Trece Apariciones en 1944 a una niña de 7 años.
El 13 de octubre de 1917, sucedió el Milagro del Sol durante la última aparición de Nuestra Señora en Fátima.
Y ese último día se apareció San José a los tres pastorcitos, llevando en brazos al Niño Jesús, junto a la Virgen.
San José y el Niño Jesús trazaron la Señal de la Cruz con su mano, bendiciendo al mundo.
Había sido la única aparición famosa donde la Sagrada Familia adquirió un lugar preponderante.
Pero hubo una aparición posterior en Italia, en la que el papel central es de la Sagrada Familia y los mensajes están relacionados con la Familia.
Aquí hablaremos sobre estas apariciones de 1944 a una niña de 7 años, sobre los mensajes que se dieron allí y sobre las persecuciones que sufrió la aparición, hasta el día de hoy en que fue rehabilitada.
Según Benedicto XVI, «Nos equivocaríamos al pensar que la misión profética de Fátima está completa».
Y una prueba sucedió en 1944 con las apariciones de Ghiaie de Bonate, el «epílogo de Fátima”.
Del 13 de mayo de 1944 al 31 de mayo, se produjeron trece apariciones a Adelaida Roncalli, de siete años.
Con fenómenos en el sol y asistencia de 350 mil personas el último día.
Más de tres millones de peregrinos vinieron de todas partes en diferentes tipos de medios.
La parroquia de Ghiaie de Bonate se encuentra en la diócesis de Bérgamo, en el norte de Italia.
Allí la Virgen se apareció con San José y el Niño Jesús, pero fue Ella la que dio los mensajes.
Cada visita estaba precedida por dos palomas blancas, que luego serán parte de la estatua de esta aparición.
En estas apariciones se registraron milagros solares como en Fátima, que incluso fueron vistos en ciudades vecinas.
Y así como las apariciones de Fátima ocurrieron sobre el final de la Primera Guerra Mundial, las de Ghiaie de Bonate fueron sobre el final de la Segunda Guerra Mundial.
El 13 de mayo de 1944, aniversario de la primera aparición en Fátima, Adelaida fue a recoger las flores para Nuestra Señora.
Y vio un punto color oro que descendía del cielo, se acercó poco a poco a la Tierra y se fue agrandando.
Tomó la forma de la bella imagen de Nuestra Señora, con el Niño Jesús en el brazo y San José a su izquierda.
Las tres personas estaban envueltas en tres círculos ovalados de luz y permanecían suspendidos en el espacio.
La Señora, bella y majestuosa, tenía un traje blanco y un manto azul, llevaba un Rosario de cuentas blancas y en los pies desnudos tenía dos rosas blancas.
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Nuestra Señora dijo,
«Si no volvemos a Dios, en la segunda mitad del siglo XX vendrán persecuciones sangrientas contra la Iglesia, hambre, fuego, odio y sangre.
En comparación con eso no serán nada los horrores de la guerra de 1939″.
Pidió la cesación del pecado, particularmente del pecado de impureza, dijo,
“Son éstos los que arrojan más almas al infierno… es necesario que eviten estos pecados graves que limitan a la familia».
Pidió la cesación de la blasfemia, bajo todas sus formas, y la que más abunda dijo que es criticar la conducta de la Providencia.
Llamó a la oración y penitencia, con la recitación ferviente y frecuente del Rosario y la meditación de los misterios.
Dijo que la gran penitencia que se impone a todos, es la completa fidelidad a los deberes de estado, considerados como la manifestación tangible de la voluntad de Dios sobre nosotros.
Con los mensajes de Ghiaie de Bonate, la Sagrada Familia nos enseña que no se puede ser una familia santa, sin entregarse con confianza, a las manos maternales de Nuestra Señora.
Remarcó que las cuatro virtudes esenciales de una familia son la paciencia, la fidelidad, la mansedumbre y el silencio familiar.
La pareja de palomas que aparece en la imagen de esta aparición, representa a los dos miembros principales de la familia, que son el ejemplo tipo para cada familia.
Habló sobre los deberes de los hijos, “Tu tienes que ser buena, obediente, sincera y rezar bien, y ser respetuosa con el prójimo», le dijo a Adelaida
Los niños tienen que colaborar para el bien de la familia.
Y le pidió que dijera a los padres, que si quieren a sus hijos, deben hacer mucha penitencia, orar mucho y evitar ciertos pecados.
Es necesario orar bien y permitir que los niños recen, porque su oración es inocente y es la requerida por Nuestra Señora.
Dijo que la oración que más le agrada es el Ave María.
Y agregó,
“Si los hombres hacen penitencia la guerra acabará en dos meses, si hacen lo contrario durará poco menos de 2 años”.
Pidió oración por los pecadores, “Ora por los pecadores obstinados que hacen sufrir Mi corazón”.
“Ora mucho por esas personas que tienen el alma enferma, porque Mi hijo Jesús murió en la cruz para salvarlos, y muchos no entienden estas palabras y por esto sufro mucho”.
Relacionó los pecados con la curación, dijo, “No cometan más pecados y sus hijos se curarán».
Fueron muchos los testimonios de enfermos recuperados durante y después de las apariciones.
Durante ese período se fundó una oficina especial para las investigaciones de las sanaciones.
Y profetizó, “muchos se convertirán y yo seré reconocida por la Iglesia”.
Pero le vaticinó,
“Tú sufrirás mucho, pero no llores, porque después tú vendrás conmigo al paraíso».
Y finalmente alertó, “Aquellos que voluntariamente te hagan sufrir no entrarán en el paraíso, si primero no reparan profundamente lo que te han hecho”.
Esto está relacionado con el obispo del momento, Monseñor Adriano Bernareggi, que había nombrado una comisión investigadora para decidir sobre las apariciones.
Uno de los integrantes fue el padre Luigi Cortesi, joven filósofo y profesor del seminario de Bérgamo, quien acosó a Adelaida amenazándola con que iría al infierno si no se retractaba.
Y le hizo firmar una carta de retractación.
Pero un mes después Adelaida se arrepintió y confesó que el padre Cortesi le había dictado las palabras que debía poner en la retractación bajo amenaza.
A partir de ahí comienza el peregrinaje de Adelaida para defender la veracidad de las apariciones.
Y el 30 abril de 1948, el Obispo de Bergamo, Monseñor Bernareggi emitió el decreto de que consta la no sobrenaturalidad de las apariciones, prohibiendo todo tipo de devoción.
A la edad de 15 años, Adelaida obtuvo el permiso del obispo para entrar en el convento de las Monjas Sacramentinas de Bergamo.
Pero muerto el obispo la hicieron renunciar al convento hasta que no abdicara de sus ideas de que la Virgen María se le había manifestado.
Pero en el año 1949, un año después de la publicación del decreto Episcopal, el Pío XII recibió en audiencia privada a la niña Adelaida Roncalli.
Y ésta le reveló el secreto que la Virgen le había confiado para él, el 17 de mayo 1944 durante la quinta aparición.
El Papa manifestó creer en las apariciones de Ghiaie de Bonate después de esto.
Y el 8 de julio de 1960, Juan XXIII envió una carta a monseñor Jóse Battaglia, Obispo de Faenza, sugiriéndole indirectamente a reabrir el caso.
Mientras el Padre Pío decía a las personas de Giahie de Bonate que le llegaban, porque habían ido a verlo, si tenían en su casa a Nuestra Señora de Bonate.
El día 20 de Febrero de 1989 Adelaida presenta una nota protocolizada por un notario, donde declara, a 45 años de las apariciones, que ellas fueron verdaderas.
Y el 11 de febrero de 2019 el obispo de Bérgamo levantó la proscripción que pesaba sobre las apariciones de Ghiaie di Bonate, desde 1948.
Restableció la autorización para las peregrinaciones y comprometió a la parroquia al acompañamiento de la devoción.
Las apariciones de Ghiaie di Bonate sucedieron en medio de la Segunda Guerra Mundial.
Los nazis tenían varios centros estratégicos en Bérgamo y durante las 13 apariciones llegaron a peregrinar al lugar de las apariciones más de 3 millones de personas, que entorpecían las rutas.
Nuestra Señora había anunciado que la paz llegaría pronto si todos hacían penitencias, de lo contrario llegaría en 2 años
Esto incluso generó deserciones en las tropas.
El führer también estaba interesado en estas apariciones por las profecías de que la guerra iba a terminar en julio.
Por otro lado, los sacerdotes bergamascos estaban siendo amenazados de deportación a Alemania acusados de ayudar a los partisanos.
Y entonces el Obispo de Bérgamo recibió fuertes presiones políticas y militares para poner fin a las apariciones.
Al punto que el 31 de mayo instó a la niña para que la Virgen no se apareciera de nuevo, algo que nos suena indigno.
Por otro lado Don Luigi Cortesi, que era el inquisidor, veía en las apariciones un peligro para la pureza de la fe.
No le gustaban a él ni a otros sacerdotes porque habían perdido control de la situación sobre los fieles.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre las apariciones de Ghiaie de Bonate, que tuvieron como centro a la Sagrada Familia, los mensajes y las vicisitudes que padeció Adelaida Roncalli, que falleció en el 2014.
Y me gustaría preguntarte qué cosas a tu juicio deberían hacer actualmente las familias para sacar al mundo de la crisis actual.
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