Un concepto que hoy está más presente que en el cristianismo.

 

En la escatología musulmana el infierno tiene un lugar mas preponderante que en el cristianismo, tanto en sus libros sagrados, el Coran vs. la Biblia, como en la reflexión actual, en la medida que por ejemplo, aunque el catolicismo lo mantiene como un dogma de fe, en la práctica no se menciona en el discurso público en los sermones, salvo por el caso del Papa Francisco, pero ha tenido poco éxito en que lo emulen.

 

fuego del infierno

 

Para el Islam el infierno es un lugar real preparado por Dios para aquellos que no creen en Él, se rebelan contra Sus leyes y rechazan a Sus mensajeros. No es un mero estado mental o entidad espiritual. Los horrores, dolor, angustia y castigo son reales, pero de naturaleza diferente a su equivalente lingüístico en la Tierra. El Infierno es la máxima humillación y pérdida, y nada es peor que eso.

Es un lugar repleto de fuego, humo, y aguas sucias que hierven. Allí yacen demonios, humanos, dioses falsos y genios. Todos los humanos condenados son gigantes, pues así aumenta su dolor. De él solo saldrán algún día los pecadores monoteístas; aunque, en opinión de unos cuantos, Alá se apiadará de todos al final de los tiempos.

Allah dice: «El Infierno posee siete puertas y cada una está destinada para un grupo determinado de pecadores… « (Hiyr: 44). El Imam as’Sa’di menciona en su Tafsir: «Las puertas del infierno se estructuran en una puerta por debajo de la otra descendentemente, frente a las puertas del paraíso, que tiene una puerta encima de la otra ascendentemente».

VISIÓN ORTODOXA DEL INFIERNO, BASADA EN EL CORÁN Y LA SUNNAH

Yahannam es el nombre que se le da al infierno en el Islam. Según el Dr. Omar Sulaîmân Al-Ashqar, quien es profesor en la Facultad de Sharia de la Universidad de Jordania:

“El Infierno es la morada que Alá ha preparado para aquellos que no creen en Él, aquellos que se rebelan contra Sus leyes y descreen de Sus Mensajeros. Es el castigo para Sus enemigos, una prisión para los pecadores”.

Veamos ahora algunos aspectos importantes del infierno musulmán:

UBICACIÓN

La ubicación del Yahannam, sigue siendo materia de especulación en el Islam, y constituye un debate que casi seguramente nunca se cerrará: unos han dicho que está en la parte más baja de la Tierra o adentro de ésta, otros que está en los cielos, algunos piensan que se encuentra en otro universo, y hay quienes se abstienen de opinar considerándolo infructífero; pero, en el vasto mar de propuestas que se han hecho, brilla la que Sheîj Ûaliullah Al Dahlaûî escribió en su Aqîdah:

“No existe ningún texto claro que declare la ubicación del Paraíso y el Infierno. Ambos se encuentran dondequiera que Alá quiera que estén, y nosotros no podemos comprender todos los universos creados por Alá”.

TAMAÑO

Las fuentes muestran que, de tener un tamaño determinado o un tamaño que varía dentro de cierto rango, el Yahannam es inmensamente profundo y extenso. En los hadices (dichos y hechos de Mahoma, relatados por sus compañeros y compilados por sabios; entre los musulmanes chiitas, también se aplica a los dichos y hechos de ciertos imanes) se dice que, una piedra lanzada al infierno, habrá caído por setenta años antes de tocar el fondo, que en el Día del Juicio el infierno será arrastrado por 70000 ángeles tirando de 70000 cadenas, y que en él, durante el Día de la Resurrección, serán arrojados el sol y la luna, cosa esta última que, de ser verdad, automáticamente invalidaría las hipótesis del infierno como ubicado en la Tierra, a menos de que éste pueda variar su tamaño, ya que el sol, que habrá de caber en él, tiene 109 veces el diámetro de nuestro planeta.

GUARDIANES DEL INFIERNO 

El Yahannam está custodiado por 19 zabaniya (“guardianes”), quienes son poderosos ángeles guardianes, cada uno con la capacidad para derrotar a toda la Humanidad en su conjunto, cosa que es necesario aclarar pues, según se sabe, entre los primeros herejes hubo algunos que creyeron posible matar a tan reducido número de cuidadores…

Algunas de las cosas que el Corán dice sobre estos ángeles son:

“¡Oh, Creyentes! Guardaos a vosotros mismos y a vuestras familias del Fuego, cuyo combustible serán los hombres y las piedras, y en el que habrá Ángeles violentos y severos que no desobedecen a Alá en lo que les ordena, sino que ejecutan cabalmente sus órdenes” (66:6);

“Decretamos que los guardianes del Infierno fueran Ángeles, y dispusimos ese número para extraviar y castigar aún más a los incrédulos” (74:31); “Quienes están en el tormento dirán a los Ángeles Guardianes del Infierno: Rogad a vuestro Señor para que nos alivie el castigo un día” (40:49).

Por último, Malik es el líder de los Ángeles Guardianes del Infierno.

NIVELES, LAS PUERTAS DEL INFIERNO

Al igual que el Paraíso, el Infierno tiene distintos niveles en el Islam; dice así el Corán: “Cada uno será retribuido conforme a lo que hizo” (6:132). Ahora bien, mientras que el nivel más sublime del Paraíso es el más elevado, el nivel más atormentador del Infierno es el más bajo, siendo estos siete, cada uno con su respectiva puerta.

Según una creencia muy difundida entre las primeras generaciones de musulmanes, los pecadores monoteístas irían al primer nivel, los judíos al segundo nivel, los cristianos al tercero, los sabeos al cuarto, los zoroastrianos al quinto, los árabes politeístas al sexto, y los hipócritas al peor, el séptimo nivel.

Como puede intuirse, esta visión surgida entre los primeros mahometanos (Mahoma vivió entre el s. VI y el s.VII), inspiró en gran parte la famosa estructura en nueve círculos que imaginó el italiano Dante (s. XIII al XIV) siglos después, en su inmortal obra La Divina Comedia.

Pero no hay que creer demasiado en el rigor de esa división del Yahannam; ya que, como bien se sabe, no existen suficientes fundamentos teológicos (en el Corán y los hadices) para mandar a tal o cual tipo de los pecadores referidos a un nivel determinado, además de que los nombres de los niveles o puertas son otra cosa sin bases suficientes, y en realidad son más bien nombres alternativos del Yahannam en su totalidad, siendo arbitrario su uso para divisiones puntuales del mismo.

Lo único teológicamente indudable es que los condenados recibirán un tormento en proporción directa a su incredulidad y demás pecados, siendo los más graves siete, en correspondencia con el número de puertas

Los pecados discernibles son:

1) shirk, entendido como un desplazar a Dios de su lugar, y por tanto como algo que puede abarcar no solo la idolatría y el politeísmo, sino también el ateísmo, el agnosticismo y, naturalmente, el satanismo,

2) brujería,

3) asesinato fuera del derecho (moral-religioso),

4) robar o hurtar,

5) apropiarse de los bienes del huérfano,

6) escapar en un combate lícito a los ojos de Alá,

7) lanzar calumnias de indecencia sobre mujeres castas y creyentes.

ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LOS CONDENADOS AL INFIERNO

Los habitantes del infierno son gigantes: Según Zaid Ibn Al Arqam: “Un hombre destinado al Infierno será tan grande que uno de sus molares alcanzará el tamaño de la Montaña de Uhud”

La mayoría de los habitantes del infierno son mujeres: Según Ibn Abbás, en su obra Bujari y Muslim, Mahoma habría dicho: 

““¡Oh mujeres! Dad caridad, porque he visto que vosotras conformáis la mayoría de los habitantes del Infierno” Entonces las mujeres que se encontraban allí preguntaron, “¿Por qué es esto? Oh Mensajero de Alá” Y él les dijo: “Porque maldecís demasiado, y sois ingratas cuando recibís buen trato””

En el infierno hay genios, demonios, seres humanos, falsos dioses, y presumiblemente, toda criatura dotada de libertad moral y alma inmortal: Sobre los demonios, en el Corán, versículo 19:68-70, dice:

“¡Por tu Señor! Les congregaremos junto con los demonios, y hemos de hacerles comparecer de rodillas alrededor del Infierno. Luego sacaremos de cada secta a aquellos que hayan sido más rebeldes contra los preceptos de Allah. Sabemos mejor que nadie quiénes son los merecedores de ser arrojados en él”.

Entretanto, sobre los genios dice el Corán en el versículo 7:38:

“Les dirá Alá: Entrad al Infierno junto a los incrédulos que os precedieron, de entre los hombres y los genios”.

El combustible del infierno: Dice Alá en el Corán, dentro de los versículos 66:6 y 2:24, respectivamente:

“¡Oh, creyentes! Guardaos a vosotros mismos y a vuestras familias del Fuego, cuyo combustible serán los hombres y las piedras” y “Guardaos del fuego que ha sido preparado para los infieles y cuyo combustible serán hombres y piedras”.

En los versículos se quiere dar a entender que los hombres infieles serán el combustible del Fuego junto con las piedras, pero allí “infieles” se refiere a quienes cometen el primer pecado, el shirk, sobre todo en sus formas de incredulidad o politeísmo.

En cuanto a las piedras, algunos de entre las primeras generaciones de creyentes, se tomaron demasiado literalmente el pasaje, y propusieron que la piedra era de azufre

La otra gran fuente de combustible en el Infierno del Islam, son los falsos dioses de las demás religiones. Esto es muy interesante porque implica la afirmación de la existencia de los falsos dioses, al menos como entidades espirituales, aunque no como dioses (por algo son falsos dioses).

El agua, el viento y la sombra: El Corán da a entender que el agua y cualquier líquido del infierno está hirviendo y no puede beberse, que el viento es siempre abrasador, quemante, y que las sombras son casi todas causadas por el denso y oscuro humo del infierno, un humo que arroja enormes chispas candentes para incrementar el tormento de los condenados.

Por otra parte, Mahoma refiere que el fuego del infierno no cesa jamás, que penetra en todo, que es avivado cuando disminuye momentáneamente en su intensidad, que es en promedio unas setenta veces más fuerte que el fuego que conocemos, y que se manifiesta en nuestro planeta de forma indirecta, siempre que hace mucho sol y calor, teniendo como punto álgido el mediodía.

El infierno viviente: En la perspectiva más racional de los teólogos católicos, los versículos del Corán que dan lugar a la creencia del infierno viviente, casi seguramente habrían sido tomados como meras formas de expresar la revelación divina a través de figuras literarias como la prosopopeya o la metáfora, pero en el marco de las interpretaciones islámicas impera el fanatismo y la interpretación literal, al punto de que el creyente vulgar tiende a ver como “pecado” las interpretaciones no literales que a veces se dan entre los sectores teológicamente más racionales de la intelectualidad musulmana. Por lo anterior, el Infierno musulmán puede hablar, quejarse, bramar.

EL INFIERNO DE AVICENA, UN CASO APARTE

Avicena (s. X – XI) fue una de las grandes mentes del mundo musulmán: médico, filósofo, conocedor de las Matemáticas, polímata, autor de aproximadamente trescientos libros de diversos temas, y gran conocedor del Corán, capaz de recitarlo por completo, según se contaba…

Fue uno de los principales expositores de la teología hetorodoxa de corte racionalista, filosófico y especulativo. Actualmente la mayoría de autoridades religiosas del Islam lo consideran como un incrédulo, pero dejemos de lado las descalificaciones y veamos lo que proponía:

Avicena creía que las descripciones del Corán sobre el infierno y sus habitantes, eran parábolas, alegorías y metáforas construidas para el entendimiento del vulgo; pero eso no las volvía falsas, sino que más bien eran algo simbólico que escondía un profundo sentido y debían interpretarse de manera no literal. Partiendo de eso, Avicena rechazó la idea de la resurrección física (no resucita el cuerpo), y negó al Infierno y al Cielo como sitios objetivos y palpables, aunque sin embargo admitió que la interpretación convencional era también válida, y que lo suyo era solo una propuesta más. Así, para él, el Infierno era (igual que el Cielo) un estado espiritual-mental-experiencial.

Fuentes: Demonología, Signos de estos Tiempos

 

Haga click para ver las otras noticias

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis: