Cómo podemos superarla.
¿Te has preguntado alguna vez por qué tantas profecías confluyen en nuestra época?
¿Por qué nuestra generación probablemente vivirá el aviso de Dios a la humanidad para que el mundo cambie de rumbo?
¿Por qué habrá una purificación del mundo previo a una época de paz?
La respuesta es porque estamos en la gran prueba.
Un momento en que la mayoría de los seres humanos han elegido con su libre albedrío seguir a la oscuridad.
Pero Dios no dejará que se pierda su creación.
Y hará una intervención decisiva.
Y por eso se está produciendo una intensa lucha por el corazón y la conciencia del mundo, que significa una gran prueba para los que vivimos en la tierra.
Aquí veremos en detalle por qué estamos en la gran prueba y qué es lo que estamos llamados a hacer.
Hace ya casi cuatro décadas que la Reina de la Paz de Medjugorje hizo un llamamiento urgente a la humanidad, y eso es bastante tiempo para una advertencia con tono de inmediatez.
Pero los tiempos de Dios no son los nuestros y Él quiere salvar a la mayor cantidad de gente posible.
Dijo en 1984,
«El mundo vive en medio de tensiones muy fuertes. Está al borde de la catástrofe…
Dile al mundo entero, dilo sin demora, que deseo ardientemente la conversión. Convertíos, no esperéis.
Le pediré a mi Hijo que no castigue al mundo. Convertíos, renunciad a todo, y estad preparados para todo»
¿Y por qué es esto?
Diez años antes, el Arzobispo Fulton Sheen había dicho,
«Estamos al final de la cristiandad».
Y luego definió lo que quería decir,
«La cristiandad es la vida económica, política y social inspirada en los principios cristianos. Eso está terminando, lo hemos visto morir.
Miren los síntomas: la ruptura de la familia, el divorcio, la terminación de la vida antes de nacer, la inmoralidad, la deshonestidad general»
Eso fue en 1974.
Y hoy sabemos que se ha hecho aún peor con la redefinición de matrimonio, la ideología de género. Y la crisis dentro de la Iglesia.
Y como el declive lo vivimos en el día a día, no lo percibimos.
Las cosas de ahora las damos por sentado, pero horrorizarían a los cristianos de la década de los ’70.
Estamos ante un cambio de la civilización, y recordemos que 22 civilizaciones han caído desde el principio del mundo, y 19 de ellas colapsaron desde adentro.
Y la Iglesia también tuvo un colapso cada 500 años.
Fue el maligno quien la debilitó tratando que desaparecieran sus frutos, porque su plan es que caiga el plan de Dios para la humanidad.
Pero gracias a Dios, la Iglesia parecía que desaparecía en cada período, pero luego nos levantamos de nuevo.
La primera vez que la Iglesia estuvo en una situación desesperada fue en la caída de Roma, el primer período de 500 años.
Y tuvo un renacimiento cuando grandes santos como San Agustín y San Patricio difundieron la fe.
En los primeros 500 años fue la cumbre de las falsas doctrinas centradas en la persona de Cristo, las herejías cristológicas.
Y esa fue una de las razones que hizo posible más adelante que los musulmanes se desarrollaran, porque El Corán nació de un antiguo texto litúrgico hereje.
Luego vino una segunda decadencia alrededor del año 1000, con las invasiones musulmanas, y la escisión de la Iglesia con un cisma.
Lo que llevó a la ruptura con la Iglesia Ortodoxa de Oriente.
Fueron ataques contra la cabeza de la Iglesia.
Parecía ser el final de todo. Y luego volvimos a la vida.
El tercer período de 500 años, fue por el 1500 cuando la Iglesia estaba corrupta por dentro.
Y vinieron los reformadores que reformaron las cosas equivocadas, comenzaron a reformar la fe.
El ataque fue contra el cuerpo de Cristo, Su cuerpo místico, la Iglesia.
La fe no tenía nada de malo, era la moral la que necesitaba ser reformada.
Pero los protestantes hicieron otra religión.
Y ahora estamos en el cuarto período, nos estamos echando a perder, sin gran celo, sin gran conocimiento de las escrituras, sin gran fuego en la fe.
Hoy también necesitamos una reforma moral.
Satanás ha creado un mundo apóstata y corrupto.
Nuestro enemigo hoy es el mundo, el espíritu del mundo.
Hoy tenemos que conformarnos con el mundo o estamos marcados.
Nuestro Señor dijo: Te he sacado del mundo.
Pero nosotros hemos dicho: No, tenemos que ganar el mundo, y para ganarlo tienes que ser uno con el mundo.
Por eso son días de prueba, de la mayor prueba por la que ha pasado y pasará el cristianismo y el mundo.
Y la presión de la prueba seguirá aumentando.
Era fácil ser cristiano antes, porque el ambiente era cristiano, la moral era mayormente cristiana.
Pero hoy la corriente está en nuestra contra. Y el estado de ánimo del mundo es beligerante contra Dios.
Solo los buenos fieles resisten la corriente.
Muchos se llaman católicos, pero siguen los valores del mundo y están queriendo reformar la fe, cambiando la doctrina que el mismo Jesucristo entregó a los apóstoles y quedó plasmada en la Biblia.
Lo vemos por ejemplo en los obispos alemanes que quieren introducir en la doctrina principios condenados por Jesús.
Y también en los que se llaman «católicos adultos» que están a favor de la terminación de la vida antes de nacer, de la ideología de género etc.
A los que el teólogo Joseph Ratzinger dio el nombre de católicos infantiles.
Y claro está, la mayoría de las denominaciones protestantes fueron las que cayeron primero.
Nuestro Señor dijo, satanás te zarandeará como al trigo.
Y estamos siendo tamizados como trigo.
El maligno nos está probando.
Está probando a los cristianos occidentales con los placeres de la carne.
Y ¿cuántos de nosotros estamos cayendo?
Seguramente se sorprendería el arzobispo Sheen de lo lejos que hemos llegado.
Y es una prueba para todo el mundo, no solo para los cristianos.
Porque el mundo se alejó de Dios como en ninguna otra época.
Y la prueba será grande para conmover a los más alejados y para purificar la tierra.
Por eso en nuestra época vendrá el aviso de Dios a la humanidad, lo que se llama en la literatura mariana iluminación de conciencia.
Que no tiene nada que ver con el contenido que le pone la new age al mismo término.
Es el tiempo del cumplimiento de las profecías de siglos.
Por ejemplo San Senán ya en el siglo VI dijo, «terribles plagas vendrán sobre toda la raza de Adán».
San Columba del mismo siglo profetizó que, «terribles tormentas y huracanes los afligirán. Entonces prevalecerán innumerables enfermedades».
¿No lo estamos viendo?
Y el beato Rembordt del siglo XVIII especificó cuándo sería, dijo
«Dios castigará al mundo cuando los hombres hayan ideado maravillosos inventos que los llevarán a olvidar a Dios. Tendrán carruajes sin caballos y volarán como los pájaros».
Y Nuestra Señora del Buen Suceso, en Ecuador, en el siglo XVII dijo a Sor Mariana de Jesús Torres,
«Poco después de mediados del siglo XX las pasiones estallarán.
Y habrá una corrupción total de las costumbres morales, ya que satanás reinará casi por completo por medio de las sectas masónicas».
Y ya en nuestra época en el segundo mensaje dado en Garabandal en 1965 Nuestra Señora alertó que habíamos llegado al punto, dijo
«¡Ya estáis en los últimos avisos! Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación».
Esta letanía de que estamos en los últimos avisos, que el tiempo se acaba, que la conversión debe ser ahora, que pronto vendrá la justicia de Dios, es la constante de todas las apariciones marianas del último siglo.
En algunas, los mensajes son suaves como en el caso de Medjugorje, no encontraremos cosas que asusten a los miedosos.
Pero en otras lo mensajes son más duros, como por ejemplo en las apariciones de Akita, Japón, cuando en el último mensaje el 13 de octubre de 1973 Nuestra Señora dijo,
«El Padre celestial enviará un castigo terrible sobre la humanidad si las personas no se arrepienten y cambian sus vidas».
Y para peor entre los fieles despiertos hay un pensamiento pusilánime.
Hay un comentario flotando en el mundo católico hoy que es muy peligroso según como se lo viva.
Es la famosa frase de «al final Jesús ganará». Que sin duda es cierto.
Pero que algunos lo toman con el criterio de que no hay necesidad de preocuparse y debemos esperar que Él haga todo.
Cruzarse de brazos, no esforzarse por la conversión y menos de dar testimonio.
Pero aún en la prueba debemos de dar frutos.
Porque recordemos que cuando Jesús habla de dar frutos, se refiere a dar frutos para los demás, no para uno mismo.
El fruto no es para nosotros mismos sino para compartirlo con las otras personas para ayudarlas.
Bueno hasta aquí lo que queríamos decirte sobre los momentos de la gran prueba.
Y me gustaría preguntarte si crees que hemos llegado completamente a la gran prueba o todavía no, que falta un tiempo.
MIRA ESTOS VIDEOS
LEE ESTOS ARTÍCULOS
https://forosdelavirgen.org/nuestra-senora-madre-del-infinito-amor-brasil-24-de-mayo/
https://forosdelavirgen.org/dios-nos-toma-examenes-periodicos-con-las-pruebas-de-la-vida-2014-05-22/