Categories
00 Todas las Advocaciones 02 Febrero 06 Junio Beatificación Canonización Catolicismo Conversión Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Movil NOTICIAS Noticias 2019 - enero - junio Religion e ideologías

Las Enormes Enseñanzas de las Conversiones de San Pedro y San Pablo

San Pedro y San Pablo son los dos pilares de la Iglesia.

Su complementariedad fue fundamental para el desarrollo del cristianismo.

Ambos tenían antecedentes y formaciones diferentes.

San Pedro el hombre sencillo, San Pablo el intelectual.

San Pedro organizó y dirigió la Iglesia en la primera hora y San Pablo consolidó su marco conceptual y teológico.

san pedro y san pablo

Las conversiones de San Pablo y San Pedro fueron muy distintas. La de Pablo súbita. Y la de Pedro trabajosa y con altibajos.

La de Pablo fue una transformación casi instantánea y definitiva de vida a partir de los sucesos que tuvo camino a Damasco. 

Sin embargo parece que la mayoría de los cristianos tiene que estar luchando diariamente en la ambivalencia, como lo hizo San Pedro hasta Pentecostés.

La conversión que tuvo San Pablo no parece ser común pero la iluminación súbita se da.

En cambio la más común entre los católicos parece ser la de Pedro.

Un camino sinuoso de pasos para adelante y para atrás, que podría, en algún momento, solidificar nuestra fe como una roca.

  

DOS PILARES COMPLEMENTARIOS DE LA IGLESIA

La Iglesia tuvo en sus inicios dos pilares Pedro y Pablo.

Pedro era una persona de la clase trabajadora manual un pescador. Un humilde creyente que hablaba desde el corazón y con una educación formal limitada.

En cambio Pablo era el intelectual, el pensador que hablaba desde su intelecto, un ciudadano romano bien educado y un hombre religioso profesional.

Sobre estas dos bases Dios creó el cristianismo.

Escogió a San Pedro el hombre sencillo, como la roca sobre la que construir la Iglesia, para que el director.

Y a San Pablo para ser el pilar del desarrollo conceptual, teológico, de la nueva religión.

De no haber existido Pablo de Tarso el cristianismo quizás hubiera sido otro.

Su importancia no está radicada en la evangelización que hizo en los en los distintos pueblos fuera de Israel, en sus viajes.

Porque todos los apóstoles hicieron lo mismo; el apóstol Santiago predicó en España, Tadeo y Bartolomé llevaron a la fe Armenia, Marcos a Egipto, Tomás a la India, y así podemos hablar de los demás apóstoles.

El hecho fundamental de Pablo es que vio con claridad que debía extenderse la fe cristiana como algo independiente de las costumbres culturales judías, como la circuncisión y las restricciones dietéticas.

El propuso modificar los requisitos para la entrada en la nueva iglesia en el primer Concilio de Jerusalén; los gentiles ya no debían vivir un tiempo como judíos antes de convertirse en cristianos.

En el primer Concilio de Jerusalén se decidió que lo gentiles, que querían ser cristianos, no debían circuncidarse ni debía exigírseles comer comida kosher.

A partir de ahí el cristianismo explotó.

Y no porque San Pablo fuera a predicarles específicamente a los gentiles en Grecia y Asia Menor.

Porque leemos en los Hechos de los Apóstoles qué San Pablo predicaba en las sinagogas o sea de hecho predicaba a los judíos de la diáspora.

Sino porque los gentiles temerosos de Dios se acercaron a la fe cristiana al bajar los requisitos de entrada, propuesta por Pablo.

Profundicemos en los modelos de conversión de san Pablo y San Pedro.

  

EL MODELO DE CONVERSIÓN DE SAN PABLO

He aquí cómo Hechos 22:6-11 describe la súbita conversión del gran apóstol:

“Iba de camino, y ya estaba cerca de Damasco, cuando a eso del mediodía se produjo un relámpago y me envolvió de repente una luz muy brillante que venía del cielo.

Caí al suelo y oí una voz que me decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Yo respondí: «¿Quién eres, Señor?»

Y él me dijo: «Yo soy Jesús el Nazareno, a quien tú persigues».

Los que me acompañaban vieron la luz y se asustaron, pero no oyeron al que me hablaba.

Entonces yo pregunté: «Qué debo hacer, Señor?».

Y el Señor me respondió: «Levántate y vete a Damasco. Allí te hablarán de la misión que te ha sido asignada».

El resplandor de aquella luz me dejó ciego, y entré en Damasco llevado de la mano por mis compañeros”.

Pablo pronto recupera la vista y fue bautizado.

Esta forma de conversión es una experiencia de un repentino giro instantáneo en la vida, que sólo puede explicarse por un encuentro radical con el Cristo resucitado.

san pablo es tirado por un caballo

Saulo, el fariseo que había perseguido a la Iglesia cristiana y supervisado la lapidación de su primer mártir, San Esteban, se transformó en Pablo, uno de sus más celosos misioneros, escritor prolífico, cuya impronta dio forma al cristianismo.

La mayoría de nosotros conocemos a alguien que ha tenido una experiencia como la de Damasco.

Un giro repentino en su vida que le alejó de una vida de pecado, desesperación o falta de fe, y le llevó a una de santa y amorosa devoción a Dios.

Pensamos en el alcohólico que fue liberado de su adicción o tal vez un traficante de drogas o miembro de una banda que un día se alejó de sus operaciones oscuras.

Esa es la experiencia de la conversión muchos de nosotros queremos: una transformación repentina, instantánea, un giro irrevocable hacia Cristo. 

Y para aquellos de entre nosotros que no lo han experimentado, cuyos viajes han sido más graduales, llenos de muchos giros, a veces hay una tentación de cuestionar la autenticidad de su fe. 

La conversión más dramática no necesariamente es la más fiable, porque también puede tener altibajos.
.
Es cierto que los nuevos conversos radicales muestran una devoción inicial muy fuerte, pero eso no significa que luego no se vaya erosionando. 

Sin embargo es el tipo de conversión modelo que maneja el protestantismo evangélico y muchas veces se traslada a la Iglesia Católica.

  

EL MODELO DE LA CONVERSIÓN DE SAN PEDRO

Pero hay otro gran modelo en el Nuevo Testamento, la conversión de San Pedro.

Si seguimos a Pedro a través de los evangelios su historia parece ser una serie de conversiones seguidas de caídas vergonzosas de fe.

Considera la historia de Pedro pescando toda la noche en vano.

Por la mañana, Jesús se mete en su barco le dice a que eche sus redes una vez más.

Hay tantos peces en las redes que la barca está en riesgo de hundirse.

Pedro cae delante de Jesús, diciendo: «Apártate de mí Señor, que soy un hombre pecador» (Lucas 5:3-8).

La palabra «Señor» que usó Pedro es fuerte.

En la cultura judía de ese tiempo, Señor podría ser un sinónimo del sagrado nombre tácito de Dios, Yahvé.

La admisión de Pedro de que él es un pecador indigno de estar en presencia del Santo parece reforzar esa interpretación.

Pero entonces, alrededor de un año o dos más tarde, Pedro falla en una profunda prueba de su fe cuando Cristo le llama a caminar sobre el agua.

Pedro lo hace bien sólo hasta el momento antes de perder de vista en Cristo, y mirando el viento se hunde en las olas. (Lee la historia en Mateo 14)

Por otra parte, uno de los momentos más brillantes de Pedro viene después del discurso del Pan de Vida en Juan 6, donde Jesús explica que su carne debe ser comida y su sangre consumida con el fin de ser salvados.

Sin duda, una enseñanza difícil de aceptar, entonces, y que lo sigue siendo hoy en día.

Caminar sobre el agua era una cosa, pero esta enseñanza era ir demasiado lejos para muchos discípulos, y algunos decidieron dejar la compañía de Jesús.

crucificción de san pedro

Pero Pedro no sólo insiste en que él permanecerá con su Señor, él confiesa su deidad: «Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Juan 6:69).

Después de esta confesión, Cristo le dice a Pedro que Él edificará su Iglesia sobre él (en Mateo 16).

¿Podríamos imaginar una más extraordinaria confirmación de la fe de Pedro?

Pero entonces Pedro casi de inmediato tiene una reacción contraria.

Cristo va a predecir su muerte y resurrección y Pedro declara que tal cosa nunca debe suceder, haciéndose acreedor tal vez uno de los reproches más duros en todos los evangelios. 

En el espacio de cinco versículos, Pedro ha pasado de ser aclamado como una roca de la Iglesia a ser llamado, literalmente, el diablo (Mateo 16:23).

Algún tiempo después, Pedro es uno de los tres discípulos en presenciar la Transfiguración, una manifestación de Jesús en su estado glorificado que podría ser comparable a lo que Pablo vio en el camino a Damasco.

¿Este es el punto de inflexión definitivo para Pedro? Por desgracia, no lo es.

En cambio, Pedro parece totalmente perdido y confundido por todo el evento, y ofrece montar tiendas para Jesús, Moisés y Elías. (Lee el relato de Mateo 17)

Pedro luego entra en escena en los acontecimientos inmediatamente previos y durante la Pasión de Cristo. 

Aquí lo vemos en el punto más bajo de su historia: su negación por tres veces de conocer a Cristo. (Lee el relato de Mateo 26).

Es sólo después de la resurrección que Pedro comienza a hacer el giro definitivo y final hacia Cristo.
.

Él es el primero en correr a la tumba vacía y Jesús se le aparece antes que a los demás.

Incluso entonces, sin embargo, la conversión de Pedro parece gradual. Cristo se le aparece a él y a los otros discípulos varias veces más.

En la segunda, Cristo provoca de Pedro una triple afirmación de su amor por Cristo para aparentemente deshacer la triple negación de Pedro.

Pero Pedro aún aquí no aparece en su papel destinado de primer pastor de la Iglesia de Cristo.

Tampoco se lo ve de esa forma y en este papel después de la Ascensión.

Debemos esperar hasta Pentecostés para ver comenzar su predicación y compartir su fe con otros.

651px-Michelangelo,_paolina,_conversione_di_saulo_01

  

UN ALIVIO EN NUESTRO CAMINO DE CONVERSIÓN

Por increíble que parezca, lo que sucedió a Pablo en una cuestión de días, tomó años a Pedro.
.
Y la vida luego de la conversión fue bastante diferente también en ambos, pero no viene al caso en este artículo.

En lugar de ser un cuento con moraleja, la historia de Pedro y Pablo debe animarnos.

Aquí está un hombre que negó a Cristo, no una, sino tres veces.

Y esto después de ver al Dios Encarnado caminando sobre el agua, sanando a los enfermos y resucitando a los muertos, y que se manifiesta en un estado glorificado.

Incluso su fe no parece ser la de una ‘roca’ después de ver la tumba vacía, al Señor resucitado, y su Ascensión.

¡Aun así estamos frente a un hombre que se mostró reacio a proclamar la buena noticia!

Es algo para que todos nosotros debemos tener en cuenta cada vez que parezca que nuestra entrada en la plenitud de la fe está tardando más de lo esperado o incluso ha tomado un giro inesperado o parece que va peor.

Recuerda entonces que Pedro y Pablo fueron grandes apóstoles, autores de la Escritura, y grandes santos, pero cada uno en su propio camino.

Uno dio forma teológica y organizacional al cristianismo tal cual lo conocemos; hoy todos somos cristianos paulinos.

Pero sólo uno se convirtió en la roca de la Iglesia.

No podemos decir que la súbita conversión de San Pablo es superior a la lenta y sinuosa conversión de San Pedro; ambas llegan a destino pero por diferentes vías.

Pero claro, ambas son modelos extremos, porque entre medio hay diferentes situaciones.

Como que por ejemplo, alguien adquiere una conversión súbita que le hace abandonar todo y cambiar de vida, como parece que sucede frecuentemente con quienes tienen una experiencia cercana a la muerte.

Pero esa fe necesita un proceso de maduración, y es en ese proceso pueden suceder sinuosidades como las que experimentó San Pedro.

  

QUÉ LECCIONES PODEMOS APRENDER

Nuestro Señor viene a menudo cuando estamos en nuestro peor momento.

Saulo fue una pesadilla para los primeros cristianos y su rabia contra ellos parecía no tener límite.

Recordemos que él estaba presente en la lapidación de Esteban.

A pesar de esto, Dios esperó hasta que Saulo parecía empeñado para destruir a los cristianos, de una vez por todas para tirarlo de su caballo.

La intervención de Nuestro Señor en nuestras vidas a menudo es totalmente inesperada.

Las normas de Dios y su tiempo tienen parecido al nuestro, así que Sus intervenciones en nuestras vidas no es reflejo de nuestras expectativas.

Saulo es la última persona que hubieran esperado los primeros cristianos para convertirse en su defensor más apasionado.

Si bien es importante que vayamos a misa la mayor parte de la aplicación de las enseñanzas de Cristo ocurrirá en el mundo real, fuera de la iglesia misma.

Saulo fue derribado de su caballo en el camino a Damasco.

La casa de nuestro Señor es nuestra estación de servicio, en el que repostar nuestra fe, pero nuestra misión al servicio de nuestro Señor estará muy probablemente en la carretera.

Pablo no era uno de los elegidos en un principio, sin embargo, su gran fe y humildad le permitió convertirse en tan grande, si no el mayor, que muchos de los que caminaron con el Señor.

¡Ánimo que el Señor y su Madre están para guiarnos en el camino!

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

¿Te gustó este artículo? Entra tu email para recibir nuestra Newsletter, es un servicio gratis:

Categories
00 Todas las Advocaciones 11 Noviembre ADVOCACIONES Y APARICIONES FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Foros de la Virgen María Italia Movil Noticias 2018 - julio - diciembre Peregrinaciones y Santuarios Santuarios

Basílica de San Pedro, el Edificio Más Importante del Catolicismo, Italia (18 nov)

La Basílica de San Pedro se encuentra en la orilla derecha del río Tíber.

Es el más importante edificio religioso del catolicismo, tanto en términos de volumen como de renombre.

Es la segunda mayor basílica del mundo.

 

fachada de basilica de san pedro en vaticano

 

Es la iglesia del Papa, en la cual celebra las ceremonias litúrgicas más importantes.
.
En su interior se halla el «Trono de San Pedro» y está efectivamente enterrado San Pedro, así como la mayoría de los Papas.
.
En la nave central se reunió el concilio Vaticano II de 1962 a 1965…

Durante la gran persecución del año 64 d.C. contra los cristianos emprendida por Nerón, en el escenario del circo de Calígula, San Pedro sufrió el martirio, fue crucificado y sepultado en la tierra.

 

Plaza de san pedro vista desde la Basílica
Plaza de San Pedro vista desde la Basílica

 

El nicho del siglo II, hallado durante las excavaciones en la necrópolis vaticana que protegía la sepultura de San Pedro, recibió el nombre de “Trofeo de Gaio”. Constantino, en el año 324, inició la construcción de la basílica que debía encerrar el “Trofeo di Gaio” y hacer de la tumba de Pedro el núcleo de la estructura.

Consagrada en 329, la monumental basílica se presentaba como un edificio de planta longitudinal con cinco naves y crucero.

En la parte externa, una escalinata llevaba al cuadripórtico delante de la basílica.

En el siglo XV la basílica paleocristiana amenazaba con derrumbarse por lo que los Papas deciden demolerla.

 

Tumba de San Pedro
Tumba de San Pedro

 

La desaparición de la basílica constantiniana fue gradual.

Desde la primera decisión de Nicolás V Parentucelli de ampliar y restaurar la antigua basílica en la segunda mitad del Quattrocento, encargando a Rossellino, hasta la conclusión del nuevo edificio con la inauguración de la fachada (1612), transcurrieron poco más de 150 años.

A lo largo de los más de 150 años necesarios para las obras de la Basílica, los artistas más famosos de la época se alternaron en la dirección de la “Fábrica de San Pedro”.

Desde Rafael Sanzio, que hacia 1514 optó por transformar en una cruz latina la estructura de cruz griega del edificio proyectado por Bramante, hasta Antonio da Sangallo el Joven y a Miguel Ángel que, bajo el pontificado de Paulo III, decidió retomar el proyecto original de cruz griega, diseñó la cúpula y siguió los trabajos personalmente hasta su muerte, en 1564.

 

Monumento a Alejandro VIII
Monumento a Alejandro VIII

 

En los treinta años sucesivos, primero fue nombrado el Vignola para dirigir la “Fábrica de San Pedro”, y luego los arquitectos Giacomo Della Porta y Domenico Fontana, a quien se debe el mérito de haber llevado a cabo, hacia 1588, el proyecto miguelangelesco de la cúpula.

La Basílica de San Pedro alcanzó su aspecto actual gracias a la intervención de Carlo Maderno, que retomó la estructura basilical de cruz latina, y definió el aspecto escenográfico de la fachada.

Los trabajos de la basílica terminaron en 1626 y consagrada solemnemente bajo el pontificado de Urbano VIII.

Entre 1656 y 1667, por voluntad de Alejandro VII, Bernini proyectó y realizó el monumental pórtico de columnas de la Plaza de San Pedro, colocando en su centro el obelisco del siglo I a.C., situado originariamente, en el centro del circo de Calígula, lugar del martirio de san Pedro.

En 1585, el obelisco fue trasladado por Domenico Fontana y colocado en el lugar actual, siguiendo órdenes del papa Sixto V.

 

Monumento a Pio VIII
Monumento a Pio VIII

 

La Basílica de San Pedro posee una capacidad de 20.000 fieles. Mide unos 190 metros de largo, el ancho de las tres naves es de 58 metros, la nave central tiene 45,50 metros de altura, hasta la cima de la bóveda, la cúpula alcanza unos 136 metros de altura hasta la cruz.

El interior, caracterizado por grandiosas decoraciones en mosaico, constituye el precioso joyero que custodia algunas de las más célebres obras de arte del mundo, como el Baldaquino de Bernini y la estatua de la Piedad de Miguel Ángel.

 

Monumento a Pio VIII
Confluencia de el transepto y la nave central

 

EL INTERIOR

El atrio (que corresponde al antiguo pórtico de las basílicas paleocristianas), realizado en los años 1608-1612, está considerado como una de las obras más valiosas de Carlo Maderno.

El portal central, obra del escultor florentino Antonio Averulino llamado Filarete, tiene fecha 1455, y fue traído aquí de la antigua iglesia constantiniana: en él, entre otros, están representados San Pedro y San Pablo y, en la parte inferior, sus martirios.

A la derecha, se encuentra la Puerta Santa, en bronce, obra del escultor Vico Consorti en 1950: cada Jubileo la puerta se abre ante la presencia del Papa.

En el lateral izquierdo del vestíbulo se encuentra el monumento ecuestre que representa a Carlomagno, obra de Agostino Cornacchini (1725), y en el lateral derecho, la estatua del emperador Constantino a caballo, hecha por Bernini en 1670.

 

Nave central
Nave central

 

La estructura del interior, con planta de cruz latina, se debe a la intervención de Maderno que, a partir de 1600, llevó a cabo la construcción de la basílica y realizó las tres alas de la nave central y las dos naves laterales, logrando crear un conjunto unitario con el núcleo miguelangelesco del octágono central.

Es un espacio grandioso, inmenso, decorado con gran cantidad de estucos, mosaicos y estatuas de estilo netamente barroco, donde el visitante se siente casi turbado por las sensaciones: sería necesario detenerse un momento para acostumbrarse a estas enormes dimensiones, evaluables, por ejemplo, comparando la altura de una persona con la de las “pilas de agua bendita” y de los putti (angelotes) que las sostienen.

La iglesia tiene 187 metros de largo; el ancho entre las naves laterales mide 58 metros y 140 en el crucero; la altura máxima de la bóveda en la nave central es de 46 metros (¡como un edificio de 15 plantas!).

 

Sacristía
Sacristía

 

Para realizar una visita apropiada de la basílica se sugiere recorrer primero el espacio central hasta el punto donde el pavimento indica el largo de las iglesias más grandes del mundo, y desde allí pasar a la nave lateral más cercana a la puerta de entrada.

Recorren la nave central grandes pilastras acanaladas y “rudentate” (o sea con la parte inferior de las estrías llena), entre las que se abren hornacinas con 39 figuras de santos fundadores de órdenes y congregaciones religiosas.

El cielo (o techo) presenta estucos dorados realizados en 1780, bajo Pío VI. En la nave de la derecha, mirando hacia el altar, hay numerosas obras de gran valor religioso y artístico.

En la primera capilla, protegida por un cristal espeso, es posible ver la Piedad, obra maestra de Miguel Ángel, realizada en 1499 cuando apenas contaba 24 años de edad.

 

Presbiterio
Presbiterio

 

La Virgen, de rostro joven y dulcísimo, como resignada ante el destino, sostiene en su regazo el cuerpo muerto abandonado de Cristo.

A pesar de ello, el articulado juego de los pliegues de las vestiduras y del velo de la Virgen revelan una fuerza extraordinaria, física y moral, en contraposición con los refinados rasgos del rostro, característicos del Quattrocento.

Esta obra es la única que firmara Miguel Ángel: el nombre del artista se lee en la banda de la Virgen.

La capilla siguiente es la del Santísimo Sacramento, con un ciborio sobre el altar inspirado en el templete de “San Pietro in Montorio” de Bramante, sobre la colina del Janículo.

Esta escultura de bronce dorado, fue realizada por Bernini en 1674, y sucesivamente completada con la inclusión de dos ángeles arrodillados.

Al final de la nave lateral derecha merece atención el monumento fúnebre a Gregorio XIII (1572-1585), obra que el escultor Camillo Rusconi terminó en 1723, con las figuras alegóricas de la Religión y de la Fortaleza, y un dragón, visible debajo del sarcófago, símbolo heráldico de la familia.

 

Tumba de Clemente X
Tumba de Clemente X

 

Volviendo a la nave central, se encuentra la famosa estatua de San Pedro bendiciendo, obra en bronce que la mayor parte de los críticos atribuye al escultor Arnolfo di Cambio (1245-1302).

Algunos estudiosos, sin embargo, sostienen que se remonta al siglo V.

En la figura, nótese el pie, desgastado por los fieles, que lo besan queriendo demostrar con este gesto su devoción al Santo.

Los ángulos de la nave longitudinal con el crucero, están cubiertos por cuatro imponentes pilastras de planta cuadrada.

En sus caras internas, unas hornacinas alojan cuatro estatuas de dimensiones colosales, personificaciones de otros tantos momentos cruciales de la Pasión de Cristo.

San Longino, el soldado que traspasó con la lanza el costado de Cristo y que luego se convirtió al Cristianismo, obra de Bernini en 1638; Santa Elena, madre del emperador Constantino, que llevó a Roma la cruz y los clavos de la Pasión; Santa Verónica, que con un lienzo habría enjugado el rostro de Cristo en la vía Dolorosa y, finalmente, San Andrés, hermano de Pedro, crucificado en Grecia.

Estas tres últimas estatuas pertenecen a la escuela de Bernini.

 

Tumba de Benedicto XIV
Tumba de Benedicto XIV

 

En el centro de la iglesia se encuentra el altar papal, coronado por el famoso baldaquino en bronce, de Bernini, realizada entre los años 1624 y 1632. Con sus 29 metros de altura, fue encargado por el papa Urbano VIII Barberini (1623-1644) para que llenara el “vacío” debajo de la cúpula y creara un movimiento ascendente.

Para fundirlo se utilizaron los cuarterones de bronce que adornaban el cielo de la pronaos del Panteón, dando origen al famoso dicho “quod non fecerunt barbari fecerunt Barberini” (“lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini”).

El baldaquino está formado por cuatro colosales columnas salomónicas en espiral con estrías, ramas de olivo y laurel, rematadas por capiteles corintios; la cubierta, con volutas y estatuas angulares de extraordinaria elegancia, culmina en una esfera de bronce dorado.

Las borlas con abejas (escudo heráldico de los Barberini para señalar su intensa actividad), simularían el efecto del viento sobre el Baldaquino, provocado por el movimiento veloz de su transporte.

En su interior hay una paloma dorada, símbolo del Espíritu Santo.

 

Tumba de Leon XI
Tumba de Leon XI

 

Debajo del baldaquino, en el nivel inferior, se encuentra la “tumba de San Pedro”, donde, según la tradición (las últimas investigaciones arqueológicas han confirmado su veracidad), reposan los restos del Apóstol, lo cual ha hecho que este lugar sea uno de los lugares más venerados por los cristianos y punto elegido para edificar el mayor templo de la Cristiandad.

Por encima del Baldaquino se yergue majestuosa la cúpula, decorada en su interior en los años 1603-1613, según los cartones de Giuseppe Cesari, llamado Cavalier d’Arpino.

La inscripción en latín -en la base de la cúpula- dice: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y a ti te daré las llaves del Reino de los cielos”.

En el crucero de la derecha destaca el monumento a Clemente XIII (1758-1769), obra del más célebre escultor neoclásico italiano, Antonio Canova. Comisionado en 1784, fue realizado según el modelo de los sepulcros de Bernini, con el retrato del papa en la parte superior, y el sarcófago flanqueado por figuras alegóricas: la Religión con la cruz en la mano, y el Genio funerario que apaga la antorcha de la vida. Dos leones vigilan el sepulcro.

 

La Piedad de Miguel Angel
La Piedad de Miguel Angel

 

El Altar de la Cátedra es una de las obras maestras escultóricas de Bernini.

En la parte interna de la ventana ovalada, cerrada por una lámina de alabastro con rayos que dividen la superficie en doce sectores como los doce Apóstoles, se encuentra la paloma del Espíritu Santo.

A su alrededor se extiende una extraordinaria nube de ángeles y “putti” que coronan la Cátedra en bronce de san Pedro.

En ella se conserva un trono de madera que, según la tradición, habría sido utilizada por el primer apóstol. En realidad, se trata de un regalo que el rey francés Carlos el Calvo hizo al Papa en el 875.

A ambos lados del trono, se representan las figuras de los dos padres de la iglesia latina, San Ambrosio y San Agustín, y los dos de la iglesia griega, San Atanasio y San Juan Crisóstomo.

 

Tumba de Juan Pablo II
Tumba de Juan Pablo II

 

La obra fue terminada en 1666, bajo el papa Alejandro VII.

En los laterales, se encuentran los monumentos fúnebres de Paulo III, obra de Guglielmo della Porta (a la izquierda), y el de Urbano VIII de Bernini (a la derecha).

Otra escultura de gran importancia artística es la del crucero de la izquierda, dedicada a Alejandro VII, último trabajo de Bernini, cuando el artista tenía ochenta años, a petición del mismo pontífice.

El esqueleto que se entrevé por debajo de los pliegues rojos, y el reloj de arena simbolizan el paso del tiempo y la ineluctabilidad de la muerte.

En la nave izquierda de la basílica, se halla el monumento de Antonio Canova a la familia Estuardo o Stuart (1819), dedicado a los últimos descendientes de la valiente familia inglesa: retratos de perfil por debajo de la ménsula.

El monumento al papa Juan XXIII (1958-63), por último, es del escultor Emilio Greco (1964-1967).

 

Vista frontal de la fachada con la cúpula
Vista frontal de la fachada con la cúpula

 

LA CÚPULA

Su proyecto se debe a Miguel Ángel, quien desde 1547 se ocupó sin interrupción de la Basílica.

Al final de su larga vida (falleció en 1564, a la edad de 89 años) la construcción había alcanzado el tambor, caracterizado por columnas pareadas, muy sobresalientes, alternándose con ventanas y tímpanos.

La dirección de la obra pasó entonces a Giacomo Della Porta, discípulo de Miguel Ángel, quien elevó unos 7 metros la bóveda de la cúpula y terminó la obra en 1590, en sólo 22 meses, durante el pontificado del papa Sixto V.

Con doble casquete, la cúpula presenta un diámetro interno de 42,56 metros y una altura hasta la extremidad superior de la cruz, de 136,57 metros; la claraboya (cupulino) mide 17 metros de altura.

En el mundo occidental, esta cúpula sirvió de modelo a otras obras construidas con técnicas diferentes, entre las cuales están: la cúpula de Saint Paul en Londres (1675), la de Les Invalides en París (1680-1691) y la neoclásica copertura del Capitolio de Washington (1794-1817).

El arquitecto Carlo Maderno la concluyó en 1614.

 

Grutas vaticanas
Grutas Vaticanas

 

GRUTAS VATICANAS

Las grutas, situadas en el sótano de la basílica, si bien en un nivel superior con respecto a la basílica constantiniana del siglo IV, además de las capillas dedicadas a varios santos, contienen tumbas de reyes, reinas y papas a partir del siglo X.

 

Tumba de Juan XXIII
Tumba de Juan XXIII

 

El lugar sagrado por excelencia es el sepulcro de san Pedro, donde se encuentra el tabernáculo, del siglo IV, mandado construir por el emperador Constantino, sobre la venerada sepultura del Apóstol.

En una de las capillas alrededor del ábside se puede ver el fresco del pintor romano del Trecento, Pietro Cavallini.

Es la “Madonna del pelotazo”, así llamada por la tumefacción que se ve en su cara.

Cuenta una leyenda que un soldado borracho, despechado por haber perdido a las bolas, lanzó una pelota contra la imagen que, ante el impacto, sangró.

En este lugar se encuentran las tumbas de Paulo VI (1978) y del papa Juan Pablo II (2005).

 

Vista de la fachada en la noche
Vista de la fachada en la noche

 

LA FACHADA

Obra del arquitecto Carlo Maderno que la terminó en 1614.

Con 114,69 metros de anchura y 48 de altura, presenta un orden de columnas y pilastras salientes corintias sobre las que se apoya un imponente frontón con tímpano central, coronado por una balaustrada con trece estatuas (de unos 6 metros de altura).

La central, representa al Redentor bendiciendo. Sobre el arquitrabe, una inscripción recuerda que la obra se realizó bajo el papa Paulo V (1605-1621) Borghese.

En el orden inferior se abren cinco entradas al atrio, sobre las cuales hay nueve ventanas, tres de ellas con balcón.

La ventana central recibe el nombre de “loggia de las bendiciones”, porque desde ella se asoma el Papa para dar su mensaje augural con la bendición apostólica “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) inmediatamente después de su elección, en Navidad y Pascua.

 

Plaza de San Pedro desde el piso
Plaza de San Pedro desde el piso

 

LA PLAZA DE SAN PEDRO

Realizada por Bernini en los años 1656-1667, durante el reinado del papa Alejandro VII (1655-1667), está compuesta por dos partes: un primer espacio trapezoidal, delimitado por los dos brazos rectilíneos cerrados y convergentes que flanquean el sagrato, y un segundo espacio de forma elíptica, limitado por dos hemiciclos de la cuádruple columnata.

Las medidas de la plaza son extraordinarias: tiene 320 metros de profundidad y un diámetro central de 240 metros, rodeada por 4 hileras formadas por 284 columnas y 88 pilastres.

La balaustrada sobre las columnas está coronada por 140 estatuas de santos, de 3,20 metros de altura cada una, realizada hacia 1670 por discípulos de Bernini.

 

Tumba de Juan Pablo I en grutas
Tumba de Juan Pablo I en grutas

 

A los lados del obelisco, trasladado al centro de la plaza por Domenico Fontana, en 1585, se pueden ver dos grandes fuentes de Bernini (1675) y de Maderno (1614). En la parte baja, a los pies de la escalinata, las estatuas de San Pedro y San Pablo dan la bienvenida a los fieles.

De gran interés es la Escalera Regia que comunica la plaza con los Palacios Vaticanos, y que el mismo Bernini considerara “… la cosa menos fea que he hecho”.

Realizada entre los años 1662 y 1666, parece mucho más larga de sus 60 metros reales, gracias a la aplicación de algunos recursos de perspectiva, como por ejemplo, la disminución de la distancia entre las columnas del fondo.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

¿Te gustó este artículo? Entra tu email para recibir nuestra Newsletter, es un servicio gratis:

Categories
Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Italia Movil Peregrinaciones y Santuarios

Visita a la Tumba de San Pedro en Roma

La cátedra de San Pedro es la Santa Sede, lo que normalmente conocemos como el Vaticano.

Y dentro de él está la iglesia de San Pedro, cuyo altar (llamado de la confesión) se sitúa justo encima de la tumba del pescador.

Y encima del altar el famoso baldaquino de Bernini, con el magnífico vitral del Espíritu Santo detrás.

Galeria de entrada a la tumba de San Pedro
Galeria de entrada a la tumba de San Pedro

La zona del Vaticano separada por el Tíber del resto de la ciudad estaba compuesta de dos partes diferentes:
.
Una parte de colinas cuyo conjunto era llamado Mons Vaticanum (Monte Vaticano) -al norte de las colinas del Janiculum junto a la orilla derecha del río.
.
Y otra parte llana llamada Ager Vaticanum (Campo Vaticano).

Basilica de san Pedro
Basilica de san Pedro en Roma

El área en un principio estaba poco poblada, ya que el lugar se inundaba frecuentemente de agua malsana.

Las colinas tenían cultivos de viñas de pésima calidad.

Pero al estar consagrado a la diosa Cibeles y a su amante Attis tenía cierta importancia para los romanos ya que allí se celebraba el rito de la primavera.

Baldaquino de san Pedro por Bernini
Baldaquino de san Pedro por Bernini

Agripina (14 a.C. – 33 d.C.) tal vez buscando el favor de los dioses de la primavera, comenzó el saneado de la llanura para erigir allí su propia “villa”.

Su hijo Gayo (o Cayo) Julio César Germánico, llamado Calígula (12 – 41 d.C.), construyó en la extremidad de la villa un gran circo privado que se extendía a lo largo de la Vía Cornelia partiendo de la Villa y encajándose en las Colinas Vaticanas.

Nerón Lucio Domizio (37 – 68 d.C.) amplió y enriqueció el circo haciendo una obra grandiosa, sólo superada por el Circo Máximo.

Entre otras cosas construyó una nave de más de 100 metros con el fin de transportar de Alejandría (en Egipto) a Roma el obelisco esculpido en honor de Augusto.

También construyó un grandioso puente sobre el Tíber para unir directamente los jardines de Agripina con la ciudad.

Cátedra de San Pedro
Cátedra de San Pedro

A lo largo de la Vía Cornelia se estaban construyendo sepulcros (en forma de templetes o pirámides), altares y monumentos funerarios, como sucedía en todas las avenidas fuera del radio urbano.

La necrópolis guardaba un gran tesoro.

En el año 64 d.C. fue martirizado San Pedro en el Circo de Nerón y a poca distancia –cruzando la vía Cornelia- se le dio sepultura.

Sobre la pobre tumba de tierra se superpusieron después, con el correr de los siglos, varios monumentos.

La Tumba de San Pedro esta bajo el altar central
La Tumba de San Pedro esta bajo el altar central

El primero, llamado Trofeo de Gayo, fue levantado hacia la mitad del siglo II.

Recibe ese nombre del presbítero que lo mencionara por primera vez en el año 200 aproximadamente.

El Trofeo surgía en una pequeña explanada de siete por cuatro metros en la zona noroeste de la necrópolis y estaba rodeado por mausoleos y áreas sepulcrales.

Al oeste estaba delimitado por un muro cubierto de revoque rojo (denominado por los científicos muro g).

El monumento, con forma de tabernáculo, fue construido contemporáneamente al muro rojo y constaba de dos nichos sobrepuestos excavados en el muro mismo.

Un tercer nicho –no visible por encontrarse bajo el nivel del suelo- comunicaba con la tumba del Apóstol.

El nicho inferior se conserva en la actual hornacina de los palios en la Basílica de San Pedro.

En el siglo III, al norte y al sur fueron agregados dos pequeños muros.

El del norte conserva grafitos con invocaciones a Jesús, a María y a San Pedro.

Fueron descifrados por Margherita Guarducci, quien dice que encierran un riquísimo testimonio de espiritualidad.

Una de las inscripciones decía en griego: “Petrós ení” (“Pedro [está] aquí”).

Inscripcion en la puerta del recinto de la tumba de San Pedro
Inscripcion en la puerta del recinto de la tumba de San Pedro

Constantino el Grande y el Papa San Silvestre, para custodiar la tumba del Príncipe de los Apóstoles, edificaron la Basílica llamada Constantiniana entre los años 320 a 329, y así favorecer el culto del pueblo.

Para hacer la plataforma los arquitectos se vieron obligados a enterrar la necrópolis y a remover parcialmente la colina, en dirección al norte.

Un gran atrio rectangular precedía la Basílica; en el centro del patio había una fuente con una piña de bronce –que hoy se encuentra en el Patio de la Piña en los Palacios vaticanos-.

En el interior, cinco naves, separadas por 22 columnas de varios colores trabadas con arcos las de la nave central y unidas por arcadas las de los laterales, conducían al transepto y al ábside en cuyo centro sobresalía el monumento fúnebre a San Pedro.

El conjunto era mayor que la Basílica de San Juan.

Puerta de acceso al recinto de la tumba San Pedro
Puerta de acceso al recinto de la tumba San Pedro

Los trabajos de excavación que se ejecutaron entre 1940 y 1949 sacaron a la luz muchas de estas obras.

Actualmente se pueden recorrer parcialmente los distintos niveles de las excavaciones.

Se puede descender a la altura del pavimento de la Basílica y llegar a la necrópolis antigua.

Una de las sorpresas de las excavaciones fue la de encontrar vacío el lugar donde debían encontrarse las reliquias del Apóstol (bajo el altar papal).

El lóculo que se encontraba en la pared roja fue descubierto y vaciado por un operario de los “Uffici Scavi” y guardado en una caja depositada provisionalmente dos metros más arriba en las mismas Grutas Vaticanas.

Los científicos ignoraban esto y pensaron que tal vez el lugar de la tumba hubiera sido abierto en el medioevo, llevándose las reliquias.

Frente a la tumba de San Pedro
Frente a la tumba de San Pedro

Margherita Guarducci da con la caja de madera en 1953.

Contenía, además de los huesos, tierra, fragmentos de revoque rojo, pequeños restos de paño precioso, dos fragmentos de mármoles y un billete escrito por el operario que lo transportó señalando la procedencia: del muro g (muro rojo).

Los elementos son testigos de la historia del lugar.

La tierra incrustada en los huesos señalaba la primer sepultura de San Pedro, además, correspondía a esta zona precisa de las excavaciones; los fragmentos de mármol procedían del revestimiento de Constantino; el paño de púrpura con hilos de oro entretejido indicaba la dignidad del difunto; el examen antropológico de los huesos dio como resultado la pertenencia de todos los restos a un solo individuo de sexo masculino, complexión robusta y edad entre 60 y 70 años.

Todo esto permitió proclamar al Papa Pablo VI: “hemos hallado los huesos de Pedro”, la reliquia más importante de la necrópolis.

Benedicto XVI rezando ante la tumba de San Pedro
Benedicto XVI rezando ante la tumba de San Pedro

Así se ve que la tradición ha sido constante al situar el lugar donde estaba enterrado el pescador, el príncipe de los apóstoles, y para preservar la memoria del lugar que mantuvieron los cristianos se edificó la basílica paleocristiana y 1.200 años después la actual que conocemos hoy.

 

¿Te gustó este artículo? Entra tu email para recibir nuestra Newsletter, es un servicio gratis: