Jesús le mostró su flagelación por sus pecados. |
Albert González Villanueva es un oblato de 53 años, o sea religioso secular, de una congregación franciscana, quienes viven en Puerto Rico como ermitaños.
Su nombre como oblato es Hermano Albert de la Cruz de Luz.
Trabaja, está casado y tiene 4 hijos, usa hábito y el 3 de enero de 2006 vivió la experiencia del Aviso.
Estuvo 15 años en silencio sobre su encuentro con Jesús y la visión de sus pecados.
Pero como el tiempo de la Iluminación de las Conciencias, o sea el Aviso, se acerca a la humanidad, su superior y actual director espiritual le dio permiso para divulgarlo en mayo de 2021.
Estuvo 15 años en silencio sobre lo vivido, y sufre la pasión de Jesucristo, especialmente los viernes.
Y eligió Foros de la Virgen María para que relatemos en un video su impresionante experiencia, que vamos compartir contigo.
Albert González Villanueva siempre fue católico, aunque no habitualmente practicante, y desde 1997 comenzó un proceso de integrarse en el servicio de la iglesia.
Ha seguido una ascesis constante, al punto de que hoy día es un oblato de una comunidad religiosa.
El hoy hermano Albert de la Cruz de Luz, es un laico consagrado y vive una vida semi eremítica en su casa.
Es un religioso entregado y devoto, y elegido por Jesús para adelantarse a los tiempos, como otros que ya han vivido la iluminación de las conciencias.
Sin embargo, el acontecimiento del 3 de enero de 2006 cambió su vida para siempre, dice «Yo viví el Aviso».
Y lo cierto es que lo vivió de una manera sorprendente.
El 3 de enero de 2006 se encontraba solo en su cuarto cuando todo se puso negro y Dios iluminó las tinieblas de su corazón y de repente experimentó el Aviso.
Sintió una presencia en la oscuridad de la habitación, preguntó «¿Quién eres?». Y la presencia le respondió: «Yo Soy Jesús a quien tú quieres emular».
Albert preguntó qué hacía ahí y en ese momento se le mostró la Pasión de Jesús, no como en una película o en una fotografía, sino él estando presente en persona.
Sintió una enorme paz, aunque a continuación lo que vio fue terrible.
Él cuenta que esa paz era por una gracia especial porque lo que estaba viendo fue muy horroroso.
Eran las flagelaciones que sufría Nuestro Señor Jesucristo.
Cuando Albert observó esto, el Señor le dijo que el dolor más fuerte que tuvo fue precisamente cargar con los pesados pecados de toda la humanidad, los de su época y los nuestros.
Por eso sudó sangre en Getsemaní.
Y Albert estaba allí observando lo que pasaba con el Señor, era muy duro de ver.
Pero lo más impresionante es que los flagelos, o sea los látigos, eran sus pecados.
Los propios pecados de Albert que había cometido a lo largo de su vida.
Dice,
«Yo veía lo que sucedía, pero al mismo tiempo me narraba, me decía y me dictaba.
Y podía identificar cada uno de mis pecados desde que tengo uso de razón hasta esa fecha».
Y los que azotaban a Nuestro Señor Jesucristo no eran soldados romanos, ni verdugos de la corte romana, ni del Sanedrín, eran sacerdotes, religiosos, religiosas, obispos, políticos y gente aparentemente de bien, artistas, y algunos rostros que él no conocía y que después sí conoció.
Algunos rostros de los que se turnaban para flagelar todavía Albert no sabe quiénes son.
Pero lo más significativo es que los flagelos eran sus pecados y eso fue muy duro de presenciar.
Entonces el Hermano Albert lloró amargamente y con una tristeza profunda porque sus pecados estaban allí en la flagelación.
Pero el Señor le dijo que no llorara y le explicó que sus pecados eran fáciles de soportar porque Albert no se gloriaba de ellos.
Porque frecuentaba el sacramento de la Reconciliación.
Y a pesar que en ese momento no estaba en gracia, porque no se había confesado, a partir de ese día se confesó con mayor regularidad.
Entonces el Señor le dio a entender que el día del Aviso Jesús dará la gracia de mostrar los pecados a todos los seres humanos sin distinción de raza, sexo, religión y nacionalidad, incluso ateos, para que se arrepientan.
Los que estén reconciliados, en gracia por haber confesado sus pecados, van a soportar mejor este acto de misericordia.
Y asegura que en ese momento glorioso, Dios iluminará las tinieblas de sus corazones.
Albert dice que es muy feo ver cómo se flagela al Señor por los pecados que uno ha cometido, sabiendo que Él es inocente.
Para Albert es duro hablar de esta experiencia porque dice que el alma conoce la inocencia de Jesús y sabe de la maldad de los que lo flagelan y de la maldad de sus propios pecados.
Pero en ese momento le impresionó ver con sus propios ojos cómo el Señor asumió cargar con nuestros pecados concretos, no teóricos.
Diversos directores espirituales que tuvo a lo largo de quince años desde que tuvo la experiencia del Aviso no le permitieron hablar de esto.
Pero finalmente el último director espiritual y fundador de la Congregación franciscana a la que pertenece, le permitió hablar en mayo de 2021.
Porque a raíz de experiencias similares que han tenido otras personas, el director espiritual evaluó que era un aporte importante.
Después de la experiencia, a Albert lo que le importa es estar bien con Dios y en gracia divina, para minimizar el sufrimiento de Jesús.
Y hoy vive los dolores de la Pasión de Jesucristo con dolores permanentes, mientras el Señor lo permita.
Sufre con la más perfecta esperanza como toda alma víctima y lo hace como dice: «para cumplir tu santo y veraz mandamiento».
Cuenta que en una ocasión fue a un médico para que le aliviara los dolores con algún medicamento y le diagnosticaron que no era un dolor físico, sino un dolor en el alma, que muchas veces lo llevó a ausentarse del trabajo.
Albert trabaja como Administrador de Documentos en el gobierno municipal de su pueblo.
Respecto del Aviso, afirma que es un evento que está próximo a ocurrir, según la Biblia y algunas profecías como la de Conchita de Garabandal, la aparición mariana de la década de 1960 en España, aparición sobre las que hemos realizado varios videos.
Pero hay incredulidad y menosprecio por las personas que ya pasaron por el Aviso.
Incluso esta incredulidad puede suceder, mismo a quienes tienen un aviso anticipado.
Por eso se hizo hacer un estudio para saber si estaba cuerdo o si había algún problema neurológico o si fue su imaginación.
Sin embargo el problema es que profesionales que no comprenden el tema sobrenatural pueden concluir que quienes pasan por estas visiones tienen una condición histérica.
Por eso quienes pasen por una experiencia similar o parecida debieran buscar un psicólogo cristiano, que entienda de teología, lo cual es difícil encontrar.
Aunque en el caso de él, los dolores frecuentes de la Pasión del Señor que sufre, son una clara prueba de que vivió el Aviso por anticipado.
No es del todo fácil seguir viviendo después en este mundo caído.
Dice,
«La experiencia que viví fue muy fuerte, marcó mi vida en un antes y un después, a pesar de que antes de esa fecha en 2006 ya yo vivía o estaba comenzando a vivir un proceso de conversión interior mucho más profundo».
Pero a pesar de todo, afirma que ha vivido una vida normal dentro de lo que se puede, aunque ha tenido simular ciertas cosas para pasar desapercibido.
Ha intentado mantenerse en gracia, pero no ha sido infalible, ha fallado, ha caído y ha tenido que recurrir al sacramento de la reconciliación, para confesar pecados recurrentes que le duelen por lo que vivió con Jesús.
Esto seguramente sucede a quienes han pasado por experiencias de este tipo, porque tienen más conciencia de los pecados.
Por eso su mensaje para todos los que van a pasar el día del Aviso es que él ha ido superando todo eso.
Dice,
«Es muy duro de verlo, pero será llevadero, si estamos en gracia».
Así que su invitación es a la reconciliación frecuente, lo cual en estos días de pandemia y confinamiento es más difícil para dar con un sacerdote confesor.
Incluso Albert sostiene que va a ser más dificultoso después del Aviso masivo, porque muchas personas querrán reconciliarse, habrá muchos que querrán entrar en las filas de la Iglesia y recibir los sacramentos y no hay suficientes sacerdotes.
Por eso los laicos comprometidos tendrán que contener y ayudar.
Los obispos también tendrán mucho trabajo en dar instrucciones a los sacerdotes sobre cómo actuar ante la avalancha de gente arrepentida.
Albert nos recuerda además que cada persona es irrepetible y vivirá el Aviso de una manera distinta, porque sus pecados son únicos también.
La experiencia con Cristo será muy dolorosa para algunos, y para otros quizás un poco más llevadera, especialmente si están en gracia, pero va a ser difícil para todos: «será un trago amargo de beber» dice.
Bueno hasta aquí lo que te quería contar del Aviso que tuvo el Hermano Albert de la Cruz de Luz, quien cree que los obispos que flagelaban al Señor en su experiencia, son algunos de los prelados alemanes que llevan a la Iglesia al cisma.
E insiste en que debemos estar en gracia con el sacramento de la Confesión porque el Aviso ya llega.
Y me gustaría preguntarte si la gente que tienes alrededor tuyo tiene conciencia de que va a llegar el aviso o no.
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