Encuesta preparatoria del Sínodo de Obispos.
En la misma tónica que Austria y que lo que trascendido de otras arquidiócesis europeas, los fieles alemanes tienen opiniones francamente divergentes con la doctrina oficial de la Iglesia.

 

 

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El semanario ‘Der Spiegel’ publicó un adelanto de las respuestas dadas por los fieles germanos en sus 27 diócesis al cuestionario enviado por el Vaticano para preparar el Sínodo de Obispos sobre la Familia.

Ya muchos obispos suponían este resultado, y optaron por no distribuir el cuestionario vaticano entre los fieles; sucedió en varios países latinoamericanas e incluso España, en una clara confusión de lo que es una información y una toma de decisión.

Suponen que ocultando la apostasía previenen a la Iglesia de un cisma; el mismo razonamiento perverso que muchos usaron para ocultar los abusos sexuales de sacerdotes, y que terminó explotándoles en la cara y con mucha más violencia.

Racionalmente, el esfuerzo no debería estar puesto en ocultar la información sino en preguntarse ¿qué hacemos con esto?, ¿qué medidas tomamos en la Iglesia ante esta fractura de opiniones? Porque el ocultamiento tiene un límite.

Mirando en perspectiva, éste es el gran desafío que tiene el papa Francisco, quien en principio está esbozando una respuesta diferente a la de Benedicto XVI. Mientras Benedicto XVI pensaba que había que atrincherarse en la doctrina y aceptar un achicamiento inevitable de la Iglesia, Francisco parece optar por “empezar desde abajo”, utilizando su poder de comunicación para acercar el público a la Iglesia sobre la base del anuncio central de la “buena noticia”, sin entrar en la discusión pública de los temas conflictivos de la doctrina, que son divisivos; dejando esto para etapas posteriores de la iniciación cristiana.

Los resultados de la encuesta entre los fieles alemanes fueron considerados tan devastadores que las agencias informan que el obispo de Maguncia, el cardenal Karl Lehmann, ha reconocido que

“crean y refuerzan, pese a no ser representativos, la impresión de una situación infeliz y fatal”.

Lehmann admite que,

“sabíamos hace tiempo” del profundo abismo entre la jerarquía eclesiástica y los fieles y que “mucho se ha reprimido”.

Los datos acumulados revelan que, por ejemplo en Baviera, uno de los feudos católicos alemanes por excelencia, el 69% de los católicos reconoce que no vive respetando los dogmas de la iglesia y un 86% considera que el uso de anticonceptivos no es pecado, aunque el Papa lo haya condenado expresamente.

Y aún más, el 69% de los católicos practicantes casados en segundas nupcias tras un divorcio reconoce que comulga habitualmente, aunque la iglesia lo prohíbe claramente.

Pese a que el Vaticano dejó claro al distribuir el sondeo que “no queremos valoraciones personales de los obispos, sino lo que la gente piensa y como vive”, en muchos países la encuesta no se difundió en principio completa; como sucedió en varios países latinoamericanos.

Como en el caso de Alemania, donde el presidente de la conferencia episcopal, el arzobispo Robert Zollitsch, eliminó del cuestionario las preguntas 1, 2, 5, 7 y 8 con el argumento de que serían respondidas por su secretariado. Con ello evitaba consultar con el pueblo temas espinosos como el bloque 5 referido a las parejas homosexuales o el 7 acerca de los anticonceptivos y el aborto.

Sin embargo y en tiempos de internet, la publicación por los obispos ingleses del cuestionario en la red facilitó su difusión total también en Alemania, donde muchas organizaciones católicas de base actuaron por su cuenta y sin esperar a ser consultadas por sus propios prelados.

La Federación de Juventudes Católicas Alemanas (BDKJ) elaboró incluso una versión simplificada y entendible por todo el mundo del cuestionario a la que respondieron rápidamente unos 10.000 jóvenes con ayuda de sus ordenadores.

Sus conclusiones tienen que ser preocupantes para la Santa Sede:

“La moral sexual eclesiástica no significa absolutamente nada para nueve de cada diez jóvenes católicos alemanes. Las relaciones prematrimoniales y los anticonceptivos forman parte normal de su vida”. Y nadie tiene por ello una mala conciencia.

El 96% de los jóvenes que conviven en una relación sexual sin pasar por el altar no tienen tampoco problemas de conciencia y, además, participan habitualmente en los sacramentos, revela también la BDJK.

Una de las jóvenes consultadas, de 20 años y misa dominical, comenta:

“creo que si Dios hubiese querido que no tengamos sexo no se le habría ocurrido hacerlo tan emocionante”.

Pero no solo los jóvenes protestan contra una “iglesia carroza”, las diócesis alemanas han sentido el descontento de sus fieles de todas las edades.

El resumen de 156 páginas elaborado por el obispado de Maguncia revela el alejamiento que los católicos practicantes sufren de sus jerarquías.

La indignación comienza por el lenguaje utilizado en la redacción de la encuesta, según se desprende de algunas respuestas.

“Como centroeuropeo siente uno que el tiempo retrocede un siglo”, señalaba un encuestado.

Fuentes: Agencias, Signos de estos Tiempos

 

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