Efectivamente hay reliquias pero casi todas son de segundo y tercer grado, no son partes de su cuerpo.
¿Y por qué no hay reliquias del cuerpo de la Virgen María?
Porque la Virgen María fue asunta al cielo en cuerpo y alma por lo tanto no dejó partes de su cuerpo en la Tierra
En este artículo relatamos cuáles son las reliquias de la Virgen María qué distintas Iglesias reclaman poseer, y dónde están.
QUÉ SON LAS RELIQUIAS
Las reliquias son objetos relacionados con un santo o un mártir que la Iglesia enseña que se deben venerar.
En el Concilio de Trento se estableció que los cuerpos de los santos y mártires y de otros que viven con Cristo, deben ser venerados por los fieles, para que a través de estos órganos se otorguen muchos beneficios a los hombres por parte de Dios.
El numeral 1674 del Catecismo de la Iglesia Católica se refiere a esto.
Y se distinguen reliquias de primera clase, que son parte de los cuerpos; reliquias de segunda clase que son objetos que han tocado esos cuerpos; y reliquias de tercera clase que son objetos que han tocado reliquias de primera o segunda clase.
Relicario con reliquias de la Virgen en Aquisgrán
LAS RELIQUIAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Las reliquias de la Virgen María tuvieron su auge en el siglo XII con las peregrinaciones para venerar su velo, su túnica, pedazos de tela con trazas de su leche materna, incluso líquidos atribuidos al parto del Niño Jesús.
Incluso hay himnos y estatuas de la Santísima Virgen tejiendo y cosiendo ropa para Jesús, como en Chartres.
Una de las reliquias es la Túnica Inconsútil o sea sin costuras, que se dice crecía junto con Jesús
Pero como María fue asunta al cielo en cuerpo y alma no se encuentran reliquias de primera clase, a excepción de fragmentos del pelo.
Hay varios lugares donde se reclama poseer un poco de pelo de María, estos son la catedral de Messina en Sicilia.
También los papas Gregorio Magno y Sergio II reclamaron poseer ese pelo y ahora están en Emmerich, Alemania.
Y también se dice que en otros lugares de Alemania también se conservan trozos de pelo: en la Iglesia de los santos Eucharius y Matthias, en Santa María de los Mártires en Trier, en la abadía cisterciense de Himmerode, en el monasterio benedictino de Prüfening.
Y fuera de Alemania reclaman poseer cabellos de la Virgen en el monasterio agustino de Ranshofen, Austria y en Linköping, Suecia.
Hay numerosas reliquias de segunda clase también.
Reclaman poseer un cíngulo o cinturón de la Virgen en la iglesia ortodoxa siríaca de Homs, Siria, en el monasterio Vatopedi del Monte Athos, Grecia, y en la catedral de Prato, Italia.
Hay una historia que narra que la Virgen le entregó a Santo Tomás apóstol su cinturón antes de la Asunción, lo que puede leerse aquí.
Hay también anillos de María, como el anillo de compromiso que es venerado en Perugia, Italia, y el anillo de bodas en Weihenlinden, Alemania.
Hay varios Velos que usó la Santísima Virgen, como en la catedral de Chartres en Francia, en Brixen en Italia, en iglesias de Colonia y Mainz en Alemania y también en Praga.
También se veneraron zapatos de María en la abadía cisterciense Maria Ophoven, que desaparecieron en el siglo XIX.
La catedral de Santa María de Aquisgrán, en Alemania, reclama tener 4 reliquias que son el manto o túnica de la Virgen, los pañales del niño Jesús, la tela que se colocó en la cabeza luego de la decapitación de San Juan Bautista y el taparrabos usado por Jesús en su crucifixión.
Estas 4 reliquias se conservan en un relicario de oro del siglo XIII, y desde el siglo XIV está reliquias se exhiben cada 7 años.
En Tierra Santa se mencionan muchas reliquias, como por ejemplo una piedra en la que descansó María en la huida a Egipto, un árbol que le dio sombra a la familia en la misma huida, la silla en la que estaba sentada María cuando la Anunciación, un peine, un recipiente en que le daba bebida niño Jesús y varias otras más.
Naturalmente no se sabe fidedignamente si estas reliquias son verdaderas.
Sin embargo aunque no lo sean, la devoción con que una persona venera las reliquias muestra el respeto a la Virgen María, es válida como devoción y seguramente Dios toma nota de esto.
Las reliquias más valoradas de la Santísima Virgen son su túnica, su velo, su cinturón y también la casa donde vivió en los últimos años de su vida.
Túnica de la Virgen María en Aquisgrán
LA TÚNICA DE LA VIRGEN
La túnica o manto de la Virgen María, llamada Timia Esthita, es reclamado que se conserva en dos lugares.
Uno es ortodoxo, se trata del Museo del estado Zugdidi de Georgia.
Allí afirman que fue comprado por un hombre judío y se encontró en el año 473.
El otro es un lugar católico, que es la catedral de Aquisgrán en Alemania.
La prenda conservada en esta última es una prenda de color natural de lana, tejida en líneas verticales y horizontales en un patrón de rejilla.
Es un vestido sin costuras, de una sola pieza y tiene un borde en el cuello, así como cortes perpendiculares en los costados con sus bordes.
Mide 153 cm de largo y la circunferencia en el lado más ancho es de 246 cm, mientras que el ancho de las mangas es de 132 cm.
Esta túnica tiene una manga más corta que otra porque aparentemente una fue cortada.
EL VELO DE LA VIRGEN MARIA
La reliquia más creíble del velo de la Santísima Virgen, también llamado Sancta Camisia, está en la Catedral de Chartres Francia.
Aunque la Catedral de Autun, también en Francia, afirmó tener el velo de la Virgen desde el siglo XII.
El cual habría sido encontrado en una estatua de madera de nogal de la Virgen que tiene una abertura en la parte de atrás para guardarlo.
Se cree que la Virgen usó el velo cuando dio a luz a Jesús y cubrió al niño en el pesebre, también se dice que ese velo fue el que cubrió a Jesús cuando lo bajaban de la Cruz.
Estas cosas las declaran Ana Catalina Emmerich y María Valtorta por medio de visiones.
En la historia del velo de Chartres se cuenta que luego de la crucifixión se escondió en una cueva, y Santa Helena lo encontró en el año 326 y se lo dio a su hijo en emperador Constantino.
Y permaneció en manos de las familias reales durante 550 años, hasta que el nieto de Carlomagno le entregó el velo a la Catedral de Notredame en Chartres, en el año 876.
Esta catedral fue ampliada para guardar esta reliquia y se relatan muchos milagros producidos por la reliquia.
Durante la Revolución Francesa, en el año 1793, el velo fue cortado por la mitad para esconderlo por seguridad, y 10 años después las piezas fueron devueltas a la catedral.
Una parte pequeña del velo se dividió en sucesivas reliquias para entregarle a algunas familias reales de Europa.
Tres de ellas fueron entregadas a Napoleón Bonaparte en el año 1805, una de las cuales Napoleón se lo entregó a su madre María Letizia, para lo cual se construyó un relicario de plata para guardar la reliquia.
Estas piezas se transmitieron durante generaciones dentro de la familia real de Italia.
Y cuando el rey Víctor Manuel III abdicó en 1946 le entregó las reliquias al Vaticano, y hoy están en el Depósito Oficial de Reliquias de la Iglesia Católica en Roma.
LA LECHE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Detrás de la Plaza de la Natividad en Belén está la Gruta de la Leche.
En ese lugar la tradición dice que María amamantaba al niño Jesús y se le cayeron gota en las rocas.
Y por eso las rocas, que eran de un color marrón amarillento, se convirtieron en un blanco cremoso.
Hay una tradición que se remonta desde siglos, de parejas que no pueden concebir un niño, que van a rezar a esa Gruta para pedir la intercesión de la Santísima Virgen.
Y hoy los franciscanos qué cuidan la Gruta de la leche entregan, a un costo simbólico, pequeños paquetes de polvo blanco extraído de las rocas de la gruta, a las parejas que van a rezar para concebir un hijo.
Y junto con el paquete hay una devoción que deben seguir durante 40 días, en que se beben pequeñas cantidades de polvo y se recitan oraciones.
En la Gruta hay infinidad de testimonios de la eficacia de tomar el polvo y practicar la oración.
A partir de ahí se ha extendido la devoción a Nuestra Señora de la Leche y del Buen Parto en todo el mundo.
Pero además en la Catedral de Murcia se conservan gotas de la leche la Santísima Virgen en un relicario.
La que permanece cuajada durante todo el año y se licua el día de la Asunción de la Virgen, el 15 de agosto.
Esta reliquia se conserva en una redoma de cristal.
Y los expertos sostienen que se trataría de restos traídos de leche de la Gruta de Belén que hablamos antes.
Además junto con la redoma hay un documento que certifica la procedencia de la misma.
Su destino anterior fue el Convento de San Luis de la orden de San Francisco de Paula en Nápoles.
Esta pieza estuvo perdida durante años en la catedral.
Y actualmente se exhibe en un altar lateral, pero no goza de mucha prédica, sino que más bien es olvidada.
EL SANTO CÍNGULO O CINTURÓN DE LA VIRGEN
El Santo cíngulo es un cinturón de pelo de camello que supuestamente la virgen dejó como regalo a uno de los Apóstoles, Santo Tomás, cuando ascendió al cielo en su Asunción.
La historia de este cinturón te la contamos en este artículo con detalles.
Velo de la Virgen en Chartres
LA TUMBA DE LA VIRGEN MARÍA
Finalmente otra reliquia importante es la tumba donde se supone que fue enterrada antes de su Asunción al cielo.
En los dos lugares que se mencionan como tumba de la Santísima Virgen María no existe un cuerpo físico, porque María fue asunta al cielo en cuerpo y alma luego que terminó su vida terrenal.
Hay una tradición que dice que la Virgen efectivamente murió y fue enterrada, y de ahí fue asunta al cielo.
Pero hay otra tradición que dice que no murió sino que tuvo una dormición, en la cual probablemente también fue puesta en la tumba.
Un lugar que reclama ser la tumba de María es donde hoy está la Iglesia de la Asunción en el Valle del Cedrón en Getsemani, en Tierra Santa.
Otro lugar que es Éfeso actualmente en Turquía, donde la tradición señala que María vivió con San Juan evangelista luego de haber muerto Jesús.
Y murió allí.
En el siglo II se hizo santuario en esa zona de Éfeso y en el siglo IV la basílica Santa María, donde se realizó el Tercer Concilio Ecuménico en ella y se proclamó a la Virgen María como «Madre de Dios».
Estas dos locaciones fueron luego fueron cayendo en el olvido.
Hasta que fueron nuevamente localizadas, junto con la casa de la Virgen María, gracias a una visión de Ana Catalina Emmerich, que lo relató y se publicó en una de sus memorias; esto sucedió a finales del siglo XIX.
Aquí también se encontró luego la tumba del apóstol San Juan.
Los expertos sostienen que la Virgen María vivió algún tiempo en Jerusalén luego de Pentecostés.
Pero posteriormente la historia se divide en dos opiniones.
Casa de Éfeso de la Virgen
Una es que vivió ininterrumpidamente en Jerusalén o cerca de esa ciudad hasta su muerte.
Y la otra es que se fue a vivir con San Juan en Éfeso, a quien se acredita que efectivamente vivió y murió ahí.
San Juan se habría llevado a la Virgen María de Jerusalén cuando comenzaron las persecuciones más sostenidas a los cristianos.
La tradición dice que María habría muerto en el año 48 con 50 años, luego que los Apóstoles y la Santísima Virgen predicaron 12 años en Jerusalén y Palestina antes de ir a predicar por el resto del mundo, como lo había pedido Nuestro Señor.
Mientras que San Juan habría muerto alrededor del año 100 a los 90 años, y fue el único apóstol no martirizado.
La casa de Éfeso está a 8 kilómetros de Selcuk, frente al Egeo y a la isla de Samos, donde San Juan estuvo un tiempo cautivo.
La tradición dice que fue la propia Virgen la que eligió un lugar apartado para vivir sus últimos días en contemplación.
Y también dice la tradición que Juan habría hecho construir para ella la casa en la zona en que ya se habían establecido familias cristianas, incluso antes de las grandes persecuciones.
Estas familias vivían en tiendas, cuevas o grutas, pero la única casa era de piedra era la de la Santísima Virgen.
Es hoy un lugar de peregrinación muy concurrido, tanto para cristianos como para musulmanes, quienes veneran mucho a la Santísima Virgen María.
La casa de Éfeso es de piedras, tiene dos habitaciones y en la sala mayor se celebra la misa y en la menor hay alfombras de oración musulmanas.
Su forma es cuadrada y de techo plano, con las ventanas situadas en lo alto de las paredes.
Luego que murió Jesús, presumiblemente en el año 33 d.C., María permaneció oculta.
Ella y los apóstoles eran el objetivo romano para desarmar la naciente fe.
Pero se mantuvo asistiendo en la evangelización a los apóstoles hasta su Asunción a los cielos.
¿En qué año podemos datar su Asunción? . Este es un misterio que aún no han podido develar las investigaciones históricas.
LOS EVENTOS MÁS IMPORTANTES EN LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA
En este cronograma que vamos a presentar lo importante no son las fechas sino los acontecimientos, porque las fechas son muy discutidas.
La Virgen María habría sido concebida Inmaculada el 8 de noviembre entre año 15 y el año 31 aC y habría nacido el 5 de agosto.
La presentación de la Virgen María en el templo y la purificación de Santa Ana a su madre se habría producido tres meses después.
Cuando tenía algo más de 3 años comenzó su servicio en el templo de Jerusalén
Cuando tenía entre 12 y 15 años terminó su servicio en el templo
Y fue cuando Zacarías llamó a los hombres solteros para buscarle cónyuge.
La elección recayó en José que era mayor que ella y algunos llegan a decir que tenía alrededor de 40 años.
Luego se produce el compromiso matrimonial con José y 7 días después su boda.
Una semana después se habría producido la anunciación del Ángel a María y por tanto la concepción virginal de Jesús.
Veinte días después la Virgen María va a visitar a su prima Isabel que estaba embarazada.
Luego nace Juan Bautista y 6 meses después nace Jesucristo en Belén.
Cuarenta días después del nacimiento de Jesucristo es presentado en el templo y ahí están las profecías de Simeón y de Anna.
Unos 20 días después la Sagrada Familia huye rumbo a Egipto y llega a ese país unos 15 días después.
Entre medio se habría producido la masacre de los Santos Inocentes.
Entre 3 y 7 años después la Sagrada Familia regresa de Egipto.
Y 5 años después se habría producido el evento de Jesús perdido y encontrado en el templo.
La muerte de San José se habría producido unos 12 años después y Juan Bautista habría comenzado a predicar unos meses antes.
Luego tenemos el suceso del bautismo de Jesús por parte de Juan el Bautista que se habría producido unos pocos meses antes que las Bodas de Caná.
Luego vienen todos los sucesos de los tres años de vida pública y predicación de Jesús.
Recordemos que la Santísima Virgen estuvo durante todo este trayecto al lado de Jesús, acompañándolo en sus prédicas y al pie de la Cruz, e incluso se le apareció el resucitado.
Cuando Jesús estaba en la cruz entregó a Su Madre al apóstol Juan para que cuidara de Ella.
Y 2 o 3 años después la Virgen María se muda de Jerusalén a Betania, y 4 años después se mudaría a Éfeso.
La Virgen María habría visitado también Jerusalén en el momento del Concilio de Jerusalén 4 años después.
Y unos 5 años después la Santísima Virgen habría entrado en dormición y se produce la Asunción.
Luego de la Asunción la Santísima Virgen sea aparecido en la tierra en numerosas oportunidades y muchas de ellas han generado advocaciones y templos levantados en su honor.
En este artículo trataremos sobre su Asunción.
¿CUÁNDO EXACTAMENTE OCURRIÓ LA ASUNCIÓN DE MARÍA?
Para los católicos la Asunción de María a los cielos es un dogma, una verdad de Fe que debe ser creía pues ha sido revelada como inequívoca por el Espíritu Santo a través de la autoridad del Papa.
Siendo un dogma, viene la pregunta de cuándo pasó esto, pues por ser verdad, es un hecho tan histórico como la caída del Muro de Berlín.
Según los registros de la Iglesia en el siglo IV el Patriarca de Jerusalén, San Juvenal, fue el encargado de asignar a Constantinopla las reliquias del sudario que cubriría el cuerpo de María antes de su asunción.
Tristemente el mismo se extravió durante la invasión musulmana varios siglos después.
San Juvenal también atestigua sobre María:
“A pesar que no hay registro de las circunstancias de su muerte en la Sagrada Escritura, sabemos a cerca de ella por la más antigua y creíble tradición”.
Esta “antigua y creíble tradición” es la base de la fiesta de “La Dormición (o Tránsito) de María” que conmemora desde aquel siglo la entrada al Cielo de la Virgen María.
LA DORMICIÓN DE MARÍA
Durante la Dormición, la intervención divina de Jesús hizo que el cuerpo y alma glorificados de María no se separaran en espera del Juicio Final y ascendieran unidos pronto a los cielos.
Esto ha sido mencionado por numerosos santos de la Iglesia.
Entre ellos san Epifanio de Salamina (371 d.C.) que en una carta habla de la Dormición y Transito de María.
También otras comunidades cristianas antiguas coinciden con la Iglesia católica en esto.
“Ni la tumba, ni la muerte podrían contener a la Theotokos,
Aquella quien es constante en la oración y nuestra firme esperanza en sus intercesiones.
Por ser la Madre de la Vida,
Ella fue llevada a la vida por el Único quien habitó en su vientre virginal”.
Teniendo tan presente este hecho en las tradiciones antiguas nos ocupa lo que sucedió antes de su ascensión, para aclarar el trayecto.
¿POR QUÉ SE MENCIONA TAN POCO A MARÍA DESPUÉS DE LOS EVANGELIOS?
Conocemos que Jesús encomendó a su Madre al apóstol Juan mientras Él se encontraba en la Cruz (Juan 19,27), esto pasó en el año 33 d.C.
Luego por el libro de los Hechos de los Apóstoles sabemos que María estaba reunida con los doce apóstoles (contando a san Matías) y algunas mujeres en Jerusalén durante la época alrededor de Pentecostés (Hechos 1,12-14).
La respuesta es el contexto de persecución feroz que afrontaba la Iglesia en aquel momento, tanto por parte de autoridades judías como romanas.
Los perseguidores sabían que el círculo más íntimo de Jesús estaba conformado por los apóstoles Pedro, Santiago (el Mayor) y su hermano Juan (Mateo 17).
Y usaron este conocimiento para intentar desestabilizar a la incipiente comunidad cristiana.
El año 43 o 44 d.C. Santiago fue martirizado durante la persecución judía.
Neutralizados dos de tres objetivos obviamente Juan era el siguiente en la lista.
La tradición indica que también intentaron deshonrar y/o matar a María, así que san Juan acorralado poco después del martirio de su hermano huyó con ella a la ciudad de Éfeso.
Por esta persecución los cristianos de origen judío se desligaron paulatinamente de las sinagogas mientras se incorporaban al cristianismo cada vez más gentiles conversos.
Alrededor del año 50 d.C. la división fue un hecho cuando en el concilio de Jerusalén (el primero en la historia – Hechos 15) se declaró la independencia de la Iglesia sobre las ordenanzas judías.
La ley mosaica ya no tendría autoridad sobre los cristianos sino sólo los apóstoles liderados por Pedro y guiados por el Espíritu Santo (Hechos 15,7-9).
Por estas circunstancias el Nuevo Testamento habla de los misterios de la Fe con un lenguaje velado.
Por ejemplo, el evangelio según san Juan evita ser explícito en la teología bautismal (Juan 3) o eucarística (Juan 6), las trata de manera que sólo un cristiano ya catequizado pueda entender por completo las analogías.
A su vez, y a pesar de la veneración que le tenían, se evitaría tratar explícitamente sobre María en las epístolas mientras ella estuviera viva en la tierra, esto para protegerla del terrible peligro que corría.
NUESTRA SEÑORA DEL PILAR
En Zaragoza, España, hay documentación del siglo XIII que relata como en dicha ciudad ocurriría la única aparición mariana estando aún en carne mortal Nuestra Señora.
En la noche del 2 de enero del año 40 d.C., Santiago (el Mayor) se encontraba con sus discípulos junto al río Ebro cuando:
“Oyó voces de ángeles que cantaban Ave, María, gratia plena y vio aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol”.
La Santísima Virgen le pidió al Apóstol que se le construyera allí un templo, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie y prometió que:
“Permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio”.
Desapareció la Virgen y quedó ahí el pilar.
El Apóstol Santiago y los ocho testigos del prodigio comenzaron inmediatamente la construcción del edificio.
¿LA ASUNCIÓN DE MARÍA EN LOS AÑOS 40 d.C.?
Con base en los Hechos de los Apóstoles (y la aparición de Nuestra Señora del Pilar) podemos concluir que Nuestra Madre vivía aún en la tierra en el año 43 d.C., por lo que la Asunción ocurrió en algún tiempo posterior a esta fecha.
La tradición es casi unánime al mencionar que la dormición de María ocurrió en Jerusalén.
Sin embargo una versión alternativa es dada por las visiones de la Venerable Ana Catalina Emmerick que coloca la muerte, el funeral y la asunción de la Virgen María en Éfeso justo alrededor de los años 43 o 44 d.C.
Esta datación tiene sentido si te toma en cuenta que por aquellos años san Juan estaría en esa ciudad por la persecución judía contra él y los demás apóstoles.
Pero hay un hecho que no calza del todo, la entrevista de san Lucas a María para escribir su evangelio.
Algunas tradiciones opinan que Lucas fue miembro de los 72 seguidores de Jesús (Lucas 10,1-7), siendo esto así no hay problema, él pudo hablar con Nuestra Señora antes de los años 40s d.C.
Por otro lado según la exégesis las fechas de la escritura de sus obras no concuerdan en el tiempo.
Históricamente no parece probable que este discípulo de Pablo estuviera incorporado activamente en la Iglesia durante el ministerio de Jesús, Pentecostés o el inicio de la persecución contra los cristianos (33 – 43 d.C.).
El primero de los viajes misioneros de Pablo comenzaría entre los años 47 o 48 y el siguiente entre el 49 y 52 d.C.
Se calcula que Lucas acompañaría a su maestro a partir de este segundo viaje, desde Tróade.
Esto se presume debido a que en el relato del libro de los Hechos el autor de la obra, Lucas, comienza a incluirse en los viajes de Pablo al utilizar el pronombre personal «nos» desde Hechos 16,10-17.
Por último su evangelio fue redactado según dataciones tempranas entre finales de los años 50s y principios de los 60s d.C.
¿LA ASUNCIÓN DE MARÍA EN LOS 50s o 60s d.C.?
Todas las tradiciones coinciden en dos cosas:
Primero, en que la dormición de María se situó en algún momento después que los apóstoles salieran al mundo para proclamar el Evangelio.
Segundo, en que ocurrió antes del próximo martirio entre los once apóstoles restantes (Santiago había sido martirizado en el 43 d.C.).
Esto supone un avance del rango de tiempo entre los años 50 y 63 d.C.
Esta es también la ubicación histórica donde la mayoría de las leyendas apócrifas colocan la Dormición de María, con los once apóstoles vivos y presentes en el “funeral” de la Madre de Dios.
El converso al catolicismo y doctor en teología, Taylor Marshall, comparte una lista de razones por las cuales él cree que la Asunción de María ocurrió en el año 63 d.C.:
Los apóstoles, menos Santiago el Mayor, continuaban con vida. .
Mencionar al menos simbólicamente la Dormición de María ya no sería peligroso para ella en el Cielo, pero esto no se relata en el libro de los Hechos porque ya estaría terminado a principios de los años 60s d.C. .
El Apocalipsis, el último escrito del N.T. (finales del siglo I), sí parece describir la intervención divina protegiendo a «la Mujer» (María, prefigura de la Iglesia) antes de los 7 años de tribulación (Apo 12,5-6). .
Estos años de tribulación en Jerusalén finalizarían con la destrucción del Templo en el año 70; el año 63 d.C. fue propicio para preservar a María de este caos, ella estaba ahí por aquellas fechas. .
La Dormición en el año 63 también concuerda con Lucas entrevistando a María para conocer los detalles de la anunciación, la visitación (el Magníficat), la natividad de Jesús, etc.
María sería asunta al Cielo en el año 63 d.C. cuando el Templo de Herodes estuvo finalmente terminado.
Este Templo no tuvo nunca el Arca de la Alianza, porque María que es la verdadera Arca de la Alianza no fue colocada en un templo humano, sino entronizada en el Templo Celestial.
Se puede leer en el Apocalipsis:
Y se abrió el templo de Dios en el cielo y en el Templo apareció el arca de su alianza; y se produjeron relámpagos, fragor de truenos, un terremoto y un fuerte granizo.
Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Está encinta y grita al sufrir los dolores del parto y los tormentos de dar a luz. (Apocalipsis 11,19.12,1-2)
De esta forma la Asunción de María fue una especie de señal anunciando los siete años de dolor que vendrían por el bloqueo romano en Jerusalén.
Esto culminó con la destrucción del templo en el año 70 d.C., poniendo punto final a la era de la ley Mosaica.
EL DOGMA
Aunque cada católico es libre de discernir el año histórico de la Asunción de Nuestra Madre, el papa Pío XII confirmó la fe de la Iglesia en este hecho cuando el 1 de noviembre de 1950 declaró el dogma de la Asunción de María.
Esta fiesta es celebrada por toda la Iglesia el 15 de Agosto de cada año.
En la Iglesia tenemos una Madre que vive en cuerpo y alma en el Cielo, una reina que está sentada a la diestra del Rey de reyes, y que celebramos gozosos mientras hacemos nuestras las palabras del Salmo 45:
Hijas de reyes están entre tus damas. A tu diestra está la reina, adornada con oro de Ofir. Escucha, hija, y mira, presta tu oído, olvida tu pueblo y la casa de tu padre y el rey se prendará de tu belleza; él es tu señor, inclínate ante él.
La hija de Tiro viene con presentes, los pueblo más ricos buscan tu favor. Radiante de gloria, la hija del rey enjoyada -de brocados de oro es su vestido, con bordados de colores-, es conducida ante el rey.
Vírgenes, sus damas, forman su séquito, son conducidas ante ti; son conducidas en medio de alegría y regocijo; entran en el palacio del rey.
En lugar de tus padres estarán tus hijos; los constituirás príncipes por toda la tierra. Haré memorable tu nombre en todas las generaciones; por esto, te alabarán los pueblos por los siglos de los siglos.
(Salmos 45,10-18)
Hay mucha confusión entre los católicos sobre la muerte de la Santísima Virgen.
Tenemos el dogma de la Asunción en cuerpo y alma, relatos místicos de su tránsito y una supuesta tumba.
Y a grandes rasgos, su muerte y resurrección fue similar a la de su hijo y prefiguración de la nuestra.
El papa Pío XII promulgó en 1950 el dogma de la Asunción, que en su parte esencial dice, . “Declaramos y definimos como un dogma divinamente revelado: que la Inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, habiendo completado el curso de su vida terrenal, fue asumida en cuerpo y alma en la gloria celestial”.
Para algunos esto significa que la iglesia no toma posición sobre si la Virgen murió o no.
Sin embargo este pasaje estaba referido solamente a la Asunción en cuerpo y alma, no menciona su muerte o no.
Si se lee el resto de la encíclica queda claro que el Santo Padre estaba apoyando la tradición occidental, de que la Santísima Virgen murió antes de ser asunta físicamente al cielo.
Mira el video de reflexiones sobre este artículo, que está abajo.
ORIENTE VS OCCIDENTE
En los últimos siglos han aparecido teólogos que han favorecido la opinión de que la Santísima Virgen fue asunta al cielo, sin haber tenido previamente una separación entre su cuerpo y alma.
Y lo comparan con la iglesia de oriente que parecería favorecer la opinión que murió, y lo expresa bajo el término dormición.
Sin embargo la tradición occidental ha sido más fuerte y directa que la oriental sobre que la Virgen María murió antes de ser asunta al cielo.
Porque los teólogos orientales prefieren no hablar de muerte sino que de dormición, lo cual es más ambiguo de lo que parece.
La tradición occidental desde los primeros siglos es que la Santísima Virgen primero murió y luego fue asunta al cielo en cuerpo y alma.
Algunos opinan que es exactamente lo mismo que están diciendo los orientales con la palabra dormición, que colapsa ambos conceptos, pero aun así quedan dudas razonables.
La fiesta que celebran los orientales desde el siglo cuarto tuvo el nombre de dormición de la Santísima Theotokos.
Theotokos es la palabra griega para referenciar a la Madre de Dios.
Los primeros escritos sobre la Asunción, aproximadamente en el siglo II, coinciden en que María murió, que Cristo recibió su alma en el cielo, que los apóstoles sepultaron su cuerpo en su tumba, que su cuerpo permaneció incorrupto hasta la Asunción y que de ahí el cuerpo de María fue llevado al cielo.
En estos dos primeros siglos no existía la diferencia entre cristianos de oriente cristianos de Occidente de modo que ambos creían en la muerte de la Santísima Virgen María antes de su Asunción en cuerpo al cielo.
Su situación es distinta que la de Elías que fue arrebatado por un carro de fuego y llevado al cielo cuando aún estaba vivo.
Incluso la iconografía tradicional muestra al alma de María separada de su cuerpo en el lecho de muerte, lo que está hablando de su muerte.
En el icono bizantino que presentamos se ve a Cristo sosteniendo el alma diminuta de Su Madre, que está representada con un bebé envuelto en pañales blancos.
Mientras que el cuerpo de María está en el féretro y yaciendo sin vida.
Y alrededor del cuerpo están los apóstoles que funcionan como testigos en la fe de este suceso.
El tema de la dormición en la iglesia Oriental es más importante que en la iglesia occidental.
Los ortodoxos realizan una mini cuaresma antes de la Asunción, desde principio de mes hasta el 14 de agosto con ayuno.
Hay una tradición que dice que ella murió a las 3 de la tarde como Jesucristo, el 13 de agosto, y fue asunta al cielo el 15 de agosto.
En Jerusalén se conmemora la muerte de María el 13 de agosto hasta el día de hoy, aunque la liturgia de su muerte comienza la noche del 12 de agosto.
Y entre el 13 y el 15 de agosto hay un Triduo Mariano que venera el ciclo de muerte y resurrección de 3 días de la Santísima Virgen.
DE QUÉ MURIÓ LA VIRGEN Y CÓMO FUE SU PASAJE
Hay consenso entre los teólogos que María no murió por causa del pecado, porque ella estaba libre de pecado original, que es lo que causa la muerte.
Sino que más bien murió por su deseo de ser conformada a imagen de Cristo.
No parece que muriera de enfermedad ni de vejez avanzada, ni por accidente, ni por martirio, sino por amor.
San Alberto Magno dice “creemos que murió sin dolor y de amor”, lo mismo que piensan otros Santos.
Juan Pablo II aclara este punto diciendo
“Cualquiera que haya sido el hecho orgánico y biológico que, desde el punto de vista físico, le haya producido la muerte, puede decirse que el tránsito de esta vida a la otra fue para María una maduración de la gracia en la gloria, de modo que nunca mejor que en este caso la muerte puede concebirse como una `dormición’”
Y agrega en el mismo sentido el Mariólogo Garriguet,
“María murió sin dolor, porque vivió sin placer; sin temor, porque vivió sin pecado; sin sentimiento, porque vivió sin apego terrenal.
Su muerte fue semejante al declinar de una hermosa tarde, como un sueño dulce y apacible; era menos el fin de una vida que la aurora de una existencia mejor.
Para designarla la Iglesia encontró una palabra encantadora: la llama sueño o dormición de la Virgen”.
Desde los primeros días y los evangelios apócrifos que hablan sobre la dormición o muerte de la Santísima Virgen.
Básicamente estos documentos hablan que el Ángel Gabriel fue a María mientras rezaba en el Santo Sepulcro y le dijo que su vida terrenal había llegado al fin.
Entonces ella decidió regresar a Belén para su muerte.
Los apóstoles fueron arrebatados por el Espíritu Santo y transportados a Belén para acompañar a María los días finales.
En esa circunstancia en que María estaba en su lecho de muerte, rodeada por los apóstoles, se apareció Jesús y le dijo que no temiera.
El rostro de María brilló con una luz muy intensa, se levantó, bendijo a los apóstoles con sus manos, y luego el Señor recibió su alma en el cielo.
Los apóstoles envolvieron su cuerpo y lo llevaron a Getsemaní donde lo colocaron en una tumba nueva.
Durante 3 días salió de la tumba un santo olor a perfume y se escucharon voces de ángeles y glorificando a Dios y a Cristo,
Al tercer día cesaron estas manifestaciones y todos supieron que su inmaculado cuerpo había sido trasladado al paraíso.
Veámoslo más en detalle.
RESUMEN DE VISIONES MÍSTICAS DE LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
La Virgen presintió que iba a morir y solicitó a Jesucristo que los apóstoles se hicieran presentes en ese momento.
Fue así que los apóstoles recibieron la moción de reunirse en Jerusalén.
Estos se reunieron junto con otros fieles y la Virgen María en el Cenáculo.
Allí María se despidió de cada uno con mucho afecto y les pidió su bendición.
Y además que amaran a la Santa Iglesia y exaltaran el nombre del Altísimo.
En esos momentos Jesucristo bajó del cielo en un trono e invitó a su madre a subir con Él.
Le dijo que si no quería pasar por la muerte que fuera con Él.
Pero la Santísima Virgen le dijo que ella quería entrar a la vida eterna por la puerta natural de la muerte, como los demás y como Él mismo.
Jesucristo aceptó el planteamiento y los ángeles comenzaron sus cantos, mientras una fragancia se apoderaba del lugar.
Todo esto no fue visto por los apóstoles pero sí percibido.
Entonces María fue puesta en su lecho de muerte.
Sintió que las fuerzas del cuerpo se le estaban yendo reemplazadas por un amor que excedía sus sensaciones naturales.
Entonces su alma abandona el cuerpo y quedó como dormida, con una transfiguración de la cara que mostraba el gozo celestial y una suave sonrisa.
Todo el lugar quedó lleno de luz y de suaves fragancias, mientras miles de ángeles custodiaban el lecho.
El estado de María no era precisamente el de un muerto sino el de un dormido, por eso se llama dormición.
Los apóstoles y la demás personas presentes comenzaron a cantar himnos
Y Pedro y Juan tomaron el cuerpo de María y lo pusieron en un ataúd, pero la luz que salía de su cuerpo traspasaba la madera.
Luego se armó un cortejo fúnebre de los presentes que fue acompañado también por miles de ángeles y santos que bajaron del cielo.
La música y las fragancias permanecieron en el sepulcro mientras su cuerpo estaba allí.
Mientras tanto el alma de la Santísima Virgen estaba frente al Padre eterno y Jesús le pedía a Su Padre y al espíritu santo que la recibieran en Su gloria.
Al tercer día Jesús decretó que el alma de Su Madre volviese al mundo, se uniera a su cuerpo y resucitara, para que fuese levantada sin esperar la resurrección de los muertos.
Los presentes en el sepulcro oyeron una música celestial que correspondía a la procesión de entrada al cielo del cuerpo glorioso de la Santísima Virgen, acompañada por santos y ángeles.
Cuando la música cesó los apóstoles comprendieron que ya había sido asunta al cielo.
En ese momento llegó Tomás de oriente y abrieron el sepulcro a pedido de él.
Pero vieron que María ya no estaba en el sepulcro y sólo quedaba el manto, la túnica y el cinturón con una dedicación a Santo Tomás.
Entonces se les apareció un ángel quien les dijo que la Santísima Virgen ya vivía en alma y cuerpo en el cielo al lado de Jesucristo.
Y les transmitió el mensaje de la virgen pidiéndoles que difundieran el evangelio por todo el mundo, encomendándoles la nueva Iglesia.
En ese momento la Santísima Trinidad colocó una grandiosa corona en la cabeza de María en el cielo.
Este relato es el compendio de visiones que tuvieron Santa Brígida, María de Agreda, Catalina Emmerich y Santa Isabel de Schoenau .
LA TUMBA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Hay una tradición que afirma de que la tumba de la Santísima Virgen está en Jerusalén, en el Valle del Cedrón, donde se edificó luego la Iglesia de La Asunción.
También hay otra tradición que supone que la Virgen María está enterrada en su casa de Éfeso, donde vivió con San Juan luego de la crucifixión de Nuestro Señor.
Sin embargo ahí no existe una tumba de María identificada, pero si existe en el Valle del Cedrón la que describimos aquí.
La tradición es que Nuestra Señora murió en el año 48 dC.
El Cedrón comienza a formarse a unos dos km. al norte de la ciudad de Jerusalén.
El Valle de Tiropeón oculto hoy por el relleno de escombros y edificaciones, venía por el oeste del templo, en dirección sur, entre el Ofel o antiguo Sión (Ciudad de David) y el Sión Cristiano.
El Ben Hinom o Gehena que viene de oeste a este, se une a los anteriores formando un único Cedrón con desagüe hacia el mar Muerto.
Al torrente Cedrón se llama también en la Biblia Valle de Josefat (Yahvé juzga), porque en él reunirá Dios a todas las naciones para ser juzgadas.
De ahí que en sus laderas hayan surgido los cementerios judío y musulmán.
Valle del Cedrón
El valle del Cedrón, que separa la parte vieja de Jerusalén del Monte de los Olivos, se caracteriza por su paisaje áspero y singular, al que da su típico aspecto una pedregosa y áspera colina punteada sólo por unos pocos olivos y uno que otro matojo de hierbas.
El interés del valle radica en que por él pasó muchas veces Jesús, la más señalada es cuando fue del Cenáculo al Monte de los Olivos en la noche víspera de su pasión y muerte.
Fachada de la IglesiaOtra vista exterior
Cruzando el torrente Cedrón, el primer monumento que vemos a la izquierda al pie del Monte de los Olivos es la Iglesia de la Asunción erigida sobre la tumba que recibió los restos mortales de la Santísima Virgen.
Desde esta Tumba fue llevada al cielo, para no estar sujeta a las consecuencias del pecado, a la corrupción de la carne.
Por lo tanto, María sólo probó la tumba, pero no se quedó en ella; su tumba se convirtió en el lugar santo de su Asunción gloriosa al Cielo.
Su decoración actual, con lámparas de aceite parpadeantes e iconos, confiere a esta iglesia cierto aire de misterio y de antigüedad que indica que actualmente pertenece a la corriente cristiana oriental.
Mapa de la Iglesia
Junto a la iglesia hay una cueva que para algunos encaja con la descripción de Getsemaní que aparece en Marcos 14:32 y en Mateo 26:36.
La Asunción de María en cuerpo y alma al cielo al final de su existencia terrena, fue definida como un artículo de fe, el 1 de noviembre de 1950.
La muerte y la asunción de María al cielo es descrita en los relatos apócrifos como «la transición de la Virgen» o «Dormición» de María.
El autor de este trabajo une tradiciones de la iglesia primitiva desde la era apostólica.
El libro contiene muchas referencias simbólicas típicas de la comunidad Judeocristiana, razón por la cual fue desechado completamente durante mucho tiempo.
Pero el libro da testimonio de la veneración de este lugar desde el siglo segundo, momento en que fue transformado en santuario.
Escalera para bajar a la Iglesia
DESCRIPCIÓN DE LA IGLESIA
La primera iglesia, una capilla de campo, fue construida hacia el s. V y consagrada por el Patriarca de Jerusalén Juvenal (422-458) justo después del Concilio de Calcedonia (431).
Fue entonces cuando ce construyó una nueva Iglesia sobre la tumba de María, quedando visible la cripta en la cual fue venerada la Tumba de la Virgen.
La iglesia superior fue completamente fue destruida antes de la llegada de los Cruzados.
Cuando los Cruzados llegaron sólo encontraron una pequeña edícula sobre la Tumba.
Descenso hacia el sarcófago
Godfrey del Caldo construyó la Abadía conocida como Santa María del Valle de Josafat, un monasterio para los Benedictinos de Cluny, a cuyo cuidado confió a la Iglesia.
Los Cruzados reconstruyeron la Iglesia sobre el año 1130.
Esta iglesia superior fue destruida nuevamente junto con el monasterio por Saladino en el 1187.
Los Musulmanes respetaron la cripta por veneración a «la Madre Santa de profeta Jesús», pero sin embargo usaron la albañilería de la iglesia superior para construir las paredes de Jerusalén.
Altar del edificioIconos sobre el Altar
La ruina del monumento sagrado, no obstante, habría sido inevitable, principalmente debido a las inundaciones que continuamente lo dañaban.
Los franciscanos aún no se ocupaban del cuidado de la Iglesia en la segunda mitad del decimocuarto siglo, pero a partir de ese momento se ocuparon del mantenimiento del edificio, sufragando los gastos de muchas restauraciones importantes.
Los Hijos de San Francisco tuvieron la posesión exclusiva y pacífica de la tumba de la Santísima Virgen durante más de doscientos años, hasta el siglo XVII, cuando comenzaron las intrigas y la violencia para expulsar de este lugar santo a los representantes de la Iglesia católica de rito latino.
Después de varias vicisitudes, la usurpación definitiva ocurrió en 1757 y desde entonces no ha vuelto a ser reparada.
Los Católicos presentes, como protesta, no tienen servicios religiosos en el Santuario donde aún los musulmanes tienen un lugar especial para sus rezos.
El Patriarca Latino de hecho puede celebrar oficialmente en este santuario tres veces por año, incluyendo el 15 de agosto, el banquete de la Asunción.
Desde 1757 el rito griego Ortodoxo ha disfrutado de la posesión del lugar, que ellos comparten con los Armenios.
Los sirios, los Coptos, y los Abisinios tienen derechos menores.
Fresco de la DormiciónCuadro de la Dormición
Las inundaciones de 1972 hicieron posible que los arqueólogos no sólo pudieran limpiar la zona, sino también excavar la parte exterior de la cripta.
Estas excavaciones fueron realizadas por Bellarmino Bagatti.
A raíz de las mismas dedujo que la tradición de la tumba de María en el valle de Josafat está claramente marcada por la presencia de un cementerio durante el siglo I.
Además, la tumba misma, que al principio constaba de tres cámaras, fue desenterrada con las mismas técnicas usadas en las tumbas del primer siglo, como el Santo Sepulcro y las tumbas de los Reyes.
La tumba real era la cámara interior del complejo entero.
Estas conclusiones arqueológicas, corroboradas según documentos literarios (el palestino, el sirio, el etíope y el griego) de los siglos II-IV junto con la devoción constante litúrgica son el testimonio de la creencia en que la tumba de María se hallaba al lado de Getsemani desde el principio de la Era Cristiana.
Sarcofago en la pieza subterranea
Sobre la tumba de María encontramos la construcción austera y solemne de los Cruzados.
Una escalera larga, sobre cuyos flancos la esposa de Balduino III y la madre o Boemondo III (el príncipe de Antioquía) fueron enterradas, baja hacia la tumba de María.
Aquí también fue enterrada la reina Melisanda, la primera hija de Balduino II, rey de Jerusalén, que dieron en matrimonio a Folco d’Angió.
Sospechado del adulterio por su marido, ella tuvo que sufrir enormemente.
Tras la muerte de su marido, ella gobernó el Reino latino hasta la mayoría edad de su hijo Balduino III, en que ella se retiró a Nablus y dedicó su vida a obras de caridad.
Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María
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Las iglesias del rito ortodoxo griego y ruso dan mucha importancia a los milagros.
Uno de ellos es el del Fuego Santo, que se enciende espontáneamente en la Pascua ortodoxa en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén.
También en la fiesta de la anunciación los ortodoxos reclaman dos milagros que suceden en Grecia.
Se trata de serpientes que aparecen para venerar un icono de la Madre de Dios el 15 de agosto.
Y de la segunda floración de lirios blancos frente a otro icono de la madre de Dios, en la misma fecha, y 3 meses después de haber sido cortados, cuando ya estaban secos.
Estos dos supuestos milagros suceden en iglesias ortodoxas de la isla de Cefalonia en Grecia.
Y te los contamos en este artículo.
LA ISLA DE CEFALONIA
En el Mar Jónico de Grecia se encuentra la isla de Cefalonia o Kafalonia, cuya actividad central es el turismo.
La historia cristiana de esta isla se remonta al apóstol Pablo que desembarcó en la isla de Melita luego de un accidente, en el siglo primero (Hechos 28).
San Pablo se quedó allí por 3 meses predicando y convirtiendo a sus habitantes.
Antes se pensaba qué la Isla Melita es la actual Malta, situada en el Mediterráneo.
Sin embargo estudios modernos están concluyendo qué la Isla Melita es la actual Cefalonia.
Científicos de diversos Campos como la oceanografía meteorología, etc, demostraron que las rutas marítimas de Creta hasta Italia atravesaban el Mar Jónico por Cefalonia y no por Malta.
¿Cuáles son los supuestos milagros que suceden en la fiesta de la Asunción en Cefalonia?
Son dos, el de las serpientes y el de los lirios.
EL ICONO DE LA VIRGEN DE LAS SERPIENTES
En la parte sureste de la isla hay un pueblo de nombre Markopoulo, dónde se alberga un icono llamado Nuestra Señora de Fidus, que quiere decir serpiente en griego.
La aparición de este icono se debe a un milagro, pero en su primera parte no está asociado a las serpientes.
Los aldeanos vieron un árbol en llamas en la ladera de una colina y fueron a ver que sucedía.
Y encontraron un icono de la Virgen María apoyado en el tronco quemado del árbol.
Pensando quiere un hallazgo milagroso lo llevaron a la iglesia del pueblo para su veneración.
Sin embargo el icono desapareció el día siguiente y lo encontraron junto al árbol quemado.
Lo llevaron nuevamente a la iglesia y al otro día desapareció nuevamente y volvieron a encontrarlo al lado del árbol quemado.
Como esto sucedió tres veces los aldeanos se convencieron qué el icono no quería estar en esa iglesia, sino que quería que se construyera una iglesia en el sitio del árbol quemado.
Este tipo de mensajes a través de la desaparición de iconos e imágenes es bastante común en la historia y terminan con la construcción de un templo dedicado a ese icono o imagen, y luego con una actividad milagrosa de ese icono o esa imagen a través de los años.
Con el tiempo se construyó al lado de esa iglesia un convento.
Y es ahí se asocia el icono con las serpientes.
COMO SE ASOCIA EL ÍCONO A LAS SERPIENTES
La zona era un lugar de fuerte actividad de los piratas sarracenos, musulmanes, que atacaban los poblados y las iglesias, robando lo que había de valor e incluso prendiéndoles fuego.
En el convento vivían monjas, ya habían sufrido varios robos y los sarracenos las habían amenazado que le prenderían fuego al monasterio la próxima vez.
En el año 1705 sucedió un hecho sobre el que hay dos leyendas.
Una leyenda es que los sarracenos prendieron fuego al monasterio y, las monjas al no poder resistir el fuego, comenzaron a pedirle al ícono de la Madre de Dios que las convirtiera en pájaros o serpientes para poder escapar.
Una variante de esta primera leyenda es que este pedido sucedió cuando divisaron los barcos piratas y su transformación en serpientes la hizo para que pasaran desapercibidas.
La otra leyenda alternativa es que las monjas rezaron al icono que estaba en la iglesia para que los piratas encontraran el monasterio lleno de serpientes y huyeran.
Cualquiera sea la opción, desde ese momento el icono quedó asociado a las serpientes.
Y a partir de ahí se ha generado un hecho, que catalogan de milagroso, que sucede en la fiesta ortodoxa de la Dormición de la Theotokos, el 15 de agosto.
Iglesia Panagia Fidousa en Cefalonia
EL FENÓMENO CONTEMPORÁNEO DE LAS SERPIENTES
Luego de la fiesta de la Transfiguración, que los ortodoxos celebran el 6 de agosto, los habitantes del pueblo experimentan una invasión de serpientes, que se arrastran por la iglesia y sus lugares aledaños.
Y tiene su culmen el 15 de agosto.
Preferentemente se las ve arrastrándose cerca del icono de la Virgen de las Serpientes.
Esto sucede progresivamente hasta el 15 de agosto, cuando los ortodoxos festejan la Dormición de la Theotokos.
Y a partir de ahí las serpientes desaparecen del lugar, hasta el 6 de agosto del año próximo, luego que es celebrada la divina liturgia de la Dormición.
Los fieles interpretan que las serpientes van a venerar el icono de la Theotokos, conocido como Panagia Fidousa.
Durante estos 10 días las serpientes andan libremente por toda la iglesia y se muestran dóciles a los peregrinos, que las toman con sus manos y no sufren ninguna picadura.
Este suceso anual se ha transformado en un evento turístico, tipo festival, qué sucede el 14 y 15 de agosto.
Y también ha generado que los fieles lleven a la iglesia a las serpientes que encuentran cerca de ella.
La iglesia así poblada de serpientes se transforma en una romería turística donde los visitantes se sacan fotos con las serpientes y las manipulan libremente.
Se dice que los únicos años en que no sucedió esta invasión de serpientes entre el 5 y el 15 de agosto fue durante la Segunda Guerra Mundial y en el año 1953 en que se produjo un gran terremoto.
Por eso asocian la desaparición de serpientes en esas fechas a un mal augurio.
Este fenómeno que se produce en Markopoulo también sucede en el pueblo de Arginia, que está más arriba Markopoulo.
Aunque los sucesos en este último pueblo tienen mucho más publicidad y si ha transformado en un destino turístico importante.
¿Y cómo son esas serpientes?
Las serpientes son aterciopeladas, con ojos brillantes, de cabeza ancha, tienen una cruz formada por 4 puntos negros en ella y la lengua bífida también se asemeja a una cruz.
Según los científicos estás serpientes pertenecen a la especie Telescopus fallax qué es endémica del Mediterráneo.
Y que si bien es venenosa, rara vez inyecta el veneno porque los colmillos están en la parte posterior de la mandíbula superior.
Sus alimentos son básicamente lagartijas.
Lo que a muchos cristianos les rechina de esto es la idea que tienen de que las serpientes son un animal condenado por Dios desde el jardín del Edén.
¿Cómo puede ser que un animal condenado por Dios vaya a venerar a la Santísima Virgen?
¿Cuál es la interpretación correcta?
EL SIGNIFICADO DE LA SERPIENTE
En el cristianismo la serpiente suele ser una representación del demonio, que está fundamentada en que fue el animal que produjo la caída de la humanidad en el pecado, al tentar a Eva.
Esto puede verse en Gen 3, Sal 91:13, Apocalipsis 12: 9, 20: 2, Núm 21 : 4-9; Mateo 3: 7; 23:33.
Y se la describe como una criatura astuta y malvada, que destruyó la amistad que había entre el hombre y Dios.
Resuenan entre los cristianos las palabras Dios en el protoevangelio «Pondré enemistad entre ti y la mujer» (Génesis 3: 14-15).
Sin embargo Jesús dice en Marcos 16: 17-18, que sus discípulos tomarán serpientes con sus manos y no sufrirán daños, y en hechos 28: 3-5 San Pablo resulta ileso de la mordedura de una serpiente.
¿Qué pasó aquí? ¿Se transformaron las serpientes?
La venida al mundo de Jesucristo, y su inmolación en la cruz y su resurrección, levantó la maldición que pesaba sobre este animal y puso a nuestra disposición los medios para nuestra restauración.
O sea que revirtió nuestro estado al que ha sido en el mundo del Jardín del Edén, en que todos los animales y el hombre tenían amistad entre sí y con Dios.
A partir de allí hemos tenido señales de que muchos santos han vivido en paz con bestias salvajes, como si fuera un preámbulo del paraíso.
De modo que la redención de la humanidad también significa la redención de la serpiente.
Y es por eso que las serpientes de Cefalonia van a venerar el icono de Nuestra Señora, la Theotokos.
¿Este fenómeno de las serpientes es el único hecho milagroso que sucede en Cefalonia?
No.
EL FLORECIMIENTO MILAGROSO DE LIRIOS SECOS
Hay otro hecho milagroso que se produce en la misma fecha en otro lugar de la isla de Cefalonia, en Patras en el sureste y en la ciudad de Langouvartha en el norte.
Allí se venera un icono de la Madre de Dios de los Lirios, debido a un fenómeno que sucede cada 15 de agosto.
Este icono tiene también una historia de hallazgo Milagroso.
Uno de los trabajadores del Conde Lianos encontró un icono de la Virgen en un campo, con un lirio blanco a su lado.
El campesino fue avisarle al Conde lo que sucedía y mientras puso el icono en un pajar.
Pero el Conde le dijo que llevará el icono a la iglesia de San Demetrio.
Sin embargo en la noche el Conde soñó la aparición de la Madre de Dios que le dijo que llevara el icono a su casa.
Aterrorizado por el mensaje, que no sabía si era cierto o no, llevo el icono a su casa, y se curó milagrosamente su hija que estaba enferma.
Entonces el Conde construyó una iglesia en el sitio donde se encontró el icono.
Ese icono es en el que se suceden los milagros de la segunda floración de los lirios.
Pero esto no se trata de un hecho muy antiguo sino que aparentemente tiene un comienzo relativamente reciente.
La leyenda es que el 1943 cuando la región del Dodecaneso estaba ocupada por los italianos, un niño llevo en mayo un lirio blanco y lo colocó al lado del icono.
Y en agosto este lirio ya seco produjo flores nuevamente.
A partir de ahí sucede nuevamente todos los años.
Es costumbre que en mayo, en la fiesta de la Anunciación ortodoxa, se depositen fragantes lirios blancos, llamados parthenocrenini, en jarrones y ramilletes frente a iconos de la Madre de Dios.
Esta es la época en que florecen los lirios, y cómo son unas flores muy fragantes y hermosas, los habitantes de la zona suelen cultivarlos, e incluso se cultivan en los jardines de las iglesias.
Con el paso de las semanas los lirios se han secado pero igual se dejan en sus jarrones y ramilletes.
Y así llegamos a la fiesta de la Asunción, el 15 de agosto, con imágenes de la Madre de Dios de los lirios rodeada de jarrones y ramilletes de lirios secos.
Pero de repente sucede un hecho extraordinario.
Iglesia del milagro con los lirios
Tres meses después de haber sido arrancados de la planta los lirios vuelven a florecer el 15 de agosto.
Y para demostrar que esto es un hecho milagroso los tallos continúan secos pero florecen flores de lirio en ellas.
Realmente es un hecho muy extraordinario porque una vez que el tallo está completamente seco y se corta la flor no pueden brotar nuevamente flores.
Pero sin embargo los lirios cortados en mayo florecen nuevamente en agosto.
Los jarrones además no tienen agua, e incluso florecen los lirios que se ponen al lado del icono en ramilletes, sin estar en un jarrón.
Los lirios, debemos recordar, tienen una larga tradición cristiana.
Está especialmente vinculada con la Anunciación, cuando el Ángel Gabriel le comunica a la Santísima Virgen que va a ser la Madre de Dios.
Es por eso que en algunos iconos de la Anunciación se ve al Ángel Gabriel sosteniendo un lirio.
El que a su vez es un símbolo de pureza y belleza.
Además desde la antigüedad el lirio tenía una connotación de un símbolo Imperial y era utilizado en santuario sagrados.
Con la Asunción de la Virgen María se manifiesta la creencia de que el cuerpo y alma de la Virgen María fueron llevados al cielo después de terminar sus días en la tierra.
Este traslado es llamado Assumptio Beatæ Mariæ Virginis (Asunción de la Bienaventurada Virgen María).
La Iglesia Católica ha celebrado esta fiesta en honor de la Virgen María, en Oriente desde el siglo VI.
Y en Roma desde el siglo VII, celebrándose el 15 de agosto.
La primera referencia oficial a la Asunción se halla en la liturgia oriental.
En el siglo IV se celebraba la fiesta de “El Recuerdo de María” que conmemoraba la entrada al cielo de la Virgen María y donde se hacía referencia a su asunción.
Esta fiesta en el siglo VI fue llamada la Dormitio o Dormición de María, donde se celebraba la muerte, resurrección y asunción de María.
En occidente, la doctrina de la Asunción de María no fue desarrollada sino hasta el siglo XII donde aparece el tratado Ad Interrogata, atribuido a San Agustín, el cual aceptaba la asunción corporal de María.
Santo Tomás de Aquino y otros grandes teólogos se declararon en su favor.
En la Basílica de Santa María de Elche se celebra todos los años durante las fiestas en honor a la Asunción de la Virgen María, el Misteri d’Elx.
Que ya en 1632 Urbano VIII le exime de la prohibición de representar obras teatrales en el interior de las iglesias que había acordado el Concilio de Trento.
Aquí hay 10 cosas que debe saber y compartir sobre la Asunción.
10 COSAS PARA RECORDAR SOBRE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
1 – ¿Que es la Asunción de María?
La Asunción de María es la enseñanza que:
La Inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial [Pío XII, Munificentissimus Deus]:
“Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia.
Para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte.
Para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia.
Con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra.
Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo”.
2 – ¿Qué nivel de autoridad tiene esta enseñanza?
Esta enseñanza fue infaliblemente definida por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950 en Munificentissimus Deus (en latín, «Bountiful Dios Altísimo»).
Como explicó Pío XII, se trata de «un dogma divinamente revelado».
Esto significa que es un dogma en el sentido propio.
Por tanto, es una cuestión de fe que ha sido divinamente revelada por Dios y que ha sido infaliblemente propuesta por el Magisterio de la Iglesia como tal.
3 – ¿Significa eso que se trata de una declaración «ex cathedra», y que tenemos que creer?
Sí. Dado que es un dogma definido por el Papa (en lugar de por un concilio ecuménico, por ejemplo), y que también es una declaración «ex cathedra» (uno entregado «por la cátedra» de Pedro).
Debido a que es infaliblemente definido, exige el consentimiento definitivo de los fieles.
El Papa Juan Pablo II explicó:
La definición del dogma, de conformidad con la fe universal del Pueblo de Dios, excluye definitivamente toda duda y exige el consentimiento expreso de todos los cristianos.
Ten en cuenta que todas las enseñanzas infaliblemente definidas son cosas que estamos obligados a creer, incluso si no están definidos «ex cathedra» (por el propio acto del Papa).
4 – ¿El dogma nos obliga a creer que María murió?
Es la enseñanza común que María murió.
En su obra, Fundamentos del Dogma Católico , Ludwig Ott enumera esta enseñanza como sententia communior (en latín, «la opinión más común»).
Aunque es el entendimiento común que María murió, y aunque su muerte se menciona en algunas de las fuentes de Pío XII citados en Munificentissimus Deus, deliberadamente el Papa se abstuvo de definir esto como una verdad de la fe.
Juan Pablo II señaló:
El 1 de noviembre de 1950, en la definición del dogma de la Asunción, Pío XII evitó el uso del término «resurrección» y no tomó una posición sobre la cuestión de la muerte de la Virgen como una verdad de fe.
La Bula Munificentissimus Deus se limita a afirmar la elevación del cuerpo de María a la gloria celestial, y declara esta verdad un «dogma divinamente revelado.»
5 – ¿Por qué María debía morir si ella estaba libre de pecado original y sin mancha?
El estar libre del pecado original y sin mancha no es lo mismo que estar en un estado inmortal glorificado.
Jesús también estaba libre de pecado original y sin mancha, pero podía morir, y lo hizo.
Expresando una opinión común entre los teólogos, Ludwig Ott escribe:
Para María, la muerte fue consecuencia de su liberación de pecado original y de pecado personal, no fue una consecuencia de la pena del pecado.
Sin embargo, parece apropiado que el cuerpo de María, que era por naturaleza mortal, debiera estar, en conformidad con la de su Divino Hijo, sujeto a la ley general de la muerte.
6 – ¿Cuáles son las referencias más antiguas que sobreviven a la Asunción de María?
Juan Pablo II señaló:
La primera huella de la creencia en la Asunción de la Virgen se puede encontrar en los textos apócrifos Transitus Mariae, cuyo origen data de los siglos II y III.
Estos son representaciones populares y en ocasiones románticas, que en este caso, sin embargo, recogen una intuición de fe por parte del pueblo de Dios.
7 – ¿Cómo fue desarrollado el reconocimiento de la Asunción de María en Oriente?
Juan Pablo II señaló:
Hubo un largo período de creciente reflexión sobre el destino de María en el otro mundo.
Esto condujo gradualmente a los fieles a creer en la resurrección gloriosa de la Madre de Jesús, en cuerpo y alma.
Y en la institución Oriental de las fiestas litúrgicas de la Dormición y la Asunción de María.
8 – ¿Cómo preparó Pío XII la definición de la Asunción?
Juan Pablo II señaló:
En mayo de 1946, con la Encíclica Deiparae Virginis Mariae, Pío XII pidió una amplia consulta, preguntando entre los Obispos y, a través de ellos, al clero y el pueblo de Dios, sobre cuanto a la posibilidad y oportunidad de definir la asunción corporal de María como un dogma de fe.
El resultado fue muy positivo: sólo seis respuestas de 1181 mostraron alguna reserva sobre el carácter revelado de esta verdad.
El Papa Pío XII presentó varias razones fundamentales para la definición del dogma:
La inmunidad de María de todo pecado.
Su Maternidad Divina.
Su Virginidad Perpetua.
Su participación en la obra redentora de Cristo.
9 – ¿Qué base bíblica hay para la enseñanza?
Juan Pablo II señaló:
Aunque el Nuevo Testamento no se afirma explícitamente la Asunción de María, ofrece una base para ello, ya que enfatiza fuertemente ka perfecta unión de la Santísima Virgen con el destino de Jesús.
Esta unión, que se manifiesta, desde el momento de la concepción milagrosa del Salvador, en la participación de la Madre en la misión de su Hijo y especialmente en relación con su sacrificio redentor, no puede dejar de requerir una continuación después de la muerte.
Perfectamente unida con la vida y la obra salvadora de Jesús, María comparte su destino celestial en cuerpo y alma.
Hay, por lo tanto, pasajes de la Escritura que resuenan con la Asunción, a pesar de que no la explican del todo.
10 – ¿Qué consecuencia tiene para nosotros?
Se nos recuerda la promesa de la resurrección del cuerpo a través de la Asunción de María.
Nuestros propios cuerpos terrenales verán la decadencia, porque no estamos sin pecado como María, pero a través de nuestra eventual purificación, nuestra redención también será completa y se nos promete la resurrección del cuerpo.
En el último día de una manera misteriosa nuestros propios cuerpos serán reconstituidos y compartiremos la realidad de la resurrección.
Lo que sucedió a María le pasará a todos los que son bautizados si permanecen en Cristo.
Lo que sucedió a María también pasará a la totalidad de la iglesia.
Ella se presentará un día a Cristo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga.
La gloria final de toda la Iglesia.
Todo lo que parecía una tragedia será parte de la gloria.
Todo lo que parecía maravilloso se cumplirá y concluirá en lo más perfecto de lo que podíamos haber imaginado.
Ella va adelante como una esposa ataviada para su marido, y así la Iglesia como esposa de Cristo, un día se vestirá de toda esa gloria.
Y que después de muerta está sosteniendo una dura batalla contra el mal.
Asunción de la Virgen María – Charles Lebrun
Su triunfo desde el Cielo, ya asegurado, es la señal. .
Que la promesa de Su hijo a nosotros, de vida eterna junto a Él en el Paraíso, está siendo cumplida.
Asunción de la Virgen María – Pierre-Paul Prud’hon
LA ASUNCIÓN DE MARÍA EN CUERPO Y ALMA ES LA SEÑAL
La escritura no da cuenta explícitamente de la Asunción de María al cielo. .
Sin embargo, el Apocalipsis 12 habla de una mujer que está en una batalla entre el bien y el mal. .
Muchos ven a esta mujer como el pueblo de Dios. .
Y ya que María encarna mejor al pueblo del Antiguo y Nuevo Testamento que cualquier otra figura, su Asunción se puede considerar como una ejemplificación de la victoria de esa mujer.
Por otra parte, en 1 Corintios 15:20 San Pablo habla de la resurrección de Cristo como primicia de los que se durmieron.
Y ya que María está estrechamente relacionada con todos los misterios de la vida de Jesús, no es de extrañar que el Espíritu Santo haya llevado a la Iglesia a la creencia de que ella debe estar con Él en cuerpo y alma en el cielo.
Nos encontramos homilías sobre este supuesto de la asunción que se remontan al siglo IV.
En los siglos siguientes las Iglesias Orientales creyeron de manera constante en esa doctrina, pero algunos autores en Occidente no la habían aceptado.
Sin embargo, por el siglo XIII hubo un acuerdo universal.
Pero la fiesta se había venido celebrando bajo diversos nombres (Conmemoración, Dormición, Paso, Asunción) desde al menos el siglo V o VI.
Hoy en día se celebra como una solemnidad.
La Iglesia tuvo que recorrer siglos de discernimiento hasta estar convencida, de que la mujer vestida de sol de la que habla el Apocalipsis, es la Gran Señal del cumplimiento de la promesa de Jesucristo, de un lugar en el Cielo para la humanidad.
Veamos en detalle cómo fue llegando a esa conclusión.
Asunción de la Virgen María – Juan Carreño de Miranda
EL SILENCIO Y LA PRESUNCIÓN PREVIOS
Sabemos que después de la crucifixión María fue llevada consigo por el apóstol Juan (Jn 19: 26-27).
Los primeros escritos cristianos dicen que Juan fue a vivir en Éfeso y que María lo acompañaba.
Existe cierta controversia acerca de dónde terminó su vida, tal vez de vuelta en Jerusalén, tal vez no.
Ninguna de estas dos ciudades, ni ninguna otra afirmó que sus restos estaban allí, aunque hay afirmaciones sobre su tumba (temporal). .
¿Por qué no hubo ninguna ciudad reclamando los huesos de María?
Al parecer porque no había huesos para reclamar, y la gente lo sabía.
Recuerda, en los primeros siglos cristianos, reliquias de santos fueron celosamente guardadas y muy apreciadas.
Los huesos de los mártires en el Coliseo, por ejemplo, se recogían rápidamente y se conservaban; hay muchos cuentos de esto en las biografías de aquellos que dieron sus vidas por la Fe.
Por ejemplo, los huesos de San Pedro y San Pablo eran conocidos ampliamente por ser conservados en Roma.
Y el sepulcro de David y la tumba de San Juan Bautista se mencionan en la Escritura.
Sin embargo, allí estaba María, sin duda el más privilegiado de todos los santos, pero no tenemos ningún registro de su cuerpo venerado en ningún lugar.
Asunción de la Virgen María – Guido Reni
TRADICIONALMENTE SE HABLABA DE LA ASUNCIÓN
La mención explícita de la Asunción de María comienza a aparecer en leyendas altamente embellecidas en el siglo cuarto. .
Tenemos una cuento un poco más sobrio del evento dado por San Juan Damasceno, en una copia de una carta que preservó del siglo V del Patriarca de Jerusalén llamado Juvenalius a la emperatriz bizantina Pulqueria.
La emperatriz aparentemente había pedido reliquias de la Santísima Virgen María.
El Patriarca Juvenalius respondió que, de acuerdo con una antigua tradición, el cuerpo de la Madre de Dios había sido llevado al cielo después de su muerte,.
Y él se sorprendió de que la emperatriz estuviera al tanto de este hecho, lo que implica que debe haber sido más o menos común el conocimiento en la Iglesia en ese momento.
Juvenalius unió a esta carta una explicación de cómo los apóstoles habían sido llamados de forma milagrosa para el entierro de la Madre de Dios. .
Y cómo después de la llegada del apóstol Santo Tomás su tumba se abrió, y su cuerpo no estaba allí. .
Y cómo había sido revelado a los apóstoles que había sido llevada al cielo en cuerpo y alma.
Más tarde, en el siglo VI, la creencia en la Asunción fue defendida por San Gregorio de Tours, y ningún santo o padre de la Iglesia a partir de entonces discute la doctrina.
Obviamente estas piezas de evidencia por sí mismos no son prueba.
Ni tampoco lo son el silencio ensordecedor temprano, ni la aparición de los huesos de María, ni la creencia generalizada en la Asunción manifiesta entre los primeros cristianos de los siglos IV y V, ni la ausencia de discusión de la doctrina entre los santos y los padres de la Iglesia; nada de esto prueba que la doctrina sea verdadera.
Asunción de la Virgen María – Annibale Carracci
LA EVIDENCIA EN LA BIBLIA: EL APOCALIPSIS
Se afirma que no hay ninguna mención de la Asunción de María en la Escritura. Pero la hay.
De hecho hay una alusión al misterio de la Asunción justo en el lugar en el que la mayoría esperaría encontrar si la doctrina fuera verdad: es decir, en los escritos del Apóstol San Juan.
San Juan fue encargado por Nuestro Señor de cuidar a su madre a la hora de su muerte en la cruz.
Y en especial se puede buscar la alusión en el último de los libros del Nuevo Testamento en ser escrito, un libro casi seguro escrito después de que la vida terrena de María había terminado, el libro del Apocalipsis, también llamado de la Revelación.
También la historia de la visita de María a su prima Isabel en el evangelio de San Lucas, capítulo uno, tiene numerosas y notables similitudes con el cuento en el Antiguo Testamento del rey David sobre el Arca de la Alianza en Jerusalén en 2 Samuel 6.
Las similitudes son demasiadas para ser accidentales: San Lucas nos dice, en su manera característica, que María misma es la nueva Arca de la Alianza.
Al igual que el Arca en el antiguo Israel contenía las tablas de la Ley y el maná bajado del cielo – los signos de la Antigua Alianza – el vientre de María contenía el signo de la promesa de la Nueva Alianza y el verdadero pan de vida: Jesús, nuestro Salvador mismo.
Por lo tanto, ya se creía por la Iglesia apostólica que María era la nueva Arca de la Alianza.
La vieja Arca de la Alianza se había perdido durante muchos siglos, y ninguno de los judíos sabían dónde podría ser encontrada (de hecho sigue estando perdida hasta el día de hoy).
Con esto en mente, mira lo que encontramos al final del capítulo 11 del libro de Apocalipsis:
A continuación se abrió el templo de Dios en el cielo, y el arca de la alianza se veía en su templo, y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y granizo.
¡Qué audiovisual espectacular! ¡El Arca había sido encontrada!
Pero mira lo que el Apocalipsis nos dice luego.
Y recuerda que las divisiones de capítulos y versículos de la Biblia no son parte de los textos originales, se insertaron siglos después por los monjes para ayudar a localizar versos de la escritura con mayor facilidad.
Por lo que la siguiente frase del comienzo del capítulo 12 viene directamente después de lo otro al final del capítulo 11 en los manuscritos originales):
Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.
Estaba embarazada… y dio a luz a un niño varón, que ha de regir a todas las naciones con vara de hierro.
Claramente, lo que a San Juan se le mostró en la visión, y lo informó en el libro de Apocalipsis, es que el Arca de la Alianza está ahora en el cielo como una “mujer vestida de sol”. .
Cuyo hijo es el Mesías y gobernará con una “vara de hierro” (Salmo 2: 9).
De hecho, varios de los Padres de la Iglesia vieron este pasaje como una referencia a María, la Madre de nuestro Salvador, incluyendo San Efrén el Sirio, San Ambrosio y San Agustín.
Asunción de la Virgen María – Alonso López de Herrera
LA DOCTRINA DE LA ASUNCIÓN ENCAJA CON TODA LA FE Y CON LA TRADICIÓN
Después de que el Señor “resucitó” de entre los muertos, llevó a los cielos a la verdadera “arca” de la Nueva Alianza, el cuerpo de su madre María.
Porque así como los antiguos israelitas creían que el arca original fue hecha de madera incorruptible, este pasaje prefigura la incorrupción corporal dada a María por su Hijo resucitado.
Y si queremos corroboración adicional de que la “mujer vestida de sol” del Apocalipsis 12 estaba destinada a ser un símbolo de María, con su cuerpo y alma en celeste gloria, echa un vistazo en algún momento a la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Que fue dada milagrosamente por la Virgen a San Juan Diego en el siglo XVI, y compárala con la descripción en el libro de Apocalipsis.
Sin embargo, a pesar de todo esto, podría no haber sido suficientemente para llamar a la Iglesia a definir la Asunción de María como una verdad revelada por Dios.
Se necesitaba algo más: lo que los teólogos llaman la analogía de la fe.
Eso significa que cada doctrina auténtica revelada por Dios debe ser vista que “encaja” con otra doctrina revelada.
En otras palabras, debe haber una armonía entre las verdades de la fe.
Y ciertamente no hay contradicciones entre ellas.
La doctrina de la Asunción de María encaja con la fe católica en su conjunto.
En primer lugar, hay un ajuste natural con la doctrina de la Inmaculada Concepción de María: que dice que ella fue preservada de la herencia del pecado original por los méritos de la pasión de su Hijo.
Por cierto Dios puede hacer ese tipo de cosas, simplemente porque Él tiene todo el tiempo presente frente a Él a la vez.
Por ejemplo, tomando los méritos de la pasión de su Hijo los aplicó a los patriarcas y profetas de Israel, otorgándoles muchas gracias sobre esa base.
Y de la misma manera, tomó los méritos de la pasión de su Hijo, y sobre esa base dio a María una efusión de la gracia en su alma desde el primer momento de su existencia
Para ayudar a prepararse para su futuro papel como Madre del Salvador.
Ahora, sabemos por el libro del Génesis que uno de los resultados de la caída de Adán y Eva fue que todos sus descendientes se convirtieron en objeto de sufrimiento y muerte.
“La paga del pecado es la muerte”.
Pero María no compartía esta condición caída.
Más bien, su alma se enriquece a partir del momento de su concepción con la gracia del Espíritu Santo que da la vida.
El Venerable John Henry Newman escribió:
“¿Por qué debería compartir la maldición de Adán, quien no participó en su caída?”.
Por lo tanto, nuestra creencia en el origen de gracia de María, naturalmente nos lleva a aceptar la verdad, que ella fue preservada de la maldición y la indignidad de la corrupción del cuerpo implicada en la muerte humana.
Y, por cierto, es por eso que no fue hasta el siglo XX que la Iglesia estuvo tan segura de esta doctrina que proclama que es una verdad revelada de Dios.
Porque no fue sino hasta el siglo XIX que se convenció, más allá de cualquier duda razonable, de la verdad de la Inmaculada Concepción.
Esta doctrina abrió el camino para la otra.
Asunción de la Virgen María – Teodore Van Loon
LA FE EN LA RESURRECCIÓN
Lo más importante es que la Asunción de María es una proclama en voz alta y triunfante de la plena verdad de la Pascua.
A veces decimos que la fe en la Pascua es que “Cristo ha resucitado”. .
Esto es cierto. .
Pero la buena noticia que los Apóstoles proclamaron al mundo no sólo era que Cristo ha resucitado. .
Sino que precisamente, Él está llevando a todo su cuerpo místico en la tierra para unirse a Él en la gloria.
Esto es precisamente lo que la Asunción de María proclama: .
“¡Cristo ha resucitado!. .
Y ahora está trayendo todos los corazones fieles con Él en gloria”.
El signo de esta esperanza para toda la Iglesia es que el corazón que estaba más cerca de su corazón amoroso, ya ha sido elevado a la gloria junto con Él.
En 1950 el Papa Pío XII se estaba preparando para promulgar el dogma de la Asunción de María.
Él le estaba rezando a Dios por una señal, para confirmar que el dogma fuera voluntad de Dios.
Ya hemos informado que Pio XII vio la “danza del sol” 4 veces: 30 y 31 de octubre, 1º y 8 de noviembre de 1950.
Tomándolo como una señal de conformidad del Cielo con el dogma de la Asunción.
Pero el 1º de mayo anterior, tuvo una señal confirmatoria mucho menos conocida para el público en general. .
El Cardenal Montini, el futuro Papa Pablo VI, le presentó al Papa Pío XII a Gilles Bouhours, un niño de seis años.
Fue recibido en audiencia privada por el Sumo Pontífice para confiarle un “secreto”. que le mandó decir la Santísima Virgen.
“La Santísima Virgen María no murió; Ella ascendió al Cielo en cuerpo y alma”.
El 1º de noviembre de 1950, el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de la Virgen María.
Este artículo es un resumen de la corta vida del niño francés que murió de adolescente.
Y también de las muchas apariciones que tuvo de la Santísima Virgen.
La historia comienza con una aparición cercana que no fue aprobada por la Iglesia.
LAS APARICIONES DE ESPIS
El 22 agosto de 1946 Claudine y Nadine Combalbert estaban viendo un rebaño de gansos in Bois d’Espis.
De repente vieron a una “dama vestida de negro” con unos “adornos de vestido con margaritas.”
Al día siguiente la “Dama”se aparece ante ellas dos de nuevo, y esta vez un tercer niño está presente.
La noticia pronto se esparció a través del campo como fuego.
Luego el 31 de agosto un hombre de cuarenta y un años también alega visiones de la Virgen quien dice presuntamente: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
Un grupo de monjas también se ve involucrado.
Y el lugar de repente se torna en un torbellino de fervor religioso.
Se organiza una pequeña peregrinación.
Pero el 12 de diciembre de 1946, Monseñor Théas, obispo de Montauban, dice en una correspondencia privada que estas apariciones “no son ciertas y que serían una ilusión”.
Y el 4 de mayo de 1947, el prelado publicó un juicio oficial negativo y luego una ordenanza suspendiendo a todos los sacerdotes que fueran a Espis.
Su sucesor, el obispo de Courrèges, creó una comisión de investigación el 1 de febrero de 1950.
Sus resultados son finales es que fueron “sugestiones y alucinaciones”, excluyendo cualquier posibilidad de un “origen sobrenatural” en los supuestos hechos.
El destino canónico de Espis no menoscaba la autenticidad del “pequeño Gilles” y de las apariciones, pero en cierto momento fueron confundidas ambas.
La vida de Gilles comienza con un milagro de curación.
Dios intervino muy temprano en la existencia de Gilles.
LA ENFERMEDAD DE GILLES A LOS 9 MESES
Gilles Bouhours nació en Mayenne, Francia, el 27 de Noviembre de 1944. Él fue el tercero de cinco hijos.
Su padre, Gabriel Bouhours era un fontanero, y su madre Madeleine, ama de casa.
A la edad de nueve meses, se le diagnosticó meningoencefalitis, una enfermedad con frecuencia fatal en aquella época.
El doctor regional, Dr. Dives, les mandó con un especialista en Burdeos. Y el diagnóstico fue el mismo.
En aquel año, la penicilina estaba apenas siendo probada.
Para el pequeño Gilles en Francia no había realmente una medicina efectiva que combatiera la enfermedad.
Pero el bebé Gilles fue milagrosamente curado a través de la intercesión de Santa Teresa de Lisieux.
Una monja de Las Pequeñas Hermanas de los Pobres, amiga de la familia, les dio dos tarjetas con reliquias para colocar debajo de la almohada del bebé Gilles, mientras rezaban por su sanación.
Una de las tarjetas era de Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1896).
Y la otra era del Padre Daniel Brotier (1876-1936), de la Congregación del Santo Espíritu, un misionero en África y director de la Orphenlins Apprentis dÁuteuil (casa de huérfanos) en París.
Pasaron tres noches sin notarse ninguna mejoría.
En el cuarto día, al despertar hallaron a Gilles sin ningún dolor, respirando y comportándose normalmente, con la fiebre completamente desvanecida, sin ninguna explicación.
Un enrojecimiento en forma de Cruz era visible en cada uno de sus cachetes, explicaron sus padres más tarde.
Y otro extraño hecho llamó su atención.
Encontraron la imagen del Padre Brottier intacta bajo la almohada del bebé Gilles.
Pero la reliquia de Santa Teresa de Lisieux estaba extraviada, solamente se encontraron los hilillos rojos que sostenían el objeto.
Para Madeleine y Gabriel Bouhours, esta era una señal de que la “pequeña Teresa” intercedió a Dios por la sanación de su hijo.
Eventos posteriores en la vida de Gilles confirmarían esto.
EL COMIENZO DE LAS APARICIONES A GILLES
La Virgen María se le aparece al pequeño Gilles en septiembre de 1947 cuando la familia Bouhours estaba viviendo en Arcachon.
El pequeño Gilles tenía dos años y diez meses y aparentemente no era diferente a otros niños de su edad.
El 30 de septiembre de 1947, según dice, tuvo su primera aparición de la Virgen María.
El niño insiste en que la Virgen María le pidió a él ir al lugar llamado Espis (Francia) donde había reporte de apariciones un año antes.
Su padre estaba dudoso acerca de las visiones de Gilles, pero decide hacer un viaje para visitar el lugar, según fuera encomendado por la Señora.
Una vez que llega a Espis le pide a uno de los supuestos videntes ir con él para confirmar o negar las palabras de su hijo.
Y así fue que al atardecer del 30 setiembre de 1947, una de las niñas vino a la casa de la familia Bouhours para visitar al pequeño Gilles.
De acuerdo a su testimonio, en el jardín de la casa de la familia ella vio a la Santísima Virgen con el aspecto de Nuestra Señora de Lourdes.
Cuando el padre de Gilles y tres de sus hijos, incluyendo a Gilles llegaron, solamente el último supuestamente vio a la bella Señora.
Él describe a María con una “capucha” significando que Ella está llevando un velo sobre su cabeza.
Además él declaró:
“Nuestra señora está en el agua. Ella corta el agua con un palo. Yo veo dos palos en el cielo.”
Se le pidió que explicara los “palos” y dijo:
“Estos son como los palos”, usando sus manos para tratar de explicar lo que en realidad era una cruz.
Y luego describió algo terrible: un “humo amarillo” surge en el cielo y la virgen “llora”.
El 2 de octubre de 1947, Gilles ve a la Virgen “sangrando” abundantemente.
“¿Te dio por hacer buu buu?” él le preguntó a Ella inocentemente.
“¿Te caíste en unos palos? Aquí está mi pañuelo […].
Santísima Virgen, ven junto a mí, dame tu mano […]
Mi padre y mi madre están acá” (refiriéndose a sus padres).
La frescura y la simplicidad de tal diálogo infantil son similares a las apariciones de la Virgen María ante niños en otros lugares.
Los días 4 y 6 de octubre, la Virgen aparece brevemente a Gilles.
“¡Oh! ¡La Santísima Virgen”“ dice alrededor de las 5 de la tarde.
La aparición le pidió a él ir al bosque (de Espis) a rezar, en un lugar donde un “manantial” luego surgiría.
A las 6:30 pm, la Señora se le aparece una segunda vez a Gilles, esta vez rodeada por cerca de treinta personas.
La Señora le pide a él que le presente los rosarios que algunas personas le han dado a él, para que Ella los bendiga.
Y luego Ella también pide que esa gente rece junta una década del rosario por las intenciones al Sagrado Corazón de Jesús.
El día 13 (Fiesta de Fátima), Gilles va por primera vez a Espis.
Y la Virgen María lo orienta hacia un lugar en el bosque donde un manantial empezaría a brotar.
El 27 de noviembre de 1947, Gilles fue recompensado con otras apariciones breves.
El 8 de diciembre de 1947 él ve una “gran cruz” en el cielo.
Dos días después, el 10 de diciembre, Santa Teresa de Lisieux aparentemente se le aparece a él con una gran sonrisa.
Y lanza flores hacia él, lo cual recuerda lo dicho por la Santa antes de su muerte, sobre que el cielo “hará llover flores”
El 13 de enero de 1948, en Espis, la Virgen se le apareció dos veces más y de nuevo le pide que ore constantemente al Sagrado Corazón de su Hijo.
El 8 de febrero, el niño observa varias “cruces en el cielo”.
Los peregrinos, curiosos y clérigos prestan gran atención al curso de los acontecimientos.
El 10 de febrero, la familia Bouhours decidió ir en peregrinación a Lourdes.
El pequeño Gilles no tiene ninguna visión en el santuario.
Pero sabiamente observa que las representaciones de María son hermosas, pero infinitamente menos que sus apariciones.
El 13 de febrero él presuntamente ve a María llorando “lágrimas de sangre” en el lugar del futuro manantial.
Gilles luego le pide agua a su padre, y después de recibir un poquito de agua bendita en la palma de su mano, él abre su mano, y la gente puede ver como Gilles con su pequeña mano hace como que limpia algo en el aire.
De nuevo él pide agua, y la operación se repite otra vez como si Gilles estuviera limpiando la otra mejilla de la Virgen Santísima, tiempo durante el cual los presentes no dejaron de rezar.
La aparición finalizó cuando Gilles había supuestamente terminado de limpiar las lágrimas de la Virgen Santísima.
Y al siguiente día Ella besa a Gilles tiernamente en otra visión.
El 13 de marzo de 1948, Gilles declara “Yo abracé a la Santísima Virgen, pero no la besé”.
Esa primavera de 1948 trajo algunos eventos notables.
El 13 de abril Gilles aparentemente ve a la Virgen María tres veces en Espis.
Y luego en mayo él la ve en diferentes ocasiones, en su dormitorio y en el jardín de la casa.
Así como lluvia de cruces.
El 4 de junio de 1948, Gilles le informa a su familia que la aparición dijo que Ella era la “Santa María, Madre de Dios”, y en junio 10 la “Santa Madre de las Gracias”.
El 13 de junio la familia, ansiosa por obedecer a las autoridades de la Iglesia, decidió no ir a Espis.
Gilles recibió la orden interiormente.
En junio 24 de 1948, él le dice a su madre:
“Después del domingo la Virgen Santísima vendrá a verme en nuestro jardín. ¡Hoy no, Ella no tiene tiempo!”
“¿Qué es lo que está haciendo Ella entonces?”, pregunta su madre.
“Bueno, ¡Ella no está haciendo sopa! (aparentemente refiriéndose al quehacer de su madre del momento).
Ella pone flores en el cielo”.
A partir del 13 de julio, la aparición exige que ninguna misa se celebre en adelante en Espis, por obediencia a la Iglesia.
El pequeño Gilles trata de transmitir el mensaje al sacerdote oficiante, en vano.
Durante una aparición el 13 de agosto de 1948, una mujer le entrega a Gilles tres rosarios para que sean bendecidos por la Virgen María.
Gilles se los regresa diciéndole que la Virgen no los bendecirá porque ellos ya están benditos.
Y la mujer confirmó que si lo estaban, y que ella no se dio cuenta que la Virgen no podría bendecirlos.
El 15 de agosto 1948, el niño de casi 4 años de tuvo esta visión:
“Veo un botón grande [la tierra] y, encima, una bestia grande, parecida a una lagartija con una cola grande y patas largas envolviéndolo. .
No muy lejos de ahí, veo a un caballero con plumas en su espalda.”
Sin siquiera saberlo, Gilles ha descrito, en una forma original, al Arcángel San Miguel y a la figura de satán influenciando a este mundo.
En aquel día, María se vistió de azul pero sin velo, le pidió a él seguir la procesión organizada por los peregrinos de Espis y cantar.
Las semanas que procedieron, la Virgen le encargó “muchas oraciones.”
El 13 de octubre, la aparición le “reveló las luchas” dirigidas por el arcángel Miguel para el beneficio de las almas.
El 13 de diciembre María le confió un “secreto” a Gilles para el Papa solamente.
Su padre le pidió explicaciones, y el responde:
“Ella me dijo algo [para decirle al Papa] y si yo te lo digo serían dos pecados” (dejando como conclusión que el secreto tal vez pudiera contener dos partes.)
Una cosa preocupaba a la pequeña mente de Gilles: ir a Roma donde vive “el que reemplaza a Jesús en la tierra” [el Papa].
De acuerdo con los testimonios, el niño participa de manera notable – en vista de su corta edad – en las celebraciones de Pascua.
El 13 de mayo ve a la Virgen presente a lo largo del Vía Crucis y siente algunos de los dolores sufridos por Jesús.
Ese día, se le pide que muestre a las personas presentes cómo la aparición bendice a la multitud reunida.
Levantando la mano con una rara “majestad”, hace una señal larga y magnífica de la cruz y añade:
“¡No es difícil, es la Santísima Virgen quien me coge la mano!”.
El 12 de junio Gilles recibe su Primera Comunión en un clima de simplicidad y devoción.
Durante el verano, Gilles continúa recibiendo apariciones y locuciones en el 13 día de cada mes, con dos visiones adicionales el 15 de agosto.
El 13 de julio de 1949 durante una visión Gilles ofrece a la Santísima Virgen un par de palomas que una señora le trajo que fueran bendecidas por la Santísima Virgen.
Gilles se las ofrece liberándolas, pero ellas no se escapan.
Al contrario, el macho vuela alrededor del pie del altar, y atrapa una flor de unos 20 a 25 centímetros de largo, y sosteniéndola en su pico regresa volando a Gilles, arrullando y girando frente a él, y luego finalmente la suelta en frente de él.
El 13 de noviembre de 1949, la Virgen, después de orar por todos los enfermos, le dijo:
“Pequeño Gilles, debes ir a Roma a ver al Papa”.
VIAJES A ROMA
Se organiza un primer viaje a Roma.
A pesar de las dificultades financieras, Gilles y su padre consiguen ir.
El 12 de diciembre de 1949, fue la primera audiencia (semi-privada) con Pío XII.
Pero ese día el niño no habla porque no está solo con el Papa, como la Virgen le había recomendado.
Por lo tanto, se debe organizar un segundo viaje.
Pero poco después, una “mala” noticia llega a la familia por correo: las autoridades diocesanas que se han pronunciado sobre Espis, y el Santo Padre no puede conceder una segunda audiencia a Gilles.
Ocho días más tarde, después que la aparición pidió nuevamente a Gilles ir al Vaticano para informar al Papa del “secreto”, todos los problemas parecen desaparecer misteriosamente.
Gilles y su padre se van.
Esta vez, Pío XII cambió de opinión y aceptó recibir al niño en audiencia privada y secreta el 1º de mayo de 1950.
El 1º de mayo de 1950 el Papa Pío XII recibe a Gilles en una audiencia privada, con tan solo cinco años de edad sólo Gilles y el Soberano Pontífice presentes.
El padre de Gilles describe la escena en una forma pintoresca:
“Cerca de las 10:30 am, entramos al Vaticano, donde los prelados de su Santidad nos llevan a una habitación.
Un Obispo dice ‘ponga al niño en la silla. Lo dejaremos a solas con el Santo Padre’”.
Los prelados se retiraron y Gilles se quedó solo con SS Pío XII.
Gilles, regocijándose, aplaudió y gritó: “¡Viva el Papa!”.
Después de la audiencia el pequeño revelará su secreto a varias personas.
El 10 de junio, un periodista del Giornale d’Italia publicó un artículo titulado: “Un pequeño francés de cinco años habla al Papa”.
Este artículo cita el famoso “secreto” de Gilles:
“La Santísima Virgen no está muerta; ella ascendió al cielo en cuerpo y alma”.
Otras personas notables se encontraron con el “Pequeño Gilles” con ocasión de este viaje a Roma, particularmente el Pbro. Gabrielle Roschini, muy conocido por ser un gran mariólogo y profesor de la Universidad Laterana, y experto del Concilio del Vaticano II.
Al momento de encontrarse con Gilles era uno de los encargados de preparar el texto dogmático de la Asunción.
De acuerdo a varias fuentes bien informadas, se reportó que el Papa Pío XII había pedido a Dios una señal para confirmar que el dogma de la Asunción estuviera de acuerdo con la voluntad de Dios.
GILLES CONTINÚA CON LAS APARICIONES Y HACE SU PASAJE
De 1950 a 1958, Gilles seguirá viendo a la Virgen a intervalos regulares.
El hermano de Gilles nos da una breve idea de lo que el “pequeño Gilles” era durante su niñez:
“Él, a menudo, se hacía presente para aceptar cualquier sacrificio, pequeño o grande, de tal manera que siempre pudiera servir a la Santísima Virgen o al Pequeño Jesús”.
El 13 de mayo de 1950, él anunció:
“El 13 de junio debo portar un alba blanca, y tendré que caminar descalzo, tal como el Pequeño Jesús, por la conversión de los pecadores”.
De hecho, las fotografías de los periódicos han inmortalizado este momento.
El 15 de agosto de 1954, la Virgen le declara: “Yo soy la Reina del Salvador. Puedes decirle al sacerdote”
El 5 de noviembre 1954, durante un Misa en honor al Sagrado Corazón, el niño ve a la Virgen María hacer reverencias en el momento de la Consagración.
Los 13 de enero, febrero y marzo de 1955, “relucientes rayos dorados emergieron de las manos unidas” de la aparición.
El 20 de marzo de 1957 Gilles entristece porque la Señora le dice:
“Gilles, pronto no vendré a verte más”.
El 15 de agosto 15 de 1958, la Virgen se le apareció por última vez.
Un año y medio después Gilles pasó a la vida eterna el 26 de febrero de 1960.
Él tenía 15 años.
Murió después de una breve enfermedad de 48 horas.
Algunos médicos dijeron que fue una crisis de uremia, mientras otros decían que fue asma aguda, pero no hubo una explicación precisa.
Una cosa notable sucedió al momento que Gilles entregó su alma a Dios.
Una bandada de aves de toda clase sobrevolaron la ventana de su cuarto y compusieron piando una melodía, que duró por unos pocos momentos.
Lo suficiente para que la gente alrededor de la cama de Gilles estuviera fascinada y asombrada por la visión.
Hubo de hecho muchas apariciones más de las que fueron recabadas aquí.
La Santísima Virgen María se le apareció a Gilles más frecuentemente; hubo algunas ocasiones en que Ella estaba sosteniendo al Niño Jesús en sus brazos, y es por esto que Gilles se refería a Jesús como “Pequeño Jesús”.
Él también tuvo visiones de San José, Santa Teresa de Lisieux, Santa Bernadette acompañando a la Santísima Virgen en diferentes ocasiones.
Cuando él vio Ángeles, los describió como vestidos de blanco, azul o rosado.
La Asunción de la Santísima Virgen a los cielos es el último dogma emitido por la Iglesia Católica.
Implica muchas cosas doctrinales centrales para la Iglesia y para la teología de María.
Y significa la materialización de la gran promesa de Jesucristo a nosotros.
La Iglesia la festeja el 15 de agosto.
A través de los años hemos generado un cuerpo de artículos verdaderamente importante sobre este tema.. .
Que abarca desde su análisis hasta la presentación documental del hecho. .
Pasando por las visiones sobrenaturales que recibieron místicos. .
Y el trayecto de 20 siglos que recorrió la Iglesia en el discernimiento, hasta aprobar que la Asunción de María a los cielos en cuerpo y alma es dogma.
En este post hacemos un índice de todos los artículos que hemos publicado para que el lector pueda elegir lo que leer.
EXPLICACIONES GLOBALES DE LA IMPORTANCIA DE LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Este artículo presenta a la Asunción de la Santísima Virgen al Cielo como el centro de nuestra esperanza y de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
María no sólo es la ‘mujer vestida de sol’ que batalla contra el maligno.
Sino que fue la primera persona naturalmente humana que fue llevada al Cielo, como algún día nosotros lo seremos.
De ahí la importancia de este dogma para toda la fe…
En este artículo se habla de la vida de la Virgen María en Éfeso, su regreso a Jerusalén.
Las opiniones y relatos de su viaje a Éfeso según los historiadores y su muerte relatada por los varones apostólicos y escritores de nuestros tiempos.
Joaquín Casañ arma una explicación muy verosímil, porque no resulta de una manera evidente y clara la residencia de la Virgen Santísima durante los veintitrés años que sobrevivió a la Ascensión gloriosa de su amantísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo…
Es sabido que la muerte no es condición esencial para la Asunción.
Y es sabido, también, que el Dogma de la Asunción no dejó definido si murió realmente la Santísima Virgen.
Había para entonces discusión sobre esto entre los Mariólogos y Pío XII prefirió dejar definido lo que realmente era importante: que María subió a los Cielos gloriosa en cuerpo y alma.
Este artículo trata de responder las preguntas sobre si la Santísima Virgen murió o no antes de ser asunta al cielo…
Así como el lugar de nacimiento de María tiene distintas teorías y versiones, Belén, Nazaret, Jerusalén o Séforis, también el lugar en donde pudieron haber transcurrido sus últimos días genera teorías diversas y controversia.
Diversos documentos históricos nos hablan de una veneración antiquísima de su tumba, en Jerusalén, específicamente en Gethsemaní (Valle de Cedrón), en donde se edificó un santuario, y posteriormente la Iglesia de la Asunción.
Pero también existen otros documentos en donde se señala la tradición de que María siguió a San Juan Evangelista hasta Éfeso y allí podría haber muerto.
Como por Tradición Apostólica sabemos que la Asunción tuvo lugar en el sepulcro de María, podemos concluir que la Asunción tuvo lugar en el mismo sitio donde Jesús fue apresado antes de su Pasión y Muerte; es decir, en el Huerto de Getsemaní.
Pero hay otras posibilidades que se manejan.
En este artículo el teólogo Antonio Royo Marín, o.p. debate sobre la forma en que María fue asunta al Cielo…
Cuenta la tradición que la Virgen María oraba a menudo a Jesús desde el Monte de los Olivos, el lugar de la ascensión de su hijo al cielo.
El Arcángel Gabriel apareció una vez allí y le dio una rama de palma del paraíso.
Él le dijo que sería llevada durante su procesión fúnebre, en tres días más…
Ella oró pidiendo ver una vez más a los santos apóstoles, y así fue.
De dondequiera que ellos estaban, los apóstoles fueron alzados en las nubes o llevados por los ángeles al lado de la Virgen que estaba viviendo en la casa del Apóstol Juan en Jerusalén…
El Papa Pío XII, un hombre de la Virgen, que fue quien promulgó el dogma de la Asunción, tuvo la gracia de presenciar la ‘danza del sol’ varias veces en los días alrededor de cuando promulgó ese dogma.
Pio XII lo tomó como un mensaje del Cielo de aprobación a la decisión tomada de promulgar el Dogma de la Asunción, y en este artículo narramos lo que él cuenta de lo que vio…
El Papa Juan Pablo II señaló en una catequesis del 9 de julio de 1997 que el primer testimonio de la fe en la Asunción de la Virgen aparece en los relatos apócrifos, titulados “Transitus Mariae”, cuyo núcleo originario se remonta a los siglos II y III.
Según la palabra del pontífice este texto se trata de representaciones populares, a veces noveladas, pero que en este caso reflejan una intuición de la fe del pueblo de Dios…
Estos testimonios que se encuentran recopilados en el libro “The Life of Mary as seen by the Mystics” (La Vida de María vista por los Místicos) de Raphael Brown (Nihil Obstat & Imprimatur 8-junio-1951).
Están en un solo relato, con el fin de poder seguir mejor la secuencia de los hechos relatados.
La leyenda dorada es un drama, lleno de vida, que termina con un epílogo bellísimo.
Una deliciosa historia, propia del genio oriental, iluminada de estrellas y de ángeles, perfumada de inciensos y azucenas, decorada de todas las maravillas del cielo y de todas las bellezas de la tierra.
Empezó a difundirse por el Oriente en el siglo V con el nombre de un discípulo de San Juan, Melitón de Sardes.
Más tarde, Gregorio de Tours la da a conocer en las Galias.
Los españoles de la Reconquista también la leían, y los cristianos de la Edad Media buscaron en sus páginas alimento de fe y entusiasmo religioso…
El 15 de agosto de 1986 la Virgen María relata a Amparo Cuevas, la vidente de El Escorial (España) como fue su asunción a los cielos.
Comienza relatando algo de su vida para luego contar su tránsito a los cielos.
Están la llamada a los apóstoles, los preparativos de éstos, su pedido para que su cuerpo no sea tocado por nadie, y la visión de la venida del Señor a buscarla, el recibimiento de Dios Padre en los cielos y del Espíritu Santo…
PEREGRINAJE A DOS IGLESIAS RELACIONADAS CON LA ASUNCIÓN
Este artículo es una recorrida por la Iglesia de la Asunción del Valle del cedrón donde erigida sobre la tumba que recibió los restos mortales de la Santísima Virgen.
La otra tradición la vemos en la Abadía de la Dormición en Sión.
Desde esta Tumba fue llevada al cielo, para no estar sujeta a las consecuencias del pecado, a la corrupción de la carne.
Por lo tanto, María sólo probó la tumba, pero no se quedó en ella; su tumba se convirtió en el lugar santo de su Asunción gloriosa al Cielo.
O sea que se supone que este es el lugar de la Asunción de María al Cielo…
Este artículo hace un recorrido por la Abadía de la Dormición en Jerusalén, donde dicen que es el sitio donde la Virgen María cayó en su “sueño eterno”.
Se trata del lugar que la otra tradición muestra de la Asunción de María.
De alguna forma es la hipótesis rival de la traición de la Iglesia de la Asunción en el valle del Cedrón…
DOCUMENTOS HISTÓRICOS Y ECLESIALES SOBRE LA ASUNCIÓN
Este artículo relata lo que se puede encontrar en la Biblia sobre la Asunción de la Santísima Virgen, la tradición de la Iglesia y los razonamientos teológicos que fueron conformando el dogma de la Asunción…
Presentamos dos documentos históricos importantísimos.
El primero es la carta de Dionisio el Egipcio o el Místico a Tito, importantísimo para conocer cuál era la tradición en Jerusalén acerca de la Asunción de María.
El segundo documento es de San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia, de un sermón predicado en la Basílica de la Asunción en Jerusalén, por el año 754, ante varios Obispos y muchos Sacerdotes y fieles…
Análisis de la Constitución Apostólica por la que Pio XII definió el Dogma de la Asunción y el desarrollo que luego hizo el Concilio Vaticano II sobre el dogma…
ESCRITOS DE SANTOS SOBRE LA ASUNCIÓN DE MARÍA Y ORACIONES
Se conoce poco que el papa Pío XII vio cuatro veces la “danza del sol”.
Fue en días cercanos a cuando promulgó el Dogma de la Asunción (1º de noviembre de 1950).
Y lo tomó como una confirmación del cielo a su plan de emitir el Dogma de la Asunción.
También la Santísima Virgen ha confirmado su Asunción (en cuerpo y alma) a los cielos a varios místicos y videntes, como Sor María de Jesús de Agreda, Santa Brígida, Ana Catalina Emmerich, Amparo Cueva, los videntes de Medjugorje, etc.
EL DOGMA DE LA ASUNCIÓN Y HECHOS SOBRENATURALES
El dogma de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María fue declarado por el Papa Pío XII el 1º de noviembre de 1950. . Y afirma que “la Inmaculada Madre de Dios, María siempre Virgen, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria de los cielos.”
En esta declaración no se toma posición en cuanto a la cuestión de si María realmente murió.
Sin embargo, en uno de sus primeros mensajes dados en Medjugorje, la Virgen le dio esta respuesta a uno de los videntes cuando se le preguntó si ella se fue al cielo antes o después de la muerte:
“Yo soy la Madre de Dios y la Reina de la Paz. Fui al cielo antes de la muerte”, 12 de octubre 1981.
Y el 15 de agosto de 1986 le dio a Amparo Cuevas, la vidente de El Escorial, una visión de su Asunción, que puede leerse aquí.
Pueden leerse más testimonios sobrenaturales sobre la Asunción aquí:
Milagro del sol en Fátima, el 13 de octubre de 1917
Pero en general se sabe poco de las experiencias sobrenaturales de los Papas, pero seguramente las han tenido.
Una de las más mencionadas es la que tuvo León XIII cuando vio demonios atacando el Vaticano, que le condujo a escribir la oración a San Miguel Arcángel (San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla…).
Otra fue la que tuvo Juan Pablo II que se le hizo claro que Fátima le había salvado la vida en el atentado de Alí Agca, ver aquí y aquí.
Pero menos conocidas son las experiencias de la “danza del sol” que tuvo Pío XII en fechas cercanas a la promulgación del dogma de la Asunción de María, que lo tomó como un aviso de aprobación divina.
PÍO XII Y LA VIRGEN
El Papa Pío XII fue un hijo de la Virgen; siempre hubo una estrecha relación entre la vida de Eugenio Pacelli y el misterio de la Virgen María.
Desde la infancia, Eugenio Pacelli se dedicó a la Virgen y fue registrado en la Congregación de la Asunción, que tenía una capilla cerca de la iglesia de Jesús.
Una devoción que parecía profética, ya que sería precisamente él que declararía el dogma de la Asunción en 1950.
El futuro Papa celebró su primera misa el 3 de abril de 1899, en el altar del icono de María “Salus Populi Romani” en la basílica de Santa María la Mayor.
Y luego Eugenio Pacelli recibió la ordenación episcopal del Papa Benedicto XV en la Capilla Sixtina el 13 de mayo de 1917, el día de la primera aparición de la Virgen de Fátima.
Como Papa, en 1940, Pío XII aprobó las apariciones de Fátima. .
Y en 1942, consagró el mundo entero al Corazón Inmaculado de María.
Fue el primer intento de consagrar a Rusia como lo pidió Nuestra Señora, y acaeció el 31 de octubre de 1942
Sor Lucia le había escrito en 1940 pidiendo la consagración.
Ella le dijo que Nuestro Señor mismo pedía al Papa
“consagrar el mundo al Inmaculado Corazón de María, con una mención especial para Rusia, y ordenar que todos los Obispos del mundo hagan lo mismo en unión con Su Santidad”.
El Santo Padre hizo la Consagración al Inmaculado Corazón de María, pero no se hizo en unión con todos los obispos del mundo.
Consagró a todos los pueblos, y aunque no usó la palabra específica “Rusia”, sus palabras y descripciones inconfundiblemente referían a ese país.
La Hermana Lucia luego diría que Nuestro Señor mostró su “deleite”. . Y aunque la consagración fue incompleta, prometió un fin pronto a la guerra.
De hecho, muy rápidamente después de la consagración, la marea de las batallas de la Segunda Guerra Mundial comenzó a girar a favor de los Aliados.
El 7 de julio de 1952 Pío XII volvió a consagrar explícitamente al pueblo ruso al Corazón Inmaculado de María en su Carta Apostólica Carissimis Russiae Populis (Sobre el Corazón Inmaculado y el Pueblo de Rusia).
Esta vez tampoco se hizo en unión con todos los obispos del mundo.
A su vez, Pío XII habló a menudo con Sor Lucía, la vidente de Fátima, y él le pidió que transcribiera los mensajes que recibió de la Virgen.
Así se convirtió en el primer Papa que conoció el “tercer secreto de Fátima”, que el Papa Juan Pablo II más adelante hiciera público aunque los fatimistas consideran que aún hay una parte anexa que el vaticano ‘no dio a conocer.
CÓMO VIO LA DANZA DEL SOL CUATRO VECES
En 2008 un documento inédito salió a la luz que reveló que el Papa Pío XII había sido testigo del “milagro del sol” en cuatro ocasiones.
Y consideró esta experiencia como una confirmación de su plan para declarar el dogma de la Asunción.
El milagro del sol es más conocido por el episodio que ocurrió en Fátima, Portugal, el 13 de octubre de 1917.
Según los videntes de Fátima, María había dicho que haría un milagro ese día para que la gente llegara a creer.
Miles se habían reunido en el lugar de las apariciones, y el sol “bailó”. .
Según informes se secó instantáneamente la tierra empapada por la lluvia y la ropa de los espectadores. .
Pueden verse los testimonio de este suceso aquí.
Del archivo privado de Pacelli, conservado por la familia del Papa, emergió un documento excepcional y sin precedentes de la visión de la danza del sol por Pío XII.
Es una nota a mano de Pío XII, escrita en lápiz en la parte posterior de una hoja en el último período de su vida.
Que fue expuesta en el 2008 en la exposición del Vaticano dedicada al cincuentenario de la muerte del Papa Pacelli.
El registro de Pío XII es seco, casi notarial, sin caer en el sensacionalismo.
En él se describe el “milagro del sol” que hasta hoy había sido confirmado sólo por el testimonio indirecto del cardenal Federico Tedeschini (1873-1959), quien relató en una homilía que el Santo Padre había visto el milagro.
Según su propio testimonio, el Papa vio el “milagro del sol” en cuatro ocasiones y según Pío XII mismo escribió: .
“He visto el ‘milagro del sol’, esto es la pura verdad”.
RELATO DE LO QUE VIO PÍO XII
La nota de Pío XII dice que vio el milagro en el año en que iba a proclamar el dogma de la Asunción, 1950, mientras caminaba por los jardines del Vaticano.
Dijo que vio el fenómeno varias veces, considerando esto como la confirmación de su plan para declarar el dogma.
La nota del Papa dice que a las 16:00 horas del 30 de octubre de 1950, durante su “paseo habitual en los jardines vaticanos, leyendo y estudiando”, habiendo llegado a la estatua de Nuestra Señora de Lourdes, “hacia la parte superior de la colina […] yo quedé asombrado por un fenómeno que hasta ahora nunca había visto”.
“El sol, que todavía estaba muy alto, lucía pálido, la esfera estaba opaca, totalmente rodeada por un círculo luminoso”, relató. .
Y uno podía mirar al sol “sin la menor molestia. .
Había una nube de muy poca luz en frente de él”.
La nota del Santo Padre describe que “la esfera opaca se movió un poco hacia afuera, ya sea girando o moviéndose de izquierda a derecha y viceversa. .
Pero dentro de la esfera, se podían ver los movimientos marcados con total claridad y sin interrupción”.
Pío XII dijo que vio el mismo fenómeno “el 31 de octubre y 1 de noviembre, el día de la definición del dogma de la Asunción. .
Luego otra vez el 8 de noviembre, y después de eso, nunca más”.
El Papa reconoció que en otros días aproximadamente a la misma hora, trató de ver si el fenómeno se repetía, “pero fue en vano – no podía fijar mi mirada en el Sol ni por un instante; mis ojos se deslumbraban”.
Pío XII habló sobre el incidente con algunos cardenales y colaboradores cercanos, de modo que sor Pascalina Lehnert, la monja encargada de los apartamentos papales, declaró que
“Pío XII estaba muy convencido de la realidad del extraordinario fenómeno, que había visto en cuatro ocasiones”.
Los fenómenos solares son testimoniados repetidas veces por los peregrinos de Medjugorje y de otros lugares de aparición de la Virgen.
PLEGARIA DE PÍO XII A MARÍA REINA
No en vano, luego de las demostraciones que Pío XII tuvo del cielo, su devoción a Nuestra Señora se debe haber profundizado.
Fruto de ello es la oración de 1954 en ocasión de la fiesta de María Reina, el 22 de agosto.
“Desde lo hondo de esta tierra de lágrimas, en que la humanidad dolorida se arrastra trabajosamente; en medio de las olas de este nuestro mar perennemente agitado por los vientos de las pasiones.
Elevamos los ojos a vos, Oh María amadísima, para reanimarnos contemplando vuestra gloria y para saludaros como Reina y Señora de los cielos y de la tierra, como reina y Señora nuestra.
Con legítimo orgullo de hijos queremos exaltar esta vuestra realeza y reconocerla como debida por la excelencia suma de todo vuestro ser, dulcísima y verdadera Madre de Aquel, que es Rey por derecho propio, por herencia y por conquista.
Reinad, Madre y Señora, señalándonos el camino de la santidad, dirigiéndonos, a fin de que nunca nos apartemos de él.
Lo mismo que ejercéis en lo alto del Cielo vuestra primacía sobre las milicias angélicas, que os aclaman como soberana suya, sobre las legiones de los Santos, que se deleitan con la contemplación de vuestra fúlgida belleza.
Así también reinad sobre todo el género humano, particularmente abriendo las sendas de la fe a cuantos todavía no conocen a vuestro hijo divino.
Reinad sobre la Iglesia, que profesa y celebra vuestro suave dominio y acude a vos como a remedio seguro en medio de las adversidades de nuestros tiempos.
Mas reinad especialmente sobre aquella parte de la Iglesia que está perseguida y oprimida, dándole fortaleza para soportar las contrariedades, constancia para no ceder a injustas presiones.
Luz para no caer en las asechanzas del enemigo.
Firmeza para resistir a los ataques manifiestos y en todo momento fidelidad inquebrantable a vuestro Reino.
Reinad sobre las inteligencias, a fin de que busquen solamente la verdad.
Sobre las voluntades, a fin de que persigan solamente el bien.
Sobre los corazones a fin de que amen únicamente lo que vos misma amáis.
Reinad sobre los individuos y sobre las familias, al igual que sobre las sociedades y naciones.
Sobre las asambleas de los poderosos, sobre los consejos de los sabios, lo mismo que sobre las sencillas aspiraciones de los humildes.
Reinad en las calles y en las plazas, en las ciudades y en las aldeas, en los valles y en las montañas, en el aire, en la tierra y en el mar.
Y acoged la piados plegaria de cuantos saben que vuestro reino es reino de misericordia, donde toda súplica encuentra acogida, todo dolor consuelo, toda desgracia alivio, toda enfermedad salud.
Y donde, como a una simple señal de vuestras suavísimas manos, de la muerte misma brota alegre vida”.
Cuenta la tradición que la Virgen María oraba a menudo a Jesús desde el Monte de los Olivos, el lugar de la ascensión de su hijo al cielo. El Arcángel Gabriel apareció una vez allí y le dio una rama de palma del paraíso. Él le dijo que sería llevada durante su procesión fúnebre, en tres días más.
Ella oró pidiendo ver una vez más a los santos apóstoles, y así fue. De dondequiera que ellos estaban, los apóstoles fueron alzados en las nubes o llevados por los ángeles al lado de la Virgen que estaba viviendo en la casa del Apóstol Juan en Jerusalén. El icono de la Dormición captura la escena cuando su alma partió sin dolor de su cuerpo.
Se piensa que ella tenía alrededor de sesenta años de edad en esos momentos. Ella fue llevada a una tumba al pie del Jardín de Getsemaní. Cincuenta pasos bajo la superficie de la tierra están las tumbas de sus padres, Joaquín y Ana, y a la derecha de ellos está la de José, su novio. A cincuenta pasos de allí la tumba de la Virgen dónde ella descansó durante sólo tres días, acompañada del canto Angélico.
Al final de este tiempo, el Apóstol Tomás llegó y anheló para ver a la Virgen una última vez. Cuando ellos abrieron la tumba, encontraron sólo la ropa del entierro. Sin embargo, ella apareció a todos los apóstoles y los confortó diciendo que ella siempre estaría con ellos.
Como su hijo, al tercer día de su muerte ascendió a los cielos.
VARIOS NOMBRES DE UNA MISMA FIESTA
El icono de la Asunción de la Virgen María a los cielos no tiene un texto bíblico que refleje en la palabra lo que muestra la imagen. El texto que podría servirnos para orientar nuestra meditación es el cántico de la Virgen, el Magnificat, o algunos de los textos del Cantar de los Cantares, fuente de inspiración del primitivo oficio romano de la Asunción de María.
Sin embargo, la fe de la Iglesia ha expresado desde antiguo esta iconografía como un resumen de las antiguas narraciones del «Tránsito» de la Virgen Maria.
El Papa Nicolás I en el año 858 menciona el ayuno de la vigilia de la dormición y registra que ese día se oyó a los ángeles cerca de la ciudad de Soissons, cantando este himno: «Felix namque es, sacra Virgo Maria, et omni laude dignissima, quia ex te ortus est Sol jnstitia, Christus Deus noster.»
En occidente llamamos a esta fiesta la Asunción, y tiene este nombre una asonancia con el otro nombre: la ascensión del Señor; encontramos una simetría ideal entre el misterio de Cristo que sube a los cielos y el misterio de la virgen que es subida a los cielos. Cristo con su propio poder. La Virgen por la gracia divina. Otros la llaman «Transito de la Virgen». En obtiene el título tradicional es el de «Koimesis» que significa «Dormición».
La Asunción de la Virgen es la Pascua de Nuestra Señora, su «Tránsito glorioso», a semejanza de su Hijo Jesucristo. Y en esta palabra «Pascua», ponemos todo el contenido mistérico que nos inspira la participación de María en la Pascua de Jesús, el hecho de que ella es la primicia pascual con Cristo de la nueva humanidad, que su cuerpo, como el de su Hijo, está resucitado y glorioso como promesa de lo que nosotros seremos.
EN BUSCA DE LA IMAGEN PRIMITIVA
El Icono primitivo de la Dormición de la Virgen es el que ha prevalecido en Oriente, desde los primitivos iconos y mosaicos de esa área, hasta los iconos rusos de los siglos XIV y XV. En occidente aparece en pinturas medievales, en frescos y mosaicos, bajorrelieves y tablas de la mejor imaginería española, hasta que prevalece el tipo Asunción a los cielos casi en una Ascensión de la Virgen, semejante a la Cristo Jesús.
La piedad popular de España e Hispanoamérica ha conservado algo de la iconografía oriental en esas vírgenes dormidas que se llevan en procesión el día de la Asunción, fiesta clásica, si las hay, entre las de la Virgen María, con profundo arraigo popular.
La Asunción de la Virgen María es la gran fiesta mariana de Oriente. Se prepara con una pequeña Cuaresma de la Madre de Dios. Se reza a la Virgen el oficio de la «Paráclisis» con devotas invocaciones. La fiesta cierra simbólicamente el ciclo anual de las fiestas. Por eso la Dormición es el «último de los misterios» y con frecuencia se encuentra entre los ciclos iconográficos del templo como un icono grande que resume la esperanza de los cristianos.
LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN EN TRES TIEMPOS
La primera escena común a todos los iconos es la de la Virgen en su Dormición, revestida de su manto púrpura y con las tres estrellas de su triple virginidad, la Virgen descansa sobre un catafalco cuidadosamente adornado. A su alrededor, un mundo de personajes: ángeles que llevan luces e incienso, los apóstoles reunidos junto al féretro, con la mirada dirigida hacia la Virgen, con una expresión velada de melancolía y de esperanza. Ya al lado de los ángeles y de los apóstoles, una representación de padres y obispos de la Iglesia oriental.
Analizando el icono, algunos descubren las figuras de Pedro, Pablo, Juan y Tomás. Y entre los obispos parecen identificarse por sus nombres personajes legendarios como Dionisio el Areopagita, Hieroteo y Timoteo.
En la misma escena otro elemento nos introduce ya en el misterio. En el centro aparece el icono de Cristo resucitado y glorioso. Junto a la línea horizontal, representada por el cuerpo de Nuestra Señora, la toda Santa, por su vestido purpúreo, aparece la verticalidad solemne y majestuosa de Cristo, el Señor; en sus brazos lleva una criatura vestida de blanco. Es una niña envuelta en pañales. Jesús, el Señor, el Hijo de María, acoge el alma de la Virgen; alma de niña, revestida del color blanco de la divinidad.
Merece la pena que nos detengamos a contemplar este detalle, ya que se constata que la imagen de Cristo que lleva a la Virgen en sus brazos como una niña, es exactamente el revés de la imagen de la Virgen Madre de Dios en el que María lleva en sus brazos al Hijo de Dios como un niño.
La Virgen Madre que lleva a Cristo en sus brazos como un niño, la Theotókos, es la tierra que acoge el cielo, la Madre que da su carne y su sangre al Hijo de Dios, la humanidad que recibe en la tierra la divinidad.
Pero Cristo, que en el icono de la Dormición acoge en sus brazos a la Virgen como una niña, es el cielo que acoge a la tierra, el Hijo que hace a la Madre partícipe de su gloria, la divinidad que recibe en el cielo la humanidad.
Se ha cumplido el misterio. Dios se hace hombre para que el hombre sea Dios. El cielo ha bajado a la tierra para que ésta suba al cielo. La Encarnación es el principio de la Salvación. La Ascensión de Jesús y su lógica continuación en la Asunción de la Virgen es el cumplimiento de las promesas, la profecía de la salvación realizada.
Hay todavía iconos que se complacen en alargar la escena de la Dormición de la Virgen y de su acogida en el abrazo del Hijo, con lo que podríamos llamar el triunfo y glorificación de nuestra Señora.
En medio de grupos de ángeles, como en coros, se ve a la Virgen elevada al cielo en un círculo de gloria. El círculo es en todo semejante al de la Ascensión del Señor. Se ve a María llevada por los ángeles en volandas. El vestido de la Virgen es blanco, como aparece también en algunos iconos el vestido de Jesús. con esta escena se traza un paralelismo entre la Ascensión y la Asunción, entre la gloria del Hijo y la Gloria de la Madre, designados a veces con el mismo nombre griego «analepsis».
A estos tres tiempos, que se pueden contemplar en los iconos más complejos de la tradición eslava, se puede añadir ese episodio que es característico de la iconografía occidental en mosaicos de las basílicas romanas medievales. En el ábside de Santa María la Mayor y en el de la basílica de Santa María in Trastevere, con otras variantes en diversas iconografías de la Asunción, encontramos la apoteosis final de la coronación de la Virgen María.
Cristo junto a la Virgen, el Rey y la Reina juntos, aparecen en un círculo de gloria. Los dos cuerpos glorificados. Los dos rostros que se miran y nos miran. El Hijo pone delicadamente sobre la cabeza de la Madre la corona de gloria. Es como la imitación de lo que el Padre ha hecho con el Hijo al hacerlo Señor y Rey. Ahora, imitando el gesto, el Hijo corona a la Madre como Reina en una participación total en la gloria de Cristo.
EN OCCIDENTE
En Occidente se sigue el ejemplo bizantino, pero luego se modifica y se representa la Asunción como hecho independiente. El primer ejemplo que tenemos es del siglo IV y forma parte de la decoración de un sarcófago paleocristiano, en la iglesia de Santa Engracia, de Zaragoza, donde la mano de Dios desciende desde lo alto para hacer subir a María, que está rodeada de los discípulos.
En el arte occidental se representan los sentimientos de los apóstoles, y destaca la figura de san Juan, quien se inclina sobre María de la misma manera que lo hizo en la Santa Cena sobre Cristo. San Pedro, por su parte, se sitúa siempre a la cabecera de la cama de la Virgen, mientras que san Pablo se encuentra a los pies.
También podemos encontrar a María en su lecho de muerte, con los discípulos de su Hijo, mientras su alma en forma de niña es transportada al cielo por dos ángeles mediante un lienzo. Otras veces es el mismo Jesús quien lleva en brazos a una niña cubierta con una túnica. Ésta es una forma habitual de representar el alma en el mundo cristiano. Esta idea dará lugar a la representación independiente en la parte superior de las composiciones: la subida de María al cielo en cuerpo y alma ayudada por los ángeles, es decir, su gloriosa Asunción a los cielos.
A partir del siglo XVI surge una nueva variante del tema, en la que los ángeles están presentes pero ya no forman parte activa de la representación, porque la Virgen sube por sí misma al cielo. Esta fórmula es la que utilizan Tiziano y Rubens.
El Papa Juan Pablo II señaló en una catequesis del 9 de julio de 1997 que el primer testimonio de la fe en la Asunción de la Virgen aparece en los relatos apócrifos, titulados “Transitus Mariae”, cuyo núcleo originario se remonta a los siglos II y III. Según la palabra del pontífice este texto se trata de representaciones populares, a veces noveladas, pero que en este caso reflejan una intuición de la fe del pueblo de Dios. Entendiendo la trascendencia para el estudio del texto, con fines estudio, publicamos este material para nuestros buscadores de la verdad.
CAPITULO I – MOTIVO Y ORIGEN DE ESTE LIBRO
1. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Dios único quien mi confianza pongo.
2. He aquí la historia de la Virgen sin mancilla, María, Madre de la Luz, cuando pasó de este mundo al reino de los cielos, preparado para ella para los fieles, y he aquí el relato de los milagros que ella realizó en aquel tiempo, y cómo Nuestro Señor Jesucristo se le apareció con sus ángeles, todos los profetas y con los apóstoles.
3. Juan, apóstol, evangelista de Zebedeo y autor de esta historia, dice su capítulo I: Salud al Señor, que, por un efecto de su voluntad, envió al mundo a su Hijo bien amado para redimir a los hombres, y que ha preparado una luz brillante en el seno de una Virgen; que, revistiéndose de carne, ha hecho de ella el objeto de su amor y de sus delicias; que ha abierto a los que ha creado cuanto se relaciona con su utilidad y con su salvación; que los ha esclarecido con la gracia del Espíritu Santo, inspirándoles la sabiduría y el conocimiento espiritual del Dios único, cuya misericordia no puede calcularse, ni su gloria medirse, ni su naturaleza adivinarse, ni su eternidad comprenderse; que en el esplendor de su trono, sobrepuja a todos los que ha creado; que abraza todo lo que hay de más elevado, y todo lo que hay demás inferior, y cuyo poder realiza todo la que quiere; que conoce todas las cosas antes que sucedan; que ha instituido con inteligencia soberana toda su obra; que concede gratuitamente sus beneficios a los que lo piden con fe; que, cuando hace algo, no experimenta la menor fatiga, ni necesita meditarlo; que, en fin, no cambia, ni aumenta, ni disminuye. Nosotros los invocamos para que nos abra las puertas de su piedad inmensa, para que reciba nuestras plegarias, para que el olor del incienso de nuestra reunión sea agradable ante el sol resplandeciente de su majestad. Conceda él a los hijos de su Iglesia, para apoyo en sus combates, el de sus ángeles celestes, que hacen vibrar sus trompetas, y que se mantienen delante de él, en el orden y en la división en que están colocados, cantando sus alabanzas y aclamando con voz armoniosa: Santo, santo, santo es el Señor, Dios de los ejércitos y los profetas, los santos y los mártires dijeron: Bendito sea el Señor, que ha enviado a su Hijo, y que lo ha hecho salir del esplendor de su luz.
4. Y el Hijo apareció en la Virgen María, y, habiéndose encarnado en un cuerpo, nació de ella en Bethlehem, y tomó, como un velo, la forma de un esclavo, y sufrió la tribulación, a fin de consolar, y de dar lecciones de paciencia, a los desgraciados que están afligidos.
5. y no temió ser viajero sobre la tierra, a fin de rescatar a los que lo buscan con confianza y con sentimientos afectuosos, ya fin de advertir a aquellos de sus servidores que son negligentes, para que renuncien a sus pecados.
6. Y mostró la debilidad de su humanidad, para expulsar al demonio fuera del género humano, y para librar a los hombres, y fue muerto y sepultado, para que lo que él había ordenado respecto a los cuerpos se cumpliese en su propia carne, y mostró su pujanza contra el demonio, cumpliendo las antiguas profecías.
7. y resucitó al tercer día, mostrando la resurrección a los que la ignoraban, y cuarenta días después subió al cielo, para manifestar su grandeza a sus criaturas, y está sentado en el seno del Padre eterno, desde el comienzo, sobre el trono de su majestad, revestido de un cuerpo, y los ojos que deseen verlo serán llenos del esplendor de su aspecto.
8. Celebremos su presencia cuando su madre fue transportada, el día que él había preparado a sus elegidos y bien amados, y que no debe nunca dejar de existir. Reconozcamos su potencia, para aproximarnos a sus ángeles celestes ya sus elegidos terrestres. Patriarcas, profetas, apóstoles, mártires, fieles, fieles vivos y muertos. Saludemos a la que ha sido puesta por encima de todas las mujeres, la Virgen sin tacha. Adoremos a aquel que ha tomado de ella su cuerpo, para que ni su divinidad ni su humanidad sufriese cambio en otra naturaleza o sustancia, sino para que fuese, según dijo el profeta Isaías, como una palmera saliendo de una tierra árida.
9. Y ese profeta dijo también: He aquí que una Virgen concebirá, y parirá un hijo, el cual tendrá por nombre Emmanuel, que significa: Dios con nosotros. y María, elegida, ha sido santificada desde el seno de su madre, parió casta y santamente, y como una esposa que sale del cuarto nupcial. Y ella ha recogido al cordero que se había extraviado del buen pastor ha arrancado de las garras del león feroz que quería devorarlo.
10, Y ella, por la luz de su fe, ha conducido al género humano al Evangelio su Creador, sacándolo de las tinieblas de la torpeza y de la negligencia, y ha procurado a su nación un ancho acceso hacia la misericordia divina, procurándole el fruto de una dulce tranquilidad, la destrucción de las espinas, la huida de los espíritus malignos, la aniquilación del poder de la muerte, la derrota de los demonios rebeldes, la exención de la aflicción en la reunión de los justos, en el nombre de aquel que ha nacido de ella, y el nombre del cual se han de ofrecer sacrificios puros y del que todo desgraciado debe invocar el apoyo. Escuchad, oh amigos elegidos y santos hermanos, cómo fue cumplida esa historia llena de milagros admirables.
11. Había dos sacerdotes y un diácono en la santa montaña del Sinaí, cuya cumbre Dios (cuya memoria sea santificada) se apareció a Moisés, habló acerca de los hijos de Israel y realizó grandes milagros.
12. Y el nombre de uno de los sacerdotes era David, el del otro Juan, y el del diácono Felipe. Y asistían al altar, y había trescientos veinte altares la montaña santa.
13 Y escribieron a Ciriaco, obispo de Jerusalén, rogándole que les transmitiera la historia de María, y de cómo había salido de este mundo, y pidieron que les hiciera conocer la gloria y los milagros que se habían cumplido entonces.
14. Y el santo obispo, tan pronto hubo recibido la carta, hizo llamar los obispos de la Iglesia, y los interrogó, y les dijo: Id a buscar los libros.
15 Y no encontraron más que un libro de Jacobo, hermano del Señor, obispo de Jerusalén, que fue el primero a quien los judíos dieron muerte. En el año 345 de Alejandro, el día del nacimiento de Nuestro Señor, que es el día del Sol, el 15 del mes de biblico de agosto, la Virgen María salió de este mundo, en presencia de Nuestro Señor Jesucristo y mía, y todos los ángeles y todas las criaturas se dirigieron a su habitación en Bethlehem y en Gethsemaní, antes que muriese.
16. Y sabed que los capítulos en que está consignada la historia de la inmaculada Virgen María y de todos los milagros que realizó están en poder de Juan, hijo de Zebedeo, el evangelista, que Jesús Nuestro Señor amó, Y del cual los apóstoles han atestiguado que lo que él contaba era verdad.
17. Y ellos contestaron a las cartas llegadas del monte Sinaí, y aseguraron que no habían encontrado ninguna historia, pero que sabían, por el obispo Jacobo, que esta historia estaba en Éfeso, en poder del apóstol Juan y les rogaron mandar hacer una copia de este libro, para poder tenerlo en Jerusalén y refutar a los judíos, y así todos podrían hacerlo leer, y ellos estarían muy largo tiempo presentes en sus plegarias.
18. y así que llegó la carta al monte Sinaí, escribieron al obispo de Roma y al de Alejandría y les enviaron mensajeros, y habiendo buscado allí la historia sin hallarla, enviaron dos hombres a Éfeso.
19. y cuando hubieron llegado, no cesaron en toda la noche de ofrecer incienso a la madre de Nuestro Señor Jesucristo, diciendo: ¡Oh Jesucristo, Nuestro Señor! Tú has elegido al apóstol Juan y has tenido por él más amor que por sus compañeros, y lo has ocultado a los ojos de los hombres cuando dijiste: Tú me guardarás la fe. Si quieres mostrárnoslo, para que hable con nosotros y nos enseñe la historia de tu madre, con los milagros y maravillas que se han cumplido por ella y en tu nombre, cuando tú la transportaste al paraíso eterno, cúmplase tu voluntad.
20. Y esto ocurrió el vigésimo quinto día del mes de nisan, el día del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, el año 345 de Alejandro. y la inmaculada Virgen María se apareció a Juan, y le dijo: ¡Oh hijo mío, da tu libro con la historia de mi salida de este mundo a los hombres venidos a ti desde el monte Sinaí, a fin de que esto sea un motivo de gloria para Dios!
21. Y había en Éfeso, en la iglesia de Juan, donde existía costumbre de ir a lavarse ya curarse de enfermedades, una fuente que devolvía la salud a cuantos acudían en nombre del apóstol. y éste se presentó a los emisarios, y les dijo: Salud, hermanos bienaventurados. No os aflijáis, porque Nuestro Señor Jesucristo, cuando estaba sobre el leño de la cruz, me dijo estas palabras con respecto a la Virgen María: He aquí tu madre, llévala contigo. Y a ella le dijo: Vete con él. Dios recompensará vuestro trabajo y vuestra fatiga, y yo os doy completa la historia que está en mi poder.
22. Y desapareció de ante ellos. Y ellos entraron en la iglesia, cuyas puertas se hallaban abiertas, y cuando hubieron llegado cerca de la fuente hallaron sobre el altar un libro y lo recogieron con grande alegría, y lo dieron a un hombre para leerlo a la gente, y el testimonio de los Padres, de los profetas y de los otros discípulos estaba escrito en hebreo, en griego y en latín.
CAPITULO II – VIAJE DE MARÍA A BETHLEHEM
1. En el nombre de Dios Nuestro Señor, y de Jesucristo, Nuestro Dios y Nuestro Salvador, nacido del Padre antes de los siglos y encarnado en María, la Virgen sin mácula, a fin de ser semejante a los hombres y de librar al mundo de la potencia del diablo rebelde.
2. Él es quien, por la luz de su divinidad adorable, ha librado al género humano de las tinieblas de la desobediencia, lo que nadie pudo hacer, si no es el Dios del cielo y de la tierra y de cuanto contienen.
3. Desciendan su bondad y su clemencia sobre sus criaturas, para que quienes creen en él gocen del paraíso eterno.
4. Celebremos igualmente la gloria de su venerable y perfecta madre, que permaneció oculta a los hombres mientras vivió, y que fue transportada a Aquel que nadie ha visto ni oído, y que el espíritu del hombre no puede comprender.
5. Esperemos la intercesión de María para alcanzar el día radiante y la gloria perdurable.
6. Ya vosotros, queridos hermanos, que habéis pasado de las tinieblas de la desobediencia a la luz de la sumisión, os decimos que el tercer día de fiesta, al mediodía, María, la Virgen sin mancha, salió de su morada y fue al sepulcro de Cristo, en el Gólgota, como tenía costumbre de hacer.
7. Y los judíos pusieron una gran piedra ala puerta del sepulcro, diciendo: No toleraremos más que nadie venga a orar al sepulcro, en el Gólgota.
8. Y rechazaban a cuantos ascendían, y les tiraban piedras, y tomaron la cruz del Cristo, y las de los ladrones, y la lanza con que Nuestro Señor fue herido, y sus vestiduras, y los clavos, y la corona de espinas que había sido puesta en su cabeza, y el sudario con que se lo enterró, y los ocultaron en un lugar que mantuvieron secreto, e impedían que nadie pasase por allí, para que no viniese algún príncipe. y se informara.
9. Y los guardias veían a la Virgen María llegar cada día al sepulcro y sobre el Gólgota, y llorar, y decir, con las manos en alto y el rostro en tierra: jOh Señor y Dios mío, sácame de este mundo perverso, pues temo que los judíos, mis enemigos, me den muerte!
10. Porque siempre que vengo a orar a este lugar sacro, me injurian y me amenazan, y por ti me han dado el agua de la tribulación, más yo los he vencido.
11. Y he superado sus astucias y los he rechazado, gracias a mi fe en ti, y tu potencia ha cegado sus ojos, y los ha confundido, para que no pudieran hacerme mal, y así no me privas de tu socorro.
12. Y los guardias, llegando a la ciudad, dijeron a los sacerdotes: Nadie acude a orar en el Gólgota más que María, que va mañana y tarde.
13. Y los sacerdotes contestaron: Cuando vaya a orar, arrojadle piedras, porque merece ser lapidada, ya que su ignominia afecta a los hijos de Israel.
14. y los guardias dijeron: Nosotros no le haremos nada, pero os la entregaremos, para que hagáis con ella lo que queráis.
15. Y cuando llegó el viernes, fue allí según su costumbre, y mientras oraba, alzó los ojos y vio abiertas las puertas del cielo.
16. Y he aquí que Gabriel, el príncipe de los ángeles, descendió a ella, y se inclinó, y dijo: Yo te saludo, Llena eres de gracia. Tus ruegos han llegado a Nuestro Señor Jesucristo, que ha nacido de ti.
17. Y ha atendido tus súplicas y me envía para anunciarte que serás arrebatada de este mundo para gozar la vida eterna por los siglos de los siglos. Amén.
18. Y al oír estas palabras, la Virgen María se puso alegre y volvió a su morada.
19. Y habiendo los guardias salido, contaron a los sacerdotes que había ido a orar.
20. Y hubo un gran escándalo en Jerusalén. y los sacerdotes fueron al prefecto y le dijeron que debía prohibirle que fuese a orar.
21. Y, mientras deliberaban sobre ello, llegó al emperador Tiberio una carta de Abgaro, rey de Edesa.
22. Y la carta decía así: Hay entre nosotros un hombre que dice ser uno de los setenta y dos discípulos de Jesucristo, y que ha curado numerosos enfermos y realizado prodigios.
23. Y ha construido una iglesia, y ha hecho grandes milagros, y muchos creen en su doctrina. y por ellos sé los grandes milagros que ha hecho entre nosotros.
24. Y su amor ha ocupado mi corazón, y he tenido un gran dolor en no poder verle en mis Estados, por causa de los judíos, que lo han llevado a la cruz, sin justificación ninguna, pues que él hizo tantas cosas buenas y milagrosas.
25. Y he llegado con todos mis hombres a Jerusalén para hacerla perecer, y para que tú obtengas así una venganza completa.
26. Mas cuando la campaña estaba preparada, he sentido un temor, y es que tú, Tiberio, mi soberano, te irritases contra mí, y hubiese guerra entre nosotros.
27. Y por eso te escribo, para pedirte, como conviene entre soberanos, que hagas castigar a los judíos por lo que han hecho.
28. Porque si tú te hubieses informado antes de la crucifixión, todo habría sido distinto, y por eso te pido que seas tú quien castigue a los culpables, quitándome el deber que me he impuesto. y en esta confianza te doy las gracias.
29. Y cuando el emperador Tiberio leyó la carta de Abgaro, se llenó de horror y de cólera, y pensó destruir a todos los judíos. y escribió a este efecto a su aliado.
30. Y, no bien llegó la noticia a los vecinos de Jerusalén, tuvieron gran espanto y visitaron al prefecto y le dieron una gruesa suma de plata, y le pidieron que Jerusalén no fuese destruida para siempre, por causa de María y de su hijo.
31. Y le dijeron: Nosotros lo hemos hecho morir justamente, porque él se decía el Hijo de Dios.
32. Y arrojándose a los pies del prefecto, le rogaron que procurase salvados, y salvar a su ciudad, y que escribiese al emperador, exponiendo su causa, a fin de obtener un juicio más suave.
33. Y le pidieron que fuese a María, y que no la dejase visitar el Gólgota, para cortar el origen del mal.
34. Y el prefecto les dijo: Id vosotros, y habladle con dulzura y del modo más adecuado.
35. y los sacerdotes fueron a María y le dijeron: Acuérdate, María, de lo que has pecado ante Dios, y de lo que hemos sufrido por ti y por tu hijo.
Te suplicamos que no vuelvas aquí, para que la sospecha no caiga sobre otros y cese el mal.
36. Y cuando quieras orar, hazlo con las gentes, y según la ley de Moisés, y todos tus pecados te serán perdonados.
37. E invocaremos para ti la piedad de Dios, y reuniremos el sábado en tu torno a tus compañeras, y te pondremos sobre la cabeza el libro de la ley, para que Dios te sea misericordioso. No te abandonaremos y, si te pones enferma, te atenderemos.
38. Y, si no nos escuchas, vete de Jerusalén a Bethlehem, porque no toleraremos que vengas a orar en el Gólgota al sepulcro, para que otras personas no caigan en sospecha y se alce un gran tumulto entre los hombres.
39. Y María, la Virgen inmaculada, les contestó diciendo: No es así cómo debéis hablar. Porque no os escucharé ni cederé a vuestro deseo.
40. Y como la noche llegaba, los judíos, muy irritados, se alejaron de ella.
41. Ya la mañana siguiente le repitieron otra vez lo mismo. y ella les prometió marchar a Bethlehem, a fin de que el escándalo se apaciguase.
42. Y su casa estaba cerca de Sión y de la casa de José. Y pasados que fueron cuarenta días, la Virgen María reunió a las mujeres de la vecindad y les dijo: Yo os saludo, hermanas. Voy a Bethlehem, a residir en mi casa, porque los judíos me han prohibido ir a orar al Gólgota y al sepulcro, temiendo que por mi culpa haya escándalo.
43. Y, si alguna de vosotras quiere venir conmigo, venga, que yo tengo confianza en el Señor, que está en el cielo, de que se acordará de nosotras y nos concederá lo que le pidamos.
44. Y ella meditaba en las palabras que le había dirigido Gabriel: Saldrás de este mundo, para ir a la vida eterna, y hallaba consuelo en esta meditación.
45. Y tres vírgenes cautas que la servían, y que custodiaban lo que era suyo, se acercaron a ella y le dijeron: Nosotras iremos contigo y no te abandonaremos, porque queremos vivir y morir a tu servicio, ya que por ti hemos dejado a nuestra familia, y que por tu intercesión esperamos lograr la gracia, la salvación y la misericordia del Señor que ha nacido de ti.
46. Y María las acogió y las bendijo. y las amaba mucho. y quedaron a su servicio. y le rogaron que les dijese cómo había podido concebir sin tener comercio con varón, y parir sin perder su virginidad.
47. María, por el gran amor que tenía a sus vírgenes, les explicó el misterio, y gozaba de gran estima ante ellas. Y ellas dormían junto a su lecho, y veían de día y de noche sus grandes milagros.
48. Y el primero de que fueron testigos fue un olor muy suave que se exhalaba del lugar en que estaba, y que llenaba todo su ambiente.
49. y cada vez que venían a ella hombres enfermos y ella los bendecía, y se prosternaban, se levantaban curados, en cuanto rogaba por ellos, y ellos le dirigían grandes alabanzas.
50. Y he aquí que por la noche el ángel Gabriel vino a ella y le dijo: Ten valor, oh bienaventurada María, y no temas. Ve a Bethlehem, y mora en esa ciudad hasta que veas al Señor.
51. Y, al llegar el día, ella reunió a sus tres vírgenes y les dijo: Salid, hijas mías y tomando el incensario y el incienso se pusieron en camino. Y las tres vírgenes se llamaban… y era el día de la fiesta quinta cuando María fue a Bethlehem con las tres vírgenes.
CAPITULO III – MILAGROS QUE PRECEDIERON AL TRÁNSITO DE LA VIRGEN MARÍA
Icono egipcio de la dormición
1. Y el viernes la Virgen María se sintió enferma. y tomando el incienso y el incensario, oró y dijo: ¡Oh Jesucristo, mi Dios y Señor eterno! Tú, que estás en los cielos, y que has hecho a tu servidora digna de que tomases de ella la carne humana, para estar en este mundo, por un efecto de tu voluntad, a fin de que los ojos pudiesen verte, y las inteligencias comprenderte, y para que los hombres creyesen que tu divinidad había descendido a la carne y fuesen limpios de sus pecados, escucha los ruegos de tu madre y envíame a Juan, el menor, tu bien amado, que anuncia tus preceptos al mundo.
2. Haz que yo me regocije viéndolo, y envía también a todos tus discípulos, ya tus profetas, ya tus elegidos, para que yo me alegre de su vista antes de dejar este mundo. Porque yo sé que tú puedes todas esas cosas, y que me concederás lo que deseo.
3. Y cuando hubo dejado de hablar, he aquí que una nube espléndida me remontó a mí, Juan, fuera de Éfeso. Y he aquí que el Espíritu Santo me dijo: ¡Oh Juan! La Madre de tu Señor quiere verte antes de dejar este mundo. Vete a Bethlehem, a su lado, y yo avisaré a tus compañeros, vivos y muertos, para que vayan también.
4. Y me sentí llevado por la nube luminosa, y me pareció que andaba por la tierra y, de pronto, me hallé ala puerta de la Virgen María.
5. Y abriendo la puerta, entré. Y ella, acostada en su lecho, oraba.
6. Y cuando hubo acabado la oración, avancé hacia ella, y, después de besarle el pecho y las rodillas, le dije: Yo te saludo, ¡oh Madre de Dios, bendita entre todas las mujeres! No te aflijas por salir de este mundo efímero, porque pasarás llena de gloria y de alabanza ala vida eterna.
7. Y ella se regocijó de verme, y yo me senté y le dije lo que me había pasado y me acerqué a las vírgenes y las bendije y ella me dijo: Toma el incienso y ora por mí.
8. Y lo hice e inclinándome, exclamé: ¡Oh Señor y Dios mío Jesucristo, muestra los milagros de tu madre, y hazla salir de este mundo con gran gloria, según has prometido, y muestra con tus elogios tu magnificencia, para que tus fieles se congratulen y te alaben y se llenen de pavor tus enemigos, que te han negado ser hijo de Dios, y para que las cosas terrestres y celestes rindan homenaje a tu madre! ¡Oh tú, a quien es debida gloria y alabanza por los siglos de los siglos! Amén.
9. Y cuando acabe my plegaria, me dijo la Virgen María: ¡Oh San Juan, tu maestro ha prometido que, cuando yo deje la tierra, Él se mostrará a mí con sus ángeles y sus elegidos, y saldré de este mundo con tan gloriosa escolta!
10. Y yo dije: Él vendrá y cumplirá su promesa. Y ella dijo: ¡Oh Juan! Los judíos han asegurado que quemarán mi cuerpo cuando yo muera y yo le dije: No temas, que los judíos no tienen poder sobre ti, viva o muerta, porque el Señor es contigo.
11. Y ella dijo: ¿Y dónde me enterrarás? y yo dije: Donde y como Jesucristo lo ordene.
12. Y sus lágrimas corrieron, y las enjugué con mi vestidura, y yo lloraba, y las tres vírgenes lloraban también muy afligidas.
13. Y le dije: ¿Por qué temes salir de este mundo, tú, que has engendrado al Cristo? ¿Qué harán, pues, los que están en tu torno y que ignoran cuál será su suerte al dejar este mundo? Porque recibirás de tu hijo corona brillante y la pondrás en las cabezas de los hombres justos, y un castigo eterno caerá sobre los que lo hayan merecido.
14. No te entregues, pues, a la tristeza y al dolor, ¡oh bienaventurada María! Porque el Espíritu Santo me ha dicho en Éfeso que los demás compañeros míos se reunirán a tu lado para solicitar tu bendición, como ha dicho David: Todos los pueblos vendrán y te adorarán. y las tribus de todas las naciones se humillarán ante ti.
15. Y María me dijo: Enciende el incienso, y ora. y encendí el incienso, y dije: Señor y Dios mío Jesucristo, oye mi plegaria y escucha la voz de tu madre, y cumple las promesas que le has hecho. Hágase tu voluntad, y el deseo de tu Padre celestial. Y lóente los ángeles y las criaturas.
16. Y terminados mis ruegos, una gran voz dijo: Amén. y yo me llené de terror. y cuando el Espíritu Santo me preguntó: ¿Has oído esa voz, Juan? , yo repuse: Sí, la he oído bien.
17. Y el Espíritu Santo dijo: Esa voz llamará a los discípulos, tus compañeros, que vendrán a saludar a la bienaventurada María. Yo les he avisado a cada uno en su casa, ya cada uno le he preparado una nube luminosa que los traerá aquí. y he dicho en Roma, a Simeón Cephas, que iba a ofrecer el santo sacrificio: Cuando hayas hecho la ofrenda, vete a Bethlehem, porque la madre de tu maestro está allí y va a salir de este mundo.
18. Y he avisado a Pablo, que estaba lejos de Roma, y que disputaba con los judíos, que se burlaban y le decían: Lo que tú dices no será escuchado, porque tú predicas en nombre de Cristo y eres natural de Tarso, y no te conocemos y he llamado a Pablo, y se ha levantado, y ha salido.
19. Y he llamado a Tomás, que estaba en la India, junto al lecho de la hija del rey, y la había bautizado y fue a la iglesia, y oró y partió. Y he llamado a Mateo y a Jacobo.
20. Y me he dirigido a los difuntos, a Felipe, a Andrés, hermano de Simeón Cephas, a Lucas, a Simeón el Cananeo, a Marcos y a Bartolomé, y les he dicho: Dejad vuestras tumbas, mas no creáis que el día del Juicio ha llegado. No estamos aún en el fin de los tiempos. Mas id a Bethlehem, a saludar a María, la madre del Señor, que va a dejar este mundo.
21. Y ellos dijeron: ¿Cómo iremos y quién nos llevará? y he aquí que espléndidos carros, transportados por nubes, descendieron entre ellos, y los vientos soplaban con fuerza. Y esas nubes los llevaron a Bethlehem, y ellos se acercaron a María y la saludaron. y ella se regocijó. y Juan encendió el incienso en su honor y los saludaba.
22. Y sobre sus coronas estaba la magnífica aureola del Cristo. Y cuando María los vio, se levantó en su lecho y los bendijo, y alabó a Dios, diciendo: Confía en mi Señor, en que vendrá del cielo para que yo lo vea, como os veo, y como habéis venido vosotros. Decidme cómo ha sido.
23. Y cada uno contó el aviso del Espíritu Santo, y dijeron: ¡Oh bienaventurada Virgen! No te lamentes, que el que ha nacido de ti te sacará de este mundo con gran gloria, y te llevará a la mansión celestial, cuya señora serás tú.
24. Y oyendo esto la Virgen María alzó la mano y saludó al Señor, diciendo: Yo te adoro, Señor y Dios mío, y creo en tu grandeza y en tu poder, porque no me has abandonado a este pueblo necio y no les has dejado hacer lo que decían cuando anunciaban que entregarían mi cuerpo a la ignominia. Si no que has oído las súplicas de tu servidora y le has mostrado tus prodigios, ¡oh tú, que todo lo puedes! Alabados sean tu nombre y tu poder omnipotente por los siglos de los siglos. Amén.
25. Y, cuando ella finó su plegaria, los discípulos repitieron: Amén. Y ella dijo a los discípulos: Encended el incienso y orad, y haced la señal de la cruz.
26. Y cuando hicieron lo que ella decía, sonó un ruido como el de un gran trueno, o como de infinitos carros que chocasen, y se expandió un perfume de indescriptible suavidad.
27. Y he aquí que ángeles e innumerables potencias descendieron sobre la casa, y los discípulos los rodearon diciendo: Santo, santo, santo es el Señor Sabaoth.
28. Y los vecinos de Bethlehem, viendo tales cosas, quedaron llenos de espanto, y grandes maravillas se les manifestaron. Los ejércitos del cielo subían y bajaban y la voz del Hijo del hombre sonaba entre ellos.
29. Y muchos vecinos de Bethlehem fueron a Jerusalén, y contaron al prefecto ya los sacerdotes los prodigios ocurridos en el sitio en que estaba la Virgen María.
CAPITULO IV – DISCUSIÓN ENTRE LOS PARTIDARIOS Y LOS ADVERSARIOS DEL CRISTO
1. Y cuando los habitantes de Jerusalén oyeron tales cosas, hubo muchos que fueron a ver los milagros de la bienaventurada María.
2. Y los cielos se abrieron, y salieron legiones de ángeles, y tempestades, y truenos.
3. Y una nube vino del cielo y regó la tierra de rocío, y el Sol y la Luna y las estrellas cayeron del cielo y alabaron a la Virgen María.
4. Y algunos vecinos de Bethlehem miraron a la casa en que estaba la Virgen. y los discípulos la rodeaban, respetuosamente, con las manos levantadas al cielo.
5. Y el ángel Gabriel le refrescaba la cabeza, y Miguel los pies. Y Pedro y Juan enjugaban con sus túnicas las lágrimas de la Virgen. y todos decían: Salve tú, bienaventurada, y bienaventurado sea el que ha nacido de ti.
6. Y todos cantaban sus alabanzas y su gloria. y no se la podía distinguir, por la deslumbrante claridad que emanaba de ella.
7. Y si algún enfermo llegaba ala puerta y posaba su mano sobre el muro, diciendo: ¡Oh bienaventurada María, ten piedad de mí y ora por mí!, se encontraba al momento curado, aunque la Virgen no lo hubiese visto, sino que, cuando oía su voz, extendía su mano y los bendecía, y ellos quedaban salvos de sus enfermedades.
8. Y todos los ciegos, sordos y mudos que allí había fueron sanados. Y otros que recogieron polvo de los muros de la casa y los mezclaron al agua que bebían quedaron también curados.
9. Y la bienaventurada María obró tantos prodigios, que nadie los podría contar, sino es el Señor, que hizo de ella el templo de su grandeza.
10. Y fue lo más maravilloso que los habitantes de Bethlehem la loaban, a su pesar y venían a ella mujeres de todas partes: de Roma, de Alejandría, de Egipto, así como hijas de reyes y príncipes, que la adoraban, y que creían en el Cristo nacido de ella. Y, al partir, le pedían su bendición, y algunos recuerdos para testimonio a sus padres.
11. Y llegó una mujer que estaba poseída de dos demonios que la atormentaban, el uno por el día y el otro por la noche, y venía acompañada de la hija del rey de Alejandría, que estaba cubierta de úlceras. Y se prosternaron ante María pidiendo su intercesión, y María tuvo piedad de ellas, y fueron curadas.
12. Y vino una egipcia enferma del vientre, y se curó cuando María rogó por ella, y loó a Dios. Y vino otra mujer poseída del demonio, y pidió a la Virgen que la librase de él y María extendió la mano sobre ella, diciendo: En el nombre del Cristo, mi Señor, vete de esta alma y no la atormentes más.
13. Y los demonios salieron y dijeron: ¿Qué hay de común entre tú y nosotros, María? Tememos aproximarnos dondequiera que reina tu hijo, y no podemos estar ante sus compañeros. Nos ha arrojado, por su potencia, al fondo del abismo, y ahora tú, con tu plegaria, nos echas de esta alma y de muchas otras.
14. Y la bienaventurada María los reprendió, y ellos huyeron y se refugiaron en el fondo del mar. y un hijo de Sophim, rey de Egipto, cuya cabeza había sido desgarrada por un león, fue a ella y cuando, extendiendo la mano, ella rogó por él, su cabeza quedó curada, y todos alabaron a Dios.
15. Y oyendo estos hechos, muchos hombres fueron a Bethlehem, y llamaron a la puerta de la casa, y como los discípulos no abrían, comenzaron a gritar, diciendo: Ten piedad de nosotros, bienaventurada María, y óyenos, y cúranos. Y María oyó sus voces, y dijo: ¡Oh mi Señor y mi Dios Jesucristo! Tú, que eres mi Señor, y que has querido ser mi hijo, oye la voz de los que creen en ti y dígnate socorrerlos.
16. Y una gran virtud emanó de la casa, y todos fueron libertados de sus dolencias. Y eran alrededor de dos mil ochenta. Y ese día hubo grandes alabanzas a Dios en toda la comarca de Bethlehem.
17. Y los magistrados de Bethlehem y de Jerusalén preguntaron a los curados cómo lo habían sido por la Virgen. Y cuando hicieron el relato, hubo gran extrañeza entre sacerdotes de la Sinagoga, y vieron con asombro el honor que se hacía al Cristo y la alegría de los creyentes.
18. Y sus ojos se oscurecieron, y temblaron, y dijeron: Mucho nos turba lo que nos relatan.
19. Y saliendo muchos judíos de Jerusalén para Bethlehem, les dijeron los sacerdotes: Id y expulsad a los discípulos de Cristo, y echad a María de la población.
20. Y cuando los judíos estaban a mil pasos de Jerusalén, al caer el sol, se produjo un gran milagro, y fue que sus pies se detuvieron, y no pudieron ir a Bethlehem, y volvieron.
21. y los sacerdotes, cada vez más turbados, fueron a ver al gobernador, exclamando: Grandes son estas cosas, y los judíos perecerán por lo que ha hecho María. y le pidieron que la expulsara de Jerusalén. Y el prefecto les dijo: No lo haré.
22. Y ellos redoblaron en sus clamores, y lo amenazaron con denunciarlo a César Tiberio. y muchos judíos, reuniéndose, fueron a la casa en que moraba la bienaventurada María, y la puerta estaba abierta, y quisieron entrar, pero no podían acercarse, porque las puertas del cielo estaban también abiertas, y un gran resplandor llenaba la entrada de la mansión de María.
23. Y en vista de sus clamores y de sus amenazas, un jefe partió con ellos, llevando treinta mil jinetes y muchos soldados de a pie. Y el Espíritu Santo dijo a los discípulos de Cristo: He aquí que un guerrero llega de Jerusalén con un numeroso ejército. Tomad a María y llevadla con vosotros, y no temáis nada, que yo os conduciré sobre una nube, y nadie podrá incomodaros, porque el poder del Señor está con vosotros.
24. Y los discípulos salieron, llevando a María sobre su lecho, y el Espíritu Santo los transportó sobre sus enemigos sin que los vieran. Y cuando los discípulos llegaron a Jerusalén, fueron a casa de María, y allí se ocuparon de orar y de alabar a Dios.
25. Y cuando los jinetes llegaron a Bethlehem, dijeron: Cerremos las puertas de la casa. Y no hallando a nadie, se llenaron de cólera, buscaron a los vecinos de Bethlehem, y les dijeron: Vosotros habéis ido al prefecto y a los sacerdotes de Jerusalén y les habéis dicho que los discípulos de Cristo rodeaban a María y la loaban, y que muchos ángeles subían y bajaban del cielo, y que sus cánticos llegaban hasta vosotros. ¿Dónde están ahora? Venid con nosotros, y defendeos como podáis, porque nosotros no encontramos nada.
26. Y volvieron al prefecto diciendo que nada habían visto. y los sacerdotes dijeron: Los discípulos de Cristo han hecho un escamoteo ante vuestros ojos para que no vieseis nada. y el prefecto les dijo: Si los veis en alguna parte, apoderaos de ellos y cerrad las puertas.
27. Y cinco días más tarde los habitantes de Jerusalén vieron a los ángeles descender con la Virgen María a la casa que poseía en la montaña de Sión, y los vecinos acudieron y comenzaron a orar, diciendo: ¡Oh Santa María, madre del Cristo, ruega por nosotros, para que se nos conceda la salvación! Y hubo muchos milagros y muchas curaciones.
28. Y los habitantes de Jerusalén sintieron gran espanto. y fueron a aquellos vecinos, diciendo: ¿Por qué ese tumulto, y ese ruido, yesos gritos que lanzabais ayer?
29. Y los vecinos contaron que María había venido acompañada de ángeles que la alababan, y que todo enfermo que se le acercaba era curado. Y los judíos fueron al prefecto y le dijeron: Repitámosle que hay gran perturbación en Jerusalén por culpa de María. Y contaron la que les habían dicho.
30. Y dijo el prefecto: ¿Qué puedo hacer por vosotros? y ellos dijeron: Tomemos leña y fuego, y quememos la casa en que está. y él les dijo: Haced la que os parezca. y los sacerdotes y una gran multitud se reunieron y fueron a donde estaba la bienaventurada María para prender fuego, y el prefecto y sus compañeros miraban desde lejos la que hacían.
31. Y cuando hubieron llegado a la puerta, un gran fuego salió de la casa, y había ángeles cerca, y cuantos se acercaban eran abrasados, y muchos judíos perecieron entonces. y todos se llenaron de terror, y también el prefecto.
32. Y alzando las manos al cielo, y dando una gran voz, exclamó: Verdaderamente, oh María, aquel que ha nacido de ti es el Hijo de Dios. Nosotros deseamos verlo, y yo la adoraré siempre.
33. Y una gran discordia se produjo entre los judíos, y muchos creyendo en el nombre de Jesucristo. Y el prefecto reunió a los moradores de Jerusalén y les dijo: ¡Oh pueblo perverso! Vosotros habéis crucificado al Cristo, que había descendido del cielo para rescatarnos. Habéis desoído la verdad, habéis obrado mal, y conoceréis los fuegos del infierno. Yo creo en Cristo, y temo que la cólera del emperador Tiberio caiga sobre vosotros por vuestra maldad. Y he aquí lo que os digo: Nadie se acerque a la casa de la bienaventurada María, ni la calumnie.
34. Y uno de los principales doctores se levantó, y se llamaba Caleb, y era uno de los que creían en Jesucristo, y en la bienaventurada María, y dijo al prefecto: Pregúntales en nombre de Dios quién condujo a los hijos de Israel fuera de Egipto, y, por los libros de la Santa Ley, oblígalos a declarar si ese hijo de María ha venido como un profeta, como el Hijo de Dios o como los demás hombres.
35. Y el prefecto se situó en un lugar elevado y dispuso que quienes creyesen en María y en el Hijo de Dios se separasen a un lado. Y muchos judíos se separaron, y la reunión se dividió en dos partes.
36. Y el prefecto dijo: ¿Sois vosotros los que creéis en el Cristo? Y ellos dijeron: Nosotros creemos que es el Hijo de Dios único, que juzgará a todas las criaturas, y que es el Cristo anunciado en los libros, que salvará a los pueblos, y que nos rescatará.
37. Y gritaron los otros: ¿Qué decís? Nosotros sabemos que no es el Cristo, porque las tradiciones y las cosas escritas no se han cumplido en él. Y los jefes replicaron: Vosotros no conocéis el verdadero sentido de los libros, ni lo que significan, y os son desconocidas las tradiciones. Ignoráis que nuestro padre Adán, a punto de expirar, prescribió a su hijo Seth que ordenase a sus descendientes que sacasen su cuerpo de la caverna de los tesoros y que lo llevasen a la tierra santa, porque sabía que la redención de su raza se efectuaría por la misericordia del Cristo. Y dijo: El oro, la mirra y el incienso que hay en la Caverna de los Tesoros son los presentes que serán llevados a Bethlehem por la mano de los magos, hijos de reyes, porque Dios ha prometido que el Cristo vendrá a este mundo y manifestará su divinidad por milagros, y saldrá de Sión para mostrarse a los hombres. y el profeta dijo: Los pies del Señor se fijarán sobre el monte de los Olivos, de Jerusalén, y os consta que ha sido así.
38. Y Caleb dijo otras cosas que sería largo contar. Y los judíos replicaron: ¿Piensas que el Cristo está más cerca del Eterno que nuestro padre Abraham, que vio los cielos abiertos y que habló con Dios? y contestaron los fieles: Nosotros sabemos con certeza que el nacido de María ha creado a Adán antes que Abraham fuese formado en el seno de su madre, porque es anterior a todas las criaturas, y es aquel con quien Abraham habló, y de quien dijo Daniel que, pasadas sesenta semanas, vendría el Mesías esperado por todas las naciones.
39. Y los judíos contestaron: Ese Cristo en quien vosotros creéis ¿fue más grande que Isaac, que constituyó ante Dios una ofrenda pura, de que se regocijaron los cielos y la tierra? Y los fieles dijeron: Dios no permitió que Isaac fuese ofrecido en sacrificio, y aunque hubiese sido inmolado hubiese sido una ofrenda única. Pero el Cristo es un sacrificio ofrecido por todas las criaturas, al subir a la cruz, para reconciliar a Dios con todos los hombres. Y los que creen en él quedan libres de todos sus pecados, como los hijos de Israel quedaron curados de la mordedura de las serpientes cuando miraron la serpiente artificial que Moisés elevó por orden divina.
40. Y dijeron los judíos: ¿Pensáis que Cristo es superior a Jacob, que vio las puertas del cielo abiertas ya los ángeles subiendo y bajando por la escala de la salvación? Y los fieles contestaron: Jacob y los ángeles, y la escala que vio, son la imagen del Cristo. Son, sin duda, admirables milagros, pero más prodigios han hecho los que creen en su nombre. y vosotros los podéis ver, pero vuestros ojos están ciegos y vuestros corazones endurecidos.
41. Y dijeron los judíos: ¿Pensáis que Cristo es superior a Elías, que subió al cielo y vio cuanto hay en él y en la tierra? Y los fieles dijeron: Elías, llevado por un ángel, subió al cielo, donde están el Sol y la Luna. Pero Cristo, mostrándose sobre el monte Thabor, con Elías y con Moisés, que estaba muerto y podrido, mostró todo su poder, puesto que podía llamar a los vivos ya los muertos, y ellos tenían que obedecer sus mandatos.
42. Y dijeron los judíos: ¿Pensáis que ese Cristo es más que Moisés, que libró de Egipto a los hijos de Israel y les abrió un paso en el mar Rojo, en el que fueron tragados el faraón y su ejército? Y los fieles dijeron: ¡Oh gentes ignorantes e insensatas! La Divinidad, tomando el cuerpo de Cristo, ha hecho esos milagros, que estaban escritos desde los primeros tiempos. El Cristo ha expulsado los demonios, forzados a la obediencia, y cuando Simón Pedro andaba por el mar como por la tierra, fue acometido de un mal pensamiento, y estaba a punto de ser sumergido en el momento en que el Cristo extendió hacia él la mano y lo libró de su temor. Él manda a todas las criaturas, y todas le están sometidas.
43. Y el prefecto mandó prender cuarenta de los judíos y azotarlos, y los demás quedaron aterrados.
44. Y llegada la noche, el prefecto condujo a uno de sus hijos, que tenía dolor interno, a la casa de la Virgen María, y llamando a la puerta dijo a una de las doncellas que la servían: Entra y di a la bienaventurada María que soy el gobernador de la ciudad.
45. y la doncella hizo lo que le decía, y la Virgen María ordenó que le abrieran y lo introdujesen.
46. y él entró llorando, y dijo: Salúdote, madre de Dios, y creo en el que ha nacido de ti, y que es el Cristo Redentor. Extiende tus manos, madre de luz, y bendíceme, y ruega por mi hijo, para que se le quite el dolor que sufre, y ruega por mis padres, que están en Roma, y concédeme volver pronto a verlos.
47. Y la bienaventurada Virgen, puesta en pie, oró con los discípulos, y luego, volviéndose al prefecto, bendijo a su hijo y mandó que se sentara.
48. Pero él, inclinándose ante ella, se arrojó a los pies de los discípulos, y dijo: Yo os saludo, elegidos de Dios, que lo habéis sido entre todos los hombres, para que prediquéis al mundo entero. y los discípulos lo bendijeron, y su hijo quedó curado, y se fue lleno de alegría.
49. y montó a caballo y marchó a Roma, y, después de saludar a sus padres, les contó cuanto había visto hacer ala bienaventurada María y lo que le había oído decir. Y allí estaban los discípulos de Pedro y Pablo, y le pidieron por escrito lo que habían oído, y los milagros que se habían obrado en Roma y en otras ciudades por intercesión de la bienaventurada María.
CAPITULO V – MUERTE DE LA VIRGEN MARÍA
1. Y el viernes por la mañana el Espíritu Santo dijo a los discípulos: Id, tomad a María, la Virgen sin mancha, y llevadla a Jerusalén, y entrad por el camino que conduce al valle de Gethsemaní. Hay allí tres cavernas que comunican una con otra y un lugar de arena, al lado de Oriente. Poned allí a la bienaventurada María, y orad junto a ella hasta que yo os hable.
2. Y los discípulos hicieron lo que se les había ordenado. y llevaron a María. y viéndolo los judíos, se reunieron, y dijeron a uno de ellos, llamado Japhia, que era un hombre tímido: Vete con ellos, y cuando estén junto al valle, empuja la litera para que caiga al fondo. Nosotros te seguiremos con leña y con fuego, y la quemaremos en el valle, y esos fabricantes de prodigios no podrán vanagloriarse de que están encima de los habitantes de Jerusalén.
3. Y Japhia los obedeció, y fue con los discípulos, y en llegando junto al valle, extendió la mano para agarrar la litera. Pero un ángel lo hirió con una hoja de hierro, y le cortó los puños, que quedaron pegados a la litera.
4. Y Japhia empezó a implorar ya llorar, con el rostro contra tierra, y a decir: Tened piedad de mí, ¡oh discípulos del Cristo Redentor!
5. Y ellos tuvieron compasión y dijeron: Implora a la Virgen María, a quien has querido precipitar en el valle.
6. Y él se puso a gritar, ya decir: ¡Oh soberana madre de salud, ten piedad de mí! Y ella dijo a Pedro: Devuélvele sus manos.
7. Y Pedro las tomó y las ajustó a su sitio, diciendo: En el nombre de Jesús el Nazareno, ya súplicas de su madre, queden estas manos en su lugar sin dolor y fueron restablecidas sin dolor en el sitio que les correspondía.
8. Y le dio una vara seca, diciendo: Vete, y anuncia a todos los judíos, con esta vara, el poder de Dios, y enséñales cuánta es su debilidad y su ignorancia si la comparan con el poder y la sabiduría de Dios, y diles lo que Dios ha hecho por ti, para que los que te oigan sepan que nuestra doctrina no es humana, sino que viene del cielo, y ellos renunciarán a sus malo pensamientos y al error que los hará perecer. Y no podrán cumplir lo que han maquinado contra la bienaventurada María y contra los discípulos del Cristo.
9. Y Japhia creyó y oró, y volvió hacia los judíos, y golpeó la puerta de la ciudad con la vara. Y he aquí que la vara floreció. Y Japhia alabó a Dios y dijo: Esta vara es superior a la de Aarón.
10. y dijeron los judíos: ¿Qué haces, insensato de ti? ¿Por qué has estado ausente tanto tiempo, y qué te han hecho los discípulos del crucificado?
11. Y había allí un ciego, y Japhia fue a él, y aproximándole la vara a los ojos le dijo: Ábranse tus ojos, en nombre de Dios puesto en la cruz. Y el ciego recobró la vista.
12. y los presentes loaron a Dios. y cada vez que acercaba su vara a un enfermo, éste era curado. y los judíos quedaron muy sorprendidos, y muchos creyeron, y decían: En verdad, que ésta es virtud del cielo, y que estas cosas prueban el poder de Dios.
13. y los sacerdotes estaban llenos de confusión, y su cólera era extremada.
14. y los discípulos bajaron al valle y encontraron una caverna en la que depositaron a la bienaventurada María, según el mandato del Espíritu Santo, y no dejaban de alabar al Señor.
15. Yal otro día por la tarde, he aquí que el Espíritu Santo dijo a los discípulos: El día del sol, el sexto, el ángel Gabriel descendió a la Virgen y la saludó, y le predijo que el Redentor del mundo nacería de ella, y fue el mismo día cuando ella parió en Bethlehem, yel mismo día cuando las gentes de Jerusalén recibieron con palmas al Cristo, diciendo: Bendito sea el que viene en nombre del Señor. Y el día del sol resucitó de entre los muertos, y un día del sol vendrá para destruir la tierra, y cuanto contiene y para juzgar al mundo. y también el día del sol debe venir con las criaturas terrestres y celestes, cantando sus alabanzas para sacar del mundo el alma de su inmaculada madre.
16. y los discípulos experimentaron un gran consuelo. Y en esto he aquí que Eva, la madre de toda carne, y Ana, la madre de la bienaventurada María, e Isabel, la madre de Juan el Bautista, llegaron a ella, y le dijeron quiénes eran, y la abrazaron.
17. y Ana, su madre, dijo: Bendito, oh hija mía, sea Dios, que te ha elegido para que fueses el lugar de su gloria. Y desde que comenzaste a formarte en mi seno yo sabía ya que habías de ser bendita y elegida, y que el Dios del cielo y de la tierra descendería a tu vientre, como está escrito en los libros.
18. y todas alababan a Dios, y la Virgen las secundó con alegría. Y Pedro les dijo: Alejaos de ella, porque veo llegar a los patriarcas.
19. y he aquí que Adán, Seth, Sem, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y David, y los demás patriarcas, y profetas y santos, llegaron sobre una nube y se acercaron a la bienaventurada María, y la saludaron expresándole sus loanzas y llamándola bienaventurada. y ella les devolvió su saludo, y los profetas se dieron a conocer, y ella tuvo gran júbilo.
10. Y dijeron los judíos: ¿Qué haces, insensato de ti? ¿Por qué has estado ausente tanto tiempo, y qué te han hecho los discípulos del crucificado?
11. y había allí un ciego, y Japhia fue a él, y aproximándole la vara a los ojos le dijo: Ábranse tus ojos, en nombre de Dios puesto en la cruz. Y el ciego recobró la vista.
12. y los presentes loaron a Dios. Y cada vez que acercaba su vara a un enfermo, éste era curado. y los judíos quedaron muy sorprendidos, y muchos creyeron, y decían: En verdad, que ésta es virtud del cielo, y que estas cosas prueban el poder de Dios.
13. y los sacerdotes estaban llenos de confusión, y su cólera era extremada.
14. y los discípulos bajaron al valle y encontraron una caverna en la que depositaron a la bienaventurada María, según el mandato del Espíritu Santo, y no dejaban de alabar al Señor.
15. Yal otro día por la tarde, he aquí que el Espíritu Santo dijo a los discípulos: El día del sol, el sexto, el ángel Gabriel descendió a la Virgen y la saludó, y le predijo que el Redentor del mundo nacería de ella, y fue el mismo día cuando ella parió en Bethlehem, y el mismo día cuando las gentes de Jerusalén recibieron con palmas al Cristo, diciendo: Bendito sea el que viene en nombre del Señor. Y el día del sol resucitó de entre los muertos, y un día del sol vendrá para destruir la tierra, y cuanto contiene y para juzgar al mundo. y también el día del sol debe venir con las criaturas terrestres y celestes, cantando sus alabanzas para sacar del mundo el alma de su inmaculada madre.
16. y los discípulos experimentaron un gran consuelo. Y en esto he aquí que Eva, la madre de toda carne, y Ana, la madre de la bienaventurada María, e Isabel, la madre de Juan el Bautista, llegaron a ella, y le dijeron quiénes eran, y la abrazaron.
17. y Ana, su madre, dijo: Bendito, oh hija mía, sea Dios, que te ha elegido para que fueses el lugar de su gloria. y desde que comenzaste a formarte en mi seno yo sabía ya que habías de ser bendita y elegida, y que el Dios del cielo y de la tierra descendería a tu vientre, como está escrito en los libros.
18. y todas alababan a Dios, y la Virgen las secundó con alegría. Y Pedro les dijo: Alejaos de ella, porque veo llegar a los patriarcas.
19. y he aquí que Adán, Seth, Sem, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y David, y los demás patriarcas, y profetas y santos, llegaron sobre una nube y se acercaron a la bienaventurada María, y la saludaron expresándole sus loanzas y llamándola bienaventurada. y ella les devolvió su saludo, y los profetas se dieron a conocer, y ella tuvo gran júbilo.
20. y vinieron Enoch, y Elías, y Moisés, y manteniéndose entre el cielo y la tierra en carros de fuego, esperaban la llegada de Jesucristo. Y he aquí que doce carros, conducidos por ángeles innúmeros, hirieron los ojos con gran gloria y esplendor, y Cristo Nuestro Señor apareció en forma humana, llevado en un carro en cuyo torno iban los serafines y las virtudes.
21. y se aproximó a la Virgen María, y todas las criaturas se inclinaban ante él. y dijo el Señor: jOh María, celebrada en todo-el universo! y ella dijo: Aquí estoy, Señor. y él le dijo: Levántate y mira lo que mi Padre me ha dado.
22. y ella se levantó, y vio una gloria y una luz que los ojos no podían soportar, y que no cabe sea descrita. y prosternándose, dijo: ¡OH mi Señor y mi Dios, pon tu mano sobre mí!
23. y él posó su mano sobre ella, y la bendijo, y María tomó su mano, y la abrazó, y la puso sobre sus ojos, y lloró, y dijo: Yo me inclino ante esta mano que ha creado el cielo y la tierra y todo cuanto en ella hay, y te doy gracias y te alabo, porque me has juzgado digna en esta hora igualmente cara para mí y para los que están ante ti.
24. Y dijo: ¡Oh Señor! Tómame contigo. Y él respondió: Tú estarás en el Paraíso corporalmente hasta el día de la resurrección, y los ángeles te servirán. Pero tu espíritu puro lucirá en la mansión del Padre de la plenitud.
25. y los discípulos, acercándose a María, dijeron: ¡Oh madre de la luz, ruega por el mundo del que vas a salir!
26. y la bienaventurada María exclamó, llorando: ¡Oh mi Señor, y mi Dios, y mi maestro Jesucristo, tú que, por la voluntad de tu Padre y por la ayuda del Espíritu Santo, y por efecto de una divinidad y de una voluntad únicas, has creado la tierra y el cielo, y cuanto contienen; yo te ruego que escuches la plegaria que te hago por tus servidores y por los hijos del bautismo, por los justos y por los pecadores, para que les concedas tu gracia. Recibe a los que comulguen en ti, a los que ofrezcan presentes en mi nombre ya los que te interroguen en sus plegarias, en sus deseos y en sus sufrimientos. Haz que sean librados de sus dolores, y que hallen lo que han esperado en su fe, y aparta de ellos los males que se les quiera causar. Cura sus enfermedades, aumenta sus riquezas y multiplica sus hijos. Ayúdalos en cuanto emprendan, y otórgales la dicha de tomar parte en tu reino. Aleja de ellos a su enemigo, Satán, lleno de malicia. Aumenta su fuerza e inclúyelos en el rebaño del pastor dulce, bueno, clemente y misericordioso. Cumple, en esta y en la otra vida, lo que espere el que te suplique Invocando mi nombre, y protéjalos tu asistencia, según has prometido tú, que eres constante en tus promesas, infinito en la misericordia y cuyo nombre merece ser glorificado hasta el fin de los siglos. Amén.
27. Y el Señor lo dijo: Yo te concedo lo que pides, y conforme a lo que pides. No los privaré de mi gracia, ni de mi misericordia. Y todos, jubilosos, contestaron: Amén.
28. Entonces Jesús dijo a Pedro ya los discípulos: He aquí que la hora llega. y todos, incluso los ángeles, loaron y glorificaron a Dios en alta voz, y, derramando muchas lágrimas, arrojaron incienso con gran respeto y piedad.
29. Y el rostro de la bienaventurada María resplandeció con una claridad maravillosa, y extendiendo las manos los bendijo a todos. Y el Señor tendió su santa mano y tomó su alma pura, que fue llevada a los tesoros del Padre.
30. y se produjo una luz y un aroma suave que en el mundo no se conocen. Y he aquí que una voz vino del cielo, diciendo: Yo te saludo, dichosa María. Bendita y honrada eres entre todas las mujeres. y Juan, el discípulo, extendió su mano, y Pedro cerró sus ojos, y Pablo extendió sus pies, y Nuestro Señor subió a su reino eterno escoltado por los ángeles y en medio
de alabanzas.
31. y pusieron una piedra a la puerta de la caverna en que estaba el cuerpo de la Virgen, y permanecieron en oración. y el Espíritu Santo esparció una gran luz que los envolvió, y no podían verse entre sí ni nadie podía verlos tampoco.
32. y la Virgen sin mancha fue llevada en triunfo al Paraíso sobre carros de fuego. Y una nube elevó a los asistentes y cada cual fue devuelto al lugar de que había venido, y no quedaron más que los discípulos, que estuvieron tres días en oración, y que oían siempre el cántico de los cánticos.
33. Y, estando así reunidos, he aquí que Tomás, uno de los discípulos, llegó sobre una nube. Yel cuerpo de la bienaventurada María iba a hombros de los ángeles, y él gritó que se detuvieran, para obtener la bendición de la Virgen.
34. y cuando estuvo con sus compañeros, que seguían orando, Pedro le dijo: Tomás, hermano, ¿qué te ha impedido asistir al tránsito de María y ver los milagros obrados y obtener su bendición?
35. Y Tomás respondió: Me lo ha impedido el servicio de Dios, porque, en el momento en que el Espíritu Santo me avisó, yo predicaba, y estaba bautizando a Golodio, hijo de la hermana del rey. ¿Dónde se halla ahora el cuerpo de María?
36. Y ellos dijeron: En esta caverna. Y él dijo: Lo quiero ver y recibir su bendición antes de admitir la verdad de lo que me decís.
37. Y los discípulos replicaron: Tú desconfías siempre de lo que te decimos. Lo mismo te sucedió cuando la resurrección del Señor, que no creíste hasta que lo viste, y te mostró las huellas de los clavos y de la lanza, y entonces gritaste: ¡Oh Señor y Dios mío!
38. Y Tomás contestó: Ya sabéis quién es Tomás, y no descansaré hasta que vea el sepulcro en que reposa el cuerpo de María, y si no, no creeré nada.
39. Y Pedro se levantó colérico, a toda prisa, y los discípulos lo ayudaron a quitar la piedra, y no hallaron nada, y tuvieron gran extrañeza, y dijeron: Hemos estado ausentes, y los judíos habrán llegado, y habrán hecho lo que hayan querido.
40. Y Tomás les dijo: No os aflijáis, hermanos, porque al venir yo de la India en una nube vi el santo cuerpo, acompañado de multitud de ángeles, con gran gloria, y pedí que me bendijese, y me dio este ceñidor.
41. Y cuando los discípulos lo vieron, alabaron a Dios con fervor, y cerraron la caverna con una piedra, y subieron al monte Olivete, y allí se pararon, y dijeron: ¡Oh Jesucristo, Dios y Señor nuestro! Tú nos has sacado de los dolores de este mundo, y nos has mostrado tu grandeza y nos has hecho bendecir por la Virgen María antes de llevarla de este mundo efímero, y nos has prometido que nos darás el poder de obrar sobre el áspid y el basilisco y el maligno demonio, y nos has dicho que en el día del Juicio estaremos en doce sitiales para juzgar a las doce tribus de Israel. Dígnate ahora bendecirnos.
42. Y se prosternaron ante el Señor, y los bendijo, y empezaron a cantar las alabanzas de la Virgen María.
43. Y he aquí que sonó entre ellos una voz que decía: Vuelva a su lugar cada uno de vosotros. Y carros de fuego llegaron sobre nubes, y cada uno fue devuelto a su residencia, y los muertos a sus sepulcros.
CAPITULO VI – ENTRADA DE MARÍA EN EL PARAÍSO
1. Y cuando María hubo sido llevada al Paraíso, vino Nuestro Señor Jesucristo con multitud de espíritus celestes. Y los fundamentos del Paraíso están en la tierra, y llegan hasta el cielo, y de ellos arrancan cuatro ríos. Y cuando el diluvio cubrió la tierra, el Señor no permitió al agua llegar al Paraíso.
2. Y dijo ala bienaventurada María: Contempla la gloria a que has sido transportada.
3. Y ella se alzó y vio una gran gloria, inasequible a la vista del hombre, y he aquí que Enoch, Elías, Moisés y los demás profetas y patriarcas y elegidos adoraron al Señor ya la Virgen, y se fueron.
4. y dijo el Señor a María: He aquí los bienes que he prometido y preparado a los santos.
5. Y, levantando los ojos, vio María magníficas y esplendentes moradas, y admirables coronas de mártires, y árboles perfumados y soberbios, y un aroma que no es posible describir.
6. y el Señor tomó frutos de aquellos árboles y los dio a la Virgen, y f le dijo: Sube a lo alto del cielo y verás. y ella subió y vio el primero y el segundo cielos, y en el tercero vio la mansión celeste y otras grandes maravillas, y loó a Dios, que había creado en los cielos tantas cosas admirables, que el hombre no puede pintar ni comprender.
7. Y el Señor ordenó al Sol que se detuviera en las puertas del cielo, con una de sus fases vuelta al Paraíso, y el Señor, en un carro de fuego, estaba encima de él.
8. y María vio los tesoros de la luz, donde están la nieve, y el granizo, y el rocío, y el trueno, y la lluvia y todo lo semejante. Y vio las legiones de los ángeles, con las alas abiertas, diciendo: Santo, Santo, Santo. y vio las doce casas de la luz, y en la puerta de cada una un guardián.
9. y vio la puerta grande de los Jerusalenes celestes, y escritos sobre ella los nombres de los justos Abraham, Isaac, Jacob, David y todos los profetas, desde Adán.
10. Y, al entrar la bienaventurada María por la primera puerta, los ángeles se inclinaron y la alabaron, y al entrar por la otra puerta, los querubines le ofrecieron sus plegarias y, al entrar por la tercera, la glorificaron los serafines.
11. y cuando pasó la cuarta puerta, miríadas de ángeles la alabaron, y cuando cruzó la quinta, la loaron el trueno y la tempestad, y cuando traspuso la sexta, los ángeles exclamaron: Santo, Santo, Santo es el Señor Sabaoth. Salud y gloria a ti. El Señor sea contigo, alabada entre todas las mujeres, y alabado sea el que ha nacido de ti.
12. y cuando pasó la séptima puerta, la luz la loó, y cuando cruzó la octava, la alabaron la lluvia y el rocío, y en la novena, Gabriel y Miguel y los demás ángeles la adoraron, y en la décima, el Sol, y la Luna, y las estrellas, y los restantes astros la adoraron.
13. Y en la oncena, la loaron las almas de los discípulos, los profetas y los justos.
14. y en la duodécima vio a su Hijo, rodeado de gran esplendor y sentado en su trono, y ella se inclinó ante la majestad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
15. Y, volviendo los ojos a la Jerusalén celeste, quedó llena de estupor, sin poder comprender lo que veía, y el Señor le tomó la mano y le mostró los bienes y los tesoros de la Santa Iglesia, y otras cosas que no puede el ojo verlas, ni oírlas el oído, ni la lengua contarlas, ni el espíritu humano comprenderlas. y esas cosas serán otorgadas a los fieles, y gozarán de ellas por todos los siglos.
16. y la bienaventurada María fue hacia el Libertador de las criaturas, y él le dijo: Ésta es la morada de Enoch, donde él es alabado constantemente. Amén.
CAPITULO VII – MARÍA RUEGA AL CRISTO POR LOS PECADORES
1. y la bienaventurada María alzó los ojos, y vio muchos hombres que se movían, e innumerables tabernáculos. y había gran olor de incienso, y muchos cánticos, y todos los reunidos loaban a Dios.
2. y dijo María: Oh, Señor, ¿qué hombres son ésos?
3. y él contestó: Son los tabernáculos de los justos, y esas luces significan el honor de que gozan junto a mí. Y en el último día, resucitarán para gozar de estos bienes, y disfrutarán de una alegría aún más grande, y existirán por los siglos de los siglos.
4. y he aquí que la bienaventurada María vio otra región, muyoscura, de la que salía mucho humo, y un fétido olor, como de azufre, y un gran fuego. y en él muchos hombres que gritaban y que lloraban.
5. y dijo María: Señor, ¿qué hombres son esos que sufren en el fuego y en las tinieblas?
6. y él dijo: Es la región de la gehenna, en que están los pecadores, y ahí permanecerán hasta el último día, en que sus almas volverán a sus cuerpos, y sentirán una angustia y un dolor extremados, porque no habrán hecho penitencia de sus faltas, y estarán atormentados por un remordimiento continuo, como por un gusano roedor que no muere ni duerme. Y esto es porque, rebeldes a mis mandatos, han rechazado mi gracia y negado mi divinidad.
7. y cuando María vio las alabanzas de los justos, tuvo gran alegría, y cuando vio lo que esperaba a los pecadores, sintió gran tristeza, y rogó al Señor que tuviese piedad de los pecadores y los tratase con más dulzura, porque la naturaleza humana es débil. Y él se lo prometió.
8. Y tomándola de la mano, la llevó al Paraíso espléndido y santo, acompañada de todos los justos.
9. y he aquí que llegaron antes a Pedro, Pablo y Juan, pidiéndoles que anunciasen todo lo concerniente a María, y que se había aparecido a muchas personas dignas de crédito.
10. y he aquí uno de sus milagros: Había en el mar noventa y dos buques, y estaban a merced del viento y de las olas. Y los marineros invocaron a María, y ella se les apareció, y fueron salvados.
11. y unos viajeros sorprendidos por ladrones invocaron a María, y ella se les apareció e hirió a los malhechores como el rayo, y quedaron ciegos, y los viajeros salvados adoraron al Señor.
12. Y, habiendo caído en un pozo el hijo de una viuda, ésta invocó a María, y dijo: ¡Oh Santa María, asísteme y salva a mi hijo! y la Virgen apareció y sacó del pozo a su hijo, y éste no se ahogó.
13. y un hombre enfermo gravemente hacía seis años había dado mucho dinero a los médicos, sin conseguir curar. y quemó incienso, y dijo: ¡Oh Santa María, Madre del Redentor, vuelve los ojos a mi cuita y sálvame! Y ella le apareció, y lo tocó, y él curó de su enfermedad, y fue al templo, y dio gracias a Dios ya la Virgen.
14. y un gran barco lleno de hombres naufragó en el mar, y ellos gritaron: ¡Protégenos, oh Virgen bendita! y se les apareció, y los condujo a tierra sanos y salvos.
15. y un dragón, que salió de una caverna, atacó a dos mujeres que iban de viaje, y al ir a devorarlas invocaron a María, diciendo: Sálvanos. Y se apareció la Virgen María, e hirió con su mano al dragón, y le abrió la cabeza hasta las orejas, y las mujeres alabaron a Dios.
16. y un mercader reunió mil dineros para comprar mercancías, y perdió su bolsa, y no lo notó hasta transcurrido gran trecho, y se puso a golpearse el rostro ya llorar. y luego imploró a la Virgen, diciendo: ¡Oh bienaventurada Virgen, asísteme! y ella se le presentó y dijo: Sígueme y no te aflijas. Y la siguió hasta el lugar en que perdió su bolsa, y la encontró, y siguió su camino alabando a Dios ya Nuestra Señora.
17. y cuando los discípulos supieron los milagros obrados en Roma y en otros sitios, glorificaron a Dios, y tuvieron gran júbilo y escribieron las cosas que había hecho María en su vida y después de su muerte. Y era el año 345 de la era de Alejandro.
18. y hubo muchos milagros en otras ciudades que, si se escribiesen, llenarían infinidad de libros.
19. y los discípulos dijeron: Celebremos su fiesta tres veces cada año, porque sabemos que los ángeles la ensalzan con júbilo, y que por ella el mundo será salvado.
20. y marcaron para celebrar su conmemoración el segundo día siguiente a la Natividad del Señor, para que las malas hierbas pereciesen, y para que las mieses prosperasen, y para que los reyes fuesen protegidos por María, y para que no hubiese guerra entre ellos.
21. y fijaron el día decimoquinto del mes para que los insectos no saliesen a destruir las siembras, lo que trae el hambre, y hace que los hombres vayan entonces a los lugares santos a pedir que Dios los libre de tal plaga.
22. y señalaron el tercer día de su fiesta en el15 del mes, que es cuando ella salió del mundo, e hizo milagros, y cuando los árboles y los frutos maduran.
23. y dispusieron que, al llevar una ofrenda al Señor, se presentaría en la iglesia, y que los sacerdotes debían orar sobre ella, y decir: Hemos establecido los ritos según los cuales deben los que están bautizados ofrecer sus sacrificios, para que no tengan nada de común con los que no creen en ti ni en tu madre, que a los que creen ya les has ofrecido tus bienes. Concédenos la alegría y los bienes que has prometido a tus elegidos. Danos esos bienes que no puede ver el ojo, ni oír la oreja, ni comprender el espíritu. Y atiende a nuestras plegarias por el rebaño que ves en torno nuestro. Recíbelos en tu custodia, y ayúdalos, sin consentir que ninguno perezca, en nombre de Santa María y de todos los santos. Amén.
24. y mientras los discípulos estaban en oración en los lugares sagrados, he aquí que el Señor Jesucristo se les apareció, diciendo: Regocijaos, que cuanto pedís se os dará, y vuestros deseos se cumplirán en vuestro Padre celeste.
25. y la bienaventurada María me ha mostrado a mí, Juan, que predico el Señor, aunque indigno, todas las cosas que Cristo le ha mostrado, y me ha dicho: Escribe estos hechos, hijo, y añádelos a los libros que escribiste antes de yo salir de este mundo perecedero. Y te pedirán que los muestres, y quienes los lean serán henchidos de gozo, y alabarán el nombre de Dios,
y, aunque indigno, el mío.
26. y te hago saber que en el fin de los tiempos los hombres estarán llenos de desgracias, y de guerras, y de hambres, y de terror, por culpa de los muchos pecados que habrán cometido y de su poca caridad.
27. y muchas calamidades barrerán la tierra. Y sólo será preservado el hombre que se humille, y el que desee los bienes divinos, y el que trabaje con denuedo en hacer el bien, y el que ejerza la caridad y la misericordia, y el que tema la cólera de su Creador.
28. y muchos milagros se verán en el cielo y en la tierra. Y vendrá el Hijo eterno, nacido del Padre antes de los siglos, y llegará a Betlehem, y no hallará entre los hombres fe ni justicia.
29. y la bienaventurada María me llamó: Hijo mío, y yo le dije: Oh madre mía, la salud sea contigo, y tu bendición se expanda a doquiera vuelvas tus ojos. Yo espero en tus plegarias y en tu intercesión. Libra al mundo de sus dolores y haz que los hombres entren en el sendero de la fe y de la verdad. No falte el amor del Señor a Adán ni a su raza, creada por la mano de Dios, y el enemigo del hombre sea apartado por la misericordia del Señor.
30. y la bienaventurada María contestó: Amén. y los años que la Virgen, madre de Dios, vivió sobre la tierra, fueron cincuenta y nueve, y desde su natalicio hasta que entró en el templo habían pasado tres años. Y estuvo once y tres meses en el templo, y llevó nueve meses en su seno al Señor Jesús, y pasó treinta años con él, cuando vivía sobre la tierra, y desde su ascensión al cielo pasaron once años, y así se completan los cincuenta y nueve. Confiemos en sus ruegos cerca de su Hijo querido para salvar nuestras almas por los siglos de los siglos. Amén. El humilde José, hijo de Khalil Nunnak, ha trascripto esta historia. Dios incluya en su misericordia cuantos la escribieron, la leyeron o la oyeron. Amén.
Presentamos dos documentos históricos reseñados por el Padre Cardoso en su publicación “La Asunción de María Santísima”.
El primero es la carta de Dionisio el Egipcio o el Místico (no Dionisio el Areopagita, discípulo de San Pablo) a Tito, Obispo de Creta, que data de fines del Siglo III a mediados del Siglo IV, y publicada por primera vez en alemán por el Dr. Weter de la Facultad de Tubinga en 1887. Dice el Padre Cardoso que el Dr. Nirschl, que la ha estudiado, fija como fecha el año 363, declarándola absolutamente auténtica. Esta misma carta ha sido mencionada en el Capítulo 5 de nuestro estudio (¿Existe un sepulcro de la Santísima Virgen María?) al tratar de definir el sitio de la sepultura de María.
Este documento histórico es importantísimo para conocer cuál era la tradición en Jerusalén acerca de la Asunción de María, pues es lo más próximo que se conoce a la tradición de los mismos testigos presenciales del hecho, es decir, los Apóstoles. Dice así: “Debes saber, ¡oh noble Tito!, según tus sentimientos fraternales, que al tiempo en que María debía pasar de este mundo al otro, es a saber a la Jerusalén Celestial, para no volver jamás, conforme a los deseos y vivas aspiraciones del hombre interior, y entrar en las tiendas de la Jerusalén superior, entonces, según el aviso recibido de las alturas de la gran luz, en conformidad con la santa voluntad del orden divino, las turbas de los santos Apóstoles se juntaron en un abrir y cerrar de ojos, de todos los puntos en que tenían la misión de predicar el Evangelio. Súbitamente se encontraron reunidos alrededor del cuerpo todo glorioso y virginal. Allí figuraron como doce rayos luminosos del Colegio Apostólico. Y mientras los fieles permanecían alrededor, Ella se despidió de todos, la augusta (Virgen) que, arrastrada por el ardor de sus deseos, elevó a la vez que sus plegarias, sus manos todas santas y puras hacia Dios, dirigiendo sus miradas, acompañadas de vehementes suspiros y aspiraciones a la luz, hacia Aquél que nació de su seno, Nuestro Señor, su Hijo. Ella entregó su alma toda santa, semejante a las esencias de buen olor y la encomendó en las manos del Señor. Así es como, adornada de gracias, fue elevada a la región de los Angeles, y enviada a la vida inmutable del mundo sobrenatural.
“Al punto, en medio de gemidos mezclados de llantos y lágrimas, en medio de la alegría inefable y llena de esperanza que se apoderó de los Apóstoles y de todos los fieles presentes, se dispuso piadosamente, tal y como convenía hacerlo con la difunta, el cuerpo que en vida fue elevado sobre toda ley de la naturaleza, el cuerpo que recibió a Dios, el cuerpo espiritualizado, y se le adornó con flores en medio de cantos instructivos y de discursos brillantes y piadosos, como las circunstancias lo exigían. Los Apóstoles inflamados enteramente en amor de Dios, y en cierto modo, arrebatados en éxtasis, lo cargaron cuidadosamente sobre sus brazos, como a la Madre de la Luz, según la orden de las alturas del Salvador de todos. Lo depositaron en el lugar destinado para la sepultura, en el lugar llamado Getsemaní.
“Durante tres días seguidos, ellos oyeron sobre aquel lugar los aires armoniosos de la salmodia, ejecutada por voces angélicas, que extasiaban a los que las escuchaban; después nada más.
“Eso supuesto para confirmación de lo que había sucedido, ocurrió que faltaba uno de los santos Apóstoles al tiempo de su reunión. Este llegó más tarde y obligó a los Apóstoles que le enseñasen de una manera palpable y al descubierto el precioso tesoro, es decir, el mismo cuerpo que encerró al Señor. Ellos se vieron, por consiguiente, obligados a satisfacer el ardiente deseo de su hermano. Pero cuando abrieron el sepulcro que había contenido el cuerpo sagrado, lo encontraron vacío y sin los restos mortales. Aunque tristes y desconsolados, pudieron comprender que, después de terminados los cantos celestiales, había sido arrebatado el santo cuerpo por las potestades etéreas, después de estar preparado sobrenaturalmente para la mansión celestial de la luz y de la gloria oculto a este mundo visible y carnal, en Jesucristo Nuestro Señor, a quien sea gloria y honor por los siglos de los siglos. Amén”.
El segundo documento es de San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia. Es un sermón por él predicado en la Basílica de la Asunción en Jerusalén, por el año 754, ante varios Obispos y muchos Sacerdotes y fieles:
“Ahí tenéis con qué palabras nos habla este glorioso sepulcro. Que tales cosas hayan sucedido así, lo sabemos por la “Historia Eutiquiana”, que en su Libro II, capítulo 40, escribe:
`Dijimos anteriormente cómo Santa Pulqueria edificó muchas Iglesias en la ciudad de Constantinopla. Una de éstas fue la de las Blanquernas, en los primeros años del Imperio de Marciano. Habiendo, pues, construído el venerable templo en honor de la benditísima y siempre Virgen María, Madre de Dios … buscaban diligentemente los Emperadores llevar allí el sagrado cuerpo de la que había llevado en su seno al Todopoderoso, y llamando a Juvenal, Arzobispo de Constantinopla, le pidieron las sagradas reliquias’.
“Juvenal contestó en estos términos: `Aunque nada nos dicen las Sagradas Escrituras de lo que ocurrió en la muerte de la Madre de Dios, sin embargo nos consta por la antigua y verídica narración que los Apóstoles, esparcidos por el mundo por la salud de los pueblos, se reunieron milagrosamente en Jerusalén, para asistir a la muerte de la Santísima Virgen.’
“La Historia Eutiquiana nos dice luego, que los Apóstoles, después de la sepultura de la Virgen, oyeron durante tres días los coros angélicos; después nada más. Ahora bien, como Santo Tomás llegó tarde, abrieron la tumba y debieron comprobar que no estaba allí el sagrado cuerpo. Repuestos de su estupor, no acertaron los Apóstoles a inferir otra cosa, sino que Aquél que le plugo nacer de María, conservándola en su inviolable virginidad, se complació también en preservar su cuerpo virginal de la corrupción y en admitirlo en el Cielo antes de la resurrección general’
“Oído este relato, Marciano y Pulqueria pidieron a Juvenal que les enviase el ataúd y los lienzos de la gloriosa y santísima Madre de Dios, todo cuidadosamente sellado. Y, habiéndolos recibido, los depositaron en la dicha Iglesia de la Madre de Dios en las Blanquernas. Y es así como sucedió todo esto”.
Nos dice el Padre Cardoso que esta “Historia Eutiquiana”, de la que tomó San Juan Damasceno el relato, se cree por los Padres Bolandistas, que data de San Eutiquio, contemporáneo y amigo de San Juvenal, el cual ocupó la sede de Jerusalén del año 418 al 458. El relato de San Juvenal es considerado como absolutamente histórico y nos dice que la Iglesia Católica lo ha incluido en el Breviario (Liturgia de las Horas).
Por otra parte, no cabe la menor duda de que el ataúd y mortaja de María fueron, desde la segunda mitad del Siglo V, objeto de veneración para los fieles en la Basílica de los Blanquernos en Constantinopla.