Oración para el día de hoy – Semana 16 a 22 de noviembre

TE SIGO, MI REY

Porque me hablas desde el amor y con amor
cuando más te necesito.
Porque, ante la mentira que me confunde,
te muestras con la claridad de la verdad
con la justicia tendida de tu mano
con el cetro de tu autoridad….
el poder de la oración

TE SIGO, MI REY

Porque me hablas desde el amor y con amor
cuando más te necesito.
Porque, ante la mentira que me confunde,
te muestras con la claridad de la verdad
con la justicia tendida de tu mano
con el cetro de tu autoridad.

TE QUIERO, MI REY
Sin violencia, y con paciencia,
esperas mi retorno después de la traición.
Porque, en el palacio donde habitas,
no existe más castigo que el temor de no verte
ni más vacío que mi pereza por no encontrarte.

TE SIGO, MI REY
Nadie sabe gobernar como Tú, Jesús;
tu nacimiento, fue felicidad para el mundo
tus palabras, fueron bálsamo para el pobre
porque tus gestos, hicieron que muchos –por fin-
no se sintieran definitivamente abandonados.

TE QUIERO, MI REY
Porque amaste hasta extenuarte en una cruz
y, como Rey que sirve,
desde ese trono de madera
perdonaste con palabras de misericordia

TE SIGO, MI REY
Porque, como gran Rey, venciste al gran enemigo,
al gran adversario del hombre:
a la muerte, a tu muerte, a nuestra muerte

TE QUIERO, MI REY
Porque, ante tanto desaliento y dudas,
nos animas a formar parte de tu pueblo.
¿Me aceptas, Señor?
Soy mediocre, pero daré la cara por Ti
Tengo pocas fuerzas, pero todas serán tuyas
No estoy acostumbrado a luchar con las armas
que Tú me propones; el amor, el perdón, la mansedumbre,
la humildad, la pobreza de espíritu….
pero sé, mi Rey, que contigo al frente
podré llegar a ser un buen defensor de tu Reino.
Amén.

BUENOS DÍAS

Me siento feliz, Señor, porque sé que me quieres. Me siento feliz, Señor, porque eres mi amigo.
Mi corazón se alegra y te canta lleno de vida. Mi corazón te dice que eres maravilloso.

Tú eres grande Señor, y has hecho cosas maravillosas. Tú eres grande y has llenado el cielo de estrellas.
Tú eres grande y has hecho el mar lleno de fuerza. Tú eres grande y has creado la montaña y el prado.

Te digo: gracias por las flores que alegran la vida. Gracias por la nieve que cubre las montañas.
Gracias por la lluvia y el viento en la noche. Gracias por la luna y el sol que inunda todo.
Yo soy feliz, Señor, con todo lo que vive. Soy feliz viendo correr el caballo en la pradera.
Soy feliz jugando con el cachorro sobre la hierba. Soy feliz soltando una paloma al viento.

Señor, me gusta ver una manada de corderos blancos. Señor, me gusta ver una bandada de gaviotas libres.
Señor, me gusta ver una bandada de peces en el agua limpia. Señor, me gusta ver una manada de lobos corriendo.

Yo soy feliz, Señor, con mis amigos en el juego. Yo soy feliz, Señor, con mis amigos juntos en la tienda.
Yo soy feliz, Señor, con mis amigos escalando la montaña. Yo soy feliz, Señor, con mis amigos, siempre con mis amigos.

Me encanta, Señor, vivir mil aventuras. Me encanta, Señor, explorar y abrir nuevos caminos.
Me encanta, Señor, descubrir la huella oculta. Me encanta, Señor, caminar sin dejar rastro.

TÚ, SEÑOR JESÚS, ERES…EL CENTRO

En el centro de la rueda, Tú Señor, eres el eje
En el centro de la historia, Tú Señor, eres la página central
En el centro de la humanidad, Tú Señor, eres el corazón
En el centro de la Iglesia, Tú Señor, eres su cabeza
En el centro de la vida cristiana, Tú Señor, eres su motor
En el centro de la caridad, Tú Señor, eres su empuje
En el centro del amor, Tú Señor, eres la razón para regalarlo

En el centro de la alegría, Tú Señor, eres la fuente que la ofrece
En el centro de la fortaleza, Tú Señor, eres el secreto que la produce
En el centro de la fe, Tú Señor, eres su razón
En el centro de la Eucaristía, Tu Señor, eres quien la hace real
En el centro de la oración, Tú Señor, eres quien la hace verdadera
En el centro de la verdad, Tú Señor, eres quien la hace buena
En el centro de la humildad, Tú Señor, eres quien no la hace falsa

Tú, Señor, por ser Rey conoces nuestro vivir
De qué madera está construido el hogar de nuestras almas
Por dónde vamos y por qué y por quién nos movemos
Haz, Señor, que –como amigos tuyos-
podamos seguir caminando hacia ese Reino de paz y de justicia
de verdad y de gracia, de alegría y de esperanza
Que, lo comenzamos a levantar y conquistar en la tierra,
pero lo viviremos y disfrutaremos eternamente en el cielo.
¡Entonces cara a cara, sí que te veremos, gran Rey!

INVOCACIÓN A LA CONFIANZA

Ayúdame Señor, a creer que detrás de las nubes está el Sol;
Que los desnudos árboles de otoño volverán a vestirse de hojas, si tengo la paciencia de esperar.

Ayúdame Señor, a comprender que para alcanzar la cima de la montaña hay que atravesar el largo valle.
Que la vela difunde su luz a base de consumirse poco a poco.

Ayúdame, Señor, a desprenderme de las pretendidas seguridades que no puedo tener y que me hacen tan inseguro;
Ayúdame a comprender que mis temores aumentan mi inquietud y mi impaciencia.

Ayúdame Señor, a aceptar mis limitaciones.

Confío en Ti como un niño que se siente seguro en brazos de su madre.
Ayúdame a caminar por donde no puedo ver sabiendo que tú estás ahí conmigo

LA ORACIÓN DE LOS CINCO DEDOS

Podríamos orar todos por cada uno

1. El dedo pulgar es el que está más cerca de tí. Así que comienza orando por aquéllos que están más unidos a tí. Son los más fáciles de recordar. Orar por los que amamos es «una dulce tarea.»

2. El próximo dedo es el índice: Ora por los que enseñan, instruyen y curan. Ellos necesitan apoyo y sabiduría al conducir a otros por la dirección correcta. Manténlos en tus oraciones.

3. El siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes, a los gobernantes, a quienes tienen autoridad. Ellos necesitan la dirección divina.

4. El próximo dedo es el del anillo. Sorprendentemente, éste es nuestro dedo más débil. El nos recuerda orar por los débiles, enfermos o atormentados por problemas. Ellos necesitan tus oraciones.

5. Y finalmente tenemos nuestro dedo pequeño, el más pequeño de todos. El meñique debería recordarte orar por tí mismo. Cuando hayas terminado de orar por los primeros cuatro grupos, tus propias necesidades aparecerán en una perspectiva correcta y estarás preparado para orar por tí mismo de una manera más efectiva.

COMPARTIENDO VIDA… DEJANDO HUELLA

Las huellas son el rastro de nuestro paso por algún sitio concreto.

Hay huellas que se borran con el paso del tiempo o con otros fenómenos naturales, sin embargo, otras huellas perduran para siempre.

En el día a día sucede igual, podemos dejar huella en la vida de los demás en un momento dado y ser, sencillamente, una huella momentánea que se borra rápidamente.

Podemos ser huella en el corazón de los otros que no se borre nunca porque nuestro paso haya dejado algo bueno y duradero.

Para que nuestras huellas marquen a los demás es fundamental que nuestra vida sea clara, transparente, sincera, cariñosa… de tal forma que llegue al corazón del otro limpia de propósitos intencionados o premeditados.

Las huellas no son las que nosotros marcamos sino la que los demás guardan en su alma a nuestro paso.

Encar_AM

¿LAVARME TÚ A MI LOS PIES?

¿Lavarme Tú a mí los pies?
Y si es necesario, Señor,
todo mi pobre ser.

¡Lávame y purifícame!
Hazme comprender que, el camino del servicio
es una llave que abre la puerta del cielo

Que el servir, aún sin ser recompensado,
es garantía de que soy de los tuyos.
Por eso, Señor, ¡lávame!

Pero, te pido Señor, que no te inclines demasiado
Soy yo quien, en este Jueves de tanto amor,
necesito plegarme en mi orgullo

Soy yo quien en estas horas memorables,
estoy llamado a conquistar tu corazón
ofrendándome a los hombres.

¡Lávame, mi Señor!
Para que, mis manos,
puedan acariciar rostros doloridos
Para que, mis pies,
puedan acompañar hermanos perdidos

LO QUE QUIERAS, MI SEÑOR
Me has amado y, al amarme,
brota en mí lo que Tú sembraste:
amor por los que me rodean
amor hacia los que me piden
pasión por los más débiles

Sí, mi Señor; haré lo que Tú quieras
Porque, si algo tiene el Jueves Santo,
es Misterio de amor y de ternura
Misterio de Sacerdocio y aroma de Eucaristía
Misterio de tu presencia
que siempre permanecerá y estallará en el altar

LO QUE TU QUIERAS, MI SEÑOR
Porque, cada vez que comamos de este pan,
Porque, cada vez que bebamos de este vino,
recordaremos tu querer y tu deseo
nos llenaremos con tu Memorial y tu Palabra
con tu gesto de siervo arrodillado.

LO QUE TU QUIERAS, MI SEÑOR
Sólo te pedimos una cosa:
que nunca nos falte la Eucaristía
para estar eternamente a Ti unidos
Amén

J.Leoz

 

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