Nuestra Señora de Rocamadour, Francia ( 8 de septiembre)

El descubrimiento, el año 1166, cerca de la humilde capilla, del cuerpo milagrosamente conservado de un ermitaño (desde entonces llamado Amadour, «Amador del Peñon»), el que da un gran desarrollo a la peregrinación y provoca la construcción audaz en el costado del peñasco de 7 iglesias, de un monasterio y la formación de la ciudad abajo.
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En una de sus ermitas se guarda una talla de una Virgen Negra que es venerada por los peregrinos que allí acuden…

Rocamadour es uno de los sitios más sagrados de Francia y Europa. Montaña situada en el sur de Francia al norte de Tolouse, Rocamadour se presenta como un lugar increíble y de gran belleza. La población está emplazada en un acantilado calcáreo (de 150 metros de altura) que surge de una montaña rodeada de un espeso y verde bosque. A uno de sus márgenes, transcurre el río Alzou, de poco caudal y escondido por la vegetación.

Desde mucho tiempo es famoso por la presencia de una capilla del siglo VI y por los milagros relatados desde el inicio del siglo en la parroquia Santa Maria de Rocamadour.

Se cree que este lugar ya era un centro espiritual desde antes de que llegaran los romanos, aunque no se ha podido demostrar con exactitud.

 

LA HISTORIA

Actualmente, y ya desde siglos atrás, Rocamadour es un lugar importante de peregrinaje (de hecho, enlaza con el camino francés a Santiago de Compostela).

En una de sus ermitas se guarda una talla de una Virgen Negra (aunque se tiene constancia de que antes del siglo XVII no era de ese color), que es venerada por los peregrinos que allí acuden.

Ya en el siglo XII, Robert de Torigny narra en una crónica una de las leyendas de este lugar. Explica que en el 1166, un habitante de esta ciudad quiso ser enterrado (por inspiración divina) a la entrada de oratorio. Pero cuando se empezó a cavar en la tierra, apareció el cuerpo de Amadour o Amador, incorrupto. Así que los monjes decidieron colocarlo en el altar de la iglesia y mostrarlo a todo aquel que lo quisiera ver. Una leyenda cuenta que ese personaje cuyo cuerpo fue hallado incorrupto habría muerto de amor, y de ahí el nombre que le fue puesto, y también por eso se le llama a la zona “la roca del amor”.

Se ha constatado que esta tumba es muy antigua, aunque nada se ha podido saber del cadáver. La tradición explica que este Amadour es Zaqueo, el personaje bíblico que era demasiado bajito, y que para ver a Jesús se subió a un árbol, el rico de Jericó. Después de conocer a Jesús y convertirse al cristianismo, Zaqueo repartió la mitad de sus bienes y todo aquello que adquirió ilegalmente. Se cree que Zaqueo junto a la Verónica (la mujer que secó la cara a Jesús durante el vía crucis, y cuyo rostro quedó impreso en el pañuelo), que sería su esposa, habrían tomado una barca que les habría traído a la montaña de Rocamadour (gracias a un viento divino), donde habrían vivido como eremitas en una de sus grutas. Sobre la sepultura de Amador, nació una capilla que se considera la más antigua de Rocamadour. Esta leyenda fue difundida por los benedictinos.

 

LA IMAGEN

Aparte de las reliquias del cuerpo de Amadour, el éxito del lugar vino dado por los milagros de la Virgen Negra. Una milagrosa campana señalaba, por su tintineo, el salvataje de los marineros en el mar. Este reconocimiento del mundo de los marineros valió a Nuestra Señora de Rocamadour el ser venerada en varias capillas como Finisterra o Quebec.

Rocamadour tiene una talla de una Virgen Negra de madera con los ojos cerrados y el niño Jesús en su rodilla izquierda, ambos coronados. Se encuentra en la capilla de Notre-Dame en el centro de la población (capilla construida en el 1479, excavada en la roca). Es una virgen de las llamadas “relicarias” o “maiestas mariae”, muy populares durante la Edad Media.

Antes del siglo XVII no se tiene constancia de que esta Virgen fuera negra, así que se nos plantea la hipótesis del humo de los cirios de la capilla. A medida que han pasado los años se ha vuelto más oscura, y es una teoría plausible debido a que durante siglos (desde finales de la Edad Media hasta el siglo XX), Rocamadour ha sido un lugar dejado de la mano de Dios. Ya en el 1235, soldados franceses que hacían campaña por el sur de Francia lapidaron y pisotearon la imagen, y en el siglo XVI fue salvada de un gran incendio. Además, después del saqueo que sufrió Rocamadour durante el 1562 por parte de los hugonotes franceses (calvinistas), donde cuenta la leyenda que quisieron quemar el cuerpo de Amador y no pudieron, la prosperidad de esta villa decayó hasta bien entrado el siglo XX.

Otro suceso sufrido por la imagen de la Virgen fue el robo de una joya donada por el papa Pío IX por parte de unos ladrones a finales del XIX. Todo esto y lo ya dicho anteriormente se cree como la causa de la negrura de la talla.

 

LA PEREGRINACIÓN

El descubrimiento, el año 1166, cerca de la humilde capilla, del cuerpo milagrosamente conservado de un ermitaño (desde entonces llamado Amadour, «Amador del Peñon»), el que da un gran desarrollo a la peregrinación y provoca la construcción audaz en el costado del peñasco de 7 iglesias, de un monasterio y la formación de la ciudad abajo.

De dimensión europea, como asegura el Libro de los milagros del Siglo XII, perdió popularidad después de la etapa iconoclasta de mercenarios protestantes en el año 1562. Bajo la Revolución, el pueblo fue saqueado una vez más. En el Siglo XIX el santuario se restauró completamente y se salvó de la ruina total.

La iglesia fomentó este peregrinaje para la adjudicación a perpetuidad de indulgencias plenarias a las personas que recibían los sacramentos de la penitencia y de la comunión en Rocamadour. Los más célebres son los de los grandes perdones del día 24 de junio, San Juan Bautista.

La prueba final del peregrinaje consistía en subir de rodillas los 216 peldaños de la escalera que conduce a la ciudad religiosa (comprendida por 7 iglesias, más 12 que las restauraciones del Siglo XIX no pudieron mantener). Finalmente, después de esta ascensión, los peregrinos entraban en los santuarios, y regalaban varios objetos en ofrenda. Los objetos más conocidos son los hierros de varios condenados liberados de sus cadenas, los barcos de marineros salvados y agradecidos, o las placas de mármol grabadas y enganchadas al muro de la capilla en los Siglos XIX y XX.

 

MILAGROS DE ROCAMADOUR

Encontrado el sepulcro de San Amador, de la mano de los monjes de Cluny se difundió su culto, se extendieron por la Cristiandad los milagros de la Virgen, y hacia 1172 recogieron en un libro 126 hechos portentosos.

El número 36, con el título «De la mujer que no pudo ser ahogada», se refiere a Sancha, llamada también Leefans (l´Enfans = la Infanta) o Leof
ás, hija de García Ramírez el Restaurador y hermana de Sancho el Sabio, reyes de Navarra. Cuenta que la Infanta quedó viuda de Gastón de Bearne, sin descendencia, pero encinta, lo que llenó de esperanza a los bearneses. Sin embargo, a los 40 días abortó, y acusada de haber dado muerte a la criatura que llevaba en sus entrañas fue condenada a sufrir la prueba del agua. Para ello, en Sauveterre, cerca de Orthez, debía ser arrojada, atada de pies y manos a un escudo de acero, desde un altísimo puente a las aguas del Gave. Miles de personas acudieron al espectáculo, insultándola unos, compadeciéndola otros, rogando por su alma los demás. La Infanta invocó el auxilio de la Virgen, la puso por testigo de su inocencia, y arrojada al agua se deslizó suavemente por la superficie hasta ser depositada sana y salva sobre la arena de la orilla a tres tiros de arco del puente. Los suyos la llevaron en triunfo a palacio, y la Infanta, en señal de agradecimiento, confeccionó una preciosa tapicería que en 1170 entregó a Géraud, abad de Rocamadour, que en aquel momento regresaba de Compostela. Poco después casó con Pedro Manrique de Lara, y sus restos descansan en el monasterio de Santa María de Huerta (Soria).

Otro que se encuentra es el de fray Alberic, un monje custodio de la imagen al cual se le apareció la Virgen tres sábados seguidos con un estandarte de la Virgen María con su hijo, y con el propósito de que lo llevara al rey de Castilla antes de la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Este monje rehusó la demanda de la Virgen, cosa que provocó su muerte a los pocos días. Así que fue el prior del monasterio el encargado de llevar a cabo la misión: desplegar el estandarte cuando fuera necesario durante la lucha. Cuando en un momento parecía todo perdido para los cristianos, de entre ellos surgió el prior con el estandarte de Rocamadour y de Castilla, dando fuerza suficiente a los cristianos para derrotar a los almohades.

 

LAS VISITAS

Desde este siglo XII, la Virgen Negra, de rostro fervoroso, de sonrisa esbozada, y de manos tendidas, presenta su Hijo a los peregrinos venidos de toda Europa, de los caminos de Santiago de Compostela y ahora de todos los lugares del mundo.

Reyes como San Luis de Francia, Enrique II de Inglaterra y Alfonso III de Portugal hasta el ministro de la república Edmond Michelet, predicadores de fuste como Santo Domingo, San Antonio de Padua a los marineros como Jacques Cartier, del trovador Renan al compositor Francis Poulenc, desconocidos o famosos, todos han subido la gran escalera. Y todos han testimoniado por los numerosos favores obtenidos de Nuestra Señora de Rocamadour en el «Libro de los Milagros» (siglo XII), en sus crónicas personales o sus confidencias dejando maquetas de barcos, cadenas de prisioneros, palos de paralíticos o cuadros a guisa de ex votos.

Hoy, todavía, el impresionante acantilado invita a maravillarse como a interrogarse sobre el sentido de la vida mientras que la ciudad suspendida entra tierra y cielo ofrece al peregrino una imagen sorprendente de la Iglesia y la estatua quien ha atravesado los siglos recordándonos la oración incesante de María, nuestra madre.

 

LA VIRGEN DE ROCAMODOUR DE ESTELLA EN ESPAÑA

Estella (en euskera Lizarra, y ambos cooficiales) es una ciudad, municipio de la zona media de la Comunidad Foral de Navarra (España), de la llamada comarca de «Tierra Estella» o Lizarrerria, situada a mitad de camino entre las ciudades capitales de Pamplona y de Logroño, en La Rioja, en una zona de unión entre la Montaña y la Ribera de Navarra.

La advocación de Nuestra Señora de Rocamadour, en Quercy (Francia), fue transmitida por peregrinos jacobeos (una de las rutas del Camino de Santiago pasaba por el santuario galo) y pobladores franceses que se establecieron en algunas poblaciones del Camino (la Virgen del Puy de Estella tiene el mismo origen).

La Virgen de Rocamador de Estella es un bello ejemplar de finales del siglo XII, de 88 cm. de altura, y su figura está sentada en una especie de trono sumamente original. Viste una complicada indumentaria compuesta de túnica, sobretúnica que dibuja un curioso plegado sobre la pierna derecha, toca anudada detrás de la nuca, y manto abierto, mientras que el Niño lleva túnica con orla al cuello y manto a modo de toga romana. La corona originaria ha sido sustituida por la que ahora lleva (el Niño nunca llevó corona), y la granada que porta en su mano derecha es, como todo el antebrazo, una incorporación moderna.

El rostro de María irradia serena expresión y presenta un óvalo casi perfecto en el que se integran los ojos almendrados, la nariz rectilínea y una boca menuda. El cuerpo presenta piernas paralelas en ángulo recto, y mientras el brazo derecho forma ángulo de 90º, el otro, más abierto, se apoya en la rodilla y sujeta al Niño por la parte inferior. Éste, sentado sobre la pierna izquierda de María, bendice con la diestra levantada mientras que con la otra mano sujeta un libro. La imagen, junto con Santa María la Real de Pamplona, y Santa María la Real de Irache, de la que toma modelo, se aleja de los modelos generalizados en la iconografía mariana del periodo románico en Navarra y en el País Vasco.

La basílica está situada en la afueras de la ciudad, en dirección a Irache, junto al portal de San Nicolás, o de Castilla, por el que salían los peregrinos camino de Compostela. Francisco de Eguía y Beaumont, primer historiador de la ciudad, afirma que «es una basílica de grandísima devoción». Dice que tiene por ermitaño un sacerdote, casa, «muy buena huerta deliciosa», y atribuye su antigüedad al tiempo de los gentiles.

En su origen era una iglesia de una sola nave cubierta con bóveda de medio cañón corrido y apuntado, con arcos fajones, construida en la segunda mitad del siglo XII, de la que sólo se conserva el ábside. Entre 1689 y 1691 Santiago Raon construyó el cuerpo con planta de cruz latina de tres tramos y crucero cubiertos por bóveda de medio cañón con lunetos y su correspondiente arco fajón para la nave y brazos del crucero, y cúpula sobre pechinas. En 1901 los Capuchinos le añadieron las dos capillas de los pies para colocar «a lo menos cuatro confesionarios (…) para confesar la multitud de fieles que diariamente y especialmente los días festivos se acercan a recibir el sacramento de la penitencia»

La Virgen de la hornacina del templo de Estella tiene al Niño en la mano contraria a la habitual. Cuenta la leyenda, que durante la celebración de la fiesta de San Felipe y Santiago, un joven resultó muerto a consecuencia de una reyerta. El malhechor y sus amigos hicieron recaer la sospecha sobre un mozo de Arróniz que se hallaba en la fiesta, el cual fue condenado a muerte. En el momento de ser ajusticiado delante del santuario (allí se ahorcaba a los reos, como puede leerse en los reportajes Vera Cruz II y La Procesión), proclamó su inocencia, y poniendo a la Virgen por testigo dijo a los presentes: «Sí, soy inocente, y en prueba de ello ved cómo la Virgen pasa al Niño del brazo izquierdo al derecho». Todos los ojos se dirigieron a la imagen, y al ver el prodigio liberaron al reo.

VIDEO

Rocamadour: Black Madonna in the Lot, France

ROCAMADOUR ET GOUFFRE

FRANCE: ROCAMADOUR

ROCAMADOUR


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