Entre el 9 y el 10 de junio de 1505 una campesina fue la vidente de dos apariciones.

Una de un fraile servita que le anunció la intercesión de María.

Y otra de la Virgen para pedir penitencias y cambio de conducta al pueblo.

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La primera aparición fue el 9.
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Un joven fraile servita pidió que los habitantes ayunaran los viernes para agradecer la intercesión de María.
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Para que Dios no descargara su ira sobre los sampolesi por sus pecados.

La segunda, el 10, apareció María vestida como un fraile servita.
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Y le pidió que fuera al cura de San Polo, en su nombre, para invitar al pueblo a confesar sus propios pecados, perdonar las ofensas recibidas, hacer tres días de procesión y ayuno, observar los días festivos y participar en la santa misa, respetar los preceptos de la Iglesia y la fiesta dedicada a la Madonna.
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Si lo cumplieran vivirían felices.

El mismo año los sampolesi alzaron una pequeña capilla y al lado un convento de los servitas.

La Sabina se encuentra a 40 kms al nordeste de Roma, en la zona llamada Sabina que se extiende desde la orilla del Tevere hasta el monte Sabini, que forma parte de la cadena de los Apeninos.

A su lado se encuentra la comuna San Polo dei Cavalieri, donde transcurrió la aparición.

El paisaje es de colinas llenas de olivos, que se deslizan muy rápido hacia la montaña, con bosques de robles, y junto a ellos, pequeños burgos medievales, castillos y monasterios.

Es un paisaje sustancialmente inmutable en el tiempo y poco tocado por el desarrollo edilicio moderno.

Pero en el primer decenio del siglo X el paisaje rural cambió con rapidez.

El fin de las incursiones sarracenas y el colapso del impero carolingio llevó a la necesidad de concentrarse y fortificarse: los castillos.

Un modelo social y económico mayormente evolucionado respecto a las villas campesinas que habían caracterizado al paisaje, junto a las abadías benedictinas del alto medioevo, como Farfa.

El nacimiento de estos establecimientos concentrados y fortificados fue legado en modo fuerte por la pequeña nobleza local, en gran medida de origen longobarda.

Que aprovechando la disolución del poder central y de la crisis de Farfa saqueada e incendiada por los sarracenos, había reorganizado la población rural de una manera apropiada para dirigir señorialmente la fragmentación a nivel local.

    

LA HISTORIA

El territorio sampolese fue teatro el 9 y el 10 de junio de 1505 de apariciones milagrosas de las cuales fue testigo una campesina de nombre Giovanna, hija de Lodovico di Michele de San Polo en Sabina.

Mientras la joven estaba dedicada a trabajar en el campo de la familia, le apareció al lado de un seto a poco más de tres pasos, un joven fraile vestido como los padres servitas, con la sotana y la capucha en la cabeza.

El servita tenía en la mano una gruesa corona característica de su orden y utilizada para rezar a la Madonna y saludó a la jovencita con el habitual frase.

La muchacha, estupefacta y con miedo, respondió al saludo.

El religioso la tranquilizó bendicendola y pregunta cual es el rendimiento del campito.

Giovanna, a su modo y del modo gentil de su interlocutor, responde que es la esperanza de obtener frutos del cultivo de la tierra, pero efectuando el trabajo con gran dedicación, eran muy pobres.

El servita responde que la comunidad sampolese había ameritado estos dolores por su mal comportamiento.

Y que solo la intervención misericordiosa de la Madonna había impedido que Dios descargase su ira contra ellos haciendo desbordar el río completamente, anegando los campos y destruyendo los cultivos.

Por consiguiente, los sampolesi debían ayunar los viernes sucesivos a pan y agua en obsequio a Dios que había escuchado la súplica de la Virgen y salvado a la región de una grave calamidad, por su culpa y pos sus pecados.

Le encargó hacer llegar este mensaje a la población local, pero rehusó temiendo no ser escuchada.

Tras la negación, el servita bendice a la muchacha y desaparece.

El día siguiente, martes, la joven campesina estaba por ir a la fuente del burgo, cuando, inspirada por una premonición, decide retornar al campo de la familia donde le había aparecido el fraile.

La muchacha lavó en el agua del arroyo la ropa, la extendió a secarse al sol y se puso a comer a la sombra de un alto y majestuoso nogal crecido espontáneamente.

De improviso Giovanna se siente llamar por su nombre.

Extrañada, la joven alzó la vista y vio tras las ramas del nogal a una Señora de inefable belleza y toda resplandeciente.
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La Señora estaba vestida como las religiosas de la Tercer Orden de los Siervos de María y tenía un vestido negro, cinturón a la cadera, y un negro y amplio manto le cubría la cabeza.
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Mostrando apenas dos mechones de cabello dorados que descendían sobre el hombro y el pecho.
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El aspecto de la Señora era de particular belleza.

Giovanna comprendió inmediatamente que estaba frente a la Virgen María, si arrodilló y cruzó, temblando por el miedo, los brazos sobre el pecho.

La Santísima Virgen la calmó y le recordó dulcemente lo que había pasado con su sirvo en la aparición del día anterior.
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Ante silencio de la joven, María le pidió ir al cura de San Polo, y que le pidiera en su nombre sonara las campanas y reuniera a todo el pueblo para pedirles e invitarlos a:
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1 – corregirse;
2 – confesar sus propios pecados;
3 – perdonar las ofensas recibidas;
4 – hacer tres días de procesión y ayuno;
5 – observar los días festivos, respetando la obligación de participar en la santa misa;
6 – respetar escrupulosamente todos los otros preceptos de la Iglesia;
7 – no descuidar en particular la fiesta dedicada a la Madonna.

Si los sanpolesi cumplieran estos mandatos vivirían felices.

Mientras estaba pronunciando estas palabras, la Virgen descubre su pecho lacerado de flagelos y mostró la rodilla sangrante implorando a la joven divulgar el sufrimiento que ella ha soportado para aplacar la ira de DIOS.

Que vaya a los habitantes del lugar, y cuente cuanto había visto y oído en aquel Nogal.

Mientras que Giovanna estaba ocupada en plegar la ropa seca, la Madonna la incitó a no perder tiempo y a correr para cumplir sus órdenes.

La campesina va a la carrera a San Polo para revelar cuanto le había dicho la Virgen. De regreso al campo encontró la ropa ya doblada.

De esta ierofanía nace la devoción por la Madonna del Nogal.

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EL SANTUARIO

Enseguida después de estos hechos, el pueblo de San Polo construye a lo largo del año sobre el lugar de la aparición un pequeño santuario.
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Mientras junto a la pequeña capilla, los Siervos de María edificaron un pequeño convento, que fue suprimido por Inocencio X en el 1652.

En el siglo XVIII, el cardenal Corsini, efectuó una sacra visita al castillo de San Polo, dejó una breve y eficaz descripción de la iglesita, que estaba bajo el patronato de la comuna sanpolese, y de cuyo estado de conservación hizo un breve resumen.

En el altar de la Capilla hay un altar dedicado a la Virgen sobre una tabla en la cual está pintada la escena de la ierofania mariana con San Barnabé debajo, alterando en parte la narración originaria, introduciendo la figura del santo patrono.

Este cuadro no era el originario, sino una copia tardía, hecha probablemente después de la suspensión inocenciana.

El original, proveniente de San Polo, terminó en el mercado anticuario y fue adquirido en el año ’50 por la superintendencia de la Gallería de Lazio, restaurado en 1957 fue reconocido como el original de San Polo.

La pintura, una tempera sobre madera, es datado en el primer decenio del ‘500 y atribuido a un ignoto pintor de Lazio, es de 178 x 134 cms., comprende el marco original y representa de un modo fiel y atento la ierofania originaria, pero tiene un actual mal estado de conservación

La “tavola” fue adjudicada al museo cívico de Rieti en 1960, mientras es actualmente conservada por la Galería de Arte Angtiuo de Palazzo Barberini en espera de una mas profunda restauración.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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