Los sucesos a través de los cuales Dios va encauzando a cada persona en el Plan que tiene para su vida.

El verdadero Dios, creador de todo lo creado, es un Dios personal, que dirige la vida de cada persona, pero sin imponerle Su plan.

Cada persona es fruto de un sueño de Dios y vino a la Tierra con una misión, que le reportará una vida más ampliamente feliz cuanto más la lleve adelante.

Pero respeta nuestro libre albedrío y por lo tanto no nos obliga a elegir Su plan como si fuéramos robots, en cambio nos dirige poniendo en nuestro camino las cosas que dirigirán nuestra vida hacia ese plan.

Somos libres de optar por no hacer caso a Su plan.

O podemos tener nuestro plan, pero estar atentos a lo que Dios cree adecuado de ese plan y lo que no.

Y cuando advertimos que algo no es aceptado por Dios dejarlo de lado y alinearnos a lo que Él nos tiene preparado.

Aquí hablaremos sobre cómo Dios nos va guiando hacia el plan que tiene para cada uno de nosotros, qué instrumentos usa y cuáles son las señales que nos da para guiarnos.       

Todos hemos tenido la experiencia de una llamada telefónica inesperada de alguien en quien estábamos pensando.

O nos encontramos con alguien en la calle que cambió la dirección de nuestra vida.

¿Qué hizo que esa persona te llamara por teléfono en ese momento?

¿Qué hizo que la otra persona estuviera en tu camino en el momento adecuado?

Esas cosas las podemos considerar coincidencias, circunstancias sin una conexión causal aparente, meras cosas que pasan.

Pero de hecho, si vivimos con los ojos abiertos, veremos que circunstancias independientes, muchas veces se alinean tan maravillosamente, que rompe los ojos que hay una mano atrás de ellas.

Y para el que cree en un Ser Supremo Divino, que se preocupa sinceramente por el bienestar de Sus creaciones, tales sucesos son más que meras coincidencias.

A través de estas coincidencias es que Dios nos guía para Su Plan.

Los creyentes saben que lo que parece una coincidencia en realidad está orquestado por un Dios soberano, que se preocupa por el gorrión y los cabellos que tenemos en la cabeza, según Mateo 10:29. 

Porque la administración del universo no se basa en la casualidad, la Biblia dice que Dios controla incluso el evento más aleatorio. 

Y no solo está a cargo de los grandes eventos de nuestra vida, sino también de nuestros desafíos cotidianos.

No existen las casualidades en la vida de las personas.

La sucesión de hechos y circunstancias que unas veces aparentemente nos favorecen y otras nos perjudican, están siempre dispuestas por la voluntad divina.

Que envía lo bueno y permite que ocurra lo malo, porque lo que nosotros creemos que es malo, el Señor entiende que nos conviene para la salvación de nuestra alma, que es en definitiva lo que le interesa al Señor.

Aceptar las casualidades y creer en ellas como fruto del azar, del destino, o de las circunstancias, es negar la omnipotencia divina y marginar a la Divina Providencia.

Nuestras vidas no son al azar, como ramas flotando en un arroyo yendo a destinos desconocidos.

Todos tenemos un propósito mayor.

Y Él realmente está allí vigilándonos y dirigiéndonos a través de un GPS gigantesco.

De modo que Dios entra en nuestras vidas generalmente disfrazado de coincidencias. 

Y por lo tanto, estar abierto a las coincidencias es como tener acceso a un par de ojos extra. 

Los santos están constantemente al acecho de tales señales y se aprovechan al máximo de ellas cuando aparecen.

Porque Dios tiene una misión reservada para cada uno de nosotros, que solo la persona en cuestión puede desempeñar y nos guía a través de aparentes coincidencias.

Todo lo que nos ocurre constituye una oportunidad para desempeñar dicha misión, que probablemente no comprenderemos plenamente hasta llegar al cielo.

Y si nuestra vida camina hacia el cumplimiento de lo que Dios quiere de nosotros, nunca nos faltará la ayuda divina para enfocarnos en la misión y desarrollar toda nuestra potencialidad.

Sin embargo pocos son los que siguen desde su nacimiento este camino, todos nos empeñamos en caminar soltándonos de la mano que nos tiende el Señor.

Y solo cuando tomamos conciencia de que nos hemos equivocado, al ver que nos hemos estrellado, acudimos en la búsqueda de esa mano amorosa que siempre está tendida hacia nosotros. 

De modo que todos los males que Dios permite que nos sucedan, y todos los bienes que podamos recibir, son siempre estímulos para que nos acerquemos a más a Él.

Lo que Él busca es estimularnos con bienes o con males, para que caminemos hacia Él.

Para ahorrarnos frustraciones y dolores el Señor nos pide que pongamos nuestra fe y nuestra esperanza sólo en Él, que lo amemos con todo nuestro corazón, que renunciemos a nuestra propia fuerza y nuestros planes, por la humildad y el abandono, y Él hará el resto.

Un día Él le dijo a Santa Catalina de Siena «tú ocúpate de Mí, que de ti ya me ocupo Yo».

Y esto lo vemos más claramente cuando suceden puntos de inflexión en nuestras vidas.

En las circunstancias cuando el camino de nuestra vida toma una nueva dirección.

Por ejemplo cuando perdiste a alguien que amas o algo que valoraste; o tienes un nuevo trabajo; o una nueva relación; o un nuevo hogar.

Y seguramente siempre hubo una señal en cada punto de inflexión, para proporcionarte seguridad de que todo iba a estar bien, y que no estabas solo.

Por lo tanto necesitamos una mirada confiada para distinguir a Dios oculto en medio de casualidades. 

Estar abiertos a ver el significado de un encuentro fortuito, un retraso, una pérdida, un abandono, un olvido, una palabra, un silencio. 

Porque detrás de todo está Su mano guiando tu barca.

Pero Su guía no se produce a través de signos de fuegos y centellas. 

Dios suele ser sutil en sus mensajes y milagros.

Dios puede hacer que una vela gotee de tal manera que se asemeje a un ángel, o el sol tenga un reflejo un poco inusual, o la corteza de un árbol forme lo que parece una silueta vaga de Jesús, o una piedra un corazón.

Y esas son señales, que juegan junto a las cosas que nos suceden en el día, con quien nos encontramos y con quien no, las conversaciones que surgen, etc.

Por lo tanto, busca las señales en lo ordinario, estate atento a las señales siempre y en todas partes.

Busca las señales que se presentan en tu rutina diaria y acepta el curso de los acontecimientos, como dirigidos por Él.

Y recuerda que cuando es el tiempo de Dios, nunca hay frenesí y todo es suave.

Sin embargo puede suceder que a veces te sientas frustrado, esperando algo que simplemente no está ocurriendo y no puedes entender por qué las oraciones no son contestadas.

Y en estos casos sólo hay una solución, deja ir lo que sea que estás anhelando y ponlo en las manos de Dios.

Confía más allá de lo que lo haces habitualmente. 

No te agites, porque la ansiedad inhibe la gracia, y puede ser causada por el espíritu del temor.

Piensa que a veces un codazo también es un milagro.

Y que cada tentación es un regalo, porque es la oportunidad de unirte más a Jesús.

¿Y cuáles son los consejos para lidiar con las señales que Dios nos envía?

Comienza por tener fe en que Dios maneja las coincidencias, que te da señales para orientarte en el camino y que todo actúa para tu bien.

Mira para atrás, la estela que tu vida está dejando cuando surcas el mar de la vida y encontrarás coincidencias para entender mejor lo que Dios quiere de ti y tiene para darte en el futuro.

Porque vivimos nuestras vidas para adelante, pero las entendemos mirando para atrás.

Piensa por ejemplo cuando alguna vez te encontraste con alguna persona por casualidad y te dio una información que solucionó un problema que tenías.

Porque lo más común es que nos sucedan coincidencias en la vida diaria que a menudo las desestimamos con demasiada facilidad y muchas veces son algo significativo. 

Por lo tanto debemos estar en un trabajo constante discerniendo si la coincidencia que nos sucedió es una fantasía nuestra o es algo que viene de Dios.

Y luego, que nos quiere decir Dios con esto, cual es el mensaje para nosotros.

Recurre a la oración, y entonces el Espíritu Santo te dará información o te pondrá frente a hechos para ir en cierta dirección o para hacer exactamente lo contrario.

Ponte en manos de Dios, pero no abdiques fácilmente de lo que piensas que es bueno para tí fácilmente, porque también Dios puede ponerte a prueba antes de darte lo que te tiene reservado.

Recuerda que nunca vamos a pedirle a Dios demasiado, porque sus recursos son ilimitados.

Y siempre que pides debes también creer.

Cuanto más crees, más crece tu fe en Dios. Y cuanto más te dejes caer en los brazos de Dios, Él te salvará más del peligro, te sacará de atascos duros, te sostendrá y te ayudará a alcanzar un objetivo.

Y una vez que sientes que Dios te ha dado una promesa, espera.

Lo que significa saber que la promesa vendrá a pesar de cualquier contratiempo o retraso que se produzca.

Busca signos de que el proceso está en marcha y espera la redundancia.

Porque el Espíritu Santo nos envía redundancia por si estamos distraídos, nos da una señal detrás de otra.

Y prepárate para experimentar el punto de inflexión divino, que se produce cuando Dios nos coloca en el lugar correcto, en el momento adecuado, con las personas adecuadas.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la guía de Dios a través lo que algunos llaman coincidencias, pero que en realidad son diosidencias.

Y me gustaría preguntarte si has visto actuar en tu vida esas coincidencias que vienen de Dios o no.

MIRA ESTOS VIDEOS

LEE ESTOS ARTÍCULOS

¿Quieres Saber que son los “Guiños de Dios” [que usa para Guiarnos]? https://forosdelavirgen.org/guinos-de-dios/

¿Cómo Saber lo que es Bueno para ti, entre las Cosas que Llegan a tu Vida? https://forosdelavirgen.org/dios-nos-envia-accidentes-leves-para-evitar-accidentes-graves-2013-10-04/

¿Cuál es el plan de Dios para el Mundo hoy? ¿Y para tu Vida? https://forosdelavirgen.org/plan-de-dios-hoy/

Cómo las Élites se están Sublevando contra el Plan de Dios para la Humanidad https://forosdelavirgen.org/elites-plan-de-dios/