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00 Todas las Advocaciones 06 Junio 11 Noviembre ADVOCACIONES Y APARICIONES Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Movil Noticias 2019 - enero - junio

Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa, Hermana de Virgen de Luján, Argentina (23 nov, 25 jun)

Fue a comienzos del siglo XVII.

El hacendado Farías de Sáa, mandó traer desde el Brasil dos imágenes hacia Sumampa.

Una era la Inmaculada Concepción y otra la Virgen de la Consolación.

ns de sumampa primer plano

Al llegar al paraje de Luján los bueyes no quisieron avanzar más.
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Y ahí quedó la que es hoy la Virgen de Luján.

La otra carreta siguió viaje y al final se perdió de la tropa.
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Pero la mula guiada por la virgen, llegó sola a la casa de don Farías de Sáa que la esperaba ansioso.

En el Noroeste Argentino, en la Provincia Santiago del Estero, en la localidad de Quebrachos se halla el pueblo Sumampa Viejo, distante de Santiago del Estero a 238 km.

Está situado en un pequeño valle, rodeado de serranías bajas, y con un origen que se remonta a la segunda mitad del siglo XVI.

A 4 km. se ubica el santuario de Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa.
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El 23 de noviembre, previo novenario, es la Festividad en honor a la milagrosa imagen que hiciera traer de Brasil Don Antonio Farías de Saa hacia 1630.
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Se realizan festejos religiosos y populares, con peregrinos de Córdoba, Santa Fe, Catamarca, Tucumán y Santiago.
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También se festeja la fecha de su llegada, el 25 de junio.

Nuestra Señora de la Consolación es venerada especialmente en todo el sur de la provincia de Santiago del Estero, de donde es Patrona, y en grandes regiones de Córdoba, Catamarca y Santa Fe.

Su santuario, erigido hace 300 años, tiene prestigio nacional. 

virgen de lujan y papa francisco

 

HERMANA DE LA VIRGEN DE LUJÁN

Portugués de nacimiento, don Antonio Antonio Farías de Sáa estaba radicado en Córdoba y tenía su hacienda en Sumampa.

Compartía una tierna piedad mariana y sintió la necesidad de tener en esas desoladas tierras una imagen que le acompañara y que sirviera para reunir a la escasa cantidad de pobladores que, allá por 1630, habitaban la zona.

En el primer tercio del siglo XVII mandó traer desde el Brasil dos imágenes de Nuestra Señora, finamente talladas en arcilla y cocidas por artesanos de la ciudad de Pernambuco.

Una era la Inmaculada Concepción y otra la Virgen de la Consolación.

El barco con tan importante encargo se llamaba «San Andrés» y llegó al puerto de Buenos Aires en marzo de 1630.

Una vez desembarcadas fueron colocadas sobre dos carros tirados por bueyes y despachadas rumbo al norte por el Camino Viejo hacia Córdoba del Tucumán.

Al llegar a Luján, uno de los carros, el que transportaba a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, se detuvo y los bueyes se negaron a seguir viaje.

La historia es por todos conocida y hoy, en las cercanías de ese paraje, se alza imponente la Basílica dedicada a la Virgen de Luján, Patrona de Argentina.

El otro carro siguió su ruta y al llegar a Córdoba, la imagen fue montada en el lomo de una mula para ser llevada a Santiago del Estero.

La historia cuenta que la mula, que integraba una tropa de carga, se extravió al llegar a Sumampa Viejo.

Y por sí sola, sin que nadie la guiase, se encaminó a la estancia de don Antonio Farías de Sáa.

Allí se quedó y no quiso caminar más.
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Se le alivió del peso de la imagen, y el animal reinició la marcha.
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Vuelta la Virgen sobre la mula y otra vez el animal se detuvo.
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De allí se le descargó definitivamente, pues estaba claro que la Virgen había elegido ese hermoso valle para quedarse, en la propia estancia de Don Antonio y a 4 km. de Sumampa Viejo.

El prodigio fue comentado en toda la comarca y pronto comenzaron a acudir sus moradores para rezar frente a la Virgen.

ns de sumampa entera

 

DESCRIPCIÓN DE LA IMAGEN

La virgen es pequeña no mide mas de 20 centímetros de alto y esta sentada sobre una banqueta rudimentaria.
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Que a su vez se asienta en un montículo de piedra agregado posteriormente.

La cara es bonita: muy amplia la frente; la nariz recta; la boca delicada; bien trazada la línea del mentón.

Los siglos le han impreso un tinte pálido, medio amarillento, como de marfil viejo.

El artista o mas bien el simple devoto aficionado, han logrado sin pensarlo tal vez, un acierto feliz en un detalle fácil: en los ojos le ha bastado una pincelada tenue, una oblea diminuta y una curva para conseguir una expresión.

Revelación de la mirada: Su mirada es serena firme sin dureza, transparente y diáfana como un cristal.

Por eso mira de frente y de frente con toda confianza se la mira.

La toca blanca: La Virgen de Sumampa cubre su cabeza ligeramente inclinada hacia su derecha con una toca blanca, manteleta o pañuelo grande que cae hasta poco mas abajo de los hombros.

Y esta bien así conforme a la reglas de la modestia que ajustó su vida y a su conducta la moradora silenciosa de la casita humilde de Nazaret.

Donde la vida se deslizaba tranquila y feliz, bajo la mirada vigilante del jefe de la familia, el patriarca San José.

La túnica y el manto: La túnica en la imagen de Sumampa es roja de un rojo oscuro, semejante acaso a la de las vírgenes de Judá, que en los días festivos debía ser de púrpura de Tiro.

Un ceñidor dorado que se anidaba a la cintura.

El manto es azul oscuro asimismo; da una amplia vuelta sobre las rodillas en forma de cubrir todo lo rojo y aparece sembrado con unas hojas sueltas, color oro viejo, que se juntan en grupo de a tres, como se quisieran imitar la flor de lis.

El Niño Jesús dormido: Sobre las rodillas de la Señora duerme en Niño Jesús, de pocos meses de edad.

Los finos labios de la madre parecen haberse pegado con la ultima estrofa de un dulce arrorro en el preciso instante tras vago cabecear, dejando caer el bracito izquierdo hacia adelante.

Para recostar a su hijo María a tendido un pañal, detalle este que por si solo sugiere un largo capitulo de vigilias, de preocupaciones y de ternuras domesticas.

Porque apenas se cabe insinuar que ese pañal es obra de Maria.

Ambiente hogareño: La Virgen de Sumampa es de ambiente mas humano, mas real, con mayor sentido de la vida domestica, que hemos contemplado.

Difunde en torno suyo el halago de la confianza familiar, de la caricia hogareña, insinuante, acogedora.

Hasta se nos ocurre postiza la corona que le asigna la sanción divina de su gloria imperecedera.

Quizás mejor estaría en su lugar el rodete aquel de trapo que ella armaba sobre su cabeza para asentar el cántaro e ir en busca del agua del manantial; ese pachaquil que llaman las mujeres de Santiago del Estero.

sumampa

 

PRODIGIOS DE NUESTRA SEÑORA

En Sumampa fue entronizada la imagen de Nuestra Señora con el Niño Jesús en brazos, y ante ella se inclinaron españoles e indios.

Quienes mantendrían encendida su veneración pese a la escasez de medios y a las grandes distancias a través de los siglos.

La Señora de la Consolación dio protección a la expedición española contra los indígenas del Chaco –que en sus continuas correrías saqueaban y martirizaban el noreste argentino– terminada con éxito por el gobernador don Ángel Peredo en 1673.

En 1857 fue invocada por los vecinos de Sumampa a raíz de la terrible sequía que asoló esa tierra perjudicando los intereses de sus habitantes y la economía regional.

La Virgen atendió sus ruegos y una copiosa lluvia regó la comarca, trayendo alivio y bienestar a la zona.

Tan fuertes fueron las precipitaciones que la peregrinación con la milagrosa imagen, organizada en señal de agradecimiento, no pudo retornar a la capilla.

En 1808 visitó el lugar don Nicolás Videla del Pino, obispo del Tucumán, quien lamentó en sus observaciones que en

«ese santuario tan célebre, teniendo una imagen tan prodigiosa, no se haya conservado el menor pedazo de papel que pudiera recordar las gracias y favores concedidos por la Virgen a sus devotos».

Otra distinción de ese pueblo son las «promesas» a la Virgen de la Consolación de Sumampa.

Desde 1984 la Virgen de Sumampa es formalmente patrona de la provincia de Santiago del Estero.
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A partir de ese año, el collar y su imagen fueron instituidos como distinción honorífica para ser utilizada por los gobernadores constitucionales.
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Otorgada por el Excelentísimo Obispo Diocesano en la ceremonia de asunción.

iglesia de sumampa

 

SANTUARIO DE ADOBE

No tardó en levantarse en el lugar un tosco oratorio construido por indios abipones evangelizados, bajo la dirección de don Antonio Farías de Saá y los Jesuitas.

El santuario, que en su estructura original data de 1684, está echo de grandes adobes crudos con paredes de un metro de ancho.

Consta de una sola nave de cuarenta metros de largo por diez de ancho, estructura de «seis tirantes y tijerillas», y techo a dos aguas cubierto de tejas.

El frente acusa un estilo propio de la época. Fue restaurado en 1782 y 1808.

De líneas austeras, con coro alto de estructura de madera y una maciza torre lateral coronada por una cúpula.

Dos habitaciones rectangulares a los lados del presbiterio simulan los brazos de un transepto; una de ellas es la sacristía.

Este templo es el más antiguo de los monumentos históricos en Santiago del Estero.

Es Monumento Histórico Nacional a partir de 1973 y en él, desde hace tres siglos, se celebran las fiestas de la Virgen de Sumampa, cuyo carácter popular las ha hecho célebres, contribuyendo a su arraigo en todo el territorio de la provincia de Santiago del Estero.

Es punto de destino de importantes peregrinaciones entre el 12 y el 23 de noviembre de cada año.
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Sus fieles recorren amplias distancias a pie, a lomo de mula o a caballo para orar con fervor a los pies de la milagrosa imagen.

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Su culto ya tiene Misa y Oficio Propio.

En el año 1700, don Antonio Farías de Saá donó a la Virgen de la Consolación una legua de terreno en Sumampa, a todos los vientos, partiendo como centro del santuario en que se le venera.

Se cuenta que infinidad de veces sus fervientes devotos (quienes recibieron milagros de la Virgen), acordaron construirle un edificio de magnitud y de lujo en ese mismo valle.

Pero todas las tentativas fracasaron porque la obra se desplomaba o ocurría algún percance que la estancaba.

Esto indujo a los lugareños a la creencia de que la Virgen no quería abandonar su santuario legendario y rústico.

 

DATOS IMPORTANTES SOBRE NUESTRA SEÑORA

El Santuario de Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa, es el único edificio en pie del periodo Virreinal en toda la Provincia de Santiago del Estero, República Argentina.

Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa, está pues en el mismo Santuario que la cobijó desde la primera hora y ocupa el mismo solar por ella elegido para irradiar austeridad en un ambiente de noble quietud campestre.

Lejos del refinamiento urbano, su capilla es una reliquia de casi cuatro siglos que guardan en su escama de teja, el secreto de muchos clamores, y el aliento de muchas esperanzas…

El Santuario de Sumampa fue declarado Monumento Histórico Provincial y Monumento Histórico Nacional.

Títulos y Honores de la Virgen fueron otorgados por la Iglesia del Pueblo Santiagueño a la Virgen de la Consolación de Sumampa.

• Patrona de los transportistas (por haber recorrido un largo camino desde Brasil hasta Sumampa en diferentes medios de transporte, barco, carreta, lomo de mula, etc.) – 1983
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• Patrona del Pueblo de la Provincia de Santiago del Estero – 1984
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• Patrona de la Cultura de Santiago del Estero – 1995
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• Patrona de los estanciero (pues fue un estanciero el que la trajo del Brasil)
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• Patrona de la lluvia
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• Madre de los humildes y desamparados
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• Guardiana del Honor y la Dignidad Argentina
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• Patrona de las escuelas y la policía

La novena patronal comienza el día 11 de noviembre y concluye el día 19.
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Los días 20, 21 y 22 se realiza un triduo solemne preparatorio y el día de la fiesta patronal en honor a nuestra Señora de la Consolación de Sumampa es el 23 de noviembre.

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También se festeja alrededor del 25 de junio la llegada de la imagen a la zona.

peregrinacion sumampa

 

CORONACIÓN CANÓNICA

El 21 de noviembre de 2009 se realizó la coronación pontificia de la imagen de Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa, en la provincia de Santiago del Estero, Argentina.

El encuentro ocurrió en el santuario Histórico Nacional, localizado a cinco kilómetros de la ciudad de Sumampa.

La eucaristía fue presidida por el nuncio apostólico en el país, Mons. Adriano Bernardini, y concelebrada por el obispo de Santiago del Estero, Mons. Francisco Polti y el obispo auxiliar, Mons. Ariel Torrado Mosconi.

Después de la bendición de las dos coronas, que fueron hechas con material donado por la comunidad sumampeña, fue coronado el hijo y, en seguida, a la Virgen ante una multitud que saludó con paños y banderas erguidas aquel momento histórico.

Una vez coronadas las dos imágenes, los devotos cantaron una serenata en homenaje a la Virgen y marcharon, iluminando el camino con antorchas y lanzando pétalos de rosa hasta llegar a un altar donde la imagen permaneció hasta ayer, fecha de la fiesta de la patrona y de la procesión.

La corona colocada a la Virgen fue bendecida por el Papa Benedicto XVI, en el marco de la visita «Ad Limina» que los obispos de Santiago del Estero, Mons. Francisco Polti, y el auxiliar, Mons. Ariel Torrado Mosconi, hicieron en mayo de 2007.

https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=3JQAurHZ_00

https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=Bs4ZPJ-KrN8

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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00 Todas las Advocaciones 05 Mayo ADVOCACIONES Y APARICIONES Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Movil Noticias 2019 - enero - junio

Nuestra Señora de Lujan, la Patrona de la Argentina (8 may)

Una carreta llevando la imagen a Santiago del Estero se detuvo a orilla del rio Luján.

Y sólo reanudó la marcha cuando bajaron la imagen de la actual Virgen de Luján.

Y allí se quedó.

Así nació la Patrona Argentina, custodiada desde el viaje en barco por el negro Manuel.
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Quien dedicó su vida a ella.
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Y referente fundamental de la gesta libertadora y en la creación de los símbolos patrios…

Su fiesta es el 8 de mayo.

En 1630, cien años después del milagro de Guadalupe, María se manifiesta en el Río de la Plata.

Como suele ocurrir con la Santísima Virgen, a fuerza de milagros se produjo un fenómeno de conversión popular que arrastró a millones de personas a través de los siglos, al amor verdadero por la Madre de Dios y a través de Ella a Cristo.

Desde el Brasil partió la imagencita de la Virgen de Luján, hoy venerada en la Basílica.

Los acontecimientos se remontan al siglo XVII, cuando Antonio Farías Saa, un hacendado portugués afincado en Sumampa, le escribió a un amigo suyo de Brasil para que le enviara una imagen de la Virgen en cuyo honor quería levantar una ermita.

En Mayo del año 1630 una caravana de carretas, sale de Buenos Aires rumbo al norte llevando dos imágenes.
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Las que hoy conocemos como ‘de Luján’ y ‘de Sumampa’ respectivamente.
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La primera representa a la Inmaculada y la segunda a la Madre de Dios con el niño en los brazos tal como Virgen de la Consolación.
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Inmediatamente ambas imágenes emprendieron un largo viaje en carreta con la intención de llegar hasta Sumampa…

Leer también:

 

virgen de lujan en caja de vidrio

 

LA VIRGEN DECIDIÓ QUEDARSE

La imagen, llevada en carreta de Buenos Aires a Santiago del Estero, se detuvo inexplicablemente a las orillas del río Luján (a 67 km de Buenos Aires), cerca de la casa de Don Rosendo Oramas.

Se cambiaron los bueyes y se bajó la carga, pero sin resultado. Los bueyes rehusaban cruzar el río.

Conversando sobre tan extraña novedad, se supone que el negro Manuel, movido por la gracia de Dios dijo:
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“Señor, saque del carretón uno de los cajones, y observemos si camina”.

Así se hizo, pero en vano.
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“Cambien los cajones, veamos si hay en esto algún misterio”, replicó Manuel.

Los bueyes insinuaron moverse en cuanto se bajó esa caja del carro.

Entonces, pensando que todo estaba resuelto, la volvieron a subir. El resultado: el carruaje volvió a quedarse como estacado al piso.

Cuando volvieron a bajar la caja, los bueyes se movieron sin dificultad alguna.

Dijo entonces el negro Manuel:
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“Esto indica que la imagen de la Virgen encerrada en este cajón debe quedarse aquí”.
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Abrieron el cajón y encontraron una bella imagen de la Virgen en su advocación de la Purísima Concepción.

De inmediato los arrieros la veneraron y luego, en devota procesión, llevaron la imagen a la casa de la estancia de Rosendo donde sus dueños le levantaron un humilde altar.

Desde luego los arrieros entendieron que era una particular disposición del Cielo que la imagen de la Virgen encerrada en tal cajón se quedase en aquel paraje, como en efecto se quedó.

La otra imagen prosiguió viaje a su destino en Sumampa, donde se la consagró en la capilla de la estancia de Farías de Saa, en Santiago del Estero, donde dio origen a la devoción de Nuestra Séñora de la Consolación de Sumampa.

Pronto la noticia se propagó y llegaban numerosos peregrinos a la capilla primitiva donde se veneró a Nuestra Señora durante cuarenta años.

negro manuel le reza a ns de lujan
El Negro Manuel y la Virgen de Luján

 

LA «PATRONCITA MORENA»

Se la llamó ‘La Virgen Estanciera’ y la ‘Patroncita Morena’.
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El negro Manuel, un esclavo negro que fue testigo de toda esa maravilla.
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Viendo sus patrones el intenso amor que demostraba a la Virgen, lo destinaron al exclusivo cuidado de la imagen, lo que hizo hasta su muerte.

El negro Manuel nació en 1604 en Cabo Verde (ciudad hoy llamada Dakar), zona tórrida y occidental de África, y en ese tiempo colonia portuguesa.

A los 25 años, cuando Manuel gozaba de su plena libertad, fue apresado en un reclutamiento de negros llevado a cabo a finales del año 1629 por mercaderes sin conciencia y al margen de toda ley, y conducido a las naves ancladas en el puerto de Cabo Verde, para ser vendido como esclavo en el Brasil.

Llegó al puerto de Pernambuco después de una travesía de 30 días.

Al atracar la nave los negros fueron llevados a la plaza pública, y allí puestos a la venta.

Un capitán de navío llamado Andrea Juan lo compró para su servicio.

Dotado de una clara inteligencia y de un corazón humilde, aprendió muy pronto las verdades de la Fe y fue bautizado quizás entre los días de Navidad y Año Nuevo, y a los pocos días recibió la comunión.

Como era de corazón ingenuo y de alma pura e inocente, todas las cosas de la religión le producían una gran impresión.

El negro Manuel deja Brasil en enero de 1630 rumbo al Puerto de Santa María de los Buenos Aires, en el barco del capitán Andrea Juan.

El llevaba en su barco dos imágenes de la Virgen María para su amigo Antonio Farías de Sáa.

Presenció el milagro en la estancia de don Rosendo y dedicó desde entonces su vida a cuidar a la Virgen de Luján.

Se encargaba del orden en la ermita y de los vestidos de la Virgen, dirigiendo los rezos de los peregrinos.

La tradición nos dice que Manuel, recibió el don de curación con el sebo de las velas de la capilla.
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Y relataba a los peregrinos los viajes de la Santa Virgen, que salía de noche para dar consuelo a los afligidos.
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Con los años, don Rosendo falleció y el lugar quedó casi abandonado, pero éste hombre fue siempre fiel y continuó al servicio de la Virgen.

Ana de Matos, viuda de Siqueyras, tenía tierras junto al río Luján, y quería construir una capilla y llevar la imagen a su casa.

En el 1671 habló con el Padre Juan de Oramas, administrador de los bienes de don Rosendo y la colocó en su casa, pero la Santa Virgen desapareció y la encontraron en su antigua capilla.

Doña Ana volvió a llevar la imagen a su casa y por segunda vez regresó a la estancia de Don Rosendo.

Doña Ana consultó entonces a las autoridades eclesiásticas y civiles, quienes viajaron al lugar y examinaron lo sucedido, esta vez la Virgen fue trasladada en una devota peregrinación y en compañía de Manuel.

Desde ese momento la imagen no retornó más a su antigua capilla.

Luego de confirmar la veracidad de lo sucedido, la autoridad eclesiástica, autorizó oficialmente el culto público a la «Pura y Limpia Concepción del Río Luján».
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Doña Ana donó el terreno para la realización del nuevo templo en el año 1677 lugar en donde actualmente se encuentra la hermosa Basílica de Luján.

imagen origina de ns de lujan

 

LA IMAGEN

La imagen de la Virgen que llegó en 1630 al Río de la Plata es brasileña, hecha en terracota (tierra cocida) en el valle de Paraiba, San Pablo, donde en el siglo XVII, había una importante producción de esculturas de ese material.

Mide 38 cm. Está de pie sobre un nimbo de nubes donde aparecen cuatro cabezas de ángeles.
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A ambos lados de la figura se ven las puntas de la luna en cuarto creciente.
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Tiene las manos juntas sobre el pecho.

Estaba totalmente policromada, siendo el manto azul cubierto de estrellas, y la túnica roja.

En 1681 –según el historiador Maqueda- ya se veneraba la imagen vestida.

El padre De Los Ríos, en una visita canónica a Luján en 1737, dispone que cada tres meses se renovara el vestuario de la Virgen.

En 1904, Juan Nepomuceno Terrero, Obispo de La Plata –Diócesis a la que por ese entonces pertenecía Luján-, ante el evidente deterioro de la imagen a causa de la desintegración de la arcilla con la que fuera construida, mandó hacerle una cubierta de plata, que dejó a la vista solo el rostro y las manos.

Dicha cubierta, de autor anónimo, es de perfil cónico y está compuesta de dos piezas que se unen en el costado de la imagen.

La frontal remeda túnica y manto.

Ambas están repujadas y cinceladas imitando telas con roleos vegetales y un galón en el borde del manto.

La cubierta de plata sólo se hizo para preservar la figura de María, porque se la siguió vistiendo con trajes de tela.

Desde esa época se le superpone el cuarto creciente por delante del manto con que se la viste.

Es ya tradición que dicho manto se le cambie una vez al año, en fecha cercana al 8 de mayo, día de la Coronación.

En 1887, el Padre colocó la Imagen sobre una base de Bronce, le adosó la rayera gótica con la inscripción:
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«Es la Virgen de Luján la primera Fundadora de esta Villa»
y una aureola de doce estrellas.
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Ornamentada en esta forma, fue coronada con la corona Imperial bendecida por León XIII.

El 3 de diciembre de 1871 se realizó la primera peregrinación general al Santuario de Luján, desde entonces millones de personas concurren cada año.

Es uno de los centros de peregrinación más importantes de Latinoamérica.

Actualmente, la fiesta principal se celebra el 8 de mayo.

padre jorge maria salvaire
Padre Jorge Maria Salvaire

 

UN MILAGRO DA ORIGEN A LA PARROQUIA

En 1684 llegó a Luján el sacerdote Pedro de Montalvo.
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Sumamente enfermo, pidió a la Virgen su curación.

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El Padre Montalbo estaba desahuciado y casi moribundo cuando fue llevado a la capilla.
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El Negro Manuel le ungió el pecho con el sebo de la lámpara que ardía en el altar y le dio de beber una infusión con abrojos de los que solía desprender del vestido de la Virgen.

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Don Pedro sanó milagrosamente y agradecido se quedó como primer capellán.

El P. Montalvo pertenecía a una noble familia y gozaba de vastas e influyentes relaciones.

Con mucho entusiasmo se dedicó a la terminación de la capilla con la ayuda de sus relaciones y de las autoridades coloniales, quienes venciendo obstáculos de toda índole, tuvieron la inigualable satisfacción de inaugurar en 1685 el nuevo Santuario, al que se trasladó la imagen en solemne Procesión, el 8 de Diciembre.

Así tuvo su primer palacio la Reina del Plata y su primer custodio oficial, Don Pedro de Montalvo.

Luján, el pueblo de la Virgen, fue creciendo en importancia y se le otorgó el título de Villa.

Alrededor de la capilla surgía una población para atender a los peregrinos que acudían de lejos. En vista de ello, el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires constituyó la Parroquia de Nuestra Señora del Río Luján el 23 de octubre de 1730 y designó al P. José Andujar como su primer párroco.


MILAGRO EN MENDOZA

En 1832 un malón de 2000 indios se había propuesto llegar a la ciudad de Mendoza.

Cuando los indios se encontraban a la orilla del río Mendoza a las dos de la mañana esperando la hora oportuna para atacar, se enfermó la esposa del Juez del lugar.

Ante la gravedad del estado de la señora fue necesario buscar a una mujer médica que vivía en la orilla del río.

Por este motivo, el gendarme que fue a la casa de la médica vio a los indios y dio parte inmediatamente a su jefe, quien en el acto mandó avisar a todos los vecinos.

Muchos huyeron a la Ciudad, pero el resto (principalmente mujeres y niños) se concentraron en la Iglesia del lugar, dedicada a Nuestra Señora de Luján.
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El pobre vecindario clamó a la compasiva Señora del Cielo y Ella los atendió.
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Los indios huyeron despavoridos: jamás se supo cuál fue la causa de su fuga.

Lo cierto es que desapareció el peligro y el pueblo reconoció en su Patrona a la autora del prodigio y salió del templo confesando a voces, entre lágrimas y sollozos, que “la Virgen de Luján los había salvado”.

La Virgen había salvado en esta ocasión a la incipiente Villa que se formaba alrededor de su Capilla y también de manera tan oportuna a la ciudad capital de Mendoza.

basilica de lujan fondo

 

LA BASÍLICA NACIONAL DE LUJÁN

Hacia el año 1872, el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Federico Aneiros, entregó la custodia del templo a los sacerdotes de la congregación de la Misión, conocidos como Padres Lazaristas (fundados por S. Vicente de Paúl).

En aquel entonces el Padre Jorge María Salvaire, fue herido en un viaje por los indios y estuvo al borde de la muerte.

En ese momento realizó una promesa a la Santísima Virgen y milagrosamente fue sanado.

La promesa del Padre Salvaire fue, «Publicaré tus milagros…, engrandeceré tu Iglesia».
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En cumplimiento de este voto, publicó en 1885 la «Historia de Nuestra Sra. de Luján».

En 1889 fue nombrado Cura Párroco de Luján y dedicó su vida y esfuerzos para edificar la gran Basílica, con el apoyo de Monseñor Aneiros y la colaboración de sus compañeros de Congregación, inició la construcción de la actual Basílica Nacional el 6 de mayo de 1890.

La Basílica se inauguró en el 1935. El director de la obra fue el Ingeniero Ulrico Courtois.

Después de vencer muchas dificultades, el 4 de mayo de 1890, trazados ya los planos y elegido el estilo gótico, dieron comienzo las obras de la actual Basílica.

La aprobación alentadora del Arzobispo, que asumió toda la responsabilidad, lo orientaba a no gastar en la construcción, más de lo que entrara.

El entusiasmo creado fue tal que, sin aportes estatales, con la sola contribución de los fieles, los cimientos se hundieron en la tierra y los nuevos muros empezaron a aflorar y crecer.

Planos, dependencias varias -hornos de ladrillos, herrerías, taller de piedras, carpintería, etc. Todo fue previsto y montado.

Cuando la Comisión objetó los planos por lo grandioso de la construcción, dijo el Arzobispo Aneiros. «

La Virgen quiere este templo. Y el Pueblo argentino, cuando sabe de qué se trata, es muy generoso.

Sabiendo que se trata de elevar a su Madre del Cielo una iglesia digna de Ella, se mostrará generoso.»

Tres años después, en 1897, León XIII creó el Obispado de La Plata -Monseñores Espinosa y Terrero- continuaron estimulando la colosal empresa.

En 1904, en un marco de fervorosa solemnidad, la Sagrada Imagen de Luján fue trasladada desde el Santuario de Lezica al nuevo Camarín.

En 1910, Mons. Terrero bendijo solemnemente las naves de la Basílica, habilitándolas para las celebraciones cultuales mientras se continuaba la construcción del resto.

El grandioso órgano de la Basílica, construido en la casa Cavaillé-Coll de París, de 49 registros reales, fue inaugurado a mediados de 1911.

La BASÍLICA es de estilo neogótico ojival.

Está circundada por una reja de hierro forjado que a intervalos presenta el monograma de la Virgen.

Se accede al santuario a través de una escalinata de mármol blanco de 15 peldaños que simboliza el acceso del ancianismo a un lugar superior.

La fachada se divide en tres plantas: inferior, central y superior. Tiene preciosos vitrales.

La cripta de la basílica alberga muchos tesoros relacionados con la historia de Luján, cuenta además con hermosas réplicas de todas las advocaciones marianas de América.

virgen de lujan y papa francisco

 

LA SOLEMNE CORONACIÓN DE LA VIRGEN DE LUJÁN

El Padre Salvaire, en 1886, presentó al Papa León XIII, la petición del Episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la Virgen.
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El Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV domingo después de Pascua.
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La coronación canónica se realizó el 8 de mayo de 1887.

El santuario recibió de Pío XII el título de Basílica en el año de 1930.

Juan Pablo II bendijo la imagen de Nuestra Señora de Luján el 11 de noviembre de 1995, con ocasión de la visita «ad límina» de los obispos argentinos.

El 13 de noviembre de 1998 el Papa visitó la iglesia nacional de Argentina en Roma, el primer templo de una república americana situado en la diócesis del Papa, y entronizó la imagen de la Virgen de Luján, patrona de Argentina.

Dijo el Papa:

«En la encrucijada del Tercer Milenio te encomiendo, Madre Santa de Luján, la patria Argentina: las esperanzas y anhelos de sus gentes; sus familias y hogares, para que vivan en santidad; sus niños y jóvenes, para que crezcan en paz y armonía y puedan encontrar su vocación humana y cristiana; te encomiendo también el esfuerzo cotidiano y el diálogo solidario de los empresarios, trabajadores y políticos, que en la Doctrina Social de la Iglesia encuentran su inspiración más genuina».

El pontífice también suplicó a la Virgen Patrona de la Argentina que cuide al pueblo argentino, lo sostenga en la defensa de la vida, lo consuele en la tribulación, lo acompañe en la alegría y lo ayude siempre

«a elevar la mirada al cielo, donde los colores de su bandera se confunden con los colores de tu manto inmaculado».

 

LA DIVISA ARGENTINA

El 27 de Junio de 1806, los ingleses invadieron Buenos Aires.

El domingo 1º de Julio se prohíbe la celebración de los cultos a Nuestra Señora del Rosario con la solemnidad acostumbrada y el Capitán de Navío de la Real Armada D. Santiago de Liniers y Bremont hace voto solemne a Nuestra Señora ofreciendo las banderas que se tomasen al invasor de reconquistar la ciudad, firmemente persuadido de que lo lograría bajo tan alta protección.

Don Juan Martín de Pueyrredon también comienza a organizar la reacción. Munido de un exorto del gobernador Ruiz Huidobro recluta voluntarios de la campaña por los establecimientos rurales de Pilar, Baradero, Morón, Salto, Arrecifes y Luján.

El 28 de Julio los paisanos se reunieron en Luján, sitio alejado de la ciudad de Buenos Aires, en el que contaban con el apoyo del alcalde Gamboa y del párroco Vicente Montes Carballo.
.
Después del oficio de la Misa, recibieron del Cabildo local el Real Estandarte de la Villa, que en una de sus caras tenía la imagen de la Virgen y en la otra las armas de la Corona, para usarlo frente a las tropas.

A falta de escapularios, que esos gauchos respetuosos de la Fé necesitaban como un escudo protector, el cura les entregó dos cintas que seguramente habrá comprado de prisa en una tienda del pueblo, de colores celeste y blanco, las cuales, no habiendo uniformes, también servían de identificación entre los heroicos voluntarios.

Así nació la divisa patria Argentina

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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El Negro Manuel, custodia de la Virgen de Luján

Dijo el Negrito Manuel  “Mi Ama, la Santísima Virgen”

La Sabiduría Divina se valió de la sencillez
de un pobre indio llamado Diego,
para promover los cultos
que se dan a su Divina Madre en Guadalupe.

Así también quiso valerse
de este esclavo humilde llamado Manuel,
para propagar las maravillas
de nuestra Madre de Luján.

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MANUEL, FIEL ESCLAVO DE LA VIRGEN DE LUJÁN

El negro Manuel nació en 1604, en Cabo Verde –hoy ciudad llamada Dakar-, en la Costa de los Ríos, zona tórrida y occidental de África. En ese tiempo era colonia portuguesa.

A los 25 años, cuando Manuel gozaba de su plena libertad, un reclutamiento de negros llevado a cabo por mercaderes sin conciencia y al margen de toda ley fue apresado, y conducido a las galeras surtas en el muelle del puerto de Cabo Verde, para ser vendido como esclavo en el Brasil. Llegó hasta el puerto de Pernambuco, después de una travesía de 30 días. Al atracar la nave los negros fueron llevados a la plaza pública, y allí puestos a la venta. Un capitán llamado Andrea Juan lo compró para su servicio. Eran los últimos meses del año 1629.
Dotado de una clara inteligencia y de un corazón humilde aprendió muy pronto las verdades de la Fe y fue bautizado quizás en los días de Navidad y Año Nuevo, y a los pocos días recibió la comunión. Y como era de corazón ingenuo y de alma pura e inocente todas las cosas de religión le daban una gran impresión

El negro Manuel deja Brasil en enero 1630, rumbo al Puerto de Santa María de los Buenos Aires, junto con el capitán Andrea Juan. Andrea Juan, llevaba dos imágenes de la Virgen María a su amigo Antonio Farías de Sáa, a fin de darle culto en la Capilla que estaba construyendo en su estancia de Sumampa –en este tiempo se llamaba toda la región Córdoba del Tucumán-. Llegados a Buenos Aires, Andrea Juan tuvo algunos inconvenientes por ser contrabandista, como era común en esta época. Entonces su amigo Bernabé González Filiano, sale ante las Autoridades por fiador suyo, solventando la deuda. El marino portugués en agradecimiento le entrega su esclavo, el negro Manuel, y Filiano manda enseguida a Manuel a su estancia de Luján, para mayor seguridad y evitarse complicaciones.


PALABRAS DE MANUEL

No existe ningún documento por escrito de los favores que concediera la Virgen al negro Manuel, ni tampoco una historia del mismo Manuel sobre su Madre del Cielo. Muy poco es lo que conocemos de Manuel, sin embargo los historiadores nos traen las pocas palabras que pronunciara en los momentos más importantes de la historia de Luján.


EN EL MILAGRO DE LAS CARRETAS

Cuando las carretas no quisieron avanzar. Los bueyes por más que tiraban no podían moverla un paso. Admirados de la novedad preguntaron los pobladores al conductor qué cargaba, a lo que respondió que era la misma carga de los días precedentes y pasando a individualizarlas añadió: “Vienen aquí también dos cajones con dos bultos de la Virgen, que traigo recomendados para la Capilla nueva de Sumampa”.

Discurriendo en tan extraña novedad, se supone que el negro Manuel, movido por la gracia de Dios dijo:
“Señor, saque del carretón uno de los cajones, y observemos si camina”.
Así se hizo, pero en vano.
– “Cambien los cajones, veamos si hay en esto algún misterio”, replicó Manuel.

Aquí fue cuando llegó la admiración ya que los bueyes movieron sin dificultad el carretón. Insinuó el negro Manuel:
“Esto indica que la imagen de la Virgen encerrada en este cajón debe quedarse aquí.”

Abrieron el cajón y encontraron una bella imagen de la Virgen en su advocación de la Purísima Concepción. Desde entonces, en lo más intimo del alma del negrito Manuel, se formó una unión firme e indeleble entre su corazón y la Virgen.

Dios dispuso entonces consagrar al negro Manuel al culto de la milagrosa imagen dejándolo en casa de Rosendo Oramas, ya que en él se manifestaban señales evidentes de su filial amor, respeto y veneración. Quedó allí para servirla con prolijidad y esmero. Todo su cuidado era en el aseo y decencia de su altarcito. Se aplicaba con tanta solicitud que nunca tenía a su Imagen sin luz ardiente. La sirvió hasta 1671, o sea, 40 años sirviendo con suma paz y alegría a su única Patrona. A Ella había sido donado como esclavo, y él entendía perfectamente lo que importaba una tal donación, y se reconocía por el verdadero y exclusivo esclavo de la Virgen.


EN LA ERMITA DE ANA DE MATOS

A fines de 1671, el negro Manuel pasa de la Capilla de la estancia de Rosendo a la casa de Doña Ana de Matos, para seguir cuidando dicha imagen. La Virgen no se quería ir de su antigua Capilla de Rosendo sin su esclavo, ya que volvió dos veces sola, por la noche, de la casa de Ana de Matos. Extraña que con la imagen de la Virgen, Doña Ana de Matos no comprase también a su esclavo. El maestro Oramas y los de su familia alegaban que el negro esclavo era de ellos como herederos que eran del entonces difunto Bernabé Filiano. El negro se defendía diciendo: “Yo soy de la Virgen no más; el conductor de las Santas imágenes, Andrea Juan me dijo varias veces antes de morir, en la casa de Rosendo en Buenos Aires, que yo era de la Virgen, y que no tenía otro amo a quien servir más que a la Virgen Santísima.”

Su inocente simplicidad era tal que algunas veces trataba a la Virgen con mucha familiaridad. Fue el caso que, habiéndose hecho ya el pequeño oratorio contiguo a la casa de Ana de Matos, y estando ya colocada en su nicho la Imagen, reparó el negro Manuel que algunas noches faltaba del nicho, y por la mañana la encontraba ya en él, pero llena de rocío muchas veces y otras con el manto llenos de abrojos y cadillos, y por las fimbrias polvo y algo de barro, y en estas ocasiones le decía: “Señora mía, ¿qué necesidad tenéis Vos de salir de casa para remediar cualesquiera necesidad siendo tan poderosa? ¿Y, cómo Vos sois tan amiga de los pecadores, que salís en busca de ellos, cuando véis que os tratan mal?”


CON EL PADRE MONTALBO

Uno de los más famosos milagros obrados por la Virgen a través del negro Manuel y seguramente el más celebrado fue la curación del p. Pedro Montalbo. Sucedió que en el año 1684 el padre licenciado don Pedro Montalbo, enfermó gravemente de unos ahogos asmáticos que en poco tiempo lo redujeron a tísico confirmado. Y viéndose así afligido se fue en un carretón a hacer una novena a la Virgen de Luján en los días de su fiesta patronal, y cuando estaba como a una legua de la capilla, tuvo un accidente que lo dejó medio muerto, y así llegó a las puertas de la capilla. Desuncidos los bueyes salió el negro Manuel y ungiéndole el pecho con el aceite de la lámpara de la Virgen el p. Montalbo volvió en sí. Empezando a consolarlo, tiernamente le decía el negrito Manuel:  “La Virgen Santísima le quiere para su Capellán”.

El p. Montalbo prometió que si le daba la Virgen la salud, iba a serlo toda su vida. Fue el primer Capellán de María de Luján.
Con el proyecto de levantar un templo capaz y más digno de la veneración que merecía la Virgen, el negro Manuel, al paso que acumulaba las ofrendas que traían los devotos peregrinos, andaba por las estancias y aun por los pagos distantes, pidiendo limosnas para la fábrica del Santuario. En su muerte se le hallaron en depósito $14.000 de las limosnas, que los devotos le habrían ofrecido.

La virtud había transformado totalmente al negro Manuel. Su devoción era comunicativa y su piedad sumamente edificante. Caminaba constantemente en la presencia de Dios, y no se pasaba hora en el día que no trajera, seguramente una o varias veces, a su memoria el recuerdo de la Virgen.

Cuando llegaba la hora de entregarse al reposo, el negro Manuel, respetado de todos como un patriarca, reunía en la ermita a todos los peregrinos y rezaba junto con ellos el rosario. Luego en un lenguaje todo perfumado de unción y campestre simplicidad daba a entender a los peregrinos que venían atraídos de los favores que obraba la Virgen, a que pusiesen toda su confianza en la Virgen, porque teniéndola por intercesora con su Divino Hijo, seguros alcanzarían los beneficios que necesitaran. Y cuando todos se retiraban de la ermita, el negro Manuel prolongaba hasta altas horas de la noche, sus oraciones.

El tiempo que le sobraba lo empleaba en trabajar para mantenerse, según era costumbre en gentes de su condición, haciendo riendas, botas, cinchas, caronas, rebenques y lazos. Era el amigo y consejero de esa dilatada comarca. Y los enfermos se encomendaban a sus oraciones.


EN SUS PREOCUPACIONES

Doña Ana de Matos, cuando llevó la Santa Imagen a su casa, no compró ni trató de la venta del esclavo, porque el esclavo ya estaba dado en dote a una nieta de Filiano. Como el negro nunca tuvo escritura legal, y su entrega a la Virgen fue una prestación amistosa, muy bien a su debido tiempo se creyó oportuno darlo en dote de casamiento a esta nieta de Filiano. El negro Manuel, por su propia cuenta, siguió a la Santa Imagen, considerándose esclavo propio de la Virgen, y no de los herederos de Rosendo. Las palabras de Maqueda dan a entender que el negro pensó esta resolución, y que no fue precipitada, y que siguió a la Santa Imagen, convencido de cumplir una misión que en lejano día se le encargara. Es probable que las traslocaciones de la Imagen lo confirmaran más en su propósito. La posición del negro Manuel no agradó de inmediato a los herederos de Rosendo, quienes lo reclamaron.

Así se pasa el año 1672 y parte de 1673, en idas y venidas. Intervino un litigio algo prolongado. El maestro Oramas era el administrador de los bienes de la familia Rosendo. Doña Ana de Matos puso fin al pleito, dando una suma de $100, saldando las deudas del litigio, y comprando el pueblo al negro Manuel en la suma de $250.

En todos estos momentos, sobre todo en el litigio, el negro Manuel no hacía más que decir: “Yo soy de la Virgen no más; el conductor de las Santas imágenes, Andrea Juan me dijo varias veces antes de morir, en la casa de Rosendo en Buenos Aires, que yo era de la Virgen, y que no tenía otro amo a quien servir más que a la Virgen Santísima.”


EN SU MUERTE

Por fin, el negrito Manuel, vestido de un costal a raíz de las carnes, y con barba larga a manera de ermitaño, continuó al servicio de la gran Señora hasta la ancianidad decrépita. Hallándose en la última enfermedad dijo un día a los presentes: “Mi Ama, la Santísima Virgen, me ha revelado que he de morir un viernes y que al sábado siguiente me llevará a la Gloria”.

En efecto, así sucedió. Su muerte sucedió en el día que había dicho, y se puede creer que se verificó por entero su vaticinio, siendo llevada su alma bendita al cielo para poder gozar allí de la Virgen María, cuya venerable imagen tanto había amado y cuidado en la tierra. Murió en olor de santidad, por cuyo motivo es tradición que su cuerpo fue sepultado detrás del altar Mayor del Santuario del Capellán Montalbo, descansando a los pies de su Ama.


DESPUÉS DE SU MUERTE

La fama de santidad y de gran siervo de Dios que el negro Manuel dejó en su muerte no menguó con el tiempo. En efecto, cuando Don Juan de Lezica y Torrezuri se había encargado de la construcción del nuevo templo de Luján, y aproximadamente en el año 1757, tuvo problemas por la falta de arena gruesa de tal modo que la obra se veía retrasada. En este conflicto un negro, que sin duda fue Manuel, le aseguró que a pocos pasos de allí había arena gruesa en una vizcachera, o algo parecido. No se engañó, y la halló Juan de Lezica en el lugar señalado, que jamás nadie había sabido que hubiese tal lugar. El hallazgo se tuvo por milagroso. Todos sabían que el negro Manuel no podía estar ajeno a la obra del nuevo Templo.

La figura apacible de este negrito interesa mucho. Esto vuelve a demostrar que Dios no se contenta con mirar la corteza, lo superficial, sino que su mirada penetrante escudriña lo más íntimo del corazón, y cuando el corazón que Él investiga es puro, todo su ser resplandece a sus ojos; y sólo aquel que fuere puro y blanco de alma, será entre sus manos, digno y eficaz instrumento de obras grandes, útiles y duraderas. Donde está la humildad y la rectitud de intención, allí también está la sabiduría, la santidad. Testigo de esta verdad es el negrito Manuel, cuya obra de predilección subsiste siempre atractiva y joven en la historia de Luján.


PIDAMOS SIEMPRE POR SU PRONTA BEATIFICACIÓN

Aprendamos del negro Manuel la materna esclavitud de amor por la que se hace ofrenda de toda nuestra persona y de todos nuestros bienes a María, y por Ella a Jesucristo, aprendiendo a marianizar toda nuestra vida haciendo todo por María, con María, en María y para María, para ser y hacer todo por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús.

Fuente: Arzobispado de Buenos Aires –  Vicaria de Jóvenes

 

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El Padre Jorge María Salvaire de la Virgen de Luján

En 1875 el P. Jorge María Salvaire, sacerdote lazarista de origen francés, predicaba el Evangelio a las tribus del desierto cuando, reducido a prisión por los indios, fue condenado a morir. Su invocación a la Virgen de Luján le salvó milagrosamente la vida y en prueba de su agradecimiento hoy se yergue la gran Basílica en plena llanura pampeana.

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El P. Jorge María Salvaire nació el 6 de enero de 1847 en Castres, sur de Francia, en el seno de una acomodada y distinguida familia.

Ingresó en la Congregación de la Misión y se ordenó sacerdote en París en 1871. Poco después, sus superiores lo enviaron a la lejana tierra argentina.

Aquel había sido un año difícil para nuestro país, especialmente para su capital, azotada por la epidemia de fiebre amarilla, razón por la cual, una vez superada, se organizó el 3 de diciembre, la primera peregrinación general al santuario de Luján, en señal de agradecimiento, peregrinación a la que el joven sacerdote se incorporó, entusiasmado por conocer uno de los lugares marianos más importantes de América.


EN LA VILLA DE LUJÁN

Al año siguiente, el Arzobispo de Buenos Aires, monseñor Federico Aneiros, entregó a los Padres Lazaristas (congregación misionera a la que pertenecía nuestro personaje), la custodia del santuario y parroquia de Luján y hacia allí partió Salvaire, como vicario del P. Eusebio Fréret, su párroco.

En 1873 el joven sacerdote fue enviado a predicar el Evangelio a los indios salvajes, internándose en la pampa, en dirección a los toldos de Namuncurá, donde ya había aborígenes que tenían devoción por la Virgen gaucha.


UN MILAGRO ENTRE LOS SALVAJES

Bien recibido al principio, recorrió las principales tolderías del país de las Salinas Grandes, entre ellas Guaminí, Cochicó, Puán, Trenque Lauquen y el baluarte de Caruhé.

Pero ocurrió que entre aquellos salvajes estalló la peste de viruela y convencidos los indios de que era el P. Salvaire quien había traído el virus, lo condenaron a morir lanceado a fines de 1875. Fue así que maniatado y maltratado recurrió al Señor y a la Virgen prometiendo, después de mucho orar: “Publicaré tus milagros… engrandeceré tu iglesia”.

Cuando creía estar a punto de ser ejecutado, apareció Bernardo, el hermano del cacique Namuncurá, y echó su poncho sobre el Padre, en señal de protección. Ese indio había reconocido a Salvaire y le concedió la libertad. Sus plegarias habían sido escuchadas.


CUMPLIENDO LA GRAN PROMESA

En enero de 1876 el padre Jorge regresó a Luján, pero cinco años después, cumpliendo su promesa de propagar el culto a Nuestra Señora, volvió al desierto, recorriendo sus toldos y convirtiendo a infieles.

Nuevamente en Luján, en 1885 publicó la obra titulada “Historia de Nuestra Señora de Luján”. Y fue tal su repercusión, que al poco tiempo se agotó.

En 1886 viajó a Roma para solicitar al Papa León XIII la coronación pontificia de la imagen. Llevaba consigo oro y joyas con las que hizo confeccionar la corona en París y munido de ella, se presentó al Santo Padre que en persona la bendijo con profundo amor. Con ella regresó a Buenos Aires y el 8 de mayo de 1887, el arzobispo Aneiros, en nombre de Su Santidad, llevó a cabo la coronación, en una emotiva ceremonia que reunió a más de 40.000 fieles.


EL NUEVO TEMPLO DE LUJÁN

El 15 de ese mismo mes, el padre Salvaire dio inicio a lo que había sido su segunda promesa, colocando la piedra fundamental del gran templo, también bendecida por Mons. Aneiros.

A partir de 1889, ya designado párroco de Nuestra Señora de Luján, dio un impulso inusitado a las obras, pese a las oposiciones que debió enfrentar como si se tratara de una locura. Contó para ello con la protección del Arzobispo: Hijo mío, sigue adelante. Toda responsabilidad cae sobre mí.

Para entonces, el padre Salvaire había mandado recubrir la sagrada imagen de Nuestra Señora con una coraza de plata, permitiendo que antes se le sacaran moldes para su reproducción, y en 1887 la colocó sobre una base de bronce a la que adosó una rayera gótica con la inscripción: “Es la Virgen de Luján la primera Fundadora de esta Villa”.

El 6 de mayo de 1890, fueron bendecidos los cimientos de la iglesia que, edificada en estilo gótico, tuvo un ancho de crucero de 68,50 m., por 104 metros de longitud; un ancho de frente de 42 m. y una altura en las dos torres mayores de 106 m.


EL LEGADO DEL P. SALVAIRE

El P. Salvaire murió en Luján el 4 de febrero de 1899 a los 51 años de edad. Sus restos fueron depositados en el crucero derecho de la gran Basílica, a los pies de la imagen de la Medalla Milagrosa, donde yacen hasta el día de hoy.

Continuó las obras el P. Brignardello, seguidas luego por el P. Dávani. El día de la Inmaculada del año 1910 —en el marco de las celebraciones del Centenario— fue inaugurado el gran templo, prenda de victoria para los católicos, ligados por la restauración del reino de Cristo, condigna respuesta al laicismo liberal y antirreligioso que intentaba destruir la Argentina católica.

El 6 de octubre de 1930 el Obispo Auxiliar de La Plata, Mons. Juan P. Chimento, en representación del Obispo Diocesano Mons. Francisco Alberti, consagró el gran templo y el 8 de diciembre del mismo año, el Papa Pío XII, le otorgó oficialmente el título de Basílica.

El legado del Padre Salvaire fue inconmensurable y sus palabras finales: “Creo en Dios, amo a mi Dios y espero en ti, Madre mía de Luján”, son evidente prueba de que su fortaleza espiritual e impulso creador provinieron siempre del Señor y de su Santa Madre.

Fuente: cruzadadelrosario.org.ar

 

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El Papa pidió a los jóvenes argentinos en la JMJ que “armen lío” en sus parroquias

Bendijo una imagen de la Virgen de Luján.

 

Francisco expresó palabras revolucionarias a los argentinos de la JMJ, que van para todos los jóvenes y que debieran calar hondo en ellos:
¡… quiero lío en las diócesis! ¡Quiero que se salga afuera! ¡Quiero que la Iglesia salga a la calle!
¡Quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos!

 

peregrinos argentinos en favela varginha

 

Estas palabras las expresó en la Catedral de Río de Janeiro ante jóvenes argentinos, en un encuentro que él mismo pidió y que no estaba en el programa oficial.

Publicamos a continuación las palabras del papa de una transcripción del discurso improvisado, facilitado por Radio Vaticana; al final está la bendición a la imagen de la Virgen.

Gracias, gracias por estar hoy aquí, por haber venido. Gracias a los que están adentro, y muchas gracias a los que están afuera, a los treinta mil, me dicen que hay afuera, desde acá los saludos! Están bajo la lluvia. Gracias por el gesto de acercarse, gracias por haber venido a la Jornada de la Juventud.

Yo le sugerí al doctor Gasbarri que es el que maneja, que organiza el viaje, si hubiera un lugarcito para encontrarme con ustedes, y al medio día tenía arreglado todo. Así es que también le quiero agradecer públicamente al Doctor Gasbarri, esto que ha logrado hoy.

Quisiera decir una cosa. ¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? ¡Espero lío! ¿Que acá dentro va a haber lío? ¡Va a haber! ¿Que acá en Río va a haber lío? ¡Va a haber! ¡Pero quiero lío en las diócesis! ¡Quiero que se salga afuera! ¡Quiero que la Iglesia salga a la calle! ¡Quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos. Las parroquias, los colegios, las instituciones, ¡son para salir! Si no salen, se convierten en una ONG, y la Iglesia no puede ser una ONG.

Que me perdonen los obispos y los curas, si alguno después les arma lío a ustedes, pero es el consejo… gracias por lo que puedan hacer. Miren, yo pienso que en este momento, esta civilización mundial se pasó de rosca, ¡se pasó de rosca! Porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero, que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos. Y por supuesto, porque uno podría pensar, que podría haber una especie de eutanasia escondida. Es decir, no se cuida a los ancianos, pero también está esta eutanasia cultural: ¡no se los deja hablar, no se los deja actuar! Y la exclusión de los jóvenes: El porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo, sin empleo, ¡es muy alto! Y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo. O sea, ¡Esta civilización nos ha llevado a excluir las dos puntas que son el futuro nuestro!

Entonces, los jóvenes tienen que salir, tienen que hacerse valer. Los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, ¡A luchar por los valores! ¡Y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los pueblos! En el Pueblo Argentino, yo se los pido de corazón a los ancianos, no claudiquen de ser la reserva cultural de nuestro pueblo que transmite la justicia, que transmite la historia, que transmite los valores, que transmite la memoria de Pueblo. Y ustedes, por favor, ¡no se metan contra los viejos! ¡Déjenlos hablar, escúchenlos, y lléven adelante! Pero sepan, sepan que en este momento, ustedes, los jóvenes y los ancianos, están condenados al mismo destino: exclusión! ¡No se dejen excluir! ¿Está claro? Por eso creo que tienen que trabajar.

Y la fe en Jesucristo no es broma, es algo muy serio, es un escándalo. Que Dios haya venido a hacerse uno de nosotros, ¡es un escándalo! Y que haya muerto en la cruz, es un escándalo, el escándalo de la Cruz. La Cruz sigue siendo escándalo, pero ¡es el único camino seguro, el de la Cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús!

Por favor, ¡no licuen la fe en Jesucristo! Hay licuado de naranja, licuado de manzana, licuado de banana, pero por favor, ¡no tomen licuado de fe! ¡La fe es entera, no se licua! Es la fe en Jesús. Es la fe en el Hijo de Dios hecho hombre, que me amó y murió por mí.

Entonces, ¡Hágan lío! ¡Cuiden los extremos del pueblo que son los ancianos y los jóvenes! No se dejen excluir, y que no excluyan a los ancianos, segundo, y no licuen la fe en Jesucristo.

¡Las Bienaventuranzas! ¿Qué tenemos que hacer, padre? Mirá, leé las Bienaventuranzas que te van a venir bien, y si querés saber qué cosa práctica tenés que hacer, leé Mateo 25, que es el protocolo con el cual nos va juzgar, con esas dos cosas tienen el programa de acción: Las Bienaventuranzas y Mateo 25, no necesitan leer otra cosa. ¡Se los pido de corazón!

Bueno, les agradezco ya esta cercanía, me da pena que estén enjaulados, pero les digo una cosa. Yo por momentos siento, ¡qué feo estar enjaulado! ¡Se los confieso de corazón! Pero bueno… los comprendo! …Me hubiera gustado estar más cerca de ustedes, pero comprendo que por razón de orden, no se puede.

¡Gracias por acercarse, gracias por rezar por mí, se los pido de corazón, lo necesito! ¡Necesito de la oración de ustedes, necesito mucho! ¡Gracias por eso!

Y bueno, les voy a dar la bendición y después vamos a bendecir la imagen de la Virgen que va a recorrer toda la República y la Cruz de San Francisco, que van a recorrer misionariamente.

Pero no se olviden, ¡Hágan lío! ¡Cuiden los dos extremos de la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos, que son los ancianos y los jóvenes! ¡Y no licuen la fe!

BENDICIÓN DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LUJÁN

Y ahora vamos a rezar para bendecir la Imagen de la Virgen y darles después la bendición a ustedes.

Nos ponemos de pie para la bendición, pero antes le quiero agradecer lo que dijo Monseñor Arancedo, que de puro mal educado no se lo agradecí, así es que gracias por tus palabras…

En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor está contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Señor tu dejaste en medio de nosotros a tu Madre para que nos acompañara.
Que ella nos cuide, nos proteja en nuestro camino, en nuestro corazón, en nuestra fe.
Que ella nos haga discípulos, como lo fue ella, y misioneros, como también lo fue ella.
Que nos enseñe a salir a la calle, que nos enseñe a salir de nosotros mismos.
Bendecimos esta Imagen Señor, que va a recorrer el País.
Que ella, con su mansedumbre, con su paz, nos indique el camino.

Señor, vos sos un escándalo, el escándalo de la Cruz,
una Cruz que es humildad, mansedumbre, una Cruz que nos habla de la cercanía de Dios.
Bendecimos también esta Imagen de la Cruz que recorrerá el País.

¡Muchas gracias y nos vemos en estos días!
¡Que Dios los bendiga y recen por mí, no se olviden!

Fuentes: Radio Vaticano, Signos de estos Tiempos

 

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El Papa Francisco recordó en su audiencia que hoy es la fiesta de la Virgen de Luján [13-05-08]

La patrona de Argentina.
La Iglesia celebra este miércoles la solemnidad de Nuestra Señora de Luján. Francisco es muy devoto de esta advocación mariana, por lo que decidió otorgarle un lugar especial en este día. En su intervención, habló sobre el Espíritu Santo.

 

Papa-Virgen-Lujan

 

Una imagen de la Virgen de Luján, patrona de Argentina, preside la audiencia pública de los miércoles, que celebra el papa Francisco en la plaza de San Pedro del Vaticano. El 8 de mayo es la festividad de Nuestra Señora de Luján y el papa Bergoglio es muy devoto de la patrona argentina. La presencia de una imagen de la Virgen en la plaza de San Pedro es una manera, aseguraron fuentes vaticanas, de sentirse cercano a la Ella, y a todo el pueblo argentino en esta jornada.

Francisco se acercó hasta la imagen de la Virgen de Lujan, ante la que depositó un ramo de flores blancas. Tras rezar un momento, pasó la mano por la imagen y comenzó la audiencia, a la que asisten varias decenas de miles de fieles procedentes de todo el mundo.

Antes de comenzar la catequesis, el papa Bergoglio recorrió la plaza de San Pedro en el papamóvil, en medio de los aplausos, vivas y ondear de banderas, de las decenas de miles de fieles presentes.

El papa Francisco puso hoy en manos de la Virgen de Luján, patrona de Argentina, «todas las alegrías y preocupaciones» de los argentinos».

En la festividad de la patrona de Argentina, que se celebra hoy, el papa Bergoglio, devoto de la Virgen, la recordó durante la audiencia pública de los miércoles y una imagen de Nuestra Señora de Luján presidió la ceremonia, a la que asistieron unas 80.000 personas de todo el mundo.

«En este día en el que se celebra Nuestra Señora de Luján, celestial Patrona de Argentina, deseo hacer llegar a todos los hijos de esas queridas tierras mi sincero afecto, a la vez que pongo en manos de la Santísima Virgen todas sus alegrías y preocupaciones. Muchas gracias», afirmó el papa Bergoglio hablando en español.

Sus palabras fueron acogidas con grandes aplausos y ondear de numerosas banderas argentinas que portaban ciudadanos del país de procedencia del papa Francisco.

Antes de comenzar la audiencia, el papa se acercó hasta la imagen de la Virgen de Luján, ante la que depositó un ramo de flores blancas. Tras rezar un momento, pasó la mano por la imagen y comenzó la audiencia.

Cuando saludó en español recordó que hoy era la festividad de la Virgen de Luján, «celeste patrona de Argentina».

«Un aplauso, una gran aplauso», pidió el papa para la patrona argentina.

Sonriendo, con aspecto feliz, agregó, siempre hablando en español: «más fuerte, que no lo escucho», mientras se colocaba una mano en una oreja.

Los presentes rompieron en un gran aplauso, que agradeció Francisco, gran devoto de la Virgen de Luján.

MENSAJE DE LA AUDIENCIA DEL MIÉRCOLES

Queridos hermanos y hermanas:

El tiempo pascual es por excelencia el tiempo del Espíritu Santo que culmina con la Solemnidad de Pentecostés. En el Credo profesamos la fe en el Espíritu Santo, que es Dios, «Señor y dador de vida». Él es la fuente inagotable de la vida divina en nosotros. Es «el agua viva» que Jesús prometió a la Samaritana para saciar para siempre la sed, para colmar los anhelos más profundos y más altos del corazón humano. Porque Jesús ha «venido para que tengan vida y la tengan abundante» (Jn 10,10). El Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo, Cristo lo ha derramado en nuestro corazón, para hacernos hijos de Dios y para que nuestra vida sea guiada, animada y alimentada por él. Esto es precisamente lo que entendemos al decir que el cristiano es un hombre espiritual: una persona que piensa y actúa siguiendo la inspiración del Espíritu Santo. Así, la existencia del cristiano, dice san Pablo, es animada por el Espíritu Santo y rica de sus frutos, que son: «Amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí» (Ga 5,22-23). El don precioso del Espíritu Santo es, pues, la vida misma de Dios, en cuanto verdaderos hijos suyos por adopción.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a la Delegación del Estado de México encabezada por su Gobernador, así como a los venidos de España, Colombia, México, Venezuela y otros países latinoamericanos. Que la relación filial con Dios, por obra del Espíritu Santo, nos haga ver también a los demás como hermanos y hermanas en Cristo. Muchas gracias.

Fuentes: Valores Religiosos, Signos de estos Tiempos

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A la Virgen de Luján DEVOCIONES Y ORACIONES

Novenas a la Virgen de Luján, Argentina

La novena de la Virgen de Luján tiene la finalidad de preparar el corazón para su fiesta del 8 de mayo. La novena comienza el 29 de abril.

Recopilamos 2 novenas, la de la Peregrinación a Luján y la de Mariología.org.

NOVENA DE LA PEREGRINACION A LUJAN

PRIMER DÍA: La Madre de Jesús quiso estar presente en nuestra tierra para darnos a su Hijo.

Fieles a la fe que recibimos, adoramos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y veneramos a la Virgen María, la Madre de Jesús. Sabemos que en la historia de nuestra salvación, ella tiene un lugar único. Aceptó ser la Madre del Hijo de Dios y estuvo siempre unida a él. Para hacerla Madre de Cristo, Dios la preservó del pecado ya antes de nacer; por eso la veneramos como la Inmaculada, la Limpia y Pura Concepción, la “llena de gracia”. Desde el cielo, junto a Jesús resucitado, cuida y acompaña a los hermanos de su Hijo que todavía peregrinamos en esta tierra.
La evangelización en nuestro continente estuvo marcada por un gran amor a la Madre de Dios, que siem-pre dio señales de su compañía y cuidado. Así, una imagen sencilla de su Limpia y Pura Concepción, quiso quedarse en el río Luján en 1630. Su presencia silenciosa a través de la historia nos acerca el amor mise-ricordioso de Dios, que quiso hacerse hombre para darnos su Vida.

LEAMOS CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS:
De la Carta a los Gálatas:
“Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos.” (4, 4-5)

RECEMOS AHORA CON EL CANTO DE LA VIRGEN:
Lc 1, 46-55
Antífona: El Señor hizo en mí maravillas.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles,
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
a favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Antífona: El Señor hizo en mí maravillas.

INTENCIONES:
– Amada y pura madre de Luján: te escribo estas líneas para agradecerte que hayas aceptado en tu mise-ricordioso corazón que seamos tus hijos, aunque seamos rebeldes y tantos dolores te causemos…
– María, te pido que me des fuerza para poder seguir tu ejemplo de madre, hija, esposa. Y que la luz de tu Hijo Jesús no deje de brillar en nuestro país. Danos esperanza.

(Podemos agregar otras oraciones.)

Padre Nuestro…
Dios te salve, María…
Gloria al Padre, al Hijo…

ORACIÓN FINAL: Virgencita de Luján, Madre de los que vivimos en esta tierra Argentina, ¡gracias por que-darte con nosotros! Estamos como Jesús, en la cruz; doloridos, pero esperando la vida. Sostené nuestros brazos. Cubrinos con tu manto. Cuidá a nuestro pueblo. Virgencita de Luján, somos tus hijos. Amén.

SEGUNDO DÍA: La Virgen de Luján nos recuerda que Dios va haciendo la historia junto a su pueblo.

Como dice el dicho, “el hombre propone y Dios dispone”…
En el año de 1630, un hacendado portugués de Sumampa, Santiago del Estero, encargó a un amigo suyo de Pernambuco, Brasil, una imagen de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Éste le envió dos imáge-nes pequeñas, hechas de tierra cocida: una de la Limpia y Pura Concepción, y otra de la Virgen con el Niño Jesús dormido en sus brazos. Ambas fueron conducidas por mar desde el puerto de Pernambuco al de Buenos Aires, y después, en carreta, tomaron rumbo al norte por el “camino viejo”.
Dios quiso intervenir en este “camino” y lo cierto es que, quien llegó a Sumampa fue la imagen de la Vir-gen con el Niño. Para la otra imagen, el Señor tenía otros planes…

LEAMOS CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS:
Del libro del profeta Isaías:
“Los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos –oráculo del Señor-. Como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes.” (55, 8-9)

RECEMOS AHORA CON UN SALMO:
SALMO 25
Antífona: Muéstranos, Señor, tus caminos.

Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,
y yo espero en ti todo el día.

El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados,
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.

Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Antífona: Muéstranos, Señor, tus caminos.

INTENCIONES:
– Te pido que me ilumines y me guíes en el difícil camino de elegir mi carrera y poder aclarar mi cabeza.
– Dame la calma que necesito para ver mi camino, ilumíname, te lo ruego, sólo sé que a pesar de todo siempre tuve dentro mío ansias de vivir.

(Podemos agregar otras oraciones.)

Padre Nuestro…
Dios te salve, María…
Gloria al Padre, al Hijo…

ORACIÓN FINAL: Virgencita de Luján, Madre de los que vivimos en esta tierra Argentina, ¡gracias por que-darte con nosotros! Estamos como Jesús, en la cruz; doloridos, pero esperando la vida. Sostené nuestros brazos. Cubrinos con tu manto. Cuidá a nuestro pueblo. Virgencita de Luján, somos tus hijos. Amén.

TERCER DÍA: La Virgen de Luján nos invita a no dejar de maravillarnos ante los signos que Dios reali-za entre nosotros.

Para ir hacia el norte, desde Buenos Aires, la carreta que llevaba las imágenes de la Virgen debía hacer varias paradas. La segunda fue cerca del río Luján, en la estancia de Rosendo (actualmente Villa Rosa, partido de Pilar). Fue en ese lugar donde ocurrió el milagro: como la carreta no podía avanzar decidieron descargarla; y sucedió que al bajar uno de los cajones avanzaba normalmente. Si se cargaba ese cajón, volvía a detenerse. Al abrirlo, encontraron la imagen de la Limpia y Pura Concepción. Conmovidos, el ne-gro Manuel y otros testigos, entendieron que la Virgen había elegido ese lugar y decidido quedarse allí.
Hoy también reconocemos en ese signo el amor que Dios nos tuvo, y el modo admirable en el que quiso dejar a su Madre entre nosotros, antes de que fuéramos nación.

LEAMOS CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS:
Del evangelio de san Marcos:
“La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios diciendo: ‘Nunca hemos visto nada igual’.” (2, 12)

RECEMOS AHORA CON UN SALMO:
SALMO 117
Antífona: Alaben al Señor, todos los pueblos.

¡Alaben al Señor, todas las naciones,
glorifíquenlo, todos los pueblos!

Porque es inquebrantable su amor por nosotros,
y su fidel
idad permanece para siempre. Aleluya.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Antífona: Alaben al Señor, todos los pueblos.

INTENCIONES:
– Siempre recordaré, mientras viva, el milagro que se produjo en mí en 1999… Ayudaste a mi matrimonio y a mi familia toda. Te pido, Madre, la bendición y la protección para todos…
– Virgen de Luján: gracias por haberle curado a mi esposo…
– Virgencita de Luján: te doy gracias por haberme escuchado en el momento que te necesité. Gracias por haber ayudado a mi bebé a salir del problema que tuvo cuando nació.
– Vengo a tus pies, mi Santa Virgen de Luján, a cumplir con mi promesa, casi ya cumplida por tus plega-rias… Ya podemos decir: “nuestra casa”, ya la tenemos, de por vida te rezaremos por esta bendición.
– Virgencita querida, te pido que hagas el milagro por el bien de mis nietitos, de mis hijos y toda mi fami-lia. Gracias. Una abuela desesperada.

(Podemos agregar otras oraciones.)

Padre Nuestro…
Dios te salve, María…
Gloria al Padre, al Hijo…

ORACIÓN FINAL: Virgencita de Luján, Madre de los que vivimos en esta tierra Argentina, ¡gracias por que-darte con nosotros! Estamos como Jesús, en la cruz; doloridos, pero esperando la vida. Sostené nuestros brazos. Cubrinos con tu manto. Cuidá a nuestro pueblo. Virgencita de Luján, somos tus hijos. Amén.

CUARTO DÍA: El amor de la Virgen nos da la libertad para estar al servicio de nuestros hermanos.

El negro Manuel fue traído de África como esclavo, cuando tenía unos 25 años. Fue comprado en Brasil y traído a Buenos Aires, junto con las imágenes. Después del milagro se dedicó, hasta su muerte, por más de 50 años, a servir a la Virgen. Cuenta la tradición que muchos enfermos recobraban la salud cuando Manuel los ungía con el aceite de la lámpara que ardía en honor de Nuestra Señora. Se sabe que estuvo unos años casado con una mujer criolla llamada Beatriz, que era esclava de la misma familia a la que pertenecía; y luego enviudó.
Para que pudiera seguir cuidando la imagen, fue comprado a sus antiguos dueños gracias a una colecta popular, aunque él ya decía: “Soy de la Virgen, nomás”.

LEAMOS CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS:
Del evangelio de san Juan:
“Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su Señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.” (15, 15-17)

RECEMOS AHORA CON UN SALMO:
SALMO 102
Antífona: El amor del Señor permanece para siempre.

Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura;
el Señor hace obras de justicia
y otorga el derecho a los oprimidos.

Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles;
él conoce de qué estamos hechos,
sabe muy bien que no somos más que polvo.
Pero el amor del Señor permanece para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Antífona: El amor del Señor permanece para siempre.

INTENCIONES:
– Virgen de Luján, gracias por darme la libertad y poder estar con mi familia. Ayudame en todo momento, líbrame de toda tentación y nunca más separarme de mi familia.
– Virgencita de Luján, te pido bendición por los que están privados de su libertad, que pronto tengan su libertad. Gracias.
– Señor, gracias por mirarme y bendecirme con una familia hermosa; te pido pan, trabajo y salud para todos los argentinos. Amén.

(Podemos agregar otras oraciones.)

Padre Nuestro…
Dios te salve, María…
Gloria al Padre, al Hijo…

ORACIÓN FINAL: Virgencita de Luján, Madre de los que vivimos en esta tierra Argentina, ¡gracias por que-darte con nosotros! Estamos como Jesús, en la cruz; doloridos, pero esperando la vida. Sostené nuestros brazos. Cubrinos con tu manto. Cuidá a nuestro pueblo. Virgencita de Luján, somos tus hijos. Amén.

QUINTO DÍA: Desde el cielo, el negro Manuel nos anima a acercar a la Virgen a nuestros hermanos y a rezar por sus necesidades.

La primera ermita que le construyeron a la Virgen estuvo terminada en 1633. Pero a pesar de que crecía la fama de los milagros y gracias que Ella concedía, el lugar quedó más tarde abandonado durante unos cuarenta años. Sólo el negro Manuel mantuvo vivo en ese tiempo el culto a “Nuestra Señora de Luján”, como ya se la acostumbraba a llamar. Él era quien recibía a los peregrinos, rezaba por sus necesidades, cuidaba de la ermita y de la imagen, y contaba la historia del milagro.
Su gran amor a la Señora y la fidelidad a su servicio durante esos años, permitieron que hoy conservemos la imagen de la Virgen y guardemos en la memoria su presencia milagrosa entre nosotros.

LEAMOS CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS:
Del evangelio de san Mateo:
“En aquel tiempo, Jesús dijo: ‘Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has que-rido. Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana’. ” (11, 25-26. 28-30)

RECEMOS AHORA CON UN SALMO:
SALMO 27
Antífona: Señor, no me dejes ni me abandones.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?

Aunque acampe contra mí un ejército
mi corazón no temerá;
aunque estalle una guerra contra mí,
no perderé la confianza.

No alejes con ira a tu servidor,
tú, que eres mi ayuda;
no me dejes ni me abandones,
mi Dios y mi salvador.
Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
el Señor me recibirá.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Antífona: Señor, no me dejes ni me abandones.

INTENCIONES:
– Santísima Virgencita de Luján: …te pido… que mejoren las cosas del país. Quisiera ver crecer a mi nieto mejor…
– Virgen de Luján: …no te podés imaginar el dolor que siento al ver a mis papás peleados, cuidalos mu-cho, que los amo. Gracias, y que mejore la Argentina, que no haya más chiquitos con hambre…
– Te agradezco, Madre, por enseñarme el lenguaje del amor y cobijarme en los momentos de soledad. Pero mi fe es limitada, te pido que me ayudes a acrecentarla.

(Podemos agregar otras oraciones.)

Padre Nuestro…
Dios te salve, María…
Gloria al Padre, al Hijo…

ORACIÓN FINAL: Virgencita de Luján, Madre de los que vivimos en esta tierra argentina, ¡gracias por que-darte con nosotros! Estamos como Jesús, en la cruz; doloridos, pero esperando la vida. Sostené nuestros brazos. Cubrinos con tu manto. Cuidá a nuestro pueblo. Virgencita de Luján, somos tus hijos. Amén.

SEXTO DÍA: En Luján, tenemos una casa para estar con la Virgen. Pero Ella también quiere peregrinar con nosotros.

La señora Ana de Matos, que tenía u
na estancia unas 5 o 6 leguas de distancia de la de Rosendo, al ver el abandono en el que había quedado la ermita decidió ofrecerle un lugar más digno a la Virgen y construir, con el tiempo, una capilla para que la pudieran venerar los peregrinos. Así, con una procesión que duró dos días, la Virgen peregrinó junto a sus hijos hasta el lugar donde se construiría el nuevo templo.
También Ana de Matos, como el negro Manuel, fue un instrumento de Dios para servir a su pueblo. Gra-cias a ella, nuestra Madre pudo tener una casa para seguir recibiendo a sus hijos; y las tierras que le donó a la Virgen dieron origen a la actual ciudad de Luján.

LEAMOS CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS:
Del evangelio de san Lucas:
“En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isa-bel, llena del Espíritu Santo, exclamó: ‘¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.” (1, 39-45)

RECEMOS AHORA CON UN SALMO:
SALMO 84
Antífona: Feliz quien ama al Señor y marcha en sus caminos.

¡Qué amable es tu Morada,
Señor del universo!

Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente.

Hasta el gorrión encontró una casa,
y la golondrina tiene un nido
donde poner sus pichones,
junto a tus altares, Señor del universo,
mi Rey y mi Dios.

¡Felices los que habitan en tu Casa
y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti,
al emprender la peregrinación!

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Antífona: Feliz quien ama al Señor y marcha en sus caminos.

INTENCIONES:
– Virgencita: queremos agradecerte por estar siempre con nosotros, por guiarnos e iluminarnos… Te pido por mi familia aquí presente en tu casa.
– Virgen de Luján: quisiera encomendar en tus manos la felicidad de cada persona que te visita esforzán-dose para llegar a tu Basílica y pedirte por los que hoy no están.

(Podemos agregar otras oraciones.)

Padre Nuestro…
Dios te salve, María…
Gloria al Padre, al Hijo…

ORACIÓN FINAL: Virgencita de Luján, Madre de los que vivimos en esta tierra Argentina, ¡gracias por que-darte con nosotros! Estamos como Jesús, en la cruz; doloridos, pero esperando la vida. Sostené nuestros brazos. Cubrinos con tu manto. Cuidá a nuestro pueblo. Virgencita de Luján, somos tus hijos. Amén.

SÉPTIMO DÍA: A través de la Virgen, Dios nos da alivio y consuelo para nuestros dolores.

En 1684, el padre Pedro Montalbo viajó desde Buenos Aires afectado por ahogos asmáticos. Quería vivir o morir cerca la Virgen. Fue recibido por el negro Manuel, que como a otros enfermos, lo ungió con el acei-te de la lámpara que ardía en honor de la Virgen; y le expresó que si se curaba, sería el primer capellán de la Virgen de Luján. Y efectivamente, luego de sanarse, el padre Pedro la sirvió durante 16 años, hasta su muerte.

LEAMOS CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS:
De la segunda carta a los Corintios:
“Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consue-lo, que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo que recibimos de Dios. ” (1, 3-4)

RECEMOS:
DEL PROFETA ISAÍAS (Cap. 38)
Antífona: Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.

Yo decía: En lo mejor de mis días me tengo que ir:
he sido destinado a las puertas del abismo
por el resto de mis años.
Yo decía: Ya no contemplaré al Señor
en la tierra de los vivientes;
no veré más a los hombres
entre los habitantes del mundo.

Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos se consumen de mirar a lo alto:
¡me oprimen, Señor, sé tú mi fiador!

Mi amargura se cambió en bienestar:
tú has preservado mi vida
de la fosa del aniquilamiento,
porque has arrojado detrás de tus espaldas
todos mis pecados.

Porque tú me salvaste, Señor,
haremos resonar nuestras liras
todos los días de nuestra vida
junto a la Casa del Señor.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Antífona: Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.

INTENCIONES:
– Virgen Madrecita mía: traje a mi hijo a hacerlo tu hijo y así por intermedio tuyo Dios deposite sus manos en él. Tiene problemitas de salud, que con tu ayuda y la mano del Padre va a superar… Gracias, Madre.
– Virgencita: te voy a pedir por una compañera que estuvo internada conmigo. Es una persona muy bue-na conmigo y te quiere mucho.
– Virgen de Luján, gracias por sanar a mi hijo y ayudarme a mí a superar mis problemas de salud.

(Podemos agregar otras oraciones.)

Padre Nuestro…
Dios te salve, María…
Gloria al Padre, al Hijo…

ORACIÓN FINAL: Virgencita de Luján, Madre de los que vivimos en esta tierra Argentina, ¡gracias por que-darte con nosotros! Estamos como Jesús, en la cruz; doloridos, pero esperando la vida. Sostené nuestros brazos. Cubrinos con tu manto. Cuidá a nuestro pueblo. Virgencita de Luján, somos tus hijos. Amén.

OCTAVO DÍA: A los pies de nuestra Madre de Luján, descubrimos una historia en común y nos reco-nocemos hermanos.

El milagro de la Virgen de Luján ocurrió hace muchos años. Sin embargo, el suceso de los cajoncitos y la carreta inmóvil ha llegado hasta nosotros. Alguien nos lo contó. Nuestros padres o abuelos; los catequis-tas o algún sacerdote. Lo cierto es que sabemos, por muchas voces que lo han trasmitido, que la Virgen quiso quedarse en Luján.
La figura del Negro Manuel cobra mucha importancia también en este aspecto: fue testigo presencial del milagro y lo contó a los peregrinos que visitaban a la Madre. Su fidelidad y constancia hizo posible que hoy este hecho estuviera en la memoria del Pueblo de Dios en nuestra Patria.
La tradición continuó y continúa. Quienes hoy visitan a la Virgen, aunque no sepan su historia al detalle, experimentan su cariño y lo trasmiten a sus hijos, a sus amigos…

LEAMOS CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS:
Del evangelio de san Lucas:
“Jesús les dijo entonces esta parábola: Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las no-venta y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la en-cuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: Alégrense conmigo porque encontré la oveja que se me había perdido.” (15, 3-6)

RECEMOS:
SALMO 145
Antífona: Alabaremos tu nombre por siempre, Señor.

Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente;
día tras día te bendeciré,
y alabaré tu nombre sin cesar.

¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza:
su grandeza es insondable!

Cada generación celebra tus acciones
y le anuncia a las otras tus portentos:
ellas hablan del esplendor de tu gloria,
y yo también cantaré tus maravillas.

Ellas publican tus tremendos prodigios
y narran tus grandes proezas;
divulgan el recuerdo de tu inmensa bondad
y cantan alegres por tu victoria.

Mi boca proclamará la alabanza del Señor:
que todos los vivient
es bendigan tu santo Nombre,
desde ahora y para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Antífona: Alabaremos tu nombre por siempre, Señor.

INTENCIONES:
– Después de tantos años sin poder venir, pude al fin conocer la iglesia de Luján, que vine cuando tenía un año…
– Virgencita de Luján: este sábado vine primero que nada, a cumplir con mi ofrenda de agradecimiento, por la petición que en su momento te supo hacer mi abuela tan amada (Dios la tenga en su gloria), luego de tantos años. Yo te ofrezco mis plegarias, te ofrezco mis servicios, para con quienes lo necesiten.
– Virgencita, ayudaste y escuchaste las plegarias de mis papás, hoy te pido que con misericordia escuches y recibas las mías.

(Podemos agregar otras oraciones.)

Padre Nuestro…
Dios te salve, María…
Gloria al Padre, al Hijo…

ORACIÓN FINAL: Virgencita de Luján, Madre de los que vivimos en esta tierra Argentina, ¡gracias por que-darte con nosotros! Estamos como Jesús, en la cruz; doloridos, pero esperando la vida. Sostené nuestros brazos. Cubrinos con tu manto. Cuidá a nuestro pueblo. Virgencita de Luján, somos tus hijos. Amén.

NOVENO DÍA: Desde Luján, Jesús nos sigue diciendo: “Ahí tienes a tu Madre…”

Los argentinos sabemos que en Luján tenemos a nuestra Madre. Es como si Jesús nos hubiera dicho a nosotros lo mismo que le dijo al discípulo estando en la cruz: “Ahí tienes a tu madre”. Su casa es meta de muchos caminos. Sus manitos juntas reciben nuestras oraciones y se las acercan a Dios. Sus ojos buenos atraen nuestras miradas y su manto nos cubre. Su bendición nos reanima y renueva. Es nuestra, pero es de todos: su corazón es tan ancho como el mundo y ninguno de los que la invoca con fe queda sin su cuidado, sea argentino o no.

LEAMOS CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS:
Del evangelio de san Juan:
“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre, con su hermana María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”.
Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”.
Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.” (19, 25-27)

RECEMOS CON UN SALMO:
SALMO 121
Antífona: Nuestra ayuda viene del Señor.

Levanto mis ojos a las montañas:
¿de dónde me vendrá la ayuda?
La ayuda me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

El Señor es tu guardián,
es la sombra protectora a tu derecha:
de día no te dañará el sol,
ni la luna de noche.

El Señor te protegerá de todo mal
y cuidará tu vida.
El te protegerá en la partida y el regreso,
ahora y para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Antífona: Nuestra ayuda viene del Señor.

INTENCIONES:
– Mamita, gracias por dejarme venir a verte, te amo y sos mi protectora.
– Yo soy una fiel tuya, como todas las peregrinaciones yo estoy ahí, yendo caminando, aunque el tiempo esté lindo, feo, con viento o lluvioso, yo siempre estoy ahí; te quiero y confío en vos…
– Virgencita de Luján, te doy gracias por la salud de todos mis familiares y te pido que nos des a todos la felicidad y la paz que nos hace falta en el mundo. Yo soy de Sucre, y espero que estés allá.
– Gracias Madre por escucharnos y ayudarnos, por darnos fuerzas para seguir y porque a pesar de todo, somos un pueblo que sigue en la lucha, sin perder la fe.
– Virgen de Luján: yo sé que hoy es un día muy especial para vos porque te visitan grandes, chicos, jóve-nes de toda clase y de todo lugar. Por eso yo te pido de corazón que llegues a cada una de estas perso-nas, especialmente a los jóvenes que están quebrados, angustiados por la desocupación y especialmente por la droga… Te quiero y gracias por estar siempre.

(Podemos agregar otras oraciones.)

Padre Nuestro…
Dios te salve, María…
Gloria al Padre, al Hijo…

ORACIÓN FINAL: Virgencita de Luján, Madre de los que vivimos en esta tierra Argentina, ¡gracias por que-darte con nosotros! Estamos como Jesús, en la cruz; doloridos, pero esperando la vida. Sostené nuestros brazos. Cubrinos con tu manto. Cuidá a nuestro pueblo. Virgencita de Luján, somos tus hijos. Amén.

XX DÍA: El amor de la Virgen nos da la libertad para estar al servicio de nuestros hermanos.

El negro Manuel, un esclavo traído de África, cuidó la imagen de la Virgen, contó su historia y recibió a los peregrinos. Muchos enfermos recobraban la salud cuando Manuel los ungía con el aceite de la lámpara que ardía en honor de la Señora. Siempre decía: “Soy de la Virgen, nomás”.

LEAMOS CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS:
“Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su Señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.” (15, 15-17)

INTENCIONES:
Virgen de Luján, gracias por darme la libertad y poder estar con mi familia. Ayudame en todo momento, librame de toda tentación y nunca más separarme de mi familia.

(Podemos agregar otras oraciones.)

Padre Nuestro…
Dios te salve, María…
Gloria al Padre, al Hijo…

ORACIÓN FINAL: Virgencita de Luján, Madre de los que vivimos en esta tierra Argentina, ¡gracias por que-darte con nosotros! Estamos como Jesús, en la cruz; doloridos, pero esperando la vida. Sostené nuestros brazos. Cubrinos con tu manto. Cuidá a nuestro pueblo. Virgencita de Luján, somos tus hijos. Amén.

NOVENA A LA VIRGEN DE LUJAN DE MARIOLOGÍA.ORG

Oración Principal
Divino Jesús, que, en la hora suprema de vuestra agonía, para no dejarnos en la orfandad: en la persona del evangelista San Juan, nos honrásteis con el nombre de hijos de vuestra propia Madre y dísteis a Ella, la misión amorosa de ser la Madre de la humanidad; venimos a postrarnos a vuestros pies, para rendiros el homenaje de nuestra gratitud, por esa fineza de vuestro amor paternal.

No nos dejásteis, así, solos en el mundo, en el momento de vuestra muerte y de vuestra partida. María ha sido la verdadera Madre de la humanidad y nosotros, sus hijos, hemos recibido de Ella, los inmensos beneficios de su inagotable amor. Desde la hora en que acompaña a vuestros discí-pulos, en el cenáculo y los guía, a través de trabajos apostólicos, en sus años de vida sobre la tierra, hasta la hora presente, después de su muerte, sus caricias amorosas han rozado la frente del mundo, para consuelo y aliento de sus penas, para alegría de sus triunfos y para guía de su tránsito por la vida, hacia la feliz eternidad. Y unas veces con sus escapularios y otras con sus rosarios, ya desde un trono de espinas, ya desde una columna, ora en las grutas de los montes, ora en la espesuras de las selvas, que siempre que en la sublime visión de su belleza; descendió a la tierra bajo innumerables advocaciones, fue la Madre de misericordia, cumpliendo la divina mi-sión que Vos le encomendásteis, en la cumbre del Calvario.

Señor, este pueblo, postrado hoy ante vuestras aras, también ha merecido su especial favor; también él puede llamarse su hijo y darle el dulce nombre de Madre, porque así se ha mostrado, al elegir un rincón de esta tierra, para fuente de sus gracias. Su imagen bendita que, un, día,. se de-tuvo en Luján, para morar en é1, no es otra cosa que un venero de los amores maternales de Ma-ría, difundidos por, todos los ámbitos de la patria.

Señor: gracias infinitas os sean dadas, porque al darnos a vuestra propia Madre por Madre del mundo, nos la dísteis, de una manera especial, en la advocación de Ntra. Sra. de Luján, que es la dicha, el tesoro y la gloria de la devota Nación Argentina,´que la proclama, con justicia, Reina del Plata y Madre de su pueblo.

PRIMER DÍA

Inmaculada Virgen María, que en un exceso de vuestro amor maternal, hicisteis al pueblo argenti-no el honor. de vuestra visita y el obsequio de vuestra eterna compañía; el pueblo que así favore-císteis, siente, hoy, la inmensa alegría de recordar vuestra venida prodigiosa y meditar, ante vues-tras aras, esa sublime manifestación de vuestro amor.

Y ante sus ojos, llenos de lágrimas de placer, contempla aquel convoy formado de carretas, que llevando vuestra efigie, se detiene, de improviso, en los campos de Luján: asiste al espectáculo extraordinario que ofrecen los bueyes que arrastraban la carga y que aunque aguijoneados, con fiereza, por sus conductores, se niegan a seguir adelante, y ve finalmente, cómo retirada del car-gamento vuestra preciosa imagen, se puede continuar la marcha y cómo, a raíz de ese prodigio, os quedáis entre nosotros, para no abandonarnos jamás. Y recordando todo eso, lleno de entu-siasmo, los saluda reverente, se postra ante la milagrosa efigie y saluda en vuestra aparición, a la que. va a ser, desde esa hora, la Madre del pueblo en el cual sentáis vuestro trono de Reina. ¡Cómo no bendeciros, Inmaculada Virgen María, por tan singular favor!

¡Cómo no aclamaros nuestra Madre, si todo ese prodigio es obra de vuestro corazón maternal, que precisamente se queda en medio del pueblo argentino para prodigarle su amor

!Que sea, para Vos, agradable morada nuestra tierra; que sea para nosotros, feliz presencia la vuestra; el pueblo os ama con delirio: Vos amáis al pueblo y en medio de esos amores, qué bien estáis entre nosotros, y nosotros con Vos, qué felices que somos. No os vayáis jamás de aquí, con vuestro amor. No os perdamos jamás nosotros, con nuestra ingratitud.

Deprecaciones

Seáis bien venida, oh María a nuestro pueblo. Permaneced en él eternamente. Sed su Reina y Madre, pero Madre de misericordia.

Dios te salve, María…

(Cantada y rezada)

Santificad, Señora, al pueblo que elegísteis, Para que vuestra venida sea una prueba de su salvación.

Dios te salve, María…

Así como vuestra visita a la madre del Precursor, hace aún sonar, en nuestros templos, las notas del Magnificat; que por esta visita que hacéis al pueblo argentino, vuestro nombre suene siempre en sus labios y se grabe en su corazón

Dios te salve, Maria…

SEGUNDO DÍA

¡Oh, Virgen de Luján! Ya estáis en nuestro pueblo. Ya el prodigio de vuestra venida os ha mereci-do un trono en la humilde llanura de Luján, con la primera capilla levantada en vuestro honor y un trono más hermoso todavía, en el sencillo corazón de los moradores de las pampas. El campesino os saluda con la plegaria aprendida en la infancia y el errante gaucho detiene su corcel frente a vuestra ermita y pronuncia ante Vos, la oración que el corazón le dicta. Vuestro corazón de Madre goza ante esa pureza de amor incontaminada y un himno de gratitud suena en torno vuestro, en retribución de traídos por el imán de los hogares se agrupan cerca de vuestro trono y unen al arrullo del río, que besa vuestras plantas, el rumor de sus faenas. Ya sois, Señora, la fundadora de una villa, la que llevará vuestro mismo nombre y tendrá el orgullo de ser, más tarde, el tabernáculo de vuestras glorias. ¡Ah! Bien podemos repetir con la Sagrada Escritura que no se ha hecho cosa tal, con todas las naciones. Eso lo reservabais para este pueblo predilecto vuestro, que no se cansa de repetir lo que ha grabado alrededor de vuestra imagen: La Virgen de Luján es la primera fundadora de esta Villa.

Fundadora; porque sois Madre, Ilenásteis de hijos devotos vuestros, toda la comarca. Fundadora: multiplicad los devotos, los hombres de fe, los pueblos creyentes, para que nuestra nación os tenga siempre por madre y bajo vuestro patrocinio, no se pierda jamás, en el naufragio de la duda y de la incredulidad.

Deprecaciones

Fundadora de la Villa de Luján, sed también el fundamento de nuestra vida espiritual, para que jamás se derrumbe el edificio de nuestra fe.

Dios te salve, María…

(Cantada o rezada)

Virgen de Luján, que se apoye siempre en Vos la familia argentina y que su escuela enseñe a las generaciones infantiles, a fundamentar su porvenir,
sobre la base inconmovible de la moral.

Dios te salve, María…

Sed, poderosa Señora, el sostén de nuestras instituciones y cuando súbditos y mandatarios ,se descarrilen del sendero del bien, dadles la fortaleza necesaria
para que encaminen, nuevamente sus pasos, por el camino de la virtud.

TERCER DÍA

Ya lo suponía el pueblo, oh Madre de misericordia! A qué habíais venido a nuestra tierra? – A abrirnos el caudal de vuestros favores.-Y apenas estáis, entre nosotros, ya corre, por doquiera, la fama de vuestra generosidad maternal. Los que necesitan del auxilio del cielo, los que sufren, los que lloran, corren a vuestros pies y basta una sola Ave María rezada ante vuestras aras, un sollo-zo llegado hasta vuestro oído, para llenar de alegría, los corazones afligidos. Y como si eso no bastara, Vos misma iréis, peregrina bajo la luz de las estrellas, buscando en el tugurio del enfermo humilde, que no ha podido llegar hasta vuestro trono, una miseria que salvar, una pena que cal-mar, una lágrima que enjugar y hasta el lodo que se ha pegado a vuestro manto, en el camino, y que desprende de él, un humilde esclavo vuestro, servirá de bálsamo maravilloso, para aliviar y curar los dolores de la tierra.

¡Oh, Madre de Luján! ¡Cómo te muestras así Madre y Madre de misericordia, inspirando nuestra confianza hacía vos!
Escuchadnos, Señora. Monstra te esse trem; mostradnos que seguís siendo esa Madre. Hay mu-chos que sufren; hay muchos que lloran. Compadecéos de todos ellos. Pero junto con las mise-rias materiales, los más sufren de enfermedades morales. Sed su remedio. Son vuestros hijos; que no se pierdan. Llamad a las puertas de sus corazones: visitadlos con vuestras inspiraciones y prodigadles el auxilio para su conversión, para que todos, Señora, sin que falte uno solo, os acla-men Madre, también en la eternidad.

Deprecaciones

Madre de los humildes, caritativa Virgen de Luján, no olvidéis a los que sufrimos, en este valle de lágrimas

Dios te salve, María…

Sagrada Virgen María, piélago inmenso de inagotable caridad, haced que el amor de los hermanos reine entre nosotros y que en medio de vuestro pueblo, se mantenga siempre ardiendo, la hoguera de la caridad cristiana.

Dios te salve, María…

Virgen de Luján, que habéis socorrido, tantas veces nuestras pobrezas materiales, que vuestro auxilio sea también, para nuestra indigencia espiritual,
haciéndonos ricos de las virtudes, que conducen al cielo.

Dios te salve, María…

CUARTO DÍA

Virgen Santísima, aclamada por la Iglesia, Auxilio de los cristianos, cómo podía faltar ese auxilio vuestro a un pueblo que, confiado en Vos, ha llamado infinitas veces a las puertas de vuestro amor, para implorar vuestra misericordia. Tenían que venirnos, con vuestra venida, todos los bie-nes; ella era una prenda del auxilio que habíais de prestarnos, y he ahí que en las horas de los grandes peligros escuchásteis, benignamente, las plegarias de vuestro pueblo.
Pudieron las nu-bes del cielo negar a nuestras campiñas su benéfica lluvia y los rayos abrasadores del sol amena-zar la vida de nuestras mieses; pero ¡ah! los lamentos del labriego llegarán a vuestro corazón y terminarán las sequías y los campos se cubrirán con la esmeralda de las hierbas y el oro de los trigales.

Pudieron las hordas salvajes del desierto lanzarse airadas contra las indefensas poblaciones y hacer sonar su grito de exterminio, anunciando el saqueo, el incendio y la matanza. Todo debía ser en vano, porque ese pueblo devoto vuestro, que postrado ante vuestra prodigiosa imagen de Luján os invocaba en medio de su angustia, con ilimitada confianza, contaba con vuestro auxilio. Y vuestro poder había de manifestarse en su favor, añadiendo una prueba más a las muchas que ya le habíais dado de vuestro amor maternal. Y los indios perderán su camino, desbaratados por vuestro poder, y la borrasca pasará muy lejos, anunciando, en su bramido, el pararrayos invisible que la había disipado.

¡Oh, generosa Madre, ante este nuevo prodigio, cómo no se ha de afirmar nuestra fe en vuestro poderoso auxilio, hoy que la indiferencia general, como una larga sequía, está marchitando el fer-vor de nuestra devoción, y cuando las hordas infernales avanzan por el mundo para matar nues-tras almas, y que no tenemos otra defensa, en contra de ellas, más que ese auxilio vuestro! Vos, que sois un ejército en orden de batalla, detenedlas, aniquiladlas, para que, gozosos, podamos vernos libres del malón del infierno y os aclamemos, Virgen de Luján, como el escudo de nuestras luchas y la fuerza incontrastable contra los enemigos de nuestra salvación.

Deprecaciones

Madre bondadosa de Luján; cuando la aridez de nuestro espíritu nos esté por llevar a la tibieza y a la indiferencia, haciéndonos perder vuestra devoción, que el riego fecundante de vuestras gracias, nos haga renacer en el fervor de la piedad.

Dios te salve, María…

Consuelo de los afligidos, en nuestros peligros, en nuestras angustias, en nuestras necesidades, sed nuestro poderoso auxilio y libradnos de todo mal

Dios te salve, Maria…

Virgen de Luján, defensa nuestra, sed nuestro escudo cuando las hordas de Lucifer nos ataquen para hacer a nuestras almas cautivas del pecado.

Dios te salve, María…

QUINTO DÍA

¡Oh Virgen Santísima! No en vano, el pueblo predilecto vuestro ha requerido el auxilio de vuestro amor. Cada vez que os ha llamado, le habéis respondido con gran prodigalidad. Todos sus males han encontrado un alivio en ese vuestro amor inagotable. Bien decía San Bernardo que jamás habíais desoído a quien os implorara con verdadera fe. Cuantas veces la naturaleza se ha rebela-do en contra nuestra, habéis sabido remediar nuestros males; cuantas veces el peligro nos ha amenazado con la crueldad de los perversos, os habéis dignado conjurar ese, peligro.

Pero aun faltaba vuestro poder contra los enemigos exteriores de vuestro pueblo, y no quisísteis que este poder dejara también de manifestarse. Y cuando ejércitos extraños invadieron nuestro suelo, para quitarnos la libertad y hasta la fe, arrastrándonos a la herejía que podía arrebatarnos vuestro amor, bastó la plegaria del pueblo y de sus jefes, para que le infundierais valor a fin de arrojar de nuestra tierra al audaz invasor.

Dispersados por las fuerzas de la poderosa Albión los soldados de nuestra defensa, en las prime-ras embestidas, ¿a quien habían de acudir en medio del peligro, sino a Vos que erais la Madre del pueblo? Y a Vos acudieron, y con vuestro aliento y con vuestro nombre en los labios, salvaron al pueblo de la extraña dominación y de una herejía que había de seguirla, privándonos de vuestro culto y, con él, del consuelo y la dicha de nuestros devotos corazones.

Virgen de Luján, seguid velando en defensa nuestra, para que nuevas herejías no vengan a invadir nuestra tierra, a fin de que vuestro culto reine siempre entre nosotros, y si en mala hora cayera sobre la patria la tempestad de doctrinas malsanas, dadnos otra vez fuerza y valor para vencerlas y ahuyentarlas de nuestro pueblo.

Deprecaciones

Poderosa Señora, destruid las fuerzas del príncipe de las tinieblas, cada vez que pretenda invadir el pueblo de vuestro amor.

Dios te salve, María…

Salvadnos oh María, de la invasión del error; conservadnos en nuestra fe y que no haya nada en el mundo que sea capaz de arrancarnos de vuestros brazos de cariñosa Madre.

Dios te salve, María…

Iluminad, Señora, la mente de vuestros devotos, esclareced su conciencia, santificad su corazón, para que puedan descubrir los engaños de sus enemigos y rechazar las dádivas con que se quieren comprar sus creencias.

Dios te salve, María…

SEXTO DÍA

¡Reina del Plata! ¡Cómo no llamaros así, si nuestro pueblo os debe la vida de su libertad! /Madre de la Patria! ¡Cómo no llamaros así, si nuestro pueblo nació en vuestros brazos! ¿Qué significan esos trofeos gloriosos: esas banderas ; esas espadas, que penden de los muros de vuestro san-tuario y a los pies de vuestra imagen?

¡Ah! ¡Es la gratitud de la patria a la Madre de su libertad!

Ante vuestras aras, se postraron los libertadores: los que no pudieron llegar a vuestro santuario, pidieron las plegarias de sus capellanes, implorando vuestra ayuda, en la gran cruzada de la liber-tad.

Triunfaron, después, en sus homéricas luchas y no olvidaron que las hogueras de gloria, que se encendieron en Salta y Tucumán, en Maipo y Chacabuco, procedían de la chispa de vuestros amo-res con que caldeásteis el corazón de los héroes e iluminásteis el sendero de sus hazañas. Por-que Vos, que habíais venido prodigiosamente a esta tierra feliz, la sacásteis del dominio extraño para hacerla libre, a fin de que consciente de sus destinos, marchara por la senda de la prosperi-dad, a la par de los pueblos independientes. Porque, por eso, escuchásteis las plegarias de los grandes capitanes, que después de sus acciones guerreras reconocieron, agradecidos, vuestra intercesión en favor de la patria.

¡Oh trofeos gloriosos colocados al pie de María de Luján: decid a esa Reina de la Patria, a esa Ma-dre del pueblo, que diez millones de argentinos le agradecen ,hoy su auxilio en favor de la libertad de la patria y que claman, ante Ella, para que siempre sea el escudo de nuestra nación; que con-serve a su pueblo, que guíe a nuestros gobernantes y que se muestre siempre nuestra Madre, y que nosotros no nos hagamos indignos del nombre de hijos suyos, olvidando sus beneficios y la gratitud que le debemos por habernos dado la libertad, el más preciado don que Dios ha concedi-do al hombre.

Deprecaciones

Virgen de Luján, en vuestros brazos,. nació el pueblo argentino; sed su Madre, al través de todos los tiempos.

Dios te salve, María…

Virgen de Luján, Madre de la patria; guiadla siempre por el sendero de la dicha y de la prosperidad.

Dios te salve, María…

Virgen de Luján, Madre de nuestra libertad; velad continuamente, por esa, libertad y que el pueblo argentino no sea jamás esclavo y mucho menos esclavo de las pasiones y de los vicios, que constituyen la peor de las esclavitudes.

Dios te salve, María…

SÉPTIMO DÍA

Virgen de Luján: el pueblo de vuestros amores, por quien tantos prodigios habéis obrado, cal-mando sus penas, llenando sus anhelos, librándolo de los peligros y dándole la libertad, no olvida vuestros favores, por doquier publica vuestra bondad de Madre y hace surgir del fondo de su co-razón, una nota solemne de gratitud, hacia Vos.

Mirad cómo en devotas peregrinaciones acude a vuestro santuario. Son miles y miles los romeros que se apiñan, periódicamente, en vuestra basílica, con la plegaria ferviente y el elogio cálido en sus labios Todos se disputan el honor de llegar al camarín donde mora vuestra milagrosa efigie, y forman compactas columnas frente a vuestras aras. Son los padres y los hijos, los pobres y los ricos, los sabios y los ignorantes, sacerdotes, militares, magistrados, en una palabra, es el pueblo entero que se postra a vuestros pies. Todos han recibido vuestros favores, todos han pasado vuestro poder y van a rendiros su gratitud y a implorar, nuevamente, vuestra protección.

¡Oh, Madre! ¡Qué inmenso hogar habéis formado entre nosotros! Mirad: Todos son hijos vuestros. Recibidlos a todos, bendecidlos, alentadlos. Muchos serán hijos pródigos, que vuelven al hogar materno por haber oído vuestro llamado. ¡Que encuentren en Vos, la maternal misericordia!

Muchos serán, como el joven del Evangelio, hijos fieles desde sus primeros años. Fortaleced su fe para que la conserven siempre. Y así, unos y otros continúen llenando vuestro templo, formando esas columnas grandiosas de peregrinos que os visitan, y sean ejemplo para los demás y porta-voces de vuestros amores, a fin de que no quede un solo habitante de la Argentina que no os visi-te en Luján, en vuestro camarín, en ese tabernáculo de vuestro amor y manantial de vuestras gra-cias.

Deprecaciones

Virgen de Luján, contemplad a vuestros hijos, al pie de vuestro trono. Vienen a imploraros. No desoigáis sus ruegos.

Dios te salve, María…

Virgen de Luján, contemplad a vuestros hijos, al pie de vuestro trono. .Vienen a agradeceros vuestros favores. Aceptad el homenaje de su gratitud

Dios te salve, Maria…

Virgen de Luján, grande es el número de vuestros devotos. Multiplicadlos, aún, como las estrellas del cielo y las arenas de la mar.

Dios te salve, María…

OCTAVO DÍA

¡Reina de la paz ! Así os proclama la Iglesia, y bien que lo sois, Santísima Virgen María ¡Cuánta calma no habéis llevado a los corazones en las horas de las grandes angustias!

La paz, la hermosa paz del corazón, nos ha venido de Vos, Señora, porque lo mismo en los peli-gros corporales como en los del alma habéis sido nuestro consuelo, unas veces salvando nuestra vida material con vuestro auxilio, y otras nuestra vida espiritual, haciéndonos encontrar la gracia que habíamos perdido. ¡Reina de la paz! Pero para nosotros lo habéis sido, de una manera espe-cial, bajo el título de Virgen de Luján.

Todos aun lo recordamos. Eran aquellos días de angustia en que el cóndor transandino miraba, de hito en hito, el sol de nuestra bandera. La guerra, la devastadora guerra, amenazaba nuestra paz y ya la intranquilidad invadía el hogar, la sociedad y la nación.
¡Qué cuadro de desolación, aun concientes de nuestro poder, se presentaba a nuestros ojos! Pero acudimos a Vos y ante vuestro altar os dijimos: Reina de la paz, rogad por nosotros, y prodigio-samente quedaron unidos en estrecho nudo, frente a vuestro camarín, el tricolor de la bandera chilena y el bicolor celeste y blanco de nuestro pabellón.

Y aún están a vuestros pies, simbolizando a los dos pueblos hermanos, que os proclaman la Re-ina de la paz. ¡Reina de la paz! En vuestras manos está nuestra paz. Que jamás ella sea turbada por el fantasma de la guerra: que nunca nuestros fértiles campos se inunden con la sangre de vuestros hijos, y si alguna vez, por nuestras deslealtades, merecemos ese castigo, que sea sólo en parte, Protectora de nuestro pueblo, para que traigamos también, a vuestros pies, los trofeos de la victoria, como los trajeron nuestros heroicos generales en las horas de la libertad.

Deprecaciones

Virgen de Luján, que la paz reine siempre en este pueblo, que confía en Vos.

Dios te salve, María…

Virgen de Luján, alcanzadnos la gracia de vivir, continuamente, en paz con nuestro Dios, sin que el grito de rebeldía de Lucifer suene jamás, en nuestros labios.

Dios te salve, María…

Reina de la Paz, rogad siempre por nosotros.

Dios te salve, María…

NOVENO DÍA

¡Virgen querida de Luján! Tres siglos han pasado, desde aquel día glorioso para nuestra tierra, en que os quedásteis en los campos de Luján, para elegir y santificar nuestro pueblo, a fin de que vuestro nombre permaneciera, entre nosotros, eternamente. Desde entonces, puede decirse que han pasado tres siglos de favores vuestros en beneficio del pueblo argentino. ¡Cómo hemos res-pondido a tanta generosidad! ¡Cómo hemos pagado tanto amor!

¡Ah, Señora! Todo es poco para vuestra gloria. Pero no os hemos olvidado y os pedimos que aceptéis el obsequio humilde de nuestra gratitud.

Pobre, pequeño era vuestro primer santuario. Os debíamos un trono mejor y el caudal del rico y el óbolo del pobre fueron colocando, una a una, las piedras de la basílica, que hoy es vuestra mora-da de Reina. Pobre, humilde era vuestra veste y la corona que ceñía vuestras sienes de emperatriz y el caudal del rico y el óbolo del pobre fabricaron la diadema de oro y de perlas, que adorna vues-tra frente.

Obras materiales, tienen sobre su valor de tales, un valor digno de Vos. Cada piedra de vuestro templo, cada perla de vuestra corona es un corazón argentino rendido a vuestros pies, un corazón argentino, cuyo amor hacia Vos, tiene la eternidad de la piedra y cuya fe resplandece, con más luz que todos los diamantes de la tierra. Las flechas de sus campanarios que rasgan las nubes, son las oraciones fervientes del pueblo, que aspiran llegar a vuestro trono celestial y la bronceada voz de sus campanas es el himno elevado a vuestra historia y que repiten, sin cesar, los labios de vuestros hijos.
En una palabra, todo es la gratitud del pueblo argentino, a Vos, Virgen Santísima, Fundadora de la Villa de Luján, protectora del pueblo, Reina de la patria, Generala de sus ejércitos, Madre de su libertad!

Deprecaciones

Virgen de Luján, coronada por la gratitud de vuestro pueblo, hacednos dignos de conseguir la corona de la inmortalidad.

Dios te salve, María…

Virgen de Luján, a quien nuestra piedad ha erigido un santuario, convertid nuestros corazones en verdaderos santuarios de virtud y santidad.

Dios te salve, María…

Virgen de Luján, bendecid los pueblos, en cuyo templo, se os ha erigido un altar; bendecid los hogares, de cuyos muros penda vuestra imagen; bendecid las congregaciones, que llevan vuestro nombre; bendecid a los que prendan sobre sus pechos, vuestra medallas y escapularios; bendecid
a todos los que propaguen vuestra devoción y finalmente, bendecid a los que pronuncien vuestro nombre, con devoción y amor.

Dios te salve, María…

Oración Conclusiva
Omnipotente y sempiterno Dios, que habéis dispuesto que la Santísima virgen sea nuestra inter-cesora, ante vuestro divino poder; aceptad propicio nuestra devoción hacia Ella, bajo el título de Ntra. Sra. De Luján, a fin de que por sus méritos y por sus ruegos, obtengamos el don de vuestra santa gracia, en la vida y la dicha de nuestra salvación en el cielo. Amen.

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Categories
A la Virgen de Luján DEVOCIONES Y ORACIONES

Oraciones a Nuestra Señora de Luján

ORACIÓN I

¡Oh Inmaculada Virgen María!
Que habéis querido ser venerada por los fieles bajo el título de Nuestra Señora de Luján, manifestando en la imagen que os está dedicada en aquel pueblo, vuestro poder, vuestro amor y vuestra gloria; tened compasión de nosotros y líbranos de tantos males como nos rodean.

Haced que reine en las familias el espíritu religioso de nuestros mayores; conservad a la mujer cristiana en la práctica santa de la religión; preservad a la niñez y a la juventud de los peligros del vicio; iluminad a los que gobiernan.
Apartad de nosotros toda peste; fecundad con lluvias oportunas nuestros campos; bendecid sus frutos, haciéndolos saludables.

Convertid, Virgen piadosísima, a los pecadores, que atraen sobre las naciones los castigos del cielo.

Escuchad ¡Oh Madre de Clemencia!, el amor que de toda la República llega hasta vuestro glorioso Santuario y colmadnos a todos de vuestras maternales bendiciones.

Amén.

ORACION II

Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. Nuestra Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia tí… Madre de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos…

Hoy te pedimos por Argentina, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos.

Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material en muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.

Te pedimos madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.

Haz madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos más fuerte que nunca: ¡ARGENTINA! ¡ARGENTINA, CANTA Y CAMINA

PAYADA DE LA VIRGEN DE LUJÁN
(del p. Leonardo Castellani[1])

– ¿Por qué el cautivo en triste soledad,
sollozando con lúgubre gemido
tu nombre invoca, Virgen de Piedad?
– Porque tu eres la vida de este mundo
La estrella del que sufre en este suelo.
Versos sacados de unos antiguos cantares a la Virgen.

Queridos Hermanos:

1. El mejor y el más grande canto que se puede llevar a Dios desde este suelo, es en honor a Nuestra Señora de Luján.

Aquí me pongo a cantar
con cualquiera que se ponga
la mejor, la gran milonga
que se habrá de perpetuar
entre la Pampa y el mar
y el que es mayor que los dos,
cielo estrellado de Dios
donde sus plantas están,
canto a la Flor de Luján,
canto a la Madre de Dios.

2. Dios creó todo lo que hay en la tierra y en los cielos, creó al hombre, su obra mejor, y éste, desobedeciendo, instigado por el Demonio, pecó, alejándose de Dios.

Dios hizo el cielo y el rayo,
hizo el sol, hizo la estreya[2],
hizo la Pampa sin güeya[3],
hizo el toro y el cabayo[4],
hizo al hombre, y aquí cayo[5],
porque fue su obra mejor,
pero el Mandinga[6] traidor
conoció que era de barro.
Pecó el hombre, rompió un carro
y se le enojó el Criador.

3. Fuera del paraíso, el hombre y la mujer estaban sin posibilidad de salvarse, por haber cometido una ofensa, en cierto modo, infinita. Sólo Dios podía salvar al hombre.

Y lo echaron de la estancia
pa[7] la tierra del infiel,
a tragar miseria y yel[8]
el que nació en abundancia.
Pero su mesma ignorancia
le dio compasión al Juez.
Pensó un momento y después
exclamó lleno de ciencia:
“Se ha de cumplir mi sentencia
pero güelta del revés”.

4. Dios se hace hombre y muere en la Cruz para pagar por nuestros pecados. Elige por madre a la Virgen de Luján.

“La muerte que al hombre aterra
Yo a mí mesmo me la aplico:
Yo soy grande y me hago chico
y siendo Dios me hago tierra.
Yo he de vencer esta guerra
con las armas que me dan,
porque vencer de rufián
a Dios no es cosa que cuadre”.
Y eligió para su Madre
a la Virgen de Luján.

5. Los misterios de la encarnación del Hijo de Dios y de la Redención son muy profundos.

Aquí hay misterios muy fieros
y aquí hay un pozo muy hondo;
yo mi ignorancia no escondo
ni me meto en agujeros.
Aquí hasta los más matreros[9]
boleados quedarán,
y jamás entenderán,
porque es cencia[10] infinita
y “Eligió para Mamita
a la Virgen de Luján”.

6. La humildad de Jesucristo es inconmensurable. Quiere hacerse hombre para salvar al hombre y ser en todo semejante a nosotros menos en el pecado.

Miren qué humildá[11], qué empeño
el del Hijo de Dios Padre,
ir a elegir para Madre
en un pago tan pequeño,
El que es de este mundo el Dueño
no se guía por las ropas,
podía ir por las Uropas[12]
a elegir las potentadas.
Pudo sacar as de espadas
y robó cuatro de copas.

7. La Virgen de Luján fue madre de Jesús muy buena, cariñosa, linda, habilidosa y muy probada en el dolor. Desde la Cruz, su Hijo nos la dio por madre nuestra del cielo.

Y de que Dios la encontró
güena Madre y cariñosa,
guapa, limpia, habilidosa,
y su corazón probó,
al tiempo que la dejó,
quiso hacer algo que asombre
y le dijo: “Por mi nombre
y estando en esta cruz triste,
Madre de Dios güena juiste[13]:
Yo te hago Madre del hombre”.

8. ¿Adónde iríamos si no tuviéramos a la Virgen por Madre? Nosotros que somos duros para sujetarnos a los mandamientos y muy ignorantes de las cosas de Dios, que estamos huérfanos de Dios, que nos quitan el sólido alimento de la formación cristiana y las sanas tradiciones, llenándonos la cabeza de cosas estériles y tristes, ¡menos mal que tenemos por Madre a la Virgen de Luján!.

Guacho pampa a dónde irías
cuando no tuvieras madre,
vos que sos duro de encuadre
y de pocas tiologías[14].
Vos que te hayás[15] estos días
guacho en la tierra que hiciste:
te han quitado hasta el alpiste
para darte la instrucción,
te han quitado el corazón
y te dan un libro triste.

9. María de Luján es nuestra Patrona, Protectora y Abogada contra la invasión de sectas y doctrinas extrañas. Única estrella en la hora del peligro. Poderosa en su oración por ser Madre de Dios.

Reina del Plata, Señora
del pobre crioyo[16] olvidado,
techo que nos ha quedado
contra esta lluvia invasora.
Estreyita[17] pa la hora
de la tormenta feroz,
mira que se vuelve a Vos
mi alma que no desconfía,
porque si sos madre mía,
sos también Madre de Dios.

10. Así como es nuestra única esperanza ahora, así lo será en la hora final. Así Ella pedirá especialmente por nosotros en el momento de nuestra muerte, recordando cuántas veces le rezamos la Salve y el Santo Rosario.

Madre de Dios, Madre mía,
y no quiero saber más,
hacéme morir en paz
con Dios y con Vos, María.
Al filo de mi agonía
no recordés mis reveses,
recordá en vez cuántas veces
y ya desde muy guachito[18]
yo te recé el “Bendito”,

NOTAS

[1] Pastor Díez, Nuestra Señora de la Poesía, Grandes poetas del siglo XX cantan a María (Buenos Aires1980) 52.53. Apareció publicado por primera vez en La Perla del Plata, revista de la Basílica de Luján en el número del mes de mayo con el seudónimo Jerónimo del Rey. [2] Por estrella. [3] Por huella. [4] Por caballo. [5] Por callo [6] El diablo. [7] Para. [8] Por hiel. [9] Gaucho que se interna por tierras inhóspitas. [10] Por ciencia. [11] Por humildad. [12] Por Europa. [13] Por fuiste. [14] Por teologías. [15] Por hallás. [16] Por criollo. [17] Por estrellita. [18] Por de poca edad. [19] Es el Santo Rosario.

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