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Los 7 Campos de Batalla de la Guerra Espiritual

El escepticismo sobre el demonio tiene un alto costo.

Los cristianos – evangélicos, católicos u ortodoxos – se han ido separando de las bases sobrenaturales del cristianismo.

Al punto que resulta común oír a un cristiano decir que no cree o tiene dudas que el demonio o los ángeles existen.

Las explicaciones psicologistas han reemplazado totalmente a las sobrenaturales cuando se evalúan fenómenos como obsesiones o trastornos de conducta.

Y un indicador de este cambio es que hoy hay más especialistas en derecho canónico que exorcistas en la Iglesia.

Paralelamente dondequiera que hoy se mire, parece que nuestra sociedad quiere lanzarse por un precipicio a mil kilómetros por hora.
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Los gobiernos promueven la aceptación cultural del aborto, la fornicación, la pornografía, el sexo, las películas violentas y el llamado «matrimonio homosexual, el control natal artificial, lo oculto, la marihuana recreativa, el suicidio asistido por doctores, etc.

Los programas de la televisión menosprecian a los cristianos que se oponen a estas cosas, y glorifican a la gente mundana que celebra estos horrores.

El demonio está a sus anchas.

Para él la tierra es un vergel con toda clase de delicias al alcance de su mano, porque quienes debieran alertar o hacerle frente descreen que esto esté sucediendo.

ajedrez entre el bien y el mal

 

EL “PARAÍSO” DEL DEMONIO ES LA TIERRA

La principal manifestación de los demonios es psicológica.
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Obsesionan. Oprimen. Deprimen. Atormentan mentalmente.

Una y otra vez, insertan pensamientos negativos.

No soy bueno. No le gusto a nadie. No puedo hacer esto. Es demasiado para mí. Nunca llegarás a nada.

Los primeros signos de su presencia suelen ser confusión o tensión.

Ellos encuentran la entrada en errores que cometemos o heridas que tenemos, y debilitan hasta que logran una gran entrada (y pueden ingresar más oscuridad).

Una vez que ellos entran, lamentablemente la mayoría de los cristianos -incluyendo a muchos católicos- están indefensos contra ellos.

La mayoría de los cristianos no se dan cuenta que los espíritus están allí.

Porque no se les enseña casi nada acerca de ellos en la Iglesia, que ha puesto a la psicología y a la filosofía en el lugar histórico de la teología mística.

El engaño demoníaco es cada vez mayor, incluso dentro de las iglesias cristianas.

Demasiadas iglesias y parroquias están en camino de convertirse en museos espiritualmente muertos y es hora de que los soldados cristianos se pongan de pie y luchen por la fe.

Si Dios permite que la actividad demoníaca aumente hasta su regreso, es muy probable que Él entrene y equipe a un número cada vez mayor de sus hijos con la fe y la eficacia para luchar contra los poderes de las tinieblas que se oponen a sus planes y su gente.

Hay muchas preguntas en este ámbito.

Pero, ¿por qué tantas personas en la Iglesia – laicos, consagrados, sacerdotes – se resisten a la demonología?

El miedo y la posibilidad de ser identificado con el extremismo teológico y emocional, contribuyen significativamente al aparente boicot o rechazo y a ridiculizar este tema, fuera de los círculos carismáticos.

Al igual que los guerrilleros, los demonios quieren distraer, destruir y molestar directamente bajo nuestras narices.

Como no se les puede ver, tal vez la gente piensa que su trabajo se debe a miedos patológicos, coincidencias, paranoia, fobias, enfermedades mentales, peculiaridades de la personalidad, o inestabilidad emocional.

El miedo al estigma social o la asociación con el fundamentalismo teológico ha ridiculizado y silenciado muchas voces cristianas.

Las opiniones negativas acerca de la liberación se basan generalmente en especulaciones propias con respecto a un tema del que tienen poco conocimiento de primera mano o experiencia.

En los seminarios esto no se enseña, más bien se enseña lo contrario, el prejuicio, de modo que cuando los sacerdotes preparan sus homilías van a leer autores y textos refractarios a esta realidad y se la trasmiten de buena fe a sus fieles.

Es aquí donde se alimenta el círculo vicioso.

¿Es posible que médicos y sacerdotes sinceros y bien intencionados, que rechazan la realidad de lo sobrenatural, a priori, estén en realidad condenando, por lo menos a algunos de sus pacientes y fieles, a tormentos mentales y emocionales a causa de su propio sesgo anti-sobrenatural?

¿Cuántos sacerdotes son conscientes de funcionamiento demoníaco? ¿Cuantos exorcistas hay?

Estamos en un punto donde tenemos mucho menos exorcistas que especialistas en derecho canónico, y esto un indicador de la crisis.

De modo que nos tenemos que proteger a nosotros mismos en la medida que las propias estructuras eclesiales fallan, y si no pregúntenle a nuestra colaboradora Susana que tiene a su hijo poseído, ver aquí.

demonio habla a un hombre

 

7 CAMPOS DE BATALLA EN LA GUERRA ESPIRITUAL CONTRA LA NUEVA ERA DE LA OSCURIDAD

Efesios 6 es el mejor ejemplo bíblico sobre cómo manejarse en la guerra espiritual:

“Por lo demás, fortalezcanse en el Señor con la fuerza de su poder.

Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio.

Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.

Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos.

Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza.

Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz.

Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno.

Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”. (Efesios 6: 10- 17)

Entonces, ¿cómo hace uno todo lo anterior?

Veamos cada uno de los campos de batalla.

 

1 – LA SAGRADA COMUNIÓN

Para empezar, la Sagrada Comunión diaria es la mejor manera de ponerse la armadura de Dios, porque Ella es Cristo mismo.

El diablo tiene siete días a la semana para trabajar en tu alma; ¿por qué no dar a Dios siete días a la semana para contrarrestar todo eso?

Y, por supuesto, la razón por la que Jesús vino al mundo fue «destruir las obras del diablo.»

La Eucaristía es Cristo, por supuesto, y cuando lo ingerimos en nuestro templo (nuestro cuerpo), Jesús limpia nuestro templo de las cosas malas, al igual que Él hizo una vez en el Templo en Jerusalén.

La Sagrada Comunión frecuente permite a Jesús librar esta batalla espiritual dentro de nosotros, lo que significa que no tenemos que luchar solos contra satanás.

San Pedro también habla de resistir al diablo, porque lucifer anda como león rugiente, buscando a quién devorar.

Parece que el diablo nos mira como ganado en engorde para el sacrificio; en lugar de heno para ganado, nuestra comida de engorde es el pecado.

Cualquiera que alguna vez haya pasado por un corral de ganado de engorde, inmediatamente percibe el hedor.

El pecado en nuestras vidas es muy parecido a eso, porque realmente apesta estar cerca del enemigo y lejos de Dios.

Al diablo le gusta el olor de fuego y del azufre.

San José de Cupertino podía literalmente oler el pecado en sus penitentes en el confesionario.

En lugar de dejar que un león rugiente nos devore, Jesús, el León de Judá, se convierte en nuestro alimento en la Eucaristía.

Así que, cuando obedecemos Su mandamiento de comer Su carne y beber Su sangre, tenemos, literalmente, Su preciosa Sangre fluyendo por nuestras venas y Su carne Sagrada en nosotros.

Y esto, en cambio, nos hace muy desagradables al paladar de satanás.

 

2 – SOMETERSE A DIOS

Santiago 4: 7 es otro gran consejo de las Escrituras:

“Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y huirá de ustedes”

Cuando nos sometemos a Dios, esto no sólo significa que nos arrepentimos de nuestros pecados, sino que estamos firmemente decididos a no cometerlos más.

Esto significa que confiamos totalmente en que Dios cuida bien de nosotros, incluso cuando las cosas son horribles en nuestras vidas.

Significa que le decimos a Dios, tan a menudo como sea posible, que Lo amamos.

Significa que Le pedimos a Dios que tome nuestra voluntad y la aplaste y que, en su lugar, ponga Su Santa Voluntad.

Significa que Le pedimos a Dios que derrita nuestro corazón en Su Sagrado Corazón, para que lleguemos a ser humildes, castos, amorosos y valientes, como Él.

Esto significa que oramos día a día para ser cada vez más como Jesús, con el poder del Espíritu Santo.

Significa que pedimos humildemente la intercesión de los santos en el cielo y de las almas en el purgatorio por el bienestar de nuestra familia, amigos, enemigos y parientes políticos.

Esto significa que empezamos rezando por las santas almas del purgatorio, por los pobres pecadores en la tierra, y por los enfermos y los moribundos.

Significa que empezamos a practicar las obras corporales y espirituales de misericordia. Dios nos habló de esto en Mateo 25: 31-46.

Esto significa que podemos desarrollar una fuerte devoción a Su Madre, al igual que Jesús la tiene.

Esto significa que tenemos tiempo para arrodillarnos frente al Tabernáculo con más frecuencia.

Esto significa que empezamos a leer y estudiar las Escrituras todos los días.

Esto significa que empezamos a ser testigos de Jesús ante los demás.

Todo lo anterior son las cosas que satanás no quiere que hagamos, y estamos, por tanto, “resistiendo al diablo”.

demonios golpeando com maza fondo

 

3 – LAS ORACIONES

Si ir a misa todos los días no es posible, entonces se puede rezar la Comunión Espiritual tan a menudo como sea posible.

El rezo diario del Santo Rosario es una fantástica manera de mantener la fe como un escudo contra satanás, porque ningún otro humano tiene más fe en Cristo que María.

Ella es la Primera Cristiana, y el evangelista San Lucas dice de Ella que Su alma proclama la grandeza de Jesús, y ¡esto es algo grande!

Al rezar el Santo Rosario, estás invocando a la archienemiga humana de satanás (Génesis 3:15 y Apocalipsis 12: 13-17) para que libre esta batalla para ti.

Consagrarte a Jesús por María es una gran manera de añadir armadura en ti.

Cuando eres tentado, simplemente repite el «Ave María» una y otra vez, hasta que pase la sensación.

Nuestro cerebro no tiene oportunidad contra el intelecto superior del diablo, pero ya que no tiene corazón, María lo derrota siempre con su Corazón Inmaculado.

Meditar la Pasión de Cristo, mientras se reza cualquier oración, también es una gran forma de protegernos de los malvados engaños de Satanás.

En otras palabras, no libramos esta batalla solos: suplicamos y recibimos ayuda celestial.

 

4 – LOS SACRAMENTALES

Los sacramentales como la Medalla de San Benito, el Escapulario, o la Medalla Milagrosa en nuestro cuello son otra gran manera de ponerse la armadura de Dios.

Éstos no son amuletos de la buena suerte, sino que tienen la bendición de la Iglesia de Jesucristo.

Las bendiciones son un poder real y crean miedo en los demonios.

El uso frecuente de agua bendita sobre nuestra persona, así como rociarla en nuestros hogares y los coches también ahuyenta a los espíritus malignos.  Sta. Teresa de Ávila testificó esto.

La sal y el aceite benditos son grandes sacramentales, también.

demonio encapuchado fondo

 

5 – EVITAR LOS ESCENARIOS PECAMINOSOS

Los guerreros espirituales saben que una gran parte de la batalla contra el mal consiste en evitar las ocasiones de pecado.

Esto significa que si tenemos conocidos que cuentan chistes groseros, o que son mundanos, o que aman el dinero más que a Dios, etc., entonces debemos evitar a esas personas.

¿Por qué? Porque, como dice el refrán, «las manzanas podridas pudren a las sanas.»

Y los que hacen esto, son almas que luchan por la santidad y no quieren que sus esfuerzos se vean obstaculizados por influencias negativas.

Tampoco debemos ver películas groseras o leer revistas que excitan negativamente nuestra imaginación.

No hay que ir a los lugares en los que sabemos que la tentación abunda.

Para algunos de nosotros, estos lugares pueden incluir bares de copas (la embriaguez y todo lo malo entra al alma por los ojos) y los bufets – todo lo que quieras comer (gula).

Unirse a un grupo en la iglesia con cristianos de ideas afines es la solución a estos problemas.

 

6 – LA CONFESIÓN

La confesión frecuente también es otra gran manera de fortalecer nuestra defensa contra satanás.
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Él odia cuando confesamos nuestros pecados y somos perdonados por Cristo en el confesionario.

Nuestros pecados no perdonados son su punto de apoyo en nuestras almas, y cuando son perdonados en este gran sacramento de la reconciliación, el diablo tiene que empezar de nuevo con nosotros.

Trata de pensar en el confesionario como la tumba en la que Jesús fue colocado después de morir.

Al igual que Su cuerpo resucitó de entre los muertos en esa tumba, nuestra alma muerta (si hemos cometido un pecado mortal) resucita de entre los muertos en el confesionario cada vez que recibimos la absolución del sacerdote.

escudo espiritual, fondo

 

7 – EVITAR VINCULACIÓN CON LO SATÁNICO

Hay pasarelas satánicas que pueden abrir la puerta a los demonios en nuestra vida.
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Alguien podría poner una maldición sobre nosotros, por ejemplo (tanto las maldiciones como las bendiciones son reales y poderosas).

Otras formas incluyen incursionar en lo oculto, frecuentar la pornografía, la fornicación, el adulterio, el uso de drogas ilegales, jurar en vano en el nombre del Señor, tener un aborto, y cualquier otro pecado mortal.

Lo demoníaco adquiere generalmente una de tres formas: la desnudez, la violencia o personalidades múltiples  o a veces las tres cosas.

Bajo ninguna circunstancia vamos a iniciar contacto con los demonios, o conversar con ellos. Esto incluye la ouija, prohibida por la Iglesia.

Algunos adolescentes practican «juegos» como «charlie, charlie», que invoca a un demonio, todo en nombre de la «diversión», pero de nuevo, esto está estrictamente prohibido por la Iglesia.

Un demonio es como un velcro satánico, y no se irá fácilmente una vez conjurado.

Lo que esto significa es que la vida de una persona se verá influenciada muy negativamente hasta que se renuncie a estas prácticas, a través de la confesión, la penitencia y la expiación.

No sólo es suficiente dejar de practicar lo oculto; hay que confesarlo y alejarlo enérgicamente de nosotros con verdadero arrepentimiento.

Pero también hay otros, grados menores, de interferencia demoníaca que son posibles en nuestra vida, además de la posesión completa, como la tentación, la opresión, la obsesión, y la infestación. Para obtener información sobre esto, haz click aquí.

Los laicos no están facultados para realizar exorcismos, pero están facultados para rezar oraciones de liberación, como el «Padre Nuestro» y otras. Un exorcismo sólo lo puede llevar a cabo un sacerdote católico, y sólo con el permiso del obispo local.

 

ORACIONES PARA LA GUERRA ESPIRITUAL

 

A San Miguel Arcángel

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, se nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio.

¡Reprímele Dios! pedimos suplicantes. Y tú, ¡Oh Príncipe de la Milicia Celestial!, arroja al infierno, con el divino poder a satanás y a todos los espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

Glorioso San Miguel Arcángel, protégenos.

 

A la Santísima Virgen María

¡Oh Augusta Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles!

Pues habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal; dignaos escuchar benigna las súplicas que humildemente os dirigimos; enviad la santas legiones para que, bajo vuestras ordenes, combatan a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta precipitarlos al abismo.

¿Quién como Dios?

Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos. ¡Oh buena y tierna Madre! Vos seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina Madre! Enviad los Santos Ángeles para defendernos y rechazar lejos al demonio, nuestro mortal enemigo. Amén.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María
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¿Quién es Verdaderamente Satanás?

Es el adversario que nos pone trampas para que cumplamos el plan de Dios.

¿Y dónde está?

Es de naturaleza angélica, y por lo tanto incorpóreo.

Pero está delante de nuestros ojos presente en cada cosa qué nos sugiera no servir a Dios.

Es el príncipe de este mundo y ha logrado qué muchos cristianos digan que no existe, a pesar que la Biblia es clara, y lo es aún más el Catecismo de la Iglesia Católica.

Él es un ser que constantemente está tentando y engañando a los hombres.

Generando un proceso de prueba de nuestra fidelidad al creador.

Veamos quién es esta figura, el alcance de su poder y cómo podemos defendernos.

 

QUÉ TIPO DE SER ES SATANÁS

Satanás fue creado por Dios cómo un querubín, o sea un espíritu puro del coro más alto de los ángeles.

Fue creado antes que los seres humanos y como un ser perfecto.

Se dice que su sabiduría y su belleza eran incomparables.

Y eso le llevó a desarrollar su orgullo y posteriormente su rebelión contra Dios que lo había creado.

Él quiso recibir la misma adoración que Dios y se rebeló por no obtenerla, contando con el apoyo de un tercio de los ángeles.

Ante esta rebelión un ángel de un coro inferior, el Arcángel Miguel, entabló una resistencia contra satanás y sus huestes, estos perdieron la batalla y fueron arrojados a la Tierra.

En él libro del Apocalipsis 12: 7-9 se describe esta batalla,

«Entonces se desató una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón.

Lucharon el dragón y sus ángeles, pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo.

El dragón grande, la antigua serpiente, conocida como el Demonio o Satanás, fue expulsado; el seductor del mundo entero fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él«.

Esta rebelión continuó en la Tierra y en el próximo episodio lo vemos tomar la forma de una serpiente.

La que tentó a Eva en el jardín del Edén, para que comiera el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, que había sido prohibido por Dios.

Esto se describe en el Génesis como la caída de la humanidad en el pecado original.

A partir de ahí comienza su carrera de tentaciones y ataques a los seres humanos buscando que pequen, se alejen de Dios y por lo tanto no se hagan acreedores de sus promesas.

De modo que satanás, también conocido como el demonio o el diablo, es un ser real no un mero recurso metafórico.

 

SATANÁS COMO LA PERSONIFICACIÓN DEL MAL

Tomás de Aquino sostuvo que aunque los ángeles y los hombres no pueden tener una predisposición al mal pueden deliberadamente hacer elecciones desordenadas.

Aquino sugiere que el primer ángel al pecar causó que otros ángeles pecaran, por ejemplo en vez de coerción.

Así, los demonios están sujetos al diablo porque cuando una criatura racional peca a sugerencia de otra, se somete al poder de ese otro como parte del castigo por el pecado

En La Filosofía de Tolkien, el filósofo Peter Kreeft describe a los ángeles como

El siguiente paso (del hombre) hacia arriba en la jerarquía cósmica, inmensamente más inteligentes, más poderosos y más bellos que nosotros, las criaturas más divinas que existen”.

Ángeles y demonios son seres espirituales, aunque la Escritura, otros escritores y pensadores sugieren que pueden asumir formas humanas cuando sea necesario.

Y son extra-dimensionales, lo que significa que no están limitados por las tres dimensiones físicas y la línea de tiempo fija que restringen al hombre.

Eugene Boylan, O.C.R., observa:

“Incluso la manera en que sus (ángeles) llevan procesos mentales es muy diferente.
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Pues mientras nosotros los seres humanos avanzamos paso a paso en el proceso gradual del razonamiento, ellos ven la verdad inmediatamente, de un vistazo.

Sería erróneo imaginar que la condena inmediata de los ángeles rebeldes, sin más tiempo para la reconsideración y el arrepentimiento, pone en juicio la misericordia de Dios.

La excelencia de los poderes de la mente angélica es tal, que la reconsideración, como la entendemos, carece de sentido para ellos.

Estaban en pleno conocimiento de los hechos del caso, completamente imperturbables en su juicio por las pasiones terrenales o por la falta de reflexión, y vieron sus obligaciones y la atrocidad de su crimen con una claridad que va mucho más allá que cualquier cosa que podamos imaginar.

Ningún tiempo para la reconsideración conduciría a una inversión de su decisión.”

Aunque el diablo y los demonios se rebelaron contra Dios, conservan los atributos que recibieron cuando fueron creados, excepto que usan estos atributos para oponerse, en vez de servir a su Creador.

Las perspectivas y representaciones bíblicas, filosóficas, teológicas, artísticas sugieren que el diablo es:

  • Mucho más poderoso que cualquier hombre mortal
  • No es ateo; el diablo sabe que Dios existe y está fuera para frustrarlo
  • Excesivamente astuto e ingenioso
  • Un mentiroso entusiasta cuando se adapta a sus propósitos
  • Un maestro en encontrar y explotar la debilidad humana.

angeles y demonios fondo

 

ES PRINCIPALMENTE MENCIONADO EN EL NUEVO TESTAMENTO

Algunos cristianos creen que satanás es una figura que heredó el cristianismo desde el judaísmo, así como el cuento de su rebelión.

Sin embargo hay pocas menciones de satanás en el Antiguo Testamento, (1 Crónicas 21: 1 , Job 1: 6 Zacarías 3: 1-2) Aunque sí se le menciona por su nombre hebreo que significa adversario.

Pero para la época en que vivió Jesucristo ya se consideraba a satanás como una criatura celestial opuesta a Dios, que buscaba la destrucción de la humanidad.

Hay escritos judíos apócrifos que lo mencionan como el príncipe de los espíritus malignos, que fue expulsado del cielo por su negativa a reconocer al hombre como creado a imagen de Dios.

En el Nuevo Testamento se lo presenta como el ser maligno del universo.

Es por boca del propio Jesús que se identifica a satanás como el gobernante de este mundo (Juan 12: 31), y como un asesino, mentiroso y padre de la mentira (Juan 8: 44).

Y Jesús relaciona la destrucción del poder de satanás en el mundo como vinculado con la salvación (Juan 12: 31-33).

En la actividad pública de Jesús se ve claramente la guerra contra el príncipe de este mundo o sea satanás; por ejemplo cuando expulsaba demonios en los posesos.

Y también aparece clara en el Nuevo Testamento la batalla espiritual el libró Jesús contra él, cuando fue tentado en el desierto durante 40 días (Mateo 4: 1-11).

También advirtió varias veces a sus discípulos que serían atacados por satanás como Él lo fue, y que intentaría destruir a la Iglesia.

Un signo de esto fue la seducción a Judas Iscariote, que lo entregó a las autoridades romanas.

Luego de Jesús fue San Pablo quién se refirió más a satanás hablando de la tentación y del combate espiritual.

Pablo sentó las bases de la defensa en el combate a las tentaciones, diciendo que el diablo nos puede tentar para que pequemos, pero no puede hacer que efectivamente pequemos.

Porque somos nosotros que en definitiva resolvemos esto con nuestro libre albedrío.

amigos con el demonio

 

LA ENSEÑANZA DE LA IGLESIA SOBRE SATANÁS

El Catecismo de la Iglesia Católica habla profusamente de satanás y su influencia.

En el numeral 391 dice

«Detrás de la elección desobediente de nuestros primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a Dios que, por envidia, los hace caer en la muerte.

La Escritura y la Tradición de la Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o diablo.

La Iglesia enseña que primero fue un ángel bueno, creado por Dios.»

Y en el numeral 395 dice,

«No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios.

Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños —de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física—en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo.

El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman«.

En el numeral 414 define que la característica esencial de satanás es el orgullo.

Y cuando analiza la oración del Padre Nuestro se detiene en la petición “Líbranos del mal”, diciendo que no se refiere a que nos libre de una abstracción que es el mal, sino que nos libre de la acción de una persona que se identifica como satanás.

A pesar de las profusas menciones a satanás que están escritas en el catecismo, hoy se oye predicar poco sobre este enemigo desde los ambones.

En el siglo XIX hubo una corriente de simpatía hacia esta figura por considerarlo un libertador del yugo de Dios.

Pero posteriormente esa simpatía fue cediendo para situarse en la incredulidad actual.

En el siglo XX la presencia de Satanás se hundió en la invisibilidad.

Hoy las encuestas en todo el mundo muestran que sólo un poco más de la mitad de los cristianos creen que exista efectivamente satanás.

Esto lo advierte muy claramente el arzobispo Fulton Sheen que dijo en 1958,

“Muy pocas personas creen en el diablo en estos días, lo que se adapta muy bien al diablo.

Siempre está ayudando a difundir las noticias de su propia muerte.

La esencia de Dios es la existencia, y Él se define a sí mismo como: «Yo soy el que soy».

La esencia del diablo es la mentira, y se define a sí mismo como: «Yo soy quien no soy». 

Satanás tiene muy pocos problemas con los que no creen en él; ya están de su lado«.

mujer demonio fondo

 

LOS NOMBRES CON LOS QUE SE LE MENCIONA EN LA BIBLIA

En la Biblia podemos apreciar que se menciona a satanás con diversos otros nombres:

  • El diablo.
  • Lucifer.
  • El gobernante del poder del aire.
  • El dios de este mundo o príncipe de este mundo.
  • El gobernante de este mundo.
  • El que tiene el poder de la muerte.
  • Leviatán.
  • El gran dragón.
  • El enemigo.
  • La serpiente o serpiente antigua.
  • Abaddon, Apollyon.
  • Beelzebub, el gobernante de los demonios.
  • Beliar/ Belial.
  • El maligno.
  • El tentador.
  • El acusador.
  • Un mentiroso, el padre de la mentira.

demonio de corbata fondo

 

¿CUAL ES SU APARIENCIA?

La cultura popular lo ha representado como un humanoide con piel rojiza, cuernos, pezuñas, una cola que se bifurca y a veces alas, y con un tridente.

Estas imágenes no pertenecen a la Biblia, porque en primer lugar los ángeles no tienen apariencia humana.

Sin embargo en la Tierra pudieran tomar forma humana, aunque probablemente no la descripta arriba

El profeta Ezequiel nos hace una descripción de un querubín.

Dice que tienen 5 metros de altura con 4 alas de 2 metros de largo, están todos cubiertos de ojos y tienen manos.

Presentan cuatro caras, una propiamente la de querubín otra cara de un hombre, otra de un león y otra de un águila.

En el Apocalipsis se menciona una figura similar pero con seis alas.

Sin embargo estas descripciones distan de la característica de una belleza sin igual con la que Dios creó a los querubines.

difraz de demonio fondo

 

SATANÁS DERROTADO TOTALMENTE

La Biblia asegura que satanás y el mal serán vencidos definitivamente cuando Cristo regrese por segunda vez.

Y será arrojado a un lago de fuego y azufre donde ya habían sido arrojados el anticristo y el falso profeta.

Y allí permanecerán toda la eternidad según Apocalipsis 20: 10.

Satanás por lo tanto incrementará su rebelión contra Dios atacando a los hombres.

Y cerca del final hará surgir al anticristo, un gobernante mundial que podrá ser maravillas físicas en el mundo.

El cuál será apoyado por un falso profeta, un líder religioso, que predicará para que los seres humanos adoren al anticristo.

Se entablará una guerra, cuyo punto culminante es la batalla de Armagedón y el anticristo y el falso profeta serán arrojados al lago de fuego, o sea al infierno.

Habrá un interregno los santos gobernarán la Tierra con una presencia espiritual de Jesucristo, por un período que se dice de 1000 años, que probablemente quiera decir un período muy largo.

Al final de este período satanás será liberado nuevamente.

Y engañará nuevamente a los líderes del mundo entablando se una corta batalla que culminará con la segunda venida de Jesucristo y el destierro definitivo de satanás y sus huestes al infierno eterno.

Pero mientras tanto, antes de la tribulación menor y de la última y definitiva tribulación, vemos a satanás moviéndose con absoluta libertad en la tierra.

¿Por qué es esto?

jesus expulsa demonios

 

NOS DESCONCIERTA LA LIBERTAD CON LA QUE SE MUEVE

¿Porque Dios permite al principal promotor de la maldad vagar fuera del infierno y tentar y poseer a los seres humanos en la Tierra?

Parecería que su lugar es el infierno y ya fue arrojado ahí pero que los demonios tienen la capacidad de vagar por la Tierra también.

La explicación parecería ser que Dios permite el mal con una condición necesaria para la libertad.

Para que podamos decidir entre Él y el mal con nuestro propio libre albedrío, porque Dios no quiere que lo aceptemos porque Él lo imponga.

Detrás de esto está la idea de que nuestra vida en la Tierra es como una prueba.

En qué Dios permite cierto grado de maldad pero nos da la gracia como para que podamos oponernos a ella y vencerla.

De esta forma, nuestras tentaciones y pruebas hace más digna nuestra aceptación a Dios.

También debemos tener en cuenta, que así como los demonios vagan por la Tierra tentando y poseyendo a los seres humanos, también lo hacen los Ángeles buenos, y son el doble en cantidad que los demonios.

Y son ellos los que nos tientan a favor de Dios.

ataque del demonio fondo

 

LOS MÉTODOS QUE USA SATANÁS SOBRE LOS SERES HUMANOS

Hay dos objetivos de satanás en la tierra.

Uno es obstaculizar el gobierno de Dios sobre el mundo.

Y otro es llevar al pecado a los seres humanos y que se rebelen contra Dios, lo cual les impedirá llegar a la vida eterna en el cielo.

Los principales métodos que utiliza son la tentación y el engaño para apartarnos de la obediencia de los mandamientos de Dios.

Trata de que creamos que lo incorrecto es lo correcto y que pecando lograremos un bien mayor.

En definitiva su grito es ¡No Serviam!, cómo desde que se rebeló a Dios.

Donde hay reemplazo de Dios por otra figura, y dónde hay rebelión a servirlo, podemos encontrar la huella de Satanás.

Es la huella de la falsificación.

Por tanto la forma de vencer la estrategia de falsificación demoníaca es permanecer en la palabra de Dios.

Por eso es muy atinada la recomendación del Santo Cura de Ars, que dice que satanás es como un perro encadenado, que puede ladrar y amenazar, nos pero no mordernos, salvo que nos acerquemos demasiado.

Por lo tanto la conclusión es que debemos mantener la distancia con las mociones y las figuras que sugieran rebelión contra los mandamientos de Dios.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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El Papa Francisco, el diablo y nosotros en el combate diario

Un itinerario para la batalla espiritual.

 

La prensa mundial y la blogosfera han sido un hervidero desde hace varios meses con los comentarios frecuentes del Papa Francisco hablando de nuestro enemigo, el diablo. No sólo habla con frecuencia sobre el diablo, sino que habla de tal manera que indica que realmente cree en la existencia del diablo y de su relevancia cotidiana para cada una de nuestras vidas.

 

Papa-Francisco esparciendo agua bendita

 

Ha habido una atmósfera de escepticismo en el mundo, y en algunos sectotes de la Iglesia, acerca de lo que podría llamarse la «cosmovisión bíblica» – lo que Jesús y los apóstoles realmente creen sobre el mundo – por lo que los comentarios del Papa Francisco de la realidad del diablo han sido impactantes. Pero la creencia en el diablo y su trabajo para destruir las almas es una parte integrante de la revelación bíblica y se enseña con autoridad por la Iglesia (véase el Catecismo de la Iglesia Católica , 391-395).

¿POR QUÉ EL PAPA FRANCISCO HABLA SOBRE EL DIABLO CON FRECUENCIA?

El Papa Francisco es un jesuita, y una parte integral de la formación de los jesuitas son los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, donde la meditación sobre la realidad de satanás y la necesidad de discernir y resistir sus obras desempeña un papel importante. Discernir la obra del maligno, el trabajo del espíritu humano, y la obra del Espíritu Santo es el fundamento de la espiritualidad jesuita.

Tal vez otra razón por la que el Papa Francisco hable sobre el diablo con tanta frecuencia es que él está discerniendo el trabajo del diablo en el mundo de hoy y en la vida de las personas y sabe que si no anuncia esta realidad no vamos a utilizar los medios necesarios para derrotar las obras del diablo.

Cuando era todavía Arzobispo de Buenos Aires, discernía la mano de satanás detrás del ataque al matrimonio, un ataque que aún se está llevando a cabo con hostilidad inusual y rapidez en muchos países. Cuando una ley a favor del «matrimonio» de personas del mismo sexo fue propuesta en 2010 (y más tarde pasó) en Argentina, dijo:

Está en juego el rechazo total de la ley de Dios grabada en nuestros corazones. No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política, sino que es un intento de destruir el plan de Dios. No es sólo un proyecto de ley… sino un movimiento del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios.

Él también ha identificado la obra del diablo en el desaliento, la desesperanza, en la profunda decepción de pensar la oscuridad de uno, que es realmente la luz, en la calumnia que destruye a las personas y la reputación y en la hostilidad hacia los cristianos que produce en nuestro tiempo más mártires que en cualquier momento en la historia cristiana.

¿CUÁLES SON ENTONCES LOS MEDIOS QUE EL SEÑOR NOS HA DADO PARA RECONOCER Y DERROTAR A LA OBRA DEL DIABLO EN NUESTRAS PROPIAS VIDAS? 

Algunas de las enseñanzas bíblicas de gran ayuda en esta figura está en Efesios, donde se nos dice que nuestra lucha no es sólo contra sangre y la carne, sino contra los principados y potestades, « pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba». Debido a que este es el caso, se nos dice «Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas». (cf. Ef 6:10 -20)

¿Qué es esta armadura necesaria para resistir el mal y mantener nuestro territorio? Es la verdad, es la santidad, es la claridad acerca de la salvación, es el compromiso con la misión, para conocer y utilizar la Palabra de Dios. No sólo para defendernos de las mentiras del Maligno, sino para hablar palabras de verdad que ponen a la gente libre del engaño demoníaco y la esclavitud.

EL «ESCUDO DE LA FE»

El escudo de la fe nos es dado a «apagar todos los dardos de fuego del maligno».

¿Cuáles son estos dardos de fuego?

Son las tentaciones, las mentiras, las seducciones de los demonios que pretenden alejarnos de Dios y del camino que lleva a la salvación.

La fe tiene un doble significado. Por un lado, la fe es la confianza completa y entrega a Dios, que es todo lo bueno y digno de toda nuestra adoración y obediencia, que viene de  la amistad con Cristo, esa relación personal, de la que los últimos Papas han hablado con tanta frecuencia.

Y la clave para discernir lo que es de Dios y lo que es del enemigo es la familiaridad con la «voz» del Señor a través de una relación que crece en profundidad e intimidad a través de la oración, por lo que «orar en todo tiempo según inspire el Espíritu» es lo que Efesios nos insta a hacer.

Por otro lado está la fe en las verdades reveladas a nosotros que son necesarias para nuestra salvación, Cristo, la Iglesia y la vida de santidad que nos conducen a la bienaventuranza del cielo. Estas verdades también contienen advertencias claras y explícitas sobre lo que nos va a excluir del reino. El diablo está particularmente interesado ??en engañarnos en estas áreas por lo que San Pablo lo advierte expresamente y en repetidas ocasiones en la primera carta a los Corintios:

¿No saben acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se engañen: ni los que tienen relaciones sexuales prohibidas, ni los que adoran a los ídolos, ni los adúlteros, ni los homosexuales y los que sólo buscan el placer, ni los ladrones, ni los que no tienen nunca bastante, ni los borrachos, ni los chismosos, ni los que se aprovechan de los demás heredarán el Reino de Dios. (1 Corintios 6:9-10)

Listas similares se encuentran en Gálatas, Efesios y Apocalipsis.

Por desgracia, muchos de nuestros hermanos católicos no saben que una batalla espiritual se libra en contra de ellos y no han hecho uso de la armadura espiritual que puede protegerlos y es gratuita.

Muchos de nuestros hermanos católicos se están alejando junto con la cultura, creyendo todo lo que escuchan de esas fuentes tontas, moviéndose a lo largo de ese camino ancho que lleva a la destrucción (véase Mt 7. 13-14).

Los «dardos de fuego» del enemigo están entrando a muchos de nuestros hermanos católicos, plantando la mentira, sembrando la sospecha, provocando deseos desordenados y presentando justificaciones para la conducta pecaminosa.

UNA AYUDA ADICIONAL EN TIEMPOS DIFÍCILES: LA ORACIÓN A MARÍA

Mientras que la base principal para iniciar con éxito esta guerra espiritual está contenida en estos textos que acabamos de considerar, el Papa Francisco nos ha señalado una ayuda especial adicional que tenemos como católicos, a la que tenemos que recurrir en estos tiempos difíciles.

Hace un par de meses el Papa Francisco y el Papa Emérito Benedicto XVI consagraron juntos al Vaticano a San José y a San Miguel Arcángel. El Papa Francisco pidió la protección paternal de San José sobre cada uno de nosotros y sobre toda la Iglesia, y él invocó la protección de San Miguel Arcángel en contra del «enemigo por excelencia, el diablo» pidiendo a San Miguel «defendernos del maligno y desterrarlo».

¿Cómo no pensar que la oración a San Miguel Arcángel que el Papa León XIII hace más de cien años nos pidió orar por la protección contra el maligno, una oración que fue presuntamente iniciada en respuesta a una visión de satanás en que apareció como «jabalí» rasgando la viña del Señor?

Entonces el Papa Francisco también nos ha pedido que nos valgamos de otra arma muy especial y espiritual como una defensa contra el maligno: la intercesión de María a través de la oración del Rosario:

La Madre de Cristo y de la Iglesia está siempre con nosotros… María lucha con nosotros, sostiene a los cristianos en su lucha contra las fuerzas del mal. La oración con María, especialmente el rosario, tiene esta «dimensión de sufrimiento», es decir de la lucha, una oración para sostener en la batalla contra el maligno y sus cómplices.

Estamos en una batalla, como individuos y como Iglesia, pero no nos hemos quedado huérfanos. El Señor mismo nos acompaña junto con toda la corte celestial, y de manera especial María y San Miguel Arcángel. Pero tenemos que hacer nuestra parte y ponernos toda la armadura de Dios. 

Si lo hacemos, no sólo serán capaces de defendernos en contra de la «perversidad y asechanzas del maligno», sino también vamos a manejar la «espada del Espíritu que es la Palabra de Dios» y tomar nuestra parte en la Nueva Evangelización.

Fuentes: Catholic Pulse, Signos de estos Tiempos

 

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Aún no ha prendido la prédica de Francisco sobre el diablo a pesar de sus bases bíblicas [2013-05-16]

Tras mucho silenciamiento acumulado por décadas.
El Papa Francisco ha incorporado, desde el inicio de su pontificado, la sobre-comunicación de que el diablo o demonio está detrás del mal de este mundo, pero no como una categoría abstracta sino como una entidad o persona real. Sin embargo, es tanta la presión de décadas de silenciamiento de su prédica, que ha tenido poco impacto y se ha tomado casi como una anécdota del folclórico Bergoglio.

 

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En una de sus homilías matutinas en la capilla de la Domus Sanctae Marthae dijo que no sólo hay odio en el mundo hacia Jesús y la Iglesia, sino que detrás de este espíritu del mundo está «el príncipe de este mundo»:

«Con su muerte y resurrección Jesús nos ha rescatado del poder del mundo, del poder del diablo, del poder del príncipe de este mundo. El origen del odio es éste: estamos salvados y ese príncipe del mundo, que no quiere que seamos salvados, nos odia y hace nacer la persecución que desde los primeros tiempos de Jesús continua hasta hoy».

Hay que reaccionar ante el diablo – dice el Papa – como hizo Jesús, que:

«respondió con la palabra de Dios. Con el príncipe de este mundo no se puede dialogar. El diálogo entre nosotros es necesario; es necesario para la paz, es una actitud que debemos tener entre nosotros para escucharnos, para entendernos. Y debe mantenerse siempre. El diálogo nace de la caridad, del amor. Pero con ese príncipe no se puede dialogar; se puede solamente responder con la palabra de Dios que nos defiende».

A CONTRAMANO DE LA OPINIÓN GENERALIZADA

Esto va a contramano  de la predicación actual de la Iglesia, que sobre él calla o lo reduce a metáfora. Y a pesar de que sus alusiones han sido profusamente difundidas, décadas de minimización del diablo proyectan sombra sobre las mismas palabras del Papa, al punto que la opinión pública, tanto católica como laica, ha mostrado despreocupación ante su insistencia sobre el diablo o, como máximo, indulgente curiosidad.

Francisco habla del diablo demostrando que tiene muy claro en su mente sus fundamentos bíblicos y teológicos

Precisamente para refrescar la mente sobre dichos fundamentos ha intervenido en «L’Osservatore Romano» del 4 de mayo el teólogo Inos Biffi, con un artículo que recorre la presencia y el papel del diablo en el Antiguo y el Nuevo Testamento.

CÓMO HABLAN DEL DEMONIO LAS ESCRITURAS POR INOS BIFFI

Tras la aparición del hombre, obra del sexto día de la creación, se advierte la presencia de algo misterioso e inquietante, la serpiente. Asombra y desconcierta lo que ésta inicia con los progenitores, y lo que quiere obtener de estos: insinuar en ellos la sospecha hacia Dios, es decir, persuadirles de que las prohibiciones por él planteadas provienen de sus celos, de su temor de que ellos quieran equipararse a él. La serpiente encarna, precisamente al principio del mundo y de su historia, la presencia de un ser envidioso:

«Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo» (Sabiduría 2, 24).

EN EL NUEVO TESTAMENTO SE MENCIONA A MENUDO ESTA SERPIENTE

Jesús declara que el diablo es:

«homicida desde el principio»; en él «no hay verdad»; «cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira» (Juan 8, 44). Y de nuevo Jesús lo define «Príncipe de este mundo» (Juan 12, 31; 16, 11).

Pablo afirma que:

«la serpiente engañó a Eva con su astucia» (2 Corintios 11, 3) y menciona a quien se pierde «yendo en pos de Satanás» (1 Timoteo 5, 15).

El mismo apóstol habla del vivir mundano con el que se sigue:

al «Príncipe del imperio del aire, el Espíritu que actúa en los rebeldes» (Efesios 2, 2); menciona las «acechanzas del diablo» y nuestra batalla «contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal» (Efesios 6, 12).

La primera carta de Pablo nombra

al «enemigo», «el diablo» o el «acusador», que «ronda como león rugiente, buscando a quién devorar» (5, 8).

Y en las cartas de Juan se recuerda:

al «anticristo» que debe venir (1 Juan 2, 18); el «mentiroso» que niega que Jesús es el Cristo; el «anticristo» que «niega al Padre y al Hijo» (2, 22).

En el Apocalipsis está escrito:

«Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus Ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con él» (12, 7-9).

UN SER MALIGNO HOSTIL A DIOS

Entre estos textos y la exégesis de Jesús sobre el diablo, homicida y mentiroso desde el principio, el acuerdo es perfecto: se trata de un ser hostil a Dios, que quiere destruir su Palabra y, al mismo tiempo, hostil al hombre, al cual quiere seducir, induciéndolo a rebelarse contra el diseño divino. Es el maligno. En especial, el acuerdo exegético se refiere a aquel a quien el diablo reserva su aversión, a saber: Jesucristo.

Se sitúan así, en antítesis, dos realezas: la de Jesús y la del príncipe de este mundo. El demonio no tolera a Jesucristo e intenta obstaculizar de todas las maneras posibles el eterno plan divino concebido para él. Así sucede en el desierto.

AL QUE JESÚS VENCIÓ

Pero Jesús se proclama vencedor de este príncipe:

«Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder» (Juan 14, 30).

Es precisamente cuando llega la hora de Jesús, la de su elevación en la cruz y a la derecha del Padre, cuando ese príncipe es derrotado:

«en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado».

Con la efusión del Espíritu del Señor glorificado ese príncipe encuentra su condena (Juan 16, 11). Sobre todo Pablo resalta el dominio del Resucitado:

en él el Padre «nos libró del poder de las tinieblas» (Colosenses 1, 13) y «una vez despojados los Principados y las Potestades, los exhibió públicamente, incorporándolos a su cortejo triunfal» (2, 15).

El cristiano ha pasado a ser partícipe del dominio de Jesús sobre el demonio:

«estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo (…) y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús» (Efesios 2, 5-6).

PERO SIGUE CON SU INSIDIA EN LA TIERRA

Si bien ha sido derrotado definitivamente por el Señor, el demonio sigue poniendo insidia para hacer caer al hombre redimido. Por este motivo hay que estar alerta.

Pedro hablaba de su rugido y de su aún no aplacada voluntad de dañar; Pablo exhorta a aferrar el escudo de la fe:

con el cual apagar los «encendidos dardos del Maligno» (Efesios 6, 16).

Y el mismo Jesús había enseñado a rezar pidiendo al Padre que nos liberase del maligno (Mateo 5, 13).

LA GUERRA DEL CIELO, LOS ÁNGELES BUENOS Y LOS MALOS

Las múltiples exegesis sobre la serpiente que aparece en los orígenes nos inducen a hacer algunas consideraciones.

La primera es sobre la “historia” consumada y decidida antes de la creación del hombre, y que consiste en el estallido de una «gran guerra en el cielo» (Apocalipsis 12, 7), es decir, en un consenso o en una rebelión acaecidos en el mundo angelical: un consenso o una rebelión no genéricos, pero cuyo objetivo es el concreto y eterno proyecto divino, que es personalmente Jesucristo.

La orgullosa intolerancia de los ángeles rebeldes tiene como objeto Jesús, el que  «prevalece sobre todas las cosas» y que, por tanto, prevalece también sobre ellos.

Se entiende, entonces, como la vida de Jesús haya estado obstaculizada por la presencia y las maquinaciones del diablo; y, por otra parte, desde el anuncio de su nacimiento hasta la ascensión, ha estado acompañada, servida y consolada por la presencia de los ángeles, que se alegran con él, y con él son vencedores del gran dragón y de sus satélites, expulsados del cielo y precipitados, como afirmaba el Apocalipsis.

El mismo Jesús afirmaba:

haber visto «a Satanás caer del cielo como un rayo» (Lucas 10, 18) y hablaba del «fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles» (Mateo 25, 41).

Hemos hablado de historia que precede a la historia visible del hombre: lo que conocemos es lo que aflora como si de un panorama escondido se tratara, que nos sobrepasa y se nos escapa, y que ahora sólo podemos presumir e intuir.

EL PODER DEL DIABLO SÓLO VENCIDO POR EL SEÑOR

La segunda consideración se refiere al poder impresionante de Satanás, tan fuerte y tenaz que sólo la fuerza del Hijo de Dios lo puede doblegar y desbaratar; es más, la fuerza del Hijo de Dios derrotado en la cruz y, por tanto, en una condición de extrema debilidad humana se convierte, paradójicamente y sin esfuerzo, en potencia absoluta.

El diablo consigue arrastrar todo y a todos, pero frente a Jesús sucumbe totalmente. El Crucificado resucitado recrea una humanidad vencedora, apartada de la influencia perversa del maligno.

El atractivo del dominio es reemplazado por el atractivo de Cristo, que declara:

«Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí» (Juan 12, 32).

Sólo compartiendo el vigor de Jesús muerto y glorioso conseguimos oponernos a la tentación de la serpiente de los orígenes.

Sin embargo, podría quedar una pregunta: sin duda, la caída del ángel y del hombre dependen únicamente de la libre voluntad de la criatura. No sólo: el perdón del hombre estaba incluido en el amor misericordioso del Padre, que predestinaba al Hijo Jesús redentor.

Entonces, ¿por qué el orden concreto elegido por Dios incluye esa caída y, por tanto, la realidad del pecado? No somos capaces de responder a esto: pertenece al «pensamiento del Señor», a sus «insondables designios» y a sus «inescrutables caminos» (Romanos 11, 32-34).

PERO NO SE PREDICA

Una tercera consideración es para manifestar sorpresa ante la ausencia en la predicación y en la catequesis de la verdad relativa al demonio.

Por no hablar de esos teólogos que, por un lado, aplauden que por fin el Vaticano II haya declarado la Escritura «alma de la Sagrada Teología» (Dei Verbum, 24) y, por otro, no dudan tanto en decidir su inexistencia – como hacen con los ángeles -, como en considerar marginal una dato muy claro y ampliamente dado por cierto en la Escritura misma, como es el que hace referencia al demonio, considerándolo la personificación de una oscura y primordial idea del mal, ahora ya desmitificado e inaceptable.

Un concepto como éste es una obra maestra de la ideología y equivale, sobre todo, a banalizar la obra misma de Cristo y su redención.

Es por esto por lo que no nos parecen secundarias las referencias al demonio que observamos en los discursos del Papa Francisco.

Fuentes: Sandro Magister, Tempi, Signos de estos Tiempos 

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