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Novena y Coronilla de la Divina Misericordia [oraciones dictadas por Jesús]

Son de las oraciones más valoradas y rezadas por los católicos.

Y fueron dictadas directamente por Jesús a Santa Faustina Kowalska.

El 22 de febrero de 1931, Santa Faustina recibió la primera revelación de la Misericordia de Dios.

Ella lo anota así en su diario: «En la noche cuando estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de blanco».

JesusDivinaMisericordia

Una mano estaba levantada en ademán de bendecir.
.
Y con la otra mano, se tocaba el vestido, que aparecía un poco abierto en el pecho.
.
Le brillaban dos rayos largos: uno era rojo y, el otro blanco.
.
Yo me quedé en silencio contemplando al Señor.
.
Mi alma estaba llena de miedo pero también rebosante de felicidad…

Jesús le ordenó a la Hermana Faustina que escribiera un Diarios sobre la insondable misericordia que Jesús tiene para las personas, que no conoce límites.

Y así se le apareció primero pidiendo que pintara una imagen suya como Jesús Misericordioso y luego le dictó la Coronilla de la Divina Misericordia.

  

COMO SURGIÓ LA DIVINA MISERICORDIA

En 1923 la adolescente Helena Kowalska (1905-1938) fue a un baile en Lodz, Polonia y mientras bailaba se le apareció Jesucristo cubierto de heridas.

Y le dijo “por cuánto tiempo te seguirás alejando de mí”.

No fue la primera aparición de Jesús, ya que ella había comenzado a escuchar la voz de Nuestro Señor a los 7 años.

Pero esa noche fue más vivido que nunca y se dirigió inmediatamente a la catedral para orar.

Y allí una voz le dijo que fuera a Varsovia y entrara en un convento, y para allí fue sólo con un vestido y comenzó su vida de monja.

En su diario ella detalla los encuentros que tuvo con Jesús, la Santísima Virgen, demonios y ángeles.

Pero sobre todo habla de las apariciones de Jesús pidiéndole obediencia hacia los superiores y ser alma víctima.

En 1931 mientras vivía en un convento de Plock, Polonia, Jesús se le apareció vistiendo un alba blanca que ella describe de la siguiente manera,

“Una mano [levantada] en gesto de bendición, la otra toca la prenda en el pecho.

Desde debajo de la prenda, ligeramente apartada del pecho, emanaban dos grandes rayos, uno rojo y el otro pálido”.

Y allí Jesús le pide que pinte esa imagen y la bendiga el primer domingo después de Pascua, lo que hoy se conoce como la fiesta de la Divina Misericordia.

En su diario aparece que Jesús le dijo:

Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción: «¡Jesús, yo confío en Ti!.»

Yo deseo que esta Imagen sea venerada, primero en tu capilla y después en el mundo entero.

Yo prometo que el alma que honrare esta imagen, no perecerá.

También le prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, pero especialmente a la hora de su muerte.

Yo el Señor la defenderé como a Mi propia Gloria.

Cuando contó esto en confesión, el padre le dijo que seguramente Jesús deseaba pintar esta imagen en su corazón pero ella sentía que Jesús le decía:

Mi Imagen ya está en tu corazón.

Yo deseo que se establezca una fiesta de la Misericordia y que esta imagen sea venerada por todo el mundo.

Esta fiesta será el primer domingo después de Pascua.

Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia Mía a los pecadores.

Por orden de su confesor Santa Faustina le preguntó al Señor el significado de los rayos que aparecen en la imagen emanando del corazón y el Señor le respondió:

Los dos rayos significan Sangre y Agua.

El rayo pálido representa el Agua que justifica a las almas.

El rayo rojo simboliza la Sangre, que es la vida de las almas.

Ambos rayos brotaron de las entrañas mas profundas de Mi misericordia cuando mi corazón agonizado fue abierto por una lanza en la Cruz…

Bienaventurado aquel que se refugie en ellos, porque la justa mano de Dios no le seguirá hasta allí.

El Señor manifiesta su Corazón, y el agua y la sangre que de el brotaron como manantial de reconciliación para todos los hombres.

Esta revelación es una continuación de la misericordia divina que Jesús nos ofrece en la cruz y que se reveló también a Santa Margarita María.

Sin embargo como ella no sabía pintar y sus superiores y confesores no creían del todo su historia fue recién en 1933 qué pudo llevar a cabo la realización de la pintura.

En 1933 se mudó a un convento de Vilnius y el padre Miguel Sopocko comenzó a ser su director espiritual.

El padre Sopocko creyó en ella y contrató al pintor Eugenio Kazimirowski.

El padre Sopocko sirvió de modelo y Faustina fue describiendo al pintor la imagen de Jesús que había visto.

Después de terminada la obra Santa Faustina quedó decepcionada.

Pero cuando el padre Sopocko bendijo la pintura el primer domingo después de pascua de 1935 ella vio que la figura de Jesús cobraba vida y hacía la señal de la cruz.

El padre Sopocko además arregló que se produjeran miles de reproducciones en estampitas.

Pero después vino la Segunda Guerra Mundial y Lituania comenzó a formar parte de la Unión Soviética, de modo que se hizo imposible mantener la pintura original en Vilnius.

Ésta fue llevada a Bielorrusia y conservada en una iglesia rural donde permaneció gran parte de la ocupación soviética.

Mientras tanto se popularizó otra imagen de la Divina Misericordia por el artista Adolfo Hyla, qué pinto una imagen de Jesús Misericordioso basándose en la original.

cuadro de jesus de la misericordia

  

LA CORONILLA DE LA MISERICORDIA

El viernes 13 de septiembre de 1935, el Señor le reveló a santa Faustina un poderoso medio para obtener la misericordia de Dios para el mundo.

Ella lo escribe así:

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo por nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

A la mañana siguiente, cuando entraba en la capilla, escuché estas palabras interiormente:

Cada vez que entres en la capilla, inmediatamente recita la oración que te enseñé ayer.

Cuando había recitado la oración, escuché estas palabras dentro de mi alma:

Esta oración sirve para aplacar la ira de Dios.

La rezarás por nueve días en tu rosario ordinario de la siguiente manera:

al principio rezarás un Padre Nuestro, una Ave María y un Credo.

Después rezarás en las cuentas grandes:

Padre Eterno yo te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Tu Amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo para implorar el perdón de nuestros pecados y de los del mundo entero.

En las cuentas pequeñas: Por Su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al final rezarás tres veces: Santo Dios, Santo Omnipotente, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero (Diario, 474-476).

Esta es la corona que Jesús le pidió a santa Faustina introducir a su comunidad y al mundo entero.

En 1936, el Padre Miguel Sopocko hizo imprimir esta corona (en la Editorial Cebolski en Cracovia) en el reverso de la estampa con la imagen de la Divina Misericordia que Eugenio Kasimierowski pintó.

El Señor ha prometido que las almas que recen esta corona serán abrazadas con Su Misericordia durante su vida y especialmente en la hora de su muerte:

Yo prometo al alma que venere ésta imagen que no perecerá…

Protegeré durante toda su vida, cual madre a su hijo, a las almas que propagaren el culto a Mi Misericordia.

en la hora de la muerte no seré para ellos Juez sino Salvador…. (Promesa hecha durante Sus apariciones (1931-1938) a Santa Faustina Kowalska en Plock, Polonia)

  

FORMA DE REZAR LA CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Se utiliza un rosario común de cinco decenas.

1. Comenzar con Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.

2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:
«Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.»

3. En las cuentas pequeñas del Ave María:
«Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero»

4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres veces:
«Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.»

5. Jaculatoria final
«Oh Sangre y Agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en Vos confío».

Según el diario de Santa María Faustina Kowalska :

Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado…

Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte.

Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación.

Aun si el pecador mas empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia.

Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia.

Escribe que cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y él, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador.

Santa-Faustina-Kowalska

  

NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA

La Novena a la Divina Misericordia comienza el Viernes Santo y culmina el sábado antes del Domingo de la Misericordia (Domingo posterior al de Pascua).

  

PRIMER DÍA

Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de mi misericordia.

De esta forma, me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas.

Jesús misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu bondad infinita.

Acógenos en la morada de tu Compasivísimo Corazón y nunca los dejes escapar de él. Te lo suplicamos por tu amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el Compasivísimo Corazón de Jesús y por su dolorosa Pasión
muéstranos tu misericordia para que alabemos la omnipotencia de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia

  

SEGUNDO DÍA

Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y los religiosos, y sumérgelas en mi misericordia insondable.

Fueron ellas las que me dieron fortaleza para soportar mi amarga pasión.

A través de ellas, como a través de canales, mi misericordia fluye hacia la humanidad.

Jesús Misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el Cielo.

Padre Eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de tu bendición.

Por el amor del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación y a una sola voz canten alabanzas a tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia

   

TERCER DÍA

Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de mi misericordia.

Estas almas me consolaron a lo largo del vía crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.

Jesús Misericordiosísimo, que desde el tesoro de tu misericordia les concedas a todos tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu Compasivísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de él.

Te lo suplicamos por el inconcebible amor tuyo con que tu Corazón arde por el Padre Celestial.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de tu Hijo y por su dolorosa Pasión, concédeles tu bendición y rodéalas con tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia

   

CUARTO DÍA

Hoy, tráeme a aquellos que no creen en Dios y aquellos que todavía no me conocen.

También pensaba en ellos durante mi amarga pasión y su futuro celo consoló mi Corazón. Sumérgelos en el mar de mi misericordia.

Jesús Compasivísimo, que eres la Luz del mundo entero, acoge en la morada de tu Piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que no creen en Dios y de aquellos que todavía no te conocen.

Que los rayos de tu gracia las iluminen para que también ellas, unidas a nosotros, ensalcen tu misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de tu Compasivísimo Corazón.

Padre Eterno, vuelve tu mirada misericordiosa sobre las almas de aquellos que no creen en ti y de los que todavía no te conocen, pero que están encerradas en el Compasivísimo Corazón de Jesús.

Atráelas hacia la luz del Evangelio.

Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte.

Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia

   

QUINTO DÍA

Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el mar de mi misericordia.

Durante mi amarga Pasión, desgarraron mi Cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia.

Según regresan a la Iglesia, mis llagas cicatrizan y de este modo alivian mi Pasión.

Jesús Misericordiosísimo, que eres la Bondad Misma, tú no niegas la luz a quienes te la piden.

Acoge en la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas de nuestros hermanos separados y llévalas con tu luz a la unidad con la Iglesia y no las dejes escapar de la morada de tu Compasivísimo Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de tu misericordia.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de nuestros hermanos separados, especialmente a aquellos que han malgastado tus bendiciones y han abusado de tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores.

No mires sus errores, sino el amor de tu Hijo y su amarga Pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están encerrados en el Compasivísimo Corazón de Jesús.

Haz que también ellos glorifiquen tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia

santa faustina kowalska

   

SEXTO DÍA

Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños y sumérgelas en mi misericordia.

Estas son las almas más semejantes a mi Corazón.

Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía.

Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de mis altares.

Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias.

Solamente el alma humilde es capaz de recibir mi gracia; concedo mi confianza a las almas humildes.

Jesús Misericordiosísimo, tú mismo has dicho: «Aprended de mí que soy manso y humilde de Corazón».

Acoge en la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños.

Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre Celestial.

Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios mismo.

Estas almas tienen una morada permanente en tu Compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el Compasivísimo Corazón de Jesús.

Estas almas son las más semejantes a tu Hijo.

Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza tu trono.

Padre de misericordia y de toda bondad, te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia

   

SÉPTIMO DÍA

Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican mi misericordia de modo especial y sumérgelas en mi misericordia.

Estas almas son las que más lamentaron mi Pasión y penetraron más profundamente en mi Espíritu.

Ellas son un reflejo viviente de mi Corazón compasivo.

Estas almas resplandecerán con una luz especial en la vida futura.

Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.

Jesús Misericordiosísimo, cuyo Corazón es el Amor mismo, acoge en la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de tu misericordia.

Estas almas son fuertes con el poder de Dios mismo.

En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en tu misericordia y unidas a ti, ellas cargan sobre sus hombros a toda la humanidad.

Esta almas no serán juzgadas severamente, sino que tu misericordia las envolverá en la hora de la muerte.

Padre Eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran tu mayor atributo, es decir, tu misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús.

Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones desbordantes de gozo cantan a ti, oh Altísimo, un canto de misericordia.

Te suplico, oh Dios, muéstrales tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en ti.

Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo que: «a las almas que veneren esta infinita misericordia mía, yo Mismo las defenderé como mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte». Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia

   

OCTAVO DÍA

Hoy, tráeme a las almas que están detenidas en el purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi misericordia.

Que los torrentes de mi Sangre refresquen el ardor del Purgatorio.

Todas estas almas son muy amadas por mí.

Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi Justicia.

Está en tu poder llevarles el alivio.

Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas en su nombre.

Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con mi Justicia.

Jesús Misericordiosísimo, tú mismo has dicho que deseas la misericordia, he aquí que yo llevo a la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas del Purgatorio, almas que te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adecuada a tu Justicia.

Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de tu Corazón, apaguen el fuego del Purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de tu misericordia.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el Purgatorio y que están encerradas en el Compasivísimo Corazón de Jesús.

Te suplico por la dolorosa Pasión de Jesús, tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su Sacratísima Alma fue inundada, muestra tu misericordia a las almas que están bajo tu justo escrutinio.

No las mires sino a través de las heridas de Jesús, tu amadísimo Hijo, ya que creemos que tu bondad y tu compasión no tienen límites. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia

   

NOVENO DÍA

Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de mi misericordia.

Estas almas son las que más dolorosamente hieren mi Corazón.

A causa de las almas tibias, mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos.

A causa de ellas dije: Padre, aleja de mí este Cáliz, si es tu voluntad. Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.

Jesús Misericordiosísimo, que eres la compasión misma, te traigo a las almas tibias a la morada de tu Piadosísimo Corazón.

Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de tu amor puro.

Oh Jesús Compasivísimo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas al mismo ardor de tu amor y concédeles el amor santo, porque tú lo puedes todo.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están encerradas en el Piadosísimo Corazón de Jesús.

Padre de la Misericordia, te suplico por la amarga Pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de tu misericordia. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia

jesus de la divina misericordia fondo

   

DIVERSAS ANOTACIONES DE SANTA FAUSTINA EN TORNO A LA NOVENA Y A LA CORONILLA

El Señor me dijo rezar esta coronilla durante nueve días antes de la Fiesta de la Misericordia.

Debe iniciarse el Viernes Santo.

Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias. (Diario, 796)

28 de diciembre de 1936.  Hoy he iniciado la Novena a la Divina Misericordia.

Es decir, en espíritu me traslado delante de la imagen y rezo la coronilla que me enseñó el Señor.

El segundo día de la Novena vi esta Imagen como si estuviera viva, rodeada de innumerables agradecimientos y veía una gran multitud de personas que acudían y vi que muchas de ellas eran felices.

Oh Jesús, con que alegría latió mi corazón.  … (Diario, 851)

Jesús me ordena hacer una Novena antes de la Fiesta de la Misericordia y debo emplearla hoy por la conversión del mundo entero y para que se conozca la Divina Misericordia.

Para que cada alma exalte Mi Bondad.  Deseo la confianza de Mis criaturas, invita a las almas a una gran confianza en Mi Misericordia insondable. 

Que no tema acercarse a Mí el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundiría en el abismo de Mi Misericordia. (Diario, 1059)

Reza incesantemente esta Coronilla que te he enseñado.

Quienquiera que la rece recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte.

Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la ultima tabla de salvación. Hasta

el pecador mas empedernido, si reza esta Coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi Misericordia Infinita.

Deseo que el mundo entero conozca Mi Misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi Misericordia. (Diario, 687)

Hija Mía, anima a las almas a rezar la Coronilla que te he dado.

A quienes recen esta Coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan.

Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz.

Escríbelo para las almas afligidas: Cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi Misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima.

Estas almas tienen prioridad en Mi Corazón compasivo, ellas tienen preferencia en Mi Misericordia.

Proclama que ningún alma que ha invocado Mi Misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión.

Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi Bondad.

Escribe: cuando recen esta Coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador Misericordioso. (Diario, 1541)

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Oraciones a la Divina Misericordia, Fundamentales para el Momento Actual

Nuestro Señor le dictó a Santa Faustina Kowalska la Coronilla de la Misericordia.

Y también una serie de oraciones para llamar a su Misericordia Divina, tanto para para uno mismo como para otros.

“Si tú dices esta oración, con un corazón contrito y con fe, en nombre de algún pecador le daré a esa alma la gracia de la conversión”.

No debemos olvidar que estamos en el tiempo de la Misericordia de Dios, antes de su Juicio.

Y si uno lee los mensajes que la Reina de la Paz da en Medjugorje, veremos que insiste hasta el cansancio en esto.

altar misericordia

Jesús está demostrando a Santa Faustina que las oraciones a la Divina Misericordia no son sólo para la persona que las ofrece.

Sino que son principalmente oraciones de intercesión a través de las cuales Él concede gracias y misericordia a innumerables almas.

La Coronilla de la Divina Misericordia es especialmente una oración de expiación.

Expiación no sólo por mis pecados, sino por nuestros pecados, lo que incluye a nuestro linaje familiar y demás seres queridos.

Cuando hablamos de linaje queremos decir para todos aquellos en nuestra ascendencia de la familia que han pasado antes que nosotros y todos los de nuestro linaje familiar que todavía tienen que nacer.

Y por supuesto te cubre a ti y a tu familia inmediata también. 

Dice santa Faustina:

“El Señor me dijo, siempre me consuelas cuando oras por los pecadores. La oración por su conversión es para Mí la más agradable. Yo la escucho siempre”. (Diario 1397)

conversión pecadores

Al rezar esta oración, especialmente por los pecadores o los que van a morir sin reparación, vas a participar en la redención de la humanidad y la salvación de almas que son muy valiosos para Jesús.

“¡Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío!”

jesus de la divina misericordia fondo

La importancia de la oración para la gracia la expresó Jesús a Santa Faustina a través de estos mensajes:

“A través de la oración el alma se arma para enfrentar cualquier batalla.

En cualquier condición en que se encuentre un alma, debe orar.

Tiene que rezar el alma pura y bella, porque de lo contrario perdería su belleza.

Tiene que implorar el alma que tiende a la pureza, porque de lo contrario no la alcanzaría.

Tiene que suplicar el alma recién convertida, porque de lo contrario caería nuevamente.

Tiene que orar el alma pecadora, sumergida en los pecados, para poder levantarse.

Y no hay alma que no tenga el deber de orar, porque toda gracia fluye por medio de la oración” (Diario, 146).

Y también la explicó la importancia de la oración para llevar adelante los planes de Dios:

por-que-debemos-orar

“El alma debe ser fiel a la oración, a pesar de las tribulaciones, la aridez y las tentaciones.

Porque de tal plegaria en gran medida depende a veces la realización de los grandes proyectos de Dios.

Y si no perseveramos en tal plegaria, ponemos impedimentos a lo que Dios quiere hacer a través de nosotros o en nosotros.

Que cada alma recuerde estas palabras: Y encontrándose en una situación difícil, rogaba más tiempo (Diario, 872).

Estatua de Jesus de la Misericordia con arco iris arriba

 

LAS ORACIONES DEL DIARIO DE SANTA SOR FAUSTINA

I

“Amor eterno, llama pura, arde incesantemente en mi corazón y diviniza todo mi ser según Tu eterno designio por el cual me has llamado a la existencia y a participar en Tu eterna felicidad” (Diario, 1523).

 

II

“Oh, Dios misericordioso que no nos desprecias sino que continuamente nos colmas de tus gracias, nos haces dignos de Tu reino y en Tu bondad llenas con los hombres los lugares abandonados por los ángeles ingratos.

Oh Dios de gran misericordia que has apartado Tu santa vista de los ángeles rebeldes dirigiéndola al hombre arrepentido, sea honor y gloria a Tu misericordia insondable…” (Diario, 1339).

 

III

“Oh Jesús, tendido sobre la cruz, Te ruego, concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de Tu Padre, en todo, siempre y en cualquier lugar.

Y cuando esta voluntad de Dios me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que Te ruego, Jesús, que de Tus heridas fluyan sobre mí fuerza y fortaleza y que mis labios repitan:

Hágase Tu voluntad, Señor… Compasivísimo Jesús, concédeme la gracia de olvidarme de mi misma para que pueda vivir totalmente por las almas, ayudándote en la obra de salvación, según la santísima voluntad de Tu Padre…” (Diario, 1265)

santa faustina y jesus de la misericordia

 

IV

“Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti. Que este supremo atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.

Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.

Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.

Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.

Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.

Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. (…)

Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo (…)

Que Tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí” (Diario, 163).

 

V

“Oh, Rey de Misericordia, guía mi alma…” (Diario, 3).

 

VI

“Que cada latido de mi corazón sea un nuevo himno de agradecimiento a Ti, oh Dios. Que cada gota de mi sangre circule para Ti. Señor, mi alma es todo un himno de adoración a Tu misericordia. Te amo, Dios, por Ti Mismo” (Diario, 1794).

jesus de la misericordia siendo pintado

 

VII

“Oh Jesús, deseo vivir el momento actual, vivir como si este día fuera el último de mi vida: aprovechar con celo cada momento para la mayor gloria de Dios, disfrutar de cada circunstancia de modo que el alma saque provecho. Mirar todo desde el punto de vista de que sin la voluntad de Dios no sucede nada.

Oh Dios de insondable misericordia, abraza el mundo entero y derrámate sobre nosotros a través del piadoso Corazón de Jesús” (Diario, 1183).

 

VIII

“Oh Dios de gran misericordia, Bondad infinita, hoy toda la humanidad clama, desde el abismo de su miseria, a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria. Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra.

Oh Señor, Bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte.

Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida…” (Diario, 1570).

 

IX

Oh Sangre y Agua que brotaste del Santísimo Corazón de Jesús como fuente de misericordia para nosotros en ti confío.

Oh Jesús, te entregaste por nosotros a tan asombrosa pasión únicamente por amor.

La justicia de tu Padre habría sido expiada con un solo suspiro tuyo y todos tus anonadamientos son actos de tu misericordia y tu inconcebible amor (…)

Cuando estabas muriendo en la cruz, en aquel momento nos donaste tu vida eterna, al haber permitido abrir tu sacratísimo costado nos abriste una inagotable fuente de tu misericordia; nos ofreciste lo más valioso que tenías, es decir, la sangre y el agua de tu Corazón.

He aquí la omnipotencia de tu misericordia, de ella toda gracia fluye a nosotros.

Oh Jesús extendido sobre la cruz, te ruego concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de tu Padre en todas las cosas, siempre y en todo lugar.

Y cuando esta voluntad me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que te ruego, Jesús, que de tus heridas fluyan sobre mí fuerza y fortaleza y que mis labios repitan constantemente: hágase tu voluntad, Señor.

Oh Salvador del mundo, Amante de la salvación humana que entre terribles tormentos y dolor, te olvidaste de ti mismo para pensar únicamente en la salvación de las almas. Compasivísimo Jesús, concédeme la gracia de olvidarme de mí misma para que pueda vivir totalmente por las almas, ayudándote en la obra de salvación, según la santísima voluntad de tu Padre.

Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas y se abrió el mar de misericordia para el mundo entero. Oh fuente de vida, insondable misericordia de Dios, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros.

Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío!

Tu expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó inmensamente para las almas, y el océano de Misericordia se abrió por todo el mundo.

O fuente de Vida, Oh Misericordia Infinita, envuelve todo el mundo y desocúpate sobre nosotros.

Oh Sangre y Agua que brotaste del Santísimo Corazón de Jesús como fuente de misericordia para nosotros en ti confío (Diario, 187).

procesion jesus de la misericordia fondo

 

X

Oh Jesús, te entregaste por nosotros a tan asombrosa pasión únicamente por amor.

La justicia de tu Padre habría sido expiada con un solo suspiro tuyo y todos tus anonadamientos son actos de tu misericordia y tu inconcebible amor (…)

Cuando estabas muriendo en la cruz, en aquel momento nos donaste tu vida eterna, al haber permitido abrir tu sacratísimo costado nos abriste una inagotable fuente de tu misericordia; nos ofreciste lo más valioso que tenías, es decir, la sangre y el agua de tu Corazón.

He aquí la omnipotencia de tu misericordia, de ella toda gracia fluye a nosotros (Diario, 1447).

 

XI

Oh Jesús, Verdad eterna, Vida nuestra, te suplico y mendigo tu misericordia para los pobres pecadores. Dulcísimo Corazón de mi Señor, lleno de piedad y de misericordia insondable, te suplico por los pobres pecadores.

Oh sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana.

Te suplico luz para los pobres pecadores.

Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan las almas redimidas con tan preciosísima, santísima sangre tuya.

Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores (…)

Oh, qué alegría arde en mi corazón cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío. Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos (Diario, 72).


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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A la Divina Misericordia DEVOCIONES Y ORACIONES

Acto de Consagración del mundo a la Divina Misericordia

Homilía de S.S. Juan Pablo II.
Misa de consagración del santuario de la Divina Misericordia.
Consagración del mundo a la Divina Misericordia.
Santuario de Lagiewniki 17-VIII-02.

Hoy, en este santuario, quiero consagrar el mundo a la Misericordia Divina.

«Oh inconcebible e insondable misericordia de Dios, ¿quién te puede adorar y exaltar de modo digno? Oh sumo atributo de Dios omnipotente, tú eres la dulce esperanza de los pecadores» (Diario, 951, ed. it. 2001, p. 341).

Amadísimos hermanos y hermanas:

1. Repito hoy estas sencillas y sinceras palabras de santa Faustina, para adorar juntamente con ella y con todos vosotros el misterio inconcebible e insondable de la misericordia de Dios.

Como ella, queremos profesar que, fuera de la misericordia de Dios, no existe otra fuente de esperanza para el hombre. Deseamos repetir con fe: Jesús, confío en ti.

De este anuncio, que expresa la confianza en el amor omnipotente de Dios, tenemos particularmente necesidad en nuestro tiempo, en el que el hombre se siente perdido ante las múltiples manifestaciones del mal.

Es preciso que la invocación de la misericordia de Dios brote de lo más íntimo de los corazones llenos de sufrimiento, de temor e incertidumbre, pero, al mismo tiempo, en busca de una fuente infalible de esperanza.

Por eso, venimos hoy aquí, al santuario de Lagiewniki, para redescubrir en Cristo el rostro del Padre: de aquel que es «Padre misericordioso y Dios de toda consolación» (2 Co 1, 3).

Con los ojos del alma deseamos contemplar los ojos de Jesús misericordioso, para descubrir en la profundidad de esta mirada el reflejo de su vida, así como la luz de la gracia que hemos recibido ya tantas veces, y que Dios nos reserva para todos los días y para el último día.

2. Estamos a punto de dedicar este nuevo templo a la Misericordia de Dios. Antes de este acto, quiero dar las gracias de corazón a los que han contribuido a su construcción. Doy las gracias de modo especial al cardenal Franciszek Macharski, que ha trabajado tanto por esta iniciativa, manifestando su devoción a la Misericordia divina. Abrazo con afecto a las Religiosas de la Bienaventurada Virgen María de la Misericordia y les agradezco su obra de difusión del mensaje legado por santa Faustina. Saludo a los cardenales y a los obispos de Polonia, encabezados por el cardenal primado, así como a los obispos procedentes de diversas partes del mundo. Me alegra la presencia de los sacerdotes diocesanos y religiosos, así como de los seminaristas. Saludo de corazón a todos los que participan en esta celebración y, de modo particular, a los representantes de la Fundación del santuario de la Misericordia Divina, que se ocupó de su construcción, y a los obreros de las diversas empresas. Sé que muchos de los aquí presentes han sostenido materialmente con generosidad esta construcción. Pido a Dios que recompense su magnanimidad y su compromiso con su bendición.

3. Hermanos y hermanas, mientras dedicamos esta nueva iglesia, podemos hacernos la pregunta que afligía al rey Salomón cuando estaba consagrando como morada de Dios el templo de Jerusalén: «¿Es que verdaderamente habitará Dios con los hombres sobre la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta casa que yo te he construido!» (1 R 8, 27). Sí, a primera vista, vincular determinados «espacios» a la presencia de Dios podría parecer inoportuno. Sin embargo, es preciso recordar que el tiempo y el espacio pertenecen totalmente a Dios.

Aunque el tiempo y todo el mundo pueden considerarse su «templo», existen tiempos y lugares que Dios elige para que en ellos los hombres experimenten de modo especial su presencia y su gracia. Y la gente, impulsada por el sentido de la fe, acude a estos lugares, segura de ponerse verdaderamente delante de Dios, presente en ellos.

Con este mismo espíritu de fe he venido a Lagiewniki, para dedicar este nuevo templo, convencido de que es un lugar especial elegido por Dios para derramar la gracia de su misericordia.

Oro para que esta iglesia sea siempre un lugar de anuncio del mensaje sobre el amor misericordioso de Dios; un lugar de conversión y de penitencia; un lugar de celebración de la Eucaristía, fuente de la misericordia; un lugar de oración y de imploración asidua de la misericordia para nosotros y para el mundo.

Oro con las palabras de Salomón: «Atiende a la plegaria de tu siervo y a su petición, Señor Dios mío, y escucha el clamor y la plegaria que tu siervo hace hoy en tu presencia, que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta casa. (…) Oye, pues, la plegaria de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Escucha tú desde el lugar de tu morada, desde el cielo, escucha y perdona» (1 R 8, 28-30).

4. «Pero llega la hora, ya está aquí, en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en Espíritu y en verdad, porque el Padre desea que le den culto así» (Jn 4, 23). Cuando leemos estas palabras de nuestro Señor Jesucristo en el santuario de la Misericordia Divina, nos damos cuenta de modo muy particular de que no podemos presentarnos aquí si no es en Espíritu y en verdad. Es el Espíritu Santo, Consolador y Espíritu de verdad, quien nos conduce por los caminos de la Misericordia divina. Él, convenciendo al mundo «en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio» (Jn 16, 8), al mismo tiempo revela la plenitud de la salvación en Cristo.

Este convencer en lo referente al pecado tiene lugar en una doble relación con la cruz de Cristo. Por una parte, el Espíritu Santo nos permite reconocer, mediante la cruz de Cristo, el pecado, todo pecado, en toda la dimensión del mal, que encierra y esconde en sí. Por otra, el Espíritu Santo nos permite ver, siempre mediante la cruz de Cristo, el pecado a la luz del «mysterium pietatis», es decir, del amor misericordioso e indulgente de Dios (cf. Dominum et vivificantem, 32). Y así, el «convencer en lo referente al pecado», se transforma al mismo tiempo en un convencer de que el pecado puede ser perdonado y el hombre puede corresponder de nuevo a la dignidad de hijo predilecto de Dios. En efecto, la cruz «es la inclinación más profunda de la Divinidad hacia el hombre (…). La cruz es como un toque del amor eterno sobre las heridas más dolorosas de la existencia terrena del hombre» (Dives in misericordia, 8).

La piedra angular de este santuario, tomada del monte Calvario, en cierto modo de la base de la cruz en la que Jesucristo venció el pecado y la muerte, recordará siempre esta verdad. Creo firmemente que en este nuevo templo las personas se presentarán siempre ante Dios en Espíritu y en verdad. Vendrán con la confianza que asiste a cuantos abren humildemente su corazón a la acción misericordiosa de Dios, al amor que ni siquiera el pecado más grande puede derrotar. Aquí, en el fuego del amor divino, los corazones arderán anhelando la conversión, y todo el que busque la esperanza encontrará alivio.

5. «Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por los pecados nuestros y del mundo entero; por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero» (Diario, 476, ed. it., p. 193).

De nosotros y del mundo entero… ¡Cuánta necesidad de la misericordia de Dios tiene el mundo de hoy! En todos los continentes, desde lo más profundo del sufrimiento humano parece elevarse la invocación de la misericordia. Donde reinan el odio y la sed de venganza, donde la guerra causa el dolor
y la muerte de los inocentes. Se necesita la gracia de la misericordia para calmar las mentes y los corazones, y hacer que brote la paz. Donde no se respeta la vida y la dignidad del hombre se necesita el amor misericordioso de Dios, a cuya luz se manifiesta el inexpresable valor de todo ser humano. Se necesita la misericordia para hacer que toda injusticia en el mundo termine en el resplandor de la verdad.

Por eso hoy, en este santuario, quiero consagrar solemnemente el mundo a la Misericordia divina. Lo hago con el deseo ardiente de que el mensaje del amor misericordioso de Dios, proclamado aquí a través de santa Faustina, llegue a todos los habitantes de la tierra y llene su corazón de esperanza. Que este mensaje se difunda desde este lugar a toda nuestra amada patria y al mundo. Ojalá se cumpla la firme promesa del Señor Jesús: de aquí debe salir «la chispa que preparará al mundo para su última venida» (cf. Diario, 1732, ed. it., p. 568). Es preciso encender esta chispa de la gracia de Dios. Es preciso transmitir al mundo este fuego de la misericordia.

En la misericordia de Dios el mundo encontrará la paz, y el hombre, la felicidad. Os encomiendo esta tarea a vosotros, amadísimos hermanos y hermanas, a la Iglesia que está en Cracovia y en Polonia, y a todos los devotos de la Misericordia divina que vengan de Polonia y del mundo entero.

¡Sed testigos de la misericordia!

6. Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, Consolador;
te encomendamos hoy
el destino del mundo y de todo hombre.

Inclínate hacia nosotros, pecadores;
sana nuestra debilidad;
derrota todo mal;
haz que todos los habitantes de la tierra
experimenten tu misericordia,
para que en ti, Dios uno y trino,
encuentren siempre la fuente de la esperanza.

Padre eterno, por la dolorosa pasión y resurrección de tu Hijo, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Amén.

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A la Divina Misericordia DEVOCIONES Y ORACIONES

Letanías y Alabanzas a la Divina Misericordia

“El Señor Mismo me impulsa a escribir oraciones e himnos sobre Su misericordia…” (Diario, 1593).

“Deseo que conozcas más profundamente el amor que arde en Mi Corazón por las almas y tú comprenderás esto cuando medites Mi Pasión. Apela a Mi misericordia para los pecadores, deseo su salvación. Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión. Esta oración es la siguiente: Oh, Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío” (Diario, 187).

“El silencio es una espada en la lucha espiritual; (…) El alma silenciosa es capaz de la más profunda unión con Dios; vive casi siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo. En el alma silenciosa Dios obra sin obstáculos” (Diario, 477).

“Debemos rogar frecuentemente al Espíritu Santo por la gracia de la prudencia. La prudencia se compone de: la reflexión, la consideración razonable y el propósito firme. La decisión final siempre nos pertenece a nosotros” (Diario, 1106)

LETANIAS A LA MISERICORDIA DIVINA

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Jesucristo, óyenos. Jesucristo escúchanos.

Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que sois Un solo y verdadero Dios, ten piedad
De nosotros.

* EN TÎ CONFÎO
1.- Jesús, Rey de Misericordia, que has redimido el mundo.*
2.- Jesús, Rey de Misericordia, por quien todas las cosas fueron creadas.*
3.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos has santificado.*
4.-Jesús, Rey de Misericordia, que nos revelasteis el misterio de La Santísima Trinidad.*
5.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos manifestasteis la Omnipotencia de Dios.*
6.- Jesús, Rey de Misericordia, que te manifiestas en la creación de los espíritus celestiales.*
7.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos formasteis de la nada.*
8.- Jesús, Rey de Misericordia, que abrazas todo el universo.*
9.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos das la vida eterna.*
10.-. Jesús, Rey de Misericordia, que nos proteges del castigo merecido.*
11.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos libras de la miseria del pecado.*
12.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos concedes la justificación en el verbo encarnado.*
13.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos concedes misericordia por Tus Santas llagas.*
14.- Jesús, Rey de Misericordia, que brota de Tu Santísimo Corazón.*
15.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos distes a la Santísima Virgen como Madre de Misericordia.*
16.- Jesús, Rey de Misericordia, por la cual has sufrido Tu encarnación, Pasión y Muerte.*
17.- Jesús, Rey de Misericordia, por medio de la cual ayudas a todos, en todas partes y siempre.*
18.- Jesús, Rey de Misericordia, por la cual nos has prevenido con Tus Gracias.*
19.- Jesús, Rey de Misericordia, la que nos has manifestado revelándonos los Misterios Divinos.*
20.- Jesús, Rey de Misericordia, la que manifestastes instituyendo Tu Santa Iglesia.*
21.- Jesús, Rey de Misericordia, que habiendo instituido los Santos Sacramentos, nos abristes los torrentes de Tus Gracias.*
22.- Jesús, Rey de Misericordia, por la que nos has obsequiado con los Santos Sacramentos del Bautismo y de la Penitencia.*
23.- Jesús, Rey de Misericordia, por la que nos has obsequiado con la Santísima Eucaristía y el Sacerdocio*
24.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos has llamado a Nuestra Santa Fe.*
25.- Jesús, Rey de Misericordia, que la manifiestas por la conversión de los pecadores.*
26. Jesús, Rey de Misericordia, que la manifiestas iluminando a los fieles.*
27.- Jesús, Rey de Misericordia, que la revelas por la santificación de los justos.*
28.- Jesús, Rey de Misericordia, que llevas a los santos a la cumbre de la santidad.*
29.- Jesús, Rey de Misericordia, la que brota de Tus Santas llagas.*
30.- Jesús, Rey de Misericordia, la que brota de Tu Santísimo Corazón.*
31.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres consuelo de los enfermos y afligidos.*
32.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el único consuelo de los corazones afligidos.*
33.- Jesús, Rey de Misericordia, que das esperanzas a las almas que se hallan en desesperación.*
34.- Jesús, Rey de Misericordia, que acompañas a todos los hombres siempre y en todas partes.*
35.- Jesús, Rey de Misericordia, que nos colmas con el torrente de Tus Gracias.*
36.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el refugio de los moribundos.*
37.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el consuelo de las almas del purgatorio.*
38.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres la Corona de todos los Santos.*
39.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el gozo celestial de los que se salvan.*
40.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres la fuente inagotable de los milagros.*
41.- Jesús, Rey de Misericordia, que eres la salvación del mundo entero.*

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros.

Las Misericordias de Dios, son más grandes que todas sus obras.
Por eso cantaré las Misericordias de Dios para siempre.

ALABANZAS A LA DIVINA MISERICORDIA

El Amor de Dios es la flor; La Misericordia el fruto. Que el alma titubeante lea estas consideraciones sobre la Misericordia Divina y recobre la confianza.

Misericordia Divina, que brotas del seno del Padre, en Ti confío.
Misericordia Divina, supremo atributo de Dios, en Ti confío.
Misericordia Divina, misterio incomprensible, en Ti confío.
Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad, en Ti confío.
Misericordia Divina, humano o angélico, en Ti confío.
Misericordia Divina, de donde brotan vida y felicidad, en Ti confío.
Misericordia Divina, más sublime que los cielos, en Ti confío.
Misericordia Divina, manantial de milagros y maravillas, en Ti confío.
Misericordia Divina, abrazando todo el universo, en Ti confío.
Misericordia Divina, que bajas a la tierra en la Persona del Verbo Encamado, en Ti confío.
Misericordia Divina, que manaste de la herida abierta en el Corazón de Jesús, en Ti confío.
Misericordia Divina, enclaustrada en el Corazón por nosotros, y especialmente por los pecadores, en Ti confío.
Misericordia Divina, insondable en la institución de la Sagrada Hostia, en Ti confío.
Misericordia Divina, que fundaste la Santa Iglesia, en Ti confío.
Misericordia Divina, presente en el Sacramento del Santo Bautismo, en Ti confío.
Misericordia Divina, en la justificación de nosotros por Jesucristo, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos acompañas a lo largo de la vida, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos abrazas, especialmente a la hora de la muerte, en Ti confío.
Misericordia Divina, por quien recibimos el don de la inmortalidad, en Ti confío.
Misericordia Divina, siempre a nuestro lado en cada instante de nuestra vida, en Ti confío.
Misericordia Divina, escudo protector de las llamas infernales, en Ti conf?
?o.
Misericordia Divina, por quien se convierte el pecador empedernido, en Ti confío.
Misericordia Divina, que dejas atónitos a los ángeles; inasequible también a los santos, en Ti confío.
Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos rescatas de toda miseria, en Ti confío.
Misericordia Divina, manantial de felicidad y gozo, en Ti confío.
Misericordia Divina, que de la nada nos trajiste a la existencia, en Ti confío.
Misericordia Divina, que rodeas con Tus brazos toda obra de Sus manos, en Ti confío.
Misericordia Divina, que presides toda la obra de Dios, en Ti confío.
Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos, en Ti confío.
Misericordia Divina, dulce consuelo de los corazones angustiados, en Ti confío.
Misericordia Divina, única esperanza de los desesperados, en Ti confío.
Misericordia Divina, remanso de corazones, paz en la turbulencia, en Ti confío.
Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas, en Ti confío.
Misericordia Divina, esperanza renovada, perdida ya toda esperanza, en Ti confío.

Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu bondadosa mirada y aumenta Tu misericordia en nosotros para que en los momentos difíciles, no nos desalentemos ni nos desesperemos, sino que, con la máxima confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es Amor y Misericordia.

Oh incomprensible e infinita Misericordia Divina, ¿quién podrá adorarte como Te mereces. Eres la dulce esperanza del pecador. Uníos estrellas, mar y tierra en un sólo himno y cantad a coro, con vuestra mejor voz, la misericordia Divina, cuya comprensión no se nos alcanza. (11, 296-297).

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