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El foco del mal en Latinoamérica comparable con el del Estado Islámico

Diez años de entrega de las cárceles a las pandillas en El Salvador.
El Salvador es uno de los países más violentos del mundo, gracias a la actividad de las pandillas llamadas maras. Este mes se cumplieron 10 años de una decisión estatal que consolidó y potenció la estructura de las maras, lo que están pagando cada vez más países de la región al diversificarse e internacionalizarse estas bandas, llevando la violencia a todas partes.

 

mara salvatrucha

 

Algunos cristianos que leen estos Foros quizás se pregunten si este artículo tiene que ver con la religión, pero es que la religión no puede estar separada de la realidad social, y en la realidad social suceden estos movimientos de crecimiento del mal, que son las pandillas; un hecho comparable al mal desplegado por el Estado Islámico en Medio Oriente.

Es más, la única forma de expresarse el bien y el mal es en la sociedad, entre los hombres; es allí donde se los puede ver, no en lo abstracto.

Latinoamérica es la región del mundo más violenta fuera de las zonas de guerra; es un claro foco de la actividad del maligno. Y muy lejos de ahí, en Siria e Irak se está desplegando otro escenario de actividad del maligno, que tiene sus ramificaciones en Nigeria con Boko Haram y en Magreb Islámico con AQMI.

En este caso de El Salvador, malas políticas diseñadas desde el gobierno y voces que no se alzaron en su momento, han permitido esta concentración de maldad en Latinoamérica.

A DIEZ AÑOS DE LA FATÍDICA DECISIÓN

El martes 2 de septiembre se cumplieron 10 años desde que el Estado salvadoreño asignó cárceles exclusivas a las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18. La medida es hoy señalada por académicos e investigadores como una de las que provocó la radicalización del fenómeno de las maras, pero muy pocas voces la criticaron mientras se gestaba. Casualmente, el aniversario llega en medio de un incipiente debate sobre si revertir la segregación es viable o no.

El 2 de septiembre de 2004 el Estado elevó a la categoría de política pública la entrega de cárceles exclusivas a las principales pandillas, una arriesgada medida que ningún otro país de la región se atrevió a replicar.

La madrugada de aquel jueves, cerca de 1.100 privados de libertad –casi el 10 por ciento de la población penitenciaria– fueron movilizados de forma simultánea entre cuatro cárceles del país: Apanteos (Santa Ana), Sonsonate, Quezaltepeque (La Libertad) y Ciudad Barrios (San Miguel). Más de 700 eran pandilleros activos de la Mara Salvatrucha (MS-13), que celebraron como una victoria que el gobierno les concediera al fin uno de sus reclamos más sentidos.

Dos semanas atrás, los celebradores habían sido sus archirrivales del Barrio 18, aunque tuvieran que hacerlo un día después de la masacre carcelaria más mortífera del siglo –no menos de 32 fallecidos–, la del 18 de agosto en el Centro Penal La Esperanza, conocido como Mariona. Unos 360 dieciocheros fueron llevados a Cojutepeque, a una cárcel que paradójicamente había sido clausurada oficialmente un año antes por céntrica y obsoleta, y de la que se anunció que se convertiría en un centro cultural.

Observada hoy desde la distancia, la segregación fue la consecuencia de un complejo y sangriento proceso que se prolongó casi una década. Arrancó a mediados de los noventa con el mismo inicio de la guerra entre las pandillas; hubo cesiones intermedias del Estado, primero con la asignación de celdas exclusivas dentro de las cárceles, luego pabellones, luego sectores enteros… hasta aquellos traslados del 2 de septiembre de 2004.

LAS CONSECUENCIAS

El 2 de septiembre de 2004 el Estado prácticamente fijó el esquema de segregación de pandillas vigente en la actualidad: a la Mara Salvatrucha le entregó por completo los penales de Ciudad Barrios y Quezaltepeque; al Barrio 18, los de Cojutepeque y Chalatenango. La cárcel de Sonsonate se reservó para pandilleros retirados, aquellos a los que los activos llaman pesetas.

La estrategia de los centros penales exclusivos se vendió en 2004 como la única que permitiría el manejo del sistema penitenciario y que evitaría violencia y masacres, pero parece que no se valoraron las consecuencias de retener bajo un mismo techo a 1,000 o a 2,000 homies ociosos.

Y consecuencias hubo. Pero mejor dar la palabra a los peritos.

Dice Wim Savenije, investigador holandés:

“Se reforzó la solidaridad interna [entre los pandilleros], nacieron divisiones de trabajo, aparecieron nuevas reglas informales y formales de conducta, y además surgieron líderes (…). La organización de las pandillas transnacionales empezó a reforzarse principalmente desde los centros penales”. (Savenije, Wim. Mara y barras. Pandillas y violencia juvenil en los barrios marginales de Centroamérica. Flacso, San Salvador, El Salvador, 2009).

Dice Jeannette Aguilar, académica salvadoreña:

“La política gubernamental carcelaria ha cohesionado y consolidado la identidad de las pandillas, ha incrementado el sentido de lealtad, ha fortalecido los liderazgos y ha fomentado el odio hacia la pandilla rival, agudizándose así la guerra que libran las dos principales pandillas desde hace más de una década (…). El propio Estado ha legitimado las cárceles como un espacio y territorio bajo control pandillero, desde el cual estos grupos operan”. (Aguilar, Jeannette. Los resultados contraproducentes de las políticas antipandillas. En revista ECA Nº 708, Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, Antiguo Cuscatlán, El Salvador, 2007).

Dice Steven Dudley, periodista y consultor estadounidense:

“Mantener agrupados a los líderes y a una gran parte de los soldados más incondicionales tuvo un efecto adicional, en especial después de que el Estado asignó centros penales diferentes a cada pandilla. Los líderes tenían más tiempo para organizar y planear estrategias y actividades (…), y las pandillas incursionaron en nuevos delitos, específicamente la extorsión y el secuestro, actividades que se realizan casi exclusivamente desde las cárceles”. (Dudley, Steven. Drug Trafficking Organizations in Central America: Transportistas, Mexican Cartels and Maras. En Woodrow Wilson Center Reports on the Americas #29, Woodrow Wilson International Center for Scholars, Washington, Estados Unidos, 2011).

Sin el lenguaje florido-retorcido de los académicos, Sleepy, el aka falso de un pandillero retirado que aceptó hablar para este reportaje bajo condición de anonimato, dice en esencia lo mismo:

“En la historia de las pandillas hay dos momentos importantes: el primero, cuando les dieron las cárceles; y luego, la tregua”.

¿ES REVERSIBLE LA SEGREGACIÓN?

“Sería la peor decisión. Sin antes realizar un proceso de atención a la población carcelaria y de garantizar los derechos… ahorita no es una opción”, dice Bertha Deleón, exfiscal y abogada de Fespad.

“Se podría revertir… si antes se hace una inversión económica fuerte, una inversión de tiempo increíble y una voluntad bárbara para mejorar los centros”, dice la jueza Astrid Torres.

“Con el prerrequisito de que el Estado controle los centros penales, sí es reversible”, dice el exministro Bertrand Galindo.

“Yo lo veo complicado. Los mismos factores que justificaron tomar esa decisión siguen estando ahí”, dice Jaime Martínez.

Más pragmático, el dieciochero retirado Sleepy tiene su opinión:

“Juntarlos ahora sería tan absurdo como en su momento fue separarlos”.

Puede leer el artículo completo en El Faro

Fuentes: El Faro, Signos de estos Tiempos

 

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El Papa Francisco enfrentado con la mafia

Señales mixtas del público y de los sacerdotes.
Tras las palabras de excomunión contra los integrantes de la Ndrangheta, la poderosa mafia calabresa, llevada a cabo el 21 de junio por el Papa, un grupo de mafiosos detenidos en una cárcel se negó este domingo a participar en la misa como gesto de protesta por ese gesto del Pontífice. Mientras que en otra cárcel el capellán decidió seguir dando la comunión a los mafiosos presos. Y una manifestación popular con una imagen de la Virgen, en otra ciudad del sur de Italia, se desvió para saludar la casa de un jefe mafioso preso en su domicilio.

 

virgen que paso por casa de mafioso

 

Durante una visita llevada a cabo el 21 de junio en Cassano allo Jonio, ver aquí, un pueblo de 17.000 habitantes en la provincia de Cosenza, el Papa Francisco había destacado ante miles de personas que,

los que han tomado el camino del mal en su vida, como los mafiosos, no están en comunión con Dios, están excomulgados”

«la mafia representa el desprecio del bien común. Debe ser combatida, alejada, y la Iglesia tiene que ayudar».

Paralelamente, la Iglesia está estudiando una moratoria de 10 años de prohibición de los padrinos en los bautismos en esa zona, para evitar el uso del sacramento para que los mafiosos sigan extendiendo sus redes de vinculación, ver aquí.

PROCESIÓN SALUDA AL MAFIOSO

En Oppido Mamertina, un pueblito cerca de Reggio Calabria, durante una celebración religiosa, un grupo de personas que llevaban a una estatua de la Virgen de las Gracias en una procesión se detuvieron unos segundos frente a la casa de un «capo» local, Giuseppe Mazzatatti (de 82 años), hombre de negocios en el sector del transporte del cemento, condenado a cadena perpetua por homicidio.

El episodio del «saludo» al jefe mafioso ocurrió el 2 de julio pasado generando gran revuelo.

«Las palabras del Papa han sido escuchadas por todos pero no se le ha hecho caso. Lo ocurrido en Oppido representa un desafío a esas palabras y lo de Francisco no fue una invitación sino una intimación a comportarse como cristianos», dijo a ANSA el fiscal anti-mafia de Reggio Calabria, Nicola Gratteri.

«Fue un deplorable ritual», advirtió por su parte el ministro del Interior, Angelino lfano, quien además felicitó al grupo de carabineros que acompañaban la procesión, quienes de inmediato se alejaron del lugar al ver el «saludo» de quienes llevaban al carro con la Virgen.

«La lucha a todas las mafias se lleva a cabo incluso a través de los comportamientos que rechazan antiguas obligaciones serviles», destacó Alfano, quien definió al Papa como a un luchador.

MAFIOSOS PRESOS NO PARTICIPAN EN MISA EN UNA CÁRCEL

Un grupo de mafiosos detenidos en una cárcel se negó este domingo a participar en la misa como gesto de protesta por el gesto del Pontífice.

Gran parte de los detenidos que hicieron el gesto de protestas son hombres de la Ndrangheta calabresa, la más poderosa de las organizaciones del crimen organizado de Italia.

En declaraciones a Radio Vaticana, el arzobispo de Campobasso, monseñor Giancarlo Bregantini, indicó que la protesta estuvo dirigida a la excomunión pronunciada días atrás por el Papa durante una visita a Calabria.

«Si estamos excomulgados, entonces es inútil ir a misa», habrían afirmado algunos detenidos, precisó monseñor Brigantini.

Al comentar la decisión del grupo de mafiosos detenidos, monseñor Bregantini definió el hecho como,

«algo sorpresivo, que confirma por otra parte de que manera las palabras del Papa inciden en las conciencias».

«Hablando con el capellán de la cárcel, los detenidos pidieron aclaraciones sobre el sentido de la intervención del Papa. Esto demuestra que las palabras de Francisco, así como las de la Iglesia y Jesús, tienen un valor ético que luego adquiere un significado económico y cultural, con gran impacto político», concluyó el monseñor.

CAPELLÁN DE PRISIÓN SIGUE DANDO LA COMUNIÓN A LOS MAFIOSOS

Mientras tanto, un capellán de la prisión en el sur de Italia, el Padre Marco Colonna, le ha dicho al diario La Repubblica que continuaba dando la comunión a jefes de la mafia encarcelados a pesar del reciente anuncio del pontífice de la excomunión.

«Traté de explicarles que la iglesia no patea a nadie, y después de unos días de reflexión, les dije que iban a seguir recibiendo el sacramento», dijo Colonna, que trabaja en una prisión en la ciudad sureña de Larino.

«Continué dando la comunión a los jefes».

En esta prisión de Larino el Papa celebró Misa cuando estuvo en Calabria, sin embargo, no lo hizo en la prisión de Isernia. Se encontró que en la parte delantera doscientas sillas vacías, en represalia de un número igual de prisioneros, molesto por la excomunión, según informa el vaticanista Sandro Magister.

Fuentes: La Nuova Bussola Quotidiana, Clarín, Sandro Magister, NCR Online, Signos de estos Tiempos

 

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Las prisiones de Gran Bretaña son una fuente de radicalización islamista

Los capellanes islamistas parecen ser los agentes conversores.
Una y otra vez debemos insistir en que occidente no comprende la infiltración musulmana que está sucediendo en Europa, porque está disfrazada y el lenguaje políticamente correcto no permite su desenmascaramiento. Uno de los lugares preocupantes son las cárceles, que en Gran Bretaña son foco de radicalización. No musulmanes se convierten al islamismo radical y musulmanes moderados se radicalizan.

 

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Y aquí hay dos puntos centrales de falta de comprensión occidental. Uno es creer siempre en lo que dicen los musulmanes. Y otra es la idea de que los islamistas se radicalizan políticamente y utilizan la religión como excusa, pero que en realidad no tienen gran fe.

Sobre lo primero, creer siempre en la palabra de un musulmán, se debe tener en cuenta la tradición islámica de la tawriya, que es el acto de disimular y mentir cuando le conviene al fiel musulmán, ver aquí.

La tawriya ocurre cuando un hablante dice algo que significa una cosa para el oyente, aunque para el hablante quiere decir algo más, y sus palabras apoyan técnicamente este significado alternativo.

Por ejemplo, si alguien declara: “Yo no tengo un centavo en mi bolsillo”, la mayoría de los oyentes asumirán que el hablante no tiene dinero con él, a pesar de que podría tener billetes de dólares, pero literalmente, no hay monedas de un centavo.

Esta es la forma en que técnicamente el Corán santifica la posibilidad de mentir, incluso el fiel puede jurar sobre lo que dice. Y se considera admisible si es necesaria o sirve a la sharía.

En segundo lugar, existe el mal criterio en occidente de que los verdaderos musulmanes, los que tienen fe en realidad, son los musulmanes moderados. Pero parece que es al revés. Los musulmanes radicales son fundamentalistas, pueden citar cada palabra del Corán, y guardan mucho más las tradiciones que los moderados.

Por lo tanto la demostración de una gran fe no puede ser la prueba de que el musulmán no está radicalizado, sin embargo es el criterio que se utiliza en Gran Bretaña para seleccionar a los capellanes musulmanes de cárceles, que así se convierten en agentes de radicalización.

LOS CAPELLANES MUSULMANES COMO AGENTES DE RADICALIZACIÓN EN LAS CÁRCELES DE GRAN BRETAÑA

La Gran Fe se coloca como el requisito de los capellanes islámicos para combatir ideas extremistas en las cárceles, pero no se presta atención a las opiniones de hecho propagadas por estos capellanes islámicos.

El número de prisioneros musulmanes en Gran Bretaña se ha duplicado en la última década a casi 12.000. Muchos de estos prisioneros, informan los medios de comunicación, están en «riesgo significativo» de radicalización. La solución, las autoridades afirman, se encuentra en los capellanes de prisiones islámicos. ¿O son, de hecho, parte del problema? ¿De dónde proceden estos capellanes? ¿Qué clase de Islam están defendiendo?

Los capellanes de prisiones británicas han incluido a Sahib Bleher, ex imán de la prisión de Woodhill, que era también el Secretario General del Partido Islámico de Gran Bretaña, un partido político que abogaba por matar homosexuales y transformar a Gran Bretaña en un estado islámico.

El 12 de mayo, la BBC emitió su propia investigación sobre la radicalización de los reclusos. El documental incluyó entrevistas con ex reclusos como Michael Coe, que «entró en la cárcel como un gánster y la dejó como Mikaeel Ibrahim, un converso al Islam.» Coe atribuye su conversión a su amistad en la cárcel con el terrorista de al-Qaeda, Dhiren Barot, condenado a cadena perpetua por un tribunal británico en 2004 por conspirar para hacer estallar limusinas con cartuchos de gas.

Mientras era filmado por la BBC, Coe fue recibido a su salida de la cárcel por un grupo de extremistas convictos, incluyendo Mizanur Rahman, encarcelado en 2007 por seis años por cargos de incitación al asesinato después de que él le dijo a la multitud, en una manifestación contra los caricaturistas daneses , que,

«Queremos ver otro 9/11 en Dinamarca… en España… en Francia… en toda Europa. Oh Dios, destruye a todos ellos…. No queremos verlos más en Bagdad, en Irak. Queremos verlos volver a casa en bolsas para cadáveres, queremos ver la sangre correr por las calles de Bagdad, queremos ver la sangre correr en Faluya».

Sólo unos días después de su liberación, Coe participó en un mitin organizado por Anjem Choudary, un predicador extremista que ha dicho sentirse «muy orgulloso» de los asesinos de Woolwich, ver aquí el degollamiento del soldado en Londres por musulmanes. 

El problema de la radicalización en las prisiones no es nuevo; en 2009, James Brandon, que trabaja para la Fundación Quilliam, publicó un informe completo sobre la radicalización en prisión. Como se ha señalado por la BBC, los terroristas británicos Richard Reid, Jermaine Grant y Abdul Muah fueron radicalizados en la cárcel.

Supuestamente para combatir el problema, como portavoz del Servicio de Prisiones de Su Majestad declaró ,

«El Servicio de Prisiones emplea imanes cualificados, a partir de una variedad de orientaciones, que son capaces de desafiar la ideología extremista sin importar la fe o el origen étnico.»

Por lo tanto, una gran fe se coloca en el papel de los capellanes islámicos para combatir las ideas extremistas en las cárceles, pero no se presta atención a las opiniones de hecho propagadas por estos capellanes islámicos.

De acuerdo a Ahtsham Ali, consejero musulmán de Servicio de Prisiones, «203 capellanes musulmanes fueron empleados por el servicio de la prisión en 2009.» Un documento del Ministerio de Justicia señala que, del total de los capellanes, 80 estaban empleados a tiempo completo.

Parece que las ramas extremistas del Islam, como el movimiento Deobandi, también han contribuido a la radicalización de los presos.

Y, como The Times, en 2007, informó sobre la propagación del movimiento Deobandi en Gran Bretaña:

«Casi la mitad de las mezquitas de Gran Bretaña están bajo el control de una secta islámica de línea dura, cuyo predicador principal aborrece los valores occidentales y ha pedido a los musulmanes «derramar sangre» por Alá. Riyadh ul Haq, que apoya la jihad armada y predica el desprecio por judíos, cristianos e hindúes, se encuentra en línea para convertirse en el líder espiritual de la secta Deobandi en Gran Bretaña. El movimiento ultraconservador, que dio a luz a los talibanes en Afganistán, ahora maneja más de 600 mezquitas de las 1350 de Gran Bretaña de, según un informe de la policía».

El funcionario del Servicio Penitenciario Ahtsham Ali, sin embargo, ha reclamado en el 2011 que no hay «imames extremistas» entre los capellanes de prisiones:

Uno de estos capellán de la prisión es el Imam Azadul Hussain, que habló recientemente en un evento organizado por CAGE (anteriormente conocido como Cageprisoners), un grupo pro-talibán  liderado por Moazzam Begg, que fue recientemente acusado por «proveer entrenamiento terrorista y el financiamiento del terrorismo en el extranjero.» El evento fue organizado conjuntamente con HHUGS, una organización benéfica que ofrece apoyo financiero a las familias de los terroristas condenados. Hussain compartió una plataforma con Suliman Gani, un predicador extremista  que es partidario prominente del terrorista convicto Aafia Siddiqui, a quien el director del FBI Robert S. Mueller ha descrito como «un agente de y facilitador Al-Qaeda».

Y así se puede seguir enumerando todas las pruebas, que las puede leer aquí.

Los cierto es que el gobierno del Reino Unido se refiere a los capellanes como una posible solución a la amenaza de la radicalización en las cárceles; algunos de estos capellanes parecen, sin embargo, ser parte del problema. Si el gobierno quiere hacer frente a la radicalización de las prisiones, todo el programa de capellanía debe revisarse con urgencia.

Fuentes: Gatestone Institute, Signos de estos Tiempos

 

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Las cárceles latinoamericanas se convierten en centros desde donde se expanden las pandillas

De lugares de rehabilitación a centros de reproducción del mal.

 

Latinoamérica es la región de más violencia pública fuera de las zonas de guerra y por lo tanto parece claro que hay una ola de maldad que se ha apoderado de la zona. Obviamente que el foco está en el alma del hombre sin Dios. ¿Pero dónde está el foco físico desde donde se propaga? Los datos están indicando que el foco físico desde donde se reproduce esta violencia ahora están siendo las cárceles, a través de las pandillas.

 

mara salvatrucha

 

Para complicarlo aún más, a principios de este año publicamos un artículo donde afirmábamos que los estados latinoamericanos habían abandonado la idea de rehabilitación en las prisiones, ver aquí.

Veamos el caso de Brasil.

EL CASO DE BRASIL ES PARADIGMÁTICO

En 2006 el Primeiro Comando do Capital (PCC) paralizó São Paulo durante días con cientos de ataques en lugares estratégicos. Pero en realidad el PCC había estaba perfeccionado tácticas aprendidas del Comando Vermelho de Rio de Janeiro, una pandilla mucho más antigua.

Nacida de los calabozos de la dictadura militar brasileña en los años 70, el CV adaptó técnicas para apoderarse del sistema penitenciario y, eventualmente, expandirse en los años 80 hasta llegar a controlar las favelas de la ciudad – y su lucrativo negocio de tráfico de drogas.

Los teléfonos móviles han acelerado esta expansión, pero como demuestra el caso CV, los ingredientes básicos son un conocimiento compartido, una tecnología que pueda ser replicada y enseñada.

La pandilla cuida sus miembros en las cárceles, con un sistema crudo de justicia que castiga a los que desobedecen. Esto les da el poder sobre la gente en la calle que anticipa una posible encarcelación. “Lo que hagas ahí afuera”, dijo un ex traficante en Rio, “tendrás que responder por ello adentro”.

LAS PANDILLAS SE EXPANDEN DESDE LAS CÁRCELES

Por lo tanto resulta preocupante pero no sorprendente que las redes criminales basadas en las cárceles siguen expandiéndose. En 2013, más de 100 buses fueron incendiados y puestos policiales atacados en Santa Catarina, normalmente un estado pacífico en el próspero sur brasileño.

Los ataques fueron obras de Primeiro Comando Catarinense, hasta ese momento una organización basada en los centros penitenciarios poco conocida. Primeiro Comando Catarinense había sido fundada siete años antes por reclusos que habían pasado tiempo en centros penitenciarios en otros estados controlados por Primeiro Comando do Capital.

Una de las dos pandillas luchando por la hegemonía en las cárceles de Maranhão a principios de 2014 es otro vástago del PCC, conocido como Primeiro Comando do Maranhão. De hecho, un informe del 2011 encontró que el PCC es activo en por lo menos 16 estados brasileños, ya sea por medio de alianzas con grupos locales o por medio de sus propias franquicias.

DANDO VUELTA LA LÓGICA DEL ENCARCELAMIENTO

Investigaciones recientes sobre pandillas en las cárceles demuestran cómo las pandillas dan vuelta la lógica del encarcelamiento.

En primer lugar, las pandillas obtienen su poder imponiendo un cierto orden en los centros penitenciarios, con regímenes de protección y bienestar para los reclusos internados en un sistema brutal y caótico. Esto seguirá siendo así aún después de que termine la actual lucha por el control de las cárceles de Maranhão, cuando una pandilla se imponga sobre otra, y la violencia al interior de las cárceles disminuya (como sucedió en São Paulo) y el tema desaparezca de los titulares de prensa.

En segundo lugar, las pandillas saben cómo proyectar su poder hacia las calles, asegurando la lealtad de los reclusos liberados y los que no han sido arrestados aún pero anticipan que en el futuro podrían caer bajo las garras de los líderes presos.

Este poder es con frecuencia utilizado para organizar actividad criminal local, usualmente relacionada con el tráfico de drogas, aunque las maras centroamericanas han aprendido cómo organizar redes de chantajes desde las cárceles. También permite a las pandillas ordenar ataques tipo terroristas que presionan a las autoridades políticas o, por otra parte, imponer medidas de reducción de violencia, como es el caso de la tregua de las maras en El Salvador o el “código de conducta criminal” (lei do crime) en Brasil. Ambas medidas de las pandillas significaron importantes reducciones en las tasas de homicidio. Esto incrementó el poder de negociación de las bandas penitenciarias frente al estado.

NO FUNCIONA LA POLÍTICA DEL GRAN ENCARCELAMIENTO

Políticas que encierran gran números de pandilleros resultan en tasas de encarcelamiento más altas y peores condiciones de hacinamiento, y aumentan el poderío en la calle de las pandillas de las cárceles, en vez de disminuirlo.

¿Qué hacer? Un punto de partida es implementar políticas más inteligentes, incluyendo enfocarse en los verdaderos criminales en vez de arrestos masivos en contra de todos integrantes de las pandillas. Otras medidas efectivas son penas más cortas pero más certeras para infracciones menores, y centros penitenciarios más pequeños pero con más vigilancia. Esto puede disuadir en vez de alentar la obediencia a los líderes pandilleros que se encuentran tras las rejas.

No obstante, un progreso real puede requerir una reducción de las tasas de encarcelamiento que no tienen precedente histórico. La situación en Maranhão nos recuerda que en muchos sentidos, los problemas recién comienzan, y no terminan, cuando los transgresores son arrestados.

Fuentes: Sin Miedos, Signos de estos Tiempos

 

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Los estados latinoamericanos han abandonado la idea de rehabilitación en las prisiones

Hacinamiento y escuelas del crimen.

 

En las últimas décadas Latinoamérica ha visto crecer la inseguridad ciudadana en forma explosiva, que puede apreciarse a simple vista mirando las noticias diarias sobre asesinatos y robos, y cuando paseamos por las calles y vemos las casas todas enrejadas.

 

carceles latinoamericanas

 

Las pandillas, el crimen organizado y la carrera delictiva de familias enteras que no han trabajado en más de una generación, e incluso son ayudadas económicamente por el estado, son los actores de la violencia.

Pero hay un eslabón fundamental que está fallando, la etapa de rehabilitación cuando los delincuentes caen presos.

Las prisiones en las Américas están entre las más superpobladas en el mundo, faltan recursos, pero sobre todo, no existe la voluntad política para convertir las cárceles en centros de rehabilitación, en lugar de las verdaderas escuelas del crimen como son ahora.

Sólo están quedando los esfuerzos que realiza la Iglesia con la Pastoral Penitenciaria, que además de cumplir su labor evangelizadora tras las rejas, maneja diversos programas de atención y promoción social integral para las familias, post-penados, deportados de las cárceles del exterior, personal de la guardia y funcionarios del servicio penitenciario.

EL ESTADO ABANDONA LA IDEA DE REHABILITACIÓN

Las cárceles en Latinoamérica han abandonado cualquier idea de rehabilitación de los reclusos, advirtió el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Tortura, destacando cómo los sistemas penitenciarios alimentan la inseguridad y los grupos criminales en la región.

En respuesta a un video publicado la semana pasada, en el que se mostraba unas decapitaciones al interior de una cárcel de Brasil, Juan Ernesto Méndez de la ONU dijo al diario Folha de Sao Paulo que los presos abandonaban las cárceles peor que cuando entraron.

«En Latinoamérica (…) la situación es la siguiente: ponerlos en la cárcel y cerrar la puerta», dijo.

“Muchos países, como Brasil, han abandonado la idea de la rehabilitación. Todos debemos pensar que es un grave error abandonar la rehabilitación social y moral».

Los países no pueden culpar a la falta de recursos para justificar sus pobres cárceles, dijo Méndez, porque hay otros países del mundo

«que tienen un sistema penitenciario ejemplar y digno [a pesar del hecho de que] hay poco dinero».

El personal de la cárcel Pedrinhas en el estado nororiental brasileño de Maranhao entregó a Folha de Sao Paulo, la semana pasada, un video en que se mostraba a los prisioneros posando junto a los cuerpos decapitados. Un total de 62 reclusos fueron asesinados dentro de la cárcel Pedrinhas el año pasado, informó CNN.

LOS MAL LLAMADOS CENTROS DE REHABILITACIÓN

La aterradora violencia y el número de presos muertos están a la orden del día cada año en los sistemas penitenciarios a lo largo de la región, gravemente atiborrados de personas y con escasa financiación, los cuales con frecuencia se encuentran a cargo de los propios reclusos.

Estos llamados «centros de rehabilitación» han abandonado cualquier idea de ayudar a sus prisioneros a reinsertarse en la sociedad y hacen poco para mejorar la seguridad.

En Latinoamérica las prisiones a menudo se convierten en escuelas de formación y zonas de reagrupamiento para el crimen organizado.

Como Méndez señala, los recursos son sólo un tema que debe ser abordado. Si bien la seria falta de recursos de los centros penitenciarios de Latinoamérica es una de las principales razones de por qué han estado tan fuera de control, la falta de voluntad política para abordar realmente el problema y la falta de comprensión de lo que un sistema penitenciario eficaz realmente implica, son tal vez las principales causas del problema.

UN CASO QUE  MUESTRA QUIÉN TIENE EL PODER EN ALGUNAS CÁRCELES

En el corazón de San Pedro Sula, la ciudad más violenta del mundo, hay una cárcel que presume de vivir en paz. Un ladrón de 27 años que decapitó a su antecesor la gobierna con el respaldo de la mayoría de presos, que le consideran su benefactor. Su éxito allí donde el Estado no llega pone en evidencia el fracaso del sistema penitenciario hondureño, corrupto y desbordado.

La cárcel de San Pedro Sula es, vista desde fuera, un sucio muro de hormigón que finge albergar una cárcel. Pero dentro, sobre lo que edificó el Estado, los internos han levantado un pequeño pueblo con su propia ley de mercado, sus historias secretas, sus gentes trabajadoras, sus tradiciones y sus caciques que desbordan lo gubernamental.

No es una metáfora. A lo largo de los años, con madera o cemento, y con la tolerancia o rendición de las autoridades, los presos han construido nuevas celdas, ventanas, escaleras, segundos pisos y nuevos muros que acabaron con cualquier atisbo de estructura regular. Resulta difícil distinguir la edificación original de sus añadidos. La cárcel es hoy una espiral de callejuelas en las que en cada rincón golpetean talleres de hamacas o zapatos, mesas de apuestas, cafetines, carnicerías, fruterías, barberías, una joyería —en la que un preso funde plata, diseña joyas y compravende oro—, o una iglesia de techos altos y amplitud extraordinaria para este lugar abigarrado, en el que deberían habitar 800 presos y se soportan todos los días cerca de 2,500.

[…]

El lugar es el símbolo perfecto de la falta de institucionalidad del sistema penitenciario de Honduras, abandonado presupuestariamente a su suerte y encomendado las últimas décadas a una Policía Nacional corrupta, acostumbrada a compensar con violencia arbitraria su falta de autoridad, porque no gobierna, en realidad, ni las calles ni esta cárcel.

[…]

La masacre que coronó a José Cardozo, conocido como Chepe, sin embargo, comenzó a gestarse el día en que un líder brutal llamado Lázaro Francisco Brevé quedó libre y un hombre más brutal aun, Mario Henríquez, le sucedió al frente del penal. Hubo avisos, muertes previas, fumarolas por las que el penal liberó presión pero que auguraban más muertes. Una de esas fumarolas se levantó una tarde de febrero de 2012. Mario y su gente violaron a la visita de un preso de la celda 12 y durante toda esa noche la cárcel fue un campo de batalla. Fue la primera vez que Chepe intentó hacerse con el penal. Desde el exterior se escuchaban, cada pocos minutos, disparos, y en los callejones del sector paisa se desató una cacería esquina a esquina. Cuando amaneció y las autoridades lograron calmar los ánimos encontraron muerto a Luisito, el coordinador de la 12. Mario siguió en su puesto.

Un mes después, el 29 de marzo, sobrevino la erupción. Ese día hubo 14 muertos, asesinados a bala o a machete. A Mario, en venganza por sus propias formas, Chepe y los suyos le colgaron, le sacaron el corazón y se lo dieron a comer a su perro. Después mataron al perro. La cabeza del antiguo coordinador terminó sobre un tejado y el cuerpo de sus acólitos calcinados bajo una montaña de colchones en el patio del penal. La Policía, consciente de que asistía a una guerra por un territorio que no es suyo, solo se atrevió a entrar al recinto cuando los nuevos líderes paisas autorizaron la retirada de los cadáveres. Así se construyó la paz en el penal de San Pedro Sula.

Menos de dos años después de ajusticiar salvajemente al antiguo coordinador, Chepe se ha ganado el aplauso del resto de internos y de las autoridades porque ha puesto en marcha planes médicos y porque obliga a otros presos a ir a la escuela. Cada preso aporta dos lempiras semanales para sufragar las medicinas de los más pobres del penal o de sus familiares en el exterior. Desafiando lo absurdo, en un país en el que pocos tienen seguridad social, ir a la cárcel en San Pedro Sula te garantiza seguro médico. Además, cada preso paga los domingos una cuota, el “rolo”, para la limpieza de su celda y de las áreas comunes. En las celdas normales esa cuota es de cinco lempiras, pero los que tienen privilegios y celdas privadas pagan 10 o hasta 50 lempiras semanales. Con ese dinero, los presos que limpian los cuartos y letrinas reciben un pequeño salario.

Cuando a mediados de 2013 la gente de la Pastoral Penitenciaria le dijo que iba a cerrar su programa educativo en la cárcel porque solo tenían 36 alumnos y necesitaban un mínimo de 70, él reunió a toda la población y les amenazó con no firmarles cartas de buena conducta si no le mostraban antes un certificado de estudios. [Hoy en día, 140 reclusos se inscribieron en el programa].

[…]

Le he preguntado a Chepe por su ley, por las normas de disciplina con que mantiene el penal en orden, así que cuando dice “lo golpean” quiere decir “mi gente lo golpea”. El subdirector Escalón admite que son los líderes de los presos, la “autoridad civil”, los que determinan a qué hora se levanta y acuesta cada interno, sus horarios de ducha y comida, las cantidades del rancho, quién tiene derecho o no a participar en actividades formativas o talleres profesionales, quién es confinado en una celda de aislamiento y por cuánto tiempo, qué castigo se impone para cada falta. El director del penal, los hombres uniformados que representan esa ficción llamada Constitución, solo intervienen cuando no hay más remedio, cuando los disturbios se prolongan el tiempo suficiente como para que lleguen las cámaras de televisión. No hay cómo evitar una muerte aislada. Probablemente no interesa evitarla.

[…]

El de San Pedro Sula siempre fue un penal paisa. El 17 de mayo de 2004, en pleno fervor de la política policial antipandillas del presidente Ricardo Maduro, en plena Mano Dura, un cortocircuito provocó un incendio en el sector de la Mara Salvatrucha y los custodios mantuvieron los candados cerrados hasta que se quemaron vivos o asfixiaron 107 pandilleros. Tampoco llamó nadie a los bomberos, que tardaron hora y media en llegar. Ese día los paisas entendieron que incluso un Estado tan cruel con sus reos como el hondureño odia más a unos presos que a otros. A diferencia de lo sucedido en El Salvador o Guatemala, el Barrio 18 y la Mara Salvatrucha nunca han logrado que se les asigne penales propios y sus miembros cumplen pena en sectores minoritarios de cárceles controladas por presos comunes.

Eso, sin embargo, no ha evitado que los penales, vencidos por el hacinamiento y la corrupción, acumulen una tasa de homicidios muy superior a la del resto del país. Por eso Chepe es valioso. Porque con sus hombres y las armas de sua hombres logra administrar lo que al Estado le estalla en las manos. En los 21 meses que lleva al frente del penal ha conseguido, incluso, que el Barrio 18 y la Mara Salvatrucha se sometan a su régimen y no crucen las fronteras de sus sectores. El brazo de la justicia de Chepe no llega hasta los módulos de las pandillas y el de los retirados, pero los tres grupos saben que si causan problemas en territorio paisa sufrirán su ira.

[…]

Aun así, los tiempos de paz tienen en la cárcel la consistencia de una figura de origami, y por eso pasea por sus dominios rodeado siempre de 10 hombres fornidos, de vestir pulcro y, es un secreto a voces en la cárcel, armados con algo más que cuchillos. Si le pasara algo, probablemente volverían los tiempos de zozobra y de lucha por el poder. O si le trasladaran. O si saliera libre, porque en teoría este año Chepe debería ir por fin a juicio.

Los extractos fueron obtenidos de un artículo publicado originalmente en El Faro. Vea el original aquí.

Fuentes: Insight Crime, Signos de estos Tiempos

 

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El exorcista P. Fortea sugiere una especie de “cárcel” eclesiástica para los curas que se desviaron

Vivirían recluídos en trabajo, oración y penitencia.

 

Tal vez la idea no parezca ilógica desde el punto de vista eclesiástico y sacerdotal, pero probablemente tenga muchos inconvenientes desde el punto de vista penal, como por ejemplo saltar por encima de los tribunales judiciales del país.

 

JOSE ANTONIO FORTEA. CURA EXORCISTA

 

Veamos lo que nos dice el propio generador de la propuesta.  

El sacerdocio es una cosa tan sagrada que pienso que aquellos presbíteros que hayan cometido graves delitos que les impidan la labor pastoral, deberían ser recluidos (con su consentimiento) en una casa especial, en mitad del campo, lejos de cualquier población.

Una casa que fuese dependiente de la Conferencia Episcopal de cada país y donde pudieran vivir bajo la dirección de sacerdotes santos.

Por supuesto, que la reclusión durante años en esa casa debería hacerse con el consentimiento de los interesados. Por ejemplo, en el caso de la pederastia, estadísticamente hablando, sin duda habría familias que querrían ahorrarse la verguenza de un proceso penal a condición de una pena eclesiástica de este tipo. Si el culpable aceptase renunciar a un proceso civil y la familia estuviese de acuerdo, ésta podría ser una solución buena para ambas partes.

El sacerdote no tendría que abandonar el sacerdocio. Podría vivir el número de años que se determinase por la autoridad eclesiástica, en un entorno de oración y trabajo manual.

Por supuesto, muchos culpables no aceptarían algo así. Pero un cierto número, sin duda, conscientes de su segura condena, sí que aceptarían.

Vivir en ese ambiente de oración, penitencia, trabajo manual y acompañados de santos sacerdotes, sería algo muy preferible para ellos que la cárcel y la expulsión. En algunos casos, las faltas podrían ser de tal cariz, que la reclusión tuviera que ser perpetua.

En un país tan grande como Estados Unidos, podría haber una casa así con treinta o cuarenta sacerdotes. Los que rigieran la casa deberían pertenecer a alguna congregación religiosa que quisieran ofrecer el vivir en un lugar así, para salvar no a las ovejas perdidas, sino a los pastores perdidos.

Los sacerdotes podrían cultivar huertos, trabajar en talleres religiosos, dedicar algo de tiempo al estudio. Los tiempos de oración estarían marcados y serían comunitarios, como en un seminario.

Tantos sacerdotes podrían permitir cuidadas liturgias en las horas canónicas, como algo cotidiano. La liturgia sería una de las ocupaciones de esta comunidad tan especial.

Los sacerdotes deberían vestir clergyman en todo momento. Y revestirse con sotana para cada hora canónica.

Si las cosas se hacen bien, incluso sacerdotes enfermos jubilados podrían desear vivir allí. Igualmente si un sacerdote cayera, por ejemplo, en el alcohol podría pasar allí una temporada hasta superar tal cosa.

La casa amplia, con jardines y claustros, podría convertirse en un bonito lugar para retiros de sacerdotes, así como para celebrar reuniones y congresos diocesanos.

Una de las cuestiones problemáticas es que un sacerdote acusado de pedofilia, por ejemplo, podría llegar a un acuerdo con la familia del menor, y después de un año negarse a seguir viviendo en esa casa de reclusión.

Por eso, ese tipo de acuerdos deberían especificar que además de la indemnización económica, el acusado se comprometería a estar en esa casa de reclusión los años que determinara el tribunal eclesiástico. Y que de lo contrario, la familia podría llevar el caso ante un tribunal civil. La indemnización habría quedado pagada y no podrían exigirla, pero el acuerdo no incluiría el castigo penal en caso de que no se cumpliera íntegra la reclusión.

Puede parecer que será difícil que una familia aceptase un acuerdo así. Pero las ventajas de un proceso sin publicidad y rapidísimo, no son pocas. Si la familia desea contar con un abogado, no tendría que pagar las cuotas de un largo proceso.

Las familias de las víctimas podrían visitar la casa de reclusión en cualquier momento, sin aviso previo, y comprobar que el condenado vive allí. Podría quedarse los días que desease para ver el tenor de vida austero, penitencial, que se respira bajo ese techo.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta, es que algunos sacerdotes cuando cumplieran la pena de reclusión, se encontrarían en una edad lo suficientemente avanzada, como para pensar que razonablemente ya no encontrarán trabajo ninguno en la sociedad civil.

En la situación actual, ni pueden trabajar como sacerdotes, ni pueden encontrar trabajo en la sociedad. Los monasterios no admiten novicios pasada cierta edad. Este tipo de casas especiales, ofrecerían un lugar donde trabajar y orar hasta el fin de los días.

Para todos aquellos sacerdotes cerca de los sesenta años, estas casas se convertirían en lugares de penitencia perpetua. No porque ellos así lo quisieran, sino porque no tendrían otra posibilidad. Sin vivienda propia, sin sueldo, sin ahorros, la cuestión sería dónde ir.

No dejo de pensar que una vida sencilla, el trabajo manual, la oración comunitaria, la participación en cuidadas liturgias, el aislamiento total de las tentaciones y la ayuda y consejo de sacerdotes santos, es el mejor lugar para este tipo de pastores que se desviaron.

Fuentes: Padre Fortea, Signos de estos Tiempos

 

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Capellanes ven el amor de Dios en los presos sentenciados a muerte

Un testimonio de un sacerdote católico.

 

El capellán de la cárcel de Chillicothe encuentra una gran lección del perdón de Dios.

 

carcel

 

Un sacerdote de Ohio dice que su ministerio a los presos condenados a muerte ha reforzado su convicción en el poder del perdón de Dios, incluso entre los presos que se sienten como «parias».

«Las personas se preparan para la muerte son los mismos tanto si están en un hospicio, o una prisión. Viven cada día, tratando de encontrar una razón para la esperanza», dijo el Padre Lawrence Hummer.

«Cuando descubren el poder del perdón de los pecados, que viene por la fe en el poder de Cristo para perdonar, sanar y salvar, comienzan a centrarse más en donde van que en dónde han estado» dijo el sacerdote.

Él le dice a los condenados a muerte y alos presos comunes

«lo mismo que les digo a los feligreses cada día – Dios te ama y quiere tu arrepentimiento. Cuando te arrepientes, por la propia gracia de Dios, la pizarra se limpia y te diriges hacia la gloria».

El Padre Hummer, de 66 años, es pastor de la Iglesia de San María en la sureña ciudad de Ohio Chillicothe. Desde 2009, ha servido a los presos católicos en la Institución Correccional de Chillicothe, que ha alojado a condenados a muerte desde enero 2012.

Uno de los internos a quienes él ministró, Mark Wiles, fue ejecutado en abril de 2012 a la edad de 49 años. El ex peón apuñaló fatalmente al adolescente Marcos Klima en una casa de campo durante un robo en 1985, de acuerdo con el Columbus Dispatch.

«Mark tenía 20 años de edad, y era drogadicto cuando mató al jóven de 15 años, hijo de un hombre con el que había trabajado», dijo el Padre Hummer.

«Mark estaba mirando para robar al hombre, cuando él violentamente asesinó al niño».

Mientras estaba en prisión, Wiles fue bautizado como católico.

«Era un hombre reservado, a pesar de que era muy querido por sus compañeros reclusos católicos», dijo el sacerdote.

El Padre Hummer ministró a Wiles durante sus últimas horas. Wiles rezó el Rosario, se confesó, eran ungidos y recibió la Santa Comunión antes de su ejecución.

«Yo realmente no hice mucho más que estar con él y compartir los sacramentos de la Iglesia», dijo.

«Yo he dado los sacramentos muchas veces en, o cerca de la muerte en los últimos años, pero de alguna manera la experiencia con Mark fue diferente», dijo el Padre Hummer.

«Realmente fue una experiencia intensa de la gracia en la convicción de que Dios realmente perdona a los pecadores como nosotros proclamamos en nuestra fe»

El ministerio del Padre Hummer fue profundamente afectó a Wiles.

«Él escribió una carta a su mejor amigo, otro hombre en el camino a la muerte, la noche antes de morir», dijo el capellán.

«En la carta, dijo que estaba convencido de que Dios le había enviado» al capellán «para él en ese momento. Él expresó a su amigo su gratitud a Dios por lo que había sucedido, y supongo que uno tiene que decir que su fe se había crecido por la experiencia, al igual que la mía».

El Padre Hummer, dijo que la mayoría de los condenados a muerte son de «antecedentes muy difíciles», como de hogares rotos.

«La mayoría han estado en la cárcel por muchos, muchos años y la mayoría han perdido cualquier rasgo significativo que les llevó a hacer el mal en el pasado», dijo.

«Son seres humanos que hicieron cosas muy malas, pero al igual que todos los seres humanos, [ellos] fueron y siguen siendo ‘creados a imagen y semejanza de Dios’. La gente los demoniza por lo que hicieron, pero olvidan la frecuencia con Jesús no sólo perdonó a los pecadores, sino nos dijo que hiciéramos lo mismo».

El Padre Hummer dijo que todos los presos tienen «el mismo tipo de problemas que cualquiera que vive en una comunidad tiene», a pesar de que también se enfrentan a dificultades especiales.

«Ellos están separados de sus seres queridos… Se sienten como parias, separados de la sociedad«, dijo.

El Padre Hummer añadió que los presos sufren «el mismo tipo de agonía» como cualquier otra persona.

«Son, en una palabra humanos. Nada más y nada menos».

Fuentes: National Catholic Register, Signos de estos Tiempos

 

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Las bandas musulmanas están manejando las cárceles de Gran Bretaña

La población carcelaria musulmana creció 200% en 15 años.

 

Varios estudios oficiales en Gran Bretaña muestran que las cárceles son manejadas por bandas musulmanas, que han impuesto un clima de violencia y terrorismo para que los demás reclusos se conviertan, vendiendo protección; y lo está logrando.

 

prisioneros musulmanes

 

El número de presos musulmanes en las cárceles británicas ha superado la marca de los 11.000 por primera vez, de acuerdo a los datos incluidos en un informe elaborado por el Parlamento británico.

LOS MUSULMANES EN LA POBLACIÓN CARCELARIA

Las estadísticas – un informe de investigación del 29 de julio de la Cámara de los Comunes titulado «Estadísticas de la Población de las Prisiones» – muestran que el número de internos musulmanes en Inglaterra y Gales aumentó a 11.248 en 2012, frente a 3.681 en 1997. Dicho de otra forma, en los últimos 15 años, el número de musulmanes en las cárceles británicas se ha incrementado en más del 200%.

La tasa de aumento de los presos musulmanes en las cárceles británicas es ocho veces más grande que la de la población general de la prisión, y los números muestran una clara sobrerrepresentación de los presos musulmanes. Los musulmanes, que representan aproximadamente el 5% de la población británica en su conjunto, ya constituyen el 13% de la población penitenciaria británica (en comparación con sólo el 6% en 1997).

El crecimiento en el número de internos musulmanes está alimentando los temores de que las prisiones británicas se estén convirtiendo en focos de radicalización islámica.

Aunque la mayoría de los musulmanes en las cárceles británicas son inmigrantes de Asia, Oriente Medio y el Norte de África, un número creciente de presos musulmanes son conversos al Islam.

LA PRESIÓN PARA LA CONVERSIÓN AL ISLAM

De acuerdo con un informe de investigación reciente encargado por el Ministerio de Justicia británico, muchos presos no musulmanes en las cárceles británicas están siendo intimidados a la conversión o están abrazando el Islam, a cambio de promesas de protección contra el asalto físico.

El estudio examina la «cultura de las pandillas» islámicas dentro de la prisión Whitemoor en Cambridgeshire, que alberga alrededor de 500 de los presos más peligrosos de Gran Bretaña. Investigadores del Instituto de Criminología de Cambridge encontraron que más de un tercio (39%) de los prisioneros en Whitemoor son musulmanes.

Los prisioneros dijeron a los investigadores que habían sentido la presión abrumadora para convertirse. En algunos casos, dijeron, que los internos musulmanes habían dejado literatura islámica en sus celdas y les ordenaron «lee esto». En otros casos, a los reclusos se les prometió que si se convertían al Islam, ellos estarían a salvo de asalto físico.

El informe señala que si los solitarios, incluyendo los delincuentes sexuales, se convirtían al Islam, los compañeros musulmanes los defenderían; podrían obtener la seguridad de un grupo grande y dominante. Otros usaron su fe recién adquirida como una herramienta para su estatus de influencia.

UNA BANDA ORGANIZADA

Los no musulmanes y los funcionarios de prisión dentro Whitemoor describen al Islam como

una «banda organizada» y un «negocio de protección«, que «glorifica el comportamiento terrorista y explota el miedo relacionado con él.»

Los guardias dijeron que había miembros «propios de Al-Qaeda» en la prisión que fueron mirados con «asombro» por los reclusos más jóvenes. Algunos presos describieron Whitemoor como «campaña de reclutamiento para los talibanes» y un terreno fértil para el odio y una nueva generación de extremistas.

Los guardias también dijeron que tenían una política de «apaciguamiento» hacia la poderosa y creciente población carcelaria islámica, especialmente para los terroristas convictos que se temía que reclutaran futuros extremistas.

ALTOS NIVELES DE MIEDO

El informe dice:

La amenaza de ataques motivados por el fanatismo religioso o ideología extremista añade peso a la atmósfera en Whitemoor, y continúa:

La nueva mezcla de la población, incluyendo un gran número de prisioneros musulmanes, está perturbando las jerarquías establecidas en la prisión.

Las relaciones sociales entre los presos se han vuelto complejas y menos visibles. Demasiado poder fluyó entre algunos grupos de prisioneros, con algunos riesgos reales de violencia grave. Hay altos niveles de miedo en la prisión. En particular, tensiones y temores relacionados con el «extremismo» y la «radicalización.

El informe concluye:

Lo más importante, en la práctica, son las presiones (y tentaciones) que sienten algunos prisioneros a convertirse al Islam. Las condiciones de la cárcel de hecho hacen la participación en las prácticas islámicas la opción más «disponible» para aquellos que buscan pertenencia, es decir, hermandad, confianza y amistad.

Mientras tanto, los medios de comunicación británicos informaron recientemente que Dale Cregan, un asesino cuádruple notorio que está cumpliendo una sentencia de cadena perpetua en la prisión de Manchester, está en la mira de los musulmanes extremistas que quieren convertirlo al Islam.

Cregan, que es de origen católico irlandés, se dice que tiene miedo de los miembros de pandillas rivales que han ofrecido una recompensa a cualquier persona que lo ataque en la cárcel. Los musulmanes han ofrecido proteger a Cregan si se convierte al Islam. De acuerdo con funcionarios de la prisión, Cregan es tan bien conocido que si se convierte al Islam, sería visto como una manera de aumentar aún más la influencia de las pandillas musulmanas dentro de la prisión.

UN INFORME DE LA BBC

El creciente problema de las pandillas musulmanas haciéndose cargo de las prisiones británicas fue el tema de una reciente investigación de la BBC. El programa incluye una entrevista con un ex recluso llamado Jay, que dice:

Los musulmanes las manejan. Los musulmanes manejan las cárceles y no hay nada que los tornillos [argot británico por un guardia de la prisión] puedan hacer al respecto. Para un musulmán dirías que es bueno, pero para un no-musulmán, es muy, muy malo.

Jay, quien ha estado entrando y saliendo de la cárcel durante casi toda su vida, admite abiertamente que ayuda a convertir a los presos no musulmanes al Islam, y ha infligido violencia contra cualquiera que se atreva a la «falta de respeto» a su religión.

Según Jay,

Me duele como musulmán que alguien falte el respeto a mi religión. Si nos ocupamos de él una vez, con violencia, y le mostramos el tiempo que es, nunca le faltará de nuevo el respeto a nuestra religión.

La primera vez que Jay entró a la cárcel fue cuando tenía 15 años y dice que casi no había presos musulmanes en aquel entonces.

Al principio no muchos sabían sobre el Islam. No había muchos conversos. La mezquita estaba vacía, pero hoy en día las cárceles están dirigidos principalmente por los musulmanes, dice.

Hay algunos hermanos que se convierten meramente en base a que leen sobre el Islam y quieren creer en algo que les hace bien. Luego otra la gente porque quiere ser atendidos. He estado en la cárcel cinco veces y en mi última ocasión, he visto las cárceles están a cargo de los internos musulmanes. Las plegarias musulmanas de los viernes están muy, muy llenas. En algunas cárceles no hay espacio. En una cárcel en la que estaba, hacen las oraciones en dos sesiones porque no hay espacio.

QUE DICEN LOS FUNCIONARIOS DE LAS PRISIONES

La investigación de la BBC también incluye una entrevista con el presidente nacional de la Asociación de Oficiales de Prisiones, Colin Moses, que dice:

Las personas se están radicalizando, radicalizando por la fuerza por estas pandillas Lo vemos como un peligro real, ahora y para el futuro de las prisiones.

Moses dice que los que están en las pandillas o se han convertido al Islam a menudo lo hacen para llevar a cabo actividades delictivas.

A medida que la población musulmana crece, las pandillas son cada vez más prevalentes y luchan por tomar el control del tráfico de drogas y el trato de los teléfonos móviles en la cárcel. Esto hará que nuestras prisiones sean más violentas, dice.

Hablando anónimamente, un ex funcionario de prisiones que trabajaba en la prisión de Long Lartin en Worcestershire habla de casos en que los presos no musulmanes resultaron gravemente agredidos e intimidados por negarse a acatar las reglas oficiales impuestas por bandas musulmanas, por ejemplo acerca de comer carne de cerdo o escuchar música occidental.

UN PRESO VETERANO

En la edición de julio 2013 en la revista de los prisioneros, Tiempo interior, un «preso veterano» en Long Lartin tiene esto que decir:

Estamos en condiciones de cocinar nuestra propia comida aquí, pero si tratamos de cocinar carne de cerdo en la cocina comunitaria es peligroso, incluso una amenaza para su vida. La cocina suele ser ocupado por 90% de musulmanes y nos han dicho que si se cocina cerdo vamos a ser apuñalados. Ha habido incidentes aquí donde la gente ha sido blanco de ataques, presionada y acosada para la conversión al Islam.

Y añade:

Le escribo para informar a la población de estos radicales puntos de vista extremistas en esta prisión donde no veo ninguna medida oficial que se esté tomando para combatir a los jóvenes musulmanes que se radicalizan por aquí y que un día pueden cometer actos de terrorismo en este país. Parece que nada se hace para detenerlo, y la gente tiene miedo de hablar. Espero que tengamos alguna información de esto; tiene que ser resuelto.

Fuentes: Gatestone Institute, Signos de estos Tiempos

 

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Catolicismo Laicos NOTICIAS Noticias 2013 - enero - agosto Papa Pastoral Signos extraordinarios de la Iglesia

El papa nuevamente en la periferia, se reunió con jóvenes presos

“Estuve en la cárcel y me fueron a ver”.

 

Nuevamente el Evangelio de la misericordia, a través de los gestos, muestra al Papa pastor. Francisco confesó a jóvenes de la JMJ y se reunió con otro grupo de jóvenes encarcelados.

 

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“Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver”. (Mt 25: 35-36)

Como Juan XXIII, con los detenidos de la cárcel romana Regina Coeli, Francisco se inclinó ante los sufrimientos de los detenidos menores de edad que narraron en el arzobispado fragmentos de vidas en grandes dificultades.

El encuentro, del que no se informaron más detalles, se realizó en una habitación cerca de la entrada, en la planta baja de la residencia del arzobispo local, monseñor Orani Tempesta.

El vocero de la Santa Sede, sacerdote Federico Lombardi, dijo que,

 «Cuando veníamos en el avión, el Papa me dijo que podía contar que cada dos semanas llama a un grupo de jóvenes detenidos de Buenos Aires con quienes se hizo amigo», sostuvo el portavoz.

Fuentes eclesiásticas argentinas dijeron que se trata de reclusos del penal de Villa Devoto, donde en su primer año como arzobispo de Buenos Aires realizó el ritual del lavatorio de los pies en Jueves Santo.

Las fuentes también dijeron que el pontífice se comunica «en forma habitual» con Patricio Fontanet, ex vocalista del grupo Callejeros, detenido en el pabellón neuropsiquiátrico del penal de Ezeiza por la tragedia de Cromañón, en la que murieron 194 jóvenes.

El papa Francisco tuvo este viernes un encuentro privado con ocho jóvenes (cinco varones y tres muchachas) de entre 16 y 18 años recluidos en tres diferentes reformatorios del Departamento General de Acciones Socioeducativas (Degase) del estado de Río de Janeiro.

“Estaban sentados en círculo alrededor del Papa, en presencia del arzobispo Orani, de un sacerdote y de un juez responsable de las estructuras para menores, de un laico encargado de la pastoral de los detenidos y del cardenal Eusébio Oscar Scheid, emérito de Río”, explicó el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano.

De la reunión con el Papa también participó Mario, quien en junio 2012 se escapó de un penal y pidió ayuda a los franciscanos. Estos no lo entregaron pero le sugirieron que regresará a la unidad penitenciaria para no sufrir las consecuencias.

Hoy, el hombre de 35 años recuperó la libertad y ayuda a esa comunidad religiosa que atiende a ex presidiarios que intentan reinsertarse en la sociedad y reencontrarse con sus familias

Se dijo a los jóvenes detenidos que se reuniron con Francisco, que llegaría una buena noticia para ellos la próxima semana, tal vez un acto de clemencia. El clima era “muy sereno y normal”, con los chicos que se podían expresar libremente. Había una en especial, la más joven del grupo, “muy expresiva y locuaz, que tenía muchas cosas que decir y que estaba conmovida”.

Los chicos le pidieron que bendijera algunos objetos. Francisco también dejó un autógrafo en una fotografía para cada uno de ellos. La chica también cantó una canción que compuso para el Papa,

“llena de afecto por él y por su servicio, después leyó una larga carta escrita en nombre de sus compañeras de cárcel”.

Un momento muy hermoso, continuó Lombardi, fue cuando

“llevaron al Papa un saco que contenía un gran rosario hecho con una cruz y con grandes bolas de poliestireno”.

En la cruz estaba escrito: ‘Candelaria nunca mais’, una referencia al evento de la noche del 23 de julio de 1993 en el centro de Río. Más de 60 jóvenes vagabundeaban por las calles del centro de la ciudad y se reunían para dormir alrededor de la Iglesia de la Candelaria. Aquella noche ocho fueron asesinados por la policía. En cada una de las grandes perlas de poliestireno que formaban el rosario estaba el nombre de uno de los chicos asesinados. El Papa repitió: “Nunca más violencia, sólo amor”.

Y después rezaron todos juntos un Padre Nuestro y un Ave María. Francisco pidió oraciones por las jóvenes víctimas de violencia. No pronunció ningún discurso, pero repetía constantemente: “Reza por mí, porque lo necesito”.

“Me dio la impresión –dijo Lombardi– de que fue un encuentro muy emocionante incluso para el Papa”.

Francisco, evidentemente,

“piensa que una JMJ no debe olvidar a los jóvenes de las cárceles y en situaciones difíciles”.

Los jóvenes detenidos llevaban puestas camisetas de la JMJ, por lo que “eran jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud, como los demás”.

Fuentes: Vatican Insider, Valores Religiosos, Signos de estos Tiempos

 

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