Había entrado en la clausura el día que nació Benedicto XVI.
Con 86 años de vida monástica y casi 106 de vida falleció la Madre Teresa Barajuén González de Zárate, en el Monasterio Cisterciense de la Madre de Dios, de Buenafuente del Sistal, España.
Sus últimos momentos fueron en oración frente a una imagen de la Virgen de Fátima, a quien le repetía la jaculatoria: «Mamita, ¿cuándo me llevas?».
Hace dos años fue a verla Benedicto XVI al que había escrito para contarle que ella entró monja el mismo día que él nació.
La historia de la Madre Teresita Barajuén González de Zárate había conmovido a Benedicto XVI. Cuando los cardenales reunidos en cónclave eligieron a Joseph Ratzinger como papa y esta religiosa conoció su biografía, le llamó tanto la atención la bonita coincidencia en la fecha de su entrada en la Comunidad de Monjas Cistercienses con el nacimiento del recién elegido Santo Padre, que se lo hizo saber por carta.
Y Benedicto XVI no quiso perder la oportunidad de conocer a esta religiosa, por eso se desplazó al pueblo durante su visita a España por la Jornada Mundial de la Juventud en agosto de 2011.
Los últimos días de la Madre Teresita los ha vivido como el resto de sus 86 años de clausura: en oración. Ante su delicado estado de salud, con algo más de 105 años, el pasado 31 de mayo, solemnidad de la Visitación de la Virgen, había recibido la Santa Unción.
Sus hermanas le habían llevado a la celda una imagen de la Virgen de Fátima que la ha acompañado en estos últimos momentos. Y cuentan que le repetía una jaculatoria constantemente:
«Mamita, ¿cuándo me llevas?»
Y es que siempre tuvo una enorme devoción a la Virgen. A ella le decía constantemente esta oración:
«Quiero mirar con tus ojos, hablar con tu boca, oír con tu oído, amar con tu corazón».
Con esa serenidad falleció el 11 de junio, por la tarde. Y al día siguiente se celebró una misa por su eterno descanso.
BUENAFUENTE DEL SISTAL, DONDE ESTÁ DEL MONASTERIO DE LA MADRE TERESITA
El pueblo de Buenafuente del Sistal, donde se halla el Monasterio cisterciense de la Madre de Dios en el que falleció la religiosa que más tiempo llevaba en clausura, es, desde hace más de 20 años, un refugio para los fieles que buscan un lugar de meditación y retiro espiritual.
El monasterio de la Madre de Dios, de Buenafuente del Sistal, ha sido desde mediados el siglo XIII el hogar de una antigua comunidad de monjas cistercienses. Un lugar de paz, silencio y oración en la Guadalajara del Alto Tajo, en el que durante muchos años estas religiosas han vivido en clausura.
Hoy el monasterio es el corazón de la localidad de Buenafuente del Sistal que se ha convertido en un pueblo de oración. Cada año, como explica el capellán Ángel Moreno Sancho, casi 10.000 personas, tanto españoles como extranjeros, pasan por este pueblo para realizar retiros espirituales y encontrar en la oración, el amor y la paz que la vida monástica brinda.
El origen de este fenómeno se dio durante los años 70 cuando el monasterio pasaba por un periodo de crisis. Buena parte de las casas de Buenafuente de Sistal estaban deterioradas y todos los vecinos abandonaban el pueblo buscando lugares más prósperos, así que las monjas se convirtieron en casi las únicas habitantes de esta pequeña localidad de Guadalajara. Estos fueron momentos duros para el monasterio en los que como dice el actual capellán Ángel Moreno Sancho:
«la pobreza, el aislamiento, la soledad, el deterioro del convento, la extrema pobreza y el riesgo de verse sin atención espiritual acosaban a las monjas».
Sin embargo fue gracias a la iniciativa de este nuevo capellán, que lograron conseguir las ayudas económicas necesarias para reformar el monasterio, y habilitar las casas de su alrededor como lugares de oración y de acogida para todos los fieles que quieran realizar un retiro espiritual. La Fundación Buenafuente del Sistal fue creada en 1980 y desde entonces se dedica a recaudar donaciones para continuar con la restauración del pueblo y así contar con un lugar de retiro en el que realizar ejercicios espirituales.
Son muchas las personas que han pasado por Buenafuente del Sistal para para encontrar momentos de reposo y meditación. Entre ellos se encuentra el famoso guitarrista Narciso Yepes, que mantuvo una estrecha relación con este pueblo y con las monjas de su monasterio en el que está enterrado. Actualmente este pueblo continúa con su función de lugar de descanso y de meditación espiritual abierto a todos los fieles.
Fuentes: Religión Digital, Signos de estos Tiempos