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Las Enormes Enseñanzas de las Conversiones de San Pedro y San Pablo

San Pedro y San Pablo son los dos pilares de la Iglesia.

Su complementariedad fue fundamental para el desarrollo del cristianismo.

Ambos tenían antecedentes y formaciones diferentes.

San Pedro el hombre sencillo, San Pablo el intelectual.

San Pedro organizó y dirigió la Iglesia en la primera hora y San Pablo consolidó su marco conceptual y teológico.

san pedro y san pablo

Las conversiones de San Pablo y San Pedro fueron muy distintas. La de Pablo súbita. Y la de Pedro trabajosa y con altibajos.

La de Pablo fue una transformación casi instantánea y definitiva de vida a partir de los sucesos que tuvo camino a Damasco. 

Sin embargo parece que la mayoría de los cristianos tiene que estar luchando diariamente en la ambivalencia, como lo hizo San Pedro hasta Pentecostés.

La conversión que tuvo San Pablo no parece ser común pero la iluminación súbita se da.

En cambio la más común entre los católicos parece ser la de Pedro.

Un camino sinuoso de pasos para adelante y para atrás, que podría, en algún momento, solidificar nuestra fe como una roca.

  

DOS PILARES COMPLEMENTARIOS DE LA IGLESIA

La Iglesia tuvo en sus inicios dos pilares Pedro y Pablo.

Pedro era una persona de la clase trabajadora manual un pescador. Un humilde creyente que hablaba desde el corazón y con una educación formal limitada.

En cambio Pablo era el intelectual, el pensador que hablaba desde su intelecto, un ciudadano romano bien educado y un hombre religioso profesional.

Sobre estas dos bases Dios creó el cristianismo.

Escogió a San Pedro el hombre sencillo, como la roca sobre la que construir la Iglesia, para que el director.

Y a San Pablo para ser el pilar del desarrollo conceptual, teológico, de la nueva religión.

De no haber existido Pablo de Tarso el cristianismo quizás hubiera sido otro.

Su importancia no está radicada en la evangelización que hizo en los en los distintos pueblos fuera de Israel, en sus viajes.

Porque todos los apóstoles hicieron lo mismo; el apóstol Santiago predicó en España, Tadeo y Bartolomé llevaron a la fe Armenia, Marcos a Egipto, Tomás a la India, y así podemos hablar de los demás apóstoles.

El hecho fundamental de Pablo es que vio con claridad que debía extenderse la fe cristiana como algo independiente de las costumbres culturales judías, como la circuncisión y las restricciones dietéticas.

El propuso modificar los requisitos para la entrada en la nueva iglesia en el primer Concilio de Jerusalén; los gentiles ya no debían vivir un tiempo como judíos antes de convertirse en cristianos.

En el primer Concilio de Jerusalén se decidió que lo gentiles, que querían ser cristianos, no debían circuncidarse ni debía exigírseles comer comida kosher.

A partir de ahí el cristianismo explotó.

Y no porque San Pablo fuera a predicarles específicamente a los gentiles en Grecia y Asia Menor.

Porque leemos en los Hechos de los Apóstoles qué San Pablo predicaba en las sinagogas o sea de hecho predicaba a los judíos de la diáspora.

Sino porque los gentiles temerosos de Dios se acercaron a la fe cristiana al bajar los requisitos de entrada, propuesta por Pablo.

Profundicemos en los modelos de conversión de san Pablo y San Pedro.

  

EL MODELO DE CONVERSIÓN DE SAN PABLO

He aquí cómo Hechos 22:6-11 describe la súbita conversión del gran apóstol:

“Iba de camino, y ya estaba cerca de Damasco, cuando a eso del mediodía se produjo un relámpago y me envolvió de repente una luz muy brillante que venía del cielo.

Caí al suelo y oí una voz que me decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Yo respondí: «¿Quién eres, Señor?»

Y él me dijo: «Yo soy Jesús el Nazareno, a quien tú persigues».

Los que me acompañaban vieron la luz y se asustaron, pero no oyeron al que me hablaba.

Entonces yo pregunté: «Qué debo hacer, Señor?».

Y el Señor me respondió: «Levántate y vete a Damasco. Allí te hablarán de la misión que te ha sido asignada».

El resplandor de aquella luz me dejó ciego, y entré en Damasco llevado de la mano por mis compañeros”.

Pablo pronto recupera la vista y fue bautizado.

Esta forma de conversión es una experiencia de un repentino giro instantáneo en la vida, que sólo puede explicarse por un encuentro radical con el Cristo resucitado.

san pablo es tirado por un caballo

Saulo, el fariseo que había perseguido a la Iglesia cristiana y supervisado la lapidación de su primer mártir, San Esteban, se transformó en Pablo, uno de sus más celosos misioneros, escritor prolífico, cuya impronta dio forma al cristianismo.

La mayoría de nosotros conocemos a alguien que ha tenido una experiencia como la de Damasco.

Un giro repentino en su vida que le alejó de una vida de pecado, desesperación o falta de fe, y le llevó a una de santa y amorosa devoción a Dios.

Pensamos en el alcohólico que fue liberado de su adicción o tal vez un traficante de drogas o miembro de una banda que un día se alejó de sus operaciones oscuras.

Esa es la experiencia de la conversión muchos de nosotros queremos: una transformación repentina, instantánea, un giro irrevocable hacia Cristo. 

Y para aquellos de entre nosotros que no lo han experimentado, cuyos viajes han sido más graduales, llenos de muchos giros, a veces hay una tentación de cuestionar la autenticidad de su fe. 

La conversión más dramática no necesariamente es la más fiable, porque también puede tener altibajos.
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Es cierto que los nuevos conversos radicales muestran una devoción inicial muy fuerte, pero eso no significa que luego no se vaya erosionando. 

Sin embargo es el tipo de conversión modelo que maneja el protestantismo evangélico y muchas veces se traslada a la Iglesia Católica.

  

EL MODELO DE LA CONVERSIÓN DE SAN PEDRO

Pero hay otro gran modelo en el Nuevo Testamento, la conversión de San Pedro.

Si seguimos a Pedro a través de los evangelios su historia parece ser una serie de conversiones seguidas de caídas vergonzosas de fe.

Considera la historia de Pedro pescando toda la noche en vano.

Por la mañana, Jesús se mete en su barco le dice a que eche sus redes una vez más.

Hay tantos peces en las redes que la barca está en riesgo de hundirse.

Pedro cae delante de Jesús, diciendo: «Apártate de mí Señor, que soy un hombre pecador» (Lucas 5:3-8).

La palabra «Señor» que usó Pedro es fuerte.

En la cultura judía de ese tiempo, Señor podría ser un sinónimo del sagrado nombre tácito de Dios, Yahvé.

La admisión de Pedro de que él es un pecador indigno de estar en presencia del Santo parece reforzar esa interpretación.

Pero entonces, alrededor de un año o dos más tarde, Pedro falla en una profunda prueba de su fe cuando Cristo le llama a caminar sobre el agua.

Pedro lo hace bien sólo hasta el momento antes de perder de vista en Cristo, y mirando el viento se hunde en las olas. (Lee la historia en Mateo 14)

Por otra parte, uno de los momentos más brillantes de Pedro viene después del discurso del Pan de Vida en Juan 6, donde Jesús explica que su carne debe ser comida y su sangre consumida con el fin de ser salvados.

Sin duda, una enseñanza difícil de aceptar, entonces, y que lo sigue siendo hoy en día.

Caminar sobre el agua era una cosa, pero esta enseñanza era ir demasiado lejos para muchos discípulos, y algunos decidieron dejar la compañía de Jesús.

crucificción de san pedro

Pero Pedro no sólo insiste en que él permanecerá con su Señor, él confiesa su deidad: «Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Juan 6:69).

Después de esta confesión, Cristo le dice a Pedro que Él edificará su Iglesia sobre él (en Mateo 16).

¿Podríamos imaginar una más extraordinaria confirmación de la fe de Pedro?

Pero entonces Pedro casi de inmediato tiene una reacción contraria.

Cristo va a predecir su muerte y resurrección y Pedro declara que tal cosa nunca debe suceder, haciéndose acreedor tal vez uno de los reproches más duros en todos los evangelios. 

En el espacio de cinco versículos, Pedro ha pasado de ser aclamado como una roca de la Iglesia a ser llamado, literalmente, el diablo (Mateo 16:23).

Algún tiempo después, Pedro es uno de los tres discípulos en presenciar la Transfiguración, una manifestación de Jesús en su estado glorificado que podría ser comparable a lo que Pablo vio en el camino a Damasco.

¿Este es el punto de inflexión definitivo para Pedro? Por desgracia, no lo es.

En cambio, Pedro parece totalmente perdido y confundido por todo el evento, y ofrece montar tiendas para Jesús, Moisés y Elías. (Lee el relato de Mateo 17)

Pedro luego entra en escena en los acontecimientos inmediatamente previos y durante la Pasión de Cristo. 

Aquí lo vemos en el punto más bajo de su historia: su negación por tres veces de conocer a Cristo. (Lee el relato de Mateo 26).

Es sólo después de la resurrección que Pedro comienza a hacer el giro definitivo y final hacia Cristo.
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Él es el primero en correr a la tumba vacía y Jesús se le aparece antes que a los demás.

Incluso entonces, sin embargo, la conversión de Pedro parece gradual. Cristo se le aparece a él y a los otros discípulos varias veces más.

En la segunda, Cristo provoca de Pedro una triple afirmación de su amor por Cristo para aparentemente deshacer la triple negación de Pedro.

Pero Pedro aún aquí no aparece en su papel destinado de primer pastor de la Iglesia de Cristo.

Tampoco se lo ve de esa forma y en este papel después de la Ascensión.

Debemos esperar hasta Pentecostés para ver comenzar su predicación y compartir su fe con otros.

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UN ALIVIO EN NUESTRO CAMINO DE CONVERSIÓN

Por increíble que parezca, lo que sucedió a Pablo en una cuestión de días, tomó años a Pedro.
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Y la vida luego de la conversión fue bastante diferente también en ambos, pero no viene al caso en este artículo.

En lugar de ser un cuento con moraleja, la historia de Pedro y Pablo debe animarnos.

Aquí está un hombre que negó a Cristo, no una, sino tres veces.

Y esto después de ver al Dios Encarnado caminando sobre el agua, sanando a los enfermos y resucitando a los muertos, y que se manifiesta en un estado glorificado.

Incluso su fe no parece ser la de una ‘roca’ después de ver la tumba vacía, al Señor resucitado, y su Ascensión.

¡Aun así estamos frente a un hombre que se mostró reacio a proclamar la buena noticia!

Es algo para que todos nosotros debemos tener en cuenta cada vez que parezca que nuestra entrada en la plenitud de la fe está tardando más de lo esperado o incluso ha tomado un giro inesperado o parece que va peor.

Recuerda entonces que Pedro y Pablo fueron grandes apóstoles, autores de la Escritura, y grandes santos, pero cada uno en su propio camino.

Uno dio forma teológica y organizacional al cristianismo tal cual lo conocemos; hoy todos somos cristianos paulinos.

Pero sólo uno se convirtió en la roca de la Iglesia.

No podemos decir que la súbita conversión de San Pablo es superior a la lenta y sinuosa conversión de San Pedro; ambas llegan a destino pero por diferentes vías.

Pero claro, ambas son modelos extremos, porque entre medio hay diferentes situaciones.

Como que por ejemplo, alguien adquiere una conversión súbita que le hace abandonar todo y cambiar de vida, como parece que sucede frecuentemente con quienes tienen una experiencia cercana a la muerte.

Pero esa fe necesita un proceso de maduración, y es en ese proceso pueden suceder sinuosidades como las que experimentó San Pedro.

  

QUÉ LECCIONES PODEMOS APRENDER

Nuestro Señor viene a menudo cuando estamos en nuestro peor momento.

Saulo fue una pesadilla para los primeros cristianos y su rabia contra ellos parecía no tener límite.

Recordemos que él estaba presente en la lapidación de Esteban.

A pesar de esto, Dios esperó hasta que Saulo parecía empeñado para destruir a los cristianos, de una vez por todas para tirarlo de su caballo.

La intervención de Nuestro Señor en nuestras vidas a menudo es totalmente inesperada.

Las normas de Dios y su tiempo tienen parecido al nuestro, así que Sus intervenciones en nuestras vidas no es reflejo de nuestras expectativas.

Saulo es la última persona que hubieran esperado los primeros cristianos para convertirse en su defensor más apasionado.

Si bien es importante que vayamos a misa la mayor parte de la aplicación de las enseñanzas de Cristo ocurrirá en el mundo real, fuera de la iglesia misma.

Saulo fue derribado de su caballo en el camino a Damasco.

La casa de nuestro Señor es nuestra estación de servicio, en el que repostar nuestra fe, pero nuestra misión al servicio de nuestro Señor estará muy probablemente en la carretera.

Pablo no era uno de los elegidos en un principio, sin embargo, su gran fe y humildad le permitió convertirse en tan grande, si no el mayor, que muchos de los que caminaron con el Señor.

¡Ánimo que el Señor y su Madre están para guiarnos en el camino!

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Basílica San Pablo Extramuros, la 2ª Más Grande de Roma (18 nov)

La Basílica de San Pablo Extramuros, imponente y monumental.

Se destaca más aún por el amplio espacio que la separa de los edificios circundantes.

Surgió en la primera mitad del siglo IV por voluntad del emperador Constantino.

En el lugar que la tradición indica como la tumba del Apóstol Pablo.

 

Basilica san pablo extramuros

 

Es una de las cinco iglesias consideradas como las más antiguas de Roma.
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La Iglesia Católica considera que son la Basílica de san Juan de Letrán, Basílica de San Lorenzo Extramuros, Basílica de Santa María la Mayor y la Basílica de San Pedro.
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Es la segunda Basílica más grande de Roma, después de San Pedro.
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Se sitúa fuera de las murallas de Roma, a 11 kilómetros de San Pedro y cerca de «Las tres fontana», donde San Pablo fue martirizado.

 

Vista Frontal
Vista Frontal

 

Con el fin de las persecuciones contra el cristianismo y la promulgación de los edictos de tolerancia, a comienzos del siglo del IV, el emperador Constantino mandó realizar excavaciones en los lugares de la cella memoriae donde los cristianos veneraban la memoria del Apóstol San Pablo, decapitado entre el año 65 y el 67, bajo Nerón.

Sobre esta tumba, situada en la Vía Ostiense, a unos dos kilómetros de la muralla aureliana que rodeaba Roma, mandó levantar una Basílica, que el Papa Silvestre consagró en el 324.

 

La muerte de San pablo
La muerte de San Pablo

 

La Basílica fue reformada y ampliada entre el 384 y el 395, bajo los emperadores Teodosio, Valentino II y Arcadio

Según un vasto proyecto de cinco naves que se abre a un cuadripórtico, y a lo largo de los siglos los Papas seguirán embelleciéndola y añadiendo partes, como la imponente cinta de fortificación levantada contra las invasiones a finales del siglo IX, el campanario y la maravillosa puerta bizantina del siglo XI, y también los mosaicos de la fachada de Pietro Cavallini, el hermoso claustro de los Vassalletto, el famoso baldaquín gótico de Arnolfo di Cambio y el candelabro pascual de Nicola d’Angelo y Pietro Vassalletto, del siglo XIII.

Es el periodo de la edad de oro de la Basílica más grande de Roma, hasta la consagración de la nueva Basílica de San Pedro en 1626.

 

Estatua de San Pablo en el frente
Estatua de San Pablo en el frente

 

En la noche del 15 de julio de 1823 un incendio destruyó este testimonio único de épocas paleocristianas y bizantinas, del Renacimiento y del Barroco.

La Basílica fue reconstruida de modo idéntico, usando los elementos que se habían salvado del incendio.

En 1849 el Papa Gregorio XVI consagraba el altar de la Confesión y el transepto.

Se sigue reformando y embelleciendo. En 1928 se añadió el pórtico de las 146 columnas.

Hoy es la tumba del Apóstol lo que ha salido a la luz, mientras que una serie de obras importantes se benefician, como en el pasado, de la generosidad de los cristianos de todas las partes del mundo.

 

Campanario y portico Gregorio XVI
Campanario y portico Gregorio XVI

 

Además de la Basílica papal, el conjunto comprende una abadía benedictina muy antigua, restaurada por Odón de Cluny en el 936, activa bajo la dirección de su abad.

Los monjes benedictinos de la antiquísima abadía, edificada junto a la tumba del Apóstol por el papa Gregorio II (715-731), favorecen el ministerio de la Reconciliación (o de la Penitencia) y la promoción de acontecimientos ecuménicos.

Aquí todos los años el 25 de enero, fiesta de la conversión de San Pablo, se clausura solemnemente la semana de oración por la unidad de los cristianos.

El Papa ha privilegiado dos puntos para su Basílica: el ministerio de la Reconciliación (o de la Penitencia) y la promoción de acontecimientos ecuménicos.

El 28 de junio de 2007 el Santo Padre Benedicto XVI fue a la Basílica para proclamar “el Año Paulino” en el bimilenario del nacimiento de san Pablo.

 

Confluencia de transepto y nave central
Confluencia de transepto y nave central

 

EL LUGAR Y LA CONSTRUCCIÓN

El lugar en el que se encuentra la basílica de san Pablo Extramuros, a dos millas de la Via Ostiensis, estaba ocupada por un vasto cementerio sub divos (sobre la tierra).

El que fue usado constantemente desde el siglo I a. C. hasta el siglo III d. C., y esporádicamente reutilizado con posterioridad, sobre todo en los mausoleos, hasta finales de la Antigüedad tardía.

Era una amplia necrópolis y comprendía diversa tipología de tumbas, desde los columbarios de familia a las pequeñas capillas funerarias a menudo decoradas con frescos y estuco.

Casi la totalidad de esta área sepulcral está ahora sepultada (en gran parte bajo el nivel del vecino río Tíber), y se estima que se extiende bajo toda el área de la basílica y de la zona que la rodea.

Una mínima, pero significativa parte de ella puede verse a lo largo de la Via Ostiense, justo afuera del transepto norte de la basílica.

 

Zona del baldaquino en una misa
Zona del baldaquino en una misa

 

Más tarde, sobre ese lugar, objeto de continua peregrinación desde el siglo I, el emperador romano Constantino (306 – 337) creó una pequeña basílica, a dos kilómetros de la muralla Aureliana que circundaba Roma, saliendo por la puerta de san Pablo, de lo que resulta su nombre: fuori le mura (fuera de los muros, extramuros).

Este edificio ha de incluirse en la serie de basílicas construidas por el emperador dentro pero sobre todo fuera de la ciudad, y fue la segunda fundación constantiniana en el tiempo, después de la catedral dedicada al Santo Salvador (la actual Basílica de san Juan de Letrán).

Fue consagrado en noviembre de 324 por el papa Silvestre I.

 

Coro
Coro

 

Bajo el reinado conjunto de los emperadores Teodosio I (379 – 395), Graciano (367 – 383) y Valentiniano II (375 – 392) fue erigida la basílica cuya estructura permanecerá en pie hasta el desastroso incendio de 1823.

Esta basílica tenía al Este la Via Ostiense (la carretera hacia Ostia) por lo que hubo que extenderla hacia el Oeste, hacia el río Tíber, cambiando diametralmente la orientación.

La entrada se colocó hacia el río Tíber, en lugar de hacia la via Ostiense, y esta es la orientación actual, utilizando la actual basílica parte de las estructuras murales que sobrevivieron al incendio.

 

Nave central con el altar
Nave central con el altar

 

En 384, Valentiniano II decidió el inicio de los trabajos, como da prueba una carta dirigida por el emperador al prefecto de la ciudad de Roma, Salustio, que se encargaba del estudio de los trabajos.

Este edificio se llama “Teodosiano”, aunque fue terminado bajo Honorio.

La estructura de la Basílica actual es bizantina, tiene 131,66 m. de largo, 65 m. de ancho y una altura de 30 m.

Con sus cinco naves (una gran nave central de 29,70 m., y cuatro naves laterales), sus 80 columnas monolíticas de granito y su cuadripórtico (largo 70 m.), es la basílica romana más grande de la época, hasta la reedificación de San Pedro.

 

Mosaico de la fachada
Mosaico de la fachada

 

EL EXTERIOR DE LA BASÍLICA

El grandioso atrio de cuatro pórticos, con sus 70 metros de lago y sus 150 columnas, fue proyectado por Poletti y terminado por Calderini. En el centro destaca una estatua colosal de san Pablo, obra de Giuseppe Obici (1807-1878).

La fachada está decorada con mosaicos realizados entre 1854 y 1874 (cartones de Agricola y Consoni) que representan: en el registro inferior, Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel; en el registro del medio, el Cordero místico rodeado por cuatro ríos que simbolizan los cuatro Evangelios, y por doce corderos que representan los doce Apóstoles.

En el registro superior, Cristo entre Pedro y Pablo.

 

Puerta principal
Puerta principal

 

Las tres puertas. En el centro, la monumental Puerta de bronce verde de Antonio Maraini que fue colocada en 1931, y, a la derecha, la nueva Puerta Santa, de bronce dorado, obra del escultor Enrico Manfrini, fue colocada con ocasión del Jubileo del año 2000.

Y La puerta bizantina que adorna la parte interior de la Puerta Santa.

 

Vision amplia de nave central y galerias
Vision amplia de nave central y galerias

 

EL INTERIOR DE LA BASÍLICA

La sensación de espacios inmensos y grandiosidad del interior de una de las más grandes basílicas existentes en el mundo, proviene de la disposición simétrica de las 80 columnas de mármol blanco y del reflejo del suelo.

La iglesia actual, como la antigua, tiene cinco naves y un suelo que, respecto al primitivo, fue realzado cerca de 90 centímetros.

El pavimento se colocó primero en el crucero, utilizando también los hermosos mármoles de lápidas de la antigua Basílica, y después en las naves, alternando baldosas de mármol verde y granito rojo.

Esto da a la iglesia una sensación de gran luminosidad.

 

Detalle de la cúpula interior y altar
Detalle de la cúpula interior y altar

 

La parte más antigua de la Basílica, si bien retocada y restaurada, es la del ábside y el arco triunfal. A los pies de éste, sobre basamentos de mármol, han sido colocadas las estatuas de San Pedro y San Pablo.

En la parte central del rico techo se pueden ver los escudos de los Papas.

Debajo, entre las ventanas, flanqueados por falsas columnas con capiteles corintios, se alternan 36 frescos que representan diversos episodios de la vida de San Pablo, encargados por Pío IX en el año 1857.

 

Altar y baldaquino
Altar y baldaquino

 

Bajo las ventanas de la nave central y en las naves laterales, realizados en mosaico, están los retratos de los Papas desde San Pedro hasta nuestros días.

Es tradición que cuando muere el Papa, se actualicen agregando la imagen del nuevo elegido.

La serie de retratos fue iniciada por el papa León Magno (440-461).

De aquellas antiguas pinturas al fresco se salvaron sólo 41, que en la actualidad se conservan en el museo de la Basílica.

El mosaico original de la Basílica fue realizado en el siglo XIII por expertos venecianos llamados a Roma por el papa Honorio III.

El mosaico actual es una copia fiel de la antigua imagen con algunos fragmentos salvados del incendio del año 1836.

 

Nave central con el altar
Nave central con el altar

 

En el centro del ábside está Cristo sentado en un trono que se yergue en un prado lleno de flores y animales, entre los Santos Pedro y su hermano Andrés a la izquierda, mientras a la derecha se encuentran Pablo y su antiguo biógrafo, el evangelista Lucas, autor de los «Hechos de los apóstoles».

No obstante las restauraciones y la sustitución de cuatro columnas con las actuales, el Baldaquino es el original de Arnolfo di Cambio.

La obra realizada en el año 1285, por encargo del abad Bartolomé, es el testimonio eficaz de un nuevo lenguaje escultórico.

Los bajorrelieves representan a Adán y Eva, la ofrenda de Caín y Abel, y al abad Bartolomé que ofrece el tabernáculo a San Pablo: en los nichos laterales se distinguen las figuras de Pedro y Pablo, de Timoteo, discípulo de Pablo y San Benito, el fundador de la orden que lleva su nombre.

Los monjes benedictinos, hoy como antiguamente, presiden las celebraciones de la Basílica y habitan en el monasterio que está junto a la misma.

 

Tumba de San Pablo
Tumba de San Pablo

 

LA TUMBA DE SAN PABLO

Pablo llegó a Roma en el 61, para ser juzgado.

Fue decapitado entre el 65 y el 67, y su cuerpo enterrado a dos millas del lugar del martirio, en el área sepulcral que la cristiana Lucina poseía en la Vía Ostiense que formaba parte de un antiguo cementerio.

Fue posible enterrar al apóstol Pablo en una necrópolis romana, aun siendo cristiano, en cuanto ciudadano romano.

Su tumba fue enseguida objeto de veneración, y sobre ella se edificó una cella memoriae o tropaeum, donde, durante estos siglos de persecución, iban a rezar los fieles y los peregrinos, sacando fuerzas para continuar la evangelización del gran misionero.

 

Claustro
Claustro

 

A 1,37 metros debajo del actual Altar papal, una lápida de mármol (2,12 m. x 1,27 m.) lleva la inscripción PAULO APOSTOLO MART….

Esta formada por varias piezas. La que lleva el nombre PAULO posee tres agujeros, uno redondo y dos cuadrados.

Sobre un sarcófago macizo de 2,55 m. de largo por 1,25 m. de ancho y 0,97 m. de altura fueron edificados los sucesivos “altares de la Confesión”.

Durante las últimas obras se abrió un hueco debajo del Altar papal para que los fieles puedan ver la tumba del Apóstol.

 

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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