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Los implantes médicos de ciencia ficción avanzan en los seres humanos: los ciborgs

No hay una discusión sobre los aspectos éticos.

 

Los científicos están desarrollando implantes, como por ejemplo tráqueas artificiales, pero también hay todo un campo de sofisticados implantes médicos, interfaces cerebro-máquina cada vez más complejas; es el campo de los cíborgs, el campo en el que se fusiona la biología con la robótica, lo vivo con lo artificial. Las combinaciones entre máquinas y organismos vivientes tienen un gran potencial positivo, pero tampoco puede negarse que vienen acompañadas por importantes dudas éticas.

 

ciborg

 

Esos avances pueden mejorar considerablemente la calidad de vida de muchas personas, sobre todo en el aspecto médico. Sin embargo, los científicos suelen decir que la vertiente ética y social del fenómeno no puede perderse de vista bajo ningún concepto.

Sin embargo, la alusión a los riesgos éticos y sociales no son más que menciones a modo de inventario, que no entran en discusión, porque el centro de los científicos es seguir para adelante con los ciborgs.

Este es un punto importante para discernir.

YA ESTÁN EN EL LENGUAJE POPULAR

Los cíborgs son bien conocidos en la cultura popular por novelas y películas de ciencia-ficción, en las que son organismos con cualidades de robots y de entes vivos, lo que les dota, en teoría, de lo mejor de ambos mundos.

La palabra cíborg (cyborg en inglés) proviene del término inglés «cybernetic organism» (organismo cibernético). De hecho, ya existen cíborgs que combinan sistemas robóticos con materia viviente. Los investigadores Christof M. Niemeyer y Stefan Giselbrecht, del Instituto para Interfaces Biológicas 1 (IBG 1), dependiente del KIT, y Bastian E. Rapp, del Instituto de Tecnología de la Microestructura (IMT), señalan que esto es particularmente apreciable en los implantes médicos.

En los últimos años se han logrado notables avances científicos y tecnológicos en el naciente campo de los cíborgs. A este éxito han contribuido desarrollos tales como los implantes médicos basados en materiales inteligentes que reaccionan automáticamente a cambios en las condiciones del entorno, el salto espectacular en el diseño asistido por ordenador, el desarrollo de técnicas avanzadas de fabricación basada en datos de tomografía por resonancia magnética, y la capacidad cada vez más sofisticada de modificar a voluntad superficies artificiales para una mejor integración en ella de tejidos vivos.

Por ejemplo, al respecto de esto último, en el KIT se desarrollaron revestimientos especiales para superficies, a fin de poder integrar exitosamente en ellas tejidos vivos y evitar reacciones de inflamación y otros efectos.

LOS AVANCES DE LOS IMPLANTES CEREBRALES

Los avances en microelectrónica y tecnología de semiconductores han sido la base de los implantes electrónicos que controlan, restablecen o mejoran funciones del cuerpo humano, como marcapasos, implantes de retina, implantes auditivos, o implantes para estimulación cerebral profunda destinados a mitigar el dolor crónico o el Mal de Parkinson. Actualmente, los avances en bioelectrónica se combinan con sistemas robóticos para diseñar neuroprótesis de alta complejidad.

Los científicos están trabajando en interfaces cerebro-ordenador que establezcan un contacto físico directo con el cerebro. Estas interfaces se utilizan, entre otras cosas, para controlar prótesis y más específicamente movimientos complejos, tales como los necesarios para agarrar un objeto, que dependen de muchas variables, no solo de la forma y peso del objeto, sino también de su fragilidad. (Es obvio, por ejemplo, que no es lo mismo agarrar un huevo que una pelota de tenis.)

Las interfaces cerebro-ordenador son además herramientas importantes en las neurociencias, ya que proporcionan información sobre el funcionamiento interno del cerebro. Para la comunicación entre dispositivos artificiales y órganos o tejidos vivos se pueden utilizar no solo señales eléctricas, sino también sustancias que son liberadas en lugares o momentos específicos por sistemas micro y nanofluídicos implantados.

A menudo se considera a las interfaces cerebro-ordenador como meros proveedores de señales provenientes del cerebro. Sin embargo, también se les puede usar para enviar señales al cerebro, algo que es una cuestión muy controvertida desde el punto de vista ético.

«Las interfaces cerebro-ordenador implantadas que envían señales a nervios, músculos, o directamente al cerebro, ya se utilizan de forma rutinaria, por ejemplo en marcapasos o implantes para estimulación cerebral profunda», explica el profesor Christof M. Niemeyer, del KIT.

«Pero estas señales no están pensadas para controlar a todo el organismo ni son apropiadas para ello (los cerebros de la mayoría de los organismos vivos son demasiado complejos)».

Los cerebros de organismos inferiores, como los insectos, son menos complejos. Tan pronto como se les acopla una señal adecuada, comienza a ejecutarse un cierto programa de movimiento, como el de correr o el de volar. Los llamados BioBots, o sea, insectos grandes con unidades de control electrónicas y microfluídicas implantadas, se han comenzado a utilizar, experimentalmente, en lo que constituye una generación de cíborgs de muy baja inteligencia, y entre los diseños más ambiciosos destaca, por ejemplo, el de cíborgs voladores pequeños para misiones de vigilancia y rescate.

Otra vía de aprovechamiento de los cíborgs es la de emplearlos como sistemas modelo en las neurociencias, con el fin de comprender mejor el funcionamiento de las diversas partes del cerebro.

Muchos implantes médicos que se utilizan durante un largo tiempo dependen de una fuente fiable de energía. En la actualidad, ya se trabaja en métodos avanzados para energizar tales implantes utilizando la energía térmica, cinética, eléctrica o química del cuerpo del propio paciente, casi como si el implante fuese un órgano más.

EL EJEMPLO DE UNA FÁBRICA DE TRÁQUEAS

Desde 2008, ocho pacientes han tenido la oportunidad de vivir nuevamente gracias al reemplazo de sus dañadas tráqueas con versiones creadas por el hombre. Esta tecnología altamente experimental está pasando de los laboratorios de investigación a una instalación de fabricación, a medida que una empresa del área de Boston (EEUU) se prepara para fabricar los soportes para el cultivo de órganos sintéticos a gran escala.

Harvard Apparatus Regenerative Technology, o HART, está probando su sistema de tráquea sintética en Rusia, y tiene planes para hacer pruebas similares en la Unión Europea este año. La compañía está trabajando con la Administración Estadounidense del Medicamento para también realizar pruebas en EEUU.

Las tráqueas sintéticas se crean a partir del cultivo de las propias células madre del paciente en un soporte fabricado en laboratorio. En el futuro, esta técnica podría ser adaptada para crear otros órganos, como un reemplazo de esófago, de válvula de corazón, y de riñón.

Si se expande a más partes del cuerpo, la tecnología de órganos sintéticos podría ayudar a satisfacer una grave necesidad médica. Las listas de espera de trasplantes de órganos vitales como el corazón, los pulmones, el hígado y los riñones son preocupantemente largas. Cada día mueren muchos pacientes esperando órganos donados. Sólo en EEUU, 120.000 personas están en lista de espera para un órgano, según estimaciones del Departamento de Salud y Servicios Humanos del país. Y las listas de espera subestiman la verdadera necesidad, asegura el cirujano-científico del Hospital General de Massachusetts (EEUU) Joseph Vacanti, que también es un líder en la investigación de ingeniería de tejidos. «La única manera en que podemos satisfacer esa necesidad real es con la fabricación de órganos vivos», afirma Vacanti, que no está afiliado con HART.

Investigadores de todo el mundo están encontrando nuevas maneras de crear tejidos para trasplantes. «Durante 25 años, el campo ha pasado de la ficción y la fantasía a la ciencia y la ingeniería», señala Vacanti. Existen muchos enfoques diferentes, desde la impresión precisa con chorro de tinta de tipos de células en una estructura organizada (ver «Células oculares impresas para tratar la ceguera«) hasta permitir que las células se auto-organicen espontáneamente en proto-órganos (ver «Creado un hígado rudimentario partiendo de células madre» y «Cultivando ojos«).

El enfoque actual de HART consiste en cultivar células madre de un paciente en soportes sintéticos. Las cuatro cirugías de tráquea artificial más recientes se han realizado con estos soportes de laboratorio a medida, afirma el director general de HART, David Green.

Cultivar las propias células de un paciente en un soporte proporciona un buen ambiente para las células madre de médula ósea, que después pueden convertirse en varios tipos de células, tanto en la incubadora como después de su implantación en el paciente.

HART crea estas estructuras haciendo girar fibras sobre un centésimo de la anchura de un cabello humano en un tubo creado a medida para que se adapte a cada paciente. El resultado es un soporte personalizado «que crea una malla del tamaño adecuado para las células», afirma Green. «Se sienten como en casa».

Las células madre tomadas de la médula ósea del paciente son, después, «rociadas sobre la parte superior del soporte, como un pollo en un asador», asegura Green. Las células adheridas a esta estructura se cultivan en una incubadora giratoria especializada durante, aproximadamente, dos días antes de ser trasplantadas. Unos cinco días después del trasplante, aparecen nuevos tipos de células en el órgano, afirma, y entre ellas hay células importantes que recubren la superficie interior y ayudan a eliminar la mucosidad de los pulmones al toser. En última instancia, los vasos sanguíneos se desarrollan en el órgano sintético, concluye Green.

Fuentes: Technology Review, Signos de estos Tiempos

 

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La revolución de los ciborgs ya está aquí

Un humano con un tercer ojo incorporado.

 

Algunos piensan que los ciborgs, o sea hombres con partes electrónicas, es una idea futurista fantasiosa, lejos de hacerse realidad a corto plazo. Sin embargo, ya hay por lo menos uno, Neil Harbisson, que tiene un tercer ojo inserto delante de su cabeza.

 

neil-harbisson

 

Lo primero que ves cuando te encuentras con Neil Harbisson es su tercer ojo, situado en su cabeza y unos 10 centímetros por delante del resto de su cuerpo. Se trata de un dispositivo que transforma los colores en sonidos y que, desde 2004, forma parte de su estructura corporal de forma oficial.

Ese año, logró que el Gobierno británico le permitiera aparecer portándolo en la foto de su pasaporte. Así, se convirtió en el primer cíborg reconocido del planeta. Ahora, difunde su condición y las bondades que genera, como hizo en el encuentro Pioneers Festival celebrado recientemente en Viena (Austria).

UN DISPOSITIVO ELECTRÓNICO QUE INTERACTÚA CON LA PERSONA

Harbisson decidió incorporar a su cuerpo esta tecnología, bautizada como Eyeborg, a causa de la acromatópsia que padece y que limita su visión a los colores blanco y negro.

Al principio, el aparato consistía en una mochila de unos cinco kilos de peso, conectada a una cámara y a unos auriculares. Varios años después, su tercer ojo es una lente que comunica con un microchip implantado en su cabeza.

A diferencia de otros dispositivos electrónicos que se insertan en el cuerpo, como podría ser un marcapasos, el de Harbisson le habla, y “es precisamente esa comunicación la que lo convierte en un elemento cibernético”.

El cíborg no está de hecho de acuerdo con la definición que la Real Academia Española (RAE) da para su condición, que recoge como: “Ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos”. Sin embargo, Harbisson matiza que “no todo lo electrónico es cibernético, puesto que la cibernética implica una comunicación entre el dispositivo y el su portador”, a diferencia de lo que supone llevar un marcapasos.

La conversión cibernética oficial de Harbisson tuvo lugar en 2004, sin embargo, él se considera un cíborg desde la primera vez que soñó en color. De hecho, opina que esta metamorfosis no consiste en implantarse este tipo de dispositivos, sino en el sentimiento que se desarrolle para con esa unión. En este sentido, explica que

“puedes llevar la cibernética como explante pero sentir sus funciones como propias”.

Para Harbisson, la capacidad que le ofrece su tercer ojo es tan propia que, aunque reconoce que “podría vivir sin ella”, se compara con otro ser humano que perdiese el olfato o una mano.

ACTIVISMO CIBERNÉTICO

Inicialmente, la motivación de Harbisson estaba dirigida a salvar su carencia visual. Pero, a lo largo de los años, esta experiencia le ha convertido en un activista cibernético que aboga por la transformación humana hacia esta nueva condición.

Por ello, en 2010 creó la Fundación Cíborg junto a su pareja, Moon Ribas. El organismo, con sede en Barcelona (España), promueve la transformación cibernética con el objetivo de “crecer sensorialmente”.

Ribas es la primera en hacer gala de este principio, ella misma ha experimentado con varios dispositivos, como el sensor que genera una pequeña descarga eléctrica que le indica la velocidad de los objetos de su alrededor, el Speedborg, y el detector de seísmos (que no ha sido bautizado aún). De este modo, la cibernética planteada por la pareja se aleja de la ortopedia y se transforma en un modo de vida basado en el aumento de las capacidades sensoriales.

No tiene nada que ver con evitar una discapacidad, puesto que Harbisson cree que “cada uno es discapacitado en función de con quién se compare”, y que «todo ser humano es discapacitado auditivo si se compara con los perros», por ejemplo.

El contraste entre las capacidades de otras especies y las humanas es otro de los argumentos que ambos utilizan para justificar su deseo de expandir sus sentidos. Muchas de las habilidades que quieren incorporar a través de la cibernética se encuentran presentes en otros animales de forma natural.

Harbisson reconoce que se ha topado “prejuicios”, le han llegado a relacionar con el cíborg asesino de la película The Terminator y tildado de “antinatural”. Sin embargo, su visión es justamente la contraria y, dado que la cibernética es una creación humana, confía en ser “más humano cuanta más de esta tecnología incorpores”.

EL ENVEJECIMIENTO

Pero por muy humana que la consideren, estos abanderados de la cibernética también la asocian a algunos procesos que funcionan justamente al contrario de como lo hacen en los humanos, como es el envejecimiento. Harbisson explica:

“Cuanto más tiempo usas la cibernética, más te adaptas a su tecnología y mejor funciona, por lo tanto, a los cíborgs les gustará envejecer, ya que sus sentidos funcionarán mejor que cuando nacieron”.

Del mismo modo, afirma que esta forma de vida “permite evolucionar según se quiera, sin tener que esperar a hacerlo de forma natural”, lo que supone otro concepto opuesto a su funcionamiento real.

El envejecimiento positivo y la evolución dirigida que se generan a través de la expansión sensorial todavía no son tan populares como Harbisson querría, y reconoce que, aunque hay gente que prueba la experiencia, “es muy poca la que decide incorporarla a su organismo de forma permanente”.

EL 2040

El cíborg cree que la revolución cibernética tendrá lugar en la década de 2040, ya que

“son los niños de entre doce y catorce años los que más interés demuestran”. Estos jóvenes “ya han crecido con el lenguaje tecnológico y robótico, y están acostumbrados a tener tecnología siempre en las manos”.

Este boom cibernético se asocia a la propia evolución de la tecnología. Los dispositivos que se llevan en la mano están siendo, poco a poco, sustituidos por tecnologías portables, como son las Google Glass y los relojes inteligentes. Harbisson ve más allá y cree que los dispositivos portables darán paso aquellos que se incorporen directamente en el organismo. Él se utiliza a sí mismo como ejemplo de este concepto:

“Yo no llevo un ojo electrónico, yo soy un ojo electrónico”.

Para fomentar esta transformación tecnológica, la web de la fundación de Ribas y Harbisson pone a disposición de cualquiera las instrucciones para crear algunos de sus dispositivos. Ribas explica que, además, “todos son de código abierto para que cada uno experimente como quiera y encuentre el dispositivo que le guste más”.

La masificación en el uso de algunas tecnologías ha revolucionado a la sociedad que, por ejemplo, actualmente vive con un smartphone pegado a la mano. ¿Conseguirá la labor de esta pareja normalizar el uso de la cibernética? De ser así, en el futuro, es posible que los silbatos para perros puedan ser escuchados por personas, que las longitudes de onda del infrarrojo y el ultravioleta pasen a formar parte del espectro de colores en los colegios, y que cualquiera pueda sentir un terremoto.

Fuentes: Technology Review, Signos de estos Tiempos

 

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