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Descubrimos como era la Santa Misa que Celebraba el Padre Pío

Las misas del Padre Pío eran consideradas como un evento realmente ‘de otro mundo’.

En las que el Santo se comunicaba con el Cielo de forma visible.

A la vista de los presentes .

Incluso hay relatos que cuentan haberle visto levitar.
.
Y entrar en la agonía que había entrado Jesús durante su pasión.

En este artículo traemos dos testimonios y una entrevista al propio Pío sobre su misa.

   

EL TESTIMONIO DE FRAY MODESTINO FUCCI

Fray Modestino Fucci (1917-2011) fue un santo hermano que vivió junto al Padre Pío en el convento de San Giovanni Rotondo durante muchos años.
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A menudo tenía el privilegio de servir en la tradicional misa en latín celebrada por San Pío.

El Hermano Modestino registró cuidadosamente sus impresiones de lo que era servir en el Santo Sacrificio de la Misa celebrada por el Padre Pío, y se ha publicado en la revista «La voz del Padre Pío.»

Abajo puedes ver la filmación de la última misa celebrada por el Padre Pío; un documento raro y único.

Los siguientes son extractos del artículo «Testigo del Padre».

Me gustaba ver y observar al Padre Pío de cerca todo el tiempo.

Desde el momento en que abandonaba su celda en la madrugada para celebrar la misa, se lo veía en un estado de sufrimiento y angustia. Parecía inquieto.

Tan pronto como llegaba a la sacristía, donde se ponía las vestiduras sagradas, tenía la impresión de que él ya no estaba al tanto de lo que sucedía a su alrededor.

Estaba totalmente absorto y consciente de lo que iba el cumplir.

Su rostro, que era de color normal, se volvía terriblemente pálido cuando se ponía el amito.

Desde ese momento no le prestaba más atención a nadie.

Vestido con los ornamentos sagrados hacía su camino hacia el altar.

padre pio rezando

A pesar de que caminaba delante de él, yo era consciente de que su marcha se hacía como arrastrando, con el rostro triste.
.
Parecía agacharse cada vez más, como si estuviera aplastado bajo el peso de una cruz invisible gigantesca.

Una vez que llegaba al altar.

Lo besaba amorosamente y su pálido rostro se inflamaba.

Sus mejillas se convertirían en carmesí, su piel tan transparente que casi se veía el flujo sangre que corría por sus mejillas.

Después en el Confiteor (Yo Confieso), se golpeaba el pecho con golpes huecos y pesados como acusándose de todos los peores pecados cometidos por el hombre.
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Sus ojos permanecían cerrados, sin poder evitar gruesas lágrimas, que desaparecían en la espesa barba.

En el Evangelio.

Al anunciar la Palabra de Dios, parecía como si se alimentara a sí mismo con estas palabras, saboreando su dulzura infinita.

Inmediatamente después, el coloquio entre el Padre Pío y el Eterno empezaba.

Este coloquio causaba que el Padre Pío llorara abundantes lágrimas, que se le veía limpiar con un gran pañuelo.

El Padre Pío, que había recibido el don de la contemplación del Señor, entraba en los abismos del misterio de la Redención.

Ante los velos de misterio, que habían sido arrancados por el sufrimiento de su fe y amor, todas las cosas humanas desaparecían de su vista.

Ante su mirada estaba sólo Dios.

Todo el mundo veía el sufrimiento del Padre Pío.
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Él pronunciaba las oraciones litúrgicas con dificultad e interrumpido por sollozos.
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La vergüenza que sentía por estar en la presencia del Padre y la mirada escrutadora de los demás era enorme.
.
Probablemente habría preferido celebrar la misa en la soledad de manera que fuera capaz de dar rienda suelta a su sufrimiento y a su amor indescriptible.

En esos momentos el Padre Pío vivía con sensibilidad y realmente sentía la Pasión del Señor.

El tiempo pasaba rápidamente, pero él estaba fuera del tiempo.

Esa era la razón por la que la misa durara una hora y media o probablemente más.

padre pio en misa

En la elevación su sufrimiento alcanzaba gran altura.

Mirando su llanto, sus sollozos, tenía miedo de que su corazón fuera a estallar; estaba a punto de desmayarse de un momento a otro.

El Espíritu de Dios había ya penetrado en todo su cuerpo.

Su alma estaba absorta en Dios.

Él se ofrecía a sí mismo con Cristo, víctima de sus hermanos en el exilio.

Cada gesto denotaba su relación con Dios.

Su corazón debería quemarse como un volcán.

Él oraba intensamente por sus hijos espirituales, por los enfermos, y por aquellos que ya habían dejado este mundo.

De vez en cuando se inclinaba en el altar sobre sus codos, probablemente para aliviar sus pies heridos por el peso de su cuerpo.

Le oía repetir a menudo a través de sus lágrimas: «¡Dios mío, Dios mío!»
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Un espectáculo de fe, el amor, sufrimiento y emoción que alcanzaba el punto de dramatismo cuando el Padre levantaba la hostia.
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Las mangas del sobrepelliz bajaban y sangraban las manos a la vista de todos, mientras que su mirada estaba en Dios.

En Comunión parecía calmarse.

Transfigurado en un apasionado y extático abandono, se alimentaba de la carne y la sangre de Jesús.

¡Cuánto amor emanaba de su rostro!

El pueblo, atónito, no podía sino arrodillarse ante esa agonía mística, ante la aniquilación total de sí mismo.

La incorporación, la asimilación, la fusión era total.

El Padre Pío se mantendría como aturdido mientras saboreaba toda la dulzura divina que sólo Jesús en la Eucaristía sabe dar.

El sacrificio de la Misa se completaría con una participación real de amor, sufrimiento y sangre.

Y provocaba muchas conversiones.

Al final de la Misa otro sufrimiento le devoraría – la de ir al coro.
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Permanecer solo y en silencio, para poder dar las gracias a Jesús.
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Él permanecería inmóvil, como sin vida.
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Si alguien le hubiera sacudido él no se hubiera dado cuenta, tan absorto estaba en la contemplación divina.

Nadie será capaz de describir la misa del padre Pío.

Sólo uno que haya tenido el privilegio de vivirla la puede comprender.

La muerte del santo en 1968 significó la culminación y el cierre de una gran era en la Iglesia.

Al año siguiente el Papa Pablo VI publicó el misal Novus Ordo para la liturgia, casi poniendo fin a la misa que hacía el Padre Pío.

   

TESTIMONIO DEL P. DE ROBERT, HIJO ESPIRITUAL DEL PADRE PÍO

El P. Derobert, hijo espiritual del padre Pío, dice que el santo le había explicado poco después de su ordenación sacerdotal que celebrando la Eucaristía había que poner en paralelo la cronología de la Misa y la de la Pasión.

Se trataba de comprender y de darse cuenta, en primer lugar, de que el sacerdote en el Altar es Jesucristo.

Desde ese momento Jesús revive indefinidamente la Pasión en su Sacerdote.

Desde la señal de la cruz inicial hasta el ofertorio es necesario reunirse con Jesús en Getsemaní, hay que seguir a Jesús en su agonía, sufriendo ante esta «marea negra» de pecado.

Hay que unirse a él en el dolor de ver que la Palabra del Padre, que él había venido a traernos, no sería recibida o sería recibida muy mal por los hombres.

Y desde esta óptica había que escuchar las lecturas de la misa como estando dirigidas personalmente a nosotros.

El Ofertorio, es el arresto. La Hora ha llegado

El Prefacio, es el canto de alabanza y de agradecimiento que Jesús dirige al Padre que le ha permitido llegar por fin a esta «Hora».

Desde el comienzo de la Plegaria Eucarística hasta la Consagración nos encontramos ¡rápidamente! con Jesús en la prisión.

En su atroz flagelación, su coronación de espinas y su camino de la cruz por las callejuelas de Jerusalén teniendo presente en el «momento» a todos los que están allí y a todos aquellos por los que pedimos especialmente.

La Consagración nos da el Cuerpo entregado ahora, la Sangre derramada ahora.

Es místicamente, la crucifixión del Señor.

Y por eso el San Pío de Pietrelcina sufría atrozmente en este momento de la Misa.

Nos reunimos enseguida con Jesús en la Cruz y ofrecemos desde este instante, al Padre, el Sacrificio Redentor.

Es el sentido de la oración litúrgica que sigue inmediatamente a la Consagración.

El «Por él, con él y en él» corresponde al grito de Jesús: «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu».

Desde ese momento el Sacrificio es consumado y aceptado por el Padre.

Los hombre en adelante ya no están separados de Dios y se vuelven a encontrar unidos.

Es la razón por la que, en este momento, se recita la oración de todos los hijos: «Padre Nuestro…..»

La fracción del Pan marca la muerte de Jesús…..

La intinción, el instante en el que el Padre, habiendo quebrado la Hostia (símbolo de la muerte…) deja caer una partícula del Cuerpo de Cristo en el Cáliz de la preciosa Sangre, marca el momento de la Resurrección.

Pues el Cuerpo y la Sangre se reúnen de nuevo y es a Cristo vivo a quien vamos a recibir en la comunión.

La bendición del Sacerdote marca a los fieles con la cruz, como signo distintivo y a la vez como escudo protector contra las astucias del Maligno….

Se comprenderá que después de haber oído de la boca del P. Pío tal explicación, sabiendo bien que él vivía dolorosamente esto, me haya pedido seguirle por este camino…lo que hago cada día…¡y con cuánta alegría!.

Padre Pío y Padre Jean Derobert

    

ASÍ HABLÓ EL PADRE PÍO SOBRE LA MISA EN UN REPORTAJE

En 1974 se publicó una obra en italiano, titulada «Cosí parlò Padre Pio»: «Así habló el Padre Pio» (San Giovanni Rotondo, Foggia, Italia), con el imprimatur de Mons. Fanton, obispo auxiliar de Vincencia.

En este presente trabajo sacamos algunos pasajes en los que el Padre Pío hablaba de la Santa Misa:

Padre, ¿ama el Señor el Sacrificio?
Sí, porque con él regenera el mundo.

¿Cuánta gloria le da la Misa a Dios?
Una gloria infinita.

¿Qué debemos hacer durante la Santa Misa?
Compadecernos y amar.

Padre, ¿cómo debemos asistir a la Santa Misa?
Como asistieron la Santísima Virgen y las piadosas mujeres. Como asistió San Juan al Sacrificio Eucarístico y al Sacrificio cruento de la Cruz.

Padre, ¿qué beneficios recibimos al asistir a la Santa Misa?
.
No se pueden contar.
.
Los veréis en el Paraíso.
.
Cuando asistas a la Santa Misa, renueva tu fe y medita en la Víctima que se inmola por ti a la Divina Justicia, para aplacarla y hacerla propicia.
.
No te alejes del altar sin derramar lágrimas de dolor y de amor a Jesús, crucificado por tu salvación.
.
La Virgen Dolorosa te acompañará y será tu dulce inspiración.

Padre, ¿qué es su Misa?
Una unión sagrada con la Pasión de Jesús. Mi responsabilidad es única en el mundo -decía llorando.

¿Qué tengo que descubrir en su Santa Misa?
Todo el Calvario.

Padre, dígame todo lo que sufre Ud. durante la Santa Misa.
Sufro todo lo que Jesús sufrió en su Pasión, aunque sin proporción, sólo en cuanto lo puede hacer una creatura humana.

Y esto, a pesar de cada uno de mis faltas y por su sola bondad.

Padre, durante el Sacrificio Divino, ¿carga Ud. nuestros pecados?
No puedo dejar de hacerlo, puesto que es una parte del Santo Sacrificio.

¿El Señor le considera a Ud. como un pecador?
No lo sé, pero me temo que así es.

Yo lo he visto temblar a Ud. cuando sube las gradas del Altar. ¿Por qué? ¿Por lo que tiene que sufrir?
No por lo que tengo que sufrir, sino por lo que tengo que ofrecer.

¿En qué momento de la Misa sufre Ud. más?
.
En la Consagración y en la Comunión.

Padre, esta mañana en la Misa, al leer la historia de Esaú, que vendió su primogenitura, sus ojos se llenaron de lágrimas.
¡Te parece poco, despreciar los dones de Dios!

San Pio de Pietrelcina

¿Por qué, al leer el Evangelio, lloró cuando leyó esas palabras: «Quien come mi carne y bebe mi sangre»…?
Llora conmigo de ternura.

Padre, ¿por qué llora Ud. casi siempre cuando lee el Evangelio en la Misa?
Nos parece que no tiene importancia el que un Dios le hable a sus creaturas y que ellas lo contradigan y que continuamente lo ofendan con su ingratitud e incredulidad.

Su Misa, Padre, ¿es un sacrificio cruento?
¡Hereje!

Perdón, Padre, quise decir que en la Misa el Sacrificio de Jesús no es cruento, pero que la participación de Ud. a toda la Pasión si lo es. ¿Me equivoco?
Pues no, en eso no te equivocas. Creo que seguramente tienes razón.

¿Quien le limpia la sangre durante la Santa Misa?
Nadie.

Padre, ¿por qué llora en el Ofertorio?
.
¿Quieres saber el secreto?
.
Pues bien: porque es el momento en que el alma se separa de las cosas profanas.

Durante su Misa, Padre, la gente hace un poco de ruido.
Si estuvieses en el Calvario, ¿no escucharías gritos, blasfemias, ruidos y amenazas? Había un alboroto enorme.

¿No le distraen los ruidos?
Para nada.

Padre, ¿por qué sufre tanto en la Consagración?
No seas malo… (no quiero que me preguntes eso…).

Padre, ¡dígamelo! ¿Por qué sufre tanto en la Consagración?
Porque en ese momento se produce realmente una nueva y admirable destrucción y creación.

Padre, ¿por qué llora en el Altar y qué significan las palabras que dice Ud. en la Elevación?
.
Se lo pregunto por curiosidad, pero también porque quiero repetirlas con Ud.
.
Los secretos de Rey supremo no pueden revelarse sin profanarlos.
.
Me preguntas por qué lloro, pero yo no quisiera derramar esas pobres lagrimitas sino torrentes de ellas.
.
¿No meditas en este grandioso misterio?

Padre, ¿sufre Ud. durante la Misa la amargura de la hiel?
Sí, muy a menudo…

Padre, ¿cómo puede estarse de pie en el Altar?
Como estaba Jesús en la Cruz.

En el Altar, ¿está Ud. clavado en la Cruz como Jesús en el Calvario?
¿Y aún me lo preguntas?

¿Como se halla Ud.?
Como Jesús en el Calvario.

Padre, los verdugos acostaron la Cruz de Jesús para hundirle los clavos?
Evidentemente.

¿A Ud. también se los clavan?
¡Y de qué manera!

¿También acuestan la Cruz para Ud.?
Sí, pero no hay que tener miedo.

Padre, durante la Misa, ¿dice Ud. las siete palabras que Jesús dijo en la Cruz?
Sí, indignamente, pero también yo las digo.

Y ¿a quién le dice: «Mujer, he aquí a tu hijo»?
Se lo digo a Ella: He aquí a los hijos de Tu Hijo.

¿Sufre Ud. la sed y el abandono de Jesús?
Sí.

¿En qué momento?
Después de la Consagración.

¿Hasta qué momento?
Suele ser hasta la Comunión.

Ud. ha dicho que le avergüenza decir: «Busqué quien me consolase y no lo hallé». ¿Por qué?
Porque nuestro sufrimiento, de verdaderos culpables, no es nada en comparación del de Jesús.

¿Ante quién siente vergüenza?
Ante Dios y mi conciencia.

Los Ángeles del Señor ¿lo reconfortan en el Altar en el que se inmola Ud.?
Pues… no lo siento.

Si el consuelo no llega hasta su alma durante el Santo Sacrificio y Ud. sufre, como Jesús, el abandono total, nuestra presencia no sirve de nada.
La utilidad es para vosotros.

¿Acaso fue inútil la presencia de la Virgen Dolorosa, de San Juan y de las piadosas mujeres a los pies de Jesús agonizante?

¿Qué es la sagrada Comunión?
.
Es toda una misericordia interior y exterior, todo un abrazo.
.
Pídele a Jesús que se deje sentir sensiblemente.

Cuando viene Jesús, ¿visita solamente el alma?
El ser entero.

¿Qué hace Jesús en la Comunión?
Se deleita en su creatura.

Cuando se une a Jesús en la Santa Comunión, ¿que quiere que le pidamos al Señor por U.?
Que sea otro Jesús, todo Jesús y siempre Jesús.

¿Sufre Ud. también en la Comunión?
Es el punto culminante.

Después de la Comunión, ¿continúan sus sufrimientos?
Sí, pero son sufrimientos de amor.

¿A quién se dirigió la última mirada de Jesús agonizante?
A su Madre.

Y Ud., ¿a quién mira?
A mis hermanos de exilio.

¿Muere Ud. en la Santa Misa?
Místicamente, en la Sagrada Comunión.

¿Es por exceso de amor o de dolor?
Por ambas cosas, pero más por amor.

Si Ud. muere en la Comunión ¿ya no está en el Altar? ¿Por qué?
Jesús muerto, seguía estando en el Calvario.

Padre, Ud. a dicho que la víctima muere en la Comunión. ¿Lo ponen a Ud. en los brazos de Nuestra Señora?
En los de San Francisco.

Padre, ¿Jesús desclava los brazos de la Cruz para descansar en Ud.?
¡Soy yo quien descansa en El!

¿Cuánto ama a Jesús?
Mi deseo es infinito, pero la verdad es que, por desgracia, tengo que decir que nada, y me da mucha pena.

Padre, ¿por qué llora Ud. al pronunciar la última frase del Evangelio de San Juan:
.
«Y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad»?
.
¿Te parece poco?
.
Si los Apóstoles, con sus ojos de carne, han visto esa gloria,
.
¿cómo será la que veremos en el Hijo de Dios, en Jesús, cuando se manifieste en el Cielo?

¿Qué unión tendremos entonces con Jesús?
La Eucaristía nos da una idea.

¿Asiste la Santísima Virgen a su Misa?
¿Crees que la Mamá no se interesa por su hijo?

¿Y los ángeles?
En multitudes.

¿Qué hacen?
Adoran y aman.

Padre, ¿quién está más cerca de su Altar?
Todo el Paraíso.

¿Le gustaría decir más de una Misa cada día?
.
Si yo pudiese, no querría bajar nunca del Altar.

Me ha dicho que Ud. trae consigo su propio Altar…
Sí, porque se realizan estas palabras del Apóstol: «Llevo en mi cuerpo las señales del Señor Jesús» (Gal. 6, 17), «estoy crucificado con Cristo» (Gal. 2, 19) y «castigo mi cuerpo y lo esclavizo» (I Cor. 9, 27).

¡En ese caso, no me equivoco cuando digo que estoy viendo a Jesús Crucificado!
(No contesta).

Padre, ¿se acuerda Ud. de mí durante la Santa Misa?
Durante toda la Misa, desde el principio al fin, me acuerdo de tí.

La Misa del Padre Pío en sus primeros años duraba más de dos horas.

Siempre fue un éxtasis de amor y de dolor.

Su rostro se veía enteramente concentrado en Dios y lleno de lágrimas.

Un día, al confesarme, le pregunté sobre este gran misterio:

Padre, quiero hacerle una pregunta.
Dime, hijo.

Padre, quisiera preguntarle qué es la Misa.
¿Por qué me preguntas eso?

Para oírla mejor, Padre.
Hijo, te puedo decir lo que es mi Misa.

Pues eso es lo que quiero saber, Padre.
Hijo mío, estamos siempre en la cruz y la Misa es una continua agonía.

https://youtu.be/wkV8mMwbm_0

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Visiones Místicas sobre los dos Milagros que se producen en la Misa

La misa católica tiene dos misterios impresionantes.

Uno es la apertura del cielo y la aparición de seres celestiales en el templo durante la liturgia.

Y el otro es la transubstanciación que tienen las hostias y el vino, en el cuerpo y la sangre de Cristo.

Hablaremos de ambos recurriendo a visiones místicas de dos videntes y a la doctrina, poniendo más énfasis en la transubstanciación.

   

LA LITURGIA DEL CIELO Y LA TIERRA JUNTAS

La Misa recrea los sucesos del Jueves Santo, Viernes Santo y el Domingo de Pascua y es una participación en el culto a Dios en el templo celestial.

Es una participación y una imitación de la liturgia del templo en el cielo.

El altar en la tierra está unido y fusionado con el altar en el cielo.

Por lo tanto, la misa es el cielo en la tierra.

Y la liturgia de la tierra es un reflejo visible y el símbolo eficaz de la liturgia celestial de ángeles.

Esta unidad de los dos cultos se expresa por la liturgia misma en el prefacio, donde se invita a la comunidad de la Iglesia (en la tierra) a unirse con los Tronos y Dominaciones, los Querubines y Serafines, para cantar el himno angélico de alabanza, al tres veces Santo.

Hay visiones místicas de lo que sucede, como la de Catalina Rivas.

   

EL OFERTORIO VISTO POR CATALINA RIVAS

En una visión mística de la misa, la vidente Catalina Rivas recibió estas impresiones durante el ofertorio de la misa.

De pronto empezaron a ponerse de pie unas figuras que no había visto antes.

Era como si al lado de cada persona que estaba en la Catedral, saliera otra persona y aquello se llenó de unos personajes jóvenes, hermosos.

Iban vestidos con túnicas muy blancas y fueron saliendo hasta el pasillo central dirigiéndose hacia el Altar.

Y la Virgen María le explicó a Catalina:

“Observa, son los Ángeles de la Guarda de cada una de las personas que está aquí.
.
Es el momento en que su Ángel de la Guarda lleva sus ofrendas y peticiones ante el Altar del Señor.”

Y Catalina sigue con su visión:

En aquel momento, estaba completamente asombrada, porque esos seres tenían rostros tan hermosos, tan radiantes como no puede uno imaginarse.

Lucían unos rostros muy bellos, casi femeninos, sin embargo la complexión de su cuerpo, sus manos, su estatura era de hombre.

Los pies desnudos no pisaban el suelo, sino que iban como deslizándose, como resbalando.

Aquella procesión era muy hermosa.

Algunos de ellos tenían como una fuente de oro con algo que brillaba mucho con una luz blanca-dorada.

Entonces intervino nuevamente la Virgen María:

“Son los Ángeles de la Guarda de las personas que están ofreciendo esta Santa Misa por muchas intenciones, aquellas personas que están conscientes de lo que significa esta celebración, aquellas que tienen algo que ofrecer al Señor.

Ofrezcan en este momento, ofrezcan sus penas, sus dolores, sus ilusiones, sus tristezas, sus alegrías, sus peticiones.

Recuerden que la Misa tiene un valor infinito por lo tanto, sean generosos en ofrecer y en pedir.”

Pero Catalina experimentó algo extraño también, detrás de los primeros Ángeles venían otros que no tenían nada en las manos, las llevaban vacías.

Y le dijo la Virgen:

“Son los Ángeles de las personas que estando aquí, no ofrecen nunca nada, que no tienen interés en vivir cada momento litúrgico de la Misa y no tienen ofrecimientos que llevar ante el Altar del Señor.”

Y finalmente Catalina recuerda:

En último lugar iban otros Ángeles que estaban medio tristones, con las manos juntas en oración pero con la mirada baja.

Y la Virgen María le cuenta:

“Son los Ángeles de la Guarda de las personas que estando aquí, no están, es decir de las personas que han venido forzadas, que han venido por compromiso, pero sin ningún deseo de participar de la Santa Misa.

Y los Ángeles van tristes porque no tienen qué llevar ante el Altar, salvo sus propias oraciones”.

El momento más misterioso de la misa es cuando el sacerdote consagra el pan y el vino y se transforman súbitamente; se transubstancian.

   

LA VISIÓN DE LA TRANSUBSTANCIACIÓN SEGÚN SANTA HILDEGARDA

A Santa Hildegarda de Bingen parece habérsele dado el entendimiento de lo que sucede con el pan y el vino.

La siguiente es una descripción de una visión de su primer libro, Scivias (abreviatura de Scito Vias Domini , “Conocer los caminos de Dios”).

“Cuando el Evangelio de la paz había sido recitado y la ofrenda a ser consagrada había sido colocada sobre el altar, y el sacerdote cantaba la alabanza de Dios Todopoderoso, “Santo, Santo, Santo, Señor Dios del universo”, comienza el misterio de los ritos sagrados.

El cielo se abrió de repente y un brillo intenso de incalculable resplandor descendió sobre esa ofrenda y la irradió por completo de luz, así como el sol ilumina todo lo que alumbra.
.
Y, de este modo, iluminándola, la brillantez la llevó a lo alto hacia dentro de los lugares secretos del cielo y luego la devolvió sobre el altar” (Libro 2, Visión 6).

El significado de esta visión, Hildegarda explicaría, es que en el momento de la consagración el pan, el vino y el agua son conducidos al cielo por una luz especial para su conversión y luego colocados de nuevo sobre el altar.

En la siguiente cita Hildegarda explica por qué el cuerpo y la sangre de Cristo permanecen invisibles.

Ella habla aquí en primera persona, asumiendo la voz de Dios:

“Pero tú, oh hombre, no puedes tomar este don espiritual de forma visible, como si comieras carne visible y bebieras sangre visible; porque tú eres suciedad de suciedad.

Pero, como el espíritu vivo en ti es invisible, así también el Sacramento vivo en esa oblación es invisible y debe ser recibido de manera invisible por ti.

El alma humana, que es invisible, invisible recibe el sacramento, que existe de forma invisible en esa oblación.

Mientras que el cuerpo humano, que es visible, recibe de forma visible, la oblación que encarna visiblemente el sacramento.

Pero los dos son uno, así como Cristo es Dios y Hombre, y el alma racional y la carne mortal constituyen un ser humano” (Libro 2, Visión 6, capítulo 14).

Hay una conexión especial entre la consagración y el nacimiento de Cristo.

En esta cita, de nuevo en la voz de Dios, se nos dice de una manera amorosa y paternal que Dios recuerda el nacimiento de Su Hijo en cada momento de la consagración:

“Por lo tanto, cuando Yo veo el cuerpo y la sangre de Mi Hijo cada día consagrados en el altar en Mi nombre, y tú, hombre, siendo santificado por ese sacramento, comiendo Su carne y bebiendo Su sangre, Yo siempre contemplo el nacimiento.

Para cuando el sacerdote hace su oficio como le ha sido asignado, invocándome en palabras sagradas, allí estoy Yo con poder, al igual que Yo que estuve allí cuando mi Unigénito, sin mancha, se encarnó” (Libro 2, Visión 6, capítulo 34).

   

CONSAGRACIÓN Y TRANSUBSTANCIACIÓN SEGÚN CATALINA RIVAS

Catalina, cuenta otra parte de lo que sucede.

Cuando llegó el momento final del Prefacio de la Misa y cuando la asamblea decía: “Santo, Santo, Santo” de pronto, todo lo que estaba detrás de los celebrantes desapareció.

Del lado izquierdo del señor Arzobispo hacia atrás en forma diagonal aparecieron miles de Ángeles, pequeños, Ángeles grandes, Ángeles con alas inmensas, Ángeles con alas pequeñas, Ángeles sin alas, como los anteriores.

Todos vestidos con unas túnicas como las albas blancas de los sacerdotes o los monaguillos.

Todos se arrodillaban con las manos unidas en oración y en reverencia inclinaban la cabeza.

Se escuchaba una música preciosa, como si fueran muchísimos coros con distintas voces y todos decían al unísono junto con el pueblo: Santo, Santo, Santo…

Había llegado el momento de la Consagración, el momento del más maravilloso de los Milagros.

Del lado derecho del Arzobispo hacia atrás en forma también diagonal, una multitud de personas, iban vestidas con la misma túnica pero en colores pastel: rosa, verde, celeste, lila, amarillo; en fin, de distintos colores muy suaves.

Sus rostros también eran brillantes, llenos de gozo, parecían tener todos la misma edad.

Se podía apreciar (y no puedo decirlo por qué) que había gente de distintas edades, pero todos parecían igual en las caras, sin arrugas, felices.

Todos se arrodillaban también ante el canto de “Santo, Santo, Santo, es el Señor…”

Y nuestra Señora le explicó:

Son todos los Santos y Bienaventurados del cielo y entre ellos, también están las almas de los familiares de ustedes que gozan ya de la Presencia de Dios.”

Entonces la vi dice Catalina.

Allá justamente a la derecha del señor Arzobispo, un paso detrás del celebrante, estaba un poco suspendida del suelo, arrodillada sobre unas telas muy finas, transparentes pero a la vez luminosas, como agua cristalina, la Santísima Virgen, con las manos unidas, mirando atenta y respetuosamente al celebrante.

Me hablaba desde allá, pero silenciosamente, directamente al corazón, sin mirarme.

Esto le dijo la Virgen:

“¿Te llama la atención verme un poco más atrás de Monseñor, verdad? Así debe ser.

Con todo lo que me ama Mi Hijo, no Me ha dado la dignidad que da a un sacerdote de poder traerlo entre Mis manos diariamente, como lo hacen las manos sacerdotales.

Por ello siento tan profundo respeto por un sacerdote y por todo el milagro que Dios realiza a través suyo, que me obliga a arrodillarme aquí.”

Delante del altar, empezaron a salir unas sombras de personas en color gris que levantaban las manos hacia arriba.

Y le dijo la Virgen Santísima:

Son las almas benditas del Purgatorio que están a la espera de las oraciones de ustedes para refrescarse.

No dejen de rezar por ellas.

Piden por ustedes, pero no pueden pedir por ellas mismas, son ustedes quienes tienen que pedir por ellas para ayudarlas a salir para encontrarse con Dios y gozar de Él eternamente”.

Y continuó:

“Ya lo ves, aquí estoy todo el tiempo.

Al pie del Altar donde se celebra la Eucaristía, siempre me van a encontrar.

Al pie del Sagrario permanezco Yo con los Ángeles, porque estoy siempre con Él.”

A continuación el celebrante dijo las palabras de la “Consagración”.

Era una persona de estatura normal, pero de pronto empezó a crecer, a volverse lleno de luz.

Una luz sobrenatural entre blanca y dorada lo envolvía y se hacía muy fuerte en la parte del rostro, de modo que no podía ver sus rasgos.

Cuando levantaba la forma vi sus manos y tenían unas marcas en el dorso de las cuales salía mucha luz.
.
¡Era Jesús! Era Él que con su Cuerpo envolvía el del celebrante como si rodeara amorosamente las manos del señor Arzobispo.

En ese momento la Hostia comenzó a crecer y crecer enorme y en ella, el rostro maravilloso de Jesús mirando hacia Su pueblo.

Por instinto quise bajar la cabeza y dijo nuestra Señora:

“No agaches la mirada, levanta la vista, contémplalo, cruza tu mirada con la Suya y repite la oración de Fátima:

Señor, yo creo, adoro, espero y Te amo, Te pido perdón por aquellos que no creen, no adoran, no esperan y no Te aman. Perdón y Misericordia.

Ahora dile cuánto lo amas, rinde tu homenaje al Rey de Reyes.”

Inmediatamente Monseñor dijo las palabras consagratorias del vino y junto a sus palabras, empezaron unos relámpagos en el cielo y en el fondo.

No había techo de la Iglesia ni paredes, estaba todo oscuro solamente aquella luz brillante en el Altar.

De pronto suspendido en el aire, vi a Jesús, crucificado, de la cabeza a la parte baja del pecho.

El tronco transversal de la cruz estaba sostenido por unas manos grandes, fuertes.

De en medio de aquel resplandor se desprendió una lucecita como de una paloma muy pequeña muy brillante, dio una vuelta velozmente toda la Iglesia.

Y se fue a posar en el hombro izquierdo del señor Arzobispo que seguía siendo Jesús, porque podía distinguir Su melena y Sus llagas luminosas, Su cuerpo grande, pero no veía Su Rostro.

Arriba, Jesús crucificado, estaba con el rostro caído sobre el lado derecho del hombro.

Podía contemplar el rostro y los brazos golpeados y descarnados.

En el costado derecho tenía una herida en el pecho y salía a borbotones, hacia la izquierda sangre y hacia la derecha, pienso que agua pero muy brillante.

Más bien eran chorros de luz que iban dirigiéndose hacia los fieles moviéndose a derecha e izquierda.

¡Me asombraba la cantidad de sangre que fluía hacia el Cáliz. Pensé que iba a rebalsar y manchar todo el Altar, pero no cayó una sola gota!

Dijo la Virgen en ese momento:

“Este es el milagro de los milagros, te lo he repetido, para el Señor no existe ni tiempo ni distancia y en el momento de la Consagración, toda la asamblea es trasladada al pie del Calvario en el instante de la crucifixión de Jesús.

¿Puede alguien imaginarse eso? Nuestros ojos no lo pueden ver, pero todos estamos allá, en el momento en que a Él lo están crucificando y está pidiendo perdón al Padre, no solamente por quienes lo matan, sino por cada uno de nuestros pecados:

‘¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!’”

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Cómo Ayudar a las Benditas Almas del Purgatorio

Gracias a la Misericordia de Dios existe el Purgatorio.

El alma del purgatorio sabe que pronto va a estar con Dios.

Y que depende de lo que los vivos hagamos por ellos para acortar ese lapso.  

Es una artículo práctico sobre lo que hay que hacer para ayudar a las pobres almas confinadas en el purgatorio.
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Incluímos un reportaje a Susan Tassone, uno de las mayores expertos en el tema.

 

PARA QUE HEMOS VIVIDO

En el momento del nacimiento, el niño es un misterio del futuro.

Con el tiempo, con los eventos y las gracias dadas a él entre el momento del nacimiento y el momento de la muerte, cada ser humano toma decisiones, avanzando hacia Dios o alejándose de él.

purgatorio

En el momento de la muerte, ha vivido en uno de estos dos modelos:
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– o bien, con su mente en Dios y motivado por el amor de Dios, para hacer la voluntad de Dios,
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– o con la mente puesta en sí mismo u otra cosa en lugar de Dios, viviendo su vida entera para hacer su propia voluntad.

En la muerte, la voluntad de una persona estará fija, ya sea en sí misma o en Dios.

Si está en estado de gracia, es que está dirigida por Dios.

Si está en estado de pecado mortal sin arrepentimiento, entonces él ha rechazado a Dios, creó su propia voluntad en oposición a la Voluntad Divina; la consecuencia de sus decisiones son una vida futura negativa.

Incluso en el estado de gracia y, por lo tanto, siendo un amigo de Dios, una persona puede no haber logrado un amor total a Dios, ni la completa unión con su voluntad.

Esta imperfección y fuera de orden deben ser consumida y purgada para que el alma pueda estar totalmente lista para la fiesta de bodas del Cielo.

Este lugar de purgación se llama «Purgatorio».

Aunque no es el infierno, tiene algunos de los dolores intensos asociados con los sufrimientos del infierno.
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Y si bien no es el cielo, tiene algunas alegrías intensas del Cielo
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Santa Catalina de Génova, una «especialista» en la doctrina del Purgatorio, puso énfasis en la alegría del Purgatorio.
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Fuera de los Cielos, el estado más feliz en la creación es la del Purgatorio.

2 nivel del purgatorio

 

¿QUE ES ENTONCES EL PURGATORIO? 

El purgatorio es el acompañamiento del amor de Dios en acción por las almas de los difuntos que aún no son totalmente santos.

Estos son los amigos de Dios, que murieron no en el estado de gracia santificante, pero participan de su vida divina, al menos en expectativa.

Tienen derecho al cielo, pero todavía no están preparados para la plenitud de lo que Él ha prometido.
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Deben ser preparados por la expiación que se someten en el purgatorio.
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Es un momento para pagar una deuda, pero no degradante o vergonzosa.
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Es un estado de maduración y crecimiento perfecto en el amor.

En el momento en que el alma pasa a la eternidad, el tiempo deja de existir para ella. 

En el Purgatorio, el alma progresa hacia la pureza y la santidad.

Dios está obrando en el alma, y el alma se retrasa en la entrada en la felicidad sin fin del Cielo.

Este proceso no se mide en nuestros días o años.

El Concilio de Trento declaró que el purgatorio existe, y algunas almas están detenidas allí.

Estas almas pueden ser ayudadas por las oraciones y limosnas de los fieles y especialmente por el Santo Sacrificio de la Misa.

El cristiano en el momento de la muerte, por su propia disposición, debe ser capaz de decir:

«Padre mío, lo que me merezco por mis pecados y mis fracasos, en tus manos amorosas cedo mi alma.»

¡Dios es Amor! ¿Su obra de purificación en un alma puede producir cualquier otra condición que no sea el amor?

Para el alma en estado de purificación, el mundo se queda atrás.
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Las demandas del cuerpo y sus sentidos desaparecen completamente.
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El alma es libre, por primera vez, para ver las realidades espirituales en la forma en que los ángeles lo perciben.

El cielo está asegurado.

Inundada con iluminación divina del alma con el aprecio y el deseo de Dios.

Ve que las satisfacciones superficiales, debilidades y egoísmos se interpusieron entre Dios y ella misma, y entiende que su satisfacción debe ser realizada.

En el Purgatorio, el alma es consciente de estar deprivada de Dios. 

Ha visto la belleza absoluta y el amor de Dios.

Su bondad, santidad, amor y sabiduría ha ajustado el alma inflamándola de adoración, gratitud y amor. 

Esto es lo que penetra las almas en el Purgatorio.

Nada les distrae de su atención a Él.

El purgatorio conlleva un estado de sufrimiento, pero el sufrimiento no es sombrío.
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El sufrimiento es intenso, pero se lleva con alegría.

El dolor del purgatorio purifica y prepara el alma para la alegría eterna.

Esta alegría se lleva a través de su sufrimiento.

El egocentrismo y el egoísmo son eliminados para que las almas en el Purgatorio se conviertan en lo que Dios quiso que fueran en la tierra: Santos completamente enamorados de Él.

Ellos de ninguna manera pueden acelerar la curación del «fuego» del purgatorio.

Su pasividad absoluta es probablemente la razón por la que son llamados las «pobres almas».

islas del purgatorio fondo

 

SE LES PUEDE AYUDAR

Ellas pueden ser ayudadas por nuestras oraciones, limosnas y el Santo Sacrificio de la Misa.

No pueden recibir los sacramentos o actos de mortificación ofrecidos en expiación por sus pecados.

Pero nosotros podemos ayudar de la mejor manera de agradar a Cristo que viene en ayuda de los más pobres entre los pobres: las almas indefensas del Purgatorio.

Recordemos, también, que al ayudar a ellas, somos testigos de la misericordia de Dios y su poder, y contribuimos a su gloria por toda la eternidad.

Hay algunos que tienen un derecho especial a la caridad: padres, hermanos, hermanas, maestros y los sacerdotes que nos trajeron los Sacramentos.

Tal vez, hay miles de personas en el Purgatorio que han ganado gracias especiales para nosotros, no lo sabemos.

Como podría ser una anciana que sufrió y soportó con paciencia el dolor por algún pobre pecador que sólo Dios conoce.

Somos todos ramas de la vid de Cristo, y podemos ayudarnos unos a otros a través de la canalización de la vida de la Vid en su conjunto.

La oración más corta, el más pequeño acto hecho por el amor de Dios puede convertirse en una palanca en el cielo por las almas del Purgatorio.

El Santo Sacrificio de la Misa celebrado por las almas del Purgatorio, gana los méritos infinitos de Cristo, que se abren como una compuerta para lavar las almas de los vivos y los muertos.
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Las almas del Purgatorio no pueden ahora unirse a Él en la Santa Comunión.
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Pero pueden participar en las gracias que fluyen de la celebración de la Misa.
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Sobre todo si los llevamos allí, en espíritu, por las intenciones de nuestra misa.

Las misas gregorianas son uno de los medios más eficaces de ayudar a un alma del Purgatorio.

Estas son 30 misas ofrecidas por el alma de un difunto especificado, durante el período de 30 días consecutivos.

San Gregorio Magno
San Gregorio Magno

La costumbre se originó con San Gregorio Magno.

No estamos justificados para considerar las misas gregorianas como un medio infalible para liberar a un alma del purgatorio, porque la aplicación del fruto de las misas depende de la Santa Voluntad de Dios.

Así, más de una serie de misas gregorianas se puede ofrecer para la misma alma.

El Vía Crucis, hecho en oración, es muy indulgenciado y de gran eficacia para las almas del Purgatorio.

El Santo Rosario recuerda los acontecimientos de la redención, que nos llevan desde el primer Misterio Gozoso al último Misterio Glorioso en la medida que meditamos las grandes doctrinas de la Iglesia.

Lo mejor es utilizar un rosario que tenga las bendiciones para obtener las mayores indulgencias por las pobres almas.

La limosna es otra forma de caridad corporal, que es eficaz y agradable a Dios.

Los pobres de hoy y los sufrientes son grandes en número y debemos dar gracias a Dios que podemos acudir en su ayuda. 

Cuando esto se hace por el amor de Dios, podemos ofrecer un valor expiatorio de estos actos a Dios en nombre de las almas de los difuntos.

La toma de agua bendita y rociarnos a nosotros mismos y a nuestro entorno con ella, esparce sus bendiciones sobre los objetos que están presentes.

Por lo tanto, el uso regular y seguro de agua bendita es atendido con grandes beneficios para la vida y trae consuelo al alma del difunto si se hace en su nombre.

El ofrecimiento de oraciones con indulgencias es beneficioso para las Almas del Purgatorio.

A cada una de ellas se le da una ganancia de indulgencia de tantos días en la Raccolta.

Esto no quiere decir que 300 días van a ser restados de su deuda, sino que es nuestro aporte sobre los méritos de Cristo y de los santos para la realización de una penitencia llevada a cabo durante 300 días en nombre de la pobre alma.

¡No hay tiempo más allá de la muerte!

Dios nunca se deja ganar en generosidad y es seguro moverse por cualquier y todos los actos de fe y de caridad hechos en nombre de los más pobres de los pobres, las benditas almas del Purgatorio.

«Divino Corazón de Jesús, convierte a los pecadores, sálvalos de la muerte, entrega a las Santas Almas del Purgatorio». (300 días de Indulgencia)

almas del purgatorio

 

ENTREVISTA A UNA EXPERTA SOBRE EL PURGATORIO

Susan Tassone es uno de los mayores expertos sobre las almas del purgatorio.
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Habla sobre lo que debemos hacer por los difuntos para librarlos rápidamente del Purgatorio.

Estas acciones son también en nuestro beneficio, porque esas almas agradecidas oran para que nosotros lleguemos los mejor posible a esa instancia o podamos esquivarla.

Susan Tassone ha escrito seis libros sobre el tema, entre ellos uno escrito en colaboración con el Padre Benedict Groeschel de los Hermanos Franciscanos de la Renovación.

 

¿Cuál es la mejor devoción para ayudar a las almas del purgatorio?

El santo sacrificio de la Misa es la principal fuente de devoción por las benditas almas.

Por lo tanto, el medio más poderoso para aliviar o liberar un alma del purgatorio es a través del Santo Sacrificio de la Misa. Usted encontrará que en el Catecismo se dice en 1032:

«Desde el principio, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, sobre todo, el sacrificio eucarístico, para que así purificadas, puedan alcanzar la visión beatífica de Dios.»

En “Rezando con los Santos por las Santas Almas del Purgatorio”, tengo escritos del Papa Benedicto XVI que apuntan a tener misas por las almas del purgatorio. [Sacramentum Caritatis]

Después de la misa, la siguiente más poderosa forma para ayudar a las almas es el Rosario, la oración mariana más poderosa del mundo, -en sus apariciones aprobadas, María pide rezar el Rosario por la paz en el mundo, en vuestros corazones, en su familia.

Y las Estaciones de la Cruz, porque son indulgenciadas.

Usted tiene que estar en estado de gracia para ayudar a las almas del purgatorio.

Cuando oramos por las almas, tenemos que recordar que les estamos dando el paraíso, el rostro de Dios, cuando nosotros les consigamos que salgan pronto del purgatorio.

Nuestras oraciones están acortando este horrible sufrimiento de estar sin Dios.
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Luego ellas nos muestran su gratitud en la misma proporción a su alegría.

almas saliendo del purgatorio

 

Ud. recomienda las misas gregorianas ofrecidas por las almas. ¿Qué son, cómo llegaron, y por qué son importantes?

Las Misas gregorianas son absolutamente la mejor manera de ayudar a las almas del purgatorio. El fondo detrás de ellas es una historia fascinante.

El Papa San Gregorio era un hombre enfermo y había un médico que cuidó de él durante toda su vida.

El médico, llamado «Justus», también era un monje benedictino en Roma, donde la Iglesia de San Gregorio permanece hoy en día.

Cuando Justus se estaba muriendo, San Gregorio, dijo al hermano de sangre de Justus que se hiciera cargo de él, porque él también era médico.

Mientras se hacían los preparativos, el hermano encontró tres monedas de oro en la celda de Justus.

Los Benedictinos tomaban votos de pobreza, castidad y obediencia.

El hermano se lo dijo a los monjes, y le dijeron a San Gregorio.

Él estaba muy molesto porque esperaba que los monjes tomaran en serio el voto.

Porque Justus violó el voto de pobreza, Gregorio no permitiría que ninguno de los monjes lo visitara durante su última enfermedad, lo consolara o rezara con él.

Justus fue aplastado. Lloró y se arrepintió de mantener las monedas.

Justus murió. Y Gregorio sabía que estaba en el purgatorio.

Ordenó 30 misas por el alma del Justus. ¿Por qué 30? ¿Por qué no 40 o 50 misas?

La razón es que Gregorio estaba trayendo de vuelta la tradición del Antiguo Testamento de Israel que hacía duelo por los muertos de 30 días, como a Moisés y a Aarón.

Después de las 30 misas Justus apareció a su hermano de sangre y dijo que fue liberado del purgatorio.
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El hermano no tenía idea que se habían hecho misas por Justus.

Corrió hacia el monasterio y le dijo a los monjes, que le dijeran a San Gregorio, que ya sabía, que él había tenido una revelación privada que Justus fue liberado del purgatorio.

Se corrió la voz por toda Roma. La gente vino al monasterio a realizar misas por sus seres queridos.

A continuación, los sacerdotes de Francia y España, y los sacerdotes de todas partes vinieron a Roma para ofrecer misas en el altar a sus seres queridos.

Ese altar todavía existe hoy en día en la Iglesia de los Santos Andrés y Gregorio, en Roma. Estas primeras misas gregorianas fueron ofrecidas en este altar.

El altar tiene tres paneles, en los relieves grabados en América, diciendo San Gregorio liberó el alma de este monje por 30 misas.

El panel del medio muestra a nuestro sufriente Señor apareciéndose a Gregorio en el altar.

El tercer panel, dice, en latín, que San Gregorio está ofreciendo misas en este lugar para liberar las almas del purgatorio.

Es sorprendente y hermosa.

susan tassone
Susan Tassone

 

¿Hay garantía que un alma consiga la liberación luego de las 30 misas?

Aunque la práctica es aprobada por la Iglesia, no hay garantía oficial. Sin embargo, es una costumbre que acentúa el poder de la Santa Misa

 

Una parroquia normalmente no será capaz de ofrecer 30 misas consecutivas a la misma alma. ¿Dónde podemos obtener las misas gregorianas, dijo?

Se puede ver en mi sitio web, SusanTassone.com. [La respuesta de Susan Tassone en su sitio web es que las misas se pueden pedir a las “Misiones”, que cobran por este servicio alrededor de U$S 150 por la serie de 30 misas consecutivas]

 

¿Por qué necesitamos recordatorios constantes para tener Misas por los difuntos y ofrecer plegarias por ellos? ¿Por qué orar por las almas santas?

Porque la justicia de Dios demanda expiación de sus pecados.

Cristo le dijo a Santa Faustina que su misericordia no desea enviar un alma al purgatorio, pero su justicia exige ello (Diario, 1226, 20).

Él pone en nuestras manos los medios para ayudarlos.
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Somos su único recurso.
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Tenemos la obligación de orar por nuestros seres queridos.

 

¿Podemos decir que uno va directamente al cielo? ¿Podemos decir que el alma era totalmente pura y santa, y en consonancia con la voluntad de Dios como para ir al cielo de una vez?

No sabemos cuál es el estado del alma en la hora de la muerte, y nosotros tendemos a canonizar a todo el mundo.
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Sólo Dios conoce el estado del alma, si es que está totalmente de acuerdo con su voluntad.
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Él es todo-santo, majestuoso y puro.

Pero se nos ha dado este gran poder y el privilegio de liberar a las almas del purgatorio.

Sólo somos los liberadores.

Cristo se dirige a la Iglesia militante. El Cielo nos alienta.

Por alguna razón, se nos ha dado este gran honor y privilegio. Somos responsables de orar por nuestros muertos.

misa por las almas del purgatorio

 

¿Pero qué sucede si el alma llega al cielo y Ud. sigue ofreciendo misas y oraciones?

La respuesta común es que Dios aplicará las misas a otras almas en el purgatorio o para los más necesitados o para las almas de su familia.

Pero hay más: si el alma está ya en el cielo, y Ud. sigue ofreciendo misas por él y sigue orando por él, lo que consigue es lo que Santo Tomás de Aquino dice – «la gloria accidental.»

El alma recibe un aumento de su intimidad con Dios y un aumento de su poder de intercesión.

Así que la lección es la siguiente:
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Nunca deje de orar por sus muertos, no importa el tiempo que hayan partido. Ud. continúe empujándolo más arriba.

Las oraciones no se pierden. Dios nunca se deja ganar en generosidad.

 

¿Por qué a menudo señala la importancia de ofrecer misas mientras la persona está viva, incluso misas por uno mismo?

Le pregunté al Padre Edward McNamara, conocido profesor de liturgia en el Regina Apostolorum en Roma acerca de eso.

Hay tres razones principales por las que las misas se deben ofrecer a sus seres queridos en vida.

En primer lugar, es un don infinito. Ello nunca para de darse.

Una persona que vive todavía es capaz de crecer en la gracia santificante, por lo que el efecto de esta increíble gracia es que puede recibirlas para ser más semejante a Cristo.

Hay que responder. Cuando tiene misas celebradas por sus seres queridos y Ud. ora, ellos responden a la gracia.

En segundo lugar, si esto es ofrecido como intercesión por una persona en estado de pecado mortal actual, es posible la gracia necesaria para la conversión.

En tercer lugar, también consigue la santidad de la gente.

¿A quién echa de menos? ¿Por quién le gustaría haber hecho más?
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¿Quién le ayudó espiritualmente y temporalmente? ¿Quien tuvo un gran impacto en su vida?
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Sus enemigos o aquellos que le hirieron.

Haga misas por ellos. Haga misas por Ud. mismo. La misa sana a los vivos y difuntos. Rece por los vivos ahora, para la eternidad.

El Catecismo dice, en 958, «Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer su eficaz intercesión por nosotros.»

Ellos no pueden ayudarse a sí mismos, pero pueden orar por nosotros. Por lo tanto, cuanto más oramos por ellos, más eficaz es su intercesión por nosotros.

 

¿Por qué se les llama pobres almas y almas santas?

Se llaman pobres porque la pobreza es la pérdida de la vista de Dios.
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Se llaman pobres porque ya no pueden hacer méritos, no pueden ayudarse a sí mismos
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Ellos dependen totalmente de nosotros. Somos su único recurso.

No se hace nada solo. La Iglesia militante llega a la Iglesia purgante y se une a la Iglesia Triunfante.

Y se les llama almas santas porque ya no pueden pecar. Ellos saben que serán salvos. Ellos saben que el cielo está esperando por ellos.

dibujo almas del purgatorio

 

¿Cómo podemos evitar el purgatorio?

San Juan de la Cruz dijo: «Dios provee».

Por lo tanto evitar el pecado. Rezar el Rosario. Ir a la confesión mensual. Aceptar las pruebas. Perdonar.

Cuanto más se ora en la tierra – oración constante y ferviente a lo largo de la vida – más cerca estará de salir del purgatorio si Ud. va allí.

 

¿Las almas del purgatorio nos ayudan en este sentido?

Debido a su gran amor por nosotros, no sólo están ansiosos por salir del purgatorio, sino que también están más preocupados por nuestra salvación, sobre todo la salvación de sus seres queridos.

Ellos pueden interceder por nosotros, mientras están el purgatorio.

Sus oraciones nos ayudan a reconocer nuestros pecados y nos ayudan a comprender la malicia de los pecados.

Y por eso nos reprochan a través de las inspiraciones del Espíritu Santo.

Ellos quieren que lleguemos a ser santos y santos aquí.
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Ellos no quieren que vayamos al verdadero purgatorio.

 

¿Tienes algún otro consejo? Tal vez para educar a los niños que parece especialmente apropiado con Halloween y Todos los Santos ahora que el día de Todos los Santos se aproxima?

Orar por los moribundos. Rezar la Coronilla de la Divina Misericordia por ellos.

Su oración puede dar a un alma la gracia del arrepentimiento final. Únete a la Pía Unión de San José por los moribundos.

Del 1 al 8 de noviembre usted puede recibir una indulgencia plenaria al visitar un cementerio en esos días y aplicarlo a un alma del purgatorio.

Recuerde a los niños. Enséñeles el significado del Día de Todos los Santos.

Llévelos a los cementerios. Enséñeles a rociar agua bendita en las tumbas.

Plante la semilla de la reverencia por los muertos, y, a su debido tiempo, esto nos asegura su ayuda.

Tenemos que aprender del purgatorio, evitar el purgatorio y vaciar el purgatorio.

 

EN DEFINITIVA…

La perfección del Cielo es para nosotros un sueño que esperamos algún día ver cumplido.

Claro que para llegar a eso, como en los cuentos infantiles al castillo de la princesa, habrá que cruzar las zarzas espinosas de las tentaciones cotidianas.

Y a medida que nos vayamos acercando, tal vez comenzaremos a divisar el foso profundo de una enfermedad terminal que nos posibilitará, entre sufrimientos, hacer nuestro tránsito al más allá.

Así de simple. Así de difícil. El sufrimiento es el precio del Paraíso. Pero no debemos temer.

Porque, una vez allá, nos enfrentaremos al Amor más puro, a la Virtud más plena, a la Bondad más infinita, que nos interpelará con la dulzura que siempre tuvo para nosotros.

Por contraste con esa blancura indescriptible y deslumbrante, se harán evidentes nuestras carencias, nuestras faltas, nuestras omisiones, las manchas de nuestro vestido, o sea, de nuestra alma.

Jesús está esperándonos, pero nosotros no damos el paso hacia Él.

¿Qué nos detiene? `

Nosotros mismos nos detenemos.

No estamos prontos, no estamos impecables, nos sentimos sucios, deseamos tender nuestros brazos hacia Él y sin embargo, comenzamos a retroceder.

Debemos purificarnos para poder tener el derecho a entrar.

Pero esa visión de la Luz que es Cristo, nos marcará de tal manera que ya empezamos a sufrir por no verla.

Estamos inmersos en un sufrimiento de Amor.

Y es que el Cielo es un lugar de Amor. El más profundo y puro amor.

¿Cómo podría ser diferente? Es la morada del Amor.

Y nada que no sea amor puede entrar en él.

Sabemos que hay personas que entran directamente: aquellas que vivieron haciendo de sus vidas un holocausto de amor hacia sus hermanos por amor a Dios y los que murieron mártires.

Mártir es el que muere amando y perdonando, aquel que tiene grabadas a fuego en su corazón y en su alma las palabras de Jesús: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

El resto de los mortales, tendremos que pasar por el fuego de la purificación, tal como dice Pablo: pues con fuego será revelada; el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno” (1 Corintios 3: 13)

Y es que el Purgatorio es un fuego de Amor.

Los que tienen la fortuna de entrar en él se saben salvados, pero no pueden aún gozar de la alegría de la presencia de Dios porque aún tienen culpas por saldar.

¿Y cómo puede ser esto? podrán preguntarse algunos.

Si yo me arrepentí de mis pecados y los confesé al sacerdote, ¿cómo es que debo ser purificado aún?

Para explicarlo de forma sencilla, es como si un hombre que robó algo se arrepiente y va a confesarlo al sacerdote.

Está verdaderamente arrepentido, pero el sacerdote para poder absolverlo, le exige que restituya a su dueño lo robado.

Ese es el fin del Purgatorio, hacer que purguemos nuestras faltas confesadas y aun no satisfechas.

Debemos restituir al Señor todos aquellos “retaceos” en los actos realizados.

Todo el amor que no le hemos entregado.

Las mezquindades, los egoísmos, las impurezas, todo eso debe ser quemado en el crisol del Purgatorio, para que el alma pueda volar, libre y feliz, a los brazos del buen Dios que la espera con los brazos abiertos.

Pero eso no es inmediato.

El alma debe permanecer algún tiempo en el Purgatorio, sin embargo, la bondad de Dios es tan inmensa, que aceptará que nuestros ruegos y súplicas desde la Tierra puedan acortar ese tiempo de purificación.

Es como hacer un canje: las Eucaristías, los sacrificios, oraciones y penitencias de los que vivimos aquí, son tomados como rescate para librar a los que están allá.

Y los que están allá, que no pueden rezar por ellos mismos, agradecerán con muchas oraciones nuestra solicitud posteriormente.

Esa es la Comunión de los Santos que tanto ama y honra la iglesia de Cristo.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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7 Relatos Impresionantes sobre Almas del Purgatorio que Visitaron la Tierra

Hay consenso entre los cristianos que creen en lo sobrenatural, que muchos muertos van al purgatorio.

Y que las misas ofrecidas por ellos son de vital importancia para conducirlos al cielo.

En torno a todo este tema ha habido visiones de simples laicos, de santos y de Papas.

fantasma en un parque

Para los cristianos sólo hay tres posibilidades:
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-que esas visiones sean de ángeles,
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-manifestaciones del maligno,
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-o almas del purgatorio a quienes se les ha permitido aparecerse en la tierra.

Pero ante la duda, y salvo en el caso que tengamos la convicción de que son ángeles, no deberíamos entablar contacto profundo con ellos.

Tan solo preguntar que desean y despedirlas.

Leer también:

Este material es para tu discernimiento.

almas encontrandose

 

FENÓMENO RECONOCIDO POR RELIGIOSOS

«No es raro», escribió un eminente sacerdote francés del siglo XIX, el padre Charles Arminjon, «que las almas de los difuntos aparezcan en la vida.

Una y otra vez, Dios ha permitido estas manifestaciones, ya sea para despertar a los vivos de sus omisiones y torpezas, o con el fin de que las almas abandonadas pueden obtener un alivio más rápido«.

Uno de los casos más destacados, nota el Padre Arminjon (autor de El Fin del Mundo Presente, que se centra en el más allá), fue el de Benedicto VII, quien durante mucho tiempo después de su muerte, supuestamente apareció al obispo de Lapree.

Se dice que Santo Tomás de Aquino vio a su hermana fallecida.
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Y que San Padre Pio encontró más almas de difuntos que de vivos.
.
En Francia, una monja difunta apareció a la vida y dio revelaciones que formaron un libro asombroso llamado Manuscrito inédito del purgatorio (que lleva el imprimatur de un cardenal, lo que indica que no es contra doctrina).

almas en pena

 

¿QUE SON Y QUE QUIEREN?

Los casos son demasiado numerosos para contar.
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Muchos son los que tienen sus propios ejemplos.
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Escuchamos informes constantes de «fantasmas».
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Algunos creen que son espíritus «terrenales» – almas que no han entrado en la Luz de Dios, ya que permanecen unidos a algún objeto, persona o evento de este mundo.

Hay incluso un show muy popular de la televisión estadounidense, «The Ghost Whisperer», que se basa en las consultas a una mujer católica, Mary Ann Winkowski, que afirma ver tales espíritus.

En opinión de Winkowski que los espíritus que se quedan es porque tuvieron enormes egos, o tienen miedo del juicio, o murieron inesperadamente y especialmente de forma violenta, o estaban llenos de ira, o estaban excesivamente apegados a sus hogares. 

Afirma que a menudo provocan cambios bruscos del estado de ánimo y lo hacen para alimentarse de la energía de las emociones (miedo o ira) de los vivos.

Otros santos encontraron espíritus de la tierra pero la recomendación es que no debemos iniciar el contacto con ellos, por el pecado de la nigromancia.

¿Hay una alteración en tu casa? ¿Hay una sensación repentina en determinadas zonas?

Podría ser tu imaginación, o podría ser demoníaco, por supuesto, o podría ser un alma atrapada.

En el caso de que parezca esta la última, deberías orar por el alma para dirigirla a la luz.

Fascinantes son los casos espontáneos en los que parece (como el Padre Arminjon indica) que el difunto viene a despertar o consolar o a buscar oraciones.

Escuchamos las historias de mucha gente común.

Además de pequeñas coincidencias, o la sensación de la presencia de un ser querido, hay sueños.

callejon de las almas perdidas

 

PRIMER TESTIMONIO: UN ALMA QUE VINO A DECIR ADIÓS

Destaca una mujer llamada Sheila:

«Mi primer marido murió cuando él aún no tenía 38 años estaba enojado y yo no estaba segura de si había hecho una buena confesión, cuando tuvo la extremaunción«. 

«Más tarde, me volví a casar. Ocasionalmente, yo podía ver una figura en movimiento como en una niebla, desde el dormitorio de mis hijos al nuestro, y me engañaba pensando que se trataba de de Dave para ver como estaba.

Entonces, dieciséis años después de su muerte, tuve un sueño y vi la figura cruzando el pasillo otra vez lo llamé y le regañé diciendo que esto había ido demasiado lejos… Ven a revelarte tu mismo».

«La niebla se aclaró y era David.  Dijo que sólo había venido a decir adiós.
.
Yo le dije que lo amaba y él me dijo lo mismo a mí….»

«Entonces él se había ido. Nunca más vi la ‘niebla’ de nuevo.

Creo que no estaba preparado para estar con Dios debido a su ira, pero por fin había pasado más allá de ella«

Libro chamuscado de Giuseppe Schitz

 

SEGUNDO TESTIMONIO: SU MADRE MUERTA LLAMA POR TELÉFONO

«Esta experiencia es personal y no he dicho a los miembros de mi familia (hermanos y hermanas) al respecto».

«Mi madre murió hace cuarenta años, y poco después de su muerte, tuve un sueño muy vívido y realista acerca de ella.

No suelo recordar ninguno de mis sueños durante mucho tiempo. De éste me acuerdo como si fuera ayer». 

«En mi sueño, oí el timbre del teléfono me levanté y bajé, todo era realista, bajé las escaleras a la cocina donde estaba el teléfono».

«Cogí el teléfono, le dije hola, y era mi madre, que sonaba feliz (no estaba en los últimos años de su vida).
.
Ella me preguntó si yo sabía quién era, y le dije que sí.
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Me dijo que ella me había llamado porque sabía que estaba preocupado por ella (ella había muerto por alcohólica).
.
Ella dijo que se sentía mucho mejor y dijo que sabía que su comportamiento en la tierra estuvo equivocado». 

«Me pareció oír voces en el fondo, y me dijo: ¿Oyes eso? Estamos todos ocupados aquí. 

Luego me dijo que se le dio sólo un poco de tiempo para hablar conmigo. Quería hablar más, y ella respondió con cierta solidez que no podía.

Le pregunté si me volvería a llamar y me dijo ‘no’ – que yo iba a volver a verla algún día, pero no durante mucho tiempo me dijo: Tú tienes que criar a tus hijos«.

almas del purgatorio

 

TERCER TESTIMONIO: EL ESPOSO MUERTO VINO A LLEVARSE A LA ESPOSA MORIBUNDA

Recordó Jayni Flories de Las Vegas:

«La semana en que mi madre se estaba muriendo, mi hermana y yo nos turnábamos para permanecer despiertas por las noches con ella». 

«Una noche, me pareció oír su especie de asfixia, así que fui a su lado para ver. Ella estaba durmiendo pacíficamente.

La puerta del dormitorio estaba abierta y por el rabillo del ojo pude ver una especie de figura de pie en el pasillo.

No pude ver la cara, sólo el torso y las manos cruzadas. Me pareció que las manos eran las de un hombre.

Cuando me volví para mirar no pude ver nada, pero cuando me di la vuelta mirar a mi madre volví a ver la figura con el rabillo de mi ojo»

«Al día siguiente, cuando le dije a mi hermano y a mi hermana, ambos muy tranquilamente dijeron, Oh, es papá que viene por mamá.
.
Nuestro padre murió en 1966 y esto fue en 1992. Pocos días después murió mi madre».

¿Alguna vez sentiste la presencia de un ser fallecido con tanta fuerza que casi se dio la vuelta para mirar? ¿Crees que se puede manifestar de diversas maneras?

cementerio

 

CUARTO TESTIMONIO: EN UN ENTIERRO EN EL CEMENTERIO

«Mi cuñada fue encontrada muerta en su apartamento», escribió una mujer llamada Carolina. «Vivía sola y a varias horas de distancia de nosotros.

Ella siempre nos dijo que le encantaría ser enterrada en la parte vieja del cementerio donde estaban sus padres, pero siempre pensó que tendría que ir a la parte nueva ya que no había más espacio».

«Cuando mi marido y yo luchábamos para organizar su funeral, nos encontramos con pequeñas pistas entre sus cosas y tratamos de satisfacer sus deseos en la medida de nuestras posibilidades.

Como había estado muerta un par de días antes de ser encontrada, fue necesario incinerarla de inmediato«.

«Cuando nos acercamos al cementerio para arreglar su enterramiento, nos aconsejaron que podríamos enterrar sus restos con sus padres.

Nos alegró muchísimo y sabíamos que esto era exactamente lo que ella hubiera querido.

Nosotros habíamos comprado un gran arreglo de rosas con una estatua de Nuestra Señora de Gracia, en el centro del mismo».

«A medida que el director de la funeraria llevaba las rosas a la tumba, una de las rosas pareció saltar del ramo y cayó a tierra a mis pies.
.
Iba a colocarlo de nuevo en el arreglo, pero el director y mi nuera me dijeron que no, esto es para ti.
.
Hubo una abrumadora sensación de paz.
.
Traje a casa la rosa y la puse a los pies de nuestra estatua del Sagrado Corazón, y parecía que nunca se secaba». 

Fue Santa Teresa, la pequeña flor, que quería pasar su eternidad haciendo el bien en la tierra y cuyos signos son a menudo encontrar en el camino de rosas.

Nos preguntamos si ella no está interviniendo de manera especial en este momento.

 

QUINTO TESTIMONIO: UN ALMA VIENE A CONSOLAR

«Cuando tenía 16 años me caí de la parte trasera de una camioneta en Griffin, Georgia», recuerda Judy Duncan de Ann Arbor, Michigan.

«Allí las carreteras son muy difíciles. Digamos que yo estaba en muy mal estado»

De la hermana Margarita del Sagrado Corazón

«Mientras yacía allí en el pavimento caliente con poca ropa, recuerdo esa sensación de paz que es muy difícil de describir.

También recuerdo que había gente que había pasado en mi vida, era como si estuvieran de pie en un grupo y yo podía oír: No es tiempo todavía.«

«Miré a los árboles a mi alrededor y todo lo que vi fue una luz muy brillante, como para decir que tengo vida en mí. ¡Fue increíble!

En la ambulancia estuve hablando con una chica joven (quien yo supuse era el paramédico) y recuerdo que ella es tan hermosa que no podía apartar mis ojos de ella.

Cuando llegué al hospital, le pregunté a mi mamá si ella vio lo bonita que era, y mi mamá dijo que ella no era bonita para nada«.

«Cuando yo estaba durmiendo en mi cuarto de hospital sentí a alguien, al pie de mi cama.
.
No sé si era un hombre o una mujer, sino que él o ella estaba brillando, tan brillante que toda la habitación se iluminó.
.
Esta persona me dijo específicamente a mi tan claro como el día, Judy, ¿sabes que Dios te ama?
.
Yo dije ‘sí, y caí de nuevo a dormir.
.
Por supuesto, mamá insiste hasta hoy que nadie estaba en esa habitación esa noche.
.
Pero nunca olvidaré esta experiencia en toda mi vida».

¿Un difunto, o un ángel?

Vamos a ser capaces de responder a estas preguntas sólo cuando lleguemos al otro lado y miremos hacia atrás los misterios de este lugar llamado Tierra.

Donde un buen Dios nos da buenas pruebas y donde su misericordia se extiende hasta la eternidad.

figura huma difuminada atras de un vidrio purgatorio fondo

 

SEXTO TESTIMONIO: EL DINERO PARA PAGAR UNA MISA

El siguiente es un testimonio de una persona que experimentó varias visitas de un alma en el purgatorio, y por lo tanto ella provee un detallado y franco testimonio ocular con respecto a los hechos que cuenta.

El 13 de octubre de 1849, murió a la edad de cincuenta y dos años, en la parroquia de Ardoye, en Flandes, una mujer llamada Eugenie Van de Kerckove, cuyo esposo, John Wybo, era un agricultor.

Ella era una mujer piadosa y caritativa que generosamente le daba la caridad en proporción a sus medios.

Tenía, al final de su vida, una gran devoción a la Santísima Virgen María, y se abstenía de comer carne en su honor el viernes y sábado de cada semana.

Aunque su conducta no estuvo exenta de ciertas fallas, en otras cosas ella llevó una vida ejemplar y edificante.

Eugenia tenía una sirvienta llamada Bárbara Vennecke, de veintiocho años, que era conocida como una joven virtuosa y devota, y que había ayudado a su ama en su última enfermedad.

Y después de la muerte de Eugenia, ella continuó sirviendo a su amo, John Wybo, el viudo de Eugenia.

Unas tres semanas después de su muerte, la fallecida apareció a su sirvienta en circunstancias que ahora se relatan.

Fue en medio de la noche, Bárbara dormía profundamente, cuando oyó llamarla tres veces por su nombre.

Ella se despertó sobresaltada, y vio a Eugenia frente a ella, sentada al lado de su cama, vestida con un traje de trabajo, que consiste en una falda y una chaqueta corta.

Bárbara quedó asombrada por este espectáculo notable. La aparición le habló:

«Bárbara», dijo, simplemente pronunciando su nombre

«¿Qué deseas, Eugenia?» -respondió la criada.

«Por favor, toma «, dijo la señora, «el pequeño rastrillo que he dicho muchas veces se ponga en su lugar.
.
Revuelve el montículo de arena en la pequeña habitación, ya sabes a que me refiero.
.
Úsalos para que tenga misas, dos francos por cada misa, por mi intención, porque yo todavía estoy sufriendo»
.

«Así lo haré, Eugenia«, respondió Bárbara,

Y en el mismo momento desapareció la aparición. Después de un rato se quedó dormida de nuevo, y reposó en silencio hasta la mañana.

Al despertar, Bárbara pensó que tal vez fue sólo un sueño, pero sin embargo ella se había sentido tan profundamente impresionada.

Tan despierta, había visto a su antigua ama de una forma tan distinta, tan llena de vida y había recibido de sus labios tales instrucciones precisas, que no pudo evitar decir:

«Esto no puede haber sido un sueño. Vi a mi señora en persona, ella se presentó a mis ojos, y ella seguramente me habló. No es un sueño, sino una realidad.»

Por lo tanto, de inmediato fue y tomó el rastrillo como le indicó, agitó la arena, y sacó una bolsa que contenía la suma de quinientos francos.

En tales circunstancias extrañas y extraordinarias la buena chica pensó que su deber era buscar el consejo de su pastor antes de usar los 500 francos en tener misas, y se fue a contarle a él todo lo que había sucedido.

El venerable abad R., entonces párroco de Ardoye, respondió que las misas planteadas por el alma del muerto eran absolutamente necesario que sean celebradas.

Pero, para disponer de la suma de dinero, era necesario el consentimiento del marido, John Wybo, ya que el dinero fue encontrado en su casa.

La última voluntad de que el dinero se empleara para tan santo fin se consintió, y las misas se celebraron, dándose dos francos por cada misa

Llamamos la atención sobre la circunstancia de las donaciones para la misa, ya que se correspondía con la piadosa costumbre de la persona fallecida.

El costo de una misa fijada por la diócesis en aquel momento era un franco y medio, pero durante su vida Eugenia -a través de la consideración y la caridad para el clero, muchos de los cuales eran muy pobres-, siempre dio dos francos por cada misa.

Así, el extra de medio franco de ofrenda para una Misa ella lo hacía normalmente como un acto de caridad y apoyo financiero adicional para los sacerdotes que las celebraban.

Dos meses después de la primera aparición, mientras que las misas se seguían dando por las intenciones de Eugenia, Bárbara se despertó de nuevo durante la noche. 

Esta vez su cámara se ilumina con una luz brillante, y su señora se presentó ante ella con una sonrisa radiante, hermosa y de aspecto fresco como en los días de su juventud, y estaba vestida con una túnica de deslumbrante blancura.

«Bárbara», ella dijo con una voz clara.
.
«Te doy gracias, porque yo ahora estoy liberada del el lugar de purificación».

Al decir estas palabras, desapareció, y la cámara se convirtió en oscura como antes.

La sirvienta, se sorprendido por lo que acababa de ver, quedó lleno de alegría, y ella pronto extendió la extraordinaria historia en la ciudad.

Esta es sólo una de las muchas historias en cuanto a la potencia y la eficacia de la Santa Misa en a favor de las almas del purgatorio.

No hay nada más poderoso y valioso que el ofrecimiento de la inmolación de nuestro Divino Salvador en el altar.

Además de ser la doctrina expresa de la Iglesia tal como se manifiesta en sus Concilios, hay muchos hechos milagrosos, debidamente autenticados, que no dejan lugar a dudas en lo que respecta a este punto.

purgatorio

 

SÉPTIMO TESTIMONIO: RELATO DE UN HISTORIADOR

Podemos ofrecer otro incidente, relatado por el historiador Fernando de Castilla.

Entre 1324-1327 había en Colonia dos religiosos Dominicanos de talento distinguido, uno de los cuales fue el beato Enrique Suso (1295-1366).

Compartían los mismos estudios, la misma clase de vida, y sobre todo el mismo deseo de santidad, que les había hecho formar una estrecha amistad.

Cuando terminaron sus estudios, al ver que estaban a punto de separarse para volver cada uno a su propio convento, estuvieron de acuerdo.
.
Y prometieron uno al otro que el primero de los dos que muriera debía asistir al otro durante todo un año con la celebración de dos misas cada semana.
.

El lunes una misa de Réquiem, como era costumbre, y el viernes la de la Pasión, en la medida en que las Rúbricas se lo permitieran.
.
Prometieron entre ellos que iban a hacer esto, se dieron el beso de la paz, y salieron de Colonia.

Durante varios años, ambos continuaron sirviendo a Dios con el fervor más edificante. 

El sacerdote religioso, cuyo nombre no se menciona fue el primero en ser llamado, y el Padre Suso recibió la noticia con sentimientos de resignación a la voluntad divina. 

En cuanto al contrato que habían hecho, el tiempo le había hecho olvidarS

in embargo, él oró mucho por su amigo, imponiendo penitencias nuevas sobre sí mismo y muchas otras buenas obras.

Pero él no pensaba en ofrecer las Misas que se había comprometido una serie de años antes.

Una mañana, mientras estaba meditando en su retiro en la capilla, de repente vio aparecer ante él el alma de su difunto amigo.
.
Que mirándolo con ternura, le reprochó el haber sido infiel a su palabra en la que él había hecho confianza.

El Bendito Suso, sorprendido, se disculpó por su olvido diciendo de las muchas oraciones y mortificaciones que había ofrecido, y aún así siguió ofreciendo, a su amigo, cuya salvación era tan querida para él como la suya.

«¿Es posible, mi querido hermano», agregó, «¿las tantas oraciones y buenas obras que ofrecí a Dios no fueron suficientes para ti?»

«Oh, no, querido hermano», respondió el alma sufriente «esas no son todavía suficientes.
.
Es la Sangre de Jesucristo la que se necesita para extinguir las llamas que me abrasan.
.
Es el Santo Sacrificio, que también me librará de estos tormentos espantosos.
.
Te suplico que mantengas tu palabra, y no me niegues, lo que en justicia que me debes».

El Bendito Suso se apresuró a responder al llamamiento del alma sufriente.

Se puso en contacto como muchos sacerdotes como le fue posible y les instó a decir misas por las intenciones de su amigo, para reparar su falta; el celebró, e hizo que se celebraran, un gran número de Misas.

Al día siguiente varios sacerdotes, a petición del padre Suso, se unieron con él en ofrecer el Santo Sacrificio por la persona fallecida, y él continuó su acto de caridad por varios días.

Después de un breve periodo el cura amigo de Suso apareció de nuevo a él, pero ahora en una condición muy diferente, su rostro era alegre, y se vio rodeado de una hermosa luz.

«Gracias a usted, mi querido amigo», dijo «he aquí, por la sangre de mi Salvador yo fui liberado de todos mis sufrimientos.
.
Ahora voy al cielo para contemplar lo que hemos adorado juntos tan a menudo bajo el velo eucarístico».

Posteriormente, el beato Suso se postró a «dar las gracias al Dios de infinita misericordia, porque ahora entendió más que nunca el valor inestimable de la Misa»

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Es Hora de Rezar de nuevo la Oración a San Miguel Arcángel después de Misa

El Papa Francisco lo ha dispuesto así para el mes de octubre de 2018.

También junto con el Sub Tuum Praesidium.

Y esperamos que siga.

La Oración de San Miguel se decía después de la misa.

Hasta que las reformas del Concilio Vaticano II cambiaron la liturgia.

La oración fue instituida por el Papa León XIII, después de haber recibido una visión.

Un debate entre Nuestro Señor y Satanás, durante el cual a Satanás le fue otorgado poder y autoridad por 100 años.

León XIII escribió la oración y ordenó que se dijera en la conclusión de la misa.
.
Lo que se hizo hasta la década de 1960.

Leer también:

 

LA HISTORIA DE ESTA ORACIÓN

En Octubre 13, 1884, el Papa León XIII, experimentó una visión horrible.

La versión más ampliamente difundida de los hechos detrás de la profecía del Papa León XIII es la siguiente:

El 13 de octubre de 1884, después que el Papa León XIII había terminado de celebrar la Santa Misa en la Capilla del Vaticano, acompañado de unos pocos cardenales y miembros del personal del Vaticano, de repente se detuvo al pie del altar.

Se quedó allí durante unos 10 minutos, como si estuviera en trance, con el rostro ceniciento y blanco. 

Entonces, va de la capilla a su oficina, y compuso la oración a San Miguel, con las instrucciones que se dijera después de las misas en todo el mundo.

san miguel arcangel pisando a satanas

Cuando se le preguntó lo que había sucedido, lo explicó.
.
Cuando estaba a punto de dejar el altar, de repente escuchó voces, dos voces, una suave y la otra gutural y áspera.
.
Parecían venir de cerca del tabernáculo.
.
Mientras escuchaba, oyó la siguiente conversación.

La voz gutural, la voz de satanás con su orgullo, jactándose a Nuestro Señor:

“Yo puedo destruir tu Iglesia”

La suave voz de Nuestro Señor:

“¿Tu puedes? Entonces sigue adelante y hazlo”.

Satanás: “Para ello, necesito más tiempo y más poder”.

Nuestro Señor: “¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto poder?”

Satanás: “75 años a 100, y un mayor poder sobre aquellos que se entregan a mi servicio”.

Nuestro Señor: “Tú tienes el tiempo, tú tendrás el poder. Has con ellos lo que quieras”.

La primera versión de esta historia apareció en la prensa en 1934, en un diario alemán del domingo.

La forma en que se relató la profecía sugiere que originalmente circuló en forma oral, posiblemente entre el personal del Vaticano y la jerarquía.

Como tal, es imposible rastrear una fuente original documentada.

Sin embargo, podemos encontrar testimonios de testigos presenciales de los hechos detrás de la institución de la oración Leonina, citada en el diario romano Efemérides Liturgicae V. LXIX, pp 54-60.

En un artículo publicado en 1947, el Padre Domenico Pechenino, un sacerdote que trabajaba en el Vaticano durante la época de León XIII, ofrece un relato de primera mano de estos eventos:

No recuerdo el año exacto.

Una mañana, el gran Papa León XIII había celebrado una misa y, como de costumbre, estaba asistiendo a una misa de acción de gracias.

De repente, lo vi levantar la cabeza y mirar a algo por encima de la cabeza del celebrante.

Él estaba mirando sin moverse, sin pestañear.

Su expresión era de horror y asombro, el color y la expresión de su rostro cambiaba rápidamente.

Algo inusual y grave estaba ocurriendo en él.

Por último, cuando recobró sus sentidos, suave pero firme tocó su mano y se puso de pie.

Se dirigió a su oficina privada.

Su séquito lo siguió con ansiedad y solícito, susurrando: “Santo Padre, ¿no se siente bien? ¿Necesita algo?”.

Él respondió: “Nada, nada”.

Una media hora más tarde, llamó al Secretario de la Congregación de Ritos y, dándole una hoja de papel.
.
Pidió que se imprimiera y se enviara a todos los Ordinarios de todo el mundo.

¿Qué era ese papel? 

Era la oración que recitamos con el pueblo al final de cada Misa.

Es la súplica a María y la petición apasionada al Príncipe de la Milicia Celestial, (San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla…) rogando a Dios que envíe de vuelta al infierno a satanás”.

tumba de leon xiii
Tumba de León XIII

 

SOBRE LOS 100 AÑOS DE SATANAS

Kevin Symonds, un advocatus diaboli y crítico de Medjugorje, cuya investigación llevó estos hallazgos a la luz, cree que lo que cuenta el P. Pechenino de estos eventos (que carece del elemento de los 100 años de la profecía), sugiere que el componente profético de esta historia es un elemento decorativo agregado más tarde.

Symonds pone de relieve un artículo escrito por el cardenal Giovanni Nasalli Rocca di Corneliano.

Quien afirma que el Papa León tuvo una visión de los demonios que convergen en la ciudad de Roma durante esta visión.

Symonds cree que este aspecto visionario fue el único contenido del mensaje dado al Papa en esta ocasión.

Pero mientras el testimonio del P. Pechenino no detalla lo que el Papa León vio o escuchó en su visión, el hecho de que fue escrito trece años después de la versión original, de que esta primera profecía apareciera en la prensa, sugiere que el P. Pechenino supone que los lectores ya son conscientes de los contenidos de la profecía, y está escribiendo para confirmar lo que él vio ese día.

La razón por la que deja sin mención el elemento 100 años de esta visión, parece deberse al hecho de que él no sabía el contenido de la visión, hasta que después de estos acontecimientos hubieron pasado, y que está relatando sus experiencias como ellas pasaron.

Así que el relato anterior parece ser una confirmación de primera mano que la profecía es de hecho verdadera.

Si comparamos los dos textos más arriba, podemos ver que el testimonio de don Pechenino coincide casi exactamente con la versión original de la historia detrás de la profecía.

A juzgar por los dos relatos anteriores, el Papa sin duda vio algo en esta visión, tuvo una audición, así como un mensaje divino que le inspiró escribir la oración de San Miguel.

El hecho de que el Papa compusiera la oración a San Miguel encaja bien con la profecía de 100 años.

Como se describe en Apocalipsis 12, San Miguel es el vencedor del demonio, que arroja a la serpiente antigua de la corte celestial en el final de los tiempos.

El Papa León debe de haber invocado el nombre de Miguel, para solicitar su asistencia al final de este período de 100 años.
.
Cuando la presencia de satanás en la sala de corte celestial ya no se tolerara más.

La profecía implica que San Miguel echaría a satanás del cielo al final de los 100 años.
.

Restringiendo su existencia al reino terrenal – como está profetizado en Apocalipsis 12.

 

¿DESDE CUANDO SE CUENTAN LOS 100 ANOS?

Pero ¿a partir de cuándo debe este período de 100 años ser calculado?

La mayoría de los intérpretes piensan que los 100 años se refieren al siglo XX, y algunas versiones posteriores de esta profecía adoptan explícitamente este punto de vista.

Mientras que la versión original no menciona específicamente un punto de partida, sólo hay dos opciones reales.
.
Ya sea el año en que se recibió la primera visión (que según el primer relato sería en 1884).
.
O el cambio de siglo. 

Parece que la última posición es la más probable, ya que en lo que él mismo describió como el mayor acto de su pontificado, el Papa León consagró el mundo al Sagrado Corazón de Jesús el 11 de junio de 1899.
.

Según lo solicitado por la Beata María del Divino Corazón.
.
Como se trataba, obviamente, de una fecha de suma importancia para el pontífice, y fue en un punto de inflexión significativo (el final del siglo), sería lógico suponer que este punto fue el comienzo de los 100 años asignados a satanás.

diablo torres gemelas humo
Figura que se dibujó en el humo en el atentado a las torres gemelas de New York

 

CÓMO COMPUSO LA ORACIÓN

León XIII pudo comprender que si el demonio no lograba cumplir su propósito en el tiempo permitido, sufriría una derrota humillante.

Vio a San Miguel Arcángel aparecer y lanzar a Satanás con sus legiones en el abismo del infierno.

Recordemos que después de media hora, León XIII llamó al Secretario para la Congregación de Ritos, le entrego una hoja de papel.

Y le ordeno que la enviara a todos los obispos del mundo indicando que bajo mandato tenía que ser recitada después de cada misa, la oración que ahí él había escrito.

En la primera oleada de cambios del post-Vaticano II – en lo que se conoce como la Prima Instructio – esta invocación magnífica y potente en que se pide que el arcángel arroje del cielo a Lucifer, fue retirada de la Misa, junto con una lectura de un último Evangelio.

Fue en 1964 que la nueva norma se aprobó, y en 1968 fue autorizada la nueva liturgia, menos la oración.

En la misma ventana cronológica de la eliminación de la oración de a San Miguel, se levantó la primera Iglesia de satanás (1966) en los EE.UU. y la Biblia satánica tres años más tarde.

Desde ese momento, ¿qué hemos visto? Sacerdotes que han abandonado el sacerdocio.

Bancos que quedaron vacíos en los templos.

Y el escándalo, especialmente el sexual por parte de sacerdotes.

Toda la sociedad, el cristianismo y en particular el segmento católico, se ha convertido en el foco de desdén en una cultura que se abrió a las legiones infernales.

La eliminación de la oración – junto con la minimización casi total del exorcismo – permite el influjo de mal.

En 1972, hablando a raíz del Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI dijo que “el humo de Satanás ha entrado por alguna fisura en el templo de Dios.”

Nuestros jóvenes desviados.

Los sacerdotes fueron marginados.

Incluso hay canciones dedicadas al diablo sonando en las radios.

La televisión sustituyó a la religión. Sexo libre. Drogas. Aborto. Promoción del matrimonio homosexual.

En lugar de oración pública ahora hay blasfemia pública.

Antes de la década de 1900, el cardenal suizo Gaspard Mermillod fue citado diciendo,

“Cuando la base misma de la sociedad es sacudida como consecuencia de haber negado los derechos de Dios, debemos revivir la veneración de San Miguel y con él alzar el grito victorioso: “¿Quién es como Dios? ‘”

Del mismo modo, San Francisco de Sales escribió:

La veneración a San Miguel es el mejor remedio contra el desprecio de los derechos de Dios, contra la insubordinación, el escepticismo, y la infidelidad”

En 1994, el Papa Juan Pablo II volvió a instar a los fieles a seguir recitando la oración específicamente para la Iglesia cuando dijo:

“Aunque esta oración ya no es recitada al final de la misa, les pido a todos que no olviden de recitarla para obtener ayuda en la batalla contra las fuerzas de las tinieblas y contra el espíritu de este mundo”.

Más recientemente, el padre Gabriel Amorth, exorcista de Roma, dijo que:

Creo que fue un error haber eliminado, sin un sustituto adecuado, la oración a San Miguel Arcángel que se solía recitar después de cada misa“.

El obispo de Peoria, EE.UU., Daniel R. Jenky, reinstauró en su momento en todos los templos de la diócesis la oración a San Miguel Arcángel.

Era también una oración “de guerra” que se usaba en EEUU durante la Guerra Fría para pedir por los cristianos perseguidos tras la Cortina de Hierro:

“…Pido que cada parroquia, escuela, hospital, Centro Newman y casa religiosa de la diócesis inserte la Oración a San Miguel Arcángel entre las intercesiones generales del domingo, justo antes de su oración conclusiva”.

san miguel color fondo

El mal no puede estar en presencia de san Miguel Arcángel y la situación es cada vez más grave en todo el mundo.

Por eso pedimos que luego de cada misa se rece la oración a San Miguel que antes se recitaba, y también que se recite privadamente en cada hogar una vez al día.

 

ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL

San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú, Oh Príncipe de la milicia celestial,
arroja al infierno con el divino poder a satanás,
y a todos los espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas. Amen.

En realidad la oración a San Miguel Arcángel estaba dentro de lo que se llaman oraciones Leoninas que eran de suma eficacia.

 

EL EJEMPLO DE LA EFICACIA DE LA ORACIÓN COLECTIVA CON LAS ORACIONES LEONINAS

Las Oraciones Leoninas que se recitaban al finalizar la misa habían mostrado una eficacia notable, pero fueron quitadas en 1965.
.
Ellas habían sido introducidas por uno de los pontífices reinantes que estuvo en el sillón de Pedro por más tiempo, el Papa León XIII (1878-1903).

oraciones leon xiii

De acuerdo con el Misal Romano: “Estas oraciones fueron introducidas por el Papa León XIII para obtener una solución aceptable para las relaciones del Vaticano con el Estado italiano después de la toma de los estados papales”.

Este fue el período en el que el papa estaba prisionero en el Vaticano en protesta por la apropiación de tierras por el nuevo Estado-Nación italiano que habían pertenecido a la Iglesia durante siglos.

Finalmente las oraciones dieron su fruto y así nació el Estado Vaticano coexistiendo con el Estado de Italia, el que llegó a existir como país unificado sólo en la segunda mitad del siglo XIX.

Sin embargo, como el 1962 Misal Romano continúa diciéndonos:

“Después de su resolución a través del Tratado de 1929 [entre el cardenal Pietro Gaspari y Benito Mussolini], el Papa Pío XI pidió que estas oraciones se dijeran para la conversión de Rusia”.

En pocas palabras, pensó que si algo parece estar funcionando con la oración, ¿por qué parar?

De hecho, junto con las advertencias de la Virgen de Fátima de hacer las oraciones por la conversión y consagración de Rusia, las oraciones leoninas después de la misa, tenían literalmente cientos de millones de personas orando por la misma causa.

Y funcionó otra vez, porque “el Imperio del Mal” se desintegró, la libertad religiosa se volvió a introducir en el país ex comunista, y Rusia es la única potencia mundial que hoy podría llamarse cristiana, lo que equivale a nada menos a un milagro.

Hoy estamos en una situación especial.

Hay momentos en que nuestras oraciones parecen quedar sin respuesta.

Las novenas, los ayunos, las devociones, se mantienen como un reloj suizo, y todo aparentemente sin ningún efecto (o al menos no el que esperamos).

Lo que hace acordar a las épocas de sequedad espiritual o abandono que el gran carmelita Doctor de la Iglesia, San Juan de la Cruz, trató como “La noche oscura del alma”.

Y luego hay momentos históricos en los que no sólo se da respuesta a las oraciones, sino que se hace de una manera milagrosa.

Tal vez el mejor y más obvio ejemplo de esto es la derrota de la flota otomana por una flota cristiana en inferioridad numérica en la batalla naval de Lepanto.

La victoria se atribuye al rezar en continuo el Rosario a pedido del Papa San Pío V.

Como más recientemente, las oraciones leoninas al final de la misa provocaron la creación del Estado del Vaticano y el fin de la Unión Soviética.
.
Por lo que no es difícil imaginar que, si se reintroducen estas mismas oraciones a María, San Miguel y el Sagrado Corazón de Jesús, se podría poner fin a la masacre de los cristianos en Oriente Medio y la creciente persecución en Occidente.

¿Qué te parece? ¿Qué opinas?

mujeres orando en misa

 

ORACIONES LEONINAS

Para los que todavía asisten a la misa en latín según la tradición tridentina, estas oraciones no han sido abrogadas. Y siguen siendo hermosas en su sencillez.

Inmediatamente después del último Evangelio (que es casi siempre el comienzo del Evangelio según San Juan), el cura y sus monaguillos se arrodillan ante el tabernáculo y dicen en voz alta con la congregación tres Avemarías en la lengua vernácula, y luego la ‘Salve’.

El sacerdote entonces añade una breve oración antes de invocar la oración a San Miguel Arcángel, unido a los fieles.

Por último, se repite “Sagrado Corazón de Jesús” tres veces con el sacerdote y el pueblo golpeándose el pecho.

Esta última oración fue una adición posterior por el Papa San Pío X.

Sin embargo, todavía hay casos en los que estas oraciones se dicen incluso después de la misa del Novus Ordo en algunas parroquias y por algunos sacerdotes.

A veces cambiando sólo los tres Ave Marías por un canto a la Virgen María y jaculatorias, aunque en raros casos se recita la oración a San Miguel Arcángel.

Estas son las oraciones:

Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (3 veces)

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia: vida, y dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos y, después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh Clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh Dulce Virgen María! Amen.
.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
.
Oremos: Oh Dios, refugio y fortaleza nuestra, mira propicio al pueblo que clama a Ti: y, por intercesión de la gloriosa e Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y del Bienaventurado San José, su esposo, y de tus Santos apóstoles Pedro y Pablo, y de todos los santos, escucha misericordioso y benigno las preces que te dirigimos por la conversión de los pecadores y por la libertad y exaltación de nuestra Santa Madre la Iglesia. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del demonio. Reprímalo, Dios, pedimos suplicantes y tú, oh Príncipe de las milicias celestiales, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás, y a todos los espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén
.
Sagrado Corazón de Jesús Ten piedad de nosotros (o en ti confío).
(3 veces)

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Los Impresionantes Frutos que se Consiguen en la Misa

La misa es el momento más grande en la vida del católico.

Y no lo podemos desaprovechar.

Es el evento que Dios dispuso para aplicarnos los méritos que Su hijo Jesucristo hizo por nosotros en la cruz.

Allí se hace presente el mismo Jesucristo en el altar y se nos ofrece en su carne y su sangre para que lo incorporemos.

No es algo simbólico, ni un recurso psicológico, sino una realidad mística.

En que el cielo se abre y participamos en la representación del sacrificio de Jesús en el calvario y de la aplicación de sus méritos a los fieles.

Sin embargo muchos hayan a la misa aburrida, porque siempre sucede lo mismo, con las leves variantes del cambio de lectura y la homilía del sacerdote.

Y entonces algunos párrocos caen en la tentación de agregarle atractivos externos, que terminan distrayendo el momento.

Debemos considerar que sentirse aburrido es poner en el centro nuestras emociones.

En lugar de considerar que la misa es un lugar para dar alabanza y adoración a Dios, que es nuestro creador, sostiene nuestra vida, y a quién podemos pedirle gracias especiales.

Sin embargo todos en algún momento nos hemos sentido aburridos en una misa, ya sea porque estamos en un momento de desolación y sequedad, o por los propios ataques del maligno.

La clave para superar esto es dejar de enfocarnos en cómo nos sentimos y prestar atención a la relación con Dios, porque hemos llegado hasta su casa y entonces tenemos que estar con Él.

No somos el centro de la misa, sino peregrinos que van a visitar a Dios en su casa para pedir y agradecer.

Pero las motivaciones para ir a misa pueden ser distintas para cada persona o incluso cambiar en nosotros mismos según la época por la que estemos pasando.

Veamos las principales razones que tendríamos para ir a misa; las que no están ordenadas según su importancia,

 

MOTIVACIONES PARA IR A MISA

 

CUMPLIR CON LA OBLIGACIÓN DE SANTIFICAR EL DÍA DEL SEÑOR

La iglesia dice que faltar a la misa dominical es un pecado.

Para algunas personas funciona, pero no podemos basar nuestra vida espiritual en el miedo, sino que la deberíamos basar el amor a Dios.

No se trata de estar obligados a hacer algo, sino de aprovechar la oportunidad que Dios nos brinda de abrir el cielo para nosotros.

 

DAR TESTIMONIO DE JESÚS

Profesar nuestra fe es testimoniar que Dios existe, que se hizo hombre, murió por nosotros para redimirnos de los pecados, resucitó de entre los muertos y vive en el cielo ocupándose de nosotros.

Y que creemos en su promesa de vida eterna, si nos mantenemos fieles a sus mandatos.

 

RECONOCER QUE SOMOS PECADORES Y NECESITAMOS MISERICORDIA

La misa nos invita a reconocer nuestros pecados, y es un momento ideal para hacer un repaso de nuestra vida, especialmente desde la última vez que concurrimos a la liturgia.

Pero también en la misa recibimos la misericordia de Dios, porque Dios se nos ofrece y el sacerdote hace un rito de intercesión por todo el pueblo.

 

ORAR Y PEDIR POR LAS COSAS QUE NOS INTERESAN

Podemos estar preocupados por cosas que nos suceden a nosotros mismos, a nuestros familiares y amigos, y a lo que sucede en la sociedad.

Y arrodillarnos y plantearle a Dios nuestras cosas es algo bien importante para la mayoría de la gente.

Esto lo podemos hacer antes de comenzar la misa o después, o incluso durante la propia misa.

Porque hay espacio en la oración de los fieles para pedir la asistencia divina.

 

DAR GRACIAS POR LAS BENDICIONES RECIBIDAS

Ya sea por las oraciones contestadas y por las gracias que Dios nos ha dado aún sin habérselas pedido.

La palabra eucaristía significa acción de gracias, de modo que la misa es el lugar ideal para expresar gratitud a Dios.

 

RECIBIR LA SAGRADA COMUNIÓN

Los católicos creemos que cuando tomamos la hostia consagrada comemos el cuerpo y bebemos la sangre de Jesús, que está realmente presente en la apariencia de pan y vino.

Esto nos da una estrecha unión con Dios y de alguna manera lo incorporamos en nosotros.

De modo que si estamos en un momento de sequedad, en que no sentimos el contacto íntimo con Jesús en nuestros sentimientos y nuestra mente, tomando la eucaristía Él está en nosotros, aunque no lo sintamos en ese momento.

 

ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS

Otro motivo para ir a misa es escuchar las lecturas de ese día.

Con el efecto de que siempre la escritura nos habla de algo que realmente nos moviliza.

Sentimos que nos está diciendo algo especialmente para nuestra situación particular.

Y eso puede ser una guía, un acompañamiento, un alivio, una fuente de oración y de meditación.

 

OÍR LA HOMILÍA DEL PREDICADOR

El predicador nos interpreta la palabra que escuchamos, muchas veces aterrizándola a situaciones concretas de la vida diaria.

Y esto es una guía adicional que funciona, o debería funcionar, como una catequesis.

Y además de exhortar, el predicador nos da impulso para salir al mundo.

 

COMPARTIR CON LA COMUNIDAD

La misa es un lugar de encuentro con la comunidad católica.

Y con la comunidad eclesial total porque participamos en la misma misa en todo el mundo, en la Tierra como en el Cielo.

Sucede que el Cielo baja hasta la parroquia y nos unimos todos en la adoración.

Esto implica comprender que no estamos solos porque nos auxilian desde el Cielo.

Y además podemos interactuar físicamente con los hermanos que están en el mismo camino, con quienes alabamos y cantamos gloria a Dios.

Para sacarles provecho a todas estas cosas debemos presentarnos a la misa con el criterio adecuado.

 

CRITERIO ADECUADO PARA IR A MISA

Aquí mencionamos una serie de puntos importantes para concurrir a misa con un criterio que nos de muchos frutos.

 

PREPARARSE PARA IR A MISA

La misa es un lugar de encuentro con Dios y con el pueblo de Dios y esto es lo central que debemos reflexionar cuando nos disponemos ir a la misa.

No se trata de hacernos presentes en un quiebre de nuestra vida agitada, sino de un cambio cualitativo en el día.

La misa está destinada a elevarnos hacia Dios y debemos pensar que es el oasis para dejar de lado nuestros pensamientos y emociones ingobernables.

Tenemos que pensar que cuando vamos a misa estamos teniendo un pie en la Tierra y otro en la eternidad.

Y ésta debe ser nuestra guía cuando estemos en nuestros períodos inevitables de sequedad y desolación.

Es el pensamiento que debemos traer cuándo nos sentimos aburridos en la misa.

O cuando no le podemos prestar adecuada atención, porque nos sentimos desesperados por los problemas que vivimos y por las luchas contra las tentaciones.

 

CULTIVAR LA QUIETUD

La actitud clave que debemos cultivar al entrar en el templo es la quietud de nuestro cuerpo y de nuestra alma.

No se trata de forzarse para no movernos o de dejar la mente en blanco.

Sino de una disposición a sentir nuestro espíritu que nos llama a la paz.

Si la quietud es forzada nos trae incomodidad, pero sí es una moción del espíritu nos trae alegría.

Allí nuestros pensamientos y nuestros sentimientos estarán alineados en un tranquilo reposo.

Sólo cuando estamos con paz podemos descansar en Dios y Él se puede comunicar con nosotros de una manera eficaz.

Esa quietud y paz nos permite entrar en los lugares ocultos dentro de nosotros y ver los misterios de Dios y atisbar sus planes

Y si no logramos aquietarnos, entonces debemos pedir a Dios que nos de paz, que calme nuestros corazones y nuestras mentes.

 

LLEGAR TEMPRANO A MISA

Para lograr esa quietud debemos llegar temprano a misa, para calmarnos, olvidar nuestras irritaciones y frustraciones, y reponernos de nuestro agotamiento, por lo menos un poco.

Cuando llegamos y nos sentamos en un banco el templo tenemos la oportunidad de ordenar nuestros pensamientos y emociones.

Pero nuestra inquietud, confusión y desorden no desaparecen por arte de magia, sino que tenemos que hacer un esfuerzo para encauzarlos, en silencio y con recogimiento.

Cuando llegamos temprano tenemos la oportunidad de pedirle a Dios para que elimine nuestras distracciones y nos podamos concentrar en lograr la quietud.

Esto se potencia si cuando entramos en el templo está expuesto el Santísimo Sacramento, como sucede en muchas Iglesias actualmente antes de misa.

La actitud más correcta es mirar el crucifijo o al Santísimo Sacramento y decirle «aquí estoy Señor», y luego esperar su respuesta en nuestra mente y nuestro corazón.

Sin embargo no es todo idílico, porque en las misas también hay una guerra espiritual, en la que debemos estar enfocados para no distraernos.

Cada vez que nos dispersemos debemos tomar conciencia que tenemos que hacer un esfuerzo para concentrarnos, porque es parte de la guerra.

Una buena medida es pedirle a la Santísima Virgen su intercesión para combatir nuestros pensamientos errantes, nuestras tentaciones y nuestras distracciones.

 

HACER UN INGRESO ADECUADO AL TEMPLO

La llegada temprano a misa para lograr la quietud necesaria para obtener buenos frutos, se condensa principalmente a partir de cuándo atravesamos la puerta del templo.

Tenemos que ser capaces de ver y utilizar los signos y símbolos sacramentales que hay en el templo, porque están llenos de Dios.

Al entrar en el templo nos hacemos la Señal de la Cruz y muchas veces mojamos nuestros dedos en el agua bendita que está en la puerta.

No debemos apresurarnos ni hacerlo por rutina, sino que el gesto debe ser hecho pensativamente.

Y recordarnos que estamos entrando en un lugar que nos comunica con la santidad del cielo.

Quizás lo más efectivo sea considerar que la Señal de la Cruz inicial es la puerta que nos permite ser transportados al cielo.

 

CÓMO REZAR LA APERTURA

En la parte inicial de la misa hay algo central que dice el sacerdote, «pongámonos en presencia del Señor».

Este es el momento de hacer el gran esfuerzo para trasladarnos al Cielo y ver, con los ojos del alma, como se descorre el velo y la liturgia del Cielo baja hasta la iglesia donde tú estás.

Y cuando el sacerdote dice oremos, en la oración de apertura, nuestro esfuerzo tiene que estar puesto en nuestras intenciones y nuestros ofrecimientos.

 

CÓMO ESCUCHAR LAS LECTURAS

Los textos que se leen en las lecturas de la misa son la palabra de Dios, que nos habla a nosotros, como le habló al pueblo escogido y Jesús le habló a sus coetáneos del primer siglo.

La escucha deberá ser principalmente con los oídos del corazón.

Tratando de comprender que tiene que decirte a ti la palabra en ese momento.

Y esto se traslada luego a la homilía.

Pero debes tener en cuenta que no necesariamente el predicador hable de las cosas de tu propia vida, que tú sentiste en la lectura.

En ese caso evalúa las dos cosas.

 

CÓMO VIVIR EL OFERTORIO Y LA ORACIÓN EUCARÍSTICA

En las oraciones y gestos que hace el sacerdote desde que terminó la homilía hasta que comienza a repartirse la Eucaristía,  debes ver la liturgia del cielo bajada a la Tierra.

Debes interpretar el misterio pascual del sufrimiento, muerte, resurrección y ascensión de Nuestro Señor Jesucristo.

Es el cierre de la mancha que había dejado en los seres humanos el pecado original y la caída.

Y también deberías interpretar el significado que eso tiene para ti, que en primer lugar significa el perdón de los pecados.

 

CÓMO RECIBIR LA COMUNIÓN

Recibir la Eucaristía es el pináculo de la misa.

Es el momento más solemne de la misa, y tus gestos debieran manifestarlo así.

Recuerda que deben acercarse a ella quienes no están en pecado mortal.

Cuando la recibes, debe ser consciente que estás comiendo y bebiendo la carne de Jesús, que te da la posibilidad de transformarte.

Pero esa transformación no es por arte de magia sino que Dios quiere que sea con nuestro esfuerzo también.

Por lo tanto debemos reconocer que somos pecadores e indignos de recibir a Dios en nuestra casa.

Y hacernos el propósito de avanzar en santidad.

Es tan importante este momento que hace necesario un largo período de acción de gracias por haber sido favorecidos con el cuerpo y la sangre de Jesucristo.

El que se puede extender más allá del momento en que el sacerdote hace el despido y el envío.

 

CÓMO RESPONDER AL DESPIDO Y AL ENVÍO

Cuando el sacerdote dice «la misa ha terminado podemos” y el diácono agrega «testimoniemos a Dios con nuestras vidas», es cuando damos gracias a Dios por este momento y es el momento de salir nuevamente al mundo.

Somos ordenados a volver al mundo para santificarlo.

Hemos cumplido una obligación de ir a misa, nos hemos comunicado con el Señor y obtenido paz.

Le hemos pedido por nuestras intenciones, hemos escuchado su palabra y lo que nos tiene que decir a nosotros en particular, hemos recibido la gracia de comer su cuerpo y ahora debemos testimoniar nuestra fe en el mundo.

Si en la próxima misa sientes que te falta algo si no concurres, es un primer indicador de que ha dado frutos en ti.

Fuentes:

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Que dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la Liturgia

I  ¿QUIEN CELEBRA?

1136 La Liturgia es «acción» del «Cristo total» (Christus totus). Los que desde ahora la celebran, más allá de los signos, participan ya de la liturgia del cielo, donde la celebración es enteramente Comunión y Fiesta.

La celebración de la Liturgia celestial

1137 El Apocalipsis de san Juan, leído en la liturgia de la Iglesia, nos revela primeramente que «un trono estaba erigido en el cielo y Uno sentado en el trono» (Ap 4, 2): «el Señor Dios» (Is 6, 1). (1) Luego revela al Cordero, «inmolado y de pie» (Ap 5, 6): (2) Cristo crucificado y resucitado, el único Sumo Sacerdote del santuario verdadero, (3) el mismo «que ofrece y que es ofrecido, que da y que es dado». (4) Y por último, revela «el río de Vida que brota del trono de Dios y del Cordero» (Ap 22, 1), uno de los más bellos símbolos del Espíritu Santo. (5)

1138 «Recapitulados» en Cristo, participan en el servicio de la alabanza de Dios y en la realización de su designio: las Potencias celestiales, (6) toda la creación (los cuatro Vivientes), los servidores de la Antigua y de la Nueva Alianza (los veinticuatro ancianos), el nuevo Pueblo de Dios (los ciento cuarenta y cuatro mil), (7) en particular los mártires «degollados a causa de la Palabra de Dios» (Ap 6, 9-11), y la Santísima Madre de Dios (La mujer, la Esposa del Cordero), (8) finalmente «una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas» (Ap 7, 9).

1139 En esta Liturgia eterna el Espíritu y la Iglesia nos hacen participar cuando celebramos el Misterio de la salvación en los sacramentos.

Los celebrantes de la liturgia sacramental

1140 Es toda la comunidad, el Cuerpo de Cristo unido a su Cabeza quien celebra. «Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que es ‘sacramento de unidad’, esto es, pueblo santo, congregado y ordenado bajo la dirección de los obispos. Por tanto, pertenecen a todo el Cuerpo de la Iglesia, influyen en él y lo manifiestan, pero afectan a cada miembro de este Cuerpo de manera diferente, según la diversidad de órdenes, funciones y participación actual». (9) Por eso también, «siempre que los ritos, según la naturaleza propia de cada uno, admitan una celebración común, con asistencia y  participación activa de los fieles, hay que inculcar que ésta debe ser preferida, en cuanto sea posible, a una celebración individual y casi privada». (10)

1141 La asamblea que celebra es la comunidad de los bautizados que, «por el nuevo nacimiento y por la unción del Espíritu Santo, quedan consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo para que ofrezcan, a través de todas las obras propias del cristiano, sacrificios espirituales». (11) Este «sacerdocio común» es el de Cristo, único Sacerdote, participado por todos sus miembros: (12)

La Madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza de la liturgia misma y a la cual el pueblo cristiano»linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido» (1 P 2, 9), (13) tiene derecho y obligación, en virtud del bautismo. (14)   

1142 Pero «todos los miembros no tienen la misma función» (Rm 12, 4). Algunos son llamados por Dios en y por la Iglesia a un servicio especial de la comunidad. Estos servidores son escogidos y consagrados por el sacramento del Orden, por el cual el Espíritu Santo los hace aptos para actuar en representación de Cristo-Cabeza para el servicio de todos los miembros de la Iglesia. (15) El ministro ordenado es como el «icono» de Cristo Sacerdote. Por ser en la Eucaristía donde se manifiesta plenamente el sacramento de la Iglesia, es también en la presidencia de la Eucaristía donde el ministerio del obispo aparece en primer lugar, y en comunión con él, el de los presbíteros y los diáconos.  

1143 En orden a ejercer las funciones del sacerdocio común de los fieles existen también otros ministerios particulares, no consagrados por el sacramento del Orden, y cuyas funciones son determinadas por los obispos según las tradiciones litúrgicas y las necesidades pastorales. «Los acólitos, lectores, comentadores y los que pertenecen a la ‘schola cantorum’ desempeñan un auténtico ministerio litúrgico». (16)

1144 Así, en la celebración de los sacramentos, toda la asamblea es «liturgo», cada cual según su función, pero en «la unidad del Espíritu» que actúa en todos. «En las celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o fiel, al desempeñar su oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde según la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas». (17)

II  ¿COMO CELEBRAR?

Signos y símbolos

1145 Una celebración sacramental está tejida de signos y de símbolos. Según la pedagogía divina de la salvación, su significación tiene su raíz en la obra de la creación y en la cultura humana, se perfila en los acontecimientos de la Antigua Alianza y se revela en plenitud en la persona y la obra de Cristo.

1146 Signos del mundo de los hombres. En la vida humana, signos y símbolos ocupan un lugar importante. El hombre, siendo un ser a la vez corporal y espiritual, expresa y percibe las realidades espirituales a través de signos y de símbolos materiales. Como ser social, el hombre necesita signos y símbolos para comunicarse con los demás, mediante el lenguaje, gestos y acciones. Lo mismo sucede en su relación con Dios.

1147 Dios habla al hombre a través de la creación visible. El cosmos material se presenta a la inteligencia del hombre para que vea en él  las huellas de su Creador. (18) La luz y la noche, el viento y el fuego, el agua y la tierra, el árbol y los frutos hablan de Dios, simbolizan a la vez su grandeza y su proximidad.

1148 En cuanto creaturas, estas realidades sensibles pueden llegar a ser lugar de expresión de la acción de Dios que santifica a los hombres, y de la acción de los hombres que rinden su culto a Dios. Lo mismo sucede con los signos y símbolos de la vida social de los hombres: lavar y ungir, partir el pan y compartir la copa pueden expresar la presencia santificante de Dios y la gratitud del hombre hacia su Creador.

1149 Las grandes religiones de la humanidad atestiguan, a menudo de forma impresionante, este sentido cósmico y simbólico de los ritos religiosos. La liturgia de la Iglesia presupone, integra y santifica elementos de la creación y de la cultura humana confiriéndoles la dignidad de signos de la gracia, de la creación nueva en Jesucristo.

Notas:
1- Cf Ez 1, 26-28.
2- Cf Jn 1, 29.
3- Cf Hb 4, 14-15; 10, 19-21.
4- Liturgia de san Juan Crisóstomo, Anáfora.
5- Cf Jn 4, 10-14; Ap 21, 6.
6- Cf Ap 4-5; Is 6, 2-3.
7- Cf Ap 7, 1-8; 14, 1.             
8- Cf Ap 12 y Ap 21, 9.
9- Concilio Vaticano II, Sacrosanctum concilium, 26.
10- Concilio Vaticano II, Sacrosanctum concilium, 27.
11- Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 10.
12- Cf Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 10; 34; Id., Presbyterorum ordinis, 2.
13- Cf 1 P 2, 4-5.
14- Concilio Vaticano II, Sacrosanctum  concilium, 14.
15- Cf Concilio Vaticano II, Presbyterorum ordinis, 2 y 15.
16- Concilio Vaticano II, Sacrosanctum concilium, 29.
17- Concilio Vaticano II, Sacrosanctum concilium, 28.
18- Cf Sb 13, 1; Rm 1, 19-20; Hch 14, 17.