Dios creó a los hombres y a los ángeles con funciones diferentes.

A los hombres los creó a Su imagen para heredar el mundo.

Y a los ángeles como Su brazo ejecutor para gobernar el mundo y asistir a los hombres.

Cada ángel que Dios creó tiene una función en ese gobierno. Y Dios no crea nada superfluo.

¿Entonces como reemplazar el tercio de ángeles caídos luego de la rebelión?

Los padres de la Iglesia han pensado que son los hombres quienes ocuparán es lugar.

¿Hombres convertidos en ángeles?

¿Cómo un ser que es carne y espíritu se puede transformar en un ser sólo espiritual?

En este artículo planteamos cómo los hombres se pueden transformar en ángeles.
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Y cómo pueden hacerlo desde su vida en la Tierra.

Empecemos por analizar cuál es la diferencia entre ángeles y hombres, y cuál es la real función de los ángeles en el plan de Dios.

  

¿EN QUÉ DIFIEREN LOS ÁNGELES Y LOS HOMBRES?

Los ángeles y los seres humanos difieren mucho.

Los ángeles son seres espirituales e inmortales en su propia concepción.

A diferencia de los hombres que son criaturas de carne y mortales, pero que está previsto que cambien sus cuerpos en la resurrección final y sean inmortales.

Los ángeles son criaturas que están en presencia de Dios y lo sirven.

Pero sin embargo eso no significa que sean de mayor dignidad que los hombres.

La diferencia central es que los ángeles no fueron creados a imagen de Dios y los hombres sí.

Incluso aún en su naturaleza caída y pecaminosa el hombre no ha perdido esa estatura única.

Los ángeles son seres espirituales que no tienen relaciones físicas y no pueden formar familias ni una sociedad.

Y no pasan por el proceso de nacimiento, crecimiento y muerte de los hombres.

Ellos estaban completos desde la creación y siguen siendo los mismos y seguirán siendo iguales.

En cambio el hombre evoluciona hacia un estado superior.

En definitiva eso significa que los ángeles tienen un rango más bajo en el orden de la creación que los hombres.

Cuando el hijo de Dios se hizo presente en la Tierra tomó la forma de un ser humano y no de un ángel.

Y aunque el pecado entró tanto entre los Ángeles como en los seres humanos, sólo el pecado de los seres humanos puede ser perdonado.

Cristo vino a morir por los pecados de la humanidad y no de los ángeles.

Por otro lado, aunque los ángeles sean moralmente perfectos y estén en presencia constante de Dios, son servidores de los seres humanos

Y nunca los podrán llegar a dominar.

A Los ángeles se les dio una inteligencia perfecta desde la creación y tienen una visión mucho más precisa y profunda de lo que sucede en el mundo qué los seres humanos

Pero aunque nosotros no la tenemos y somos limitados, los ángeles no tienen una actividad autónoma aparte de Dios, sólo interviene en el mundo cuando Dios lo manda.

  

 ¿CUÁL ES LA VERDADERA FUNCIÓN DE LOS ÁNGELES?

La forma simple de ver a los ángeles es que son espíritus puros que trabajan en obediencia amorosa con Dios, sirviendo como mediadores entre Dios y la creación.

Los ángeles no tienen cuerpo pero tampoco son omnipresentes como Dios.

Pueden tomar forma humana para determinadas misiones que Dios les indique.

Hay muchas apariciones de ángeles como seres humanos en el Antiguo y en el Nuevo Testamento.

Por ejemplo dos ángeles en forma humana fueron a decirle a Lot que saliera de Sodoma.

Y las mujeres que fueron a la tumba de Jesús vieron a dos ángeles brillantes con ropa blanca como la nieve.

Los ángeles son los mensajeros de Dios, como su nombre indica.

Pero lo que hacen los ángeles es más que servir como mensajeros de Dios.

Son los principios espirituales detrás del orden material universal.

Y son anteriores a la existencia material.

Los ángeles pueden verse cómo los gobernantes del mundo material.

Aplican en su dominio los principios espirituales que le vienen de su obediencia a Dios.

San Clemente de Alejandría dijo que usan su poder y autoridad para nuestro propio bien.

 “Por su poder inspiran los pensamientos y razonamientos de los hombres y ponen en sus corazones fuerza, y una percepción más aguda.

Y proporcionan proeza y audacia con presteza”.

Pero el poder no solamente está en los ángeles obedientes a Dios sino también en los caídos.

San Clemente también ha dicho,

“Algunos dicen que las plagas y las tormentas de granizo y las tempestades y similares suelen tener lugar no sólo como consecuencia de la perturbación material, sino también a través de la ira de los demonios y los ángeles malos”.

De modo que los principios naturales de lo material están conectados con el orden espiritual, inmaterial o metafísico.

Y como vimos el mundo espiritual precede a la creación material.

Pero como el mundo espiritual tiene una buena cantidad de seres caídos, el mundo material generado posteriormente está desordenado también.

O sea que el orden natural ha caído porque las realidades espirituales que lo sustentan han caído previamente.

Estamos hablando de la rebelión de satanás y sus secuaces, que Dios condenó.

Desde el principio de la historia la actividad de los ángeles ha sido ayudar a gobernar a la humanidad, servir de protectores de las naciones y preparar a la humanidad para la venida de Cristo.

San Bernardo de Claraval dijo refiriéndose a los ángeles por ello,

“Es necesario agradecerle a quienes obedecen a Dios con tanta caridad y que vienen a ayudarnos en nuestra gran necesidad”.

Sin embargo sabemos que muchos seres angélicos cayeron y sus poderes sobre el mundo permanecieron, sólo que ahora usados para el mal.

Esos espíritus caídos están actuando históricamente en la tierra con furia contra la humanidad, causando tantos desastres naturales, como humanos.

Y especialmente han hecho que a través de la historia la humanidad, considere a muchos de estos espíritus malignos, como dioses para ser honrados y respetados.

La humanidad precristiana adoraba erróneamente a dioses malos, como vemos en las culturas antiguas que por ejemplo hacían sacrificios humanos.

Ellos conocían la presencia e importancia en el gobierno de las cosas de parte de los ángeles, pero no podían diferenciar quiénes eran los poderes caídos y quiénes eran los poderes obedientes a Dios.

Entre otras cosas porque no comprendían que había un Dios superior sobre todos los poderes angélicos y que había ángeles buenos y malos.

Aún hoy los ángeles caídos siguen teniendo autoridad y habilidad para actuar en lo material.

Pero ese poder está restringido porque Dios los ha encadenado.

Sin embargo es tal la diferencia de poder entre un ángel – aún caído – y un ser humano, que tales seres caídos parecían seres superiores o dioses, para ellos.

Son estos dioses falsos los que pedían sacrificios y han dirigido por malos caminos a la humanidad.

En resumen tenemos actuando sobre el mundo material dos tipos de seres espirituales, los ángeles buenos y los caídos.

Y en muchas partes de la historia los humanos han adorado a poderes demoníacos como dioses, pensando que merecían honor y respeto.

Mientras los poderes buenos representan los principios de la creación y del mantenimiento del mundo según la voluntad de Dios, los caídos causan grandes estragos y destrucción en la Tierra por su desobediencia al plan general de Dios.

¿Qué medida ha tomado Dios con los ángeles caídos?

  

¿ÁNGELES CAÍDOS REEMPLAZADOS POR HOMBRES?

San Agustín decía que Dios creó el orden de los ángeles para estar en equilibrio perfecto.

Pero ese equilibrio se perdió debido a la caída de una parte de ángeles.

El mundo angélico que gobernaba el mundo material fue herido internamente y se desordeno.

Porque Dios lo creo como un todo integrado y las pérdidas que sufrió causaron daño al equilibrio interno y a las funciones de los ángeles.

Así la función y la armonía angelical original disminuyó su eficacia, pero no la afectó completamente.

Por lo tanto San Agustín sugirió que los ángeles caídos serían reemplazados por humanos en el plan de Dios.

San Agustín dice que

“La humanidad que constituía el resto de la creación inteligente que había perecido sin excepción bajo el pecado tanto original como real y los castigos consiguientes, debería ser restaurada en parte y debería llenar el vacío que la rebelión y la caída de los demonios habían producido.

Porque esta es la promesa a los santos de que en la resurrección serán iguales a los ángeles de Dios.

También San Anselmo sugiere que parte de la humanidad reemplazará a los ángeles caídos para completar el número que equilibra el plan de Dios para el gobierno del mundo material.

El razonamiento de San Anselmo es que Dios omnisciente sabía el número de seres que lo adorarían antes de la creación del mundo.

Lo cual encaja con la visión del Génesis que muestra que Dios creó el mundo de una manera ordenada.

Y también es consistente con los otros libros del Nuevo Testamento, cuando hablan de números específicos como los 144 mil sellados y los diversos números que se utilizan en el libro del Apocalipsis.

Pero esto quiere decir más.

Significa que ningún ser individual es superfluo y que ninguno de los ángeles caídos eran extras de los que se podía prescindir.

Por lo tanto tenían que ser reemplazados y restaurado el número de naturalezas racionales al servicio de Dios.

San Anselmo dice entonces deben ser reemplazados por la naturaleza humana ya que no hay otra naturaleza por la cual pueda ser reemplazados.

En el Nuevo Testamento se dicen cosas consistentes como que nos convertiremos en Ángeles en la resurrección y en el Lucas 20: 34-36 dice que “los que están en el cielo ya no puede morir porque son como Ángeles”.

¿Los seres humanos como Ángeles no será una sobre promesa?

Porque en realidad somos pobres sustitutos de los ángeles, porque tenemos un cuerpo que no podemos  modificar a nuestro antojo y carecemos de los poderes y habilidades de los ángeles.

Pero según San Anselmo esto es intencional de Dios para confundir al diablo en su orgullo, que nunca se hubiera imaginado que una criatura más débil reemplazaría a las huestes de los ángeles caídos.

  

LA CREACIÓN DE LOS HOMBRES NO FUE PARA REEMPLAZAR A LOS ÁNGELES CAÍDOS

Sin embargo a San Anselmo le preocupa cómo interpretaría el hombre si cada uno que se salva fuera un reemplazo de un ángel caído.

Probablemente serían objeto de un regocijo perverso si todos los hombres salvados se convirtieran realmente en ángeles.

Entonces San Anselmo dice que los seres humanos no fueron creados únicamente para restaurar el número de los ángeles, sino también para compensar el número de salvados que aún no está completo.

Por lo tanto los seres humanos salvados compensarán mucho más que el número de ángeles caídos. O sea que excede la cantidad de ángeles caídos.

De esta manera nadie tendría el perverso regocijo de saber si está reemplazando a uno de los ángeles reprobados o no.

Y no habría ninguna base para regocijarse por la caída de otro ser.

Pero esto además tiene otra implicación.

Indica que la humanidad no fue simplemente un plan de Dios para respaldar a los ángeles caídos o sea una especie de ejército de reserva.

Estamos llamados realmente a ser como ángeles en un sentido real sólo como parte de nuestra misión.

A veces convirtiéndonos en sustitutos de los ángeles caídos, y a veces compensando los errores de los ángeles caídos en el gobierno del mundo.

Los seres humanos no fueron creados como reemplazos sino para tener su propio lugar en el reino escatológico del cielo.

¿Pero qué significa exactamente que los humanos reemplacen a los ángeles caídos?

¿Qué implicaciones reales tiene esto en términos concretos?

  

¿QUÉ HARÁN LOS SERES HUMANOS QUE REEMPLAZAN A LOS ÁNGELES?

La respuesta a esta pregunta está por el lado de evaluar qué hacen realmente los ángeles o que tienen intención de hacer o cuál es su misión en el mundo material.

Porque seguramente el plan de Dios no significa que un ser humano que reemplaza a un ángel caído, sea simplemente una figura nominal y decorativa en el coro angélico.

Hemos dicho que el trabajo de los ángeles no sólo es en el reino escatológico, sino también en el aquí y ahora gobernando el mundo material.

Por lo tanto su actividad es en la tierra y en la historia del mundo.

De modo que suplantar a un ángel caído significaría desplazarlo de su poder en el mundo material histórico, combatirlo.

Expulsarlo de donde tenga poder para restablecer el poder del plan de Dios.

Convertir lo que se ha dañado y destruido por la fuerza del mal, en una fuerza para el bien, restaurando la armonía.

¿Pero podemos hacer esto?

Si podemos hacerlo, porque somos seres espirituales también y porque el nuevo y eterno pacto convirtió a todos los de la humanidad en mediadores.

De algún modo es la idea que plantea el Génesis. Que la Tierra tiene que estar sometida a los hombres.

Ese sometimiento no debe ser visto como una tiranía, sino como una liberación de la tierra de los influjos desviados de los ángeles caídos, que desvirtuaron el plan de Dios.

Por lo tanto es parte de nuestra misión compensar los efectos del desorden en la tierra provocados por la caída, llevándola al plan originario de la naturaleza.

Esto implica que nuestro aporte es luchar contra los ángeles caídos y sus manifestaciones.

San Pablo lo menciona cuando dice que nuestra lucha no es contra la carne y la sangre sino contra los poderes espirituales que dominan y controlar el mundo, que él les llama principados y potestades.

Está anticipado en el Génesis 1:28, cuando Dios bendijo a los hombres y les dijo

Sed fecundos y multiplicados y llenar la tierra y sojuzgadla.

Y ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la Tierra”.

Nuestro poder es someter a los poderes oscuros, permitiendo que la humanidad los reemplace en la historia, expulsándolos de su posición de poder.

Esta es una batalla en la que Dios está con nosotros y nos permite la victoria.

Hay muchos casos de Santos que encarnaron este principio, entrando en lugares que eran reducto de influencias demoníacas, convirtiéndolos en lugares que se regirían por el plan de Dios.

Un caso es el de San Antonio en el desierto, que una vez había sido un páramo miserable.

Y también podemos considerar las grandes conversiones, como por ejemplo la que hizo la Virgen de Guadalupe en México, convirtiendo a millones de indígenas que antes celebraban sacrificios humanos a un Dios que en realidad era un ángel caído.

Grandes Santos y místicos lentamente han ido echando a las fuerzas oscuras que gobiernan la tierra liberando a la humanidad.

Y es probablemente lo que quiere significar Juan 12:31 cuando dice “ya está aquí el juicio de este mundo, ahora el príncipe de este mundo será echado fuera”.

Esa es la base de toda la experiencia cristiana de estos dos mil años.

La tarea es terminar con la influencia de los poderes espirituales caídos y restaurar el plan original.

Sin embargo esta batalla continuará hasta el final de los tiempos, y la tierra y el mundo material no serán restaurados hasta tal final.

No podemos pretender que los seres humanos volvamos 100% el mundo material al plan original de Dios.

Sino crear las condiciones para que los Espíritus caídos no hagan perder tantas almas.

Y eso significa combatir a los hombres que son influenciados por el poder maligno.

Ya que en última instancia, como a los ángeles caídos no los vemos, nuestras referencias son siempre otros seres humanos y las políticas que llevan.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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