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La Guerra contra el Silencio para que no podamos Captar la Voz de Dios

Hay estrategias clave de ataque del enemigo.

Una es insertar el ruido.

Para causar estragos en la capacidad del alma para crecer en intimidad con Dios.

mujer al atredecer mirando barcos

En nuestra cultura, el ruido está en todas partes.
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Día tras día, nuestra paz es invadida por las pantallas de televisión gritando anuncios etc..
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Pero también está el ruido interno, en nuestra mente, que no puede acallar los problemas y las angustias.

Por eso veremos la importancia del silencio en la liturgia.

Dios guardó silencio

EL RUIDO EXTERNO

Todos conocemos personas, incluso católicos, que parece que no pueden hacer tiempo (o ejercitar la voluntad) para incorporar el silencio en su vida con el fin de escuchar, oír y conocer la voz de Dios.

Y ellos después se quejan que no pueden escuchar a Dios, pero cualquier sugerencia de la necesidad de cultivar el silencio es contestada con una mirada irritada.

Su rutina diaria se ve algo como esto: se levantan y encienden el televisor, cuando no lo utilizan como despertador.

Desayunan viendo las noticias.

Entran en el coche y encienden la radio para escuchar música o programas de radio o para hacer llamadas telefónicas.

Una vez de vuelta a casa, encienden el televisor de nuevo hasta que es hora de ir a dormir (o se duermen con él encendido).

He aquí un perspicaz pensamiento de CS Lewis, a través del personaje del demonio en su obra maestra, The Screwtape Letters:

Los que entienden la realidad de cómo Dios trabaja y nos habla, saben que el silencio es fundamental para la salud de nuestras almas y para desarrollar algún grado de intimidad con Dios.

Debemos cultivar momentos de silencio cada día si vamos a aprender a escuchar su voz.

Si el Señor parece una mera realidad distante para usted, tal vez es porque el enemigo ha inspirado en Ud. su plan de distracción ruidosa.

Él está trabajando tiempo extra para asegurarse de que la voz de Dios nunca sobrepase más allá del ruido que ha permitido en su vida: el ruido del ajetreo, el ruido del entretenimiento, el ruido de las noticias, el ruido de la música (incluso la música cristiana), e incluso el ruido de una vida de oración limitado a la oración vocal.

Nunca se ha conocido a nadie que haya tomado el reto de bajar el ruido y lo haya lamentado.

Precisamente, cuando estamos rodeados por el silencio es cuando se oye más.

Pero tan importante como el silencio externo es el silencio interno.

silencio

EL RUIDO INTERIOR

A veces permanecemos en silencio, pero en nuestro interior discutimos fuertemente, confrontándonos con nuestros interlocutores imaginarios o luchando con nosotros mismos.

Mantener nuestra alma en paz supone una cierta sencillez: “No pretendo grandezas que superan mi capacidad”.

Hacer silencio es reconocer que mis preocupaciones no pueden mucho.
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Hacer silencio es dejar a Dios lo que está fuera de mi alcance y de mis capacidades.

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Un momento de silencio, incluso muy breve, es como un descanso sabático, una santa parada, una tregua respecto a las preocupaciones.

La agitación de nuestros pensamientos se puede comparar a la tempestad que sacudió la barca de los discípulos en el mar de Galilea cuando Jesús dormía.

También a nosotros nos ocurre estar perdidos, angustiados, incapaces de apaciguarnos a nosotros mismos.

Pero también Cristo es capaz de venir en nuestra ayuda.

Así como amenazó el viento y el mar y “sobrevino una gran calma”, él puede también calmar nuestro corazón cuando éste se encuentra agitado por el miedo y las preocupaciones (Marcos 4).

Al hacer silencio, ponemos nuestra esperanza en Dios.

silencio31

LA PALABRA DE DIOS: TRUENO Y SILENCIO

En el Sinaí, Dios habla a Moisés y a los israelitas.

Truenos, relámpagos y un sonido de trompeta cada vez más fuerte precedía y acompañaba la Palabra de Dios (Éxodo 19).

Siglos más tarde, el profeta Elías regresa a la misma montaña de Dios.

Allí vuelve a vivir la experiencia de sus ancestros: huracán, terremoto y fuego, y se encuentra listo para escuchar a Dios en el trueno.

Pero el Señor no se encuentra en los fenómenos tradicionales de su poder.
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Cuando cesa el ruido, Elías oye “un susurro silencioso”, y es entonces cuando Dios le habla. (1 Reyes 19).

¿Habla Dios con voz fuerte o en un soplo de silencio? ¿Tomaremos como modelo al pueblo reunido al pie del Sinaí?

Probablemente sea una falsa alternativa.

Los fenómenos terribles que acompañan la entrega de los diez mandamientos subrayan su importancia.

Guardar los mandamientos o rechazarlos es una cuestión de vida o muerte.

Quien ve a un niño correr hacia un coche que está pasando tiene razón de gritar lo más fuerte que pueda.

En situaciones análogas, han habido profetas que han anunciado la palabra de Dios de modo que resuene fuertemente a nuestros oídos.

Palabras que se dicen con voz fuerte se hacen oír, impresionan.
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Pero sabemos bien que éstas no tocan casi los corazones
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En lugar de una acogida, éstas encuentran resistencia.

La experiencia de Elías muestras que Dios no quiere impresionarnos, sino ser comprendido y acogido.

Dios ha escogido “una voz de fino silencio” para hablar.

Es una paradoja.

silencio y oracion

DIOS ES SILENCIOSO, Y SIN EMBARGO HABLA

Cuando la palabra de Dios se hace “voz de fino silencio”, es más eficaz que nunca para cambiar nuestros corazones.

El huracán del monte Sinaí resquebrajaba las rocas, pero la palabra silenciosa de Dios es capaz de romper los corazones de piedra.

Para el propio Elías, el súbito silencio era probablemente más temible que el huracán y el trueno.

Las manifestaciones poderosas de Dios le eran, en cierto sentido, familiares.

Es el silencio de Dios lo que le desconcierta, pues resulta tan diferente a todo loque Elías conocía hasta entonces.

El silencio nos prepara a un nuevo encuentro con Dios.
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En el silencio, la palabra de Dios puede alcanzar los rincones más ocultos de nuestro corazón.

En el silencio, la palabra de Dios es “más cortante que una espada de dos filos: penetra hasta la división del alma y del espíritu” (Hebreos 4,12).

Al hacer silencio, dejamos de escondernos ante Dios, y la luz de Cristo puede alcanzar y curar y transformar incluso aquello de lo que tenemos vergüenza.

soledad

SILENCIO Y AMOR

Cristo dice: “Éste es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (Juan 15,12).

Tenemos necesidad de silencio para acoger estas palabras y ponerlas en práctica.

Cuando estamos agitados e inquietos, tenemos muchos argumentos y razones para no perdonar y no amar demasiado y con facilidad.
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Pero cuando mantenemos “nuestra alma en paz y en silencio”, estas razones se desvanecen.

Quizás evitamos a veces el silencio, prefiriendo en vez cualquier ruido, cualquier palabra o distracción, porque la paz interior es un asunto arriesgado.

Nos hace vacíos y pobres, disuelve la amargura y las rebeliones, y nos conduce al don de nosotros mismos.

Silenciosos y pobres, nuestros corazones son conquistados por el Espíritu Santo, llenos de un amor incondicional.
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De manera humilde pero cierto, el silencio conduce a amar.

EL SILENCIO ES UN ALIVIO Y DESCANSO PARA EL CEREBRO

Investigaciones recientes demuestran que el silencio es mucho más importante para nuestro cerebro de lo que nunca podríamos haber imaginado.

El efecto que la contaminación acústica puede tener en el rendimiento de la tarea cognitiva ha sido ampliamente estudiado y documentado.

El ruido puede tener un efecto físico pronunciado en las personas, lo que resulta en niveles elevados de hormonas del estrés.

Las funciones cognitivas más fuertemente afectadas por el ruido son la atención en la lectura, la concentración, la memoria y la resolución de problemas.

El silencio en cambio, libera tensión en el cerebro y el cuerpo debido a los cambios en la presión sanguínea y la circulación sanguínea en el cerebro.

Cuando se fomenta un ambiente silencioso con niveles más bajos de entrada sensorial, el cerebro puede recuperar algunas de sus capacidades cognitivas, bajando su protección sensorial y restaurando algo de lo que se ha perdido por exceso de ruido.

El silencio permite que el espacio de trabajo consciente del cerebro descanse y procese información y emociones.

El silencio ayuda al cerebro a pensar en cosas profundas de una manera imaginativa.

oreja y trata de escuchar

UNA RECIENTE INVESTIGACIÓN

La mayoría de las personas sufre y se siente incómoda si tiene que estar durante unos minutos en una habitación sin ningún estímulo externo.
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Según un estudio realizado por las universidades de Virginia y Harvard que publica la revista Science.

El experimento consistía en dejar a las personas, de diversas edades y contextos sociales, en una habitación con silencio y sin ninguna distracción posible.

Así, la mayoría de participantes declaró que durante el tiempo de aislamiento no se sintieron cómodos, fueron incapaces de concentrarse o sus mentes se distrajeron.

Incluso, cuando el experimento se trasladó a sus casas, los voluntarios siguieron sin sentirse a gusto y un tercio de ellos confesó haber caído en la tentación de escuchar música o usar el teléfono móvil.

Timothy D. Wilson, autor principal del estudio e investigador de la Universidad de Virginia, explica que el uso de los aparatos electrónicos como los smartphones no ha acentuado esta ‘fronemofobia’ –miedo a pensar– en soledad sino que, probablemente, “estos dispositivos son solo la respuesta de la gente a tener siempre algo que hacer”.

Los científicos del trabajo fueron un paso más allá y plantearon a los ‘conejillos de indias’ la posibilidad de dejar el ‘rincón de pensar’ antes de tiempo si se sometían a una pequeña descarga eléctrica.

Ante esta perspectiva, un 67% de los hombres y un 25% de las mujeres prefirieron el castigo a la ‘tortura’ de permanecer en una habitación en soledad y aislamiento.

En otra fase del estudio, el azar asignó a los participantes una de dos categorías.

En una de ellas, los individuos debían hacer lo mismo que habían estado haciendo, es decir, pensar en soledad.

El otro grupo, en cambio, debía pasar el mismo tiempo realizando una actividad como leer o escuchar música a solas.

Este segundo grupo declaró haberse divertido y concentrado más.

“A pesar de que tenemos la capacidad de desconectarnos mentalmente y centrarnos solo en nuestros pensamientos, por lo general, no solemos hacerlo con mucha frecuencia o durante períodos largos de tiempo”, comentó el investigador.

niña haciendo gesto de silencio fondo

LOS MEDIOS SOCIALES ESTÁN AHOGANDO A DIOS

Los jóvenes tienen que encontrar el silencio, lejos del ruido de los medios sociales con el fin de encontrar a Dios, ha dicho el arzobispo Salvatore Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.

Dijo que en un momento en que los jóvenes son bombardeados por el ruido y las distracciones, todavía hay un “profundo deseo” de silencio y del encuentro personal con Cristo.

“Hoy en día hay tanto ruido, con los medios de comunicación social, que no entendemos el valor del silencio”, dijo.

“Nos alejamos de él nosotros mismos. En el silencio, sin embargo, nos encontramos con nosotros mismos y con Dios.
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Hay un deseo de silencio, el deseo de espiritualidad, [entremedio de] los problemas de la sociedad.
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Si nos tomamos el tiempo en silencio encontramos la respuesta a este deseo”.

orando en penumbras y en silencio en capilla

LO VERDADERAMENTE IMPORTANTE ES EL SILENCIO INTERIOR

Vemos en el Evangelio que cuando nuestro Señor estaba a punto de dar algún paso importante, siempre hacía una pausa por un momento para levantar los ojos al cielo, y sólo después de este momento de recogimiento Él asumía el trabajo que tenía que hacer.

«Él levantó los ojos al cielo» es una frase que se repite con frecuencia significativa.

Y, sin duda, cuando incluso no había ninguna señal externa de esta oración, la ofrenda se realizaba en su interior.

El ideal para nosotros es el mismo.

La sujeción constante de uno mismo a la guía del Espíritu Santo se hace más fácil por el hecho de su presencia en el alma, donde se Le pide explícitamente que presida todas nuestras obras.

No luchar por vivir el silencio interior es equivalente a renunciar al esfuerzo por llevar una vida verdaderamente cristiana.
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La vida cristiana es una vida de fe, vivida en lo invisible para lo que es invisible.

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Cualquier persona que no esté en contacto permanente con el mundo invisible corre el riesgo de permanecer siempre en el umbral de una verdadera vida cristiana.

El Padre Auguste Gratry decía:

Debemos renunciar a vivir en el recinto exterior y más superficial del alma; debemos ir dentro y penetrar en sus rincones más profundos.

Y cuando hemos llegado a este punto, todavía tenemos que ir más allá hasta llegar al centro, que ha dejado de ser uno mismo, sino Dios.

Allí está el Maestro… y ahí es donde puede pedirnos que nos quedemos con Él todo el día.

Y una vez que se nos ha permitido pasar un día con Él, desearemos seguirlo por todas partes como Sus apóstoles, Sus discípulos, y Sus siervos.

Sí, Señor, cuando tengo el privilegio de pasar todo el día contigo, desearé seguirte siempre”.

La soledad es la fortaleza de los fuertes.

La fuerza es una virtud activa, y nuestro poder de mantener silencio marca el nivel de nuestra capacidad de acción.

“Sin esta celda interior, seríamos incapaces de hacer grandes cosas, tanto para nosotros mismos como para los demás”.

A los débiles e inestables no les gusta quedarse solos.

La mayoría de la gente busca la diversión para salvarles de actuar como son. Se pierden en la nada para no perder su yo en el todo.

Pero sólo en medio del silencio de la noche Dios Todopoderoso vino a la tierra.

Creemos tanto en las apariencias que nos volvemos incapaces de apreciar todo lo que no apela a los sentidos.
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El silencio es la fuente de donde brotan manantiales de esfuerzo eficaz.
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La corriente de agua es empujada en silencio a abrirse paso a través de la piedra antes de ser capaz de brotar burbujeante como un canto.

La razón de los claustros y las celdas es que mantener el silencio exterior es un excelente método para conservar el silencio interior.

Pero incluso en el mundo, cada uno de nosotros puede preservar su propia soledad, un límite más allá del cual nada puede penetrar sin que sea percibido.

La dificultad no es el ruido en sí mismo, sino el ruido que no tiene sentido; no es toda conversación, sino las conversaciones inútiles; no son todos los tipos de ocupación, sino las ocupaciones sin rumbo

Todo el mundo habla; nadie escucha, y menos a aquel que más merece ser escuchado: el Maestro interior. Hay pocas almas perfectas, porque hay pocos amantes del silencio.

El silencio es el equivalente de la perfección, sino en todas, sí en la mayoría de las situaciones.

Por eso es tan importante el silencio en la liturgia.

LA IMPORTANCIA DEL SILENCIO EN LA LITURGIA

Muchos católicos se quejan con razón de la falta de silencio en la celebración de nuestra liturgia romana.

Es importante, por tanto, recordar el significado del silencio como un valor ascético Cristiano, y por lo tanto una condición necesaria para la oración contemplativa profunda.

Sin olvidar el hecho de que se prescriben oficialmente momentos de silencio durante la celebración de la Santa Eucaristía, con el fin de resaltar la importancia de lo que transcurre.

Los católicos “se quejan con razón” por la falta de silencio en la Misa puesto que el silencio es a la vez una forma de oración en sí misma y también es la apertura que uno necesita para hacer la oración.

EL SILENCIO COMO UN VALOR CRISTIANO ASCÉTICO

De acuerdo con su eminencia el cardenal Robert Sarah, [71 años] el Prefecto del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (una de las oficinas dentro de la Curia Romana) escribió esto en su ensayo, “Silencio en la Liturgia”, publicado en italiano en L’Osservatore Romano el 30 de enero de 2016:

“El ascetismo es un medio indispensable que nos ayuda a eliminar de nuestra vida cualquier cosa que lo agobie.
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En otras palabras, cualquier cosa que dificulta nuestra vida interior o espiritual y, por tanto, es un obstáculo para la oración.

Sí, es precisamente en la oración que Dios nos comunica su vida a nosotros.

En otras palabras, manifiesta su presencia en nuestra alma al irrigarla con las corrientes de su Amor Trinitario: El Padre a través del Hijo en el Espíritu Santo.

Y la oración es esencialmente silencio”.

Uno debe practicar para llegar a ese silencio necesario con el fin de ser receptivo a la semilla de la palabra de Dios; que debe encontrar ese lugar de “buena tierra” donde pueda “producir una buena cosecha”.

No importa si esa semilla es como una “semilla de mostaza” porque sabemos que llega a crecer hasta convertirse en uno de los arbustos más grandes.

El silencio personal de este tipo es de vital importancia para aquellos momentos de la liturgia donde el silencio, es una respuesta a la palabra de Dios.

Todos los grandes santos eran grandes en la práctica de la oración o se convirtieron en grandes con la práctica.

No todos comenzaron sus viajes como maestros de oración.

Muchos tuvieron problemas con él durante años. Santa Teresa de Ávila y otros escribieron libros al respecto

EL SILENCIO ES UNA CONDICIÓN NECESARIA PARA UNA PROFUNDA ORACIÓN CONTEMPLATIVA

El silencio es necesario como una forma de oración en sí misma.
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Se trata de una búsqueda y una respuesta al Dios vivo.

¿Si se está en oración, es bueno charlar sin fin, sin nunca callarse para escuchar la respuesta de Dios?

Si uno de los cónyuges de un matrimonio habla sin parar, ¿cómo puede él o ella oír la respuesta del otro?

Lo mismo se dice de la gran “conversación” entre Dios y la persona en la Liturgia.

La adoración del Padre en y a través del Hijo por obra del Espíritu Santo es un acto tan santo que requiere tiempo de silencio.
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De adoración en silencio, conformidad en silencio, de profunda reverencia en silencio.

El silencio es un acto de amor. Es receptividad total.

El individuo – el alma – están hechos para Dios como una maceta está hecha para que plantas crezcan el ella.

Las plantas crecen en silencio y sus orígenes se ocultan profundamente dentro del “vientre” de la tierra fértil.

El silencio nos cambia.

Necesitamos la “acción” sagrada del silencio.

En el artículo antes mencionado del cardenal Sarah, él dice esto acerca del silencio como una condición para la oración contemplativa:

Los Evangelios dicen que el mismo Salvador oró en silencio, especialmente de noche, o retirándose a lugares solitarios.

El silencio es típico de la meditación de la Palabra de Dios.

Lo volvemos a encontrar sobre todo en la actitud de María hacia el misterio de su Hijo.

La persona más silenciosa en los Evangelios es, por supuesto, San José; ni una sola palabra suya quedo registrada en el Nuevo Testamento para nosotros”.

Tal vez María no estaba en la sinagoga o en algún nivel de oración formal cuando se le apareció el arcángel San Gabriel, pero ella estaba en profunda oración silenciosa.

El que ha sido instruido en los caminos de Dios puede entrar fácilmente en la oración, incluso mientras barre el suelo o hila lana.

San Pablo nos exhorta a “Orar sin cesar”.

EL SILENCIO COMO UN COMPONENTE IMPORTANTE DE LA LITURGIA

Todas las parroquias deben permitir el silencio en la Iglesia, tan pronto como se entra en ella; es abrir la puerta misma del cielo.

Pero, por desgracia, muchas iglesias son cada vez más como lugares de chismes y cotilleo antes de la Misa.

Y sin embargo, la mayoría de los sacerdotes no tienen en cuenta la cuestión del silencio en sus iglesias.

Hablar – incluso cortésmente – con la gente de la parroquia es encontrarse con el desconcierto y una mirada de perplejidad, así como la típica respuesta de que “la Misa no ha comenzado todavía” o la “Misa ya terminó”.

No son capaces de reconocer que Jesús todavía está presente en la Eucaristía reservada.

Así la Misa se reduce a menudo a algo así como un espectáculo.

En la puerta del Monasterio de las Hermanas de la Preciosa Sangre en Manchester, hay una señal que dice:

“Por el amor de Jesús presente en el tabernáculo guarde amablemente silencio en este lugar”.

En el Antiguo Testamento el profeta Habacuc declaró al pueblo del antiguo Israel en su oráculo del mismo nombre: “El Señor está en su santo templo; calle delante de él, toda la tierra”.

Del mismo modo el profeta Sofonías llama al silencio: “¡Silencio en la presencia de Dios el Señor. Sí, el Señor ha preparado un sacrificio”.

Si estos dos profetas llamaron al silencio ante la presencia de Dios cuánto más nosotros, los hombres del Nuevo Testamento, debemos estar en silencio ante Jesús presente en el tabernáculo – Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

En su artículo, “El silencio en la Misa”, David Philppart describe el silencio como

Similar al silencio que se gesta entre las personas que se conocen y se aman el uno al otro tan bien que las palabras no siempre son necesarias.

El silencio lleno de respeto evocado por un encuentro con la belleza.

La quietud que ocurre en aquellos que miran, escuchan o tocan con sus corazones, así como con sus ojos, oídos y manos”.

Además, en el mismo artículo se dice,

“El silencio de la liturgia es comunitario.
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La asamblea mantiene una comunión de calma.
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Cada uno trata lo mejor posible de permanecer silencioso, es algo más que un grupo de individuos callados e inmóviles por casualidad.
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Es el Cuerpo de Cristo escuchando y atendiendo a la voz de Dios“.

De nuevo

“El silencio en la liturgia es silencio mantenido a propósito.
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Es deliberado y por lo tanto activo.

No es un interludio, ni un intermedio, ni una interrupción de la acción.

En su momento, es la acción: Nosotros mantenemos el silencio.

‘Estén quietos y sepan que yo soy Dios’, canta el salmista.

El silencio en la liturgia es la escucha activa a Dios que Samuel demostró cuando, fue despertado de su sueño por la voz de Dios, y respondió: ‘Aquí estoy, vengo para hacer tu voluntad’, y luego se quedó en silencio ante lo Divino”.

Fuentes:

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ateismo Breaking News Movil NOTICIAS Noticias 2019 - enero - junio Religion e ideologías Religiosidad Sobre Dios Sobre la Fe

¿Por qué se está Apagando la Fe en Occidente?

Es evidente que la fe se está apagando en occidente.

Y algunos dicen que es porque el ateísmo se ha logrado imponer como filosofía y forma de entender la existencia humana.

Otros dicen que son las comodidades, las riquezas y los bienes materiales.

Que han vuelto materialista al mundo y ha dejado de creer en un Dios externo y sobrenatural.

oreja y trata de escuchar

Sin duda estos dos argumentos son parte integrante de una explicación, que no es simple.
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Pero una variable explicativa es que los estímulos constantes que la tecnología nos ofrece, generan tanto ruido que es imposible escuchar a Dios.
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Él prefiere el silencio y la calma para comunicarse.

Sería algo así como que la mayor riqueza ha permitido el avance sideral de la tecnología que nos aturde.
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Esto nos ancla en lo material, a la vez el ruido hace inaudible la voz de Dios que nos llama sistemáticamente.
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Entonces se genera la base ideal para el auge de filosofías que endiosan al ser humano y al hedonismo.
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A lo que hay que sumar un fenómeno moderno que es el nuevo ateísmo político y agresivo.

Veamos esto por partes.

  

¿EXISTE DIOS?

Empecemos por las explicaciones filosóficas.

En 1841, Ludwig Feuerbach, modernista ateo indiscutible, escribió en La esencia del cristianismo que Dios no es más que una proyección de lo humano idealizado que:

El ser divino nos es otra cosa que el ser humano.
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O más bien, la naturaleza humana purificada, liberada de los límites del hombre individual, hecho objetivo – es decir, contemplada y venerada como otra cosa, un ser distinto.

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Todos los atributos de la naturaleza divina, por lo tanto, son atributos de la naturaleza humana”.

Para Feuerbach, los seres humanos deben reclamar a Dios estos atributos y virtudes para sí mismos si han de alcanzar la verdadera plenitud humana.

Setenta años después Sigmund Freud pone al Dios de Feuerbach en el sofá, y llega a la conclusión desde su psicoanálisis que “al final de Dios no es otra cosa que un padre exaltado”, la proyección infantil de la necesidad humana de protección.

Dios no es real para Freud, es un invento humano, que sólo tiene éxito generando culpa y ansiedad en los creyentes.

Estos argumentos sobre Dios como un mero producto de la mente humana contrasta fuertemente con el entendimiento judeo-cristiano de Dios como un ser real, independiente, que es la fuente de todo lo que es.

Esta comprensión atea se deriva de la reflexión sobre el mundo y de los anhelos íntimos del corazón humano.

El Catecismo de la Iglesia Católica se abre al explicar esta última perspectiva:

El deseo de Dios está escrito en el corazón humano, porque el hombre es creado por Dios y para Dios, y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí mismo”.

escalera al cielo

  

DIOS ES UNA REALIDAD EXTERNA

Hoy en día, tanto los argumentos ateos y teístas tienden a comenzar con el sujeto humano:

-la razón atea es que Dios es el omnipotente subproducto de las dudas psicológicas humanas,

-mientras que los teístas claman que un Dios externo ha creado a los seres humanos con una brújula interna que señala el camino de regreso a él.

¿Quién tiene razón? ¿Cómo vamos a considerar estas dos afirmaciones que no pueden ser probadas por la ciencia empírica?

Los elementos del argumento ateo contienen algo de verdad.

Cuando hablamos de Dios, utilizamos imágenes y conceptos humanos, y nuestras “definiciones” de Dios son atributos humanos – omnipotencia, omnisciencia, eternidad, bondad, belleza, verdad – predicando sobre un ser que está en última instancia más allá de la comprensión.

Por otra parte, sin duda vemos a Dios como un protector: salmo tras salmo canta a Dios como una roca, refugio o fortaleza que salvará a Israel de sus enemigos.

En nuestros propios días el adagio de que no hay ateos en las trincheras apunta a la tendencia humana a invocar a Dios en el momento de miedo y peligro.

Pero para Feuerbach y Freud el objetivado y proyectado Dios es el fin de la historia.

Una vez que ellos han establecido que Dios no es más que un invento de la mente humana, ellos pueden destruir a Dios.

Y al hacerlo, pueden dejar a los seres humanos libres para alcanzar todo su potencial humano, sin el peso de la superstición, el teísmo, la culpa y la ansiedad.

Los seres humanos pueden ahora encontrar satisfacción dentro de sí mismos y no en una idea objetiva.

El filósofo y apologista católico Maurice Blondel, un contemporáneo de Freud, aprovecha la conclusión reduccionista de los ateos para afirmar que Dios no es una proyección de lo que está dentro, sino una realidad externa a la cual tiende la acción humana.

Para Blondel, los seres humanos descubren una realidad trascendente externa en la reflexión sobre la libertad y la insaciabilidad de la voluntad.

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LA BÚSQUEDA DE LO INFINITO

Incapaces de encontrar satisfacción en lo finito, lo cual es todo lo que existe en la cosmovisión de Feuerbach y Freud – los seres humanos deben abrirse a algo más allá de sí mismos

Contrariamente a los argumentos de Feuerbach y Freud, el más allá no es una proyección psicológica, porque una proyección es un objeto finito. En palabras del Padre John Cihak,

“El dinamismo de la voluntad. . . va más allá de la proyección psicológica.

El hombre, impulsado por la búsqueda de sentido, comienza a buscar un término adecuado, en última instancia, admitiendo que él es incapaz de encontrar un término en el mundo finito”.

Desde lo finito no se puede satisfacer las ansias infinitas de la voluntad, la acción humana requiere un algo externo o alguien más allá del ámbito natural para completarse.

Por lo tanto la crítica racional de Blondel sobre la acción humana lo deja en la puerta de lo sobrenatural.
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Abierto a la posibilidad de que los más profundos anhelos humanos sean cumplidos por un poder real, externo e infinito, más allá de lo que podemos proyectar en la existencia.

El Catecismo complementa la explicación de Blondel de la acción humana mediante la colocación de los seres humanos en el ámbito de “el ser mismo, que es el único sin origen ni fin”.

Puesto que no nos creamos nosotros mismos, los seres humanos no son el primer principio de la vida, ni su cumplimiento final.

La fuente de la vida se encuentra fuera del alcance humano, y no hay explicación física o psicológica para este hecho.

Procedentes de esta fuente y sellado por él, los seres humanos continuamente lo anhelan como su cumplimiento y destino.

Esta es la realidad del Dios creador que existe aparte de la imaginación humana.

Tanto teístas como ateos carecen de una prueba científica o lógica de sus respectivas posiciones.

Los argumentos ateos también se basan en la fe, a pesar de que el ateo oculta este hecho bajo el velo de la ciencia.

Excelente explicación filosófica. ¿Pero cómo funciona esto en la realidad cotidiana de las personas?

conversando sentados en sillas

  

¿LA FE SE ESTÁ PERDIENDO PORQUE LOS OCCIDENTALES ‘COMPRARON’ ESTAS RAZONES FILOSÓFICAS?

En los últimos siglos, en la medida que nuestras comodidades materiales se han multiplicado lentamente, el fervor religioso en la sociedad ha disminuido en general.

Sin embargo, este descenso no ha sucedido en el mismo grado en partes menos opulentas del mundo, o sea fuera de occidente.
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El crecimiento de la laicidad en el primer mundo parece haber coincidido con el avance material y el avance tecnológico, y es justo preguntarse si la fe religiosa va a sobrevivir en este clima.

Esta incompatibilidad aparente de la fe y el confort humano no es nueva.

Nuestro Señor mismo ha anunciado esta tensión en una advertencia:

“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios” (Mateo 19:24)

Esta advertencia la dijo a Jesús luego del consejo a un joven rico, que optó por regresar tristemente a sus muchas posesiones en lugar de seguir a Jesús.

Desde la perspectiva opuesta, la fe parece más fuerte cuando las personas están en necesidad.

Diez leprosos buscaban a Jesús en su angustia; pero una vez que se satisficieron sus necesidades, sólo uno estaba para rendir homenaje a su Sanador.

La inspiración heroica de los mártires ha estimulado la fe en muchos creyentes en tiempos de opresión.

Incluso nuestra práctica de ayuno parece apuntar en esa dirección.

Al ayunar deliberadamente nos privamos de alimentos y otros bienes físicos con el fin de provocar el crecimiento espiritual.

escuchar

  

¿PERO ES LA RIQUEZA Y LA COMODIDAD QUE APAGAN LA FE O LO QUE SE HACE CON ELLAS?

En primer lugar, no hay nada malo con los bienes materiales o comodidades físicas en sí mismas.

En segundo lugar, hasta ahora, la fe ha sobrevivido claramente a la difusión de los productos de lujo y la secularización. 

Muchos todavía creen y creen fervientemente, entre ellos algunos de los más ricos y más cómodo entre nosotros.

Hay parroquias y regiones de todo el occidente donde la práctica religiosa es ferviente, y ricos y pobres y jóvenes todavía están respondiendo al llamado de las vocaciones religiosas.

Así que no es el caso de que la riqueza y la comodidad destruyen necesariamente toda la fe.

Pero aun así parece justo concluir que Occidente tiene el potencial de ser hostil a la vida de fe.

Nuestros corazones inquietos destinados a Dios, como San Agustín dijo, pueden ser fácilmente distraídos (en el sentido literal de «arrastrado») por la disponibilidad de comodidades, conveniencias y medicamentos que prometen la felicidad.

En medio del ritmo frenético y estruendo constante de nuestro mundo actual, la voz de Dios, que prefiere el silencio y la quietud, se vuelve más difícil de escuchar.

Por aquí está el problema.

Sin embargo, el primer mundo es más que exceso de cosas, ruidos y actividades.

El gran poder de la tecnología y los bienes materiales ha dado a luz a un espíritu único, una característica de la Edad Moderna que dio a luz al primer mundo: la adoración a nosotros mismos como el fin último para el que existen estos bienes.

En lugar de ver a nuestro progreso material como medio para la construcción del Reino de Dios, occidente en cambio, ha optado por utilizar la tecnología para desterrar a Dios en el intento de hacernos los gobernantes autosuficientes del universo.

Como sociedad, hemos permitido que lo material nos conduzca al materialismo; la creencia de que sólo lo que es físico y tangible tiene algún significado real.

Dentro de este entorno es difícil la fe en un Dios invisible e inmaterial, que no promete una eliminación de nuestros sufrimientos terrenales.
.
Sino la concesión de un tipo desconocido de unión con Él después de la muerte, para apoderarse de las mentes ya cautivadas por los bienes materiales y sus promesas.

Imagina la respuesta de un típico adolescente a una descripción de la visión beatífica como su teléfono celular parpadeando con todo tipo de imágenes y mensajes.

Ciertamente hay adolescentes que han encontrado el materialismo de hoy vacío y abrazado la religión, pero son relativamente pocos.

Hay otro fenómeno que debemos considerar también en este apagado de la fe en occidente, que es la mutación del ateísmo en una religión con bases políticas.

dios se comunica

  

EL ATEÍSMO DE CONVIRTIÓ EN RELIGIÓN

El movimiento ateo es posiblemente el «sistema de creencias» más activo políticamente en Occidente.

Varias iglesias cristianas y religiones no cristianas buscan encontrar un terreno común, una preocupación común y un diálogo pacífico.

Mientras que el ateísmo busca confrontar, menospreciar, eviscerar legalmente y marginar a las religiones en la arena pública, y en el ámbito judicial y político.

Se ha alineado con los movimientos más radicales del relativismo secular que busca descartar por completo los valores cristianos tradicionales.

Si la palabra religión proveniente del latín religio se traduce en su sentido original, como «gente reunida para un propósito», entonces el ateísmo es verdaderamente una religión, una religión de antiteísmo.

El ateísmo es en esencia una herejía religiosa.

El ateísmo es en su mayor parte un fenómeno moderno; en el mundo antiguo, la idea de negar la realidad trascendente, negar la existencia de Dios o los dioses y un reino espiritual era casi impensable.

Incluso los filósofos griegos como Parménides, que no creían en un Dios personal, postulaban que todas las cosas eran en realidad una sola Entidad, como él dijo y, por lo tanto, eran divinas.

Aristóteles dijo que era lógico después de estudiar biología, física, metafísica y ética, que había que llegar a la conclusión de que había un solo Dios.

El ateísmo, tal como lo conocemos, recibió vida entre los empiristas británicos de los siglos XVII y XVIII en las figuras de Thomas Hobbes y David Hume.

Esta forma de pensar fue llevada al terreno ético aún más en el siglo diecinueve por el movimiento utilitario ético de Jeremy Bentham y John Stuart Mill.

Quien enseñó que la ética debe basarse en las cantidades de placer o dolor que cualquier acto dado produce.

Estos filósofos en muchos sentidos sentaron las bases del mundo secular moderno.

Donde se duda de la revelación divina, y donde la razón humana es falible pero, al mismo tiempo, la ética es una cuestión de juzgar las consecuencias relativas a cada dilema ético individual.

Mientras que el mundo del Nuevo Testamento y la Iglesia primitiva no estaban en un mundo del «ateísmo moderno», sino que era un mundo hostil al mensaje de salvación en Jesucristo.

  

CUANDO FALTA LA ESPERANZA…

Las ideas y creencias que separan a los católicos del resto del mundo, están basadas en la esperanza.

Los creyentes tenemos esperanza, muchas veces contra todo pronóstico.

Y se demuestra con éxito la afirmación de que el que tiene fe no necesita ninguna prueba y para el que no la tiene, ninguna prueba le alcanza.

Tenemos la fortuna de tener un Creador que reúne todas las virtudes posibles en Su Augusta Persona.

Esto nos asegura la felicidad a la cual nos ha invitado, para toda la eternidad.

No es un dios malvado que nos creó para divertirse mientras sufrimos.

Es todo lo contrario: Su bondad y Su Amor son infinitos y Su Felicidad eterna.

Y quiso compartir toda esa belleza con nosotros.

Pero entre el hombre y Dios se interpuso el mal.

Y desde ese amargo momento, al hombre lo tienta lo malo, lo prohibido.

Y por siglos ha ido avanzando en sus supuestos «adelantos», que no han sido otra cosa que autoengaños.

Y así la humanidad ha llegado a un presente cada vez más alejado de Dios.

Esta sociedad moderna exalta lo transgresor.

Y así el hombre ha ido traspasando límites, primero tímidamente y ahora, descaradamente y apoyándose en leyes que avalan y legitiman sus actos torcidos.

Pero esos «enamorados» de las ideologías que rompen con el orden natural establecido por Dios, no saben a lo que se arriesgan.

En un mundo amable y bondadoso como el nos regaló el Creador, bendito sea Su Santo Nombre, es fácil gritar reclamando libertad para sacarse «cadenas» de encima.

Olvidan que en una dictadura las libertades son conculcadas. Y nadie tiene derechos, sino sólo el dictador.

Y enfrentarse a él puede significar la muerte.

El infierno es una dictadura eterna y por lo mismo no hay forma de escapar de ella.

Cada uno está solo, sumergido en su propio horror y enfrentado a la terrible crueldad del demonio.

Y es el mismo demonio que en la Tierra lo inspiró, lo sedujo, lo incitó a «transgredir», y hasta lo hizo acuñar ese vocablo que en vida lo llenaba de orgullo.

Pero todo lo amable y seductor que el demonio se muestra en la tierra, se transforma cuando muestra su verdadera esencia de monstruosa maldad.

Si la humanidad hubiera dejado de escuchar los cantos de sirenas que lo condujeron (y aun hoy lo hacen), sin que se diera cuenta, por la suave pendiente que lleva al abismo, el mundo sería mejor y el infierno estaría vacío.

Pero, lamentablemente no es así.

Ese lugar de horror está lleno de gente que no creía que existiera.

Lo único que nos queda a nosotros los creyentes es orar. Por nosotros y por los demás.

Roguemos, entonces para que el Señor, que en Su infinito Amor y Misericordia quiere que todo el mundo se salve, ilumine los corazones que lo rechazan por no conocerlo y perdone a aquellos que por error se apartaron de la Fe.

Y que a nosotros nos dé Fe y Perseverancia para seguir fieles en el camino que lleva hacia El.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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