Las consecuencias individuales.

La pandemia de coronavirus y todo lo que ha sucedido a su alrededor se ha convertido en el mayor ataque demoníaco que ha sufrido nuestra generación y las generaciones de las que tengamos historia.

Los ángeles caídos y sus secuaces han trabajado horas extras en esto.

Se ha sentido a nivel individual, con trastornos fuertes de nuestras vidas, nuestras emociones, nuestros pensamientos, nuestros nervios.

Pero muchos no han podido comprender que estamos en medio de la intensificación de la batalla espiritual entre el bien y el mal.

En este artículo te queremos contar cómo ha sido el ataque, qué síntomas son atribuibles a él y cómo debemos combatir esta batalla espiritual.

Una especie de gripe que ha matado a algo más de dos millones de personas, en más de un año, en un planeta habitado por más de 7 mil millones de personas, ha logrado aterrorizar a todo el planeta, confinar los países durante semanas y en repetidas ocasiones y cerrar las iglesias para los fieles.

Se ha producido un aumento fuerte de los trastornos psicológicos y los sistemas de salud han prestado menos atención a otras enfermedades, con el deterioro consecuente de la salud de la población.

Ha dejado por el camino millones de desocupados, miles de empresas han quebrado, y la pobreza se ha disparado.

Los medios de comunicación han exacerbado el miedo de una manera casi quirúrgica. 

Las Big Tech y los grandes medios no han permitido que circule información diferente a la oficial de la Organización Mundial de la Salud, generando suspicacias, y obviamente no permitiendo saber lo que piensan científicos que tienen una visión diferente a la Organización Mundial de la Salud.

Mientras que los más poderosos del mundo se reúnen en el Foro Económico Mundial de Davos y las Big Tech y los medios de comunicación esconden las críticas a su proyecto y dan visibilidad sólo a los elogios.

Estas mismas élites son las que han trabajado durante décadas para cambiar la moral cristiana del mundo occidental y bajar la población, invirtiendo millones de dólares en ongs propulsoras de nuevas moralidades y en campañas electorales para sus candidatos.

Y son las que ahora dicen que el coronavirus es la oportunidad que estaban esperando para reiniciar el mundo a su manera, con menos clase media, grandes multinacionales que manejen la economía y un gobierno mundial que controle la población al estilo chino. 

Sin dudas estamos bajo un ataque espiritual intenso, como nunca antes. 

Un ataque espiritual es cuando una persona es agredida por el diablo o los demonios, a través del uso de personas que son sus secuaces directos o que ocasionalmente son usados por él.  

Y en este caso el ataque es para hacer que la población adopte una determinada conducta o estilo de vida, obediencia y reclusión.

Esto es inédito para nuestra generación y no se recuerdan en la historia casos parecidos.

Los ataques espirituales pueden conducir al sufrimiento espiritual de las personas.

Especialmente cuando no tienen una buena capacidad para sentir el amor y la presencia del Señor en su vida. 

Y Dios suele permitir que se manifiesten de esa manera los ataques espirituales en algunos, porque la lucha conduce a un mayor amor por Él.

Una forma de descubrir si se estás experimentando las consecuencias de este ataque espiritual es sentir miedo, dudas, trastornos del sueño, fatiga extrema y una debilitante falta de concentración.

Mucha confusión y pensamientos obsesivos interfieren con la capacidad para pensar o comunicarse con claridad.

La confusión es como una situación de pánico o una ruptura del orden. Es como estar rodeado por una nube espesa que afecta todo sobre ti y tu vida.

Se puede percibir la presencia del mal todo el tiempo. Los demonios atacan todo el día y toda la noche.

En un ataque espiritual aparece la obsesión que es como una idea o un pensamiento que continuamente preocupa o se entromete en la mente de una persona.

El espíritu de obsesión puede trabajar en conjunto con los espíritus de depresión, acoso, ansiedad, duda, desánimo, desesperación y más.

El espíritu de terror puede trabajar junto con los espíritus del miedo y el control.

La falta de sueño es otro de los síntomas del ataque espiritual.

Provoca miedo y agotamiento, lo que aumenta la confusión y deja a la persona incapaz de vivir su vida de manera saludable.

También aparece la depresión en algunos, principalmente porque no saben de donde agarrarse, no sienten a Dios y tiende a creer que los ha abandonado.

Y como resultado, viene el aislamiento de los demás.

En este caso de la pandemia y los confinamientos, debes considerar que se trata de un ataque generalizado a las personas en todo el mundo. 

No es sólo contra ti, pero lo cierto es que lo sientes tu y debes ponerte a salvo.

Debes pensar que estás en medio de una guerra contra un enemigo que quiere tu sumisión.

Y el enemigo usará tácticas de violencia e intimidación para controlar a sus víctimas.

Las batallas que enfrentamos en este momento pueden hacer que muchas cosas se sientan inciertas

Por eso es importante reconocer que estamos siendo atacados por una fuerza que no es humana, pero por medio de humanos que se prestan para ello.

Y reconocer cómo es que trabajan.

Trabajan para consumirnos en la duda, el miedo y la preocupación. Intentan engañarnos haciéndonos pensar que estamos indefensos. 

Intentan destruir lo que amamos.

Buscan nuestra confusión, desconfianza y paranoia.

Intentan llevarnos a una espiral descendente de depresión y desesperación.

Provocan enfermedades y dolencias.

Buscan la desunión y el conflicto. Romper el cuerpo de Cristo.

Nos tientan a confiar en nosotros mismos y en los ángeles de luz disfrazados que envían, que son sus secuaces.

Todos los días, nuevos titulares e historias destacadas nos recuerdan que no tenemos el control y que lo lograremos si hacemos caso a lo que proponen.

Pero tenemos la opción de elegir a quién escuchamos y en qué creemos. 

Debemos esforzarnos en reconocer quién está en la raíz del miedo y la preocupación. 

¿Y cómo salir de esto?

Si se quiere salir del ataque hay que buscar el antídoto al demonio.

Y el antídoto son Jesús, la Virgen María, el Espíritu Santo, los ángeles.

Hay que pedirles ayuda en oración y vivir de la forma que nos piden.

La mejor defensa es vivir una vida en gracia de Dios. 

También significa identificar de dónde viene el mal para no exponerse a él.

Y cuáles son las expresiones y los miedos que quiere infundir.

La confesión y la Eucaristía son esenciales en la lucha contra el mal.

Jesús nos dio la confesión por una razón. Nos libera del pecado y renueva el alma.

La Eucaristía, en tanto da la fuerza y ayudará a vivir una vida más pura y santa.

Si las iglesias están cerradas haz una contrición perfecta y la comunión espiritual. 

La oración es muy importante, pero también difícil cuando uno está en medio de un ataque espiritual.

A veces las cosas se sienten tan mal que la oración es imposible. 

Simplemente basta con repetir el santo nombre de Jesús una y otra vez. 

Los sacramentales, medallas, escapularios, también nos protegen del enemigo, pero el poder que llevan se basa en la fe de la persona que los usa.

También te ayuda el agua, el aceite de oliva, la sal y las velas benditas o exorcizadas.

Este tipo de bendición es muy eficaz contra los demonios.

El diablo también teme especialmente las comuniones fervientes y visitas frecuentes al Santísimo Sacramento.

De modo que además de ir a misa diaria si puedes, confesarte semanalmente, hay que orar el rosario diariamente, y ayunar de la mejor manera que se pueda.

Todo cristiano tiene un gran poder, mucho mayor que el de aquéllos que actúan para generar pánico a través de los medios de comunicación.

Pero para poner ese poder en acción y beneficiarse, el cristiano debe tener una fe fuerte.

Eso significa que necesitamos confiar completamente en Dios y creer que Jesucristo puede hacer todas las cosas. 

Que puede derrotar al mal con un solo soplo.

Es importante también reconocer que el Señor permite el sufrimiento para nuestro crecimiento espiritual. 

Y ese crecimiento siempre nos lleva a un mayor amor por Dios.

Porque el miedo causa aislamiento, y el aislamiento aumenta la opresión, intensifica la depresión y motiva una profunda soledad.

Es necesario sentir la presencia consoladora de Dios en el interior y hablar diariamente con Él.

Y recuerda, que Dios tiene el control y no importa cuánto creas que Jesús te ha dejado, y los pecados que hayas cometido.

Él te está acercando cada vez más a Él durante estos ataques espirituales.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos contarte sobre cómo se está desarrollando este ataque espiritual generalizado que nunca hemos experimentado, cómo puedes estar viviéndolo y cómo salir de él.

Y me gustaría preguntarte qué tipos de consecuencias de los ataques espirituales has sentido durante la pandemia.

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