Y como fue el proceso de degradación que ameritó la purificación por parte de Dios.

Si miramos hacia atrás es claro que la humanidad está siguiendo el camino de la degradación.

Mientras el grueso de la población cree que es sólo un cambio de preferencias producto de la modernización.

Y muchos en la Iglesia no quieren darse cuenta, que lo que está sucediendo obedece a un plan demoníaco trazado de antemano.

¡Uff otra teoría de la conspiración dirán!

No pueden advertir que el gran arte demoníaco es hacer que los hombres crean que están en lo correcto, mientras hacen el mal. 

Pero hay visiones detalladas que han sido dadas por el cielo para advertir que esto iba a suceder, para que comprendan los incrédulos.

Aquí hablaremos sobre las visiones que le fueron dadas a la gran mística María Julia Jahenny, que son absolutamente coincidentes, hasta en las fechas, con las visiones de León XIII, sobre el ataque demoníaco actual. 

Cada vez queda más claro, que el período del mayor ataque de los demonios sobre la tierra, comenzó a ejecutarse alrededor de la década de 1880, cuando el Papa León XIII tuvo la visión de satanás desafiando a Jesucristo de que podía destruir a la Iglesia.

Y fue in crescendo hasta nuestros días.

En esa década de 1880 somos informados que el Señor acepta el reto de satanás y le concede 100 años de mayor libertad para que intente tentar a los seres humanos.

Lo que constituye una gran prueba al uso que los hombres harán de su libre albedrío y además una forma de separar lo más grueso de la paja y el trigo, o sea los que son fieles a Dios de los que operan contra sus mandatos.

Sobre esto hemos realizado un video que te recomiendo mirar.

Pero 4 años antes de la visión de León XIII, la mayor mística francesa tuvo una visión que da cuenta de lo mismo.

Porque como sabemos el cielo no informa sobre las cosas importantes una sóla vez, sino que utiliza la redundancia.

María Julia Jahenny había nacido en 1950, en un pequeño poblado de Bretaña llamado Blain. 

Fue educada por sus padres, unos aldeanos sencillos y de mucha fe.

Desde los 23 años llevó en su cuerpo los estigmas de la pasión de Nuestro Señor, en el grado más visible que ninguna otra persona los ha llevado en la historia de la Iglesia.

Incluyendo las llagas en el hombro por cargar la cruz y las heridas causadas por los azotes en la espalda de Cristo.

Tuvo el maravilloso don de poder distinguir las hostias consagradas de las que no lo estaban, lo mismo que los objetos bendecidos de los que no.

Sabía decir el lugar de donde venían las reliquias y podía entender los cantos y oraciones sagradas en cualquier idioma.

En 1875 vivió por 5 años alimentándose solamente con la eucaristía y no tuvo ninguna excreción líquida o sólida, lo que repetiría al final de su vida, hasta que murió en 1941.

Tuvo frecuentes visitas de Jesucristo y de la Santísima Virgen en las que le dieron varias profecías.

En esos éxtasis a veces levitaba y su cuerpo no pesaba nada, no sentía ningún dolor ni le molestaba la intensidad de la luz.

Tuvo durante su vida una ejemplar obediencia a sus superiores, su director espiritual, su obispo, y su superior en la orden franciscana, en la que era terciaria.

Predijo con exactitud las dos guerras mundiales, la elección del papa San Pío X, varias persecuciones de la Iglesia, los castigos a Francia por su apostasía y el ataque de los demonios sobre el mundo.

Profetizó el advenimiento de una nueva liturgia en la Iglesia, que se convertiría en negadora de Jesucristo, la purificación de la humanidad y los tres días de oscuridad, sobre lo que hemos realizado un video que te recomiendo mirar. https://youtu.be/a5b63d1kPIg 

Y en lo que queremos detenernos aquí es en el asalto infernal sin precedentes que se estaría realizando, seguido de una purificación de la humanidad tan intensa como repentina, que le comunicó el Señor. 

Predice que Dios permitirá que la prueba a sus siervos separe a los verdaderos fieles de los falsos. 

Y que esta selección dará como resultado la preservación de un pequeño número de fieles verdaderos, con quienes se reconstruirá la civilización.

De modo que anuncia la liberación de los justos y el castigo de la impiedad, y el regreso del orden después del desorden total.

En un diálogo del tono que oyó León XIII, María Julia tuvo la visión de una conversación entre Nuestro Señor Jesucristo y satanás el 30 de agosto de 1880, 

El Señor le dijo,

«Te dejo el poder de tentar a todos los hombres, de hacerlos sufrir hasta cierto punto, pero yo estaré presente».

Y satanás le dijo su plan,

«Convertiré todo en una herramienta de trabajo contra ti, pondré rebelión, guerra, división por todas partes. 

Derrocaré el templo de tus oraciones, estableceré allí ídolos para ser adorados» 

Y le fue aún más específico,

«Atacaré a la Iglesia. Derribaré la Cruz, diezmaré la población y depositaré una gran debilidad en los corazones. Propiciaré la negación de la religión católica».

Y su delirio de poder se insufló de tal manera que dijo,

«Seré el amo de todas las cosas en la tierra, todo estará bajo mi control, aún Tu Templo y Tus fieles».

Este diálogo nos indica que no se trata solamente de atacar a la Iglesia y dominar a los fieles, sino que habla de un plan de debilitar, dominar y diezmar la población mundial general.

Y Jesús le respondió lo que Él le haría luego, 

«Aplastaré bajo el relámpago del cielo a todos los que te son dados para el infierno. 

Restauraré a mi pueblo, lo preservaré de plagas, lo levantaré de las ruinas. 

Te arrojaré al abismo, pero sólo después de que hayas usado los poderes que te dejo por el momento». 

Y agregó,

«Durante las tinieblas habrá muchas conversiones; muchos perdidos volverán a Mí por medio del arrepentimiento».

De modo que aún en ese período de mayor poder demoníaco, el Señor permitirá el crecimiento de las conversiones y protegerá a los que confíen en Él. 

Y un año después, 25 de octubre de 1881, San Miguel le advirtió nuevamente a María Julia del peligro y le aseguró su ayuda a la humanidad, dijo,

«Nunca ha habido un momento como este. Hay que esperar y prepararse para no sorprenderse. Todos los demonios se reunirán. Muchos en forma de hombre».

Y le agregó,

«Toda benevolencia, fe y religión verdadera será sepultada como en una tumba. 

Todo lo aprobado por la Iglesia infalible dejará de existir como lo vemos hoy, por cierto tiempo». 

Y le habló de que este oscurecimiento es permitido por el Señor para detener a los malos que planean una mayor maldad.

Pero el arcángel le dijo también,

«Después del triunfo satánico, Nuestro Señor Jesucristo congregará a Sus ovejas dispersas para reinar sobre el mal y sacará de su tumba a la Iglesia oculta».

Esta purificación durará 3 años según lo que le fue informado a María Julia.

El Señor le dijo,

«Será una gran lucha entre los siervos de Dios, ángeles y hombres, y las fuerzas infernales y sus cómplices humanos».

Lo que nos recuerda las palabras del cardenal Karol Wojtyla, luego Juan Pablo II, en 1976 en Filadelfia, cuando dijo que estamos en la confrontación histórica más grande que ha atravesado la humanidad, una prueba de 2000 años de cultura y civilización cristiana.

María Julia dice que en el espacio de unos tres años, guerras civiles e invasiones, persecuciones religiosas, calamidades, terremotos, agitación cósmica, epidemias, todo se desatará y trabajará al unísono. 

Es una batalla que el demonio tiene perdida de antemano, él lo sabe. 

Pero antes de ser conducido al infierno quiere vengarse y aniquilar a la Iglesia, que es el Cuerpo místico de Cristo, porque ya no puede hacer nada contra la Cabeza de ese Cuerpo, porque está en la gloria eterna al lado del Padre en los cielos. 

Quiere secar todas las fuentes de luz espiritual, toda esperanza de salvación en la humanidad, destruyendo la Fe en la Divinidad de Jesucristo.

Quiere destruir todas las fuentes del amor que son los Sacramentos, y especialmente la Eucaristía.

Y además quiere aniquilar a la humanidad, llevándola al suicidio, volviéndola loca de orgullo y desesperación. 

De modo que no habrá paz en la tierra hasta después de una gran purificación, porque no hay otra salvación posible para las almas que el recurso de abandonarse a la misericordia divina.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar de que en la década de 1880 dio inicio el mayor ataque del maligno a la Iglesia y al mundo, confirmado por León XIII y María Julia Jahenny.

Lo cual nos indica que la desintegración que vemos hoy no ocurrió espontáneamente, sino que fue orquestada por el demonio.

Quien utilizó a sociedades secretas y grupos de influencia en todos los ámbitos de la vida, para corromper a la humanidad

Y lo hizo bajo la máscara del amor por el hombre, para anestesiar a la humanidad y que no se diera cuenta de lo que pasaba. 

Y me gustaría preguntarte si crees que estamos cerca o no de esos tres años de purificación que le fue comunicado a María Julia Jahenny o falta mucho. 

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