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Cómo Orar Más y Mejor

Sinceramente, la única vez en que muchos cristianos oran es cuando están en peligro inminente.

O en necesidad desesperada de algún tipo o cuando van a misa.

Aunque sientan la necesidad de hacerlo.

Y esto es una grave equivocación.

Porque las oraciones son como los cimientos de una casa.

Si no son firmes y abundantes el edificio comenzará a resquebrajarse y pronto se caerá.

silencio y oracion

Pero incluso quienes oran a menudo suelen sentir que su oración no es suficiente o no es todo lo devota que quisieran.

San Efrén el Sirio decía,

“Las virtudes se forman por la oración. La oración preserva la templanza. La oración suprime la ira. La oración evita emociones de orgullo y envidia.
.
La oración lleva al alma al Espíritu Santo, y eleva al hombre al Cielo”
.

    

LA IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN

La oración es el aliento de la vida espiritual. 

Sin ella, tu alma se ahoga y muere.

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Es por eso que Jesús y los grandes santos de la Iglesia hacían llamados tan urgentes para que oremos siempre y en todas partes.

San Pablo nos mandó a «orar sin cesar». Jesús nos enseñó a «orar siempre y no perder el corazón»

De hecho, la oración es tan importante que San Alfonso Maria Liguori dice:

«Quien ora se salva ciertamente. El que no lo hace está ciertamente condenado».

La oración es tan importante porque, porque nos demos cuenta de ello o no, somos esencialmente mendigos ante Dios.
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Todo lo que necesitamos para ser personas virtuosas nos tiene que ser dado.
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Nunca vamos a ser santos sin la gracia, y no hay otra manera de obtener la gracia que a través de la oración.

¿Necesitas coraje? Pide por él.

¿Necesitas humildad? Pide por ella.

¿Necesitas ser puro en un mundo lleno de tentaciones? Pide por ello.

¿Estás tratando de superar un temperamento explosivo? Pide por paciencia.

Si no pides, nunca vas a recibir, es así de simple.

Otros esfuerzos serán completamente desperdiciada si no estamos orando.

El ayuno y la limosna simplemente se convertirán en fuentes de orgullo si no estamos acercándonos a ello en oración.

    

CÓMO ORAR

Tal vez quieres construir la oración en tu vida diaria, pero no sabes cómo.

¡Parece tan difícil quedarse quieto, incluso 15 minutos y orar!

Incluso si te las arreglas, no siempre estás seguro de qué decir.

Es entendible porque todos luchamos con los mismos problemas.

La oración, como todo lo que vale la pena hacer, es dura.

Sin embargo, he aquí 5 consejos basados en los escritos de los santos que nos ayudarán a orar.

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1 – LA ORACIÓN DEBE SER SENCILLA  

La oración es paradójica porque cuanto más dices, más difícil es decir lo que dices.
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Mantén tu oración sencilla, y la significación de cada palabra.

El Padre Nuestro, la oración perfecta, tiene siete peticiones sencillas. Muchos de los primeros monjes incluso rezaban repitiendo una palabra o frase, como el nombre de Jesús.

La “Oración del Corazón”, que es la más practicada en oriente dice simplemente

“Jesús, hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”

Incluso esto se puede simplificar diciendo solamente e”Jesús”.

Si pasas 5 minutos diciendo “Jesús” una y otra vez con amor, sería mucho más rentable que una interminable lectura de oraciones de un libro de oraciones dichas con frialdad y sin sentir demasiado su significado.

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2 – JUST DO IT; HAZLO YA, COMIENZA A ORAR AHORA

Los santos nos dicen que la mejor manera de aprender a orar es orando. 

Un corredor de fondo no comienza correr maratones de fondo de la mañana a la noche. 

Comienza con distancias más cortas que va alargando con el tiempo. Lo mismo sucede con la oración.

No importa si no sientes que estás logrando algo, o cuántas veces intentas orar y fallas. 
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No importa con cuántas distracciones tienes que luchar.
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Tienes que seguir, día tras día o nunca vas a aprender a orar. 

Simplemente pedir como los discípulos: “Enséñanos a orar”, es una gran oración para empezar.

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3 – HAZTE UN TIEMPO INTENCIONAL PARA ORAR

Los monjes a través de los siglos han tenido horas específicas reservadas para la oración, los conventos  las tienen y muchos de nosotros también, por ejemplo leyendo a sus horas la “Liturgia de las Horas”.

Mientras que la mayoría de nosotros probablemente no podamos rezar siete veces al día como los monjes lo hacen, debemos construir la oración en nuestra rutina diaria.

Si no lo hacemos, nunca va a suceder.

Recomiendo orar 3 veces al día: de mañana, de tarde y de noche. 

Por la mañana, ofrece tu día a Dios y pide las gracias que necesitas. 

Al mediodía, renueva esta ofrenda de tu día y pide ayuda para perseverar en la virtud. 

Por la noche, revisa tu día y confiesa tus pecados. Pide perdón y da gracias por las bendiciones que has recibido

De nuevo, si no eres intencional acerca de la oración, nunca va a suceder.

rezar con el corazon

    

4 – RECONOCE TU NECESIDAD DE LA GRACIA DE DIOS 

Una cantidad de nosotros no oramos porque estamos satisfechos con nosotros mismos.

Como los fariseos del tiempo de Jesús, creemos que tenemos todo lo que necesitamos, y vemos la oración como un favor que prestamos a Dios.

Es por eso que no queremos hacerlo.

En realidad, sin embargo, somos como el mendigo ciego Bartimeo de los Evangelios, completamente indefenso y necesitado.

Al igual que él, debemos reconocer nuestra impotencia, y en voz alta decir: “¡Jesús, hijo de David, ten piedad de mí!”.

Debemos examinarnos a nosotros mismos y pasar algún tiempo reconociendo nuestras propias debilidades.

Esto no sólo nos hace más humildes, también nos va a inspirar a pedir por ayuda, que es una de las mejores maneras de comenzar a orar.

pareja rezando frente a imagen de guadalupe en un vidrio

    

5 – LOS FRUTOS DE LA ORACIÓN REQUIEREN PACIENCIA

Si estás esperando convertirte en un gran místico como San Juan de la Cruz durante la noche, eres un delirante.

Incluso si estás orando por algo específico, como una virtud o una necesidad temporal, debes tener presente que Dios casi nunca nos responde inmediatamente.

Si Él lo hiciera, pensaríamos en Él como en una máquina expendedora celestial, dispensando cada deseo nuestros cuando pulsamos los botones correctos.

No, Dios quiere que seamos pacientes y perseverantes en la oración.

Como la viuda en la Escritura que acosó al juez hasta que le concedió su deseo, así hay que acosar a Dios en el buen sentido, pedir lo que necesitas hasta que lo consigas.

Claro que Dios tampoco dispensa siempre lo que crees que necesitas.

Él te lo podrá entregar en algún momento, dejarlo para más adelante cuando realmente lo necesites y dé fruto para tu alma, o sencillamente no dártelo porque no te conviene.

niño orando

    

EN CONCLUSIÓN

Se han escrito volúmenes acerca de la oración, y esto sólo es algo mínimo que se puede decir de ella.

El punto es que debes comprender que la oración no es opcional. 

Toma en serio y hazla parte de tu vida cotidiana.

Es la manera de desarrollar la virtud, la santidad y la comunión con nuestro Padre Celestial.

¿Cuáles son tus mayores luchas para orar?

Pero algo adicional es un desafío cuando nos piden orar por otros o cuando sentimos la necesidad de hacerlo.

Esto es un esfuerzo quizás adicional o quizás puede ser un incentivo para fortalecer nuestra vida de oración. Depende de cada uno.

¿Cómo lo tomaremos?

    

ORAR POR LOS DEMÁS

Con todas las causas en este mundo y amigos, o desconocidos que necesitan la oración, a veces no tenemos tiempo de dedicarnos a todos.

Algunos hacen oración y piden a la Mater para lleve su oración y la aplique donde ella crea conveniente.

El cielo sabe acerca de nuestros familiares y amigos, y de cuánto necesitan la oración.

¿Por qué no darle a Nuestra Madre esa confianza para que distribuya las oraciones?

¿Es esta una forma aceptable para hacerlo o no?

Esta es una gran pregunta porque muchos luchan por encontrar maneras de orar por todas las necesidades cargan nuestros corazones.

Invito a los lectores a participar en los comentarios sobre cómo se han ocupado de esta lucha.

Pero también puede haber varias otras maneras.

Una es la que ya mencionamos, en general confiar todas nuestras intenciones a la atención de la Virgen María y dejar las cosas así.

La otra es tratar de mantener un registro de todas las intenciones que nos mueven el corazón y mencionarlas explícitamente en nuestras oraciones sobre una base regular.

Pero también hay un camino intermedio, una tercera alternativa.

Consiste en orar regularmente para ciertos propósitos específicos que mueven tu corazón de una manera particular.
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Y también adicionalmente confiar a la atención de la Virgen todas las otras intenciones que te mueven de una manera general.

Se puede hacer eso, por ejemplo, al comienzo de un rosario todos los días, o durante una visita a una imagen de la Virgen antes de ir a la cama, o luego de misa o en adoración.

    

DANDO ESPACIO AL ESPÍRITU SANTO

La ventaja de este “método de combinación” es simple.

Permite a canalizar tu amor y tu celo de una manera enfocada, sin llegar a quedar abrumado con todas las necesidades del mundo y de tu círculo de influencia.

A veces alguien en nuestras vidas necesita oraciones de una manera especial.

A veces ciertas circunstancias, eventos o situaciones realmente mueven nuestros corazones y queremos levantarlos en oración con especial intensidad.

Entonces la secuencia es que la intensidad disminuye o desaparece según la necesidad, o sea de acuerdo con el ritmo natural de nuestras vidas.

También está de acuerdo con las inspiraciones del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Él es el que guía toda la Iglesia, por lo que da a cada uno de nosotros sensibilidades y situaciones únicas como parte de nuestra misión de apoyar a toda la familia de la fe.

El “método de combinación” nos permite permanecer flexibles y dóciles a sus movimientos, sin sentirnos abrumados o irresponsables.

A modo de ejemplo, se puede recordar que San Juan Pablo II que recibía miles de cartas que le pedían a orar por intenciones específicas.

Él haría hacía listas con las intenciones y las mantenía cerca del reclinatorio donde rezaba.

Cada día iba a orar por algunas de esas intenciones específicamente, pero no podía pasar por todas ellas.

Por lo que también oraba en general por todas las necesidades y las intenciones que él no era capaz de orar de forma individual.

Esa es un buen modelo para todos nosotros.

Rezar por las intenciones específicas, así como por las intenciones generales de cada día (posiblemente poniéndolas bajo el cuidado de la intercesión de la Santísima Virgen María).

Y permitir que los ritmos naturales de la Providencia determinen sobre que intenciones específicas nos centraremos durante determinados días, semanas o meses.

¡Al final, lo importante es mantener la oración!

   

TEN EN CUENTA QUE LAS ORACIONES DE LAS PERSONAS SANTAS SON MÁS PODEROSAS

En 1 Pedro 3: 12 se dice porque “los ojos de Yahvé están sobre los justos y sus oídos están abiertos a su oración”.

Y son tantos los pasajes de la Biblia que dicen que la oración del justo tiene gran poder, que no vamos a mencionarlo.

La revelación avala que Dios está más inclinado responder las oraciones de los justos que del resto de las personas.

Y esto tiene tres consecuencias.

La primera consecuencia es para pedir la intercesión de los santos.

Quiénes son decididamente Santos y están en el cielo, de los que conocemos su historia, podemos pedirles su intercesión porque sabemos que es muy poderosa.

La Iglesia Católica tiene una larga tradición de oración a los santos especialmente a la Santísima Virgen María y San José.

Pero en segundo lugar, los pasajes de la Biblia que atribuyen más poder a las oraciones de los justos también tiene consecuencias respecto a lo que sucede en la tierra.

Si nosotros le pedimos oración a una persona en la que reconocemos mayor devoción, mas inclinación a seguir los mandamientos de Dios y en definitiva santidad, vamos a obtener mejores resultados.

Y en tercer lugar tiene consecuencia respecto a nuestras propias oraciones para nosotros mismos y para los demás.

Cuanto más justificados estemos, o sea cuanto más sigamos los mandamientos de Jesús, más poder tendrá nuestra oración, Dios nos oirá más.

Esto no es de recibo teóricamente para los protestantes.

Ellos creen que todos somos igualmente caídos y pecadores, y es especialmente así de parte de los calvinistas.

Piensan que cada persona que ora tiene el mismo impacto sobre Dios, porque los protestantes no comprenden la noción de mérito alcanzado.

O sea la gracia de Dios con nuestra cooperación, que son nuestras obras.

Sin embargo en la práctica actúan de manera diferente, utilizando el doble discurso habitual.

Por ejemplo algunos son capaces de pedirle a un gran pastor como Billy Graham, ya fallecido, que ore por ellos, porque reconocen en él una santidad que no reconocen en otros.

Pero la mayoría le pide a sus pastores vivos que recen por ellos, porque consideran que su oración tiene más fuerza.

Con su manera de actuar los protestantes confirman la verdad católica de que los justos tienen más poder en su oración.

Fuentes:

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Las Razones Cristianas para dar Limosna

La Limosna es un elemento central de la Cuaresma.

Es uno de los 3 pilares de la Cuaresma, los otros 2 son la Oración y la Penitencia.

Es la puesta en práctica de la misericordia.

hombre y niño caminan por via

No es opcional para el cristiano, sino una obligación impuesta por el Señor.
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Es volcar hacia la comunidad el crecimiento espiritual que vamos adquiriendo mediante la oración, la penitencia y nuestro avance en la formación cristiana.

Leer también:

La limosna cristiana debe considerarse como cualquier favor material para ayudar a los necesitados, que está impulsado por la caridad.

Es un servicio material que se presta a los pobres por amor a Cristo.

En la encíclica Rerum Novarum dice que la limosna es absolutamente necesaria.

Y el numeral 2447 del Catecismo de la Iglesia Católica dice que dar limosna a los pobres es uno de los principales testigos de la caridad fraterna… y obra de justicia que agrada a Dios”.

Esto viene dice la cultura judía porque en el Libro de los Proverbios 19: 17 dice que “el que cuida de los pobres presta al Señor, quién pagará la suma en su totalidad”.

El Nuevo Testamento habla de la necesidad de contribuir al bienestar de los necesitados.

En la parábola del joven rico en Mateo 19, vemos claramente que es un pedido de Jesús, a los pudientes, vender lo que se tiene y darlo a los pobres.

Y que si no se accede a ello se pone en riesgo alcanzar la vida eterna en el cielo, cómo sucedió con el joven rico.

La contracara de esto son las dos monedas que puso la viuda pobre como limosna (Marcos 12: 41), que está exaltado por Jesús.

En Hechos de los Apóstoles 2 vemos que esta era la tónica entre los primeros cristianos.

Porque vendían sus bienes y posesiones y los dividían entre todos, de acuerdo a las necesidades de cada uno.

Tanto que el ministerio de los diáconos surgió por el servicio a los pobres, Hechos 4.

También viene desde los tiempos de Jesús la discreción para dar limosna, que tiene que ser en secreto y no como lo hacían los fariseos (Marcos 6:3).


    

NO SE TRATA DE ‘BUENISMO’

No se trata solamente de ser ‘buenos’; no damos para sentirnos bien ni para favorecer a los desposeídos.

Hay una dimensión que los católicos tenemos medio desdibujada, el mandato de Cristo “dad y se os dará”.

No es con retiros espirituales, ni yendo puntillosamente a misa, ni consumiendo todo tipo de materiales cristianos que nos llegan, que damos al prójimo.

Si nos limitamos a eso somos como “vampiros” de la religión, que nos limitamos a chupar la energía del cristianismo y su comunidad, sin aportar energía extra.

Y si bien el papa Francisco ha propuesto una hermosa visión de la Iglesia como un hospital de campaña curando heridos, eso no significa que estamos ahí sólo para ser curados.

Somos un cuerpo y debemos aportar para sanar a los demás, porque así se nos juzgará; será por los actos de amor concretos que hicimos hacia los demás, por lo que dimos y aportamos.

Por esto la limosna, tomada como un acto de misericordia, es un punto central para profundizar en Cuaresma, porque hace a nuestra salvación.

Si damos, se nos dará. Y los santos muestran que cuando más damos, más se nos da.

    

EL ESPÍRITU DE COMPASIÓN NO ES OPCIONAL

«Debemos esforzarnos por mantener el corazón abierto a los sufrimientos y la miseria de otras personas, y orar continuamente para que Dios nos conceda ese espíritu de compasión que es verdaderamente el espíritu de Dios» – San Vicente de Paúl

La palabra limosna proviene de una corrupción de la palabra griega elenmosyne, que significa misericordia.
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Sencillamente dar limosna significa mostrar misericordia.

La práctica de la misericordia no es opcional, porque tiene sus raíces en el carácter de Dios mismo.

Dios es misericordioso, y tenemos que serlo también.

Y además, en la descripción del Juicio Final que el mismo Jesucristo nos da en el Evangelio de San Mateo quedan claras las condiciones de la salvación:

«Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; forastero y me recibieron en su casa; sin ropas y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la cárcel y fueron a verme». (Mt. 25, 35-36)

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EL FUNDAMENTO ESPIRITUAL

La base para la limosna es una ley espiritual resumida en las palabras de Jesús: «Dad y se os dará» (Lucas 6:38).

Y esto parece ser una ley porque innumerables veces en la Escritura, este tema se elabora sobre el mensaje de que Dios no va a ser generoso con un corazón que no es misericordioso y cerrado a las necesidades de los demás.

Se nos ha dado mucho, y nuestra gratitud por lo que hemos recibido debe inspirar generosidad a cambio.

Dar a los pobres es fundamental porque se nos manda amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. 

Cuando ponemos excusas para no dar, por lo general es porque nunca hemos tenido necesidad o dificultad, y por lo tanto no tenemos compasión.

Te aseguro que si estuvieras en necesidad, te gustaría que otros fueran generosos contigo.

Por lo tanto, si descuidas las necesidades de los demás, es un grave pecado contra la caridad.

Sin embargo hay una dimensión que cobra importancia hoy, y es la discusión sobre la medida en que el dar sin pedir una contraprestación ayuda al pobre, o sea aquello de dar un pescado o enseñar a pescar, que no vamos a tratar porque excede la intención de este artículo.

Pero más allá del llamado a la caridad por un tema de caridad con el prójimo, Nuestro Señor nos hace un llamado a la generosidad aún más urgente.
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Al identificarse con los pobres de manera tan íntima como para decir que lo que hacemos con ellos, se lo hacemos a Él.

De la misma manera, lo que negamos darle a los pobres, se lo negamos a Él y lo que damos a los pobres se lo damos a Él (Mateo 25).

«Todo lo que han hecho al más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo».

¡Que aterrador sería que se te diga que no vas a entrar en el cielo porque eras de corazón frío hacia el desafortunado, y por lo tanto hacia el mismo Jesús!

Por otro lado, ¡qué privilegio es servir a Cristo mismo en los pobres y necesitados!

Aquellos que lo hacen no quedarán sin recompensa.

   

QUÉ NO ES LA LIMOSNA

La limosna no se trata sobre el gobierno, se trata de ti. 

Desafortunadamente, cualquier mención de dar a los pobres de inmediato lleva a los argumentos sobre las utopías socialistas, el liberalismo, la justicia social, el marxismo y el Estado de bienestar.

Pero la limosna es fundamentalmente diferente en estas ideologías, y no es más que una excusa para justificar la redistribución de la riqueza por parte del gobierno.

El problema fundamental con el socialismo y el comunismo es que son inherentemente ateos.

Buscan crear un cielo en la tierra a través de los esfuerzos humanos, dejando de lado el alma eterna y la necesidad de la gracia.

Otro problema con estos sistemas es que despersonalizan generosidad.
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El dar es sólo valioso cuando es personal y viene del corazón
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Jesús no dijo:

«Cuando el Estado toma tu dinero y se lo da a otra persona, es como si lo dieras tu»

Él dijo:

«Da Tú»

Cuando una burocracia da, cuando un comité del gobierno da, no tiene sentido para ti en particular.

hombre pidiendo en la calle

    

PRACTICAR LA MISERICORDIA

Mientras que la limosna puede parecer sencilla, es posible que todavía te preguntes cómo exactamente la puedes practicar esta Cuaresma.

Para guiarnos, la Madre Iglesia esboza 7 obras de misericordia corporales así como 7 obras de misericordia espirituales.

La Iglesia enumera 7 de cada una porque 7 es un número místico, pero las posibilidades son infinitas.

El punto es que debemos dar de nosotros mismos a los que lo necesitan, y si prestamos atención, encontraremos un sinfín de oportunidades para hacerlo.

Las 7 Obras de Misericordia Corporales son:

Dar de comer al hambriento
Dar de beber al sediento
Dar posada al necesitado
Vestir al desnudo
Visitar al enfermo
Socorrer a los presos
Enterrar a los muertos

Las 7 Obras de Misericordia Espirituales son:

Enseñar al que no sabe
Dar buen consejo al que lo necesita
Corregir al que está en error
Perdonar las injurias
Consolar al triste
Sufrir con paciencia los defectos  de los demás
Rogar a Dios por vivos y difuntos

Las Obras de Misericordia Corporales, en su mayoría salen de una lista hecha por el Señor en su descripción del Juicio Final.

Mientras que la lista de las Obras de Misericordia Espirituales la Iglesia la ha tomado de textos que están a lo largo de la Biblia de la enseñanzas del mismo Cristo: el perdón, la corrección fraterna, el consuelo, soportar el sufrimiento…

Como se puede ver, las necesidades físicas, emocionales y espirituales son oportunidades para que la misericordia.

La visita a un enfermo en el hospital, ser paciente con el que te molesta, prestar atención al que está solo, o rezar por las almas del purgatorio son todos los actos de misericordia que podemos practicar.

Misericordia de Dios

   

UN LLAMADO A LA GENEROSIDAD PARA COMPARTIR LA PROMESA DE DIOS

Generalmente consideramos que compartir la promesa que Dios nos hizo en el evangelio es un acto evangelizador, proselitista, si se quiere hablar en términos profanos.

Sin embargo hoy, en este mundo que se descristianiza, que se aleja de la naturaleza que Dios creó para el hombre y que genera terribles consecuencias espirituales como tristeza, angustia, decepción, rabia, ira, sentir que la vida no tiene sentido, necesidades de compensar los dolores a través del hedonismo sin límites y las adicciones, en este mundo “sin Dios”, compartir su promesa es un profundo acto de misericordia.

¿Por qué lo es?

Porque da la oportunidad al prójimo de sentir que no está sólo.

Que alguien realmente poderoso vela por él, que le ofrece paz a su alma herida por las tribulaciones de la vida diaria, y la promesa de que su vida no termina con la pérdida de capacidades de la vejez y la muerte corporal, que algo maravilloso le espera.

Todo lo que hagamos para llevar paz y esperanza, y la salvación a los que carecen de ellas, es un acto de misericordia; es una limosna espiritual profundamente necesaria en el mundo de hoy.

Y en esto también debemos considerar a todos los hermanos cristianos que se sienten agredidos, incomprendidos y cada vez más marginados en sus creencias.

En realidad todos los cristianos caemos en esta categoría, porque en algún momento del día invariablemente nos sentimos así.

Todos nosotros necesitamos levantar el ánimo, reavivar nuestra esperanza, profundizar nuestra conversión y nuestros conocimientos sobre nuestra fe.

Y aquí encaja exactamente Foros de la Virgen María, porque es un proyecto fuertemente misericordioso, que busca profundizar la conversión, dar esperanza y reavivar la fe.

Diariamente estamos interpretando lo que sucede en mundo desde una mirada cristiana, publicando sucesos extraordinarios que afianzan nuestra fe en la existencia de un mundo sobrenatural, haciendo hincapié una y otra vez en lo que el Señor nos ha prometido y lo que hoy nos da si sabemos ‘ver’.

Pero como siempre decimos, este gran acto de misericordia que estamos operando en nombre de María Santísima, también necesita la reciprocidad de quien lo recibe, para que pueda seguir existiendo y cada día llegue a más personas.

En concreto, es una obra de misericordia para los cristianos de habla hispana apoyar con su limosna la permanencia y crecimiento de medios como Foros de la Virgen María.


   

LA MISIÓN DE ESTAR ATENTOS

Nuestro Señor nos ha mostrado misericordia infinita y debemos mostrar misericordia a los demás si hemos de ser obedientes al Evangelio.

Esta Cuaresma, busca las oportunidades de generosidad.

Tal vez alguien tiene necesidades físicas que se ven claramente, pero tal vez alguien más tiene necesidades espirituales que suelen estar más ocultas.

Presta atención.

Una vez que eres consciente de una necesidad, da generosamente de ti mismo hasta que duela. 

Sé literalmente compasivo, siente el sufrimiento de los demás y busca aliviarlo.

   

¡DAR HASTA QUE DUELA!

Estos 2 tipos de donaciones son profundamente diferentes.

Dar de tu excedente, significa dar tu dinero extra, tiempo libre, etc.

Se trata de dar lo que te sobra. Se trata de ofrecer lo que realmente no necesitas.

Dar de tu sustancia, significa dar dinero, tiempo, etc., que necesitas.

Entonces, necesitas prescindir de algo para poder dar.

Es lo opuesto a dar de tus sobras.

Aquí hay un ejemplo de la diferencia entre dar de tu excedente y dar de tu sustancia.

Una persona súper rica da millones a la caridad, pero su riqueza es tan grande que no la necesita realmente.

Alguien que vive con finanzas limitadas compra café a una persona sin hogar, pero para hacerlo, tienen que dejar de comprar café para él.

La persona adinerada en ese ejemplo está dando más en términos monetarios, pero ofrece su excedente.

La persona de recursos financieros limitados, está dando menos en términos monetarios, pero está dando más de su sustancia.

Aquellos de nosotros que observamos la Cuaresma estamos llamados a dar de nuestra sustancia. No es nuestro excedente.

Esto les permite a todos, igualmente, contribuir.

Los padres de la iglesia inculcaron fuertemente la necesidad de dar limosna.

Y los eclesiásticos están obligados de manera especial a dar limosna, porque son los padres de los pobres y deben de dar el ejemplo a los laicos.

Sin embargo desde las Constituciones Apostólicas leemos que no se debe dar limosna a los maliciosos, ni a los intemperantes, ni a los perezosos.

Y al respecto hoy existe una discusión en los templos católicos, especialmente del Tercer Mundo, sobre la conveniencia de dar limosna a algunas de las personas que rodean los templos, y que van allí para pedir limosna a los laicos y a los sacerdotes.

Algunos de ellos usan la limosna para drogarse o comprar bebidas alcohólicas.

Y otros se descansan en que los cristianos dan limosna y no hacen esfuerzos por trabajar, y de esta forma la limosna está promoviendo el vicio.

Es un punto no resuelto, que va unido como contracara, a la escasa colaboración que los laicos tienen con el mantenimiento de las actividades de la parroquia.

Quienes pasan la canasta para las ofrendas en misa saben que la mayoría de los laicos revuelven en el bolsillo hasta encontrar la moneda o el billete más chico y depositarlo allí.

Sobre todo en América Latina se tiene el concepto que todo debe ser gratis y que la Iglesia se mantiene por sí misma.

Fuentes:

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Oración para Ganar Indulgencia Plenaria en Cuaresma

Los viernes ante el Crucifijo.

Los viernes de cuaresma los fieles cristianos pueden ganar indulgencia plenaria.

Si rezan devotamente la oración a continuación, frente a un crucifijo, después de la Comunión.

jesus en la cruz

El Enchiridion Indulgentiarum dice:
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§ 1. Se concede indulgencia plenaria al fiel cristiano que en cualquier viernes del tiempo cuaresmal después de la comunión recite piadosamente, ante la imagen de Jesucristo Crucificado la oración ‘Oh mi amado y buen Jesús…’;
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§ 2. Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que pronuncie cualquier fórmula piadosa legítimamente aprobada: en la acción de gracias después de la comunión (por ejemplo, Alma de Cristo, Oh mi amado y buen Jesús). 

   

Oración ‘Oh mi amado y buen Jesús’

Miradme, Oh mi amado y buen Jesús,
Postrado ante Vuestra santísima presencia.
Os ruego con el mayor fervor, que imprimáis en mi corazón
vivos sentimientos de Fe, Esperanza y Caridad;
Verdadero dolor de mis pecados, y propósito firmísimo de enmendarme;
Mientras que yo, con todo el amor, y toda la compasión de mi alma,
Voy considerando Vuestras Cinco Llagas;
Teniendo presente aquello que dijo de Vos el santa profeta, David:
“Han taladrado Mis manos y Mis pies, y se pueden contar todos Mis huesos”.
(Salmo 21: 17-18)

Versión en latín

En ego, o bone et dulcíssime Iesu,
ante conspéctum tuum génibus me provólvo,
ac máximo ánimi ardóre te oro atque obtéstor,
ut meum in cor vívidos fídei, spei et caritátis sensus,
atque veram peccatórum meórum paeniténtiam,
eáque emendándi firmíssimam voluntátem velis imprímere;
dum magno ánimi afféctu et dolóre tua
quinque vúlnera mecum ipse consídero ac mente contémplor,
illud prae óculis habens, quod iam in ore ponébat tuo David prophéta de te, o bone Iesu:
‘Fodérunt manus meas et pedes meos: dinumeravérunt ómnia ossa mea.’

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Alma de Cristo

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.

Versión en latín

Anima Christi, sanctifica me.
Corpus Christi, salve me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Iesu, exaudi me.
Intra tua vulnera absconde me.
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te,
ut cum Sanctis tuis laudem te
in saecula saeculorum.Amen.

   

REQUISITOS PARA GANAR UNA INDULGENCIA PLENARIA

Para ganar una indulgencia plenaria, en año normal o en año santo, debes siempre cumplir los TRES REQUISITOS siguientes

1. La Confesión.

Hacer una confesión profunda. La confesión puede hacerse el mismo día que se quiere ganar la indulgencia o haberla hecho recientemente.

2. La Comunión.

Esta debe llevarse a cabo el mismo día en que quiera ganarse la indulgencia.

3. La oración por las intenciones del Papa.

Debes rezar un Padre Nuestro, una Ave María y un Gloria, y ofrecerlas por las intenciones del Papa.

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Además de lo anterior, en un año NORMAL, debes cumplir con una, de las siguientes acciones:

1. La visita de adoración al Santísimo de media hora por lo menos.

2. La visita a los cementerios con la oración, por los difuntos y aplicada solamente a las almas
del purgatorio, del día 1 al 8 de noviembre.

3. La adoración de la cruz, el Viernes Santo durante la solemne acción litúrgica.

4. En las primeras comuniones, a los que la reciben y a los que asisten devotamente.

5. A los participantes a ejercicios espirituales de tres días de duración por lo menos.

6. A los que recitan el rosario en una iglesia, oratorio público, en familia, o en asociación piadosa.

7. A los que leen la Sagrada Escritura por lo menos durante media hora.

8. El rezo del Vía Crucis, delante de las estaciones, legítimamente erigidas.

Además de los 3 requisitos, en un AÑO SANTO, debes cumplir con cualquiera de las siguientes 4 obras:

1. Ir en peregrinación a un lugar santo.

En el caso de México deberá ser a la Iglesia Catedral de cada ciudad, o a las iglesias locales que señale el Obispo de cada diócesis. Una vez en la Iglesia, debes participar en la Santa Misa, o en un ejercicio piadoso como el vía crucis o el rosario.

2. Cruzar la Puerta Santa.

Debes cruzar la puerta de las Iglesias designadas y permanecer ahí un cierto tiempo en meditación espiritual.

3. Hacer una obra de misericordia.

Visitando un tiempo largo a algún hermano necesitado o con dificultades, como por ejem plo : enfermos, encarcelados, personas con discapacidad, ancianos solos, niños abandonados, juventud en dificultades, etc. , pues Cristo está presente en ellos.

4. Hacer una obra de penitencia.

Haciendo un sacrificio, por ejemplo:

a) Practicando el ayuno.

b) Absteniéndote al menos durante un día de cosas superfluas como el tabaco, las bebidas alcohólicas, los dulces, la televisión, la música…

c) Dando una limosna (que de verdad te cueste) a la Iglesia, a obras religiosas o sociales, o a los pobres.

d) Dando de tu tiempo a algún apostolado o actividades en beneficio de tu comunidad.

e) Otras formas de sacrificio personal.

  

¿QUE ES UNA INDULGENCIA?

Una indulgencia es definida por la Iglesia Católica como la remisión ante Dios del castigo temporal debido por los pecados ya perdonados; puede verse en el numeral 1471 del Catecismo de la Iglesia Católica..

Esto significa que el perdón de un pecado está separado del castigo por el pecado.

El castigo eterno es el que condena al alma por la eternidad a vivir separada de Dios, y se remite por el perdón dado en la confesión.

El castigo temporal es el que queda por los pecados ya borrados en cuanto a la culpa, y se puede sufrir durante la vida en la Tierra o en el purgatorio.

Nosotros podemos obtener el perdón de nuestros pecados a través del sacramento de la confesión y reconciliarnos con Dios.

Pero el castigo temporal sigue presente.

La Iglesia establece que el receptor de la indulgencia debe realizar una acción para obtenerla.

La indulgencia no significa que estemos comprando nuestra salvación.

Hay indulgencias de dos tipos.

Las parciales remueven parte del castigo temporal, que en general es expresado en días de castigo.

Y las indulgencias plenarias, que eliminan todo el castigo temporal.

Obviamente si se peca luego de obtenida la indulgencia, está cesa.

Y obviamente también, los requisitos para una indulgencia parcial son menores que para una indulgencia plenaria.

Segun el Enchiridion de Indulgencias, que es el manual de indulgencias de la Iglesia Católica, hay 4 requisitos básicos para obtener una indulgencia plenaria.

Estos son confesión sacramental, la comunión eucarística por las intenciones del santo padre, y eliminar todo apego al pecado, incluso al pecado venial.

Porque los pecados se dividen en dos según la iglesia católica.

Por un lado está el pecado mortal que nos aleja de la comunión con Dios y de vivir con Él permanentemente en el cielo en el futuro.

Y el pecado venial, que es un desorden moral pero que no nos priva de la salvación porque no rompen la amistad con Dios,

Las tres primeras condiciones para obtener la indulgencia plenaria pueden cumplirse días antes o días después de la fecha indicada.

Y las oraciones por el santo padre, que son recomendadas, son el padrenuestro, el avemaría, el gloria y el credo, pero se pueden sustituir por otras.

La cuarta condición es la más difícil de cumplir, pero debemos considerar que un apego consuetudinario al pecado no es lo mismo que la debilidad humana normal, que tiende al pecado debido a nuestro pecado original.

Un apego es un trastorno objetivo del cual la persona es consciente.

Hay que considerar que sólo Dios sabe cuándo se obtienen las indulgencias

Y un caso relatado por San Felipe Neri, del siglo XVI, da cuenta de esto.

El santo estaba predicando una indulgencia jubilar y se le reveló que había sólo dos personas en la iglesia que realmente estaban recibiendo la indulgencia plenaria; uno era él y otro una anciana.

Sin embargo aunque Dios no otorgue la indulgencia plenaria, como se aspira, igual puede otorgar parte de ella como indulgencia parcial.

En el numeral 1479 del catecismo de la Iglesia Católica dice también que se pueden obtener indulgencias para aquellos que están en el purgatorio, en virtud de participar todos en la comunión de los santos.

De modo que podemos interceder pidiendo indulgencias por personas que están purificándose.

Otra cosa que los católicos deben saber es que la mayoría de las oraciones habituales qué hacemos, incluso la señal de la cruz, están dotadas de indulgencias parciales.

Las indulgencias se introdujeron en la Iglesia Católica para paliar las penitencias severas que existían en la iglesia primitiva.

Y se basan en el reservorio de méritos que ha acumulado la Iglesia por el sacrificio superabundante de Cristo en la cruz y las virtudes y penitencias de los santos.

Pero en la Edad Media los pontífices y obispos abusaron de las indulgencias, e incluso las comercializaron, convirtiéndose en un problema grave.

Al punto que Martín Lutero atacó especialmente a la Iglesia por esto.

Durante la Contrarreforma esto fue frenado y más últimamente en el siglo XX, se abolieron en gran medida las indulgencias cuantificadas en días o años.

Fuentes:

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animales Breaking News Catolicismo DEVOCIONES Y ORACIONES Movil Naturaleza Normas NOTICIAS Noticias 2019 - enero - junio Sobre el Ayuno

¿De Qué debemos Abstenernos de Comer los Viernes de Cuaresma?

Abstenerse de cierta comida y bebida tiene un propósito espiritual.

Es el desprendimiento de la actitud consumista de la civilización actual, para equilibrar la vinculación con Dios.

La persona adquiere autodominio cuando logra decirse NO a consumos que dispersan su atención sobre lo importante.

Pero además el ayuno es una forma de redoblar la oración en la batalla espiritual de cuaresma contra las tentaciones y los afectos desordenados.

La abstención de ciertos alimentos nos agrega humildad, penitencia y abnegación.

¿Pero por qué la Iglesia nos pide que nos abstengamos del consumo de animales de sangre caliente y sus subproductos y no de pescado?

¿Qué relación hay entre nuestro desequilibrio y esos productos?

Comencemos por ver la importancia del ayuno en el combate espiritual que la Iglesia nos pide que profundicemos en cuaresma.

  

EL AYUNO COMO COMBATE ESPIRITUAL

El ayuno es recomendado por el Señor mismo (Mc 2, Lu 5) en el marco de nuestra lucha espiritual.

Incluso el ayuno es mencionado para poder expulsar demonios.

El pasaje de Marcos dice “Esta clase no puede ser expulsada salvo con la oración y el ayuno” (Mc 9:29).

Aun cuando ciertos demonios se pueden expulsar mejor con la oración y el ayuno, no debemos olvidar que es Dios quien expulsa a los demonios, y Él no necesita de nuestro ayuno para hacerlo.
.
Debe evitarse estrictamente cualquiera noción orgullosa sobre los resultados de nuestro ayuno.

El ayuno que se realiza por orgullo o (por un sentido de) superioridad no logrará expulsar a ningún demonio; de hecho, es probable que los atraiga.

ayuno de jesus

¿Por qué y cómo el ayuno refuerza el poder de la oración para el combate espiritual y los exorcismos?

Una respuesta razonable (y bíblica) es que la oración y el culto generalmente deben involucrar un sacrificio. La Escritura dice:

Entiende estas cosas, tú que te olvidas de Dios; no sea que te arrebate, y no haya quien te libre.

El sacrificio de alabanza me glorificará: y allí está el camino donde yo le demostraré mi salvación, dice el Señor (Salmo 50:22-23).

Por medio de él se ofrece continuamente un sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan su nombre.

No olvides de hacer el bien y de compartir lo que tengas, porque esos sacrificios son gratos a Dios (Heb 13:15-16).

Observarás la Fiesta de los panes sin levadura. . .

Y nadie vendrá a Mi presencia con las manos vacías.

También observarás la Fiesta de la Cosecha de los primeros frutos de tus labores (Ex 23:15-16).

En el mundo occidental se ha desarrollado la noción extraña de adoración y alabanza sin sacrificio.

En muchos sectores, el culto se ha delegado en poco más que una forma de entretenimiento, en donde los caprichos y las preferencias de los fieles deben ser atendidos.

El culto, en este concepto, debe ser breve y tener lugar en cómodas iglesias con aire acondicionado y bancas acolchadas y convenientes estacionamientos.

El “mensaje” y la liturgia no deben ser, intelectual o moralmente, desafiantes; en cambio, deben ser alentadoras y agradables.

La música y el “estilo” deben satisfacer las preferencias de la congregación.

Ausente en todo esto es el concepto de la liturgia y la oración que implica sacrificio, que nos debe “costar” algo.

Sin embargo, la Escritura vincula claramente la oración con el sacrificio e indica que deben, en cierto grado, estar juntas.

El sacrificio es una manera de establecer una mayor sinceridad en, e integridad de nuestro culto.
.
En efecto, el culto sin sacrificio se convierte fácilmente en un culto de boquilla o convierte a Dios en una especie de mayordomo divino, de quien esperamos nos atienda.

Dios, seguramente, suple nuestras necesidades pero Él no es un mayordomo; Él es Dios, digno de nuestra adoración y el sacrificio de alabanza.

Es en este sentido que la oración y el ayuno van de la mano, especialmente en la difícil tarea de expulsar a los demonios.

La oración y el ayuno se convierten en el sacrificio de alabanza que confunde y perturba al maligno sin cesar. La Escritura dice:

Y ahora mi cabeza se alzará sobre los enemigos que me rodean, porque yo ofreceré en su tabernáculo sacrificios de alabanza con gritos de alegría; yo cantaré y tocaré melodías al Señor (Salmo 27:6)

Es el instinto de la Iglesia que la oración es buena, pero que la oración con sacrificio (ayunar es sacrificio) triunfa al fin, especialmente en esa tarea tan difícil de expulsar demonios y repeler al enemigo.

Y esto es especialmente importante en cuaresma y por eso la Iglesia nos pide ayuno y abstinencia en estos 40 días.

ayuno

 

LO QUE PIDE LA IGLESIA EN CUARESMA

La Iglesia Católica ha desarrollado varias formas de penitencia para ayudar a los fieles a educar su alma, alejarse del pecado y permanecer o regresar al camino de Dios.

Para entender esto debemos definir que el ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día o no hacerla (según la Tradición que uno siga) y la abstinencia consiste en no comer carne.

La penitencia de la abstinencia de comer carne, más allá del tipo de alimento, es un signo para recordar y vivir el tiempo de la Cuaresma en preparación a la Pascua de Resurrección.

Sobre la penitencia el Código de Derecho Canónico, en su numeral 1249, dice:

“Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia.

Sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales.

En los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen”.

Estos tiempos penitenciales (cánones del 1250 al 1253) son todos los viernes del año y la Cuaresma.

Los numerales 1250 a 1253 del Código de Derecho Canónico dicen:

1250  En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma.

1251  Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

1252 La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años.

1253 La Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad.

La Iglesia, por tanto, tiene dos formas de prácticas penitenciales oficiales – tres si se incluye el ayuno eucarístico una hora antes de la comunión.

La abstinencia de carne ha de guardarse todos los viernes de Cuaresma, siempre y cuando éstos no coincidan con alguna solemnidad litúrgica.

El ayuno más la abstinencia debe guardarse el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

hombres con un pescado

Pero la Conferencia Episcopal de cada país puede determinar el modo de observar tanto el ayuno como la abstinencia sustituyéndolos con otras maneras penitenciales.

De acuerdo con el Código de Derecho Canónico la abstinencia sólo es obligatoria a partir de los 14 años de edad, mientras que el ayuno es obligatorio para todos los mayores de edad entre 18 hasta los 59 años.

Pero para todos la Iglesia recomienda:

cuiden sin embargo los pastores de almas y los padres que también se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber alcanzado la edad, no están obligados al ayuno y la abstinencia”.

También son excluidos aquellos que tienen problemas mentales, los enfermos, fragilidad física, mujeres en estado de gravidez o que alimentan a bebés, obreros de acuerdo a su necesidad, invitados a comidas que no pueden excusarse sin ofender gravemente causando enemistad u otras situaciones morales o imposibilidad física de mantener el ayuno.

La carne que se considera es la carne y los órganos de mamíferos y aves de corral. 

También son prohibidas las sopas o salsas en base de ellas. 

Se permite el consumo de peces, anfibios, reptiles y moluscos.

Respecto al ayuno, brevemente, la Iglesia define esto como una comida al día, y dos comidas más pequeñas que, si se suman no superaría la comida principal en cantidad.

Tal ayuno es obligatorio el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

El ayuno se rompe por comer entre comidas. Y bebidas como batidos de leche podrían ser considerados alimentos.

Las bebidas alcohólicas no rompen el ayuno; sin embargo, parecen ser contrarias al espíritu de hacer penitencia.

Y una consideración final. Ante todo, estamos obligados a realizar los deberes de nuestro estado de vida.

Por lo tanto, toda privación que nos obstaculice seriamente la realización de nuestro trabajo, nuestro estudio, o la labor de padres sería contraria a la voluntad de Dios.

  

¿CUÁLES SON LAS RAZONES PARA LA ABSTENCIÓN DE CARNES ROJAS?

Dijimos que lo prohibido es la carne y órganos de mamíferos y aves de corral.
.
También son prohibidas las sopas y cremas de ellos.
.
Son permitidos peces de mar y de agua dulce, anfibios, reptiles y mariscos, así como productos derivados de animales como margarina y gelatina sin sabor a carne.

¿Pero por qué?

Santo Tomás de Aquino da dos razones teológicas para la prohibición de la carne en Cuaresma.

frutas-y-verduras

1) En primer lugar, Cristo ofreció su carne para nuestra nosotros en el madero de la cruz.
.
Puesto que Cristo nos dio su carne, también damos nuestra carne.

2) La segunda razón de Santo Tomás de «no a la carne».

En sus propias palabras es:

“El ayuno fue instituido por la Iglesia con el fin de poner freno a las concupiscencias de la carne, que considera a los placeres del tacto relacionados con la comida y el sexo.  

Por tanto, la Iglesia prohibió a los que ayunan los alimentos que dan más placer al paladar, y además son un  gran incentivo para la lujuria”. 

“Tales son la carne de los animales que toman su descanso en la tierra, y los que respiran el aire y sus productos, como la leche de los que van por la tierra, y los huevos de las aves

Porque desde que tales animales son más como el hombre en el cuerpo, ofrecen mayor placer como alimento, y un mayor alimento para el cuerpo humano, por lo que a partir de su consumo resulta un mayor excedente disponible para la materia seminal, la cual, cuando es abundante se convierte en un gran incentivo a la lujuria. 

De ahí que la Iglesia ha ordenado a los que ayunan abstenerse especialmente de estos alimentos”.

Así que los alimentos de origen animal de sangre caliente generalmente proporcionan más placer que los alimentos de origen animal de sangre fría.
.
De modo que Santo Tomás asocia el placer de la comida al placer del sexo.

Nuestro consumo de alimentos, enseña Tomás, afecta nuestra libido.

  

LA CIENCIA RESPALDA A SANTO TOMÁS DE AQUINO

La mayor testosterona conduce a una libido más alta. Es un hecho científico.

La Escuela de Medicina de Harvard encontró que las mujeres pueden aumentar su capacidad de respuesta a la fertilidad al aumentar la ingesta de proteínas y cambiando a leche entera.

mujer comiendo hamburguesa

¿Quieres disminuir su testosterona? 

Come más ensalada, soja, azúcar, carbohidratos simples, verduras y pescado magro. Corta la carne roja y los productos lácteos.

Recuerda que Tomás de Aquino fue discípulo de San Alberto Magno – premier biólogo de Europa. 

Puede sonar medieval, pero estaban en lo cierto en aquel entonces.

Ellos sabían que la fertilidad humana (y la concupiscencia sexual) se relacionan con el consumo de productos de origen animal.

No es de casualidad que los términos como:

sangre caliente
semental
toro
carne roja
muscular
carnoso

están relacionados con la fertilidad y la virilidad.

  

¿QUÉ PASA CON LAS LANGOSTAS O LAS OSTRAS?

Escribiendo en el siglo XIII, Tomás reconoció este problema:

“Además, algunos peces son tan deliciosos de comer como la carne de ciertos animales. 

Ahora la concupiscencia es el deseo de lo delicioso.

Es probablemente entonces que una buena regla de oro sea evitar la langosta, las otras y otros frutos de mar sofisticados en el espíritu de penitencia.

Santo Tomás escribe que el consumo de carne roja generalmente es más deseable que el consumo de pescado.

Si lo dudas, cuenta el número de restaurantes de hamburguesas, asadores y restaurantes de pollo frito y compáralo con el número de comercios que venden pescado.

bebe en cuaresma

  

¿Y QUE HAY DEL VINO DE LUJO?

Lo de las langostas es muy similar a lo del vino de lujo.

La Iglesia no prohíbe beber vino caro durante la Cuaresma, pero es contrario al espíritu de la Cuaresma.
.
La regla general de la Cuaresma es el mínimo indispensable. 

El sacrificio de corazón por amor por el cual ofrecemos penitencias un poco ocultas a Cristo (como comer ensaladas y verduras y no la langosta el viernes), trae alegría a Su corazón y la gracia para nuestras almas.

La mayoría de la gente no come regularmente langosta todos modos y tampoco consume vinos de lujo.

Pero la mayoría de la gente, sin embargo, come carne con regularidad, y la Iglesia piensa que deberíamos hacer más sacrificios en este sentido los viernes.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Las 10 Virtudes para Fortalecer en Cuaresma

Comienza la Cuaresma que es un tiempo de penitencia y de ascetismo.

Con el objetivo es purificar nuestros corazones para que podamos celebrar la Pascua con provecho.

En cierto modo, la Cuaresma debe ser como una muestra en pequeño de toda nuestra lucha en la Tierra.

Una buena Cuaresma hace foco en la disciplina, la penitencia y el crecimiento espiritual, y puede ser fácilmente perdida si no logramos trascender nuestra vida diaria.

La tradición de la Iglesia propone una serie de acciones a realizar.

Y que también nosotros trabajemos sobre alguna virtud para crecer.

Veamos cómo potenciar virtudes clave como el autocontrol, el deseo de santidad, la paciencia, la oración, la humildad y otras más, porque eso nos acerca más a lo que Dios nos promete.

  

LA CUARESMA TIENE MÚLTIPLES FUNCIONES

Una es prepararnos para celebrar los misterios más sagrados de nuestra fe, que son la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Y para ello renunciamos a algo durante este periodo para reparar nuestros pecados y también para crecer en virtud.

Lo ideal es preguntarle a Dios qué sacrificio debemos hacer en cuaresma y sobre qué virtud debemos trabajar.

También la cuaresma tiene una serie de obligaciones y ritos que los católicos deberían cumplir.

El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son días de ayuno para los católicos

Y se recomienda que todos los Viernes de cuaresma sean días de abstinencia de carne.

Si no podemos renunciar a la comida o a la carne debemos sustituirlo con la abstención de otra cosa que hacemos habitualmente y nos agrada.

Y aunque hagamos abstinencia de carne igual es una buena práctica abstenernos de otras cosas en cuaresma.

Cuando renunciamos a algo en la cuaresma, ya sea comida u otra cosa, hacemos penitencia, y eso promueve nuestro crecimiento espiritual.

También la cuaresma es un momento para aumentar nuestro conocimiento de la fe, de profundización de la oración, de fortalecer nuestra vida espiritual y realizar actos especiales de misericordia.

Hay una serie de prácticas católicas habituales en cuaresma qué deberíamos tratar de cumplir.

  • Comenzar cada día ofreciéndolo a Dios “Señor, te ofrezco este día y todo lo que pienso, hago y digo”.
  • Asistir a misa con más frecuencia y colaborar con la parroquia.
  • Confesarte
  • Rezar los misterios dolorosos del Rosario.
  • Realizar diariamente algunas de las horas de la Liturgia de las Horas.
  • Recorrer el Viacrucis.
  • Leer la Biblia todos los días aunque sea 10 minutos.
  • Pasar un tiempo en adoración frente al Santísimo Sacramento.
  • Escuchar música devocional, leer algún libro espiritual y mirar videos espirituales
  • Hacer un examen de conciencia diario al final del día, poniendo énfasis especial sobre nuestros progresos trabas en la virtud principal que estamos trabajando en la cuaresma.
  • Dejar de mirar y/o depender menos de la televisión, del computador y del teléfono celular.
  • Ofrecer limosna a los pobres y a las obras católicas

Veremos más abajo con detalle los esfuerzos que deberíamos hacer para nuestro crecimiento espiritual.

  

LAS PRÁCTICAS DE ORIENTE

Nuestros hermanos en el Oriente llaman al período de la Cuaresma, el “Gran Ayuno”, o alternativamente, la “Gran Cuaresma.”

Es la más importante de las cuatro temporadas de ayuno en las iglesias católicas orientales, ya que es la preparación para la fiesta de las fiestas, a saber, Pascua.

En el rito bizantino, el período de la Gran Cuaresma es precedida por cuatro domingos, durante el cual los fieles se preparan para el ascetismo, la oración y el arrepentimiento que acompaña al ayuno.

El primero de ellos es el Domingo del Publicano y el Fariseo, seguido del Domingo del Hijo Pródigo, el Domingo del Juicio Final, y luego el Domingo del Perdón.

Las exigencias de la Gran Cuaresma son tan antiguas como fascinantes, y en esta lista nos centraremos en las virtudes que la Cuaresma ha ensalzado en el Este.

Pero más allá de las palabras bonitas debemos hacer buen uso de la experiencia con nosotros mismos y ser precavidos para no cometer errores del pasado.

Es cosa sabida que a menudo empezamos la temporada cuaresmal con la mejor de las intenciones.

Nos imaginamos a nosotros mismos entrando en un modo ascético completo con ayunos y oraciones tan ardientemente como los padres monásticas en el desierto.

Y tal vez  la primera semana se tenga éxito por pura fuerza de voluntad, pero con el pasar del tiempo el compromiso se desmorona poco a poco y la gente se encuentra cara a cara con su propia debilidad.

Miercoles de Ceniza

    

LAS 10 VIRTUDES QUE DEBES REFORZAR

  

1 – AUTOCONTROL

La virtud de auto-control, tal como se practica por medio del ayuno y la templanza en la comida y la bebida, es de suma importancia para la iglesia oriental.

Según el Hermano Damasceno, la pasión que esta virtud tiene por objeto destruir es la gula, que es considerada una de las tres pasiones principales, ya que fue el acto de comer del fruto prohibido por el cual Adán y Eva transgredieron el mandamiento divino :

«Adán fue privado de los placeres del Paraíso por la amargura de la fruta, su gula le hizo rechazar el mandamiento del Señor. 

Fue condenado a trabajar la tierra de la que él mismo se había formado, con el sudor de su frente, tuvo que ganarse el pan para comer. 

Por lo tanto, vamos a aprender a controlarnos, de manera que no tengamos que llorar ante las puertas del Paraíso, permitiendo esforzarnos por entrar en él».

A través del ayuno y la abstinencia, nos abstenemos de cosas buenas, para que con mayor facilidad nos preocupemos por cosas mejores.

En la tradición monástica bizantina, la abstinencia de carne es un recordatorio de la condición bendita de Adán y Eva antes de la Caída, cuando ellos caminaban con Dios, y vivían una vida angelical de contemplación y de gracia.

Y, sin embargo, no es simplemente suficiente ayunar o abstenerse.
.
La clave para el éxito en el logro del autocontrol, ya que los Padres nos advierten, que debe ser practicado de manera concertada con las demás virtudes. 

Porque como Crisóstomo enseña, incluso los demonios ayunan, siendo de naturaleza incorpórea; mientras que la oración – así como todas las demás virtudes de una vida vivida en comunión con Dios -, es obviamente descuidado por ellos.

  

2 – DESEO DE SANTIDAD

Se trata de un celo por Dios, un anhelo por Él, y una confiada esperanza y el anhelo de las bendiciones del mundo por venir.

El vicio que esta virtud tiene por objeto destruir es el de la falta de castidad, al dirigir el intelecto lejos de las cosas pasajeras de este mundo, y de las promesas de la vida futura de felicidad:

«¡Oh, amado Paraíso, belleza de la primavera y divina morada creada, alegría y placer sin fin, gloria de todos los justos, encanto de los profetas, y morada de los santos.

Por ‘tu ausencia, implora al Creador del universo abrir las puertas que se han cerrado por culpa mía; déjame participar del árbol de la vida, y compartir la alegría que una vez encontré en ti«.

caminante desierto

  

3 – LIMOSNA

La compasión por los pobres, como el Damasceno enseña, combate el vicio de la avaricia.

Este vicio es, según los Padres ascéticos, la raíz de todos los males:

«Impulsado por su amor al dinero, Judas el traidor astutamente planeó venderte, oh Señor, el tesoro de la vida; en su frenesí, se presentó a los impíos y le dijo:

» ¿Qué me dan, si lo entrego a ustedes para ser crucificado?».

  

4 – CARIDAD

Además de la limosna, la buena voluntad y amor para todos, como se ejemplifica, la virtud de la caridad lucha contra el vicio de la ira.

Pero quienquiera que busque la salvación de su prójimo no puede darse el lujo de albergar rencor ni malicia, sino que busca el bien de ellos, tanto en referencia a su vida en la tierra con para la vida eterna en el cielo:

«Oh creyente fiel, vamos a competir uno con otro en el celo, y vamos a tratar de hacer el bien. 

Vivamos juntos en la humildad, y que nuestros corazones suspiren con  lágrimas y oración, para que podamos obtener el perdón de Dios».

  

5 – JÚBILO

Aunque la Gran Cuaresma es un tiempo de tristeza y dolor por los pecados, es una «tristeza brillante», porque el Padre benévolo espera en serio por el regreso de sus hijos pródigos.

La alegría espiritual que viene de Dios nos permite competir contra el vicio del abatimiento mundano.

Este abatimiento surge cuando nos encontramos con que nuestros esfuerzos no son reconocidos e inesperados para el mundo, o incluso cuando somos rechazados por él a causa de nuestra fe.

Este gozo divino también sirve como un bálsamo curativo para los que desesperan de la misericordia de Dios a causa de sus pecados:

«Oh creyente fiel, vamos a descubrir el poder del misterio divino. 

El hijo pródigo volvió de su pecado y regresó a casa de su padre; en su misericordia, su padre salió a su encuentro y le besó. 

Él le devolvió la gloria de su casa y preparó un banquete místico en lo alto. 

Él mató el becerro cebado para que podamos participar de su alegría, la alegría del Padre que se ofrece en el amor y la alegría del Cordero que se entrega por nosotros, porque Él es el Cristo, el Salvador de nuestras almas».

pieterbruegel combate de carnaval y cuaresma

  

6 – PACIENCIA

La vigilancia constante y la perseverancia, con la continua acción de gracias a Dios, lucha contra el vicio del amor propio.

Mientras que la avaricia se considera la raíz de todos los males por los Padres, el amor desordenado del cuerpo y sus placeres es considerada la «madre de los vicios», que será forzado poderosamente durante la Gran Cuaresma:

«¡La arena de las virtudes ya está abierta! ¡Que todos los que deseen comenzar a entrenar ahora entren! 

Prepárense para la lucha del Ayuno; ¡aquellos que se esfuercen valerosamente recibirán la corona! 

Vamos a ponernos la armadura de la Cruz para luchar contra el enemigo, teniendo a la fe como nuestro baluarte inquebrantable. 

Vamos a ponernos en oración como nuestra coraza, y la caridad como nuestro casco. 

Como nuestra espada, vamos a utilizar el ayuno, ya que corta todo el mal de nuestro corazón. 

Los que hacen esto realmente recibirán la corona de las manos de Cristo, el Todopoderoso, en el día del juicio».

  

7 – ORACIÓN

Como se mencionó anteriormente, cualquier aumento en la disciplina debe ir acompañada por una oración creciente, marcada por un verdadero espíritu de arrepentimiento, humildad y paz interior.

Esta virtud combate el vicio de la soberbia, que le atribuye el progreso al yo en lugar de a Dios.

En la oración, se recuerda que todo lo bueno viene en última instancia de Dios mismo, y en la humildad,  el cristiano reconoce que todo lo que tiene es un regalo del Creador de todas las cosas:

«Vamos a caer delante de Dios en oración y lágrimas, con suspiros profundos, vamos a imitar la humildad del publicano que lo levantó, así podemos cantar en fe: ‘Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres'».

Esto no recuerda que en el libro Sed de Oración del P. Jacques-Philippe, nos da 7 argumentos por los que debemos orar, especialmente en Cuaresma.

  

1 – La oración coloca a Dios en el centro de nuestras vidas

Si no oramos, inevitablemente seremos egocéntricos.

Por el contrario, con la oración, tendremos la gracia de dar a Dios el lugar que le corresponde en nuestra vida: el centro.

  

2 – La oración nos enseña a amar libremente

Cuando experimentamos en la oración como dar a Dios nuestro tiempo sin esperar nada de él, comenzamos a desarrollar una actitud de amar libremente, que a su vez nos ayuda a amar a los demás.

La oración nos enseña a amar, ya que nos da el hábito de estar con Dios en un estado de atención amorosa.

  

3 – La oración es un anticipo del cielo

Si perseveramos en la oración se nos dará vislumbres de la paz y plenitud del paraíso.

El P. Philippe dice que mediante la oración aprendemos a hacer lo que nosotros fuimos creados.

Recuperamos el corazón y los ojos de un niño, al preguntarnos por la belleza más allá de toda belleza, y por el amor que supera todo amor.

  

4 – La oración nos da un conocimiento más profundo de Dios y de nosotros mismos

En la oración, vamos más allá de nuestras ideas de Dios, de las imágenes que tenemos de él y llegamos a una experiencia real de él.

La oración nos enseña que Dios nos ama a cada uno de forma única, y que tenemos la capacidad de amarlo de una manera que nadie más puede hacerlo.

Esto es un misterio que debe ser vivido en gratitud y humildad.

  

5 – La compasión por el prójimo nace de la oración

La oración genuina hace que nuestro amor a otros crezca.

Nos acerca a Dios, nos une a Él, y después comenzamos a compartir su infinito amor por sus criaturas.

La oración se agranda y se ablanda nuestro corazón.

  

6 – La oración es un camino hacia la libertad

El P. Philippe escribe que cuando oramos traemos nuestros deseos más profundos a Dios.

Encontrar la felicidad en la oración nos hará más libre en lo que se refiere a la ansiosa búsqueda de satisfacciones humanas, que es una tentación permanente.

  

7 – La oración unifica nuestras vidas

Con el tiempo, a medida que desarrollamos el hábito de llevar todo a Dios en la oración, nuestra vida encuentra un sentido de unidad.

Así como María guardó los acontecimientos de la vida de Jesús en su corazón, mantenemos los acontecimientos y las luchas de nuestras vidas en nuestra oración, donde Dios puede unificar nuestras emociones y pensamientos.

  

8 – HUMILDAD

Aunque los demonios velan en el sentido de que no duermen, y ayunan en el sentido de que no comen, las virtudes de la oración y la humildad sobre todo, hacen que el alma cristiana sea una terrible desgracia para ellos contemplarla.

El Damasceno, por lo tanto, prescribe esta virtud como un remedio contra el orgullo.

El creyente debe abstenerse de juzgar o despreciar a nadie, emulando el publicano arrepentido y no al fariseo jactancioso.
.
Por tanto, debemos considerarnos como «menos que nada» el entre nuestros semejantes
.

«Al ver la dignidad a la que los humildes son elevados, y el profundo abismo en el que cae el orgulloso, imitemos las virtudes del publicano, y despreciemos los pecados de los fariseos».

montaña con una cruz

  

9 – ARREPENTIMIENTO

Aunque no se incluye en la lista del Damasceno, está, por supuesto, naturalmente implícita, siendo parte integral con las otras virtudes de Cuaresma.

De hecho, sin un verdadero arrepentimiento, las otras virtudes no son meritorias.

La confesión del pecado, las lágrimas de remordimiento, y las buenas obras son todas las joyas de la corona radiante de arrepentimiento, elogida en la liturgia bizantina como la «reina de las virtudes»:

«Oh creyente fiel, purifiquémonos con el arrepentimiento, la reina de las virtudes. 

He aquí que nos trae una abundancia de bendiciones. Viste las heridas de las pasiones, reconcilia a los pecadores con el Maestro. 

Por lo tanto, vamos a abrazar con alegría, y clamar a Cristo nuestro Dios: «Tú has resucitado de entre los muertos, vivamos siempre libres de condenación, porque te glorificamos como el único sin pecado».

  

10 – Y ESPECIALMENTE, TENER UN BUEN PLAN

Para que todo lo anterior de buenos frutos se necesita un buen plan y práctico.
.
Porque la manera más rápida de arruinar la Cuaresma es tener buenas intenciones pero sin una guía eficaz.

Si por ejemplo el plan es «Voy a orar más», para ser práctico debería incorporarse la decisión sobre en qué horas voy a orar y que oraciones.

Y tiene que ser factible, porque a menudo somos demasiado ambiciosos y nos comprometemos a demasiado.
.
Cuando fallamos en nuestros objetivos cuaresmales nos desanimamos, abandonamos el objetivo y es una victoria para el diablo.
.
Los compromisos deben ser modestos y prácticos.

Otro objetivo puede ser por ejemplo leer un buen libro.

Los santos constantemente nos exhortan a leer buenos libros espirituales, y no hay mejor momento para comenzar esta práctica que durante la Cuaresma.

Los escritos de los santos es un gran lugar para comenzar. 

Otro objetivo bien puede ser realizar una buena confesión. Antes de recibir el sacramento de la penitencia, sin embargo, debes recordar los cinco requisitos para una buena confesión:

1) Examen de conciencia
2) Verdadera contrición por haber ofendido a Dios
3) Firme resolución de no pecar más
4) Completa confesión (no mantener ningún pecado escondido)
5) Penitencia por los pecados que has cometido

Y así, con la mente fija en estas virtudes, y en Dios, que es la fuente de todo lo que es bueno, vamos a empezar la «tristeza brillante» de la Cuaresma, contemplando firmemente a Cristo en la fe y en el amor.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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10 Cosas que debes Saber sobre la Cuaresma

La cuaresma es un período de cuarenta días que la Iglesia ha fijado como preparación a la Pascua.

Comprende desde el Miércoles de Ceniza hasta antes de la eucaristía vespertina del Jueves Santo.

manos orando

Es un tiempo penitencial, de ayuno y oración, que comienza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual.

  

IMPORTANCIA CRISTIANA DEL MIÉRCOLES DE CENIZA

El miércoles de ceniza es una antigua observancia cristiana que remite al pecado, el sufrimiento, la penitencia y la redención.

Guardar este día no está escrito en la Biblia pero la Escritura habla del uso del silicio y las cenizas.

Un esfuerzo adicional que los fieles en el Antiguo Testamento hacían cuando quería llamar la atención de Dios sobre algo muy importante.

Así utilizaban silicio, rasgaban sus vestiduras y se ponían ceniza sobre sus cabezas.

Hoy los cristianos hacemos algo mucho más modesto como es ponernos una pequeña cruz de ceniza en la frente.

Y así comenzamos la Cuaresma, que es un período para concentrarnos en Dios. 

Para enfocar nuestra vida admitiendo nuestros pecados, haciendo un verdadero esfuerzo de reforma.

Y sobre todo concentrarnos en Cristo, recordando sus sufrimientos y sus tentaciones en el desierto.

El miércoles de ceniza nos recuerda el pecado en nuestras vidas y el esfuerzo que tuvo que hacer Cristo para redimirnos, hallando Su muerte en la cruz.

Es por esto que las cenizas se fabrican utilizando las palmas que se usaron el año anterior en el Domingo de Ramos.

En el Domingo de Ramos festejamos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén cuando el pueblo gritaba “Hosanna”.

Y las cenizas representan que esa adulación a Cristo se convirtió en polvo por el pecado del pueblo.

Este día de miércoles de ceniza es de ayuno y oración.

De pasar un tiempo en silencio con Dios recordando las escrituras.

Haciendo memoria de sus mandamientos, el sufrimiento de Cristo y nuestra responsabilidad en todo este proceso.

Y también recordar que no somos dioses, que somos polvo y al polvo regresaremos, cómo nos dice el sacerdote cuando dibuja la cruz de ceniza en nuestra frente.

panes y peces

  

1 – ¿QUÉ ES LA CUARESMA Y CUANTO DURA?

La Cuaresma es un tiempo espiritual importante para quien quiera prepararse para vivir el Misterio Pascual, o sea la Pasión, Muerte y Resurrección del Nuestro Señor Jesús.

De acuerdo con las Normas universales sobre el año litúrgico y sobre el calendario romano general, la Cuaresma es un tiempo litúrgico que se ordena a la preparación para la celebración de la Pascua

Ya que la liturgia cuaresmal prepara para la celebración del misterio pascual a catecúmenos y fieles que recuerdan su propio bautismo y hacen penitencia.

Los cuarenta días van desde el Miércoles de Ceniza hasta antes de la Misa de la Cena del Señor.
.
Comienza a las 12:01 am del Miércoles de Ceniza y termina justo antes de la Misa de la Cena del Señor en la noche del Jueves Santo, tan pronto como comienza la Misa de la Cena del Señor, que es un nuevo tiempo litúrgico: Triduo.

  

2 – ¿DE DÓNDE VIENE LA PALABRA «CUARESMA»?

La palabra Cuaresma, que empleamos para designar a los cuarenta días de Pascua es un término latino  quadragesima  (francés =  carême, italiano = quaresima, español = cuaresma, inglés = lent), que quiere decir «cuarenta días», o más literalmente el «cuadragésimo día».

Esto a su vez imitaba el nombre griego de la Cuaresma,  tessarakoste (cuadragésimo), una palabra formada por la analogía de Pentecostés (pentekoste), que en el pasado estuvo en uso durante la fiesta judía antes de los tiempos del Nuevo Testamento.

cuaresma

  

3 – ¿ES LA CUARESMA DE TRADICIÓN JUDÍA?

Podemos hablar de dos etapas en la historia de la cuaresma.

Antes que la cuaresma fuera instituida formalmente por la Iglesia, ya existían en el pueblo de Israel “prácticas cuaresmales” de penitencia, ayuno y oración.

En el Antiguo Testamento:

El ayuno de Moisés (Ex. 34, 28).
El precepto de la ley (Lv. 16, 29-31).
La penitencia de Nínive (Jo. 3, 1 ss).

En el Nuevo Testamento:

Jesús modelo de ayuno y oración (Mt. 4, 1-2).
La primitiva comunidad (Hech. 14, 23).

San Ireneo en el siglo II y la “Didascalia” en el siglo III nos hablan de ayunos precuaresmales, pero son únicamente algunos días, o bien sólo durante Semana Santa.

  

4 – ¿CUÁNDO INSTITUYE LA IGLESIA LA CUARESMA?

Fue hacia fines del siglo IV cuando la Iglesia instituye formalmente este período de cuarenta días como tiempo de preparación a la Pascua.

Los penitentes públicos: se preparaban a la reconciliación del Jueves Santo con obras y ritos especiales.

Los catecúmenos: se preparaban para recibir el bautismo mediante una participación más intensa en las instrucciones y celebraciones propias.

Todos los fieles: se preparaban a la Pascua llevando a cabo obras penitenciales y caritativas, y sosteniendo con su ejemplo y oración a los penitentes públicos y a los catecúmenos.

Existía entonces la piadosa costumbre de las “Misas de estaciones”, que daban comienzo con la celebración del Miércoles de Ceniza y se llevaban a cabo en dos templos: el templo de reunión y el templo de estación.
.
En el camino de uno a otro, los fieles, catecúmenos y penitentes públicos organizaban procesiones cantando y rezando.

Además de estas celebraciones dominicales, los cristianos se reunían los miércoles y viernes, en recuerdo de la captura y muerte del Señor.

La finalidad de estas reuniones era dedicarse con más atención y empeño a la escucha de la Palabra de Dios y la oración.

cuaresma

  

5 – ¿CUÁL ES EL SENTIDO ACTUAL DE LA CUARESMA?

Según la reforma del Concilio Vaticano II, la cuaresma tiene dos sentidos:

Sentido Bautismal: la cuaresma nos recuerda nuestro bautismo y prepara a los catecúmenos a recibirlo.

Sentido penitencial: la cuaresma es tiempo de hacer penitencia individual y social.

Individualaborrecer el pecado y recurrir con más frecuencia al sacramento de la confesión.

Social: llevar a cabo obras de caridad.

  

6 – ¿CUÁLES SON LOS TEMAS PRINCIPALES DE LA LITURGIA DE CUARESMA?

Los principales temas que la liturgia cuaresmal nos ofrece son 7:

La Cruz: significa hacer morir en nosotros al hombre viejo inclinado a los placeres de la carne para renacer a una vida nueva según el espíritu y la conducta de hijo de Dios.

Penitencia: reconocimiento de nuestro propio pecado y pobreza para buscar con sinceridad nuestra conversión.

Bautismo: volver a nacer por el agua y el Espíritu a una vida nueva, e insertarnos a la Iglesia pueblo de Dios.

Ayuno: ascesis física.

Oración: más frecuente, fervorosa, humilde, confiada y nutrida de la palabra de Dios.

Caridad fraterna.

Escucha de la Palabra de Dios.

hombre pidiendo en la calle

  

7 – ¿QUÉ SIGNIFICA PENITENCIA EN CUARESMA?

La penitencia, traducción latina de la palabra griega metanoia que en la Biblia significa la conversión (literalmente el cambio de espíritu) del pecador, designa todo un conjunto de actos interiores y exteriores dirigidos a la reparación del pecado cometido, y el estado de cosas que resulta de ello para el pecador.

Cambio de vida, se llama al acto del pecador que vuelve a Dios después de haber estado alejado de Él, o del incrédulo que alcanza la fe.

“La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas.

La Escritura y los Padres insisten sobre todo en tres formas: el AYUNO, la ORACIÓN, la LIMOSNA, que expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los demás.

Junto a la purificación radical operada por el Bautismo o por el martirio, citan, como medio de obtener el perdón de los pecados, los esfuerzos realizados para reconciliarse con el prójimo, las lágrimas de penitencia, la preocupación por la salvación del prójimo, la intercesión de los santos y la práctica de la caridad “que cubre multitud de pecados” (1 Pedro, 4,8.).” (Catecismo Iglesia Católica, n.1434).

Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por la ley divina a hacer penitencia.

Sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia.” (Código de Derecho Canónico, cánon 1249).

“En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma.” (Código de Derecho Canónico, cánon 1250), en recuerdo del día en que murió Jesucristo en la Santa Cruz.

  

8 – ¿QUE SIGNIFICA AYUNO Y ABSTINENCIA EN CUARESMA?

Consiste no ingerir alimentos en hacer una sola comida al día, aunque se puede comer algo menos de lo acostumbrado por la mañana y la noche.
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Por lo menos no se debe comer nada entre los alimentos principales, salvo caso de enfermedad.

Se obliga vivir la ley del ayuno, a todos los mayores de edad (en realidad a partir de 14 años), hasta que tengan cumplido cincuenta y nueve años. (cfr. CIC, c. 1252).

Se llama abstinencia a privarse de comer carne (roja o blanca y sus derivados).
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Es posible comer pescado.

La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años en adelante.(cfr. CIC, c. 1252).

La Conferencia Episcopal de cada País puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad.” (Código de Derecho Canónico, cánon 1253).

ceniza cuaresma conversion fondo

  

9 – ¿QUÉ ES EL MIÉRCOLES DE CENIZA?

El miércoles de Ceniza en la Iglesia Católica es el primer día de la Cuaresma, cuarenta días antes de la Pascua.

La Cuaresma se caracteriza por el llamado a la conversión. Por eso es de rigor empezar este tiempo con el rito austero de la imposición de ceniza.
.
Sus palabras son “Convertíos y creed en el Evangelio” y “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”, que nos recuerda la fragilidad de nuestra vida en la tierra.

En los primeros años de la Iglesia la duración de la Cuaresma variaba. Finalmente alrededor del siglo IV se fijó su duración en 40 días.

Es decir, que ésta comenzaba seis semanas antes del domingo de Pascua.

En los siglos VI-VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal, presentándose un inconveniente: desde los orígenes nunca se ayunó en domingo por ser día de fiesta, la celebración del Día del Señor.

¿Cómo hacer entonces para respetar el domingo y, a la vez, tener cuarenta días efectivos de ayuno durante la cuaresma?

Para resolver este asunto, en el siglo VII, se agregaron cuatro días más a la cuaresma, antes del primer domingo, estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto.

(Si uno cuenta los días que van del Miércoles de Ceniza al Sábado Santo y le resta los seis domingos, le dará exactamente cuarenta).

Así la Iglesia empezó la costumbre de iniciar la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza, costumbre muy arraigada y querida por el pueblo cristiano.

  

10 – ¿QUÉ SIGNIFICA LA IMPOSICIÓN DE LAS CENIZAS?

En los primeros siglos de la Iglesia en Roma, existía la práctica de que los “penitentes” (grupo de pecadores que querían recibir la reconciliación al final de la Cuaresma, a las puertas de la Pascua), comenzaran su penitencia pública el primer día de la Cuaresma.
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Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el jueves antes de la Pascua.

Estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X).

Entonces, en el siglo XI, desaparecida ya la institución de los penitentes como grupo, viendo que el símbolo de la imposición de la ceniza al iniciar la Cuaresma era bueno, se empezó a realizar este rito para todos los cristianos.

De modo que toda la comunidad se reconocía pecadora, dispuesta a emprender el camino de la conversión cuaresmal.

Por algún tiempo la imposición de la ceniza se realizaba al principio de la celebración litúrgica o independientemente de ella.

En la última reforma litúrgica se reorganizó el rito de la imposición de la ceniza con el objetivo de que sea un símbolo más expresivo y pedagógico para los fieles, pasándose a realizar después de las lecturas bíblicas y de la homilía, las cuales nos ayudan a entender el profundo significado de lo que estamos viviendo.

Las cenizas usadas para la cruz que recibimos en la frente son obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos del año anterior.

La ceniza, del latín “cinis”, es producto de la combustión de algo por el fuego. Por extensión, pues, representa la conciencia de la nada, de la muerte, de la caducidad del ser humano, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia.

Ya podemos apreciar esta simbología en los comienzos de la historia de la Salvación cuando leemos en el libro del Génesis que “Dios formó al hombre con polvo de la tierra” (Gen 2,7). En Gén 18, 27 Abraham dirá: “en verdad soy polvo y ceniza.

En Job (Jb 42,6) es explícítamente signo de dolor y de penitencia.

De aquí se desprendió la costumbre, por largo tiempo conservada en los monasterios, de extender a los moribundos en el suelo recubierto con ceniza dispuesta en forma de cruz.

El gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente, se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y entrada al ayuno cuaresmal y a la marcha de preparación para la Pascua.

La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual.
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Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.

Por eso cuando nos acercamos a recibir las cenizas, el celebrante pronunciará “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” (Cf Mc1,15) y “Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver” (Cf Gén 3,19) al imponérnoslas en forma de Cruz.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Por qué la Cuaresma es un Campo de Batalla Contra las Tentaciones

La Cuaresma es un tiempo para ejercitarnos en la verdadera libertad.

Luchando contra las tentaciones.

Ese debe ser nuestro ánimo para crecer espiritualmente.

el maligno

En la Cuaresma los textos que se leen en misa y la prédica de los sacerdotes están dirigidos a practicar las herramientas que nos permiten luchar y vencer las tentaciones.

En el centro de la cuaresma están las tentaciones que el demonio hizo a Jesús y cómo éste respondió.

Debemos sacar provecho de estas enseñanzas.

   

DEBEMOS APRENDER DE LAS TENTACIONES A JESÚS EN EL DESIERTO

Durante los 40 días qué Jesús estuvo en el desierto fue tentado por el demonio pero no pecó.

Por lo tanto debemos distinguir entre la tentación y el pecado, porque a veces la tentación nos hace sentir pecaminosos cuándo no lo somos.

Tener tentaciones no nos convierte en pecadores y no pecar en medio de las tentaciones nos glorifica.

Jesús se defendió contra las tentaciones citando las escrituras, lo cual nos enseña a recordar las escrituras cuando tenemos tentaciones.

Jesús fue tentado 3 veces por el demonio y luego deja de hacerlo.

El mensaje es que podemos vencer a las tentaciones oponiéndonos una vez tras otra y así nos vamos fortaleciendo.

La carta de Santiago 4 dice que si resistimos al diablo el huirá.

Las tres tentaciones que sufrió Jesús nos ayudan a comprender cuál es la dinámica de las tentaciones hoy día.

En la primera tentación el demonio le dijo si Él era el hijo de Dios ordenara que la piedras se convirtieran en panes.

Jesús le respondió uno no vive de pan sino de cada palabra que sale de la boca de Dios.

Acá estamos frente a una tentación de las pasiones; quiere que Jesús renuncie a su disciplina.

Porque el hambre es un deseo y una pasión, no solamente un alimento para hacer funcionar el cuerpo.

El demonio intenta llevar a Jesús a pecar convirtiendo el deseo físico de comer en una pasión desordenada.

Y la enseñanza es que debemos mantener a raya las pasiones aunque estén fijadas en necesidades físicas, porque si no, se descontrolan y nos llevan a pecar

En la segunda tentación el demonio le dijo a Jesús que si era el hijo de Dios se arrojara al precipicio, que no le pasaría nada porque los ángeles lo ayudarían.

Jesús nuevamente le contesto con la escritura diciéndole que no debía poner a prueba a Dios.

La enseñanza es que debemos confiar en Dios pero no actuar de manera imprudente.

Y la imprudencia en este punto nos refiere al pecado de presunción.

Hoy es común que la gente presuma que no habrá ninguna consecuencia si sigue pecando.

Y este juicio de “no pasa nada” con las conductas pecaminosas nos va endureciendo el corazón.

En la tercera tentación el demonio le dice que le dará todos los reinos del mundo si Jesús se postra y lo adora.

Y Jesús le contesta con las escrituras dicen que adorarás al Señor, el único Dios.

La tentación aquí es orientarse a las posesiones mundanas.

Y el mensaje de Jesús es que no debemos servir a nuestras posesiones sino sólo a Dios.

Porque el amor excesivo por las cosas de este mundo nos hacen separarnos de Dios y acercarnos al demonio.

tentacion manzana

  

TIEMPO DE LUCHA CONTRA LAS TENTACIONES

Durante la Cuaresma, la Iglesia invita a caminar en una peregrinación de penitencia, reparación y conversión del corazón.

La gracia viene durante y después de experimentar las tentaciones en el desierto de la Cuaresma.

Jesús con decisión rechaza todas estas tentaciones y reafirma su voluntad inquebrantable de seguir el camino trazado por el Padre, y sin ningún tipo de compromiso con el pecado o la lógica del mundo.

Ten en cuenta también que Jesús no dialoga con satanás, como lo hizo Eva en el paraíso terrenal.

Jesús sabe bien que no puede dialogar con satanás. satanás es muy astuto.

Por esta razón, Jesús, en vez de dialogar con satanás como Eva lo hizo, decide refugiarse en la Palabra de Dios y responde con la fuerza de esta Palabra.

Recordemos esto: en el momento de la tentación, en nuestras tentaciones, no debemos discutir con satanás, sino siempre defenderemos con la Palabra de Dios.
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Y esto nos salvará.

Estamos llamados a participar en la «buena batalla» de la que San Pablo enseña.

La Cuaresma es un momento en que nuestra armadura espiritual (Efesios 6) debe reforzarse para que podamos alegrarnos más plenamente en la victoria de la cruz que se realiza el domingo de Pascua.

Como Cristo, debemos ser probados por el bien de la alegría de la auténtica libertad cristiana.

  

EL SIGNIFICADO OCULTO DE LOS 40 DÍAS DE CUARESMA

La cuaresma tiene 40 días y ese número 40 está asociado con casi todas las nuevas situaciones históricas que plantea Dios en el camino de la salvación, según lo que muestra la Biblia.

Es un período de 40 días en que Dios viaja con nosotros, sufre con nosotros y actúa espiritualmente en nosotros.

Pero además el número 40 tiene su significado en el mundo natural, con respecto a la gestación de la vida.

Es la cantidad tradicional de semanas que se consideran en un embarazo.

En este sitio se hace la conexión entre el tema religioso y el tema del embarazo.

El embarazo comienza con un momento intenso de amor, que es la concepción.

Le sigue el período de mezcla dolorosa y anticipación gozosa, que es la espera.

Y luego de ese periodo de espera surge el nacimiento de alguien nuevo.

Eso es lo que pasó María en su embarazo que gestó durante un período de 40 semanas la etapa más significativa de la nueva era de la salvación.

Y es particularmente asociable a lo que sucedió en el Éxodo.

Comenzó con el extraordinario cruce del Mar Rojo, donde Dios demostró todo su amor hacia el pueblo de Israel haciendo un milagro muy notorio, como partir el mar en dos.

Le siguió la dramática estancia en el desierto, que fue un período de dolor y de esperanza para llegar a la tierra prometida, como el transcurso de un embarazo.

Y el momento del parto se asocia en el Éxodo a otro cruce milagroso para llegar a la tierra prometida, que fue el cruce del río Jordán.

También se asocia con los 40 días que Moisés estuvo en la montaña con Dios.

Los 40 días que también exploraron los exploradores la tierra prometida.

Los 40 días durante los que Goliat desafío a los israelitas a una pelea.

El sostenimiento a Elías por 40 días con la comida entregada por el ángel.

La postergación de la destrucción de Nínive, dando tiempo para que la población se arrepentirse.

Pero también hay menciones de 40 años en La Biblia.

Como la duración de los reinados de Saúl y David y los descansos otorgados a la tierra de Israel en el libro de los Jueces.

También el 40 aparece en la longitud en metros de la sala principal del primer y segundo templo.

Y 40 también eran los latigazos permitidos para castigar a alguien según el Deuteronomio

También esta los 40 días que Jesús pasó en ayuno en el desierto tentado por el demonio.

Que culminó con el bautismo en el Jordán por Juan el Bautista.

Y los 40 días que también estuvo en la tierra luego de su resurrección y antes de su ascensión a los cielos.

De modo que el número 40 muestra la cantidad de tiempo en qué Dios actúa en la prueba de su pueblo.

Es un lapso en el que Dios busca la absoluta dependencia de Él, para conformarnos a su imagen y semejanza.

Y en ese período nos debemos enfrentar al maligno, a sus tentaciones, lo que significa una prueba a nuestra fortaleza espiritual.

Pero si somos fuertes y apelamos al auxilio divino, seguramente creceremos en nuestra fe y lo expulsaremos, de la manera que sucede en los exorcismos.

  

LAS MENTIRAS DEL MALIGNO SE DESVANECEN ANTE LA PRESENCIA DIVINA

Los creyentes saben que el diablo es un mentiroso desde que Juan enseña,

«El fue un asesino desde el principio, y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. 

Cuando habla mentira, habla según su propia naturaleza, porque es mentiroso y padre de mentira» (Juan 8:44).

Exorcistas y sus equipos han sido testigos de que cuando el poder del rito romano inflige tormento a un demonio por lo que debe huir, el Señor, o su madre, o un santo o ángel puede obligarle a ofrecer alguna información que sea verdadera.

La verdad es contraria a su naturaleza, pero el Espíritu de la Verdad puede forzar al espíritu de mentira para ofrecer una verdadera declaración que a veces ayuda al exorcista.

Exorcistas han escuchado declaraciones ofrecidas por un demonio atormentado como «Deja de esos cuentos» cuando se oraba un rosario de intercesión por la víctima.
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O «¡El agua me quema!» cuando el agua bendita se rocía sobre la víctima.
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O «¡Oh, no, la mujer ya está aquí!» cuando se invoca a María.

el maligno orando

  

A LOS DEMONIOS NO LES GUSTA LA CUARESMA

Sobre la temporada de Cuaresma se ha escuchado de un demonio,

«¡No me gusta el tiempo de Cuaresma!
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¡La gente hace lo que siempre debe hacer y lo odio! «

¿Por qué es la temporada de Cuaresma una amenaza para el mundo de los demonios?

Lo que es evidente durante el ministerio del exorcismo es que los demonios son extremadamente legalistas y muy conscientes de la auténtica autoridad, la obediencia y el poder del amor de Dios.

Ellos son los más amenazados por la autoridad de Dios operando a través de la Iglesia Católica, especialmente a través de sus ministros ordenados, los sacerdotes.

Se ven amenazados también por la obediencia de la fe, que protege al sacerdote exorcista y al equipo, puesto que funcionan en obediencia a su obispo.

Lo más llamativo es la forma en que los demonios son amenazados por la caridad del sacerdote y la fe de su equipo para la liberación de la víctima.

La Cuaresma amenaza al reino demoníaco por :

La autoridad magisterial de la Iglesia que nos enseña a dejar el pecado y vivir el Evangelio.

El reino de satanás está amenazada por la obediencia de la fe manifestada públicamente por la recepción de las cenizas nos recuerdan las últimas cuatro cosas: muerte, juicio, infierno y cielo.

El plan de satanás es frustrado cuando volvemos a la confesión sacramental, de manera que nos restituye a la comunión con Dios y la Iglesia.

El ayuno cuaresmal nos da el poder para resistir las tentaciones al agudizar el discernimiento de los espíritus.

Las devociones cuaresmales: estaciones de la Cruz, misiones parroquiales y la Adoración frecuente al Santísimo Sacramento amenazan a satanás por el aumento de la fe, la esperanza y el amor entre nosotros.

La limosna cuaresmal y obras de sacrificio ayudan a recuperar el Reino de Dios en los pobres y necesitados, amenazando el orgullo de satanás.

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EN BUSCA DE LA VERDADERA LIBERTAD

En su clásico espiritual, «Transformación en Cristo», Dietrich Von Hildebrand articula la verdadera libertad como Cristo quiere:

La verdadera libertad es una consecuencia de nuestra transformación en Cristo

El egoísmo impide el logro de la verdadera libertad

Los sentimientos de inferioridad disminuyen la libertad

La preocupación por el respeto humano disminuye la libertad

La verdadera libertad se juzga por la norma de Cristo

Una visión de nosotros mismos como espectador limita nuestra libertad

La independencia intelectual o espiritual compulsiva disminuye la libertad

La verdadera libertad se distingue claramente entre las normas humanas y los mandamientos divinos

El rencor disminuye la verdadera libertad

La autoindulgencia es una forma de falta de libertad

Relajación espiritual también inhibe la verdadera libertad

tentaciones de cristo

  

CÓMO REFORZAR LA VERDADERA LIBERTAD EN CUARESMA

«Cristo nos liberó para ser libres. Manténganse, pues, firmes y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud» (Gálatas 5:1).

En nuestro camino cuaresmal de la fe cuando somos tentados en el desierto, como Cristo lo fue, retengamos a la palabra de Dios,

«En todo eso saldremos triunfadores gracias a Aquel que nos amó.» (Romanos 8:37).

Satanás es derrotado por el poder infinito del amor divino manifestado en la cruz.

Las armas del exorcista incluyen: el crucifijo bendecido (icono de amor obediente), la biblia, el agua bendita, las oraciones, la autoridad de la Iglesia articulada en el rito romano, y el infinito amor del Sagrado Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento.

En el desierto de la Cuaresma, cada católico puede tomar estas armas del discipulado que impiden el mal:

Orar ante un crucifijo, llevar un crucifijo, venerar Sus Santas Llagas

Meditar en la Biblia: volver a leer los Evangelios

Recibir el amor del Sagrado Corazón a través de la frecuente Comunión y Adoración

Hacer un llamado al Santo Nombre de Jesús todo el día

Acompañar María en los misterios dolorosos del Rosario

Oran las Estaciones de la Cruz, sobre todo cuando la tentación del pecado

Sacrificadamente dar su tiempo, talento y tesoro, sobre todo a los más necesitados espiritual y materialmente.

Renunciar al mal y arrepentirse del vicio, nada es de Dios

Luchar por virtud, el autocontrol y la sencillez de vida

Debemos ejercitar el don de la fe, la esperanza y el amor por la oración en Cuaresma, la penitencia y la limosna. 

Nuestra transformación en Cristo se fortalece con nuestras observancias cuaresmales y por eso la Cuaresma es una amenaza para el reino de las tinieblas.


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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¿La Iglesia está Degradando el Ayuno Cuaresmal o Cambiando el Énfasis?

Es un refrán popular que todo tiempo pasado fue mejor.

Pero s veces no necesariamente mejor, sino distinto, con otros énfasis.

Este es el caso del ayuno y la abstinencia de la cuaresma, comparando la época medieval con la época actual.

Incluso comparando las prácticas cuaresmales cristianas con las del Ramadán musulmán.

 

COMPARACIÓN MEDIEVAL DE LOS AYUNOS CRISTIANOS Y MUSULMANES

Hoy tenemos la idea de que los musulmanes son mucho más estrictos y profundos en su ayuno durante el mes de Ramadán que los católicos en su Cuaresma.

Sin embargo esto no era así en la Edad Media.

Los musulmanes pensaban que los cristianos era mucho más vehementes en cuidar y profundizar su ayuno que ellos.

La Iglesia Católica ha disminuido la austeridad física cuaresmal en las últimas décadas y siglos, a tal punto que el Ramadán parece mucho más austero hoy.

Veamos la diferencia entre la Cuaresma medieval y el Ramadán

 

Reglas para el Ramadán islámico

Duración de 29-30 días durante todo el mes.

Ayuno completo desde el amanecer hasta el atardecer de:

comida (cero calorías y sin ingesta de alimentos)

bebida (incluyendo agua)

relaciones sexuales

de fumar

El ayuno del Ramadán era y sigue siendo hasta el atardecer. Luego que cae el sol pueden hacer todas las cosas que no hicieron durante el día.

 

Reglas para Cuaresma Medieval

Duración de 46 días, 40 días más 6 domingos en la iglesia romana.

Las reglas de Cuaresma medieval, como describe Santo Tomás de Aquino, eran las siguientes:

El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo eran ayunos negros: nada de comida.

Ninguna comida desde el despertar hasta las 3 p.m. (la hora en que Cristo murió).

Esta práctica de ayuno hasta las 3 p.m. se remonta al siglo quinto (ver Historia de la Iglesia Sócrates V.22 ).

Sin carne animal o grasas (sin manteca).

El pescado estaba permitido.

Sin huevos.

Sin productos lácteos: leche, queso, crema y manteca.

Vino y cerveza estaban permitidos.

Los europeos medievales durante la Cuaresma subsistían con pan, vegetales y sal.

No hay relaciones sexuales entre los cónyuges.

Todas estas reglas se aplican por 46 días.

Para el ayuno negro del Viernes Santo, muchos comenzaban el ayuno desde el jueves por la noche hasta alrededor del mediodía del sábado.

La Vigilia Pascual generalmente se celebraba alrededor del mediodía del sábado y esto ponía fin oficialmente al ayuno Cuaresmal.

 

CÓMO FUE CAMBIANDO ESTO

Ya en el año 800 los cristianos comenzaron a quebrar el ayuno a las 3 de la tarde.

Para que permitiera recitar la liturgia de las horas de la nona a las 3 de la tarde.

También se hizo más extendida la dispensa de consumir productos lácteos pagando dinero o realizando buenas obras.

En Alemania las personas ricas pagaban a la diócesis para comer productos lácteos durante la cuaresma.

Luego con la popularización del café y del té se permitió tomarlos, porque se consideraban que no violaban el ayuno.

De a poco se fue levantando, por indultos papales, la abstinencia de carne primero los domingos, luego entre semana, y finalmente quedó solamente los viernes cómo día de abstención de carne.

Y esto se formalizó luego del Concilio Vaticano II.

La Constitución Apostólica de Paenitemini del Papa Pablo VI en 1966 cambió la práctica de Cuaresma a lo que es hoy.

No se permite carne (solo pescado) los viernes en Cuaresma.

El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son permitidas1 comida y 2 colaciones.

Hoy el Ramadán mucho más estricto que la Cuaresma comparado con el periodo medieval.

¿Qué sucedió: los cristianos se volvieron más blandos o cambió el enfoque? Probablemente sucedieron las dos cosas.

 

EL ENFOQUE DE UNA CUARESMA MÁS ESPIRITUALIZADA DE LOS CRISTIANOS

El énfasis en la cuaresma empezó a ponerse en liberarnos de los apegos de este mundo.

Fue puesto en el crecimiento espiritual y en lo que lo obstaculiza nuestro acercamiento a Dios.

Y devino más en una lucha espiritual que en una lucha contra la carne estrictamente.

El énfasis es liberarse de los deseos desordenados.

Algunos de los cuales también son de la carne, por eso se mantienen algunas penitencias corporales relacionadas con el ayuno y la abstinencia.

La lucha central es contra los apegos.

¿Qué son los apegos?

Unirse demasiado y desordenadamente a los placeres.

No está mal rechazar los placeres en términos generales.

Porque todo lo que Dios creó es bueno y nada debe ser rechazado.

Pero sucede que a veces nos referimos egoístamente a los placeres por sí mismos y no porque son buenos para Dios, para nuestra salvación y la de los prójimos.

Debemos tener cuidado de que nuestros placeres y pasiones no se transformen en ingobernables y adquieran vida propia.

Que dejemos de mirar a quien nos dio la gracia de experimentar el placer y mirar solamente el regalo del placer que experimentamos.

Llega un momento en que estamos tan apegados a los placeres que se transforman en idolatría.

Podemos poseer y usar cosas pero debemos tener claro que nos la dio Dios para construir el Reino y ayudar a los demás.

Podemos estar apegados a personas y la belleza de cosas y actividades que no vemos en ellos el esplendor de la creación.

No descubrimos con asombro la gloria de Dios en todas las cosas bellas que experimentamos, y por el contrario las consideramos que son fines en sí mismos.

Debemos pensar que todas las cosas están destinadas a señalar a Dios.

Todo debe apuntar en términos generales hacia los dones superiores otorgados por la gracia de Dios.

San Juan de la Cruz dice que amar a Dios es distinto que buscar voluntariamente los placeres egocéntricos de las cosas finitas por sí mismas, desprovistas de la dirección y el propósito que Dios quiere para los seres humanos.

Los apegos que queremos combatir en Cuaresma son los apetitos que nos aferran a cosas que son de Dios pero con un ansia por las cosas mismas, como un fin en sí mismo.

En resumen podemos discernir tres señales para distinguir cuando un deseo se vuelve desordenado y perjudicial.

La primera señal es que la actividad o la cosa se desvían del propósito que Dios tiene para ella y para nosotros, en su frecuencia y dependencia.

Podemos ejemplificar en los momentos actuales con la diversión, el sexo, la bebida y las adicciones en general.

La segunda señal es el exceso de uso o consumo.

Podemos comer, ir al cine, beber una cerveza, tener sexo con nuestra esposa. Y hasta ahí todo bien.

Pero cuando pasa un umbral más allá de lo que Dios quiere, se tornan en apegos desordenados.

Pensemos en el caso de una persona que va al shopping a comprarse un pantalón porque lo necesita.

Esto es perfectamente razonable y no constituye un apego desordenado.

Pero resulta que vuelva a su casa con tres pantalones.

Esta persona fue tentada por la moda y por su apariencia frente a los demás y por eso compró 3 aunque no necesitaba esa cantidad.

Lo mismo puede decirse de la comida o de la bebida.

Uno puede encontrarse con un amigo y tomar una cerveza y charlar sobre sus vidas.

Pero si ya toman 10 cervezas en esa charla es un acto desordenado por varias razones.

Una razón es que pueden perder el control emborrachándose.

Y otra es que están utilizando el dinero que Dios les dio con fines egoístas, cuando pueden compartirlo con los pobres.

La abundancia que Dios nos da es para difundir su gloria y para dar acción de gracias, y no con el efecto de acumulación o gastarlo en nosotros mismos, egoístamente.

Esto nos lleva a la tercera señal, que es cuando convertimos los medios en fines.

Nuestro fin es participar de la vida eterna al lado de Dios, para eso fuimos creados.

Pero a veces los medios que usamos para vivir o para nuestro placer se convierten en la finalidad de nuestra vida.

Es el caso de cuando una persona vive para planificar fiestas o para viajar como razón última de su vida.

Estamos usando algo que Dios nos dio como un fin en sí mismo.

La diferencia crucial entre lo desordenado y lo ordenado es como damos gracias a Dios por lo que hacemos y consumimos.

Si somos conscientes y agradecidos por las cosas y los placeres que Dios nos da para disfrutar, no vamos a convertirlos en un fin de nuestra vida.

También nos va a llevar a pensar en que Él nos lo ha dado y no nos vamos a distraer de Él.

Y apuntará a que nuestro viaje hacia Dios sea mucho más seguro.

De modo que en este período cuaresmal el énfasis está puesto en renunciar a los apegos desordenados y no a las cosas.

A las malas actitudes que tenemos respecto a las cosas que nos distraen de la búsqueda de Dios.

En definitiva es la búsqueda del autodominio en algunas áreas que se han desordenado.

Hoy la estrategia eclesial es poner énfasis el combatir los desórdenes espirituales.

 

LOS SACRIFICIOS QUE SE PIDEN EN LA CUARESMA ACTUAL

Las prácticas de ayuno recomendadas han cambiado, en vistas a que el énfasis actual es la batalla espiritual contra los apegos desordenados.

El ayuno y la abstinencia, considerando la penitencia espiritual, se puede transformar en renuncias simbólicas que nos recuerden y nos sostengan en la batalla central.

Estas son algunas renuncias que se pueden practicar en Cuaresma.

 

Renunciar a una cosa en cada comida

Esto significa ofrecer algo de la comida, manteniendo la idea que estamos en Cuaresma y por eso lo hacemos.

Podemos renunciar a un aderezo, podemos renunciar a un ingrediente de la comida o a la cantidad que comemos.

 

Posponer el placer

Cosas que nos pueden dar placer pero que su consumo es innecesario para nuestra subsistencia pueden ser pospuestas.

Por ejemplo tomar un aperitivo antes de comer o comer snacks a mitad de la tarde o ver un vídeo por mera distracción.

 

Cambiar comida sólida por líquida

Estamos hablando de la comida, de la alimentación, entonces se puede cambiar un plato de comida sólida por un jugo o por un vaso de leche.

 

Racionar el uso de las redes sociales

Refrenar nuestro impulso a leer lo que otros han escrito o escribir nosotros mismos cosas que en última instancia son pasajeras y nos dan un placer absolutamente momentáneo.

Deberíamos revisar menos frecuentemente los mensajes y las notificaciones, por ejemplo poniéndonos sólo un horario en el día en que lo vamos a hacer.

 

Levantarse más temprano

Es una tentación quedarse en la cama después que uno se despertó.

Entonces deberíamos practicar lo que San José María Escrivá dice que es el minuto heroico, después que sonó la alarma del despertador, y uno tiene que decidir si levantarse en ese momento o quedarse retozando algunos minutos.

 

Limosna

Deberíamos mirar con otros ojos las calles para identificar a aquellas personas que necesitan dinero y lo están pidiendo.

Y practicar la generosidad con el dinero que Dios nos ha regalado y que tenemos en el bolsillo.

Pero también la limosna puede venir por el lado de las relaciones. ¿Cuánto hace que no hablas con algún familiar o amigo?

Puedes agendarte hacerlo en esta cuaresma.

También proponer a algún compañero de trabajo, de parroquia, de estudios, a salir a tomar un café, un refresco, una cerveza, para simplemente charlar.

Otra variante de esto es conversar con la gente desconocida que uno se encuentra y con la que comenzamos un diálogo casual, como puede ser la cajera de un supermercado, y no cortarlo, avanzar un poco más en esta conversación.

 

Regalar cosas

Buscar dentro de las cosas que no usas y llevarlas a tu parroquia para que se donen a los más pobres.

 

Oraciones y misiones

Finalmente puedes disponer de más tiempo para orar en tu casa o en la parroquia.

Por ejemplo puedes ir más seguido a la adoración, hacer las Estaciones de la Cruz y engancharte en alguna misión que se esté organizando.

Fuentes:

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Origen de la Cuaresma y el ayuno

El vocablo que se utiliza en inglés para indicar los cuarenta días de ayuno anteriores a la Pascua, no pasaba de significar la estación de primavera. La palabra latina quadragesima (francés: carême; italiano: quaresima; español: cuaresma), es la original y de mayor precisión para significar «cuarenta días», o, más literalmente, «el cuadragésimo día»…

hostias en una cesta

Esta palabra, a su vez, imitaba el nombre griego de la Cuaresma, tessarakoste, (cuadragésimo), formado por su analogía con Pentecostés (pentekoste), que ya era usado desde antes de los tiempos del nuevo testamento para nombrar la fiesta judía. Esta etimología adquiere cierta importancia al momento de explicar el desarrollo más antiguo del ayuno oriental.

 

ORIGEN DE LA COSTUMBRE

Ya desde el siglo V algunos Padres apoyaban la tesis de que este ayuno de cuarenta días era una institución apostólica. Por ejemplo, San León (+ 461) exhorta a sus oyentes a abstenerse para que «puedan cumplir con su ayuno la institución apostólica de los cuarenta días»- ut apostolica institutio quadraginta dierum jejuniis impleatur (P.L., LIV, 633)- ,y el historiador Sócrates (+ 433) y San Jerónimo (+ 420) utilizan un lenguaje parecido. (P.G., LXVII, 633; P.L., XXII, 475).

Mas los mejores eruditos modernos rechazan casi unánimemente esta posición. En los documentos existentes de los primeros tres siglos encontramos una diversidad de prácticas en lo tocante al ayuno anterior a la Pascua, e incluso una gradual evolución de su período de duración. El pasaje más importante es uno citado por Eusebio de Cesárea (Historia Ecclesiastica V, 24) de una carta de San Ireneo al Papa Víctor con relación a la Controversia de Pascua. En él, Ireneo dice que no sólo existe una controversia acerca de la fecha de observancia de la Pascua, sino también acerca del ayuno preliminar. «Pues- continúa- algunos piensan que hay que ayunar durante un día, otros que durante dos, y otros que durante varios, e incluso otros aceptan que afirman que deben hacerlo durante cuarenta horas continuas, de día y de noche». Él mismo afirma que esta variedad de formas tiene un origen muy antiguo, lo que significa que no hay tradición apostólica sobre ese asunto. Rufino, que tradujo a Eusebio al latín a fines del siglo IV, parece haber interpolado signos de puntuación en ese pasaje para hacer decir a Ireneo que algunas personas ayunaban cuarenta días. Originalmente la lectura apropiada del texto fue tema de debate, pero la crítica actual (Cfr. la edición de Schwartz comisionada por la Academia de Berlín) se pronuncia fuertemente a favor del texto cuya traducción fue presentada más arriba. Podemos, así, concluir que en el año 190 Ireneo no sabía de ningún ayuno pascual de cuarenta días.

La misma conclusión se puede obtener respecto al lenguaje de Tertuliano, de unos pocos años después. Éste, en sus escritos como montanista, contrasta el tiempo breve del ayuno católico (i.e. «los días cuando el novio les será arrebatado», que probablemente se referían al Viernes y Sábado Santos) con el más largo, aunque aún restringido, de una quincena, que era observado por los montanistas. Obviamente se refería a un ayuno muy estricto (xerophagiæ: ayuno seco), pero no hay indicación alguna en sus escritos- aunque escribió todo un tratado «De jejunio» y con frecuencia toca el asunto en otras obras- que estuviese familiarizado con algún período de cuarenta días consagrados a ayunar más o menos continuamente (Véase Tertuliano, «De jejunio», II y XIV; «De Oratione», XVIII, etc.).

Sin excepción alguna, los Padres pre-nicenos guardan el mismo silencio en torno a ese tipo de ayuno, a pesar de que muchos de ellos pudieron haberlo mencionado si hubiese sido una institución apostólica. No existe, por resaltar unos ejemplos, mención alguna de la Cuaresma en San Dionisio de Alejandría (Ed. Feltoe, 94 ss.) ni en la «Didascalia», fechada por Funk en las cercanías del año 250. Empero, ambos hablan abundantemente del ayuno pascual.

Existen datos que sugieren que la Iglesia de la Era Apostólica celebraba la Resurrección de Cristo no con una festividad anual, sino semanal (Véase, «The Month», abril 1910, 377 ss). De aceptarse esos datos, la liturgia dominical constituía el recuerdo semanal de la Resurrección, y el ayuno del viernes, el de su Pasión.

Esa teoría ofrece una explicación natural a la amplia divergencia que hallamos en la mitad final del siglo II en lo tocante al tiempo adecuado para observar la Pascua y a la manera del ayuno pascual. Había consenso total en cuanto a la observancia semanal del domingo y del viernes, por ser algo primitivo, pero la fiesta anual de la Pascua constituía algo impuesto por el proceso natural de desarrollo, influenciado en gran parte por las condiciones de cada iglesia, tanto en Occidente como en Oriente. No sólo eso, sino que a una con la fiesta de la Pascua parece haberse introducido un ayuno preparatorio, para conmemorar la Pasión o, dicho de otro modo: «los días en los que les sería arrebatado el novio». Ese ayuno de modo alguno se prolongaba más de una semana, aunque sí era muy estricto.

Como haya sido, encontramos ya en los albores del siglo IV la primera mención del término tessarakoste. Aparece en el quinto canon del Concilio de Nicea (325 d.C.), donde se considera el tiempo apropiado para llevar a cabo un sínodo; se puede pensar que se refiere a una festividad, como la Ascensión o la Purificación, llamada quadragesima de Epiphania por Ætheria, y no a un período determinado de tiempo.

Mas no debemos olvidar que el vocablo antiguo, pentekoste (Pentecostés), que originalmente significó el quincuagésimo día, había llegado a convertirse en el nombre de todo el período (al que deberíamos llamar tiempo pascual) que va del Domingo de Pascua hasta el de Pentecostés (Cfr. Tertuliano, «De idolatria», XIV: «pentecosten implere non poterunt»). Como quiera que sea, sí hay seguridad de que, de acuerdo a las «Cartas Festales» de San Atanasio, que en el año 331 este santo impuso a su grey un ayuno preliminar de cuarenta días.

Este ayuno era aparte del de la Semana Santa, mucho más estricto. Ese mismo Padre, el año 339, habiendo viajado a Roma y por gran parte de Europa, escribió a la gente de Alejandría en palabras muy fuertes para ordenarle que lo observase, siendo como era ya de observancia universal, «para que cuando todo el mundo está ayunando, no seamos nosotros el hazmerreír por ser quienes vivimos en Egipto los únicos que en vez de ayunar nos dedicamos al placer». Si bien Funk primeramente sostuvo que la Cuaresma de cuarenta días no se conoció en Occidente antes de la época de San Ambrosio, no podemos desechar esa evidencia.

 

DURACIÓN DEL AYUNO

El ejemplo de Moisés, Elías y Cristo debe haber constituido una gran influencia al fijar el tiempo de cuarenta días. Aunque también es posible que se reflexionara en el hecho de que Cristo duró cuarenta horas en la tumba (actualmente, siguiendo la tradición, la atención se pone más sobre los 40 años de Israel en el desierto y los cuarenta días de ayuno
de Jesucristo en el desierto al inicio de su vida pública. Cfr. número 540 del Catecismo de la Iglesia Católica, de 1992, N.T.).

Por otra parte, así como Pentecostés (cincuenta días) era el período durante el cual los cristianos se regocijaban y oraban de pie, a pesar de no estar siempre dedicados a esa oración, del mismo modo la Cuadragésima (cuarenta días) era originalmente un tiempo caracterizado por el ayuno, pero no significaba ello que los fieles deberían ayunar a todo lo largo del mismo. (Eusebio de Ceárea, en el año 332, en el texto mencionado más arriba, escribe lo siguiente acerca del significado de la Cuaresma, su ayuno y las festividades post-pascuales: «Después de Pascua, pues, celebramos Pentecostés durante siete semanas íntegras, de la misma manera que mantuvimos virilmente el ejercicio cuaresmal durante seis semanas antes de Pascua.

El número seis indica actividad y energía, razón por la cual se dice que Dios creó el mundo en seis días. A las fatigas soportadas durante la Cuaresma sucede justamente la segunda fiesta de siete semanas, que multiplica para nosotros el descanso, del cual el número siete es símbolo», N.T.). De todos modos, para muchas comunidades ese principio no era siempre bien entendido y el resultado de ello era una diferencia en la práctica.

En la Roma del siglo V, la Cuaresma duraba seis semanas, pero según el historiador Sócrates, sólo tres de ellas se dedicaban al ayuno y de ellas quedaban excluidos los sábados y domingos y, si confiamos en la opinión de Duchesne, esas semanas no eran continuas, sino la primera, cuarta y quinta de la serie, por su relación con las ordenaciones (Christian Worship, 243). Muy posiblemente, sin embargo, esas semanas tenían que ver con los «escrutinios» preparatorios del bautismo, ya que, según algunas autoridades (e.g., A.J. Maclean en «Recent Discoveries»), la obligación de ayunar junto con los candidatos al bautismo es resaltada como la influencia principal para el desarrollo de los cuarenta días.

Empero, en todo el Oriente, con algunas excepciones, prevaleció el formato explicado en las «Cartas Festales» de San Atanasio y que cundió en Alejandría, a saber: las seis semanas de la Cuaresma eran sólo la preparación para un ayuno sumamente estricto que se observaba durante la Semana Santa. (Acerca del sentido del ayuno cuaresmal, San Atanasio, en una de esas «cartas festales» enseña lo siguiente: «Cuando Israel era encaminado hacia Jerusalén, primero se purificó y fue instruido en el desierto para que olvidára las costumbres de Egipto.

Del mismo modo, es conveniente que durante la santa cuaresma que hemos emprendido procuremos purificarnos y limpiarnos, de forma que, perfeccionados por esta experiencia y recordando el ayuno, podamos subir al cenáculo con el Señor para cenar con él y participar en el gozo del cielo. De lo contrario, si no observamos la cuaresma, no nos será licito ni subir a Jerusalén ni comer la pascua». N.T.). Esto queda confirmado por la «Constituciones Apostólicas» (V, 13) y presupuesto por San Juan Crisóstomo (Homiliae, XXX sobre Gn 1). Habiendo sentado ya sus reales, el número cuarenta produjo otras modificaciones.

A algunos les pareció necesario que no solamente hubiera ayunos a lo largo de los cuarenta días, sino que fueran cuarenta días de ayuno. De ese modo encontramos que Ætheria, en su «Peregrinatio», habla de que en Jerusalén se tenía una Cuaresma de ocho semanas, de las que, excluidos sábados y domingos, nos da cinco veces ocho, i.e., cuarenta días de ayuno. En otras localidades, por otro lado, la gente se contentaba con un tiempo no mayor de seis semanas, ayunando únicamente cinco días a la semana, como ocurría en Milán, a la usanza oriental (Ambrosio, «De Elia et Jejunio», 10).

En tiempos de Gregorio Magno (590-604) en Roma se utilizaban seis semanas de cinco días cada una, haciendo un total de 36 días de ayuno, las que San Gregorio, seguido después por muchos autores medievales, describe como el diezmo espiritual del año, ya que 36 días equivalen aproximadamente a la décima parte de 365.

Más tarde, el deseo de cuadrar perfectamente los cuarenta días llevó a la práctica de comenzar la Cuaresma a partir de nuestro actual Miércoles de Ceniza, aunque la iglesia de Milán, hasta el día de hoy se adhiere al formato primitivo, que aún se nota en el Misal Romano cuando el celebrante, durante la Misa del primer domingo de Cuaresma, habla de «sacrificium quadragesimalis initii», el sacrificio del inicio de la Cuaresma (La versión actual española de la oración sobre las ofrendas para ese domingo dice: «…el santo tiempo de la Cuaresma, que estamos iniciando.», N.T.)

 

NATURALEZA DEL AYUNO

La divergencia respecto a la naturaleza del ayuno tampoco fue menor. Por ejemplo, el historiador Sócrates (Historia Ecclesiatica, V, 22) nos describe la práctica del siglo V: «Algunos se abstienen de cualquier tipo de creatura viviente, mientras que otros, de entre todos los seres vivos solamente comen pescado. Otros comen aves y pescado, pues, según la narración mosaica de la creación, estos últimos también salieron de las aguas. Otros se abstienen de comer fruta cubierta de cáscara dura y huevos. Algunos sólo comen pan seco, otros, ni eso. Y algunos, después de ayunar hasta la hora nona (15:00 horas), toman alimentos variados».

En medio de tal diversidad no faltó quien se inclinara por los extremos del rigor. Epifanio, Paladio y el autor de «La vida de Santa Melania la Joven» parecen ser testigos de un orden de cosas en el que el cristiano ordinario debía pasar 24 horas o más sin alimento alguno, sobre todo durante la Semana Santa, y los más austeros subsistían a lo largo de la Cuaresma con una o dos comidas semanales exclusivamente (Cfr. Rampolla, «Vita di S. Melania Giuniore», apéndice XXV, p. 478).

La regla ordinaria del ayuno, sin embargo, consistía en tomar una comida al día, en la tarde, con la total prohibición de tomar, en los primeros siglos, carne y vino. En la Semana Santa, o al menos el Viernes Santo, era común hacer el ayuno llamado xerophagiæ, i,e., una dieta de alimentos secos, pan, sal y vegetales. No parece que hubiesen estado originalmente prohibidos los lacticinia, como parece corroborar el citado pasaje de Sócrates. Más aún, en una época posterior, Beda nos habla del obispo Cedda, quien en Cuaresma sólo hacía una comida al día, consistente en un poco de pan, un huevo de gallina y un poco de leche mezclada con agua» (Historia Ecclesiastica III, 23).

Por el contrario, Teodulfo de Orleans, en el siglo VIII, consideraba la abstinencia de huevos, queso y pescado como señal de una virtud excepcional. San Gregorio, en una carta a San Agustín de Inglaterra, fija la norma: «Nos abstenemos de carne y de todo aquello que viene de la carne, como la leche, el queso y los huevos». Esta decisión quedó después incorporada al «Corpus Juris», y se considera ya como ley general en la Iglesia. Pero fueron aceptadas ciertas excepciones, y con frecuencia se concedían dispensas para consumir «lacticinia», a condición de dar alguna contribución a una obra de caridad.

Tales dispensas eran conocidas en Alemania como Butterbriefe (Cartas de, o acerca de, la mantequilla; Butter significa mantequilla en alemán. N.T.), y se dice que varios templos fueron construidos con las sumas recogidas de esa manera. Una de las torres de la catedral de Rouen era conocida, por esa razón, como la «Torre de la Mantequilla». Esta prohibición de comer huevos y leche en Cuaresma se ha perpetuado en la costumbre popular de bendecir o regalar huevos de Pascua y en la costumbre inglesa de comer pastelillos el Martes de Carnaval.

 

RELAJAMIENTO DEL AYUNO CUARESMAL

Por lo dicho antes podemos afirmar que en la temprana Edad Media, a lo largo de la mayor parte de la Iglesia Occidental, la Cuaresma consistía en cuarenta días de ayuno, y seis domingos. Desde el inicio de esa temporada, hasta su final, quedaban prohibidos la carne y los «lacticinia», incluso los domingos, y durante los días de ayuno sólo se hacía una comida al día, la que no podía realizarse antes de oscurecer.

Pero ya en una época muy temprana (encontramos la primera mención de esto en Sócrates), se comenzó a tolerar la práctica de romper el ayuno a la hora de nona, o sea a las tres de la tarde. Sabemos, en particular, que Carlomagno, alrededor del año 800, tomaba su refacción cuaresmal a las 2 de la tarde. Este gradual adelanto de la hora de cenar se facilitó por el hecho de que las horas canónicas de nona, vísperas, etc., más que representar puntos fijos de tiempo, representaban espacios de tiempo. La hora novena, o nona, estrictamente significaba las tres de la tarde, pero el oficio de nona podía ser recitado a la misma hora de sexta, que, lógicamente, correspondía a la hora sexta, mediodía.

De tal modo, se llegó a pensar que la hora nona empezaba a mediodía, y ese punto de vista se ha conservado en la palabra inglesa noon, que viene a significar el tiempo entre mediodía y las tres de la tarde. La hora de romper el ayuno cuaresmal era después de vísperas (el ritual vespertino), pero gracias a un proceso gradual, el rezo de vísperas se anticipó más y más hasta que se reconoció oficialmente el principio, vigente hasta hoy día, de que las vísperas de Cuaresma podrían ser rezadas a mediodía. De ese modo, si bien el autor del «Micrologus» del siglo XI aún afirmaba que quienes tomaran alimentos antes del anochecer no ayunaban de acuerdo a los cánones (P.L., CLI, 1013), ya para los inicios del siglo XIII algunos teólogos, como el franciscano Richard Middleton, quien basa su decisión en la usanza de su tiempo, afirma que aquel hombre que cene a mediodía no rompe el ayuno cuaresmal.

Todavía más material fue el relajamiento causado por la introducción de la «colación». Esta perece haber comenzado en el siglo IX, cuando el Concilio de Aix la Chapelle autorizó la concesión, aún para los monasterios, de un trago de agua u otra bebida al atardecer para aquellos que estuviesen fatigados por el trabajo manual del día. De este pequeño inicio se desarrolló una mayor indulgencia. El principio de la parvitas materiae, o sea, que una cantidad pequeña de alimento no rompe el ayuno mientras no sea tomada como parte de una comida, fue adoptado por Santo Tomás de Aquino y otros teólogos. A lo largo de los siglos se reconoció que una cantidad fija de comida sólida, menor de seis onzas, podía ser tomada después de la bebida del mediodía.

Puesto que esa bebida vespertina, cuando se comenzó a tolerar en los monasterios del siglo IX, se tomaba a la hora en que se leían en voz alta las «collationes» (conferencias) del Abad Casiano a los hermanos, esta pequeña indulgencia llegó a ser conocida como «colación», y así se ha llamado desde entonces.

Otro tipo de mitigaciones, de naturaleza más substancial, se ha introducido en la observancia de la Cuaresma durante el curso de los últimos siglos. Para comenzar, se ha tolerado la costumbre de tomar una taza de líquido (por ejemplo, café, té e incluso chocolate) con un trozo de pan o una tostada temprano en la mañana. Y en lo que toca más de cerca de la Cuaresma, la Santa Sede ha concedido sucesivos indultos para permitir la carne como alimento en la comida principal, primero los domingos y después en dos, tres, cuatro y cinco días a la semana, hasta casi abarcar todo el período.

Más recientemente, el Jueves Santo, en el que siempre se había prohibido la carne, ha venido a ser beneficiario de la misma indulgencia. En los Estados Unidos, por concesión de la Santa Sede, se ha logrado que los trabajadores y sus familias coman carne todos los días, excepto los viernes, el Miércoles de Ceniza, el Sábado Santo y la Vigilia de Navidad. La única compensación para tanta mitigación es la prohibición de tomar carne y pescado simultáneamente en la misma comida. (Véase Abstinencia, Ayuno, Impedimentos, Canónico (III), Domingo Laetare, Septuagésima, Sexagésima, Quincuagésima, Quadragésima, Ornamentos).

(La legislación actual de la Iglesia, según el Código de Derecho Canónico vigente desde el 25 de enero de 1983, señala en sus artículos 1249-1253, la obligación de ayunar y abstenerse de ciertos alimentos. El ayuno sólo obliga el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo; la abstinencia de carne, u otro alimento señalado por las conferencias episcopales, todos los viernes y el tiempo de Cuaresma. Cfr. También el Catecismo de la Iglesia Católica, número 1438. Acerca de la percepción actual del sentido de la Cuaresma y el Adviento, el otro «tiempo fuerte», penitencial, de la Iglesia, cfr. Constitución Sacrosantum Concilium del Concilio Vaticano II, nos. 102-106; 109-110. N.T.)

Fuente: Enciclopedia Católica, por: HERBERT THURSTON

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La Cuaresma en el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia

La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a las «armas de la penitencia cristiana»: la oración, el ayuno y la limosna (cfr. Mt 6,1-6.16-18).

En el ámbito de la piedad popular no se percibe fácilmente el sentido mistérico de la Cuaresma y no se han asimilado algunos de los grandes valores y temas, como la relación entre el «sacramento de los cuarenta días» y los sacramentos de la iniciación cristiana, o el misterio del «éxodo», presente a lo largo de todo el itinerario cuaresmal. Según una constante de la piedad popular, que tiende a centrarse en los misterios de la humanidad de Cristo, en la Cuaresma los fieles concentran su atención en la Pasión y Muerte del Señor.

125. El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual.

A pesar de la secularización de la sociedad contemporánea, el pueblo cristiano advierte claramente que durante la Cuaresma hay que dirigir el espíritu hacia las realidades que son verdaderamente importantes; que hace falta un esfuerzo evangélico y una coherencia de vida, traducida en buenas obras, en forma de renuncia a lo superfluo y suntuoso, en expresiones de solidaridad con los que sufren y con los necesitados.

También los fieles que frecuentan poco los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía saben, por una larga tradición eclesial, que el tiempo de Cuaresma-Pascua está en relación con el precepto de la Iglesia de confesar lo propios pecados graves, al menos una vez al año, preferentemente en el tiempo pascual.

126. La divergencia existente entre la concepción litúrgica y la visión popular de la Cuaresma, no impide que el tiempo de los «Cuarenta días» sea un espacio propicio para una interacción fecunda entre Liturgia y piedad popular.

Un ejemplo de esta interacción lo tenemos en el hecho de que la piedad popular favorece algunos días, algunos ejercicios de piedad y algunas actividades apostólicas y caritativas, que la misma Liturgia cuaresmal prevé y recomienda. La práctica del ayuno, tan característica desde la antigüedad en este tiempo litúrgico, es un «ejercicio» que libera voluntariamente de las necesidades de la vida terrena para redescubrir la necesidad de la vida que viene del cielo: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4; cfr. Dt 8,3; Lc 4,4; antífona de comunión del I Domingo de Cuaresma)

 

LA VENERACIÓN DE CRISTO CRUCIFICADO

127. El camino cuaresmal termina con el comienzo del Triduo pascual, es decir, con la celebración de la Misa In Cena Domini. En el Triduo pascual, el Viernes Santo, dedicado a celebrar la Pasión del Señor, es el día por excelencia para la «Adoración de la santa Cruz».

Sin embargo, la piedad popular desea anticipar la veneración cultual de la Cruz. De hecho, a lo largo de todo el tiempo cuaresmal, el viernes, que por una antiquísima tradición cristiana es el día conmemorativo de la Pasión de Cristo, los fieles dirigen con gusto su piedad hacia el misterio de la Cruz.

Contemplando al Salvador crucificado captan más fácilmente el significado del dolor inmenso e injusto que Jesús, el Santo, el Inocente, padeció por la salvación del hombre, y comprenden también el valor de su amor solidario y la eficacia de su sacrificio redentor.

128. Las expresiones de devoción a Cristo crucificado, numerosas y variadas, adquieren un particular relieve en las iglesias dedicadas al misterio de la Cruz o en las que se veneran reliquias, consideradas auténticas, del lignum Crucis.

La «invención de la Cruz», acaecida según la tradición durante la primera mitad del siglo IV, con la consiguiente difusión por todo el mundo de fragmentos de la misma, objeto de grandísima veneración, determinó un aumento notable del culto a la Cruz.
En las manifestaciones de devoción a Cristo crucificado, los elementos acostumbrados de la piedad popular como cantos y oraciones, gestos como la ostensión y el beso de la cruz, la procesión y la bendición con la cruz, se combinan de diversas maneras, dando lugar a ejercicios de piedad que a veces resultan preciosos por su contenido y por su forma.

No obstante, la piedad respecto a la Cruz, con frecuencia, tiene necesidad de ser iluminada. Se debe mostrar a los fieles la referencia esencial de la Cruz al acontecimiento de la Resurrección: la Cruz y el sepulcro vacío, la Muerte y la Resurrección de Cristo, son inseparables en la narración evangélica y en el designio salvífico de Dios. En la fe cristiana, la Cruz es expresión del triunfo sobre el poder de las tinieblas, y por esto se la presenta adornada con gemas y convertida en signo de bendición, tanto cuando se traza sobre uno mismo, como cuando se traza sobre otras personas y objetos.

129. El texto evangélico, particularmente detallado en la narración de los diversos episodios de la Pasión, y la tendencia a especificar y a diferenciar, propia de la piedad popular, ha hecho que los fieles dirijan su atención, también, a aspectos particulares de la Pasión de Cristo y hayan hecho de ellos objeto de diferentes devociones: el «Ecce homo», el Cristo vilipendiado, «con la corona de espinas y el manto de púrpura» (Jn 19,5), que Pilato muestra al pueblo; las llagas del Señor, sobre todo la herida del costado y la sangre vivificadora que brota de allí (cfr. Jn 19,34); los instrumentos de la Pasión, como la columna de la flagelación, la escalera del pretorio, la corona de espinas, los clavos, la lanza de la transfixión; la sábana santa o lienza de la deposición.

Estas expresiones de piedad, promovidas en ocasiones por personas de santidad eminente, son legítimas. Sin embargo, para evitar una división excesiva en la contemplación del misterio de la Cruz, será conveniente subrayar la consideración de conjunto de todo el acontecimiento de la Pasión, conforme a la tradición bíblica y patrística.

 

LA LECTURA DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

130. La Iglesia exhorta a los fieles a la lectura frecuente, de manera individual o comunitaria, de la Palabra de Dios. Ahora bien, no hay duda de que entre las páginas de la Biblia, la narración de la Pasión del Señor tiene un valor pastoral especial, por lo que, por ejemplo, el Ordo unctionis infirmorum eorumque pastoralis curae sugiere la lectura, en el momento de la agonía del cristiano, de la narración de la Pasión del Señor o de alguna paso de la misma.

Durante el tiempo de Cuaresma, el amor a Cristo crucificado deberá llevar a la comunidad cristiana a preferir el miércoles y el viernes, sobre todo, para la lectura de la Pasión del Señor.

Esta lectura, de gran sentido doctrinal, atrae la atención de los fieles tanto por el contenido como por la estructura narrativa, y suscita en ellos sentimientos de auténtica piedad: arrepentimiento de las culpas cometidas, porque los fieles perciben que la Muerte de Cristo ha sucedido para remisión de los pecados de todo el género humano y también de los propios; compasión y solidaridad con el Inocente injustamente perseguido; gratitud por el amor infinito que Jesús, el Hermano primogénito, ha demostrado en su Pasión para con todos los hombres, sus hermanos; decisión de seguir los ejemplos de mansedumbre, paciencia, misericordia, perdón de las ofensas y abandono confiado en las manos del Padre, que Jesús dio de modo abundante y eficaz durante su Pasión.

Fuera de la celebración litúrgica, la lectura de la Pasión se puede «dramatizar» si es oportuno, confiando a lectores distintos los textos correspondientes a los diversos personajes; asimismo, se pueden intercalar cantos o momentos de silencio meditativo.

 

EL «VÍA CRUCIS»

131. Entre los ejercicios de piedad con los que los fieles veneran la Pasión del Señor, hay pocos que sean tan estimados como el Vía Crucis. A través de este ejercicio de piedad los fieles recorren, participando con su afecto, el último tramo del camino recorrido por Jesús durante su vida terrena: del Monte de los Olivos, donde en el «huerto llamado Getsemani» (Mc 14,32) el Señor fue «presa de la angustia» (Lc 22,44), hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado entre dos malhechores (cfr. Lc 23,33), al jardín donde fue sepultado en un sepulcro nuevo, excavado en la roca (cfr. Jn 19,40-42).

Un testimonio del amor del pueblo cristiano por este ejercicio de piedad son los innumerables Vía Crucis erigidos en las iglesias, en los santuarios, en los claustros e incluso al aire libre, en el campo, o en la subida a una colina, a la cual las diversas estaciones le confieren una fisonomía sugestiva.

132. El Vía Crucis es la síntesis de varias devociones surgidas desde la alta Edad Media: la peregrinación a Tierra Santa, durante la cual los fieles visitan devotamente los lugares de la Pasión del Señor; la devoción a las «caídas de Cristo» bajo el peso de la Cruz; la devoción a los «caminos dolorosos de Cristo», que consiste en ir en procesión de una iglesia a otra en memoria de los recorridos de Cristo durante su Pasión; la devoción a las «estaciones de Cristo», esto es, a los momentos en los que Jesús se detiene durante su camino al Calvario, o porque le obligan sus verdugos o porque está agotado por la fatiga, o porque, movido por el amor, trata de entablar un diálogo con los hombres y mujeres que asisten a su Pasión.
En su forma actual, que está ya atestiguada en la primera mitad del siglo XVII, el Vía Crucis, difundido sobre todo por San Leonardo de Porto Mauricio (+1751), ha sido aprobado por la Sede Apostólica, dotado de indulgencias y consta de catorce estaciones.

133. El Vía Crucis es un camino trazado por el Espíritu Santo, fuego divino que ardía en el pecho de Cristo (cfr. Lc 12,49-50) y lo impulsó hasta el Calvario; es un camino amado por la Iglesia, que ha conservado la memoria viva de las palabras y de los acontecimientos de los último días de su Esposo y Señor.

En el ejercicio de piedad del Vía Crucis confluyen también diversas expresiones características de la espiritualidad cristiana: la comprensión de la vida como camino o peregrinación; como paso, a través del misterio de la Cruz, del exilio terreno a la patria celeste; el deseo de conformarse profundamente con la Pasión de Cristo; las exigencias de la sequela Christi, según la cual el discípulo debe caminar detrás del Maestro, llevando cada día su propia cruz (cfr. Lc 9,23)
Por todo esto el Vía Crucis es un ejercicio de piedad especialmente adecuado al tiempo de Cuaresma.

134. Para realizar con fruto el Vía Crucis pueden ser útiles las siguientes indicaciones:
— la forma tradicional, con sus catorce estaciones, se debe considerar como la forma típica de este ejercicio de piedad; sin embargo, en algunas ocasiones, no se debe excluir la sustitución de una u otra «estación» por otras que reflejen episodios evangélicos del camino doloroso de Cristo, y que no se consideran en la forma tradicional;
— en todo caso, existen formas alternativas del Vía Crucis aprobadas por la Sede Apostólica o usadas públicamente por el Romano Pontífice: estas se deben considerar formas auténticas del mismo, que se pueden emplear según sea oportuno;
— el Vía Crucis es un ejercicio de piedad que se refiere a la Pasión de Cristo; sin embargo es oportuno que concluya de manera que los fieles se abran a la expectativa, llena de fe y de esperanza, de la Resurrección; tomando como modelo la estación de la Anastasis al final del Vía Crucis de Jerusalén, se puede concluir el ejercicio de piedad con la memoria de la Resurrección del Señor.

135. Los textos para el Vía Crucis son innumerables. Han sido compuestos por pastores movidos por una sincera estima a este ejercicio de piedad y convencidos de su eficacia espiritual; otras veces tienen por autores a fieles laicos, eminentes por la santidad de vida, doctrina o talento literario.

La selección del texto, teniendo presente las eventuales indicaciones del Obispo, se deberá hacer considerando sobre todo las características de los que participan en el ejercicio de piedad y el principio pastoral de combinar sabiamente la continuidad y la innovación. En todo caso, serán preferibles los textos en los que resuenen, correctamente aplicadas, las palabras de la Biblia, y que estén escritos con un estilo digno y sencillo.

Un desarrollo inteligente del Vía Crucis, en el que se alternan de manera equilibrada: palabra, silencio, canto, movimiento procesional y parada meditativa, contribuye a que se obtengan los frutos espirituales de este ejercicio de piedad.

 

EL «VÍA MATRIS»

136. Así como en el plan salvífico de Dios (cfr. Lc 2,34-35) están asociados Cristo crucificado y la Virgen dolorosa, también los están en la Liturgia y en la piedad popular.

Como Cristo es el «hombre de dolores» (Is 53,3), por medio del cual se ha complacido Dios en «reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz» (Col 1,20), así María es la «mujer del dolor», que Dios ha querido asociar a su Hijo, como madre y partícipe de su Pasión (socia Passionis).

Desde los días de la infancia de Cristo, toda la vida de la Virgen, participando del rechazo de que era objeto su Hijo, transcurrió bajo el signo de la espada (cfr. Lc 2,35). Sin embargo, la piedad del pueblo cristiano ha señalado siete episodios principales en la vida dolorosa de la Madre y los ha considerado como los «siete dolores» de Santa María Virgen.

Así, según el modelo del Vía Crucis, ha nacido el ejercicio de piedad del Vía Matris dolorosae, o simplemente Vía Matris, aprobado también por la Sede Apostólica. Desde el siglo XVI hay ya formas incipientes del Vía Matris, pero en su forma actual no es anterior al siglo XIX. La intuición fundamental es considerar toda la vida de la Virgen, desde el anuncio profético de Simeón (cfr. Lc 2,34-35) hasta la muerte y sepultura del Hijo, como un camino de fe y de dolor: camino articulado en siete «estaciones», que corresponden a los «siete dolores» de la Madre del Señor.

137. El ejercicio de piedad del Vía Matris se armoniza bien con algunos temas propios del itinerario cuaresmal. Como el dolor de la Virgen tiene su causa en el rechazo que Cristo ha sufrido por parte de los hombres, el Vía Matris remite constante y necesariamente al misterio de Cristo, siervo sufriente del Señor (cfr. Is 52,13-53,12), rechazado por su propio pueblo (cfr. Jn 1,11; Lc 2,1-7; 2,34-35; 4,28-29; Mt 26,47-56; Hech 12,1-5). Y remite también al misterio de la Iglesia: las estaciones del Vía Matris son etapas del camino de fe y dolor en el que la Virgen ha precedido a la Iglesia y que esta deberá recorrer hasta el final de los tiempos.

El Vía Matris tiene como máxima expresión la «Piedad», tema inagotable del arte cristiano desde la Edad Media.

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Como manejarse con el Ayuno y la Abstinencia en Cuaresma

Guía práctica del acto penitencial.

 

Todos los viernes deben abstenerse de comer carne. Ayuno y abstinencia se guardarán el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Lo deben guardar personas entre 14 y 59 años, sanos y mientras no les afecte laboral y socialmente. Se especifica abajo que es el ayuno y que es lo permitido.

 

 

En Cuaresma y Semana Santa hay un énfasis especial en el Ayuno y la Abstinencia – como forma penitencial – entre los católicos, lo que genera una serie de dudas sobre cómo realizarla y sus bases espirituales.

Presentamos un material práctico para orientarse y enlaces a artículos de interés que explican la base espiritual, la sobrenatural, lo que ha hallado la ciencia sobre el ayuno y adicionalmente, ilustramos sobre los problemas que causa el comer mucho y la obesidad.

BASE DOCTRINAL Y BÍBLICA

Es una doctrina tradicional de la espiritualidad Cristiana que un componente del arrepentimiento, de alejarse del pecado y volverse a Dios, incluye alguna forma de penitencia, sin la cual al Cristiano le es difícil permanecer en el camino angosto y ser salvado

Ver: Jer 18:11, 25:5; Ez 18:30, 33:11-15; Jl 2:12; Mt 3:2; Mt 4:17; He 2:38

Cristo mismo dijo que sus discípulos ayunarían una vez que El partiera (Lc 5:35).

Algunos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y rezan sus oraciones, y lo mismo hacen los discípulos de los fariseos, mientras que los tuyos comen y beben.» Jesús les respondió: «Ustedes no pueden obligar a los compañeros del novio a que ayunen mientras el novio está con ellos. Llegará el momento en que les será quitado el novio, y entonces ayunarán (Lc 5:33-35)

La ley general de la penitencia, por ello, es parte de la ley de Dios para el hombre.

FORMAS DE PENITENCIA

La Iglesia por su parte ha especificado ciertas formas de penitencia, para asegurarse de que los Católicos hagan algo, como lo requiere la ley divina, y a la vez hacerle más fácil al Católico cumplir la obligación. El Código de Derecho Canónico de 1983 especifíca las obligaciones de los Católicos de Rito Latino (Los Católicos de Rito Oriental tienen sus propias prácticas penitenciales como se especifica en el Código Canónico de las Iglesias Orientales).

Canon 1250 En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma.

Canon 1251 Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el Miercoles de Ceniza y el Viernes Santo.

Canon 1252 La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años. Cuiden sin embargo los pastores de almas y los padres de que también se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber alcanzado la edad, no están obligados al ayuno o a la abstinencia.

Canon 1253 La Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad.

La Iglesia tiene por lo tanto, dos formas oficiales de prácticas penitenciales (tres si se incluye el ayuno Eucarístico de una hora antes de la Comunión).

ABSTINENCIA

La ley de abstinencia exige a un Católico de 14 años de edad y hasta su muerte, a abstenerse de comer carne los Viernes en honor a la Pasión de Jesús el Viernes Santo.

La carne es considerada carne y órganos de mamíferos y aves de corral. También se encuentran prohibidas las sopas y cremas de ellos. Peces de mar y de agua dulce, anfibios, reptiles y mariscos son permitidos, así como productos derivados de animales como margarina y gelatina sin sabor a carne.

DEPENDE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL

Los Viernes fuera de Cuaresma, la Conferencia de Obispos de USA obtuvo permiso de la Santa Sede para que los Católicos en los Estados Unidos pudieran sustituir esta penitencia por un acto de caridad o algún otro de su propia escogencia. Ellos deben llevar a cabo alguna práctica de caridad o penitencia en estos Viernes.

Para la mayoría de las personas la práctica más sencilla para cumplir con constancia, sería la tradicional de abstenerse de comer carne todos los Viernes del año. En Cuaresma la abstinencia de comer carne los Viernes es obligatoria en Estados Unidos así como en otro lugar.

AYUNO

La ley de ayuno requiere que el Católico desde los 18 hasta los 59 años reduzca la cantidad de comida usual.

La Iglesia define esto como una comida más dos comidas pequeñas que sumadas no sobrepasen la comida principal en cantidad.

Este ayuno es obligatorio el Miercoles de Ceniza y el Viernes Santo. El ayuno se rompe si se come entre comidas o se toma algún líquido que es considerado comida (batidos, pero no leche). Bebidas alcoholicas no rompen el ayuno; pero parecieran contrarias al espíritu de hacer penitencia.

LOS EXCLUIDOS DEL AYUNO Y LA ABSTINENCIA

Aparte de los ya excluidos por su edad, aquellos que tienen problemas mentales, los enfermos, los frágiles, mujeres en estado o que alimentan a los bebés de acuerdo a la alimentación que necesitan para criar, obreros de acuerdo a su necesidad, invitados a comidas que no pueden excusarse sin ofender gravemente causando enemistad u otras situaciones morales o imposibilidad física de mantener el ayuno.

Aparte de estos requisitos mínimos penitenciales, los Católicos son motivados a imponerse algunas penitencias personales a sí mismos en ciertas oportunidades. Pueden ser modeladas basadas en la penitencia y el ayuno.

Una persona puede por ejemplo, aumentar el número de días de la abstención. Algunas personas dejan completamente de comer carne por motivos religiosos (en oposición de aquellos que lo hacen por razones de salud u otros). Algunas ordenes religiosas nunca comen carne. Igualmente, uno pudiera hacer más ayuno que el requerido.

La Iglesia primitiva practicaba el ayuno los Miércoles y Sábados.

Este ayuno podía ser igual a la ley de la Iglesia (una comida más otras dos pequeñas) o aún más estricto, como pan y agua.

 Este ayuno libremente escogido puede consistir en abstenerse de algo que a uno le gusta- dulces, refrescos, cigarillo, ese cocktail antes de la cena etc. Esto se le deja a cada individuo.

EL SENTIDO DE LA VOLUNTAD DE DIOS

Una consideración final. Antes que nada estamos obligados a cumplir con nuestras obligaciones en la vida.

Cualquier abstención que nos impida seriamente llevar adelante nuestro trabajo como estudiantes, empleados o parientes serían contrarias a la voluntad de Dios.

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Fuentes: EWTN, Signos de estos Tiempos

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Catequesis sobre María Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA REFLEXIONES Y DOCTRINA Usos, Costumbres, Historia

María en el itinerario cuaresmal

María, como nos dice el Papa Juan Pablo II del 2005, es nuestra guía en el itinerario cuaresmal.

María, Madre de Dios y Madre nuestra, ha sido asociada para siempre a la obra de la redención, de modo que continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna” (LG 62). En ella la Iglesia ha llegado ya a la perfección, sin mancha ni arruga (cf. Ef 5,27), por eso, acude a ella como modelo perenne (cf. RM 42) en quien se realiza ya la esperanza escatológica (cf. LG 59).

En ella encuentra todo cristiano, joven o anciano, y toda persona de buena voluntad el signo luminoso de la esperanza. En ella, encontramos el testimonio vivo de la travesía de la cruz, y de la vivencia del misterio pascual.

 

 MARÍA, MAESTRA Y GUÍA DEL FIAT

La prueba de la fe de María, no cabe la menor duda de que estuvo en el calvario. No obstante, la prueba más peligrosa estuvo en esos treinta años vividos bajo la espada del silencio en Nazaret. Los treinta años pasados en Nazaret, envolvieron psicológicamente el alma de María con el manto de la monotonía y la rutina del desgaste.

Recibamos este testimonio vivo de la Virgen. El proceso que ha seguido María, la Madre de Jesús, en el cumplimiento de su misión, ha sido vivido en la fe.

En las eternizadas horas, daba vueltas en su cabeza a la impresión viva y fresca que recibió el día de la Anunciación y le comunicara el Arcángel: “Será grande y será llamado Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre” (Lc 1,32).

Van pasando los años y la perplejidad comenzó a golpear insistentemente las puertas de su corazón. ¿Sería verdad todo aquello? ¿No serían quizás sueños de grandeza? Esta es también nuestra suprema tentación en la vida de fe: querer tener evidencia de todo y tocarlo y palparlo todo.

 

ACTITUD DE MARÍA

La Virgen golpeada por la perplejidad no se agitó: quedó en paz. Eso sí, se abandonó incondicionalmente, sin resistir, en los brazos de la monotonía, como expresión de la voluntad del Padre. Así, cuando todo parecía absurdo, ella respondía con su Amén y su Fiat al mismo absurdo, y el absurdo desaparecía. Al silencio de Dios respondía con el Hágase, y el silencio se transformaba en presencia.

La Madre se aferraba más y más al cumplimiento del plan de Dios y quedaba en paz y la duda se transformaba en dulzura: Jesús iba creciendo, todo sigue en silencio, no existe ninguna novedad. Existe un gran peligro para la fe de María: puede verse abatida por el desaliento, el vacío o la frustración. Existe un gran riesgo: no verle sentido a la vida. Ella ora y calla. Las palabras de la Anunciación parecían que habían quedado definitivamente en bonitos sueños. De ella, se dijo, que todas las generaciones le llamarían bienaventurada. Esto parecía imposible. Su vida transcurría de forma sencilla en Nazaret, como una vecina más.

En estos momentos, la fe de María se veía asaltada y combatida por una serie de preguntas e interrogantes. Es, entonces, cuando María, para no sucumbir, vivió de la fe, de una fe adulta, pura y desnuda, aquella que sólo se apoya en Dios mismo. Su secreto fue éste: no resistir, sino entregarse. Ella no podía cambiar nada: ni la misteriosa tardanza de la manifestación de Dios, ni la rutina, ni el silencio de Dios, ni la prueba del desgaste. Solamente la entrega en un total abandono en los planes de Dios libró a María del peor escollo de su peregrinación. Así hizo María la travesía de los treinta años, navegando en el barco de la fe adulta.

 

TRAVESÍA DE LA CRUZ

María avanza en el peregrinaje de la fe, en la travesía de la cruz. Esta fue, sin duda, como ya indicamos, la prueba más aguda para la fe de María. Así lo señala el Concilio Vaticano II cuando dice que María “mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz. Allí…sufrió intensamente con su Hijo y se unió a su sacrificio con corazón de Madre que, llena de amor, daba su consentimiento a la inmolación de su Hijo como víctima” (LG 58). Éste es el momento álgido, es el más alto, y también la prueba, porque no hay grandeza sin prueba. Su fe alcanzó su más alta expresión allá junto a la cruz.

En medio de la oscuridad de la noche, María sostuvo su fiat en un tono sostenido y agudo. Al llegar a este momento de la fe de María, lo más importante no es el conocimiento, sino su fe; lo más importante no era entender sino entregarse; ella ora así: “Padre mío, hágase tu voluntad, aunque no entienda nada. Acepto tu voluntad, oh Padre, aunque no veo por qué mi Hijo tenía que morir de esta manera. Hágase. Me basta saber que es obra tuya. Hágase tu voluntad: lo acepto todo, y estoy de acuerdo con todo. Padre mío, en tus manos deposito a mi Hijo querido”.

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