Hacia una zona libre de armas nucleares.
Desde la segunda guerra mundial la humanidad se encuentra bajo el temor y la disuasión de las armas nucleares, que hicieron su despliegue en Hiroshima y Nagasaki, y que actualmente están en el centro del conflictivo escenario de medio oriente, donde Irán se está tratando de convertir en una potencia nuclear e Israel y Arabia Saudita temen por su seguridad.
En la lógica de la Iglesia Católica, sólo la negociación sirve y hace realmente acuerdos duraderos. Y en este sentido, el reciente acuerdo nuclear de Irán podría servir como un primer paso hacia un Oriente Medio libre de armas nucleares y otras armas de destrucción masiva.
Así se considera en un informe reciente emitido por el Panel Internacional sobre Materiales Físiles (IPFM, por sus siglas en inglés), un grupo coordinado desde la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, Estados Unidos, y compuesto por expertos nucleares de 18 países. Sin embargo, para lograr ese objetivo, habrá que esforzarse.
HACIA UNA ZONA LIBRE DE ARMAS NUCLEARES
A fin de que Oriente Medio se pueda convertir en una zona libre de armas nucleares, todos los países de la región, incluyendo Irán, deberían aceptar dar los pasos necesarios para reducir de forma permanente el riesgo de que las instalaciones nucleares civiles se utilicen como tapadera para programas secretos de desarrollo armamentístico nuclear.
En virtud de los requerimientos para hacer posible tal zona desnuclearizada, Israel, el único país de la región armado con armas nucleares, tendría que cesar su producción de plutonio y uranio altamente enriquecido, dos materiales clave para las armas nucleares. Israel también debería declarar sus reservas actuales de materiales para armas nucleares, y comenzar a reducir dichas reservas hasta eliminarlas por completo.
Juntas, estas medidas conducirían a un Oriente Medio libre de armas nucleares y harían más segura la zona, en opinión de Frank von Hippel, copresidente del Panel Internacional sobre Materiales Físiles y cofundador del Programa de Ciencia y Seguridad Global de la Escuela Woodrow Wilson de Asuntos Públicos e Internacionales, dependiente de la Universidad de Princeton.
La idea de una zona libre de armas nucleares ha tenido éxito en África, América Latina, la región del Caribe y el sudeste y el centro de Asia. En 1974, Irán y Egipto propusieron por primera vez una zona libre de armas nucleares en el Oriente Medio, en un intento por hacer retroceder el desarrollo del programa armamentístico nuclear de Israel y frenar una posterior proliferación de armas nucleares en la región. Desde entonces, todos los países de Oriente Medio han firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear de las Naciones Unidas, a excepción de Israel.
El IPFM estima que Israel ha producido suficiente plutonio para fabricar alrededor de 200 cabezas nucleares, suponiendo que cada una necesite de 4 a 5 kilogramos. Un arsenal nuclear de este tamaño sería el quinto más grande del mundo, más grande que el del Reino Unido, casi del mismo tamaño que el de China y cerca de dos tercios del tamaño del que posee Francia. El plutonio de Israel se produce en un reactor ubicado en el Centro de Investigación Nuclear del Néguev, cerca de Dimona. Una planta subterránea de reprocesamiento adyacente al reactor se utiliza para separar el plutonio del combustible nuclear gastado del reactor, según se indica en el citado informe.
«Cerrando el reactor y la planta de reprocesamiento de Dimona, Israel establecería un tope máximo a la cantidad de plutonio que podría usar para fabricar armas nucleares», explica Zia Mian, experto nuclear del Programa de Ciencia y Seguridad Global de la Escuela Woodrow Wilson.
UN COMPROMISO DE LOS PAÍSES
Para reducir el riesgo de programas secretos de armamento nuclear, el informe recomienda que todos los estados de la región, especialmente Irán, el único país de la región que posee plantas de enriquecimiento de uranio de carácter civil y un reactor nuclear en funcionamiento, se comprometan a cumplir los siguientes puntos:
-No usar ni separar plutonio.
-No usar uranio altamente enriquecido como combustible para los reactores.
-Limitar el enriquecimiento de uranio de modo que no supere los niveles muy bajos que resultan suficientes para reactores que producen electricidad;
-No mantener grandes reservas de uranio enriquecido, sino limitarse a tener infraestructuras que produzcan lo necesario a corto plazo.
-Someter las actividades de enriquecimiento de combustible nuclear a un control por parte de expertos de diversas naciones.
«Si estas medidas pudieran ser adoptadas a escala global, se fortalecería significativamente el régimen internacional de no proliferación nuclear y los cimientos para un mundo desprovisto de armas nucleares», opina Harold Feiveson, cofundador del Programa de Ciencia y Seguridad Global y uno de los expertos que ayudaron a redactar el Tratado de No Proliferación Nuclear de las Naciones Unidas.
Varias de las medidas indicadas más arriba fueron parte del acuerdo nuclear de noviembre de 2013 entre Irán y un grupo de seis potencias mundiales (Estados Unidos, Rusia, el Reino Unido, China, Francia y Alemania).
Irán acordó que, al menos durante seis meses, no separará plutonio ni construirá instalaciones capaces de hacerlo. Irán también se comprometió a no enriquecer uranio por encima del nivel del 5 por ciento que se utiliza para el combustible destinado a centrales nucleares, y aceptó reducir sus reservas de uranio ya enriquecido. Estas medidas, según señala el informe, servirían como barreras significativas para impedir cualquier intento iraní de utilizar instalaciones civiles para producir con rapidez y en secreto materiales para armas nucleares.
Fuentes: Noticias de la Ciencia, Signos de estos Tiempos