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Cómo Rebatir las Caricaturas que los Ateos hacen sobre los Cristianos

Los ateos se consideran más lógicos y modernos que los creyentes.

Que la religión es intolerante y produce violencia.

Y en base a la creencia idealizada de la ciencia, exigen a los creyentes que demuestren la existencia de Dios.

La confrontación de posiciones entre ateos y creyentes en Dios es cada vez más frecuente.
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Debido al crecimiento del ateísmo y a la creciente agresividad laicista.

La que se basa en una mala interpretación de Dios, como hace Yuval Noah Harari, la nueva estrella intelectual del ateísmo.

Él es un historiador israelí que escribió dos libros importantes para dar base intelectual al ateísmo.

Uno se llama Sapiens y otro Homo Deus.

En Homo Deus, Harari hace una enorme demostración de fe en la ciencia y la tecnología.

Dice que el gran proyecto de la humanidad de este siglo es adquirir poderes divinos de creación y destrucción, y mejorar el Homo Sapiens para convertirse en Homo Deus.

O sea que la ciencia y la tecnología convertirán al ser humano finito en un ser divino.

Los mormones tienen también la idea de que los hombres se convierten en dioses.

Sin embargo Yuval Harari no se refiere al Dios que adoran los cristianos.

frases de facundo cabral

No se refiere a un ser eterno, todopoderoso, omnisciente, omnipresente, creador de todas las cosas.

Porque ese Dios es externo a los seres humanos y es trascendente a la realidad humana.

Y por lo tanto no está sujeto a un descubrimiento empírico por la ciencia, por definición.

De modo que los hombres transformados en Homo Deus que pronostica Yuval Harari no se transforman en ese Dios trascendente, al que Santa Teresa de Ávila decía que no puede describirse por palabras ni por imágenes.

Esto es difícil de entender para los ateos porque no conciben al Dios trascendente de la fe.

Y entonces esto una serie de mitos ateos sobre las creencias de los cristianos, que los cristianos deben aclarar y combatir.

Se puede debatir con un ateo en términos de respeto y no beligerancia.

Pero probablemente el debate no sirva para cambiar la posicion del ateo.

Porque los ateos no logran captar la trascendencia de Dios a la experiencia humana, como sucede con Yuval Harari.

Sin embargo los argumentos de los cristianos quizás los ateos los conserven en su mente.

Y tal vez el Señor los venga a buscar un día y no se revelen como anteriormente.

Sobre todo no hay que dejar pasar las informaciones falsas y las caricaturas.

Como por ejemplo que todas las religiones son fuentes de violencia o como que el Islam es tan violento como el Cristianismo.

   

LOS 6 MITOS DE LOS ATEOS CONTRA LOS CREYENTES

   

MITO 1: LOS ATEOS SON MÁS LÓGICOS QUE LOS CREYENTES

Este mito es similar a su opuesto: el mito de que los creyentes son más lógicos que ateos.

La mayoría de las personas religiosas no son creyentes porque se hayan sometido a un intenso estudio de silogismos filosóficos.

Sino porque esa era la forma en que su vida fue planteada, o porque tuvieron un encuentro personal con Cristo, o con una de sus gracias: belleza, verdad y bondad.

De la misma manera, las razones por las que las personas se vuelven ateas rara vez son reductibles a la lógica.

Por el contrario, una serie de experiencias, observaciones y los estados emocionales los empujaron hacia la incredulidad.

La idea de que hay un Dios todopoderoso es aterradora para algunas personas.

En lugar de estar en su poder, le huyen.

Otros, tal vez, han sido tan heridos por los creyentes que rechazan sus creencias y no sólo su comportamiento.

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Los seres humanos son seres humanos…

Estamos sujetos a todo tipo de influencias y manipulaciones.

Pero también tenemos cerebro, y la capacidad de encontrar y conocer las cosas verdaderas.

Así que sin embargo llegamos a donde estamos en la fe, y tenemos que desafiar nuestras creencias con la lógica.

La civilización occidental fue creada por el cristianismo.
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Y la ciencia, que es la base del desarrollo tecnológico de occidente, fue promovida durante le edad media desde los monasterios y poco a poco se fue consolidando en lo que es hoy.
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Es bueno leer estos artículos para estar informado: La Edad Media NO FUE una Época OSCURANTISTA y
Mira cómo la Civilización Occidental y la Ciencia Nacieron por el Catolicismo

Lo que nos lleva a …

   

MITO 2: LA CARGA DE LA PRUEBA RECAE EN EL RELIGIOSO

Los ateos a menudo dicen que la posición por defecto de la humanidad debe ser la falta de creencia, ya que no hay “ninguna prueba” de la existencia de Dios.

Otros dicen que el agnosticismo debe ser la posición por defecto de la humanidad.

Debemos comenzar diciendo “No estamos seguros”, y trabajar desde allí.

Anthony Flew, el prominente ateo que se ha convertido recientemente a una posición de creencia en “el Dios de Aristóteles”, dijo que la posición por defecto de la humanidad debe ser la creencia.

Ya qu, después de todo, el universo y sus complicadas leyes existen, y no hay que negar lo que es obvio, decir que hay un creador.

Flew vio tres pruebas irrefutables de que debe haber un dios: las leyes de la naturaleza, la existencia de la vida con su organización singular, y la existencia del universo.

O, como se ha descrito, hemos tropezado con una casa en el bosque con una despensa completamente equipada, un televisor que recibe la CNN, y los caminos que conducen hacia y fuera de ella.
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Los creyentes miran y dicen “Alguien creó esto”.
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Mientras que los ateos insisten que fue causa del azar y la evolución.

Si un ateo quiere argüir que esta casa bien ordenada, bien situada, lista para recibir cable fue creada al azar por una combinación de un deslizamiento de tierra, vientos fuertes y relámpagos, yo le digo que la carga de la prueba está en el ateo, no en mi.

   

MITO 3: LA CIENCIA HACE A DIOS OBSOLETO

Hay una creencia generalizada de que de alguna manera el progreso de la ciencia ha desafiado, o desafiará, la necesidad de creer en Dios.

Pero ¿cómo podría?

Mis hijos entienden esto.

Yo les digo: imaginen si los seres humanos fueran del tamaño de los microbios y vivieran en una cacerola de fideos con atún.

Imaginemos que llegaran a ser tan científicamente avanzados, y pudiéramos identificar todos los distintos elementos constitutivos de la cazuela en que vivimos: el atún en lata, los fideos, el queso cheddar rallado.

Incluso podríamos construir cohetes y empezar a explorar la vasta cocina fuera de la cazuela.

dios vs diablo ateos comic

Me parece que cuanto más descubrimos, más obvio sería que hay un cocinero que hizo nuestra cazuela.

Y sería ridículo decir, que cuanto mejor conocemos los ingredientes y la cocina, menos necesitamos decir que fue un cocinero que la hizo.

Como dijo en Viena el cardenal Christoph Schönborn, en La Gregoriana,

Nunca he conocido a ningún descubrimiento científico que me haya hecho disminuir mi fe.
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Yo siempre he sido confortado en mi fe a través de los descubrimientos científicos
.
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Creer que todo esto es mera casualidad, azar, es una estupidez. Es irracional”.

   

MITO 4: LA CIENCIA POR SÍ SOLA ES UNA GUÍA CONFIABLE Y SUFICIENTE PARA NOSOTROS

Es un supuesto común hoy en día que la prueba científica es la condición sine qua non de la verdad.

¡Si la ciencia lo dice, entonces debe ser cierto!

De hecho, si nos fijamos en la historia de la ciencia, Ud. no ve la historia de una voz infalible hablando acerca del mundo.

Usted ve un método de investigación que poco a poco amplia nuestra comprensión del universo, pero sólo a través del ensayo y error.

A veces produce graves errores. La ciencia es un instrumento para la investigación de los hechos, pero que se ha equivocado en cosas fundamentales en todos los puntos de su historia.

Las teorías de la generación espontánea parecen totalmente razonables, sólo en los albores de la ciencia.

Las teorías de Paul Ehrlich que esperaban una hambruna masiva debido a la sobrepoblación parecía plausible a principios de la década de 1960.

Aquellos de nosotros que estaban vivos en la década de 1970 recuerdan el alboroto acerca de pronosticada edad de hielo global.

¿Qué teorías de hoy serán probadas como falsas?

El conocimiento científico en cualquier etapa de su historia no es más que provisional, y los nuevos descubrimientos son continuamente refinados y descartadas las hipótesis y las teorías anteriores.

Lo que necesitamos es una verdad fuera de la ciencia que se pueda mantener en perspectiva.

Como el Papa Benedicto XVI ha señalado:

“La ciencia ha abierto grandes dimensiones de la razón que previamente no habían sido accesibles y que nos ha proporcionado nuevos conocimientos.
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Sin embargo, en su alegría por la grandeza de sus descubrimientos, tiende a confiscar dimensiones de nuestra razón que todavía necesitamos.
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Sus hallazgos llevan a preguntas que van más allá de sus principios metodológicos y no pueden ser contestadas por la propia ciencia.”

   

MITO 5: LA RELIGIÓN Y LA CIENCIA SON INCOMPATIBLES

A menudo, los fans de este mito citan a Galileo como prueba de que la religión y la ciencia son opuestas, y que a menudo el combate es a muerte.

universo

El incidente de Galileo en realidad es un buen ejemplo de la relación real entre la ciencia y la religión.

La teoría de Galileo que la Tierra viaja alrededor del Sol y no al revés no es exclusiva de Galileo.

Otros lo declararon y la Iglesia no suprimió la idea.

En cambio, el rencor personal de Galileo hacia el Papa obligó a los dos a un enfrentamiento en el cual el Papa, que era el más poderoso de los dos, ganó.

¿Pero qué pasó después de esa confrontación desafortunada?

No apareció una historia de la Iglesia suprimiendo la ciencia, sino una historia de la Iglesia convirtiéndose en el principal mecenas de la ciencia.

¿La moraleja de la historia?
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La verdadera religión y la ciencia honesta son ciertamente compatibles: los religiosos y científicos, sin embargo, a veces no.

   

MITO 6: LA RELIGIÓN HA CONDUCIDO A LA INTOLERANCIA VIOLENTA

Sin lugar a dudas, mucha gente religiosa ha sido violenta e intolerante.

Pero si nos fijamos en los hechos acerca de tales incidentes notorios como la Inquisición y la caza de brujas, usted encontrará que los crímenes de la Iglesia han sido muy exagerados.

La BBC hizo un documental sobre la Inquisición española en 1994 y se encontró, para su sorpresa, que la realidad era muy diferente del mito.

Mientras tanto, otra investigación muestra que los comunistas ateos del siglo XX mataron a más personas de las que la Iglesia haya sido acusada jamás.
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Fueron asesinados unos 65 millones en China (y continúa), 20 millones en la Unión Soviética, 2 millones (y continúa) en Corea del Norte, 2 millones en Camboya, 1,7 millones en África, 1,5 millones en Afganistán, 1 millón en Vietnam, 1 millón en los países comunistas de Europa Oriental y 150.000 en América Latina.

Por otro lado, tampoco hay que admitir que pongan a todas las religiones en la misma bolsa. Hay religiones con una impronta belicosa, como el Islam, que no tiene el cristianismo, y si no, mira los periódicos y los noticieros.

   

LA FE PROFUNDA DE LOS ATEOS

La fe del ateo en un universo mágico es algo frágil.

Se necesita una gran cantidad de fe para ser ateo.

Es extraño pensar que lo nieguen.

Para ser ateo, uno debe ignorar diligentemente la lógica, la historia, la ciencia y las matemáticas.

En resumen, la realidad misma.

No me cabe duda de que un pequeño número de ateos han contribuido modestamente al continuo desarrollo de la ciencia en algún momento.

Pero nadie que tenga incluso una comprensión limitada de la historia y la filosofía de la ciencia sugeriría que los ateos han contribuido más a la ciencia y la tecnología moderna que los católicos, (ver aquí y aquí, por ejemplo.)

Si tal afirmación fuera cierta, es raro que nadie se haya comprometido a escribirlo y defenderla con citas de libros reales.

Esto no quiere decir que no va a defender su creencia en un universo mágico, comenzando por su propia cuenta, abiosis (la generación de la vida a partir de materia inanimada), la “ilusión” del libre albedrío y el no-concepto de “conciencia”.

Esta negación requiere una gran cantidad de energía mental de los ateos fundamentalistas para convencerse de que la realidad no es realmente la realidad.

Y su ira y combatividad, tanto colectiva como individual es el resultado de su propia disonancia cognitiva.

Debemos considerar algunos otros puntos.

El hecho de que alguien es un científico no lo hace lógico, bueno o generoso.

Esta es la equivocación y tanto ilógica como irracional.

Si el pensamiento crítico era tan importante para los ateos y los científicos, ¿por qué tan pocos de su grupo cada han estudiado lógica?

La ciencia no es del ámbito personal de los ateos y el ateísmo.

No hay libro de ciencia legítimo, impreso en cualquier parte que diga, sólo se puede ser ateo para ser un científico.

Si lo fuera, el autor de ese libro no está considerando la lista de famosos que eran católicos y científicos, y que han contribuido poderosamente a sus respectivos campos.

El hecho de que alguien no sea un científico no quiere decir que son estúpidos.

Hay genios artísticos, gastronómicos, musicales y literarios y grandes artesanos y artesanos, que no son científicos formados.

Lo mismo ocurre con las personas en el comercio, la filosofía y otros campos académicos como la historia.

Si los científicos representan el pináculo de la inteligencia humana y la inteligencia, para los ateos fundamentalistas, entonces ¿cómo se representan cualquier científico que cree en Dios?

¿Son estos los científicos “no tan inteligentes” como el ateo medio que nunca ha estudiado la ciencia?

Si los científicos son inteligentes y los que no estudian ciencia son tontos, entonces se deduce la gran mayoría de los ateos fundamentalistas son estúpidos por no tener un grado en las ciencias.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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¿Cómo Enfrentó la Cristiandad la Agresión Islámica en la Edad Media?

Esto de la yihad islámica no es nuevo.

Occidente ya padeció la expansión musulmana por la espada.

En términos generales la expansión medieval duró desde el año 625 en que Mahoma unificó la península arábica, hasta el año 1683 en que Juan Sobieski derrotó a los musulmanes en las puertas de Viena.

O sea durante 10 siglos los musulmanes atacaron bélicamente al mundo no musulmán.

Los recientes y persistentes asesinatos de cristianos en Medio Oriente y África, y los actos de terrorismo en Europa, han puesto a muchos a pensar sobre Las Cruzadas.

desembarco de cruzadas

Las Cruzadas fueron una reacción a algo horrible y amenazante.
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Muchos, si no la mayoría de los grandes santos de la época llamaron a las Cruzadas, con su predicación y con su adhesión.
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Esto incluye a figuras de la talla de San Bernardo, Santa Catalina de Siena y San Francisco de Asís.

Puedes leer sobre la Batalla de Lepanto aquí.

Hoy los musulmanes – o al menos una parte de ellos – están nuevamente en una fase expansiva a través de la violencia del Islam radical del Estado Islámico y sus asociados, y de la penetración cultural de las migraciones musulmanas en Europa.

 

¿QUE FUERON LAS CRUZADAS?

Las cruzadas fueron guerras que se hicieron para defenderse y detener el avance de los musulmanes que habían tomado los lugares Santos del cristianismo siglos después del Nacimiento y Resurrección de Nuestros Señor, en su yihad medieval.

Los Musulmanes habían estado atacando a los cristianos por más de 450 años antes de que el Papa Urbano declarara la Primera Cruzada.
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Por lo tanto no se puede decir que el cristianismo actuó a la ligera.

Pero la historia es presentada en occidente con un claro sesgo anticristiano.

Como dice Thomas F. Madden,

Las cruzadas son generalmente presentadas como una serie de guerras santas contra el Islam liderados por los papas, locos por el poder y una  lucha hecha por fanáticos religiosos”.

En simples palabras, dicen que solo fue una guerra hecha por la ambición política y manipulación de los fieles para convertirlos en fanáticos.

libro de las cruzadas

Mitos y leyendas se han escrito sobre las cruzadas, ¿pero quieres saber algo?.
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Gracias a esas cruzadas Occidente fue liberado del dominio del Islam y en especial en la Batalla de Lepanto.

“En aquellos momentos se estaba decidiendo el destino de occidente, la espada contra el alfanje, la cruz contra la media luna”.

Si los musulmanes hubieran vencido en Lepanto hoy los occidentales estaríamos viviendo bajo la ley sharía.
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Con las mujeres con menos derechos de los hombres, con castigos atroces para quienes no hacen reverencia al Islam, y con las minorías pagando un impuesto para “ser protegidas”.

 

UNA BREVE HISTORIA DE LOS ATAQUES DE LOS EJÉRCITOS MUSULMANES ANTES DE LAS CRUZADAS

Un mito persistente sobre todo es que las Cruzadas fueron el catalizador para el conflicto entre el cristianismo y el Islam.

Dicen absurdamente que la confrontación entre el cristianismo y el Islam comenzó a finales del siglo XI, cuando una banda de salvajes cristianos invadieron las tierras pacíficas del Islam.

ricardo y saladino gustave dore

Pero la historia cuenta algo muy diferente.

En el siglo VII una nueva fe salió de Arabia y trató de conquistar el mundo con sus ejércitos.
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Los ejércitos árabes que tratan de difundir las enseñanzas del profeta Mahoma en el Este destruyeron la Persia sasánida y atacaron al Imperio Cristiano Bizantino en Asia Menor (la actual Turquía).

Entre las primeras conquistas de los soldados del Islam estuvo la ciudad de Jerusalén, que cayó en el 638.

En el oeste, los ejércitos musulmanes ataban por el norte de África y en el 711 envolvieron a España.

A principios del siglo IX, tanto Córcega como Cerdeña quedaron bajo control musulmán.

En el 827, los sarracenos comenzaron una conquista de 50 años de Sicilia y en las próximas décadas fueron conquistadas bases en Italia y sur de Francia.

A partir de estas bases, los invasores sarracenos (como se les llamaba en esa época a los musulmanes) atacaron impunemente por toda Italia, Francia, e incluso Alemania.

El ataque simbólicamente más importante tuvo lugar en el 846, cuando los suburbios de Roma fueron quemados y se profanaron las basílicas de San Pedro y San Pablo.

A lo largo del siglo X el avance musulmán sangriento continuó, a veces en una escala masiva.

Génova fue devastada en 935, su gente asesinada o esclavizadas, por una flota de África.

En 950-952, Calabria fue capturada y Nápoles sitiada.

Sin embargo, el siglo X también marcó el primer movimiento de la contra-ataque de la cristiandad occidental.
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Un contraataque encabezado por la Iglesia Católica.

En 915, la base principal de los musulmanes en Italia, situada en el río Garellano, fue destruida por una fuerza organizada y parcialmente dirigido por el Papa guerrero Juan X.

Este éxito inicial no fue más que un precursor de la respuesta que más tarde sería la llamada a las armas por parte de la Iglesia.

El siglo XI marcó el punto de inflexión en el choque entre el Islam y la Cristiandad Occidental.

Al final de su primera década, el califa egipcio al-Hakim destruyó el Santo Sepulcro en Jerusalén, la Iglesia construida sobre la localización de la crucifixión, sepultura y resurrección de Cristo, y ninguna respuesta militar fue posible.

Pero antes del cierre de la última década de este siglo, los guerreros cristianos estaban irrumpiendo en las paredes de la ciudad.

En 1016, el Papa Benedicto VIII forjó una alianza entre Génova y Pisa, y las flotas combinadas de las ciudades comerciales destruyó una fuerza sarraceno de España, que había ocupado Cerdeña.

Los musulmanes fueron expulsados definitivamente de Cerdeña y los pisanos ocuparon la isla.

Este éxito militar por dos de las ciudades comerciales más importantes de Europa demostró la creciente vitalidad económica de Occidente.

Una vitalidad que se traduciría en la posibilidad de lanzar una gran ofensiva dirigida a recuperar el territorio conquistado por los musulmanes.

La reconquista cristiana de Europa comenzó en la segunda mitad del siglo XI.

A la vanguardia de esa reconquista estuvieron los normandos que eran descendientes de vikingos que se establecieron en el norte de Francia en el inicio del siglo X.

Un cambio dramático en el carácter de la lucha tuvo lugar en 1087, cuando los genoveses y pisanos, aliados una vez más como consecuencia de solicitudes papales llevaron la guerra a los sarracenos en el norte de África.

Pero mientras que el poder de las fuerzas musulmanas decaía en Occidente, la expansión musulmana en el Este aumentaba gracias a la conversión de los turcos selyúcidas al Islam en la segunda mitad del siglo X.

Estos feroces arqueros a caballo de Asia Central conquistaron Irán e Irak 1055, y entraron en Bagdad.

En 1071 los turcos dieron un golpe fuerte en contra del imperio cristiano bizantino.

En la batalla de Manzikert, los selyúcidas destruyeron el ejército bizantino y capturaron al emperador.

El imperio bizantino fue arrojado en el caos.

Por el 1095 los turcos estaban a 80 kilómetros de la capital bizantina de Constantinopla.
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El emperador Alejo I envió una delegación al Papa Urbano II pidiendo ayuda militar contra los turcos.
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Afortunadamente para Alejo, Urbano y los caballeros de Europa Occidental estaban listos para escuchar y responder a esta llamada de auxilio.

El 27 de noviembre, 1095, Urbano apareció en Clermont, en el sur de Francia, e invocó el título de caballero de Francia para liberar a los cristianos de Oriente y la Ciudad Santa de Jerusalén del azote de los turcos.

Esta liberación se logra mediante el uso de una nueva forma de peregrinación: la peregrinación armada.

Los peregrinos de Urbano no serían los penitentes simples vestidos con prendas de civil que viajaban a Jerusalén en el pasado.
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Serían guerreros revestidos de hierro, con el objetivo de arrebatar Jerusalén de los turcos por la fuerza.

caballeros cruzados

Esta peregrinación parecía tan difícil y peligrosa que Urbano decretó que todos los pecados pasados de los llevaban esta carga serían perdonados.

Contrariamente a la creencia popular, la principal motivación para la mayoría de los cruzados no era la adquisición de la riqueza o de la tierra en el Este.

Tampoco era la cruzada vista como una manera fácil para el envío de los hijos más jóvenes que, por las leyes de la herencia, se les negaría una parte de las tierras de su padre.

Un cruzado y su familia soportaron penurias y enormes gastos para obtener los recursos necesarios para apoyar el peligroso viaje de los cruzados a Jerusalén.

Es poco probable que muchos de los que se unieron a la cruzada fueran lo suficientemente tontos como para creer que podrían recuperar sus costos y pasar a amasar una gran fortuna.

En la mente de los caballeros los principales beneficios de unirse a la cruzada eran de carácter más intangible.

El perdón de los pecados fue sin duda un poderoso incentivo: la mayoría de los cruzados habían pasado sus vidas inmersos en una cultura de violencia y la violencia se había dirigido a otros cristianos.

Unirse a la cruzada también era un llamamiento a un espíritu de aventura.

Salir hacia lo desconocido en una misión divinamente ordenada representa una unión de lo secular y lo sagrado, que debe haber sido difícil para un miembro de idealista del título de caballero de resistir.

La cruzada no sólo ofreció una oportunidad para los actos heroicos, sino para los actos heroicos al servicio de la Iglesia.

El gran ejército que respondió a la llamada de Urbano se había reunido en Constantinopla en la primavera de 1097, varios siglos después de las conquistas sistemáticas de los musulmanes en el este y occidente.

 

LAS CRUZADAS MEDIEVALES SON UNA JUSTIFICACIÓN ABSURDA DEL EXPANSIONISMO MUSULMÁN RADICAL ACTUAL

¿Y que tenemos entonces ahora? El mundo islámico se queja contra Occidente por Las Cruzadas, alegando la crueldad de la guerra.

Pero se debe reflexionar, ¿la violencia actual, que persiste en los musulmanes, tiene sus raíces en las Cruzadas contra un mundo musulmán sofisticado y tolerante?

cruzadas

En otras palabras, ¿las Cruzadas realmente tienen la culpa de esta violencia musulmana contra occidente?

Para analizar la realidad hay que centrase en los hechos: Mahoma nunca predico “la paz y tolerancia”.

El Islam nació en la guerra y creció de la misma manera.
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Desde la época de Mahoma, los medios de expansión musulmana fueron siempre la espada.

El pensamiento musulmán divide el mundo en dos esferas, la Morada del Islam y la Morada de la Guerra.

En este caso el cristianismo y cualquier otra religión que no sea la musulmana no tienen morada.

Los cristianos y los judíos se pueden tolerar en un estado musulmán bajo dominio musulmán sólo pagando un impuesto y con un desarrollo social, económico y político limitado.

Cuando Mahoma hacía guerra en el siglo VII, el cristianismo era la religión dominante de poder y riqueza

“La fe del Imperio Romano se extendió por todo el Mediterráneo, incluyendo el Medio Oriente, donde nació. 

El mundo cristiano, por lo tanto, era un objetivo prioritario para los primeros califas, y seguiría siéndolo para los líderes musulmanes durante los próximos mil años”.

Mahoma era un militar que guerreó contra sus enemigos, eso implicaba a aquellos que no lo reconocían como profeta.
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El Corán ordena a los musulmanes hacer la guerra a los no creyentes y eso lo aplican actualmente los radicales.

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El mundo Islámico que conocemos hoy, es el resultado de conquistas militares de territorios y países no musulmanes.

Por lo tanto Las Cruzadas no fueron actos de agresión sin motivo de parte de Europa contra el mundo Islámico, tampoco ni se justificaron en la ambición y locura de los Papas ansiosos de poder.

Las cruzadas fueron la respuesta contundente a siglos de agresiones y represiones musulmanas contra los cristianos que estaban afincados en Tierra Santa y habían llegado allí muchos siglos antes que naciera Mahoma.

Fueron guerras para la reconquista de territorios anteriormente cristianos que los musulmanes se anexionaron por actos de guerra.

En concreto desmontemos 2 mitos.

 

MITO 1: LAS CRUZADAS FUERON UN ATAQUE, SIN PROVOCACIÓN

Después de la muerte de Mahoma, las conquistas territoriales fueron exitosas.

Palestina, Siria y Egipto, sucumbieron a la conquista, una vez más las zonas más cristianas en el mundo cayeron rápidamente.

En el siglo VIII, los ejércitos musulmanes habían conquistado toda el área cristiana del norte de África y España.
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En el siglo XI, los turcos selyúcidas conquistaron Asia Menor (la actual Turquía), que había sido cristiana desde la época de San Pablo. 

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El antiguo Imperio Romano, conocido por los historiadores modernos como el Imperio Bizantino, se redujo a poco más de Grecia. 

En su desesperación, el emperador de Constantinopla envió un mensaje a los cristianos de Europa occidental pidiéndoles que ayudaran  a sus hermanos y hermanas en el Este.

Eso es lo que dio a luz a las Cruzadas.

¿Ambición? ¿Ataques sin causa?

Repasemos de nuevo para que no queden dudas.

Tras la conquista en 638 de Jerusalén se inician siglos de agresiones musulmanas, y los cristianos de Tierra Santa tuvieron que soportar una escalada creciente de persecuciones, estos son ejemplos que citan algunos estudiosos de las Cruzadas:

1- A inicios del siglo VIII, 60 peregrinos cristianos de Amorio fueron crucificados.
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En la misma época el gobernador musulmán (de Cesarea) capturó grupos de peregrinos de Iconio y los ejecutó, excepto un pequeño número que salvó su vida convirtiéndose al Islam.

2-  A fines del VIII, un gobernador musulmán prohibió la exhibición de la cruz en Jerusalén.

3- Se incrementaron desproporcionalmente los impuestos (jizya) a los cristianos.

4-  Se prohíbe a los cristianos dar instrucción religiosa a otros, incluso a los propios hijos.

5-  La subordinación brutal y violenta fue la norma del trato a los cristianos en Tierra Santa.
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En 772 el califa Al-Mansur, ordenó estampar un símbolo distintivo en las manos de los cristianos.

6- La conversión al cristianismo se penaba severamente, como también ahora se hace en la mayoría del mundo musulmán. 

7- En 789 los musulmanes decapitaron a un monje que se había convertido al cristianismo, saquearon el Templo de San Teodosio y ejecutaron a los otros monjes.

8- A inicios del IX las persecuciones aumentaron en tal medida que grandes contingentes de cristianos tuvieron que huir a Constantinopla y otras ciudades cristianas para salvar la vida.

9- En 923 nuevas persecuciones destruyeron más iglesias.

10- En 937 los musulmanes provocaron grandes disturbios el Domingo de Ramos en Jerusalén, saqueando y destruyendo la Iglesia del Calvario y de la Resurrección 

Como reacción los cristianos bizantinos pasaron de una política defensiva a una ofensiva que intentaba reconquistar algunos de los territorios perdidos.

Cronológicamente, en la década 960-970 el general Nicéforo Focas (futuro emperador de Bizancio) realizó exitosas campañas contra los musulmanes y reconquistó  Creta, Cicilia, Chipre y parte de Siria para la cristiandad.

En 969 conquisto la antigua ciudad cristiana de Antioquia y para la década 970-980 extendieron las campañas a Siria.

Pero aquí debemos resaltar algo importante, según la teología musulmana,

“si un territorio ha pertenecido en algún momento a la Casa del Islam, entonces le pertenecerá por siempre y los musulmanes deben hacer la guerra para restablecer su control sobre el mismo”.

Es así que en 1004 el sexto califa rompió los tratados de Bizancio y ordenó la destrucción de iglesias, quema de cruces, y apropiación de los bienes cristianos.

En los años venideros destruyo unas 30.000 iglesias y un número incalculable de cristianos tuvieron que convertirse al Islam para salvar sus vidas.

En 1009 decretó la destrucción de la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén.

Aquellos cristianos que no renegaron de su religión fueron obligados a portar al cuello pesadas cruces.

Poco a poco fue decretando un sin número de leyes humillantes para los cristianos  que culminaron con la orden de aceptar el Islam o abandonar sus dominios.

Para el 1056 los musulmanes expulsaron a 3.000 cristianos de Jerusalén y prohibieron la entrada en la iglesia del Santo Sepulcro (reconstruida por los bizantinos).

Los cristianos tuvieron que soportar una nueva avanzada de los islamistas, quienes en 1076 conquistaron Siria y luego Jerusalén.

En esa nueva conquista mataron a miles de cristianos.

El imperio cristiano de Bizancio quedo reducido a una extensión similar a Grecia y su desaparición parecía inminente.
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Fue entonces ante el peligro de desaparición de la Iglesia de Constantinopla (la cual consideraba cismáticos a los Papas de Roma, y a los cuales combatió durante siglos) silenciaron su orgullo y el nuevo emperador pidió ayuda.
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Así surgió la primera cruzada como respuesta a la solicitud de ayuda del emperador y la iglesia bizantina.
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Así empieza la primera cruzada cuando el Papa Urbano II la proclama en Francia.

 

MITO 2: LAS CRUZADAS FUERON UN EJEMPLO DE IMPERIALISMO

Cuando el Papa Urbano II convocó a la Primera Cruzada en el Concilio de Clermont (Francia), apeló a la acción defensiva, porque de no hacerse alguna acción defensiva “la fe en Dios sería atacada con fuerzas aún mayores” por turcos musulmanes.

El Papa no menciona nada referente a la conversión o alguna clase de conquista.

Su alocución de «destruir esa raza vil en tierras de nuestros amigos» que hoy puede parecer muy dura, no exhortaba al exterminio masivo sino a erradicar el dominio musulmán de las tierras anteriormente cristianas.

rutas de las cruzadas

Pero según la ley islámica, la yihad es obligatoria siempre que un territorio musulmán sea atacado, o uno cercano a él.
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La yihad es una obligación personal para los habitantes de esos territorios que deben repeler a los no musulmanes con cualquier medio disponible.

Si se piensa en la Edad Media es fácil ver a Europa a la luz de lo  que se convirtió en lugar de lo que era antes.

El coloso del mundo medieval fue el Islam, no la cristiandad. Las cruzadas trataron de contrarrestar esa tendencia.
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Los cristianos de toda Europa se vieron obligados a aceptar no sólo el crecimiento continuo del poder musulmán, sino la certeza de que Dios estaba castigando a Occidente por sus pecados.
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Por ello los voluntarios y los que fueron a pelear lo hacían por motivos personales y para pagar sus culpas. 

Los cristianos  de Europa se encaminaron hacia Tierra Santa por motivos diversos, pero el principal fue el religioso.

Los cruzados medievales se veían a sí mismos como peregrinos, realizando actos de justicia en su camino hacia el Santo Sepulcro.

Puede leer más a fondo sobre las cruzadas en The New  Concise History of the Crusades (la Nueva Historia Concisa de las Cruzadas) de Thomas F. Madden, que reseña de forma dinámica y disipa los mitos sobre las causas que originaron las Cruzadas, quiénes participaron y qué sucedió en cada una de ellas.


DE LAS CRUZADAS A LA BATALLA DE LEPANTO

Las Cruzadas se hicieron con el objetivo inicial de restablecer el control cristiano sobre Tierra Santa, las mismas se libraron durante un periodo de casi doscientos años, entre 1095 y 1291.
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Otras campañas en España y Europa Oriental, recibieron la misma calificación.

batalla de lepanto

La palabra Cruzada se ha empleado para otras campañas, pero, utilizada con un criterio estricto, la idea de la cruzada corresponde a una concepción política que se dio en la Cristiandad del siglo XI al XV.

Y que suponía una unión de todos los pueblos y soberanos bajo la dirección de los papas.

Todas las cruzadas se anunciaron por la predicación.
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Después de pronunciar un voto solemne, cada guerrero recibía una cruz de las manos del Papa o de su delegado, y era desde ese momento considerado como un soldado de la Iglesia.

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De todas esas guerras emprendidas en nombre de la Cristiandad, las más importantes fueron las Cruzadas Orientales.

Dentro de éstas se debe mencionar la Batalla de Lepanto en que se decidió el destino de Occidente, esta Batalla fue de mucha importancia y la resistencia al poder musulmán fue llevada adelante por la Liga Santa.

La Liga Santa del año 1571 fue encabezada por España e integrada por los Estados  Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya para luchar contra el Imperio otomano.

Se enfrentaron en ella la armada del Imperio otomano contra ésta coalición cristiana. Los cristianos resultaron milagrosamente vencedores ante un mayor poderío musulmán, y se salvaron sólo 30 galeras turcas.

Se frenó así el expansionismo turco por el Mediterráneo occidental.

La victoria de Lepanto se considera como una de las batallas más decisivas de la humanidad al parar el avance del Imperio Otomano por el Mediterráneo.

Se inició así el declive naval de los turcos, esta batalla  se suele considerar como la batalla naval más sangrienta de todos los tiempos.

Los turcos estaban decididos a conquistar occidente y llegar hasta Gibraltar.

Acosaban sin piedad a las naves cristianas e iban apoderándose poco a poco de territorios y plazas cristianas.

Con esta batalla, la Liga Santa rompió con la superioridad naval del Imperio Otomano y su mito de invencibilidad quedó absolutamente olvidado para el resto de la Historia.

Después de Lepanto, ya nunca más se recuperó la hegemonía naval turca en el Mediterráneo.

Occidente había librado una batalla decisiva y ahora con el declive de los turcos, recuperaba parte de una paz estable.

Pero los mitos fueron creciendo y a través de los años y siglos se ha victimizado al Islam.

Las batallas y Cruzadas  hechas por los cristianos se desarrollaron en un contexto muy diferente al actual, y de hecho en pleno siglo XXI no es lícito librar guerras en nombre de Dios para los cristianos.

Se ha dicho que el Islam era superior en muchos aspectos, que era una civilización muy superior que fue atacada y perseguida por un Occidente belicoso.

La propaganda ha hecho mitos como que los cruzados marchaban para saquear y asesinar a musulmanes, judíos, hombres, mujeres y niños, obligando a los supervivientes a convertirse al cristianismo a la fuerza, pero solo son falsas propagandas lejos de la realidad.

Siglos después se siguen sumando falsas creencias, como que el expansionismo musulmán actual tiene su causa en el resentimiento por el ataque que sufrieron en las Cruzadas.
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O que los jóvenes yihadistas occidentales se convierten en tales por la falta de trabajo.

Fuentes:

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La verdad sobre las Cruzadas sobre los musulmanes que se habían apoderado de Tierra Santa

Con lo que esta sucediendo en Irak y Siria con los cristianos quizás comprendamos mejor el espíritu de las Cruzadas.
Como ahora están comenzando de nuevo, los musulmanes habían tomado los territorios de Medio Oriente, y se apoderaron de Tierra Santa. Entonces, la cristiandad lanzó las Cruzadas, que fueron expediciones de carácter religioso y militar, sostenidas entre 1095 y 1291, emprendidas por los reinos cristianos del Occidente europeo hacia el Medio Oriente con el propósito de liberar los Santos Lugares de la dominación mahometana. 

 

rutas de las cruzadas

 

Quien siga sólo con mediana atención lo que está sucediendo en Siria e Irak podrá comprender lo que sucedió hace casi mil años, porque la historia amenaza con repetirse, pero afortunadamente como dice Marx, la primera como tragedia y la segunda como comedia.

Lamentablemente las Cruzadas han tenido mala prensa. Algunas veces la historia es la siguiente: la Iglesia Católica atacó la Tierra Santa en 1095 y las relaciones entre cristianos y musulmanes se envenenaron desde entonces.

Esta interpretación simplista no es sólo falsa, sino que no alcanza a percibir la significación real de las Cruzadas. Ellas reencontraron a Europa con su pasado, ayudaron a sacarla de la llamada Edad Oscura y marcaron el comienzo de una nueva era en la historia de Occidente, la Alta Edad Media, lo que sentó las bases para la transformación de la época como el Renacimiento y la revolución científica.

LOS JUICIOS PEYORATIVOS QUE SUBSISTEN

En su libro “El Islam”, una de las más consultadas historiadoras de la religión, Karen Armstrong, calificó las Cruzadas como

“un acontecimiento vergonzoso, aunque importante para la historia Occidental”.

El peyorativo juicio de la escritora británica demuestra que las distorsiones sobre las Cruzadas aun persisten. Sin mayor fundamento, aquellas opiniones mediatizadas por los prejuicios sostienen que los cruzados fueron europeos codiciosos de poder y de riquezas, y que invadieron territorios pertenecientes a una cultura avanzada y sofisticada, la islámica.

Esta idea fue impuesta, en primer lugar, por el historiador del siglo XVIII, Edward Gibbon. Otro de los estudiosos que tempranamente estableció una serie de errores conceptuales sobre las Cruzadas fue el francés Joseph-Francois Michaud, quien entre los años 1812 y 1822 publicó su “Histoire des croisades”. Según Michaud, las Cruzadas fueron “instrumentos gloriosos” de proto-imperialismo. Empleando aquellos criterios más bien ideológicos, diversos autores dieron por sentado que las campañas de los ejércitos cristianos en el Oriente constituyeron uno de los primeros intentos de colonialismo europeo. Tesis similares han sido continuadas por autores modernos como el también inglés Steven Runciman y la mencionada Armstrong.

Enumeraremos los juicios erróneos y prejuiciados más frecuentes.

QUE DURANTE SUS EXPEDICIONES AL LEVANTE LOS CRUZADOS ENFRENTARON A OPOSITORES QUE ERAN CULTURALMENTE SUPERIORES

Esta visión surgió a partir de una imagen romántica, cultivada por cierta literatura legendaria pero escasamente respetuosa de la historia. Entre los autores que impulsaron dicha visión estaba Walter Scott, quien escribió sus novelas en la primera parte del siglo XIX. En la imaginería del escritor inglés, los cruzados fueron aventureros de escasa educación, infantiles en sus acciones y particularmente destructivos. Sus incursiones estaban destinadas a agredir a una civilización más avanzada que la suya, el Islam.

La realidad histórica es distinta. El sociólogo Rodney Stark manifestaba que la cultura árabe-islámica se edificó en una importante medida sobre la base de los conocimientos adquiridos durante las conquistas de pueblos ilustrados como los griegos cristianos, los persas y los hindúes.

“La sofisticada civilización generalmente atribuida a los musulmanes -nombrada frecuentemente cómo ‘cultura árabe’- adoptó, en numerosas de sus facetas, los conocimientos acumulados por los pueblos conquistados, como la civilización judeo-cristiana-bizantina, el bagaje adquirido de la astronomía persa y los conocimientos matemáticos de los hindúes”.

Incluso, tras las invasiones, la cultura islámica continuó recibiendo el influjo de los sabios vasallos “no-islámicos”, los denominados “dhimmi”.

Runciman, reconocido por sus escasas simpatías con los ideales cruzados, manifestó el siguiente juicio sobre la relación entre la cultura cristiana bizantina y el naciente Islam:

“La importancia de Bizancio en la edificación de la civilización islámica fue enorme. Los árabes que salieron del desierto eran personas simples; los educados eran escasísimos. Más bien poseían la adustez del nómada del desierto (…) Aunque dominada por los musulmanes, esta civilización, llamada ‘bizantina’, continuó repartiendo el influjo cultural de Bizancio”.

Ciertamente el imperio forjado por los mahometanos a partir del siglo VII alcanzó un esplendor sorprendente. En notable medida los sabios musulmanes se valieron para sus conocimientos del saber heredado de culturas más antiguas, como la griega, o emplearon el cúmulo científico de los “dhimmi”, como fue el caso de la medicina, cuyos primeros tratados procedían de médicos cristianos alejandrinos.

Una de las etapas de mayor desarrollo cultural ocurrió bajo el Califato Abásida. Afincados en la estratégica urbe de Bagdad, los Abásidas, cuyo señorío abarcó los siglos VIII al XII, lograron reunir a sabios de diversas culturas y religiones. Destaca en el siglo IX Muhammad al-Khwarizmi, quien estableció los principios del álgebra, un nombre derivado de su libro “Kitab al-Jabr”; Al-Hasan Ibn al-Haytham, desarrolló la óptica y las primeras nociones teóricas sobre la luz; el persa Abu Raihan al-Biruni calculó la circunferencia de la Tierra con casi 1% de error; y en el siglo XI el cirujano Avicena publicó su “Canon Médico”, que sirvió de manual para los médicos tanto de Oriente como de Europa. Fue la época en que el astrónomo Ibn Yunus, el historiador de las religiones Ibn Hazm, el filósofo y poeta judío Avicebrón, y el filósofo y pensador de la antigüedad islámica, el español Averroes (1126-1198), estudioso de Aristóteles, ejercieron un poderoso impacto en Occidente.

Sin embargo, aquel valioso intercambio científico y cultural fue mitigándose con la decadencia de los Abásidas, cuya dinastía fue presa de guerras dinásticas. En el siglo XI el Califa abasí solicitó ayuda a unas tribus turcas, conocidas como los “Selyúcidas”, procedentes de Asia Central, quienes conquistaron Bagdad en 1055. Su jefe, llamado Tugril Beg, se proclamó “Rey de Oriente y Occidente”, finalizando con el clima de relativa tolerancia impuesto por los Abásidas.

Tremendamente desconfiados con aquello que no estaba escrito en el Corán, los turcos descuidaron los centros de saber e interrumpieron el intercambio científico y académico con las otras culturas, concentrándose en la expansión militar, principalmente hacia Siria, puerta del Asia Menor, Palestina y Constantinopla, el último reducto cristiano. Fue precisamente Tugril Beg quien decretó la interrupción del acceso de los peregrinos cristianos a los Santos Lugares, precipitando la acción armada de Occidente.

Se hacen coincidir las primeras Cruzadas con una etapa de particular oscurantismo cultural en Europa, una “Edad Oscura” para la civilización. Nada más inexacto. La trayectoria de numerosos científicos y eruditos medievales parece situarse en las antípodas de la postergación civilizadora que una historia repetitiva y escasamente crítica ha impuesto en nuestro saber cotidiano. Los lustros del primer milenio coinciden con una época de particular desarrollo cultural y científico europeo. Estos avances se concretan, entre otros logros, con la fundación de las universidades y con el notable desarrollo tecnológico, especialmente en áreas como la agricultura, la arquitectura y la hidráulica. La estructuración del comercio y las finanzas aportaron medios para sufragar investigaciones científicas. Universidades como Bolonia, Padua, París, Oxford y Praga se transformaron en lugares emblemáticos para la cultura. Aquellos centros académicos impartían cátedras de matemáticas, geometría, astronomía y teoría de la música, conjuntamente con la lógica, la retórica, la gramática, la filosofía y la teología. En el plano humanístico la historia cultural europea incluye el estudio de antiguos sabios como Aristóteles, Euclides y Ptolomeo.

Gracias a una red de caminos el continente volvió a interconectarse. Gobernantes industriosos y comerciantes emprendedores estimularon la apertura de nuevas rutas que complementaban la navegación por los ríos, los canales artificiales y los océanos. Precisamente estas vías de comunicación permitieron que los contingentes cruzados, procedentes de todos los rincones europeos, alcanzaran el Mediterráneo para trasladarse hacia el Medio Oriente.

A pesar de la fragilidad ocasionada por las hambrunas, las plagas y las guerras, el nivel de vida del pueblo mejoró notablemente. El filósofo y matemático Alfred North Whitehead juzgaba que “la fe en la posibilidad de los logros científicos, ímpetu que antecedió el desarrollo de la teoría científica moderna, fue un derivativo de la teología medieval”.

QUE LAS CRUZADAS, ANTES QUE A MOTIVACIONES RELIGIOSAS, RESPONDIERON A CAUSAS ECONÓMICAS E IDEOLÓGICAS

Los cruzados habrían acudido al Oriente impulsados principalmente por la codicia de tesoros y el hambre de conquistas.

Esta visión, sustentada en ideologías antes que en la historia, desmerece las motivaciones religiosas de los cruzados. Un cruzado que respondía al llamado de las autoridades de la Iglesia para embarcarse en un peregrinaje epopéyico hacia el Levante entendía plenamente que las posibilidades de perder la vida eran extremas. El peregrino debía dejar sus asuntos en regla, en muchos casos despidiéndose para siempre de su familia. Se endeudaba enormemente para costear aquella aventura. Muy contados cruzados lograron retornar con alguna fortuna y con salud a Europa.

El historiador inglés Jonathan Riley-Smith presenta argumentos importantes para esclarecer el elevado costo y sacrificio en que incurrían los combatientes y sus familias:

“Hay muy pocas evidencias que indiquen que las Cruzadas constituyeron una oportunidad para hallarle un porvenir a aquellos hijos que las propiedades no podían sostener, o para que los caballeros sin tierra consiguiesen feudos en ultramar. Las evidencias más bien destacan las pesadas cargas que tuvieron que afrontar los clanes con el fin de que uno de sus miembros cumplan con sus votos de cruzado (…) Se me hace tremendamente difícil creer que la mayoría de los cruzados, o por lo menos un número elevado de caballeros, haya sustentado sus deseos de acudir a la Cruzada en el crudo materialismo. La cuantiosa inversión con el fin de establecer un feudo en un lugar lejano, luego de marchar 2,000 millas hacia el Oriente, habría sido, a todas vistas, una empresa estúpida”.

La mirada del cruzado estaba puesta principalmente en el “fruto espiritual”, sostiene Thomas F. Madden. Con el servicio de las armas para Dios se buscaba expiar pasadas faltas y pecados. Aquellos que se convertían en “cruzados” recibían la promesa de la indulgencia y del perdón para sus culpas. Estaba claro para los mismos cruzados, es importante señalarlo, que no bastaba el mero hecho de andar a la Cruzada, sino que era también necesario un auténtico espíritu de penitencia y arrepentimiento.

QUE LOS ASENTAMIENTOS CRISTIANOS SURGIDOS EN JERUSALÉN Y EN PROVINCIAS FUERON “PROTO-EXPERIENCIAS COLONIALISTAS”, CONSIDERÁNDOSE INCLUSO COMO LA PRIMERA EXPANSIÓN EUROPEA

Considerar como “colonias” a los reinos cristianos en Oriente significa asumir una categoría histórico-ideológica propia a épocas posteriores. Los dominios que establecieron los europeos en el Medio Oriente respondían más que a la constitución de una situación de dominio económico o cultural, al sostenimiento de territorios y plazas fuertes que garantizasen la defensa de la ruta a Tierra Santa. Los reinos cristianos del Levante nunca lograron sostenerse por sí mismos y tampoco fueron viables militarmente sin el auxilio europeo.

Mientras tuvieron vigencia, aquellos reinos debieron ser apoyados desde Occidente por onerosas contribuciones, tanto de soldados como de bienes. Las aportaciones de los estados, de la Iglesia y de los individuos se entendían como donaciones para una causa fundamentalmente religiosa, sin esperar retribución alguna. En un régimen “colonialista” la potencia imperialista asume que extraerá la mayor renta posible del territorio anexado. Aquello nunca ocurrió con las posesiones cristianas del Levante. Más bien surgió una peculiar cultura, la del ciudadano y del caballero franco-germánico-oriental, que se desempeñó como un “puente” entre Oriente y Occidente.

¿CONSTITUYERON LAS CRUZADAS UN EMPEÑO DEFENSIVO?

Podemos entender las Cruzadas como acciones defensivas emprendidas por las naciones cristianas contra el expansionismo islámico. Fueron un empeño colectivo, dirigido a recobrar la propiedad cristiana y a defender a la Iglesia y a las naciones occidentales.

Los cruzados vieron a los musulmanes asentados en el Oriente como usurpadores de un territorio que pertenecía a los cristianos; les parecía también injusto que impidan las peregrinaciones pacíficas a los Santos Lugares. Durante varios siglos las potencias islámicas habían intentado conquistar el territorio europeo, consiguiendo su objetivo en regiones como España, las provincias Balcánicas y Sicilia.

Los monarcas y los líderes cristianos emprendieron diversas campañas con el fin de liberar al Continente del creciente cerco musulmán, y reabrir la ruta a Tierra Santa. En esa iniciativa no se debe desmerecer el elemento religioso, que logró generar la unidad de los reinos católicos, aunándolos en un mismo esfuerzo.

El derecho a la defensa era una potestad que poseía un estado soberano para librar una contienda armada contra el otro, implicando el empleo de la fuerza física para conservar sus inviolables derechos. Para entender esta realidad se hace necesario acudir a la perspectiva histórica.

Desde fines del siglo VII, cuando los musulmanes se apoderaron de Jerusalén, no había ocurrido ninguna ruptura significativa en las comunicaciones entre Oriente y Occidente. Aunque las condiciones de los cristianos orientales en lugares como Siria y Palestina eran paupérrimas, nunca se interrumpió el acceso de los peregrinos a los Santos Lugares. Correspondió a Carlomagno, monarca de Occidente, lograr un acuerdo con los embajadores de Haroun al-Raschid, Califa de Bagdad, para que se garantice la condición de vida de los cristianos en Oriente y el paso seguro de los peregrinos a Palestina.

En el año 800 Haroun al-Raschid reconoció al Rey franco como “Protector del Santo Sepulcro”. Bajo aquel título, Carlomagno procedió a edificar iglesias y monasterios. Asimismo se enviaban periódicamente limosnas de Occidente a Tierra Santa.

En el siglo X, a pesar de las perturbaciones del orden político y social en Europa, caballeros, obispos, y abades, actuando por devoción y gusto por la aventura, acostumbraban visitar Jerusalén y orar en el Santo Sepulcro sin ser importunados por los mahometanos. En el año 1027, el protectorado fue asumido por los Bizantinos, a cuya diplomacia se debió la edificación de hospicios para peregrinos. En aquella época surge el Hospital de San Juan, cuna de la Orden de los Hospitalarios. Esta tregua suscitó un nuevo impulso para los peregrinajes, pero el  ascenso de los turcos Selyúcidas, sin embargo, comprometió la seguridad de los peregrinos, e incluso amenazó la independencia del imperio Bizantino y de toda la Cristiandad.

En el año 1070 Jerusalén pasó al dominio turco; en 1091, tras derrotar a los bizantinos y capturar al emperador Diógenes en la sangrienta batalla de Mantzikert, tanto Siria como casi la totalidad de Asia Menor cayeron bajo el poder turco, interrumpiéndose la ruta de los peregrinos a Palestina. Incluso algunas avanzadillas mahometanas lograron cruzar el Bósforo, azolando los territorios europeos. Tras aquel desenlace los emperadores bizantinos solicitaron ayuda a los Papas. Primeramente Gregorio VII consideró una expedición militar, pero correspondió a su sucesor, el Papa Urbano II, convocar a una “cruzada” a Oriente con el fin de resistir a los turcos y rescatar el Santo Sepulcro.

En el año 1095 Urbano II convocó a un concilio en Clermont-Ferrand, en el reino de Francia, donde proclamó la Cruzada. El Papa invocó el derecho a la defensa propia, por el cual una nación injustamente atacada podía protegerse legítimamente.

De acuerdo a la declaración de Clermont-Ferrand, los turcos y los árabes habían atacado y conquistado territorios cristianos, principalmente el antiguo imperio Bizantino en Asia Menor y los Balcanes europeos. “Han matado y capturado a muchos cristianos y han destruido las iglesias. Si permitimos que siga así esta injusticia, los fieles de Dios seguirán siendo agredidos”.

La invocación de Urbano dejó en claro que se trataba de una guerra defensiva, una campaña religiosa y a la vez militar, encaminada a combatir contra aquellos que eran percibidos como enemigos de la Cristiandad.

“Los europeos escucharon la voz de Urbano II porque sus propias inclinaciones y tradiciones históricas los impulsaban hacia el Santo Sepulcro”, afirma Louis Brehier.

Las Cruzadas son, en este sentido, fruto de una mentalidad propia de la época, es decir, de una civilización que integraba profundamente los valores temporales y espirituales.

Las Cruzadas significaron un cambio fundamental para la civilización europea. Riley-Smith destaca el liderazgo de los Papas entre los europeos, un fenómeno que trascendió los alcances políticos:

“En su convocatoria en Clermont (1095) a los caballeros, Urbano II revivió la alianza entre los Francos y la Santa Sede para la causa común de defender la Cristiandad”.

El ideal que condujo a los europeos de todas las clases y nacionalidades a arriesgar sus vidas, realizando una penosa travesía hacia el Oriente fue una motivación que superaba el súbito entusiasmo, la gloria, o la fortuna. La razón principal fue la creencia real en un Dios vivo, y el propio deseo de complacerle a través de la recuperación y la veneración de los Santos Lugares. Ciertamente en una “colectividad guerrera” como los cruzados, sometidos a las condiciones más rudas de vida, y procedentes de todos los estamentos culturales y nacionales, se confundieron personas honorables, dispuestas a cumplir con su voto, así como héroes caballerescos, como también aventureros inmisericordes.  Pero, en general aquello que rigió la vida de los cruzados fueron las convicciones religiosas.

La Cruzada tomó auténtico aliento cuando la Iglesia inflamó el espíritu religioso de miles de europeos. Nadie podrá dudar de las muchas injusticias y errores que se cometieron en nombre de Dios por personas que no representaron el auténtico ideal cruzado, pero tampoco debe ser ello ocasión para desmerecer o tergiversar esta época de la historia.

Fuentes: Aleteia, Signos de estos Tiempos

 

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Esta semana se cumplió el 915º aniversario de la liberación de Jerusalén en la Primera Cruzada

Celebramos el éxito de la misión encomendada por Urbano II.
Los que entraron en la ciudad en aquel verano de 1099 habían sufrido tres años de batalla, el hambre y la enfermedad con el fin de completar su peregrinación armada al Santo Sepulcro del Señor.

 

rutas de las cruzadas

 

El ochenta por ciento de sus compañeros de armas que marcharon desde Europa con ellos estaban muertos, desaparecidos, o habían abandonado. Los pocos que se quedaron tuvieron éxito en el cumplimiento de la tarea que les dio el beato Papa Urbano II en el otoño de 1095.

La liberación de Jerusalén fue un acontecimiento trascendental. Los que regresaron de ella fueron agasajados como héroes y conocido como «Jerusalemites» para el resto de sus vidas. La historia de cómo la Primera Cruzada tuvo éxito está llena de heroicidades personales, sacrificio, e intervenciones milagrosas.

El Papa Urbano llamó a la Primera Cruzada en respuesta a la difícil situación del emperador bizantino, que pidió al pontífice enviar guerreros a Oriente para ayudar a luchar contra los turcos selyúcidas que estaban asolando la provincia de Anatolia.

En noviembre de 1095, Urbano llamó a los guerreros de la cristiandad para liberar el Santo Sepulcro en Jerusalén y detener la persecución de los cristianos y peregrinos a Tierra Santa. Se estima que 60.000 guerreros respondieron a la llamada de Urbano e hicieron preparativos para partir hacia Tierra Santa. A pesar de que estaban representadas muchas nacionalidades en la Cruzada, la gran mayoría de los soldados eran franceses.

Después de llegar a Constantinopla y la cruza del Bósforo, los cruzados decidieron liberar la estratégica ciudad de Nicea, a orillas del Lago Ascanian, sede de los concilios ecuménicos en 325 y 787. El asedio duró seis semanas y fue testigo de intensos combates y horribles brutalidades. Los defensores de los turcos trataron de desmoralizar a los cruzados mediante la mutilación de sus compañeros muertos. La atrocidad no tuvo el efecto deseado, y con la ayuda bizantina los firmes cruzados tuvieron éxito en la liberación de Nicea.

Después de descansar y volver a montar, los ejércitos cruzados comenzaron la larga marcha a través del sol caliente de Anatolia en su camino a Antioquía. La comida y el agua eran escasos, y los caballos murieron en masa durante lo que se dio en llamar la Marcha de la Muerte de Anatolia. Cuando se descubrió agua dulce, algunos hombres incluso murieron de hiponatremia (intoxicación por agua) después de beber mucho y demasiado rápido.

Agregando a su sufrimiento, los cruzados fueron atacados por una fuerza musulmana aliada cerca de la ciudad de Dorylaeum. A pesar de su estado de debilidad, los guerreros cristianos lucharon bien y derrotaron al ejército musulmán. La noticia de la victoria se extendió por toda la región y contribuyó a la creencia de que la fuerza cristiana era invencible.

Los cruzados, finalmente llegaron a la antigua ciudad cristiana de Antioquía, defendida por un enorme muro, y se establecieron en un largo asedio. La ciudad finalmente fue violada cuando un líder Cruzado llamado Bohemundo logró sobornar a un guardia de la torre para permitir a los cruzados entrar en la ciudad sin ser molestados. Y justo a tiempo, porque un día más tarde, un gran ejército de socorro musulman llegó a las puertas.

Los sitiadores eran ahora los sitiados. La lucha por Antioquía había sido costosa, y la moral era baja. Con la llegada del ejército de socorro musulmán, muchos creyeron que era el final de la Cruzada, pero Dios intervino (como lo había hecho durante toda la campaña) y la moral fue restaurada cuando la reliquia de la Santa Lanza (la punta de la lanza usada por San Longinos para perforar el lado del Señor el Viernes Santo) fue descubierta en una iglesia.

Envalentonados por el hallazgo de la reliquia, los cruzados lanzaron una ofensiva sorpresa que derrotó al ejército de socorro musulmán. Los veteranos de la batalla recuerdan haber visto ángeles y los espíritus de los muertos cruzados a caballo en combate con los vivos.

Los cruzados estaban exhaustos después de su milagrosa victoria sobre un enemigo numéricamente superior y pasaron los siguientes meses descansando y preparándose para la marcha sobre Jerusalén .

El remanente de 12.000 hombres de los ejércitos de la Primera Cruzada llegó a las murallas de la ciudad de Jerusalén el 7 de junio de 1099. Su primer ataque fracasó, y se hizo evidente que el ejército tenía equipo de asedio inadecuado.

Pero diez días después, el Señor proveyó una vez más, cuando seis barcos genoveses e ingleses navegaron hacia la ciudad portuaria de Jaffa, llevando provisiones y madera para la construcción de máquinas de asedio.

Al comenzar ese trabajo, un sacerdote llamado Pedro Desiderio conmocionó a los cruzados con el anuncio de que había visto una visión del obispo Adhemar, el delegado papal que había muerto poco después de la victoria final en Antioquía. Según el sacerdote, Adhemar estaba molesto por la falta de unidad entre los líderes de la Cruzada e indicó que la Ciudad Santa sólo podría caer con una muestra de penitencia.

Exigió ayunar durante tres días y luego procesionar descalzos y sin armas en torno a Jerusalén. Un ayuno fue proclamado el 8 de julio y los cristianos procesionaron con una hostia consagrada con oraciones y cantos alrededor de la Ciudad Santa y llevando reliquias, incluyendo la Santa Lanza de Longinos. Los defensores de los musulmanes hacían escarnio de los cristianos durante su procesión tirando cruces, mientras que los golpeaban y abusaban de ellos.

Una semana de asedio después, el 15 de julio, en la Fiesta de la dispersión de los Apóstoles, los cruzados lograron su objetivo final y entraron en la Ciudad Santa de Jerusalén.

460 años desde la captura inicial de la ciudad por las fuerzas de Mahoma, los sitios sagrados de Jerusalén estaban una vez más en manos de los cristianos. Tres años de peregrinación armada de los cruzados ya estaba completa, y la mayoría regresó a su casa.

Un número pequeño se quedó con el fin de proteger, organizar y consolidar el territorio liberado. Para lograr esto se necesitaba un líder fuerte, por lo que decidieron nombrar a un rey. La elección finalmente cayó en Godofredo de Bouillon, pero él se negó el título de «rey» y prefirió ser llamado «Defensor del Santo Sepulcro». Al explicar su elección de título, Godofredo dijo que se negaba a llevar una corona de oro en la ciudad donde su salvador llevaba una corona de espinas.

Fuentes: Steve Weidenkopf, Signos de estos Tiempos

 

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Aclaraciones en defensa de los ataques históricos contra el catolicismo [2011-06-06] SdeT

Atacar a la Iglesia es rentable, aunque no sea lógico.Puede que el anticatolicismo sea el último prejuicio aceptable en la sociedad actual, pero el escritor y periodista canadiense Michael Coren no cree que se deba aceptar sin más.

En su último libro “Why Catholics Are Right” (Por qué los católicos tienen razón) (McClelland and Stewart), analiza algunas de las críticas más comunes contra la Iglesia. Coren, nacido en una familia laica, de padre judío, se hizo católico después de haber cumplido los veinte años.

Ser judío le ha ayudado en su carrera, afirma, pero, como explicaba en la introducción de su libro, su fe católica le ha causado la pérdida de dos puestos de trabajo y muchas puertas cerradas en los medios de comunicación.

Comienza con un tema del que declaraba no querer hablar y del que no habría tenido que escribir, el escándalo de los abusos del clero. Reconoce el inmenso daño causado a muchas personas como resultado de los abusos, pero también sostiene que algunas de las críticas fueron más allá de lo que estaba justificado.

Los abusos no dicen nada sobre el catolicismo, insiste Coren. Los críticos ansiosos por demostrar que los abusos están vinculados a las estructuras o enseñanzas de la Iglesia ignoran el hecho de que los abusos del clero tienen lugar en otras iglesias y religiones con la misma o superior frecuencia.

Como resultado de las lecciones aprendidas del escándalo de los abusos, la Iglesia católica es ahora uno de los lugares más seguros para los jóvenes, señala Coren. Estos hechos deberían llevar con razón a una condena de los abusos, pero no a una condena de la Iglesia, concluye.

Otro capítulo se ocupa de los acontecimientos históricos, como las cruzadas y la Inquisición. Es verdad que la Iglesia no siempre ha actuado de la mejor manera, admite, pero, en general, la Iglesia ha estado éticamente muy por delante de su tiempo y ha sido una fuerza para el bien, argumenta.

LAS CRUZADAS

En el tema de las cruzadas, Coren precisa que Tierra Santa era cristiana y, posteriormente, fue invadida por los musulmanes.

Según Coren, es un error considerar las cruzadas como una especie de imperialismo o colonialismo. Lejos de ser un ejercicio de explotación y recogida de beneficios, muchas familias nobles caían en la bancarrota por los gastos de armar un caballero y mantenerlo con su séquito.

Las investigaciones modernas han desmentido la afirmación de que muchos cruzados fueron los hijos de familias pobres en busca de botín. De hecho, a menudo eran la flor y nata de la caballería europea, explicaba Coren.

En los territorios conquistados por las cruzadas, la población musulmana pudo seguir con su vida normal y no hubo siquiera un intento serio de convertirlos al cristianismo. ¿Qué podemos concluir de las cruzadas?, preguntaba Coren.

«No fue el momento del que estar más orgulloso de la historia cristiana, pero no fueron las caricaturas infantiles de la mala conciencia occidental moderna ni, por supuesto, la paranoia contemporánea musulmana», responde.

En cuanto a la Inquisición, señala que la premisa subyacente es que los católicos son los más malos y que sólo la Iglesia podría organizar algo parecido a la Inquisición.

Esto es simplemente ridículo, afirma. Para empezar, fueron asesinados más hombres y mujeres en un par de semanas de la atea Revolución Francesa que en un siglo de Inquisición. También hubo inquisiciones en varios países protestantes, señalaba, dirigidas sobre todo a los sospechosos de brujería.

TORTURA

El objetivo de la Inquisición era combatir los errores doctrinales y las herejías, con el fin de hacer volver a la gente a la Iglesia, explica Coren. Existía la tortura, pero era aplicada sobre todo por las autoridades seculares. La Inquisición no la utilizaba ni más ni menos que el resto de los órganos judiciales de la época, añade.

La mayor parte de las críticas se centran en la Inquisición española. En un aparte, Coren se pregunta por qué se ha prestado tan poca atención a las masacres y a la tortura de muchos católicos en la Inglaterra de Enrique VIII y de la Reina Isabel I.

Es cierto que en los primeros días los papas apoyaron la Inquisición española pero pronto se convirtió en un órgano del estado y la monarquía. Tras la derrota final de los musulmanes en España un gran número se convirtieron del islam y del judaísmo al catolicismo.

Muchas conversiones eran genuinas, pero como resultaba ventajoso política y económicamente hacerse católicos algunas conversiones no eran genuinas. Esto llevó a que la Inquisición investigara la situación de los convertidos.

Es cierto que se cometieron abusos, afirma Coren, pero, aunque España pudo haber sido una sociedad con defectos, no sufrió las sangrientas guerras de religión que afectaron a muchos otros países europeos.

Según Coren, la Inquisición pasó desapercibida hasta a mediados del siglo XIX cuando escritores anticatólicos la utilizaron y distorsionaron para atacar a la Iglesia.

Otra crítica frecuente a la Iglesia tiene que ver con su riqueza. «Nos golpean de modo regular con la vieja afirmación de que la Iglesia rebosa de dinero mientras el resto del mundo se muere de hambre», comenta Coren.

Sí, hay una gran cantidad de riquezas en el Vaticano, en los museos que están abiertos a todos los que los visiten. La Iglesia ha preservado estas obras de arte durante siglos, y las guarda como patrimonio de la humanidad.

La venta de las obras de arte y el dar el dinero sólo sería un hecho aislado cuyos beneficios se acabarían en seguida. En cambio, los tesoros artísticos se conservan para el futuro, a disposición de todos, en vez de estar encerrados en colecciones privadas.

Por otro lado, añade Coren, la Iglesia católica construye y gestiona hospitales, escuelas y realiza un enorme número de obras de caridad por todo el mundo.

VIDA Y SEXUALIDAD

Uno de los capítulos se dedica al tema de la vida y la sexualidad. La Iglesia suele ser objeto de ataques por su postura sobre temas que van desde el aborto a los condones y los anticonceptivos.

La postura que adopta la Iglesia católica en este ámbito no se basa solamente en creencias morales sino que está fundamentada también por la ciencia y los derechos humanos, argumenta Coren.

Señala que la afirmación de que existe una nueva vida desde el momento de la concepción tiene un sólido fundamento biológico. El feto es una vida humana distinta y como tal debería tener el derecho a existir. A pesar de ello, en los últimos años, a los pro vida se les ha presentado a menudo como extremistas fanáticos.

Por otro lado, aunque la sociedad contemporánea se considera a sí misma más progresista y tolerante que cualquiera del pasado, las personas con discapacidad en el vientre materno son asesinadas deliberadamente.

Cuando se trata de la postura de la Iglesia con respecto a la utilización para investigación de células madre embrionarias, esto lo utilizan sus oponentes para acusarla de ser un obstáculo a la cura de enfermedades y afecciones que se podrían vencer en un futuro muy próximo.

La verdad es, sin embargo, que no ha habido éxito alguno con las células madre embrionarias, en contraste con los éxitos obtenidos con células madre de adultos, algo a lo que la Iglesia no se opone, apunta Coren.

En cuanto al tema de los condones y los anticonceptivos, la Iglesia advirtió hace décadas que su disponibilidad sería perjudicial para la sociedad. De hecho, Coren señala que, desde la advertencia, ha habido un aumento constante de las enfermedades de transmisión sexual, del divorcio, de las rupturas familiares y la sexualidad ha pasado a convertirse en muchos casos de un acto de amor a un mero intercambio de fluidos corporales.

Difamar a la Iglesia y a Benedicto XVI por oponerse al uso de condones en el esfuerzo por controlar el sida es otro caso más de injusticia, afirma Coren. Confiar en el uso de condones simplemente no ha funcionado en África. Por el contrario, los programas basados en la abstinencia y la fidelidad han tenido un grandísimo éxito.

El libro de Coren trata muchos otros temas y no desaprovecha oportunidades para defender a la Iglesia contra lo que considera ataques mal informados. Sería una útil ayuda para quienes están interesados en responder a los ataques demasiado frecuentes contra la Iglesia.

Fuente: Agencia Zenit

 

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