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Denuncia de los servicios de inteligencia italianos.
El califato del Estado Islámico, que decapitó al periodista James Foley y que combate en Siria e Irak lo acusan de ser «portador de falsas verdades».

 

atentado contra juan pablo ii

 

La seria alarma, ha sido lanzada por los servicios secretos italianos y la información ocupó ayer buena parte de la primera página del diario conservador romano Il Tempo.

En el artículo, el diario apunta que los servicios italianos se hacen eco de que

fuentes israelíes creen que la mira del Estado Islámico se encuentra en el papa Francisco, el máximo exponente de la religión cristiana, por ser ‘portador de la verdad falsa’”.

La noticia cita también que

fuentes de la inteligencia italiana” ponen el acento en que “Italia es un trampolín de lanzamiento para los muyahidines (combatientes de la guerra santa)” y que “las llegadas continuas de inmigrantes sirven de base para la entrada de los jihadistas en Occidente”.

El diario advierte además de que el autoproclamado califa del Estado Islámico, Abu Bakr Al Baghdadi,

quiere superar a Al Qaeda y las hazañas del ‘jefe del terror'(Osama Bin Laden)”.

Y asegura que el líder del Estado Islámico,

según fuentes israelíes, presume en su entorno más cercano de contar con la presencia de conversos occidentales, pero también de jóvenes de segunda generación, hijos de inmigrantes nacidos en países europeos, y que ahora han optado por abrazar el fundamentalismo islámico”.

El Papa Francisco ha hecho diversos llamamientos por la paz en Oriente Medio en distintas ocasiones y precisamente el domingo pidió oraciones para que termine “la violencia insensata” y para “un amanecer de paz y reconciliación entre los hombres”, en un mensaje que fue leído durante la celebración de una misa en honor a Foley, que tuvo lugar en la iglesia de Rochester, en New Hampshire, en Estados Unidos.

Por su parte, el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Padre Federico Lombardi, declaró que no hay razón para la preocupación.

“No hay nada serio en esto. No hay una preocupación particular en el Vaticano. Esta noticia no tiene fundamento”.

Sin embargo, el 20 de agosto la RAI informó que Italia ha reforzado su seguridad. Según la RAI, no hay indicios de amenazas o ataques en el país pero se ha publicado una alerta de alcance nacional.

Además, desde hace tiempo, antes de la elección de Jorge Bergoglio como Francisco en el Cónclave que lo consagró el 13 de marzo de 2013, está acentuando las medidas de prevención del terrorismo. La Gendarmería Pontificia ha reclutado numerosos especialistas en informática y en inteligencia y la colaboración con los servicios secretos de varios países es muy intensa.

Está el triste antecedente del terrorista turco Alí Mehmed Agca, un musulmán, que disparó dos balazos contra el Papa Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro. Agca nunca terminó de confesar la verdad, pero predominó la convicción de que el «contrato» para asesinar al pontífice fue dado en forma ultra secreta por el Kremlin soviético a los servicios secretos búlgaros que a su vez «contrataron» en el hotel Vitosha de Sofía al grupo turco de extrema derecha islámico de los «lobos grises», al que pertencía Alí Agca.

A Siria e Irak han ido a combatir como muyahidines (combatientes) al menos 50 jóvenes italianos. Esto está considerado un peligro mayúsculo porque, como ocurre en otros países europeos, cada tanto regresan y se incorporan a células más vastas a las que contribuyen a entrenar para el «jihad», la guerra santa.

«El grupo de fundamentalistas islámicos, guiados por Al-Baghdadi (autoproclamado Califa del Estado Islámico en una mezquita de Mosul, segunda ciudad de Irak y en su poder), intenta alzar el nivel del enfrentamiento golpeando en Europa y en Italia», sostiene «Il Tempo».

Durante la guerra de disolución de la Federación de Yugoslavia, sobre todo en Bosnia, centenares de jóvenes italianos fueron a pelear con los musulmanes contra el ejército serbio. El antiterrorismo actuó para desarticular varias célulares, por ejemplo en Nápoles y en Bolonia, donde se movían combatientes islamistas italianos que adherían al GIA, el Grupo Armado Argelino, que después se convirtió en el Grupo Salafista por la Predicación y el Combate.

En la lupa de los investigadores de la inteligencia italiana hay varios de aquellos personajes que están siendo controlados, porque en la cárcel continuaron predicando el credo jihadista. Entre ellos Jarraya Jalil, llamado «el coronel», que era considerado un imán improvisado.

Entre los principales que abrazaron la causa islamista estaba Bosnic Bilal, ex imán de Cremona, que actualmente milita entre los dirigentes del Estado Islámico.

Fuentes: Il Tempo, Clarín, Signos de estos Tiempos

 

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