Cómo fue su Dormición y Asunción al Cielo y el contenido de Su testamento según Visiones de varios Místicos.
Los ortodoxos de oriente tienen una palabra encantadora para describir el pasaje de la Santísima Virgen al más allá, hablan de Dormición.
Palabra que parecería no implicar la muerte, pero tampoco la niega explícitamente.
La posición de la Iglesia Católica está en el dogma de la Asunción promulgado por Pío XII en 1950.
Dice que María, habiendo completado el curso de su vida terrenal, fue asumida en cuerpo y alma en la gloria celestial.
Por lo tanto, no toma posición formal sobre si la Virgen murió o no.
Sin embargo, la tradición occidental es que la Santísima Virgen primero murió y luego fue asunta al Cielo en cuerpo y alma.
Los primeros escritos, que datan del siglo II, coinciden en que María murió, que Cristo recibió Su alma en el Cielo, que los apóstoles sepultaron Su cuerpo en Su tumba, que su cuerpo permaneció incorrupto hasta la Asunción, y que de ahí el cuerpo de María fue llevado al Cielo.
Pero antes hizo Su testamento ante Dios.
Aquí te contaremos las impresionantes visiones que tuvieron místicos sobre la Dormición y Asunción de María al Cielo.
Y el asombroso testamento que hizo María ante Dios previamente, en el que te nombra a ti como uno de los herederos.
Diversos místicos han tenido visiones de este evento de la Asunción: Santa Brígida, María de Ágreda, Ana Catalina Emmerich, entre otros.
Más allá de las particularidades de cada relato, ellos dicen que la Virgen presintió que iba a morir y solicitó dos cosas: hacer su testamento y que los apóstoles se hicieran presentes en el momento de su pasaje.
Entonces los apóstoles recibieron la moción de Jesucristo para reunirse en Jerusalén con Ella en el cenáculo.
María se despidió de cada uno con mucho afecto, les pidió su bendición, que amaran a la Santísima Iglesia y exaltaran el nombre del Altísimo.
En esos momentos, Jesucristo bajó del cielo en un trono e invitó a Su madre a subir en Él.
Le dijo que, si no quería pasar por la muerte, fuera con Él.
Pero la Santísima Virgen le dijo que Ella quería entrar a la vida eterna por la puerta natural de la muerte, como los demás, como Él mismo, y Jesucristo aceptó.
Entonces los ángeles comenzaron sus cantos mientras una fragancia se apoderaba del lugar.
María fue puesta en su lecho de muerte y sintió que las fuerzas del cuerpo estaban siendo reemplazadas por un amor que excedía sus sensaciones naturales.
Entonces su alma abandonó el cuerpo y quedó como dormida, con una expresión de la cara que mostraba el gozo celestial.
Todo el lugar quedó lleno de luz y de suave fragancia, mientras miles de ángeles custodiaban el lecho.
El estado visible de María no era precisamente el de un muerto, sino el de un dormido, por eso se llama Dormición.
Los apóstoles y las demás personas presentes comenzaron a cantar himnos.
Pedro y Juan tomaron el cuerpo de María y lo pusieron en un ataúd, pero la luz que salía de su cuerpo traspasaba la madera.
Luego se armó un cortejo fúnebre que fue acompañado por miles de ángeles y santos que bajaron del cielo.
La música y las fragancias permanecieron en el sepulcro mientras su cuerpo estuvo allí.
Mientras tanto, el alma de la Santísima Virgen estaba frente al Padre Eterno y Jesús le pedía a Su Padre y al Espíritu Santo que la recibieran en Su gloria.
Al tercer día, Jesús decretó que el alma de Su madre volviese al mundo, se uniera a Su cuerpo y resucitara para que fuese levantada al Cielo, sin esperar a la resurrección general de los muertos.
Los presentes en el sepulcro oyeron una música celestial que correspondía a la procesión de entrada al cielo del cuerpo glorioso de la Santísima Virgen, acompañada por santos y ángeles.
Y cuando la música cesó, los apóstoles comprendieron que ya había sido asunta al Cielo.
En ese momento llegó Santo Tomás apóstol, que venía de oriente, y abrieron el sepulcro a pedido de él.
Pero vieron que el cuerpo de María no estaba y sólo quedaba el manto y la túnica, y el cinturón con una dedicatoria a Santo Tomás.
Entonces se les apareció un ángel quien les dijo que la Santísima Virgen ya vivía en alma y cuerpo en el Cielo, al lado de Jesucristo.
Y les transmitió el mensaje de la Virgen pidiéndoles que difundieran el Evangelio por todo el mundo, encomendándoles la nueva iglesia.
En ese momento, la Santísima Trinidad colocó una grandiosa corona en la cabeza de María en el cielo.
Hay una tradición que dice que Ella murió a las tres de la tarde, como Jesucristo.
Su Dormición sucedió el 13 de agosto y fue asunta al Cielo el 15 de agosto.
En Jerusalén se conmemora la muerte de María el 13 de agosto hasta el día de hoy
Entre el 13 y el 15 de agosto hay un triduo mariano que venera el ciclo de muerte y Asunción de tres días de la Santísima Virgen.
En occidente, la fiesta de la Asunción es el 15 de agosto, como todos sabemos.
La tradición es que Nuestra Señora murió en el año 48 después de Cristo.
Y que Su tumba está en Jerusalén, en el valle del Cedrón, donde se edificó luego la Iglesia de la Asunción.
Pero previo a su Dormición, según una revelación de María de Ágreda, Nuestra Señora le dijo a Dios, que se iba de la Tierra a encontrarse con Su hijo y quería hacer Su testamento.
Entonces descendió la Santísima Trinidad al oratorio con millares de ángeles.
Y salió una voz del trono que le decía “Esposa y escogida nuestra, ordena Tu última voluntad, que la cumpliremos”.
Y la Madre de Dios, le dijo: “Yo, vil gusanillo de la Tierra, os confieso y adoro con toda la reverencia al Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas en un mismo ser indiviso y eterno”
“Nada tengo que dejar porque jamás poseí ni amé otra cosa que no fuera a Vos, que sois Mi bien y todas las cosas”.
“A los cielos, a los elementos y todas sus criaturas les doy gracias, porque obedeciendo a Vuestra voluntad, Me han sustentado sin merecerlo”.
“Y les pido que sustenten a Mis hermanos los hombres»
“Traspaso a los mismos hombres la posesión y el dominio que vuestra majestad Me tenía dado sobre todas las criaturas irracionales, para que sirvan a Mis prójimos y los sustenten”.
Esto se justifica en la medida que la Virgen María es la Reina de todo lo creado.
“Dos túnicas y un manto los dejaré a Juan para que disponga de ellos”.
“Mi alma, despojada del cuerpo y todo lo visible, entrego Dios mío, en Vuestras manos”.
“Mis merecimientos y los tesoros que con Vuestra gracia divina, Mis obras y trabajo se han adquirido, los dejo como universal heredera a la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana”.
Y finalmente distribuye Sus gracias póstumas.
“Deseo que en primer lugar sean para exaltación de Vuestro santo nombre y para que siempre se haga Vuestra voluntad santa en la Tierra como en el Cielo”.
En segundo lugar, que sean «para mis señores los apóstoles y sacerdotes, presentes y futuros».
En tercer lugar, “aplico estas gracias, para el bien espiritual de Mis devotos que Me sirven, invocan y llaman, para que reciban Vuestra gracia y protección”.
Y en cuarto lugar María le dice a Dios, “deseo que Tú quedes obligado por Mis trabajos y servicios por todos los pecadores hijos de Adán, para que salgan del infeliz estado de pecado”.
Bueeeno hasta aquí lo que queríamos contar sobre el testamento de la Virgen María antes de su pasaje al Cielo, su Dormición y su Asunción.
Me gustaría preguntarte qué más sabes sobre el Testamento, la Dormición y la Asunción de la Virgen María al Cielo.
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