Cómo es que el maligno ataca a la familia y como defenderse.

La familia es el centro del plan de Dios para los seres humanos.

Por eso es tan atacada, y por eso es y será el núcleo central del enfrentamiento entre el plan de Dios y el del maligno.

El maligno trata primero de que no exista la familia, que las personas vivan aisladas y sin procrear.

Si no lo logra con una persona, luego intentará que el compromiso en la pareja sea lo más permisiva posible y que no hagan un compromiso con Dios.

Pero si se llega a realizar el matrimonio bajo las leyes de Dios, intentará generar desavenencias para llevarlos al divorcio.

Y en todo momento intentará que no haya unidad entre padres e hijos.

En todo esto está actuando un demonio especializado y sus secuaces humanos

Dios nos advirtió que esto iba a suceder y nos dio herramientas para defendernos, pero en general no le hicimos mucho caso.

Aquí hablaremos sobre cómo se produce el ataque sobrenatural y mediante seres humanos a la familia, cómo el cielo nos ha ido advirtiendo de estos ataques y cuál es nuestra defensa.

La batalla final entre Dios y el maligno es por la familia, porque el futuro de la humanidad pasa por la familia, según palabras de Juan Pablo II

¿Y por qué el futuro de la humanidad pasa por la familia?

Porque es el pilar de la creación para la sociedad humana, y permite establecer la civilización del amor a través de la educación sistemática de las nuevas generaciones, en un marco de estabilidad.

La familia monogámica, padre, madre e hijos ha permitido la buena educación y la buena salud de los hijos, aportando al mundo occidental las bases de nuestra cultura, prosperidad y bienestar.

Y esto se asienta sobre los principios cristianos de la dignidad del hombre, como ser libre, con un destino que trasciende el tiempo y llega hasta la eternidad. 

Esta dignidad significa la igualdad entre todos los hombres, con derechos inalienables y valores morales que se derivan de su libertad.

Y también significa la estabilidad de la cultura, los valores y las emociones, que luego se transmitirán a las demás instituciones de la sociedad.

Es así que la ciencia ha demostrado sistemáticamente y de muchas maneras, que una familia estable es condición necesaria para la educación de personas física y psíquicamente sanas, y resistentes a las malas influencias del ambiente. 

Y que tienen, estadísticamente, los mejores resultados en la educación escolar a todos sus niveles.

Por ejemplo, la ausencia de un padre, tiene consecuencias nefastas para los niños. 

Los niños que crecen en una familia sin padre tienen estadísticamente muchas más probabilidades de cometer delitos, en comparación con los que tienen el beneficio de un padre, entre otras cosas. 

Hoy hay en la sociedad mucha presión para cambiar la estructura de la familia, al punto que la única publicidad que vemos en occidente sobre la familia es para promocionar otras estructuras familiares diferentes a padre, madre e hijos.

Las promociones que se ven son de familias monoparentales y de padres del mismo sexo o más de dos padres.

Por otro lado, destruir la familia es el objetivo de todo régimen totalitario, porque demoliendo la familia, el individuo se queda solo frente al Estado y a merced de él.

La familia es cronológicamente anterior al Estado y es el último punto de resistencia contra el poder del Estado.

En todo esto hay una profunda base sobrenatural.

Los exorcistas saben que hay un demonio especializado en atacar a la familia, que se llama Asmodeo y aparece en la Biblia en el libro de Tobías. Hemos realizado un video sobre él.

La historia es que Tobías está a punto de casarse con Sara, la hija de Raquel, y Asmodeo amenaza a Sara con matar a Tobías, como hizo con los 7 esposos sucesivos anteriores.

Asmodeo pone impedimentos a los matrimonios y a su vez, cuando el matrimonio se realiza, trata de que los esposos se separen, creando desavenencias. 

Porque la base de la familia es el matrimonio. 

Y cuando el matrimonio se rompe, la familia se ve afectada negativamente. 

A nivel humano vemos que fue en la década de 1960 que arreciaron los ataques, cuando se produjo el aluvión de la legalización del divorcio.

Allí creció el ataque sobre el mundo, que se había comenzado a fraguar a principios del siglo XX.

Hasta entonces, los valores cristianos protegían el matrimonio, considerándolo de carácter sagrado e indisoluble.

Pero a partir de ahí se consideró un arreglo que no tenía ninguna implicación religiosa. 

El arzobispo Fulton Sheen diría que cuando pasó de moda que se necesitaban tres para casarse, los cónyuges y Dios, los divorcios se dispararon, como era de esperar.

Se dejó de lado que el matrimonio es un vínculo en el tiempo, un compromiso con el futuro. 

Porque la noción de un compromiso es desagradable para una sociedad que prefiere la libertad sin trabas.

Luego se generalizó la aceptación de la anticoncepción, que hizo de las relaciones sexuales un fin en sí mismo y no subordinadas a la procreación.

Y más tarde se abrió la posibilidad de que el matrimonio fuera también un arreglo entre personas del mismo sexo.

Lo cual hoy incluso se está volviendo obsoleto, porque por ejemplo el Reino Unido reconoce más de 70 géneros. 

No lo oímos, pero el cielo nos fue advirtiendo de esta presión contra la familia.

Hay dos revelaciones clave que se nos hizo.

Por un lado la visión que tuvo León XIII a fines del siglo XIX cuando escuchó una conversación entre Jesucristo y el demonio, donde éste lo desafiaba que podía destruir la Iglesia.

Jesucristo aceptó el reto y le preguntó qué necesitaba, porque sabemos que cualquier cosa que pasa en el mundo debe ser con el permiso de Dios.

El demonio dijo que necesitaba 100 años de más poder para él y para sus súbditos y Jesucristo se lo concede.

Y entonces León XIII tuvo otra visión de millares de demonios atacando el Vaticano, y por eso escribió la oración pidiendo auxilio a San Miguel Arcángel, que desde ese momento se recitó al final de cada misa.

Pero fue justamente como producto de algo que sucedió en la década de 1960, el Concilio Vaticano II, que se quitó esta oración de las misas, privándonos de una capa de protección.

Y la segunda revelación sucedió en Fátima, en las apariciones de 1917.

Allí Nuestra Señora alertó sobre los errores que podría producir Rusia, en la que unos meses después asumiría el comunismo de cuño marxista leninista.

Y pidió dos cosas. La primera, consagración de de Rusia al Inmaculado Corazón de María por el Papa en unión con todos los obispos del mundo, más la devoción de los primeros sábados para los fieles.

Y la segunda, que en 1960 se revelara un secreto que ella dejó, el tercer secreto de Fátima.

Ambas cosas, la consagración de Rusia y el tercer secreto, tienen un punto en común hasta donde se sabe, el ataque a la fe.

Lo cierto es que la Consagración de Rusia aún no se ha hecho del todo como lo pedía la Virgen, incluso ahora, porque hay una cantidad importante de católicos que no consideran a Francisco como un papa legítimo y además no hubo presión sobre los obispos para que se sumaran a la consagración.

Y por otro lado, el Papa que debiera haber publicado el tercer secreto, Juan XXIII, no lo hizo en esa fatídica década de los ’60.

Recién en el 2000 se publicó la visión que tuvo Sor Lucía, pero todo hace suponer que hay otra hoja con la interpretación que le dio Nuestra Señora de esa visión, y que aún no salió a la luz.

El ataque contra la familia que se ve actualmente parte precisamente del refrito del principio marxista de la lucha de clases.

Fue diseñado para occidente por Antonio Gramsci, el fundador del Partido Comunista Italiano y por la Escuela de Frankfurt con la teoría crítica, todo lo que se ha englobado bajo el término marxismo cultural.   

Las ideologías actuales, como de la ideología de género, de la cancelación, del despertar, etc. responden a este forma de marxismo, que busca dividir a la sociedad para poder enfrentar sus grupos entre sí, y luego instalarse en el mando para cambiar definitivamente la civilización cristiana.

Y la división más importante debe ser en la familia para ellos.

Marx y Engels consideraban la familia como la célula original de la desigualdad y la esclavitud de la humanidad.

Dijeron que en el matrimonio las mujeres pertenecen a los hombres simplemente como un instrumento para la producción de los niños.

Y que sustenta la moral burguesa.

Por lo que en el futuro socialista, dijeron que la familia nuclear dejará de ser la unidad, lo que se traducirá en el crecimiento gradual de las relaciones sexuales sin restricciones.

Como vemos, el poder que adquirió el demonio a principios del siglo XX fue trasladado a sus secuaces que desarrollaron el marxismo cultural que hoy domina occidente y es por donde se produce el aluvión de ataques contra la familia.

¿Y qué deberíamos hacer?

Ponernos en manos de Dios, leer la biblia, rezar por las familias y los jóvenes, y proteger a nuestra familia orando juntos.

Aferrarse a los sacramentos, blindar el hogar de injerencias espurias, estar en gracias de Dios y consagrar la familia al Inmaculado Corazón de María.  

También practicar aficiones sanas, inculcar la humildad, practicar la misericordia y el perdón, alejarse de las tentaciones.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre por qué la batalla final entre Dios y el maligno es por la familia.

Y me gustaría preguntarte qué cosas estás haciendo para resistir este ataque contra la familia.

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