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La pandemia de Covid golpeó al mundo de una manera no tan inesperada, porque hubo varias profecías.

Las sociedades colapsaron, pero también le ha servido a Dios para levantar el velo de lo que estaban haciendo el maligno y sus secuaces humanos. 

Y para que muchos se dieran cuenta que el único que nos puede sacar de esta secuencia maléfica, por la que nos van conduciendo, es Dios.

En este artículo hablaremos sobre la tormenta perfecta que se ciñe sobre la humanidad y cómo podemos salir de ella.

Desde que comenzó la pandemia del Covid la humanidad colapsó. 

En muchos países se produjeron disturbios. El crimen urbano se disparó.

Y también lo hizo la pobreza, los problemas psicológicos y los suicidios. 

La revista médica británica Lancet publicó un estudio que pronosticaba caídas «asombrosas» en los nacimientos en todo el mundo, que ya habían caído en los últimos 50 años a niveles impresionantes.

Y los gobiernos mostraron sus colmillos dictatoriales como nunca antes.   

A su vez, los más ricos del mundo aprovecharon esta pandemia para que viera la luz pública su plan de reinicio del mundo, que asegure sus posiciones y controle a las masas.

Que antes denunciaban como meras calumnias y teorías de la conspiración.

Y que durante décadas los grandes medios de comunicación nos han vendido para apuntalar ese plan de sus propietarios.

Una descomunal desinformación sobre la que ahora Dios está levantando el velo, para quien tenga ojos para ver.  

Parte de eso por ejemplo ha sido la promoción del fantasma falso de la sobrepoblación del planeta, agitado por las élites por miedo a los alzamientos populares que han derribado muchos imperios en la historia.

Y sobre el que los medios de comunicación a su servicio, que son la mayoría, han ocultado, olvidando decir que toda la población actual del planeta cabría en el Estado de Texas por ejemplo, dejando el resto del planeta para la producción.

Otra desinformación descomunal es que el mundo tiene escasez de alimentos y no va a poder alimentar a todos.

Pero fijate que un vocero de la propia ONU afirmó ya en el 2007 que en ese momento el mundo producía suficientes alimentos para alimentar a 12 mil millones de personas y hoy somos 7.7 mil millones, un 35% menos.

Lo que ocurre es que 100.000 personas mueren de hambre anualmente por la mala distribución de los alimentos, por razones políticas. 

Esta obsesión para bajar la población mundial es tal que hasta han desarrollado un cambio de moral masivo, imponiendo diversas formas para que nazcan menos niños. 

Todos sabemos de qué se trata, pero de eso no podemos hablar acá debido a la censura.

Pero el velo se está levantando. 

En su encíclica Evangelium Vitae, San Juan Pablo II nos hizo acordar la estrategia de la despoblación al citar el Éxodo, diciendo que

«El Faraón de antaño, atormentado por la presencia y el aumento de los hijos de Israel, los sometió a toda clase de opresión y ordenó que se matara a todo hijo varón nacido de las hebreas».  

Y aclaró hace un cuarto de siglo, que hoy en día, no pocos de los poderosos de la tierra actúan de la misma manera. Ellos también están atormentados por el crecimiento demográfico. 

La máscara de falsa civilidad está siendo también arrancada del discurso político

La corrección política, el estado profundo y las desventajas del globalismo ya se discuten abiertamente. Lo que antes no sucedía.

Ya muchos no se engañan sobre lo que quiere el Nuevo Orden Mundial para nosotros. 

El multimillonario y figura preponderante de las Big Tech, Bill Gates, ha insistido en el peligro de las pandemias y en la necesidad de las vacunas.

Y en octubre de 2019, un año antes que apareciera la pandemia, él y el Foro Económico Mundial, el gran proponente del Gran Reinicio y del Nuevo Orden Mundial, participaron en un llamado Evento 201, en que simularon una pandemia por coronavirus.

Y un mes después, el padre canadiense Michel Rodrigué predijo en un retiro de noviembre de 2019 la pandemia diciendo,

«La plaga destructora será un tipo de epidemia que viajará por todo el mundo»

Y dijo además que,

«A partir de la Segunda Guerra Mundial, los científicos comenzaron a producir armas químicas y esto está sucediendo ahora» 

Pero nos dio tranquilidad al decir, «Surgirán nuevas plagas, pero estarás protegido».

Agregó que Ssatanás intentará dañar nuestros cuerpos, alertando, 

«Muchas enfermedades ahora son del diablo, quien ha inspirado nuevas ciencias.

Golpeará el cuerpo a través de alimentos y medicamentos creados en laboratorios. 

Los científicos ahora están jugando con los genomas, el material genético de la vida, y una nueva comida «científica» está en el horizonte: la carne fabricada»

Y curiosamente a principios de 2021 el mismo Bill Gates anunció al mundo que «los países ricos deberían pasar a la carne 100% sintética».

Y luego, nuevamente, el 31 de diciembre de 2020, el padre Michel recibió este mensaje de Dios Padre en su corazón:

«Una gran oscuridad envuelve al mundo, y ahora es el momento, satanás atacará el cuerpo físico de Mis hijos que creé a Mi imagen y semejanza»

Y agregó,

«Satanás, a través de sus títeres que gobiernan el mundo, quiere inocularlos con su veneno. 

Empujará su odio contra ti hasta el punto de una imposición obligatoria que no tendrá en cuenta tu libertad».

Y le siguió diciendo: 

«Una vez más, muchos de Mis hijos que no pueden defenderse serán los mártires del silencio, como fue el caso de los Santos Inocentes. 

Esto es lo que siempre han hecho Satanás y sus secuaces»

Y Dios Padre prometió nuevamente ayuda diciendo, 

«Todos ustedes son hijos de Mi hija, elegida entre todas las mujeres: la Virgen María. Ella es tu madre.

Rebaño pequeño, no temas. Yo te ayudaré. A su debido tiempo vendrá la gloria de Mi Hijo, Jesús, en vista del Triunfo del Inmaculado Corazón de Mi hija» 

Y recomendó: «¡Velad y rezad!»

¿Y por qué está sucediendo esta tormenta perfecta a la humanidad?

Porque tenemos un agujero del tamaño de Dios en nuestro corazón y si no lo llenamos con Dios, lo llenaremos con algo más.

Y el maligno y sus secuaces lo han estado llenando desde hace décadas con desinformaciones y engaños. 

De modo que sin la presencia sanadora y armonizadora de Dios en nuestra alma, permanecemos en ese estado de credulidad de sus embustes.

La basura que han puesto en nuestro corazón nos ha estado enfermando.

Al expulsar a Dios del lugar destinado para él en el corazón, las almas de muchos carecen del consuelo divino. 

El intelecto permanece oscuro. La voluntad se debilita y nuestras emociones se hacen gravemente desordenadas.

Los que tenemos la gracia de ser miembros de la fe católica tenemos acceso a las verdaderas fuentes de curación. 

La primera son los sacramentos, especialmente cuando hacemos nuestra parte, para liberar su poder y transformar nuestra vida, a través de la oración diaria.

La segunda es el alimento que nos da la sagrada eucaristía, que nos fortalece. 

Y la tercera es la reconciliación con Dios.

Y su importancia la podemos ver con un pequeño ejemplo.

El venerable Fulton Sheen, quien fue un arzobispo norteamericano, solía contar cómo los psiquiatras de su época, en 1979, notaron la escasez de pacientes católicos. 

Y Sheen atribuyó esto a la práctica de la reconciliación. 

¡Imagínate cuántos de nuestros problemas psicológicos y emocionales modernos desaparecerían si regresáramos al confesionario!

En un mundo puramente secular, no hay acceso a la gracia que traiga curación y armonización a nuestro estado desordenado. 

Cada vez más personas viven completamente en ese mundo secular.

Durante algún tiempo parece que el entretenimiento, el placer, la diversión y la distracción son suficientes para llenar el agujero de Dios en nuestro corazón.

Pero prontamente sucede que sentimos que nos falta algo, caemos en la desesperanza y nos aferramos a cualquier engaño bien empaquetado que nos presenten los secuaces del maligno.

Que son expertos en manipulación de la gente.

Entonces es importante reconocer que la basura metida en nuestro «agujero del tamaño de Dios» es la fuente real de nuestros males sociales actuales, pasados y futuros.

Cuando nuestra vida interior no está ordenada a Dios, nada traerá verdadera paz y felicidad. 

Y por eso la última parada de este loco camino por el que nos están conduciendo el maligno y sus secuaces es el transhumanismo. 

El transhumanismo es la fantasía utópica de mejorar y evolucionar al ser humano, intelectual y fisiológicamente, a través de una gama de tecnologías como la biológica, la cognitiva, la nanotecnología y la inteligencia artificial. 

Para que cambiemos definitivamente y estemos más férreamente a su merced.

Pero nada en la tierra satisfará la necesidad humana de Dios. Y es por eso que las élites mundiales, ateas y luciferinas, quieren que dejemos de ser humanos, que seamos transhumanos.

Un encuentro significativo con Cristo, a través de los sacramentos y la oración profunda, es el único antídoto.

Así que sigamos el plan de Dios. Y atraigamos a la fe a tantas personas como podamos.

Porque Jesús dijo, «vayan por el mundo y prediquen el evangelio».

Bueno hasta aquí lo que quería contarte de la tormenta perfecta que se cierne sobre nosotros y cómo debemos contrarrestarla con la oración, los sacramentos, el refugio de la Virgen María y el regreso a Dios. 

Y me gustaría preguntarte si crees que Dios está levantando el velo para que más personas vean lo que sucede o no.

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