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A quienes lo reveló, las gracias otorgadas a quienes veneren esa herida y la oración.

Una de las cosas más típicas que recordamos sobre la Pasión de Jesús son sus sufrimientos, que comenzaron ya el jueves santo y culminaron al día siguiente con su crucifixión.

Creemos que fue necesario y suficiente para abrirnos la puerta del cielo, que había estado cerrada por la desobediencia de nuestros primeros padres.

Y es por ese sacrificio de Jesús que se han generado devociones a las heridas que sufrió, especialmente a las 5 heridas principales.

El arte suele mostrar a Jesús con las heridas en las manos, como muestra de que el resucitado fue aquel a quien crucificaron.

Pero hay una de esas heridas que el propio Jesús ha dicho a místicos que le ha producido el mayor dolor, convalidado por el Padre Pío que la sufrió y fue la más dolorosa.

Aquí hablaremos sobre la herida de la pasión que causó más dolor a Jesús, por qué fue esto y la devoción que se generó al respecto. 

Jesús murió en la cruz por los pecados de la humanidad, los que le fueron mostrados cuando estuvo en oración en el huerto de Getsemaní, la noche del jueves santo.

Ese impacto emocional debilitó su cuerpo porque sudó sangre.

Y luego vinieron sus heridas corporales, las primeras fueron las producidas durante la flagelación, en que fue azotado con flagellums.

Las que le provocaron que perdiera gran cantidad de sangre y se debilitara más.

Junto con eso vinieron las heridas producidas por la corona de espinas.

Luego se le produjo una herida en el hombro por cargar la cruz durante su viacrucis.

Posteriormente vinieron las heridas en pies y manos atravesadas con clavos para clavarlo en la cruz.

Y la última fue la de la lanza que perforó su costado.

Pero estas no fueron las únicas heridas físicas de Jesús.

Jesús recibió gran cantidad de golpes durante su flagelación.

A Santa Gertrudis Nuestro Señor le reveló qué había recibido 5466 heridas durante la pasión.

Y ella desarrolló una devoción de todo un año orando por esas heridas.

Y en Alemania existe la devoción de recitar 15 padrenuestros cada día en el transcurso de un año en memoria de las heridas; suman 5475 padrenuestros recitados en un año.

Pero cuando recordamos sus heridas tradicionalmente hablamos de las cinco heridas.

Qué son las de sus manos y las de sus pies por los clavos y la de su costado atravesado por una lanza.

Y a raíz de ellas se ha creado una devoción que es parte de la devoción a la Pasión de Cristo.

En el cirio pascual del Sábado Santo, que representa a Cristo como la luz del mundo, se recuerdan las cinco heridas insertando 5 piezas de incienso en el cuerpo de la vela.

Y el palio que utiliza el Santo Padre en la Vigilia Pascual sobre la casulla tiene bordadas 5 cruces que simbolizan las cinco heridas de Jesús.

Pero hay una herida que Jesucristo ha destacado sobre las otras, la de su hombro por cargar la cruz.

San Bernardo de Claraval, en éxtasis, le preguntó a Jesús cuál era su mayor sufrimiento no registrado y la herida que causó el mayor dolor en el Calvario.

Y Jesús respondió: «Yo tenía una en mi hombro, mientras soportaba Mi Cruz en el Camino de los Dolores.

Una herida grave que era más dolorosa que los demás y que no es registrada por los hombres.

Honra a esta herida con tu devoción y te concederé las gracias que pidas a través de su virtud y mérito.

Y en lo que respecta a todos los que veneren esta herida, voy a remitir todos sus pecados veniales y ya no me acordaré de sus pecados mortales».

Ana Catalina Emmerich también destacó en la Pasión Dolorosa de Nuestro Señor Jesucristo esa llaga:

“Había una herida terrible en el hombro que había llevado el peso de la Cruz.

Y toda la parte superior del cuerpo estaba cubierto de moretones y muchas marcas de los golpes de los azotes.”

Y más recientemente, en el encuentro de dos futuros santos, Karol Wojtyla le preguntó al Padre Pío cuál de sus heridas de los estigmas le hacía sufrir más, y el Padre Pío contestó: «Es mi herida en el hombro, que nadie conoce y nunca se ha curado o tratado».

Luego el Padre Pío confiaría al hermano Modestino Fucci, el portero del monasterio de San Giovanni Rotondo, que sus dolores más grandes se producían cuando cambiaba su camiseta.

El Hermano Modestino, al igual que el padre Wojtyla, pensaron que el Padre Pío se refería a los dolores de la herida en el pecho.

Y entonces, el 4 de febrero de 1971, al Hermano Modestino se le asignó la tarea de hacer un inventario de todos los elementos en la celda del convento donde falleció el Padre Pío.

Ese día Modestino descubrió que una de las camisetas del Padre Pio tenía una mancha de sangre en forma de círculo en la zona del hombro derecho.

Y esa misma noche, Modestino preguntó al Padre Pío, en oración, que le iluminara sobre el significado de la camiseta manchada de sangre.

Él le pidió al Padre que le diera una señal si realmente llevaba la misma herida del hombro que Cristo. 

Luego se fue a dormir, para despertar a la una de la mañana con un dolor insoportable en su hombro, como si hubiera sido cortado con un cuchillo hasta el hueso.

Sentía que moriría de dolor si continuaba, pero duró muy poco tiempo.

Y entonces la sala se llenó con el aroma de un perfume celestial de flores – el signo de la presencia espiritual del Padre Pío – y oyó una voz que decía: «¡Esto es lo que yo tenía que sufrir!».

Mientras que la ciencia también convalida esto, porque cuatro profesores universitarios han publicado un artículo en la revista «Injury», revelando la gravedad detrás de esta lesión.

El hombre crucificado que estaba envuelto en la sábana de Turín sufrió una dislocación del húmero, la parálisis de un brazo y un traumatismo violento en el cuello y el pecho.

Dijeron,

«Se cree que la persona cuya figura está impresa en la Sábana Santa, ha colapsado bajo el peso de la cruz, o del patíbulo, como se le conoce en el estudio a la parte horizontal de la cruz.

El Hombre de la Sábana Santa cayó hacia adelante y sufrió un violento golpe mientras caía a tierra».

Y agregaron,

«La parálisis del cuello y de los músculos del hombro fue causada por un objeto pesado que golpeó la parte posterior del cuello y el hombro, causando el desplazamiento de la cabeza al lado opuesto a la depresión del hombro».

«En este punto, habría sido imposible que el portador de la cruz siguiera manteniéndola».

Y esto trae a la mente el pasaje del Evangelio que describe cómo los soldados obligaron a Simón de Cirene recoger la cruz de Jesús. 

No fue un acto de compasión, por lo tanto, sino de necesidad. 

Al igual que explica por qué el hombro derecho está más bajo que el izquierdo y el ojo derecho se retrae en la órbita, debido a la parálisis de todo el brazo, producido por la herida en el hombro.

¿Y por qué el cielo hace estas revelaciones que para algunos resultan escabrosas?

En las apariciones de Medjugorje se nos da la pista sobre por qué el cielo hace este tipo de revelaciones.

En los primeros años de las apariciones, Nuestra Señora permitió que los niños vieran a Jesús durante la pasión.

Eran tiempos difíciles, durante el comunismo, cuando no sabían si al día siguiente estarían aún con vida. 

Los niños estaban siendo hostigados por la policía y sabían que en la Yugoslavia comunista muchas personas simplemente desaparecían, incluso en Medjugorje.   

Un día, cuando volvían del hospital en el que les habían hecho una pericia, la Virgen se apareció, ellos lloraron y le dijeron,

«No podemos hacer esto, somos todavía demasiado pequeños. El sufrimiento es demasiado para nosotros».

Entonces Nuestra Señora les mostró a Jesús con la corona de espinas en la cabeza, con mucha sangre en la cara, y con las marcas de los azotes.

Y les dijo: «Jesús sufrió por amor a ti, ¿no lo amas?»

Entonces dijeron que querían ayudar a Jesús a llevar su cruz y sufrir por esta pobre humanidad que necesita a Jesús, porque está sin Dios y sin futuro, como dice la Virgen. 

Y hay una oración de San Bernardo a las heridas del hombro de Jesús que tiene indulgencias; la puedes copiar desde nuestro sitio web. 

«Oh amado Jesús, manso Cordero de Dios, a pesar de ser yo una criatura miserable y pecadora, te adoro y venero la llaga causada por el peso de tu cruz, que abriendo tus carnes desnudó los huesos de tu hombro sagrado y de la cual tu Madre Dolorosa tanto se compadeció.

También yo, querido Jesús, me compadezco de ti y desde el fondo de mi corazón te glorifico y te agradezco por esta llaga dolorosa de tu hombro en la que quisiste cargar tu cruz por mi salvación.

Por los sufrimientos que padeciste y que aumentaron el enorme peso de tu cruz, te ruego con mucha humildad, ten piedad de mí, pobre criatura pecadora, perdona mis pecados y condúceme al cielo por el camino de la cruz». 

Se rezan siete Ave María y se agrega: «Madre Santísima imprime en mi corazón las llagas de Jesucristo crucificado»

Tiene una Indulgencia de 300 días.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos contar sobre la herida del hombro de Jesús y el fundamento sobrenatural para su devoción. 

Y me gustaría preguntarte qué otras devociones a las heridas de Jesús conoces.

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