío, que escuches a tu Madre y me concedas las gracias que Ella te solicita en favor mío ; «sentirla», amarla, y servirla con tu mismo amor y contar siempre con su intercesión «todopoderosa» ante tu Corazón, para que guiada, «acompañada» y defendida por Ella y siguiendo su ejemplo, pueda amarte y servirte en esta vida y gozar con Ella y con todos los Ángeles y Santos del amor de la Santísima Trinidad por toda la eternidad. Pídeselo por mi y en Tu Nombre a Dios Padre, con quién vives y reinas en unidad del Espíritu Santo por todos lo siglos de los siglos. Amen.

DÍA PRIMERO:

Virgen María, ¡Bendita Tú entre todas las mujeres!. Tú que fuiste predestinada desde toda la eternidad, y elegida entre todas las mujeres, para ser la Madre del Hijo de Dios, por lo cual Dios infundió en tu alma todas las virtudes y el Espíritu Santo te colmó con todos sus dones e inflamó tu corazón en el amor de Dios. Te ruego, -ya que dicen que amarte es señal de predestinación-, que enriquezcas mi alma con el amor, las virtudes y frutos que necesito, para que mi vida sea digna de hija de Dios y de hija tuya, para que imitándote a Ti, vaya uniendo más y más estrechamente mi voluntad a la Voluntad de Dios y así como con tu «Sí» a Su Voluntad dio inició la Historia de la Salvación , al tomar carne el Hijo de Dios en tus entrañas por obra del Espíritu Santo, también yo, haga de mi vida un «sí», y pueda emplear mi vida en el amor y servicio de Él y de la Iglesia, convirtiéndome en instrumento de salvación para los demás.
Se rezan tres Ave María en honor de la Stma. Trinidad. Gloria … y la oración final.

DÍA SEGUNDO:

Virgen María, siempre inmaculada, «bendito el Fruto de tu vientre». Tú que desde el primer instante de tu concepción fuiste preservada por Dios de toda mancha de pecado y llena de gracia , para que llegada la «Plenitud de los tiempos» su Divino Hijo, llevando a cumplimiento el plan providencial de la Santísima Trinidad sobre la salvación de los Hombres, se encarnase en Ti por obra del Espíritu Santo, quedando Tú introducida ya desde aquel primer anuncio en el Misterio de Cristo tu Hijo para siempre. Te suplico por tu Inmaculada Concepción que me concedas Tu auxilio para que mantenga siempre mi alma limpia de pecado y el Espíritu Santo pueda formar Contigo y en Ti a Jesús en mi corazón y llena de sus dones como Tu, sea una digna morada de la Santísima Trinidad.
Se rezan tres Ave María en honor de la Stma. Trinidad. Gloria … y la oración final.

DÍA TERCERO:

Virgen María, Modelo de humildad y de obediencia a la Voluntad de Dios, Tú que te llamaste a Ti misma «esclava del Señor», Tú que te gozaste en tu pequeñez, que Te consagraste del todo a Ti misma, ¡con todo tu ser a la Persona y a la obra salvífica de Jesús!, haciendo de tu vida no sólo un continuo canto de amor, de alabanza y de gratitud a Dios, sino también un continuo acto de servicio, cooperando así en la redención con humildad y fidelidad. Te suplico que me alcances del Señor que llena de ese amor, llena de fe y con un corazón humilde y generoso, pueda a ejemplo Tuyo, hacer de mi vida un continuo acto de servicio a su Persona y a su misión salvadora, siendo instrumento de salvación en sus Manos para otros y para la total y completa instauración de su Reino y de la Iglesia en el mundo, para que así un día Contigo pueda proclamar las grandezas de Dios y cantar por siempre sus Misericordias.
Se rezan tres Ave María en honor de la Stma. Trinidad. Gloria … y la oración final.

DÍA CUARTO:

Virgen María, Maestra de oración y de silencio, primera oyente y discípula de Jesús, Tú que como nadie conociste y viviste los Misterios de la Encarnación y de la Redención, Tú que guardaste y meditaste en tu Corazón con fe, esperanza y amor, las palabras que te fueron dichas de parte de Dios y los acontecimientos que constituyeron los Misterios de la infancia y de la vida de Jesús, descubriendo poco a poco a través de todo ello los misteriosos e inefables designios de Dios Padre sobre la salvación de los hombres Te ruego que me alcances de Dios esa fe fuerte , firme e indestructible, esa esperanza contra toda esperanza y ese amor ardiente, pleno y total que adornaron tu Corazón, para que acepte siempre en mi vida los misteriosos designios de la Voluntad de Dios, vea en todo su Providencia que sólo desea mi bien y sea para otros testimonio de fe y de esperanza.
Se rezan tres Ave María en honor de la Stma. Trinidad. Gloria … y la oración final.

DÍA QUINTO:

Virgen María, madre, auxilio, salud, refugio, consuelo, socorro, abogada de todos aquellos que te necesitan y acuden a Ti con confianza y amor, Tú que yendo a visitar a tu prima Sta. Isabel y luego en las Bodas de Caná, me diste ejemplo de amor ,de generosidad y solidaridad con el prójimo, manifestándose en ambos momentos a través de Ti, la Divinidad y el poder de Jesús. Enséñame a tener ese espíritu de generosidad y de solidaridad para con todos los que forman parte de mi vida, con todos aquellos que de algún modo necesiten mi ayuda, especialmente con los mas pobres y también en aquellas necesidades por muy lejanas que estén en las que sea necesario el «milagro» y el poder de la caridad; que como Tú y con tu ayuda también yo lleve a Jesús allí adonde vaya , para que descubran a través de mí «sierva inútil», el poder y la misericordia de Jesús y como Tú en mi oración presente siempre y sin cesar a Dios Padre las necesidades de los hombres y del mundo.
Se rezan tres Ave María en honor de la Stma. Trinidad. Gloria … y la oración final.

DÍA SEXTO:

Virgen Santísima de los Dolores, , Tú que como nadie viviste, «sentiste» y sufriste en Tu Corazón de Madre , el desamor, la persecución, la calumnia , la dolorosísima Pasión y Muerte que sufrió Jesús por nuestra salvación, alcánzame del Espíritu Santo la fe, el amor y el don de fortaleza que llenaron tu Corazón en aquellos momentos, para que también yo acepte con amor y una los sufrimientos de mi vida, a los de Jesús y a los Tuyos, para completar en mi carne -como decía S. Pablo- lo que le falta a su Pasión en bien de la Iglesia y por la salvación de las almas.
Se rezan tres Ave María en honor de la Stma. Trinidad. Gloria … y la oración final.

DÍA SÉPTIMO:

Virgen María, Madre de Dios y Madre de todos los Hombres, Tú que estuviste junto a Jesús clavado en la Cruz, y sin duda te asociaste con entrañas de Madre a su sacrificio, y te ofreciste con Él al Padre para la salvación de todos los Hombres , engendrándonos como hijos tuyos al pie de la Cruz en la persona de S. Juan a costa de dolores tan inmensos y amargos, defiende nuestra causa con tu protección maternal y tu intercesión «omnipotente» ante Dios. Obtennos a los que amamos y seguimos a Jesús el incesante socorro de su gracia, para que nos mantengamos fieles a las exigencias y a los compromisos de nuestro Bautismo y demos testimonio de Él con toda nuestra vida y para que podamos luchar contra los enemigos de nuestra salvación y no nos alejemos de Él por el pecado. Y ya que eres Madre de Bondad y de Misericordia ora sin cesar por tantos Hombres, que viven en pecado, cerrados a su Misericordia; de espaldas a Él o negando su existencia. «Pon» ante Dios Padre, los brazos de Jesús abiertos en la Cruz, para que mantenga siempre sus brazos abiertos dispuestos a acoger en un abrazo de amor y de perdón a todos los hombres por los que Jesús entregó su vida, aunque sea en el último instante de las suyas. Madre de los pecadores y Madre de la Vida, ruega por nosotros.
Se rezan tres Ave María en honor de la Stma. Trinidad. Gloria … y la oración final.

DÍA OCTAVO:

Virgen María, Madre y Modelo de la Iglesia, Tú que unida como una discípula más, a los Apóstoles y discípulos en el Cenáculo, esperaste orando e invocando sin cesar, el Don del Espíritu Santo prometido por Jesús antes de su Ascensión al Cielo. Alcánzame, que unida en oración con la Iglesia, implore a Dios que se realice en Ella un Nuevo Pentecostés, que El la una en la paz y en el amor y renueve y transforme los corazones de todos los cristianos, para que llenos de sus dones nuestra vida sea un testimonio de fe, de esperanza y de amor como la tuya y seamos ejemplo de santidad en este mundo tan secularizado, adonizado y alejado de Dios, para que así los Hombres crean que Jesús es el Salvador, el Hijo enviado, predilecto y amado del Padre y escuchando su voz, crean y amen al Padre, y aceptando la Salvación vivan como salvados.
Se rezan tres Ave María en honor de la Stma. Trinidad. Gloria … y la oración final.

DÍA NOVENO:

Virgen María, Reina y Señora de los Ángeles, Tú que fuiste Asunta en cuerpo y alma al Cielo, y coronada como Reina y Señora de Cielos y Tierra y gozas ya sentada a la diestra de Jesús de la Unión , de la Gloria eterna y del Amor de la Santísima Trinidad . Guíame acompáñame y protégeme en mi peregrinaje de la fe hacia la vida eterna, para que no me aparte de Jesús, único y verdadero Camino hacia el Padre y en la hora de la muerte experimente tu poderosa intercesión y protección maternal .y así Contigo pueda alabar, adorar y gozar de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo por toda la eternidad.
Se rezan tres Ave María en honor de la Stma. Trinidad. Gloria … y la oración final.

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A la Virgen María en general DEVOCIONES Y ORACIONES

Novena Eficaz de las Tres Avemarías

¿En qué consiste la devoción de las Tres Avemarías?

En rezar tres veces el Avemaría a la Santísima Virgen, Madre de Dios y Señora nuestra, bien para honrarla, bien para alcanzar algún favor por su mediación.

¿Cuál es el fin especial de esta devoción?

Honrar tres principales atributos de María Santísima, a saber: el poder que le otorgó Dios Padre, por ser su Hija predilecta; la sabiduría de que la adornó Dios Hijo, al elegirla por su Madre; y la misericordia de que la llenó Dios Espíritu Santo, al escogerla por su inmaculada Esposa.

¿Y cuál es el fundamento de esta devoción?

La afirmación católica de que la Santísima Virgen poseyó, en el más alto grado posible a una criatura, los atributos de poder, sabiduría y misericordia.

Esto enseña la Iglesia al invocar a María como Virgen Poderosa, Madre de Misericordia y Trono de Sabiduría.

¿En qué consiste la Novena de las Tres Avemarías?

En rezar tres veces el Avemaría durante nueve días. Como hemos indicado en su lugar, la Santísima Virgen prometió a Santa Matilde asistirla en la hora de la muerte si rezaba cada día en su honor tres Avemarías para celebrar los atributos de Poder, Sabiduría y Misericordia con que la enriqueció la Beatísirna Trinidad.

Mas los devotos de María, entendiendo con esto cuán de su agrado es este obsequio, juzgaron que repitiéndolo durante nueve días, quizás alcanzarían para sus necesidades el eficaz socorro de su poderosa intercesión. Este es el origen de la Novena eficaz de las Tres Avemarías.

Esas Tres Avemarías son como otras tantas aldabadas que damos a las puertas del misericordioso y compasivo corazón de Nuestra Señora; son como tres aclamaciones angustiosas con que el alma implora su Poder, Sabiduría y Misericordia para el remedio de las múltiples necesidades que la aquejan.

Cuán del agrado de Nuestra Señora sea este piadoso ejercicio, dicenlo muy elocuentemente los muchos y diversos favores, tanto espirituales como materiales, que cuentan haber alcanzado por semejante práctica las personas que se han servido de ella para implorar la protección de la Santísima Virgen.

Pero lo más consolador son los beneficios espirituales que dispensa la Santísima Virgen por medio de esta Novena. Diríamos que esa bendita devoción es el anzuelo con que María Santísima pesca innumerables almas para el cielo; muchas, ciertamente, serán deudoras de su eterna felicidad en la gloria a la eficacia de esa devota práctica.

Conversiones extraordinarias de pecadores moribundos que se logró recibieran los últimos Sacramentos, a lo que se resistían; jóvenes extraviados, devueltos al camino del bien y al hogar, de donde los había arrancado la perversión; matrimonios que han recuperado el tesoro de la paz y unión, que hacia tiempo habían perdido; almas atormentadas por los escrúpulos y otras penas interiores, que recobraron la paz de conciencia y el sosiego de su espíritu; en fin, devoto lector, que esta Novena parece la panacea de todos los males, así del cuerpo como del alma.

Si quieres convencerte de ello, pruébalo; haz una Novena o varias para el remedio de tus necesidades o las de tu familia; pero hazla con fe y confianza, y purifica tu alma con una buena confesión; acude en los trances apurados a este piadoso ejercicio, y no dudo de que experimentarás su eficacia y encontrarás hartos motivos para ser devoto de la Madre de Dios y admirarte de su benignidad, que a cambio de tan corto servicio tan regaladas mercedes dispensa al que se lo hace.

 

ORACIÓN PRIMERA

Oh María, Virgen poderosa, a quien nada es imposible! Os suplico, por el poder con que os distinguió Dios Padre Omnipotente, que me socorráis en la presente necesidad. ¡Oh Abogada de las causas más desesperadas, ayudadme! En ello están interesados la gloria de Dios, vuestra honra y el bien de mi alma.

Si la gracia que pido está conforme con la amabilísima y santísima voluntad de Dios, interceded, omnipotencia suplicante, interced por mí ante vuestro Hijo, que nada os puede negar. Os lo pido por ese poder ilimitado que os comunicó el Padre Celestial, ya que, para celebrarlo, os digo con Santa Matilde a quien revelasteis la práctica saludable de las Tres Avemarías: Dios te salve, María, etc.

 

ORACIÓN SEGUNDA

Purísima Virgen, justamente llamada Trono de la sabiduría, porque en Vos moró la Sabiduría increada, el Verbo de Dios, y os comunicó toda la plenitud de su divina ciencia en la medida que podía participarla a la más perfecta de las criaturas. Vos sabéis bien cuán grande es mi miseria y la necesidad que tengo de vuestro auxilio.

Me abandono del todo en vuestras manos, confiando en que vuestra divina Sabiduría lo ordenará todo con fuerza y suavidad a mayor gloria de Dios y provecho de mi alma, y que, por los medios más convenientes, acudiréis a socorrer mi necesidad.

¡Oh María, Madre de la divina sabiduría! Dignaos alcanzarme el favor que solicito. Os lo pido por esa inefable sabiduría con que el Verbo, Hijo vuestro, ilustró vuestra inteligencia, ya que, para celebrarla, os digo con San Antonio de Padua y San Leonardo de Puerto Mauricio, celosísimos propagadores de las Tres Avemarías: Dios te salve, María, etc.

 

ORACIÓN TERCERA

¡Oh tierna y verdadera Madre de Misericordia, que en estos últimos tiempos os habéis llamado Vos misma «Madre la más misericordiosa»! A Vos acudo para que uséis conmigo de compasión y bondad, con tanta mayor razón cuanto es mayor mi miseria.

No soy acreedor a la gracia que de Vos espero, ya que tantas veces os he contristado, ofendiendo a vuestro divino Hijo; pero estoy sinceramente arrepentido de haber traspasado con mis pecados el amante Corazón de Jesús y el vuestro. ¿No sois Vos, según lo revelasteis a vuestra sierva Santa Brígida, la «Madre de los pecadores arrepentidos»? Perdonadme, pues, mis pasadas ingratitudes; y teniendo sólo en cuenta vuestra misericordiosa bondad y la gloria que de ello resultará para Dios y para Vos misma, obtenedme la gracia que os pido.

¡Oh Vos, a quien nadie ha implorado en vano! ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Dignaos socorrerme. Os lo pido por esa misericordiosa bondad de que en favor nuestro os ha llenado el Espíritu Santo, ya que, para celebrarla, os digo con San Alfonso María de Ligorio, incomparable Apóstol de vuestra misericordia y doctor de las Tres Avemarías: Dios te salve, María, etc.

Dígase por tres veces: María, Madre mía, preservadme de pecado mortal.

La siguiente oración puede rezarse al terminar la Novena de las Tres Avemarías

 

ORACIÓN FINAL

Acordaos, ¡oh clementísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección invocando vuestro Poder, vuestra Sabiduría y vuestra Misericordia para el remedio de sus males, haya visto defraudadas sus esperanzas.

Animado con esta confianza a Vos también acudo, ¡oh Poderosísima Reina!, ¡oh Sapientísima Virgen!, ¡oh Misericordiosísima Madre!, os suplico vengáis a socorrerme con estos tres atributos de que os adornó la Beatísima Trinidad para consuelo de los desvalidos.

¡Oh piadosísima Señora! ¡Oh trono de la Sabiduría! ¡Oh clementísima Abogada!, no despreciéis las súplicas de este pobre pecador, que implora vuestro poder para que le defendáis y protejáis, vuestra sabiduría para que le guiéis y enseñéis y vuestra misericordia para que, benigna, le amparéis en todo peligro y le favorezcáis en sus necesidades.

¡Oh María, Hija del Padre, Madre del Verbo Encarnado y Esposa del Espíritu Santo!, no despreciéis mi humilde oración; antes bien, acogedla piadosa, interceded para que sea despachada favorablemente y brille más a los ojos de todos vuestro gran poder, vuestra admirable sabiduría y vuestra inagotable misericordia, y sea todo a gloria de la adorabilísima Trinidad, que os enriqueció con tan preciosos dones. Amén.

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A la Virgen María en general DEVOCIONES Y ORACIONES Oraciones de Santos y Otros

Oraciones de los Santos a la Virgen María

Todos estamos llamados a ser santos. El modelo para alcanzarlo es imitar a Jesucristo con el fiel seguimiento de vivir en obsequio de Jesucristo.

Pero Jesucristo nos da también como modelo a la Virgen Maria, su Madre que es quien mejor supo asimilar su vida y su doctrina. Mucho mejor que San Pablo nos puede decir Ella: «Sed mis imitadores, como yo lo soy de Cristo.» (1 Cori 1,1)

 

ORACIÓN DE SAN BUENAVENTURA

Como el océano recibe todas las aguas, así María recibe todas las gracias. Como todos los ríos se precipitan en el mar, así las gracias que tuvieron los ángeles, los patriarcas, los profetas, los apóstoles, los mártires, los confesores y las vírgenes se reunieron en María.

ORACIÓN DE SAN ALFONSO MARIA LIGORIO

Virgen Santísima Inmaculada y Madre mía María, a Vos, que sois la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la abogada, la esperanza, el refugio de los pecadores, acudo en este día yo, que soy el más miserable de todos. Os venero, ¡oh gran Reina!, y os doy las gracias por todos los favores que hasta ahora me habéis hecho, especialmente por haberme librado del infierno, que tantas veces he merecido. Os amo, Señora amabilísima, y por el amor que os tengo prometo serviros siempre y hacer cuanto pueda para que también seáis amada de los demás. Pongo en vuestras manos toda mi esperanza, toda mi salvación; admitidme por siervo vuestro, y acogedme bajo vuestro manto, Vos, ¡oh Madre de misericordia! Y ya que sois tan poderosa ante Dios, libradme de todas las tentaciones o bien alcanzadme fuerzas para vencerlas hasta la muerte. Os pido un verdadero amor a Jesucristo. Espero de vos tener una buena muerte; Madre mía, por el amor que tenéis a Dios os ruego que siempre me ayudéis, pero más en el último instante de mi vida. No me dejéis hasta que me veáis salvo en el cielo para bendeciros y cantar vuestras misericordias por toda la eternidad. Así lo espero. Amén.

ORACIÓN DE SAN BERNARDO

Salve Reina de misericordia, Señora del mundo, Reina del cielo, Virgen de las vírgenes, Sancta Sánctorum, luz de los ciegos, gloria de los justos, perdón de los pecadores, reparación de los desesperados, fortaleza de los lánguidos, salud del orbe, espejo de toda pureza. Haga tu piedad que el mundo conozca y experimente aquella gracia que tú hallaste ante el Señor, obteniendo con tus santos ruegos perdón para los pecadores, medicina para los enfermos, fortaleza para los pusilánimes, consuelo para los afligidos, auxilio para los que peligran.
Por ti tengamos acceso fácil a tu Hijo, oh bendita y llena de gracia, madre de la vida y de nuestra salud, para que por ti nos reciba el que por ti se nos dio. Excuse ante tus ojos tu pureza las culpas de nuestra naturaleza corrompida: obténganos tu humildad tan grata a Dios el perdón de nuestra vanidad. Encubra tu inagotable caridad la muchedumbre de nuestros pecados: y tu gloriosa fecundidad nos conceda abundancia de merecimientos.
Oh Señora nuestra, Mediadora nuestra, y Abogada nuestra: reconcílianos con tu Hijo, recomiéndanos a tu Hijo, preséntanos á tu Hijo.
Haz, oh Bienaventurada, por la gracia que hallaste ante el Señor, por las prerrogativas que mereciste y por la misericordia que engendraste, que Jesucristo tu Hijo y Señor nuestro, bendito por siempre y sobre todas las cosas, así como por tu medio se dignó hacerse participante de nuestra debilidad y miserias, así nos haga participantes también por tu intercesión de su gloria y felicidad.

ORACIÓN DE SAN ANSELMO

¡Oh bendita entre todas las mujeres, que vences en pureza a los ángeles, que superas a los santos en piedad! Mi espíritu moribundo aspira a una mirada de tu gran benignidad, pero se avergüenza al espectro de tan hermoso brillo. ¡Oh Señora mía!, yo quisiera suplicarte que, por una mirada de tu misericordia, curases las llagas y úlceras de mis pecados; pero estoy confuso ante ti a causa de su infección y suciedad. Tengo vergüenza, ¡oh Señora mía!, de mostrarme a ti en mis impurezas tan horribles, por temor de que tú a tu vez tengas horror de mí a causa de ellas, y sin embargo, yo no puedo, desgraciado de mí, ser visto sin ellas.

ORACIÓN DE SAN LUIS GONZAGA

Oh Señora mía, Santa María: hoy y todos los días y en la hora de mi muerte, me encomiendo a tu bendita fidelidad y singular custodia, y pongo en el seno de tu misericordia mi alma y mi cuerpo; te recomiendo toda mi esperanza y mi consuelo, todas mis angustias y miserias, mi vida y el fin de ella: para que por tu santísima intercesión, y por tus méritos, todas mis obras vayan dirigidas y dispuestas conforme a tu voluntad y a la de tu Hijo. Amén.

ORACIÓN DE SAN EFRÉN DE SIRIA

Mi santísima Señora, Madre de Dios, llena de gracia, tú eres la gloria de nuestra naturaleza, el canal de todos los bienes, la reina de todas las cosas después de la Trinidad…, la mediadora del mundo después del Mediador; tú eres el puente misterioso que une la tierra con el cielo, la llave que nos abre las puertas del paraíso, nuestra abogada, nuestra mediadora. Mira mi fe, mira mis piadosos anhelos y acuérdate de tu misericordia y de tu poder. Madre de Aquel que es el único misericordioso y bueno, acoge mi alma en mi miseria y, por tu mediación, hazla digna de estar un día a la diestra de tu único Hijo.

ORACIÓN DE SAN GERMÁN

¿Quién no se llenará la admiración ante ti? Tú eres firme protección, refugio seguro, intercesión vigilante, salvación perenne, auxilio eficaz, socorro inmutable, sólida muralla, tesoro de delicias, paraíso irreprensible, fortaleza inexpugnable, trinchera protegida, fuerte torre de defensa, puerto de refugio en la tempestad, sosiego para los que están agitados, garantía de perdón para los pecadores, confianza de los desesperados, acogida de los exiliados, retorno de los desterrados, reconciliación de los enemistados, ayuda para los que han sido condenados, bendición de quienes han sufrido una maldición, rocío para la aridez del alma, gota de agua para la hierba marchita, pues, según está escrito, por medio de ti nuestros huesos florecerán como un prado.

ORACIÓN DE SANTO TOMÁS DE AQUINO

Oh bienaventurada y dulcísima Virgen María, Madre de Dios, toda llena de misericordia, hija del Rey supremo, Señora de los Angeles, Madre de todos los creyentes: hoy y todos los días de mi vida, deposito en el seno de tu misericordia mi cuerpo y mi alma, todas mis acciones, pensamientos, intenciones, deseos, palabras, obras; en una palabra, mi vida entera y el fin de mi vida; para que por tu intercesión todo vaya enderezado a mi bien, según la voluntad de tu amado Hijo y Señor nuestro Jesucristo, y tú seas para mi, oh Santísima Señora mía, consuelo y ayuda contra las asechanzas y lazos del dragón y de todos mis enemigos.
Dígnate alcanzarme de tu amable Hijo y Señor nuestro Jesucristo, gracias para resistir con vigor a las tentaciones del mundo, demonio y carne, y mantener el firme propósito de nunca más pecar, y de perseverar constante en tu servicio y en el de tu Hijo. También
te ruego, oh Santísima Señora mía, que me alcances verdadera obediencia y verdadera humildad de corazón, para que me reconozca sinceramente por miserable y frágil pecador, impotente no sólo para practicar una obra buena, sino aun para rechazar los continuos ataques del enemigo, sin la gracia y auxilio de mi Creador y sin el socorro de tus santas preces. Consígueme también, oh dulcísima Señora mía, castidad perpetua de alma y cuerpo, para que con puro corazón y cuerpo casto, pueda servirte a ti y a tu Hijo en tu Religión. Concédeme pobreza voluntaria, unida a la paciencia y tranquilidad de espíritu para sobrellevar los trabajos de mi Religión y ocuparme en la salvación propia y de mis prójimos. Alcánzame, oh dulcísima Señora, caridad verdadera con la cual ame de todo corazón a tu Hijo Sacratísimo y Señor nuestro Jesucristo, y después de él a ti sobre todas las cosas, y al prójimo en Dios y para Dios: para que así me alegre con su bien y me contriste con su mal, a ninguno desprecie ni juzgue temerariamente, ni me anteponga a nadie en mi estima propia. Haz, oh Reina del cielo, que junte en mi corazón el temor y el amor de tu Hijo dulcísimo, que le dé continuas gracias por los grandes beneficios que me ha concedido no por mis méritos, sino movido por su propia voluntad, y que haga pura y sincera confesión y verdadera penitencia por mis pecados, hasta alcanzar perdón y misericordia.
Finalmente te ruego que en el último momento de mi vida, tú, única madre mía, puerta del cielo y abogada de los pecadores, no consientas que yo, indigno siervo tuyo, me desvíe de la santa fe católica, antes usando de tu gran piedad y misericordia me socorras y me defiendas de los malos espíritus, para que, lleno de esperanza en la bendita y gloriosa pasión de tu Hijo y en el valimiento de tu intercesión, consiga de él por tu medio el perdón de mis pecados, y al morir en tu amor y en el amor de tu Hijo, me encamines por el sendero de la salvación y salud eterna. Amén.

ORACIÓN DE SAN ATANASIO DE ALEJANDRÍA

Oh Virgen, tu gloria supera todas las cosas creadas. ¿Qué hay que se pueda semejar a tu nobleza, madre del Verbo Dios? ¿A quién te compararé, oh Virgen, de entre toda la creación? Excelsos son los ángeles de Dios y los arcángeles, pero ¡cuánto los superas tú, María! Los ángeles y los arcángeles sirven con temor a aquel que habita en tu seno, y no se atreven a hablarle; tú, sin embargo, hablas con él libremente. Decimos que los querubines son excelsos, pero tú eres mucho más excelsa que ellos: los querubines sostienen el trono de Dios; tú, sin embargo, sostienes a Dios mismo entre tus brazos. Los serafines están delante de Dios, pero tú estás más presente que ellos; los serafines cubren su cara con las alas no pudiendo contemplar la gloria perfecta; tú, en cambio, no sólo contemplas su cara, sino que la acaricias y llenas de leche su boca santa.

ORACIÓN DE SAN ILDEFONSO DE TOLEDO

Señora mía, dueña y poderosa sobre mí, madre de mi Señor, sierva de tu Hijo, engendradora del que creó el mundo, a ti te ruego, te oro y te pido que tenga el espíritu de tu Señor, que tenga el espíritu de tu Hijo, que tenga el espíritu de mi Redentor, para que yo conozca lo verdadero y digno de ti, para que yo hable lo que es verdadero y digno de ti y para que ame todo lo que sea verdadero y digno de ti. Tú eres la elegida por Dios, recibida por Dios en el cielo, llamada por Dios, próxima a Dios e íntimamente unida a Dios. Tú, visitada por el ángel, saludada por el ángel, bendita y glorificada por el ángel, atónita en tu pensamiento, estupefacta por la salutación y admirada por la anunciación de las promesas.
He aquí que tú eres dichosa entre las mujeres, íntegra entre las recién paridas, señora entre las doncellas, reina entre las hermanas. He aquí que desde ese momento te dicen feliz todas las gentes, te conocieron feliz las celestes virtudes, te adivinaron feliz los profetas todos y celebran tu felicidad todas las naciones. Dichosa tú para mi fe, dichosa tú para mi alma, dichosa tú para mi amor, dichosa tú para mis predicciones y predicaciones. Te predicaré cuanto debes ser predicada, te amaré cuanto debes ser amada, te alabaré cuanto debes ser alabada, te serviré cuanto hay que servir a tu gloria. Tú, al recibir sólo a Dios, eres posterior al Hijo de Dios; tú, al engendrar a un tiempo a Dios y al hombre, eres antes que el hombre hijo, al cual, al recibirle solamente al venir, recibiste a Dios por huésped, y al concebirle tuviste por morador, al mismo tiempo, al hombre y a Dios. En el pasado eres limpia para Dios, en el presente tuviste en ti al hombre y a Dios, en el futuro serías madre del hombre y de Dios; alegre por tu concepción y tu virginidad, contenta por tu descendencia y por tu pureza y fiel a tu Hijo y a tu esposo. Conservas la fidelidad a tu Hijo, de modo que ni El mismo tenga quien le engendre; y de tal modo conservas fidelidad a tu esposo, que él mismo te conozca como madre sin concurso de varón. Tanto eres digna de gloria en tu Hijo cuanto desconoces todo concurso de varón, habiendo sabido lo que debías conocer, docta en lo que debías creer, cierta en lo que debías esperar y confirmada en lo que tendrías sin pérdida alguna.

ORACIÓN DE SAN VENANCIO FORTUNATO

Tu nombre es digno de honor, oh María, bendecida en todo tiempo y obra de arte que rinde alabanza a su experto artífice. Oh amable doncella que has recibido el egregio mensaje angélico, tú posees unos dones de belleza que sobrepasan los de cualquier otra persona. Eres la más hermosa de las rosas y tu candor es muy superior al de los lirios. Tú eres la nueva flor de la tierra que el cielo cultiva desde lo alto. Cristal, ámbar, oro, púrpura, esmeralda, cándida perla, allí adonde llega el resplandor de tu hermosura quedan envilecidos los más preciosos metales. La nieve es vencida por tu blancura inmaculada, el sol sobrepujado por la hermosura de tu cabellera; sus rayos, oh Virgen, palidecen frente a tu belleza; el brillo del rubí se apaga y el resplandor del lucero del alba queda oscurecido ante ti que en todo momento aventajas a los astros del firmamento.

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La Canción de Cuna de María, de San Efrén

San Efrén de Siria doctor de la Iglesia. Escribió sobre todo poesía, especialmente himnos, para ser cantados en la liturgia, varios a María, homilías en verso y comentarios a la Escritura, así como obras en prosa de una gran belleza.

Se ha dicho que tal vez sea el mejor poeta teólogo de la historia de la Iglesia, junto a Dante.

Vivió en Nisibe y en Edesa Su lengua nativa era un dialecto del arameo, el siríaco. La tradición sitúa su nacimiento hacia el 307, y su muerte en el 373. La Iglesia celebra su fiesta el 9 de junio.
He mirado asombrado a María que amamanta a Aquél que nutre a todos los pueblos, pero que se ha hecho niño. Habitó en el seno de una muchacha, Aquél que llena de sí el mundo (…).

Un gran sol se ha recogido y escondido en una nube espléndida. Una adolescente ha llegado a ser la Madre de Aquél que ha creado al hombre y al mundo.

Ella llevaba un niño, lo acariciaba, lo abrazaba, lo mimaba con las más hermosas palabras y lo adoraba diciéndole: Maestro mío, dime que te abrace.

Ya que eres mi Hijo, te acunaré con mis cantinelas; soy tu Madre, pero te honraré. Hijo mío, te he engendrado, pero Tú eres más antiguo que yo; Señor mío, te he llevado en el seno, pero Tú me sostienes en pie.

Mi mente está turbada por el temor, concédeme la fuerza para alabarte. No sé explicar cómo estás callado, cuando sé que en Ti retumban los truenos.

Has nacido de mí como un pequeño, pero eres fuerte como un gigante; eres el Admirable, como te llamó Isaías cuando profetizó sobre Ti.

He aquí que todo Tú estás conmigo, y sin embargo estás enteramente escondido en tu Padre. Las alturas del cielo están llenas de tu majestad, y no obstante mi seno no ha sido demasiado pequeño para Ti.

Tu Casa está en mí y en los cielos. Te alabaré con los cielos. Las criaturas celestes me miran con admiración y me llaman Bendita.

Que me sostenga el cielo con su abrazo, porque yo he sido más honrada que él. El cielo, en efecto, no ha sido tu madre; pero lo hiciste tu trono.

¡Cuánto más venerada es la Madre del Rey que su trono! Te bendeciré, Señor, porque has querido que fuese tu Madre; te celebraré con hermosas canciones.

Oh gigante que sostienes la tierra y has querido que ella te sostenga, Bendito seas. Gloria a Ti, oh Rico, que te has hecho Hijo de una pobre.

Mi magnificat sea para Ti, que eres más antiguo que todos, y sin embargo, hecho niño, descendiste a mí. Siéntate sobre mis rodillas; a pesar de que sobre Ti está suspendido el mundo, las más altas cumbres y los abismos más profundos (…).

Tú estás conmigo, y todos los coros angélicos te adoran. Mientras te estrecho entre mis brazos, eres llevado por los querubines.

Los cielos están llenos de tu gloria, y sin embargo las entrañas de una hija de la tierra te aguantan por entero. Vives en el fuego entre las criaturas celestes, y no quemas a las terrestres.

Los serafines te proclaman tres veces Santo: ¿qué más podré decirte, Señor? Los querubines te bendicen temblando, ¿cómo puedes ser honrado por mis canciones?

Escúcheme ahora y venga a mí la antigua Eva, nuestra antigua madre; levante su cabeza, la cabeza que fue humillada por la vergüenza del huerto.

Descubra su rostro y se alegre contigo, porque has arrojado fuera su vergüenza; oiga la palabra llena de paz, porque una hija suya ha pagado su deuda.

La serpiente, que la sedujo, ha sido aplastada por Ti, brote que has nacido de mi seno. El querubín y su espada por Ti han sido quitados, para que Adán pueda regresar al paraíso, del cual había sido expulsado.

Eva y Adán recurran a Ti y cojan de mí el fruto de la vida; por ti recobrará la dulzura aquella boca suya, que el fruto prohibido había vuelto amarga.

Los siervos expulsados vuelvan a través de Ti, para que puedan obtener los bienes de los cuales habían sido despojados. Serás para ellos un traje de gloria, para cubrir su desnudez.

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A la Virgen María en general DEVOCIONES Y ORACIONES

Principales Oraciones a la Virgen María I

Ellas son: Ave María, Bajo tu amparo, Madre del Redentor, Reina del Cielo, La Salve, Salve Reina de los Cielos, Acuérdate, Actos de consagración, Ángelus, Bendita sea tu pureza, Dulzura de loa Angeles

 

 

AVE MARÍA

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo;
bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

BAJO TU AMPARO

Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.

MADRE DEL REDENTOR

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del Cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permaneces siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros pecadores.

REINA DEL CIELO
(Regina Coeli)

Reina del Cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

LA SALVE

Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva;
a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues,
Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementisima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!

D- Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
T- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

SALVE, REINA DE LOS CIELOS

Salve, Reina de los Cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
D- Que con el auxilio de tan dulce intercesora,
T- seamos siempre fieles en el terreno caminar.
Amén.

ACUÉRDATE

Acuérdate,
¡oh piadosísima, Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu auxilio
haya sido
abandonado de Ti.
Animado con esta confianza,
a Ti también yo acudo,
y me atrevo a implorarte
a pesar del peso de mis pecados.
íOh Madre del Verbo!,
no desatiendas mis súplicas,
antes bien
acógelas benignamente.
Amén.

ACTOS DE CONSAGRACIÓN

¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me entrego del todo a Ti
y en prueba de mi afecto,
con amor filial te consagro en este día:
todo lo que soy, todo lo que tengo.
Guarda y protege, y también defiende
a este hijo tuyo, que así sea.
Amén.

¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me entrego del todo a Ti,
y en prueba de mi filial afecto,
te consagro en este día
mis ojos, mis oídos,
mi lengua y mi corazón,
en una palabra, todo mi ser,
ya que soy todo tuyo,
¡oh Madre de bondad!,
guárdame y protégeme
como hijo tuyo. Amén.

ÁNGELUS

D- El Ángel del Señor anunció a María.
T- Y Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Ave María

D- He aquí la sierva del Señor.
T- Hágase en mí según tu palabra.
Ave María

D- Y el Verbo se hizo carne
T- Y habitó entre nosotros.
Ave María

D- Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
T- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
Nuestro Señor Jesucristo.
Se rezan tres Glorias

D- Oremos.
Derrama Señor tu gracia
sobre nuestros corazones
y concede a quienes hemos conocido
por el anuncio del ángel
la Encarnación de tu Hijo,
que por su Pasión y su Cruz
alcancemos la gloria de la Resurrección.
Por el Señor Jesús, tu Hijo,
que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo, y es
Dios,
por los siglos de los siglos.
T- Amén.

BENDITA SEA TU PUREZA

Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea,
en tan graciosa belleza.
A Ti celestial princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día,
alma vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
Amén.

DULZURA DE LOS ÁNGELES
(de la liturgia bizantina)

Dulzura de los ángeles, alegría de los afligidos,
abogada de los cristianos, Virgen madre del Señor, protégeme y sálvame de los sufrimientos eternos.

María, purísimo incensario de oro, que ha contenido a la Trinidad excelsa; en ti se ha complacido el Padre, ha habitado el Hijo, y el Espíritu Santo, que cubriéndote con su sombra, Virgen, te ha hecho madre de Dios.

Nosotros nos alegramos en ti, Theotókos; tú eres nuestra defensa ante Dios. Extiende tu mano invencible y aplasta a nuestros enemigos. Manda a tus siervos el socorro del cielo.

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A la Virgen María en general DEVOCIONES Y ORACIONES

Principales Oraciones a la Virgen María II

Ellas son: Alégrate María, Reconociendo la maternidad de María Virgen, Para obtener la piedad filial, Oración del Fiat, Presencia del Espíritu, Madre de la confianza, Por su Inmaculado Corazón, María de la solidaridad, Contribuyendo al cambio, Luz para el peregrinar, Ante las tentaciones, Amorosa protección, Gratitud a Santa María, Ante la Inmaculada Concepción

 

ALÉGRATE MARÍA

Alégrate María,
Inmaculada y Santa,
amada de Dios,
nueva Eva elegida,
cooperadora de la reconciliación.
Madre de Jesús y nuestra,
incansable auxilio de los pecadores,
maternal intercesora,
acuérdate siempre de este hijo tuyo.
Amén.

RECONOCIENDO LA MATERNIDAD DE MARÍA VIRGEN

¡Oh Señora Santa María!,
aclamamos con júbilo
las grandezas
que el Altísimo
ha realizado en Ti.
Con alborozo
elevamos nuestra gratitud
por los dones extraordinarios
con que te ha adornado
el Señor.
Y con honda piedad filial
te reconocemos
como verdadera Madre nuestra,
cumpliendo así
el testamento que nos dio
el Señor Jesús
desde el árbol de la Cruz:
«He ahí a tu Madre».

PARA OBTENER LA PIEDAD FILIAL

Madre del Amor Misericordioso,
bien sabes que tu Hijo,
desde lo alto de la Cruz,
señaló el camino de la piadosa filiación
como aquel que deberíamos recorrer.
Te imploro me obtengas la gracia
de acercarme a tu Inmaculado Corazón,
desde mi propio corazón,
para aprender a amarte
y a honrarte
con el amor
que el Señor Jesús te tiene.
Cuida que este hijo tuyo
ingrese así
en el proceso de amorización
y vea algún día cumplida
la gran esperanza
de verse conformado
con el Salvador.
Amén.

ORACIÓN DEL FIAT

Santa María,
ayúdame a esforzarme
según el máximo de mi capacidad
y el máximo de mis posibilidades
para así responder al Plan de Dios
en todas las circunstancias
concretas de mi vida.
Amén.

PRESENCIA DEL ESPÍRITU

Santa María,
Madre del Señor Jesús y nuestra,
obténnos la presencia vivificante
del Espíritu,
y la gracia de andar siempre
por los caminos de Dios;
por tu bondadosa intercesión
consigue que estemos libres:
de las tristezas presentes,
de las acechanzas del enemigo,
de las flaquezas en la lucha,
de la permisividad
con nuestras inconsistencias;
y para cuando seamos
convocados por el Padre
consigue para nosotros
las alegrías sin fin.
Amén.

MADRE DE LA CONFIANZA

Madre siempre fiel,
cuando te asaltó la incertidumbre,
cuando las cosas se te hacían complicadas,
supiste confiar.
íY cómo confiaste!
En el momento cumbre de la historia
con decisión y firmeza
pronunciaste aquel bienaventurado
«HágaseÇ,
del que viene nuestra salud.
íY siempre lo mantuviste!
Las desconfianzas de otros,
los decires de tantos
nunca te apartaron
de la santa confianza.
Obténme,
Santa María de la Confianza,
el auxilio divino
que me permita superar
las incertidumbres que ahora me acosan.
Que así sea.

POR SU INMACULADO CORAZÓN

Quiero dar gracias
al Señor
por tu Inmaculado Corazón
y quiero pedirte,
¡oh Virgen de las vírgenes!,
que me obtengas la gracia
de descubrir sus encantos
y los necesarios auxilios
para recorrer esta vida
aprendiendo a amar
a ese tu Dulce Corazón
y a ser educado
en la gran lección
que de su inmaculada pureza
brota para bien
de toda la humanidad.
Amén.

MARÍA DE LA SOLIDARIDAD

Al considerar
el designio divino
que te ha honrado
como excelsa e incomparable
cooperadora
en la gesta de la salvación;
al reflexionar
sobre tus desvelos
al cuidar al Niño
y al Joven Jesús;
al ver tus intercesiones
en Caná,
modelo de tus desvelos;
cómo no ver
tu Corazón solidario
con el destino
de la humanidad,
cómo no comprender
lo inabarcable
del horizonte
de tu amor,
cómo no sentir
el impulso de pedirte
aprender de Ti
a vivir atento
a las necesidades
de los demás
y a poner los medios
para que esa
solidaridad afectiva
se haga
efectivamente concreta.
Madre de la Solidaridad,
intercede
para que yo pueda
recorrer
el camino de amar
a mis hermanos
como me lo pide
el Señor Jesús.
Amén.

CONTRIBUYENDO AL CAMBIO

Hay tanto que hacer
y cada quien
tiene su propia tarea
en la gesta
de nuestro tiempo.
Madre Santísima,
intercede para que
yo reciba la fuerza
y el aliciente
para cooperar
con la gran tarea
de cambiar este mundo nuestro
poniendo
mi grano de arena,
que bien podría
hacer la diferencia.
Amén.

LUZ PARA EL PEREGRINAR

Brillante Luna
de la nueva evangelización,
que con tu fulgor
iluminas la noche
por la que tantos
deambulan sin rumbo
en el mundo de la «cultura de muerteÇ,
alumbra todo humano caminar
con la luz del Señor Jesús
que sin igual sabes reflejar.
Amén.

ANTE LAS TENTACIONES

Madre querida
acógeme en tu regazo,
cúbreme con tu manto protector
y con ese dulce cariño
que nos tienes a tus hijos
aleja de mí las trampas del enemigo,
e intercede intensamente
para impedir
que sus astucias me hagan caer.
A Ti me confío
y en tu intercesión espero.
Amén.

AMOROSA PROTECCIÓN

Madre bondadosa,
protege a los tentados,
auxilia a los pecadores,
ayuda a los pusilánimes,
socorre a los necesitados,
conforta a los atribulados,
intercede por los consagrados,
cúbrenos con tu manto protector
y obténnos el don de experimentar
tu maternal y amorosa protección.
Que así sea.

GRATITUD A SANTA MARÍA

Gracias por ser Santa María.
Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra,
desde siempre.
Gracias por haber acogido
en tu seno purísimo
a quien es
la Vida y el Amor.
Gracias por haber mantenido
tu «Hágase»
a través de todos
los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos
dignos de ser acogidos
y vividos.
Gracias por tu sencillez,
por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad,
por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia,
por tu fidelidad,
por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes
que rivalizan en belleza
entre sí
y que Dios nos permite
atisbar en Ti.
Gracias por tu mirada maternal,
por tus intercesiones,
tu ternura,
tus auxilios y orientaciones.
Gracias por tantas bondades.
En fin,
gracias por ser Santa María,
Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.

ANTE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Reconozco y confieso
con ardiente fe
el maravilloso privilegio
de tu Inmaculada Concepción.
Elevo mi plegaria
de acción de gracias
por lo que tan maravilloso don
significa para toda la humanidad,
como efecto adelantado
de la reconciliación,
y en lo que a mí en particular respecta,
al haber iluminado tanto
mi humano peregrinar.
Te ruego, Madre amada
que me permitas unir mi voz
a la de todos aquellos
que en el mundo
y a lo largo de la historia
te proclaman
con sobria y alegre firmeza:
¡Bienaventurada!

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