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¿Qué tuvieron de Especial los Milagros de Curación que hizo Jesús?

El análisis de los milagros de sanación que hizo Jesús en su vida humana es importante para nosotros.

Porque hay ciertas particularidades en ellos que nos permiten comprender cómo se logra la sanación de una enfermedad.

Y además nos permite comprender qué podemos esperar de los milagros hoy.

Jesús no desparramó milagros de sanación por doquier.
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Sus milagros tuvieron una misión y una función precisas.
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Y es de acuerdo a ellas que debemos identificar los milagros en el día de hoy.  

Sólo en los cuatro evangelios se registran 37 milagros de Jesús, pero hay más en la Biblia.

Incluso Juan 21: 25 dice que Jesús hizo mucho más cosas que no cabrían en todos los libros, si se escribieran.

Las características que hacen únicos a estos milagros es que fueron instantáneos, no requirieron convalecencia, no se utilizó ninguna medicina y la dolencia remitió sin dar marcha atrás.

    

¿CUÁLES FUERON LOS MILAGROS DE JESÚS?

El Nuevo Testamento habla de la sorpresa de los milagros que realizó Jesús y también de los realizados por los apóstoles en la Iglesia Primitiva (Lucas 5: 25, Hechos 5: 12)

La Biblia se refiere a los milagros con tres tipos de palabras:

Poder (dynamis), que significa «acto poderoso»;

Signo (semeion), que se refiere a un milagro que figurativamente representa otra cosa, como el reino de Dios;

Maravilla (teras), que indica algo extraordinario.

Esto habla sobre la función de los milagros.

Los milagros de Jesucristo en el Nuevo Testamento tienen un propósito específico; no fueron realizados al azar ni como espectáculo.

Algunas veces Jesús actuó realizando milagros apelando a su propia autoridad y en otras invocó al Padre.

Cada milagro fue acompañado por un mensaje que confirmaba la autoridad de Cristo como Hijo de Dios y la venida del Reino de Dios a la Tierra.

Si no se cumplían estos criterios Jesús se negaba a realizar milagros.

Por ejemplo no realizó ningún milagro ante Herodes (Lucas 23: 8-9)

Algunos de los milagros más asombrosos de Jesús fueron levantar personas entre los muertos, devolver la vista a los ciegos, expulsar demonios, sanar a los enfermos, caminar sobre el agua.

Todos los cuales mostraron la evidencia de su naturaleza divina, en un intento de abrir los corazones al mensaje de salvación y a la glorificación de Dios.

Además estás señales y prodigios mostraron el poder absoluto de Cristo sobre la naturaleza y su misericordia ilimitada.

Su revelación como el Mesías prometido se produjo en las Bodas de Caná, cuando realizó el primer signo de convertir el agua en vino a pedido de Su Madre.

Esto marcó el comienzo de su ministerio público de escasos 3 años.

    

MILAGROS DE SANACIÓN

Nadie ni sus enemigos plantearon dudas sobre su capacidad de sanar enfermedades y dolencias.

Pero lo que hay que tener claro es que Jesús siempre tuvo un propósito para las curaciones, distinto a la curación por sí misma.

El no sano sólo por el bien de la curación. Todas las sanaciones tuvieron que ver con su misión y con su identidad como Mesías.

Tampoco Jesús sanó a todos los que necesitaban ser sanados.

En varias ocasiones encontramos con que Jesús se fue de al lado de personas enfermas sin curarlas.

Por ejemplo en el estanque de Bethesda Jesús sano a una sola persona enferma.

Ahí había cantidad de enfermos, ciegos, cojos, paralizados, que esperaban el movimiento del agua y sanó sólo a un hombre de 38 años (Juan 5: 3-5)

También dejó el pueblo de Cafarnaum sin curar a todos, esto se explica en Marcos 1: 32-39.

De modo que Jesús no vino a la Tierra con el cometido único de sanar personas, sino de predicar.

Las sanaciones eran la evidencia que daba justificación a sus enseñanzas.

Las multitudes lo buscaban trayendo sus enfermos para que los sanara.

Pero Jesús tenía cosas más importantes como predicar el mensaje de que el Reino de Dios había llegado.

Tampoco vemos a Jesús realizando todos los milagros que les pidieron que hiciera.

En algunos casos los hizo y en otros no, como por ejemplo cuando los líderes religiosos le exigieron una señal.

Él se refirió a ellos cómo generación malvada y adúltera, diciendo que la señal era la de Jonás, que pasó tres días y tres noches dentro de la ballena (Mateo 12: 38-40).

Y como vimos Jesús tampoco realizó ningún milagro para Herodes.

Las curaciones de Jesús fueron el cumplimiento de las profecías del Mesías que esperaba el pueblo judío.

En los cuatro evangelios se dice que Jesús sanó sobrenaturalmente las personas para cumplir tales profecías bíblicas, ver Mateo 8: 16-17

La profecía estuvo dada en Isaías 53: 4, cuando dice que “Él tomó nuestro dolor y cargo con nuestros sufrimientos…”.

También Jesús hizo milagros de sanación para que la gente comprendiera que sus pecados eran perdonados.

El caso más típico de demostración de la autoridad del hijo del hombre en la tierra para perdonar los pecados es cuando le dijo al hombre “levántate toma tu camilla y vete a tu casa” (Marcos 2: 10-12)

Jesus sanó para demostrarle a Juan el Bautista que Él era el verdadero Mesías.

Cuando Juan Bautista estaba en la cárcel pidió a sus discípulos que le preguntarán a Jesús si Él era el Mesías que había de venir.

Y Jesús les dijo que le recordaran a Juan sus milagros: los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y las buenas nuevas son proclamadas a los pobres (Mateo 11: 26)

Además Jesús sanó para mostrar las obras de Dios para que Dios recibiera Gloria.

Esto por ejemplo lo dijo cuando curó a un ciego “sucedió para que las obras de Dios se manifiesten en él…” (Juan 9: 3)

Es más, Jesús sugirió que la enfermedad de este hombre tenía el propósito de que las obras de Dios se mostrarán en él.

Lo mismo sucedió con la enfermedad de Lázaro que dijo que “sucedió para la gloria de Dios y para que el hijo de Dios reciba la gloria…” (Juan 11: 4).

Finalmente Jesús sanó para que la gente pudiera creer en Él.

En Juan 20: 30-31 se dice que Jesús hizo muchas otras señales que no están escritas.

Pero que la que están escritas son para que se pueda creer que Jesús es el hijo de Dios.

Es por esto que los milagros a veces se nominan con el nombre de signos, porque son señales para mostrar que el Mesías o Cristo ha llegado.

   

DOLENCIAS FÍSICAS Y ESPIRITUALES CURADAS BAJO 3 CONDICIONES

Los evangelios están llenos de milagros de sanaciones de Jesús.

En general pensamos que curaba las dolencias físicas porque son las más espectaculares.

Pero también las curaciones de Jesús fueron de personas enfermas del espíritu.

E incluso cuando sanó a alguien en su cuerpo también lo hizo globalmente abarcando su espíritu.

Porque Jesús vino a sanar a los enfermos físicos y a los enfermos espirituales, porque la enfermedad abarca el cuerpo y el alma a la vez.

Por tanto los milagros de curación apuntan hacia la misericordia de Dios para auxiliarnos globalmente.

Además si Jesús pudo sanar a un paralítico o a un leproso entonces también puede perdonar nuestros pecados.

Queda claro también que Jesús sanó aquellos que deseaban su sanidad.

Que sanó a aquellos que creían, confiaban y se acercaron a Él para ser sanados.

Entre líneas podemos leer tres condiciones que Jesús pone en general para la sanación.

Uno es reconocer que hay un problema, porque a menos que uno no piense que está enfermo no va buscar a un médico.

La segunda condición es que la curación depende de la fe de las personas.

En algún caso vemos que es la fe de la propia persona enferma.

Y en otros casos vemos que es la fe de la persona que vino a pedir por el enfermo.

Aquí hay un mensaje más general de Jesús: es nuestra fe la que nos salvará.

Y es nuestra fe la que nos traerá la paz y nos curará de las aflicciones.

La frase “no tengas miedo” asociada a “ten fe” son centrales en la prédica de Jesús.

Y no importa que tan fuerte es la fe, porque si tenemos fe del tamaño de un grano de mostaza Jesús nos dice que podremos llegar a mover montañas.

La tercera condición para la sanación que establece es que Jesús sana aquellos que se acercan a Él, no sólo presencialmente sino también por intermedio de otra persona.

De modo que la sanación requiere el acto previo nuestro de acercamiento a Jesús en la búsqueda de sanación, un apostar a Él.

  

PORQUE NO VEMOS HOY MILAGROS COMO LOS DEL PRIMER SIGLO

Los milagros hoy parecen raros a los ojos de los contemporáneos.

Sentimos que hay algo diferente en la forma en que Dios hizo los milagros en el Antiguo y en el Nuevo Testamento respecto a los que suceden hoy.

¿Porque no experimentamos hoy los milagros del Nuevo Testamento?

Ya hemos dicho que los milagros tenían la función en el Antiguo y Nuevo Testamento de mostrar un propósito más grande.

Evidenciar el plan redentor de Dios y la autenticidad de los mensajeros de Dios que traían la revelación a la humanidad.

En el Antiguo Testamento los milagros que hizo Moisés trataban de demostrar su legitimidad como portavoz de Dios (Éxodo 4: 1-9).

Lo mismo que los profetas, a quiénes Dios concedió la capacidad de hacer milagros para verificar Su autoridad (1 Reyes 17: 17-24, 18: 36-39, 2 Reyes 1:10).

Y en el caso de los milagros en el Nuevo Testamento, como ya hemos dicho, tenían la función de autenticar a Cristo y a sus apóstoles.

En especial los milagros de Jesús autenticaron su papel central en el plan divino que traía la salvación (Lucas 7: 22).

En este marco Él sana a los enfermos, expulsa a los espíritus malignos y cura una cantidad de enfermedades como flujo de sangre, mano seca, ceguera, sordera, parálisis, epilepsia, lepra, hidropesía, fiebre y resucita a los muertos.

Esto muestra Su poder sobrenatural sobre la naturaleza.

Y apunta a la restauración de la creación del Reino de Dios, diciendo que el Reino de Dios ha llegado.

Es en este marco que convierte el agua en vino y multiplica los panes y peces.

Y que da testimonio de que el Reino de Dios ha comenzado a expandir resultados beneficiosos en las personas.

El concepto es que las obras milagrosas de Jesús denotaban que el Dios de Israel estaba actuando una vez más en medio de su pueblo.

Los milagros condujeron a la creencia, al asombro y a la adoración.

Por lo tanto los milagros no deben verse como una suspensión del orden natural, sino por la restauración del orden natural que Jesús vino a traer.

Los milagros que sucedieron después en la Iglesia Primitiva tenía la función de verificar la autenticidad de la revelación hecha por Jesús sobre la apertura de una nueva era escatológica.

Este mismo propósito de legitimar el plan Redentor de Dios revelado es el mismo que cumplen los milagros hoy.

Por lo tanto no es inapropiado buscar milagros hoy para confirmar la veracidad del mensaje del Evangelio, ayudar a los necesitados, eliminar obstáculos para la conversión de la gente y dar gloria a Dios.

Los milagros aún ocurren pero los cristianos deben evitar los extremos de ver todo como un milagro y no ver nada como un milagro.

Lo que ha sucedido en los últimos siglos es que el cristianismo se ha llenado de escepticismo respecto a lo sobrenatural.

Hay una capa que se llaman a sí mismos católicos maduros que interpretan cualquier cosa aparentemente sobrenatural como algo producido por el mundo natural.

No conciben que aún existan los milagros que se produjeron en la Iglesia Primitiva.

E incluso llegan a desestimar los milagros relatados en los evangelios como una exageración o como el conocimiento rudimentario de la medicina en aquella época.

El vaciamiento de lo sobrenatural está haciendo un grave daño a la Iglesia, porque es el inicio de la duda sistemática sobre la revelación de Dios, e incluso de la deidad del propio Jesús.

Pero en segundo lugar los cristianos deben ampliar su criterio para comprender los milagros.

Deberían incorporar como milagros el sostén providencial de Dios en los asuntos cotidianos de la fe de la gente y las obras de redención realizadas por la Iglesia.

Cuando Jesús dice a los discípulos que ellos harán más milagros que los que hizo Él, posiblemente estuviera hablando de las obras que realizaría la Iglesia, porque abarcaría muchas personas y un período mucho más largo.

Los signos y las obras que hizo Jesús durante su ministerio fueron el inicio de la expansión de la revelación.

Y luego de la Ascensión de Jesús quedan las obras que los creyentes hacen a través del Espíritu revelando verdaderamente el plan de Dios y que Jesús era verdaderamente su hijo.

Las obras abarcan la evangelización, la comunicación del perdón de los pecados y también las sanidades.

¿Existen curaciones sobrenaturales en el mundo de hoy?

El innegable efecto de las misas de sanación lo demuestra.

Los milagros producidos en Lourdes también son un signo.

No todos los que van al Santuario de Lourdes se sanan. Pero los que lo hacen son el testimonio de la acción milagrosa de Dios.

Otro tanto se puede decir de los milagros producidos en los santuarios marianos alrededor de todo el mundo.

Y actualmente en especial las conversiones que se logran en Medjugorje.

Podemos tener el privilegio de presenciar eventos claramente sobrenaturales y milagrosos o no.

Pero debemos estar abiertos a que esto sucede, estando atentos a los testimonios que se publican.

Y también debemos asentir que Dios está trabajando activamente en el mundo edificando su Iglesia, de una manera sobrenatural, apoyada en los cristianos que evangelizan.

  

ANEXO: LISTADO DE CURACIONES DE JESÚS

  

Siete curaciones de espíritus inmundos

En estos pasajes se puede observar que incluso los demonios se postran ante Jesús, lo obedecen y lo reconocen como el Santo Hijo de Dios.

•          El de la región de Gerasa (Mt. 8:28-34, Mc. 5:1-20, Lc. 8:26-29): Era poseído por muchos espíritus inmundos que se hacían llamar Legión, que fueron expulsados y entraron en un hato de cerdos, que luego murieron.

•          El mudo (Mt. 9:32-34): La gente estaba asombrada y los fariseos afirmaban que gracias al príncipe de los demonios Jesús realizaba sus exorcismos.

•          El endemoniado ciego y mudo (Mt. 12:22-23, Lc. 11:14-15)

•          La hija de la cananea (Mt. 15:21-28, Mc. 7:24-30): Fue un milagro llevado a cabo en la región de Tiro y de Sidón, por petición y gracia a la fe de la madre de la víctima.

•          El niño epiléptico (Mt. 17:14-21, Mc. 9:14-29, Lc. 9:37-43): Los discípulos que acompañaban a Jesús no pudieron curar al niño porque tenían falta de fe.

•          El de la sinagoga en Cafarnaúm (Mc. 1:21-28, Lc. 4:31-37): Fue sanado en los días de reposo,

•          María Magdalena (Lc. 8:1-3): De la cual salieron 7 demonios. También sanó a otras muchachas, entre ellas: Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana.

  

Cinco curaciones de paralíticos 

•          El criado del centurión en Capernaum (Mt. 8:5-13, Lc. 7:1-10): Fue curado distancia por petición y gracias a la fe del centurión.

No está claro si el relatado en el Evangelio de Juan es el mismo milagro, ya que el beneficiario es en este caso el hijo de un cortesano, aunque los detalles de la narración son idénticos.

•          Un paralítico de Capernaum (Mt. 9:1-18, Mr. 2:1-12, Lc. 5:17-26): quien estaba postrado, y también le fueron perdonados sus pecados. Los escribas acusaron a Jesús de blasfemo.

•          El hombre de la mano seca (Mt. 12:9-14, Mc. 3:1-6, Lc. 6:6-11): debido a este milagro los fariseos se enfurecieron y murmuraban planeando la destrucción de Jesús.

•          La mujer en la sinagoga que estaba encorvada y no podía enderezarse (Lc. 13:10-17): esta curación tuvo lugar también en sábado y en una sinagoga, por lo cual Jesús fue criticado.

•          El de Jerusalén (Jn. 5:1-18): este hombre llevaba 38 años enfermo y fue sanado un sábado en un estanque llamado Betesda en hebreo. 

jesus sanando

  

Cuatro curaciones de ciegos 

•          Los dos ciegos de Cafarnaúm (Mt.9:27-31).

•          Bartimeo, el de Jericó (Mt. 20:29-34, Mc. 10:46-52, Lc. 18:35-43, también encontrado en el Corán): Él le suplicó misericordia y Jesús le dijo que fue salvado gracias a su fe.

•          El de Betsaida (Mc. 8:22-26): A quien sanó poniéndole saliva en los ojos e imponiéndole las manos

•          El de nacimiento (Jn. 9:1-41): Jesús lo sanó restregando lodo hecha con su propia saliva, en los ojos del ciego, quien luego se lavó en la piscina de Siloe (enviado).

  

Dos curaciones de leprosos

•          De un leproso de Galilea (Mt. 8:1-4, Mc. 1:40-45, Lc. 5:12-16, también encontrado en el Evangelio Egerton y en el Corán): fue curado al ser tocado por la mano de Jesús.

•          De diez leprosos (Lc. 17:11-19): iban camino a Jerusalén y Jesús los curó con el poder de su palabra.

  

Otras seis curaciones 

•          La fiebre de la suegra de Pedro (Mt. 8:14-15, Mc. 1:29-31, Lc. 4:38-39): fue sanada en su casa en Cafarnaúm, al ser tomada por la mano de Jesús.

•          La mujer con flujo de sangre (Mt. 9:20-22, Mc. 5:25-34, Lc. 8:41-48): quien se sanó al tocar el manto de Jesús.

•          Un sordomudo en la Decápolis (Mc. 7:31-37): a quien sanó metiéndole los dedos en los oídos, escupiendo, tocándole la lengua y diciendo: «Effatá», que significa «ábrete».

•          El hidrópico (Lc. 14:1-6): Esta curación fue hecha un sábado en la casa de uno de los principales fariseos.

•          La oreja de Malco (Lc. 22:50-51): quien fue herido por un discípulo de Jesús, a quien Jesús reprendió por ello.

•          El hijo del alto oficial del rey (Jn. 4:46-54): Jesús y el oficial se encontraban en Caná, y el niño que moría se encontraba en Cafarnaún.

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Curaciones hechas de modo genérico 

Además de las ya mencionadas curaciones, hay pasajes que hacen referencia a ocasiones en que Jesús curó de modo genérico diversas enfermedades. Se mencionan cinco a continuación:

•          Recorriendo Galilea (Mt. 4:23-25, Lc. 16:17-19).

•          Al ponerse el sol (Mt. 8:16-17, Mr. 1:32-34, Lc. 4:40-41).

•          Junto al mar de Galilea (Mt. 15:29-31).

•          En el Templo (Mt. 21:14-15).

•          Cuando se retira al mar con sus discípulos (Mc 3:7-12).

  

Cuatro milagros sobre resurrección

•          Una niña de doce años de edad, hija de Jairo (Mr. 5:38-43, Lc. 8:49-56): Jesús afirmó que la niña no estaba muerta, sino solo dormida.

•          Lázaro, el de Betania (Jn. 11:38-44, también encontrado en el Corán): quien ya llevaba cuatro días de estar muerto y estaba sepultado en una cueva.

•          El hijo de la viuda de la ciudad de Naín (Lc. 7:11.17): Jesús se compadeció de la viuda al verla llorar, tocó el féretro en el que llevaban al muchacho y le ordenó que se levantará.

•          La Resurrección de Jesús (Mt. 28:1-10, Mr. 16:1-8, Lc. 14:1-12).

  

MILAGROS EN LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS

  

En el Evangelio Secreto de Marcos

•          Resurrección del joven rico (fragmento del Evangelio secreto de Marcos): Jesús le enseñó al joven los secretos del Reino de Dios.

  

Evangelio de la infancia de Tomás 

•          Resurrección del niño caído en una terraza (parte IX): Acusan a Jesús de haber hecho caer al niño y Jesús lo resucita.

•          Resurrección del joven que cortaba leña (parte X): Murió desangrado al cortase la planta del pie con el hacha, Jesús lo resucitó y las multitudes se asombraron y le admiraban.

•          Jesús enferma y cura a su segundo maestro (partes XIV-XV): José le llevó a este maestro, al que Jesús maldijo porque este le pegó en la cabeza. Luego lo curó al oír el buen testimonio que decía su tercer maestro sobre Él.

•          Cura a Jacobo de la mordedura de una víbora (parte XVI): La víbora lo mordió en la mano, Jesús sopló sobre la herida y la víbora quedó muerta.

•          Resurrección de un niño (parte XVII): Jesús le tomó del pecho y le ordenó que reviviera. Era un niño de su vecindad.

•          Resurrección de un hombre (parte XVIII): El hombre resucitó y le adoró y la gente quedó impresionada.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Los Instrumentos de Sanación que Tiene la Iglesia

La Iglesia ha recibido del Señor la tarea de sanación: “¡Sanad a los enfermos!” (Mt 10:8)

Cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos. 

Además la Iglesia Católica cree que la medicina puede sanar enfermedades, pero no todas ni en todas las personas.

La Iglesia tiene sacramentos y otros instrumentos de sanación, pero los laicos de la iglesia también pueden aportar su poder de intercesión para sanar enfermos.

Por otro lado, hay un tipo de enfermedad que sólo puede sanarse espiritualmente a través de la conversión, la oración y los sacramentos.
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Y hay enfermos que a su vez Dios sana prodigiosamente por su gracia.

Estos métodos no implican abandonar la curación por la medicina, sino que son complementarios.

El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que

“La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de todo tipo de enfermedad son un signo maravilloso de que “Dios ha visitado a su pueblo” y que el Reino de Dios está cerca. 

Jesús tiene el poder no sólo para curar, sino también de perdonar los pecados;  vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; él es el médico que los enfermos necesitan” (CIC #1503).

En el libro, Instrucción sobre las Oraciones de Sanación , publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, leemos,

El encuentro de Cristo con el enfermo es uno de los aspectos más humanos que se encuentran en los Evangelios. 

Esta reunión es para la salvación global de la persona, y no sólo para traer la salud corporal solo, superar la enfermedad física y por lo tanto evitar el ‘estancarse en el objetivo imposible de derrotar finalmente la muerte’. 

El encuentro entre Cristo y los enfermos, es decir, tanto en los Evangelios y todavía hoy en día, es para sanar a la persona en su totalidad, y por lo tanto con una dimensión de la eternidad”.

Por su parte el Papa Benedicto XVI, en su libro, Jesús de Nazaret, escribe que

“La curación es una dimensión esencial de la misión apostólica y de la fe cristiana en general. 

Incluso se puede decir que el cristianismo es una ‘religión terapéutica, una religión de la curación’”.

 

LA SANACIÓN A TRAVÉS DE LOS SACRAMENTOS

Esta presencia actúa particularmente a través de los sacramentos, y de manera especial por la Eucaristía, el sacramento de la Penitencia (Confesión) y de la Unción de los Enfermos.

A estos dos últimos sacramentos a veces se les llama como “sacramentos de la curación”.

“El Señor Jesucristo, médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos, que perdonó los pecados al paralítico y le devolvió la salud del cuerpo, quiso que su Iglesia continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y de salvación, incluso en sus propios miembros.

Esta es la finalidad de los dos sacramentos de curación: del sacramento de la Penitencia y de la Uncion de los Enfermos” (CIC #1421).

De modo que los primeros medios de sanación en la Iglesia son los sacramentos.

Especialmente importante es la sanación por la Eucaristía. En las misas de sanación carismáticas enfermos se sanan después de comulgar.

El sacramento de la Reconciliación no sólo perdona los pecados, sino que con frecuencia sana interior y exteriormente al penitente de las heridas de la enfermedad y del pecado.

Y de un modo especial la Unción de Enfermos es curativa (CIC #1510).

Tradicionalmente la Iglesia ha visto a la Unción de los Enfermos como el sacramento más especializado para la sanación.

 

EL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

Según Kevin T. DiCamillo el sacramento de la “extremaunción” anterior al Vaticano II que ahora, es conocido como de “unción de los enfermos”,

“es de los siete sacramentos de la Iglesia, que tal vez haya sufrido una transformación más evidente que ningún otro”.

De hecho, según él,

“el sacramento de la extremaunción se convirtió en algo, casi por completo nuevo.

Lo que antes estaba reservado para los moribundos es ahora, un sacramento para los que sufren una enfermedad grave o incluso crónica. Son dos cosas cosas totalmente diferentes”.

E incluso en la pastorales más liberales es recomendado como un alivio para problemas menores o para la prevención.

El autor ilustra la diferencia con dos experiencias, una con un cura de una «capilla» tridentina, y la otra con un sacerdote de una parroquia común.

La primera no debería administrar el sacramento a menos que un juicio razonable pudiese demostrar que el destinatario estuviere “muriendo”.

La segunda, invita al público “que se sienta  enfermo en cuerpo, alma, mente o espíritu” para recibir el sacramento.

Pero al respecto el canon del Código de Derecho Canónico más relevante es el siguiente;

1004 § 1: La unción de los enfermos se puede administrar a cualquier miembro de los fieles que, en uso de razón, comience a estar en peligro por causa de enfermedad o  vejez.

Está muy claro entonces que este tradicional canon no está previsto la recepción del sacramento por cualquiera que simplemente “se sienta mal en cuerpo, alma, mente o espíritu”.

Dolores de cabeza comunes, indigestión, e incluso,  ansiedad por una entrevista de trabajo, que podrían caer bajo tal designación, no se pueden comparar con  el  peligro de muerte por causa de enfermedad o vejez.

El Rito de la unción y la Pastoral de los Enfermos, decretado por la Congregación para el Culto Divino (7 de diciembre de 1972) y aprobado por el Papa Pablo VI, también pone de manifiesto la necesidad de un juicio razonable en relación con la gravedad de la condición física.

La Sección 8 de este documento afirma:

“Es suficiente un juicio prudente o probable acerca de la gravedad de la enfermedad; en tal caso, no hay ninguna razón para tener escrúpulos, pero si es necesario, hacer la consulta a un médico”.

Por lo tanto, en los casos que no son extremadamente peligrosos: una enfermedad crónica simple, o en casos en los que  alguien razonable juzgaría, más allá de toda duda, que ninguna condición grave y peligrosa esté presente, el sacramento no debería ser administrado.

En consecuencia, la práctica liberal de la administración indiscriminada por el Párroco, mencionada anteriormente, se considera, razonablemente, como un abuso.

Por lo tanto podemos apreciar que la unción de los enfermos no es una opción para todas las clases de trastornos.

Pero adicionalmente a este sacramento, la Renovación Carismática ha hecho un desarrollo más extenso y quizás sea uno de sus puntos distintivos.

Anthony Fuina

 

CURACIÓN POR LA INTERCESIÓN DE UN SANTO

Quizás este sea el caso más común, la oración por la intercesión de un Santo.

En este contexto, contamos una supuesta aparición del Padre Pío para sanar.

Anthony Fuina de Long Island acredita que ha sido curado en 1997 de un cáncer por la intercesión del Padre Pío.

Le habían realizado una biopsia de un tumor y estaba esperando los resultados del médico.

Ese día que iba a llegar el resultado, era un día de lluvia y mientras estaba en un semáforo un hombre se acercó a su coche, que le pidió por favor que lo llevará a la intersección de las calles Jerusalén Avenue y Hicksville Road.

Él nunca había llevado a nadie pero sintió una necesidad imperiosa de llevar a este hombre que era una persona de barba y vestido todo de blanco.

En el viaje le contó al hombre que estaba esperando el resultado de la biopsia y mientras lo contaba sintió una sensación abrumadora de paz y tranquilidad.

El hombre le pidió si podía colocar su mano donde le habían hecho la cirugía y orar por él, y comenzó a orar en un lenguaje que no conocía.

Inmediatamente Anthony tuvo una sensación como eléctrica en el cuerpo, donde el vello se le paró.

Tanto que dijo “Oh Dios mío no puedo creer esto no puedo esperar hasta que le diga a mi mujer”.

Una vez terminado, el hombre de barba le dijo “usted está curado porque el espíritu santo ha entrado en usted”.

En medio de la maravillosa sensación que tenía le preguntó quién era, y este hombre de barba le contesto que era un siervo de Dios.

Cuando llegaron al destino el hombre bajó y le dijo otra vez que estaba curado y que debía ir a misas de curación siempre que pudiera y orar por los necesitados.

Y desapareció.

Cuando llegó a su casa el médico le informó que el tumor era benigno pero que tenían que eliminar el resto del tumor.

No tenía un tumor malo.

Hacia medianoche despertó en la cama con una sensación de que le estaban tironeando en el lugar de la cirugía y le estaban quitando el resto del tumor.

Posteriormente cuando fue a cirugía para extirpar la otra mitad del tumor el médico se sorprendió, porque no había nada para eliminar, el tumor había desaparecido.

Luego fue a consulta regularmente, hasta que en el año 2000 el cáncer volvió.

Comenzó a rezar con la familia y su hija le entregó una estampita de un hombre en proceso de canonización.

Cuando vio la imagen sintió un calor en todo el cuerpo y le preguntó a la hija “de dónde sacaste esa foto. Este es el hombre que recogí, oró por mí y me dijo que estaba curado hace 3 años”.

La hija le dijo que hace tiempo que el Padre Pío estaba fallecido y él le contestó que era imposible porque lo había visto hacía 3 años.

A partir de ahí todos tuvieron la sensación que debían orar por la intercesión del padre Pío, para que terminara la sanación.

Amigos, sacerdotes, monjas y los Caballeros de Colón comenzaron a orar por la intercesión del Padre Pío.

Mientras oraban al Padre Pío para que destruyera las células cancerosas él tenía una sensación de calor en todo el cuerpo.

A los días le hicieron un nuevo estudio para ver cómo debían hacer la cirugía y el médico se sorprendió porque nuevamente el cáncer no estaba allí no había ningún tumor.

A partir de ahí Anthony y su esposa comenzaron a trabajar en una fundación para ayudar a los niños con cáncer, qué se llamó fundación del Padre Pío.

Llevan un grupo oración mensual en su parroquia y da testimonio donde es invitado sobre su sanación por la intercesión del Padre Pío.

En el 2002 asistió con su esposa a la canonización del Padre Pío.

Deborah Zago

 

CURACIÓN POR RELIQUIAS DE UN SANTO

Este método de curación también es la oración por la intercesión de un Santo, pero con el aditamento de orar ante una reliquia de él.

Déborah Zago de Burlington, Ontario cree que fue curada de un cáncer en la etapa 4, por los poderes curativos de las piedras de la cripta del primer obispo de Toronto, Michael Power.

Al menos 18 personas gravemente enfermas de Canadá han manifestado que han sido curadas por trozo de ladrillo rotos y piedra caliza del subsuelo de la catedral de San Miguel, donde descansan los restos del obispo Power.

Power fue enterrado debajo de la Catedral en 1847.

Había muerto a los 43 años, después de una intensa actividad de ayuda a los refugiados irlandeses enfermos en las orillas del lago de Toronto.

La práctica de orar ante estas reliquias comenzó con Karol Bragagnolo, directora del proyecto de restauración de la catedral.

Pensó que esas piedras habían absorbido generaciones de oración de sanación.

Porque Power se caracterizaba por atender a los enfermos sin preocuparse de su propia salud.

Así que para los enfermos era una referencia según lo que comenta el párroco Michael Busch.

Quién agrega que las piedras no tienen un ingrediente mágico, sino que su poder sanador radica en la fe de los que rezan sobre ellas.

Deborah Zago estaba muriendo de cáncer de útero cuando recibió un poco de ladrillos rotos de la cripta de Power.

Le habían dado dos semanas de vida e incluso había venido un sacerdote a darle la extremaunción.

En la Pascua de 2004 una enfermera domiciliaria le recomienda cuidados paliativos porque no había esperanza suficiente de su sanación.

Su debilidad era tal que no podía recuperarse de la cirugía ni soportar la quimioterapia.

Pero luego de recibir los trozos de ladrillo su peso aumentó y pudo comenzar la quimioterapia.

Siempre en su casa rezaba con los pedazos de piedra de la catedral en la mano.

Ella pensaba que las piedras tenían años de oración y que esas oraciones repercutían ahora en ella.

Incluso el actual párroco de la Catedral dice que dio a su propia hermana esas piedras cuando estaba muriendo de cáncer de pulmón, lo que loa ayudó a centrarse en la oración y a llevar la carga de la enfermedad.

No se sanó pero se le fue el miedo y vivió mucho más tiempo del que los médicos habían pronosticado.

Aún no se ha comenzado la causa oficial de reconocer al obispo Power como santo pero ya se está manejando.

 

EL MINISTERIO DE SANACIÓN

Esta forma de sanación implica una organización específica de grupos que oran para la sanación de otros.

El Ministerio de sanidad católico coincide con algo que ha descrito el Papa Francisco que la iglesia es como “un hospital de campaña”, que atiende a los heridos.

Un libro llamado Healing Wounds the Field hospital of the Church editado por Alan Guile y el padre Jim McManus trata de como la oración por la curación puede complementar los sacramentos, en especial el de la penitencia.

Es algo común dentro de la Renovación Carismática Católica grupos de oración de personas que oran por otras.

La sanación tiene un componente espiritual importante, porque implica la curación del pecado qué fue lo que generó nuestras heridas y nuestras reacciones físicas.

La idea es que necesitamos la reconciliación, no sólo con Dios sino con los demás y con nosotros mismos, para eliminar las cargas que llevamos.

Necesitamos la curación de los recuerdos y de las emociones dolorosas que están metidas muy dentro nuestro.

La gente necesita la ayuda y el aliento de otros para su sanidad.

El padre McManus dice que el énfasis casi exclusivo en el perdón de los pecados a través de los siglos, no está permitiendo que el penitente sea consciente de las heridas que los pecados infligieron.

Al sanarnos del pecado a través de la curación de las heridas, nos sanamos de la mala reacción qué causó en nuestro físico y en nuestra psiquis.

Algunas personas pueden confesarse por años pero no recibir la paz y la sanación que Cristo quiere llevarle.

Por lo tanto el Ministerio de Sanación es un complemento para lograr la paz interior y sanar las heridas.

Es común que en las oraciones de sanación se haga el gesto de imponer las manos.

No porque de las manos salga energía sanadora, sino que trasmite cercanía y la presencia de Dios sanando.

Sin embargo los grupos de sanación no son muy populares en toda la Iglesia, porque los obispos y sacerdotes son reacios a armar servicios de curación en sus parroquias.

El mensaje que prevalece a los católicos practicantes es que la iglesia espera que ellos asistan una vez a la semana a misa y que luego no necesitan dedicar más tiempo y esfuerzo a ninguna otra cosa.

Pero si se toma la visión del Papa Francisco, de la iglesia como un hospital de campaña en la batalla, entonces la primera tarea de la iglesia sería curar las heridas, por lo tanto es central el Ministerio de Sanación.

Pero también el Ministerio de Sanación es un Ministerio de Liberación.

Y entre la liberación y el exorcismo hay un continuo en la influencia demoníaca.

Por lo tanto es necesario que las personas y los sacerdotes crean en la existencia del diablo y los espíritus malignos.

Y también que tengan algun entrenamiento para reconocer cuando las personas necesitan Liberación de espíritus malignos.

Pero lo que sucede actualmente en la iglesia católica es que no todos los sacerdotes y obispos creen en la existencia del diablo.

Y a pesar que el derecho canónico prevé disposiciones para el Ministerio de liberación y exorcismo, algunas diócesis no designan un sacerdote para este ministerio, por lo tanto las personas que tienen afectada su salud por acción del maligno no pueden acceder a personal entrenado para eliminar a los demonios.

Y en algunos casos hay algo peor, que las diócesis cree que todo se soluciona enviando a las personas al psiquiatra.

El padre Gabriele Amorth menciona en un libro suyo una llamada telefónica que recibió de un obispo en Italia, quién le preguntó si podía ver alguien de su diócesis por un exorcismo.

Amorth le sugirió al obispo que nombraron sacerdote exorcista para el Ministerio en su diócesis y el obispo le comentó que no tenía a nadie que pudiera nombrar.

Entonces Amorth le sugirió que el obispo mismo debía exorcizar a la persona, a lo que el obispo respondió que él no sabría por dónde empezar.

Por lo tanto es necesario creer en la existencia del demonio y también tener personal entrenado para estos casos.

El Ministerio de sanación y liberación debería hacer tanta sanación interna como pueda con la colaboración de laicos y sacerdotes.

Especialmente teniendo en cuenta que a veces la oración de sanación interior no bastará para liberar a la persona de los espíritus malignos y que habrá que ir a un exorcista.

También hay que considerar que el poder de los sacramentos es importante pero no es suficiente para liberar a la gente de espíritus malignos cómo, lo demuestra el Nuevo Testamento.

Por otro lado, no se gana nada expulsando a los espíritus malignos si la persona no está dispuesta a arrepentirse y renunciar a las prácticas que llevaron a la entrada de espíritus malignos.

En resumen, la oración de sanación interior tiene un componente anterior, que es el arrepentimiento y la renuncia a las malas prácticas y el pecado.

 

LA SANACIÓN CARISMÁTICA

De acuerdo con las Directrices de la Oración para Sanar, un folleto publicado por la Comisión Doctrinal de los Servicios Internacionales de la Renovación Carismática Católica (ICCRS), hay cuatro categorías básicas de la curación: 

-la curación física:la curación de la enfermedad y la discapacidad física;
.
-curación psicológica: curación de heridas en la psique humana, incluyendo heridas emocionales;
.
-sanación espiritual: esto significa, sobre todo, la ‘curación del pecado’ que restaura a la persona a una relación con Dios;
.
-y el exorcismo y liberación.

Los sacramentales también son con frecuencia son curativos y sanadores.

El Padre Emiliano Tardif dijo:

El carisma de sanación lo tiene todo cristiano y en cualquier momento el Señor puede actuar en él; el carisma se presenta esporádicamente.

Muy diferente es el ministerio de sanación en donde el carisma es permanente, siempre que se ponga en práctica.

Lo tienen en plenitud, activo, en virtud de su oficio: los sacerdotes, los médicos; los esposos lo tienen con fuerza especial, el uno para el otro, y al mismo tiempo para sus hijos y familia.

Los laicos lo tienen limitado; necesitan estar discernidos por los pastores y confirmados por la comunidad; pueden darse casos de laicos a quienes Dios llama al ejercicio de la sanación en plenitud y sin límites.

Estos no son muchos pero generalmente va unido al ministerio de la predicación”.

Los carismáticos suelen manejar estos tipos de recursos para la sanación:

 

Sanación por oración de intercesión

La oración de intercesión no la hacemos solos. El Espíritu Santo intercede por nosotros y con nosotros e interceden también la Santísima Virgen y los Santos.

 

Sanación por la alabanza

Numerosas curaciones espirituales y físicas se realizan por medio de la plegaria en honor y alabanza a Dios y Jesucristo.

 

Sanación por medio de las bendiciones

La señal de la cruz es una maravillosa bendición que tiene efectos sanadores sanadores desde la fe.

No sólo la pueden hacer los sacerdotes sino también los laicos, por ejemplo bendiciendo los medicamentos.

 

Sanación por la aspersión de agua bendita

Se trata de un sacramental que recuerda la regeneración por el agua del bautismo.

 

Sanación por imposición de manos

La imposición de manos debe ir acompañada de oración a Dios.

No se trata sólo de un remedio natural o parapsicológico, sino que Jesús mismo se servía de estos signos para curar.

 

Sanación por unción con aceite bendecido (no debe confundirse con el aceite usado en el sacramento de la Unción de los Enfermos)

El aceite bendecido significa el Espíritu de Jesús que unge y cura a los enfermos.

Los creyentes, como ungidos y profetas, participamos de los poderes sacerdotales, reales y proféticos de Cristo.

 

Sanación por el perdón

El perdón es curativo en el ámbito espiritual, psicológico y físico.

 

Sanación por la Palabra de Dios (lectura de la Escritura)

Por ejemplo San Francisco Javier enviaba a su monaguillo a leer un evangelio al enfermo y éste curaba; mandó leérselo a un muerto y éste resucitó.

 

Sanación relacionada con los atributos de Cristo

San Pedro nos recuerda que “por sus llagas hemos sido sanados”.

Podemos orar: Señor, que tus llagas sanen esta enfermedad.

Hay menciones que las llagas de la corona de espinas de Cristo, curan de jaquecas, migrañas e insomnios.

 

Sanación por invocación del Nombre de Jesús

Su invocación produce efectos de paz en las almas y a veces de sanación en el cuerpo.

 

Sanación por increpación a la enfermedad en Nombre del Cristo

Esto se basa en Lucas 4:39: “Él increpó a la fiebre, en la suegra de Pedro, y la fiebre se fue”.

 

Sanación por el Amor de Dios, en nuestras vidas

Su amor puede curar nuestras llagas físicas cuando las toca.

También cuando pasa por acontecimientos que nos dejaron recuerdos dolorosos, se produce la sanación de los recuerdos.

 

Sanación por el carisma de curación

La finalidad principal de la sanación física es el bien espiritual de la persona.

Dios nos quiere íntegramente sanos.

Quiere sanar principalmente nuestra alma, porque de ahí deriva, en muchas ocasiones, nuestra sanación física.

Y otras veces nos sana físicamente para que sanemos espiritualmente.

 

Sanación con el carisma de conocimiento

El Espíritu Santo puede descubrir a una persona la raíz espiritual, moral, psicológica o fisiológica de un mal, para que el enfermo se cure haciendo presente a Cristo en esta raíz del mal.

Tipicamente son los anuncios en las misas de sanación carismática cuando el sacerdote u otra persona anuncian cosas del tipo: “en esto momentos el Señor esta curando los problemas de columna a una persona aquí

 

Sanación por la fe

Cristo suele actuar según la medida de fe de los que se acercan a Él.

Cristo dice a la mujer con años de hemorragias “tu fe te ha sanado” (Mt 9:22).

 

CÓMO ORAR POR SANIDAD Y LOGRAR RESULTADOS

El ministerio de sanación siempre actúa en el nombre de Jesús.

Cuando vas a orar por un enfermo debes tener en cuenta esa máxima, porque la curación de los enfermos en el nombre de Jesús es una de las herramientas más eficaces para la evangelización. 

Muchos llegan a conocer el amor y el poder salvador del Señor Jesucristo a través del ministerio de sanidad.

Estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán en las manos serpientes, y si bebieren veneno, no les hará daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien” (Mc 16, 17-18).

A la luz de lo que Jesús dijo, cualquier creyente bautizado puede orar por los enfermos.

Si bien es cierto, y por lo general reconocen que hay carismas de curaciones dadas sólo para algunos, esto no debería impedir que cualquier cristiano bautizado ore por los enfermos.

Las siguientes son algunas de las maneras de orar por sanidad, especialmente la curación física, para lograr resultados para los enfermos.

Esta lista no es de ningún modo exhaustiva:

 

Tener una relación constante, personal, íntima, día a día y momento a momento, de comunión con el Señor. 

Sin este tipo de relación con Él, la vida de uno está desprovista de poder real.

Y es dificultoso que nuestras oraciones de sanidad por otros enfermos tengan fuerza.

En Juan 15:5-7 Jesús afirma: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque sin mí no pueden hacer nada”.

 

-Frecuentar los sacramentos de la Iglesia, especialmente los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía. 

Además el ministerio de sanación puede animar a los enfermos a hacer lo mismo.

Estas son las fuentes más potentes de la curación, incluyendo el sacramento de la Unción de los Enfermos.

El Catecismo (#1509) afirma que la Iglesia cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y los cuerpos. 

Esta presencia es particularmente activa a través de los sacramentos, y de una de manera especial por la Eucaristía, el pan que da la vida eterna y que San Pablo sugiere que conecta con la salud corporal.

 

-Siempre decir una oración “protectora” antes de la sesión de curación para evitar cualquier contaminación o transferencia de espíritus de aflicción y enfermedad en cualquiera. 

Se recomienda una oración invocando el nombre y la sangre de Jesús para la protección y obligar a todo espíritu de acoso o represalia.

 

-Invocar a María y los Santos Ángeles para tu intercesión y protección.

 

-Tener una fe expectante, en que el Señor puede trabajar a través de ti para Su gloria.

Les aseguro que si tiene fe del tamaño de un grano de mostaza, diréis a este monte: pásate de aquí para allá, y se pasará. Nada será imposible para ti” (Lc 17:6).

 

-Hacer preguntas y escuchar con atención a la persona a quien estás ministrando antes de empezar a orar. 

La información tal como el tipo de enfermedad que la persona está sufriendo, el diagnóstico del médico, la fe de la persona en el poder curativo de Jesús, puede servir de guía sobre cómo proceder en la oración por los enfermos.

 

-Poner las manos sobre los enfermos. 

Jesús puso las manos sobre los enfermos y los sanó. 

Sin embargo se debe utilizar la discreción adecuada con la imposición de las manos.

 

-Utiliza el nombre de Jesús. Hay poder en el nombre de Jesús. 

“Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré” (Jn 14:14).

 

-Estar abierto al Espíritu Santo y sus dones, especialmente la profecía, la palabra de conocimiento y el discernimiento de espíritus. 

Estos son una gran herramienta en la realización del ministerio de sanidad.

 

-Obedecer la voz del Señor. Obedecer las conducciones y la inspiración del Espíritu Santo. 

 

-Redundancia. “Llamar a las cosas que no son como si fuesen” (Rom 4:17). 

Muchos lo describen como una oración acumulativa.

Un ejemplo de esto es una oración pidiendo al Señor por los ojos de nuevo para los ciegos, nuevos tímpanos y nervios auditivos para sordos y así sucesivamente.

“Para Dios, nada es imposible” (Lc 1,37).

 

-Pedir a Jesús que aplique su preciosa sangre y su toque de curación en las partes enfermas del cuerpo de la persona.

“Por sus llagas fuimos curados” (Is 53:5).

 

-Sellar la curación con la sangre y el nombre de Jesús y el manto de la Virgen María, para que la curación pueda durar. 

Esto podría prevenir los síntomas y que la misma enfermedad se repita.

 

-Rezar una “oración limpieza” después de la sesión de sanación. 

Esta oración tiene por objeto impedir a cualquier entidad o espíritu de enfermedad y / o espíritu de venganza adherirse a cualquier persona involucrada en la oración de sanación.

 

-Dar gracias a la bondad de Dios y su amor sanador.

“Por medio de él, ofrezcamos siempre a Dios un sacrificio de alabanza” (Hebreos 13:15).

 

SANACIÓN DEL ÁRBOL GENEALÓGICO

La sanación del árbol genealógico es una extensión del ministerio de sanación o curación.

Sacerdotes como el padre James Manjackal dicen que la sanación del árbol genealógico se fundamenta por la influencia diabólica visible sobre niños inocentes en familias aparentemente normales.

Y esto está fundamentado en la Biblia. Por ejemplo en las enseñanzas sobre los 10 mandamientos de Moisés, donde encontramos la mención de maldiciones sobre aquellos que no guardan estos mandamientos, que lo vemos en el Deuteronomio 26, 27 y 28.

Hay muchas menciones de que las maldiciones se pasan de generación en generación tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento

De hecho, la enseñanza católica establece que el pecado original se ha transmitido de generación en generación y que el bautismo puede eliminarlo, no así sus consecuencias.

De modo que si todavía estamos afectados por el pecado de nuestros primeros ancestros, cuanto más estaremos influenciados por el pecado de nuestros ancestros más cercanos, con los que eventualmente convivimos.

Incluso Jesús acusó a los judíos de la sangre derramada por los profetas asesinados por sus padres.

Incluso es común qué consejeros o psicólogos pregunten en la primera consulta si hay alguien en la familia con el mismo problema y los médicos para sanar una enfermedad preguntan lo mismo.

De modo que los patrones de comportamiento, tanto buenos como malos, se pueden transferir de los padres hacia los hijos.

No se puede culpar a los antepasados por todos nuestros problemas, pero tampoco se puede negar que hay problemas que provienen de antecedentes familiares

Es así que los ministros católicos tienen el deber de administrar el perdón y la reconciliación a las personas y apoyar para que lo hagan con sus antepasados.

La sanación del árbol genealógico pone énfasis en una experiencia más profunda de los sacramentos de la iglesia; la oración, la reconciliación, la eucaristía.

La estrategia para sanar las maldiciones pasadas es principalmente el perdón y la reconciliación; perdonar a nuestros parientes y reconciliarnos con ellos.

Esto se hace haciendo oraciones, penitencia y caridad en su nombre, recibiendo la sagrada comunión por ellos y ofreciendo misa por ellos.

Del mismo modo el bautismo de un niño abortado puede ser necesario para la sanación de sus padres.

Ya en la iglesia primitiva San Pablo dice en 1 Corintios 15:29 que se hacía bautismo en nombre de los muertos.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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La Eficacia de la Imposición de Manos para las Curaciones

La imposición de manos para los cristianos es un gesto que siempre es acompañado por oración.

Aquí pondremos énfasis en la imposición de manos para la sanación.

La práctica de la imposición de manos para la sanación espiritual es un acto de Amor por Dios a Su Creación.

Y hay 3 elementos claves de discernimiento en la sanación carismática:
.
– si tal curación contribuye a glorificar a Jesús,
.
– si manifiesta el poder y el Amor de Dios.
.
– si la curación implica un cambio espiritual en la persona, una conversión.

Cuando hablamos de curación carismática no estamos hablando necesariamente de un milagro instantáneo.

Se puede dar, pero hablamos también de la curación que los médicos aceptarían como cosa puramente normal, o de una curación que se realice de manera progresiva.

Nuestras intervenciones para que la curación se realice suponen que siempre ha habido una intervención del Señor, en forma extraordinaria, o a través del proceso ordinario de la medicina.

Y que fue respuesta a nuestra oración de intercesión, donde puede decirse que se ha manifestado el Poder y el Amor del Señor.

Y para el enfermo ha sido un acto de gracia.

Algunos piensan que la imposición de manos es una práctica carismática que viene de los pentecostales.

Pero es una doctrina bíblica considerada por San Pablo en hebreos 6: 2 como un tema fundamental en el cristianismo.

Y también otra cosa que sucede en el catolicismo es que está mal visto que laicos impongan las manos sobre otros laicos.

Parecería que esto está reservado para los ministros ordenados, diáconos y especialmente sacerdotes y también religiosos.

Pero la imposición de manos es el uso que Dios hace de nosotros a través de nuestras manos frágiles y propensas al pecado, para asistir al resto de los hermanos.

Es el poder santo de Cristo se expresa a través de nosotros, y lo único que tenemos que hacer nosotros es estar disponibles y confiar en Él.

También es una forma en que Dios nos recuerda que nos necesitamos unos a otros y que nos salvamos en comunidad.

Personas ordinarias llenas de fe que imponen las manos sobre otras personas también llenas de fe, pueden lograr efectos maravillosos de sanación física y espiritual.

Después de la ascensión de Jesús a los cielos el ministerio de sanación quedó en manos de su Iglesia.

Y vemos en Hechos de los Apóstoles que Pedro tomó mendigo cojo de la mano y fue sanado, que su sombra tenía poder sanador porque los habitantes de Jerusalen sacaban a los enfermos a las calles para que los tocara su sombra.

También se usaban los pañuelos de Pablo para curar a los enfermos e incluso él imponía las manos.

Esto parte de que cuando Jesús envía a los discípulos les da la orden de sanar en Su nombre diciendo “impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien” (Marcos 16: 18)

Por lo tanto la imposición de manos para la sanación debería ser una práctica regular de la Iglesia.

¿Pero esto debería ser realizado sólo por el poder transferido a los Obispos, a partir de los apóstoles?

La experiencia indica que es Jesús el que actúa y no hay una razón fuerte para que Él no quiera actuar a través de hermanos de fuerte fe.

   

EL PODER DE DIOS EN LAS MANOS DE SU PUEBLO

En la Biblia podemos ver que la imposición de manos se hace para impartir bendición y autoridad, sobre todo en el Antiguo Testamento.

E impartir salud y conferir el Espíritu Santo, sobre todo en el Nuevo Testamento.

La Biblia tiene muchas menciones sobre las manos y la imposición de las manos.

Veamos algunas categorías.

   

Primero, el Espíritu Santo es transmitido por la imposición de manos

Hechos 19: 6 dice:

“Y cuando Pablo impuso sus manos sobre ellos, el Espíritu Santo vino sobre ellos; y hablaban en lenguas y profetizaban”.

   

En segundo lugar, los milagros físicos a través de la imposición de las manos

La Escritura revela 15 versículos donde Jesús puso las manos sobre los enfermos o habla del poder dado a los santos para sanar a los enfermos. 

Cuando Jesús puso las manos sobre los enfermos todos fueron sanados. 

La Palabra de Dios indica que podemos hacer lo mismo.

Marcos 16: 17-18 dice:

“Y estas señales seguirán a los que creen; en mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán serpientes; y si beben algo mortal, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se sanarán”.

Hechos 28: 8-9 dice:

“Y sucedió que el padre de Publio estaba enfermo de fiebre y de flujo sangriento: por quien Pablo entró y oró, y le impuso las manos y lo sanó. 

Así que cuando esto fue hecho, otros también, que tenían enfermedades en la isla, vinieron y fueron sanados

   

Tercero, la liberación espiritual viene a través de la imposición de manos

Lucas 4: 40-41 dice:

“Y cuando el sol se ponía, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los trajeron a él; Y él [Jesús] impuso sus manos sobre cada uno de ellos, y los sanó

Y salieron demonios de muchos, clamando y diciendo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios…”

   

Cuarto, la imposición de manos también se usaba para transmitir una bendición espiritual

Mateo 19: 13-15 dice:

Entonces se le trajeron niños, para que impusiera sus manos sobre ellos, y orase; y los discípulos los reprendieron. 

Pero Jesús dijo: Dejad a los inños, y no les impidáis venir a mí, porque de ellos es el reino de los cielos”.

   

En quinto lugar, la imposición de las manos se utiliza para transmitir la autoridad espiritual para el liderazgo

1Timoteo 4:14 dice:

“No descuidéis el don que está en vosotros, que os fue impartido directamente por el Espíritu Santo, mediante la proclamación profética, cuando los ancianos impusieron vuestras manos sobre vosotros”.

   

Seis, la imposición de manos reaviva el regalo que está dentro de uno mismo

2 Timoteo 1: 6 dice:

“Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos”.

   

En séptimo lugar, signos y maravillas son transmitidos por la imposición de las manos

Hechos 14: 3 dice:

“Con todo se detuvieron allí bastante tiempo, hablando con valentía del Señor que les concedía obrar por sus manos señales y prodigios, dando así testimonio de la predicación de su gracia”

En definitiva, Dios enumeró muy específicamente en Su Palabra cómo debemos usar nuestras manos para:

-salvar a los perdidos,
.
-sanar a los enfermos,
.
-liberar a los oprimidos,
.
-transmitir fuerza,
.
-transmitir los dones del espíritu,
.
– transmitir el Espíritu Santo y
.
-actuar en el tiempo del fin de la cosecha.

Hoy una parte del poder de la imposición de manos se está revitalizando fuera del cristianismo, pero debemos separar las aguas.

   

LA DIFERENCIA ENTRE EL USO CRISTIANO DE LAS MANOS Y LO QUE HACE LA NEW AGE

La única similitud entre los métodos utilizados por los sanadores de la energía y los cristianos que imponen las manos es que ambos utilizan sus manos.

Quizás la mayor diferencia entre los sanadores de energía y la imposición cristiana de manos es el hecho de que los curanderos de energía afirman estar manipulando una supuesta fuerza de energía. 

Cuando los cristianos oramos unos sobre otros no estamos tratando de manipular el poder de Dios. 

Simplemente estamos usando nuestras manos como una señal de intercesión. 

Si Dios quiere o no sanar a la persona se deja totalmente a Él.

La verdadera sanación bíblica nunca se basa en la creencia en el propio poder, sino que se basa únicamente en el poder de Dios.

El Catecismo afirma claramente que el uso de las manos en la sanación cristiana es como un “signo”, no como un canal de energía. 

“Jesús cura a los enfermos y bendice a los niños pequeños imponiéndoles las manos. En su nombre los apóstoles harán lo mismo”, enseña el Catecismo.

Más aún, es por la imposición de manos de los Apóstoles que el Espíritu Santo es dado.

En otras palabras, el uso de las manos en la forma cristiana es un símbolo y una intercesión, mientras que en la curación por la energía, las manos tienen una función real como un canal.

Pero eso no impide que los defensores de la medicina energética atraigan a los cristianos a sus prácticas, llamando la atención sobre esta semejanza.

Algunos incluso llegan a sugerir que Jesús fue un sanador de energía debido a cómo Él usó Sus manos durante las sanidades.

William Lee Rand, fundador del Centro Internacional Pro-Reiki, sugirió que debido a que Jesús a veces imponía las manos sobre las personas mientras las curaban, puede haber estado usando Reiki. 

“Jesús no estaba canalizando una energía universal, sino actuando con el poder de Dios”, escribe Marcia Montenegro, experta en Nueva Era:

“Como Hechos 10:38 dice, Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder. 

Él anduvo haciendo el bien, y sanando a todos los que eran oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él.

El poder de Dios no venía a través de una técnica o enseñanza secreta, sino de la Persona de Jesucristo. 

Cuando Jesús confirió este poder específicamente a sus discípulos, Él les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para expulsarlos y para sanar todo tipo de enfermedades y toda clase de enfermedades (Mateo 10: 1, Marcos 3: 13-15, Lucas 9: 1).

Es Su autoridad sobre la enfermedad que Cristo dio a los discípulos, no una enseñanza o técnica secreta.

Incluso si los sanadores de la energía son cristianos, no pueden decir que su energía viene de Dios porque Dios nunca se reveló a nosotros como una fuerza de energía.

Es un Dios personal que una vez se identificó a Moisés como “Yo soy”.

   

LA IMPOSICIÓN DE MANOS PARA SANACIÓN

La imposición de manos no es un rito, como lo es en el sacramento de la confirmación y del orden sacerdotal.

La imposición de manos sobre la persona por quien se ora es un gesto fraterno, un gesto de amor, un signo de fraternidad cristiana y por último, un gesto bíblico.

El mismo Evangelio de Marcos 16, 18, nos dice: “Impondrán las manos sobre los enfermos y sanaran”.

La imposición de manos en el ministerio de sanación tiene un significado importante, en cuanto que el que ora por un enfermo hace de puente o intercede entre el amor sanador del Padre Dios y la persona por quien se ora.

La Enseñanza de la Iglesia Católica Romana con respecto a la curación dice:

La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus muchas sanidades de todo tipo de enfermedad es un resplandeciente signo de que Dios ha visitado a su pueblo y que el Reino de Dios está cerca. 

Jesús tiene el poder no sólo para sanar, sino también para perdonar pecados.

Ha venido a sanar a todo el hombre, alma y cuerpo.

Él es el médico que los enfermos necesitan” (CIC #1503).

En el libro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre Oraciones para la Sanación, se dice:

“El encuentro de Cristo con los enfermos es uno de los aspectos más humanos que encontramos en los Evangelios. 

Esta reunión es para la salvación total, global de la persona, y no sólo para traer la salud corporal sola

Y el Papa Benedicto XVI, en su libro Jesús de Nazaret escribe que

“La sanación es una dimensión esencial de la misión apostólica y de la fe cristiana en general.

Incluso se puede decir que el cristianismo es una «religión terapéutica, una religión de curación”.

   

PREJUICIOS SOBRE LA SANACIÓN ENTRE LOS CATÓLICOS

Algunos dicen:

   

“Esto es de santos y nosotros no somos santos”

Se piensa que sería una temeridad o presunción para el cristiano común esperar o pedir la curación.

Sin embargo Jesús dijo “Estas son las señales que acompañarán a los que crean…” (Mc 16:17-18)

    

“Yo no necesito esos milagros, me basta con la fe”.

Se cree que los milagros sucedían sólo en los primeros tiempos y que la Iglesia no debe poner el acento en ellos hoy.

   

“Los milagros no son más que una manera primitiva de expresar la realidad”

Es un pensamiento materialista que cuestiona la posibilidad de un Dios que actúa directamente en la historia.

Este prejuicio obedece a la idea que de un Dios impersonal y lejano.

   

“Esto es algo peligroso que ocasiona ilusionismo y creencia en lo mágico”

Cualquier realidad sagrada podemos malentenderla, desfigurarla y abusar de ella.

Pero esperar interceder por la salud de otra persona y que Dios actúe sanando no tiene nada de mágico, lo podemos ver en las sanaciones que ocurren en Lourdes o Medjugorje.

   

“Hemos de aceptar la enfermedad como voluntad de Dios o como la propia cruz”

No sabemos si en cada caso Dios quiere la cruz que la persona lleve sea la enfermedad, quizás sea otro tipo de sufrimiento o persecución.

Alguna enfermedad puede obedecer a un propósito superior: puede servir para hacernos recapacitar, o para reorientar nuestras vidas en otro sentido.

Se trata del sufrimiento redentor.

Pero pedir a Dios por la sanación es como una pregunta ¿está en Tu plan sanar a esta persona?, si lo está entonces por favor hazlo.

   

“Yo no soy quien para imponer las manos a una persona para su sanación eso lo debe hacer un cura”

Esta es una visión clericalista del poder de Dios.

Como que Dios actuara solamente por medio o por intercesión de los sacerdotes ordenados.

Cuando Jesús dijo que impondrán las manos y los enfermos se sanarán no se refería solamente a los apóstoles sino a los que le se seguían, o sea al pueblo de Dios.

Sin embargo hay que admitir que sobre esto hay dos bibliotecas y mayoritariamente existe la opinión de que son los sacerdotes los más aptos para imponer las manos, de modo que actuemos respetando el criterio mayoritario.

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Cómo Debemos Orar por los Enfermos

La oración por los enfermos es necesaria para apoyar el plan de Dios para el propio enfermo.

No porque vayamos a cambiar la opinión de Dios o movilizarlo necesariamente.

Sino porque vamos apoyar al enfermo para que dé pasos tendientes a mejorar su condición.

Pero tan cierto como esto, es el pedido de la comunidad y de los cristianos en particular para que Dios reestablezca la salud de una persona.

Porque Dios quiere que le pidamos cosas.

Siempre vamos a querer que el enfermo se sane y a veces se nos escapa que en el plan de Dios a veces el objetivo no es la curación de la enfermedad, sino los frutos que da esa enfermedad para la misma persona y para otros.

Hay un mito que corre entre algunos círculos carismáticos que no debemos orar por los enfermos sino simplemente sanarlos.

Ellos dicen que no vemos muchas curaciones en los enfermos últimamente porque hablamos con Dios en lugar de expulsar la enfermedad.

Su argumento se basa en que cuando Jesús envía a los apóstoles les dijo que sanaran a los enfermos resucitaran a los muertos, limpiaran a los leprosos y expulsaran a los demonios (Mateo 10: 8).

No les dijo oraran por los enfermos, oraran por los muertos, oraran por los leprosos, oraran por los demonios.

Si bien es así que Jesús envió a los seguidores a sanar a los enfermos, también es cierto que en otras partes del Nuevo Testamento pide orar por los enfermos.

Por ejemplo la carta de Santiago 5:14-15 dice,

«¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor.

Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados»

Pero además hay suficientes recomendaciones de Jesús de que oremos al Padre.

En Mateo 6: 9 nos enseña a orar el Padrenuestro.

En Juan 16: 23 dice que todo lo que pidas al Padre en nombre de Jesús, Él te lo dará.

Y por sobre todas las cosas hay pasajes en la Biblia en que Jesús va a orar al Padre, lo cual es una acción qué deberíamos copiar.

Luego en la historia de la iglesia naciente, que es contada en Hechos de los Apóstoles, vemos que los apóstoles oraban por los enfermos, por ejemplo Pedro se arrodilló y oro ante el cuerpo de tabita en Hechos 9:40.

Pero también sanaban y expulsaban a la enfermedad y a los demonios

De modo que no se debe ver la oración a Dios cómo una traba para expulsar la enfermedad y a los demonios.

Sino que con la oración nosotros pedimos a Dios que se haga su voluntad, porque en última instancia quien sana es Dios no el carismático qué trata de sanar al enfermo. 

Si nosotros oramos solamente para que una persona se cure sin discernir cuáles son las causas de su enfermedad y qué es lo que Dios le va a permitir, entonces no estamos haciendo un acompañamiento, con oración, adecuado al enfermo.

Esto vale tanto para orantes en solitario, como para un Ministerio de Sanación, como veremos en este artículo.

   

¿QUÉ TENEMOS QUE PEDIR CUANDO REZAMOS POR UN ENFERMO?

Cuando conocemos a alguien enfermo, o quizás discapacitado, nuestra primera respuesta es rezar por su curación.

Es una respuesta compasiva que busca aliviar los padecimientos del sufriente pidiéndole a Dios que lo sane, que le quite la cruz.

Sabemos que Dios es compasivo y todo poderoso, de modo que podría sanar a cada enfermo en cada momento; sin embargo no lo hace así.

Porque la curación física no es siempre el plan de Dios para la persona.

A veces Dios usa la enfermedad o la discapacidad para sanar el alma de la persona o incluso para que sirva de modelo, consuelo y la persona sea distribuidora de gracias a las personas de alrededor.

Se han dado casos de varios místicos que sufrieron grandes enfermedades, que les llevaron a estar prácticamente toda su vida en la cama, pero a los que Dios entregó grandes dones, que ellos a su vez los usaron para los demás.

En este artículo por ejemplo relatamos el caso de 7 mujeres Santas que vivieron durante años alimentándose solamente con la Eucaristía por graves enfermedades que tuvieron.

De modo que la curación de cada persona es un proceso personalizado, porque la persona es única y el plan de Dios para esa persona es a medida.

   

CÓMO CURÓ JESÚS

En la Biblia hay muchos pasajes donde Jesús sanó a enfermos y endemoniados.

Pero lo hizo de formas muy diversas, lo que nos indica que en cada caso el trato era particular y que no hay un molde único para la sanación.

En un caso Él escupió en el suelo hizo barro y lo frotó en los ojos de ciegos; Él reprendió a la fiebre y ordenó a los espíritus sordos y mudos para que se fueran; y a veces preguntó al paciente y otras veces no.

Esto nos indica que cada persona por la que oramos es única y debemos tener una acción personalizada para cada una.

En el que se debe tener en cuenta qué es lo que Dios quiere hacer con esa persona en general y a través de nosotros en particular.

Además debemos tener en cuenta que las curaciones y las expulsiones de demonios de Jesús, fueron realizadas en el marco de la predicación del Reino de Dios, lo cual también es un ingrediente que debemos tomar para las oraciones de curación.

En ese sentido la Biblia nos presenta una serie de objetivos por los cuales rezar por el enfermo, que no son necesariamente la curación física.

Veamos algunos de estos objetivos.

   

PASAJES BÍBLICOS CON OBJETIVOS DISTINTOS DE ORACIÓN

Para que Dios los consuele (2 Corintios 1: 4).

Para que «crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Pedro 3:18).

Para que confíen en el Señor y no se apoyen en su propio entendimiento (Proverbios 3: 5).

Para que crezcan en el fruto del Espíritu (Gálatas 5: 22-23).

Para que ellos sufran bien. Para que se «comprometan con su Creador fiel y continúen haciendo el bien» (1 Pedro 4:19).

Para que Dios les conceda resistencia y aliento (Romanos 15: 4-6).

Para que rechacen el pecado y tengan resistencia. Para que miren a Jesús, para que no se cansen y pierdan el corazón (Hebreos 12: 1-3).

Para que el Señor provea para todas sus necesidades «según las riquezas de su gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19).

Para que tengan sed de Dios y que depositen su esperanza en Él (Salmo 42: 1-5).

Para que Dios los guarde en perfecta paz (Isaías 26: 3).

Para que sean «alegres en la esperanza, pacientes en aflicción, fieles en la oración» (Romanos 12:12).

Para que Dios les permita contentarse en cualquier circunstancia en que Él los ponga (Filipenses 4: 11-13).

Para que sostengan inquebrantablemente la esperanza que han profesado (Hebreos 10:23).

Para que no se desanimen, sino para que perseveren y fijen sus ojos en lo que es eterno (2 Corintios 4: 16-18).

Y luego está la oración más obvia para pedir la curación

«Señor, por favor sana a <nombre> del problema de <enfermedad>».

Y se puede pedir la intercesión de la Santísima Virgen o algún santo también.

Y para elegir las palabras que vamos a usar siempre es conveniente pedir el auxilio del Espíritu Santo.

   

¿QUÉ LE TENEMOS QUE PEDIR AL ESPÍRITU SANTO?

Hay que buscar la iluminación del Espíritu Santo para saber sobre qué orar y cómo orar.

La cual es la tarea primaria de los Ministerios de Sanación.

Esto implica también conocer cuál es la enfermedad, porque a veces hay razones ocultas que llevan a esa enfermedad; muchas veces factores espirituales generan enfermedades físicas.

Y especialmente es importante conocer cuál es el plan de Dios para esa persona; debemos pedir al Espíritu Santo que nos revele que es lo que quiere hacer Dios con esa persona.

Porque de esa forma podemos enfocar mejor las palabras de la oración.

De cualquier forma pocas veces obtenemos respuestas claras y por lo tanto debemos admitir que los planes de Dios no están en nuestro entendimiento.

O debemos descubrirlos en medio del camino.

De modo que deberíamos orar para que se cumpla el plan de Dios para esta persona.

Y también debemos pedir iluminación para saber qué es lo que Dios quiere de nosotros en el proceso de cada caso.

Porque como dice la escritura, somos parte del cuerpo de Cristo y cada uno tiene diferentes funciones y dones, y cuando un miembro sufre los otros sufren con él.

   

¿QUÉ ES LO QUE DIOS HACE CUANDO ORAMOS?

Basado en su experiencia Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo, detalló que se pueden esperar en el Ministerio de Sanación.

La mayoría de las veces los orantes trabajan a ciegas porque no pueden discernir fácilmente cuál será la respuesta del Señor a la oración.

Dios tiene un plan para cada persona y el Ministerio de Sanación trata de pedir con fuerza y devoción que este plan se active.

En primer lugar, el gran valor pastoral del Ministerio es la experiencia que reciben los enfermos del amor de Cristo.

Esto implica paz y alegría, aunque el estado de salud siga en las mismas condiciones.

Hay casos en que los enfermos no se curan, pero sus dolores desaparecen por el alivio de la oración, es lo que él llama la anestesia divina.

A veces la respuesta a la oración es que el médico descubre las causas de la enfermedad y acierta con el tratamiento.

En este caso Dios ha guiado al médico.

Otras veces la respuesta a la oración es que el enfermo necesita sanación interior y no corporal, porque es sabido que el 80% de las enfermedades son psicosomáticas.

Esto se logra mediante un vislumbre del carisma de discernimiento.

Y a veces se descubre que la causa de la enfermedad es una adicción o un hábito nocivo, cómo puede ser fumar, consumir drogas, comer con demasiada sal, el alcohol, etc.

En estos casos la oración que le sigue debe ser para pedir liberación de esas adicciones.

En otros casos la enfermedad está relacionada con la vida desordenada, de poco sueño, mucho trabajo, comida a deshoras, etc., que hace necesario un cambio en la organización de la vida de la persona.

Y para esto hay que orar también, para que la persona tenga la disposición para hacer esos cambios.

En otras ocasiones la pérdida de salud se origina en la reacción psicológica ante problemas y preocupaciones que la persona tiene.

Y en este caso es recomendable la oración por la paz y la tranquilidad.

Hay que tomar en cuenta por otro lado, que las enfermedades no remiten rápidamente sino muchas veces lo hacen progresivamente.

Por lo que la oración debe tomar en cuenta las distintas metas intermedias de mejoría.

Y como es a largo plazo, la oración debe ser perseverante, lo cual exige al orante la comprensión y disposición de actuar en un proceso.

Aunque a veces la sorpresa es que la curación es inmediata y la remisión es total.

Pero en realidad esto nunca se sabe de antemano, el resultado final es un misterio en términos generales.

A veces también el objetivo de la oración no es la curación de una enfermedad sino el fortalecimiento mental y físico para la conservación de la salud.

Esto es especialmente así cuando se ora por un anciano o un bebé.

Y en otros casos la oración es para que el enfermo haga el pasaje de la mejor manera posible, porque su situación no tiene remedio.

   

LOS PRINCIPIOS DE ORACIÓN POR SANACIÓN

Por su parte Francis MacNutt habla de tres principios importantes de la oración curativa:

   

1 – La oración requiere discernimiento

La clave para una curación efectiva, dice, es saber por qué orar.

Este entendimiento sólo viene por el poder del Espíritu Santo.

   

2 – La curación requiere tiempo

MacNutt defiende la oración prolongada, en la cual los ministros de oración imponen las manos a una persona y oran por un período prolongado.

“La curación lleva tiempo, y eso es lo que falta en muchos ministerios de sanación”, dice.

   

3 – Las emociones necesitan sanación

MacNutt cree que el dolor, la vergüenza, los ataques de pánico, los trastornos mentales, los desvíos sexuales y las adicciones pueden ser sanados por Jesús.

La sanación requiere que la persona afectada renuncie a sus decisiones dañinas, perdone a los que les hacen daño e invite a Cristo a sanar un recuerdo doloroso.

   

Y distingue cuatro formas principales de curación, y por tanto cuatro métodos típicos de oración para ejercer este ministerio.

1 – Oración de arrepentimiento por los pecados personales

Está en la raíz de la mayoría de las curaciones.

Si hay arrepentimiento, hay perdón y liberación del pecado, y por tanto hay sanación y salvación.

La psicología y la medicina modernas reconocen que gran parte de las enfermedades físicas tienen un componente psíquico.

En muchos casos resulta más útil y más importante dedicar tiempo a la oración de arrepentimiento o a la de sanación interior antes que orar por la curación física.

La reconciliación sacramental (la confesión) tiene una dimensión de curación.

  

2 – Oración de curación interior

En la que se da la sanación de los recuerdos o de cualquier enfermedad de tipo mental o psíquico.

Generalmente es necesaria la curación interior cuando comprobamos alguno de los siguientes casos:

heridas del pasado, traumas no superados, resentimientos, problemas emocionales profundos, depresión, formas persistentes de ansiedad, miedo, impulsos sexuales compulsivos, excesiva timidez, con su respectiva carga de recuerdos y vivencias del pasado, que por más que queramos no podemos librarnos de ellos.

Para esta clase de sanación hay una forma peculiar de entrevista y oración.

Este ministerio lo puede realizar una persona sola que tenga conocimiento, discernimiento y dones para ello, o puede ser también un equipo, al que llamamos grupo de intercesión.

   

3 – Oración de curación física

Es la más difícil de admitir y la que más puede poner a prueba nuestra fe.

Sin embargo la oración por la curación física es la más sencilla de todas y la más breve.

De hecho, Dios responde a esta oración y sana de muchas maneras.

   

PARA ORAR POR LA CURACIÓN FÍSICA SE PUEDE SEGUIR LA SIGUIENTE PAUTA

Lo primero es siempre escuchar para discernir qué hemos de pedir y si hemos de orar o no

Fijar al mismo tiempo la atención en qué es lo que le aqueja a la persona y en el Señor, que a veces comparte con nosotros el don del discernimiento para llegar al verdadero diagnóstico.

A veces descubriremos que más que de curación física se trata de curación interior, o de arrepentimiento o de oración de liberación.

Algunos enfermos ni siquiera están preparados para ser curados, a pesar de que pidan que se ore por ellos.

El Espíritu nos indicará, si estamos atentos a su voz, por quién debemos orar.

Para aquellos que no están experimentados valga la siguiente regla:

-oren por aquellos que acuden y les piden oración,

-oren siempre que se sientan movidos por compasión y a visitar a alguien enfermo y orar por él

-no hay que centrarse sólo en el problema y sus síntomas.

   

Lo segundo es discernir si hay que imponer las manos y oración

Si la persona por la que se va a orar se molesta con la imposición de manos, o prefiere que nos mantengamos a cierta distancia, respetemos sus sentimientos.

El gesto de la imposición de manos es una forma de comunión de amor y está indicado por el mismo Señor.

Pero la oración ha de tener dos elementos:

reconocimiento de la presencia de Dios, siempre dirigida al Padre o a Jesús, reconociendo la presencia de Dios y alabándole

petición, de forma muy específica, visualizando la curación que estamos pidiendo

La oración debe ser imaginativa, positiva y enfatizar, no la situación de enfermedad, sino la esperanza de que el organismo se recupere.

   

Y lo tercero es tener e irradiar confianza y hacer una acción de gracias

Esta fe es central porque hacemos esto porque tenemos confianza en Él.

Es un don y es mejor decir “hágase según tu voluntad”.

Y con la acción de gracias alabamos a Dios porque creemos que Él nos ha oído.

   

4 – Oración de liberación para casos de opresión

Hay que distinguir muy bien entre posesión diabólica y opresión diabólica.

La posesión diabólica es bastante rara. La oración formal de la Iglesia para liberar a un poseído es el exorcismo.

Para ejercer esta clase de oración se requiere el permiso del Obispo que sólo se da a un sacerdote especialmente cualificado para este ministerio.

La opresión es relativamente frecuente: es como la invasión de una ciudad, en la que la persona en cuestión tuviera el control de la mayor parte, quedando ciertas áreas bajo el dominio enemigo.

Donde más frecuentemente se manifiesta es en los casos de drogadictos, alcoholismo, conducta autodestructiva, personas que han participado en sesiones de espiritismo, brujería, meditación trascendental, todas las prácticas del ocultismo, concentración profunda del yoga.

En este asunto se necesita más que nunca el don del discernimiento, consejo y sabiduría del Señor.

Un indicio de la necesidad de oración de liberación puede ser el hecho de que la curación interior no da resultado.

La oración de liberación debe administrarse con mucha cautela.

Esta clase de oración no la puede ministrar cualquiera y de ordinario ha de ser un grupo de personas entre las que haya al menos un sacerdote.

Pues, a diferencia de la oración de curación que siempre se dirige a Dios, la oración de liberación es una especie de exorcismo que va dirigida contra los espíritus opresores, es decir, una orden imperiosa en nombre de Jesucristo, con firmeza y autoridad.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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El Ministerio de Sanación

Un hombre, enfermo, hacía treinta y ocho años que estaba junto a la piscina Betzatá, esperando entrar en la piscina cuando las aguas se moviesen y ser curado.

 

padre hoyos y ministerio de sanacion

 

«Jesús, lo vio echado y, sabiendo que llevaba mucho tiempo, le dijo: ¿Quieres curarte? El enfermo le respondió: Señor, no tengo a nadie que, al agitarse el agua, me meta en la piscina». (Jn. 5, 6-7)

¡Cuantos enfermos, hoy día, podrían repetir a Jesús la misma queja! El enfermo, más que nadie, necesita que le ayuden a encontrar a Jesús, que es quien sana. El ministerio de sanación responde a esta llamada y a esta necesidad.

Este ministerio no es fácil ni es apto para todos; se necesitan ciertas «aptitudes», conforme a los carismas que Dios distribuye para que sirvamos a la comunidad. El Señor necesita de personas que, llenas de la misericordia y la compasión de Jesús, se entreguen a los más necesitados, siendo canales abiertos del amor de Dios. El Señor necesita de personas entregadas que se acerquen a los enfermos y oren por ellos, bien directamente, bien en el más estricto anonimato.

Hay que saber de antemano, que este ministerio conlleva mucha delicadeza y rectitud de criterio y al mismo tiempo saber que no siempre es bien entendido y comprendido por los demás. No es de extrañar; también Jesús tuvo mucha oposición cuando lo ejercía y los apóstoles Pedro y Juan fueron perseguidos, arrestados y encarcelados por haber curado a un cojo, en el nombre de Jesús.

«Es muy importante aclarar que una cosa es el ministerio de sanación y otra cosa es el carisma de sanación. El ministerio no es otra cosa que poner en práctica el carisma. Por el bautismo todos tenemos este don. El Señor Jesús dijo: Todo el que crea en mí, imponga las manos sobre los enfermos y se sanarán. (Mc. 16,18)

Sin embargo no todos tenemos el ministerio. San Pablo dice:

Dios ha dado cargos especiales a algunos en la Iglesia: en primer lugar, los apóstoles… después los que sanan enfermos… ¿tienen todos poder para sanar enfermos? (1 Cor. 18, 30).» (P. Darío Betancourt. Seminario de Sanación)

¿Quiénes pueden ejercer el ministerio de sanación?. Los sacerdotes y médicos tienen el carisma de sanación en plenitud y sin límites. Los laicos lo tienen limitado.

Los esposos lo tienen con fuerza especial, el uno para el otro, y al mismo tiempo para sus hijos y familia. Los laicos pueden ejercitarlo también para ciertos casos, siempre que sean discernidos por los pastores y confirmados por la comunidad. Pueden darse casos de laicos a quienes Dios llama al ejercicio de la sanación en plenitud y sin límites; éstos no son mucho.

Otro punto muy importante del ministerio de sanación lo tenemos en la Palabra de Dios, en la parábola del Samaritano. Un hombre está gravemente herido y abandonado. Un sacerdote lo vio, y pasó de largo. Un levita lo vio, y pasó de largo. Un samaritano lo vio, y se conmovió sin mirar la clase y condición del herido. Pero el samaritano no se queda en la mera compasión; él actúa en la medida de sus posibilidades y no escatima ni siquiera medios materiales. Pone todo su corazón y se puede afirmar que se da a sí mismo. La parábola es narrada por Jesús y es para nosotros. Toda persona en el ministerio de sanación debe tener la actitud del samaritano; actitud que solo se puede conseguir siendo sensible al sufrimiento ajeno y sintiendo en la propia carne la misericordia y compasión de Jesús hacia los hombres.

Para profundizar en las actitudes que se requieren en el ministerio de sanación creemos muy útil y necesario copiar un resumen de la enseñanza de Philippe Madre en el Seminario de Sanación de San Giovanni Rotondo (1995) y publicado en el nº 41 de la revista Nuevo Pentecostés.

 

LA SANTIDAD EN EL MINISTERIO DE SANACIÓN

La santidad de vida ayuda al anuncio de salvación y a la intercesión por los enfermos. Hay personas muy heridas que necesitan un encuentro profundo con el médico espiritual santo. Necesitan este encuentro las personas que han sufrido abortos. El acompañamiento a los que van a morir del SIDA exige carismas de sanación y santidad. Estos carismas de sanación con santidad se pueden dar a personas aisladas o a todo un grupo o equipo.

Marta Robin, mujer de Dios, que llevaba en su corazón a la Renovación y a los enfermos, me dijo que había que atreverse a pedir a Dios grandes cosas, porque pronto vendría la hora de Dios para hacer milagros.

El carisma de curación está en la Iglesia. Es un don gratuito, que no santifica al que lo ejerce. Cuando el don se repite va convirtiéndose en ministerio de curación.

La exigencia de la propia santificación es el lugar para vivir este ministerio de curación, – interna o externa -, que está vinculado a nuestra vida y a nuestro crecimiento espiritual y se debe vivir con la sabiduría y el discernimiento de Dios para que tenga más frutos.

 

el gran sanador emiliano-tardif

 

Seis puntos de reflexión 

1° Punto: Es necesario vivir santamente este ministerio con una vida contemplativa e interiorizada. No hay evangelización que dure si no se funda en un cimiento contemplativo. Hay que tomar tiempo para estar a solas con Dios y escuchar lo que nos dice y a dónde nos llevan las mociones de su Espíritu. Esto es muy importante para la calidad de los ministerios carismáticos, que sin la atención a las mociones del espíritu, decaen.

2° Punto: El que ejerce el ministerio de curación necesita una comunidad de hermanos y hermanas que oren con él.

El carisma no madura en ministerio sin el apoyo de los hermanos en la fe. 

3º Punto: Se requiere también en el ministerio de curación el apoyo de la vida sacramental. La Eucaristía y la Reconciliación han de convertirse en celebraciones evangelizadoras de la vida de Jesús, que se nos da y nos santifica.

Punto: El que ejerce un ministerio de sanación necesita de un guía espiritual, que le asesore en los momentos de lucha espiritual.

Hay cinco tentaciones principales ligadas al ministerio de sanación:

a) Tentación de orgullo, porque nos atribuimos lo que Dios realiza a través de nuestra acción humana.

b) Tentación de desaliento. Es muy cansado este ministerio, tiene fracasos aparentes y se cae en la tentación de abandonar. Entonces también necesitamos un guía espiritual.

c) Tentación de ejercer dominio espiritual sobre el enfermo, tanto al actuar como médico o como sanador. Hay que respetar al enfermo sin someterlo a nosotros.

d) Tentación de voluntarismo espiritual. Queremos que Dios cure sin atender verdaderamente a lo que Dios quiere hacer en ese momento concreto.

e) Tentación de relación afectiva-emocional con el enfermo. Así, se paraliza la acción primordial de Espíritu Santo y se termina cayendo en una relación afectiva desordenada. La presencia de un guía espiritual ayuda a evitar estas tentaciones .

Punto: Vivir en el amor a Jesús y a su Palabra no sólo ayuda a nuestra santidad, sino que fomenta carismas relacionados con el ministerio de sanación.

6° y último Punto: El don de fuerza del Espíritu Santo nos lleva a mayor unión con Jesús; pero también nos fortalece para el combate espiritual en el ministerio de curación. Es importante pasar de la intercesión a la compasión, acogiendo al Espíritu en nosotros para que nos ponga en comunicación con el enfermo, nos haga crecer en el amor y trasmita alivio a los enfermos.

Vivamos, pues santamente el ministerio de sanación.

Fuente: siervoscas.org

 

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Los diez mandamientos de la Sanación

Se dice que San Francisco Javier enseñó a los niños en India a orar y sanar a los enfermos. Después de haber sido sanados, eran traídos ante él y éste les explicaba lo que había ocurrido. Se dice también que Vicente Ferrer, el dominico, resucitó más gente de la tumba que Jesús. Estas personas no fueron más perfectas de lo que somos nosotros y todos estamos habilitados por el mismo Espíritu Santo que reside dentro de cada uno de nosotros. Se supone que podemos hacer obras más grandes que Jesús, «…pero les digo: el que cree en mí hará las mismas cosas que yo hago y aún hará cosas mayores» (Jn. 14:12).

“Yo soy la vid, ustedes las ramas. Si alguien permanece en mí, y yo en él, produce mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada» (Jn. 15:5).

El padre Robert de Grandis, autor de este artículo, dice: las siguientes son unas guías que a veces denomino «mandamientos». Pueden ser de utilidad en tus esfuerzos por la sanación de las demás.

1. Cree que Dios, por lo general, quiere que todos los hombres estén sanos, saludables, íntegros en cuerpo, mente y espíritu.

«Cuando Jesús bajó del monte, lo siguió mucha gente. Un leproso vino a arrodillarse delante de él y le dijo: Señor, si quieres, tú puedes limpiarme. Jesús alargó la mano, lo tocó y le dijo: ¡Lo quiero, queda limpio! (Mt. 8:1-3). En este pasaje bíblico tomado de la Biblia de Jerusalén hay admiración al final de la contestación dada por Jesús. Por un momento, imagínense el tono de la voz de Jesús diciendo: «Por supuesto, ¿ no se fijaron en lo que les estaba diciendo a las personas allí en el camino? No se fijaron en lo que hice ayer y ahora me preguntan: ¿Quiero sanarlos? Por supuesto que sí. ¡Sanaos!»

Esta historia, tomada del Evangelio, ilustra convincentemente el deseo de Jesús de sanar a todo aquel que viniera a El. Está escrita cuatro veces en los Evangelios: Jesús quería que todo aquel que viniera a El fuera sanado; Mateo 8:16, Mateo 12:15, Lucas 4:40, Lucas 6:19. Las mismas obras que Jesús realizó, las comisionó a sus apóstoles y discípulos. Nunca los envió únicamente a predicar, todo lo contrario. Siempre dijo: «Prediquen la Palabra y sanen al enfermo». En mi opinión, la predicación y la sanación son inseparables.

Jesús dio a sus apóstoles las siguientes instrucciones: No vayan a tierras extranjeras ni entren en ciudades de los samaritanos, sino que primero vayan en busca de las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Mientras vayan caminando, proclamen que el Reino de Dios se ha acercado. Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen demonios. Den gratuitamente, puesto que recibieron gratuitamente» (Mt 10:5-8). Nuestra misión, hoy día, es como fue la de los apóstoles en su época, convertirnos en seguidores de Jesús. Como católicos hemos aceptado abiertamente la invitación de ser testigos de Jesús, hacer sus obras ahora como El las hubiera hecho, a través del poder del sacramento de la confirmación. Por lo tanto, ahora que tú empiezas a orar por los enfermos y a leer el Nuevo Testamento prestando especial atención a la sanación, puedes preguntarte: ¿Dónde he estado todos estos años? Los Evangelios claramente expresan lo que Jesús dijo: «Prediquen el Evangelio y sanen a los enfermos».

En el libro Sanación de Francis MacNutt hay un capítulo sobre sanación que recomiendo leer a todos. «El mensaje fundamental de la cristiandad: Jesús salva». MacNutt dice que el mensaje del Evangelio es que Jesús salva y los domingos cuando el sacerdote o predicador está en el púlpito, debe predicar precisamente esto. Este simple mensaje puede ser enseñado, bien sea por la palabra hablada o dada, o por la comprensión que la gente derive a través de la sanación. Creo que Jesús concibió ambas cosas.

Cuando Kathryn Kuhlman vino a Mobile, Alabama en 1975, las entradas se agotaron. De hecho, hubo mucha gente que se quedó sin entrar. Por la misma época se presentó también en Mobile otro evangelista, un excelente orador y quien contaba con una enorme campaña publicitaria, pero que no contó con la cantidad de público que fue a escuchar a Kathryn Kuhlman. El único método que utilizó fue el de la predicación mientras que Kathryn usó la predicación y la sanación. Siempre que se han utilizado la predicación y la sanación, los ofrecimientos de Jesús, los auditorios donde se han llevado a cabo las presentaciones no han tenido la capacidad suficiente para albergar a toda la gente que ha querido acudir. Esto ha ocurrido en muchas ocasiones.

En mi propio ministerio tuve la misma experiencia recientemente cuando estaba en unos retiros espirituales en Brasil con sacerdotes, religiosas y laicos. La noticia de que se estaban llevando a cabo unos retiros espirituales de sanación se esparció por todos los vecindarios. Las puertas del lugar donde se desarrollaban los retiros fueron colmadas por personas provenientes de toda la región que querían asistir. ¿Por qué? Porque hay una atracción natural hacia la sanación. Esta atracción fue evidente también en la época de Jesús, cuando leemos que era seguido por multitudes. Todos necesitamos sanación, de una forma o de otra, porque seguimos siendo personas con necesidades.

Algunos teólogos afirman que el Señor no sana a la gente enferma de hoy porque esto era solamente para las personas del siglo primero. Sin embargo, en estas épocas modernas podemos ver claramente como la gente común y corriente tiene, en cierto sentido, un entendimiento más profundo del Señor, y visitan santuarios para hallar sanación, o siguen a predicadores, o acuden a la última aparición de Nuestra Santísima Madre para ser sanados. Personalmente, no tengo nada en contra de tomar un avión para ir a Lourdes, claro que el ochenta por ciento de los cristianos hoy en día no puede costearse este lujo, y la cristiandad no es sólo ese veinte por ciento que puede saltar a un avión e ir a santuarios o a lugares santos. La cristiandad está siempre a disposición de todos los hombres sin importar su raza, y el poder de sanación de Jesucristo está donde haya un cristiano, donde haya una apertura al poder sanador del Señor Jesucristo.

Mi método total de sanación se basa en la idea de que la sanación es «una respuesta a la oración», opinión que ha sido objetada por algunas personas. Otros la ubican en la comunidad. Esto está bien ya que queremos darle importancia a la comunidad. Si podemos creer en el amor que el Señor nos tiene, entonces, El va a actuar a través de nosotros, que somos sus instrumentos, para darnos la respuesta a nuestra oración. Yo creo que Jesús, por lo general, quiere que todos los hombres sean sanados, porque El prometió darnos signos. «Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre(…) pondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán (Mc 16:17-18). Este relato bíblico refleja la actitud de Jesús sobre la sanación, fue resaltado, utilizado y vivido entre los primeros cristianos y cuyo poder nos fue dado a nosotros por el Evangelio según San Marcos.

En cada sanación existen cuatro factores: la persona que ora, la persona por la que se ora, la oración que se dice y la fe de la comunidad. Mencionaré aquí brevemente el cuarto factor. ¿Cuánta fe tenemos dentro de la comunidad católica para alcanzar la sanación? Hago siempre énfasis en la fe de la comunidad porque la experiencia me ha mostrado lo importante que es. Por ejemplo, estando en Birmingham, Alabama, una mujer que había pertenecido a la iglesia pentecostal antes de ser católica, me dijo un día algo con respecto a sus experiencias de sanación: «Padre, cada vez que nos enfermábamos, como miembros de la Iglesia pentecostal, acudían los ancianos y el ministro, nos ungían y nos sanaban en cada oportunidad. Nunca supe lo que era ir a donde el doctor. Hacíamos lo que la Biblia indica: El que esté enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia para que rueguen por él, ungiéndolo con aceite en el Nombre del Señor (Stgo. 5:14).

Esta mujer me hizo reflexionar sobre la fe de la comunidad que oró por ella. Concluí lo siguiente: Empezamos a orar por sanación y no nos sorprendamos si nuestras oraciones son contestadas. La comunidad entera, a diario, crece en afirmación y experiencia a medida que extiende la mano y ora por la sanación de los enfermos. La experiencia es supremamente importante ya que la mayoría de nosotros duda como Santo Tomás, y necesitamos ver la sanación para creer. Es triste decirlo, pero no espero que la mayoría de los católicos crean en la sanación sino hasta que la vean debido a la fuerte resistencia que tienen. Ellos la buscan en santuarios, lugares santos, y rezando novenas.

Una de las mejores experiencias de fe en mi vida ha sido la cruzada de Kathryn Kuhlman, en la que fui testigo de 100 sanaciones en Pittsburg. Mi experiencia personal hizo crecer mi fe. Algunas personas están haciendo un seguimiento a estas cruzadas de sanación argumentando que la gente no es en realidad sanada, sino solo aparentemente. A mi modo de ver lo que pasa es que cuando las personas salen de las sesiones de sanación, la fe y el amor retornan a sus comunidades negativas en donde no hay amor, paz o alegría, sino solo rabia, frustración y culpa. Estos últimos síntomas empiezan a aflorar de nuevo y los que habían sanado se enferman de nuevo porque el ambiente donde viven no cambia.

En la cátedra de «oración de sanación», llevada a cabo en Mobile, Alabama, la gente entraba a la cafetería donde se estaban dando las clases, y los que tenían un dolor físico dejaban de sentirlo. Podían sentarse por dos horas en la clase sin experimentar ningún tipo de dolor, sintiéndose maravillosamente, pero cuando abandonaban la cafetería, el dolor regresaba. ¿Por qué? La fe de la comunidad es muy importante en toda el área de sanación y ciertamente uno de los factores primordiales.

«Señor Jesús, sé que deseas que todos te amemos en forma completa y que estemos totalmente bien para que podamos orar y alabar. Permite que el Espíritu Santo se manifieste hoy y que nos enseñe la verdad de que Tú realmente nos quieres saludables en cuerpo, mente y espíritu. Aumenta hoy nuestra fe como comunidad para creer en tu amor sanador».

2. Recibe los sacramentos tan frecuentemente como te sea posible para lograr la sanación.

Nuestro Señor Jesús dio su vida por los hombres de todas las épocas. Para continuar con su trabajo de redención y de santificación a través de los tiempos, dio a la Iglesia los siete sacramentos con el fin de moldearnos, llenarnos, usarnos y fundirnos. Básicamente, gracias a los sacramentos, el hombre se sana.

El teólogo Donald Gelpi S.J., escribió lo siguiente en su libro La piedad pentecostal: «Pero los católicos no pueden redescubrir el propósito de estos sacramentos de manera significativa a menos que estén plenamente convencidos de que estos poseen un don efectivo de sanación. Esto, simplemente, significa que no podemos desechar o desdeñar más la sanación por la fe practicada por muchos de nuestros hermanos no católicos».

Por el contrario, debemos entender su verdadero significado y lugar en la vida de cada comunidad cristiana. Debemos también contemplar el ministerio sacramental de la sanación como una parte integrante de las vocaciones sacerdotales. Y debemos llegar a un entendimiento teológico sólido de la relación entre un ministerio sacramental y un ministerio carismático de la sanación.

Como católicos, el centro de nuestra vida espiritual es la misa, la Eucaristía. Durante la celebración de la misa encontramos oraciones maravillosas para curar la mente, el cuerpo y el espíritu. En la plegaria del Padre Nuestro encontramos una súplica: «Líbranos de todo mal». Ya que el hombre es un todo – cuerpo, mente y espíritu – no susceptible de separación, entiendo que ésta es una solicitud de protección contra el mal físico, psicológico y espiritual.

En la oración que el sacerdote dice a la congregación: «La paz del Señor esté siempre con vosotros», Cristo está presente en su gente. Esto significa repetidamente la paz total del hombre: cuerpo, mente y espíritu. Si alguien tiene un dolor intenso durante la Eucaristía, es difícil entender cómo puede estar en paz y permanecer dispuesto a recibir lo que Jesús le está ofreciendo. La paz es armonía de mente, cuerpo y espíritu que se traduce en tranquilidad. Ciertamente, las personas que se aproximaron a Jesús para ser curados sintieron esta paz dentro de ellas, y las experiencias de los que hoy se encuentran en el ministerio de la sanación tienden a estar de acuerdo con que la sanación le brinda al hombre una sensación de paz no conocida anteriormente. Por consiguiente, la misa es la oportunidad perfecta y natural de acercarse al Señor si se está sufriendo de falta de arreglo interior y se busca la paz del Señor.

La segunda oración antes de la comunión: «Señor Jesucristo, con fe en tu amor y en tu misericordia, como de tu cuerpo y bebo de tu sangre, no me condenes sino dame salud en mente y cuerpo», es una referencia directa a la sanación sin requisitos. Los sacerdotes harían bien en llamar la atención de los fieles. Ciertamente se ayudaría a muchas más personas si llegaran a la Eucaristía con la gran convicción de fe que el Señor Jesucristo las sanará. Si no decimos estas oraciones con un gran convencimiento, perdemos mucho del poder de sanación que nos brinda la misa.

Todos hemos repetido esta oración antes de la sagrada comunión: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme».
Pero ¿cuántos han reflexionado realmente sobre esta súplica? Esta es una magnífica oportunidad de mostrar al Señor nuestra necesidad de sanación y de esperar que, así como El se entregó por nosotros, nos dé un don menor, como es la sanación total del hombre.

El Reino de Dios está sobre nosotros y en la misa nos damos cuenta de su presencia en forma muy profunda. Este es el momento para los frutos del Reino, uno de ellos es la integridad, la cual debe ser hecha y recibida por el creyente.

Hemos recibido los sacramentos como ayuda para lograr la sanación, Dios tocando al hombre, el hombre tocando a Dios. «Extiende la mano y toca a Dios cuando El pasa», como dice la canción. Esto es lo que ocurre en los sacramentos: Jesús desciende y nos toca. Recíbelos con la confianza de recibir la sanación.

«Señor Jesús, tócanos y sánanos hoy. Renueva dentro de cada uno de nosotros nuestro compromiso de recibir tu amor sanador que nos es dado en los sacramentos».

3. Ora por el enfermo tantas veces como te sea posible.

Aparentemente, entre más oremos con el enfermo, más relajada y profunda se vuelve la oración. Si éste es el caso, es valioso orar por él tantas veces como sea posible. Así como existen barreras a la sanación, el enfermo tiene barreras también y entre más se ore por él, más receptivo se volverá y más barreras se removerán, permitiendo que el amor de Dios fluya libremente.

Generalmente, cuando las familias me traen a sus enfermos, les digo: «Oren por ellos tres veces al día: en la mañana, al mediodía y en la noche. Impongan las manos sobre ellos por lo menos tres veces al día. Oren tantas veces como les sea posible, especialmente por los enfermos que hay en casa ya que se consiguen muchas más cosas de las que se creen mediante la oración». Raras veces oramos demasiado por los enfermos. El peligro está en que oramos muy poco, no lo contrario. Es imperativo que nunca dejemos de orar, sin importar que tanto lo hayamos hecho con nuestros enfermos antes. Jesús es el modelo que debemos seguir ya que El dedicó mucho tiempo de su vida a la oración.

Nosotros mismos estamos recibiendo la sanación cuando oramos por los enfermos. Estamos creciendo en amor, fe y confianza. Este crecimiento, además de justificar nuestra preocupación por la sanación de los enfermos, debe justificar una frecuente oración. Por lo tanto, sea constante y ore por los enfermos tantas veces como le sea posible.

«Señor Jesús, fortalécenos y haznos alcanzar la fe. Pon tus manos sobre los enfermos sabiendo que tu deseo de sanación es más fuerte que el nuestro. Al seguir tu ejemplo, Jesús, ayúdanos a percibir las necesidades de tu pueblo y a ayudar con compasión. Gracias, Jesús».

4. Ten confianza en el amor de Jesús para la sanación del enfermo

Cuando la mayoría de los laicos se ve ante la posibilidad de orar por otras personas para pedir sanación, se sienten temerosas porque se creen carentes de la suficiente fe. La fe personal de la mayoría se vuelve un nudo, incluso la de aquellas personas que han estado orando durante muchos años por los enfermos. El Señor sólo nos pide que tengamos fe como un grano de mostaza. Es aconsejable poner toda nuestra atención en Jesús, haciendo énfasis en el Señor y no en nuestra propia fe. Al poner nuestra fe en el amor de Jesús durante la oración, podemos orar de la siguiente manera: «Señor, tú amas a esta persona. Yo estoy aquí para canalizar tu amor y creo y confío en tu amor». Luego, si es posible, visualice a Jesús allí de pie con sus manos sobre la persona por la que se está orando; pídale a ella que haga también esta visualización. La visualización es muy importante en el ministerio de la sanación porque ayuda a enfocarnos en Jesús y no en la fe suya o en la de la persona por la que se está orando.

El don carismático de la sanación, como yo lo entiendo, es una apertura, una «pasividad» hacia el Señor. No lo puede encender y apagar. Inclusive si usted se siente como un tubo oxidado, el amor del Señor puede fluir a través suyo. El agua cristalina corre por tubos oxidados. Por esto, cuando se les enseña a los niños a orar, ocurren milagros. Los niños no tienen los complejos de los adultos. Hace algunos años, un grupo de misioneros en el África tradujo el Evangelio de San Juan a la lengua nativa del lugar antes de que fueran expulsados por el gobierno. Al regreso de los misioneros años más tarde, estos se quedaron atónitos al ver que los enfermos de las diversas poblaciones estaban sanos. Atribuyeron esto al hecho de que la gente estaba leyendo el Evangelio de San Juan, a que creían de todo corazón en lo que leían y a que vivían la vida cristiana escrita en el Evangelio. Esto dice mucho de cómo obra la fe en los niños y en las personas simples: sencillamente creen. Niños de tres, cuatro, cinco años de edad han dicho: «Déjame orar por tí» Los niños oran y después corren a jugar. Poco después la mamá está sorprendida porque se sanó. En repetidas ocasiones he escuchado esta historia. Los chicos no han sido educados en teología. El Evangelio de Jesús siempre ha sido para todos los hombres sin distingo de raza, y es relativamente fácil de seguir. No es sólo para los intelectuales o los teólogos, es para todo aquel que esté abierto a El.

Hoy en día, muchos jóvenes se están adhiriendo a sectas religiosas orientales, situación que nos preocupa. Para sus seguidores, el atractivo de estas sectas religiosas parece radicar en que éstas profesan la garantía de un conocimiento profundo que conlleva a la felicidad. Puedes ir a la cima de una montaña y sentarte con un gurú y aprender los secretos de todos los tiempos, así dicen. Sin embargo, ¿no tiene sentido que tú tengas el Evangelio de Jesús que enseña a entregarse y a enlodarse los pies y ayudar al pobre, o te permite encerrarte en un armario y alcanzar la más alta contemplación? La cristiandad es, ciertamente, la religión más realista. Jesús tenía los pies en la tierra aunque pasó noches enteras orando en las montañas. Ya que profesamos la fe cristiana, sea en lo más alto de una montaña o en las calles de Calcuta o en las ciudades donde vivimos, cree en el amor de Jesús acompañándolo, confía en el amor del Señor para sanar. «No se turben; ustedes creen en Dios, crean también en mí» (Jn. 14:1).

«Señor Jesús, creemos en tu amor y creemos en tí, pero existen momentos en que estamos pensando sólo en nosotros. En estos momentos, cuando nuestra fe se tambalea, ayúdanos a centrar de nuevo nuestra atención en tí y en tu amor. Quédate con nosotros, Jesús, dondequiera que estemos, para traernos de regreso a tu luz sanadora».

5. Pon tus manos sobre la persona cuando sea razonablemente posible

Existe una comunicación especial cuando tocamos a alguien con amor. Si no lo crees, pregunta a una joven pareja de enamorados que van por la calle con las manos entrelazadas y diles que no es necesario que se tomen de las manos. Ellos te contestarán: «Usted no sabe lo que se siente». Existe, definitivamente, una comunicación por el tacto, porque es una manera no verbal de transmitir amor.

Aquellas personas, en el ministerio de la sanación, que han orado imponiendo sus manos, pueden dar fe de su poder. Muchos han sentido calor o alguna otra sensación como vibraciones cuando lo hacen. Es natural que cuando nos encontramos con alguien le estrechamos la mano. Ya que el tacto es un gesto natural de comunicación para transmitir nuestro amor y nuestra preocupación, grandes cosas parecen ocurrir cuando combinamos oración e imposición de manos.

El Nuevo Testamento cita muchos ejemplos de imposición de manos hecha por Jesús y por sus discípulos. Jesús sabía del valor de la imposición de manos.
«Entonces trajeron a Jesús algunos niños, para que les impusiera las manos y rezara por ellos» (Mt. 19:13).
«Jesús alargó la mano, lo tocó y le dijo: Lo quiero, quedas limpio» (Mt. 8:3).
«Había ido Jesús a la casa de Pedro, encontró a la suegra de éste en cama, con fiebre. Jesús la tomó de la mano y le pasó la fiebre» (Mt. 8:15).
«Le rogaba: Mi hija está agonizando; ven, pon tus manos sobre ella para que sane y viva» (Mc 5:23).
«Tomando la mano de la niña, le dijo: Talita Kum, que quiere decir: Niña, a tí te lo digo: levántate. Y ella se levantó al instante y empezó a corretear» (Mc. 5:41-42).
«Al verla Jesús, la llamó. Luego le dijo: Mujer, quedas libre de tu mal. Y le impuso las manos. Y ese mismo momento ella se enderezó, alabando a Dios» (Lc. 13:12-13).
«Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo. Al instante fue como si le cayeran escamas de los ojos y pudo ver (Hechos 9:17).

Nosotros, como discípulos de Jesús, también somos enviados por El para comunicar su amor a través de la imposición de manos en la búsqueda de la sanación. «Y estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre (…) impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán» (Mc. 16:17).

«Jesús, cuando oramos por otros en tu Nombre te pedimos que uses nuestras manos como si fueran las tuyas para alcanzar y tocar a aquellos por quienes oramos. Permite que el Espíritu Santo actúe a través de nosotros hoy, especialmente cuando oramos por los miembros de nuestras familias o comunidad. Gracias Jesús por tu amor sanador que fluye a través de mí en este momento».

6. Pongamos nuestras vidas en las manos de Jesús

En la medida en que nos entreguemos más a Jesús, El vivirá más dentro de nosotros y más podrá actuar a través de nosotros. ¿No es acaso esto lo que es la vida cristiana, un total abandono en las manos del Señor? Nosotros cantamos, «A donde me lleves te seguiré», y esto es tan cierto como que tenemos que seguir a Jesús tan cerca y sinceramente como podamos.

Debemos recordar siempre que somos «sanadores divididos». No existe nadie que sea verdaderamente completo en todos los sentidos, es decir, en mente, cuerpo y espíritu. Algunos se excusan: Bien, no puedo orar por los demás porque yo mismo tengo demasiados problemas… Recuerde que somos sanadores divididos y cuanto más sirvamos de canal al Espíritu Santo, más sanación tendremos y más efectiva será nuestra intermediación.

El don del Espíritu Santo dentro de nosotros parece ser una apertura continua, de manera que cuando El quiera actuar a través de nosotros lo pueda hacer. De esto se trata. «Y ahora no vivo yo, sino que Cristo vive en mí» (Gál. 2:20). Se trata de estar en total unión con Cristo en su Espíritu Santo. Esta es la luz de Cristo que brilla a través de nosotros.

Una de las formas en que más podemos ponernos en las manos del Señor es por medio de la alabanza. Podemos entregarnos más a Dios si lo alabamos en este momento, sin importar nuestra situación. Si pierde el camino de regreso a casa una noche cualquiera, debe orar y alabar a Dios. Si al salir de una reunión de sanación se da cuenta que su grabadora portátil no está funcionando, alabe a Dios. La alabanza es una hermosa forma de espiritualidad porque se mezcla de manera perfecta con lo que hemos aprendido, que es el don de ser capaces de vivir en el momento presente.

Debemos recordar siempre que Jesús es el sanador y que «…sin mí no pueden hacer nada» (Jn. 15:5). Somos únicamente el canal que El escoge. Su Espíritu actuará con mayor libertad a través de una oración profunda a la vida, una alabanza y una constante dependencia de Él.

«Jesús, aumenta mi dependencia en ti a medida que mi entrega se hacer mayor por el poder de la oración y de la alabanza en mi vida diaria. Me entrego a ti en forma completa y te pido que tu Espíritu me llene de luz y permita que cada parte de mi mente sea iluminada. A ti Señor Jesús, el poder y la gloria por siempre jamás».

7. Perdona a todos los que te han ofendido o herido

La falta de perdón es una de las pocas cosas que son una verdadera barrera para lograr la sanación. Algunos dirían que la falta de fe es lo más, pero la experiencia que tengo en mi propio ministerio me ha demostrado que la falta de perdón es el obstáculo más común. Muchas, veces, personas de poca fe son sanadas por la inmensa fe de la comunidad, pero si la persona por la que se está orando alberga falta de perdón, no se sanará hasta que haya perdonado del todo. El poder sanador del Señor Jesucristo no puede penetrar debido a la falta de perdón. «Queda bien claro que si ustedes perdonan las ofensas de los hombres, también el Padre celestial los perdonará. En cambio si no perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el Padre los perdonará a ustedes» (Mt. 6:14-15).

La gente nunca está segura de haber perdonado. Frecuentemente me preguntan: ¿cómo se sabe que uno perdonó del todo? Siempre respondo: Cuando ore por la persona que lo ofendió o hirió, puede estar absolutamente seguro de que fue perdonado porque al orar por ella, se está pidiendo al Señor que le brinde a esta persona bondad y cosas buenas. Amar es desear lo que más le convenga al otro y hacer lo que razonablemente se puede para brindarle felicidad y cosas buenas. Las definiciones de amor y oración en estas circunstancias son paralelas: en la oración se pide lo que más convenga y en el amor se desea lo mejor. Por lo tanto, cuando oramos por una persona, nuestra oración se convierte en manifestación de amor en acción. Lo repito una vez más, una vez que hayamos orado por alguien sinceramente, podemos estar seguros de que la hemos perdonado en un acto de voluntad. ¡El perdón es decisión, no sentimiento!.

Es la decisión de perdonar la que te libera y te redime, y esto es todo lo que el Señor te pide.

«Jesús, ayúdame a amar y a orar por aquellos que me han herido porque conozco tu amor y los perdono incondicionalmente así como tú me has perdonado. Dejo bajo tu luz sanadora cualquier resentimiento o falta de perdón que albergue hacia ellos. Elevo una oración en este momento por la persona que más me haya ofendido en la vida y te pido que colmes de bendiciones su vida. Te agradezco el haberme liberado del mal de la falta de perdón».

8. Ora por quienes te han herido

Cree en las palabras de Jesús, «Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen a la puerta y les abrirán» (Mt. 7:7). La sanación no es otra cosa que un ministerio de oración y fe, y el Señor lo dice claramente en las Escrituras.

Como dije con anterioridad, cuando oramos por una persona se puede estar razonablemente seguro de que estamos amando y haciendo lo mejor que podemos. Le pedimos al Señor que le brinde bienestar en su vida. Si después de haber orado por alguien todavía sentimos dolor, podemos pedirle al Señor que sane este sentimiento. Un método para eliminar los sentimientos negativos es visualizar a la persona en nuestra mente y verla como Dios la ve. Decimos: «Te perdono y te amo porque Jesús te ama». Podemos repetir esto cuantas veces sea necesario y tan despacio como sea posible para permitir que el amor de Nuestro Señor Jesús se haga presente y sature a esta persona. Eventualmente, se producirá un verdadero cambio en nuestros sentimientos y actitudes hacia la persona por quien estamos orando.

Durante mis clases de oración de sanación en la Diócesis de Mobile, Alabama, iniciada hace muchos años, la gente me pedía que continuara después del curso de seis semanas porque apenas empezaban a entender el Nuevo Testamento bajo una nueva perspectiva. Sus mentes habían sido iluminadas por medio del ministerio de la oración de sanación. Esto ocurrió en 1974 y el curso todavía existe. Había un promedio de 250 personas por curso; mitad católicos, mitad no católicos. A los tímidos católicos se les enseñó la oración de sanación y contaron después como no salían de su asombro al ver las sanaciones que estaban ocurriendo, en la medida que ampliaban su oración pidiendo por su familia y otras personas. La sanación ocurrirá durante la oración porque ésta es la voluntad del Señor Jesucristo. «La súplica del justo tiene mucho poder…» (Stgo. 5:16). «Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan» (Lc. 6:27-28)

«Jesús, a veces, mes es difícil orar por aquellos que me han herido o han abusado de mi ya que estoy concentrado en mi dolor y no en tí ni en el amor que prodigas tanto a mí, como a ellos. Ayúdame, Jesús, en la ardua lucha que libro en estos momentos y libera dentro de mí, por el poder de tu Espíritu Santo, la gracia de orar por ellos como tú lo harías. Gracias por tu luz y tu amor en este momento».

9. Cree en las palabras de Jesús sin poner atención a lo que parece estar sucediendo

«Jesús le contestó: En verdad les digo: si tienen realmente fe y no vacilan, no solamente harán lo que acabo de hacer con la higuera, sino que dirán a ese cerro: Quítate de ahí y échate al mar, y así sucederá. Todo lo que pidan con una oración llena de fe, lo conseguirán». (Mt. 21:21-22) Desde la montaña estamos haciendo que sucedan cosas. ¿significa esto, literalmente que debemos mover montañas, o podría significar mover las montañas de maldad, falta de amor, falta de fe, ansiedad, miedo, frustración, bronquitis, artritis, pies y espaldas doloridos? Estas son las montañas de mal que tenemos en nuestras vidas por las que podemos orar y decir: ¡Deseparezcan en el Nombre del Señor! ¡Láncense al mar!

Es cierto, el Señor ha prometido honrar las plegarias de los fieles. Cuando oremos, depositemos toda nuestra confianza en la Palabra del Señor. Inclusive si aún después de haber orado no vemos un cambio inmediato, debemos aferrarnos a las promesas de Cristo. Mientras más nos saturemos con las palabras de Jesús en las Escrituras, más fe tendremos dentro de nosotros y más capaces seremos de pedir sanación.

«Jesús, me aferro y confío en tí y en tus palabras como aparecen en las Escrituras. Que tu amor sanador fluya de mí hacia los demás así como creo en tu deseo de que todos disfrutemos de tu vida en abundancia. Te pido que me uses como instrumento de tu amor sanador, hoy».

10. Alaba y da gracias a Jesús por su amor tantas veces como te sea posible

Es imperativo que alabemos y demos gracias al Señor por todas las cosas: por la oración contestada y por la que no. Más alabemos y demos gracias al Señor, con mayor perfección pondremos en práctica el primer gran mandamiento: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza…» (Lc. 10:27).

A medida que abrimos nuestros corazones y mentes en alabanza al Señor, nos estamos abriendo a su poder sanador. La mayoría de estas personas gasta su vida lamentándose de sus problemas, dolores y sufrimientos. Están tan absortas en sus dificultades que éstas se convierten en el centro de su oración cuando este lugar debe ser ocupado por el Señor. Cuando alabamos y damos gracias a Dios, hacemos de Jesús el centro de nuestra oración y nos apartamos de nuestro centro. A medida que apartamos la vista de nosotros y la volvemos hacia el Señor, El se manifiesta de manera extraordinaria. Cuando alabamos al Señor, le estamos dedicando nuestra atención y, olvidándonos de nosotros, nos volvemos más receptivos a lo que El tiene para darnos.

Cuando una persona recibe oraciones de sanación, la podemos invitar a una reunión y pedirle que de gracias y alabe al Señor por el trabajo que el Espíritu Santo está haciendo dentro de ella. De esta manera, la persona se apresta a recibir la sanación que probablemente ya se está llevando a cabo.

Recomiendo los libros escritos por Merlín Carothers, Campo de Alabanza, El poder de la Alabanza y Respuestas a la Alabanza, con el fin de llevar a cabo un excelente estudio sobre la alabanza en nuestras vidas. Estos libros son lectura obligatoria para todo cristiano, especialmente para quienes están en el ministerio de la sanación. Ha sido una herramienta invaluable en mi propio ministerio.

«Padre celestial, te damos gracias y te alabamos por el hermoso don que nos has dado en Jesús y por el maravilloso poder que existe cuando abrimos nuestros corazones en la oración. Señor, te pido que todos te alabemos y te demos gracias siempre y en todo lugar. Te pido que te alabemos y te demos gracias sin importar las circunstancias por las que estemos pasando, y que tu amor nos llene en abundancia. Que cuando estemos sufriendo alguna pena o apretando los dientes, podamos ser capaces de alabarte sabiendo que todas las cosas funcionan para aquellos que amas. Pido que tu amor sanador fluya en nosotros y que las áreas difíciles de nuestra existencia sean sanadas, especialmente la de la autoestima. Que podamos aprender a amarnos para poder amarte y amar a los demás.
Te damos gracias y te alabamos, Jesús, por el trabajo que estás realizando dentro de nosotros en este momento. Amén».

Fuente: Extraído del Libro «Manual del Laico para el Ministerio de Sanación» del autor Rev. Robert De Grandis S.S.J.

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Pastora hace operaciones con sus manos reemplazando órganos enfermos de los fieles

¿Milagros verdaderos o falsedades?

 

La evangelización, el anuncio de la buena noticia de Cristo, no lucha solamente para convencer a los escépticos, sino también se enfrenta a conspiraciones de algunos que utilizan la fe con fines personales, o simplemente exageran hasta la mentira para evangelizar más rápido. Hoy traemos un caso que probablemente sea de estos. Una pastora en Brasil que hace operaciones sacando órganos del cuerpo de los fieles con sus manos, diciendo que mientras ella saca los órganos, Dios está poniendo nuevos.

 

curaciones milagrosas de pastora brasilera

 

Se trata de una pastora de la Iglesia Evangélica Misionera Gracia de Cristo, con sede en Brasilia, que tiene varios videos de milagros en Youtube.

Véalos y discierna si esto puede ser verdadero o falso.

El ministerio de la Iglesia Evangélica Misionera Gracia de Cristo, con sede en Brasilia y otros templos afiliados en Brasil, ha llamado la atención en las redes sociales. La razón es que algunos son «inusuales».

En su canal de Youtube  hay más de 120 vídeos con fragmentos de cultos y que muestran una serie de diferentes milagros realizados por la pastora Elizabeth Batista da Silva. Ella es la esposa del pastor principal de la iglesia, Altair Pereira da Silva.

En la descripción en el sitio web de video se puede leer:

«El Señor usa a la Pastora Elizabeth con el don de hacer milagros, en que la enfermedad sale, órganos dañados dejan la piel y son reemplazados por nuevos y perfectos, el agua se transforma ante todos en vino o unción colorida de curación y otros milagros».

Los videos más vistos y comentados son precisamente en los que las personas tienen sus órganos «cambiados». En uno de ellos, después de una oración la vena aorta de un hombre es retirada sin una gota de sangre, lo que aparece en el video. La aorta es ni más ni menos la arteria más grande e importante del sistema circulatorio del cuerpo humano. El hombre que narra el milagro para la congregación, explica que cuando se quita la arteria «Dios está dando otra nueva» al fiel. Al final, el pastor desafió a sus críticos para visitaran la iglesia y llevaran lo que fue retirado a analizar «en cualquier laboratorio.»

No sólo son anónimos los que aparecen en la iglesia. Uno de los videos muestra a la cantante y pastora Baby do Brasil de la Iglesia Evangélica Misionera Gracia de Cristo en Río de Janeiro. Sentada en una silla ella recibe una oración de la pastora, que delante de la congregación retira un tumor maligno que se alojó detrás del ojo izquierdo de la cantante.

De acuerdo con la descripción de los videos, muchos de los milagros son una destrucción de «obras de la brujería». Hay diferentes secciones de culto donde las personas tienen tumores que son retirados del cuerpo por las manos de la pastora.

Algunas imágenes que circulan en Facebook  muestran el «corazón» de una persona con obesidad mórbida que sale en las manos de la pastora. El argumento es el mismo que cuando se retiró la aorta, Dios estaría dando uno nuevo mientras que el viejo es retirado.

La leyenda afirma que en realidad sería un corazón de buey. Como era de esperar, muchas personas aprovecharon la oportunidad para criticar a los cristianos por «creer en todo.»

Hay muchas críticas a la pastora, quien está acusada en varias ocasiones de charlatanería.

En el sitio web de la iglesia hay una declaración de propósito que dice

«Hemos adoptado estrictos principios bíblicos y rechazamos todo lo que no está de acuerdo con la Palabra de Dios… Somos un pueblo sencillo y humilde que se enfrenta con coraje para revelar un don de Dios que es raro y novedoso en el Espíritu Santo; a menudo enfrentamos la oposición de aquellos que no lo entienden: el don de hacer milagros y prodigios«.

A juzgar por la repercusión de algunos sitios evangélicos se trata de situaciones creadas. El blogger Antognoni Misael disparó:

«¡Qué tiempos! Antes escuchábamos historias y leyendas, hoy damos la prueba de que existen realmente engañadores de la fe, y no son pocos».

Fuentes: Gospel Prime, Signos de estos Tiempos

 

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El Papa Benedicto XVI bendijo a un joven con cáncer, y se curó

La familia dice que fue un milagro de Benedicto XVI.

 

De julio a noviembre de 2011, Peter Srsich pasó 65 noches en el hospital por un cáncer que se consideraba terminal. El fue referido a la Make-A-Wish Foundation que concede un “deseo” a niños que esta en un proceso terminal. El pidió ver a Benedicto XVI.

 

benedicto xvi y Peter Srsich

 

El 30 de mayo de 2012 Benedicto XVI lo vio y bendijo en Roma, poniéndole precisamente la mano donde tenía el cáncer sin saberlo. Una año después el cáncer desapareció.   

El mundo vio al Papa Benedicto XVI como el líder de más de mil millones de católicos en todo el mundo. Él fue visto regularmente hablando a miles en la plaza de San Pedro en el Vaticano.

Pero Peter Srsich vio un lado diferente del Papa.

Cuando Peter tenía sólo 17 años de edad fue diagnosticado con una forma agresiva de cáncer.

«Una radiografía de tórax reveló un tumor del tamaño de una pelota de softbol en su pecho», dijo Laura Srsich, la madre de Peter.

«Se determinó que se trataba de la cuarta etapa del linfoma no Hodgkin.»

Si bien los médicos del Hospital Infantil de Colorado trabajaron para salvar la vida de Peter, la Fundación Make-a-Wish le concedió su deseo.

«Lo primero que Peter dijo: ‘Me encantaría encontrarme con el Papa en Roma'», dijo Laura.

En un día soleado de mayo Peter tuvo su oportunidad de reunirse con el Papa Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro.

«Cuando realmente hablé con él me llamó la atención lo humano que era», dijo Peter. «Fue una experiencia humillante para mí ver lo humilde que era.»

El Papa Benedicto XVI escuchó mientras Peter le habló de su lucha con el cáncer. Peter le dio al Papa una pulsera de color verde lima que tenía impreso en ella,

«Ora por Peter.» 

A cambio, el Papa ofreció una bendición para Peter.

«Entonces él me bendijo. Él puso su mano derecha sobre el pecho donde había estado el tumor. Él no sabía donde estaba el tumor, pero él puso su diestra ahí», Peter dijo.

Casi un año más tarde, Peter es ahora libre de cáncer y un estudiante de segundo año en la Universidad de Regis. Él tien la esperanza un día de convertirse en un sacerdote ordenado.

El Papa Benedicto XVI sorprendió a muchos cuando anunció su renuncia, el primer Papa en hacerlo desde el Papa Gregorio XII en 1415. Peter cree que, al hacerlo, el Papa Benedicto XVI puso humildemente a la Iglesia Católica por delante de sus propias necesidades. Algo que Peter dice del carácter con el hombre que se encontró.

«Voy a recordarlo como una de las personas más humildes en el mundo, sobre todo por este último acto que hizo», dijo Peter.

Fuentes: Denver Catholic Register, Signos de estos Tiempos

 

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Niño curado de 19 tumores en Medjugorje obtiene también otras gracias [2011-12-21]

[SdeT] Durante ocho meses, Josué de 2 años de edad, luchó contra un cáncer que en la última etapa le llevó a un trasplante, 80 curas de quimioterapia y 17 sesiones de radioterapia. Cuando nada funcionaba, sus padres llevaron a su hijo a Medjugorje. De vuelta a casa, las pruebas mostraron que los 19 tumores y todas las metástasis óseas habían desaparecido comenzando la recuperación de Josué que, ahora ha terminado.

Antes de cumplir los tres años, Josué de Nicolo ha experimentado más dificultades, drama y gracia que mucha gente en toda su vida.

El chico de Putignano, en el sur de Italia, nació con un neuroblastoma sin descubrir, la forma más común de cáncer de la infancia, en febrero de 2007. Le tomó 22 meses llegar a la condición en que Josué se encuentra en enero de 2009, cuando la enfermedad había progresado hasta su última etapa, 4D, donde a largo plazo las tasas de supervivencia son escasas a pesar de la terapia multimodal agresiva.

Los médicos le dieron a Josué sólo unos días o semanas de vida cuando sus padres lo llevaron a Medjugorje, en junio de 2009. Justo antes de la salida, el número de glóbulos blancos del niño había mejorado dramáticamente, y Josué, inmediatamente se sentió bien en Medjugorje, sus padres testifican. Josué se sintió mucho mejor después de la aparición de María a Mirjana Dragicevic-Soldo el 2 de julio de 2009, cuando fue puesto al lado de la vidente. Después de eso, parecía aliviado del dolor.

Al regresar la familia a Italia, las pruebas clínicas demostraron que las metástasis óseas de Josué, así como los 19 tumores diseminados por todo el cuerpo habían desaparecido. El único tumor que quedaba se había reducido de 7,5 a 3 centímetros, permitiendo a los médicos eliminarlo por completo. Desde que esta operación se llevó a cabo en noviembre de 2009, Josué se ha curado por completo.

Los padres de Josué, Elizabeth y Manuel De Nicolo, han sido testigos de la enfermedad de su hijo y su curación.

LOS PRIMEROS SÍNTOMAS FUERON MAL DIAGNOSTICADOS

Josué nació con un ojo medio cerrado, y su cabeza inclinada hacia la izquierda. Varios médicos dijeron a la pareja que no era nada grave, Elizabeth de Nicolo testimonió en un artículo publicado por el blog italiano Quotidinamente. El niño fue inicialmente mal diagnosticado cuando una pelota del tamaño de un grano apareció en la sien izquierda de Josué, los médicos lo vieron y la juzgaron no maligna.

No lo era, y estaba lejos de serlo, se mostró cuando Isabel y Manuel llevaron a su hijo para pruebas más a fondo en el hospital en San Giovanni Rotondo, cerca del santuario del Padre Pío.

Es de destacar que San Padre Pío profetizó Medjugorje en 1968, diciendo a peregrinos procedentes de Bosnia y Herzegovina que «pronto, la Virgen visitará su país».

«Después del TC scan, el principal oncólogo Dr. Xavier Ladogana nos dijo que Josué estaba sufriendo de neuroblastoma medistinal en la cuarta etapa D, y que el tumor estaba unido al hueso de la pelvis, la médula ósea, los huesos del cráneo, el parte posterior del ojo izquierdo, y los ganglios linfáticos del cuello, penetrando el lado izquierdo del cerebro, y que, por desgracia, eso explica la inclinación de la cabeza de Josué, desde su nacimiento«, dice Elizabeth de Nicolo.

Un total de 22 tumores se encontraron, de acuerdo con su marido testimonio.

«Inmediatamente comenzó un tratamiento médico de ataque, un auténtico bombardeo con quimioterapia, radioterapia y trasplante» Elizabeth De Nicoló dice, su marido contó 80 quimioterapias y 17 sesiones de radioterapia.

«Sin embargo, los médicos le dieron a nuestro hijo pocas esperanzas de supervivencia. Parecía ser una cuestión de semanas o quizá días «, recuerda Manuel de Nicolo.

CRISTIANOS NO PRACTICANTES EN BUSCA DE UNA ESPERANZA

Mientras ninguno de los padres eran cristianos practicantes, parecía que quedaba poca esperanza en junio de 2009. La pareja dice que se sintió dirigida todo el camino a Medjugorje. Y en su camino, tuvieron experiencia de varios signos.

«En la más negra desesperación, pensamos en llevar a Josué que Lourdes. Era el único santuario mariano que yo conocía. Pero un día mientras estábamos en San Giovanni Rotondo, en un momento de desesperación, entré en la cripta del Padre Pío y le pedí directamente a su cara: «¿Por qué mi hijo? Dame una señal para restaurar mi esperanza», dice Manuel de Nicolo.

«Luego volví al hospital y mientras caminaba por el pasillo de la sala, de pronto vi un computador abierto con el rostro de la Virgen como imagen de fondo. Fue como un flash que me preocupó profundamente. Cuando entré en la habitación, me encontré con Elizabeth, quien me dijo que Josué no quería dormir, pero había encontrado la serenidad y la calma con algunos cantos marianos, y se había quedado dormido.» «Eran canciones dedicadas a Nuestra Señora de Medjugorje».

VIAJE A TIERRAS DESCONOCIDAS

Antes de junio de 2009, Isabel y Manuel de Nicolo nunca habían oído hablar de las apariciones de la Virgen María en Medjugorje.

«Nosotros ni siquiera sabíamos de la existencia de un pueblo llamado Medjugorje. Pero Nuestra Señora nos llamó allí y de inmediato recibimos otro signo. Entre las revistas esparcidas en la sala de espera del hospital, había una edición especial de la revista Oggi, acerca de las apariciones de la Virgen a seis personas de Medjugorje desde 1981 y los milagros de curación. Después de leer este artículo, decidimos salir de inmediato» el padre de Josué atestigua.

Pero Josué estaba débil: «Los médicos nos aconsejaron en contra de este viaje porque Josué tenía muy bajo número de glóbulos blancos, unos 5.000, pero estábamos muy decididos. Y en el día que nos fuimos, el número de glóbulos de nuestro hijo subió a 160.000» Manuel de Nicolo además dice.

«Ya en esto, vi el primer milagro. El niño no podía enfrentar el viaje en esas condiciones. Pero el aumento del número de glóbulos blancos en muy poco tiempo era una primera señal», dijo Elizabeth de Nicolo en vivo en el principal canal de televisión italiana RaiUno el 28 de febrero de 2010.

DELANTE DE LA VIRGEN

Desde muy temprano, Josué se sintió bien en Medjugorje. Sus padres notaron una diferencia casi desde el momento en que pisó por primera vez el pueblo:

«Una vez en Medjugorje, apenas se bajó del autobús Josué parecía misteriosamente, pero fuertemente, atraído a ese lugar santo. Como resultado del tumor, el niño casi no podía caminar más. Pero él parecía mejorar» Manuel de Nicolo ha declarado.

El periodista italiano convertido y personalidad de la televisión, Paolo Brosio, allanó el camino para que Josué fuera colocado junto a la vidente, justo en frente de la Virgen María, durante la aparición a Mirjana Dragicevic-Soldo el 2 de julio.

«Después de la aparición, para nuestra sorpresa, Joshua empezó a sentirse mejor, y no pareció experimentar mas dolor«, dice el padre.

«Pero tuvimos la gran sorpresa cuando llegamos a casa.»

DICE EL DOCTOR QUE LA CURACIÓN DE JOSUÉ ES MILAGROSA

Isabel y Manuel de Nicolo regresaron al hospital de San Giovanni Rotondo, encontrando que los médicos no podían explicar lo que vieron:

«Los ensayos clínicos subrayaron el hecho de que los 19 tumores diseminados por todo el cuerpo habían desaparecido, y las metástasis óseas se curaron completamente. Sólo detrás de los pulmones, un neuroblastoma se había mantenido, pero el tamaño del tumor se había reducido de 7,5 a 3 centímetros», dice Manuel de Nicolo.

«El médico nos dijo que Josué fue sanado milagrosamente». Y el Dr. Xavier Ladogana, el director del departamento de oncología, fue más allá: «lo que pasó con su hijo es científicamente inexplicable. Con los recursos y conocimientos que tenemos a nuestra disposición, no podemos dar una explicación médica precisa e incontestable. Sólo podemos decir que el niño ya no tiene la misma enfermedad que tenía antes de la peregrinación», Elizabeth de Nicolo cita lo que los médicos han dicho a la pareja.

JOSUÉ TIENE MÁS EXPERIENCIAS MÍSTICAS

La disminución en el tamaño de los últimos residuos tumor permitió a los médicos de Josué operarlo. Esto tuvo lugar el 17 de noviembre de 2009:

«La cirugía fue un éxito total y los médicos, incluso dijeron que esto era, en cierto sentido, en sí mismo un milagro, ya que era inexplicable: La operación duró menos de una hora y se esperaba que durara cuatro a seis horas«, dice Manuel de Nicolo.

«Después de la cirugía el niño tenía que pasar varios días en cuidados intensivos, y de hecho pasamos menos de media hora, porque se despertó de inmediato y comenzó a respirar sin problemas, más allá de las previsiones más optimistas. Para nosotros, esta intervención fue un segundo milagro.»

«Al despertar de la operación, me dijo que había estado en el cielo con Jesús, y que había recibido un gran regalo, el gran don de la vida», Elizabeth de Nicolo ha testificado.

Un año después de su primera visita, la familia volvió a Medjugorje para dar gracias. Para Josué, significó una experiencia inusual más:

«Después de doce meses, regresamos con el niño curado» Elizabeth de Nicolo dice.

«Allí vi a Josué alzar sus ojos y sonreir. Yo sabía que algo especial estaba sucediendo. Cuando le pregunté por qué sonreía y miraba al cielo y dijo: «Ten una pacífica y alegre Navidad», me dijo que estaba viendo a la Virgen y a su lado estaba el Padre Pío, que le sonreía

«Estamos seguros de que el santo de Pietrelcina es el ángel de la guarda de nuestro hijo, que lo protegió desde el comienzo de esta prueba, y sigue velando por él para siempre.»

Fuentes: Jakob Marschner para Medjugorje Today, Signos de estos Tiempos

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Inválida fue curada durante una aparición de la Virgen en Medjugorje [2011-12-19]

[SdeT] Todas las pruebas médicas fueron negativas cuando Silvia Busi se sintió muy mal a los 16 años. En pocos días, la chica italiana absolutamente normal, se encontró en una silla de ruedas, incapaz de mover sus piernas. Nueve meses más tarde la enfermedad de Silvia desapareció tan repentinamente como había comenzado; fue durante una aparición en Medjugorje al vidente Ivan Dragicevic. Pero el don de la fe es el más grande que tengo, dice ella. Sucedió entre 2004 y 2005 y salió a luz ahora.

Silvia Busi, de 23 años, cuenta la historia de su curación y la conversión en Medjugorje.

Instantaneamente enferma y lisiada durante meses, luego instanteamente curada. La vida tuvo giros drásticos cuando Silvia Busi tenía entre 16 y 17 años.

Durante nueve meses a partir de octubre de 2004 la estudiante de Padua, Italia, fue confinadoa a su silla de ruedas, incapaz de caminar o mover las piernas. El tiempo de Silvia como una inválida terminó en junio de 2005 en la parte superior de la colina de las apariciones en Medjugorje cuando ella se levantó y caminó después de una aparición de María al vidente a Ivan Dragicevic.

«Hasta principios de octubre de 2004, yo era una niña normal, estaba yendo a la escuela, teniendo amigos, bailando y nadando. De repente, en pocos días, todo eso fue bloqueado, a pesar de todas las pruebas médicas fueron todas negativas», declaró Silvia Busi durante una reciente reunión de oración en Italia.

«Cuando me encontré en una silla de ruedas, mi familia y yo vivimos momentos difíciles y dolorosos. En los meses siguientes comencé a perder peso, y mis ataques empeoraron, lo que limitó mi vida aún más, y que me llevó a una crisis emocional».

Al principio, la madre de Silvia volvió a la fe como la solución a la enfermedad de su hija. La casa era católica, pero Silvia dice que asistia a la misa dominical sólo por costumbre:

«Mi madre era nuestra fuerza» Silivia Busi dice de sus nueve meses en silla de ruedas, cuando la madre de Silvia se vio fortalecida por un grupo de oración dedicado a la Virgen María.

«Mi madre era nuestra fuerza. Al no encontrar respuestas con los médicos, se dirigió a un sacerdote que era muy devoto de un grupo mariano. Así que empezamos a seguir al grupo todos los viernes, junto con el rezo del rosario, yendo a misa y a la adoración eucarística. Seguí a mis padres, sin embargo, sólo porque no podía quedarme solo en casa «, dijo Silvia Busi.

«En mayo, el mes dedicado a la Virgen, mi madre decidió asistir al grupo todos los días y no sólo el viernes, y al menos rezar el Rosario e ir a misa Al principio no fue fácil para mí, pero después de algunas semanas, comencé a sentir la necesidad de ir allí, porque sólo allí podía sentir un poco de paz. No era capaz de hacer las mismas cosas que mis compañeros, en ese lugar sentía menos peso».

La decisión de Silvia de ir a Medjugorje fue tan repentina como la aparición de su enfermedad y su curación más tarde:

«El 20 de junio, mi fisioterapeuta me dijo que la próxima semana iba a acompañar a su madre a Medjugorje. Le pregunté si podía ir con ellos, y después de tres días me encontré en el autobús hacia Medjugorje con mi padre. Llegamos en la mañana del 24 de junio de 2005, la fiesta de San Juan Bautista, y también el aniversario de la primera aparición, «Silvia Busi dijo a los asistentes a la reunión de oración.

Cuando Silvia se enteró de que el vidente Ivan Dragicvevic iba a tener una aparición pública en la noche, inmediatamente decidió ir allí, aunque ella pensó que sería imposible llevar su silla de ruedas a la cima del Monte de las Apariciones. Pero fue llevada a la cima de la colina donde llegó a las 8 pm, dos horas antes de la aparición.

«Ese es mi primer recuerdo de orar realmente con el corazón. Esas dos horas se fueron volando. Sentado a mi lado, el líder de mi grupo me dijo de ortientarme para quedar frente a la Virgen, porque poco después iba a bajar del cielo a escucharnos a todos nosotros. Entonces le pedí por fortaleza para aceptar con serenidad el enfrentar una vida en silla de ruedas porque tenía diecisiete años, y el futuro me aterrorizaba mucho».

«Durante la aparición a Iván, vi una luz a mi izquierda: blanca, hermosa, muy ruidosa y fuerte, y la pude ver porque no estaba ciega. Cuando la vi, tuve miedo y bajé los ojos para no verla, pero también era bueno y yo no podía dejar de verla. Así, a lo largo de la aparición, yo siempre miraba esa luz a través del rabillo del ojo «, declaró Silvia Busi.

Después de la aparición, los portadores de Silvia la perdieron, y cayó sobre las piedras de la ladera. Pero Silvia no se sentía las rocas, dijo. Porque, su curación se llevó a cabo:

«Lo recuerdo como si estuviera en un colchón suave y no en las rocas duras y afiladas. También recuerdo una voz muy dulce, que me habló y me tranquilizó. Después de unos minutos, abrí los ojos y mi padre estaba llorando. Pero por primera vez en nueve meses, podía sentir mis piernas, sentí que me apoyaba en algo. Entonces le dije a mi padre: «¡Estoy curada, puedo caminar!»

«Hubo una mano extendida delante de mí. La agarré y me alcé sobre mis pies como si fuera la cosa más natural. Me eché a llorar porque se trataba de algo más grande que yo. Yo nunca podría haber imaginado esto. Entonces empecé a caminar. Mis piernas estaban muy delgadas, pero estaba segura de que jamás caería porque sentí algunos hilos invisibles que me sujetaba por detrás, y yo estaba segura de que no iba a caer ni a lastimarse.»

A la mañana siguiente, alrededor de las cinco, Silvia subió a la Montaña de la Cruz para rezar el Vía Crucis, junto con su grupo. A su regreso de Medjugorje, sólo los ataques habían quedado de su enfermedad. Pero para que ellos desaparecieran necesitó otra ayuda de Medjugorje:

«Seguí teniendo convulsiones, pero gracias a Dios que pasaron. Al principio yo era muy tímida y no quería testigos, y luego tuve muchos ataques durante el día. Entonces el Padre. Ljubo Kurtovic, un sacerdote de Medjugorje, llegó a Turín para una reunión de oración y me dijo de dar gracias y alabanzas a Dios por el don que me dio «, dijo Silvia Busi.

En Medjugorje, el sacerdote franciscano P. Ljubo Kurtovic era popular entre los lugareños y peregrinos. Silvia Busi considera el Padre. Ljubo que ha sido fundamental en la parte final de su curación

Ella confió en que rezar el Rosario y dar su testimonio, lo había hecho. Pero no fue así:

«Antes de irme, el padre Ljubo oró sobre mí, me bendijo y pocos días después desaparecieron todos los ataques. Después de un año dejé de tomar la medicina y ahora, gracias a Dios, estoy bien.»

Aunque Silvia Busi está completamente curada, ella no considera que eso sea el mayor regalo que recibió:

«La mayor gracia que Dios me dio a mí y a mi familia fue redescubrir la gracia de Dios, la fe y la conversión. El camino es muy largo, acaba de comenzar y continúa durante toda la vida. Las dificultades están ahí y nadie es inmune a ellas, pero con el poder de la fe y la oración, Uds. son capaces de superar y lidiar con ellos «, dijo.

«Con esta conversión, es como si Dios hubiera encendido un fuego dentro de mí. Pero a medida como el fuego debe ser alimentado con madera, la fe debe ser alimentada con la oración. Y por la Misa, la Adoración Eucarística, el Rosario, la lectura de la Biblia, el ayuno y la confesión al menos una vez al mes. Con todo esto, el fuego no se apaga, aun cuando el viento esté soplando.»

«Para mí esto es realmente lo más importante y hermoso en la vida. Rezo con todo mi corazón a la experimentando cotidianamente más del amor de Dios y la Virgen, que es inmenso, y lo mismo para cada uno de nosotros.»

Fuentes: Jakob Marschner para Medjugorje Today, Signos de estos Tiempos

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De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES Por los Enfermos

Oraciones de Curación

Son varias Oraciones por los Enfermos, por la Sanación de los Recuerdos, Oración del Perdón, Sanación de la propia Imagen, Sanación por la Familia.

 

 

 

 

ORACION POR LOS ENFERMOS del Padre Emiliano Tardif

Únete con fe a esta oración
depositando tu vida entera en las manos de Jesús.

Señor Jesús,
creemos que estás vivo y resucitado.
Creemos que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar
y en cada uno de nosotros.

Te alabamos y te adoramos,
por venir hasta nosotros
como pan vivo bajado del cielo.

Tú eres la plenitud de la vida.
Tú eres la resurrección y la vida.
Tú eres, Señor, la salud de los enfermos.

Hoy queremos presentarte a todos los enfermos,
porque para Ti no hay distancia
ni en el tiempo ni en el espacio.
Tú eres el eterno presente y Tú los conoces.

Ahora, Señor, te pedimos
que tengas compasión de ellos,
para que todos reconozcan que Tú estás vivo
en tu Iglesia hoy;
y que se renueve su fe y su confianza en Ti;
te lo suplicamos, Jesús.

Ten compasión de los que sufren en su cuerpo,
de los que sufren en su corazón
y de los que sufren en su alma
que están orando y oyendo los testimonios
de lo que Tú estás haciendo
por tu Espíritu renovador
en el mundo entero.

Ten compasión de ellos, Señor.
Desde ahora te lo pedimos.
Bendícelos a todos
y haz que muchos vuelvan a encontrar la salud,
que su fe crezca
y se vayan abriendo a las maravillas de tu amor,
para que también ellos sean testigos
de tu poder y de tu compasión.

Te lo pedimos, Jesús,
por el poder de tus santas llagas,
por tu santa cruz y por tu preciosa sangre.
Sánalos, Señor.
Sánalos en su cuerpo,
sánalos en su corazón,
sánalos en su alma.
Dales vida y vida en abundancia.

Te lo pedimos por intercesión
de María Santísima, tu madre,
la Virgen de los Dolores,
quien estaba presente, de pie, cerca de la cruz.
La que fue la primera en contemplar
tus santas llagas
y que nos diste por madre.

Tú nos has revelado
que ya has tomado sobre Ti
todas nuestras dolencias
y por tus santas llagas hemos sido curados.

Hoy, Señor,
te presentamos en fe a todos los enfermos
que nos han pedido oración
y te pedimos que los alivies en su enfermedad
y que les dés la salud.

Te pedimos por la gloria del Padre del cielo,
que sanes a los enfermos
que van a leer esta oración.

Haz que crezcan en la fe,
en la esperanza,
y que reciban la salud para gloria de tu Nombre.
Para que tu Reino siga extendiéndose más y más
en los corazones,
a través de los signos y prodigios de tu amor.

Todo esto te lo pedimos Jesús,
porque Tú eres Jesús,
Tú eres el Buen Pastor y todos somos ovejas
de tu rebaño.
Estamos tan seguros de tu amor,
que aún antes de conocer el resultado
de nuestra oración en fe, te decimos:
gracias Jesús por lo que Tú vas a hacer
en cada uno de ellos.

Gracias por los enfermos
que Tú estás sanando ahora,
que Tú estás visitando con tu misericordia.
Gracias, Jesús,
por lo que Tú vas a hacer.

Lo depositamos en tus manos desde hoy
y te pedimos que lo sumerjas en tus santas llagas.
Que lo cubras con tu sangre divina,
y que a través de este mensaje
tu corazón de Buen Pastor hable a los corazones
de tantos enfermos que van a leerlo.
¡Gloria y alabanza a Ti, Señor!

 

ORACIÓN POR LOS ENFERMOS del padre Emiliano Tardif

Emitida en Radio 5 de RNE

Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho:
«vengan a mí todos los que están cansados y cargados
y Yo los aliviaré».

Venimos a ti con todos los enfermos de esta parroquia
que están unidos con nosotros,
te lo suplicamos Jesús, bendícelos a todos,
pon tu mano de buen pastor sobre cada uno de ellos
y por los méritos de tu pasión
comienza a sanarlos de su enfermedad;
si es tu santa voluntad
sabemos Jesús que Tú puedes sanarlos;
y te lo pedimos en fe,
no mires nuestros pecados
sino la fe de tu Iglesia
y por el poder de tus Llagas gloriosas,
por tu santa Cruz y por tu preciosa Sangre
comienza a sanar a muchos de ellos Señor.

Y a los que Tú no vas a sanar hoy
porque en tu plan providencial,
Tú tienes algo distinto para ellos,
te pedimos que les des fortaleza
para que nunca se desesperen
y que sepan ofrecer sus sufrimientos
uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz
para darle un valor de redención.

Pero estamos tan seguros de tu presencia viva
en medio de nosotros Señor que,
aun antes de conocer el resultado de nuestra oración
en fe te decimos gracias
por todo lo que estás haciendo ahora
por nuestros enfermos.

Y todo esto te lo pedimos por intercesión
de nuestra Madre la Virgen Santísima;
y te damos gracias por lo que Tú
vas a seguir haciendo por ellos.

 

ORACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS POR UN ENFERMO

Dulcísimo Jesús, que dijisteis:
«Yo soy la Resurrección y la Vida»,
que recibiendo y llevando en Vos nuestras enfermedades,
curabas las dolencias de cuantos se te acercaban;
a Ti acudo para implorar de tu Divino Corazón
a favor de los enfermos,
suplicándote por intercesión de tu Santísima Madre,
la bienaventurada siempre Virgen María,
salud de los enfermos,
quieras aliviar y sanar en la presente enfermedad
a tu siervo …….. ,
si es conveniente para su bien espiritual y el de mi alma.

Señor Jesús, que al funcionario real que te decía:
«Venid, Señor, antes que mi hijo muera»,
le respondisteis: «Vete, tu hijo vive».
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que al ciego de Jericó,
que sentado junto al camino te decía en alta voz:
«Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí»,
le respondiste: «Recupera tu vista, tu fe te ha salvado»,
y al momento vio.
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que diciendo: «Quiero, sé limpio»,
limpiaste al leproso, que te decía suplicante:
«Señor, si quieres puedes limpiarme».
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que librasteis al mudo poseído del demonio,
hablando luego con admiración
a las turbas el que antes era mudo.
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que sanaste al enfermo
que llevaba treinta y ocho años de su enfermedad,
junto a la piscina de las ovejas, diciéndole:
«Levántate, toma tu camilla y anda» y anduvo.
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que delante del hijo muerto de la viuda de Naím,
enternecido, dijiste a la madre:
«No llores»; y tocando el féretro, añadiste:
«Joven, a ti te digo, levántate»;
entregándolo luego vivo a su madre.
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que dijisteis:
«Bienaventurados los que lloran
porque ellos serán consolados».
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que dijisteis:
«En verdad, en verdad te digo,
que todo cuanto pidieras al Padre,
en mi Nombre, os lo dará».
Sánalo, Señor.

Omnipotente y sempiterno Dios,
eterna salud de los que creen,
escúchanos en bien de tus siervos enfermos,
por quienes imploramos el auxilio de tu Misericordia;
a fin de que recobrada la salud,
te den en tu Iglesia ferviente acción de gracias.
Por Cristo Nuestro Señor.
Así sea.

 

ORACION POR LOS ENFERMOS DE CUERPO ENTERO

Jesús sabemos que tú estás presente
en el santísimo sacramento del altar
con tu cuerpo, sangre, alma y divinidad.

Bendito y adorado sea el sacratísimo
Corazón Eucarístico de Jesús.

-Te alabamos y bendecimos
quisiste tener una mamá para que te diera
su cuerpo y su sangre
para que tú la derramaras por nosotros.
Gracias Jesús.

-Y como María
queremos abandonarnos a tu voluntad,
para que en tus manos de alfarero divino
reconviertas nuestra vasija en una obra de arte
para ti.

-Aquí estoy Jesús tal y como soy,
tal vez humillado, tal vez perseguido,
incomprendido, calumniado, alegre, triste, enfermo,
sea como sea mi estado te digo
“Señor hágase en mí según tu Palabra”
Tú eres Cristo Jesús Salvador de mi historia
Presente, pasada y futura,
ven a caminar por ellas y bendícelas.

-Tú curaste a los leprosos,
cura mi lepra espiritual,
producida por mi pecado,
pecado de soberbia, debilidad o ignorancia, arrogancia
que fueron los que originaron en mi enfermedad.
Clávalos Cruz y unge mis heridas con tu bendita sangre.

-Tú que abriste los oídos a los sordos,
cura y libérame del espíritu de ceguera
que no me permite verte
para poder alabarte y bendecirte,
ni me permite ver las necesidades de mis hermanos.

-Tú que sanaste a los epilépticos y a los mudos,
libérame de los espíritus de epilepsia y mudez
que me impiden expresarme y transmitir tu palabra
con sabiduría, prudencia, claridad, afecto y firmeza.

-Tú que hiciste caminar a los paralíticos,
libérame del espíritu de parálisis
que me impiden moverme
y me dejan postrado largo tiempo
haciéndome perder la alegría
y no sé donde debo ir para cumplir tu voluntad,
y no me dejan caminar para evangelizar.

-Tú que resucitaste a los muertos,
resucita las áreas de mi vida
y de mi historia que están marchitas,
agonizantes o muertas.
Resucita mi matrimonio, mi trabajo,
mis relaciones familiares,
con mis hermanos de grupo,
resucita mi corazón que murió al amor,
o a mis sentimientos que mataron,
o dejaron herido y no puedo amar más.

-Tú que liberaste a los poseídos por el espíritu del mal,
libérame de toda influencia maligna,
a mi persona, a mi familia, a mi entorno,
y cólmame de tu espíritu santo
para que rotas las cadenas que me atan
pueda reflejar tu gloria a través de tu obra.

-Tú Señor que sanaste a tus discípulos del miedo
que los mantenía encerrados,
libérame de toda clase de miedos, al agua,
a la gente, a las multitudes,
a Dios, a las alturas, a la enfermedad,
al dolor, a la muerte,
a la soledad a los lugares cerrados.
Libérame a mí y toda mi familia.

-Señor tú que abriste el Mar Rojo,
ábreme los caminos en mi trabajo,
en mis decisiones,
en las dudas que me atormentan,
en la oscuridad de mi camino de fe.
Libérame a mí y a toda mi familia.

-Tú que entregaste la bendición a Abrahán, Jacob e Isaac,
bendice hoy a toda mi generación Señor.
A todos mis antepasados,
a las generaciones presentes y futuras.
Libéranos de los odios, muertes,
suicidios, enfermedades mentales,
cualquier tipo de brujerías, magia negra,
tarot, ciencias ocultas,
maldiciones, etc. y de todo aquello
que pudiera estar atado
y que me estuviera produciendo
un continuo sufrimiento,
desesperación, depresión etc.

-Yo renuncio en nombre de Jesucristo
a todos los caminos del mal,
negatividad y falta de amor.
Te pedimos que nos liberes del espíritu de blasfemia
que tuvieron mis antepasados
y que aún me salpican a mí
y a mis generaciones futuras.

-Te pido Señor que traigas a mi mente
cualquier actitud negativa arraigada profundamente
de dolor odio, remordimiento,
desgracia, suicidio, alcoholismo,
malos tratos, o cualquier tipo de vicio.
Te pedimos que sean sanadas y liberadas
por el misterio de tu presencia Real en la eucaristía.
Gracias Señor.
Envíanos a tus santos ángeles y arcángeles
para que nos guíen a lo largo del camino
a mí y a mi familia.
Amén

 

ORACION DE SANACIÓN DE RECUERDOS del Padre Emiliano Tardif

Como todos estamos enfermos por heridas en nuestro pasado, a continuación hacemos una oración de curación interior para que el Señor sane el corazón de los que reconozcan necesitarlo.

Padre de bondad, Padre de amor,
te bendigo, te alabo y te doy gracias
porque por amor nos diste a Jesús.

Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu
comprendemos que él es la luz,
la verdad y el buen pastor,
que ha venido para que tengamos vida
y la tengamos en abundancia.

Hoy, Padre, quiero presentarte a este hijo(a).
Tú lo(a) conoces por su nombre.
Te lo(a) presento, Señor,
para que Tú pongas tus ojos de Padre amoroso
en su vida.

Tú conoces su corazón y conoces las heridas
de su historia.
Tú conoces todo lo que él ha querido hacer
y no ha hecho.
Conoces también lo que hizo o le hicieron
lastimándolo.
Tú conoces sus limitaciones, errores y su pecado.
Conoces los traumas y complejos de su vida.

Hoy, Padre,
te pedimos que por el amor que le tienes
a tu Hijo, Jesucristo,
derrames tu Santo Espíritu sobre este hermano(a)
para que el calor de tu amor sanador,
penetre en lo más íntimo de su corazón.

Tú que Sanas los corazones destrozados
y vendas las heridas
sana a este hermano, Padre.
Entra en ese corazón, Señor Jesús,
como entraste en aquella casa
donde estaban tus discípulos llenos de miedo.

Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste:
«paz a vosotros».
Entra en este corazón y dale tu paz.
Llénalo de amor.
Sabemos que el amor echa fuera el temor.
Pasa por su vida y sana su corazón.

Sabemos, Señor,
que Tú lo haces siempre que te lo pedimos,
y te lo estamos pidiendo con María,
nuestra madre,
la que estaba en las bodas de Caná
cuando no había vino
y Tú respondiste a su deseo,
transformando el agua en vino.

Cambia su corazón y dale un corazón generoso,
un corazón afable, un corazón bondadoso,
dale un corazón nuevo.
Haz brotar, Señor, en este hermano(a)
los frutos de tu presencia.

Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor,
la paz y la alegría.
Haz que venga sobre él
el Espíritu de las bienaventuranzas,
para que él pueda saborear y buscar a Dios
cada día viviendo sin complejos
ni traumas junto a su esposo(a),
junto a su familia, junto a sus hermanos.

Te doy gracias, Padre,
por lo que estás haciendo hoy en su vida.
Te damos gracias de todo corazón
porque Tú nos sanas,
porque tu nos liberas,
porque Tú rompes las cadenas
y nos das la libertad.

Gracias, Señor,
porque somos templos de tu Espíritu
y ese templo no se puede destruir
porque es la Casa de Dios.

Te damos gracias, Señor, por la fe.
Gracias por el amor
que has puesto en nuestros corazones.

iQué grande eres Señor!
Bendito y alabado seas, Señor.

 

ORACIÓN DE PERDÓN del Padre Roberto De Grandis

Señor Jesucristo, hoy te pido la gracia de poder perdonar
a todos los que me han ofendido en mi vida.
Sé que Tú me darás la fuerza para perdonar.
Te doy gracias porque Tú me amas
y deseas mi felicidad más que yo mismo.
Señor Jesucristo,
hoy quiero perdonarme por todos mis pecados,
faltas y todo lo que es malo en mí
y todo lo que pienso que es malo.

Señor, me perdono por cualquier intromisión en ocultismo,
usando tablas de uija, horóscopos,
sesiones, adivinos, amuletos,
tomando tu nombre en vano, no adorándote;
por herir a mis padres, emborracharme,
usando droga, por pecados contra la pureza,
por adulterio, aborto, robar, mentir.
Me perdono de verdad.

Señor, quiero que me sanes de cualquier ira,
amargura y resentimiento hacia Ti,
por las veces que sentí que Tú mandaste
la muerte a mi familia, enfermedad,
dolor de corazón, dificultades financieras
o lo que yo pensé que eran castigos.
¡Perdóname, Jesús, Sáname!

Señor, perdono a mi madre
por las veces que me hirió,
se resintió conmigo,
estuvo furiosa conmigo, me castigó,
prefirió a mis hermanos y hermanas a mí,
me dijo que era tonto, feo, estúpido
o que le había costado mucho dinero a la familia,
o cuando me dijo que no era deseado,
que fui un accidente,
una equivocación o no era lo que quería.

Perdono a mi padre por cualquier falta de apoyo,
falta de amor, o de afecto, falta de atención,
de tiempo, o de compañía,
por beber, por mal comportamiento,
especialmente con mi madre y los otros hijos,
por sus castigos severos,
por desertar, por estar lejos de casa,
por divorciarse de mi madre,
por no serle fiel.

Señor, perdono a mis hermanos y hermanas
que me rechazaron,
dijeron mentiras de mí, me odiaron,
estaban resentidos contra mí,
competían conmigo por el amor de mis padres;
me hirieron físicamente
o me hicieron la vida desagradable de algún modo.
Les perdono, Señor.

Señor, perdono a mi cónyuge por su falta de amor,
de afecto, de consideración, de apoyo,
por su falta de comunicación, por tensión, faltas,
dolores o aquellos otros actos o palabras
que me han herido o perturbado.

Señor, perdono a mis hijos por su falta de respeto,
obediencia, falta de amor, de atención, de apoyo,
de comprensión, por sus malos hábitos,
por cualquier mala acción que me puede perturbar.

Señor, perdono a mi abuela, abuelo, tíos, tías y primos,
que hayan interferido en la familia
y hayan causado confusión,
o que hayan enfrentado a mis padres.

Señor, perdono a mis parientes políticos,
especialmente a mi suegra, mi suegro,
perdono a mis cuñados y cuñadas.

Señor, hoy te pido especialmente la gracia
de perdonar a mis yernos y nueras,
y otros parientes por matrimonio,
que tratan a mis hijos sin amor.

Jesús, ayúdame a perdonar a mis compañeros de trabajo
que son desagradables o me hacen la vida imposible.
Por aquellos que me cargan con su trabajo,
cotillean de mí, no cooperan conmigo,
intentan quitarme el trabajo.
Les perdono hoy.

También necesito perdonar a mis vecinos, Señor.
Por el ruido que hacen, por molestar,
por no tener sus perros atados
y dejar que pasen a mi jardín,
por no tener la basura bien recogida
y tener el vecindario desordenado; les perdono.

Ahora perdono a mi párroco y los sacerdotes,
a mi congregación y mi iglesia
por su falta de apoyo, mezquindad, falta de amistad,
malos sermones,
por no apoyarme como debieran,
por no usarme en un puesto de responsabilidad,
por no invitarme a ayudar en puestos mayores
y por cualquier otra herida que me hayan hecho;
les perdono hoy.

Señor, perdono a todos los profesionales
que me hayan herido
en cualquier forma, médicos, enfermeras, abogados,
policías, trabajadores de hospitales.
Por cualquier cosa que me hicieron;
les perdono sinceramente hoy.

Señor, perdono a mi jefe por no pagarme lo suficiente,
por no apreciarme, por no ser amable o razonable conmigo,
por estar furioso o no ser dialogante,
por no promocionarme,
y por no alabarme por mi trabajo.

Señor, perdono a mis profesores y formadores del pasado
así como a los actuales; a los que me castigaron,
humillaron, insultaron, me trataron injustamente,
se rieron de mí, me llamaron tonto o estúpido,
me hicieron quedar castigado después del colegio.

Señor, perdono a mis amigos que me han decepcionado,
han perdido contacto conmigo, no me apoyan,
no estaban disponibles cuando necesitaba ayuda,
les presté dinero y no me lo devolvieron, me criticaron.

Señor Jesús, pido especialmente la gracia de perdonar
a esa persona que más me ha herido en mi vida.

Pido perdonar a mi peor enemigo, l
a persona que más me cuesta perdonar
o la persona que haya dicho que nunca la perdonaría.

Gracias Jesús, porque me estás liberando
del mal de no perdonar
y pido perdón a todos aquellos
a los que yo también he ofendido.

Gracias, Señor, por el amor que llega a través de mí
hasta ellos.
Amén.

 

ORACION DE SANACIÓN DE LA PROPIA IMAGEN del Padre Robert de Grandis

Padre, en nombre de Jesús,
nos dirigimos a Ti para que toques
a cada uno de estos hermanos
y les des una buena imagen de sí mismos
y una verdadera autoestima en Cristo Jesús.

Señor, ellos pueden que se sientan indignos,
inapropiados o inferiores;
quizás se sientan feos, tímidos,
patosos o que no hacen nada bien.

A lo mejor les llamaron apodos que no les gustaron,
e incluso de adultos pueden sentirse inseguros
y no amados.

Señor Jesús, llévate sus sentimientos de fracaso,
de vergüenza, decepción, culpabilidad o timidez.

Te pedimos que los liberes de toda fuerza negativa
que les ha mantenido en la esclavitud
y les ha apartado de vivir una vida abundante y victoriosa.

Amado Señor, hazles saber cuánto les amas
y que ellos son la niña de tus ojos.

Nos dirigimos a Ti,
para que sepan que Tú has muerto en la cruz,
no solo por sus pecados,
sino también por sus profundas heridas emocionales
y sus recuerdos dolorosos.

Te rogamos, Señor, que sanes todo lo herido
y roto que haya en ellos.

Ayúdales a amarse a sí mismos, a aceptar tu perdón,
a perdonarse a sí mismos y perdonar a otros.

Señor Jesús, llena los vacíos de sus vidas.
Y dales el amor
y la seguridad que pueden no haber recibido.
Dales un atrevimiento santo, confianza
y nuevas energías
para que puedan hacer todas las cosas a través tuyo.

Señor, dales una buena imagen de sí mismos.
Y que puedan verse como Tú les ves:
especiales, dignos y perdonados,
para que cada uno de ellos llegue a ser la persona
que Tú creaste y quieres que sea.
En el precioso nombre de JESÚS.
Amén.

 

ORACION DE SANACIÓN POR LA FAMILIA

¡Señor Jesús! Hoy venimos a Ti,
en nombre de cada una de las personas de nuestra familia.
Tú, en tus designios de amor por cada uno de nosotros,
nos has colocado en ella
y nos has vinculado
a cada una de las personas que la componen.

En primer lugar, te queremos dar gracias de todo corazón
por cada uno de los miembros de mi familia,
por todo el amor que he recibido tuyo a través de el/os
y te queremos alabar
y glorificar porque nos has colocado en ella.

A través de la familia y en la familia,
tú nos has dado la vida y has querido para nosotros
que formemos un núcleo de amor.

Hoy, Señor, queremos que Tú pases con tu sanación
por cada uno de nosotros y realices tu obra de amor
en cada uno de nosotros.

Y antes de nada, Señor,
queremos pedirte perdón por todas las faltas de amor
que hayamos tenido en casa,
por todas nuestras indelicadezas,
por todas nuestras faltas de comprensión,
por no ser a veces cauces de tu amor para ellos.

En primer lugar, Jesús,
te pedimos que entres en el corazón de cada uno
y toques aquellas experiencias de nuestra vida
que necesiten ser sanadas.

Tú nos conoces mucho mejor que nosotros mismos;
por lo tanto, llena con tu amor
todos los rincones de nuestro corazón.

Donde quiera que encuentres – el niño herido -,
tócalo, consuélalo y pónlo en libertad.

Vuelve a recorrer nuestra vida,
la vida de cada uno de nosotros,
desde el principio,
desde el mismo momento de nuestra concepción.

Purifica las líneas hereditarias y
líbranos de aquellas cosas que puedan haber ejercido
una influencia negativa en aquel momento.

Bendícenos mientras íbamos formándonos
en el vientre de nuestra madre
y quita todas las trabas que puedan haber dificultado,
durante los meses de gestación,
nuestro desarrollo en plenitud.

Danos un profundo deseo de querer nacer
y sana cualquier trauma tanto físico como emocional
que pudiera habernos dañado durante nuestro nacimiento.

¡Gracias, Señor!, por estar ahí presente
para recibimos a cada uno de nosotros en tus brazos
en el momento mismo de nuestro nacimiento,
para darnos la bienvenida a la tierra
y asegurarnos que Tú
nunca nos faltarías ni nos abandonarías.

Jesús, te pedimos que rodees nuestra infancia con tu luz
y que toques aquellos recuerdos que nos impiden ser libres.

Si lo que más necesitamos cada uno fue más cariño maternal,
mándanos a tu Madre, la Virgen María,
para que nos dé lo que nos falta.

Pídele que nos abrace a cada uno,
que nos arrulle a cada uno,
que nos cuente cuentos
y llene el vacío que necesita el calor
y el consuelo que sólo una madre puede dar.

Quizá «el niño interior» siente la falta del amor del padre.
Señor Jesús, déjanos gritar con libertad,
con todo nuestro ser:
«¡Abba!, ¡papá! ¡Papaito!.

Si necesitábamos alguno de nosotros más cariño paternal
y la seguridad de que nos deseaban,
y nos amaban de verdad,
te pedimos que nos levantes
y nos hagas sentir la fuerza de tus brazos protectores.

Renueva nuestra confianza
y danos el valor que necesitamos
para hacer frente a las adversidades de la vida,
porque sabemos, Padre nuestro,
que tu amor nos levantará
y nos ayudará si tropezamos y caemos.

Recorre nuestra vida, Señor,
y consuélanos cuando otros nos trataban mal.

Sana las heridas de los encuentros que nos dejaron asustado,
que nos hicieron entrar en nosotros mismos
y levantar barreras de defensa ante la gente.

Si alguno de nosotros se ha sentido solo,
abandonado y rechazado por la humanidad,
concédenos por medio de tu amor que lo sana todo,
un nuevo sentido del valor de cada uno como persona.

¡Oh Jesús, nos presentamos en este día ante ti,
toda la familia y te pedimos que sanes nuestras relaciones,
que sean unas relaciones llenas de cariño,
de comprensión y de ternura
y que nuestra familia se parezca a la tuya.

Te pedimos, por intercesión de tu Madre, la Reina de la Paz,
que nuestros hogares sean lugares de paz, de armonía
y donde realmente experimentemos tu presencia.
¡Gracias, Señor!

 

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