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La Impresionante Conversión de Judío Roy Schoeman [mediante 2 apariciones]

La conversión de los judíos es una señal de la segunda venida de Jesucristo.

A través de la historia muchos judíos se han convertido pero no ha habido todavía una corriente masiva de conversiones.

Y la Iglesia maneja con sigilo la conversión de los judíos por razones de relaciones públicas con el judaísmo.

judio ortodoxo orando en muro de los lamentos fondo

Uno de los casos más interesantes de conversión es el del Judío Roy Schoeman, que en realidad aunque era judío vino del ateísmo.

Su interés radica en que tuvo dos apariciones que lo llevaron a la Iglesia Católica.

  

LA CONVERSIÓN DE ROY SCHOEMAN

El judío Roy Schoeman es uno de los últimos casos célebres de conversiones de judíos al catolicismo, tal como Edith Stein, Alphonse de Ratisbonne, Karl Stern y el Rabbi Zolli, principal rabino de Italia.

Se puede encontrar un buen sumario de los judíos convertidos al catolicismo en el libro del padre Ángel Peña llamado “Ateos y Judíos Convertidos a la Fe Católica”.

Pero el ingrediente más importante y que lo distingue es que Schoeman no venía del judaísmo sino que vino del ateísmo.

Y además que fue convertido mediante 2 apariciones.

Roy Schoeman era un profesor de negocios de Harvard que llegó a esa posición desde muy joven, a los 29 años.

En ese momento era un ateo militante contagiado por el clima anticristiano de la década de los 80.

Pero no siempre fue así.

Roy Schoeman era hijo de judíos observantes que habían huído a Estados Unidos por el holocausto.

En la secundaria y en el primer año de la universidad Roy se acercó al judaísmo y tomó clases de judaísmo.

Incluso en el verano antes de ingresar a la universidad fue a Israel y se hizo discípulo de un rabino jasídico o sea un judío bien conservador.

Pero cuando ingresó al Instituto de Tecnología de Massachusetts abdicó de su fe bajo la influencia de una “cosmovisión pseudocientífica”, como él lo llama.

Y así siguió su carrera meteórica hasta que llegó a ser uno de los profesores más jóvenes de Harvard.

Sin embargo a pesar del éxito académico sentía que no tenía ningún propósito en su vida.

Y poco a poco fue cayendo en una desesperación y oscuridad.

Un día en medio de esa sensación salió a caminar temprano en la mañana.

Y de repente el velo entre la Tierra y el Cielo desapareció y se encontró cara a cara con Dios.

En ese momento tuvo una típica iluminación de la conciencia, que es cuándo se ve la vida pasada como en una película.

Es el formato que se supone tomará el juicio particular después de muertos a cada persona.

Allí Roy vio y sintió que estaba en el cielo.

Comprendió que vivimos para siempre y que cada acción tiene un contenido moral que se registra para toda la eternidad.

Y que sí cumplimos moralmente seremos recompensados por toda la eternidad.

Este Dios que descubrió Roy le pareció diferente al Dios del Antiguo Testamento.

Y por lo tanto se dedicó a buscar quién era ese Dios que se le había revelado.

Fue así que se enredó con diversas religiones entre ellos la Nueva Era.

A él no le importaba si ese Dios era el dios del hinduismo o del budismo.

Pero no le gustaba la idea que fuera el Dios del cristianismo porque tenía resistencias que venían de su pasado judío.

En esas búsquedas dentro de la Nueva Era le llegó a sus manos un libro que hablaba de las apariciones de Fátima.

Pero aunque cuestionó la validez de eso, quedó indignado por haber pasado toda su vida sin tener información sobre los milagros modernos.

Todas estas búsquedas sucedieron a lo largo de un año.

Hasta que un día tuvo una segunda experiencia mística donde se le apareció la Santísima Virgen María como en un sueño.

Lo despertaron mientras dormía, lo llevaron a una habitación y lo dejaron a solas con la mujer más hermosa que haya visto.

Nadie le dijo quién era pero él sabía que era la Santísima Virgen María.

Se llenó de tal emoción que lo único que quería era arrodillarse para honrarla.

Y pidió a Dios conocerla más y poder recitar el Ave María.

Así cayó en la cuenta que el Dios que él había visto en la primera visión era Cristo.

Y salió desesperadamente a conocer más sobre la Virgen María.

Pronto se dio cuenta la diferencia entre los protestantes y los católicos porque un pastor le hablo de la Virgen María sin respeto.

Comenzó a recorrer los santuarios marianos, yendo a misa y tratando de comprender que era ese mundo.

Tenía un enorme deseo de tomar la comunión aunque no sabía que era eso.

Todo este periodo de más de 2 años de viaje hacia el catolicismo fue de luchas, desolaciones y cuestionamientos.

Especialmente para discernir cuál era su vocación.

Roy no dejó de identificarse como judío.

Y hoy entiende que su vocación era orar por la conversión de los judíos.

Porque comprendió que la Iglesia Católica es la continuación del judaísmo, que no aceptó a Jesús como Mesías.

Para el la revelación fue un sistema de dos fases: primero Dios se le reveló al pueblo judío y luego vino la revelación de Jesús.

El entiende que la religión judía tomo un giro equivocado.

La vida de Roy Schoeman hoy es la de un profesor universitario de teología que tiene su propio programa de radio y escribe libros

Esta conversión y la de muchos otros judíos qué han sucedido a través de los años nos lleva a preguntarnos cuál es la posición de la iglesia respecto a la conversión de los judíos.

Y hace pocos años la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con los Judíos publicó un documento donde establece la relación de la iglesia católica con el judaísmo, y cómo tratar la conversión de los judíos.

El documento es una mezcla de doctrina y de escrito de relaciones pública para la vinculación con los judíos.

Veamos un detalle del contenido de ese documento.

  

1 – ¿Cuál es el nuevo documento?

Se titula Los dones y el llamado de Dios son irrevocables (GCGI), y fue publicado por la Comisión para las Relaciones Religiosas con los Judíos.

El título es una cita de San Pablo, quien se refiere a cómo el pueblo judío «es amado por sus antepasados. Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables» (Rom 11:28-29).

El propio documento conmemora el quincuagésimo aniversario del decreto del Concilio Vaticano II Nostra Aetate, que trata de las relaciones de la Iglesia con otras religiones y, en particular, con el judaísmo.

  

2 ¿Qué autoridad tiene el nuevo documento?

El prefacio del documento expone:

El texto no es un documento magisterial o de enseñanza doctrinal de la Iglesia Católica, sino es una reflexión elaborada por la Comisión para las Relaciones Religiosas con los Judíos en cuestiones teológicas actuales que se han desarrollado desde el Concilio Vaticano II.

Por lo tanto, no lleva autoridad magisterial. Aunque desde luego, es autoritaria cuando repite la enseñanza magisterial existente.

Cuando no es así, ofrece ideas sobre el pensamiento actual de la Santa Sede.

Eso incluye el pensamiento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que participó en la redacción del documento y lo aprobó antes de su publicación (como dejó en claro en la conferencia de prensa cuando se publicó el documento)

muros de los lamentos

  

3 – ¿Qué contiene el documento?

Contiene siete secciones.

Las primeras revisiones de la historia de las relaciones entre judíos y católicos en los últimos cincuenta años, y los últimos acuerdos, con objetivos para el diálogo entre las dos comunidades (es decir, comprensión más profunda entre sí, cooperación práctica sobre problemas sociales).

Las secciones centrales tratan sobre diversas cuestiones teológicas.

La sección 2 se refiere a la situación única de diálogo entre judíos y católicos.

Señala que el cristianismo tiene sus raíces en el judaísmo, que Jesús y los primeros cristianos eran judíos, y que esto significa que la Iglesia se relaciona de manera diferente con el judaísmo que con cualquier otra religión mundial.

La sección 3 se refiere a la revelación de Dios en el curso de la historia y cómo es visto por las dos comunidades.

Señala, en particular, que para los judíos la Torá (los 5 primeros libros del Antiguo Testamento) es fundamental, mientras que para los cristianos Jesucristo es fundamental.

La sección 4 trata de la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y entre la Antigua Alianza y la Nueva Alianza.

La sección 5 se refiere a la universalidad de la salvación en Cristo y la Alianza no revocada por Dios con Israel.

Finalmente, la sección 6 trata el mandato de la Iglesia para evangelizar en relación con el judaísmo.

En cada una de estas secciones hay una cantidad de puntos de gran interés.

  

4 – ¿Cuáles son los puntos más relevantes?

Hay demasiado material para revelar en detalle, pero algunos puntos dignos de notar tratan sobre:

Supersesionismo

La Antigua Alianza

Salvación

Evangelización

pascua judia

  

5 – ¿Qué dice el documento al respecto del supersesionismo?

Supersesionismo es la opinión de que la Iglesia ha asumido por completo las promesas de Dios con respecto a Israel, por lo que hoy en día el pueblo judío no tiene ningún estatus especial en absoluto.

El documento señala que, aunque este punto de vista ha sido común en algunos períodos de la historia de la Iglesia, no es la enseñanza de la Iglesia.

De hecho, el título del documento en sí indica un rechazo del supersesionismo: la posición de San Pablo es que Dios todavía ama al pueblo judío y que todavía tienen un estatus especial ante Él, porque les dio dones y una vocación que son irrevocables.

Así, el documento afirma:

La Iglesia es llamada el nuevo pueblo de Dios (cf. «Nostra Aetate», Nº 4), pero no en el sentido de que el pueblo de Dios de Israel haya dejado de existir (GCGI 23).

  

6 – ¿Qué dice el documento sobre la Antigua Alianza?

Repite la enseñanza establecida por la Iglesia de que la alianza que Dios hizo con Israel sigue siendo válida y no ha sido revocada.

De manera interesante, señala que esta doctrina no fue articulada por Nostra Aetate, sino que fue enseñada explícitamente por San Juan Pablo II en 1980 (GCGI 39).

Así, el documento cita el Catecismo cuando dice:

La Antigua Alianza nunca ha sido revocada (CIC 121).

Qué es lo que esto significa precisamente es algo que el documento no explora plenamente. Sin embargo, aquí hay una discusión útil por el cardenal Avery Dulles.

judio mesianico

  

7 – ¿Qué dice el documento acerca de la salvación?

En los últimos años se ha propuesto un criterio de que hay dos caminos para la salvación, uno para los judíos y otro para los cristianos.

Cada uno de nosotros tenemos una alianza con Dios, dice el razonamiento, por lo que estos son medios de salvación para los dos.

No hay necesidad de que los judíos se vuelvan cristianos ni de que los cristianos proclamen a Jesús a los judíos.

Ellos tienen sus propios arreglos con Dios, que son más que suficientes para ellos.

Aunque este punto de vista es atractivo como para liberarlo a uno de la culpa respecto a la evangelización – especialmente a la luz de la persecución histórica de los judíos por los cristianos en muchos lugares -, es totalmente inconsistente con los datos bíblicos.

Jesús no era un gentil y no murió sólo por los pecados de los gentiles.

Él era un Judío que murió para redimir al pueblo judío también, y se aseguró que el Evangelio fuera proclamado primero y ante todo al pueblo judío en su propia época.

Sus primeros seguidores eran judíos, y les dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie va al Padre, sino por mí» (Juan 14: 6).

Por consecuencia, sus seguidores judíos entendieron que «no hay salvación en nadie más, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, por el que nosotros debamos salvarnos» (Hechos 4:12).

Los «dos caminos» es una comprensión fundamentalmente equivocada del mensaje cristiano, hecha posible en parte mediante el corte del cristianismo de sus raíces judías y tratándolo de una manera histórica, como si eso se tratara de un fenómeno puramente gentil.

El nuevo documento rechaza la perspectiva de los dos caminos, tanto enérgica como repetidamente:

Por lo tanto no hay dos caminos para la salvación de acuerdo con la expresión «Los judíos se adhieren a la Torá, los cristianos a Cristo». 

La fe cristiana proclama que el trabajo de salvación de Cristo es universal e involucra a toda la humanidad.

La palabra de Dios es una realidad única e indivisible, que se concreta en cada Contexto histórico correspondiente…

Puesto que Dios nunca ha revocado su alianza con su pueblo Israel, no puede haber diferentes caminos o enfoques para la salvación de Dios.

La teoría de que pueda haber dos caminos diferentes a la salvación, el camino judío sin Cristo y el camino con Cristo, a quien los cristianos creen es Jesús de Nazaret, de hecho pondría en peligro los fundamentos de la fe cristiana.

Confesar la mediación universal y por lo tanto también exclusiva de la salvación a través de Jesucristo pertenece a la esencia de la fe cristiana…

La Iglesia y el judaísmo no pueden ser representados como «dos vías paralelas a la salvación«…

La confesión cristiana es que sólo puede haber un camino a la salvación…

Por lo tanto, no puede haber dos caminos de salvación, ya que Cristo es también el Redentor de los judíos y además de los gentiles (GCGI 25, 35, 36, 37).

  

8 – ¿Implica el documento que los judíos no cristianos no pueden salvarse?

No, y uno no lo esperaría.

La Iglesia reconoce que la salvación es posible para las personas que, sin culpa propia, no abrazan la fe cristiana en esta vida. Así lo afirma el Vaticano II:

Los que también pueden alcanzar la salvación, sin falta de su parte, son quienes no conocen el Evangelio de Cristo o de Su Iglesia, pero sinceramente buscan a Dios y movidos por la gracia procuran por medio de sus acciones hacen Su Voluntad, según lo reconocen por los dictados de su conciencia (Lumen Gentium 16).

En tales casos, porque Cristo es el Salvador de todos los hombres, sigue siendo a través de Jesús que estas personas se salvan.

Sencillamente no se dan cuenta de eso en esta vida.

En consecuencia, no es sorpresa que el nuevo documento establece:

Sin embargo, desde la confesión cristiana de que solo puede haber un camino para la salvación, esto, de ninguna manera busca que los judíos sean excluidos de la salvación de Dios porque no creen en Jesucristo como el Mesías de Israel e Hijo de Dios (GCGI 36).

También dice:

Que los judíos son participantes en la salvación de Dios es teológicamente incuestionable, pero cómo puede ser eso posible sin confesar a Cristo de manera explícita, es y continúa siendo un misterio divino insondable.

muro de los lamentos

  

9 – Antes del Documento, la Iglesia enseñó que los judíos que no abrazan el cristianismo pueden salvarse

La Iglesia siempre ha enseñado que antes de la época de Cristo, los judíos fieles podían salvarse y, que de hecho, algunos fueron salvados.

Debido al dogma expresado en el Credo «descendió al infierno» siempre se interpretó que Cristo visitó el «limbo de los padres», donde aquellos que murieron antes de Cristo y que estaban en estado de gracia, aguardaban el cumplimiento de su salvación.

Las almas de los padres en el limbo eran como presos en espera de ser rescatados, liberados hacia la libertad de la vida eterna en el Cielo.

Estas almas «fueron no creyentes en tiempos pasados».

Seguramente, no creyeron explícitamente en Cristo, con la plenitud del cristianismo.

Pero ellos realmente poseyeron una comprensión limitada de Él en su esperanza por el Mesías.

El término «no creyente» es notable, ya que indica que incluso los no judíos, antes de Cristo, podían salvarse.

¿Cómo podría ocurrir esto?

Ellos tendrían que entrar en estado de gracia por un bautismo de deseo implícito, o por un bautismo de sangre.

Si cometieran un pecado mortal propiamente dicho, tendrían que arrepentirse con una contrición perfecta, que también puede ser implícita.

Así que los no-judíos y ciertamente los judíos fieles, tendrían un camino de salvación a su disposición, sin la creencia explícita en Jesucristo (que aún no había nacido).

  

10 – ¿Qué dice el documento acerca de la evangelización?

Reconoce que los cristianos tienen el deber de evangelizar y que esto incluye a las judíos.

Muchos en los medios de comunicación y la blogosfera lo entendieron mal (no es sorpresa) e informaron que la Santa Sede estaba diciendo que los cristianos no deben evangelizar judíos, pero el documento dice lo contrario.

El documento sí dijo que evangelizar al pueblo judío es un asunto sensible por múltiples razones, incluyendo el hecho de que para muchos judíos eso parece poner en duda su existencia continuada como pueblo y el hecho de que la historia de la persecución cristiana de judíos, incluyendo el Holocausto alemán del siglo XX, se cierne sobre la discusión.

Luego, establece una distinción entre la Iglesia que apoya los esfuerzos particulares dirigidos a la evangelización judía y los esfuerzos ordinarios, orgánicos de los cristianos individuales en compartir su fe con los judíos.

En cuanto a lo anterior, el documento dice:

En términos concretos esto significa que la Iglesia católica ni conduce ni apoya cualquier trabajo específico de misión institucional dirigido a los judíos (GCGI 40).

La palabra clave aquí es «institucional». Está diciendo que la Iglesia no tiene una Comisión Pontificia para la Conversión de los Judíos y que no proporciona apoyo a las instituciones independientes dedicadas a la obra misionera judía (por ejemplo, católicos equivalentes a Judíos por Jesús).

El documento continúa diciendo que “hay un rechazo de principios sobre una misión judía institucional”.

Qué principio tienen en mente, no es seguro.

Uno podría entender por qué – por razones prácticas – la Iglesia no tiene un dicasterio de la Curia romana dedicado a la evangelización judía y no presta apoyo a las organizaciones independientes que realizan este trabajo.

Pues para la Iglesia llevar a cabo o apoyar oficialmente los esfuerzos institucionales en la evangelización judía, a la luz de la historia, podría inflamar las sensibilidades judías y servir como un impedimento para el intercambio eficaz del Evangelio con las personas judías.

Sin embargo, si tienen algo en mente más allá de eso, no estoy seguro de lo que es.

Pese al hecho de que la Iglesia no realiza esfuerzos institucionales dirigidos a la evangelización judía, el documento reconoce que los cristianos pueden y deben compartir su fe con los judíos, declarando:

Aun así los cristianos son llamados a dar testimonio de su fe en Jesucristo también para los judíos, aunque deberán hacerlo de una manera humilde y sensible, reconociendo que los judíos son portadores de la Palabra de Dios, y particularmente en vista de la gran tragedia de la Shoah [es decir, el Holocausto] (GCGI 40).

Y así el ingreso a la Iglesia es para los judíos y gentiles creyentes en Cristo:

Jesús… llama a su Iglesia tanto a los judíos como a los gentiles (cf. Ef 2:11-22) sobre la base de la fe en Cristo y por medio del bautismo, por el cual se incorporan a su Cuerpo que es la Iglesia (GCGI 41)

Es y sigue siendo una definición cualitativa de la Iglesia de la Nueva Alianza que se compone de judíos y gentiles, aunque las proporciones cuantitativas de los judíos y gentiles cristianos puedan dar inicialmente una impresión diferente [GCGI 43]

Lejos de rechazar la idea de que el evangelio debe ser compartido con el propio pueblo de Jesús, el nuevo documento llama a los individuos cristianos – judíos y gentiles – a compartirla con ellos, y de una manera amorosa y sensible.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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¿Existe el Infierno, hay Gente allí o está Vacío? [como contestar estas preguntas]

La doctrina del infierno es un obstáculo para la creencia en Dios de una parte cada vez mayor de católicos.

No pueden comprender el estado de condenación eterna en el infierno.

Creen que un Dios bueno no permitiría que alguien experimente estos tormentos eternos.

Por lo tanto la pena permanente del infierno se hace incompatible – a sus ojos – con un Dios justo.

Sin embargo la escritura hace descripciones específicas del infierno como: “lugar de tormento” (Lucas 16:28), “fuego que nunca se apagará” (Mateo 3:12), “tinieblas de afuera” (Mateo 8:12) y “destrucción eterna” (2 Tesalonicenses 1: 9).
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Y Jesús usa la representación terrible del infierno como un estado “donde el gusano no muere y el fuego nunca se apaga”  (Marcos 9:48).

Los padres de la Iglesia y la Iglesia primitiva creían en el infierno y en la condenación eterna en el infierno.

Ya el Símbolo Quicumque, que es una de las primera profesiones de fe, dice “los que obraron bien, irán a la vida eterna, los que mal, al fuego eterno”.

Sin embargo hoy vemos un revisionismo de estas doctrinas actuando de forma subterránea.

Y veremos que esto causa el desorden moral que vemos.

Se dicen en privado no en público, para evitar que sean tildados públicamente de herejes.

La herejía central de esto se llama universalismo, que pregona que todos los hombres serán salvados, y que fue condenada por la Iglesia desde los primeros siglos.

Sin embargo ahora está reapareciendo en el menú de herejías del modernismo, bajo la forma de semi universalismo que dice que si bien el infierno existe, está vacío.

El Derecho Canónico (y el Catecismo citando el derecho canónico) definen la herejía como una de dos cosas:
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«Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma…» [Can. 751].

Si niegas o dudas, obstinadamente, cualquier verdad que es una creencia requerida, entonces eres culpable de herejía.

Concretamente Denzinger informa la condena del universalismo en el Concilio del año 543:
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“411 Can. 9. Si alguno dice o siente que el castigo de los demonios o de los hombres impíos es temporal y que en algún momento tendrá fin, o que se dará la reintegración de los demonios o de los hombres impíos, sea anatema”.

O sea que está condenando directamente como herejía la idea de que no existe el infierno

La “chicana” de afirmar que el infierno está vacío no cambia nada, porque hace que el infierno no cumpla la función de castigo eterno a los impíos; por lo tanto es también una herejía.

Y lo es también decir “espero o tengo la esperanza que esté vacío”, porque no es una duda pasajera o un sentimiento de incertidumbre, sino una opción definitiva que considera que un dogma de fe tal vez sea falso.

  

QUE ES EL INFIERNO

Para los católicos el infierno es dogma de fe. El Catecismo de la Iglesia Católica dice:

“1035: La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad.

Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, “el fuego eterno”.

La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira”.

De modo que es requisito de la fe católica asentir que el infierno existe.

El infierno no es sólo para apóstatas y asesinos, sino que incluye bautizados, incluso sacerdotes y obispos.

Santos y místicos que han sido llevados al infierno han visto estas realidades, aquí están unos pocos casos de todos los artículos que hemos publicado sobre el infierno:

No hay místicos que digan que el infierno no existe o está vacío.

Hay una realidad, Jesús habló del infierno más que nadie. Y la Biblia está llena de menciones sobre el infierno.

De modo que el problema no está en la misericordia de Jesús sino en cómo nosotros entendemos su doctrina.

Hemos sido hechizados actualmente por el cuento de hadas de que todo el mundo va a vivir feliz por siempre, se haya arrepentido o no.

Ese es un deseo ingenuo que no se compadece con lo que Jesús nos transmitió.

Dios estás suplicando “Ven a mí, Ven a mí” antes de cerrar la puerta del infierno.

La revelación divina nos dice claramente y sin vueltas que la consecuencia del pecado mortal es ser separado de Dios. Y si morimos en ese estado, la separación va a ser eterna.

En el mundo actual la intención de evitar el pecado puede parecer difícil para nosotros, pero Dios nos ofrece a todos su gracia.

Él nos permite tener fe, ser obedientes a Él y resistir la tentación.

Pero aun así debemos tener cuidado y no presumir de la gracia.

  

EL MISMO INDIVIDUO SE CONDENA

En 1 Timoteo 2: 4 leemos que Dios quiere que todos los hombres estén con Él en el cielo.

Pero los seres humanos tienen el libre albedrío de decir no.

Dios respeta nuestras decisiones y no actúa en contra de nuestra voluntad.

En 2 Corintios 5: 10 se dice,

“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba el bien o el mal, de acuerdo con lo que ha hecho en el cuerpo” [en su vida terrenal]

Por lo tanto cuando estemos ante el tribunal del juicio de Dios tendremos dos opciones.

Si nos hemos comportado como Dios nos ha pedido, tendremos la entrada en el estado de felicidad eterna conviviendo con la presencia de Dios para siempre.

Estas personas han tenido fe y han sido obedientes a Dios durante su vida, por lo tanto obtuvieron la gracia del cielo.

Pero otros eligieron vivir separados de Dios porque rechazaron su amor, se negaron a tener fe y fueron impenitentes.

Entonces Dios no hace más que concederle una continuación de la vida que eligieron.

De modo que cada uno obtiene en la vida eterna lo que eligió en su vida en la tierra.

Por lo tanto el infierno es el resultado de que las personas rechazan libremente a Dios y su amor.

No podemos pensar que porque Dios es misericordioso no va a permitir que nos condenemos, aunque tengamos fe, porque si persistimos en nuestros pecados mortales nuestra fe va a ser muy imperfecta.

Por eso Dios nos exhorta alejarnos de nuestros pecados y arrepentirnos y por eso nos da el sacramento de la confesión.

Si no existiera el pecado mortal, si no existiera el peligro de perderse y el infierno, no tiene sentido la confesión y el perdón de los pecados.

Ahora, mientras vivamos, es el tiempo de la gracia del arrepentimiento, de la conversión y de la misericordia.

Porque después de muertos será el momento de la justicia.

Jesús no enseñó que el infierno no existe o está vacío y sus Apóstoles y Profetas durante los siglos tampoco lo han hecho.

Lamentablemente la herejía del universalismo, que pregona que todos serán salvos, está haciendo caer a muchas almas.

Es consecuencia de la doctrina, muy en boga hoy, del hiper misericordismo, o sea que Dios es tan bueno que hasta no permite que nos hagamos mal nosotros mismos.

  

EL INFIERNO NO ESTÁ VACÍO

El infierno no tiene una pequeña población. Además de los demonios hay muchos seres humanos allí.

¿Cómo alguien puede afirmar que el infierno está vacío luego de leer este pasaje?

“Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡que estrecha la entrada y que angosto el camino que lleva a la Vida!; y poco son los que lo encuentran.” (Mateo 7: 13-14)

La escritura está llena de pasajes que describen los pecados particulares que impiden ir al cielo.

“¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios.” (1 Corintios 6: 9-10). 

No podría estar vacío porque algunas personas practican permanentemente estos pecados hasta que mueren.

No podemos esperar que el infierno este vacío porque iría en contra de las enseñanzas de las escrituras de que muchas personas no serán salvadas.

En el Evangelio de Lucas, se le pregunta a Jesús:

“Señor, ¿serán pocos los que son salvos?”.

Él responde diciendo:

“Esforzaos por entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán” (Lucas 13: 23-24).

Lo mismo se indica en otra parte de los Evangelios, como cuando Jesús nos dice que en el último día:

“Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”

Y entonces les declararé: “¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!” (Mateo 7: 22-23).

De nuevo, nada de esto es hipotético. Jesús dice,

“Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.” (Mateo 8: 11-12).

  

EL ABSURDO DEL UNIVERSALISMO

El universalismo es la creencia de que todos serán salvos con el tiempo.
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El universalismo ya ha sido condenado por la iglesia como herético.

Y han nacido versiones como neo o semi universalistas que dicen, que si bien no pueden afirmar que el infierno este vacío, tienen la confianza de que esté vacío o que nadie sea condenado eternamente.

Éstos últimos no afirman que todos se salvarán, intentando no contagiarse del juicio de herejía que tiene el universalismo.

Pero usan un recurso lingüístico para decir la misma herejía.

De la misma forma que aquellos que dicen que el infierno existe pero está vacío.

Porque si está vacío no cumple ninguna función y es lo mismo que no exista. Es simplemente una trampa para atrapar incautos.

Es bíblica y lógicamente insostenible. Y de hecho niega las enseñanzas del cristianismo.

Estas personas no creen que alguien que muere en pecado mortal se merezca el infierno.

Dicen que incluso en el último momento Dios – con su misericordia – llevará al pecador al arrepentimiento y salvar del infierno.

Esto significa que entonces en la Biblia habría una cantidad de advertencias para la salvación que son vacías, porque Dios nunca permitiría que nadie cumpla las condiciones requeridas.

Y por lo tanto la Biblia está mintiéndonos al desinformarnos.

  

CONDENA AL UNIVERSALISMO

El universalismo y el semi universalismo son sostenidos por algunos protestantes y algunos católicos liberales de lo que se puede llamar la corriente modernista, a la que San Pío X catalogó como la síntesis de todas las herejías.

Su argumento para zafar de la condenación eterna es que el castigo eterno es incoherente con un Dios de amor y misericordioso que desea que todos se salven.

Es un ejemplo de cómo doctrinas que fueron condenadas en los primeros siglos hacen su reaparición nuevamente, cuando la pérdida de fe avanza.

El más notorio universalista de los primeros siglos fue Orígenes. En el siglo II y III.

El castigo del infierno según Orígenes no era punitivo sino correctivo.

Habló de la reconciliación final de satanás, los demonios y todos los hombres con Dios, luego de un período de sufrimiento.

El universalismo fue condenado por la iglesia en los Sínodos de Alejandría, Chipre y Roma y en los Concilios ecuménicos de Constantinopla en el año 543.

Concretamente Denzinger informa la condena en los Concilios del 543:

“411 Can. 9. Si alguno dice o siente que el castigo de los demonios o de los hombres impíos es temporal y que en algún momento tendrá fin, o que se dará la reintegración de los demonios o de los hombres impíos, sea anatema”.

Como vimos arriba la condena de herejía también alcanza a los que dicen que el infierno está vacío, porque es una mera “chicana”.

Hoy nuevamente en el siglo XXI está resurgiendo montado sobre la actitud predominante en occidente que no se debe juzgar a ninguna persona, idea o religión.

O sea sobre la base de un pensamiento típicamente laicista.

El teólogo más influyente del último siglo que promovió el universalismo fue Karl Barth, que es considerado el padre del nuevo modernismo y murió en 1968.

La doctrina del universalismo es muy amplia en el sentido de las diversas maneras para llegar al cielo.

Algunos dicen que después de un período de limpieza Dios liberará a los habitantes del infierno y los reconciliará con Él. O sea que es una especie de purgatorio no infierno.

Otros dicen que luego de la muerte, las personas tendrán una nueva oportunidad de elegir a Dios.

Y otros dicen sencillamente que todos van al cielo después de muertos.

Pero hay suficientes enseñanza de Jesucristo en la Biblia que aquellos que rechazan a Jesucristo como Salvador pasan la eternidad en el infierno después que mueran.

Por ejemplo se puede encontrar en Mateo 10: 28, Mateo 23: 33, Mateo 25; 46, Juan 3: 36.

El Lucas 16 vemos la parábola de Epulón y Lázaro.

Allí Abraham dice que:

Hay un gran abismo entre nosotros [los justos] y vosotros [los injustos], de manera que quienes quieran pasar de aquí allá o de allá aquí no pueden”

Pasajes cómo éste expresan la idea de que la oportunidad de arrepentirse se limita al período de la vida en la tierra y nada más.

Es por esto que los apóstoles pusieron tanto énfasis en la salvación, porque hay pocos años útiles para salvarse.

Pablo dice que para los incrédulos no existe ninguna esperanza después de la muerte y son ejemplos de esto son 2 colosenses 6: 1,2, 1 Tesalonicenses 4: 13.

Pero los universalistas no consideran que haya moralidades dignas de ser castigadas.

Y es más, tanto los buenos como los malos reciben el mismo tratamiento.

  

UNIVERSALISMO EMOCIONAL BARATO BASADO EN EL HIPERMISERICORDISMO DE DIOS

Lo que se oye decir en los bancos de algunas parroquias y por algunos sacerdotes en privado, es que el infierno eterno no existe porque Dios jamás le haría daño a alguien.

Presentan a Dios como un Papá Noel que asiente cualquier cosa.

Este universalismo no es nada más que una esperanza ingenua o un deseo de que Dios no juzgue a los hombres por sus pecados.

Ellos retratan al amor de Dios como una actitud tolerante al extremo, o como una debilidad amigable, o una indiferencia al pecado, o una indulgencia que hace vista gorda.

Reducen el amor de Dios a un sentimiento cursi, similar a una emoción humana.

Sin contemplar que el amor y la justicia van juntos para Dios.

La escritura habla de la ira de Dios, por ejemplo en Juan 3: 36, Apocalipsis 6:17, 17.

Las enseñanzas de Jesús muestran la indignación divina contra el pecado.

De modo que el argumento del amor no sólo es ingenuo, sino insolente con la justicia de Dios.

Y en términos prácticos revela indiferencia frente a la maldad del mundo.

El universalista le llama error al pecado, no lo acepta como una rebelión contra Dios.

Dios ama tanto a los hombres – según el evangelio del hiper amor – que es capaz de dejar pasar cualquier pecado, aún contra el Espíritu Santo.

Pero si todos se salvan ¿porque la Biblia habla de salvados y condenados?

¿Porque distingue ovejas de cabritos, los elegidos de los no elegidos, los que están bajo la ira de Dios y los que no, la iglesia y el mundo?

Si son todos salvados entonces la Biblia es un libro lleno de contradicciones o mentiras.

  

EFECTOS NEFASTOS DEL UNIVERSALISMO

El universalismo niega la verdad de que no todos aceptarán la gracia de Dios y algunos no lo aceptarán.

Su lógica es ser permeable al espíritu de la época de no herir los sentimientos de nadie, lo que le lleva a falsificar el contenido de la Biblia.

Porque no hay ningún pasaje que siquiera sugiera que Dios es tan amoroso que impida que alguien vaya al infierno.

Esta quizá sea la más insidiosa de todas las cabezas que muestra el modernismo y sus efectos son catastróficos.

Piensa en esto:

¿Si todos son salvos, por qué molestarse en ir a la iglesia?
.
¿Si todos son salvos y no existe el pecado mortal, porque ir a la confesión?
.
¿Si todos son salvos porque evangelizar?
.
Si todos son salvos no hay necesidad de obras de misericordia, de sacerdotes, iglesias o necesidad que la gente se convierta en santa.

  

LA DESAPARICIÓN DEL INFIERNO EXPLICA LA CRISIS MORAL ACTUAL

El aflojamiento de la preocupación por la ortodoxia en el pensamiento católico, ha llevado a un creciente número de intelectuales católicos a relativizar y hasta negar el infierno.

Y le genera un daño irreparable a la Iglesia, a las almas y a la sociedad entera.

Porque el infierno es fundamental para la estructura doctrinal de la Iglesia.

La enseñanza general de la Iglesia se derrumba si se quita el infierno de la estructura doctrinal.

Y esto ayuda a entender por qué hoy la Iglesia está en severa crisis y por qué tantas conductas desviadas en algunos los sacerdotes.

Como hemos visto hasta aquí, la existencia del infierno está claramente definida en el Antiguo y en el Nuevo Testamento.

Y realmente los que niegan el infierno encuentran poco espacio bíblico para fundamentar su negación.

Además numerosos Concilios han definido el infierno como un artículo de fe.

Lo mismo que los santos y padres y doctores de la Iglesia han expresado.

Y numerosas apariciones de la Virgen han mostrado a los videntes el infierno, para demostrar que existe.

El caso típico es el de las apariciones de Fátima, cuando Nuestra Señora llevó a los tres videntes al infierno el 13 de julio de 1917.

Si el infierno no existiera el pecado original tampoco.

Porque éste fue consecuencia de la caída de gracia del hombre, y el infierno fue el castigo para aquellos que mueren sin arrepentimiento.

Tampoco habría habido necesidad de encarnación del Hijo de Dios ni de redención si no hay infierno.

Porque los pecados no tendrían consecuencias y por lo tanto Jesucristo no hubiera necesitado hacerse hombre ni haber muerto terriblemente en la cruz.

Su muerte sería absurda e ilógica si no existiera el infierno, porque Cristo no hubiera tenido necesidad de salvar ni redimir a la humanidad.

¿Salvarla y redimirla de qué si el pecado no tiene consecuencias importantes?

Además si no hay infierno no puede existir un orden moral, porque la existencia del infierno es lo que diferencia las buenas acciones de las malas acciones.

Si no hay infierno el vicio y la virtud son opcionales.

Y en este punto es donde vemos la consecuencia fundamental de la negación del infierno en nuestra época.

No sólo se está desmoronando la moral en el mundo sino que eso está entrando también en la Iglesia.

Entonces nos encontramos con teólogos, obispos, cardenales y sacerdotes que no sólo han dejado de hablar de la existencia del infierno.

Sino que hasta ridiculizan su existencia incitando al rebaño a la incredulidad.

Y esto causa un daño irreparable al orden moral y a las almas.

Lo dicho también vale para aquellos que propugnan que el infierno está vacío.

Porque minimizan la seriedad del pecado y sus consecuencias eternas si nadie es enviado a allí.

El propósito de la Iglesia es guiarnos al cielo y salvar nuestras almas.

La misión de los pastores es ser nuestros guías.

Y la doctrina es la senda marcada por la que debemos transitar.

Si esto deja de funcionar así, toda la estructura de la Iglesia comienza a desmoronarse.

Y no tendría más sentido el llamado central de Jesucristo “arrepentíos porque el reino delos cielos está cerca”, Mateo 4: 17.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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¿Que es la Salvación? [diferencia entre católicos y protestantes]

El cristianismo promete la salvación.

¿Salvación de qué?

¿Y todos los cristianos tienen el mismo concepto de salvación?

cruz cristiana

Una de las grandes diferencias entre católicos y crstianos es sobre cómo se logra la salvación.

Ambas denominaciones establecen que la salvación viene por la fe en Jesucristo.

Pero se bifurcan en como se demuestra la fe, lo que en definitiva supone en disentir en cuales son los componentes de la fe.

Pero comencemos refiriéndonos a la salvación.

  

¿DE QUÉ TENÍAMOS QUE SER SALVADOS?

La clave la podemos encontrar en en Juan 3: 16 que es una especie de Mini Evangelio.

«Porque tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo unigénito, para que quien crea en él no perezca sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16)

Lo que luego está más desarrollado por San Pablo,

«Vivíamos también todos nosotros en otro tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne.

Siguiendo las apetencias de la carne y de los malos pensamientos, destinados por naturaleza, como los demás, a la Cólera…

Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo – por gracia habéis sido salvados-« (Efesios 2: 3-5).

Se presupone que hay algo de lo que deberemos ser salvados y que según el texto de San Pablo es la cólera producida por la concupiscencia de la carne (en virtud del pecado original) y la muerte.

Cólera en el Nuevo Testamento refiere a un estado continuo de aversión o desafecto con la santidad de Dios.

No podemos soportar la santidad de Dios en nuestro estado actual de pecado.

San Pablo dice que estábamos muertos por nuestros pecados y es algo que no podíamos solucionar nosotros mismos.

Estabanos muertos para la vida eterna.

Sólo Dios, que es el Creador, podía resolverlo por nosotros.

¿Y porque nos salvó de estas dos cosas?

Porque es rico en misericordia y tiene gran amor por nosotros.

¿Y porque Dios nos ama a pesar de nuestros pecados?

Porque Dios es amor y el amor quiere el bien del otro.

¿Y cómo Dios nos dio la salvación?

Nos dio la vida en Cristo, nos llevó a si mismo para hacernos miembros de Su cuerpo.

Porque Él es la vida, la verdad y el camino.

Por lo tanto la gracia de la relación con Cristo es transformadora si permanecemos con Él a través de la gracia permanente que es la fe.

Sin embargo a partir de ahí hay divergencias entre católicos y protestantes.

 

  

UNA GUÍA DE RUTA DE LA BIBLIA PERO…

A menudo leemos que los evangélicos se congratulan con que alguien ha aceptado a Cristo en su corazón.

Y que ésta es la única condición para llegar al cielo.

Luego de ahí desaparece cualquier obligación, la persona ya está salvada.

Piensan que cualquiera que haya aceptado a Cristo automáticamente ya está salvado, sin importar demasiado lo que haga después.

Debes tener en cuenta que no hablamos de tal o cual protestante o católico en particular sino lo que les pide la doctrina de su religión a cada uno.

Leer también: Que es la Gracia para un Protestante y que es para un Católico

Pero antes de entrar en tema debemos considerar algo no menor.

Los cristianos todos tenemos una hoja de ruta, que es la Biblia.

Los Evangelios son sin lugar a dudas la Palabra de Dios escrita por aquellos que fueron testigos principales o que escucharon de los Apóstoles la verdad sobre Jesús.

Pero sabemos dos cosas que los protestantes ignoran o pretenden ignorar.

Una es que la Biblia no existió como tal hasta el siglo IV y que la Tradición oral es tan importante como la palabra escrita.

Y otra, que la infalibilidad papal en asuntos de fe está probada y aceptada hasta por ellos mismos.

¿Por qué? Pues porque fue la Tradición la que posibilitó la elección de los textos que serían incluidos en ella.

Y fue la infalibilidad papal la que determinó que esos libros elegidos eran Palabra de Dios y podían pasar a formar parte de la Biblia.

Además, si ellos hacen tanto hincapié que todo lo que ellos creen es lo que está en la Biblia y en los tres primeros siglos la Biblia no existía, y, sólo existían los textos aislados, ¿cómo es que pudieron guiarse se guiaron los cristianos hasta el siglo IV?

Y encima, ser tan buenos cristianos y hasta mártires.

Evidentemente, ha sido la presencia permanente del Espíritu Santo lo que ha guiado la nave de la Iglesia a través de los siglos.

Y esto descarta por completo la creencia de que la Biblia pueda ser de interpretación privada.

evalgelicos orando

  

¿ESTAS SALVADO?

Si a un católico se le preguntara «¿Estas salvado?»

El promedio católico respondería con un rotundo «No lo sé, depende de mi perseverancia».

¿Perseverancia en qué?

«En mantener mi fe y en no cometer actos que me hagan perder la salvación».

Pero los evangélicos responderían a la pregunta:

«Sí, yo estoy salvado, ya he aceptado a Jesús como mi Señor y Salvador personal.»

Ellos parecen saber exactamente qué decir.

Muchos de ellos, los más fundamentalistas, añaden,

«Lo que es más, ya que he nacido de nuevo, no puedo renunciar a la salvación.
.
Tengo una garantía absoluta de llegar al cielo».

Y cuando los evangélicos se diferencian entre sí, a menudo es más una cuestión de tono que de fondo.

misa prado nuevo virgen dolorosa

  

¿ES BÍBLICA SU POSICIÓN?

Los evangélicos piensan que sí, pero están equivocados.

Dicen que las buenas obras no juegan ningún papel en nuestra posibilidad de llegar al cielo, la salvación viene por la fe sola.

Muchos católicos sienten que es algo loco esa idea, y que ganamos la salvación a través de una combinación de fe y obras.

¿Pero está bien esta posición?

En realidad ni los evangélicos ni los católicos que responden esto están en lo cierto.

Los cristianos bíblicos, como les gusta llamarse a los evangélicos, se equivocan al afirmar que todo lo que tenemos que hacer es «aceptar a Jesús como Señor y Salvador personal».

La Biblia en ninguna parte dice que la mera fe es suficiente.
.
Enseña que también hay que hacer buenas obras y evitar malas obras (pecados) si vamos a ganar el cielo.

Ellos creen en la inspiración y la infalibilidad de la Biblia, y dicen que la Biblia contiene una norma completa de la fe para los cristianos.

Además no creen que la Iglesia tenga un papel establecido en la enseñanza autorizada; para ellos no hay magisterio.

Y por lo tanto no hay quien diga cómo interpretar colectivamente todos los versículos de la Biblia.

Pero los católicos que creen que las obras de alguna manera nos ayudan a «ganar» la salvación están equivocados también.

La salvación es un don gratuito de Dios y no se puede ganar.
.
Las buenas obras no son las que operan salvación para nosotros, ni siquiera la combinación de fe más obras.
.
Las obras en realidad nos ayudan a mantener la salvación y no caer en pecados que nos pudieran hacer perder la salvación.

Y aquí entonces vemos una diferencia central entre evangélicos y católicos.

Los católicos están permanentemente vigilantes de lo que hacen para no perder la salvación.

Lo cual se expresa por ejemplo en la importancia que dan a la confesión de los pecados, y el trabajo para no cometerlos más.

Mientras que los evangélicos se despreocupan mayormente de lo que hacen en la vida, porque no tienen la presión de que pueden perder la salvación.

estudiando la biblia

  

¿CÓMO SE LOGRA LA SALVACIÓN?

Es sólo la auténtica posición católica la que tiene en cuenta la totalidad de las enseñanzas de la Biblia.

Es la fe la que salva y las obras son la acción vigilante para no perder la salvación.

Y esto sólo es posible conocerlo si se comprende una clave: la Biblia debe ser tomada como una totalidad.

Lo que hace el catolicismo, a través de su magisterio, comprender y comunicar a los fieles la comprensión total de la Biblia.

Pero los evangélicos toman incorrectamente la posición católica.

Dicen que la Iglesia Católica reclama que la salvación se gana, y desesperadamente quieren evitar sucumbir en lo que ellos creen que es la posición Católica de que somos salvados por hacer cosas.

Pero sucede que esa no es la posición realmente católica.

Podemos resumir auténtica enseñanza católica de esta manera:

La salvación es un don gratuito de Dios. Es totalmente gratuito.
.
Pero, al igual que cualquier regalo, puede ser rechazado.
.
Y puede ser rechazado incluso después de que una vez ha sido aceptado.
.
El rechazo entra por el pecado grave, mortal. Y si uno no está atento a esto puede perder la salvación.

cura y pastor protestante

  

LAS TRAMPAS EN LAS QUE CAEN LOS EVANGÉLICOS

Los evangélicos caen en trampas doctrinales porque toman versículos de la Biblia en forma aislada.

Aunque también es cierto que algunos católicos pueden caer en la misma trampa.

Pero en el caso de los evangélicos es grave porque, tratando de distanciarse de los errores de los católicos, terminan con una teología sesgada.

En particular toman como referente Romanos 10:9:

«Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.»

En este versículo los evangélicos enfatizan «serás salvo».

Y reclaman que este verso demuestra en sí mismo que todo lo que hay que hacer es aceptar a Cristo como Señor y Salvador.

Después de eso, nada más que hay que hacer.

Muchos de ellos van tan lejos como para decir que no hay pecado cometido por un «cristiano nacido de nuevo», no importa lo atroz que sea, que pueda privar a esa persona del cielo.

Entonces uno no puede dejar de preguntarse:

¿Por qué un ateo pecador impenitente va al infierno y los cristianos pecadores no? ¿Entonces no hay cristianos pecadores en el infierno?

Otros evangélicos toman una posición ligeramente más suave, diciendo que es la apostasía de la fe (que ellos entienden que es el pecado contra el Espíritu Santo), lo que puede hacer perder al cristiano su salvación, pero nada más lo hará.

Cualquier otro pecado, no importa lo grave que sea, no deshará la salvación de uno.

¿Pero cuál es el fundamento de esta posición aparentemente tan insostenible?

Hay «cristianos bíblicos» que realmente ven una contradicción con el «una vez salvo, siempre salvo».

Y se cubren argumentando que en realidad el verdadero cristiano nacido de nuevo no pecará en serio.

Y que cualquier persona que peca seriamente no pudo haber nacido de nuevo, no importa lo que él u otros hayan pensado anteriormente.

¿Pero cómo se puede saber?

Pensando lógicamente, esto lleva a una especie de agnosticismo.

Porque no se puede saber si alguien es realmente nacido de nuevo hasta la muerte.

Esta incapacidad de saber con certeza quién es salvo y quién no lo es socava la seguridad de la salvación, que afirman los «cristianos bíblicos» para sí mismos.

Ellos no pueden estar seguros hasta que estén muertos con toda seguridad, lo que significa que no tienen garantía en absoluto.

La mayoría de ellos no se dan cuenta del problema en su posición.

puertas del infierno

  

NO GANAMOS LA SALVACIÓN PERO SÍ LA CONDENACIÓN

En definitiva, católicos y evangélicos estamos de acuerdo en una cosa: la salvación no se gana
.
No ganamos la salvación, pero sí ganamos la condenación.

Recuerda, «la paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23.).

Debemos tener claro cuál es el papel de las buenas obras.

La realización de buenas obras nos impide caer en malas obras.
.
Dicho de otra forma, cuanto más aumentamos en santidad, menos probable es que caigamos en el pecado.

Por lo tanto cuando un cristiano te pregunte: «¿Estás salvado?»

Así es cómo hay que responder:

«seré salvado, llegaré al cielo, siempre y cuando esté en estado de gracia.

Y tengo una fuerte confianza de que seré salvado, pero no una garantía absoluta, ya que ello sería contrario a las enseñanzas de la Biblia.

Mi salvación viene por la fe en Cristo, y está protegida por las buenas obras, que me mantienen alejado de los pecados que pueden destruir la gracia en mi alma».

escultura de virgen de los dolores al pie de la cruz

  

¿ES POSIBLE HABLAR ESTO CON EVANGÉLICOS?

¿Cómo deberíamos hablar de salvación con ellos?

El intercambio de versículos no deben ser lo primero.

Si empezamos la discusión así, el debate es probable que termine en un embrollo.

En primer lugar hay que explicar, lenta y repetidamente si es necesario, que los «cristianos bíblicos» entienden mal la posición católica.

Y que muchos católicos – incluidos aquellos de los que los «cristianos bíblicos» recibieron sus nociones del catolicismo -, también lo entienden mal.

No basta con citar Santiago 2:24:

«Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente«

Porque corremos el riesgo de poner las obras al mismo nivel que la fe como condición de la salvación.

Y ellos te contestarán con Efesios 2: 8-9:

«Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe».

Aunque en otra parte, se señala que nuestro estado final, de felicidad o de la noche sin fin eterno, será una consecuencia de nuestros trabajos:

«Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual dará a cada cual según sus obras:

a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna;

mas a los rebeldes, indóciles a la verdad y dóciles a la injusticia: cólera e indignación». (Rom. 2: 5-8).

De modo que el intercambio de versículos aislados de la Biblia no aportará nada más confusión. Porque es necesario tomar la Biblia como un todo.

La mera aceptación de Jesús como Señor y Salvador es insuficiente para asegurar su salvación, porque podemos sucumbir al pecado.

Los cristianos que han aceptado a Cristo pueden perder la salvación si no están vigilantes de su santidad.

Y las obras buenas son un freno a las obras malas.

Pero volvemos a repetir. Aquí no estamos hablando de personas evangélicas o católicas que tu conozcas y que tan devotos son.

Aquí hablamos de la flexibilidad que le da la doctrina de la salvación a cada uno.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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Este es el Plan de Rescate de la Raza Humana que Dios ha Revelado

Dios creó el mundo para el hombre.

Lo dotó de todo para que viviera en paz y sin preocuparse por el futuro por toda la eternidad.

Sin embargo el hombre fue tentado por el demonio.

Camuflado como una serpiente le dio de comer a Eva el fruto del árbol que Dios había prohibido y ésta se lo dio a Adán.

Así pecaron contra el plan de la creación.

Y fueron condenados a padecer en la tierra: trabajar para su sustento, tener enfermedades y morir al cabo de unos pocos años.

Pero Dios que había creado al hombre como compañía y era “la luz de sus ojos”.
.
Así que activó el Plan B para la salvación de la humanidad.
.
Es un plan que está transcurriendo desde ese momento en el punto de las visitas de Nuestra Señora para nuestra conversión.
.
Etapa que se cerrará con una purificación del mundo.

Porque la Biblia debe verse como una historia.

De cómo Dios creó un mundo bueno, la forma en que metimos la pata por el pecado, y cómo Dios está llevando a cabo nuestra salvación y llevándonos de nuevo a Él.

En pocas palabras, la Biblia es la historia de los tratos de Dios con la humanidad

Y una crónica de su plan para traer a sus hijos a la meta por la que nos hizo.

Así el Libro del Génesis se abre con la historia del origen de la vida humana.

Luego de contar cómo la humanidad pecó voluntariamente, el Génesis establece el plan del Señor para la reconciliación y salvación de la humanidad caída.

Porque la santidad de Dios requirió castigo y pago (expiación) por el pecado, que fue (y sigue siendo) la muerte eterna.

Sólo un sacrificio perfecto, impecable, ofrecido de la manera correcta, podía pagar por nuestro pecado.

Bajo este plan, Dios gradualmente se revelaría y, a través de un pueblo escogido, prepararía progresivamente a la humanidad para Cristo, su Evangelio y la Iglesia.

Jesús, el hijo de Dios, se convirtió en hombre para ofrecer el sacrificio puro, completo y eterno para quitar, expiar y hacer el pago por el pecado de la humanidad.

La historia comienza en el Jardín del Edén.

 

ADÁN Y EVA

El primer libro de la Biblia nos dice que la humanidad fue creada a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1: 26-27).

Este hecho ha sido tradicionalmente una de las piedras angulares de la comprensión de la Iglesia de nuestra naturaleza y dignidad.

Como la Biblia dice que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, somos sus hijos e hijas.

En consecuencia, porque todos estamos hechos a imagen de Dios, se supone que debemos vivir en armonía amorosa con nuestro padre celestial.

Desafortunadamente, nuestros primeros padres no cumplieron con esta vocación.

Dios les dio rienda suelta a comer de todo árbol del Edén, excepto uno.

Y el demonio tentó a Adán y Eva y comieron de ese árbol (Génesis 2: 16-17, 3: 1-6).

Este fue el primer pecado del mundo, y fracturó la relación de Adán y Eva, y de todos sus descendientes con Dios.

Ellos ya no vivirían en completa armonía amorosa con Él, como se simboliza en su expulsión del Edén (Génesis 3: 23-24).

Por lo que Dios tenía que formular un plan para rescatar a sus hijos descarriados y llevarlos de vuelta a su familia.

Así elabora un nuevo comienzo para ir purificando el mundo y buscar interlocutores humanos para su plan.

Arca de Noé

 

EL NUEVO COMIENZO DE NOÉ

Cuando el azote del pecado había llenado la tierra y había llegado la muerte, el justo Noé y su familia fueron salvos en el arca.

Mientras que las aguas arrastraron parte del pecado en una especie de nuevo bautismo. (Génesis 6: 8-9: 17, CIC: 1094, 1219).

Aunque el mal y el pecado pueden rodearnos, el pueblo fiel de Dios en su arca, será salvo.

Con la creación renovada, Dios entonces formó un vínculo especial – un pacto – con Noé y su familia y sus descendientes.

Generaciones posteriores, el Señor escogió a la familia de Abraham a través de la cual se daría a conocer al mundo (CIC 762).

Y aquí entra en escena el pueblo de Israel.

 

EL PAPEL DE ISRAEL

El Señor hizo un gran pacto con el patriarca Abraham y sus descendientes, uniéndose a su pueblo en una relación de fidelidad y cuidado, como un marido promete fidelidad a su esposa.

Y promete hacer de ellos una gran nación en una tierra de abundancia (Génesis 12: 1-22: 19, Oseas 2: 21-22).

La señal del pacto fue marcada en la carne de Abraham y sus descendientes masculinos.

Así se creó la primera alianza.

“Bendeciré a los que te bendigan, ya los que te maldijeren maldeciré; y por ti todas las familias de la tierra serán bendecidas” (Génesis 12: 3).

San Pablo dice que era una predicción del Evangelio (Gálatas 3: 8), porque era en realidad la promesa de salvar a toda la raza humana de la difícil situación de pecado y muerte en que se había metido.

Más tarde, Dios reiteró esta misma promesa al hijo de Abraham Isaac (Génesis 26: 4) y al hijo de Isaac, Jacob (Génesis 28:14).

Y aquí viene un paso importante del plan.

Porque Jacob tuvo doce hijos, y los hijos se convirtieron en los progenitores de las doce tribus de Israel (Génesis 49: 1-28).

Con la promesa de rescatar a la humanidad a través de los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob, Dios prometió salvar a la humanidad a través de la nación de Israel.

Mediante la operación de las 12 tribus de los israelitas.

Pero cuando Dios escogió a Israel como su pueblo especial, él no lo hizo porque los amaba más que a las otras naciones o porque eran diferentes de alguna manera.

No, él los escogió pensando en el bien de esas otras naciones.

Se suponía que iban a ser sus instrumentos para salvar al resto de la humanidad.

Y efectivamente los fueron.

 

LA REVELACIÓN DE SU PLAN A ISRAEL

De todas las tribus de la tierra escogió a un pueblo particular al cual se revela y le comparte el plan de salvación y su misión.

Pero Israel no pudo evangelizar directamente a todo el mundo.

Los hijos de Israel se suponía que evangelizarían a las naciones y las llevarían de vuelta a Dios.

Pero en cambio se sintieron superiores las otras naciones y se corrompieron adorando a dioses falsos.

En consecuencia, se hicieron tan pecaminosos como el resto de la humanidad.

Por lo que ellos mismos necesitaban ser salvados antes de que pudieran salir y salvar a cualquier otra persona.

En definitiva no eran la respuesta final de Dios para la evangelización sino un engranaje intermedio.

Su continua desobediencia y su idolatría finalmente llevaron a su conquista y a su exilio lejos de su tierra (2 Reyes 17: 7-23, 24:20, 25:21), y sólo una pequeña parte de la nación regresó.

La mayor parte de las doce tribus permanecieron en el exilio, asimiladas en las naciones donde habían sido dispersados.

Y sólo las tribus de Judá y Benjamín, junto con unos cuantos Levitas fueron dejados (Esdras 1: 1-12).

Sin embargo los integrantes de las 10 tribus perdidas de Israel que se dispersaron fueron un componente importante para trasmitir una parte crucial del plan de Dios.

Dios los había instruido a través de Sus profetas para que ellos fueran capaces de reconocer al Hijo de Dios cuando llegara la hora que Él viniera.

A partir de aquí ya se ve con claridad que se abría una nueva etapa con la encarnación de Su Hijo Jesús.

 

LA PREPARACIÓN PARA LA VENIDA DE JESÚS

Cuando llegó el tiempo, Él escogió a una mujer de una determinada familia preordenada, de la casa de David, de entre estas personas.

Era absolutamente necesario que ella fuera apartada en su pureza y virtud para no hacer de la Encarnación del Hijo de Dios un sacrilegio.

Y por eso concibe sin pecado original y es separada en un estado santo de pureza y perpetua virginidad.

De modo que del seno de la estirpe que se inició la primera alianza Dios eligió a una mujer para llevar a Jesús a la encarnación.

Lo cual implicaba un nuevo comienzo y una segunda alianza.

La obediencia de la Virgen María a la voluntad de Dios, que le fue transmitida en el mensaje del ángel Gabriel, contrasta con la desobediencia de Eva.

Así, el nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María.

Lo que Eva había atado por incredulidad, la Virgen María desató por la fe

Es así como María hace el puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Entre la primera alianza y la segunda alianza.

Que se materializa en la venida a la Tierra del Hijo de Dios.

El Antiguo Testamento registra el plan de Dios para la salvación del hombre en Sus prolegómenos para preparar al mundo para la Encarnación.

En el Antiguo Pacto el Arca Santa de la Alianza era la presencia de Dios con su pueblo de Alianza.

En el «sí» de María, al someterse humildemente al plan de Dios, se convirtió en el Arca de la Nueva Alianza.

Pero María, hija del Antiguo Pacto, no sólo es portadora de Cristo en la Anunciación; tiene otra función.

María también «trabaja» en la oración en el Cenáculo con los demás discípulos para el nacimiento de la Iglesia en Pentecostés para la Nueva Alianza.

 

AQUÍ ES DONDE JESÚS ENTRA EN LA IMAGEN

Cuando comenzó su ministerio público, la historia del Antiguo Testamento estaba a la espera de su finalización.

Israel estaba en ruinas, y los Judíos estaban ansiosamente a la espera de la restauración de su nación (Lucas 2:25, 38).

Esas esperanzas se convirtieron en realidad con el ministerio, muerte y resurrección de Jesús.

Cuando escogió a doce apóstoles continuó con el Plan de Dios de evangelizar todo el mundo con el mismo esquema de las doce tribus de Israel.

Jesús murió para salvar a toda la humanidad pero Él era un judío encarnado en una madre judía.

Por lo que los primeros receptores de que la salvación eran los Judíos.

Es por eso que su propio ministerio se limitó a los Judíos, con sólo unos pocos encuentros casuales con personas de otras naciones (Mateo 15:24).

Pero después de su resurrección le dijo a sus discípulos que predicaran el Evangelio a todas las naciones (Mateo 28:19 -20).

El vino a restaurar la misión de Israel, para reunir en torno a sí al núcleo fiel de Israel.

Y después para permitir que el núcleo fiel saliera y llevara la salvación que Él, un israelita, ganó para toda la raza humana.

De esta manera, Dios cumplió su promesa a Abraham, Isaac y Jacob que iba a salvar a toda la humanidad a través de sus descendientes.

 

LA HISTORIA CONTINÚA

Pero la historia no ha terminado todavía.

A través de la Iglesia, la historia de la salvación continúa hasta nuestros días.

A medida que más personas de todas las naciones en la tierra son salvados de sus pecados y llevados de vuelta a la comunión de amor con su padre celestial (Romanos 8: 14-17).

Y en esto han colaborado los miembros de las tribus perdidas de Israel que en su momento difundieron el plan de Dios en la diáspora.

Recuerda que ellos fueron asimilados por las naciones en las cuales se dispersaron.

A pesar que desde el punto de vista humano pueda parecer que la historia de la salvación es larga y sinuosa, y tiene muchos giros inesperados, vista como la estamos contando se puede ver el detallado plan de Dios.

Así Dios ha permanecido fiel a todos sus hijos, tanto israelita y no israelitas, y continuará hasta que su creación este completamente restaurada en el cielo nuevo y la tierra nueva (Romanos 8: 19-22, Apocalipsis 21: 1- 4).

En la etapa que estamos transitando ahora, de evangelización de todos los rincones del mundo para que acepten la salvación de Dios (traída por su Hijo Jesús), Su madre está jugando un rol esencial.

 

EL PAPEL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EN EL PLAN DE SALVACIÓN

María se ha convertido en Mediadora de Todas las Gracias por deseo de Su propio Hijo.

Y esto significa dos cosas.

Primero, María dio al mundo su Redentor, fuente de todas las gracias, y en este sentido es el canal de todas las gracias.

Ella cooperó libremente con el plan de Dios (Lucas 1:38) en la Anunciación, en el momento clave de la historia de la salvación.

Y representó a toda la familia del hombre.

En segundo lugar, María es la Mediadora de todas las gracias a través de su papel de intercesión para nosotros en el cielo.

Lo que esto significa es que ninguna gracia llega a nosotros sin su intercesión.

No hay nada en esta doctrina que contradiga el papel de Jesús como mediador.

La mediación materna de María de ninguna manera añade o quita la mediación única de su Hijo.

Su papel como Mediador no se disminuye porque a María se le ha permitido asistirle.

Pero por otro lado María se ha convertido en la evangelizadora moderna de grandes masas de personas a través de sus apariciones en la Tierra.

Hoy los grandes santuarios católicos, a los que concurren grandes masas de creyentes y son fuente de conversiones multitudinarias, son santuarios marianos.

Y no sólo eso, son santuarios en los que se produjo una aparición.

Piensa en Lourdes, Guadalupe, Medjugorje.

Y en respuesta a eso cada vez es más común que diócesis, arquidiócesis y conferencias episcopales enteras se Consagren al Inmaculado Corazón de María.

Esto va de la mano con el reconocimiento de 4 virtudes de María por parte de la Iglesia.

 

LOS CUATRO DOGMAS DE LA VIRGEN MARÍA

La Virginidad Perpetua de María es expresada en que fue virgen antes, durante y después del parto.

El uso de esta triple fórmula para expresar la plenitud de este misterio de fe se convirtió en estándar con San Agustín [354-430], San Pedro Crisólogo [400-450], y el Papa San León Magno [440-461].

María la Madre de Dios es definido como dogma en la misma ciudad donde María había vivido durante varios años [en el Concilio de Éfeso en el 431].

La Inmaculada concepción de María es definida como dogma por el Papa Pío IX [en 1854].

La Asunción de María al cielo es definida como dogma por el Papa Pío XII [en 1950].

Cada uno de estos dogmas marianos eran enseñanzas comunes desde el comienzo mismo de la formación de la Iglesia.

Pero se definieron formalmente cuando el Espíritu Santo expandió la comprensión de la Iglesia de la revelación de Cristo en la doctrina y la teología cristianas.

Y ahora hay un quinto dogma dando vueltas: María Co-redentora.

El uso de este título para María no sugiere que ella es igual a Cristo en su papel.

El prefijo «co» significa «en cooperación con» o «para ayudar».

Este prefijo no tiene el significado de «igual a».

La verdadera misión de María en el pasado y en el presente es conducirnos en obediencia y fidelidad con su ejemplo a su Hijo, Cristo Jesús.

 

EL ROL DE MARÍA APARECIÉNDOSE EN LA TIERRA

Dios supo siempre que no todos se iban a salvar por más que su deseo fuera que sí.

Nos dotó de libre albedrío y podemos optar por Él o no.

Previendo un ataque masivo del enemigo en esta época Dios encomendó a su esposa, la Santísima Virgen, para que tratara de salvar a la mayor cantidad de nosotros, convirtiéndonos.

Este período se inauguró en el primer tercio del siglo XIX con lo que se denominan las apariciones modernas de la Virgen María.

Comenzando con la Medalla Milagrosa en 1830 de una manera preparatoria.

Y de una manera ya más decidida y explícita hace 100 años con la aparición de la Virgen de Fátima.

A partir de ahí las apariciones y mensajes de María se han multiplicado con el mismo mensaje: mirar a Jesucristo y su Iglesia, conversión, rezar el Rosario, hacer sacrificios por los no creyentes.

En así como en este tiempo se ha desatado una intensa batalla espiritual entre el espíritu del mundo y la prédica de Nuestra Señora.

Etapa que culminará en una intervención decisiva del cielo con el Aviso a la humanidad.

En el cual cada uno sabrá que Dios existe, se le mostrarán sus pecados y estará enfrentado a decidir, con su libre albedrío, aceptando la oferta de Dios o rechazándola.

Esto significará una purificación del mundo, incluso con signos externos en la naturaleza y advertencias de castigo.

Y, aunque algunos tienen dudas aún sobre el tiempo en que esto va a pasar, parecería que será en nuestra generación, porque los videntes de Garabandal y Medjugorje serán los encargados por María de avisar al mundo el momento en que sucederán los eventos más grandes de la purificación.

Fuentes:

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¿Los «Buenos» Van Siempre al Cielo o hay Otros Requisitos además de ser «Bueno»?

La mayoría de las personas en el mundo creen que existe otra vida después de la muerte física.

Y que luego de nuestra vida en la tierra tendremos una existencia eterna.

A su vez la mayoría cree que hay un filtro que permite algunos entrar en esa vida eterna y a otros no.

A esto el cristianismo le llama salvación.

Algunas personas serán salvas para la vida eterna y otras no.

¿Cómo es que se eligen las personas que serán salvas para la vida eterna?

¿Quién las elige?

¿En virtud de qué atributos serán elegidas?

Esto es lo que trataremos en este artículo.

 

ALEJADOS DE LA AMISTAD CON DIOS POR EL PECADO DE DESOBEDIENCIA AL CREADOR

Los católicos creen la humanidad heredó el pecado original por la desobediencia de los primeros humanos a las leyes dictadas por el creador.

Este pecado creo un abismo entre Dios y los humanos, y los alejó de la posibilidad de vivir la vida eterna junto a Él.

El hombre ya no podría aspirar a pasar la eternidad con una persona a la que no obedece.

El Concilio de Trento afirmó que el pecado original debilita la naturaleza humana y genera acciones egoístas en lugar de amor a Dios; esto es la concupiscencia.

Dios en su infinito amor por las criaturas que creo mandó a su hijo a revertir el hecho.

Pagando voluntariamente por nuestra desobediencia mediante tu sufrimiento, crucifixión y resurrección.

Con esto la raza humana mereció la redención.

Y a partir de ahí al ser humano se le abren dos caminos para pasar la vida eterna.

Si la persona muere en estado de gracia será merecedor de la vida eterna en el cielo junto a Dios; tal vez pasando un tiempo en el purgatorio para purificar algunos pecados.

Pero si la persona muere fuera del estado de gracia, sin arrepentirse por sus pecados, o sea en pecado mortal, no se hace merecedor de la vida eterna en el cielo.

Y estas personas son enviadas al infierno, como lo define el dogma promulgado por el magisterio ordinario y varios concilios ecuménicos diferentes.

 

DIOS RESOLVIÓ UNILATERALMENTE LA SALVACIÓN DE LA RAZA HUMANA

Cuando Dios dio a la raza humana gratuitamente la salvación también optó por no obligarnos a aceptar su regalo de amor.

También podría haber determinado salvar a la raza humana perdonando burocráticamente los pecados, sin recurrir al envío de su hijo para morir en la cruz y así obtener La redención.

Sin embargo la encarnación de su hijo fue necesaria por la gravedad de la herida del pecado.

La solución fue para la expiación del pecado de rebelión.

Pero también estableció la verdad para revelarnos totalmente a la Santísima Trinidad.

Y se constituyó en una fuente espiritual de fortaleza para ayudar al hombre en su lucha contra el pecado y el mal.

De esta forma no sólo nos redimió sino qué actúo como maestro y guía espiritual.

 

EL PLAN DE SALVACIÓN DE DIOS

La encarnación de Jesucristo, su dolorosa pasión y crucifixión, su redención, y sus enseñanzas obedecieron a un detallado plan de salvación de nuestro creador.

La Iglesia Católica enseña que la salvación viene solamente por Jesucristo, quien además es el único mediador entre Dios y los hombres.

Y que la gracia salvadora otorgada por Jesús es un regalo gratuito, al que se accede por el arrepentimiento de nuestros pecados, por la fe y por el bautismo.

No uno solo sino por los tres.

Nuestro arrepentimiento por los pecados muestra la disposición a apartarnos de las cosas que nos alejan de Dios.

A su vez el bautismo nos da la gracia necesaria para tener fe y actuar en razón de ella.

Esto es una cosa que se logra con el espíritu y con el cuerpo, no sólo es algo intelectual y de la razón.

La fe se actúa a través del amor.

Pero la salvación que la humanidad obtuvo mediante Jesucristo no significa automáticamente la salvación de cada ser humano individual.

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LA SALVACIÓN INDIVIDUAL

El Concilio de Trento describió el proceso de salvación individual.

Este comienza con la gracia de Dios que llama a la persona al arrepentimiento.

Esta gracia es gratuita, inmerecida, y su única fuente es el amor y la misericordia de Dios a través de su hijo.

Pero aún con esta gracia se conserva el libre albedrío.

Porque cada persona puede aceptar la propuesta de Dios o puede rechazarla y permanecer en el pecado.

Quién acepta la salvación asume que es pecador, cree en las promesas de Dios, espera su misericordia y tiene un santo temor de su justicia.

Y con esto desarrolla un amor hacia Dios, comienza a detestar el pecado y a amar la justicia de Dios.

A partir de allí viene la justificación de esa persona por parte de Dios, que significa su santificación y renovación interior.

Esto se logra mediante la recepción voluntaria de los dones y la gracia de Dios.

Entonces el hombre deja de ser injusto, se convierte en amigo de Dios y desarrolla la esperanza en su salvación para la vida eterna.

Esto es derramado sobre la persona por el Espíritu Santo, en virtud de la caridad y el mérito de la pasión de Jesucristo.

Por lo tanto debemos tener en cuenta que la gracia inicial es verdaderamente gratuita y viene de Dios.

Pero aun así, la voluntad humana permanece con el libre albedrío.

Aunque los sacramentos infunden gracia santificante que ayuda en este proceso de justificación.

 

EL PROCESO DE JUSTIFICACIÓN

El proceso de justificación es algo que dura toda la vida y comienza cuando nuestro bautismo y conversión.

El convertirse en una persona cada vez más justa sucede en la medida que la persona avanza en el conocimiento y el amor hacia Dios.

Y el último escalón ocurre el último día de nuestra vida.

De modo que tenemos que estar atentos, porque existe la posibilidad de una pérdida de justificación.

Aunque también existe la posibilidad de una re justificación cuando la persona regresa a la comunión con Dios.

Para esto es muy importante el sacramento de la reconciliación, o sea la confesión.

De esta forma se da una transformación del alma desde un estado de pecado a un estado de gracia, obrado por el Espíritu Santo, con la colaboración de la propia persona que acepta hacerlo.

Porque Dios quiso salvar a cada uno de nosotros con nuestra participación y no sin ella.

Cuando un ser humano coopera libremente con la gracia de Dios la persona es justificada y se convierte en una nueva persona.

La gracia entonces es un regalo que sana el alma y la santifica.

Y un ingrediente de esto es el bautismo, que marca el comienzo del proceso.

Allí el Espíritu Santo comunica la disposición sobrenatural para vivir el llamado de Dios.

Esto nos infunde los elementos como para responder positivamente al llamado, moviéndonos a mantener una relación amorosa con nuestro creador y participar en su vida.

Y nos hace comprender dónde está el bien y dónde está el mal, permite nuestro progreso en la conversión y en los sucesivos arrepentimientos de nuestros pecados.

¿Esto significa que cuando entras en este proceso de aceptar a Dios estás automáticamente salvado?

 

¿QUE DEBES CONTESTAR CUANDO TE PREGUNTEN SI ESTAS SALVADO?

La respuesta católica es que desde un punto de vista genérico ha sido salvado por el sacrificio de Jesucristo.

Pero a nivel individual estás siendo salvado, tienes la esperanza de ser salvado, estas confiando en las promesas de Dios y resolviendo tu salvación, mediante el santo temor de no cumplir sus mandamientos.

Pero todo esto enfocado en qué has obtenido la promesa del mayor regalo que te harán en la vida, que te están ayudando para que la promesa se convierta en realidad y que has desarrollado un inmenso amor por quien te ha salvado y te está ayudando.

Sin embargo algunos protestantes, la mayoría pero no todos, creen que tienen la seguridad absoluta de su salvación, al haber aceptado a Cristo como su salvador personal.

O sea que una vez salvado estás salvado para siempre.

Esto no es ni bíblico ni funciona así en la vida cotidiana de la gente.

En Mateo 24:13 dice que el que persevere hasta el fin será salvo, esto quiere decir que la salvación final de una persona depende del estado de su alma al morir.

Si la persona muere en amistad con Dios irá al cielo.

Y si muere en estado de pecado mortal, rebelado contra Dios, su destino es el infierno.

Como raza humana hemos sido redimidos por Cristo en la cruz, todos los seres humanos no solamente los cristianos ni los católicos.

Pero esto no significa que debemos apropiarnos individualmente de esa salvación, porque lo que Cristo nos dio dependerá de nuestra respuesta a través de la vida.

Cristo lo que nos ha dado es el levantamiento de nuestra interdicción con Dios y las gracias para convertirnos en personas justas que al final merezcan la salvación.

Pero incluso a nivel de la vida cotidiana tampoco funciona la idea de los protestantes.

Si una vez si has aceptado un regalo de una persona no significa que lo has aceptado para siempre, porque el regalo puedes perderlo, puedes dejar de valorarlo, puedes sentirte insatisfecho con él, o ya no te gusta porqué te hace recordar a una persona que ya no quieres más, etc.

No podemos tener una certeza absoluta e infalible sobre nuestra propia salvación cómo los protestantes, porque existe la posibilidad de autoengaño.

Todos conocemos personas que una vez estuvieron vinculadas a una religión pero que luego abdicaron de ella.

Y desarrollaron una vida apartada de la fe, viviendo en pecado mortal, y como dice Jesús, hay personas que creen por un tiempo y que luego se apartan por otras tentaciones.

Sin embargo los católicos no viven con terror si serán Salvados o no.

Ya saben lo que tienen que hacer: alejarse de los pecados graves, evitar las tentaciones, los impulsos del momento y tener fe en la promesas de Dios.

La Iglesia Católica tampoco enseña que uno no puede tener pistas sobre su propia salvación.

Si estamos bautizados, frecuentamos los sacramentos, nos alejamos del pecado, no hemos cometido pecados mortales, entonces hay una alta probabilidad de que seamos salvados.

Esto no significa que vayamos directamente al cielo luego de la muerte, porque quizás debamos pasar un tiempo en el purgatorio, pero quienes llegan al purgatorio tienen la seguridad de que han sido salvados.

Debemos recordar que somos salvados por la fe junto con las obras, no solamente por las obras como quieren creer los protestantes que afirman los católicos.

Simplemente las buenas obras son un indicador, porque Dios requiere la obediencia a sus mandamientos.

Pero incluso esta obediencia es imposible sin la gracia de Dios, de modo que las buenas obras también son un regalo de Dios.

 

¿TODAS LAS RELIGIONES SON IGUALES?

A veces se oyen algunas homilías de algunos sacerdotes que dicen que no es necesario ser católico para salvarse.

Y por lo tanto el evangelio no necesita ser predicado entre los musulmanes, los hinduistas, etc.

Dicen que los buenos musulmanes, los buenos hinduistas, etc., alcanzan la salvación.

Esto es una idea herética, ajena a la doctrina católica.

La doctrina católica asevera que el único camino de salvación es Jesucristo y que la revelación total y completa de Jesucristo la pose únicamente la Iglesia Católica.

El arzobispo Fulton Sheen lo ejemplificó didácticamente diciendo que la verdad es como un círculo que tiene 360 ??grados.

La Iglesia Católica llena todo los 360 grados del círculo.

Otras religiones llenan solamente una parte solamente.

El Islam por ejemplo reconoce a un Dios único como el catolicismo y algunas de sus enseñanzas son virtuosas, pero otras claramente no, de modo que no tiene la revelación completa.

Pablo VI en su encíclica Ecclesiam Suam de 1964, dice que la Iglesia Católica no es simplemente uno de los tantos vehículos para viajar a hacia la salvación, sino que es absolutamente necesaria.

Al contener la plenitud de la verdad es cualitativamente diferente a cualquier otra religión, ya sea cristiana o no cristiana.

Es el medio divinamente instituido para dar gracia a todos y sus siete sacramentos son los ritos que permiten el proceso.

Quizás lo dicho hasta aquí resulte arduo y muy apretado para algunos por lo que vamos a hacer un resumen.

 

CONCEPTOS A RETENER

Jesucristo bajó a la tierra para restablecer la amistad de la raza humana con Dios a través de su sacrificio en la cruz.

Sólo Jesucristo pudo merecer nuestra salvación, y además nuestra justificación y santificación inicial.

Pero esto no significa que cada uno en particular haya sido salvado para la vida eterna.

Esto depende de la gracia de Dios.

Dios nos da los elementos para transformarnos en personas justas que merecen la salvación.

Y este proceso se inicia con el bautismo y luego con el afianzamiento de esa conversión.

En esa conversión buscamos nuestra justificación individual, que incluyó el perdón del pecado original como raza humana.

Y que ahora incluye la restauración del hombre interior y la santificación del alma a través de la gracia.

Esa gracia, que nos permite seguir y perseverar en nuestro proceso de conversión, es un don gratuito de Dios.

Que se da a todos.

Esto que nos regala Dios debemos aceptarlo eligiendo libremente cooperar en nuestra redención

Y las buenas obras son un indicador de nuestra fe viva.

Nuestra salvación definitiva depende de nuestra aceptación perseverante de la gracia que derrama Dios en nosotros.

Pero no podemos saber absolutamente si hoy ya estamos salvados.

Aunque si no cometemos pecados mortales y aceptamos la gracia de Dios probablemente lleguemos a serlo.

Cristo es el único camino para la justificación que lleva a la salvación.

Y dotó a la iglesia católica de la totalidad de la revelación, por lo que constituye el camino idóneo para la salvación.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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