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¿Por qué Parece tan Difícil la re Evangelización del Mundo?

Antes de la ascensión, Jesús dio la gran misión a los apóstoles:

“Vayan por el mundo y prediquen el evangelio”.

Podemos decir que es la única misión directa que dio Jesús.

Y la Iglesia ha estado en la evangelización desde ese momento.

Más exitosamente en algunos momentos, como en los primeros siglos y hasta la conformación de la cristiandad.

Y progresivamente menos exitosa – al menos en occidente –, en los últimos siglos.

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Hoy la evangelización está trancada y cuando mucho hemos oído hablar de tres barreras como si fueran las principales.

Se achaca el trancaso a que el catolicismo es muy mal comunicador; en especial porque hay una especie de comunicar siempre en formato de homilía.

O a que los medios de comunicación del sistema son hostiles al catolicismo y al cristianismo.

O a lo refractarios que se han vuelto los universitarios al cristianismo, que es el grupo de donde se reclutan los líderes de opinión.

Pero la situación es más compleja porque están actuando poderosas tendencias culturales que afectan por igual a los no cristianos como a los cristianos.

Estas fuerzas culturales impiden tanto salir a evengelizar adecuadamente, como lograr oyentes abiertos.

Hay muchas tendencias que han envenenado la cultura y en consecuencia, hacen nuestra tarea mucho más difícil.

Aquí tratamos 10 tendencias culturales que trancan la evangelización, siguiendo la identificación que hace Monseñor Charles Pope.

Pero seguramente hay más y nos gustaría que los lectores agreguen todo lo que se les ocurra.

mitad dios y mitad diablo secularismo

    

I – EL SECULARISMO

La palabra «secular» viene del latín saecula, que se traduce como «mundo», pero también puede entenderse que se refiere a la época o momentos en los que vivimos.

El secularismo es una excesiva preocupación por las cosas de este mundo y los tiempos en los que vivimos, con exclusión de los valores y las virtudes del cielo y el Reino de Dios.

No es simplemente una cuestión de preocupación por el mundo, sino a menudo de total hostilidad a las cosas fuera de la saecula (mundo o época).

Los temas espirituales con frecuencia son rechazados por lo mundano como irrelevantes, ingenuos, hostiles, y divisivos.

El Secularismo es una actitud que exige que toda la atención sea dedicada al mundo y sus prioridades.

El secularismo también hace que quienes lo adopten pongan su fe por debajo de las prioridades y puntos de vista mundanos.

En este ambiente, muchos son más apasionados y dedicados a su política que a su fe.

Su fe está «escondida por debajo» para ajustarse a ellos.

Si la fe se interpone en el camino de la carrera, adivina a cuál se da paso.

Si la fe me impide hacer lo que me de la gana y lo que afirma el mundo, adivina cual predomina.

El espíritu del mundo, a menudo ve las verdades de la fe como irracionales y poco realistas.

Y exige que éstas den un paso al costado.

El Secularismo pone la fe en juicio y exige que se ajuste a pensamientos mundanos y sus prioridades.

El Secularismo también exige cada vez más que se privatice la fe.

La fe no tiene lugar en la plaza pública de las ideas o valores.

El Secularismo en su forma «pura» exige un mundo libre de Dios, sin fe.

Jesús prometió que el mundo nos odiaría como lo odiaron a Él; y en eso estamos.

materialismo

  

II – EL MATERIALISMO

La mayoría de la gente piensa en el materialismo como la tendencia para conseguir y necesitar un montón de cosas materiales.

Incluye esto, pero el verdadero materialismo es mucho más profundo.

El materialismo es el error que insiste en que la materia física es la única cosa que es real.

El materialismo sostiene que sólo aquellas cosas que pueden ser pesadas en una balanza, vistas en un microscopio, o empíricamente experimentadas (a través de los cinco sentidos) son reales.

El error del cientificismo moderno, que insiste en que no existe nada fuera del mundo de las ciencias físicas, fluye desde el materialismo.

Lo espiritual es inexistente o irrelevante para el materialista.

Por supuesto, esto conduce a la tendencia de adquirir cosas y descuidar lo espiritual.

Si la materia es lo que realmente importa, entonces nos inclinaremos a querer grandes cantidades de lo mismo.

Quienquiera que ama el dinero nunca tiene suficiente; quien ama las riquezas nunca está satisfecho con sus ingresos.

El error del materialismo está atado en última instancia en pensar que la materia es todo lo que existe y que el hombre, siendo una criatura de la materia y el espíritu, puede estar satisfecho con la pura materia.

El materialismo niega todo un mundo de realidades morales y espirituales que están destinados a nutrir a la persona humana:

la bondad, la belleza, la verdad, la justicia, la equidad, la trascendencia, el valor, los sentimientos, las actitudes, los ángeles y Dios.

Estas son las realidades espirituales en última instancia.

Ellas pueden tener manifestaciones físicas hasta cierto punto, pero no son físicas.

Negar lo espiritual es tener poco porque vivir que no sea hoy, porque el mañana es incierto y un paso más cerca de la muerte.

imagen de hombre y mujer individualismo

  

III – EL INDIVIDUALISMO

El error del individualismo es que exalta al individuo por encima de todas las nociones del bien común, y nuestra necesidad de vivir responsablemente en comunión con Dios y con los demás.

El individualismo exige la autonomía, sin la adecuada consideración de los derechos y necesidades de los demás.

Reduce al mínimo los derechos de los demás.

Minimiza los deberes hacia otros y maximiza las prerrogativas y privilegios personales.

También tiende a negar una idea equilibrada de dependencia de otros para la formación humana, y la necesidad de aceptar la corrección e instrucción.

El individualismo también tiende a ser desafiante y declara: «No me digan qué hacer».

La mayoría de los individualistas se consideran a sí mismos como teniendo un derecho intrínseco para hacer su propia religión, a inventar su propia deidad, e incluso ser el artífice de su propia realidad.

En el pasado este tipo de cosas se llamaban idolatría, sincretismo, herejía y pensamiento delirante.

Pero hoy en día muchos en nuestra cultura celebran esta noción como una extraña forma de libertad.

La libertad personal y la autonomía tienen su lugar y no deben ser usurpados por el gobierno u otros colectivos.

Pero la libertad hoy en día es a menudo mal entendida como la capacidad de hacer lo que a uno le plazca, en lugar de la capacidad y el poder hacer lo que es bueno.

La libertad no es absoluta y no debe ser separada del respeto por los derechos y el bienestar de los demás.

Nociones excesivas y erróneas sobre la libertad han causado gran daño a nuestra cultura.

La promiscuidad sexual, el divorcio fácil, el aborto, el abuso de sustancias, etc., son todos abusos de la libertad y causan daño tanto a niños como a la sociedad.

El individualismo todavía se burla de esto, rehusándose a reconocer cualquier responsabilidad personal por los males sociales.

hombre en el universo sabiduria

  

IV – RESISTENCIA A LA SABIDURÍA DE GENERACIONES ANTERIORES

Técnicamente se puede hablar de «hermenéutica de la discontinuidad».

Y se refiere a la interpretación de que la sabiduría de generaciones anteriores es fallida, errónea, ingenua, y hasta hostil y un sistema de dominación.

Es cierto que ninguna época pasada fue perfecta u omnisciente. Sin embargo, hay una sabiduría acumulada que ha resistido la prueba del tiempo.

Oímos decir: esto es antiguo, y por lo tanto malo, irrelevante, fanático, ignorante, intolerante, ingenuo, supersticioso, anticuado, medieval, etc.

En la Iglesia, acabamos de emerger de un tiempo donde todo lo «antiguo» fue descartado por el «Vaticano II».

Hay una extensa y arrogante noción moderna de que hemos «llegado a la madurez».

Confundimos nuestros conocimientos técnicos con la sabiduría.

Pero nuestra arrogancia nos aparta de la sabiduría colectiva de nuestros ancestros y cometemos errores que fueron, hace mucho tiempo, considerados como perjudiciales y necios.

La Iglesia al proponer el Evangelio está proponiendo la sabiduría de Dios y la sabiduría de las distintas épocas.

Sin embargo, el mundo moderno se burla simplemente sobre la base de lo que proponemos alegando que es más antiguo que moderno.

A pesar de todo, debemos continuar insistiendo en predicar la sabiduría de Dios.

Nuestro trabajo consiste en perseverar y mantener la sabiduría de Dios como una antorcha encendida.

Debemos predicar el Evangelio a tiempo y fuera de tiempo y no confundir las nociones efímeras con sabiduría.

Pero tampoco hay que imaginar que no hay nada bueno hoy o que algo está mal, simplemente porque es moderno.

neo nominalismo un mundo feliz

  

V – EL NEO-NOMINALISMO

El término «nominalismo» se deriva de la palabra latina nomen (nombre).

La versión moderna y más vaga del nominalismo, que llamamos neo-nominalismo, sostiene que las palabras son simplemente sonidos arbitrarios que asignamos a las cosas.

Así por ejemplo, las palabras y las categorías como varón, mujer, matrimonio, aborto, eutanasia, etc., son sólo palabras que asignamos; son meras construcciones humanas que no existen en la realidad.

Por lo tanto, muchos reclaman el derecho hoy en día para ir más allá de esas palabras humanas.

Y afirman el derecho de asignar nuevas palabras para describir estas realidades.

Esto lo vimos muy bien desarrollado en la distopía de George Orwell ‘1984’.

Aborto se convierte en la «elección», «libertad reproductiva» o «cuidado de la salud de las mujeres».

Actos antinaturales como la sodomía son llamados «gay» (una palabra que se utiliza para significar feliz) y el sexo anal es celebrado como una «expresión de amor».

A la relación del mismo se llama «matrimonio».

Al suicidio o a asesinato de personas de edad o imperfectas se llama «eutanasia», una palabra que significa «buena muerte» en griego.

La identidad sexual se llama ahora «género» y ni una palabra para la diferenciación sexual humana.

El Neo-nominalismo reclama el derecho a definir una nueva realidad y se burla de la humilde proposición de que deberíamos descubrir la realidad y conformarnos con ella.

Reclama el derecho a definir la realidad mediante la invención de nuevas palabras y pensamientos y luego imponerlas a lo que realmente es.

Y así obtenemos un sinfín de absurdos tales como LGBTQ.

Tenemos nociones bizarras tales como ser «transgénero», un concepto que niega las distinciones humanas que no podrían ser más evidentes y que literalmente están inscritas en nuestros cuerpos.

Y aún más absurdo es el llamado movimiento «trans-humano», en el que incluso la realidad del ser humano es descartada como una mera construcción.

Se reclama el derecho a empezar a llamarse a sí mismos como de otras especies y a desarrollar la clonación cruzada, etc.

Para ellos, no hay realidad per se, sólo construcciones humanas que son fungibles.

La llamada «realidad» ahora no es más que el juego definido según el último capricho y necesidad de auto-justificación por medio de la re-descripción de lo que está sucediendo realmente.

hedonismo

  

VI – EL HEDONISMO

Esta es la doctrina de que el placer o la felicidad es el principal bien en la vida.

Proviene de la palabra griega hedone «placer» y es similar a la palabra hedys griega, que significan «dulce».

Por supuesto el placer es de desear y hasta cierto punto buscado, pero no es el único bien en la vida.

De hecho, algunos de nuestros más destacados logros y posesiones requieren sacrificio: años de estudio y preparación para una carrera; sangre, sudor y lágrimas en la crianza de niños, etc.

Pero el hedonismo busca evitar el sacrificio y el sufrimiento a toda costa.

El hedonismo se opone directamente a la teología de la cruz.

El mundo reacciona con gran indignación cada vez que la cruz o sufrimientos incluso están implícitos.

Y así el mundo clamará con exasperación desconcertada a la Iglesia:

«¿Está usted diciendo que una pobre mujer que fue Violada necesita llevar el embarazo a término y no puede abortar?» (Sí, lo decimos)

¿Está usted diciendo que una persona «gay» no puede casarse con su amante gay y debe vivir en celibato?» (Sí, lo decimos.)»

¿Estás diciendo que un niño discapacitado desde el útero debe ser ‘condenado’ a vivir en el mundo como discapacitado y no puede ser abortado y poner fin a su (leer «nuestra») miseria?» (Sí, lo decimos.)

«¿Quiere decir que una persona que está muriendo de dolor no puede ‘morir con dignidad’ (practicar la eutanasia) para evitar el dolor?» (Sí, lo decimos)

Estas preguntas retóricas muestran hasta qué punto el hedonismo ha infectado la mente moderna.

El concepto de la cruz no sólo es absurdo, es francamente «inmoral» a la mentalidad hedonista moderna, que considera el placer como el único bien verdadero del hombre.

Para el hedonista, una vida sin suficiente placer es una vida que no vale la pena vivir.

Y cualquiera que trate de establecer límites en los placeres lícitos (y algunas veces ilegales) lo entienden como una reacción de odio, que son absurdos, obtusos, intolerantes.

Muchos fieles católicos en las bancas de las iglesias están profundamente infectados con la ilusión de hedonismo.

Y alzan la voz de desconcierto, ira y escarnio cuando se insiste en la abnegación, el sacrificio y hacer lo correcto, incluso cuando el costo es grande.

El hedonismo hace que los misterios cristianos centrales de la cruz y el sufrimiento redentor parezcan como de un planeta distante o un extraño universo paralelo.

La palabra de la boca de Jesús «arrepentíos» parece extraña al mundo hedonista, que incluso ha recreado a Jesús.

El grito se alza, incluso entre los fieles, «¿Por qué Dios no quiere que yo sea feliz?»

Y sobre esta base, todo tipo de comportamiento pecaminoso debería tolerarse.

prueba justa reduccionismo

  

VII – EL REDUCCIONISMO

Esta es una posición filosófica que sostiene que un sistema complejo no es más que la suma de sus partes.

Hoy en día el reduccionismo se encuentra más comúnmente en la explicación de fenómenos humanos complejos, en términos de las leyes de la física y la química.

El reduccionismo tiende, por lo tanto, a reducir a la persona humana a lo meramente biológico.

Así, todo pensamiento, emoción, pasión, deseo, memoria o deseo es sólo un puñado de químicos en el cerebro, disparos de sinapsis, etc.

Incluso conceptos claramente metafísicos como la justicia, la misericordia, la belleza, el infinito, etc.

La persona humana se reduce así a una colección de químicos y átomos.

Sin embargo, desde el punto de vista de la causalidad es difícil decir cómo algo meramente físico puede generar lo que es metafísico.

El término metafísico significa literalmente «que está más allá de lo físico».

Por lo tanto, cosas como la belleza, la bondad, la justicia, la rectitud moral, el infinito, etc., no son cosas «físicas» que puedan ser pesadas a una escala o descubiertas químicamente.

Uno no espera entrar en un restaurante y ver a la justicia sentada para cenar con la moralidad.

Estas cosas son reales, de hecho tan reales, que muchas de ellas han inspirado matrimonios y desatado guerras; pero no son físicas.

Algunos dicen que tales cosas son meras emanaciones de la mente física, conceptualizaciones del intelecto o abstracciones del cerebro.

«No importa», dicen los reduccionistas, «la ciencia algún día será capaz de explicarlo».

Nuestra capacidad espiritual apunta a una causa espiritual, un sentido espiritual, una apertura a las cosas más allá de lo físico.

Es evidente que el cerebro es una vía esencial a través de la cual el alma ejerce muchas de sus facultades, pero no estamos simplemente reducidos a un cerebro.

Así, una forma de reduccionismo me reduce a mi cuerpo.

Pero en un extraño giro, muchos reduccionistas también actúan al otro lado de la valla simultáneamente.

Así muchos también ven su cuerpo como un mero apéndice.

Mi cuerpo es simplemente algo que tengo, una especie de herramienta, si se quiere.

En este reduccionismo, el «yo» parece ser un agente que puede usar mi cuerpo sin referencia ni efecto sobre mí mismo.

Y así se pueden hacer afirmaciones absurdas tales como que «Yo» soy realmente una mujer atrapada en un cuerpo masculino.

El yo en este caso se reduce así al «alma» y el cuerpo es una máquina o algo parecido a eso.

El reduccionismo es una visión común hoy en día y produce una cultura que es hostil a aquellos que señalan la importancia del alma.

En un mundo reduccionista, las preocupaciones por el alma son puestas de lado como irrelevantes.

El gimnasio local está lleno pero la Iglesia está vacía.

Las obsesiones sobre la salud física abundan, pero hay poca preocupación por el alma.

Deja de fumar, podría matarte. Pero hay poca preocupación igualmente por pecar, que podría hacerte aterrizar permanentemente en un lugar «humeante».

Y como estamos en el retroceso reduccionista, ¿por qué no reducimos el matrimonio – una unión de vida amorosa entre un hombre y una mujer que llevan el dulce fruto del amor en sus hijos – a sólo dos (o más) adultos felices juntos siempre y cuando se sientan así?

Sí, tomemos una única cosa y descartemos el resto.

¿Y qué hay del sexo? Vamos a reducirlo de ser acerca del amor, el placer y la procreación, a ser sólo sobre el placer.

Sí, eso es. Vamos a reducirlo todo a sus partes, tomar lo que nos gusta y desechar el resto.

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VIII – EL CIENTIFICISMO

Esto es en sí mismo una forma de reduccionismo.

El cientificismo es la posición que afirma enfáticamente «las ciencias físicas explican toda la realidad.»

El único problema es que la declaración por sí misma no es una declaración científica; es una declaración metafísica.

No hay manera de que la declaración pueda ser verificada científicamente.

Así, al defender (jactanciosamente) las ciencias físicas como la única explicación necesaria para todo, el jactancioso debe salir de la ciencia para hacer la afirmación.

Normalmente no es una buena idea romper la misma regla que está anunciando en el mismo acto de en tiempos en los que muchos prácticamente idolatran las ciencias físicas y desprecian anunciarlo.

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IX – LA RELIGIÓN «AUTO-DISEÑADA»

Incluso dentro del reino de los creyentes hay legiones de católicos y protestantes que se sienten absolutamente autorizados a diseñar su propia religión y su propio Dios.

Solíamos llamar a esto herejía e idolatría.

En el pasado, los herejes e idólatras, tenían por lo menos, la decencia de cometer un cisma formal y salir y encontrar su propia religión.

Pero en tiempos perezosos como éstos, muchos prefieren permanecer dentro de su religión – a la que rechazan en los niveles fundamentales – y vivir del dinero, de los recursos, y en los edificios de la misma fe, que desprecian tan audazmente.

Es un problema tanto tener que construir sus propios edificios y encontrar a sus propios seguidores.

Así que la forma perezosa y moderna de esto es decir, «Yo soy un católico fiel, pero…».

Y luego viene la lista de cosas escogidas y elegidas del catolicismo o el cristianismo.

Muchas de las verdades de nuestra fe se mantienen en cierta tensión. ¿Somos libres o Dios es soberano?

La ortodoxia dice que ambos son verdaderos, y sostiene que la tensión es aceptable porque hay misterios y límites a nuestro conocimiento que nos impiden simplemente resolver todas las tensiones.

Pero la herejía no soportará la tensión y, por tanto, elige uno y descarta al otro.

¿Es Dios amoroso y misericordioso? ¡Sí! Pero entonces, ¿por qué hay juicio e infierno?

Ambos deben ser sostenidos, dice la ortodoxia, y mientras hay misterios, claramente Dios no obligará  nuestro sí.

Para esto, la herejía dice: «¡No hay manera!» Y así se libera de la tensión, rediseñando a Dios o descartando la clara revelación del juicio y del infierno.

Muchos hoy se sienten totalmente libres para llamarse a sí mismos cristianos y luego ir a escoger y elegir lo que les gusta.

Ellos ven esto como una especie de derecho, dado por Dios y son apoyados en esto por la espiritualidad de la Nueva Era y los movimientos del «Dios de dentro».

Sí, «tengo que ser yo. Tengo que ser sincero conmigo mismo». Entonces el verdadero Jesús se tiene que ir.

Y debido a que la mayoría de estos creyentes modernos no pueden soportar el Jesús de la Escritura, lo reelaboran y lo amansan.

Ellos toman algunas cualidades que les gustan: su amor y su ministerio de sanación.

Y descartan sus advertencias menos agradables sobre el juicio, o su invocación para llevar la cruz, o su demanda de una castidad tan completa que incluso prohíbe los pensamientos lujuriosos.

Son esencialmente «post-scripturales» y no pueden ser molestados con los detalles de la revelación verdadera.

Dios les ha hablado personalmente. Dios es amor y nunca haría o diría nada que pudiera molestar a nadie.

Una sóla línea triunfa en la Escritura: Dios es amor.

Esto es herejía: escoger una cosa y descartar el resto.

Este es un «re diseñador» de Jesús, que coincidentemente está de acuerdo con todo lo que los disidentes desean hacer o piensan.

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X – LA FALTA DE MADUREZ

Vivimos en una cultura occidental que es mejor describirla como con la problemática de la adolescencia.

Colectivamente, nos comportamos como el clásico adolescente: odiando la autoridad, exigiendo todos los derechos pero rechazando cualquier responsabilidad.

Excitados imprudente por el sexo, obsesionados con la «justicia» (pero sólo de manera egocéntrica).

Empujando constantemente los límites sólo para afirmarnos.

Insistiendo en saber algunas cosas y siendo resistentes a que nos enseñen.

Comportándose imprudentemente y descartando cualquier consecuencia.

Obsesionados con las tendencias pero siempre haciendo valer nuestra independencia e insistiendo en que otros paguen nuestro camino, etc.

Pero como evangelizadores debemos ser sobrios y conscientes de nuestra necesidad de convocar a la gente a la madurez y llegar allí nosotros mismos.

Alguien tiene que ser el adulto en la habitación.

La Iglesia debe ser amable, pero clara, al insistir en que todos lleguen a la plena madurez en Cristo.

Seguramente existen más tendencias y nos gustaría que los lectores las comentaran.

  

HOY HAY MENOS MARGEN EN OCCIDENTE

«Nunca discutas con un estúpido, porque te bajará a su nivel y allí te ganará por experiencia».

¡Cuánta razón tenía Mark Twain!

La especie humana ha probado hasta el hartazgo de que es capaz de llegar a los límites más altos del conocimiento posible y descender al nivel más bajo de confusión y degeneración.

Pero esto siempre ocurrió y continúa ocurriendo «entre la gente ociosa».

La vieja máxima de que «la ociosidad es la madre de todos los vicios» sigue tan actual como lo fue en la antigua Grecia. O en Roma.

Los esclavos que se deslomaban bajo el látigo no tenían tiempo de pensar en otra cosa que no fuera descansar, comer algo non sancto y beber aunque más no fuera agua contaminada.

Hoy aunque con años luz de diferencia, pasa lo mismo.

Un granjero que debe interrumpir su sueño a las pocas horas de acostarse para ordeñar sus vacas, o un agricultor que trabaja de sol a sol para que su pedazo de tierra produzca algún alimento, no pueden ponerse a pensar aquello que «cranean» los que pasan del aire acondicionado del auto al aire acondicionado del Shopping. O de su vivienda.

Entendámonos.

En los tiempos de la primera evangelización, lo corriente era la injusticia, la arbitrariedad, la opresión, el libertinaje. El tráfico de esclavos, el sacrificio de vidas a sus dioses.

El único reducto donde florecía el amor era en el interior de una familia, que si el padre no era excesivamente autoritario.

Pero era el único rincón de la existencia humana donde reinaba un orden.

El cristianismo entró en esa sociedad hecha de vacíos como el agua en un desierto.

El amor en el cual se inspiraba la doctrina era tan novedoso como atrayente.

Una deidad tan generosa como para ofrecerse en sacrificio hasta la muerte para evitarle la muerte a sus súbditos era inconcebible.

Y al mismo tiempo estremecía toda existencia.

La certeza de una Resurrección gloriosa que había abierto la puerta a la vida eterna para todos hacia que las rodillas se doblaran y los brazos se alzaran. En adoración y acción de gracias.

Esas almas hambrientas entraban en un mundo desconocido hasta entonces, donde reinaban el amor, la generosidad, la justicia, la solidaridad.

Nada hacía que se desilusionaran.

Anhelaban escuchar más de ese Dios Crucificado y Resucitado que sanaba cuerpos y almas, multiplicaba los panes, calmaba los vientos. Y alimentarse de Su Cuerpo y Su Sangre.

Él había dado la vida por ellos y ellos estaban prontos a ofrecer la suya por no negarlo.

En el principio era así.

Traigamos esto a nuestra época en que la electricidad reina y la tecnologia impera.

Todo envuelto en brillantes colores, todo ofrecido con músicas sugestivas o imágenes hipnotizantes.

El sexo como único dios al que hay que ofrecerle carne sin límites para obtener gozo ilimitado.

La bebida y la droga como vehículos permitidos para lanzarse a obtener lo prohibido.

Y el maligno sugiriendo ideas y nuevos nombres para esas ideas.

Nombres repetidos hasta que la masa humana los aprende de memoria y ya no los analiza.

¿Qué margen queda para intentar evangelizar? Sólo el dolor.

Cuando una persona sufre, todos sus sueños de gloria desaparecen.

Alguien alguna vez dijo que «todos son ateos hasta que se les avisa que se cae el avión».

Ese es el reducido margen que le dejamos al Altísimo.

¿Que nos quite las comodidades, el confort, el ocio, para que, reducidos a la mínima expresión vital, clamemos a Él por auxilio?

¿Será posible que lleguemos a tanta necedad?

¿Probaremos a Dios hasta los últimos límites?

La humanidad antes del Diluvio universal lo hizo.

Sodoma y Gomorra lo hicieron.

Aunque nos ama con amor de Padre, a Dios no le tiembla la mano cuando de ejercer justicia se trata.

Entonces, nosotros, que nos sabemos Sus hijos, llenemos de palabras el mundo que nos rodea, palabras tales como amor, conversión, perdón, misericordia, esperanza, perseverancia, redención, cielo, infierno, premio, castigo, salvación, camino, verdad y vida, santidad.

Lancemos a los cuatro vientos esas palabras y muchas otras que el Espíritu nos inspire, porque en un momento límite, con la ayuda de la Gracia de Dios pueden servir de tabla de salvación a un alma rebelde que se ahoga.

Aunque el mundo se ría, se burle, se aburra.

Hagamos nuestra siembra, llenemos de agua las tinajas, para que el Señor convierta esa semilla en planta vigorosa, esa agua en el mejor de los vinos.

Ese es nuestro gran mandato y lo que el Señor espera de nosotros.

Y qué Su Divina Providencia nos ayude.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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¿Para qué queremos una Iglesia de Puertas Abiertas?

Un nuevo mantra está sonando en las parroquias católicas: “todos son bienvenidos”.

Esto quiere comunicar la inclusividad de la Iglesia Católica, en un lenguaje políticamente correcto.

Es obvio que la Iglesia tiene que estar abierta a dar la bienvenida a quienes se acercan.

Está fuera de cualquier discusión.

¿Pero para qué exactamente todos son bienvenidos?

¿Para que la persona ponga un barniz católico a su estilo de vida o para que se convierta verdaderamente?  

Esto se entronca con la nueva doctrina del ‘ecumenismo de estilo de vida’, que se ha hecho popular desde el Sínodo de la Familia de 2014.
.
Que puede definirse como la apertura a distintos estilos de vida, que aunque no sean estrictamente católicos, “muestran signos de anticipatorios de elementos positivos”.

A su vez, esta nueva doctrina de ‘ecumenismo de estilo de vida’ la podemos rastrear hasta la mala interpretación de las conclusiones del Concilio Vaticano II.

La interpretación de que los que tienen otros estilos de vida y valores (diferentes y hasta opuestos a los católicos) se pueden salvar, y por lo tanto la puerta que conduce al Cielo es grande y espaciosa, en lugar de ser estrecha.

Todo esto conduce al «pastoralismo» o sea a dar preeminencia absoluta a la acción pastoral, soslayando la doctrina.

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UNA INTERPRETACIÓN ERRÓNEA DE LA LETRA DEL CONCILIO VATICANO II

El teólogo Ralph Martin afirma que una interpretación errónea del Concilio Vaticano II creó la idea errónea, de que la puerta para la salvación es ancha y la de la perdición angosta.
.
Debido a la interpretación que también los no católicos se pueden salvar, lo que quitó esfuerzo y también afectó el celo misionero.

El teólogo, que enseña en el Seminario del Sagrado Corazón en Detroit y se desempeñó como experto oficial en el Sínodo de los Obispos de octubre 2012 sobre la Nueva Evangelización, dijo que “cosas maravillosas” salieron del Concilio Vaticano II que incluyen un

énfasis en el papel activo de los laicos, la llamada universal a la santidad, el redescubrimiento de la unidad de los cristianos y el ecumenismo, y el deseo de afirmar positivamente todo lo que se pueda acerca de la cultura moderna”.

Sin embargo, en al menos en un área crucial, Martin dijo, que las expectativas del Concilio han sido gravemente decepcionadas.

El Vaticano II tuvo como uno de sus principales propósitos

“hacer que la iglesia fuera más eficaz en el anuncio del Evangelio al mundo moderno.

Sin embargo, marcó el comienzo de una disminución notable en las órdenes misioneras que tradicionalmente han llevado a cabo la evangelización.
.
Y a una tremenda declinación en la observancia por parte de los católicos en los países históricamente cristianos”.

Martin atribuyó la pérdida a un malentendido generalizado de algunas de las enseñanzas más distintivas del Vaticano II.

Como él afirma en su libro (“¿Muchos serán salvados? ¿Qué enseña el Vaticano II en realidad y sus implicaciones para la Nueva Evangelización”), muchos católicos fueron confundidos por el énfasis loable de conciliar el ecumenismo y el diálogo interreligioso, estimulando el pensamiento de que “tal vez no importe mas si son cristianos o no.”

El teólogo dijo que muchos católicos de hoy han adoptado una actitud de “universalismo práctico”, que Martin describe como:

la creencia que el camino que lleva al cielo es amplio y ancho y casi todo el mundo va de esa manera.
.
Pero es estrecha la puerta que conduce al infierno, y casi nadie va de esa manera.”

Y recalca Martin,

“El problema con esto es que es justo lo contrario de lo que Jesús mismo nos dice en Mateo 7:14

‘Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran’”

A primera vista, el Vaticano II puede parecer haber enseñado algo inconsistente con las palabras de Jesús, ya que la “Lumen Gentium” afirma que es posible que las personas se salven sin escuchar el Evangelio.

Por lo tanto, muchos católicos han tomado esto como una licencia para la complacencia acerca de la evangelización, Martin dice:

Ellos dan este salto enorme de la posibilidad a la probabilidad (suponiendo) de que casi todo el mundo será salvo”.

Sin embargo, Martín señala que el documento del Concilio maneja cuidadosamente un mensaje tranquilizador, especificando tres condiciones para la salvación de los no cristianos:

-“la ignorancia no culpable, que no es culpa de ellos que no hayan escuchado el Evangelio”;

-que “ellos estén seriamente buscando a Dios, y quieran saber quién es y cuál es su voluntad”;

-y que “estén viviendo de acuerdo con la luz de su conciencia asistidos por la gracia”.

El mismo documento advierte de los engaños del “Maligno” y el peligro de la “desesperación final” para los que viven sin Dios.

Y reafirma la importancia de las misiones de la iglesia y el mandato de Jesús de “predicar el Evangelio a toda criatura.”

La rectificación de malos entendidos en esta materia es fundamental y Martin sugirió la necesidad de convencer a los ya bautizados a tomar su fe en serio otra vez:

“En nuestra cultura, sobre todo ahora con el colapso de la cristiandad y el colapso de la cultura cristiana, muchas personas están siendo arrastrados por la cultura secular.

Y vamos a la deriva hacia la desintegración de las relaciones humanas, el matrimonio y la vida familiar… y luego, la posibilidad de una separación eterna de Dios.”

La evangelización es

“no sólo enriquecer la vida de las personas.
.
No se trata sólo de hacer que la gente sea más feliz en esta tierra.
.
Es realmente acerca de la diferencia entre el cielo y el infierno.”

Y aquellos vientos – que para algunos eran brisas refrescantes -, trajeron la tempestad actual.

Con el tiempo se fue conformando la doctrina del ‘ecumenismo de estilo de vida’, que que hizo su gran aparición pública en el Sínodo de la familia de 2014.

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LA IDEA DEL ECUMENISMO DE ESTILO DE VIDA

Así llegamos al ecumenismo es estilo de vida, que es la idea de que los católicos deberían practicar hoy una especie de ecumenismo hacia las personas que tienen estilos de vida distintos.
.
Por ejemplo parejas que están en cohabitación, divorciados vueltos a casar y relaciones entre personas del mismo sexo. 

En el trato con otras formas aceptamos que debemos buscar lo que es bueno, y encontrar lo común porque toda la verdad conduce a la fe católica.

Y por tanto evitar delicadamente la condena, y favorecer el diálogo paciente en su lugar.

Por lo que, al tratar con las personas en relaciones que no sean el matrimonio sacramental, debemos adoptar un enfoque de construcción de puentes similar.

El ecumenismo de estilo de vida, se afirma, si fuera ampliamente adoptado por la Iglesia, sería apropiado para presentar al mundo el rostro misericordioso de Cristo.

Quien vino a salvar, no a juzgar, y en última instancia permitiría a los católicos  ser más eficaces apostólicamente. 

El ecumenismo estilo de vida es un concepto importante que subyace y legitimó las posiciones progres en el Sínodo de la Familia.

El cardenal Christoph Schönborn – discípulo de Benedicto XVI y que dice ser el creador de ecumenismo de vida -, apoyó el enfoque con un argumento teológico, basado en dos ideas del documento del Vaticano II Lumen Gentium.

La primera es la enseñanza de que el Cuerpo Místico de Cristo «subsiste en» la Iglesia Católica. 

Los padres conciliares utilizaron esta formulación sutil, más que la formulación tradicional de que la Iglesia Católica «es» el Cuerpo Místico de Cristo.

Pero no para negar o debilitar esa doctrina tradicional, sino más bien para dejar espacio para la afirmación de que «muchos elementos de santificación y de la verdad se encuentran fuera de la estructura visible [de la Iglesia]».

Que deben ser considerados como «dones propios de la Iglesia de Cristo» y, en consecuencia, son los que son «inducen hacia la unidad católica».

El término «subsiste en» estaba destinado a sugerir que la Iglesia católica no tiene dones prestados de otras comunidades y es el centro hacia el cual otras comuniones convergen, no al revés.

La segunda idea de Lumen Gentium es que la familia es como si fuera una iglesia doméstica.

cristianos pidiendo perdon a los gays en marcha de orgullo gay

El cardenal ha argumentado que, si la familia es una iglesia doméstica, entonces existen análogos «elementos de verdad y de santificación» fuera de ella, que proporcionan la base para el ecumenismo de vida:

«Yo simplemente propongo aplicar esta interpretación [de «subsiste en» de Lumen Gentium] a la realidad eclesial del sacramento del matrimonio. 

Porque el matrimonio es una Iglesia en miniatura, un ecclesiola, la familia como una pequeña Iglesia, y me parece legítimo establecer una analogía y decir que el sacramento del matrimonio se realiza plenamente cuando hay un sacramento correctamente establecido entre un hombre y una mujer que viven en la fe, etc.

Pero esto no impide que, fuera de esta plena realización del sacramento del matrimonio, haya elementos del matrimonio que son signos anticipatorios, elementos positivos» (La Civiltà Cattolica).

Esos elementos anticipatorios a los que se refiere, es ni más ni menos la idea inclusiva del concepto de familia, aunque no sea  estrictamente la familia cristiana.
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Pero como elementos anticipatorios, el ecumenismo de estilo de vida no debería abortarlos ni desecharlos.
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Y legitimarlos de alguna forma, para que hagan su proceso hacia la verdadera familia.

Pero la posición parece un dislate, porque por ejemplo ¿cómo va a hacer el proceso hacia la verdadera familia un ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo?.

Pareciera que la única forma debería ser la ruptura de ese matrimonio, porque la Iglesia concibe la base de la familia el matrimonio entre un hombre y una mujer.

Esta noción del Ecumenismo de Estilo de Vida conduce al mantra “todos son bienvenidos que actualmente se ha popularizado en las parroquias.

escultura del globo terraqueo fondo

 

TODOS SON BIENVENIDOS, PERO ¿PARA QUÉ EXACTAMENTE?

El mantra con la inclusión es algo que obsesiona a algunos en la Iglesia, por ejemplo el cardenal Marx que dijo:

«Nadie es excluido de la iglesia. Nadie es superfluo. Exclusión no es en el lenguaje de la iglesia».

¡Un ejemplo del lenguaje políticamente correcto! ¡Ni los políticos occidentales que están haciendo la reingeniería anticristiana podrían habérselo dictado mejor al cardenal Marx!

La pregunta sigue siendo, «¿a que exactamente son todos bienvenidos?»

La gente es bienvenida a la Iglesia Católica pero ¿A qué tipo de Iglesia Católica?

¿Por qué alguien quiere unirse a la Iglesia Católica? ¿Es por la salvación de su alma? ¿Es para escapar de las llamas del infierno?

¿Es para adorar y servir al Señor Jesucristo Rey del Universo? ¿Es para aprender a amar a Dios y a su Hijo Jesucristo, para venerar y amar a su Madre Santísima y dar culto en comunión con todos los santos y ángeles?

Es curioso, pero no se oyen las respuestas. En lugar escuchamos permanentemente el mantra, «Todos son bienvenidos».

Históricamente la fe católica predica la necesidad de arrepentimiento y buscar el rostro del Señor para la salvación eterna.
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¿A esto se esta dando la bienvenida o a un club donde cantan himnos, leen un texto piadoso, comen el un pan consagrado y oran?

Déjame contarte una experiencia personal. Hace un tiempo recuerdo que una amiga judía me invitó a ir a un shabat a su sinagoga, a la que concurría todos los viernes.

Y como nunca había ido a ninguno, sólo había entrado a sinagogas para casamientos y barnisba, me pareció una buena idea aceptar su invitación.

El templo era del tipo protestante, el servicio tuvo muchas canciones, que seguíamos con un libro de cantos y de oraciones escrito fonéticamente para poder participar todos.

Y con un rabino sin la apariencia típica del rabino (ni rulos, ni barba), que dio una homilía sobre un tema de la vida diaria del judío.

Y la verdad, me gustó la emoción que había en el ambiente y en la gente.

judios mesianicos fondo

Al terminar, mi amiga me invitó a un cumpleaños de una de las personas que estaban allí, y cuando llegamos, había cerca de una docena que habían estado en la sinagoga.

Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando surgió en la conversación con media docena de ellos, que no creían en Dios.

Entonces les pregunté cómo podían recitar los salmos que hablan de Dios con esa emoción si no creen, e ir todos los viernes a un local religioso para un culto religioso.

Y la contestación fue que lo toman como algo del folklore de Israel, como anécdotas de los padres fundadores que creían en Dios, pero que ahora ya muchos no creían en ello.

O sea que el sentido que estos judíos le daban a la religión era de reafirmación de su nacionalidad, raza o comunidad.

¿Este planteo del ecumenismo de estilo de vida y de “todos son bienvenidos” no conduce a la Babel de esa sinagoga donde muchos no creen en Dios?

En realidad todos deberían ser bienvenidos a encontrarse cara a cara con el Señor Jesucristo viviendo en la plenitud la fe católica.

A caer de rodillas en la Adoración Eucarística, a aprender a hacer una buena confesión y ser parte del rebaño de Cristo bajo un solo pastor.

A caminar en el camino de la perfección, a aprender a emular a los santos y a las Sagradas Escrituras.

Todos son bienvenidos a dejar todo para seguir a Cristo.

Si no es así, si el contenido de «Todos son Bienvenidos» se agota en la inclusividad, entonces la Iglesia no esta siendo más que la cadena de trasmisión de la ideología dominante hoy en el mundo, dejando de ser la Iglesia que Cristo fundó.

 

¡CUIDADO CON EL PASTORALISMO!

En el año 2016 el obispo francés Stanislas Lalanne dijo: «No puedo decir que la pedofilia sea un pecado», aunque aclaró que lo considera un mal.

Lo cual pinta claramente lo que sucede, porque no es una interpretación aislada.

Esta negativa a ver los males sociales como relacionados con los pecados considera que los problemas no nacen en el corazón del hombre, sino en las estructuras externas sociales, como la injusticia las relaciones sociales tóxicas las decisiones que se toman a nivel personal, etc.

¿Y dónde queda el pecado original? ¿Desapareció?

El divorcio de los males sociales respecto al pecado es lo que justifica la buena acogida qué tienen algunos cardenales y obispos de la homosexualidad y la ideología de género, porque se consideran incapaces de determinar si son pecados o no.

Su argumento teológico es que la realidad es muy compleja, está articulada a diferentes niveles y no tenemos una visión completa de la situación como para juzgarla.

Por lo tanto no sabemos qué es lo que considera Dios como pecado.

¿Pero en realidad no lo sabemos? ¿No podemos extraer de las propias escrituras lo que piensa Dios sobre qué cosas son pecado?

Estos nuevos agnósticos dentro de la jerarquía católica ponen todas sus cartas en el discernimiento de las situaciones concretas.

Y llegan siempre a conclusiones no definitivas y personales.

Es así como la doctrina deja de juzgar a la realidad y emerge el pastoralismo, como forma absoluta de interpretar y actuar sobre la realidad.

El pastoralismo no solo ignora la doctrina sino que incluso la cambia, como hemos visto en los argumentos pastorales a favor de que los divorciados vueltos a casar comulguen.

Ya no es la doctrina de 2000 años de la Iglesia Católica la que ilumina las cosas.

Sino que la primacía es quitar las barreras que separan a la Iglesia del mundo.

Es por ello que estos nuevos agnósticos consideran que la doctrina es divisiva.

Y abrazan un humanismo genérico, un ecologismo, un pacifismo, de la misma manera que lo piensa el mundo, pero no de la manera en que lo podría iluminar la doctrina católica.

Tener la puerta abierta de la iglesia se transforma en un fin en sí mismo, que soslaya la verdadera razón católica para ser inclusivo.

La evangelización es un acercamiento a Dios, en que los pecadores que entren se sientan que están pecado, se convierten y cambian de vida como pide Jesucristo.

Pero el pastoralismo sólo toma la forma de la evangelización asociándose con un emocionalismo, pero se desentiende de su contenido.

 

TODO EL CUERPO SE ENFRENTA CUANDO ENTRA UN VIRUS

Si somos católicos de verdad, respetuosos del mensaje de Cristo, una Iglesia abierta porque sí no nos convence.

Ahora, si somos católicos de nombre, o «de misa y olla» como alguien dijo, evidentemente que nos agradará formar parte de una comunidad cada vez más fiestera y menos «comprometida».

Pero recordemos que la “apostasía” es un pecado mucho más grave que el hecho de no creer en Dios.

Porque puede haber muchas razones para no tener fe y no todas culpables.  

Pero el haber tenido la fe y renegar de ella, sí hace a una persona culpable ante Dios.

«Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegarán antes que ustedes al reino de Dios” (Mateo 21, 31).

Frase terrible de Jesús. Y más por el hecho de que la dirigió a los religiosos de la época, los que tenían toda autoridad.

Muchas aristas tiene esta frase. Pero ninguna de ellas apunta a que los católicos rigurosos y cumplidores de su fe serán puestos en segundo lugar frente a los pecadores.

Porque de muchas formas sutiles hoy se está criticando a los creyentes que no caen en desviaciones “simpáticas y populares”.

Y es que este mundo moderno presenta muchos atractivos para la persona común.

También para muchos prelados en la jerarquía de la Iglesia, lamentablemente.

Esto es parte de una reingeniería del pensamiento.

Todo encaminado a disminuir la idea de Dios y a Dios mismo, hasta el punto del olvido total.

Frente a estas ideas que simulan ser luminosas y en realidad son tenebrosas, ya los ritos y ceremonias litúrgicas pierden sentido y espacio.

Pierden, por lo mismo, credibilidad.

Todo eso es como una enfermedad que va tomando todo un cuerpo.

Las células sanas van cayendo frente a los virus agresivos, y como resultado, el cuerpo se enferma.

Con el Cuerpo Místico de Cristo no es diferente: es atacado desde muchos frentes.

Este ataque es comparable al que sufrió Jesús en Su Divino Cuerpo: lo pincharon, insultaron, arañaron, pegaron, escupieron.

Luego el camino del Calvario y finalmente, la Cruz y la muerte.

¿Por qué habríamos de pensar que nosotros, Su Cuerpo Místico vamos a tener una suerte diferente?

Más aun sabiendo que nosotros si somos culpables.

Él era inocente.

Pero nosotros estamos dejando la puerta abierta para que entren los que provocarán nuestros futuros sufrimientos.

Sabemos que el enemigo está «rugiendo a nuestro alrededor, buscando a quien devorar» como dijo el Apóstol Pedro.

Y sabemos también que es astuto, cínico, solapado y traidor y puede disfrazarse de ángel de luz para engañarnos.

De hecho lo hace y con gran éxito: el mundo le pertenece, los medios son suyos, casi todo lo que vemos u oímos lleva agua para su molino y sin que nos demos cuenta.

Abramos los ojos, nadie deja entrar un zorro a su gallinero a menos que quiera dejar de tener aves.

Aprendamos de las cosas sencillas de la vida, para defender todo lo grande y sublime que el Señor nos ha confiado.

Ayúdanos, Señor, a no dejarnos engañar, para que podamos ser luz y levadura para el mundo. Amén

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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