Cómo fue la Danza del Sol de la Última Aparición de Fátima [cuál es su mensaje para nuestra época]

Cómo Dios hizo el Milagro del Sol de Fátima y con qué intención.

El 13 de octubre de 1917 se produjo en Fátima un milagro que convenció hasta los escépticos y enemigos, que los tres pastorcitos Lucía, Francisco y Jacinta habían estado recibiendo visitas y mensajes de la Virgen María, como afirmaban.

Hablamos del Milagro del Sol, que danzó en el cielo tiñendo el entorno de varios colores, como cuando el sol pasa por un vitral gigantesco.

E incluso aterrorizó a los presentes con sus evoluciones, porque parecía que se iba a estrellar contra la Tierra.

Seguramente esto fue la dramatización del pedido que la Virgen había lanzado a través de los pastorcitos, de hacer penitencia.

Sucedieron otros milagros ese día, pero la danza del sol de Fátima del 13 de octubre de 1917, ha quedado para la posteridad como el milagro más importante y visto por más personas, que la ciencia no ha podido explicar.

Aquí hablaremos sobre cómo sucedió el milagro del sol, por qué Nuestra Señora intercedió para que sucediera, y cómo cambió la historia de Portugal, en ese momento gobernado por los masones, que habían desatado una gran persecución contra los cristianos.

Ningún milagro en la historia moderna se compara con el de Fátima en Portugal, que tuvo lugar el 13 de octubre de 1917 en la Cova de Iría, que era una vasta tierra que pertenecía a la familia de Lucía dos Santos.

Allí estaba la encina donde se aparecía la Virgen y donde luego fue construida luego la Capilla de las Apariciones actual.

El 13 de octubre el sol bailó para cumplir una promesa de la Virgen María, mostrando de que efectivamente se estaba apareciendo a los 3 niños pastores Lucía, Francisco y Jacinta.

Las estimaciones de las personas que presenciaron el evento oscilan entre 70.000 y 100.000.

En las apariciones, que habían comenzado en mayo anterior, la Santísima Virgen había pedido rezar Rosario a diario y practicar la devoción los primeros 5 sábados del mes, temer al infierno, expiar los pecados, sacrificarse por los pecadores.

En definitiva, pidió la conversión, como Nuestro Señor, al comienzo de su ministerio público, «arrepentíos y creed en el evangelio» Marcos 1,15.

Y María habló al mundo del final de los tiempos, de un tiempo de persecución a raíz de un ataque que comenzaría en Rusia, de su conversión y de que al final, su Inmaculado Corazón triunfará y se otorgará al mundo un tiempo de paz.

Portugal en ese momento estaba gobernado por ateos que habían jurado eliminar la religión en dos generaciones.

El gobierno se había apoderado de las iglesias y escuelas católicas y prohibido la vestimenta de los clérigos en público, el tañido de las campanas de las iglesias y la celebración de fiestas religiosas públicas.

Entre 1911 y 1916, cerca de 2000 sacerdotes, monjes y monjas, fueron asesinados por grupos anticristianos.

También intentaron destruir el lugar de las apariciones de Fátima, encarcelaron a los videntes y los amenazaron de muerte.

Y para probar que las apariciones eran ciertas, María prometió a los niños que durante la última de sus seis apariciones daría una «señal», para que la gente creyera en las apariciones y en su mensaje.

Lo que sucedió ese día 13 de octubre de 1917 se conoce como el «milagro del Sol» o «la Danza del Sol».

Esto sucedió 33 años después que el Papa León XIII había tenido una terrible visión sobre el poder de satanás desatado en el mundo.

Y por ello compuso la Oración a San Miguel Arcángel en respuesta, ordenando su recitación en toda la Iglesia al final de la Misa.

Y también el 13 de octubre, pero de 1973, la Virgen dio en Akita, Japón, un mensaje sobre apostasía dentro de la Iglesia y los castigos que podrían venir sobre el mundo.

Esta aparición fue considerada por el cardenal Joseph Ratzinger como la continuación de Fátima.

Ese día 13 de octubre, una multitud de unas 70 a 100 mil personas se habían reunido en la Cova de Iría, tanto creyentes como escépticos, para ver el milagro que María había prometido.

Miles de peregrinos viajaron a Fátima de todas partes, a pie, por carro y carrozas a pesar del clima.

Había estado lloviendo durante muchas horas antes del milagro.

La Cova de Iría era un verdadero mar de agua y lodo, y la mayor parte de la ropa de la gente estaba completamente mojada.

Pero de repente a eso de las 13 horas de ese sábado el cielo se aclaró, las nubes se dispersaron y el suelo, que había estado húmedo y fangoso por la lluvia, se secó casi instantáneamente, lo cual constituyó el primer milagro.

Las decenas de miles de testigos relataron cómo, en cuestión de unos breves momentos, sus ropas empapadas por los aguaceros de la mañana se secaron milagrosamente, y el suelo empapado y fangoso sobre el que se encontraban antes de la danza del sol, ya no estaba fangoso, sino firme y duro.

Entonces a eso de las 13:30 los tres niños vieron un destello y Lucía gritó: «¡Silencio! ¡Silencio! ¡Viene Nuestra Señora!».

Y al momento Lucía le dijo a María: «Tengo muchas cosas que pedirte: curar a algunos enfermos y convertir a algunos pecadores».

A esto, la Virgen respondió: «Algunos, sí; otros, no. La gente debe enmendar su vida y pedir perdón por sus pecados».

«No deben ofender más a Nuestro Señor, porque Él ya está demasiado ofendido».

Y luego le preguntó a Lucía, «¿Quieres algo más?» y Lucía respondió: «Nada más».

A lo cual María respondió: «Entonces tampoco te pediré nada más».

Y abrió sus manos, de las que brotaron rayos de luz, e hizo un gesto hacia el sol con la luz de sus manos aún más brillante que el sol.

Y en ese momento Lucía gritó «¡Mira el sol!»

Nuestra Señora había hecho reflejar sus manos sobre el sol.

Fue cuando pudieron mirar perfectamente al sol sin sufrir molestias, un segundo milagro visto por los presentes.

El sol parecía apagarse y encenderse, a veces de una manera, a veces de otra.

Y entonces comenzó el tercer milagro, luces multicolores se esparcieron por el paisaje.

Luego el sol comenzó a girar, dando vueltas en el cielo, tembló un par de veces y luego comenzó a girar sobre sí mismo.

Y en un momento pareció virar hacia la Tierra, parecía una rueda de fuego que estaba a punto de caer sobre la multitud, antes de volver a su lugar en el cielo.

La gente gritaba «¡Oh Jesús! Todos vamos a morir», «¡Señora, socorro!».

Algunos recitaban el acto de contrición e incluso hubo una señora que hizo su confesión general, diciendo en voz alta sus pecados.

Finalmente, el sol se detuvo y todos dieron un suspiro de alivio, se había producido el milagro anunciado por los niños y prometido por Nuestra Señora.

El primer periódico que informó sobre el milagro a portada completa fue un periódico masónico anticatólico de Lisboa llamada O Seculo.

Este relató que la gente se preguntaba los unos a los otros lo que habían visto.

La gran mayoría admitió ver el sol danzando y temblando, mientras otros afirmaban que habían visto el rostro de la Virgen Santísima.

Otros juraron que vieron el sol girar como una rueda que se acercaba a la tierra como si fuera a quemarla con sus rayos.

Algunos dijeron haber visto cambios de colores sucesivamente.

Mientras que el periódico portugués O Dia agregó que a la una en punto de la tarde, mediodía solar, la lluvia cesó, el cielo de color gris nacarado iluminaba la vasta región árida con una extraña luz.

Y se vio girar al sol y moverse en el círculo de las nubes abiertas.

De todas las bocas se escuchó un gemido y las personas cayeron de rodillas.

La gente lloraba y oraba con la cabeza descubierta ante la presencia del milagro que habían esperado.

Los segundos parecieron como horas.

Y el padre de Francisco y Jacinta relató que los rayos del sol se esparcían en muchas direcciones y pintaban todas las cosas en diferentes colores, los árboles, la gente, el aire y la tierra.

Y de pronto pareció girar y a moverse y a danzar en el cielo, hasta que pareció desprenderse de su lugar y caer sobre nosotros.

Fue un momento terrible.

El Milagro del Sol fue entendido por el pueblo como la garantía de que los tres niños decían la verdad, veían a la Virgen y Ella les daba mensajes.

Pero durante los diez minutos en que la multitud pudo contemplar el grandioso milagro cósmico, los tres videntes disfrutaron de un espectáculo diferente.

Vieron en el cielo tres escenas sucesivas.

Primero, vieron junto al sol a San José con el Niño Jesús en brazos y Nuestra Señora vestida de blanco con un manto azul.

San José y el Niño Jesús parecían bendecir al mundo con gestos que hacían con sus manos en forma de cruz.

Habiendo cesado esta aparición, vieron a Nuestro Señor, y a Nuestra Señora vestida como Nuestra Señora de los Dolores y Nuestro Señor parecía bendecir al mundo, al igual que San José.

Y cuando esta aparición desapareció, se mostró a la Virgen bajo el aspecto de Nuestra Señora del Carmen, porque tenía el escapulario colgando de su mano.

Y luego de eso el sol volvió a su lugar, pero pálido y opaco.

Cuando ya había finalizado todo Lucía repetía a la multitud el mensaje que la Virgen acababa de encomendarle, «¡Hagan penitencia! Nuestra Señora quiere que hagan penitencia. Si hacen penitencia, la guerra terminará».

Y en los días siguientes al gran milagro de la danza del sol, muchos reportarían otros milagros de sanación, relacionados con la Cova da Iría y la intercesión de Nuestra Señora de Fátima.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre el milagro del sol de Fátima, que dio credibilidad a las apariciones que habían estado sucediendo desde mayo y que además cambió a Portugal.

Y me gustaría preguntarte si tu o alguna persona conocida ha visto en algún momento fenómenos extraños en el sol o no.

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