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¿Sabías que la Madre Teresa de Calcuta Hizo Consagrar Rusia al Corazón de María dentro del Kremlin?

Juan Pablo II consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María el 25 de marzo de 1984.

Y la Hermana Lucía de Fátima luego anunció que esa consagración fue la aceptada por el cielo. 

Esto es discutible para los «fatimistas».

Pero lo que no se conoce es que en el mismo momento, monseñor Pavel Hnilica viajó a Moscú por pedido de la Madre Teresa de Calcuta e hizo lo mismo.

El 25 de marzo de 1984 hizo la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, recitando la oración que en ese momento estaba diciendo Juan Pablo II en Roma.

juan pablo ii y obispo pavel Hnilica
Juan Pablo II y Obispo Pavel Hnilica

El 25 de marzo 1984, cuando el Papa Juan Pablo II llevaba a cabo la consagración del mundo al Corazón de María, a 3.000 kilómetros de Roma, en el mismo Kremlin, un obispo eslovaco, enviado por la Madre Teresa, celebraba Misa clandestinamente.
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Y realizaba la Consagración con una oración que llevaba escondida en las páginas del Pravda.
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Así fue consagrada Rusia al Corazón de María, desde el corazón del ateísmo.

La Madre Teresa le pidió una misión desconcertante: que fuera él personalmente a realizar la Consagración en el mismo Moscú y depositar una ‘Medalla Milagrosa’ en el Kremlin, en el preciso momento en el que el Santo Padre estaba Consagrando el Mundo al Inmaculado Corazón de María.

Durante aquellos días, la Madre Teresa, así como todas las Misioneras de la Caridad, rezaron por esta intención.

Y la Madre Teresa acompañó personalmente a monseñor Hnilica al aeropuerto de Calcuta para abordar el vuelo a Moscú, entregándole su rosario y diciéndole que iban a seguir rezando mucho por él en aquellos días.

Así, acompañado de su colaborador, el padre Leo Maasburg, aterrizó en Moscú el 24 de marzo de 1984, de incógnito, como dos turistas que iban a ver los principales museos de la ciudad.

Esto lo narra el Padre Leo Maasburg en su libro “Madre teresa de Calcuta: un retrato personal”.

Padre Leo Maasburg
Padre Leo Maasburg

 

ALGO DESCONOCIDO EN LA VIDA DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA

Un aspecto desconocido de la vida de la Madre Teresa se refiere a su deseo de trabajar por la conversión de Rusia.

Este aspecto lo reveló el obispo Pavel Hnilica, el obispo eslovaco que fue amigo de la Madre Teresa durante 33 años y colaboró con ella en muchas iniciativas en varias ocasiones.

Esto lo narra el padre Leo Maasburg que fue asistente del Obispo Hnilica.

Durante años, la Madre Teresa deseaba viajar a Rusia con sus monjas para ser testigos de la fe cristiana.
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Sin embargo, pudo cumplir su deseo al final en la década de 1980 con la ayuda de Raissa Gorbatschova, la esposa de Mijail Gorbachov, el presidente soviético de entonces.
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Pero antes había estado operando para la Conversión de Rusia.

El Obispo Hnilica viajó a menudo a visitar a la Madre Teresa y grabó entrevistas y conversaciones con ella durante sus viajes.

La Madre Teresa nació en Skopje, en Kosovo, en 1910, y por lo que era de sangre eslava.

Es por esto que ella se consideraba relacionada con la población rusa y sufrió mucho cuando oyó que el comunismo soviético perseguía sin piedad cualquier forma de religión.

Dice el Monseñor Hnilica:

A menudo hablamos de Rusia.

Ella estaba muy familiarizada con lo que la Virgen había dicho durante las apariciones en Fátima, que surgiría una ideología atea que difundiría sus errores por el mundo, pero que al final Rusia se convertirá y Su Corazón Inmaculado triunfaría”.

Un día, al volver de Fátima, donde había conocido a la hermana Lucía, le conté a la Madre Teresa lo que esta famosa vidente me había dicho”

“Hice énfasis en un detalle que me había llamado la atención, que la Virgen de Fátima, en diversas apariciones, las oficiales en 1917 y las privadas de la hermana Lucía en los años que siguieron, había expresado su interés en Rusia.
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Y esta insistencia, dije a la Madre Teresa, es una prueba de la bondad extraordinaria por parte de la Virgen María para con la población rusa”.

La Madre Teresa también fue conmovida por esto y en su corazón creció el gran deseo de trabajar por la conversión de Rusia.

A partir de entonces, se dedicó a este proyecto con todo su corazón.

madre teresa de calcuta con rosario

 

LA INTERVENCIÓN DE LA MEDALLA MILAGROSA

El Obispo Hnilica explicó que la Madre Teresa rezaba mucho por la conversión de Rusia.
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Hizo a las monjas rezar, y enviaba rosarios, biblias y estampitas secretamente a Rusia.
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Y sobre todo, trató de difundir la devoción a la ‘Medalla Milagrosa’ en esta nación.

De hecho, monseñor Hnilica contó una historia particularmente increíble de esta ‘Medalla Milagrosa’ relacionada con la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María.

Es una aventura del estilo 007, ideada y organizada por la Madre Teresa, para poner la ‘Medalla Milagrosa’ en el corazón del Kremlin en el momento en que Juan Pablo II Consagraba el Mundo al Inmaculado Corazón de María.

Lo que demuestra que la fe de los santos es simple, pero también audaz y no se dejar intimidar por ningún obstáculo.

En palabras del obispo Hnilica, ésta es la historia de la aventura en la que él fue el protagonista siguiendo la voluntad de la Madre Teresa.

“La Madre Teresa estaba profundamente dedicada a la ‘Medalla Milagrosa”.

“Se trata de una pequeña medalla de forma ovalada, que fue acuñada siguiendo las indicaciones exactas de la misma Virgen María.

Ella apareció en París, en 1830 a una joven monja, Sor Catalina Labouré, que ahora es un santa”. Ver la historia aquí.

“Nuestra Señora le dijo que quería que la medalla se hiciera.

Es uno de los pocos casos que conocemos en la que la misma Virgen María dio instrucciones sobre la realización de una medalla en su nombre”.

“Sor Catalina confió lo dicho a sus superiores, que descartaron la idea, ya que pensaban que era absurda.

Sin embargo, como siempre con los eventos destinados desde arriba, el proyecto siguió adelante, la medalla fue acuñada, distribuida.

Y unos años más tarde ya era tan popular, que fue llamada la “Medalla Milagrosa” porque había introducido gracias extraordinarias a quienes la llevaban y oraban por la intercesión y la ayuda de María”.

“La Madre Teresa era una de las mayores promotoras de esta medalla.
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Ella siempre tenía copias en ella, que repartía a quien pedía oraciones.
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Recomendaba que la llevaran alrededor del cuello o en un bolsillo como signo de protección.
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Como ya he dicho, hizo llegar muchas de estas medallas a Rusia.
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Ella me hizo comprar bolsas de de la Medalla, luego pedir que las bendijera Juan Pablo II, y las enviaba clandestinamente a países comunistas”.

Monseñor Pavel Hnilica
Monseñor Pavel Hnilica

 

LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA

Continúa el cuento del Obispo Hnilica:

“En 1984, la Madre Teresa tuvo una idea increíble.
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Ella me dijo que unas de estas ‘Medallas Milagrosas’ tenían que ser introducidas en el Kremlin para consagrar la capital del ateísmo a la Virgen María con este simple gesto.
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Ella me preguntó si me sentía para la realización de su proyecto”.

Para ser honesto, yo era la persona menos adecuada para hacer tal cosa, ya que en los países detrás de la Cortina de Hierro era considerado el enemigo número uno del comunismo, y en Checoslovaquia había sido condenado a muerte por causa de mi actividad anticomunista.

Entrar en la Unión Soviética era imposible para mí, pero yo no podía decir que no a la Madre Teresa. Al estar con ella era fácil infectarse por su entusiasmo y coraje”.

“Por lo tanto acepté tomar el riesgo y la madre Teresa organizó todo.

Ella tenía algunos contactos dentro del consulado ruso en Calcuta. No sé lo que les dijo, pero ella me consiguió una visa”.

“Decidimos que la misión debía llevarse a cabo en marzo de 1984.

La Madre Teresa eligió esta fecha ya que sabía que el 25 de marzo (fiesta de la Anunciación) de ese mismo año, el Papa iba a consagrar el Mundo al Inmaculado Corazón de María.

Ella quería que alguien estuviera dentro del Kremlin en el momento preciso en que el Papa recitara la oración de consagración en Roma, con el fin de sumarse espiritualmente al Papa y depositar una ‘Medalla Milagrosa’ allí”.

“A Mediados de febrero de 1984, partí a Calcuta con el P. Leo Maasburg, mi fiel colaborador que pedí me acompañara en esta misión”.

“La Madre Teresa dijo que era necesario prepararse para este viaje a través de la oración.
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Durante todo un mes, oramos juntos para que nuestros planes funcionaran.
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La Madre Teresa también hizo a sus monjas rezaran por ‘una intención particular’ ya que, además de nosotros dos y P. Leo, nadie más sabía lo que estábamos a punto de hacer”.

“Como ya he dicho, la Madre Teresa había hecho visar mis boletos a través del consulado ruso.

El P. Leo y yo íbamos a ser dos turistas que viajaban desde Calcuta a Roma vía Moscú, deteniéndonos en Moscú durante tres días para visitar los museos de la ciudad”.

“El 23 de marzo la Madre Teresa nos acompañó hasta el aeropuerto de Calcuta.
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Cuando me despedí, ella agarró mi mano y me dio su rosario personal”.

Catedral de la Dormicion de Moscu
Catedral de la Dormicion de Moscu

 

LA MISIÓN PELIGROSA DE CONSAGRAR A RUSIA DENTRO DEL KREMLIN

Sigue relatando Monseñor Hnilica:

“No hubo ningún problema durante todo el viaje y llegamos a Moscú sanos y salvos a las 4 de la mañana del 24 de marzo.

Entonces, hubo un momento de pánico extremo para mí cuando presenté mi pasaporte a un soldado en el mostrador de la aduana.

Me miró con desconfianza y luego comenzó a hacerme un montón de preguntas, pero yo no quería hacerle saber que yo entendía ruso, así que respondí en italiano porque mi pasaporte era italiano”.

El soldado no me entendía, pero tenía serias dudas acerca sobre mí.

Él comenzó a hacer una serie de llamadas telefónicas desde la sala de guardia, pero eran las 5 de la mañana y nadie respondió.

Tuve que esperar fuera de la aduana a -5°C.

Estaba preocupado y por eso saqué el rosario de Madre Teresa de mi bolsillo y en secreto empecé a orar.

Yo ya me veía deportado a Siberia.

Pero también tenía mucha fe en las oraciones de la Madre Teresa.

La monja había dicho que mi viaje estaría acompañado por sus constantes oraciones.

Por tanto dije ‘¡Señor, que se haga tu voluntad! Pero recuerda que es la Madre Teresa que me ha enviado aquí’”.

“Después de casi una hora el soldado me llamó y pude ver que estaba molesto porque no había sido capaz de ponerse en contacto con ninguno de sus superiores.

Lo intentó una vez más preguntándome si mi pasaporte era mío y yo asentí. Al final, estampó mi pasaporte y me dejó ir”.

“Me uní al P. Leo que había estado esperando en una esquina del aeropuerto y que también había estado muy preocupado.

Fuimos al hotel y luego comenzamos a visitar la ciudad, pero muy discretamente y por separado.

Encontramos la manera de entrar en el Kremlin, y por casualidad el Kremlin estaba abierto a los turistas durante estos pocos días”.

El Kremlin es una ciudadela rodeada por un muro dentro de la ciudad de Moscú.

Es un tipo de fortaleza que se extiende sobre una superficie de 28 hectáreas.

En la antigüedad era el centro civil y religioso de la ciudad.

Había, de hecho, palacios reales y algunas de las iglesias más importantes de Moscú, entre las cuales la Catedral de los Patriarcas ortodoxos, llamada la Iglesia de la Dormición o Catedral de la Asunción.

Después de la revolución bolchevique en 1918, estas iglesias fueron cerradas y se transformaron en museos”.

“De acuerdo con el proyecto acordado con la Madre Teresa: en la mañana del 25 de marzo, cuando el Papa comenzara la ceremonia de la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, tenía que visitar el Kremlin, como turista, y hacer una pausa en la Catedral de la Asunción.
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Mientras pretendía estar interesado en las obras de arte valiosas contenidas en el mismo, iba a comenzar a orar y buscar un lugar oculto donde podría colocar la ‘Medalla Milagrosa’ que la  Madre Teresa me había dado”.

“Todo había ido bien del mismo modo que me fue sugerido hacer, incluso cuando estuve muy asustado.

Afortunadamente había un montón de turistas en el Kremlin ese día, y en medio de un montón de gente me sentí más protegido”.

“Visité varios edificios y me detuve en la Catedral del Arcángel, la segunda más grande en el Kremlin, y luego entré en la Catedral de la Asunción.

Miré a mi alrededor con atención para encontrar un lugar en el que podía depositar la medalla”.

“Se trata de una iglesia hermosa, llena de obras de arte que se han conservado durante mucho tiempo, aunque por desgracia ya no era una iglesia, sino un museo”.

“Me di cuenta, leyendo mi guía, que estaban los tronos donde el zar, la zarina y el Patriarca de Moscú y de toda Rusia utilizaban para sentarse durante las ceremonias religiosas con el Patriarca sentado en el medio.

Decidí que la ‘Medalla Milagrosa’ debía ser puesta bajo el trono del patriarca, mientras oraba para que el patriarca Alejo II pronto fuera capaz de volver a celebrar ritos religiosos en ese lugar”.

“En un momento dado, me encontré solo y empecé a concentrarse en la celebración de la misa en secreto.
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Llevé a cabo la Consagración de memoria utilizando un trozo de pan y un poco de vino que había traído conmigo”.

“Este fue un momento de intensa emoción y religiosidad.
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La misa no se había celebrado en este lugar durante 76 años.
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Luego, muy lentamente, me acerque al trono del Patriarca y me di cuenta de una pequeña grieta en el piso de madera, donde rápidamente puse la ‘Medalla Milagrosa’.
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Permanecí allí por un tiempo más largo orando y luego volví al hotel donde el P. Leo me estaba esperando.
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Volamos para Italia en la misma tarde”.

Trono del Zar en la Catedral de la Dormición
Trono del Zar en la Catedral de la Dormición

 

UN MISTERIOSO FINAL CON LA MADRE TERESA

¿El Obispo Hnilica contó esta historia a la Madre Teresa?.

“Unos meses más tarde la Madre Teresa llegó a Roma y le hice el cuento detallado” dijo el obispo eslovaco.

“Ella estaba muy encantada y continuó en su trabajo misionero en nombre de Rusia”.

“Un día, en 1988, recibí una llamada telefónica a las 6 en punto de la mañana de la Madre Teresa que me dijo:

‘Obispo (solía llamarme así) me voy a Moscú.

Usted sabe lo importante que es para mí trabajar en Rusia, por lo que quería informarle de mi viaje.

Me voy para el aeropuerto en este momento”.

La Madre Teresa había sido invitada a Moscú para una reunión internacional.
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En esa ocasión se encontró con Raissa Gorbachova, la esposa del Secretario General de la Unión Soviética y se hicieron amigas.
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Ella confió a la Sra. Gorbachov su deseo de abrir un par de conventos de monjas en Rusia y la señora Gorbachov prometió ayudarla.
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Un año más tarde, se abrió el primer convento.

Juan-Pablo-II-y-Lucia dos santos
Juan Pablo II y herman Lucia dos Santos vidente de Fátima

 

MONSEÑOR HNILICA VISITA A JUAN PABLO II

Al salir de Moscú, Monseñor Hnilica fue donde su amigo Juan Pablo II.

“Cuando en 1984 visité al Papa en Castel Gandolfo y almorcé con él, le conté acerca de la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María que había podido cumplir el 25 de marzo de aquel mismo año, de manera totalmente inesperada, en la Catedral de la Asunción en el Kremlin de Moscú, así como la Virgen lo había pedido en Fátima.

Él quedó muy conmovido y dijo:

“La Virgen te ha guiado hacia allí con su mano” y yo respondí: “¡No, Santo Padre, me ha llevado en brazos!”.

 

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN, DEL PAPA JUAN PABLO II, 25 DE MARZO DE 1984

¡Oh Madre de los hombres y de los pueblos, Tú que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas, tú que sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que invaden el mundo contemporáneo, acoge nuestro grito que, movidos por el Espíritu Santo, elevamos directamente a tu corazón: abraza con amor de Madre y de Sierva del Señor a este mundo humano nuestro, que te confiamos y consagramos, llenos de inquietud por la suerte terrena y eterna de los hombres y de los pueblos.

De modo especial confiamos y consagramos a aquellos hombres y aquellas naciones, que tienen necesidad particular de esta entrega y de esta consagración.

¡ Nos acogemos a tu protección, Santa Madre de Dios”! ¡No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades!

He aquí que, encontrándonos hoy ante ti, Madre de Cristo, ante tu Corazón Inmaculado, deseamos, junto con toda la Iglesia, unirnos a la consagración que, por amor nuestro, tu Hijo hizo de sí mismo al Padre cuando dijo: “Yo por ellos me santifico, para que ellos sean santificados en la verdad”. Queremos unirnos a nuestro Redentor en esta consagración por el mundo y por los hombres, la cual, en su Corazón divino tiene el poder de conseguir el perdón y de procurar la reparación.

El poder de esta consagración dura por siempre, abarca a todos los hombres, pueblos y naciones, y supera todo el mal que el espíritu de las tinieblas es capaz de sembrar en el corazón del hombre y en su historia; y que, de hecho, ha sembrado en nuestro tiempo.

¡Oh, cuán profundamente sentimos la necesidad de consagración para la humanidad y para el mundo: para nuestro mundo contemporáneo, en unión con Cristo mismo! En efecto, la obra redentora de Cristo debe ser participada por el mundo a través de la Iglesia.

Bendita seas por encima de todas las creaturas, tú, Sierva del Señor, que de la manera más plena obedeciste a la llamada divina.

Te saludamos a ti, que estás totalmente unida a la consagración redentora de tu Hijo.

Madre de la Iglesia: ilumina al Pueblo de Dios en los caminos de la fe, de la esperanza y de la caridad. Ilumina especialmente a los pueblos de los que tú esperas nuestra consagración y nuestro ofrecimiento. Ayúdanos a vivir en la verdad de la consagración de Cristo por toda la familia humana del mundo actual.

Al encomendarte, oh Madre, el mundo, todos los hombres y pueblos, te confiamos también la misma consagración del mundo, poniéndola en tu corazón maternal.

¡Corazón Inmaculado! Ayúdanos a vencer la amenaza del mal, que tan fácilmente se arraiga en los corazones de los hombres de hoy y que con sus efectos inconmensurables pesa ya sobre la vida presente y da la impresión de cerrar el camino hacia el futuro.

¡Del hambre y de la guerra, líbranos!

¡De la guerra nuclear, de una autodestrucción incalculable y de todo tipo de guerra, líbranos!

¡De los pecados contra la vida del hombre desde su primer instante, líbranos!

¡Del odio y del envilecimiento de la dignidad de los hijos de Dios, líbranos!

¡De toda clase de injusticias en la vida social, nacional e internacional, líbranos!

¡De la facilidad de pisotear los mandamientos de Dios, líbranos!

¡De la tentativa de ofuscar en los corazones humanos la verdad misma de Dios, líbranos!

¡Del extravío de la conciencia del bien y del mal, líbranos!

¡De los pecados contra el Espíritu Santo, líbranos!, ¡líbranos!

Acoge, oh Madre de Cristo, este grito lleno de sufrimiento de todos los hombres. Lleno del sufrimiento de sociedades enteras.

Ayúdanos con el poder del Espíritu Santo a vencer todo pecado, el pecado del hombre y el « pecado del mundo », el pecado en todas sus manifestaciones.

Aparezca, una vez más, en la historia del mundo el infinito poder salvador de la Redención: poder del Amor misericordioso. Que éste detenga el mal. Que transforme las conciencias. Que en tu Corazón Inmaculado se abra a todos la luz de la Esperanza».

Papa Juan Pablo II, 25 de marzo de 1984


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Nuestra Señora del Escapulario Verde, una gran Ola de Conversiones, Francia (28 ene)

El 28 de enero de 1840, Sor Justina estaba en su retiro de noviciado y se encontraba orando en la Capilla del convento.

Cuando de pronto tuvo una aparición de la Santísima Virgen.

ns del escapulario verde

En La Rue du Bac de París se encuentra el Convento de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
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Personas de todo el mundo van a allí para orar en la Capilla y pedir la intercesión de la Virgen Inmaculada.

Su fama comenzó en 1830, cuando Santa Catalina Labouré experimentaba las visiones de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.

Durante el curso de estas visiones, la Virgen prometió que todos los que fueran allí con Fe recibirían inmensas gracias a través de su intercesión, a través de su Divino Hijo.

La historia del Escapulario Verde empieza en la misma Capilla, pero nueve años después, y con otra Hermana, Justina Bisqueyburu.
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Es a ella a quien Nuestra Señora del Escapulario Verde se le apareció.

 

MARÍA CON VESTIDO BLANCO DE SEDA Y MANTO AZUL

La Virgen Santísima se le apareció con un vestido largo de seda blanca dejando al descubierto sus pies.
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Sobre su vestido un manto azul claro.
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Su cabello caía sobre sus hombros y no estaba cubierto por un velo.
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Sor Justina notó que las manos de la Virgen estaban cerca de su pecho y sostenían su Inmaculado Corazón, del cual salían llamas resplandecientes.
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La Virgen no trasmitió ningún mensaje.

Esta misma visión se repitió al final del retiro y en otras cinco ocasiones durante el curso de su noviciado.

En ninguna ocasión la Virgen Santísima pronunció palabra alguna, sin embargo los detalles en cada una de las visiones fueron iguales.

 

UNA VISIÓN DIFERENTE A LAS ANTERIORES

Después de que Sor Justina hizo su profesión religiosa, la congregación la envió a un pueblo llamado Blangy, allí trabajaría con las Hermanas de su Orden.

Al poco tiempo de haber llegado, la comunidad estaba reunida para celebrar la fiesta del Nacimiento de la Santísima Virgen María.

Sor Justina se encontraba en oración meditando sobre la grandeza de esta celebración.

De pronto tuvo una nueva visión, esta vez diferente a la de ocasiones anteriores.

La Santísima Virgen se le aparece vestida igual que en las otras ocasiones: con un vestido de seda blanca cubierto por el manto azul pálido, y en sus manos sosteniendo el Inmaculado Corazón, resplandeciente con las más intensas y deslumbrantes llamas que salían de él.

Pero, tenía algo diferente: en su mano izquierda sostenía lo que parecía ser un Escapulario o insignia de alguna clase.
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A diferencia de otros Escapularios (como el carmelita, por ejemplo), éste tenía un sólo cuadrado de tela en lugar de dos.
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El cuadrado de tela estaba atado con cordones verdes.
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En él estaba una imagen de la Virgen de la misma forma en que se la había aparecido a Sor Justina en sus anteriores visiones, sosteniendo en su mano derecha su Inmaculado Corazón.
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Al voltear la imagen, la religiosa vio «un Corazón ardiendo con rayos más deslumbrantes que el sol y tan transparente como el cristal.»

 

MARÍA EXPLICA EL SIGNIFICADO DE SU APARICIÓN

Durante esta visión se le dio a conocer por una revelación interior el significado de esta aparición.

Esta visión representaba un nuevo medio para alcanzar gracias: el Escapulario del Inmaculado Corazón.

sister justine

Este escapulario sería un poderoso instrumento para la conversión de almas, particularmente aquellas que no tienen Fe.
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Y que por medio de él, la Santísima Virgen obtendría para ellos, mediante su Hijo, la gracia de una muerte en gracia de Dios.
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Se le hizo también saber, a la religiosa, el deseo de la Madre de Dios de que el escapulario fuese propagado por todas partes para que estas gracias particulares, lleguen a todas las almas que abracen esta devoción
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El escapulario verde es un sacramental. En apariciones subsiguientes la Virgen se apareció de la misma forma, insistiendo en que se propagara la devoción a este escapulario.

Finalmente, los Escapularios se empezaron a fabricar y a ser distribuidos por las Hermanas en París, luego por toda Francia y fuera de ella.

Con este fin, las Hermanas habían recibido la aprobación formal y el impulso necesario de Su Santidad, Papa Pío IX, en 1870.

 

CÓMO SON LOS ESCAPULARIOS

La forma de este escapulario consiste en un trozo de tela verde, con una doble representación gráfica:

En el anverso lleva la imagen de María, mostrando su corazón virginal, en el centro de su pecho, sosteniéndolo con sus manos inmaculadas.
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Su Corazón aparece traspasado por una espada y coronado de llamas.
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Este mismo Corazón, en gran tamaño, aparece en el reverso, rodeado por el óvalo que forma esta inscripción:
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“Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”

Presidiendo el óvalo de la inscripción figura una cruz de oro.

El fin específico de este escapulario es la invitación a orar, a recurrir al Inmaculado Corazón de María con confianza y pedir, sobre todo, por los pecadores.

Hay que recitar, nos dijo Sor Justina, por lo menos una vez al día la jaculatoria del reverso.

escapulario verde

     

DON PARA LOS ENFERMOS. LAS GRACIAS DEL ESCAPULARIO

Este escapulario ha sido dado por Nuestra Señora, particularmente como un don para los enfermos.

Se le puede poner en sus ropas, en su cama o en su habitación.

Si la persona a quien se le aplica no dijera la jaculatoria, el que le haya proporcionado el escapulario, puede decirla por el enfermo.

Los prodigios que ha producido este escapulario atestiguan la bendición y el cumplimiento de la promesa de la Virgen a todos los que lo lleven y digan la jaculatoria:

Hará grandes conversiones, particularmente para alcanzar la buena muerte a los pecadores y a los que no tienen fe”.

El Escapulario Verde no requiere ninguna fórmula particular de investidura sino solo la bendición de algún sacerdote católico.

Entre los favores obtenidos citaremos los siguientes:

Un enfermo, enemigo de toda religión, que se ponía frenético a la sola visita de un sacerdote, aceptó un Escapulario Verde el 19 de septiembre de 1842.

Once días más tarde, saliendo del comedor se retiró al cuarto contiguo, cayó de rodillas y cogiendo el Escapulario Verde, a quien llamó su “Agente intermediario”, lo besó y bañó de lágrimas, prometiendo a Nuestra Señora confesarse en el término de una semana.

Este término le pareció muy largo pues al día siguiente recibió los Sacramentos.

En el año de 1844, un muchacho de 14 años, de depravadas costumbres, recibió la Insignia del Inmaculado Corazón de María y a los pocos días se efectuó su conversión.

En Constantinopla, un griego cismático se convirtió por medio de esta Insignia Verde del Inmaculado Corazón y al mismo tiempo fue curado de una horrorosa lepra.

Muchos ejemplos semejantes pueden citarse.

La Insignia Verde fue aprobada en dos ocasiones por el Santo Padre, Pío IX, en 1863 y 1870.
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Sus palabras fueron: “Escribid a esas buenas Hermanas que yo las autorizo para hacerlos y distribuirlos”.

“Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte.”

   

ANNA MARIE Y EL APOSTOLADO DEL ESCAPULARIO VERDE

Se puede pertenecer, como miembro, al Apostolado del Escapulario Verde y recibir los beneficios espirituales de esta asociación que busca la conversión de las almas.

Su patrono es San Vicente de Paul (1581-1660).

Anna Marie, una mujer que fue curada milagrosamente de una enfermedad del lenguaje que padecía desde niña.
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En 1997 recibió del Señor la misión de formar un grupo de oración que se llamaría el «Apostolado del Escapulario Verde», mientras residía en Conyers, Georgia
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En 1998, tuvo una visión muy clara en la que se le hacía ver que, para que Nuestra Madre Dolorosa dejara de llorar, lo que tenía que hacer es acercarle más almas a Ella mediante el uso de Escapularios Verdes bendecidos.

En la página web Apostolate of Green Scapular se recogen los mensajes que Anna Marie ha recibido desde 2001 hasta 2013.

  

Visión de Anna Marie, el 22 de julio de 2012

Anna Marie:

«Mientras rezaba un rosario, fui testigo de una visión increíble y aterradora.

El Señor me llevó al espacio, al lado de un sol ardiente. Las llamas eran impresionantes y daban miedo.

El fuego seguía emergiendo del sol. Era algo asombroso. El fuego no estaba caliente; yo no sentía el calor del sol.

Entonces el Señor me mostró que una enorme bola salía disparada del sol.

Me di cuenta de que este gran meteoro de fuego disparado por el sol era un castigo de nuestro Padre Celestial.

Supe que esta bola de fuego salida del sol iba a herir la tierra

«He puesto esta temible ira de Dios nuestro Padre en un Escapulario Verde bendecido para pedir a todos que rueguen a Dios por su  misericordia.
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Dios los bendiga a todos, queridos apóstoles de nuestro dulce Santo Jesús y la Madre María”.

La Sagrada Escritura habla de los juicios de Dios sobre su pueblo por sus muchos pecados: «No había de castigar esto, dice el Señor? Y no mi alma vengarse de una nación?» (Jeremías 5, 9).

  

EL TESTIMONIO DE CONVERSIÓN MÁS ESTREMECEDOR

Fue el del asesino de Monseñor Affre, respetado miembro de la Iglesia local reconocido por haber dado, en su momento, la aprobación al Escapulario Verde del Inmaculado Corazón de María.

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El 25 de junio de 1848 Monseñor Affre fue mortalmente herido por un insurgente, cuando se dirigía a reconciliar a los parisinos que se mataban entre ellos.
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Murió el 27 de junio, después de haber perdonado a su asesino.
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La investigación posterior jamás llegó a resultados concluyentes.
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Ningún nombre o rostro fue asignado como responsable.
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Pero la gracia todopoderosa de Dios nos lo hizo descubrir….

Dejemos la palabra a una Hija de la Caridad (Congregación fundada por S. Vicente de Paul)

Un día, (era por 1859), relata sor Dufès, fuimos advertidas, por un miembro de la Congregación de San Vicente de Paul, que había en la Parroquia Saint Paul-Saint Louis, un hombre terriblemente enfermo que no pasaría la noche. Agregó además: “Yo visito esta familia desde hace años.

Esperaba tener éxito estando cercano al enfermo y conseguir su confesión, pero veo que no obtengo nada, al contrario.

El enfermo está tan agriado que hoy me echó a la calle. No quiere ni escuchar la palabra ‘sacerdote’.

Quiere morir sin sacramentos.

Estoy desolado y vengo a suplicarle querida Sor, que envíe alguna de sus hermanas para visitar a nuestro pobre enfermo, esperanzado en que tenga más suerte que nosotros.”

Hice llamar a la religiosa de la parroquia, sor Louise Puntis, y le solicité presentarse inmediatamente en casa del enfermo recomendándole de obrar con la mayor delicadeza posible, para no amedrentarlo ni exponerse de esta manera a un nuevo rechazo.

La religiosa, dócil a esa recomendación, no precipitó absolutamente nada.

Habiendo encontrado al enfermo menos mal de lo que se le había retratado, creyó certero no abordar el asunto de la confesión.

Al día siguiente, se apresuró en volver a verlo, encontrándolo bastante mal. Una vez informada de su estado de salud, le dijo al enfermo:

“Me parece encontrarlo más demacrado que ayer, está Ud. sufriendo mucho más, ¿no es cierto?

Vamos mi querido señor, ponga su confianza en Dios, es tan bueno, es un buen Padre!. Si ud se lo pide, El lo aliviará.

Para esto, debe ud. ponerse en gracia mediante una buena confesión. Voy a darle una medalla de la Virgen.

Diga conmigo la oración: Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros, que recurrimos a ti”.

El enfermo rechazó la medalla y no quiso tampoco pronunciar la invocación.

Empezó a insultar y sacó de debajo de sus frazadas un enorme bastón con el cual desafió a la religiosa y a otras personas a no acercarse a él.

Quedamos desconcertadas, desesperando por hacer decidir a este pobre moribundo de recibir al sacerdote, cuando nos vino el pensamiento de servirnos del escapulario verde.

Lo pusimos en su cama, sin que él se diera cuenta. Más tarde le preguntamos cómo estaba.

Nos respondió que muy mal porque lo atormentábamos con obligarlo a confesarse. Y agregó:

‘Si vienen ustedes por este asunto, pueden retirarse. Quiero morir tal como estoy, sin ver ni un cura delante mío’

Por supuesto, le contesté, Ud es libre de recibir un sacerdote o no, como también de salvarse o de condenarse.

Ud sabe que hay un cielo para los buenos y un infierno para los malos. Elija. Usted es dueño.

‘Déjeme tranquilo, le pido que se retire y no vuelva nunca más, si sólo tiene que decirme esto’

Estábamos afligidas por su obstinación. Se extendió en blasfemias contra Dios, contra María, y lo dejamos solo, desoladas por lo que veníamos de escuchar, pero dejamos el escapulario en su cama.

  

MARÍA, TODA LUZ, HABRÍA DE TRIUNFAR EN ESE CORAZÓN

Apenas llegamos a la casa, que nos vinieron a buscar. El enfermo quiere comunicarle a la religiosa algo muy importante. La hermana voló a su encuentro.

“Voy a morir, dijo a la sor, ya lo presiento. No puedo presentarme delante de Dios en el estado en que me encuentro.

No sé lo que me está sucediendo. Quiero ver un sacerdote; pero, hermana, no puedo recibir los sacramentos, no estoy casado y además mi mujer es protestante.

Necesito dispensas especiales y no tendrán tiempo de avisar al arzobispado”

Luego agregó:

Soy tan culpable! Ud tiene delante suyo a un asesino!
.
Soy yo el que mató a Monseñor Affre en la barricada del barrio Saint-Antoine.
.
Sólo lo confesaría a un solo sacerdote: el Abad Dumas, vicario de la parroquia Saint-Paul-Saint Louis.
.
Vaya a buscarlo hermana y dígale que el enfermo que lo hace llamar es el hombre que le tendió la mano para ayudarlo a bajar de la barricada en el momento en que fue muerto Monseñor y es el que lo acompañó a su domicilio con el arma en las manos. Dígale mi confesión.
.
El sabrá reconocerme, estoy seguro”

Viéndolo tan sobreexcitado le hicimos hacer una breve plegaria y la invocación del escapulario verde, al cual besó con respeto.

‘Apresúrese, hermana, voy a morirme y ud no tendrá el tiempo suficiente para llegar’

Pero María, refugio de pecadores, venía de realizar tan grande milagro, que bien podía hacer uno más.

El abad Dumas llegó muy pronto, se acercó a la cama, habló con el enfermo y lo encontró en disposición para confesarse, lo cual haría con toda la sinceridad de su alma, y testimoniando su deseo de recibir la Santa Comunión.

Pero había que obtener del arzobispado las dispensas necesarias para el matrimonio.

Dada la situación supuso que la autorización sería inmediata. Con rapidez se dirigió al arzobispado. El enfermo pareció mejorar.

Y lo estaba, en efecto. Su alma tranquila, gustando de una paz que ni el mismo comprendía, según nos dijo, una paz del Cielo.

El abad no tardó en llegar, con la dispensa en orden y nuestro querido enfermo estaba listo para recibir el sacramento del matrimonio.

Entonces, deseando ver a su esposa entrar en el seno de la iglesia católica, le dijo:

‘Me tienes que prometer que abjurarás’

Su esposa así lo hizo y retuvo su promesa. Algunos meses después, ella realizaba su abjuración en nuestra capilla.

Cuando el abate Dumas llegó con la Santa Eucaristía, el enfermo se levantó de su lecho, la adoró profundamente y estalló en llanto, pidiendo perdón en voz alta.

El sacerdote lo comprometió en poner su confianza en el Señor y luego de una corta exhortación le dio, siguiendo el rito parisino, la extremaunción, luego el Santo Viático, que el enfermo recibió con fe y amor.

No cesaba de llorar y repetía:

‘Es por María, refugio de pecadores a quien le debo mi conversión’

Una hora más tarde, entregó su alma a Dios. Y nosotros, testigos de este prodigio, repetíamos después del desenlace:

‘Sí, verdaderamente, es a María, refugio de los pecadores, que debemos esta conversión milagrosa, es por la feliz influencia del Escapulario Verde. Gloria a María!’

Soeur Dufes, Fille de la Charité-

‘La que suscribe, sor Louise Puntis, declaro haber sido la religiosa de la parroquia enviada por Sor Dufès para asistir al enfermo y atestiguo que es verdad y cierto el relato precedente’ Sor Puntis. — con Carla Merino y Daniel Jesùs Giordano. 9 de julio de 2013.

Conversión de pecadores

AHORA TENDRÁS TODO CLARO DE ESTA ADVOCACIÓN EN ESTE RESUMEN:

  • El 28 de enero de 1840, Sor Justina estaba en su retiro de noviciado y se encontraba orando en la Capilla del convento, cuando de pronto tuvo una aparición de la Santísima Virgen.

  • La Virgen Santísima se le apareció con un vestido largo de seda blanca dejando al descubierto sus pies. Sobre su vestido un manto azul claro. Su cabello caía sobre sus hombros y no estaba cubierto por un velo.
    .
    Sor Justina notó que las manos de la Virgen estaban cerca de su pecho y sostenían su Inmaculado Corazón, del cual salían llamas resplandecientes.
    .
    La Virgen no transmitió ningún mensaje.

  • Esta visión representaba un nuevo medio para alcanzar gracias: el Escapulario del Inmaculado Corazón.
    .
    Este escapulario sería un poderoso instrumento para la conversión de almas, particularmente aquellas que no tienen Fe.
    .
    Y que por medio de él, la Santísima Virgen obtendría para ellos, mediante su Hijo, la gracia de una muerte en gracia de Dios.
    .
    Se le hizo también saber, a la religiosa, el deseo de la Madre de Dios de que el escapulario fuese propagado por todas partes para que estas gracias particulares, lleguen a todas las almas que abracen esta devoción
    .

  • La forma de este escapulario consiste en un trozo de tela verde, con una doble representación gráfica.
    .
    En el anverso lleva la imagen de María, mostrando su corazón virginal, en el centro de su pecho, sosteniéndolo con sus manos inmaculadas.
    .
    Su Corazón aparece traspasado por una espada y coronado de llamas.
    .
    Este mismo Corazón, en gran tamaño, aparece en el reverso, rodeado por el óvalo que forma esta inscripción:“Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”.

  • El 25 de junio de 1848 Monseñor Affre fue mortalmente herido por un insurgente, cuando se dirigía a reconciliar a los parisinos que se mataban entre ellos.
    .
    Murió el 27 de junio, después de haber perdonado a su asesino.
    .
    La investigación posterior jamás llegó a resultados concluyentes.
    .
    Ningún nombre o rostro fue asignado como responsable. Pero la gracia todopoderosa de Dios nos lo hizo descubrir.

Fuentes:

Artículo redactado por Gabriela Cárdenas Currenti

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00 Todas las Advocaciones 11 Noviembre ADVOCACIONES Y APARICIONES Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Movil Noticias 2018 - julio - diciembre

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, la Primera Aparición Moderna, Francia (27 nov)

En 1830 tiene lugar en París la primera aparición moderna de la Virgen Santísima.

Comienza lo que Pío XII llamó la «era de María», una etapa de repetidas visitaciones celestiales.

Entre otras: La Salette, Lourdes, Fátima …

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La Virgen se apareció en París a Santa Catalina Labouré para darnos dos mensajes:
.
El primero, decirnos que fue concebida sin pecado, INMACULADA.
.
El segundo, para regalarnos su tercera arma de Madre, su MEDALLA MILAGROSA.
.
Las dos primeras armas eran el Rosario y el Escapulario.

Leer más sobre esto:

Las apariciones de Nuestra Señora a Santa Catalina Labouré, marcaron el inicio de un ciclo de grandes revelaciones marianas: La Salette (1846), Lourdes (1858) y Fátima (1917)…

“La Señora de la Gruta se me ha aparecido tal como está representada en la Medalla Milagrosa”, declaró Santa Bernardita, que la llevaba al cuello.

La invocación “Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”, difundida por todas partes por la Medalla Milagrosa, contribuyó notablemente a crear un clima de fervor generalizado relacionado con el privilegio mariano de la Inmaculada Concepción.

Ese clima favoreció que el Papa Pío IX definiera solemnemente ese dogma en 1854. Cuatro años más tarde, la aparición de Nuestra Señora en Lourdes confirmaba de manera inesperada la definición de Roma.

También hay una íntima relación entre la Medalla Milagrosa y Fátima.

Un mes antes de morir, en 1876, Santa Catalina Labouré anunció grandes catástrofes, pero aseguró que por medio de la Virgen se alcanzaría la salvación y la paz.

Del mismo modo, el 13 de julio de 1917, Nuestra Señora de Fátima, después de anunciar terribles castigos como consecuencia de los pecados de la humanidad, prometió: “Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará”.

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LOS SUEÑOS DE CATALINA

Catalina nació el 2 de mayo de 1806, en Fain-les-Moutiers, Borgoña (Francia).

Entró a la vida religiosa con la Hijas de la Caridad el 22 de enero de 1830 y después de tres meses de postulantado, 21 de abril, fue trasladada al noviciado de París, en la Rue du Bac 140.

Cierto día Catalina tuvo un sueño extraño. Se veía en la Iglesia de Fain-les-Moutiers, en su lugar acostumbrado, mientras un sacerdote desconocido celebraba la misa de una mirada suave y profunda que le dice:

«es bueno, hija mía visitar a los enfermos. Hoy, usted se me escapa: pero, un día vendrá hacia mí. Sepa que Dios tiene designios sobre usted. No lo olvide».

Ya en París, cuando llega a la casa de las Hermanas de la Caridad de la Rue de Bac: un anciano sacerdote la mira con bondad, era el Padre San Vicente de Paul, su fundador.

Cuando trasladaron los restos de San Vicente de Paul a la nueva iglesia de los Padres Paules oyó interiormente una voz:

«el corazón de San Vicente está profundamente afligido por los males que van a venir sobre Francia».

La misma voz añadió un poco mas tarde:
.
«El corazón de San Vicente está mas consolado por haber obtenido de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen María, el que ninguna de las dos congregaciones perezca en medio de estas desgracias, sino que Dios hará uso de ellas para reanimar la fe».

Durante los 9 meses de su noviciado en la Rue du Bac, sor Catalina tuvo también la gracia especial de ver todos los días al Señor en el Santísimo Sacramento.

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LA VIRGEN SE LE APARECE

El domingo 18 de Julio 1930, víspera de la fiesta de San Vicente de Paúl, les habían distribuido a cada una un pedacito de lienzo de un roquete del santo.

Catalina se lo tragó y se durmió pensando que S. Vicente, junto con su ángel de la guarda, le obtendrían esa misma noche la gracia de ver a la Virgen como era su deseo.

Cerca de las 11:30 PM oyó que por tres veces la llamaban por su nombre.
.
Se despertó y apartando un poco las cortinas de su cama miro del lado que venia la voz y vio entonces un niño vestido de blanco, que parecía tener como cuatro o cinco años, y el cual le dijo:
.
«Levántate pronto y ven a la capilla; la Santísima Virgen te espera»
.

Sor Catalina vacila; teme ser notada de las otras novicias; pero el niño responde a su preocupación interior y le dice:

«No temas; son las 11;30 p.m.; todas duermen muy bien. Ven yo te aguardo».

Ella no se detiene ya ni un momento; se viste con presteza y se pone a disposición de su misterioso guía,

«que permanecía en pie sin separarse de la columna de su lecho.»

Vestida Sor Catalina, el niño comienza a andar, y ella lo sigue marchando a «su lado izquierdo».

Por donde quiera que pasaban las luces se encendían.

El cuerpo del niño irradiaba vivos resplandores y a su paso todo quedaba iluminado.

Al llegar a la puerta de la capilla la encuentra cerrada; pero el niño toca la puerta con su dedito y aquella se abrió al instante.

Dice Catalina:

«Mi sorpresa fue mas completa cuando, al entrar a la capilla, vi encendidas todas las velas y los cirios, lo que me recordaba la Misa de media noche».

El niño la llevó al presbiterio, junto al sillón destinado al P. Director, donde solía predicar a las Hijas de la Caridad, y allí se puso de rodillas, y el niño permaneció de pie todo el tiempo al lado derecho.

La espera le pareció muy larga, ya que con ansia deseaba ver a la Virgen.

Miraba ella con cierta inquietud hacia la tribuna derecha, por si las hermanas de vela, que solían detenerse para hacer un acto e adoración, la veían.

Por fin llego la hora deseada, y el niño le dijo:

«Ved aquí a la Virgen, vedla aquí».

Sor Catalina oyó como un rumor, como el roce de un traje de seda, que partía del lado de la tribuna, junto al cuadro de San José.
.
Vio que una señora de extremada belleza, atravesaba majestuosamente el presbiterio,
.
«fue a sentarse en un sillón sobre las gradas del altar mayor, al lado del Evangelio».

Sor Catalina en el fondo de su corazón dudaba si verdaderamente estaba o no en presencia de la Reina de los Cielos, pero el niño le dijo:

«Mira a la Virgen«.

Le era casi imposible describir lo que experimentaba en aquel instante, lo que paso dentro de ella, y le parecía que no veía a la Santísima Virgen.

Entonces el niño le habló, no como niño, sino como el hombre mas enérgico y palabras muy fuertes:

«¿Por ventura no puede la Reina de los Cielos aparecerse a una pobre criatura mortal en la forma que mas le agrade?».

Entonces, mirando a la Virgen, me puse en un instante a su lado, me arrodille en el presbiterio, con las manos apoyadas en las rodillas de la Santísima Virgen.

«Allí pasé los momentos más dulces de mi vida; me sería imposible decir lo que sentí».

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INSTRUCCIONES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Fueron muchas las confidencias que Sor Catalina recibió de los labios de María Santísima, pero jamas podremos conocerlas todas, porque respecto a algunas de ellas, le fue impuesto el mas absoluto secreto.

Luego continuó diciéndole:

Dios quiere confiarte una misión; te costara trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para la gloria de Dios.
.
Tu conocerás cuan bueno es Dios.
.
Tendrás que sufrir hasta que los digas a tu director.
.
No te faltaran contradicciones; mas te asistirá la gracia; no temas.
.
Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza no temas.
.
Veras ciertas cosas; díselas.
.
Recibirás inspiraciones en la oración.
.
Los tiempos son muy calamitosos.
.
Han de llover desgracias sobre Francia. El trono será derribado.
.
El mundo entero se verá afligido por calamidades de todas clases (al decir esto la Virgen estaba muy triste).
.
Venid a los pies de este altar, donde se prodigaran gracias a todos los que las pidan con fervor; a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres.
.
Deseo derramar gracias sobre tu comunidad; lo deseo ardientemente.
.
Me causa dolor el que haya grandes abusos en la observancia, el que no se cumplan las reglas, el que haya tanta relajación en ambas comunidades a pesar de que hay almas grandes en ellas.
.
Díselo al que esta encargado de ti, aunque no sea el superior.
.
Pronto será puesto al frente de la comunidad.
.
El deberá hacer cuanto pueda para restablecer el vigor de la regla.
.
Cuando esto suceda otra comunidad se unirá a las de ustedes.
.
Vendrá un momento en que el peligro será grande; se creerá todo perdido; entonces yo estaré contigo, ten confianza.
.
Reconocerás mi visita y la protección de Dios y de San Vicente sobre las dos comunidades.
.
Mas no será lo mismo en otras comunidades, en ellas habrá víctimas… (lagrimas en los ojos).
.
El clero de París tendrá muchas víctimas.
.
Morirá el señor Arzobispo.
.
Hija mía, será despreciada la cruz, y el Corazón de mi Hijo será otra vez traspasado; correrá la sangre por las calles ( la Virgen no podía hablar del dolor, las palabras se anudaban en su garganta; semblante pálido).
.
El mundo entero se entristecerá.
.
Ella piensa: ¿Cuándo ocurrirá esto? y una voz interior asegura: Cuarenta años y diez y después la paz.

La Virgen, después de estar con ella unas dos horas, desaparece de la vista de Sor Catalina como una sombra que se desvanece.

La misión de Dios pronto le fue indicada con la revelación de la medalla milagrosa.

Una semana después de esta aparición estallaba la revolución.

Los revoltosos ocupaban las calles de París, saqueos, asesinatos, y finalmente era destronado Carlos X, sustituido por el «rey ciudadano» Luis Felipe I, gran maestro de la masonería.

El P. Aladel (director) es nombrado en 1846 Director de las Hijas de la Caridad, establece la observancia de la regla y hacia la década del 60 otra comunidad femenina se une a las Hijas de la Caridad.

En 1870 (a los 40 años) llegó el momento del gran peligro, con los horrores de la Comuna y el fusilamiento del Arzobispo Mons. Darboy y otros muchos sacerdotes.

En cuanto a la Inmaculada Concepción, fue declarado dogma de fe 24 años después, en 1854, por el Papa Pío IX; y en Lourdes la Virgen se apareció 4 años después, en 1858, diciendo

«Yo soy la Inmaculada Concepción».

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APARICIÓN DEL 27 DE NOVIEMBRE DEL 1830

La tarde el 27 de Noviembre de 1830, sábado víspera del primer domingo de Adviento, en la capilla, estaba Sor Catalina haciendo su meditación aparece la Virgen Santísima, vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello.

Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies.

Cuando quiso describir su rostro solo acertó a decir que era la Virgen María en su mayor belleza.

Sus pies posaban sobre un globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban una serpiente verde con pintas amarillas.

Sus manos elevadas a la altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una crucecita.

La Stma. Virgen mantenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a veces a la tierra.

De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas direcciones, circundándola en este momento de tal claridad, que no era posible verla.

Tenia tres anillos en cada dedo; el mas grueso junto a la mano; uno de tamaño mediano en el medio, y uno mas pequeño, en la extremidad.

De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos, que se alargaban hacia abajo; llenaban toda la parte baja.

Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y dijo a su corazón:

Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular.
.
Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden.
.
Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden.

Con estas palabras La Virgen se da a conocer como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo.

El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen.

Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies.

 

LA MEDALLA MILAGROSA

En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación:

«María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti».

Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda.

Oyó de nuevo la voz en su interior:
.
«Haz que se acuñe una medalla según este modelo.
.
Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias.
.
Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza».

La aparición, entonces, dio media vuelta y quedo formado en el mismo lugar el reverso de la medalla.

En el aparecía una M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. En torno había doce estrellas.

La misma aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia el fin de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831.

La Virgen dijo a Catalina:

«En adelante, ya no veras, hija mía; pero oirás mi voz en la oración».

Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo:

«La M y los dos corazones son bastante elocuentes».

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SÍMBOLOS DE LA MEDALLA Y MENSAJE ESPIRITUAL

 

En el Anverso:

-María aplastando la cabeza de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella, la Inmaculada, tiene todo poder en virtud de su gracia para triunfar sobre Satanás.

-El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol.

-Sus manos extendidas, transmitiendo rayos de gracia, señal de su misión de madre y mediadora de las gracias que derrama sobre el mundo y a quienes pidan.

-Jaculatoria: dogma de la Inmaculada Concepción (antes de la definición dogmática de 1854). Misión de intercesión, confiar y recurrir a la Madre.

-El globo bajo sus pies: Reina del cielos y tierra.

-El globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.

Significado Medalla Milagrosa

 

En el reverso:

-La cruz: el misterio de redención, precio que pagó Cristo; obediencia, sacrificio, entrega

-La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.

-La barra: es una letra del alfabeto griego, «yota» o I, que es monograma del nombre, Jesús.
Agrupados ellos: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.

-Las doce estrellas: signo de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el Calvario de su corazón traspasado.

-Los dos corazones: la corredención. Unidad indisoluble. Futura devoción a los dos y su reinado.

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EL NOMBRE DE LA MEDALLA

La Medalla se llamaba originalmente: «de la Inmaculada Concepción», pero al expandirse la devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le llamó popularmente «La Medalla Milagrosa».

La Medalla organizó un gran alboroto en todo el mundo con tantos reportes de maravillas y gracias recibidas, pero nadie supo que la Virgen la había dado a través de Santa Catalina, hasta después de muerta; solo lo sabía su confesor, ni siquiera las hermanas del convento nunca supieron nada de sus apariciones.

El día 30 de junio las Hermanas de la Caridad reciben las primeras 1.500 medallas que inmediatamente comienzan a distribuir… y los enfermos se curan. “¡La medalla es milagrosa!” –exclaman a una voz.

La noticia se difunde, y la medalla y los milagros también. De ahí proviene el nombre con el que se la conoce hasta hoy.

A la vista de tantos hechos fuera de lo común el Arzobispo de París, Mons. Jacinto de Quélen –quien había autorizado acuñar la Medalla y obtenido para sí mismo una gracia extraordinaria– mandó hacer una investigación oficial sobre el origen y los hechos relacionados con la portentosa insignia.

He aquí sus conclusiones:

“La rapidez extraordinaria con la cual esta medalla se ha propagado, el número prodigioso de medallas que han sido acuñadas y distribuidas, los hechos maravillosos y las gracias singulares que los fieles han obtenido confiando en ella, parecen verdaderamente los signos por los cuales el Cielo ha querido confirmar la realidad de las apariciones, la veracidad del relato de la vidente y la difusión de la medalla”.

Por otra parte, en Roma, en 1846, como consecuencia de la súbita y resonante conversión de un ilustre judío, Alfonso Ratisbone –que presenta notables analogías con la del apóstol San Pablo en el camino a Damasco– el Papa Gregorio XVI confirmaba con su autoridad las conclusiones del Arzobispo de París.

Posteriormente, en 1876, año de la muerte de Santa Catalina Labouré, más de mil millones de Medallas Milagrosas ya derramaban sus gracias por el mundo.

Casi veinte años después, en 1894, la Santa Iglesia instituyó la fiesta litúrgica de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, fijando la celebración el día 27 de noviembre.

A los 56 años de muerta fue abierto el feretro y se pudo ver su cuerpo incorrupto.

El cuerpo fue trasladado entonces a la calle de Bac. Catalina Labouré fue canonizada el 27 de Julio de 1947, por Pío XII.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Por qué la Medalla Milagrosa es “la Madre” de las Apariciones Modernas de María

El mensaje de las apariciones a Santa Catalina Labouré, contiene una gran riqueza.

El padre René Laurentin lo hace notar en su «Breve tratado de teología Mariana«.

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Cuando se analiza el contenido doctrinal de una manifestación es necesario buscar no sólo en las palabras mismas de la SS. Virgen.
.
Las palabras pronunciadas van acompañadas de un conjunto de hechos, de gestos y de signos simbólicos que contienen enseñanzas y sobre las cuales debe detenerse nuestra reflexión.

María cuidó de explicar Ella misma ciertos detalles de su manifestación a Catalina Labouré.

Así cuando dice:

¡Hija mía! Este globo representa al mundo… Estos rayos son símbolos de las gracias que yo derramo sobre aquellos que me las piden.

En cambio ha expresado ciertas verdades que nos quiere enseñar únicamente mediante símbolos.

Esto es particularmente cierto, tratándose de los signos que figuran en el reverso de la medalla.

Estos contienen una lección profunda bastante fácil de leer.

María misma ¿no dijo a la vidente que le preguntaba que debía escribir en el reverso: la letra M y los dos corazones?

Veamos en primer lugar, en este capítulo algunos objetivos generales buscados por la SS. Virgen.

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ÉSTA ES LA «APARICIÓN MADRE»

Lo que primero impacta en las apariciones de la calle du Bac, cuando se las compara con las manifestaciones posteriores de la SS. Virgen, que la Iglesia ha aprobado, son las numerosas relaciones que tienen con estas últimas.

No solamente es necesario relacionarlas con las otras cuatro grandes manifestaciones marianas que se sucederán en Francia a lo largo del siglo XIX:
.
en 1846 en la Salette; en 1858 en Lourdes; en 1871 en Pontmain; en 1876 en Pellevoisin.
.
Sino también, señalar su nexo con las de Fátima de 1917.

Las apariciones de 1830 contienen en germen todas las otras.
.
Son como el resumen de todo lo que María dirá cada vez con más claridad e insistencia en sus manifestaciones sucesivas.
.
María tiene un plan que va a desarrollar con mayor precisión en las otras intervenciones.
.
Como se ha dicho: la aparición a Santa Catalina Labouré es la aparición-madre de la cual saldrán todas las demás.

Desde este punto de vista, las manifestaciones ulteriores de la Santísima Virgen pueden también ayudarnos a encontrar el sentido de tal o cual detalle simbólico de las apariciones de la Rue du Bac.

Así, en el transcurso de sus apariciones posteriores de los siglos XIX y XX, María va a insistir más y más sobre el Rosario.

En la Salette donde habla también abundantemente por símbolos, María lleva alrededor de su corona, en los bordes de su pañoleta y de su vestido, rosas de color rosado, rojo y oro.

A no dudarlo, María quiere hablarnos del Rosario con sus misterios gozosos, dolorosos y gloriosos.

En Lourdes es ya más precisa, lleva el Rosario en su brazo, lo toma entre sus dedos, hace señas a Bernardita para que lo rece, se asocia también al rezo pasando las cuentas del Rosario, diciendo el Gloria al Padre juntamente con la niña.

En fin, en Fátima será más explícita todavía: María se aparece seis veces y cada vez pide el rezo diario del Rosario.

Y en el desarrollo de la última visión, el 13 de octubre de 1917, declara: «Soy Nuestra Señora del Rosario».

Deseo que se levante aquí una Capilla en honor mío y que se continúe rezando el Rosario todos los días.

Habiendo dicho esto, sería desconcertante no encontrar el anuncio del Rosario en 1830.

Como lo veremos más adelante, parece correcto afirmar que los quince anillos esmaltados con piedras preciosas que María lleva en cada mano, no tienen otro significado más que los quince misterios del Rosario.

La verificación de estas relaciones con las manifestaciones ulteriores de María nos muestra por consiguiente de antemano la importancia y riqueza de la aparición a Catalina Labouré.

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ASIENTA EL DOGMA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Parece comprobado que la Medalla Milagrosa suscitó la corriente anhelada de fe y de invocación.
.
El grado de presión espiritual necesario para la definición dogmática de 1854.

Es debido a millones de medallas que rápidamente la Medalla de la Inmaculada Concepción (como se llamaba al principio), se extendiera como un reguero de pólvora.

No sólo en Europa, sino también en todo el mundo, sembrando gracias de conversiones y a menudo el milagro.

De aquí el nombre que le adjudicó la voz popular «La Medalla Milagrosa».

Desde 1833 (la medalla empezó a acuñarse en 1832) llegan cartas de Obispos a la calle du Bac o al arzobispado de París para atestiguar que la fe renace.

Que la oración florece de nuevo, movimientos de conversión se manifiestan a raíz de la difusión de la medalla de María sin pecado concebida, revelada en París.

Por eso en todas partes reclaman la famosa medalla, no solo las personas particulares, sino parroquias enteras y aún diócesis, por medio de sus párrocos y obispos.

De manera que la invocación «Oh María sin pecado concebida…», que llegó a ser como la oración jaculatoria de los años 1830 a 1850, preparaba todos los corazones católicos al acto solemne de la Inmaculada Concepción.

Por el cual Pío IX, proclamaría el 8 de diciembre de 1854, como dogma de fe que debía ser creído por todo el mundo, el hecho de que María fue preservada del pecado original desde el primer instante de su Concepción.

Esta contribución de la Medalla Milagrosa a la creación del clima requerido para la proclamación de este dogma, ha sido reconocida en el Congreso Romano del Cincuentenario de la definición de la Inmaculada Concepción en 1904.

Ha sido afirmada también por el oficio litúrgico de Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa. La Divina Providencia todo lo conduce maravillosamente.

La definición dogmática de 1854 fue preparada por las apariciones de la calle du Bac y fue confirmada magníficamente por las de Lourdes en 1858.

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REMEDIO FRENTE AL RACIONALISMO Y AL MATERIALISMO

Éste es otro fin de María al aparecerse a Catalina Labouré: Dar un antídoto al racionalismo reinante y al materialismo que estaba por aparecer.

En el centenario de las apariciones de Lourdes, el Canónigo Barthas sacó a luz un libro: «De la Gruta a la encina verde (de Fátima)».

Allí muestra que en las manifestaciones marianas de 1830 a 1953 (Siracusa) el dato más evidente es la revelación progresiva de las riquezas del Corazón Inmaculado de María, como antídoto a las falsas místicas de los siglos XIX y XX.

Analiza particularmente los casos de Lourdes y de Fátima y muestra que Lourdes fue un remedio al racionalismo y Fátima al ateísmo.

Pues bien, ambas manifestaciones son intervenciones de la Inmaculada.

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LOURDES: REMEDIO FRENTE AL RACIONALISMO

La Inmaculada Concepción revelada en Lourdes ha sido un remedio providencial contra el racionalismo.
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Los Papas Gregorio XVI y Pío IX, había ya comprendido que el dogma de la Inmaculada Concepción era un contrapeso de los errores modernos.

Pío IX sobre todo había captado el nexo real entre este dogma mariano, que se encuentra en el centro de los misterios de la salvación y las negaciones o alteraciones de la verdad provocadas por el racionalismo.

Por este motivo sobre todo, definió la Inmaculada Concepción, dogma que María debía confirmar cuatro años más tarde en Lourdes.

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FÁTIMA: REMEDIO FRENTE AL ATEÍSMO

Por otra parte la revelación del Corazón Inmaculado de María y del Rosario en Fátima constituyó un remedio contra el ateísmo.
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María se aparecía aquí al mismo tiempo que estallaba en Rusia la revolución roja y declaraba al respecto:
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«Si se hace lo que pido (recitación diaria del Rosario y consagración del mundo a su Corazón Inmaculado) habrá paz y Rusia se convertirá.»

Según esto al aparecerse en la calle du Bac en 1830 y traer la Medalla, la Virgen se declara ya Inmaculada en su Concepción y anuncia la devoción a su Corazón Inmaculado.

Sobre la Medalla hace escribir: «¡Oh María sin pecado concebida…!»; es lo equivalente a lo que dirá en Lourdes: «Soy la Inmaculada Concepción».

Comienza por lo tanto en 1830 a combatir el racionalismo. Por otra parte sobre la Medalla está su Corazón Inmaculado al lado del Corazón de Jesús.

Anuncia de antemano la lucha contra el materialismo que no iba a tardar en aparecer.

Es evidente que las apariciones de la Virgen están en relación con las necesidades de las almas y de la Iglesia.

Están adaptadas a la naturaleza de los errores que era especialmente urgente combatir.

He aquí porqué desde que conoció las manifestaciones de la calle du Bac el Papa Gregorio XVI favoreció con todo su influjo la devoción a la Medalla Milagrosa.

He aquí porqué justamente en nuestro tiempo en que el materialismo, teórico o práctico, hace correr el riesgo de sumergirlo todo, más que nunca es necesario que nos volvamos a la Inmaculada.

Que escuchemos las recomendaciones del Corazón Inmaculado de María hacia el cual nos orienta ya la Medalla y repitamos sin cesar la invocación: «¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!».

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MENSAJE DOCTRINAL DE LA MEDALLA

Lo que impacta primero es que la Medalla presenta el misterio de María en un contexto escriturístico como lo hacen la teología actual y especialmente el Concilio Vaticano II.

 

EL MENSAJE BÍBLICO

El anverso de la Medalla sintetiza la gran promesa de Dios en la primera página de la Biblia.
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La del Redentor y de la Mujer que le será asociada y que aplastará la cabeza de la serpiente infernal.
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Porque el mismo decreto divino que requería al Redentor, requería también la asociación de María a su obra redentora.

Por el contrario el reverso de la Medalla nos muestra la última revelación mariana de la Escritura.

La de esa mujer que San Juan nos presenta en el Apocalipsis «revestida de sol, la luna bajo los pies y coronada de doce estrellas».

Y entre ambas está la página central de la Revelación y de la actitud del amor de Dios a favor de la Humanidad.

El misterio de la Encarnación y el de la Cruz en que el Redentor y su Madre están unidos en la obra común de nuestra salvación.

Así como lo sugieren el simbolismo de la M coronada por la Cruz y el de los dos Corazones doloridos.

María estaba de pie junto a la Cruz y su corazón traspasado por una espada sufría al mismo tiempo que el de su Hijo, Rey de los Judíos, crucificado y coronado de espinas.

Pero el hecho de mostrar la Medalla a la Virgen asociada a su Hijo, subraya otro aspecto de la verdad teológica mariana.

La de ser Cristocéntrica, es decir que María existe totalmente en función de Cristo y la devoción mariana no tiene otra razón de ser sino la de llevarnos a Cristo.

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CAMINO HACIA CRISTO

La Misión de María era darnos a Cristo. Ella es Madre de Cristo para darlo al mundo.

Esto crea entre Ella y Él un lazo tan profundo y tan único, que en adelante estará ligada inseparablemente a Él para toda la obra de salvación tanto en su fase terrenal como en su fase celestial.

Sin Cristo, María jamás habría existido con sus privilegios incomparables.

Todo en Ella está en función de Cristo: dar a luz a Cristo, ayudar a Cristo en su misión, conducirnos a Cristo.

Lo mismo debe decirse de nuestra piedad mariana. No amamos a María principalmente por Ella ni por nosotros, sino porque es Madre de Cristo.

Y porque esta prerrogativa única de la Madre de Dios le ha valido todos los demás privilegios que admiramos en Ella, que menciona la Medalla y que someramente vamos a recordar.

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LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Es el primer privilegio después de la Maternidad Divina, y exigido además por esta última.

La Medalla lo contiene clarísimamente. Ante todo en la breve invocación que en ella está grabada: «Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos».

Después en la imagen bíblica de la mujer que aplasta la cabeza de la serpiente.

María ha vencido totalmente el pecado. Jamás pudo el demonio perjudicarla en lo más mínimo.

Aún en el primer instante de su concepción, Ella estuvo exenta del pecado original y de sus consecuencias.

Ella es la Inmaculada, la Purísima, la Santísima, poseyendo desde el primer instante de su existencia una santidad en ese momento mayor que la del santo más grande al final de su vida.
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Y aún según muchos teólogos, que la de todos los santos juntos.

Se ha visto más arriba, que uno de los fines de la Virgen o mejor, de Dios al revelar la Medalla Milagrosa y al querer que se repartiese tan rápidamente por millones en el mundo entero, era el de preparar la definición dogmática de la Inmaculada Concepción.

Debemos creer, como un artículo de nuestra fe, revelado por Dios, que María ha sido concebida sin pecado, en virtud de los méritos de su Hijo, que le fueron aplicados anticipadamente.

Porque la Madre de Dios no es una excepción a la ley de la Redención.

Al contrario, fue rescatada más maravillosamente que todos los demás descendientes de Adán.

Estos fueron redimidos por Cristo después de haber caído en el pecado.

María en cambio, se benefició de los merecimientos de su Hijo siendo preservada del pecado.

Complazcámonos en proclamar nuestra fe en este privilegio único de María, tan importante en la economia de la salvación.

Repitamos al mundo la invocación: «Oh María sin pecado concebida…»

Que ésta sea también, en nuestro tiempo en que el materialismo domina, nuestra oración jaculatoria preferida.

A fin de que la Virgen Inmaculada, tan poderosa ante Dios, por no haberlo ofendido jamás y por haberle agradado siempre, nos haga vivir esa santidad que, según el Concilio, es deber de todo bautizado.

para que asista a la Iglesia en las circunstancias actuales en que el demonio se manifiesta tan encarnizado contra Ella.

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MEDIADORA UNIVERSAL

Después de la Inmaculada Concepción, otra prerrogativa de la SS. Virgen, bien puesta en evidencia por la Medalla, es su Mediación Universal.

Bajo su doble forma: Mediación de intercesión y Mediación en la distribución de la gracia.

 

INTERCESIÓN DE MARÍA

En la aparición del 27 de noviembre de 1830, María se presenta desde el primer instante a Santa Catalina, en su esplendor inmaculado y regio con un globo entre las manos, que representaba al mundo entero y a todos los hombres.

Tiene los ojos levantados hacia el cielo en una súplica intensa y ofrece este globo a Nuestro Señor.

He aquí la función que hasta el final de los tiempos, cumplirá María ante su Hijo, porque su mediación depende totalmente de la de Jesús.
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María en el Cielo es la orante suprema de la humanidad.
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Con Jesús y cerca de El, intercede sin cesar por nosotros.
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Nuestra salvación está pendiente de este único misterio de intercesión.

Y esto está plenamente de acuerdo con la doctrina mariana del Vaticano II, el cual enseña esta mediación de la Virgen en el Cielo, pero en dependencia de Cristo, mediador necesario y principal.

La primera fase de la aparición del 27 de noviembre de 1830 contiene la misma enseñanza, es a Nuestro Señor a quien María ofrece el globo, dice Sor Catalina.

Es a Él a quien pide las gracias, porque todo viene de Él, única fuente de salvación.

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DISTRIBUCIÓN DE LAS GRACIAS

A esta mediación de intercesión se agrega la de la distribución de las gracias, como lo deja ver la segunda fase de la misma aparición.

Después que María hubo dirigido a su Hijo una súplica ferviente mostrándole todas las almas y sus necesidades aparecieron en cada mano los quince anillos engarzados con piedras preciosas.

Despidiendo «rayos luminosos, unos más hermosos que otros, rayos que son el símbolo de las gracias obtenidas por María».

Su oración ha sido plenamente escuchada, porque Ella es la omnipotencia suplicante. Y ahora va a distribuirlas.

Efectivamente, de repente, las manos de María cargadas de gracia se dejan caer hacia el globo terráqueo sobre el cual está Ella de pie.
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Y derrama sus gracias sobre todo el mundo particularmente sobre Francia y sobre cada alma en particular.

Mas esta noble Mediación de la Madre de Dios, de intercesión y distribución, supone en nosotros el deber de «recurrir a Ella» a fin de obtener las gracias que necesitamos.

No descuidemos el pedirlas, porque es la ley establecida por Dios que todo lo pidamos.

Hay gracias que no se obtienen porque no se las pide: «Las piedras que no brillan, explica la Virgen a Catalina, son las gracias que no se piden» y sin embargo Ella se sentiría muy feliz en conseguírnoslas.

Dirijámonos pues a nuestra Madre del Cielo, pero con entera confianza; porque siendo Inmaculada, es todopoderosa en el Corazón de Dios, nos puede obtener todo cuanto pedimos lo que es conforme con la voluntad de Dios.

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MARÍA CORREDENTORA

El anverso de la Medalla muestra a María como dispensadora de todas las gracias; el reverso enseña otra verdad.
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Presenta a María unida a Jesús en la adquisición de la gracia.
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Porque la Virgen no es solo distribuidora de todas las gracias.
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Con Cristo en el Calvario es también la CORREDENTORA, adquiriendo con su Hijo las gracias que podrá distribuir.

La letra M lleva encima la Cruz. Esta se apoya sobre María, está como plantada en Ella, por así decirlo.

Puede que haya en esto una alusión a la Maternidad divina de la Virgen.

Pero en este simbolismo queda ciertamente afirmado que Jesús y María no constituyen más que UNO en la obra de la Redención.

Los dos Corazones doloridos de Jesús y María yuxtapuestos tienen el mismo significado.

No solamente un mismo amor, sino también una misma sangre han hecho latir estos dos corazones.

La sangre que el Hijo ofrece sobre la Cruz, es la sangre que recibió de su Madre y cuando la lanza del soldado traspase el Corazón de Jesús, es sangre de María la que correrá.

Es, por otra parte, lo que enseña el Vaticano II en la Constitución dogmática sobre la Iglesia, en el Capítulo VIII, Nro. 61:

«María fue asociada a la obra redentora de su Hijo a título absolutamente único… padeciendo con su Hijo que moría en la cruz, aportó a la obra del Salvador una cooperación absolutamente sin parangón…para restaurar la vida sobrenatural en las almas.

Por eso ha sido para nosotros, en el orden de la gracia, nuestra Madre.»

Ciertamente, Jesús solo, porque es Dios, podía ser el Redentor pleno y necesario.

Pero ha querido que su Madre participe dependiente de El de un modo secundario y no necesario y por una gracia merecida por El, en el misterio de la Redención.

Al lado del nuevo Adán, Cristo, María es la nueva Eva, que colaboró en nuestro rescate, como la primera Eva contribuyó con el primer Adán a nuestra ruina.

Y que no se vaya a decir que hay aquí una interpretación forzada del Vaticano II y que en el texto citado más arriba no se trata de Co-Redención.

La palabra sin duda no está, pero sí se encuentra la realidad.

Y lo ha dicho un mariólogo tan entendido como el P. Balic, presidente de la Academia Pontificia Mariana, en el Primer Congreso Mundial de Teología Postconciliar, tenido en Roma a fines de septiembre de 1966, ante 1200 teólogos y expertos.

Que el texto conciliar contiene ciertamente la afirmación de la mediación y de la Co-Redención mariana, así como enseña la Maternidad espiritual de María respecto a los fieles, como jamás y en ninguna parte, había sido afirmada con tanto vigor.

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MADRE ESPIRITUAL

Esta Maternidad Espiritual de María, si no está afirmada explícitamente en la Medalla Milagrosa, está sin embargo implícitamente contenida en ella.

Por el hecho de que la Virgen ayudó al Redentor en nuestro rescate, es nuestra Madre espiritual, la que nos dio la vida sobrenatural junto con su Hijo, como lo recalca el texto conciliar citado más arriba.

En efecto es allí, bajo la Cruz, donde se ubica el acto principal de esta maternidad, donde María llega a ser de hecho nuestra Madre, la que lo era ya de derecho por la Encarnación.

Porque llegando a ser la Madre de la Cabeza del Cuerpo Místico, llegaba a ser también la Madre de los miembros.

Pero, además Jesús quiso proclamar la Maternidad espiritual de su Madre en relación con los hombres en el momento en que moría en el Calvario, entregando a Juan en manos de María, porque es en ese momento precisamente en que María sufriendo con Jesús nos daba con Él la vida sobrenatural.

Esta Maternidad espiritual para con nosotros parece encontrar también confirmación en la primera aparición a Catalina Labouré el 19 de julio de 1830.

Efectivamente, esa aparición y la confidencia que tuvo lugar entre la Virgen y su vidente, se desarrollan íntegramente en un clima de ternura maternal.

Palabras, actitudes, gestos, todo es maternal en María.

La Virgen está sentada sencillamente en el sillón del Capellán, como su propia madre Santa Ana estaba representada en el cuadro que menciona Sor Catalina.

Esta última queda autorizada a apoyar familiarmente sus manos sobre las rodillas de Nuestra Señora, quien llama a la humilde novicia: «Hija mía».

La previene sobre las dificultades que encontrará y le inspira confianza, como lo hace una madre.

Maternalmente, se interesa por todos y por todo, llora sobre las tristes consecuencias de los sucesos que han de venir.

Pero, sean éstos los que fueren, la tranquiliza. «Ten confianza, le repite, yo velaré por tí».

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REINA UNIVERSAL

Otra prerrogativa es afirmada por las apariciones de la calle du Bac y la Medalla Milagrosa, la de su Realeza universal.
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Y ésta de una manera muy clara.
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El P. Gasnier O.P. en su estudio «La Medalla Milagrosa y la Realeza de María» escribe:
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Las tres apariciones a Catalina Labouré tienen su característica propia, su enseñanza particular que sobresale.
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Es, creemos, un curso graduado en tres lecciones sobre la Realeza Universal de María.

Sor Catalina quedó muy impactada por la insistencia de la Virgen acerca del simbolismo del globo sobre el cual estaba de pie; especialmente en la tercera aparición.

Este globo representa al mundo entero, particularmente a Francia y a cada persona en particular.

Por una inspiración ciertamente sobrenatural, la vidente vio en esto una afirmación de la realeza de María.

Y ella siempre tan reservada y discreta, exclamó con entusiasmo:

«¡Oh! Cuán hermoso será oir decir: María es la Reina del Universo, particularmente de Francia y los niños gritarán con alegría y entusiasmo «y de cada persona en particular».

Será un tiempo de paz, de alegría y de dicha, que durará mucho, será llevada cual bandera y dará la vuelta al mundo.

Parece que en todas las palabras de María, sean estas últimas, en las que vio la afirmación de la Realeza de Nuestra Señora, las que más impactaron a Sor Catalina.

Y el P. Gasnier, quien piensa que la enseñanza particular de las manifestaciones de la calle du Bac es ésta de la Realeza de María, cree aún poder decir lo siguiente:

«La primera aparición – Sor Catalina a los pies de la Virgen – nos revela la Realeza de María sobre «cada persona en particular».
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La segunda aparición simboliza la Realeza de Nuestra Señora sobre «todo el mundo».
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Y la tercera aparición, en la que la Virgen está de pie detrás del altar, teniendo a sus plantas el Sagrario nos recuerda que su Realeza se extiende hasta el «campo de la gracia».

Y el mismo autor analiza todos los detalles de las tres apariciones, relacionándolos con la Realeza de María.

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RENOVACIÓN DE LA TEOLOGÍA MARIANA

También aquí la Medalla Milagrosa y las manifestaciones de María en la calle du Bac, anunciaban un nuevo desarrollo de la teología mariana.

El primero de noviembre de 1954, Pío XII proclamaba a María Reina del Mundo y coronaba la imagen romana de la Virgen, llamada «Salud del Pueblo».
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Al mismo tiempo que instituía la fiesta de María Reina, fijada en adelante el 31 de Mayo.

La idea de la Realeza de María, ciertamente no era nueva en 1830. Se remonta a los primeros siglos de la Iglesia.

Ya en las catacumbas, la Virgen, porque era Madre de Dios, está representada sentada en un trono, como una emperatriz o reina, presentando al Niño-rey a la adoración de los magos.

Y a lo largo de veinte siglos de historia cristiana, María ha sido llamada continuamente Reina. Testigo de esto son las hermosas antífonas marianas: «Dios te salve, Reina y Madre» y otras varias.

Pío XII no hizo sino exponer claramente una verdad ya conocida.

Pero no deja de ser una alegría el pensar que aún aquí el Señor se sirvió de la humilde Medalla Milagrosa para contribuir a poner una nueva perla en la corona real de su Madre.

Las doce estrellas del reverso de la Medalla hacen seguramente alusión al Capítulo XII del Apocalipsis.

Según esto, María es ciertamente esa mujer coronada de doce estrellas que vio San Juan en la gloria del cielo, Reina de los Ángeles y de los hombres.

Además, la imagen de la Virgen coronada con doce estrellas permite probablemente hacer una evocación de su Asunción.

Está revestida de sol, es decir, de la gloria celestial, de esa gloria con que brillaba el cuerpo transfigurado de Jesús sobre el Tabor, en el que su rostro apareció luminoso como el sol dice San Mateo.

He ahí las diferentes verdades de la teología mariana, que según creemos se pueden encontrar en las apariciones de la calle du Bac y en la Medalla Milagrosa.

Esta última es un verdadero libro de teología mariana para uso del pueblo cristiano; un micro-Apocalipsis-mariano, como dice Jean Guitton, una mini-revelación-mariana, una teología mariana en resumen, para uso de humildes y pequeños, como todos debemos serlo, conforme a la afirmación de Jesús.

RAZONES POR LAS QUE MARÍA SANTÍSIMA ES REINA DE TODOS

 

EN RESUMEN

En realidad, todo el misterio mariano está aquí condensado:
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desde la Inmaculada Concepción hasta la Asunción gloriosa, en que María es coronada Reina de los Ángeles y de los hombres.
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Desde el Génesis, la primera y misteriosa alusión a la socia del Redentor, aplastando la cabeza de la serpiente.
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Hasta el Apocalipsis en que la Virgen, al mismo tiempo que la Iglesia con quien ella está íntimamente unida, habrá obtenido la victoria definitiva sobre Satanás.
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Pasando por la Maternidad divina, la asociación de María a Cristo en la Redención, la Mediación Universal bajo su doble aspecto, de intercesión y de distribución de las gracias.

Sí, en toda la doctrina mariana de la Iglesia.
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María unida a Cristo y llevando a Cristo, María en el centro mismo de la Iglesia.
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Tal es la enseñanza teológica de la Medalla Milagrosa, tan bíblica, tan Cristocéntrica y tan eclesial.
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Tal cual el Concilio acaba de recordárnosla en el hermoso capítulo VIII de la Constitución dogmática sobre la Iglesia.

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MENSAJE PASTORAL DE LA MEDALLA

 

LLAMADA A LA ORACIÓN

Es ciertamente la primera lección de las apariciones de 1830.

Los historiadores que han hecho un estudio comparado de las diversas apariciones aprobadas por la Iglesia, a partir de 1830, hacen notar que el llamado a la oración no es una excepción en ninguna de ellas.

No hay nada extraordinario en ésta cuando se piensa el lugar privilegiado que ocupa la oración en la vida de la Iglesia.

El fin primordial de la Iglesia, ha dicho Paulo VI, es enseñar a orar.

Recuerda a los hombres la obligación de la oración, excita en ellos la disposición natural necesaria para la plegaria; les enseña por qué y cómo es menester orar

Hace de la oración el gran medio de salvación y la proclama al mismo tiempo fin supremo y próximo de la verdadera religión. (Alocución en la audiencia general del 20 de julio de 1966).

Ahora bien, el llamado a la oración y el papel primordial de ésta en la economía de la salvación son particularmente claros en las apariciones de la calle du Bac.

Desde luego son las únicas, entre todas las que han tenido lugar después y que la Iglesia ha reconocido como sobrenaturales, que se han desarrollado en una Iglesia, «en una casa de oración».

Asimismo las apariciones tuvieron lugar, salvo la primera, mientras la Comunidad de las Hijas de la Caridad estaba en oración, en súplica, durante la meditación de la tarde.

Después María misma aparece en oración, cumpliendo lo que es su gran función hasta el fin de los tiempos: La Mediación de intercesión ante su Hijo.

Finalmente, la Medalla que nos da no es ningún amuleto, fetiche, que hay que tener consigo para ser protegido.

Es sobretodo una invitación a la oración, que es necesario dirigir al único Mediador entre Dios y los hombres -Jesucristo-por medio de María: ¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimo a Vos!

La Medalla es el instrumento de las gracias que María consigue.

Las gracias, María no las distribuye al azar.
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En sus palabras a Santa Catalina cuida de especificar que derrama las gracias sobre quienes se las piden:
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«La hermosura y el brillo de los rayos tan bellos son el símbolo de las gracias que derramo sobre las personas que me las piden».

Y para que esa lección sea mejor comprendida, la Virgen la repite bajo una forma negativa.

Afirma que hay gracias que no se dan porque no se piden.

«Estas piedras de las que no salen rayos son las gracias que se olvidan de pedirme».

Por consiguiente, no hay que separar la medalla de la oración.

Por el contrario aquella debe ser un estímulo y recordar la necesidad de pedir, por María, todas las gracias que necesitamos.

La Medalla debe excitar nuestra fe, unirnos así más íntimamente con Dios y hacernos conseguir más seguramente las gracias de vida cristiana, pidiéndolas, por medio de María, cuya intercesión es todopoderosa ante su Hijo.

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EL ROSARIO

Pero hay una oración particularmente cara a María y que parece recomendarla al aparecerse a Catalina Labouré, es la del Rosario.

El P. Gasnier, en su folleto: «La Medalla Milagrosa y la Realeza de María», lo demuestra bien en las páginas 18 y 19.

Dejémosle la palabra. Se nos da mayor precisión acerca de la plegaria por excelencia que conviene dirigir a María, en el hecho de que los rayos brotarán de los preciosos anillos que adornan las manos de la Purísima, como las manos de una Reina.

Estos anillos eran tres en cada dedo y cada uno de ellos estaba recubierto de piedras preciosas de tamaño proporcionado.

Ahora bien, en esa época se recitaba precisamente el Rosario con esa clase de anillos recubiertos con diez granos que se hacían pasar con el pulgar alrededor del índice.

Pues, se utilizaban ya en 1830 las decenas para rezar el Rosario, como se practica en nuestros días.

Y la prueba está en que el 20 de junio de 1836, Roma intervino para declarar que las indulgencias concedidas a la recitación del Rosario podrán ser aplicadas a los anillos de oro y de plata recubiertos de diez granos.

Nuestra Señora llevaba tres anillos en cada dedo, es decir tenía en cada mano un Rosario entero de quince decenas.
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Manera magníficamente elocuente de advertirnos que la oración que conviene dirigirle, «su oración» es el Rosario.
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Mas que todas las plegarias, el Rosario hace brotar de sus manos sobre las almas, torrentes de gracias.

Se ha visto más arriba que la Virgen volverá sobre esta lección en las apariciones posteriores y siempre con más precisión e insistencia.

El llamado será particularmente solemne y urgente en Fátima. María mira el Rosario como el gran remedio a los males de nuestra época.

Por otra parte es lo que la misma Iglesia no cesa de repetirnos desde hace un siglo, por la voz de los Papas.

Sobretodo de León XIII, quien publicó una docena de encíclicas para llamar al mundo católico a recitar el Rosario, y también, Pío X, Pío XI y Pío XII, Juan XXIII y en fin, Paulo VI.

Todos estos Papas no han cesado de confirmar el llamado de María, y hacerse eco del mismo.

La Madre de la Iglesia y la Iglesia misma no tienen sino una sola voz.

Paulo VI, en su Encíclica sobre el Rosario, del 15 de setiembre de 1966, dice hablando del Rosario:

«Esta oración, el segundo Concilio ecuménico del Vaticano, la ha recomendado a todos los hijos de la Iglesia de manera muy clara, aunque no explícita, cuando dice:

Que estimen en mucho las prácticas y ejercicios de piedad hacia María que el Magisterio ha recomendado a lo largo de los siglos». (Constitución dogmática sobre la Iglesia Nro, 67)

Recemos entonces el Rosario si queremos obtener abundantemente las gracias que María distribuye, puesto que los rayos que simbolizan estas gracias salen de las decenas del Rosario que María llevaba en sus manos.

Pero velemos para decirlo con la devoción requerida.

Si algunas piedras de estas decenas no brillan ¿no es porqué recitamos negligentemente el Rosario?

En su lecho de muerte, Catalina Labouré solícita de decir todavía a sus cohermanas una palabra más sobre la SS. Virgen antes de abandonarlas, murmura sencillamente: «Recomienden que se rece bien el Rosario«.

Ella había comprendido la importancia de su rezo ferviente.

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LA EUCARISTÍA

Señalamos también una lección que brota claramente de las apariciones de la calle du Bac.

María insiste sobre el culto eucarístico y orienta hacia la Eucaristía.
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No sólo se aparece en la Capilla, sino cerca del altar y aún cerca del Tabernáculo.
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Tal fue el caso en la primera y tercera aparición.

El 19 de julio de 1830, Nuestra Señora va a colocarse sobre las gradas del altar, del lado del Evangelio y se sienta en el sillón del celebrante que debía estar contra el altar, puesto que Sor Catalina estando de rodillas delante de la Virgen se apoyaba sobre las gradas del altar.

Más, sobre todo, María invita con vehemencia a su vidente a buscar fortaleza cerca del Tabernáculo en las dificultades que habrá de encontrar en su misión:

«En cuanto al modo de conducirme en mis penas, Ella me mostró con su mano izquierda el pie del altar y me recomendó de acercarme hasta aquí, abrir mi corazón, asegurándome que aquí encontraría los consuelos que necesito.»

Lo mismo en las calamidades que París habrá de sufrir pronto, es cerca del Sagrario donde será necesario buscar ánimo y confianza:

«Pero venid cerca de este altar, ahí las gracias serán derramadas sobre todas las personas que las pidieran con confianza y fervor: serán derramadas sobre grandes y chicos.»

Durante la tercera aparición, como se ha señalado más arriba, la SS. Virgen se aparece no ya a la altura del cuadro de San José como el 27 de noviembre, sino encima del Sagrario y algo detrás.

El Sagrario estaba inundado por los rayos que salían de sus manos. Esto es muy significativo.

Efectivamente, Jesús en la Eucaristía, ¿no es el mayor don que nos ha hecho María? La gracia no nos puede llegar en plenitud sino por la Eucaristía.

Este es el medio esencial y normal de recibir la gracia divina.

La Eucaristía, a la que rodean como otros tantos canales derivados los demás sacramentos cristianos, es el instrumento por excelencia de la gracia, como la síntesis de todas las gracias.

Por eso hacia ella nos orienta finalmente María.

Las apariciones de la calle du Bac acaban como había empezado, orientándonos hacia la Eucaristía.

El verdadero oficio de Nuestra Señora es conducirnos a Jesús.

Al conducirnos a la Eucaristía, María nos muestra también el sacerdocio y la Iglesia entera, con su jerarquía y su culto, cuyo centro es la Eucaristía.

Nos recuerda que todas las gracias distribuidas por la Iglesia, Ella las ha merecido con Jesús y con El las reparte, pero que es necesario pasar siempre por nuestra Madre, la Santa Iglesia para conseguirlas y que no hay que olvidarlo, cuando nos dirigimos a Nuestra Madre, la SS. Virgen.

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OTROS MENSAJES

He aquí algunas lecciones de esta Epifanía mariana de 1830. No agotan sin duda el rico simbolismo de la Medalla.

En efecto, al mostrarnos la Cruz que domina la letra M, la Virgen ¿no ha querido acaso significar que nuestra vida como la suya debe tener parte en el misterio de la Cruz?

Al colocar ambos Corazones uno al lado del otro, ¿no ha querido estimular la doble devoción al Corazón de Jesús y a su Corazón Inmaculado?

Al poner en la Medalla las doce estrellas, en las que los Comentaristas del Apocalipsis han visto una alusión a los doce apóstoles, ¿no ha querido recordarnos el deber del apostolado obligatorio para cada cristiano bautizado?

Es posible, aunque menos evidente. Mas, aún sin eso, la Medalla es bastante rica en lecciones para que la amemos.

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LLEVEMOS LA MEDALLA MILAGROSA

Es la recomendación de María misma a Catalina Labouré
– Haz acuñar una medalla según este modelo.

Las personas que la llevaren en el cuello recibirán grandes gracias. Las gracias serán abundantes para las personas que la llevaren con confianza.

María en persona pide, por tanto que se lleve la Medalla e indica de qué modo.

El llevar la Medalla tal cual la Virgen lo recomienda es una manifestación de la auténtica devoción a las sagradas imágenes como lo quiere la Iglesia.
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El 2º Concilio ecuménico de Nicea en 787, definió contra los iconoclastas la devoción católica a las imágenes de los Santos.
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La cual no se opone a la ley del Antiguo Testamento que prohibía las imágenes talladas y otras representaciones de la divinidad.
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Efectivamente, después de la Encarnación, Dios ha tomado una humanidad que puede ser representada.

Por otra parte, se tributa a las imágenes pintadas o esculpidas de Jesús, de la Virgen y de los Santos solamente un culto relativo: no es el trozo de metal o papel pintado que se venera, pero hacer pensar en la persona así representada e invita a honrarla.

Así sucede cuando llevo conmigo y abrazo una fotografía de mi madre; mi acto de piedad filial no va al cartón que la evoca, sino a mi madre en persona.

Por otra parte, es un gesto tan natural y a veces tan necesario entre los seres humanos, aún los más equilibrados, llevar consigo la imagen de un ser querido, especialmente el de la propia madre.

¿Cómo entonces el cristiano no habrá de llevar la imagen de su Madre del Cielo, María? ¿Y principalmente esta imagen que es la Medalla Milagrosa, en la que la Virgen ha indicado ella misma de qué manera deseaba ser representada?

¡Sin contar que la Medalla es una imagen de gran riqueza teológica!

Es la síntesis genial y verdaderamente inspirada de lo Alto, de toda la teología mariana tal como la Iglesia nos la presenta.

Además la Iglesia ha bendecido esta Medalla.

Su gran oración litúrgica ha venido a sancionar la recomendación de la Virgen y transforma así en un sacramental su imagen llevada con fe y confianza.

Un sacramental es un medio instituído o aprobado por la Iglesia y santificado por ella, a fin de animar nuestra fe y nuestra oración y atraer así la gracia sobre nosotros.

La Iglesia sabe muy bien que necesitamos señales externas para suscitar nuestra plegaria.

Sabe que somos seres sensibles que tenemos necesidad de ver, tocar, besar un crucifijo, una medalla, para hacer brotar nuestra fe y nuestro amor por Jesús, por María.

Precisamente el llevar la Medalla Milagrosa nos ayuda eficazmente a tener una actitud filial y amante hacia nuestra Madre del Cielo. Todos los que la llevan lo han comprobado y pueden dar testimonio de ello.

¡Cuántas veces al levantarse no se olvida uno de la oración de la mañana!

Pero aquel que lleva una Medalla Milagrosa al cuello involuntariamente es llamado al orden y así es conducido de nuevo a pensar en María y en Jesús.

Aunque no sea un pensamiento rápido y una breve oración, la jornada ha empezado con María, con Dios.

Lo mismo a lo largo de las horas; ¡cuántas veces la vista de esa medalla que uno lleva eleva nuestro pensamiento a lo sobrenatural, nos incita a una breve oración a María, sobre todo si llevamos la medalla de modo visible!

¿Quién conocerá alguna vez las gracias innumerables que estas invocaciones rápidas y filiales habrán atraído sobre nosotros especialmente si han sido hechas con confianza?

Y, ¿quién sabrá que invocaciones y que buenas inspiraciones suscitará nuestra Medalla en los que nos vean llevarla?

Y, ¡quién dirá la actitud respetuosa que muchas veces un novio, un esposo, se siente obligado a adoptar frente a la persona que ama, pero porque le ve puesta bajo la protección de María, cuya Medalla le está recordando su dignidad cristiana!

Sí, llevemos con confianza la Medalla Milagrosa.
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La Iglesia y María, Madre de la Iglesia, saben lo que hacen, cuando comprometen a sus hijos a llevar con fe y confianza este signo bendito que invita a la oración, atrae la gracia sobre el alma y a menudo protege también el cuerpo.

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Las Dos Conversiones Más Prodigiosas mediante la MEDALLA MILAGROSA

La Medalla Milagrosa es un reconocido instrumento de conversión.

Y hay dos casos emblemáticos que muestran toda su potencia.

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Uno es el caso de Alfonso de Ratisbone, judío, banquero exitoso, libertino y ateo, que llegó a tener una aparición de la Virgen – aprobada por la Iglesia – y se ordenó sacerdote.

El otro caso es el del Padre John Hardon, que tiene abierta la causa de beatificación, y que de ser un escéptico a la medalla pasó a proclamar que el milagro que él presenció le cambió la vida y su sacerdocio.

Leer más sobre la Medalla Milagrosa aquí:

alfonso ratisbone

 

LA CONVERSIÓN PRODIGIOSA DE ALFONSO DE RATISBONE

Alfonso Ratisbone era abogado y banquero de 27 años, muy rico, judío pero libertino. 

Tenía gran odio hacia los católicos porque su hermano Teodoro se había convertido y ordenado sacerdote.
.
Quien tenía como insignia la medalla milagrosa y luchaba por la conversión de los judíos.

Alfonso pensaba casarse poco después con una hija de su hermano mayor, Flora, diez años menor que el.

Cuando en enero de 1842, haciendo un viaje de turismo a Nápoles y Malta, por una equivocación de trenes llego a Roma.

Aquí se creyó en la obligación de visitar a un amigo de la familia, el barón Teodoro de Bussiere, protestante convertido al catolicismo, hombre devoto y consciente de su responsabilidad de evangelizar.

El barón le recibió con toda cordialidad y se ofreció a enseñarle Roma. En una reunión donde Ratisbone hablaba horrores de los católicos.

medalla milagrosa fondo

 

EL DESAFÍO A RATISBONE

El Barón no se dio por vencido y desafió a Ratisbonne a someterse a una simple prueba sobre la eficacia de la medalla. Debía llevarla y rezar el Memorare todos los días.

El barón lo escuchó con mucha paciencia y al final le dijo:

-Ya que usted está tan seguro de si, prométame llevar consigo lo que le voy a dar
-¿Que cosa?
-Esta medalla.
Alfonso la rechazó indignado y el barón replicó:
-Según sus ideas, el aceptarla le debía dejar a usted indiferente. En cambio a mi me causaría satisfacción.

Se echó a reír y se la puso comentando que él no era terco y que era un episodio divertido.

El barón se la puso al cuello y le hizo rezar el Memorare. Era la «Medalla Milagrosa».

Alfonso sintió bullir dentro de sí toda su animosidad, todo su resentimiento contra el proselitismo y contra todos los que él llamaba hipócritas y apóstatas.

Para encerrar el tema y sin dar mayor importancia a la cosa, le prometió a Teodoro rezar la oración: “Aunque no me beneficie, por lo menos no me perjudicará”, comentó Alfonso.

El barón pidió oraciones a varias personas entre ellas al conde La Ferronays quien le dijo:
.
«si le ha puesto la medalla milagrosa y le ha hecho rezar el Memorare, seguro que se convierte».

El conde murió de repente dos días después. Se supo que durante esos dos días había ido a la basílica de Santa María la Mayor a rezar cien Memorares por la conversión de Ratisbone.

Por la Plaza España se encuentra el barón Teodoro de Bussiere con Ratisbone en su último día en Roma y este le invita a pasear.

Pero antes tenía que pasar por la Iglesia de San Andrea delle Fratte a arreglar lo del funeral del conde. Ratisbone le acompaña a la Iglesia.

altar de la medalla milagrosa

 

LA APARICIÓN DE LA VIRGEN A ALFONSO DE RATISBONE 

Los dos entraron en la iglesia y Ratisbone se quedó mirando las obras de arte mientras su amigo estaba en la rectoría.

Y comenzó a deambular por el corredor lateral hasta el altar derecho de la iglesia.

De repente, todo el edificio sagrado desaparece de sus ojos.

La capilla simétrica, del lado izquierdo, el altar dedicado a San Miguel Arcángel se llenó de luz con una albura resplandeciente.

Al centro él ve, de pie, una Mujer admirable, grande, brillante, llena de majestad y de dulzura, semejante a la Virgen de la Medalla que llevaba al cuello.

Una fuerza irresistible lo atrae hacia EllaNingún recuerdo le queda de aquel trayecto imposible recorrido en un instante.

Está ante una presencia inefable.
.
Ella se mueve, se inclina, le hace con la mano una señal para que se arrodille, y con otra señal le expresa claramente: “¡No te resistas!”.

.
Él se prosterna delante de Ella en la completa obediencia de su ser totalmente conmovido.
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La mano parece decirle: “Así está bien”.

Con el espíritu subyugado por el respeto, toca con la frente el suelo.

Pero temeroso de perder esta belleza celestial, levanta la cabeza para admirarla una vez más.

Sin embargo, el fulgor es tan grande, y la veneración que siente tan pungente, tan pavoroso es el sentimiento del pecado en que vivió hasta ahora, que, aplastado, no osa más levantar los ojos hacia esta pureza.

Apenas se permite contemplar aquellas manos benditas, donde lee claramente la expresión de perdón y de misericordia.

La enormidad del pecado (del que adquiere súbitamente conciencia), le inspira vergüenza y horror indescriptibles. Sus lágrimas corren.

En un solo instante, sin preparación, sin catecismo, sin discusiones, sin argucias, por una clara visión milagrosa, acaba de conocer la magnificencia de la Iglesia Católica.

“Ella no dijo nada, pero yo comprendí todo”, observa Ratisbone.

El brillo se extingue, Nuestra Señora desaparece, la capilla lateral retoma su aspecto semi-oscuro.

Al fondo se nota un cuadro ennegrecido representando al Ángel que apareció al joven israelita del cual Ratisbone lleva su nombre: Tobías.

He aquí su testimonio de lo que Ratisbone entonces sucedió:

«a los pocos momentos de encontrarme en la Iglesia, me sentí dominado por una turbación inexplicable.
.
Levanté los ojos y me pareció que todo el edificio desaparecía de mi vista.
.
Una de las capillas (la de San Miguel) había concentrado toda la luz, y en medio de aquel esplendor apareció sobre el altar, radiante y llena de majestad y de dulzura, la Virgen Santísima tal y como esta grabada en la medalla.
.
Una fuerza irresistible me impulsó hacia la capilla.
.
Entonces la Virgen me hizo una seña con la mano como indicándome que me arrodillara…
.
La Virgen no me habló pero lo he comprendido todo».

medalla milagrosa en rue_du_bac fondo

 

ENTRA A LA IGLESIA CATÓLICA Y SE HACE SACERDOTE

Cuando el barón regresó de la rectoría se encontró a su amigo orando de rodillas con gran fervor frente al altar de San Miguel, con las manos juntas y besando la medalla.

Ratisbone entonces le dijo que deseaba confesarse y prepararse para entrar en la Iglesia.
.
El 31 de enero recibió el bautismo, la confirmación y la comunión de manos del Cardenal Patrizi en la Iglesia del Gesu en Roma.

.
Por orden del Papa, se inicia un proceso canónico, y fue declarado «verdadero milagro».

La conversión de Ratisbone fue muy famosa y tuvo gran impacto en una cultura muy influenciada por el racionalismo, que rechaza las realidades espirituales.

En 1847 Alfonso Ratisbonne fue ordenado sacerdote jesuita y destinado a París.
.
donde estuvo ayudando a su hermano Teodoro en los catecumenados para la conversión de los judíos.
.
Su hermano inspirado por su conversión fundó la congregación de “Nuestra Señora del Sión”, con sede en Israel, cuyo carisma es la evangelización del pueblo judío (Romanos 11, 25-26).

Después de haber sido por 10 años Jesuita, con permiso sale de la orden y funda en 1848 las religiosas y las misioneras de Nuestra Señora de Sión.

En solo los diez primeros años Ratisbone consiguió la conversión de 200 judíos y 32 protestantes.

Trabajó lo indecible en Tierra Santa, logrando comprar el antiguo pretorio de Pilato, que convirtió en convento e Iglesia de las religiosas.

También consiguió que estas religiosas fundasen un hospicio en Ain-Karim, donde murió santamente en 1884 a los 70 años.

El San Miguel del altar del milagro en San Adreas de Fratte ha sido remplazado por una gran pintura de la Virgen según Ratisbonne la describió.

San Miguel fue movido a otro lugar de la misma iglesia. El Papa Juan Pablo II visitó y oró en el altar de la aparición.

Padre John Hardon con pajaro en la mano

 

LA CONVERSIÓN DEL ESCÉPTICO PADRE JOHN HARDON GRACIAS A UN MILAGRO

El padre John A. Hardon, jesuita, no se cansa de repetir un milagro que le cambió la vida.

Él era escéptico respecto a la Medalla Milagrosa cuando un sacerdote vicentino le fue a dar una charla a los jesuitas recién ordenados.

No le prestó demasiada atención, pero un año después, trabajando en un hospital, se le ocurrió probarla, ¡y la medalla Milagrosa funcionó!  

El Padre Hardon falleció en el 2000. Le fue concedido el título de Siervo de Dios y se iniciaron los trámites para su beatificación

El padre Hardon dice:

Una de las experiencias más memorables que he tenido fue con la Medalla Milagrosa. Me cambió la vida.

En el otoño de 1948, un año después de mi ordenación, yo estaba en lo que llamamos la Tercera Prueba. Este es el tercer año de noviciado antes de tomar los votos perpetuos.

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LA CHARLA DEL SACERDOTE VICENTINO

En octubre de ese año, un sacerdote vicentino vino a hablar con nosotros, jóvenes sacerdotes jesuitas. 

Nos animó a obtener facilidades, como se les llama, para inscribir a las personas en la Cofradía de la Medalla Milagrosa.

Entre otras cosas, dijo:

“Padres, las Medalla Milagrosa funciona. Muchos milagros han sido realizadas por la Virgen a través de la Medalla Milagrosa.”

No me quedé impresionado por lo que el sacerdote vicentino estaba diciendo. No soy el tipo de persona que usa medallas y ciertamente no tenía la Medalla Milagrosa.

Pero me dije a mí mismo: “No cuesta nada.”

Así que puse mi nombre para conseguir un folleto de cuatro páginas de los Padres Paúles, con la fórmula para bendecir las Medallas Milagrosa y reclutar personas para la Cofradía de la Medalla Milagrosa.

Unas dos semanas más tarde, recibí el folleto con la consagración y el enrolamiento, lo puse en mi agenda y me olvidé de él.

dibujo escolar de la medalla milagrosa fondo

 

EN EL HOSPITAL UN AÑO DESPUÉS

En febrero del siguiente año, fui enviado para ayudar al capellán del Hospital de San Alejo, en Cleveland, Ohio.

Yo iba a estar allí para ayudar al capellán regular durante dos semanas.

Cada mañana yo recibía una lista de todos los pacientes ingresados en el hospital ese día. Había tantos católicos admitidos que no podía visitar a todos tan pronto llegaran.

Entre los pacientes ingresados había de un niño de unos nueve años de edad.

Había andado en trineo a caballo cuesta abajo, perdió el control del trineo y se encontró con un árbol de frente. Se fracturó el cráneo y los rayos X mostraron que había sufrido graves daños cerebrales.

juan pablo ii john hardon

 

EN LA HABITACIÓN DEL NIÑO ENFERMO

Cuando por fin llegué a visitar su habitación en el hospital, él había estado en coma durante diez días, no hablaba, no había movimientos voluntarios del cuerpo.

Su estado era tal que la única duda era si iba a vivir. No había duda del diagnostico de daño cerebral permanente e inoperable.

Después de bendecir al niño y consolar a sus padres, yo estaba a punto de salir de su habitación en el hospital. Pero entonces, un pensamiento vino a mi mente:

Ese sacerdote vicentino. Él dijo: ‘la Medalla Milagrosa funciona’.
.
¡Esta será una prueba de sus supuestos poderes milagrosos!”

Yo no tenía la Medalla Milagrosa conmigo. Y a todo el mundo que pregunté en el hospital tampoco tenía una.

Pero yo insistí, y, finalmente, una de las hermanas de enfermería en el turno de noche encontró una Medalla Milagrosa.

Lo que descubrí fue que no se necesita bendecir la medalla, hay que ponerla en el cuello de una persona en una cadena o cinta.
.
Así que la hermana enfermera encontró una cinta azul para la medalla, que me hizo sentir tonto.
.
¿Qué estaba haciendo con las medallas y las cintas azules?

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LE PONE LA MEDALLA AL NIÑO, LO CONSAGRA Y SE CURA

Sin embargo, yo bendije la medalla y tenía el folleto que me había enviado el padre para la consagración de una persona a la Cofradía de la Medalla Milagrosa.

Me puse a recitar las palabras de la consagración.

Tan pronto como terminé la oración para inscribir al niño en la Cofradía, él abrió los ojos por primer vez en dos semanas.
.
Vio a su madre y le dijo: “Mamá, quiero un helado.” Le habían dado sólo la alimentación intravenosa.

Luego procedió a hablar con su padre y su madre. Después de unos minutos de estupefacto silencio, fue llamado un médico.

El médico examina al niño y dice a los padres que le pueden dar algo de comer.

Al día siguiente comenzaron una serie de ensayos sobre la condición del niño.
.
Los rayos X mostraron que el daño cerebral se había ido.

Luego aún más pruebas. Después de tres días, cuando todos los exámenes mostraron que hubo una restauración completa de la salud, el niño fue dado de alta del hospital.

misa de la medalla milagrosa fondo

 

ESTA EXPERIENCIA CAMBIÓ SU VIDA

Esta experiencia ha cambiado mucho mi vida, no he sido el mismo desde entonces.
.
Mi fe en Dios, y en su poder para hacer milagros, se fortaleció indescriptiblemente.

Desde entonces, por supuesto, he estado promoviendo la devoción a la Virgen y el uso de la Medalla Milagrosa.

Las maravillas que realiza, siempre que creamos, son extraordinarias.

En la enseñanza de teología a través de los años, he dado muchos semestres sobre la teología de los milagros.

Y tengo un manuscrito de un libro no publicado: “La Historia y Teología de los Milagros”. Mi esperanza es publicar el manuscrito en un futuro próximo.

iglesia de la medalla milagrosa

 

BIOGRAFÍA DEL SIERVO DE DIOS PADRE HARDON

John Anthony Hardon nació el 18 de junio 1914 en Midland, Michigan, EE.UU., en una familia católica devota. Cuando Hardon fue tan sólo un año de edad, su padre Juan, edad 27 años, murió en un accidente.

Su madre asistió a la misa diaria y tomado la Santa Comunión durante toda su vida.
.
Su casa de la infancia tenía imágenes sagradas, una pila de agua bendita de la familia, y una buena parte de la conversación era espiritual. 

John Anthony recibió el sacramento de la Santa Comunión a los seis años. Comentado en este evento, y su impacto sobre su vocación, en su Autobiografía Espiritual dijo:

«El acontecimiento más notable de mi infancia fue mi recepción de la Primera Comunión a la edad de seis años. 

Sor Benedicta, un miembro de las Hermanas de Notre Dame, que nos preparaba para nuestra primera santa comunión, nos dijo:

‘Todo lo que pidáis a nuestro Señor en el día de la primera comunión, lo recibirán.’. 

Cuando regresé a mi banco después de la comunión, inmediatamente le pedí a nuestro Señor, ‘Hazme sacerdote’. 

No tenía la menor idea de lo que estaba diciendo, pero nunca me olvidé de lo que la hermana nos había dicho que hicieramos. 

Cuando fui ordenado veintiséis años más tarde, mi primer sentimiento fue agradecer a nuestro Señor por escuchar mis oraciones».

En sus primeros dos años en la Universidad John Carroll, Hardon cursó estudios en ciencia, con la intención de convertirse en médico.

Sin embargo, bajo la guía de su asesor sacerdotal, Hardon comenzó, en su tercer año de estudios, a discernir con mayor claridad su propia llamada al sacerdocio.

Mientras se movía interiormente hacia la vocación sacerdotal, Hardon cambió su curso de estudios para incluir latín, filosofía y teología en la universidad.

Hardon fue atraído a la vida religiosa, a través del ejemplo de sus maestros jesuitas, y comenzó a leer la vida de San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Luis Gonzaga.

Tanto el rigor académico de la Compañía de Jesús, y su fidelidad especial al Santo Padre, atrajo a Hardon a los jesuitas.

Obtuvo su Licenciatura en Artes de la Universidad John Carroll en 1936, y entró en el noviciado de los jesuitas en ese mismo año.

Durante sus años de formación con los jesuitas que obtuvo una maestría en filosofía en la Universidad de Loyola en Chicago en 1941.

Fue ordenado sacerdote el 18 de junio de 1947, su 33 cumpleaños.

Después de su ordenación, el P. Hardon fue enviado por dos años de estudios de doctorado especiales en teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Hardon fue nombrado director de la biblioteca de posgrado también.

Padre Hardon recibió su Doctorado en Sagrada Teología (STD) por la Universidad Gregoriana de 1951.

A lo largo de su vida, el Padre Hardon fue un confesor y director espiritual, ofreciendo consejo con incansable generosidad a aquellos que buscaban con generosidad incansable.

Se convirtió en el vicepresidente del Instituto de Vida Religiosa, y director de innumerables retiros para sacerdotes y religiosos. 

También se desempeñó como Presidente de la Junta de Catholic Voice of America, Inc.

El énfasis de Hardon fue sobre la importancia de la oración. Como señaló,

«Dudo si hay algún elemento en la relación del hombre con Dios, que sea más importante que la oración.»

El Padre John Hardon pasó a la eternidad el 30 de diciembre de 2000, en la Casa de los jesuitas Columbiere en Clarkston, Michigan.

https://youtu.be/zFbBQZRzwCU


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Videos con la Historia de la Medalla Milagrosa, Francia (27 de noviembre)

 

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A la Medalla Milagrosa DEVOCIONES Y ORACIONES

Triduo a la Medalla Milagrosa

El 27 de noviembre de 1830 la Virgen Santísima se apareció a Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina. La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella había un globo luciente sobre el cual estaba la cruz. Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María Santísima dijo entonces:

«Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan».

Hecha la señal de la Cruz y recitado el Señor mío Jesucristo, se rezará lo siguiente:

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh María, sin pecado concebida, vedme postrado a vuestras plantas, lleno de confianza. Ese vuestro rostro purísimo, esa amable sonrisa de vuestros labios, esas manos cargadas de celestiales bendiciones, esa actitud amorosa que habéis adoptado para recibir a los que vienen a Vos, esos ojos fijos en la tierra para observar nuestras necesidades y venir en nuestro auxilio, todo, todo me inspira amor, confianza y completa seguridad. Y como si esto fuera poco para alejar de nosotros toda duda habéis empeñado solemnemente vuestra palabra en favor de los que lleven la Santa Medalla, diciendo a vuestra sierva, Sor Catalina Labouré: «Cuantos llevaren esta Medalla, alcanzarán especial protección de la Madre de Dios.»

Madre mía amantísima: Vos sabéis que la llevo sobre mi pecho, que la beso con amor y que os invoco con frecuencia. Realizad, pues, en mí vuestras promesas; venid en mi auxilio, cubridme con vuestra protección, para que Jesús se apiade de mi pobre alma y merezca conseguir por vuestro medio la gracia, que pretendo con este triduo a vuestra Santa Medalla.

Oh María, sin pecado concebida; rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

Rezar las oraciones del día que corresponda:

 

DÍA PRIMERO
Nombre de María

Rezar la oración preparatoria de todos los días.

Entre los recuerdos que la Santísima Virgen ha querido dejarnos en la Medalla Milagrosa, uno de los más singulares es el de su dulcísimo nombre, consignado en la jaculatoria que rodea su sagrada imagen.

Nombre excelso, nombre grande, nombre ilustre y singular, que encierra en sí todas las virtudes con que Dios adornó a María, nombre que calma las aspiraciones de toda la tierra, nombre que anuncia la felicidad a los mortales, nombre que pronuncian con entusiasmo los Angeles, que regocija a la corte celestial; nombre de quien podemos decir con San Bernardo que no es un nombre vacío de significación, como el de los héroes del mundo, sino que encierra en sí la más positiva grandeza. Nombre dulcísimo, que suaviza los males del hombre y es el apoyo más sólido de sus esperanzas, la prenda mas segura de su porvenir.

¡Oh María! Cuál seréis Vos misma, si solo vuestro nombre es tan amable y tan gracioso? ¡Oh Santísima Virgen María!, exclama San Bernardo, vuestro nombre es tan dulce y amable, que no puede pronunciarse sin que deje inflamado de amor y favorecido al que lo nombra. Nombre augusto de María, tu serás para mi alma la escala bendita que la conducirá al reino de los Cielos.

Aquí expondrá cada uno a la Virgen la gracia que desee conseguir en este Triduo, rezando después tres Avemarías precedidas de la jaculatoria: ¡Oh María, sin pecado concebida; rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

ORACIÓN DE SAN ATANASIO

Acoge, oh Santísima Virgen, nuestras súplicas y acuérdate de nosotros. Dispénsanos los dones de tus riquezas. El Arcángel te saluda llena de gracia. Todas las naciones te llaman bienaventurada, todas las jerarquías del Cielo te bendicen, y nosotros, que pertenecemos a la jerarquía terrestre, decimos también: Dios te salve, oh llena de gracia, el Señor es contigo, ruega por nosotros, oh Madre de Dios, nuestra Señora y nuestra Reina. Amén.

 

DÍA SEGUNDO
Concepción de María

Rezar la oración preparatoria de todos los días.

Después del nombre de María, aparece en la Medalla Milagrosa el misterio de su purísima Concepción, el más glorioso privilegio de cuantos le concedió la Augustísima Trinidad.

Esta Medalla nos recuerda constantemente sus triunfos sobre la infernal serpiente, hollando con el mayor denuedo la orgullosa cabeza de Lucifer y rompiendo las duras cadenas con que estaban aprisionados los hijos de Adán.

Por lo mismo, la Medalla Milagrosa, al confesar el misterio de la Concepción Inmaculada de María, nos predica que la Santísima Virgen es la corredentora del universo, la tesorera de los dones del Altísimo, la fiadora entre Dios y los hombres, la que realizó del modo más singular la paz y reconciliación del género humano.

Ya no podemos extrañar que la Santísima Virgen al ser invocada con una oración que tan alto predica sus grandezas, haya querido vincular en ella toda suerte de favores. Recordemos, una vez mas, sus palabras: «Cuantos piadosamente llevaren esta Medalla y devotamente rezaren esta oración: ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!, alcanzarán particular protección de la Madre de Dios. Repitamos, pues, sin cesar, esa hermosa jaculatoria. Sea ella el suave y delicioso alimento de nuestras almas. Resuene en todos nuestros peligros, en nuestras angustias, en nuestras alegrías, y sobre todo en la hora de nuestra muerte: ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos!. Así sea.

Petición, como el día primero

ORACIÓN DE SAN ANDRÉS

¡Oh María!, si pongo mi confianza en Ti, seré salvo; si me hallare bajo tu protección, nada he de temer, porque ser tu devoto es tener armas seguras de salvación, que Dios concede a los que quiere salvar.

¡Oh Madre de misericordia!, intercede por nosotros y en la hora de nuestra muerte recíbenos en tus brazos y presenta nuestras almas a tu divino hijo, Jesús, y esto será bastante para que El nos mire con amor y nos reciba en su reino. Amén.

 

DÍA TERCERO
Protección de María

Rezar la oración preparatoria de todos los días.

La Medalla Milagrosa, al confesar el misterio de la Concepción Inmaculada de María, garantiza a la vez el auxilio divino a cuantos la llevan puesta. La Santísima Virgen, dice San Bernardino, es muy cortés y agradecida, tanto que no le permite su corazón que el hombre la salude sin devolver el saludo de una manera inefable.

Esta súplica: «Rogad por nosotros, que recurrimos a Vos» ha venido a ser fuente sagrada de vida, de gracia y de santidad; remedio de todas las enfermedades, consuelo de los afligidos y dulce esperanza de los pecadores.

Acudamos, pues, a María, en todas nuestras necesidades de alma y de cuerpo. Invoquémosla y digamos con frecuencia: «¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos!», y esta oración tan grata a la madre de Dios, será suficiente para aliviarnos y socorrernos. Si la enfermedad viene a visitarnos, ella nos curará, si la salud nos conviene, y de no convenimos nos concederá la gracia de soportar el dolor con cristiana resignación. Si el desaliento quiere apoderarse de nosotros y la tristeza sumergirnos en un mar de desolación, repitamos la jaculatoria de la Medalla, y la Virgen nos consolará, porque es Madre de los afligidos, alivio de nuestros males y eficaz remedio para todos los sufrimientos del humano corazón. Con el apoyo de María viviremos confiados lejos de la culpa y nuestra muerte será preciosa a los ojos del Señor. Así sea.

Petición, como el día primero.

ORACIÓN DE SAN GERMÁN

¡Oh mi única señora y único consuelo de mi corazón! Ya que eres el celestial rocío que refrigera mis penas; Tú que eres la luz de mi alma cuando se halla rodeada de tinieblas; Tú que eres mi fortaleza en las debilidades, mi tesoro en la pobreza y la esperanza de mi salud, oye mis humildes ruegos y compadécete de mí, como corresponde a la Madre de un Dios, que ama tanto a los hombres. Concédeme la gracia de gozar contigo en el Cielo, de vivir contigo en el Paraíso. Yo sé que siendo Tú la Madre de Dios, si quieres, puedes alcanzarme esta gracia; así lo espero de tu misericordia. Amén.

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A la Medalla Milagrosa DEVOCIONES Y ORACIONES

Súplica y Oracion de Consagración a la Medalla Milagrosa

Se reza a las 5 de la tarde del 27 de Noviembre, Fiesta de la Medalla Milagrosa, y en las necesidades urgentes, cualquier día, a esa hora.\

 

Oh Virgen Inmaculada, sabemos que siempre y en todas partes estás dispuesta a escuchar las oraciones de tus hijos desterrados en este valle de lágrimas, pero sabemos también, que tienes días y horas en los que te complaces en esparcir más abundantemente los tesoros de tus gracias.

Y bien, oh María, henos aquí postrados delante de Ti, justamente en este día y hora bendita, por Ti elegida para la manifestación de tu Medalla.

Venimos a Ti, llenos de inmensa gratitud y de ilimitada confianza en esta hora por Ti tan querida, para agradecerte el gran don que nos has hecho dándonos tu imagen, a fin que sea para nosotros testimonio de afecto y prenda de protección.

Te prometemos, que según tu deseo, la santa Medalla será el signo de tu presencia junto a nosotros, será nuestro libro en el cual aprenderemos a conocer, según tu consejo, cuánto nos has amado, y lo que debemos hacer para que no sean inútiles tantos sacrificios tuyos y de Tu Divino Hijo.

Sí, Tu Corazón traspasado, representado en la Medalla, se apoyará siempre sobre el nuestro y lo hará palpitar al unísono con el tuyo.

Lo encenderá de amor a Jesús y lo fortificará para llevar cada día la cruz detrás de Él.

Ésta es tu hora, oh María, la hora de tu bondad inagotable, de tu misericordia triunfante, la hora en la cual hiciste brotar, por medio de tu Medalla, aquel torrente de gracias y de prodigios que inundó la tierra.

Has, oh Madre, que esta hora que te recuerda la dulce conmoción de Tu Corazón, que te movió a venirnos a visitar y a traernos el remedio de tantos males, haz que esta hora sea también nuestra hora, la hora de nuestra sincera conversión, y la hora en que sean escuchados plenamente nuestros votos.

Tú, que has prometido justamente en esta hora afortunada, que grandes serían las gracias para quienes las pidiesen con confianza: vuelve benigna tu mirada a nuestras súplicas.

Nosotros te confesamos no merecer tus gracias, pero, a quién recurriremos oh María, sino a Ti, que eres nuestra Madre, en cuyas manos Dios ha puesto todas sus gracias? Ten entonces piedad de nosotros.

Te lo pedimos por tu Inmaculada Concepción, y por el amor que te movió a darnos tu preciosa Medalla. Oh Consoladora de los afligidos, que ya te enterneciste por nuestras miserias, mira los males que nos oprimen.

Haz que tu Medalla derrame sobre nosotros y sobre todos nuestros seres queridos tus benéficos rayos: cure a nuestros enfermos, dé la paz a nuestras familias, nos libre de todo peligro.

Lleve tu Medalla alivio al que sufre, consuelo al que llora, luz y fuerza a todos.

Especialmente te pedimos por la conversión de los pecadores, particularmente de aquéllos que nos son más queridos. Recuerda que por ellos has sufrido, has rogado y has llorado.

Sálvanos, oh Refugio de los pecadores, a fin de que después de haberte todos amado, invocado y servido en la tierra, podamos ir a agradecerte y alabarte eternamente en el Cielo.

Amén

 

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A LA MILAGROSA

Postrado ante vuestro acatamiento, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra concepción sin mancha, os elijo, desde ahora para siempre, por mi Madre, Abogada, Reina y Señora de todas mis acciones y Protectora ante la majestad de Dios.

Yo os prometo, virgen purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean vuestro amor.

Recibidme, Madre tierna, desde este momento y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.



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A la Medalla Milagrosa DEVOCIONES Y ORACIONES

Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa

La Novena comienza el 18 de noviembre y la fiesta de la medalla Milagrosa es el 27.

El 1830 en París, rue du Bac número 140, tiene lugar la primera aparición moderna de la Virgen Santísima. Comienza lo que Pío XII llamó la «era de María», una etapa de repetidas visitaciones celestiales.

En la noche del 18 de julio a eso de las 23:30, un ángel guió a Sor Catalina Labouré a la capilla del convento y sentada en un sillón, junto al altar, estaba la Virgen. Catalina dudaba que fuese la Virgen. Pero el niño me dijo: «¡ESA ES LA SANTA VIRGEN!», entonces la miró dio un salto hacia ella, se arrodilló a sus pies y poniendo las manos sobre sus rodillas….

ORACIÓN PREPARATORIA (PARA TODOS LOS DÍAS)

Virgen y Madre lnmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a Ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección, y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.

DÍA PRIMERO

Oración Preparatoria

En una medianoche iluminada con la luz celeste como de Nochebuena la de 18 de Julio de 1830 , aparecióse por primera vez la Virgen Santísima a Santa Catalina Labouré, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl.

Y le habló a la santa de las desgracias y calamidades del mundo con tanta pena y compasión que se le anudaba la voz en la garganta y le saltaban las lágrimas de los ojos.

¡Cómo nos ama nuestra Madre del Cielo! ¡Cómo siente las penas de cada uno de sus hijos! Que tu recuerdo y tu medalla, Virgen Milagrosa, sean alivio y consuelo de todos los que sufren y lloran en desamparo.

Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

1º La oración de San Bernardo «Acordaos,,, o la Salve.

ORACIÓN DE SAN BERNARDO

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente

2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!

3º Oración final

ORACIÓN FINAL

Señor Dios nuestro, que por la lnmaculada Virgen María asociada a tu Hijo de modo inefable, nos das alegrarnos con la abundancia de tu bondad, concédenos propicio que sostenidos por su maternal auxilio, nunca nos veamos privados de tu providente piedad, y que con fe libre, nos sometamos al misterio de tu redención.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

DÍA SEGUNDO

Oración Preparatoria

En su primera aparición, la Virgen Milagrosa enseñó a Santa Catalina la manera cómo había de portarse en las penas y tribulaciones que se avecinaban.

¡Venid al pie de este altar! decíale la celestial Señora , aquí se distribuirán las gracias sobre cuantas personas las pidan con confianza y fervor, sobre grandes y pequeños…

Que la Virgen de la Santa Medalla y Jesús del Sagrario sean siempre luz, fortaleza y guía de nuestra vida.

Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

1º La oración de San Bernardo «Acordaos,,, o la Salve.

2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!

3º Oración final

DÍA TERCERO

Oración Preparatoria

En sus confidencias díjole la Virgen Milagrosa a Sor Catalina: «Acontecerán no pequeñas calamidades. El peligro será grande. Llegará un momento en que todo se creerá perdido. Entonces yo estaré con vosotros: ¡Tened confianza!»

Refugiémonos en esta confianza, fuertemente apoyada en las seguridades de que su presencia y de su protección nos da la Virgen Milagrosa. Y en las horas malas y en los trances difíciles no cesaremos de invocarla: .

Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

1º La oración de San Bernardo «Acordaos,,, o la Salve.

2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!

3º Oración final

DÍA CUARTO

Oración Preparatoria

De pie entre resplandores de gloria, tiene en sus manos una pequeña esfera y aparece en actitud estática, como de profunda oración.

Después, sin dejar de apretar la esfera contra su pecho, mira a Sor Catalina para decirle: «Esta esfera representa al mundo entero… y a cada persona en particular».

Como el hijo pequeño en brazos de su madre, así estamos nosotros en el regazo de María, muy junto a su Corazón Inmaculado.

¿Podría encontrarse un sitio más seguro?.

Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

1º La oración de San Bernardo «Acordaos,,, o la Salve.

2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!

3º Oración final

DÍA QUINTO

Oración Preparatoria

De las manos de María Milagrosa, como de una fuente luminosa, brotaban en cascada los rayos de luz. Y la Virgen explicó: , haciéndome comprender añade Santa Catalina lo mucho que le agradan las súplicas que se le hacen, y la liberalidad con que las atiende.

La Virgen Milagrosa es la Madre de la divina gracia que quiere confirmar y afianzar nuestra fe en su omnipotente y universal meditación. ¿Por qué, pues, no acudir a Ella en todas nuestras necesidades?.

Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

1º La oración de San Bernardo «Acordaos,,, o la Salve.

2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!

3º Oración final

DÍA SEXTO

Oración Preparatoria

Como marco de gloria aureolando a la Virgen, vio Sor Catalina aparecer unas letras de oro que decían: .

Y enseguida oyó una voz que recomendaba llevar la medalla y repetir a menudo aquella oración jaculatoria, y prometía gracias especiales a los que así l
o hiciesen.

¿Dejaremos nosotros de hacerlo? Sería imperdonable dejar de utilizar un medio tan fácil de asegurarnos en todo momento el favor de la Santísima Virgen.

Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

1º La oración de San Bernardo «Acordaos,,, o la Salve.

2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!

3º Oración final

DÍA SÉPTIMO

Oración Preparatoria

Nuestra Señora ordenó a Sor Catalina que fuera acuñada una medalla según el modelo que Ella misma le había diseñado.

Después le dijo: «Cuantas personas la lleven, recibirán grandes gracias que serán más abundantes de llevarla al cuello y con confianza.

Ésta es la Gran Promesa de la Medalla Milagrosa. Agradezcámosle tanta bondad, y escudemos siempre nuestro pecho con la medalla que es prenda segura de la protección de María.

Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

1º La oración de San Bernardo «Acordaos,,, o la Salve.

2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!

3º Oración final

DÍA OCTAVO

Oración Preparatoria

Fueron tantos y tan portentosos los milagros obrados por doquier por la nueva medalla, (conversiones de pecadores obstinados, curación de enfermos desahuciados, hechos maravillosos de todas clases) que la voz popular empezó a denominarla con el sobrenombre de la medalla de los milagros, la medalla milagrosa; y con este apellido glorioso se ha propagado rápidamente por todo el mundo.

Deseosos de contribuir también nosotros a la mayor gloria de Dios y honor de su Madre Santísima, seamos desde este día apóstoles de su milagrosa medalla.

Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

1º La oración de San Bernardo «Acordaos,,, o la Salve.

2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!

3º Oración final

DÍA NOVENO

Oración Preparatoria

Las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa constituyen indudablemente una de las pruebas más exquisitas de su amor maternal y misericordioso.

Amemos a quien tanto nos amó y nos ama.

Como su feliz vidente y confidente, Santa Catalina Labouré, pidámosle cada día a Nuestra Señora la gracia de su amor y de su devoción.

Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

1º La oración de San Bernardo «Acordaos,,, o la Salve.

2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!

3º Oración final

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A la Medalla Milagrosa DEVOCIONES Y ORACIONES Tipos especiales de Rosario

Santo Rosario de Jaculatorias de la Medalla Milagrosa

El día 27 de noviembre de 1830 la bondadosa, solícita y buena madre del cielo, le mostró a santa Catalina Labouré, con una visión, grabada con letras de oro, la jaculatoria ¡OH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS!.

Esta jaculatoria, junto con llevar colgada al cuello la Medalla Milagrosa que también se le mostró , es promesa de la Virgen de vivir bien, morir en paz con Dios y salvarte.

Las gracias y favores que la Santísima Virgen concede a los que practican esta devoción son incontables.

Por la señal de la Santa Cruz…

Felicitemos a la Santísima Virgen por el singular Privilegio de su Concepción Inmaculada:

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea.
Pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.
A ti celestial Princesa, Virgen sagrada María
Te ofrezco, en este día, alma, vida y corazón.
Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.

Atendiendo el deseo de la Virgen Santísima Milagrosa recemos con confianza y fervor las siguientes Oraciones…

PRIMERA INVOCACIÓN

Madre mía amantísima, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, en todos los instantes de mi vida acordaos de mí, miserable pecador.

Padre nuestro que estás en el cielo…
10 jaculatorias. ¡OH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS!
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

SEGUNDA INVOCACIÓN

Acueducto de las divinas gracias, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, concededme abundancia de lágrimas para llorar mis pecados.

TERCERA INVOCACION

Reina de cielos y tierra, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, sed mi amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos.

CUARTA INVOCACIÓN

Inmaculada, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, alcanzadme de vuestro Santísimo Hijo las gracias que necesito para mi salvación.

QUINTA INVOCACIÓN

Abogada y refugio de nosotros pobres pecadores, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, asistidme en el trance de la muerte y abridme las puertas del cielo.

PEDIDO DE GRACIA Y FINAL

Pídase la gracia que por intercesión de la Santísima Virgen se desee alcanzar…
Y denle gracias por las ya obtenidas.

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN

Señor nuestro Jesucristo, que quisisteis honrar con innumerables milagros a vuestra Madre la beatísima Virgen María, inmaculada desde el primer instante de su concepción, concédenos que, implorando siempre su patrocinio, consigamos los goces eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Así sea.

SÚPLICA DE SAN BERNARDO

Acudamos a la maternal protección y amparo de la Santísima Virgen con la siguiente súplica (de San Bernardo):

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, hayan sido abandonados de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Virgen Madre de las vírgenes!, y, aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh purísima Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien escuchadlas y atendedlas favorablemente.

LA SALVE REZADA O CANTADA

Dios Te salve Reina y Madre de Miseridcordia…

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A la Medalla Milagrosa DEVOCIONES Y ORACIONES

Oraciones, Novena y Triduo a la Medalla Milagrosa

Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa

Santo Rosario de Jaculatorias de la Medalla Milagrosa

Súplica y Oracion de Consagración a la Medalla Milagrosa

Triduo a la Medalla Milagrosa

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