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Esta doctrina no es dogma de fe, pero muchos Santos, a lo largo de los siglos, han considerado que María era la ecónoma de Dios y que todas las gracias y bendiciones que recibimos de Dios, las recibimos por medio y por manos de María.

 

virgen maria iluminada

 

No es que esto debiera ser necesariamente así. Simplemente, es el designio de Dios. Él ha querido que todas las gracias y méritos, que Jesús nos ha conseguido con su pasión y muerte, sean distribuidos por manos de la madre universal: María.

  

¿QUÉ SE ENTIENDE POR MEDIACIÓN UNIVERSAL?

«Al oficio de mediador», dice Santo Tomás, «corresponde el acercar y unir a aquellos entre quienes ejerce tal oficio; porque los extremos se unen por un intermediario». Ahora bien, unir los hombres a Dios es propio de Jesucristo que los ha reconciliado con el Padre, según las palabras de San Pablo (II Cor., v 19): «Dios reconcilió al mundo consigo mismo en Cristo.

Por eso sólo Jesucristo es el perfecto mediador entre Dios y los hombres, cuanto por su muerte reconcilió con Dios al género humano.» Igualmente, después de decir San Pablo: «Uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hecho hombre», continúa: «que se ha entregado en rehén por todos.

Nada impide, sin embargo, que, en cierto modo, otros sean dichos mediadores entre Dios y los hombres, en tanto cooperan á la unión de los hombres con Dios, como encargados o ministros.»

En este sentido, añade Santo Tomás los profetas y sacerdotes del Antiguo Testamento pueden llamarse mediadores; y lo mismo los sacerdotes de la nueva Alianza, como ministros del verdadero mediador.

«Jesucristo», continúa el Santo, «es mediador en cuanto hombre; porque en cuanto hombre es como se encuentra entre los dos extremos: inferior a Dios por naturaleza, superior a los hombres por la dignidad de su gracia y de su gloria. Además, como hombre unió a los hombres a Dios enseñándoles sus preceptos y dones, y satisfaciendo por ellos.» Jesús satisfizo como hombre, mediante una satisfacción y un mérito que de su personalidad divina recibió infinito valor.

Estamos pues ante una doble mediación, descendente y ascendente, que consistió en traer a los hombres la luz y la gracia de Dios, y en ofrecerle, en favor de los hombres, el culto y reparación que le eran debidos.

Nada impide pues, que, como acabamos de decir, haya otros mediadores secundarios, como lo fueron los profetas y los sacerdotes de la antigua Ley para el pueblo escogido. Por eso podemos preguntarnos si no será María la mediadora Universal para todos los hombres y para la distribución de todas y cada una de las gracias.

 

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San Alberto Magno habla de la mediación de María como superior a la de los profetas, cuando dice: «Non est assumpta in ministerium a Domino, sed in consortium et adjutorium, juxta illud: Faciamus el adjutorium simile sibi»; María fue elegida por el Señor, no como ministra, sino para ser asociada de un modo especialísimo y muy íntimo a la obra de la redención del género humano.

¿No es María, en su cualidad de Madre de Dios, naturalmente designada para ser mediadora universal? ¿No es realmente intermediaria entre Dios y los hombres?

Sin duda, por ser una criatura, es inferior a Dios y a Jesucristo; pero está a la vez muy por encima de todos los hombres en razón de su maternidad divina, «que la coloca en las fronteras de la divinidad», y por la plenitud de la gracia recibida en el instante de su concepción inmaculada, plenitud que no cesó de aumentar hasta su muerte.

Y no solamente por su maternidad divina era María la designada Dará esta función de mediadora, sino que la recibió y ejercitó de hecho.
Esto es lo que nos demuestra la Tradición, que le ha otorgado el título de mediadora universal, aunque subordinada a Cristo; título por lo demás consagrado por la fiesta especial que se celebra en la Iglesia universal.

Para bien comprender el sentido y el alcance de este título, consideremos que le conviene a María por dos razones principales:

1º, por haber ella cooperado por la satisfacción y los méritos al sacrificio de la Cruz;

2º, porque no cesa de interceder en favor nuestro y de obtenernos y distribuirnos todas las gracias que recibimos del cielo.

Tal es la doble mediación, ascendente y descendente, que debemos considerar, para aprovecharnos de ella sin cesar.

 

QUE DICEN LOS SANTOS Y PAPAS

Decía San Ireneo en el siglo II: María ha sido constituida causa de salvación para todo el género humano . Orígenes afirma: Como el pecado comenzó por una mujer, así el principio de la salvación vino por otra mujer (Homil in Luc 8, 1) y añade: A la desobediencia de Eva, se contrapone la obediencia de María; a Eva, fuente de maldición y sufrimiento para todo el sexo femenino, se contrapone María, que comunica bendición y alegría a todas las mujeres y en particular a las vírgenes .

San Germán de Constantinopla (+733) decía: Verdaderamente, no hay límite en tu grandeza, oh María. No hay saciedad en tu ayuda ni hay número en tus beneficios. Nadie es salvado, sino a través de ti, oh toda santa; nadie recibe un don, sino por medio de ti; a nadie se otorga la gracia, sino por ti. Por eso, ¿quién no te proclamará bienaventurada?, ¿quién no te enaltecerá? Gloria a ti, que has recibido del que es tu Hijo y tu Dios, dones magníficos y maravillosos por los que te honrarán todas las generaciones .

San Luis María Grignion de Montfort dice: El Altísimo la ha constituido tesorera única de todos sus tesoros y única dispensadora de sus gracias… Afirmo que, dadas las cosas como son, habiendo Dios querido comenzar y acabar sus mayores obras por medio de la Santísima Virgen desde que la formó, es de creer que no cambiará jamás de proceder: es Dios y no cambia ni en sus sentimientos ni en su manera de obrar… Por eso, es justo repetir con los santos: de María nunca se habla bastante. María no ha sido aún alabada, ensalzada, honrada y servida como se debe. Merece aún mejores alabanzas, respeto, amor y servicio.

San Pablo de la Cruz: María es la tesorera de todas las gracias.

San Bernardo es el santo por excelencia de la mediación universal de María. Dice: María es la mediadora universal de todas las gracias. Toda gracia que Dios da a los hombres, pasa de Dios a Cristo, de Cristo pasa a María y por María se nos da a nosotros . La voluntad de Dios es que todo lo recibamos por medio de María (homilía en la Natividad de María 4-7).

 

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San Bernardino de Siena (1380-1444): Éste es el proceso en la distribución de las gracias divinas: de Dios fluyen a Cristo, y de Cristo a su Madre; y de ella a toda la Iglesia. No vacilo, por ello, en decir que ha recibido jurisdicción sobre las gracias que se administran por sus manos .

San Alfonso María de Ligorio: Dios quiere que todas las gracias, que han sido, son y serán dispensadas a los hombres hasta el fin del mundo por los méritos de Jesucristo, sean dispensadas por las manos y por la intercesión de María . Ella es la tesorera de todas las gracias que Dios nos quiere dispensar (Visitas al Santísimo 25).

Esta misma doctrina de María, mediadora de todas las gracias, nos la enseña la Iglesia a través de la enseñanza de los Papas.

Pío IX decía: Dios ha encomendado a María el tesoro de todos sus bienes, a fin de que todos sepan que por Ella se obtiene toda esperanza, toda gracia y toda salvación.

León XIII, en su encíclica sobre el rosario, Supremi apostolatus (año 1883) dice: María es guardiana de nuestra paz y dispensadora de las gracias celestiales. En su encíclica Octobri mense (1891) dice: Por voluntad de Dios, nada del inmenso tesoro de todas las gracias que el Señor ha acumulado, nos viene si no es por María… ¡Qué grande es la sabiduría y la misericordia reveladas en este designio de Dios! María es nuestra gloriosa intermediaria… Ella es la poderosa madre del Dios omnipotente.

San Pío X (1903-1914) en su encíclica Ad diem illum dice: María mereció ser, de manera dignísima, la reparadora del mundo perdido y, por consiguiente, la dispensadora de todos los dones que Jesús adquirió para nosotros con su muerte y sangre. No negamos que la distribución de estos dones pertenece por derecho propio y estricto a Jesús, pero fue concedido a esta augusta Virgen ser, junto con su unigénito Hijo, la más poderosa mediadora y conciliadora de todo el mundo. Así, Cristo es la fuente… María es el canal, es el cuello por el cual el Cuerpo está unido a la Cabeza, y la Cabeza envía su poder y fuerza al Cuerpo. Porque ella es el cuello de nuestra Cabeza, por medio del cual todos los dones espirituales se comunican a su Cuerpo.

Benedicto XV concedió a los obispos del mundo, que se lo pidieron, la gracia de celebrar el oficio litúrgico y la misa de María, mediadora de todas las gracias, según el rescripto de la Sagrada Congregación de ritos del 12 de enero de 1921.

Pío XI (1922-1939) en la carta apostólica Cognitum sane dice que ella es la tesorera de todas las gracias.

Pío XII en la encíclica Mediator Dei (1947) afirma: Dios quiso que todo lo tuviéramos por medio de María.

Pablo VI en la encíclica Mense malo (1965) dice: María ha sido constituida por Dios administradora y dispensadora generosa de los tesoros de su misericordia.

Juan Pablo II en una catequesis, dada el 6-IX-1995, decía: María, como mediadora maternal nos transmite los dones divinos, intercediendo continuamente en nuestro favor.

Fuente: P. Angel Peña, O.A.R., P. Garrigou-Lagrange O. P. y otros

 

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