Es habitual oír que estamos en una era post cristiana.

Y eso significa que se está generando un cristianismo distinto del original.

Al que se le se le han ido agregando nuevos elementos y difuminando otros.

mapa del mundo

Pero también vemos el avance del Islam supremacista y el avance silencioso de la espiritualidad oriental en occidente a través del budismo, el taoísmo y demás.
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Ellos quieren ocupar el lugar que está dejando vacante el cristianismo en occidente, por su propia redefinición.

  

¿ES UNA APOSTASÍA?

No necesariamente en la era post cristiana el nombre cristianismo desaparecerá sino que se redefinirá.

Por ejemplo cambiando algunos conceptos, como el infierno eterno que no aparece más, el cielo que está abierto a todos independientemente de lo que hagan en la tierra, la aceptación de todas las sexualidades y del aborto.

Y todo ellos mezclado ‘a la carte’ de cada consumidor.

Pero hay algunos autores que opinan que el catolicismo ya se está “defendiendo” de esta erosión adoptando una modalidad de práctica de la fe de “baja intensidad”, a partir del pontificado de Francisco.

¿Pero hasta qué punto el ‘cristianismo de baja intensidad’ puede llamarse cristianismo estrictamente?

Aparentemente en el tercer secreto de Fátima – en la parte supuestamente no revelada – se decía que vendría una apostasía en la Iglesia y que operaría desde la cúspide del Vaticano.

Esa apostasía parece que llegó luego del Vaticano II, cuando desde los púlpitos se dejó de predicar algunas verdades de fe, como el infierno, el matrimonio entre un hombre y una mujer, la anticoncepción, etc.

Y eso arraigó en el pueblo católico, al punto que hoy el post cristianismo es una fuerza imparable desde las bases.

El punto a dilucidar es si la falta de prédica de algunas verdades de fe fue la causa real.
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O si se dejaron de predicar esas verdades debido a la presión de las bases, que ya no las querían oír.

En definitiva, en qué medida contribuyó la falta de prédica de esas verdades de fe a la apostasía naciente en las bancas de los templos.

Es así como llegamos hoy al post cristianismo, a un cristianismo de ‘baja intensidad’, instalado en las propias bancas de las iglesias católicas y fuera de ellas, con gente que se llama católica, pero cuyo catolicismo no está alineado con al Catecismo de la Iglesia Católica.

Pero que en realidad no lo saben, porque al no haber prédica sobre ciertas verdades de la fe no pueden saber si están alineados con la doctrina tradicional o no.

Tomemos un ejemplo simple. El Catecismo de la Iglesia Católica dice que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (CIC 2357).

Sin embargo muchos católicos en las bancas opinan que la homosexualidad es una sexualidad más y optativa.

Entonces ¿cómo pueden saber estos católicos si están alineados con la doctrina de la Iglesia si no oyen prédicas sobre el tema, desde los púlpitos?

Esto no se predica, pero si se predica cuáles son los días de precepto, cuando pide la Iglesia ayuno y abstinencia, etc.

De modo que, ¿en qué medida a este nuevo cristianismo de ‘baja intensidad”, o post cristianismo, podemos catalogarlo como genuinamente cristianismo bíblico?

Este es un gran tema para discernir.

Este proceso ha generado dos tipos polares de católicos. Aquellos que siguen adheridos a la doctrina tradicional y aquellos que están caminando por las sendas post cristianas. Con toda una gradación intermedia.

Y ello genera una situación curiosa y que pocos advierten.

La persecución de los cristianos en occidente es sobre los cristianos que profesan la doctrina tradicional, no sobre los post cristianos.

Porque los primeros son los que no admiten esconder su religiosidad en el ámbito privado y llevan sus creencias a las batallas culturales (p.ej. en campañas contra el aborto o el ‘matrimonio’ homosexual).

Luca Diotallevi

Luca Diotallevi

  

LA RELIGIÓN DE BAJA INTENSIDAD

El sociólogo cristiano Luca Diotallevi  insiste que la religiosidad occidental está en expansión y construyéndose sobre la crisis del cristianismo.

Diotallevi afirma que,

“La gran ventaja de esta opción [la religión de baja intensidad] consiste en el hecho de conceder al consumidor religioso una infinita capacidad de elección.
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Y de recombinación entre los bienes y servicios puestos en el mercado por los más diversos actores de la oferta religiosa“.

“En esta competición, los nuevos protagonistas de la oferta religiosa -desde los pentecostales y carismáticos a la New Age- tienen buenas cartas para jugar: una extrema flexibilidad y una gran indulgencia que valora la expresividad”.

La tesis de una “low intensity religion” viene proclamándose desde hace décadas por parte de la sociología americana para explicarse el éxito de los pentecostales, los carismáticos y la New Age.

El auge religioso, que se supone acompaña al pontificado de Francisco según el sociólogo, se construye sobre la destrucción del cristianismo confesional.
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Y sobre la elección de la religión de baja intensidad, que concede al consumidor religioso la capacidad de elegir entre las ofertas religiosas.

Bastará que las autoridades religiosas rebajen las propias pretensiones normativas, flexibilicen sus convicciones y muestren indulgencia para disponer de un futuro prometedor y un discreto liderazgo.

Prueba de que se ha entrado en esta deriva, según el sociólogo, es la renuncia a la doctrina tradicional sobre el sacramento del matrimonio, para apostar por alusiones genéricas a la familia.

Incluso la crisis del clero es el resultado de un cristianismo de baja intensidad.

Según este diagnóstico, la Iglesia a consecuencia del proyecto de Francisco, padece el síndrome de la relajación, que liquida sus firmes convicciones y renuncia al carácter misionero y martirial, que habría caracterizado a los dos anteriores pontificados.

Pero no todos opinan lo mismo.

El también sociólogo cristiano Joaquín García Roca opina respecto al que,

El discurso y las prácticas de Francisco no son acomodaticias sino profundamente anticulturales, a causa de su calidad evangélica.
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Basta atender a los índices de audiencia para ver que la apuesta por la tolerancia, la compasión o la misericordia no es lo que triunfa en el mercado.”

“Como sociólogo de la cultura tengo más razones para creer que hoy triunfa más la dictadura de lo fuerte y de lo violento, que la propuesta por la ternura y por la paz

Basta acercarse a los estadios de fútbol, a los telediarios, a las tertulias y a los programas de mayor éxito  para observar que la ternura y la misericordia, predicada por Francisco, es anticultural.

La violencia es la ideología dominante, mientras que la ternura es la convicción de los perdedores”.

Sin embargo, si aún se admitiera que la propuesta de Francisco es bajar las exigencias para para conservar vivo al catolicismo, esto no está funcionando adecuadamente para el catolicismo.

Porque aumenta la penetración de otras religiones que aspiran ocupar el lugar del cristianismo y se están erosionando los pilares más básicos de la fe de cualquier religión, el aspecto sobrenatural.

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Joaquin Garcia Roca

  

HAY RELIGIONES QUE SE POSTULAN PARA SUPLANTAR AL CRISTIANISMO

Ante esta debilidad del cristianismo, hay tradiciones religiosas que hoy pretenden sustituir al cristianismo una, de ellas es el islam, que en definitiva probablemente haya sido una herejía del Antiguo Testamento y cuyas ideas ya estaban presentes antes que Mahoma hiciera la síntesis en el siglo séptimo.

De hecho el islamismo es un candidato serio a remplazar el cristianismo en algunas zonas del mundo como Medio Oriente y algunas partes de África y Asia, e incluso a mas largo plazo en Europa.

Y también lo están aprovechando el budismo y el hinduismo que están en una política expansiva.

No muchos han notado la penetración de formas de espiritualidad oriental en occidente, como el yoga, el reiki, etc., porque lo han hecho de una manera silenciosa, al contrario que el Islam.

Y esto es una erosión de la idea cristiana, porque promueve otras formas de relacionarse con lo divino e incluso otros valores.

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LA DECADENCIA DEL CRISTIANISMO EN OCCIDENTE

El hecho significativo para el reemplazo del cristianismo es la pérdida de base fuerte del cristianismo en Europa y todo occidente.

Que a su vez ha tenido en los últimos decenios un fuerte descenso de la población, significando que la raza blanca no va hacer más predominante dentro del cristianismo, porque sus tasas de natalidad no llegan al nivel de reposición.

La historia es que la civilización occidental optó por reducirse, lo que genera una serie de cambios políticos y económicos en el mundo.

Asia es mucho más fuerte poblacionalmente que occidente y tiene un mercado interno de consumidores que le permite crecer a otra dimensión que Europa y occidente, mientras que occidente mantiene su estándar de vida debido a la acumulación anterior.

En esta área donde cristianismo fue fuerte y fue el centro en los últimos siglos, se generaron ideas a contrapelo del cristianismo por ejemplo el aborto.

Desde 1980 se han producido más de 1.300 millones de abortos sin considerar la anticoncepción.

Y eso es el resultado de ideas relacionadas con la ecología, la predominancia de la elección personal, la predominancia del pensamiento científico, y de lo que se concibe que es la libertad.

Y en esta pendiente descendente también tenemos que mencionar la ideología de género qué es lo que ha traído el empuje de la cultura homosexual como lema occidental de la no discriminación.
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O sea que para occidente la libertad y la igualdad reposan sobre la aceptación y luego el predominio de las tendencias homosexuales.
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Parece difícil entender por qué fue así, pero lo cierto es que está sucediendo.

  

UN CAMBIO EN EL PARADIGMA DE LA SALVACIÓN

Pero quizás la idea qué reemplace más al cristianismo, que lo cambie en esta era post cristiana, sea el que el hombre puede salvarse sí mismo.
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Que no necesita ningún salvador, que se puede corregir a sí mismo, que no hay ningún pecado original, que no necesita redención y en definitiva que no hay algo trascendente al hombre.

De esta forma el humanismo implica que el hombre es el que hace al propio hombre, no es Dios el que lo crea ni el que le dice cómo debe vivir.

Porque en realidad este nuevo pensamiento científico dice que somos el resultado del azar, y de una evolución que no tiene un sentido trascendente.

Pero tampoco él necesita ser un ser social para ser feliz, porque cada hombre se construye a sí mismo y la felicidad depende solamente de lo que él quiera hacer y ser.

Así es como la estructura del estado es la que garantiza que el hombre puede ser cómo quiere ser y la que garantizará que las personas alcancen la felicidad sea cual sea como la conciba.

Por lo tanto no hay una verdad, no hay una manera mejor que otra de comportarse y de pensar y de vivir.

Y el estado, en último término, tendrá la función de mantener la paz y de permitir que cada uno desarrolle la visión de felicidad que tiene.

Pero esa paz que se necesita para que cada uno desarrolle su visión no se hará de acuerdo al consenso sino que es impuesta desde el Estado.

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Y esto no puede ser de otra manera, porque los distintos estilos de vida muchas veces chocan entre sí causando conflictos y hay que regularlos cuidadosamente.

Por lo tanto el estado restringe la libertad de expresión y la cambiará por el concepto de no permitir el discurso de odio.

Eso significa qué cuidará que no se discrimine el pensamiento de los demás, pero no cuidará que la persona sea libre para decir públicamente lo que piensa.

Entonces el gran enemigo de esta visión del mundo es la afirmación que hay una verdad y qué somos invitados a conocerla y a seguirla.

Y si hay una verdad entonces algunas formas de vivir son mejores que otra, y hay formas de vivir malas y formas de vivir buenas, independientes de nuestra subjetividad.

Es este llamado el que perturba la paz para el Estado y por lo tanto no puede permitir que esto se dispute y se difunda y se promueva.

  

LOS PROBLEMAS PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

Es en realidad este discurso ideológico el que está suplantando el cristianismo en occidente.
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Incluso en la mente de los cristianos en las bancas.
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Y entonces el cristianismo no tiene más remedio que crecer en las áreas donde este discurso no es predominante y exigible desde el Estado.

Pero la dificultad que existe es que en las áreas donde ideológicamente la población está más apta para escuchar el mensaje de la verdad, se suceden una cantidad de regímenes políticos hostiles y poco tolerantes a cambios del estilo de vida tradicional.

Pongamos el caso de China con el comunismo, pongamos el caso de la India con la predominancia del hinduismo y budismo

Occidente tiene el mismo problema con el cristianismo que lo tiene con el Islam y pretende aplicar la misma solución.

Sin embargo la naturaleza del Islam es más política qué religiosa comparativamente con el cristianismo y además tiene la vertiente agresiva militarmente, que le crea más problemas que el cristianismo, por lo tanto es menos dócil de manejar que cristianismo.

Los anteriores son los problemas centrales de la nueva evangelización tiene que hacer frente a una época post cristiana.

El pontificado de Benedicto XVI hizo hincapié en recristianizar Europa. No logró avanzar.

Por otro lado, cristianizar el mundo islámico es una tarea casi imposible en este momento, por lo tanto queda cristianizar y evangelizar zonas del planeta con menos restricciones.

Pero sucede que en esta pérdida de base del cristianismo otras religiones como el Islam y los propios budistas e hinduistas, están aprovechando para expandirse.

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Y en el caso de América Latina el catolicismo esta asediado por el protestantismo de base pentecostal, mientras que sobreviven visiones del catolicismo más recostadas al marxismo.

  

LA EROSIÓN DE LA FE DE LOS CRISTIANOS

La sustitución del cristianismo que se está dando en la época post cristiana parece estar más relacionada con la pérdida de fe dentro de los cristianos que por la acción de elementos externos.

Parecería como si los cristianos hubieran comenzado a considerar que los medios para sus fines trascendentes les impedían tener éxito en este mundo.
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Así que buscaron una forma de reformular su fe y los instrumentos que expresan su fe, para asegurarse que no van a limitar su accionar en el mundo que están viviendo.

Por lo tanto el éxito en la tierra se volvió más importante que la salvación de las almas y la libertad de elegir y decidir también sustituyó a la libertad basada en la verdad.

La acción remplazó la contemplación y la escatología mundana se transformó en la explicación del propósito del hombre en el planeta.

Sin embargo sin una teoría sobre su origen y un destino trascendente, la vida del hombre en este planeta es insignificante por más que pasen millones y millones de seres humanos.

Porque cada uno tendrá una idea de cómo enfrentar la vida en un lapso terriblemente corto de existencia, y ahí termina su contribución.

Entonces consideremos que es en parte el propio cristianismo que generó el post cristianismo, porque renunció a lo trascendente reemplazándolo por lo mundano.

Tener éxito mientras se vive en el planeta, porque en última instancia el concepto de vida eterna tiene mellada su credibilidad.

  

«VEDLOS COMO SE AMAN»

Así vivían su Fe. En Amor de Dios.

Imposible pensar hoy en un amor como el que tenían los primeros cristianos.

Tenían amor, no solamente lo sentían.

Porque el amor no es solo un sentimiento: es una decisión de la mente y el espíritu.

Y solamente cuando uno recibe alimento de amor puede ofrecerlo.

Jesús nos dejó ese alimento que fortalece nuestra alma y como consecuencia, enriquece nuestra fe.

Los primeros cristianos recibían esa fuerza como nosotros en la Eucaristía, pero la acogían con diferente corazón.

Y es que estaba muy fuerte el recuerdo del Resucitado.

Los Apóstoles debían reforzar sus relatos, tal vez entre lágrimas, diciendo: «yo lo vi», «yo fui testigo», «yo estaba con Él».

Y el aura de santidad que emanaban hacía el resto.

Podemos imaginar la emoción de Pedro al confesar haberlo negado.

Y la sorpresa de los que lo escuchaban.

Lo había negado y lo perdonó. ¿Qué Dios era ése?

Vino a morir por nosotros.

¿Qué clase de Amor era el suyo?

Y los espíritus se rendían frente a lo absurdo de ese Dios que había hecho lo impensable.

Un Dios que enseñaba a «amar a los enemigos y a orar por los perseguidores».

Un Dios que había nacido en un pesebre.

Había muchos elementos para tener una fe fuerte.

Tanto como para no temer la furia de los leones en la arena.

Así nació el cristianismo y así la sangre de los mártires fue «semilla de nuevos cristianos».

No escapaba nadie de esa aureola que los envolvía.

Hasta los carceleros se convertían y aceptaban el martirio.

Pero han pasado casi 2000 años.

Y muchas aguas bajo muchos puentes.

El mundo se sacudió los miedos de entonces para adquirir nuevos miedos.

Pero antes, el miedo hacia que todos se santiguaran.

Porque era al mal al que se temía.

Ahora convivimos con el mal como si fuera un amigo.

Un compañero de viaje.

Sacamos del baúl de los recuerdos el concepto de Misericordia y lo agitamos como una bandera.

Y olvidamos la necesidad de la «corrección fraterna» al hermano que cae en el pecado.

La Misericordia es elástica como un chicle y acoge todo lo humano, hasta el pecado.

Y si es así, ¿por qué no nos preguntamos, – es que estamos muy apurados – por qué razón Jesús, en vez de morir dolorosísimamente, no nos dio a todos una palmadita en la espalda dándonos permiso para hacer «todo lo que nos hiciera felices».

Sin darnos cuenta, estamos inmersos en la contaminación de la New Age.

¿Cómo podríamos tener la fuerza para resistir tanto mimo y consideración a uno mismo?

¿Cómo arrancarnos de esa maraña de autocontemplación y autocompasión para seguir a un Mártir que murió – supuestamente por la humanidad – hace tantísimos años.

La cosa se nos presenta complicada a los cristianos de hoy, máxime cuando la moderna psicología estudia como patológica toda inclinación al sufrimiento.

No podríamos siquiera pensar en conceptos como «martirio» o «almas victimas».

En algún recodo del camino se nos quedó el espíritu de heroísmo.

Y eso es lo que pidió y pide Jesús. Y no es algo que El no haya hecho.

Lo hizo y con creces.

Sin embargo, en medio de un desierto espiritual, Dios nos sigue hablando.

¡Sigue caminando con nosotros!

Carga nuestras cargas, maneja nuestros coches, sube con nosotros en el ascensor, cruza con nosotros la calle.

Nos espera en el Sagrario, anhelante.

Reconquistemos esa alegría de los primeros cristianos y vayamos a visitarlo.

«¡Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor…!

¿Es tan difícil?

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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