Las pruebas que hacen exorcistas, místicos y videntes.
La comunicación entre el más allá y la tierra existe.
Dios permite que santos, ángeles y almas del purgatorio visiten la tierra y se aparezcan a algunos seres humanos con una misión.
Pero los demonios también se aparecen y tratan de engañarnos, a veces tomando la forma de seres humanos o de figuras sagradas.
Hay un enorme cuerpo de evidencias a través de los siglos, de estas dos cosas.
Y los exorcistas, que trabajan más en el campo sobrenatural, están habituados a tratar con enviados del cielo y con los demonios, y saben cómo diferenciar unos de otros a través de las pruebas que les hacen.
Aquí hablaremos sobre la experiencia de exorcistas y místicos en diferenciar una aparición de una figura santa, cuando se trata de un engaño del maligno, te contaremos casos muy significativos de engaños del maligno disfrazándose y te diremos las pruebas que se deben realizar para estar seguros de quién es quién.
Los demonios son astutos y tienen la sabiduría de los siglos a su disposición.
Recurren a su vasto conocimiento de lo que funciona y lo que no funciona para alejarnos de Dios y direccionarnos al infierno.
Y se disfrazan como espíritus humanos para ocultar su verdadera identidad y parecer inofensivos o benignos, o como figuras santas.
Pero ten en cuenta una cosa.
Los seres malignos están siempre presentes, visiblemente o invisiblemente.
Por ejemplo cuando por más que quieras y te esfuerces no puedes avanzar en un área de tu vida, o cuando tienes problemas físicos constantes, o mal humor permanente e irritación, o se te ocurren incesantemente malos pensamientos.
También cuando te sientes desmotivado o cuando dudas de la sana doctrina católica y se te ocurren errores e incluso los propagas.
Ellos tienen una estrategia muy clara.
Al principio los demonios buscan engañarnos y llevarnos lejos de Dios a través de pensamientos agradables e ideas que a primera vista parecen inofensivas.
Pero rápidamente, una vez que ganaron tu confianza, comienzan su trabajo de demolición de la fe.
Las Escrituras nos dicen que «Satanás se disfraza de ángel de luz» (2 Co 11:14).
Incluso personas espiritualmente maduras no siempre pueden distinguir entre lo que es de Dios y lo que es del maligno.
Pero no por eso vamos a rechazar cualquier presencia espiritual porque nos amputaríamos de la ayuda que nos manda el cielo
¿Y cual es el antídoto que tenemos ante el engaño?
Primero, «No confíes en todo espíritu, sino prueba los espíritus para ver si pertenecen a Dios» (1 Jn 4: 1).
Pregúntate, ¿Esos espíritus están de acuerdo con las verdades de la fe? ¿Cuáles son los frutos de estas visiones? ¿Se cumplen sus predicciones?
Y en segundo lugar, no confíes sólo en tu propio juicio. Más bien, confía también en una dirección espiritual sabia, cuyo ministerio sea discernir.
Veamos algunos casos.
El exorcista padre Stephen Rossetti cuenta el caso de un laico piadoso que le dijo que tuvo una visión de la Santísima Virgen.
Estaba seguro de que era la Santísima Virgen, porque esta alma dotada realmente había visto a la Virgen en el pasado y le dijo, sobre esta nueva visión, que ella era exactamente la misma.
Pero «la Virgen» le dijo que moriría dentro de unos meses, pero eso resultó ser mentira. Había sido engañado.
También cuenta el caso de un joven poseído que afirmó haber estado recibiendo visiones de su ángel de la guarda y varios santos, además de ver diariamente a los demonios atacándolo.
El exorcista le aconsejó que ignorara estas visiones, buenas y malas, hasta su liberación.
Él se negó y dijo que Jesús mismo lo estaba guiando, y el progreso en su exorcismo se estancó.
Por su parte la oficina de exorcistas filipinos cuenta el caso de una conocida doctora que se había hecho amiga de unos enanos benignos que se le aparecían y que la colmaron de buena suerte en forma de recompensas financieras.
Pero sus problemas comenzaron cuando decidió regresar a la Iglesia Católica.
Poco después, los demonios se apoderaron de su cuerpo durante horas, y la actividad paranormal comenzó a aterrorizar a los miembros de su familia.
Finalmente los exorcistas le hicieron oraciones de liberación y los demonios se fueron.
También cuentan el caso de un niño al que le aparecían lastimaduras en su piel y que descubrieron que tenía un amigo imaginario llamado Golok.
Cuando un exorcista fue a bendecir la casa pidió al niño que dijera: «¡Te amo, Jesús!», pero el niño decía «No me gusta decir ¡Te amo, Jesús!».
Al final accedió pero dijo también «Te amo Golok».
Cuando los exorcistas fueron a realizar una misa en la casa junto con laicos dotados para percibir demonios, el niño se despidió de Golok porque dice que se había ido.
Y finalmente tuvieron que hacer el ritual completo de exorcismo en la casa y preguntaron al niño dónde estaba Golok, y el niño respondió que se había ido y no volvería más.
También está el caso del «tío Ponto» que cuenta el exorcista padre Malachi Martin.
A un joven de California llamado Jamsie se le comenzó a aparecer el tal tío Ponto durante un período difícil en su adolescencia.
Lo acompañaba a todos lados, y lo tenía sujeto diciéndole que necesitaba un amigo.
Aparecía y desaparecía, y Jamsie disfrutaba de su compañía debido a su soledad.
Pero poco a poco el tío Ponto se hizo más dominante y se empezó a convertir en una molestia.
Entonces el joven habló con un sacerdote del caso y él le sugirió que dijera el nombre de Jesús.
Jamsie dudaba porque tenía miedo de perder a su amigo.
Pero un día ante una demanda exagerada del tío Ponto le espetó en la cara el nombre de Jesús.
Y Ponto gritó. «No menciones el nombre de esa persona en mi presencia. ¡No lo menciones!», y al final desapareció definitivamente.
De acuerdo a estos casos es necesario determinar la autenticidad de los visitantes celestiales, antes de que sea demasiado tarde.
En varias apariciones marianas, por ejemplo Garabandal, Medjugorje, Dechtice (Diéjtitse), los videntes han contado que rociaron a la aparición de la Virgen con agua bendita, porque los demonios en los exorcismos dicen que les quema y se van inmediatamente.
Por esa prueba y por sus frutos saben que no se les aparece un demonio. Y esto lo reafirman las comisiones investigadoras formadas por las diócesis.
Y la extraordinaria mística Santa Gemma Galgani utilizaba una forma muy simple, pero muy eficaz.
Ella se vio obligada a hacer esto porque desde el principio los demonios a menudo trataban de aparecerse como ángeles, y hasta como Jesús, en un intento de engañarla.
En una ocasión, un demonio, incluso se le apareció como su sacerdote-confesor a quien Gemma había conocido desde la infancia.
Y se le apareció en una forma tan auténtica que Gemma no se dio cuenta que era en realidad un demonio, hasta luego de hablar con él por un tiempo.
Cuando un aparente espíritu celestial aparezca, Gemma propone que se debe decir de inmediato: «¡Benditos sean Jesús y María!».
Si el espíritu es enviado con el permiso de Dios, siempre contestará de vuelta con la misma exclamación «¡Benditos sean Jesús y María!».
Sin embargo, si el espíritu no es de Dios ni viene del bien, no responderá a la exclamación, o simplemente dirá «¡Benditos sean!», sin repetir sus nombres.
La sencilla razón es que los demonios nunca pueden pronunciar los nombres santos de Jesús y María con devoción.
Y ¿Cuáles son entonces las conclusiones que podemos sacar de todo esto?
Que nuestro enemigo es poderoso y no debe tomarse a la ligera.
Y que él hace todo lo posible para engañarnos y hasta se puede aparecer con la apariencia de figuras santas.
Sin embargo, Dios es infinitamente más grande en poder, de lo que satanás y sus secuaces nunca pueden aspirar a ser.
Y nos ha dotado de algunas pruebas para determinar si las apariciones o visiones que podamos tener vienen del cielo o no.
Lo primero es ver si esa aparición te llena de paz y amor, o te deja nervioso.
También analizar sus frutos, si lo que nos trasmite está en línea con la sana doctrina y si sus predicciones son correctas.
Y además pedirle que repita el nombre de Jesús y María y rociarla con agua bendita.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos contarte sobre los demonios que se aparecen disfrazados de figuras santas y cómo hacer para distinguirlos.
No es adecuado considerar que todas las apariciones y visiones que eventualmente podríamos tener son demonios.
Esta es una posición absurda y dañina espiritualmente de los protestantes y de algunos católicos tradicionalistas.
No debemos privarnos por miedo o prejuicio de tener contacto con enviados celestiales o almas del purgatorio, los cuales existen.
Pero deberíamos ser precavidos.
Que ellos tomen la iniciativa de comunicarse, no nosotros buscarlos, y luego hacer las pruebas que indicamos aquí.
Y me gustaría preguntarte si conoces a alguien que haya tenido algún tipo de apariciones.
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¿Cómo discernir cuando lo que tenemos son pensamientos y no apariciones y, con ellos, matizamos dogmas o mandamientos de la Ley de Dios, para adaptarlos a nuestras circunstancias?