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No son cristianas las milicias Anti-Balaka que matan musulmanes en Centroafricana

Los animistas contestan con atrocidades las atrocidades de los musulmanes de Seleka.

 

Las bandas de extremistas musulmanes de Seleka todavía deambulan por las calles vacías y las viviendas de Bangui, la capital de la República Centroafricana, cazando y matando a los cristianos que no fueron capaces de huir. Mientras que los animistas de las milicias de defensa llamadas Anti-Balaka, en la que participan algunos cristianos, están enfurecidos por las atrocidades de Seleka y por el apoyo que algunos musulmanes le dieron, y proceden a matar musulmanes. 

 

 

Cuando los rebeldes musulmanes Seleka de la República Centroafricana barrieron el sur para apoderarse de la capital, Bangui, y derrocaron al presidente cristiano Francois Bozize en marzo de 2013, el evento recibió una atención escasa en los medios de comunicación occidentales. Lo que los medios aún no parecen dispuestos a ver es que la embestida de Seleka está sirviendo, sin saberlo, a una ofensiva más amplia por parte de extremistas musulmanes de ampliar el ámbito del Islam en el interior subsahariano del continente africano.

LOS ÚLTIMOS SUCESOS

La República Centro Africana es un país de mayoría cristiana en la que los musulmanes representan sólo alrededor del 15% de la población, es uno de los estados más pobres de África, está lleno de diamantes y otros metales preciosos que la convierten en un atractivo premio para muchos países, camarillas políticas y estados vecinos. Bozize fue, de hecho, derrocado por su principal rival, el musulmán Michel Djotodia.

Para garantizar su éxito, Djotodia hizo una alianza con una fuerza temible de extremistas musulmanes. Sin embargo, pronto perdió el control de sus aliados Seleka, quienes procedieron a perpetrar una masacre en masa de los cristianos, y piratería incluso de bebés.

No fue hasta que los cristianos étnicos Ubangi hubieron organizado su propia defensa que Francia envió a cientos de legionarios para llenar el vacío dejado por las fuerzas armadas en desintegración de la República Centroafricana.

Desde entonces, aunque los franceses y las fuerza de paz africanas han restaurado una paz desigual y frágil, el derramamiento de sangre sectario después de la toma del poder de Seleka ha sumado un mínimo de un cuarto de millón de refugiados, tanto cristianos como musulmanes, de sus hogares.

Mientras Djotodia se vio obligado a dimitir el 10 de enero de 2014 por los líderes regionales en una conferencia de paz organizada por Chad, no hay garantía de que los extremistas de Seleka terminarán su violación, saqueo, y asesinato de los cristianos una vez que las tropas de paz salgan. Las tropas de Francia, Chad, Camerún y la República Democrática del Congo permanecen allí en un esfuerzo para detener el derramamiento de sangre y restaurar una apariencia de estabilidad.

El único punto brillante en medio del baño de sangre es el esfuerzo conjunto por el arzobispo católico de Bangui, Dieudonné Nzapalainga, y el Gran Mufti del Islam, Oumar Kobine Layama, para poner fin a la violencia sectaria.

APARECEN ES ESCENA LOS ANTI BALAKAS

Ante la violencia desatada por los musulmanes de Seleka entraron en acción los Anti Balaka mutilando, masacrando, castrando musulmanes, con machetes, «escenas de horror absoluto», como fueron definidas por Human Rights Watch.

La prensa internacional dice que los antibalakas son milicias cristianas, pero no es así dijo el padre Aurelio Gazzera, desde hace años misionero en el país africano en Bozoum y pacificador incansable.

«Tienen puestos muchos amuletos que jamás se pondría un cristiano. Son animistas y si matan musulmanes no es por razones religiosas«.

Cuando los extremistas de Seleka comenzaron los saqueos, muchos musulmanes, por protección o por apoyo religioso, ayudaron a los de Seleka señalando las propiedades de los cristianos para que no atacaran las suyas. Y así se creó resentimiento.

QUIÉNES SON LOS ANTI-BALAKA 

Anti-Balaka, es un término que suele traducirse como «anti-machetes», pero en realidad significa «antídoto», ciertamente no nacieron en 2013 para oponerse a la coalición islamista Seleka, a raíz de que el presidente golpista Djotodia saqueó el país, con el auxilio de los extremistas de Seleka (especialmente a los cristianos) desde el pasado mes de marzo.

Los Anti-Balaka en realidad nacieron a mediados de los años ochenta como grupos de autodefensa para luchar contra los bandidos «zaraguinas» que robaban a los viajeros y se aprovechaban de la ausencia de fuerzas de seguridad eficaces.

«Son animistas, aunque también pueden haber algunos cristianos unidos a ellosexplica Gazzera – pero los Anti-Balaka son ciudadanos comunes que tienen que pasar por un ritual animista que los hará invencibles a los ataques e impenetrables por las balas y las armas de fuego. Y es por eso que llevan muchos amuletos». 

Diseñados como grupos de autodefensa, estas milicias

«tienden a reemplazar al Estado, pero el gobierno debe intervenir y hacerle entender que este no es su papel.»

Hoy en día casi todo el oeste del país fue liberado del flagelo de Seleka, que siguen estando en parte en Bangui y en el Este, creando serios problemas.

Los Anti-Balaka,

«son indisciplinados y están armados, pero razonar con ellos es muy difícil», dice el misionero.

Durante los últimos dos meses estas milicias han atacado especialmente a los musulmanes:

«No lo hacen por la religión, en primer lugar, sino para vengar lo que han sufrido en los últimos meses y para robar. Muchos musulmanes han hecho mal al apoyar a Seleka y ahora se encuentran sin protección«.

El lunes, 3 de febrero, al menos 70 personas fueron asesinadas por los Anti-Balaka en una boda.

«La situación está todavía muy caliente», admite Gazzera. «Las cosas están mejor donde están los soldados de las fuerzas internacionales, pero donde están ausentes sigue siendo un desastre. Necesitamos un Estado fuerte que pueda detener a las milicias y reconstruir las ciudades destruidas por Seleka. Pero yo todavía no veo nada de esto».

Fuentes: Gatestone Institute, Tempi, Signos de estos Tiempos

 

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Cristianos y musulmanes juntos tratando de terminar con la violencia en Centroáfrica

Musulmanes radicales atacan y los cristianos responden.

 

En la última semana se han producido luchas entre la coalición rebelde Seleka y grupos anti Balaka. Más de 1000 muertos en una semana. Los cristianos siguen buscando protección, a pesar del mayor control de las pequeñas tropas francesas.

 

sacerdote Dieudonne  de bangui

 

Y en medio de este clima los católicos y otros cristianos se unen a musulmanes moderados para llevar ayuda a los refugiados y para apelar a la no violencia.

EL CONFLICTO EN BANGUI, CAPITAL DE LA REPÚBLICA CENTROAFRICANA

Fuentes locales han informado de que cerca de 1.000 personas han muerto en la última semana después de estallar la lucha entre la coalición rebelde Seleka y grupos anti- Balaka en Bangui, la capital de la República Centroafricana.

El 9 de diciembre, la Cruz Roja había confirmado 400 muertes en Bangui. Sin embargo, los testigos locales informan de que hay muchos cuerpos a los bordes de las calles, en muchas partes de la ciudad, por lo que se eleva la cifra de víctimas.

Seleka, una coalición rebelde de mayoría musulmana, tomó el poder en un golpe de Estado en marzo de 2013, suspendió la Constitución, disolvió el gobierno e instaló a Michael Djotodia como presidente. En septiembre, Djotodia disolvió oficialmente Seleka, sin embargo muchos rebeldes se negaron a desarmarse y comenzaron los asesinatos sectarios, el saqueo y la quema de aldeas.

Las violaciones sostenidas y graves de los derechos humanos con el tiempo dieron lugar a la violencia retributiva a raíz de la aparición de grupos anti-Seleka comúnmente conocidos como “anti-Balaka” (anti- machetes), y en gran parte compuestos por ex-miembros del ejército nacional.

La pasada semana, Seleka había tomado las calles de algunas zonas de la capital, destruyendo las propiedades de los no musulmanes. También se denunciaron asesinatos de civiles que no demostrasen su fe musulmana. Entre las víctimas había un pastor de una iglesia cristiana.

Se denunció también el asesinato de Elisée Zama, traductor bíblico de la agencia Wycliffe.

Ante los ataques, muchos cristianos han buscado refugio huyendo de la capital o en el aeropuerto, donde se agolpan bajo el cuidado de las tropas francesas llegadas al país.

EL LLAMADO CATÓLICO A QUE NO SE USE LA VIOLENCIA

Aunque los grupos anti-Balaka se han descrito generalmente como milicias cristianas, sus acciones han sido condenadas por la Iglesia, que está llamando a la paz, el desarme de todos los grupos armados y la reconciliación nacional. Los líderes de la iglesia también han estado trabajando con imanes en los tensos meses después del golpe para lograr la reconciliación, pidiendo el retorno a la convivencia pacífica entre las dos comunidades religiosas.

“Muchos cristianos dicen que quieren venganza. Los cristianos deben ser habitados por el espíritu de Dios, no debe matar”, ha dicho frente a 1.500 fieles su Exc. Mons. Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui, en la homilía de la Misa que ha celebrado el domingo 15 de diciembre en la Parroquia de San Carlos Lwanga.

Mons. Nzapalainga ha exhortado a los fieles a seguir el ejemplo de Nelson Mandela para superar las divisiones y encontrar la paz.

A raíz de los enfrentamientos entre las milicias anti-Balaka y los ex rebeldes Seleka, existe un creciente temor de que el país caiga en una espiral de enfrentamientos entre cristianos y musulmanes.

Mons. Nzapalainga se esfuerza por evitarlo, pasando de un extremo al otro de la ciudad, a menudo en compañía de un Imán, distribuyendo ayudas a los refugiados.

Uno de los lugares visitados por el Arzobispo es el convento de Notre Dame du Mont Carmel en Bangui, donde se alojan más de 2.000 personas.

“Para nuestro pueblo es como si hubiese venido el Papa en persona”, informa a la Agencia Fides el superior del convento, p. Frederick Trinchero.

“El obispo, que vino con un Imán, visitó el campamento y luego hizo un breve, pero intenso discurso instando a todos a la paz, a la reconciliación y al perdón. El Imám hizo también un discurso similar”.

“Queremos, podemos y debemos vivir en paz juntos. Nuestro pequeño Carmelo no quiere ser nada más que esto: una chispa de paz en un gran fuego de violencia”, concluye el padre Frederick.

CRISTIANOS QUE PROTEGEN A MUSULMANES EN BANGUI

Esta es una historia de un jover sacerdote de Bangui.

Dieudonné es un joven sacerdote de la diócesis de Alindao. En marzo de este año, cuando los rebeldes musulmanes de Seleka llegaron a su parroquia, atacaron el lugar y realizaron numerosos destrozos. Él mismo, amenazado de muerte, tuvo que escapar en piragua y cruzar el río Mbomou a la otra orilla, en la República Democrática del Congo, junto con una buena parte de sus feligreses, que forman parte de los más de 80.000 centroafricanos que se han visto obligados a huir a países vecinos. Otros 600.000 son desplazados internos. Un número enorme, si se tiene en cuenta que la población de la República Centroafricana apenas cuenta con 4 millones y medio de habitantes.

Después de algunos meses pudo volver a su parroquia. A principios de diciembre viajó a Bangui para pasar unos días de descanso con sus padres en el barrio de Lakuanga. El día 5 de diciembre empezaron los ataques que se cobraron más de 500 muertos en apenas cuatro días. La espiral de violencia y venganzas tomó pronto un cariz confesional, y hubo numerosos ataques y enfrentamientos entre cristianos y musulmanes.

El lunes 9 Dieudonné se encontraba por la noche en casa de sus padres. Oyó un rumor preocupante afuera y salió a la calle. Se encontró con un nutrido grupo de jóvenes exaltados del barrio que se estaban organizando para atacar los comercios de los musulmanes.

Sin perder un minuto, llamó al jefe del barrio. Entre los dos intentaron convencer a los jóvenes para que se calmaran y no atacaran a ningún musulmán. Varios jóvenes cristianos del barrio llegaron incluso a situarse delante de las casas y tiendas de los musulmanes para protegerlos.

Durante toda la semana, Dieudonné ha predicado en la misa matutina de las 6,15 de la mañana para calmar los ánimos y recordar a los cristianos que la violencia y el odio son lo más contrario al Evangelio.

Ahora, él y su compañero en la parroquia están organizando dos días de jornadas de reconciliación entre cristianos y musulmanes. En el tablón de anuncios de la parroquia, señala un poster en el que se ve a varias personas juntas, con el lema: «Cristianos y musulmanes, un mismo país, una misma sangre».

Fuentes: Periodista Digital, Fides, Signos de estos Tiempos

 

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Los jihadistas a la conquista de Centroáfrica

Desde una jihad religiosa al conflicto étnico y la guerra civil. 

 

En un país de minoría musulmana (sólo 15%), jihadistas de países veceinos tomaron el poder en la República Centroafricana comenzando a perseguir a la mayoría cristiana. Los grupos de auto-defensa cristianos se han vuelto cada vez más frecuentes: los ciudadanos se arman con lo que pueden (flechas, palos y fusiles caseros) y hacen justicia por cuenta propia.

 

centroafricano con un cartel

 

EE.UU. dice que se está en una etapa pre genocidio. Francia pide la intervención urgente de la ONU. Y las fuerzas africanas que están para pacificar son del vecino Chad, justamente del país del que son la mayoría de los jihadistas, por lo que el control es escaso.

Los actos terroristas de los grupos islámicos armados activos en el África subsahariana, la violencia, el saqueo, la destrucción de bienes y propiedades pertenecientes a los cristianos y a la Iglesia, tienen el propósito de liberar los territorios y estados de la presencia de «infieles» y, aunque esto objetivo fallara, aprovechan para imponer la sharia, o ley islámica.

Los jihadistas cuentan con un consenso más o menos amplio, dependiendo del contexto: puede ser que la mayoría de sus conciudadanos de fe islámica no sean compatibles con ellos e incluso los culpen, pero ante la amenaza se salvan diciendo que son musulmanes y dirigen los ataques a los cristianos.

Lo que se obtiene en cada caso es aumentar las tensiones y la hostilidad entre las comunidades étnicas tradicionalmente educadas en la desconfianza mutua y la competencia por los recursos: la competencia en las zonas rurales, por ejemplo, a menudo degenera en enfrentamientos armados con el fin de tener el control de la tierra y las fuentes de agua.

Si el nivel de tensión entre las comunidades étnicas, también divididas por la religión, llega a un punto crítico viene la masacre, la violencia está tan fuera de control, que de la jihad se pasa a la guerra civil.

Esto es lo que está sucediendo en la República Centroafricana, un país de 4,5 millones de personas, en su mayoría cristianos, pero con el 15% de los musulmanes que se concentran en el norte. Hasta el momento, atormentados por regímenes autoritarios (hasta el delirio, en el caso del emperador Bokassa en los años 70), los cristianos y los musulmanes habían convivido sin conflictos graves.

Ahora hay unenfrentamiento armado entre ellos, tanto que los Estados Unidos el 21 de noviembre, dos días después de que aconsejó a sus ciudadanos salir del país «de inmediato», dijo que la República Centroafricana se encuentra ahora en una situación «pre-genocidio».

Todo comenzó hace poco más de un año, cuando tres movimientos antigubernamentales formaron una coalición llamada Seleka. En diciembre pasado, la coalición, después de haber organizado militarmente el norte del país, se ha embarcado en una ofensiva armada que finalizó el 24 de marzo, con la conquista de la capital Bangui y la destitución del presidente François Bozize.

Un mes después del golpe, el líder de Seleka, Michel Djotodia, islámico, se declaró presidente y prometió una transición democrática en 18 meses, lo que le valió el reconocimiento de la comunidad internacional.

En lugar de estabilizarse con la conclusión de la crisis institucional, la situación empeora cada día. Una ola de violencia ha afectado a la población, saqueo, destrucción, asesinatos, secuestros, violaciones, torturas y ejecuciones sumarias.

Las milicias Seleka se niegan a deponer las armas, a pesar de que en septiembre el presidente Djotodia ha disuelto la coalición. Todos los testigos coinciden en que los de Seleka son musulmanes y que la mayoría de ellos son extranjeros, casi todos procedentes de Chad y Sudán, los dos países con los que la República Centroafricana, limita al norte.

Es cierto que eligen a sus víctimas entre los cristianos, evitando casi siempre a los musulmanes. Muchos sacerdotes, pastores y monjas han perdido la vida, iglesias y edificios religiosos son saqueados, quemados y destruidos, incluyendo escuelas y hospitales.

Los 1.400 soldados enviados por la Unión Africana – misión Misca – para ayudar a la policía y las tropas de África Central FOMAC, desde los países de la Comunidad Económica de África Central, son incapaces de contener la violencia. Hay 400.000 personas desplazadas y 64.000 refugiados.

Además, 1,6 millones de personas, más de un tercio de la población, no tienen prácticamente medios de subsistencia y están en necesidad urgente de ayuda para sobrevivir.

Un drama dentro del drama es también la participación de miles de niños inscritos y alentados a luchar: según UNICEF, entre 5000 y 6000.

El 18 de noviembre, el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon, ha entregado un informe al Consejo de Seguridad pidiendo una intervención internacional para detener

«un alarmante nivel de violencia entre comunidades que amenaza con derivar en un conflicto religioso y étnico, con graves consecuencias, e incontrolable, incluso a nivel regional».

Ante la precipitación de la situación hacia una guerra civil y al genocidio, las regiones controladas por los combatientes cristianos han comenzado a organizarse mediante la creación de milicias de autodefensa llamadas «anti balakas» dispuestos no sólo a defender a la gente y la propiedad, sino también para contraatacar persiguiendo a los musulmanes. Miles cristianos están dispuestos a desafiar al mismo ejército que no los protege y que permite a los ex rebeldes no entregar las armas. Para que los cristianos más decididos y combativos hay la creencia generalizada de que en realidad el gobierno, por primera vez en la historia del país dirigido por un musulmán, quiere imponer la ley islámica y que el golpe de estado de Seleka es parte de una proyecto islamista para tomar el poder en una amplia zona que incluye a algunos de los estados con los que la República Centroafricana tiene fronteras.

Fuentes: La Nuova Bussola Quotidiana, Vatican Insider, Misna, Signos de estos Tiempos

 

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Las misiones católicas de República Centroafricana llenas de refugiados

Escapan de los insurgentes islamistas que persiguen a los cristianos.

 

Más de seis mil personas se han refugiado en la catedral de Bouar en la República Centroafricana, por temor a ser asesinados por la coalición rebelde Seleka. 

 

refugiados cristianos en parroquia centroafricana

 

La misma situación se vive en Bossangoa, donde más de 35.000 cristianos han encontrado refugio en la misión católica local.

A fines de octubre, algunos rebeldes, que se dedicaban a la persecución contra los cristianos, el saqueo, el robo y la tortura, fueron atacados en Bouar por grupos espontáneos de defensa llamado «Antibalaka». Para escapar de los combates, la gente ha buscado refugio en la parroquia de Fátima y la Catedral y San Lorenzo.

«No es una cuestión política, las personas que atacaron a los rebeldes son personas desesperadas que han visto sus casas quemadas, los amigos y los familiares asesinados y sus pertenencias robadas», dice a la Agencia Fides el padre Aurelio Gazzera.

El misionero visitó la catedral hace unos días:

«Es impresionante ver a toda esta gente a mantener la calma y al mismo tiempo ponerse a trabajar. Sin embargo, sigue existiendo la preocupación de un regreso a casa, que no está exenta de riesgos».

La misma situación se vive en Bossangoa, la ciudad natal del depuesto presidente Francois Boizizé, que el 24 de marzo se vio obligado a huir por un golpe de Estado liderado por el musulmán Michel Djotodia y por una coalición de rebeldes Seleka, especialmente extranjeros y  musulmanes en un país de mayoría cristiana.

Según ha informado la BBC si la ciudad está desierta, la misión católica está llena de gente. Más de 35.000 cristianos se han refugiado allí después de que sus casas fueron atacadas por los islamistas.

La misión católica acoge a miles de nuevas personas cada semana y la gente tiene miedo de salir, incluso si sus cosas están sólo a unos pocos metros de distancia. Todos los cristianos son identificados como del grupo «antibalaka» y arriesgan sus vidas  si se encuentran por los rebeldes.

Las fuerzas desplegadas en el país por la Unión Africana y las Naciones Unidas no son suficientes para el restablecimiento de la situación

Y todos en la misión católica de Bossangoa tienen una historia que contar, hecha de familiares asesinados y hogares destruidos sólo por ser cristianos.

Fuentes: Tempi, Signos de estos Tiempos

 

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La República Centro Africana avanza hacia la sharía por la “limpieza” de cristianos

El avance de la sharía en áfrica negra.

 

Una comunicación que el misionero carmelita Aurelio Gazzera ha tenido con Ayuda a la Iglesia Necesitada caracteriza los estragos que está haciendo el radicalismo musulmán entre los cristianos y los musulmanes, que antes vivían pacificamente.

 

refugiados de centroafricana

 

Los rebeldes de Seleka, que han tomado el poder en República Centroafricana han llegado desde el Chad y Sudán, a un país donde las religiones vivían pacíficamente, y en su intento de convertir a la nación en un estado islámico sobre la base de la sharía, han radicalizado y logrado la colaboración de los musulmanes autóctonos, que incluso colaboran con ellos para indicarles quienes son los cristianos para realizar la limpieza religiosa. Una separación religiosa que dice el misionero, llevará años para sanar.  

El Padre Aurelio Gazzera, un misionero católico en la República Centroafricana, cuenta a  Ayuda a la Iglesia Necesitada las masacres perpetradas por los rebeldes de Seleka.

«Los hechos ocurren rápidamente, así como la intensificación de la agresividad de los rebeldes. Vemos escenas apocalípticas y observamos los cuerpos de muchas víctimas que se encuentran a los lados de la carretera».

El padre Aurelio Gazzera es un misionero carmelita y director de la Caritas diocesana de Bouar, que durante más de veinte años vive en la República Centroafricana .

En una conversación con Ayuda a la Iglesia Necesitada, el clérigo denunció el dramático aumento de la violencia. El mes pasado, en la diócesis de Bouar, los miembros de la coalición de rebeldes Seleka han llevado a cabo numerosos ataques obligando a los habitantes a huir.

«En la ciudad de Bohong han quemado más de 3.500 viviendas, mientras que más del 80% de la población ha huido de la aldea de Bossangoa, escenario de terribles disturbios que han causado más de sesenta muertos.» 

Y en el propio Bohong los rebeldes mataron treinta personas para obligar a sus habitantes a emigrar.

Al menos 14 aldeas están ahora completamente desiertas: ciudades fantasma donde no hay más que los cuerpos de las víctimas.

Muchos buscan refugio en otros lugares, y la misión carmelita en Bozoum ha recibido a más de 6.500 refugiados.

«Es conmovedor escuchar sus historias – dice el padre Aurelio – Son mujeres que han perdido a sus maridos y padres que han visto matar a sus propios hijos. Sin embargo, a pesar de las atrocidades sufridas, en su corazón no hay odio o ira, sino sólo dolor y fatiga».

El religioso se refiere a una

«peligrosa mezcla entre varios grupos armados y una propensión cada vez mayor a la violencia de los miembros de Seleka.»

Pero para el padre Aurelio la preocupación es sobre todo la dramática situación en la república centroafricana de las relaciones interreligiosas.

«Una vez los fieles de las diferentes creencias convivieron pacíficamente, pero la llegada de rebeldes musulmanes de Sudán y Chad  ha ayudado a crear una brecha entre la comunidad musulmana y el resto de la sociedad.» 

El misionero también señala que los hogares musulmanes se han librado de los ataques, en comparación con los cristianos.

«Ni un solo hogar musulmán fue quemado. En algunos casos, los islamistas centroafricanos han indicado incluso a los rebeldes, cuales casas destruír y saquear. Es como si este golpe de estado ha sacado lo peor de sus corazones».

Mirando hacia el futuro, el Padre Aurelio no excluye que puedan explotar nuevos enfrentamientos. Y a pesar de que la violencia termine de inmediato, todavía tomaría años para reconstruir el país.

«Tomará más tiempo para volver a crear una convivencia pacífica. El Estado está ausente y nadie parece interesado en el destino del país. Afortunadamente, sin embargo, la fe de Africa Central es fuerte y viva, y la frase más repetida que sigue siendo «Nzapa Yeke»: Dios existe».

Fuentes: Ayuda a la Iglesia Necesitada, Signos de estos Tiempos 

 

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La República Centro Africana es atacada para convertirla en un estado islámico

Denuncia el Obispo de Bangassou.

 

Mons. Juan José Aguirre, misionero comboniano español y obispo de Bangassou (República Centroafricana), relató la terrible situación del país y su diócesis, que se encuentran «entre la espada y la pared», representadas por el islamismo radical de Seleka y la brutal violencia del LRA.

 

Mons Juan Jose Aguirre  obispo de Bangassou

 

Habló en un encuentro informativo organizado por Manos Unidas, desgranando una tras otra las «barbaridades» desde que el pasado 11 de marzo Seleka, coalición de cinco grupo de rebeldes islamistas radicales, entrara en la diócesis arrasando con todo lo que encontraron a su paso.

COMO UN VASO QUE SE QUIEBRA

Desde hace meses, la diócesis ha sido sistemáticamente devastada.

«El trabajo de todos estos años se ha roto en pedazos, como un vaso que se quiebra». «En cinco meses nos lo han quitado todo. Mi gente es tranquila, son un pueblo con gran religiosidad. Y respondemos a tanto odio con mansedumbre. Así es como vamos a vivir esta situación: con mansedumbre».

Los presentes en la sala han podido contemplar en imágenes los destrozos causados por ese «ejército» vandálidco. Entre los proyectos afectados están los financiados por Manos Unidas, que siempre ha mostrado su apoyo a monseñor Aguirre y que sigue haciéndolo, a pesar de las dificultades. Los más recientes fueron la construcción y equipamiento de una maternidad rural y la reconstrucción de Unidad de Pediatría. En los últimos años se han apoyado 10 proyectos en el país.

La Seleka ha avanzado impunemente por todo el país, a excepción de la zona controlada por el LRA, encabezada por el sanguinario Josep Kony, uno de los más atroces `señores de la guerra’, que, desde hace seis años, siembra el terror en el país africano. Y en su avance, este ejército formado básicamente por mercenarios y niños de la calle, va dejando su terrible rastro de destrucción. Y sumando adeptos entre unos jóvenes que no conceden a la vida ningún valor. «Imaginaos lo que puede hacer un uniforme y un kalasnikov en manos de estos chicos». En cuatro meses, uno de ellos (monseñor muestra su foto), ha sido ascendido a comandante «por méritos de guerra».

Méritos que se traducen en vandalismo y barbarie. Para mostrar quién tiene el poder utilizan el incendio como arma de guerra.

«Te quemo tu casa porque aquí soy yo el que manda».

Y, con el mismo propósito atacan a las mujeres.

«Ahora estamos recogiendo testimonios de mujeres violentadas en un `laboratorio de escucha’. Los presentaremos a la comunidad internacional».

«Yo soy hoy la voz de mi pueblo, que nunca va a poder venir a hablaros», ha afirmado el misionero cordobés.

La voz de monseñor, no por pausada, pierde firmeza en la denuncia. Ciertos países, los que financian a la Seleka con sus petrodólares, tienen un único objetivo: hacer de la República Centroafricana el primer país islamista al sur del Sahel. Un país como Somalia, en el que impere la ley Sharia. Y por ello, estos grupos armados, cargados de violencia, han hecho de los intereses religiosos, fundamentalmente católicos, su principal objetivo.

«Son los mismos países del Golfo que radicalizaron el norte de África y el Sahel».

EL CHAD, IMPLICADO «HASTA LAS CEJAS»

Hay una fuerza internacional, formada por militares de países vecinos, enviada para contener estos ataques. Y las tropas francesas tienen controlado el aeropuerto. Pero la Seleka se hizo con el poder el 24 de marzo, tras dar un golpe de Estado, y a pesar de que el nuevo gobierno no tiene el apoyo internacional, «ni siquiera de la Unión de Estados Africanos», ahí sigue, diciendo que van a «pacificar un pueblo revuelto».

No sabemos qué idea de pacificación tendrá Abdala, un joven de 32 años, que es quien ahora ostenta el poder en Bangassou. Abdalá procede de Darfur, en Sudán. Nació y creció rodeado de violencia. «Y ahora es él quien la practica, porque esto es como un círculo vicioso». Como si todo entrara en la normalidad.

Abdala solo habla árabe. Para tratar con él, un comité interreligioso formado por representantes de distintas confesiones, imanes incluidos, tiene que recurrir a los servicios de un imán. Le han pedido que permita que se abra la escuela «para que los niños no pasen un año en blanco», y la maternidad y la atención a los enfermos crónicos y a los terminales de sida…

A Bangassou tiene que volver una cierta estabilidad. Han pedido que envíen tropas de la FOMAC (Fuerza Multinacional de África Central) para frenar la violencia. Pero no quieren soldados de Chad. «El Chad está implicado hasta las cejas».

Aunque, en este conflicto el religioso no es el único trasfondo. También hay una lectura económica, de control de los recursos.

«A África vienen compañías de todos los continentes como auténticos depredadores. Es mucho lo que hay que repartir… Valga el ejemplo del coltán, un mineral que ha causado ya más de cuatro millones de muertos. Ya se sabe que «el que tiene el control del coltán tiene el control de las guerras».

Y mientras tanto, ellos, las víctimas, cuentan con otra baza, la de la esperanza. Y cuando se acabe la esperanza…

«nos queda volver a tener esperanza».

Y seguir contando las lágrimas de un pueblo que sufre. «El libro de las lágrimas de mi pueblo es ya inmenso. Quizá un día, las lágrimas dejen de brotar y llegue el momento de escribir el ansiado final».

Fuentes: Manos Unidas, Signos de estos Tiempos

 

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El horror que causa el grupo musulmán Seleka en las misiones cristianas de la República Centroafricana [13-06-14]

Testimonio del Obispo Juan José Aguirre.
El obispo Juan José Aguirre dice: «… como estamos no podremos aguantar mucho tiempo.  Seleka ha llevado al país de la pobreza a la miseria y al caos generalizado. Decidimos quedarnos con la gente y dejarnos hurgar y robar hasta en nuestros armarios»

 

maternidad-destrozada

 

Estamos recogiendo testimonios de las tropelías del comandante Abdala para que pueda un día, creo que aún lejano, dar con sus huesos y pagar sus deudas con este pueblo en el TPI.

¡Como un enorme tsunami! Así fue la llegada de los 500 rebeldes Seleka a Centroáfrica en el mes de diciembre de 2012. Casi todos son de la etnia Ngoula, musulmanes del norte del país, con la complicidad de las etnias musulmanas del sur del Chad y del Sudán y de unos 5.000 mercenarios de toda condición y calaña.

Llegaron a tomar el poder por la fuerza el 24 de marzo pasado, domingo de Ramos, y han llevado al país, de la pobreza donde estaba en 2012, a la espesa miseria de hoy, un engrudo entre un caos generalizado y una falta de liquidez acuciante.

Centroáfrica es ahora un país ingobernable. Los petrodólares prometidos no llegan porque el TPI (Tribunal Penal Internacional) está con ojo avizor. Para comprar el jugador Neymar no hay problemas. Cheque en blanco. Para subvencionar Centroáfrica lo piensan dos veces. Del poder corrupto y nepotista del general Bozize (hoy huido entre Camerún y su mansión en el Benín), que quería pero no podía, hemos pasado a ser pisoteados por una banda de rebeldes incompetentes acompañados por una miríada de salteadores de caminos.

Cuando conquistaron el centro del país y la capital Bangui, éstos estrictos seguidores de Mahoma, destrozaron las estructuras de aquel estado corrupto dirigido por un general adepto de una secta llamada «cristianismo celeste». También espantaron a las ONGs, que pusieron pies en polvorosa en pocas horas dejando sus coches escondidos (luego robados) y sus proyectos entre paréntesis.

Solo la Cruz Roja internacional y Médicos sin Fronteras soportaron el tirón aunque evacuaron todo «el personal no indispensable». Más tarde también ellos fueron asaltados. Pero antes que nada, la coalición Seleka saqueó sistemáticamente las misiones católicas, desde los garajes y las pediatrías hasta dineros y muebles.

Aguantamos el chaparrón y el concierto de obuses y metralla con cierta dignidad, aunque poblada de sombras, decidimos quedarnos con la gente y dejarnos hurgar y robar hasta en nuestros armarios antes de perder la vida, moviéndonos de puntillas para no toparnos en una curva con una patrulla de gente armada, algunos, auténticos mocosos, armados hasta los dientes, que se hacían pasar por comandantes aunque 4 meses antes eran solamente aprendices de pinchazos o simples muchachos de la calle.

Hoy día en Bangassou, varios meses después, estos indeseables, cruzados sus pechos por hileras interminables de balas calibre 12, campan por sus anchas y buscan con esmero algo que llevarse a la boca. Manda en plaza un comandante sudanés del Darfur, el Comandante Abdala, que dice estar aquí para pacificar este pueblo revuelto.

Llamar a mi gente «un pueblo revuelto» es como identificar el Valle de Ordesa con el bullicio de la feria. Nadie le escucha y todo el mundo le detesta. Negociamos con él a través de un intérprete, pues sólo conoce el árabe hablado y no sabe escribir y nos ha dado el permiso para empezar las clases en el colegio de la misión, recibir enfermos de sida en el centro Buen Samaritano, continuar el trabajo de construcción de la nueva maternidad, pasar las barreras con nuestro viejo camión lleno de arena sin pagar continuos peajes, organizar una peregrinación a un santuario mariano para pedir a la Virgen cordura (para ellos) y fortaleza (para nosotros), preparar una ordenación sacerdotal vivida por todos como un regalo que Dios nos concedía en medio de tanto desmán…

Hasta para que aterricen los aviones de la Cruz Roja hay que negociar con el «patrón de nuestras vidas.» Estamos recogiendo testimonios de sus tropelías para que pueda un día, creo que aún lejano, dar con sus huesos y pagar sus deudas con este pueblo en el TPI.

Guilaine, estaba con su hijo en su cabaña, cuando llegaron tres soldados fingiendo buscar armas. A otras dos mujeres más talluditas que estaban a su vera no les hicieron caso. Un musulmán mestizo, de cabellos rizados y fuego en el bajo vientre, la obligó a entrar en la casa mientras el niño berreaba afuera y abusó de ella hasta que se hartó. Nos lo contó una tarde soleada de mayo, tranquilamente sentada en nuestra veranda añadiendo que no había hecho ningún drama de aquella sórdida historia. Sólo pedía que se hiciera justicia y se lamentaba (perdonad la ingenua crudeza) que le había destrozado las únicas bragas que tenía.

Patrón del pueblo es el que tiene licencia para violar las mujeres que le dé la gana aún en presencia de sus maridos (que no era el caso) para dejar claro quién ha marcado el terreno como hacen los sabuesos.

Cerca de Bangassou, en Ouango, éstos fieles musulmanes atentos a no perderse la oración matinal de los viernes en la mezquita, el 21-22 de abril 2013, no sólo abusaron de las mujeres sino que además quemaron 900 cabañas, casas de ladrillo y graneros. Además hubo 10 asesinatos. Siempre para demostrar quién tiene la vara de mando y quienes tienen que cerrar la boca.

Nosotros predicamos cada domingo en la catedral a Cristo expoliado. Insistimos que no todos los musulmanes son Seleka, que no todos los Seleka son tan pervertidos, que también hay católicos y protestantes degenerados, que Dios no duerme, que un día El mismo hará justicia, que nos han robado 28 coches y 3 motos pero no nos han robado la fe, que Jesús, nuestro modelo, pasó por el «fracaso» del Viernes Santo para abrir el camino de la Victoria con su Resurrección.

Un pastor protestante me contaba ayer que al fin y al cabo Mahoma está muerto y enterrado, no sabemos ni donde, y Jesús está vivo y sigue vivo para darnos vida. Esto sí que lo dice El mismo: «que ha venido para darnos vida, y dárnosla en abundancia» (Jn 10,10).

He estado toda la semana yendo por las tardes a Tokoyo, la segunda parroquia de Bangassou, a unos 6 Km de la catedral, con el auto de San Fernando, porque el único coche que nos había quedado, el de la misión de Ouango donde quemaron las casas del barrio católico, lo tiene para su uso privado nuestro comandante en plaza, que lo ha pintado de verde chillón y dice que le sirve para perseguir a los ladronzuelos de Bangassou y poner orden entre sus vasallos.

En esta situación que os he descrito estamos hoy. Cuando en España estáis a una semana de empezar el verano, nosotros estamos aún instalados en el ojo de la tormenta, en la ladera caliente de un volcán en erupción. Nos preguntamos: ¿Cuándo saldremos del agujero? ¿Hasta cuándo seguiremos bajo el mando de estos mentecatos?

Tanta gente y tantos organismos en España quieren ayudarnos a reconstruir los proyectos dañados de Bangassou. Desde Manos Unidas hasta Ayuda a la Iglesia que sufre, desde quien organiza un desfile o un concierto hasta quien es subvencionado para correr un maratón o saltar en paracaídas. La Fundación Bangassou no para de inventar cosas.

Pero nos preguntamos: ¿Cuándo querrá el Señor sacarnos de este atolladero? Porque si seguimos al mando de estos indeseables, todo lo que reconstruyamos nos lo volverán a saquear. Sólo nos consuela la fe de la gente con la que vivimos, las familias de la parroquia o nuestros vecinos, que se echan a llorar cuando nos ven caminando todo el día por las empinadas veredas del barrio de la catedral hasta el orfanato y cita ese salmo que dice: «Porque Tu Señor, en los momentos de tribulación, estabas a mi lado, porque he hecho de Ti mi refugio y mi escudo» (Ps 90)

Ojalá que los países vecinos encuentren una solución o que la Unión Africana intervenga con mano segura y después de la tempestad venga la calma. Porque así, como estamos hoy, no podremos durar mucho tiempo.

Fuentes: Juan José Aguirre 11 junio 2013, Bangassou (República Centroafricana) para Periodista Digital, Signos de estos Tiempos

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Bandas buscan crear un emirato islámico en el centro de África y esclavizar a los cristianos [13-06-04]

Los casos de Sudán y República Centro Africana.
Muchas naciones del África Sub Sahariana tienen fuertes contingentes cristianos, como Sudán por ejemplo, sin embargo hay un ataque virulento de bandas islamistas que quieren transformar esas sociedades, con fuertes componentes tribales, en emiratos islámicos.

 

obispo juan jose aguirre

 

Traemos dos casos. Un video sobre el ataque islamista a los cristianos de Sudán, y el ataque de la banda islamista Seleka en la República Centro Africana. Ambos países son vecinos.  

DOCUMENTAL ALERTA SOBRE LA DISCRIMINACIÓN, PERSECUCIÓN Y MARTIRIO DE LOS CRISTIANOS DE SUDÁN

Se han producido conversiones forzosas al islam en este país, profanaciones, saqueos, secuestros, asesinatos.

Los cristianos son el 16 por ciento de la población de Sudán. Las penas de la ley de la sharia son distintas según la religión del infractor.

En el norte, la ley de la sharia se aplica a todos los habitantes, pero las sanciones varían dependiendo de la religión del infractor. La ley dispone la pena de muerte para quienes apostatan de Islam y otros crímenes pueden merecer la imposición de castigos corporales como la flagelación o incluso la amputación de miembros.

‘Alcemos la voz’ es el título de una serie de documentales de HM Televisión que además de dar a conocer la realidad tremendamente dura que se afronta en la actualidad en todo el mundo, pretende ser una llamada a los corazones de los hombres. Quiere ser un reclamo para rezar por todas estas personas inmersas en el sufrimiento y un empuje a hacer todo lo que esté en nuestra mano para cambiar estas situaciones.

 

 

6 BANDAS UNIDAS DE TERRORISTAS MUSULMANES CONTROLAN CENTROÁFRICA PARA ISLAMIZARLA

Llegaron a República Centroafricana desde distintos países: bandas islamistas forjadas en la guerra de Darfur, en la de Sudán del Sur, en otros conflictos…Seis de estas bandas, de distintas etnias y lenguas, se unieron, compartiendo un objetivo: tomar el poder en República Centroafricana e islamizar un país donde apenas hay un 15% de musulmanes que no eran conflictivos. Así nació Seleka (palabra de la lengua songo que significa «alianza»), la fuerza militar islámica que controla hoy este país que es cristiano al 70%.

Su objetivo es la introducción de la sharia y la creación de una República Islámica en toda la región. Esto se desprende de los documentos internos con los que uno de sus líderes pide ayuda a la Organización de países islámicos, según han señalado fuentes de Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Para Seleka, todo vale, porque sus víctimas son extranjeras e infieles. Sus técnicas son las que usó el islam militar en toda su historia: niños y adolescentes son reclutados como soldados para el ejército y para las milicias; muchachas jóvenes y mujeres son violadas; algunas se suicidan.

No se ha prohibido directamente la religión cristiana: eso no se hace con leyes. Se hace sobre el terreno.

En plena Santa Misa, un grupo de bandoleros de Seleka entró en la catedral de Notre Dame, en Bangui, la capital, tiroteando el techo y confiscando las llaves de todos los automóviles y motos.

No sólo confiscan vehículos para su «esfuerzo de guerra». El esfuerzo ya pasó. Tampoco es mero pillaje. Más bien se trata de dejar a la población incomunicada, aislada, sin capacidad de moverse: es acoso a todos los dhimmi (los no musulmanes bajo «protección» del poder islámico) para que se sometan y comprendan que o se unen al nuevo poder (y su religión) o ya no son nada. También se impide la comunicación confiscando ordenadores y teléfonos.

Sacerdotes, religiosos y también religiosas sufren asaltos y robos; se retiene a obispos, las misiones son saqueadas.

El miedo está continuamente presente y la gente no se atreve a llevar a cabo las actividades normales, para construir, para recomenzar. A veces quien saquea no son grupos de Seleka, sino merodeadores y bandas de delincuentes comunes, que aprovechan el caos y la impunidad.

República Centroafricana comparte con Haití, Chad, Somalia, Sudán y Bangladesh el título de «país más pobre del mundo». Los saqueos y violencias no ayudarán a su desarrollo.

El Obispo de Kaga Bandoro, Albert Vanbuel, escribe:

«Todo está destruido. No hay autoridades; los archivos han sido saqueados; las organizaciones caritativas se han marchado. La escuela no puede volver a empezar; los centros de salud están vacíos; la gente no trabaja los campos. ¿Quién nos podrá ayudar? ¿Cómo será el futuro de nuestro pobre país?».

Con sus nueve diócesis, la Iglesia en Centroáfrica parece mutilada, tras las razzias y los actos de terror de los últimos meses. El tercer domingo después de Pascua, la Misa estaba dedicada a la paz en la República Centro Africana y el Arzobispo Dieudonné Nzapalainga lo expuso claramente en su homilía, cuando denunció primero «la clara intención» de aquellos «que quieren dañar la práctica religiosa de la fe cristiana e impedir la obra de la evangelización», para hacer después un llamamiento a los fieles a amar este país, a sus pobres, enfermos y débiles, a sus funcionarios y estructuras que se trata de mejorar, y también a sus muertos, «que ya solo exigen que se les entierre dignamente».

«Cristo no deja abandonado a su pueblo en Centroáfrica» dijo el Arzobispo, quien exhortó a los fieles a «dar testimonio auténtico como los apóstoles —también en situaciones trágicas— de Cristo, que venció el miedo, el odio, la violencia y la muerte. Y Señor de la confianza, del amor, de la paz y de la vida». 

Mientras los islamistas saquean, la Iglesia predica la paz y el perdón. Con la solidaridad y el apoyo entre hermanos, esperan sobrevivir a la opresión.

El pasado enero, Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) hizo llegar, por vías y canales seguros, una ayuda de emergencia a la diócesis de Kanga Bandoro. Ante la extrema situación de necesidad, se amplía ahora la ayuda: AIN se pone a disposición de otras cuatro diócesis una ayuda inmediata por un total de 160.000 euros. En reconstruir las iglesias y casas, o también en conseguir nuevos vehículos para reponer los que han robado los rebeldes, no se puede ni pensar; se trata sencillamente de sobrevivir.

¿Qué pueden hacer los cristianos de países de Occidente por sus hermanos, ese 70% de centroafricanos bajo la tiranía de unos bandoleros islamistas?

Hoy por hoy, además de pedir la implicación de los gobiernos occidentales, lo más eficaz es apoyar económicamente a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada o, en España, de la Fundación Bangassou, que desde hace muchos años ayuda al obispo español de Bangassou, el misionero comboniano Juan José Aguirre.

-Fundación Bangassou (vea fotos de destrozos causados y crónicas del obispo Juan José) www.fundacionbangassou.com

Fuentes: Hazte Oír, Religión en Libertad, Signos de estos Tiempos

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