Moratalla presume de ser uno de los pocos lugares donde ha tenido lugar la aparición milagrosa de Jesucristo.

Fue acaecida a finales del siglo XV en el emblemático monte Benámor.

Y de la Virgen María que protagonizó la aparición el 5 de mayo de 1535, que ha dado lugar a la advocación de Nuestra Señora de la Rogativa, venerada desde entonces como patrona.

Moratalla es un pueblo y municipio de la Región de Murcia, en España, perteneciente a la Comarca del Noroeste, cuyo nombre originario proviene de la época romana, concretamente del topónimo Murata tallea, la que está amurallada con palos.

El burgo de Moratalla se extiende a los pies de las más altas cumbres de la Región Murciana, un enclave de gran riqueza paisajística, pero también cargado de historia y antiguas leyendas que aún siguen muy vivas en el espíritu de sus gentes.

Actualmente constituye uno de los municipios más pintorescos de la provincia, recibiendo gran número de turistas atraídos por sus montañas, su patrimonio monumental y sus tradiciones.

 

LA APARICIÓN DE LA VIRGEN

Corría el año de 1535. Por esta época y algún tiempo después, los feroces moros de las Alpujarras, en rebelión continua, devastaban cuanto iban encontrando a su paso.

Innumerables cristianos perecían a sus manos, y otros, despojados de cuanto poseían, desnudos y hambrientos, se internaban despavoridos en estos territorios tan próximos a la provincia de Granada.

Fuera a causa del excesivo número de necesitados o efecto de haberse debilitado un tanto la caridad en sus habitantes, ello es que no socorrían los vecinos con verdadero amor cristiano tanta desgracia como se arrastraba ante sus ojos.

salida del templo de ns de la rogativa

Habían transcurrido 42 anos y 17 días desde que Jesucristo descendió ante Ruiz Sánchez, en el monte de Benámor.
.
Era el 5 de Mayo del 1535, fiesta de la Ascensión del Señor.

El 5 de mayo de 1535, a 30 kilómetros de la ciudad, hacia Poniente, en un sitio que abrazan las sierras del Serbalejo, Matanza y Puerto del Conejo, paraje sumamente frío y erizado de malezas inexpugnables, existe una cañada que llaman del Conejo, la cual era propiedad de Ginés Martínez de Cuenca.

Éste tenía un hijo de su mismo nombre, mozo de 20 años tan honesto y sencillo, bondadoso y trabajador que de modelo servia en aquella comarca.

Apacentaba el afortunado zagal unas vacas de su labor, la víspera precisamente de la Ascensión y, a la caída de la tarde, comenzó a caer tan copiosa lluvia, que buscó abrigo para él y sus reses en un hato que próximo tenían unos pastores.

Allí pasó la noche y, durante el sueño, vino a turbarle varias veces una visión que en forma de mujer se le presentaba.

Formando su exaltada imaginación fantásticas quimeras, que sin dejarle reposo, le hicieron levantar muy de mañana, todo preocupado con tan pertinaz idea.

Preguntó a sus compañeros si había alguna mujer en el hato, respondiéronle que no y, silencioso y contrariado, se marchó a revisar sus tierras; sin duda en él era costumbre, por ver lo que había profundizado la continua lluvia de la noche.

Llegó al mencionado sitio de la cañada del Conejo, llamándole la atención un trozo de sembradura, cuyas espigas completamente granadas formaban raro contraste con el resto de la sementera, floja y tardía.

No solo por la naturaleza del terreno, sino también por la época en que se había sembrado.

Tanto es así que, sin poder disimular su natural asombro, exclamó:

«¡Válgame nuestra Señora!».

Diciendo estas palabras, una paloma blanca cruzó ante sus ojos; cogió él una piedra para tirársela y, en el mismo instante, iluminándose aquellos contornos, vio descender sobre flotantes nubes, rodeada de pequeños angelillos, a la Virgen Santa María, cubierta con un manto blanco.

Además observó que una pequeña gota de sangre manchaba su tersa frente.

«¿Qué buscas, hombre?», le dijo la Virgen.
.
Ginés, absorto y de rodillas, transportado en sublime éxtasis ante las gradas del trono de la Divinidad, escuchó de los purísimos labios de María.

«Que no tuviese cuidado alguno, y que previniera a los habitantes de Moratalla fuesen más caritativos y hospitalarios con aquellos infelices cristianos que, de continuo, llegaban a sus puertas en busca de legítimas limosnas.
.
Que su amadísimo hijo estaba indignado por tan mal proceder, hasta el extremo de privarlos de la lluvia tan necesaria a sus agostados campos.
.
Que ella, intercediendo con lágrimas de dolor, había conseguido – después de grandes esfuerzos – una pequeña tregua a su justo enojo.
.
Por lo cual, en la noche pasada, abundantes lluvias devolvían a los marchitos sembrados su frescura y lozanía.
.
Y, por último, que se hiciese en aquel sitio una ermita con el nombre de Nuestra Señora de la Rogativa, pues no traía otra misión que rogar a su Hijo en bien de los pecadores, previniendo, además, que allí quedaban en señal grabadas sus plantas…»
.
Desapareció la Visión, confundiéndose aquella nube en las alturas, a los ojos del atónito Ginés.

Quedó éste tan impresionado que, durante largo tiempo, estuvo llorando para descargar su corazón fuertemente conmovido por las cariñosas palabras de la Virgen.

Sentía una fascinación tal hacia aquel sitio, y su ánimo tan poseído estaba en mística contemplación que, sin darse cuenta de ello, permaneció larguísimo rato, mudo y clavado cual una estatua.

Maquinalmente se incorporó y, marchando al azar, se encontró a la puerta de un cortijo que próximo a aquel lugar se levantaba.

Habitaba en él Ginés Valero; al cual llamó la atención el aire preocupado del joven y hubo de preguntarle varias veces para que éste contara lo ocurrido, tanta era su cortedad.

Puesta la grata noticia en conocimiento de Juan y Pedro Mateo, hermano y vecino del Valero, se trasladaron juntamente con sus mujeres al referido lugar del suceso y bien pronto reconocieron desde lejos las señales de los sagrados pies, que fueron las que dejó la Virgen.

Por este tiempo, Martín López era Alcalde (pedáneo) en el Puerto del Conejo, donde tenía su cortijo y residencia.

Puesto en antecedentes de cuanto ocurría, acudió con varias personas, encontrando a Ginés Martínez que apacentaba sus vacas.

No poco trabajo costó al Alcalde persuadir al Ginés a que hablase; pues su notoria timidez, unida a la impresión que le produjo verse rodeado de tantas gentes, de quienes era admirado, venía a aumentar su turbación.

Por fin venció sus escrúpulos y contando lo ocurrido pasaron al sitio, reconociéndolo minuciosamente.

Todos quedaron satisfechos; pues a pesar de la fuerte lluvia, no se habían borrado ni confundido las bien señaladas plantas.

Así como a diez pasos de distancia, poco más o menos, varias piedras comprimidas fuertemente, manifestaban donde Ginés permaneció en larga contemplación.

El fausto acontecimiento, en alas de la fama, pronto recorrió algunas leguas.
.
Empezando a llegar de todas partes cojos; tullidos y enfermos de distintas clases, en busca de la salud perdida.
.
Según cuenta la tradición, bastaba formar un poco de barro con aquella tierra, donde la Virgen fijó sus pies y, aplicándola con verdadera fe al sitio enfermo, sanaban en el acto, con admiración de todos los presentes.

El acontecimiento pronto alcanzó tal fama que acudían hasta el paraje infinidad de peregrinos, muchos de ellos enfermos.

Tantos milagros se repitieron, que el Alcalde Martín López, por medio de una carta, puso en conocimiento de la justicia de Moratalla cuanto ocurría.

La cual, en su vista, acordó en sesión celebrada por el Ayuntamiento el 27 de Mayo, que pasase una comisión a informarse bien de lo ocurrido, tomando declaraciones; reconociendo el sitio, etc.

Sin pérdida de tiempo practicaron la información decretada; resultando ser cierto cuanto arriba consignamos, pues así resulta de la declaración tomada a Ginés Martínez y tantos otros presentes.

Así como de la autenticidad de los milagros verificados en algunas personas que allí se encontraban.

Concluidas las diligencias, puso la inscripción signada el escribano de la comisión, Martín Pujol.

Las cuales pasaron al Asesor abogado de la villa de Caravaca, el que evacuó su informe en 14 de Junio del mismo año.

Previniendo se notificasen al Señor Inquisidor, como así se hizo y dejando un traslado auténtico, que es el que existe en el Ayuntamiento de Moratalla, de donde hemos tomado estos apuntes, remitiéndose después los originales a Murcia, para su aprobación.

La Virgen de la frente herida rogaría por todos los pecadores y por ello, el Santuario que se edificó en el lugar se conoce como Ermita de la Rogativa.

 

ERMITA DE LA ROGATIVA

El paraje que circunda el lugar donde se encuentra tanto la Ermita como la Iglesia de la Rogativa, dista aproximadamente a unos 10 Kilómetros de El Sabinar, en dirección a Nerpio (Albacete).

En el lugar de la aparición se ha levantado un arco de cuatro columnas.
.
El actual santuario se construyó pocos años después con un Concejo de Órdenes militares dado en 1576; está situado unos doscientos metros más abajo.

Quizá sea la Ermita de la Rogativa una de las edificaciones cuyo aspecto exterior impresiona al visitante y no precisamente por su monumentalidad.

Posiblemente sea por su entorno, su enclave geográfico, por su situación entre el Pico de Revolcadores -techo de la Región de Murcia con 2027 m de altitud-, El Servalejo y Peña Jarota (1946 m) que se eleva como curioso centinela de roca viva.

En la primitiva construcción colaboraron unos madereros franceses que por aquel tiempo se encontraban trabajando en Sierra Seca y Cañada del Conejo.

Ellos fueron quienes a su costa, levantaron y techaron el edificio con tablas que también aportaron desinteresadamente.

Doña Teresa, vecina de Huéscar y mujer del comerciante Avaino Genovés, fue quién costeó el retablo de madera con la imagen de la Virgen, así como los diversos complementos para el templo y para dicha imagen.

Habían transcurrido varios años cuando la Ermita fue destruida por un incendio.

Sobre este lugar, se levanto posteriormente una edificación de tipo rural en los siglos XVI-XVII, cuyo aspecto es el que ha llegado hasta nosotros.

Lo más llamativo del interior es el camarín, con pinturas bien conservadas de la época.

Entre las características más relevantes de la ermita destacan la perfecta fusión del edificio con su entorno, habiéndose utilizado en su construcción los materiales propios de la zona (ladrillo, madera y piedra).
.
La sencillez de recursos decorativos, basado en el lenguaje cromático de blancos y azules enmarcando los vanos y las bases de los pilares.
.
El pavimento exterior de guijarros de diferentes tamaños, haciendo dibujos, al estilo romano.
.
Numerosos añadidos posteriores en la zona del ábside para responder a las necesidades de los peregrinos, que generalmente, pernoctaban allí.
.
Y la adaptación al clima, que la vemos en la construcción de un porche corrido, situado a los pies y lateral este, que viene a ser otra respuesta a las necesidades de acogida humana, en una latitud de clima adverso.

La climatología de la zona también se refleja en la manera primitiva de impermeabilizar la cubierta, a base de una mezcla de barro y ramajes de árboles de la zona, que formaban un bloque compacto y muy duro, y que cumplía la triple misión de ejercer de armadura, de impermeabilizador y de aislante térmico.

La ermita tiene una sola nave, coro alto a los pies, cubierta con una bóveda de cañizo y escayola, que la dividen 5 arcos carpaneles muy rebajados.

Ésta seguramente no sería la cubierta original, siendo seguramente de una reforma del siglo XVIII.

En el presbiterio se sitúa el camarín de la Virgen, siendo ésta la zona más rica desde el punto de vista decorativo.

Su planta es octogonal y sus paramentos están decorados con pintura mural al fresco del siglo XVIII y factura eminentemente popular, donde están presentes escenas bíblicas de carácter mariano y angélico, guarnecidas por motivos florales.

Las pinturas de la cúpula que cubre el camarín representan a los cuatro evangelistas rodeados de ángeles y querubines y las pechinas están decoradas con motivos florales, mientras que en las paredes están presentes escenas marianas.

procesion de ns de la rogativa y jesus

 

LAS FIESTAS

Las fiestas en honor de la Rogativa tienen como acto señalado el traslado de la Virgen a la ciudad y su posterior retorno, romerías que se llevan a cabo en varias etapas por la gran longitud que ha de recorrerse.
.
En cada jornada se realiza un tramo del camino, llegando hasta la aldea donde pernoctará la imagen y en la que los vecinos organizan una fiesta de bienvenida.

Resulta muy típico el baile de los romeros al compás de las «cuadrillas de animeros», así como la realización de pujas por llevar las andas.

La Virgen vuelve a su santuario el último domingo de mayo, siendo entonces llevada hasta el templete de la aparición, concluyendo la jornada en los alrededores de la ermita con una multitudinaria fiesta.

La Virgen y el Cristo pasan el invierno en la parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción, y a primeros de mayo vuelve cada uno a su ermita.

El día del Aparecimiento se coloca a la Virgen en un templete cercano a su ermita, se puja por quitarle la corona y se le pone una de flores.

A partir del 15 de agosto, la Virgen comienza su andadura en romería y rogativa hacia Moratalla, a la que se une Cristo Aparecido el último día de agosto en la ermita de éste.

Una vez en Moratalla se le hace una gran procesión por todo el pueblo.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

¿Te gustó este artículo? Entra tu email para recibir nuestra Newsletter, es un servicio gratis: