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Profecías de Don Bosco sobre la Iglesia, un Papa Asesinado y un 2º Pentecostés

San Juan Bosco realizó una serie de profecías, disfrazadas como “sueños”.

Hay dos que se refieren a una gran crisis en la Iglesia y su solución.

Y además coinciden en la secuencia que nos llevará a la segunda venida de cristo.

Habrá un Papa martirizado, luego de lo cual la Iglesia se repondrá.

Y vendrá un Papa que logrará reunificar a la Iglesia, un período de Paz, y luego la venida del anticristo.

Muestran cómo la Iglesia es atacada y cómo finalmente se reconstruirá por una intervención divina.

“El sueño de las dos columnas” es la profecía más conocida de ella.

Pero también está la “Marcha de los 200 días”, que debe leerse conjuntamente con la anterior.

Don Bosco previó las dificultades en el futuro de la Iglesia ya en 1862.

Maneja la alegoría a través de un barco en el mar tormentoso sufriendo ataques.

Varios papas se esfuerzan para amarrar a la Iglesia y anclarla entre dos columnas que aparecen en medio de aguas peligrosas.

Las columnas simbolizan dos devociones: Jesús en el Santísimo Sacramento y María Inmaculada, la Auxiliadora.

Un Papa es muerto en la batalla, lo que no significa necesariamente muerte física; también puede significar que no logra derrotar a los atacantes o directamente es derrotado.

Los enemigos parecen derrotar a la Iglesia.

Pero la calma y la paz llegan a la Iglesia sólo cuando el sucesor del Papa muerto ancla la Iglesia entre las dos columnas.

El mensaje es que el futuro de la Iglesia está garantizado cuando los sucesores de Pedro logran anclar a la Iglesia a las devociones de Jesús (Santísimo Sacramento) y María (María Auxilio de los Cristianos).

Lo cual supone que antes de esto, los atacantes habían logrado debilitar ambas devociones.

Hay dos frases que muestran el pensamiento de Don Bosco respecto a los tiempos difíciles que pasará la Iglesia,

“Se preparan días difíciles para la Iglesia. Lo que hasta ahora ha sucedido es casi nada en comparación de lo que tiene que suceder.” 

“La Iglesia deberá pasar tiempos críticos y sufrir graves daños, pero al fin el Cielo mismo intervendrá para salvarla.

Después vendrá la paz y habrá en la Iglesia un nuevo y vigoroso florecimiento”.

En el sueño de las Dos Columnas, el más conocido de ellos, Don Bosco habla del arsenal de los atacantes.

Habla de armas convencionales como cañones y fusiles, pero también se refiere a libros, lo que nos permite comprender que hay también un ataque ideológico.

Y que éste es previo al desembarque y ataque cuerpo a cuerpo.

En nuestra época las tres más formidables ideologías que han atacado a la Iglesia, penetrando en su interior, son el comunismo, el modernismo y el homosexualismo.

El comunismo creó corrientes como le Teología de la Liberación, que puso énfasis en la luchas de clases materialista, y que modernamente lo podemos resumir como marxismo cultural.

El modernismo, que puso énfasis en la reinterpretación de la Biblia en términos simbólicos y en la reformulación de la moral cristiana para adaptarla a la moral del mundo.

Y el homosexualismo, que es la adopción de un estilo de vida que no se alinea con la naturaleza sexual de los sacerdotes, sino que la invierte y pervierte.

La profecía narra cómo el ataque de los enemigos hacia la Iglesia va subiendo de intensidad hasta llegar al abordaje, que significa que el enemigo ya está visible en las parroquias y claustros.

Y la lucha cuerpo a cuerpo implica la batalla que cada uno de nosotros tiene con los enemigos dentro de la Iglesia.

Veamos el texto de “El Sueño de las Dos Columnas” para analizar sus detalles.

  

EL SUEÑO DE LAS DOS COLUMNAS DE SAN JUAN BOSCO

El 26 de mayo de 1862 Don Bosco había prometido a sus jóvenes que les narraría algo muy agradable en los últimos días del mes.

El 30 de mayo, pues, por la noche les contó el sueño.

Os quiero contar un sueño.

Es cierto que el que sueña no razona; con todo, yo que Os contaría a Vosotros hasta mis pecados si no temiera que salieran huyendo asustados, o que se cayera la casa, les lo voy a contar para su bien espiritual.

Este sueño lo tuve hace algunos días.

Figúrense que están conmigo a la orilla del mar, o mejor, sobre un escrollo aislado, desde el cual no ven más tierra que la que tienen debajo de los pies.

En toda aquella superficie líquida se ve una multitud incontable de naves dispuestas en orden de batalla, cuyas proas terminan en un afilado espolón de hierro a modo de lanza que hiere y traspasa todo aquello contra lo cual llega a chocar.

Dichas naves están armadas de cañones, cargadas de fusiles y de armas de diferentes clases; de material incendiario y también de libros [podemos pensar también en televisión, radio, internet, cine, teatro, prensa].

se dirigen contra otra embarcación mucho más grande y más alta, intentando clavarle el espolón, incendiarla o al menos hacerle el mayor daño posible.

A esta majestuosa nave, provista de todo, hacen escolta numerosas navecillas que de ella reciben las órdenes, realizando las oportunas maniobras para defenderse de la flota enemiga.

El viento les es adverso y la agitación del mar favorece a los enemigos.

En medio de la inmensidad del mar se levantan, sobre las olas, dos robustas columnas, muy altas, poco distante la una de la otra

Sobre una de ellas campea la estatua de la Virgen Inmaculada, a cuyos pies se ve un amplio cartel con esta inscripción: Auxilium Christianorum.

Sobre la otra columna, que es mucho más alta y más gruesa, hay una Hostia de tamaño proporcionado al pedestal y debajo de ella otro cartel con estas palabras: Salus Credentium.

El comandante supremo de la nave mayor, que es el Romano Pontífice, al apreciar el furor de los enemigos y la situación apurada en que se encuentran sus leales, piensa en convocar a su alrededor a los pilotos de las naves subalternas para celebrar consejo y decidir la conducta a seguir.

Todos los pilotos suben a la nave capitaneada y se congregan alrededor del Papa.

Celebran el consejo; pero al comprobar que el viento arrecia cada vez más y que la tempestad es cada vez más violenta, son enviados a tomar nuevamente el mando de sus naves respectivas.

Restablecida por un momento la calma, el Papa reúne por segunda vez a los pilotos, mientras la nave capitana continúa su curso; pero la borrasca se torna nuevamente espantosa. 

El Pontífice empuña el timón y todos sus esfuerzos van encaminados a dirigir la nave hacia el espacio existente entre aquellas dos columnas, de cuya parte superior todo en redondo penden numerosas áncoras y gruesas argollas unidas a robustas cadenas.

Las naves enemigas dispónense todas a asaltarla, haciendo lo posible por detener su marcha y por hundirla.

Unas con los escritos, otras con los libros, con materiales incendiarios de los que cuentan gran abundancia, materiales que intentan arrojar a bordo.

Otras con los cañones, con los fusiles, con los espolones: el combate se toma cada vez más encarnizado.

Las proas enemigas chocan contra ella violentamente, pero sus esfuerzos y su ímpetu resultan inútiles. 

En vano reanudan el ataque y gastan energías y municiones: la gigantesca nave prosigue segura y serena su camino. 

A veces sucede que por efecto de las acometidas de que se le hace objeto, muestra en sus flancos una larga y profunda hendidura.

Pero apenas producido el daño, sopla un viento suave de las dos columnas y las vías de agua se cierran y las brechas desaparecen.

Disparan entretanto los cañones los asaltantes, y al hacerlo revientan, se rompen los fusiles, lo mismo que las demás armas y espolones.

Muchas naves se abren y se hunden en el mar.

Entonces, los enemigos, encendidos de furor comienzan a luchar empleando el arma corta, las manos, los puños, las injurias, las blasfemias, maldiciones, y así continúa el combate.

Cuando he aquí que el Papa cae herido gravemente.

Inmediatamente los que le acompañan acuden a ayudarle y le levantan. 

El Pontífice es herido una segunda vez, cae nuevamente y muere.

Un grito de victoria y de alegría resuena entre los enemigos; sobre las cubiertas de sus naves reina un júbilo indecible.

Pero apenas muerto el Pontífice, otro ocupa el puesto vacante.

Los pilotos reunidos lo han elegido inmediatamente; de suerte que la noticia de la muerte del Papa llega con la de la elección de su sucesor.

Los enemigos comienzan a desanimarse. 

El nuevo Pontífice, venciendo y superando todos los obstáculos, guía la nave hacia las dos columnas.

Y al llegar al espacio comprendido entre ambas, la amarra con una cadena que pende de la proa a un áncora de la columna que ostenta la Hostia.

Y con otra cadena que pende de la popa la sujeta de la parte opuesta a otra áncora colgada de la columna que sirve de pedestal a la Virgen Inmaculada.

Entonces se produce una gran confusión.

Todas las naves que hasta aquel momento habían luchado contra la embarcación capitaneada por el Papa, se dan a la huida, se dispersan, chocan entre sí y se destruyen mutuamente.

Unas al hundirse procuran hundir a las demás.

Otras navecillas que han combatido valerosamente a las órdenes del Papa, son las primeras en llegar a las columnas donde quedan amarradas.

Otras naves, que por miedo al combate se habían retirado y que se encuentran muy distantes, continúan observando prudentemente los acontecimientos.

Hasta que, al desaparecer en los abismos del mar los restos de las naves destruidas, bogan aceleradamente hacia las dos columnas, llegando a las cuales se aseguran a los garfios pendientes de las mismas.

Y allí permanecen tranquilas y seguras, en compañía de la nave capitana ocupada por el Papa.

En el mar reina una calma absoluta.

Al llegar a este punto del relato, San Juan Bosco preguntó a Beato Miguel Rúa:

¿Qué piensas de esta narración?

El Beato Miguel Rúa contestó:

Me parece que la nave del Papa es la Iglesia de la que es Cabeza: las otras naves representan a los hombres y el mar al mundo.

Los que defienden a la embarcación del Pontífice son los leales a la Santa Sede; los otros, sus enemigos, que con toda suerte de armas intentan aniquilarla.

Las dos columnas salvadoras me parece que son la devoción a María Santísima y al Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

El Beato Miguel Rúa no hizo referencia al Papa caído y muerto y San Juan Bosco nada dijo tampoco sobre este particular.

Solamente añadió:

Has dicho bien. Solamente habría que corregir una expresión. 

Las naves de los enemigos son las persecuciones. Se preparan días difíciles para la Iglesia.

Lo que hasta ahora ha sucedido es casi nada en comparación a lo que tiene que suceder. 

Los enemigos de la Iglesia están representados por las naves que intentan hundir la nave principal y aniquilarla si pudiesen. 

¡Sólo quedan dos medios para salvarse en medio de tanto desconcierto! Devoción a María Santísima.
.
Y frecuencia de los Sacramentos: Comunión frecuente, empleando todos los recursos para practicarlos nosotros y para hacerlos practicar a los demás siempre y en todo momento.

El sueño es una alegoría de la lucha a la que cada católico está enfrentado dentro de la Iglesia.

En la profecía se habla que el Papa llama a dos Consejos y Concilios a los capitanes de las naves menores.

La primera llamada de la nave capitana a un Consejo puede significar el Concilio Vaticano I, que acabó ante la entrada de las tropas masónicas en Roma y los cardenales huyeron.

Y la segunda llamada puede significar el Concilio Vaticano II, que ante la división, adoptó medidas de compromiso para mantener la unidad.

Lo que más tarde llevó a decir al Papa Pablo VI en 1972,

El humo de Satanás ha penetrado por alguna fisura de la Iglesia

“Se creía que después de la Concilio Vaticano II habría un día soleado en la historia de la Iglesia.

Pero otro gallo cantaría, porque en su lugar llegó un día de nubes, tormentas y oscuridad.”

Y 5 años después, el Cardenal Karol Wojtyla, diría en el Congreso Eucarístico de Filadelfia:

“Estamos ahora ante la confrontación histórica más grande que la humanidad jamás haya pasado…

Estamos ante la contienda final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el anti-evangelio.

Debemos estar preparados para someternos a grandes pruebas en un futuro no muy lejano.

Pruebas que requerirán que estemos listos para renunciar incluso a nuestras vidas, y un regalo total de sí mismo para Cristo y para Cristo.

A través de sus oraciones y las mías, es posible aliviar esta tribulación, pero ya no es posible evitarla…

¡Cuántas veces la renovación de la Iglesia se produjo en sangre! No será diferente esta vez.”.

La profecía de las dos columnas tiene su continuación en el menos conocido sueño de Don Bosco de “La Marcha de los 200 días”.

  

LA VICTORIA DEL PAPA ANCLADO EN LAS DOS COLUMNAS

En la profecía de la Marcha de los 200 Días, Don Bosco indicaba lo que iba a significar la victoria del Papa anclado a las dos columnas.

Era una noche oscura, y los hombres ya no podían encontrar su camino de regreso a sus propios países.

De repente una luz brillante brilló en el cielo, iluminando su camino como al mediodía.

En ese momento salió del Vaticano, como en procesión, multitud de hombres y mujeres, niños pequeños, monjes, monjas y sacerdotes, y a su cabeza el Papa.

Pero una furiosa tormenta estalló, algo oscureciendo esa luz, como si la luz y la oscuridad estuvieran encerradas en la batalla.

Mientras tanto, la larga procesión llegó a una pequeña plaza llena de muertos y heridos, muchos de los cuales lloraban pidiendo ayuda.

Las filas de la procesión se adelgazaban considerablemente.

Después de una marcha de doscientos días, todos se dieron cuenta de que ya no estaban en Roma.

Desalentados, rodearon al Pontífice para protegerlo y ministrarle en sus necesidades.

En ese momento aparecieron dos ángeles, con un estandarte que presentaba al Sumo Pontífice, diciendo:

Tomad la bandera de Aquella que pelea y derrota a los más poderosos ejércitos de la tierra: vuestros enemigos han desaparecido: con lágrimas y suspiros sus hijos abogan por Su regreso.”

Un lado del estandarte llevaba la inscripción: Regina sine labe concepta [Reina concebida sin pecado], y el otro lado decía: Auxilium Christianorum [Ayuda de los cristianos].

El Pontífice aceptó la bandera alegremente, pero se angustió al ver cuán pocos eran sus seguidores.

Pero los dos ángeles continuaron diciendo:

Vayan, reconforten a sus hijos, escriban a sus hermanos esparcidos por todo el mundo que los hombres deben reformar sus vidas, y esto no puede lograrse si no se parte el pan del Verbo Divino entre los pueblos.

El catecismo y la predicación del desapego de las cosas terrenas.

Ha llegado el momento, concluyeron los dos ángeles, cuando los pobres evangelizarán al mundo.

Los sacerdotes serán buscados entre los que manejan la azada, la pala y el martillo, como David profetizó:

“Dios levantó al pobre de los campos para ponerlo en el trono de su pueblo”.

Al oír esto, el Pontífice siguió adelante, y las filas comenzaron a hincharse.

Al llegar a la Ciudad Santa, el Pontífice lloró al ver a sus ciudadanos desolados, ya que muchos de ellos ya no estaban.

Luego entró en San Pedro y entonó el Te Deum, al que un coro de ángeles respondió, cantando: Gloria in excelsis Deo et en terra pax hominibus bonae voluntatis.

Cuando terminó la canción, toda la oscuridad desapareció y brilló un sol abrasador.

La población había disminuido mucho en las ciudades y en el campo.

La tierra fue destrozada como por un huracán y la tormenta de granizo, y la gente se buscó unos a otros, profundamente conmovidos, y diciendo: Est Deus en Israel [Hay un Dios en Israel].

Desde el inicio del exilio hasta la entonación del Te Deum, el sol subió 200 veces. Todos los eventos descritos cubren un período de 400 días.

Esta profecía muestra la intervención del cielo, comunicada a través de los ángeles al pastor de una Iglesia pobre, pequeña y sufriente.

Le da ánimos para seguir adelante y anunciar “el catecismo y la predicación del desapego de las cosas terrenas”.

Esa debilidad se va tornando en fortaleza y sus filas se engrosan más y más hasta que desaparece la oscuridad.

Volvamos al sueño de los Dos Columnas. Don Bosco no interpretó verbalmente la trama de los Papas – uno muerto y su sucesor -, lo cual es importante porque estaría hablando de un Segundo Pentecostés.

  

UN PAPA MUERTO Y SU SUCESOR

En el Sueño de las Dos Columnas hay un Papa muerto y otro, su sucesor, que después asegura a la Iglesia a las dos columnas en medio de la algarabía y la paz, lo que equivale a un Segundo Pentecostés.

¿Quién son estos dos Papas? ¿Están en el futuro o en el pasado?

Si la cronología es correcta, se estaría prediciendo que la época de paz, de alegría y fortaleza, el Segundo Pentecostés, será inaugurado durante un papado inmediatamente después de un papa asesinado.

Pero cuando se habla de asesinato ¿estamos hablando en sentido de muerte real, de atentado contra la vida de un Papa o de muerte civil?

Si hablamos de asesinato real, el último Papa al que podrían haber asesinado podría ser Juan Pablo I; no decimos que lo haya sido, sino que podría haberlo sido.

Teóricos de la conspiración creen que fue envenenado por agentes “durmientes” dentro del Vaticano que estaban vinculados al escándalo de la P2 o la Unión Soviética (o a ambos).

Si hablamos de atentado para asesinato pensaremos en su predecesor Juan Pablo II, que fue herido por la bala de Ali Agca en la Plaza de san Pedro en 1981.

Y si hablamos de asesinato civil (simbólico), podemos pensar en las presiones que sufrió Benedicto XVI para dejar su pontificado.

Ahora bien, la dificultad de que esta profecía de Don Bosco se haya cumplido en el pasado es que no se ha visto, hasta ahora, lo que se pueda catalogar como un Segundo Pentecostés y toda la Iglesia alineada tras de un Papa.

Lo más cercano a un período de paz y florecimiento de la fe podría haber estado en el pontificado de Juan Pablo II, quien remontó las consecuencias negativas del Espíritu del Concilio Vaticano II.

Además Juan Pablo II fue un Papa mariano, que aseguró la Iglesia a esta devoción, lo que no ha sucedido con ningún papa desde el Concilio.

Sin embargo estos indicios son débiles. No ha habido fuertes indicios de un Segundo Pentecostés.

De modo que lo más probable es que lo que relata Don Bosco, si no es una mera alegoría, entonces sea un hecho que transcurrirá en el futuro.

Veamos primero como hay más coincidencias sobre el papa muerto.

  

EL PAPA MUERTO ¿SERÁ EL QUE SE RELATA EN EL 3º SECRETO DE FÁTIMA?

Si la profecía implica un Papa muerto, entonces deberíamos pensar en la profecía de Fátima, en el tercer secreto.

Este mensaje de Fátima dado medio siglo después del Sueño de Don Bosco es coincidente.

En el 3º Secreto de Fátima Sor Lucía relata la muerte de un Papa.

Y vimos en una luz inmensa que es Dios: algo parecido a cómo las personas aparecen en un espejo cuando pasan frente a él, a un obispo vestido de blanco, y tuvimos la impresión que era el Santo Padre.

Y otros Obispos, Sacerdotes, hombres y mujeres religiosos subiendo una montaña empinada, en la cima de la cual había una gran Cruz de troncos toscos como de un corcho con la corteza.

Antes de llegar allí, el Santo Padre pasó por una gran ciudad en ruinas con paso medio tembloroso, afligido de dolor y tristeza, oró por las almas de los cadáveres que encontraba en su camino.

Al llegar a la cumbre de la montaña, arrodillado al pie de la gran Cruz, fue asesinado por un grupo de soldados que dispararon balas y flechas.

Y de la misma manera, murieron uno tras otro los demás obispos sacerdotes, hombres y mujeres religiosas, y varios laicos de diferentes rangos y posiciones.

Debajo de los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno con un aspersorio de cristal en la mano, en el que recogieron la sangre de los Mártires y con ella asperjaron las almas que se dirigían a Dios.

O sea que hay coincidencias respecto del asesinato de un Papa en medio de una crisis de la Iglesia.

¿Pero es segura la interpretación de que habrá un Segundo Pentecostés luego?

Para aclararlo podemos recurrir a otro sueño de Don Bosco.

  

EL PAPA DEL SEGUNDO PENTECOSTÉS  

En la profecía de la Marcha de los 200 Días, Don Bosco indicaba lo que iba a significar la victoria del Papa anclado a las dos columnas.

De modo que tenemos un Papa muerto, su sucesor y un Segundo Pentecostés que se procesa durante un período, o sea que no es inmediato.

En La Salette se profetiza también una gran crisis, un Papa perseguido, un período de paz y luego “vendrá un monstruo”, que podemos pensar que es el anticristo o un fenómeno parecido.

El secreto dado a Maximin (uno de los videntes) por Nuestra Señora de La Salette dice lo siguiente:

Antes de todo, grandes desórdenes llegarán, en la Iglesia y en todas partes.

Luego, después, nuestro Santo Padre el Papa será perseguido.

Su sucesor será un pontífice que nadie espera.

Entonces, después, una gran paz vendrá, pero no durará mucho tiempo. Un monstruo vendrá a perturbarla.

Todo lo que te digo aquí llegará en el otro siglo, a más tardar en el año dos mil.

Esto podría llegar a ser el preludio de la segunda venida de Cristo como lo expresa el catecismo de la Iglesia Católica:

Antes de la segunda venida de Cristo, la Iglesia debe pasar por un juicio final que sacudirá la fe de muchos creyentes.

La persecución que acompaña a su peregrinación en la tierra desvelará el “misterio de la iniquidad” en forma de un engaño religioso ofreciendo a los hombres una aparente solución a sus problemas al precio de la apostasía de la verdad.

El supremo engaño religioso es el del Anticristo, un pseudo-mesianismo por el cual el hombre se glorifica en lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne… (CIC 675)

La Iglesia sólo entrará en la gloria del reino a través de esta pascua final, cuando ella siga a su Señor en su muerte y resurrección… (CIC 677)

No es seguro que luego de Papa muerto y su sucesor que profetiza Don Bosco estemos cerca de la parusía, sino tal vez sea sólo un gran empuje del mal momentáneo.

En medio de estas piezas proféticas tenemos este pontificado y los próximos.

  

¿QUÉ NOS DICEN ESTAS PROFECÍAS RESPECTO A ESTE PONTIFICADO Y LOS PRÓXIMOS?

El pontificado de Francisco es claro que esta navegando en un período de gran crisis de la Iglesia.

Una posibilidad es que concluya con el martirio de Francisco.
.
En cuyo caso podría ser el Papa muerto al que aluden Don Bosco y la Virgen de Fátima.

Porque aunque el papa Francisco muera mártir por un atentado en Roma o en uno de sus viajes, no se sigue necesariamente que sea el de la profecía.

Eso se deberá discernir viendo el resto que viene luego.

También podría ser el último Papa tal como se expresa en la profecía de Malaquías.
.
A condición que la persecución de la Iglesia haga imposible tener un pontificado válido basado en Roma.

Cualquier pontificado válido durante el reinado del anticristo o de una gran persecución tendría presumiblemente que operar bajo tierra y en el exilio.

Y si el rebaño se dispersa a la muerte del pastor, puede resultar difícil reunir suficientes cardenales electores para formar un cónclave improvisado.

Puede haber varios cónclaves subterráneos pero también puede ser casi imposible establecer una red y averiguar quién es realmente el verdadero Papa.

Durante este período puede ser que la Iglesia esté con la sede vacante.

Pero este período no será el fin; será superado por la Iglesia.

Vendrá el Papa que llevará a la Iglesia a un nuevo pentecostés.

Pero por otro lado, también puede suceder que Francisco no sea el Papa martirizado.
.
Con lo que la venida del anticristo, la muerte de un papa y el posterior nuevo pentecostés con un nuevo Papa estaría bastante más adelante en el futuro.   

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Las Profecías de Don Bosco sobre la Crisis en la Iglesia

San Juan Bosco realizó una serie de profecías, disfrazadas como “sueños”.

Hay dos se refieren a una gran crisis en la Iglesia y su solución.

Muestran cómo la Iglesia es atacada y cómo finalmente se reconstruirá por una intervención divina.

“El sueño de las dos columnas” es la profecía más conocida de ella.

Pero también está la “Marcha de los 200 días”, que debe leerse conjuntamente con la anterior.

Don Bosco previó las dificultades en el futuro de la Iglesia ya en 1862.

Maneja la alegoría a través de un barco en el mar tormentoso sufriendo ataques.

Varios papas se esfuerzan para amarrar a la Iglesia y anclarla entre dos columnas que aparecen en medio de aguas peligrosas.

Las columnas simbolizan dos devociones: Jesús en el Santísimo Sacramento y María Inmaculada, la Auxiliadora.

Un Papa es muerto en la batalla, lo que no significa necesariamente muerte física; también puede significar que no logra derrotar a los atacantes o directamente es derrotado.

Los enemigos parecen derrotar a la Iglesia.

Pero la calma y la paz llegan a la Iglesia sólo cuando el sucesor del Papa muerto ancla la Iglesia entre las dos columnas.

El mensaje es que el futuro de la Iglesia está garantizado cuando los sucesores de Pedro logran anclar a la Iglesia a las devociones de Jesús (Santísimo Sacramento) y María (María Auxilio de los Cristianos).

Lo cual supone que antes de esto, los atacantes habían logrado debilitar ambas devociones.

Hay dos frases que muestran el pensamiento de Don Bosco respecto a los tiempos difíciles que pasará la Iglesia,

“Se preparan días difíciles para la Iglesia. Lo que hasta ahora ha sucedido es casi nada en comparación de lo que tiene que suceder.” 

“La Iglesia deberá pasar tiempos críticos y sufrir graves daños, pero al fin el Cielo mismo intervendrá para salvarla.

Después vendrá la paz y habrá en la Iglesia un nuevo y vigoroso florecimiento”.

En el sueño de las Dos Columnas, el más conocido de ellos, Don Bosco habla del arsenal de los atacantes.

Habla de armas convencionales como cañones y fusiles, pero también se refiere a libros, lo que nos permite comprender que hay también un ataque ideológico.

Y que éste es previo al desembarque y ataque cuerpo a cuerpo.

En nuestra época las tres más formidables ideologías que han atacado a la Iglesia, penetrando en su interior, son el comunismo, el modernismo y el homosexualismo.

El comunismo creó corrientes como le Teología de la Liberación, que puso énfasis en la luchas de clases materialista, y que modernamente lo podemos resumir como marxismo cultural.

El modernismo, que puso énfasis en la reinterpretación de la Biblia en términos simbólicos y en la reformulación de la moral cristiana para adaptarla a la moral del mundo.

Y el homosexualismo, que es la adopción de un estilo de vida que no se alinea con la naturaleza sexual de los sacerdotes, sino que la invierte y pervierte.

La profecía narra cómo el ataque de los enemigos hacia la Iglesia va subiendo de intensidad hasta llegar al abordaje, que significa que el enemigo ya está visible en las parroquias y claustros.

Y la lucha cuerpo a cuerpo implica la batalla que cada uno de nosotros tiene con los enemigos dentro de la Iglesia.

Veamos el texto de “El Sueño de las Dos Columnas” para analizar sus detalles.

 

EL SUEÑO DE LAS DOS COLUMNAS DE SAN JUAN BOSCO

El 26 de mayo de 1862 Don Bosco había prometido a sus jóvenes que les narraría algo muy agradable en los últimos días del mes.

El 30 de mayo, pues, por la noche les contó el sueño.

Os quiero contar un sueño.

Es cierto que el que sueña no razona; con todo, yo que Os contaría a Vosotros hasta mis pecados si no temiera que salieran huyendo asustados, o que se cayera la casa, les lo voy a contar para su bien espiritual.

Este sueño lo tuve hace algunos días.

Figúrense que están conmigo a la orilla del mar, o mejor, sobre un escrollo aislado, desde el cual no ven más tierra que la que tienen debajo de los pies.

En toda aquella superficie líquida se ve una multitud incontable de naves dispuestas en orden de batalla, cuyas proas terminan en un afilado espolón de hierro a modo de lanza que hiere y traspasa todo aquello contra lo cual llega a chocar.

Dichas naves están armadas de cañones, cargadas de fusiles y de armas de diferentes clases; de material incendiario y también de libros [podemos pensar también en televisión, radio, internet, cine, teatro, prensa].

se dirigen contra otra embarcación mucho más grande y más alta, intentando clavarle el espolón, incendiarla o al menos hacerle el mayor daño posible.

A esta majestuosa nave, provista de todo, hacen escolta numerosas navecillas que de ella reciben las órdenes, realizando las oportunas maniobras para defenderse de la flota enemiga.

El viento les es adverso y la agitación del mar favorece a los enemigos.

En medio de la inmensidad del mar se levantan, sobre las olas, dos robustas columnas, muy altas, poco distante la una de la otra

Sobre una de ellas campea la estatua de la Virgen Inmaculada, a cuyos pies se ve un amplio cartel con esta inscripción: Auxilium Christianorum.

Sobre la otra columna, que es mucho más alta y más gruesa, hay una Hostia de tamaño proporcionado al pedestal y debajo de ella otro cartel con estas palabras: Salus Credentium.

El comandante supremo de la nave mayor, que es el Romano Pontífice, al apreciar el furor de los enemigos y la situación apurada en que se encuentran sus leales, piensa en convocar a su alrededor a los pilotos de las naves subalternas para celebrar consejo y decidir la conducta a seguir.

Todos los pilotos suben a la nave capitaneada y se congregan alrededor del Papa.

Celebran el consejo; pero al comprobar que el viento arrecia cada vez más y que la tempestad es cada vez más violenta, son enviados a tomar nuevamente el mando de sus naves respectivas.

Restablecida por un momento la calma, el Papa reúne por segunda vez a los pilotos, mientras la nave capitana continúa su curso; pero la borrasca se torna nuevamente espantosa. 

El Pontífice empuña el timón y todos sus esfuerzos van encaminados a dirigir la nave hacia el espacio existente entre aquellas dos columnas, de cuya parte superior todo en redondo penden numerosas áncoras y gruesas argollas unidas a robustas cadenas.

Las naves enemigas dispónense todas a asaltarla, haciendo lo posible por detener su marcha y por hundirla.

Unas con los escritos, otras con los libros, con materiales incendiarios de los que cuentan gran abundancia, materiales que intentan arrojar a bordo.

Otras con los cañones, con los fusiles, con los espolones: el combate se toma cada vez más encarnizado.

Las proas enemigas chocan contra ella violentamente, pero sus esfuerzos y su ímpetu resultan inútiles. 

En vano reanudan el ataque y gastan energías y municiones: la gigantesca nave prosigue segura y serena su camino. 

A veces sucede que por efecto de las acometidas de que se le hace objeto, muestra en sus flancos una larga y profunda hendidura.

Pero apenas producido el daño, sopla un viento suave de las dos columnas y las vías de agua se cierran y las brechas desaparecen.

Disparan entretanto los cañones los asaltantes, y al hacerlo revientan, se rompen los fusiles, lo mismo que las demás armas y espolones.

Muchas naves se abren y se hunden en el mar.

Entonces, los enemigos, encendidos de furor comienzan a luchar empleando el arma corta, las manos, los puños, las injurias, las blasfemias, maldiciones, y así continúa el combate.

Cuando he aquí que el Papa cae herido gravemente.

Inmediatamente los que le acompañan acuden a ayudarle y le levantan. 

El Pontífice es herido una segunda vez, cae nuevamente y muere.

Un grito de victoria y de alegría resuena entre los enemigos; sobre las cubiertas de sus naves reina un júbilo indecible.

Pero apenas muerto el Pontífice, otro ocupa el puesto vacante.

Los pilotos reunidos lo han elegido inmediatamente; de suerte que la noticia de la muerte del Papa llega con la de la elección de su sucesor.

Los enemigos comienzan a desanimarse. 

El nuevo Pontífice, venciendo y superando todos los obstáculos, guía la nave hacia las dos columnas.

Y al llegar al espacio comprendido entre ambas, la amarra con una cadena que pende de la proa a un áncora de la columna que ostenta la Hostia.

Y con otra cadena que pende de la popa la sujeta de la parte opuesta a otra áncora colgada de la columna que sirve de pedestal a la Virgen Inmaculada.

Entonces se produce una gran confusión.

Todas las naves que hasta aquel momento habían luchado contra la embarcación capitaneada por el Papa, se dan a la huida, se dispersan, chocan entre sí y se destruyen mutuamente.

Unas al hundirse procuran hundir a las demás.

Otras navecillas que han combatido valerosamente a las órdenes del Papa, son las primeras en llegar a las columnas donde quedan amarradas.

Otras naves, que por miedo al combate se habían retirado y que se encuentran muy distantes, continúan observando prudentemente los acontecimientos.

Hasta que, al desaparecer en los abismos del mar los restos de las naves destruidas, bogan aceleradamente hacia las dos columnas, llegando a las cuales se aseguran a los garfios pendientes de las mismas.

Y allí permanecen tranquilas y seguras, en compañía de la nave capitana ocupada por el Papa.

En el mar reina una calma absoluta.

Al llegar a este punto del relato, San Juan Bosco preguntó a Beato Miguel Rúa:

¿Qué piensas de esta narración?

El Beato Miguel Rúa contestó:

Me parece que la nave del Papa es la Iglesia de la que es Cabeza: las otras naves representan a los hombres y el mar al mundo.

Los que defienden a la embarcación del Pontífice son los leales a la Santa Sede; los otros, sus enemigos, que con toda suerte de armas intentan aniquilarla.

Las dos columnas salvadoras me parece que son la devoción a María Santísima y al Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

El Beato Miguel Rúa no hizo referencia al Papa caído y muerto y San Juan Bosco nada dijo tampoco sobre este particular.

Solamente añadió:

Has dicho bien. Solamente habría que corregir una expresión. 

Las naves de los enemigos son las persecuciones. Se preparan días difíciles para la Iglesia.

Lo que hasta ahora ha sucedido es casi nada en comparación a lo que tiene que suceder. 

Los enemigos de la Iglesia están representados por las naves que intentan hundir la nave principal y aniquilarla si pudiesen. 

¡Sólo quedan dos medios para salvarse en medio de tanto desconcierto! Devoción a María Santísima.
.
Y frecuencia de los Sacramentos: Comunión frecuente, empleando todos los recursos para practicarlos nosotros y para hacerlos practicar a los demás siempre y en todo momento.

El sueño es una alegoría de la lucha a la que cada católico está enfrentado dentro de la Iglesia.

En la profecía se habla que el Papa llama a dos Consejos y Concilios a los capitanes de las naves menores.

La primera llamada de la nave capitana a un Consejo puede significar el Concilio Vaticano I, que acabó ante la entrada de las tropas masónicas en Roma y los cardenales huyeron.

Y la segunda llamada puede significar el Concilio Vaticano II, que ante la división, adoptó medidas de compromiso para mantener la unidad.

Lo que más tarde llevó a decir al Papa Pablo VI en 1972,

El humo de Satanás ha penetrado por alguna fisura de la Iglesia

“Se creía que después de la Concilio Vaticano II habría un día soleado en la historia de la Iglesia.

Pero otro gallo cantaría, porque en su lugar llegó un día de nubes, tormentas y oscuridad.”

Y 5 años después, el Cardenal Karol Wojtyla, diría en el Congreso Eucarístico de Filadelfia:

“Estamos ahora ante la confrontación histórica más grande que la humanidad jamás haya pasado…

Estamos ante la contienda final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el anti-evangelio.

Debemos estar preparados para someternos a grandes pruebas en un futuro no muy lejano.

Pruebas que requerirán que estemos listos para renunciar incluso a nuestras vidas, y un regalo total de sí mismo para Cristo y para Cristo.

A través de sus oraciones y las mías, es posible aliviar esta tribulación, pero ya no es posible evitarla…

¡Cuántas veces la renovación de la Iglesia se produjo en sangre! No será diferente esta vez.”.

La profecía de las dos columnas tiene su continuación en el menos conocido sueño de Don Bosco de “La Marcha de los 200 días”.

 

LA VICTORIA DEL PAPA ANCLADO EN LAS DOS COLUMNAS

En la profecía de la Marcha de los 200 Días, Don Bosco indicaba lo que iba a significar la victoria del Papa anclado a las dos columnas.

Era una noche oscura, y los hombres ya no podían encontrar su camino de regreso a sus propios países.

De repente una luz brillante brilló en el cielo, iluminando su camino como al mediodía.

En ese momento salió del Vaticano, como en procesión, multitud de hombres y mujeres, niños pequeños, monjes, monjas y sacerdotes, y a su cabeza el Papa.

Pero una furiosa tormenta estalló, algo oscureciendo esa luz, como si la luz y la oscuridad estuvieran encerradas en la batalla.

Mientras tanto, la larga procesión llegó a una pequeña plaza llena de muertos y heridos, muchos de los cuales lloraban pidiendo ayuda.

Las filas de la procesión se adelgazaban considerablemente.

Después de una marcha de doscientos días, todos se dieron cuenta de que ya no estaban en Roma.

Desalentados, rodearon al Pontífice para protegerlo y ministrarle en sus necesidades.

En ese momento aparecieron dos ángeles, con un estandarte que presentaba al Sumo Pontífice, diciendo:

Tomad la bandera de Aquella que pelea y derrota a los más poderosos ejércitos de la tierra: vuestros enemigos han desaparecido: con lágrimas y suspiros sus hijos abogan por Su regreso.”

Un lado del estandarte llevaba la inscripción: Regina sine labe concepta [Reina concebida sin pecado], y el otro lado decía: Auxilium Christianorum [Ayuda de los cristianos].

El Pontífice aceptó la bandera alegremente, pero se angustió al ver cuán pocos eran sus seguidores.

Pero los dos ángeles continuaron diciendo:

Vayan, reconforten a sus hijos, escriban a sus hermanos esparcidos por todo el mundo que los hombres deben reformar sus vidas, y esto no puede lograrse si no se parte el pan del Verbo Divino entre los pueblos.

El catecismo y la predicación del desapego de las cosas terrenas.

Ha llegado el momento, concluyeron los dos ángeles, cuando los pobres evangelizarán al mundo.

Los sacerdotes serán buscados entre los que manejan la azada, la pala y el martillo, como David profetizó:

“Dios levantó al pobre de los campos para ponerlo en el trono de su pueblo”.

Al oír esto, el Pontífice siguió adelante, y las filas comenzaron a hincharse.

Al llegar a la Ciudad Santa, el Pontífice lloró al ver a sus ciudadanos desolados, ya que muchos de ellos ya no estaban.

Luego entró en San Pedro y entonó el Te Deum, al que un coro de ángeles respondió, cantando: Gloria in excelsis Deo et en terra pax hominibus bonae voluntatis.

Cuando terminó la canción, toda la oscuridad desapareció y brilló un sol abrasador.

La población había disminuido mucho en las ciudades y en el campo.

La tierra fue destrozada como por un huracán y la tormenta de granizo, y la gente se buscó unos a otros, profundamente conmovidos, y diciendo: Est Deus en Israel [Hay un Dios en Israel].

Desde el inicio del exilio hasta la entonación del Te Deum, el sol subió 200 veces. Todos los eventos descritos cubren un período de 400 días.

Esta profecía muestra la intervención del cielo, comunicada a través de los ángeles al pastor de una Iglesia pobre, pequeña y sufriente.

Le da ánimos para seguir adelante y anunciar “el catecismo y la predicación del desapego de las cosas terrenas”.

Esa debilidad se va tornando en fortaleza y sus filas se engrosan más y más hasta que desaparece la oscuridad.

Fuentes:

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La Visión que DON BOSCO tenía sobre el Islamismo [hace un siglo y medio]

Estamos hablando de un gran santo y no de un «tirabombas».

Sin embargo, antes del año 1853 se le hizo a Don Bosco una serie de preguntas sobre los musulmanes.

Y sus respuestas dan cuenta de la visión que hace un siglo y medio el santo tenía sobre Mahoma.

estatua san juan bosco

Por otra parte no es el único santo y figura influyente de la Iglesia que manifestó lo mismo que Don Bosco.
.
Puedes leer esta recopilación: Las Claras Ideas que Tenían los Santos Católicos sobre el Islam.

Sin embargo hoy hay presión dentro de la Iglesia para hablar complacientemente del Islam.

Tenemos el caso de 3 sacerdotes que fueron amonestados por su Obispo por decir las mismas cosas que decía los santos anteriormente, ver aquí

La Conversación que exponemos es un dato interesante y mayormente desconocido.

El cursiva están las preguntas que se le hacen a Don Bosco.

Este material es para discernimiento, pero parece claro que el discurso de la Iglesia ha cambiado desde esa época.

Padre, antes de hablar con usted acerca de las religiones separadas de la Iglesia Católica Romana, quiero llamar su atención sobre las religiones que no tienen las características de la divinidad en ellas y que llamamos religiones falsas.

En cuanto a la idolatría, creo que no hay necesidad de discutir esto con usted, ya que hoy día no existe, con la excepción de los pocos países donde la luz del Evangelio todavía no ha penetrado.

Respecto al judaísmo, creo que ya ha hablado lo suficiente en la primera parte de estas conversaciones. Si lo desea, ahora voy a preguntarle acerca de las demás, empezando por el islamismo.

 

En primer lugar, ¿nos dice lo que significa el Mahometatismo?

El mahometanismo es una colección de máximas extraídas de diversas religiones.

Las cuales, si se practican, llevan a la destrucción de todo principio moral.

 

¿En qué países se profesa esta Mahometismo?

Se profesa en una gran parte de Asia, así como parte de África.

 

¿Quién comenzó el islamismo?

El Mahometatismo fue iniciado por Mahoma.

 

¡Oh! Realmente nos gustaría conocer de Mahoma. Cuéntenos todo lo que sabe de él.

Se necesitaría demasiado tiempo para decir todas las historias sobre este famoso impostor.

Pero te voy a decir quién era y cómo ha llegado a establecer su religión.

En el año 570, Mahoma nació en una familia pobre, de una madre judía y padre gentil, en la Meca una ciudad de Arabia, no lejos del Mar Rojo.

En busca de la gloria y deseosos de mejorar sus condiciones, deambuló por varios países y logró en Damasco convertirse en el agente de la viuda de un comerciante que después se casó con él.

Él era suficientemente astuto para tomar ventaja de sus debilidades, así como su ignorancia, para establecer una religión.

Sufría de epilepsia, problemas sexuales masculinos, y según él tuvo frecuentes éxtasis en los que tuvo conversaciones con el Ángel Gabriel.

altar de don bosco

 

¿Un impostor para engañar a la gente así? ¿También trató de hacer milagros para mantener a su predicación?

Mahoma no podía hacer ningún milagro para mantener a su religión, ya que no fue enviado por Dios.

Dios es el único autor de milagros.

Se le pidió que hacer milagros de la misma manera [que Jesús].

Él replicó con arrogancia que los milagros habían [ya] sido hechos por Jesucristo y que él [mismo] había sido llamado por Dios para restablecer la religión por la fuerza.

A pesar de todo esto afirmaba haber hecho un milagro.

Dijo que había sido capaz de restaurar un pedazo de la luna después que había caído; y para conmemorar este milagro ridículo los musulmanes hicieron la media luna su emblema.

Usted se ríe, queridos hijo, y está acertado al hacerlo, ya que un hombre de ese tipo [simplemente] tuvo que ser considerado un charlatán, no un predicador de una nueva religión.

Por esta razón, sus conciudadanos querían encarcelarlo y quitarle la vida, y era ampliamente conocida su reputación como un impostor y perturbador de la paz.

Pero logró escapar y se retiró a la ciudad de Medina, junto con algunos libertinos que le ayudaron y lo convirtieron en el gobernante de esa ciudad.

[La huida de Mahoma fue llamada Egira, que significa «escape», a partir de cuando comienza la era musulmana comienza con precisión y se corresponde con el año de Cristo 622].

 

¿En qué consiste exactamente la religión mahometana?

La religión de Mahoma consiste en una mezcla monstruosa del judaísmo, el cristianismo y el paganismo.

El libro de las leyes de Mahoma se llama el Corán, es decir, el libro por excelencia.

Esta religión también se llama turco otomana ya que es ampliamente difundida en Turquía.

Musulmanes [Musulmán] deriva de Mosul, el nombre que los musulmanes dan a su director de oración; Islamismo, es a partir del nombre de algunos de sus reformadores.

En cualquier caso, sigue siendo la misma religión establecida por Mahoma.

 

¿Por qué Mahoma armó esta mezcla de varias religiones?

Desde que los pueblos de Arabia eran en parte judíos, cristianos y paganos, en consecuencia seleccionó una parte de cada religión que profesaban con el fin de inducirlos a seguirlo.

Eligiendo en particular, aquellos puntos que estarían a favor de los placeres más sensuales.

sanjuanbosco

 

¿Mahoma ha sido un hombre erudito?

Por supuesto que no, ni siquiera podía escribir; y en la composición de su Corán fue asistido por un Judio y un monje apóstata.

Cuando se habla de la Escritura Santa confundió los hechos.

Por ejemplo le atribuye a María ser la hermana de Moisés, muchos hechos sobre María, la Madre de Jesucristo, además de muchos, muchos otros errores terribles.

 

Esto parece difícil de creer: ¿si Mahoma era ignorante y no hacía ningún milagro cómo podría haber propagado su religión?

Mahoma propagó su religión, no a través de milagros o palabras persuasivas, sino por la fuerza militar.

En poco tiempo, esta religión que favorecía a toda clase de libertinaje, le permitió a Mahoma convertirse en el líder de una tropa de bandidos.

Junto a ellos alcanzó a los países del Este y conquistó al pueblo, no mediante la indicación de la verdad, no por milagros o profecías, sino con un único método de elevar su espada sobre las cabezas conquistado al grito: ¡creer o morir!

 

¿Siendo un ignorante como puede haber plantado muchas semillas de error en el Corán?

Se podría decir que el Corán es una serie de errores, los más enormes son contrarios a la moral y al culto al verdadero Dios.

Por ejemplo, excusa del pecado de negar a Dios por miedo a la muerte; permite la venganza; garantiza a sus seguidores un paraíso lleno solamente de los placeres terrenales.

En resumen, la doctrina de este falso profeta permite cosas tan obscenas, que el alma cristiana se horroriza solo al nombrarlas.

 

¿Cuál es la diferencia entre la Iglesia católica y la mahometana?

La diferencia es muy grande. Mahoma estableció su religión con la violencia y las armas; Jesucristo estableció Su Iglesia con palabras de paz usando a sus pobres discípulos.

Mahoma incitó a las pasiones; Jesucristo ordenó la negación de sí mismo.

Mahoma no hizo ningún milagro; Jesucristo hizo milagros incontables en plena luz del día y en presencia de innumerables multitudes.

Las doctrinas de Mahoma son ridículas, inmorales y corruptas; las de Jesucristo de son augustas, sublimes y puro.

En Mahoma no se cumplió ni siquiera una profecía, en Jesucristo todas.

En resumen, la religión cristiana, en cierto modo, hace al hombre feliz en este mundo con el fin de hacerlo llegar al disfrute de los cielos.

Mahoma degrada y deshonra la naturaleza humana y mediante la colocación de toda la felicidad en los placeres sensuales, reduce al hombre al nivel de los animales.

Leer el artículo original en

http://rorate-caeli.blogspot.com/2016/03/st-john-bosco-on-mohammedanism.html

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Una visita a la Basílica de María Auxiliadora de Turín, Italia

La Basílica de María Auxiliadora fue construida en honor a la Virgen a la que San Juan Bosco tuvo gran devoción. La advocación de María Auxiliadora celebra su festividad el día 24 de mayo. Se encuentra en el barrio de Valdocco de la ciudad de Turín, Italia. Es conocida como la Iglesia Madre de la congregación salesiana.

Ver » María Auxiliadora, Universal ( 24 de mayo)

Se construyó con grandes problemas económicos entre 1864 y 1868, pero Don Bosco con ayuda de sus muchachos del Oratorio Salesiano se preocuparon de exprimir la caridad de la población al máximo. Don Bosco aseguró que el dinero conseguido para la construcción del santuario venía de la Providencia.

El 9 de junio de 1868 se consagraba el santuario de María Auxiliadora. A las 10:30 horas, subió al altar mayor, para celebrar la primera misa el arzobispo de Turín monseñor Riccardi. A continuación celebró misa Don Bosco. En la iglesia había 1.200 jóvenes.

En ella se encuentran los cuerpos de San Juan Bosco, Santo Domingo Savio y Santa María Mazzarello.

 

Exterior de Basilica Maria Auxiliadora

 

En 1938 se terminó la ampliación que consta del presbiterio con la segunda cúpula, de las dos grandes capillas laterales y del nuevo altar de San Juan Bosco con la urna que contiene su cuerpo.

Junto a la capilla de Santa María Mazzarello hay una escalera que lleva a la cripta o capilla de las reliquias donde se pueden encontrar una gran colección de reliquias. Destaca un trozo del madero de la santa cruz que se conserva en un relicario de alabastro. También destaca un pañuelo manchado de sangre y otros objetos de los mártires salesianos: San Luis Versiglia y San Calixto Caravario.

Una de las capillas de la cripta, llamada de la aparición, está dedicada al sueño-visión que tuvo Don Bosco en 1844 en el que la Virgen María le mostró los inicios y el desarrollo futuro de su obra, así como el lugar donde debía construirse la iglesia.

Se encuentran también en dos altares laterales, los restos de los beatos Miguel Rúa y Felipe Rinaldi, primer y tercer sucesor de Don Bosco respectivamente.

 

Fresco de María Auxiliadora

 

LA VIRGEN QUISO SU IGLESIA

Don Bosco no se cansaba de repetir que era la misma Virgen quien quería la iglesia y que Ella después de haberle indicado el lugar donde debía surgir la iglesia, le ayudaría también a encontrar los medios necesarios para la construcción.

Escuchemos del mismo Don Bosco el relato de un “sueño” que tuvo en 1884, cuando todavía buscaba una sede fija para su Oratorio.

La Señora que se le apareció le dice:

“Observa -y yo mirando vi una iglesia pequeña y baja, un poco de patio y numerosos jóvenes. Yo me di a mi trabajo, pero esta iglesia pronto fue estrecha, entonces de nuevo me dirijí a Ella que me hizo ver otra iglesia un poco más grande y con una casa vecina.

Después apartántome un poco más, en un terreno cultivado, casi de frente a la fachada de la segunda iglesia, me dijo:  “En este lugar donde los gloriosos mártires de Turín Avventore, Solutore y Ottavio ofrecieron su martirio. (Actualmente el monumento delante de la iglesia se ve y es justamente… para él!).

Las etapas habían sido ya previstas. Primero “la iglesia pequeña y baja” o sea la capilla Pinardi del 1846; después “la otra iglesia más grande…” o sea la iglesia de san Fancisco de Sales del 1852. Finalmente la iglesia de María Ausiliadora la escritura sobre una faja blanca: “Hic domus mea, inde gloria mea”“Esta es mi casa, de aquí saldrá mi gloria”.

El deseo de obedecer a la voz de la Virgen y de testimoniar veneración y reconocimiento a Ella quien había dado tantas pruebas de benevolencia a la naciente Congregación, junto a razones pastorales y prácticas, empujaban Don Bosco a acelerar el tiempo de la construcción. Para la compra del terreno y la madera para cercarlo se gastaron 4.000 liras; el P. Savio, ecónomo, aconsejaba esperar, pero Don Bosco le dice:

“Empieza a cavar, ¿cuándo comenzamos una obra teniendo ya el dinero a disposición? Tenemos que dejarle campo de acción a la divina Providencia”.

Los trabajos que se confiaron a la empresa del maestro mayor de obras Carlos Buzzetti, iniciaron durante el otoño del 1863. Terminadas las excavaciones, en Abril de 1864, Don Bosco dice a Buzzetti: “Quiero darte inmediatamente un anticipo para la grande construcción”.
Don Bosco sacó su portamonedas, lo abrió y lo vació en las manos de Buzzetti, todo lo que contenía eran ocho “soldi”, ni siquiera media lira: “Tranquilo, la Virgen Maria pensará a provee el dinero necesario para Su iglesia.”

 

Fachada de la Basilica

 

LA FACHADA DE LA BASÍLICA

La fachada hace pensar a la de la Iglesia de S. Giorgio Maggiore en Venezia.

Sobre el campanario de la derecha se ve el Arcángel Gabriel que ofrece una corona a María; en el campanario de la izquierda el Arcángel Miguel sostiene una bandera con la escrita: “Lepanto”.

En cima sobre la fachada se pueden ver las estatuas de los mártires: Salutore, Avventore y Octavio martirizados en esta tierra (Valdocco=Vallis occisorum).

Sobre los relojes se ven: a la derecha San Máximo, primer obispo de Turín; a la izquierda San Francisco de Sales, patrono de la Familia Salesiana.

Debajo de la Rosa, se ve la escena de Jesús con los niños, al centro; a los lados se ven las estatuas de San José y de S. Luis Gonzaga.

Los relieves entre las columnas una representa S. Pio V che anuncia la victoria de Lepanto (1571), la otra representa Pío VII che corona María Ssma. en el santuario de Savona después de su liberación como prisionero de Napoleón (1814).

El Santuario de María Ausiliadora nació del corazón y del coraje de Don Bosco y de su gran devoción a la Virgen. Fue una empresa marcada de hechos extraordinarios y de grandes dificultades.

 

Cuadro central de Maria Auxiliadora

 

CUADRO DE MARÍA AUXILIADORA

El cuadro es una idea de Don Bosco que hablando con el pintor Lorenzone lo hacía como de un espectáculo ya visto:

“En alto María Ssma. entre el coro de los ángeles, después el coro de los profetas, de las vírgenes, de los confesores.

En la tierra los embemas de las grandes victorias de María y de los pueblos del mundo en acto de alzar las manos hacia Ella como pidiendo ayuda”.

Lo pintó el artista Tomás Lorenzone.  En el centro está la Virgen María y en sus brazos el niño Jesús con los brazos abiertos.  Alrededor de la Madre de Dios están los doce apóstoles y los evangelistas.  Algunos apóstoles tienen en su mano el instrumento con que los martirizaron o algún símbolo que los identifique.

 

Altar con Cuadro de Maria Auxiliadora

 

El pintor le hizo notar que para pintar un tal cuadro se necesitaría una plaza y para contenerlo una iglesia grande como Piazza Castello. Don Bosco se resignó a ver su proyecto un poco reducido. El pintor Lorenzone alquiló el salón más alto de Palazzo Madama, y se puso manos a la obra. Después de tres años de trabajo el grande cuadro ocupó su lugar. Don Bosco lo describe de la siguiente manera:

“La Virgen se mueve en un mar de luces y de majestad. Rodeada de ángeles los cuales la saludan como su Reina. Con la mano derecha sostiene el cetro, que es el símbolo de su grande poder, con la izquierda sostiene el niño Jesús quien tiene los brazos abiertos ofreciendo de esta manera su gracia y su misericordia a quien recurre a su augusta Madre.

Al centro de pie está  San Pedro (apóstol) con  las llaves del paraíso y San  Pablo con  la espada, rodeándolos los cuatro evangelistas, San Juan (apóstol) con la copa de veneno y el águila, San Marcos sentado sobre un león, San Lucas sentado sobre un buey y San Mateo (apóstol) con el ángel; al lado  derecho  de la Virgen los  apóstoles Santo Tomás con la lanza, San Bartolomé con el puñal, San Matías (que reemplazó a Judas Iscariote) y San Simón; y al lado izquierdo los demás apóstoles, San Santiago el Mayor, San Felipe, San Andrés con la cruz en forma de X, San Judas Tadeo con el hacha y San Santiago el Menor. Sobre la cabeza de la Virgen, en un mar de luz está la paloma que simboliza al Espíritu Santo, y el Ojo que significa el Padre Celestial.

Un coro de ángeles rodean a Nuestra Señora y en el fondo inferior se alcanza a ver el retrato del templo de Turín y la montaña de Superga, a cuyo templo mariano iba tantas veces en peregrinación Don Bosco. Este cuadro tiene siete metros de alto y se ubica en el altar mayor de la Basílica de María Auxiliadora en Turín- Italia.  Llama la atención el gran manto que cubre a la Virgen, el cual fue pintado así por deseo expreso de Don Bosco: «Para que muchas almas puedan sujetarse de él y sean salvadas»

Según la descripción de Don Bosco, el cuadro es una icona eficaz del título “María Madre de la Iglesia”. Y además una gran página de catequesis mariana. María, en cuanto Madre del Hijo de Dios, es la Reina del cielo y de la tierra, la Iglesia representada en los apóstoles y en los santos, la aclama como Madre y Auxiliadora potente.

 

AMPLIACION DEL SANTUARIO

En 1934 (el mismo año de la canonización de Don Bosco) comenzaron las obras de ampliación y embellecimiento del Santuario.

Trabajos que habían hecho necesarios el aumento de la población de la zona de Turín-Valdocco (motivos pastoral y civil),

la insuficiencia de las salidas en las grandes celebraciones cuando había muchos fieles (motivo de seguridad)

y, por último, porque se quería dedicar un digno altar a Don Bosco, ya santo (motivo espiritual y salesiano).

 

Estatua de Don Bosco en el frente de la Basilica

 

La ampliación la proyectaron y realizaron los arquitectos Mario Ceradini y el salesiano coadjutor Julio Valotti.

Las novedades fueron:

1 El nuevo altar de San Juan Bosco.

2 La ampliación del presbiterio con el traslado hacia atrás y la renovación del altar mayor.

3 La segunda cúpula de 12 m. de diámetro con la inscripción:”HIC DOMUS MEA, INDE GLORIA MEA” ESTA ES MI CASA, DE AQUI SALDRA MI GLORIA”

4 Las dos capillas laterales con sus respectivas tribunas (la de la izquierda para el órgano, el mayor de todos los de las iglesias de Piamonte).

Las dos capillas están unidas por una galería que tiene varios altares dedicados a Cristo Crucificado y a algunos santos (San José Cottolengo, San José Cafasso, director espiritual de Don Bosco, San Pío V. …). La decoración de toda la iglesia se confió al pintor Cussetti.

 

ALTARES DEL SANTUARIO

SAN JOSÉ

El altar dedicado a San José, muy grande y bello, tiene la particularidad de que es el único altar del Santuario de María Auxiliadora de Turín-Valdocco que ha quedado como lo quiso Don Bosco, aún después de los trabajos de ampliación de la Basílica hechos desde 1934 hasta 1938.

El cuadro central lo pintó el pintor Lorenzone (el mismo autor del gran cuadro del altar mayor) que trabajó siguiendo las indicaciones precisas de Don Bosco.

Se presenta a San José con el Niño en sus brazos; junto a él, en actitud dulce y materna de aprobación, tenemos a María que tiene las manos juntas.

Un detalle importante: el Niño Jesús da a San José rosas y el Santo las deja caer sobre la Iglesia de María Auxiliadora y sobre el Oratorio de Turín-Valdocco, que aparece como estaba en 1869. El día de la inauguración, explicando el cuadro, Don Bosco dijo:

«Las rosas blancas y rojas son las gracias que Dos nos concede; también las rosas rojas, que van acompañadas por el dolor, los sufrimientos y los sacrificios, vienen de Dios y son las mejores».

 

Capilla de Don Bosco y su Cuerpo

 

SAN JUAN BOSCO

También se recuerda a Don Bosco en la iglesia que él erigió en honor de María Auxiliadora, con un altar, obra del arquitecto Mario Ceradini.

Es un verdadero monumento, por la grandiosidad artística de sus líneas y por la armonía de los mármoles.

La balaustrada y los escalones del altar son de mármol amarillo de Siena. A los lados, dos estatuas del escultor Nori sostienen respectivamente un cáliz con la sagrada Forma y un corazón en llamas, símbolos de la fe y de la caridad.

Cuatro columnas de jaspe rojo de Garessio enmarcan el cuadro, obra del pintor P. G. Crida, que presenta a Don Bosco en medio de un grupo de muchachos que les invita a mirar con confianza a María. Las cristaleras del fondo recuerdan episodios importantes de su vida en Valdocco. La de la izquierda recuerda la llegada de Don Bosco y Mamá Margarita a la casa Pinardi (3 de noviembre de 1846).

La URNA de bronce contiene el cuerpo de Don Bosco. Los ornamentos que cubren los restos fueron un regalo del Papa Benedicto XV.

Es uno de los puntos de mayor atracción de la Basílica de María Auxiliadora. Los peregrinos o simples fieles que se detienen meditando u orando delante de la urna de Don Bosco suelen ser muchos: padres que encomiendan a sus hijos al gran Santo de la juventud, antiguos alumnos y antiguas alumnas, jóvenes y menos jóvenes que le rezan, jóvenes que encomiendan a su Santo patrono su presente y su futuro.

 

Capilla de Santa María Mazzarello

 

SANTA MARIA D. MAZZARELLO

A la derecha, junto a la entrada principal, se encuentra la capilla de Santa María D. Mazzarello (1837-1881) cofundadora con Don Bosco de las Hijas de María Auxiliadora (HMA, llamadas también Salesianas).

María era una mujer extraordinaria, inteligente, dotada de gran sensatez y creatividad. Poseía una profunda piedad, vivía siempre en la presencia de Dios y ocupada en ayudar a sus compañeras.
En 1864 se encontró con Don Bosco. Éste, con mirada profética, vio en aquella joven a su primera Hija de María Auxiliadora para continuar con ella el trabajo educativo en favor de las muchachas.

María se hizo religiosa para servir, como Don Bosco y con Don Bosco, a Dios y a su Iglesia en la sociedad de su tiempo, atenta siempre a las necesidades de las jóvenes, especialmente de las pobres.

El Papa Juan Pablo II en su visita a Turín-Valdocco el 13 de diciembre de 1980, hablando a las religiosas en la Basílica de María Auxiliadora, afirmó de ella:

«Santa María Mazzarello… hablada de las virtudes de un modo tan claro y persuasivo que parecía inspirada por el Espíritu Santo. Vivió en la humildad, en la mortificación y en la serenidad su entrega a Dios, realizando su ‘maternidad de amor’ hacia miles de muchachas».

Murió en Nizza el 14 de mayo de 1881 y su cuerpo fue trasladado a Turín-Valdocco en 1938 y colocado en la urna de bronce bajo el altar preparado para su beatificación. La imagen de la Santa en el cuadro situado encima del altar y las otras pinturas son del pintor Crida.

 

Capilla de Santo Domingo Savio

 

SANTO DOMINGO SAVIO

Esta capilla estuvo dedicada antes a San Francisco de Sales; hoy, a Santo Domingo Savio, el santo alumno de quince años de Don Bosco. Domingo estuvo con él en Valdocco sólo tres años, y dio muestras de una inteligencia viva en los estudios, una gran bondad en sus relaciones.

Su lema era: «ANTES MORIR QUE PECAR».

«Domingo quiere decir ‘del Señor’; por tanto, yo debo y quiero ser totalmente del Señor, y quiero hacerme santo y no seré feliz mientras no sea santo» .

El secreto de su santidad (madurada en la escuela de Don Bosco) era muy sencillo: un gran amor a Jesús en la Eucaristía, una gran devoción a la Virgen, entrega práctica en la ayuda a sus compañeros para que se hiciesen mejores y… una alegría franca y contagiosa que le hacía simpático a todos.

«Santidad y alegría» son los rasgos del estilo de su santidad. Una vez dijo a un compañero:

«Debes saber que aquí hacemos consistir la santidad en estar muy alegres. Para ello basta esforzarse para evitar el pecado, como un gran enemigo que nos roba la gracia de Dos y la paz del corazón; y procuraremos cumplir de modo exacto nuestro deberes y acudir con frecuencia a los actos de piedad».

Murió a los 15 años en 1857. Fue proclamado santo («¡Ese pequeño gran santo!») el 12 de junio de 1954. Es el más joven de los santos no mártires venerados en la Iglesia.

El cuadro de Mario Caffaro Rore presenta a Domingo saliendo por la puerta del Oratorio para ir a encontrarse con sus amigos, pequeños y mayores. La urna que hay junto al altar contiene las reliquias del muchacho santo.

 

CAPILLA DEL SAGRADO CORAZON

En el fondo, a la izquierda al entrar en el Santuario, encontramos la Capilla del Sagrado Corazón.

Es pequeña, agradable y muy recogida, muy a propósito para rezar.

En efecto, con mucha frecuencia se ve en ella a peregrinos y devotos recogidos en oración y reflexión.

¿Por qué el Sagrado Corazón?

Por la gran devoción que le tenía San Juan Bosco. El mismo escribió que, después de las revelaciones a Santa Margarita Alacoque,

«Era también admirable la devoción de Don Bosco al Sagrado Corazón de Jesús.

La  recomendaba mucho a sus jóvenes…».

Y este amor y devoción los demostró construyendo, hacia el final de su vida y con grandes sacrificios y hasta con humillaciones, la Basílica del Sagrado Corazón, junto a la estación Termini, en Roma.

 

SUEÑO DE LAS DOS COLUMNAS

En el fondo de la Basílica se pueden admirar dos pinturas en las que aparecen el Sueño de la Balsa y el de las dos Columnas. El 30 de mayo Don Bosco contó que había visto en sueños una batalla terrible en el mar, desencadenada por una multitud de embarcaciones pequeñas y grandes contra una sola nave majestuosa, símbolo de la Iglesia.

La nave, tocada varias veces, pero siempre victoriosa, logra echar el ancla, guiada por el Papa, en dos columnas que se levantaban entre las olas.

La primera tiene en lo alto una sagrada Forma con el escrito «Salus credentium»; en la otra, más baja, está la estatua de la Inmaculada con las palabras «Auxilium Christianorum».

El de la balsa lo contó Don Bosco en 1866. Arrastrados por una terrible inundación, los jóvenes suben, con Don Bosco, sobre una balsa y ven en el cielo la misteriosa palabra MEDOUM, que el santo explica como letras iniciales, en latín, de la frase: «Madre y Señora de todo el Universo, María». Una vez que la balsa llega a un lugar seguro, la Virgen María les dice a los jóvenes:
SI SOIS HIJOS DEVOTOS MIOS, YO SERE PARA VOSOTROS MADRE AMOROSA».

 

Nave central de la Basílica

 

CAPILLA DE LAS RELIQUIAS – LA CRIPTA

Entrando por la puerta principal, se encuentra, a la derecha, una escalera que lleva a La Cripta o «Capilla de las Reliquias».

Se trata de una nave en forma de cruz latina y recuerda con sus motivos ornamentales y con los símbolos, las catacumbas cristianas.

Se han conservado en ella muchas reliquias y de mártires y santos.

La verdadera joya de esta Capilla es la reliquia de madera de la Santa Cruz, en una teca, sobre un fondo de alabastro.

Otro lugar importante es la capillita dedicada a la Virgen, a la que se llama comúnmente «Capilla de la Aparición» por el sueño de 1845 recordado por Don Bosco:

«Me pareció estar en una gran llanura llena con una muchedumbre incontable de jóvenes. Vi junto a mí a una Señora que me dice:

«¡En este lugar, en que los gloriosos mártires de Turín Adventor, Solutor y Octavio sufrieron martirio, sobre estas tierras empapadas y santificadas con su sangre, quiero que se honre a Dios de un modo muy especial».

Y mientras decía esto, adelantaba un pie poniéndolo sobre el lugar en el que sufrieron el martirio y me lo indicó con precisión».
Aquel lugar está marcado en el suelo con una cruz de metal dorado.

 

Iglesia San Francisco de Sales

 

LA SACRISTÍA

Como todos los grandes santuarios, la basílica di María Auxiliadora dispone de una amplia sacristía situada junto a la galería contigua al altar mayor. No es sólo grande y luminosa, sino también muy práctica, especialmente en las grandes celebraciones, cuando participan muchos concelebrantes. Cuenta con dos accesos al Santuario que facilitan los servicio religiosos.
Además del gran armario en el que se guardan los ornamentos litúrgicos hay varios reclinatorios junto a la pared que da al santuario. Son elegantes en su sencillez y utilidad: ofrecen a los sacerdotes la oportunidad de prepararse a la celebración de la misa. Alguna vez se usan también como confesionarios para los fieles que van a la sacristía a pedir orientación o consejo.

El suelo y el zócalo son de mármol. Hay también un sencillo y artístico lavabo con mármoles especiales. La sacristía está adornada con seis interesantes cuadros del pintor Crida, que reproducen algunos momentos de la vida de Don Bosco y dan la grata sensación de ver todavía al Santo pasear por su querido Santuario de María Auxiliadora de Turín-Valdocco.

En el primer cuadro: el pintor presenta a Juanito Bosco como un pequeño catequista, junto a la pobre casa en que nació.

Está sentado en una cesta y rodeado por un grupo de compañeros que, después de haber estado jugando animados por él, escuchan muy atentos lo que dice.

El segundo cuadro: representa la escena del encuentro de Don Bosco con el huérfano Bartolomé Garelli en la sacristía de la iglesia de San Francisco de Asís de Turín.Encuentro histórico que tuvo lugar el 8 de diciembre de 1841, y que marcó el comienzo de su misión apostólica de los jóvenes. Primero en Turín y después en el mundo por medio de toda la Familia Salesiana.

En el tercero cuadro: encontramos al misterioso perro ‘Gris’ que se ‘apareció’ varias veces en la vida de Don Bosco, cuando le amenazaron de muerte los enemigos de su obra. Y el misterioso ‘Gris’ le libraba de peligros. No se pone en duda la existencia del ‘Gris’ porque le vieron muchísimas personas, entre las que estaba Mamá Margarita, la madre de Don Bosco; pero se discute sobre ‘quién’ era o ‘qué cosa’ podía representar.

En el cuarto: vemos a Don Bosco que escucha las confesiones de sus muchachos. Daba mucha importancia al sacramento de la Reconciliación. Lo consideraba como una de las columnas de la formación cristiana que hay que dar a los jóvenes (junto con la Eucaristía y la devoción a María Auxiliadora). El muchacho al que confiesa es Pablo Albera, que llegaría a ser su segundo sucesor al frente de los Salesianos, después de don Miguel Rua.

El quinto cuadro: presenta la figura de Don Bosco en medio de sus jóvenes, que le miran llenos de afecto y le escuchan con veneración. En el fondo de la pintura aparece el primer edificio construido por él en Torino-Valdocco. El 31 de enero de 1988, primer centenario de su muerte, el papa Juan Pablo II proclamó a Don Bosco ‘Padre y Maestro de los Jóvenes’.

La última pintura: muestra a Don Bosco que vuelve a Turín-Valdocco llevando consigo a Mamá Margarita (el 3 de noviembre de 1846).

Margarita ayudó a Don Bosco durante diez años en su misión con los jóvenes, siendo su mejor compañía, aconsejándole, animándole y haciendo también de madre de los primeros muchachos acogidos en la pobre casa Pinardi. Muchos de ellos eran huérfanos.

 

OTRAS RELIQUIAS

En sendos altares se conservan los restos mortales del Beato Miguel Rua, primer sucesor de Don Bosco, y del Beato Felipe Rinaldi, tercer sucesor.

En la Cripta se conservan también objetos que pertenecieron a los primeros mártires salesianos  que fueron alumnos de la Casa Madre de Turín-Valdocco (Luis Versiglia conoció también a Don Bosco). Fueron declarados santos por Juan Pablo II el 1º de octubre de 2000.

Fuente: sitio Oficial de la basílica y otros


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