Detrás de una monumental fachada neoclásica se esconde la catedral gótica de Pamplona.

En el presbiterio, bajo un baldaquino neogótico labrado en plata, se encuentra Santa María la Real.

Su fiesta se celebra el 15 de agosto.

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La imagen, es una auténtica joya y de gran belleza artística (siglo XII) y espiritual (sigloXXI).
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Ante ella (de ahí su nombre) juraban y eran coronados los Reyes de Navarra velando, la noche anterior a su coronación, sus armas.
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Igualmente, ante esta imagen, se reunían las Cortes de Navarra y a sus pies eran enterrados los mandatarios reales.

Con motivo de su coronación, en 1946, tuvo lugar en Pamplona una concentración de las principales imágenes medievales de Navarra.

El lugar de dicha coronación, cercano a la Plaza del Castillo, es rememorado aún hoy día por una gran placa que recuerda el acontecimiento.

En 1955, como anécdota mariana, Navarra se consagró a su Inmaculado Corazón. El momento quedó fundido en un “corazón de oro” con el que obsequiaron a Santa María la Real todos los navarros.

 

HISTORIA

Los primeros datos que se refieren a la Catedral de Pamplona se relacionan con la serie de obispos o delegados que figuran como asistentes a los célebres concilios visigodos de Toledo.

Así sucede con Lilio (589), que acudió al III Concilio de Toledo; Juan (633), que suscribió las actas en el IV; Atilano (683), que asistió al XIII, y Marciano (693), que figuró en el Concilio XVI de Toledo.

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Esto nos indica la existencia de un templo catedralicio en Pamplona, templo que fue destruido por los musulmanes en el año 924.

A comienzos del siglo XI y siendo rey Sancho el Mayor debió restablecerse la diócesis en torno al 1030, lo cual obliga a pensar en un nuevo templo.

Que bajo la advocación de la Asunción, hizo las veces de catedral hasta que fue demolida, esta vez por los propios cristianos, para dejar paso a un importante edificio románico.

Las excavaciones realizadas en el subsuelo de la catedral en 1990 han permitido conocer mejor aquel templo de tres naves y tres ábsides, con largo crucero, debido a la iniciativa del prelado don Pedro de Roda, cuyas obras debieron iniciarse hacia 1100.

La consagración de la nueva catedral contó con la presencia del rey Alfonso el Batallador, el 12 de abril de 1127.

Diez años más tarde concluyeron las obras del claustro, uno de los más bellos del arte español a juzgar por sus capiteles.

En 1391 se derrumbó la Catedral románica quedando en pie únicamente la fachada y la cabecera.

Casi de inmediato, en 1394, se comenzó la construcción del actual edificio gótico, prolongándose las obras, con diverso ritmo, durante todo el siglo XV, hasta 1501.

El siglo XVIII terminó con la gran obra de levantamiento de la fachada: se derribó la vetusta románica y se construyó otra neoclásica, añadiendo además, por los pies, un tramo a la Catedral, todo ello entre 1783-1803.

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EL EXTERIOR

Consta de una fachada neoclásica construida sobre planos de Ventura Rodríguez.

En el centro queda un gran pórtico aguantado por cuatro pares de columnas que sostienen un frontón.

Las dos torres cuadrangulares a los extremos se unen al pórtico por sencillos entrepaños.

Detrás de una terraza, el paño central tiene un rosetón y termina en otro frontón, adornado por una cruz que adoran dos ángeles.

Las torres son macizas hasta la altura de la nave central y en su parte superior los vanos de las ventanas van flanqueados por columnas corintias.

Por medio de un cilindro con óculos pasan al remate, en forma de campanilla.

En el interior de la torre del norte está la campana María, de más de 250 quintales de peso, una de las más grandes de España todavía en uso.

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EL INTERIOR

En su interior se observa una gran unidad de estilo dentro del gótico.

Con planta de cruz latina consta de nave central y crucero de su misma altura, dos naves laterales y girola bajas y dos series de capillas paralelas a la nave central.

Las bóvedas son de sencilla crucería, siendo más complicadas las del tramo central del crucero y las del presbiterio.

La luz entra por ventanas ojivales con vidrieras, algunas de ellas del siglo XVI y otras más modernas. Destacan por su magnifica ejecución dos rejas del siglo XVI, una gótica en el presbiterio y otra plateresca en el crucero.

En el presbiterio bajo un baldaquino gótico moderno, está la imagen de Santa María la Real, talla románica chapeada de plata, ante la cual juraban su cargo los reyes de Navarra.

Al fondo del ábside se encuentra la sillería del coro, obra cumbre del estilo renacentista tallada en torno a 1540.

En medio de la nave central está el mausoleo de los reyes de Navarra, Carlos III y su esposa Leonor, de comienzos del siglo XV, obra maestra de la escultura funeraria gótica.

Su autor, Johan Lome, de Tournay, vino de los Países Bajos para hacerse cargo de la obra en la que contó con un grupo de ayudantes de la vecina Francia.

Se realizó entre los años 1413 y 1419, según modelos de tradición parisina-neerlandesa contemporánea.

A los pies de la catedral, a la izquierda y después del baptisterio se encuentra la capilla de San Juan Bautista, con retablo renacentista del siglo XVI.

A esta le sigue otra con un retablo gótico de pintura sobre tabla, representando profetas y una talla del Crucificado, todo ello del siglo XV tardío.

En las dos capillas siguientes están los retablos barrocos de San José y de las Reliquias.

En el crucero norte destacan dos grandes retablos barrocos, de 1675, dedicados a San Gregorio y San Jerónimo.

Ya en la girola, se puede ver la capilla Sandoval, con un retablo de 1620 y dos tallas barrocas de San Ignacio y San Francisco Javier.

Sigue el retablo de San Agustín, del siglo XVII. Al fondo de la girola quedan las dos puertas de la sacristía, góticas del siglo XV.

Entre ellas se encuentran dos grandes retablos barrocos, de 1710.

El primero se llama del Cristo de los Capellanes y el segundo está dedicado a San Fermín.

Al final de la girola por la derecha, están el retablo gótico de Santo Tomás, de 1507 y el de la Piedad, realizado en 1600 por Domingo Bidarte y Juan Claver.

En el brazo sur del crucero, convertido en capilla del Santísimo, se instaló el Cristo del trascoro, obra de Juan Bazcardo en 1600.

Al exterior de esta capilla y adosada a un pilar, se encuentra una talla de piedra de los primeros años del siglo XV que representa a la Virgen de las Buenas Nuevas. Sigue la capilla de San Juan Evangelista, con un retablo gótico del siglo XVI, y finalmente la capilla de Santa Catalina, con retablo barroco de 1683.

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MUSEO CATEDRALICIO DIOCESANO

El Museo Catedralicio diocesano ocupa actualmente las salas del Refectorio y la Cillería.

Fue instalado en estos y otros locales al objeto de exponer en un lugar cómodo y accesible a las obras de arte del tesoro de la Catedral, a la vez, se intentaba recoger y exponer otras del arte religioso de las parroquias de Navarra extinguidas o incapaces de conservarlas con seguridad.

En 1996 se cambió la instalación y se redujo drásticamente el número de piezas expuestas con criterios de calidad y presentación.

De este modo, de entre los fondos del Museo, se exponen en la actualidad, en el Refectorio, un grupo de tallas marianas, románicas y góticas, de los siglos XII-XV; otras, de santos, también medievales; pinturas sobre tabla de los siglos XV y XVI.

Otro grupo lo constituyen tallas renacentistas de los siglos XVI y XVII y algunas barrocas de los S.S. XVII-XVIII. Siguen algunas muestras de pintura barroca y un lienzo de Vicente López, del s. XIX, que retrata al obispo Severo Andriani.

Al fondo de la sala queda el templete con la custodia procesional, ambos de plata, del s. XVI, de la Catedral de Pamplona.

En la Cocina, paneles didácticos sobre el arte y la historia de la Catedral y el claustro.

En la Cillería se han reunido piezas de orfebrería de la Catedral y parroquias de Navarra, además del gran Crucifijo de Juan Bazcardo, del s. XVII, algunas arquetas y piezas de marfil.

Sobresalen el relicario del Santo Sepulcro, del taller de París en el siglo XIII, el relicario del Lignum Crucis, del s. XIV, ambos de plata dorada y esmaltes.
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El Evangeliario con guardas de plata del s. XVI, la cruz procesional de San Juan Bautista, parroquia de la Catedral y el crucifijo de marfil del s. XVIII, de la sacristía de la Catedral.

En el centro de la sala pueden admirarse en senas vitrinas, cruces procesionales de plata de los siglos XIV y XVIII.

Fuentes:

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