¿Conoce a la británica Samantha Lewthwaite?
El trágico atentado del shopping center de Nairobi el fin de semana pasado, en el que un comando islamista desalojó a los musulmanes para masacrar al resto, nos ponen frente a algo más que la violencia en la zona de influencia del mundo musulmán, sino que nos trae el problema a casa. Porque se menciona a una británica, Samantha Lewthwaite, como el “alma” de este ataque, que los atacantes hablaban en inglés entre ellos, y que el grupo terrorista estaba integrado por ciudadanos de Estados Unidos, Canadá, Suecia, Gran Bretaña, Siria, Finlandia y Rusia, todos entrenados en Somalía.
Se torna cada vez más evidente los tentáculos de los jihadistas actuando en occidente.
QUIEN ES SAMANTHA LEWTHWAITE
Esta indicada como la persona detrás de los ataques al centro comercial Westgate en Nairobi. La mujer es conocida en ámbitos relacionados con el islamismo como la «viuda blanca», como la viuda de Germaine Lindsay, uno de los cuatro terroristas suicidas de los atentados terroristas perpetrados en Londres el 7 de julio de 2005.
Germaine Lindsay se había convertido al Islam molde yihadista radical en 2000 y en 2002 se casó con la Leawthwaite, convertida al Islam y a quien conoció en Internet.
En resumen dos conversos que vivían en Gran Bretaña que han pasado de uno de los muchos foros de discusión relacionados con el yihadismo a la creación de una familia de terroristas.
Pero lo que nos debe hacer reflexionar es la historia de Samantha. Su conversión se produce cuando sólo tenía quince años. Una mujer joven que no ha sido atraída por una religión, sino por una ideología yihadista, para generar la supremacía de la ideología a nivel político. Una joven mujer para quien pertenecer al Islam no significa sólo creer en Alá sino en el martirio propio y de los infieles que no creen en lo que ella cree.
UNA IDEOLOGÍA MANIQUEA
Su conversión, como la de su marido, marcó la adhesión a una ideología maniquea que divide al mundo en buenos y malos, donde los malos son los otros en el sentido amplio, como los cristianos, judios y musulmanes que no comparten esta visión el mundo.
Una conversión que requiere la pronunciación de la profesión de fe islámica: «No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta» en presencia de testigos. Y una profesión de fe que entiende como la más alta forma de testimonio el martirio.
La joven Samantha, ahora de veintinueve años, es considerada como una de las mujeres más peligrosas del mundo por su afiliación con al-Qaeda.
El sitio del canal de televisión por satélite Al-Arabiya informa de fuentes de inteligencia anónimas, que la mujer era conocida por recaudar fondos a través de una red de contactos, que se extendían desde el Reino Unido a Sudáfrica, desde Pakistán a Somalía, y que eran canalizados para financiar operaciones de al-Qaeda en África. No sólo eso, parece que también se ocupaba de la formación de las mujeres suicidas.
Es interesante observar que la ideología maniquea que se presenta como el epítome del Islam radical y conservador que relega a la mujer a la parte trasera, encuentra en las mujeres una herramienta, y un mero instrumento para tener éxito y para atacar a otros.
«Vamos a estar cubiertas por nuestro velos, envueltas en nuestras ropas, con las armas en mano, los niños en el vientre, con el sagrado Corán y la Sunna del Profeta de Alá que nos muestre el camino», fue la bendición de los mártires de Allah publicado en 2004 por la revista Al-Jansa, el primer boletín electrónico de la yihad femenina.
Samantha es en realidad hija de esta brutal ideología destructiva.
UN CASO CON FUERTES RAÍCES OCCIDENTALES
Lamentablemente, el ataque contra el centro comercial en Nairobi y las noticias que siguen llegando sobre las víctimas, y también de las personas involucradas, nos llevan más allá de un caso aislado.
El analista Walid Phares, reportando como fuente una cuenta de Twitter vinculada a al Shabab, el grupo yihadista que se atribuyó la responsabilidad por el ataque, anunció que los terroristas tendrían todos edades comprendidas entre 20 y 27 años.
Pero la noticia más sorprendente es la relativa a su origen: Estados Unidos, Canadá, Suecia, Gran Bretaña, Siria, Finlandia y Rusia. Todos entrenados en Somalia. Todavía se espera la confirmación de la noticia, pero nos recuerda que la ideología de Al-Qaeda no está muerta ni languidece, y que Al Qaeda recluta jóvenes no sólo musulmanes, sino también occidentales, porque la ideología yihadista atrae hacia sí a jóvenes que buscan una identidad, un valor fuerte por el cual luchar y morir.
DEJAMOS EN LIBERTAD A LA IDEOLOGÍA DE LA MUERTE PARA QUE HAGA CONVERSOS
Los trágicos acontecimientos de Nairobi están destinados a convertirse en un paradigma trágico, un ejemplo de cómo la cultura de la muerte todavía puede hacer conversos.
Si se deja libertad de acción a los predicadores de la muerte, el suicidio y el martirio, sólo puede dar los frutos que estamos viendo impotentes y sin palabras.
Estos predicadores siguen actuando libremente en occidente, mientras que a menudo son controlados y detenidos en el mundo islámico.
Debemos hacer un serio examen de conciencia y preguntarnos, mirando a las víctimas en Nairobi, si no tenemos alguna responsabilidad en la conversión a la yihad de los jóvenes que viven en el territorio occidental.
Y es una llamada a las instituciones, que deben actuar sin temor en la represión de los que apoyan y difunden la ideología yihadista, pero sobre todo sin aplicar el relativismo y multiculturalismos que son aprovechados por los jihadistas para actuar bajo su paraguas.
Fuentes: La Nouva Bussola Quotidiana, Signos de estos Tiempos